La realidad que les rodea no les gusta, as\u00ed que se la inventan. Una mejor, a medida. Una realidad de mulatas en biquini, de contratos millonarios, blindados, de vigilantes de la playa y trofeos relu\u00adcientes. Una realidad en la que las chicas les son\u00adr\u00eden, sale coca cola de los grifos y a veces, s\u00f3lo a veces, llueve dinero del cielo.
\nLa realidad que ellos se merecen.
\nY caminan con un pie en ella y otro por la tierra de los parques, haciendo equilibrios en la cuerda floja de un verano que se acaba antes de tiempo, buscando una tierra prometida que imaginan cer\u00adcana, al otro lado de una autopista de coches en\u00advidiables, de coches que se alejan, que circulan ha\u00adcia el norte, de coches en los que nunca van ellos. Buscando una tierra prometida con la boca pe\u00adque\u00f1a, sin saber a\u00fan, porque nadie se lo ha dicho, que las promesas no siempre se cumplen.
\nResulta f\u00e1cil encontrarles, en los bancos de los parques, en las plazas de los barrios. Honestos, duros, tiernos, retadores. Exigi\u00e9ndole a la vida el libro de reclamaciones, dispuestos a pegarse con ella con el entusiasmo del novato, del aspirante al t\u00edtulo.
\nResulta f\u00e1cil encontrarles, caminando por la pe\u00adriferia de sus vidas, por los descampados de su adolescencia, una adolescencia de protecci\u00f3n ofi\u00adcial, de miedo y cerrojos, una adolescencia de la\u00addrillo visto y hormig\u00f3n armado, infranqueable, complicada pero honesta.
\nBarrio bajo, frente alta.
\nResulta f\u00e1cil encontrarles caminando, sin saber muy bien ad\u00f3nde van, porque nadie les ha dado el mapa de una realidad m\u00e1s bien dif\u00edcil, sin sali\u00addas de emergencia, una realidad de portales oscu\u00adros y ventanas enrejadas, de discusiones familia\u00ad
\nres, d\u00e9 tabiques estrechos y esquinas afiladas. Una realidad de la que resulta dif\u00edcil irte sin pagar, ca\u00adsi tanto como del h\u00edper, dice Rai, y de eso \u00e9l sabe mucho.
\n
\nPor eso se la inventan, por eso la mejoran d\u00eda a d\u00eda.
\nUna realidad falsa, eso s\u00ed. En la que ellos son los vigilantes de la playa, firman contratos millona\u00adrios y reciben trofeos dorados. \u00bfSe podr\u00e1 blindar un contrato de repartidor de pizzas?, pregunta Manu. Dif\u00edcil, sobre todo si ni siquiera hay con\u00adtrato. Pero eso a \u00e9l no le preocupa. Tampoco tiene moto y se las arregla. Porque a cambio lo que tie\u00adne es una voluntad enorme, de quinientos cent\u00ed\u00admetros c\u00fabicos.
\nLo malo es que la voluntad corre menos que las motos. A lo mejor por eso siempre llega tarde. Javi, Manu, Rai.
\nEsta es su historia. Una historia sobre los para\u00ed\u00adsos propios y los ajenos, sobre el momento en el que la fantas\u00eda se enfrenta a la realidad, le tira de las orejas. Una historia acerca de la mirada que te\u00adnemos sobre las cosas, que es lo m\u00e1s importante. M\u00e1s importante incluso que las propias cosas.
\nEl techo es el cielo, aunque tenga goteras, y las nubes que lo cruzan son siempre las mismas. Rai ve en ellas dinero, preguntas, caricias, pistolas. Manu ve la cara borrosa de su hermano. Javi no ve nada.
\nYo en ellas veo \u00abBarrio\u00bb.
\nCreo que por eso me gusta hacer pel\u00edculas. Por\u00adque sigue siendo la mejor manera que conozco de inventar, reinventar la realidad. Posiblemente la \u00fanica.<\/p>\n
FERNANDO LE\u00d3N DE ARANOA Director de la pel\u00edcula \u00abBarrio\u00bb<\/p>\n
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