{"id":6145,"date":"1999-05-01T00:00:30","date_gmt":"1999-04-30T22:00:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6145"},"modified":"1999-05-01T00:00:30","modified_gmt":"1999-04-30T22:00:30","slug":"la-vida-es-bella","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-vida-es-bella\/","title":{"rendered":"LA VIDA ES BELLA"},"content":{"rendered":"<p>Por si alguien todav\u00eda no conoce la idea central sobre la que se erige esta obra, recordar\u00e9 que<em>La vida es bella<\/em> nos presenta la historia de un hombre empe\u00f1ado en impedir, durante el holocausto jud\u00edo, que su hijo conozca demasiado temprano el sinsentido de la violencia, la intolerancia y el horror. Con este fin, en el momento en el que ambos son conducidos a un campo de concentraci\u00f3n, el padre asume la responsabilidad de liberar al peque\u00f1o, como sea, de la contemplaci\u00f3n frontal de la atrocidad a la que van a ser sometidos.<br \/>\nEn su af\u00e1n por conservar pura e inocente la infancia de su hijo Giosu\u00e9, Guido (el personaje que encarna Roberto Begnini) no duda en transformar imaginariamente los l\u00edmites de su reclusi\u00f3n en un espacio l\u00fadico y las imposiciones aberrantes de su encerramiento en las reglas de un juego sorprendente. Gracias a esta sagaz estratagema, los carceleros, las apariciones y desapariciones de personas o las persecuciones no ser\u00e1n para Giosu\u00e9 otra cosa que excitantes y divertidos retos, cuya superaci\u00f3n supondr\u00e1, al final del juego, la consecuci\u00f3n de un premio rutilante.<br \/>\nEn <em>La vida es bella<\/em>, R. Begnini, consciente del r\u00e9gimen de brutalidad y absurdo al que la vida fue sometida por la represi\u00f3n nazi, convencido asimismo de que esa crueldad injustificada resquebrajaba cualquier idea halag\u00fce\u00f1a sobre la especie humana, va a apostar sin embargo por rescatar de la debacle la esperanza en el ser de las personas y en la grandeza del existir. Y esa herencia humanista la depositar\u00e1 en un cofre sagrado: los ojos inmaculados de un ni\u00f1o. Toda la noble haza\u00f1a de este h\u00e9roe de la resistencia moral consistir\u00e1, en definitiva, en defender a toda costa unas ideas mediante el valiente (y cinematogr\u00e1fico) procedimiento de salvar una mirada, una forma de observar el mundo (y, por consecuencia, de estar en \u00e9l), la de aquellos que todav\u00eda no han perdido en sus pupilas el don de la sorpresa, la confianza en la magia, la certidumbre del juego.<br \/>\nDe todo lo dicho se deriva que buena parte del atractivo de esta obra resida, precisamente, en la capacidad de Guido para retocar la realidad y embellecer su imagen (nunca mejor dicho), con el fin de extenderla, como una alfombra nueva y roja, ante los ojos de aquellos a los que ama: los de Dora durante la primera parte (transmutada en una princesa cuyos sue\u00f1os se cumplen al instante) y los de Giosu\u00e9 despu\u00e9s. En el fondo, Guido es un gran prestidigitador capaz de domesticar con sus trucos el lado soez de las cosas hasta llevarlas al m\u00e1gico territorio de las fabulaciones. Sin embargo, no es un embaucador: el verdadero m\u00e9rito de sus proezas reside en el hecho de que todo aquello que se saca de la chistera (la historia que inventa para Dora y el gran juego creado para Giosu\u00e9), debajo de su apariencia ficticia, acaba siendo aut\u00e9ntico y valioso, s\u00f3lido y necesario.<br \/>\n&nbsp;<br \/>\nEl director y actor italiano, junto a esa defensa a ultranza de una mirada y de una imaginaci\u00f3n liberadora, se atreve a lanzar una apuesta a\u00fan m\u00e1s arriesgada: denunciar la tendencia al desprop\u00f3sito que frecuentemente mueve al g\u00e9nero humano, sin dejar por ello de confiar en la esencial val\u00eda de su lugar y su misi\u00f3n en el mundo. Para lograr este dif\u00edcil equilibrio (que lo dulce y lo amargo de nuestra condici\u00f3n interpele un\u00e1nimemente la conciencia del espectador y permanezca en su paladar sin perder ninguno de sus dos sabores). <em>La vida es bella<\/em> opta por enfocar la tragedia del holocausto revelando el lado risible de lo terrible: la suprema imbecilidad sobre la que se fundamenta cualquier argumento segregacionista y el rotundo extrav\u00edo del que transita por las sendas de la violencia. En la asunci\u00f3n de este reto, Begnini se apoya en la construcci\u00f3n de un personaje (Guido) con el que recupera el registro m\u00e1s noble de la figura del payaso, ese fondo de provocaci\u00f3n y rebeld\u00eda l\u00facida que caracterizaba a los grandes c\u00f3micos del mudo. Con sus galas, con su invisible nariz roja, sus zapatones de patear culos gordos e importantes y su imaginaci\u00f3n, consigue desmontar de su cabalgadura a alguno de los m\u00e1s feos jinetes del apocalipsis, se sube a las barbas m\u00e1s oscuras de la historia y propina un solemne tartazo a cualquier megaloman\u00eda que ignore la dignidad humana.<br \/>\n<em>Nota bene.<\/em> Durante el S\u00e1bado Santo, me vino a la cabeza varias veces esta pel\u00edcula: hac\u00eda tiempo que en nuestras pantallas no se ve\u00eda un testimonio tan emocionante de resurrecci\u00f3n, un ejemplo tan palmario de c\u00f3mo la vida puede vencer, si se lo propone, a la muerte, a todas las muertes. Recomiendo encarecidamente una dosis de este Pascual Begnini.<\/p>\n<p style=\"text-align: right\">JES\u00daS VILLEGAS<\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Por si alguien todav\u00eda no conoce la idea central sobre la que se erige esta obra, recordar\u00e9 queLa vida es bella nos presenta la historia de un hombre empe\u00f1ado en impedir, durante el holocausto jud\u00edo, que su hijo conozca demasiado temprano el sinsentido de la violencia, la intolerancia y el horror. 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