{"id":6490,"date":"2013-12-01T00:00:26","date_gmt":"2013-11-30T22:00:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6490"},"modified":"2013-12-01T00:00:26","modified_gmt":"2013-11-30T22:00:26","slug":"testigos-del-senor-resucitado-en-el-inicio-del-evangelio-para-iniciar-una-nueva-evangelizacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/testigos-del-senor-resucitado-en-el-inicio-del-evangelio-para-iniciar-una-nueva-evangelizacion\/","title":{"rendered":"TESTIGOS DEL SE\u00d1OR RESUCITADO. EN EL INICIO DEL EVANGELIO. PARA INICIAR UNA NUEVA EVANGELIZACI\u00d3N"},"content":{"rendered":"

Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 Lafuente<\/strong>
\nSalesiano, Profesor de Sagrada Escritura<\/strong>
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO.<\/strong>
\nEl autor, que ha dedicado muchos a\u00f1os al estudio y ense\u00f1anza del Nuevo Testamento, en especial de los textos paulinos, traza un retrato sugerente de los \u201ctestigos\u201d que difundieron el evangelio con Palo en el mundo no jud\u00edo en el siglo I: Anan\u00edas, Bernab\u00e9, Silas, Lucas, Timoteo, Tito\u2026 El art\u00edculo deja claro que \u201csin comunidad que acoge y forma, sin ap\u00f3stoles que eduquen y acompa\u00f1en, no nacen los nuevos testigos del Resucitado\u201d, y que \u201cuna nueva evangelizaci\u00f3n y una iglesia renovada deber\u00e1n, hoy como ayer, fundarse en testigos fidedignos del Se\u00f1or Resucitado\u201d. Tambi\u00e9n subraya con fuerza el car\u00e1cter comunitario del testimonio creyente: \u201cEl ap\u00f3stol sent\u00eda la necesidad de unir a su acci\u00f3n a otros cristianos; sin comunidad previa, de fe y de misi\u00f3n, no se puede pensar en crear comunidades nuevas\u201d.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n

\u201cTestigos de Jes\u00fas resucitado. Es necesario entender bien ese \u00abde\u00bb.<\/em><\/p>\n

Quiere decir que el testigo es \u00abde\u00bb Jes\u00fas resucitado, o sea, que pertenece a \u00e9l,<\/em><\/p>\n

y<\/em> precisamente en cuanto tal puede dar un testimonio eficaz de \u00e9l,<\/em><\/p>\n

puede<\/em> hablar de \u00e9l, darlo a conocer, llevar a \u00e9l, transmitir su presencia\u201d[1]<\/strong><\/a>.<\/em><\/p>\n

\n

El cristianismo naci\u00f3 en torno a un grupo de testigos del Resucitado. Testigo fue quien, una generaci\u00f3n despu\u00e9s, inici\u00f3 el Nuevo Testamento, al decidirse a escribir cartas a sus comunidades. Iglesia y evangelio son, en su mismo origen \u2013y es un hecho hist\u00f3rico\u2013, consecuencia y prueba del testimonio p\u00fablico y repetido de que \u201cDios ha resucitado a Jes\u00fas de entre los muertos\u201d (cf. Hch 2,32; 4,10; 10,41; Rom 7,4; 8,34; 1Pe 1,21). Una nueva evangelizaci\u00f3n y una iglesia renovada deber\u00e1n, hoy como ayer, fundarse en testigos fidedignos del Se\u00f1or Resucitado.
\nApareci\u00e9ndoseles inopinadamente, el Resucitado eligi\u00f3 a quienes iban a ser sus \u201ctestigos en Jerusal\u00e9n, en toda Judea y Samaria, y hasta los \u00faltimos confines de la Tierra\u201d (Hch 1,8). Uno de ellos, el \u00faltimo de todos seg\u00fan su propia confesi\u00f3n, nos ha dejado la lista de los diversos encuentros tenidos por el Resucitado, que convirtieron en testigos a sus agraciados; escribiendo a los cristianos de Corinto, en torno al a\u00f1o 56 d. C., Pablo pudo afirmar que hab\u00edan visto al Resucitado, primero, Pedro; despu\u00e9s, los doce; despu\u00e9s, m\u00e1s de quinientos hermanos, \u201cde los cuales muchos a\u00fan viven\u201d; despu\u00e9s, Santiago y los dem\u00e1s ap\u00f3stoles; finalmente y a destiempo, \u201cyo mismo\u201d (cf. 1Cor 15,4-8).
\nAntes de ejercer como testigos, los disc\u00edpulos tuvieron que saber que su Se\u00f1or estaba vivo y compartir esa convicci\u00f3n personal con quienes ya la ten\u00edan
[2]<\/a>. Testigo es, pues, quien ha sido \u2018encontrado\u2019 por Jes\u00fas Resucitado y se encuentra entre hermanos vinculados por id\u00e9ntica experiencia.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Antes que nada, una comunidad que recupera sus testigos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    Es, por ello, significativo que, sin contar a\u00fan con el Esp\u00edritu de Jes\u00fas y sin haberse lanzado a ser sus testigos por el ancho mundo (Hch 2,1-41), el primer grupo de cristianos, hu\u00e9rfanos ya de un Jes\u00fas que acababa de ascender entre nubes a los cielos (Hch 1,9-12), se dieran cuenta de que, aun siendo ya ciento veinte (Hch 1,15), les faltara uno\u2026 Pero no cualquiera, sino un testigo cualificado de la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, \u201cuno de entre los que han estado con nosotros todo el tiempo mientras el Se\u00f1or Jes\u00fas estuvo entre nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el d\u00eda en que ascendi\u00f3 a los cielos\u201d (Hch 1,22). El proyecto original de Jes\u00fas hab\u00eda quedado comprometido por la traici\u00f3n de uno de sus elegidos (cf. Mc 3,19), y los restantes sintieron la responsabilidad de buscar un sustituto, con Jes\u00fas ausente y sin un expl\u00edcito mandato suyo. Completar el grupo original de \u201clos doce\u201d testigos fue la tarea previa que se dio la primera comunidad creyente, mientras esperaba la irrupci\u00f3n del Esp\u00edritu y la primera ocasi\u00f3n para evangelizar al mundo (Hch 2,1-6). No lograron actuar como los testigos enviados del Resucitado que ya eran hasta que no estuvieron todos. Mat\u00edas fue el nuevo testigo, despu\u00e9s de Pascua (Hch 1,26). Pablo, el \u00faltimo (1Cor 15,8). El primero fue elegido por el grupo, incompleto, de testigos originales reunidos en asamblea (Hch 1,15-26). El \u00faltimo fue enviado por el Se\u00f1or Resucitado a una comunidad que recelaba, y con raz\u00f3n, de \u00e9l (Hch 9,11-18). Si la comunidad primitiva no pudo ponerse a predicar sin antes reconstituirse eligiendo al testigo que faltaba (Hch 1,26), Pablo, el \u00faltimo testigo elegido por el Se\u00f1or (1Cor 15,8), tuvo que encontrar una comunidad de testigos antes de poder dedicarse a predicar el evangelio (Hch 9,19-20).
    \n <\/p>\n

      \n
    1. El d\u00e9cimotercer testigo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      La misi\u00f3n paulina no fue el \u00fanico \u2013ni siquiera el primer\u2013 movimiento evangelizador de la primitiva comunidad cristiana. A finales de los a\u00f1os treinta ya se daban campa\u00f1as de evangelizaci\u00f3n, que lideraba la comunidad de Jerusal\u00e9n, de forma vacilante y sin programaci\u00f3n previa. Antes de que Pablo se sumara al esfuerzo misionero de esta primitiva iglesia, el evangelio hab\u00eda sido predicado fuera de los confines de Israel. De hecho, fue caminode Damasco, a donde se dirig\u00eda para perseguir la comunidad que all\u00ed se hab\u00eda formado, donde Dios tuvo a bien revelarle a su Hijo y separarle para la misi\u00f3n entre paganos (Gal 1,15-16; Hch 9,1-9).
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.1 El testigo del Resucitado necesita de testigos<\/strong>
      \nNo est\u00e1 mal recordar hoy, cuando una nueva evangelizaci\u00f3n es el reto de nuestra Iglesia, que el ap\u00f3stol por antonomasia dependi\u00f3 de hombres que le acompa\u00f1aron en su proceso de fe y en su actuaci\u00f3n misionera.
      \nEn contra de su propio testimonio, que niega haber sido comisionado por nadie excepto el mismo Dios (Gal 1, 16-20), hay que admitir como m\u00e1s veros\u00edmil que Pablo se insertase en una comunidad concreta y participara desde el inicio en su compromiso evangelizador–<\/sup><\/em> (Hch 9,10-22). <\/em>De la praxis misionera de los primeros cristianos Pablo tom\u00f3 los contenidos de su predicaci\u00f3n y sus m\u00e9todos, los destinatarios de su actuaci\u00f3n y los compa\u00f1eros de su misi\u00f3n apost\u00f3lica.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.1.1 ANAN\u00cdAS, <\/strong>el hermano que acogi\u00f3 a Pablo<\/strong>
      \nAunque no le gustara reconocerlo, Pablo necesit\u00f3 ser aceptado por una comunidad concreta (Hch9,17-18). Su conversi\u00f3n fue obra exclusiva del Dios que le hab\u00eda destinado a evangelizar a gentiles. Pero para ser cristiano necesit\u00f3, adem\u00e1s de la intervenci\u00f3n divina (Gal 1, 15-17), de la aprobaci\u00f3n de la comunidad que le acogi\u00f3 y que le dio el bautismo (Hch 9,15-18).
      \nDe poco le hubiera servido a Pablo su experiencia de Cristo Resucitado, camino de Damasco, si no le hubiera encaminado hacia la comunidad cristiana que resid\u00eda en esa ciudad. Y si recordamos que la causa que le llevaba a Pablo a Damasco era, precisamente, la persecuci\u00f3n de esa comunidad, valoraremos m\u00e1s su valent\u00eda en asumir como hermano, instruir y cuidar a quien hab\u00eda venido como enemigo irreconciliable (Gal 1, 13-14; Hch 9, 2).
      \nLa dif\u00edcil decisi\u00f3n de la comunidad recay\u00f3, seg\u00fan el relato de Hechos, en un testigo de la primera hora, Anan\u00edas, del que apenas se conserva m\u00e1s recuerdo que el de haber sido el encargado por Dios para hacer disc\u00edpulo de Cristo a quien Dios destinaba para ser su mayor testigo (Hch 9,15; 22,14-15). Su nombre ir\u00e1 ligado para siempre a esa sorprendente tarea que Dios le confi\u00f3: preparar para el bautismo e instruir en la fe a su perseguidor (Hch 9,13-14). Yes que Dios necesita siempre de hombres para que su Iglesia reciba nuevos testigos. <\/em>El futuro del evangelio pasa por las manos de hombres que no hacen m\u00e1s de cuanto hizo Anan\u00edas, obedecer a Dios acogiendo en su comunidad a cuantos Dios les env\u00eda. <\/em>Sin catequistas hoy, <\/em>no surgir\u00e1n testigos y misioneros ma\u00f1ana.<\/em>
      \n 
      \nUn disc\u00edpulo de Damasco<\/em><\/strong>
      \nNada sabemos sobre el surgimiento de una comunidad cristiana en Damasco. El hecho de que Pablo se dispusiera a perseguirla, hace pensar en que, por alguna raz\u00f3n, se hubiera hablado de ella en Jerusal\u00e9n. Puesto que Pablo se hab\u00eda provisto de cartas de recomendaci\u00f3n ante la sinagoga de una ciudad que, pol\u00edticamente, no depend\u00eda de las autoridades religiosas de Jerusal\u00e9n, parece probable que el grupo cristiano conviv\u00eda todav\u00eda con los jud\u00edos. Los secuaces de Cristo en Damasco eran jud\u00edos de raza: \u00abseguidores del Camino\u00bb (Hch 9,2), a\u00fan no se llamaban a s\u00ed mismos \u00abcristianos\u00bb (Hch 11,26). De hecho, Anan\u00edas es presentado como jud\u00edo piadoso, que gozaba de autoridad en la comunidad jud\u00eda de Damasco (Hch 22,12).
      \nAlguna funci\u00f3n directiva dentro de la comunidad tuvo que tener Anan\u00edas, puesto que fue \u00e9l quien, en una visi\u00f3n contempor\u00e1nea a la que produjo la conversi\u00f3n de Pablo (Hch 9,12), recibi\u00f3 del Se\u00f1or la orden de curar a Saulo y de introducirle en la comunidad. El mismo Dios que se impuso al perseguidor y cambi\u00f3 de destino su vida (Hch 9,3-6),tuvo que imponerse a los temores del dirigente de la comunidad amenazada (Hch 9,13-14). Dios obliga a Anan\u00edas a que acepte como hermano (Hch 9,17) a quien El ha elegido como instrumento para dar a conocer su nombre entre losgentiles (Hch 9,15). Para facilitarle la identificaci\u00f3n, le da la direcci\u00f3n y le adelanta que le conocer\u00e1 en cuanto, imponi\u00e9ndole las manos, le devuelva la vista (Hch 9,11-12). La obediencia a Dios, <\/em>una obediencia costosa y poco l\u00f3gica,conduce a Anan\u00edas al encuentro de su antiguo perseguidor, convertido ahora en hermano en la fe y necesitado de su ministerio. <\/em>Sin la fraternidad, ofrecida sin reservas, pero no sin reticencias, Pablo no se hubiera dado al testimonio. La comunidad de Damasco tuvo que contemplar, para su sorpresa, c\u00f3mo el perseguidor, hecho hermano, se convert\u00eda en el mejor predicador de entre todos los hermanos que viv\u00edan en la ciudad (Hch 9,20-21).
      \n 
      \nEducadores de testigos hoy<\/em><\/strong>
      \nVer en Anan\u00edas al \u00abcatequista\u00bb de Pablo no es m\u00e1s, quiz\u00e1, que una exageraci\u00f3n, un anacronismo. Pero tiene el m\u00e9rito de hacer patente una ley esencial de la vida cristiana: no nacen testigos donde no hay ya testigos. No habr\u00e1 evangelizaci\u00f3n al que viene de fuera, all\u00ed donde no ha habido formaci\u00f3n en la fe al que est\u00e1 ya dentro. Sin hermanos que se cuiden de la fe y de la salud del reci\u00e9n llegado, no podr\u00e1n surgir ap\u00f3stoles que proclamen la fe com\u00fan y se pongan al servicio de <\/em>la <\/em>com\u00fan salvaci\u00f3n. <\/em>No le bast\u00f3 a Pablo contar con Dios, tuvo que ser contado como hermano, para que Dios y la comunidad de Damasco contasen con su mejor testigo.
      \nEl recuerdo de Anan\u00edas deber\u00eda llenar de ilusi\u00f3n a quien dedica su vida a la atenci\u00f3n de la fe de sus hermanos. El edu<\/em>cador de la fe no tiene derecho a desespe<\/em>rar de una tarea en la que puede estar <\/em>sembrando, sin sospecharlo siquiera, el <\/em>porvenir de su comunidad de ap\u00f3stoles mejores que \u00e9l mismo. <\/em>Para lograrlo, no precisa m\u00e1s que de obediencia a la llamada de Dios y cordial aceptaci\u00f3n de todos los que Dios ponga en sus manos. \u00bfO es que el Dios que mand\u00f3 a Saulo a Anan\u00edas no es el mismo que env\u00eda catec\u00famenos a su Iglesia hoy? \u00bfQui\u00e9n no podr\u00e1, pues, entusiasmarse con ser hoy el pedagogo en la fe de un gran creyente de ma\u00f1ana, si se dedica a introducir en la fe com\u00fan y a acompa\u00f1ar en la vida de fe a quien lo precisa?
      \nBien considerada, la haza\u00f1a de Anan\u00edas consisti\u00f3 s\u00f3lo en su obediencia, que le llev\u00f3 a aceptar la decisi\u00f3n de Dios sobre Pablo. La responsabilidad del hombre de Iglesia se satisface cuando, siguiendo el dictado de Dios, abre la vida com\u00fan y ofrece el evangelio a todo el que Dios quiera enviarle, sin fijarse en antecedentes o medir las consecuencias. Si Anan\u00edas se hubiera dejado guiar por sus l\u00f3gicos reparos, la Iglesia hubiera perdido a Pablo.
      \nNo basta, pues, con que existan en la Iglesia de Dios buenos disc\u00edpulos, le hacen falta testigos obedientes para que sigan surgiendo en su seno ap\u00f3stoles de la talla de Pablo. Pocas tareas en la Iglesia de hoy forjan su futuro mejor que la del que, por trabajar en la transmisi\u00f3n de la fe a las generaciones que vienen, est\u00e1 educando a los ap\u00f3stoles de ma\u00f1ana.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.1.2\u00a0\u00a0 BERNAB\u00c9, el tutor de Pablo<\/strong>
      \nNacido en Chipre, Jos\u00e9 Bernab\u00e9 era jud\u00edo helenista, probablemente del c\u00edrculo de Esteban y, por tanto, creyente de la primera hora. Levita afincado en Jerusal\u00e9n, donde ten\u00eda algunas posesiones que vendi\u00f3 para aliviar econ\u00f3micamente a la comunidad (Hch 4,36). Gozaba tanto de la confianza de los ap\u00f3stoles por ser \u00abhombre bueno, lleno de Esp\u00edritu y de fe\u00bb, que fue por ellos enviado como su delegado a la reci\u00e9n creada comunidad de Antioqu\u00eda (Hch 11,22-25). Y fue en cumplimiento de esta misi\u00f3n, tras comprobar que se deb\u00eda a la gracia de Dios el surgimiento de la comunidad antioquena, por lo que se decidi\u00f3 a subir a Tarso para traerse a Pablo y atra\u00e9rselo para la misi\u00f3n (Hch 11,25-26).
      \n 
      \nMentor del testigo elegido<\/em><\/strong>
      \nA Bernab\u00e9, pues, debi\u00f3 el ap\u00f3stol ser liberado de su misi\u00f3n en solitario por tierras de Siria y Cilicia (Gal1,21), al ofrecerle la posibilidad de compartir juntos una evangelizaci\u00f3n que iba a ser apoyada y favorecida por la primera comunidad que se atrevi\u00f3 a llamarse cristiana (Hch 11, 26). La compa\u00f1\u00eda de Bernab\u00e9 y su aprendizaje junto a \u00e9l contribuyeron a que Pablo fuera considerado por la comunidad antioquena como uno de sus ap\u00f3stoles: Bernab\u00e9 y Pablo ser\u00e1n los encargados de llevar la ayuda econ\u00f3mica a Jerusal\u00e9n (Hch 11,27-30). M\u00e1s tarde, ambos ser\u00e1n elegidos ap\u00f3stoles de la Iglesia de entre otros profetas y doctores para iniciar la misi\u00f3n de Asia Menor (Hch13,1-3).
      \nCuriosamente, el primer viaje misionero que Pablo emprende lo hace como delegado de una comunidad y bajo la autoridad de su mentor (Hch 13,4): la decisi\u00f3n de enviar misioneros la toma la comunidad, aunque se deja a Dios que elija a los testigos. Siguiendo una norma del mismo Jes\u00fas (cf. Mc 6,7; 10,l), los enviados de la comunidad practican la misi\u00f3n cono quehacer comunitario; los ap\u00f3stoles designados van acompa\u00f1ados de colaboradores y auxiliares (Hch 13,5). La comunidad de Antioqu\u00eda se responsabiliz\u00f3 del env\u00edo de un grupo demisioneros, a los que dot\u00f3 de personal y acompa\u00f1\u00f3 con su oraci\u00f3n.
      \nEl \u00e9xito conseguido en Asia Menor por los ap\u00f3stoles Bernab\u00e9 y Pablo (Hch 14,4-14) cre\u00f3 un grave problema a la comunidad. Los nuevos conversos, mayoritariamente procedentes del paganismo, hab\u00edan recibido la fe sin ser obligados a la circuncisi\u00f3n. No se trataba simplemente de una opci\u00f3n t\u00e1ctica; la medida tocaba la comprensi\u00f3n misma del cristianismo y su esencia: \u00bfhab\u00eda que hacerse jud\u00edos antes de llegar a ser cristianos? \u00bfHabr\u00eda queimponer la ley dada por Dios a Israel para obtener la gracia donada por Dios en Cristo Jes\u00fas? En definitiva, \u00bfde d\u00f3nde viene la salvaci\u00f3n: de la obediencia a la ley o de la fe en Cristo? Bernab\u00e9 y Pablo, tras rendir cuenta de su actividad a su comunidad (Hch 14,27), acudieron a Jerusal\u00e9n, al frente de una delegaci\u00f3n, para someter el problema a la autoridad de los ap\u00f3stoles (Hch 15,1-4). El resultado de la consulta supuso el triunfo de la misi\u00f3n de los antioquenos; con ello Pablo lograba legitimar su predicaci\u00f3n y su vocaci\u00f3n personal (Gal 2,1-10).
      \nQue semejante triunfo lo compartiera Pablo con Bernab\u00e9 (Hch 15,27.25-26; Gal 2,1.9), hizo m\u00e1s dolorosa la defecci\u00f3n de Bernab\u00e9 en Antioqu\u00eda, en un asunto aparentemente menor; contra el parecer de Pablo, Pedro, al que se uni\u00f3 Bernab\u00e9, rompi\u00f3 con su costumbre de comer junto a los cristianos provenientes del paganismo por no desairar a los jud\u00edos cristianos (Gal 2,11-14). La censura que Pablo dirigi\u00f3 a Pedro alcanz\u00f3 a su mentor y amigo; la ruptura fue tan profunda que los caminos de ambos ap\u00f3stoles se separaron definitivamente (cfr Hch15,39-40). Desde ese momento, Pablo se sinti\u00f3 desligado no ya s\u00f3lo de Bernab\u00e9 sino, incluso, de la comunidad deAntioqu\u00eda, la comunidad a la que se deb\u00eda su acogida cordial, la instrucci\u00f3n en las tradiciones del evangelio y en las t\u00e1cticas misioneras y, muy en especial, el env\u00edo a la predicaci\u00f3n de los gentiles.
      \n\u00a0<\/strong>
      \nGrandeza y miseria del testigo<\/em><\/strong>
      \nPablo necesit\u00f3 de una comunidad para ser creyente y testigo. Y fue durante su per\u00edodo antioqueno, de la mano de Bernab\u00e9 y con su apoyo, cuando aprendi\u00f3 el evangelio que predicaba y se acerc\u00f3 a los destinatarios a los que iba despu\u00e9s a consagrar su vida en exclusiva. Sin Antioqu\u00eda, y a pesar de cuanto Pablo diga escribiendo a losg\u00e1latas (Gal 1,15-2,14), Pablo no hubiera llegado a ser el ap\u00f3stol de los gentiles que hoy admiramos: sin comunidad que acoge y forma, sin ap\u00f3stoles que eduquen y acompa\u00f1en, no nacen los nuevos testigos del Resucitado.
      \nSi la vocaci\u00f3n apost\u00f3lica de Pablo vino de Dios, la formaci\u00f3n en la tradici\u00f3n y las opciones misioneras procedieron de la comunidad en la que Bernab\u00e9 lo integr\u00f3. Sin comunidades abiertas a quien Dios les manda, sincomunidades dispuestas a transmitir evangelio y quehacer misionero, no surgir\u00e1n los ap\u00f3stoles de los alejados; parallegar a los que no han recibido a\u00fan el evangelio, hay que saber recibir a quien Dios quiera enviarnos. Una comunidadque se cierra a cuantos Dios le env\u00eda, no dispondr\u00e1 de misioneros que enviar a cuantos esperan de ella el evangelio.<\/em>
      \nFaltan, seguramente, en nuestras comunidades ap\u00f3stoles como Bernab\u00e9, que utilicen su prestigio personal para lograr la inserci\u00f3n de los alejados y para, con la amistad y la compa\u00f1\u00eda, educarles en la misi\u00f3n com\u00fan. \u00bfDe cu\u00e1ntosPablos, perseguidores convertidos en predicadores, nos estaremos privando en la Iglesia de hoy por no darse en ella otros tantos Bernab\u00e9s, ap\u00f3stoles amigos de cuantos llegan a nosotros para saber m\u00e1s sobre Jes\u00fas y por saberse enviados suyos en el mundo?
      \nLo que m\u00e1s sorprende en la relaci\u00f3n que existi\u00f3 entre Bernab\u00e9 y Pablo fue, sin lugar a dudas, su ruptura. Y nos\u00f3lo por sus causas, tambi\u00e9n por sus consecuencias. Llevarse consigo en un nuevo viaje misionero a quien los hab\u00eda abandonado anteriormente (Hch 15,37-38) no parece una buena raz\u00f3n para romper una amistad hecha de reconocimiento mutuo y de afecto sincero. M\u00e1s grave fue para Pablo el comportamiento de Bernab\u00e9 cuando evit\u00f3 comer en Antioqu\u00edajunto a los cristianos no jud\u00edos (Gal 2,11-13). El ap\u00f3stol no pudo \u2018perdonar\u2019 a su tutor que simulara sus propias convicciones; la fe en Cristo no exig\u00eda el cumplimiento de la ley.
      \nEl incidente no s\u00f3lo desdramatiza las tensiones que pueden surgir entre ap\u00f3stoles amigos; insin\u00faa, adem\u00e1s, qu\u00e9 tipo de causas pueden poner en crisis una amistad cimentada en a\u00f1os de apostolado conjunto. Cuando se cuestiona la fe predicada en com\u00fan mediante un comportamiento concreto, queda cuestionada, ipso facto, la comuni\u00f3n apost\u00f3lica. <\/em>No se apoya \u00e9sta s\u00f3lo en el respeto debido ni en el l\u00f3gico afecto por la persona que nos ayud\u00f3, sino, sobre todo, en la coherencia con que se vive el evangelio que predicarnos en com\u00fan. Es el evangelio predicado y la forma concreta de vivirlo lo que hermana a los ap\u00f3stoles que lo anuncian.<\/em>
      \nY no habr\u00eda que olvidar que sin la ruptura de Pablo con Bernab\u00e9, probablemente no hubiera surgido el ap\u00f3stol de los gentiles. Tras su aprendizaje, Pablo se liber\u00f3 de la tutela de su ap\u00f3stol para ser el ap\u00f3stol de libertad. La fundaci\u00f3n de la Iglesia en Grecia, la misi\u00f3n cristiana de Occidente, fue posibilitada por la disputa entre ap\u00f3stoles amigos. Pablo recordar\u00e1 despu\u00e9s con agrado a Bernab\u00e9 (Gal 2,1.9.13), a quien pudo imitar en su forma de vivir apost\u00f3licamente (1Cor 9,6). La ruptura no fue total, pero fue ruptura. Es un misterio el que el progreso del evangelio conlle<\/em>ve dolorosas separaciones entre sus <\/em>promotores. <\/em>As\u00ed Dios va superando obst\u00e1culos que pueden entorpecer sus opciones y obliga a sus ap\u00f3stoles a tomar decisiones que, no raramente, contradicen sus sentimientos personales.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.2. Un aut\u00e9ntico testigo se dota de compa\u00f1eros y elige sus herederos<\/strong>
      \nSeg\u00fan el autor de Hechos, Pablo rompi\u00f3 con Bernab\u00e9, su amigo y mentor, causa de Marcos, a quien no quer\u00eda de nuevo como compa\u00f1ero de misi\u00f3n (Hch 15,39), pues lo hab\u00eda abandonado en el anterior viaje misionero (Hch 13,13). Es probable que se dieran razones m\u00e1s profundas (cf. Gal 2,11-14). El caso es que Pablo no pod\u00eda ya contar con la comunidad donde sus posiciones hab\u00edan quedado desautorizadas por la actitud de Pedro, Bernab\u00e9 y los dem\u00e1s judeocristianos; la discusi\u00f3n en torno a Marcos le priv\u00f3, adem\u00e1s, de Bernab\u00e9, hasta entonces su mejor aliado.
      \nSorprende la reacci\u00f3n de Pablo; emprende su nueva misi\u00f3n eligi\u00e9ndose un compa\u00f1ero, Silvano, el primero de una larga serie de colaboradores (Hch 15,40). Despu\u00e9s vendr\u00edan Timoteo y Tito, a quienes el ap\u00f3stol lleg\u00f3 a considerar hijos (1Tim 1,18; Tit 1,4), Epafrodito de Filipos (Flp 2,25), Epafras de Celosas (Col 1.7; 4,12), T\u00edquico, ayudante fiel y delegado en Efeso (Ef 6,21-22; 2Tim 4,12), Lucas, el m\u00e9dico amigo, compa\u00f1ero de viajes (Col 4,14;Flm 24; 2Tim 4,11; Hch 16,10). \u00a0Aunque no todos estuvieron luego a la altura de la confianza que en ellos depositaba el ap\u00f3stol (2Tim 4,10), el caso es que Pablo jam\u00e1s renunci\u00f3 a compartir vida y misi\u00f3n con cuantos aceptaban suinvitaci\u00f3n a dar testimonio del Resucitado: desde la comunidad vivida, cre\u00f3 comunidades vivas.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.2.1. Silvano y Lucas, dos estrechos colaboradores<\/strong>
      \nElegido por Pablo para acompa\u00f1arle por Siria y Cilicia (Hch 15,40-41), Silvano era \u00a0un judeocristiano perteneciente a la comunidad de Jerusal\u00e9n, donde ejerc\u00eda una cierta autoridad (Hch 15,22.27), con fama de profeta (Hch 15,32). Acompa\u00f1\u00f3 a Pablo durante la mayor parte de su viaje (Hch 15,40-18,5) y le apoy\u00f3 en ladecisi\u00f3n, probablemente, m\u00e1s trascendental que tom\u00f3 el ap\u00f3stol: misionar Europa (Hch 16,9-10); de hecho, cuandoPablo escriba a la comunidad de Tesal\u00f3nica, lo nombra como estrecho colaborador (1Tes 1,1) y, m\u00e1s claramente, en 2Cor 1,19 aludir\u00e1 a su activa participaci\u00f3n en la evangelizaci\u00f3n de la comunidad corintia. M\u00e1s tarde aparecer\u00e1 como secretario y hermano fiel de Pedro (1Pe 5,12).
      \nSeg\u00fan la tradici\u00f3n, Lucas, el autor del tercer evangelio y del libro de Hechos, fue compa\u00f1ero de viajes y penalidades, que supo narrar con detalle (Hch 16,10-17; 20,5-15; 21,1-18; 27, 1-28, 16). Pablo lo menciona varias veces cono colaborador (Col 4,14; Flm 24). Cristiano de procedencia pagana, y m\u00e9dico de profesi\u00f3n, fue en momentos dif\u00edciles el \u00fanico apoyo y amigo fiel de Pablo (2Tim 4,10-11).
      \nNo deja de ser emocionante contemplar a Pablo, en el atardecer de su vida, rogando a Timoteo queapresure su venida para consolarle con su presencia, pues todos, a excepci\u00f3n de Lucas, le han dejado. La soledad del ap\u00f3stol, que siempre quiso estar rodeado de colaboradores, constituye todo un drama; quien tanto confi\u00f3durante su vida en sus compa\u00f1eros como para confiarles su propia misi\u00f3n, tuvo que enfrentar su muerte solo ante Dios (2Tim 4,16-18). Los compa\u00f1eros lo son <\/em>para la evangelizaci\u00f3n, no simplemente <\/em>del evangelista; <\/em>tal fue la dura lecci\u00f3n que tuvo que aprender Pablo, al final de sus d\u00edas. Toda una advertencia para ap\u00f3stoles.
      \n 
      \nEl testigo convierte en hermanos a sus colaboradores<\/em><\/strong>
      \nQue la misi\u00f3n fuera empresa que compartir era una necesidad. Las condiciones de viaje imperantes en la \u00e9poca imperial romana hac\u00edan peligrar la vida de cuantos se aventuraban a viajar. Pablo llega a enumerar, como signos del aut\u00e9ntico ap\u00f3stol, una lista impresionante de estos peligros (2Cor 11,22-27). Pero no fue \u00e9sta, con toda seguridad, la raz\u00f3n por la que Pablo procur\u00f3 siempre contar con compa\u00f1eros de misi\u00f3n. El ap\u00f3stol sent\u00eda la necesidad de unir a su acci\u00f3n a otros cristianos; sin comunidad previa, de fe y de misi\u00f3n, no se puede pensar en crear comunidades nuevas. Si se quiere suscitar hermandad, hay que haberla ensayado antes.
      \nEn Pablo se nota inter\u00e9s, preocupaci\u00f3n incluso, por ligar a sus colaboradores a su acci\u00f3n. <\/em>Con ellos comparte el trabajo y las penas que le ocasionan sus comunidades y la responsabilidad que tiene asumida frente a Dios. Y ello es tanto m\u00e1s significativo cuanto que, por temperamento y experiencia, podr\u00eda estar m\u00e1s inclinado a misionar por libre. As\u00ed, y aunque se considere \u00fanico responsable de las cartas que escribe a las comunidades, asocia como autores a cuantos, en el momento de su redacci\u00f3n, comparten su tarea misionera (1Tes 1,1; 1Cor 1,l; 2Cor 1,1; Flp 1,1; Col 1,1; Flm 1). Y es que est\u00e1 convencido de que Dios ha hermanado a cuantos ha dado id\u00e9ntica tarea: llama a sus compa\u00f1eros de misi\u00f3n colaboradores, cooperadores (Rm 16,3.9.21; Flp 2,25; 4,3;Flm 1.24), entendiendo que participan del mismo env\u00edo, de la misma responsabilidad e id\u00e9ntica autoridad que la suya. Timoteo, uno de los mejores disc\u00edpulos, pudo ser considerado por Pablo como \u00abhermano nuestro y colaborador de Dios\u00bb (1Tes 3,2). Los ap\u00f3stoles de hoy que se quejen de no conocer la fraternidad que da la misi\u00f3n cristiana, o no han sido enviados por Dios o no saben descubrir, en quien comparte la misma tarea, al hermano que Dios le ha concedido.
      \n 
      \nLa fraternidad, m\u00e9todo de la misi\u00f3n<\/em><\/strong>
      \nLa misi\u00f3n cristiana es obra<\/em>, pues, de herma<\/em>nos. <\/em>Ello, y bien lo supo el ap\u00f3stol, no la libra de tensiones y rupturas. La hermandad no obliga a la uniformidad, ni en el evangelio que predicar ni en las formas de hacerlo. Pablo en Corinto tuvo que soportar rivalidades que surgieron por preferir unos a un ap\u00f3stol contra otro, siendo como son todos colaboradores de Dios y edificadores de una \u00fanica iglesia (1Cor 3,3-9). Pero ello mismo hace caer en la cuenta de que, aunque sea punto de partida, la fraternidad no es nunca meta alcanzada mientras dure la evangelizaci\u00f3n: siempre se puede perder y siempre se ha de reconquistar.
      \nNadie mejor que Pablo para confirmarlo. Parti\u00f3 a misionar con Silas, tras haber roto con Bernab\u00e9, al negarse a aceptar a Marcos; sin embargo, parece que Marcos le acompa\u00f1\u00f3 durante su etapa \u00faltima (Col 4,14;Flm 24), siendo considerado por Pablo como \u00abmuy \u00fatil para su ministerio\u00bb (2Tim 4,1). Y lo mismo que se ganan hermanos, pueden perderse: Demas, quien junto con Lucas fue compa\u00f1ero de misi\u00f3n en tiempos de cautividad (Col 4,14: Flm 24), termin\u00f3 por dejar solo al ap\u00f3stol cuando m\u00e1s lo necesitaba (2Tim 4,9-10).
      \nLa necesidad de contar con colaboradores no es, en el aut\u00e9ntico ap\u00f3stol, s\u00f3lo sicol\u00f3gica ni, menos a\u00fan, instrumento de eficacia misionera. Responde a la voluntad de Dios, quien concediendo a varios su representaci\u00f3n les obliga a coincidir en la realizaci\u00f3n: el ap\u00f3stol tiene tantos hermanos como enviados tiene su Dios. La fraternidad<\/em> no es meta de <\/em>la <\/em>mi<\/em>si\u00f3n, sino su m\u00e9todo. <\/em>Ap\u00f3stoles desunidos no pueden crear comunidad. La ruptura consumada puede salvar la vida com\u00fan, puesto que la comunidad no se extiende m\u00e1s all\u00e1 de donde existe comuni\u00f3n; la ausencia, consciente o no, de fraternidad entre ap\u00f3stoles se\u00f1ala ya la inexistencia de una vida com\u00fan, aunque persistan las apariencias. No es el enviado, sino su Se\u00f1or, el Se\u00f1or de la misi\u00f3n yde la comunidad; la com\u00fan misi\u00f3n impone la comunidad de vida entre misioneros. \u00bfQu\u00e9 pensar de ap\u00f3stoles que se ignoran o se desprecian, mientras -y a veces, porque- trabajan en la misma tarea misionera?
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 2.2.2 Tito y Timoteo, hijos y herederos<\/strong>
      \nComo consecuencia del \u00e9xito que su misi\u00f3n personal entre paganos conoci\u00f3, no pas\u00f3 mucho tiempo hasta que Pablo pudo contar como compa\u00f1eros de misi\u00f3n a sus propios disc\u00edpulos. Tras un per\u00edodo largo y fecundo de propagaci\u00f3n de la fe, tuvo que atender a las diversas comunidades que hab\u00edan surgido en las m\u00e1s importantes ciudades de Grecia y Asia Menor; sin dejar de apoyarse en la ayuda de misioneros, que, como \u00e9l, hab\u00edan consagrado toda su vida a la evangelizaci\u00f3n, Pablo pudo recurrir a personas, m\u00e1s j\u00f3venes, que hab\u00edan recibido de \u00e9l la fe.
      \nNo fue su decisi\u00f3n mera opci\u00f3n t\u00e1ctica; la predicaci\u00f3n era para \u00e9l destino y raz\u00f3n de su vida (1Cor 9,16); lo que nac\u00eda de su misi\u00f3n lo consideraba don de su Dios y, al mismo tiempo, su mejor garant\u00eda ante su Se\u00f1or (1Cor 9,1-2). Pablo, que conceb\u00eda la misi\u00f3n como ocupaci\u00f3n de hermanos, no supo distinguir entre su vida de ap\u00f3stol y su vida afectiva: se sinti\u00f3 verdadero padre de cuantos hab\u00eda llevado a la fe (1Tes 2,11; Gal 4,19; 1Cor 4,16-18; 2Cor 6,13); consider\u00f3 como hijos a sus conversos (Flp 2,22; 1Tim 1,2.18). La fe transmitida le oblig\u00f3 a transmitir sus sentimientos; aceptaba como aut\u00e9nticos hijos a quienes aceptaban su predicaci\u00f3n.
      \n 
      \n\u201cUn verdadero hijo por <\/em><\/strong>la <\/em><\/strong>fe co<\/em><\/strong>m\u00fan\u201d <\/em><\/strong>(Tit 1,4).<\/em><\/strong>
      \nDe padres paganos y converso de Pablo, Tito era miembro de la comunidad antioquena; incircunciso, acompa\u00f1\u00f3 a Pablo durante su consulta con los pilares de la Iglesia de Jerusal\u00e9n; all\u00ed result\u00f3 ser la prueba fehaciente de la libertad que el evangelio paulino proclamaba (Gal 2,1-10). Su temprana presencia en Jerusal\u00e9n le convierte en uno de los primeros cristianos provenientes del paganismo; con todo, sobre \u00e9l nada nos dice el autor de Hch. Para Pablo, en cambio, fue, seg\u00fan su propio testimonio, mucho m\u00e1s que un fiel colaborador (2Cor 2,13; 7,6-7.13-16; 8-6; 12, 7-18): fue su hombre de confianza.
      \nJunto al ap\u00f3stol, trabajando en la misma tarea, Tito pas\u00f3 de ser compa\u00f1ero m\u00e1s joven a confidente y amigo \u00edntimo. En tres ocasiones Pablo le encomendar\u00e1 misiones delicadas: portador de una misiva del ap\u00f3stol, redactada entre l\u00e1grimas, logr\u00f3 restablecer la autoridad de Pablo en Corinto (2Cor 7,6-7.13-16); su actuaci\u00f3n logr\u00f3, adem\u00e1s, la aprobaci\u00f3n de la comunidad, un \u00e9xito \u00e9ste que se le hab\u00eda negado al ap\u00f3stol. Por ello, quiz\u00e1,Pablo volver\u00e1 a enviarlo a Corinto para que se responsabilizara de organizar all\u00ed una colecta en favor de la comunidad de Jerusal\u00e9n, una tarea que Pablo siempre consider\u00f3 personal (Gal 2,10; 2Cor 2,13; 8, 6.16.23; 12,18). Posteriormenteacompa\u00f1ar\u00eda a Pablo en su misi\u00f3n a Creta y quedar\u00eda all\u00ed, comisionado por el ap\u00f3stol, para completar su obra y paradotar a las comunidades de l\u00edderes propios (Tit 1,5); semejante encargo da idea de la confianza que el ap\u00f3stol ten\u00eda en sudisc\u00edpulo.
      \n 
      \nTestimoniar a Cristo, una empresa <\/em><\/strong>de confianza<\/em><\/strong>
      \nQue Pablo necesitara de ayudantes en su misi\u00f3n, nada tiene de extra\u00f1o, si se toma en cuenta la ambici\u00f3n de sus proyectos y el sentido de urgencia con que viv\u00eda su vocaci\u00f3n. Ha de sorprender, en cambio, que un hombre tan dif\u00edcil como el ap\u00f3stol sintiera la necesidad de apoyarse en sus disc\u00edpulos; tan orgulloso como estaba del origen divino de su apostolado (Gal 1,11-12), tan pol\u00e9mico como fue en la defensa de su independencia y autoridad (Gal 1,13-2, 14; 2Cor 10, 1-12, 13), no evit\u00f3 mostrarse afectuoso y tierno con sus comunidades, incluidas aquellas que m\u00e1s disgustos le ocasionaron (Gal 4,19; 2 Cor 6,13): amaba entra\u00f1ablemente a cuantos hab\u00eda conducido a Cristo; saberse enviado de Dios, le hizo sentirse su padre.
      \nLa capacidad de confianza en los suyos que muestra el ap\u00f3stol no es m\u00e1s que reflejo y efecto de la capacidad de confianza que Dios le ha mostrado al ap\u00f3stol, cuando le confi\u00f3 un evangelio que predicar y unos oyentes a los que dec\u00edrselo. Una evangelizaci\u00f3n, una catequesis, una misi\u00f3n que nieguen al destinatario el respeto o el cari\u00f1o no se autentifican como cristianas, aunque le den el evangelio; malamente podr\u00eda representar al Dios de Jes\u00fas quien mantiene distancias o prejuicios con respecto a sus destinatarios. El ap\u00f3stol, que ha nacido de la confianza que Dios le tuvo al confiarle como tarea de su vida el evangelio y sus oyentes, no puede negarse a confiarles el evangelio ni a s\u00ed mismo: la persona del evangelista pertenece, corno el evangelio, a sus oyentes. <\/em>Dios ha hecho de su representante un padre para sus hijos. Como Pablo, el ap\u00f3stol ha de saberse padre de sus cristianos; la Buena Nueva del amor de Dios no puede quedar en manos de predicadores que no saben amar; el evangelio que se transmite con frialdad omenosprecio no es aut\u00e9ntico, aunque sea ortodoxo. La paternidad espiritual no es para el ap\u00f3stol una necesidad personal, sino un deber de su oficio: sus afectos encontrar\u00e1n en qui\u00e9n fijarse all\u00ed donde el evangelio encuentre acogida.
      \nConfiarse en otros y confiarles las propias tareas es deber del ap\u00f3stol, ese hombre que ha nacido de la confianza de Dios. En el enviado de Dios la capacidad para la confianza no surge s\u00f3lo, ni principalmente, de las virtudes de sus disc\u00edpulos; nace, m\u00e1s bien, de su convicci\u00f3n de que la evangelizaci\u00f3n entera es una empresa de confianza. Sin poner en las manos de otros lo que nosotros recibimos sin mucho m\u00e9rito, no se lleva adelante la tarea que nos fue encomendada. Un ap\u00f3stol en torno al que no crecen los disc\u00edpulos ser\u00eda, como un padre sin hijos, una persona frustrada; y, con paternidades frustradas, nadie puede arrogarse el ser ap\u00f3stol del Dios que es Padre.
      \n 
      \nLos herederos del ap\u00f3stol, <\/em><\/strong>una <\/em><\/strong>necesidad y una tarea apost\u00f3lica<\/em><\/strong>
      \nMediada ya la vida y medio realizada su misi\u00f3n, Pablo tuvo que apoyarse en colaboradores a los que pudiera exigir compa\u00f1\u00eda y trabajo misionero lo mismo que lealtad para con su persona y dedicaci\u00f3n para con su obra; estos nuevos colaboradores los encontr\u00f3 all\u00ed donde \u00e9l hab\u00eda sembrado la fe y su afecto: en sus comunidades nuevas. La urgencia por responder de todas ellas le oblig\u00f3 a echar mano de creyentes, que surgieron all\u00ed donde iban a ser enviados. La cercan\u00eda que manten\u00edan con las comunidades paulinas fue raz\u00f3n suficiente para que los enviara el ap\u00f3stol en su nombre y con su autoridad. El hijo le nace al ap\u00f3stol cuando su disc\u00edpulo se convierte en su heredero: la misi\u00f3n compartida produce fraternidad; remplazar al ap\u00f3stol en su tarea es quehacer de hijos.
      \nTito, hijo aut\u00e9ntico de Pablo (Tit 1,4), supo acompa\u00f1arle como prueba fehaciente de la libertad que concede la fe de Cristo ante las autoridades de Jerusal\u00e9n; y all\u00ed le rindi\u00f3 un gran servicio (Gal 2,1-9). Pero s\u00f3lo fue cuando, en ausencia del ap\u00f3stol, su disc\u00edpulo se atrevi\u00f3 a mantener su obra y prolongar su autoridad, en Corinto lo mismo que en Creta, que Pablo supo que contaba ya con un hijo. La obediencia a sus directrices, elentusiasmo por llevarlas a t\u00e9rmino, la responsabilidad al tener que suplirle y la libertad de decisi\u00f3n a la hora de hacerlo distinguen al hijo del siervo. Es m\u00e9rito del ap\u00f3stol preocuparse por la educaci\u00f3n de sus disc\u00edpulos; oficio es de padres lograr obediencia en libertad, cari\u00f1o sin p\u00e9rdida de respeto. Pablo, ap\u00f3stol y padre, supo lograrlo. Y su recompensa estuvo en poder contar con disc\u00edpulos que, como Tito, le fueron verdaderos hijos, porque, en su nombre, se hicieron cargo de su obra.
      \nCambiar\u00edan nuestras comunidades si surgieran en su seno ap\u00f3stoles con imaginaci\u00f3n y ganas suficientes como para hacer de su quehacer misionero oportunidad \u00fanica para responsabilizarse de la fe y la vida de sus destinatarios; falta vida de familia en nuestras comunidades de fe, porque escasean los ap\u00f3stoles con vocaci\u00f3n de padres. Negarse a confiar en otros lo que uno ha recibido en confianza convierte al administrador fiel en celosopropietario; el ap\u00f3stol debe a sus disc\u00edpulos el evangelio que les predic\u00f3 y la misi\u00f3n que desarroll\u00f3; no siendo \u00e9l m\u00e1s que un enviado, no puede cerrarse ante quienes Dios le env\u00eda. La tarea apost\u00f3lica, <\/em>que se inici\u00f3 cuando el oyente se convierte en disc\u00edpulo, llega a t\u00e9rmino si el disc\u00edpulo se convierte en heredero.<\/em>
      \nCambiar\u00edan nuestras comunidades si surgieran en ellas disc\u00edpulos que obligaran a sus ap\u00f3stoles a aceptarlos como hijos; <\/em>los responsables de las comunidades, hoy como en tiempos de Pablo, est\u00e1n necesitando de creyentes que les convenzan de que est\u00e1n preparados para compartir la tarea misionera y la responsabilidadapost\u00f3lica. <\/em>Disc\u00edpulos que reh\u00fayan la misi\u00f3n de remplazar a sus maestros, que no sientan la necesidad de cuidar de su obra, no har\u00e1n padres a sus ap\u00f3stoles. El ap\u00f3stol no puede contentarse con ser simple pedagogo, pudiendo ser padre (1Cor 4,15). Y la comunidad cristiana no lograr\u00e1 sentirse familia de Dios, si los creyentes no se saben hijos aut\u00e9nticos de su ap\u00f3stol, por la fe com\u00fan. No se deber\u00eda negar a ninguna comunidad cristiana la dicha que tuvieron las comunidades de Creta, que estaban presididas por un aut\u00e9ntico hijo de Pablo, Tito, su disc\u00edpulo (Tit1,4).
      \n\u00a0<\/strong>
      \nDisc\u00edpulo predilecto y albacea<\/em><\/strong>
      \nTambi\u00e9n a Pablo le lleg\u00f3 el momento en que debi\u00f3 afrontar el problema de su herencia; tras treinta a\u00f1os de misi\u00f3n continua, hab\u00eda fundado comunidades en las principales ciudades del imperio; luch\u00f3 casi en solitario por mantener su evangelio en ellas, libre de la ley y de las costumbres jud\u00edas, consiguiendo con ello crear un nuevo modo de ser cristiano. Pablo fue precavido: prefiri\u00f3 encomendar su <\/em>obra no ya a cuantos colaboraron con \u00e9l <\/em>en la primera evangelizaci\u00f3n, sino a los <\/em>que \u00e9sta hab\u00eda llevado a la fe. <\/em>Hizo de sus conversos, tras un per\u00edodo de aprendizaje junto a \u00e9l, compartiendo misi\u00f3n y vida, <\/strong>gu\u00edas de sus comunidades; nombr\u00f3 herederos a sus hijos.<\/em>
      \nY es que el ap\u00f3stol no s\u00f3lo dejaba comunidades que liderar; tambi\u00e9n se sent\u00eda responsable de una tradici\u00f3n que sus comunidades deb\u00edan conservar. En sus comunidades se hab\u00eda ido creando un rico <\/em>patrimonio <\/em>de f\u00f3rmulas de fe y c\u00f3digos de conducta que eran, al mismo tiempo, reflejo de su experiencia cristiana y garant\u00eda de su identidad; de su mantenimiento depend\u00eda la perduraci\u00f3n del modo paulino de entender y vivir el cristianismo. Nada de extra\u00f1o tiene el que Pablo, deseoso de asegurarse la prolongaci\u00f3n de su obra, eligiera con tiempo a susalbaceas y los seleccionara entre los creyentes que le deb\u00edan a \u00e9l la fe y que sent\u00edan por \u00e9l afecto filial.
      \nPoco despu\u00e9s de su ruptura con Bernab\u00e9, y tras misionar Siria y Cilicia junto a Silas, en Listra, Pablo se encontr\u00f3 con Timoteo, (Hch 16,1; 19,22); hijo de padre pagano y de madre cristiana, recibi\u00f3 la fe, probablemente, del mismo Pablo durante su anterior misi\u00f3n en Listra (Hch 14,6): el t\u00e9rmino \u00abhijo\u00bb, repetidas veces aplicado a Timoteo (1Cor 4,17; Flp 2,22; 1Tim 1, 2.18; 2Tim 1.2), lo empleaba el ap\u00f3stol s\u00f3lo con sus convertidos (1Tes 2,7.11; Gal 4,19; 2Cor 12,14; 1Cor 4, 15). Con todo, Pablo no duda en reconocer la enorme influencia que, en su instrucci\u00f3n cristiana, tuvieron su madre, Eunice y Loide, su abuela (2Tim 1,5; 3,15). \u00a1Al menos una vez, y por Pablo, tan celoso de su protagonismo en la propagaci\u00f3n del evangelio, se hac\u00eda justicia al papel de la mujer cristiana en la transmisi\u00f3n de la fe!
      \nTodav\u00eda joven, Pablo le convenci\u00f3 para que le acompa\u00f1ara en su misi\u00f3n por Europa y permaneci\u00f3 junto al ap\u00f3stol durante todo el tiempo, excepci\u00f3n hecha de alg\u00fan viaje que debi\u00f3 emprender a instancia del mismo Pablo (1Tes 3,2.6; Rm 16,21; 1Cor 4,17; 16,10-11; Hch 19,22). Fue, sin duda alguna, el colaborador m\u00e1s estrecho de Pablo: <\/em>le sigui\u00f3 en el viaje de regreso a Jerusal\u00e9n (Hch 20,4) y estuvo a su lado en Roma, durante su cautividad(Hp 1,1; 2, 19; Col 1,1; Mm 1). Nada de extra\u00f1o hay, pues, en que Pablo lo asocie como mitente de seis de sus cartas y en ellas lo presente a sus comunidades como su fiel colaborador (1Tes 1, 1; 2Tes 1,1; 2Cor 1,1; Col 1,1; Hp1,1; Flm 1). Impl\u00edcitamente, Pablo reconocer\u00eda as\u00ed no s\u00f3lo la dedicaci\u00f3n de Timoteo hacia su persona, sino tambi\u00e9n su protagonismo en la misi\u00f3n com\u00fan. En Timoteo, Pablo encontr\u00f3 el compa\u00f1ero que no tuvo en Bernab\u00e9 oSilas: m\u00e1s que un colaborador fiable, un hermano y un amigo fiel. No resulta sorprendente que pensara en \u00e9l para dejarle su obra como herencia.
      \nQue Pablo sintiera un profundo cari\u00f1o por Timoteo, queda patente en algunas de las recomendaciones que le dirige. De car\u00e1cter m\u00e1s bien t\u00edmido y reservado, joven todav\u00eda. Pablo se preocupa por que sus comunidades le reciban bien (1Cor 16,10-1 l), lo mismo que por darle a \u00e9l \u00e1nimo en el desempe\u00f1o de su tarea (1Tim 1,18; 4,12; 2Tim 1,8; 2,22); sabedor de su d\u00e9bil constituci\u00f3n, el ap\u00f3stol se preocupa de su salud y le aconseja que cuide su est\u00f3mago (1Tim 5,23), detalle este ins\u00f3lito en un hombre como Pablo, pero digno de un ap\u00f3stol que se sienteaut\u00e9ntico padre (1Cor 4,17; Hp 2,22; 1Tim 1,2.18). Prueba de esta familiaridad fue que Pablo se atreviera a pedirle su circuncisi\u00f3n para evitar problemas con los judaizantes (Hch 16,3). Si la noticia de Heb 13,23 es cierta, trabaj\u00f3 en la misi\u00f3n durante muchos a\u00f1os, para la cual hab\u00eda recibido la imposici\u00f3n de manos (1Tim 4,14; 2Tim 1,6), sobrevivi\u00e9ndole a su ap\u00f3stol y responsabiliz\u00e1ndose de sus Iglesias.
      \nTimoteo, misionero y gu\u00eda de comunidades, creci\u00f3 y se hizo a la vera y en la escuela de Pablo; el ap\u00f3stol le distingui\u00f3 con una amistad llena de ternura y con respecto hecho de admiraci\u00f3n: verdadero hijo por la fe (1Tim 1,2), no dej\u00f3 de considerarlo como hermano y colaborador de Dios en la predicaci\u00f3n del evangelio (1Tes 3,2). Es conmovedor c\u00f3mo lo necesitaba Pablo, cuando, previendo cercana su muerte y habiendo sufrido la traici\u00f3n del algunos, lo echa de menos y desea su pronta venida (2Tim 4,9.21). El ap\u00f3stol necesitaba al hijo (Flp 2,22) para coronar su fidelidad personal (2Tim 4,5-9).
      \n\u00a0<\/strong><\/p>\n

        \n
      1. Herederos de testigos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        Como cualquier fundador, Pablo tuvo que pensar en dejar su obra en manos de otros. A pesar de su previsi\u00f3n, que le hab\u00eda permitido educar personalmente a quienes iba a responsabilizar a su herencia, el traspaso de autoridad coincidi\u00f3 con una situaci\u00f3n delicada dentro del<\/em> cristianismo <\/em>a partir de los a\u00f1os sesenta.
        \nLa desaparici\u00f3n f\u00edsica de los primeros testigos dejaba a las comunidades sin puntos de referencia, en caso de divergencias en la interpretaci\u00f3n de la tradici\u00f3n, y sin instancias cuyas decisiones se consideraraninapelables. El pluralismo que conoc\u00eda el cristianismo, presente ya en las principales ciudades de Oriente y Occidente, era, l\u00f3gicamente, motivo de tensiones en las comunidades. Pablo reaccionar\u00e1 exhortando a sus herederos a que asuman su propia responsabilidad: luchen contra los falsos maestros que amenazar\u00edan la vida de sus comunidades (1Tim 1,18-20; 6,11-16), contin\u00faen organizando los misterios (1Tim 3,1-13) y se preocupen deque no decaiga el fervor cristiano en la vivencia diaria de la fe (1Tim 2,1-10; <\/em>5,1-21). <\/em>Tareas que el ap\u00f3stol no pudo resolver son, junto a las comunidades que Iza ir que gobernar en su nombre, la herencia apost\u00f3lica. S\u00f3lo si las asume, el disc\u00edpulo se convierte en heredero.<\/em>
        \nQuien ha recibido comunidad y evangelio de testigos que le precedieron, no debe encontrar dificultad en dejar a otros el patrimonio recibido. El ap\u00f3stol que es incapaz de dejar a otros la comunidad que fund\u00f3 o,simplemente, acompa\u00f1\u00f3 durante un tiempo, si es que es ap\u00f3stol aut\u00e9ntico, es un mal ap\u00f3stol. S\u00f3lo quien manda es el Se\u00f1or: deber del enviado es, adem\u00e1s de ocuparse de aqu\u00e9llos para los que ha sido enviado, preocuparse de queno les falten ap\u00f3stoles, cuando \u00e9l les falte. La obediencia a la vocaci\u00f3n apost\u00f3lica incluye la aceptaci\u00f3n de tener que ser sustituido; prepararse a ello, preparando al sucesor, es la forma de legitimarse como ap\u00f3stol. La misi\u00f3n apost\u00f3lica impone como quehacer de la vida no s\u00f3lo a los propios destinatarios, obliga tambi\u00e9n a encargarse de los que han de sucedernos. No hay herencia sin patrimonio ni sin herederos.
        \nComo en tiempos de Pablo, la comunidad cristiana necesita hoy de ap\u00f3stoles que dejen un patrimonio doctrinal, fruto de su trabajo evangelizador, y unas personas que lo administren, en su nombre, con autoridad. El apostolado no puede reducirse, simplemente, a crear estrechos lazos afectivos entre el ap\u00f3stol y sus destinatarios; aunque tenga que nacer familiaridad entre el evangelizador y el evangelizado, no son sentimientos humanos sino amor divino el contenido del evangelio cristiano. Buscar la aceptaci\u00f3n personal conduce, por desgracia, a que elap\u00f3stol traicione el evangelio. Quien se sabe querido por Dios no necesita de otros quereres para llevar a cabo la misi\u00f3n para la que fue querido.
        \nComo en los tiempos de Pablo, la comunidad cristiana necesita hoy de testigos que se ocupen de evangelizar lo mismo que de encontrar evangelizadores que puedan sustituirlos. Hacerse imprescindible en la misi\u00f3n es perder la raz\u00f3n de ser: el enviado de Dios, precisamente por serlo, no pone obst\u00e1culos a quien viene a \u00e9l, por Dios enviado. Reconocer la vocaci\u00f3n ajena es la forma de sentirse reconocido con Dios: en cada elegido quepueda sustituirle, el ap\u00f3stol encuentra un nuevo motivo para seguir trabajando. Ocuparse de quien le va a suceder implica preocuparse por el porvenir de lo que se est\u00e1 haciendo.<\/em> Nunca el heredero es un antagonista; la obra de nuestras ma<\/em>nos queda en manos de nuestros hijos<\/em>. No se entiende bien por qu\u00e9 iba a ser distinto en la obra apost\u00f3lica.
        \nEl cari\u00f1o y la fidelidad que debemos a quienes nos engendraron en <\/em>la fe, se satisface cuid\u00e1ndonos de su herencia. Pablo no dej\u00f3 hu\u00e9rfanas a sus comunidades, al confiarlas como heredad a sus hijos. Todo lo que el disc\u00edpulo podr\u00eda conservar de \u00e9l lo ten\u00eda en sus comunidades: las comunidades paulinas encontraron en los sucesores del ap\u00f3stol todo cuanto de \u00e9l echaban en falta: cercan\u00eda f\u00edsica, direcci\u00f3n espiritual y dedicaci\u00f3n continua. Nombrando albaceas, Pablo era consciente de dejar una herencia que administrar. Pero no bastaba que el ap\u00f3stol quisiera elegir herederos ni que sus comunidades necesitaran de ellos. Disc\u00edpulos como Timoteo tuvieron que asumir unas tradiciones y una labor que ellos no iniciaron, pero que deben continuar y enriquecer para dejarlas, a suvez, ma\u00f1ana como heredad a sus disc\u00edpulos de hoy. La responsabilidad asumida es, en la Iglesia, desde los tiempos de Pablo, una responsabilidad que compartir: buen heredero no es quien recibe, sino <\/em>quien deja una buena herencia.<\/em>
        \n 
        \nA modo de conclusi\u00f3n<\/strong>
        \nCuanto confesaron y predicaron los primeros cristianos sobre la resurrecci\u00f3n del Cristo Jes\u00fas era, b\u00e1sicamente,descripci\u00f3n de su experiencia personal<\/em> y no relato de lo acontecido a Jes\u00fas de Nazaret. M\u00e1s que narrar as\u00e9pticamente, se proclamaban afectados en lo que dec\u00edan; no eran cronistas, sino meros testigos. Al origen de las expresiones que crearon y se transmitieron, y como su motivo desencadenante, no estuvo la preocupaci\u00f3n por detallar el hecho de la salida de Jes\u00fas del reino de la muerte sino la necesidad, por ellos sentida, de dar publicidad a las vivencias que les hab\u00eda ocasionado el encuentro con el Se\u00f1or Resucitado.
        \nDe no haber sido por la publicaci\u00f3n insistente de sus experiencias personales hubiera pasado desapercibida la actuaci\u00f3n de Dios en Cristo Jes\u00fas. Sin el testimonio apost\u00f3lico se hubiera silenciado la revelaci\u00f3n divina. Por m\u00e1s que la acci\u00f3n de Dios de resucitar a Jes\u00fas hiciera posible su aparici\u00f3n vivo a sus disc\u00edpulos, en resumidas cuentas fueron las repetidas afirmaciones de \u00e9stos, de que estaba vivo, las que dieron a conocer tanto el hecho real de la intervenci\u00f3n de Dios a favor de Jes\u00fas crucificado como las vivencias personales que semejante intervenci\u00f3n hab\u00eda provocado en quienes ahora las andaban publicando. Y es que de no haberse dado esta manifestaci\u00f3n p\u00fablica<\/em>, tales vivencias no habr\u00edan suscitado reacci\u00f3n alguna, sea que lograran reconocimiento, sea que cosecharan repulsa.
        \n 
        \nEl testimonio, un decir que ha probado cuanto afirma<\/em><\/strong>
        \nToda experiencia humana es un acontecimiento subjetivo y, en cierta manera, intransferible; podr\u00e1 darse como acaecida, siempre que se manifieste; no se impone por demostrada, se muestra, convertida en tema de comunicaci\u00f3n; y se comunica, al hacerse p\u00fablica mediante un lenguaje que la expresa. La experiencia comunicada crea un tipo de expresi\u00f3n, elige los t\u00e9rminos que la exterioricen y, al hacerse manifiesta, se ofrece a la aceptaci\u00f3n o al rechazo de quienes, no habi\u00e9ndola vivido personalmente, la oyen relatada. La comunicaci\u00f3n de lo experimentado es necesaria para que pueda afirmarse como sucedido en realidad, aunque no baste su manifestaci\u00f3n p\u00fablica para que logre ser aceptada o a\u00f1orada, envidiada o rechazada.
        \nY no hay que olvidar que cuanto m\u00e1s humana es una experiencia, cuanto m\u00e1s hondo cala en quien la vive, su expresi\u00f3n se hace menos exhaustiva y resulta menos neutral: el amor y el odio, la fidelidad y la traici\u00f3n se ofrecen en gratuidad, no pueden imponerse como si de una fr\u00eda deducci\u00f3n l\u00f3gica se tratara; una operaci\u00f3n matem\u00e1tica puede ser decisiva en un c\u00e1lculo, pero nunca suscita recelo o entusiasmo, devoci\u00f3n u odio; es correcta o no. Es el lenguaje del testigoel que m\u00e1s prueba humanamente, porque nace de los labios de quien m\u00e1s puede probar con el coraz\u00f3n.<\/em>
        \nLa experiencia religiosa que est\u00e1 a la base del AT precis\u00f3 de creyentes en la Palabra de Dios, cuyas exigencias proclamaron muchas veces con riesgo de sus vidas. Los profetas<\/em>, hombres de la palabra, o\u00edan lo que deb\u00edan decir y aprend\u00edan las palabras que, por definici\u00f3n, no ser\u00edan nunca suyas por ser or\u00e1culo de Dios. La experiencia cristiana necesit\u00f3 no ya de profetas sino de testigos, hombres del encuentro personal con Dios, que hab\u00edan o\u00eddo lo que dec\u00edan por haber convivido con la Palabra de Dios (Hch 1,21-22), y que hab\u00edan aprendido cuanto proclamaban porque lo estaban viviendo (cf.1Jn 1,1-3). El testigo no habla de o\u00eddas tan s\u00f3lo, relata su propia vida cuando da testimonio de lo sucedido;<\/em> al ser hombre del encuentro con Dios, hace de su experiencia personal contenido de su mensaje. El testigo de Dios habla de s\u00ed cuando tiene que dar testimonio de Dios.
        \nEs radicalmente inadecuado cualquier otro lenguaje,<\/em> ya que de la acci\u00f3n de Dios que resucit\u00f3 a Jes\u00fas de entre los muertos, \u00fanicamente puede hablar a sabiendas<\/em> quien se sabe comprendido, afectado, alcanzado por ella; no es posible una forma de hablar objetiva y neutral para quien reconoce que, resucitando a Jes\u00fas, Dios le ha ofrecido una salida a sus angustias y le ha liberado definitivamente de sus l\u00edmites. El lenguaje del testigo<\/em>, de quien sabe por experiencia que Jes\u00fas vive, de quien habla comprometido con lo que afirma y que lo afirma con intenci\u00f3n de comprometer a quien le oiga, es el apropiado para hablar del Se\u00f1or resucitado. Y es que para hablar de un viviente de modo cre\u00edble hay que dejar que hable la propia vida.
        \n 
        \nHablar con la propia vida de la vida del Resucitado<\/strong>
        \nTal es el lenguaje del NT y tal ha de ser el lenguaje cristiano<\/em>: un tipo de discurso que conste de hechos m\u00e1s que de palabras, que cuente realidades – aunque no perfectas – antes que reducirse a promesas futuras, que sea pronunciado con la vida cotidiana y no mediante bellos – pero escasos – gestos. De ah\u00ed su debilidad y su fortaleza: puesto que s\u00f3lo quien vive como si Jes\u00fas viviera<\/em> puede decir fidedignamente que \u00abel Se\u00f1or ha resucitado y nosotros somos sus testigos\u00bb (Hch2,32); s\u00f3lo pueden afirmar fehacientemente que Jes\u00fas vive hoy quienes viven como si realmente \u00e9l estuviera vivo en ellos<\/em>(cf. Gal 2,20).
        \nLa comunidad cristiana que no habla este lenguaje est\u00e1 perdiendo su raz\u00f3n de ser y su propia identidad, su capacidad de convencimiento y su poder de atracci\u00f3n. Hablar de Cristo sabi\u00e9ndose comprometido con \u00e9l no es mera diversi\u00f3n, \u00fatil pasatiempo, sino destino ineludible y tarea siempre por cumplir para quien lo cree viviente. Quien vive de forma nueva puede inventar ese lenguaje testimonial: \u00fanicamente quien es capaz de cambiar de vida puede hablar verazmente del cambio de vida que Dios concedi\u00f3 a Jes\u00fas resucit\u00e1ndolo de entre los muertos.<\/em> \u00c9se es el lenguaje que manifiesta la experiencia pascual. Ayer y hoy.
        \n <\/p>\n

        JUAN JOS\u00c9 BARTOLOM\u00c9 LAFUENTE<\/p>\n

         
        \n
        [1]<\/a> BENEDICTO XVI, Homil\u00eda<\/em> con ocasi\u00f3n del IV Congreso Nacional de la Iglesia italiana, Verona, 19 octubre 2006.
        \n
        [2]<\/a> El testigo es un creyente que dice saber, por experiencia, aquello que proclama. He tratado este tema, centr\u00e1ndome igualmente en Pablo, en otro art\u00edculo publicado en Misi\u00f3n Joven: De c\u00f3mo llegar a la fe en Cristo Jes\u00fas. Pablo Ap\u00f3stol como ejemplo,<\/em> en Misi\u00f3n Joven 432-433 (enero-febrero 2013), pp. 13-23.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 Lafuente Salesiano, Profesor de Sagrada Escritura   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO. El autor, que ha dedicado muchos a\u00f1os al estudio y ense\u00f1anza del Nuevo Testamento, en especial de los textos paulinos, traza un retrato sugerente de los \u201ctestigos\u201d que difundieron el evangelio con Palo en el mundo no jud\u00edo en el siglo I: […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1717,541,94],"tags":[],"class_list":["post-6490","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-experiencias-443","category-juan-jose-bartolome-lafuente","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6490","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6490"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6490\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6490"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6490"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6490"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}