{"id":6515,"date":"2013-10-01T00:00:30","date_gmt":"2013-09-30T22:00:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6515"},"modified":"2013-10-01T00:00:30","modified_gmt":"2013-09-30T22:00:30","slug":"la-razon-en-el-sistema-preventivo-de-don-bosco","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-razon-en-el-sistema-preventivo-de-don-bosco\/","title":{"rendered":"LA \u201cRAZ\u00d3N\u201d EN EL SISTEMA PREVENTIVO DE DON BOSCO"},"content":{"rendered":"
Jos\u00e9 Manuel Prellezo Garc\u00eda<\/strong> —————————–<\/p>\n \u201cEste sistema \u00a0\u2013escribe don Bosco en los primeros p\u00e1rrafos del folleto sobre El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n de la juventud<\/em>\u2013 se apoya enteramente en la raz\u00f3n, la religi\u00f3n y el cari\u00f1o; por lo que se excluye todo castigo violento y trata de mantener lejos hasta los castigos ligeros\u201d (SP<\/em>, 33-34). Con tales premisas y habida cuenta, en particular, del punto de observaci\u00f3n elegido en este art\u00edculo, se ha de considerar que \u201clas reservas suscitadas por la acci\u00f3n de Don Bosco y de otros como \u00e9l \u2013que, como simples ciudadanos, se ocupaban privadamente de la promoci\u00f3n cultural de los sectores menos favorecidos y de las clases m\u00e1s pobres\u2013 \u00a0no eran mero fruto del anticlericalismo, sino que denotaban la oposici\u00f3n, casi solo instintiva en torno a los a\u00f1os 1860-1870, hacia las masas populares. No se quer\u00eda que \u00e9stas accediesen a todo tipo de instrucci\u00f3n en \u00e1mbito humanista, o que procediesen demasiado lejos en el campo t\u00e9cnico, de manera aut\u00f3noma y, tanto menos, bajo la direcci\u00f3n de maestros no sumisos a la clase pol\u00edtica dominante\u201d[4]<\/a>. En realidad, la raz\u00f3n empapa todo el ambiente y el estilo educativo de Don Bosco; de modo particular, en el terreno de la formaci\u00f3n religiosa. En vez de sentimentalismo, de pietismo extra\u00f1amente devoto o de una multitud de pr\u00e1cticas de piedad formal, se promueve una actitud de piedad convencida, sencilla y consciente, fundada en una comprometida y seria instrucci\u00f3n a cerca de los contenidos fundamentales de la religi\u00f3n. Pues la raz\u00f3n significa, en primer lugar, racionalidad<\/em>, gu\u00eda de las mentes y conciencias con la claridad de las ideas y de las verdades; nunca mediante la sugesti\u00f3n o la violencia moral o psicol\u00f3gica. Adem\u00e1s, la raz\u00f3n, la actitud razonable, en la concepci\u00f3n vivida por Don Bosco, quiere decir buen sentido, sencillez, fuga de todo artificio y enga\u00f1o. Don Bosco tambi\u00e9n reserva un lugar importante al tema de la bondad en su pedagog\u00eda. Recorriendo sus escritos, sin embargo, se advierte igualmente que el autor no separa nunca la bondad o el cari\u00f1o (amorevolezza<\/em>) \u00a0de la raz\u00f3n y de la religi\u00f3n. La raz\u00f3n, la religi\u00f3n y el cari\u00f1o o afecto (amorvolezza<\/em>), propuestos por Don Bosco como base del Sistema preventivo \u2013y que \u00e9l puso en pr\u00e1ctica durante su larga experiencia de sacerdote-educador\u2013, no son simples elementos fronterizos, ubicados uno junto al otro, sino realidades estrechamente interrelacionadas; m\u00e1s a\u00fan, profundamente compenetradas entre s\u00ed, tanto en los fines y contenidos,\u00a0 como en los medios y m\u00e9todos. JOS\u00c9 MANUEL PRELLEZO GARC\u00cdA<\/p>\n Roma, 14 de junio de 2013<\/p>\n Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 441. Octubre 2013<\/strong><\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Jos\u00e9 Manuel Prellezo Garc\u00eda Profesor em\u00e9rito de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Director delIstituto Storico Salesiano (Roma). 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\nProfesor em\u00e9rito de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Director delIstituto Storico Salesiano (Roma). Miembro de la Sociedad Espa\u00f1ola de Historia de la Educaci\u00f3n<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO:<\/strong>
\nEl autor, que ha estudiado durante d\u00e9cadas el sistema educativo de San Juan Bosco, el llamado Sistema Preventivo, presenta las ricas facetas que para el santo de Tur\u00edn supone que la Raz\u00f3n<\/em>sea uno de los tres pilares de sus sistema.\u00a0 Adem\u00e1s demuestra c\u00f3mo la raz\u00f3n permea y enriquece notablemente los otros dos, la Religi\u00f3n<\/em> y el Amor<\/em> (Amorevolezza<\/em>).
\n
\nHan transcurrido ya cerca de tres d\u00e9cadas, desde los comienzos de su Obra en favor de los \u201cj\u00f3venes pobres y abandonados\u201d de Tur\u00edn, cuando DonBosco, invitado por amigos y colaboradores, se decide a preparar un breve escrito sobre su m\u00e9todo de educaci\u00f3n. En las primeras l\u00edneas del trabajo, advierte que se limitar\u00e1 a exponer s\u00f3lo \u201calgunos pensamientos sobre el llamado Sistema preventivo<\/em>, que se suele aplicar en nuestras casas\u201d[1]<\/a>.
\nApoyado precisamente en los resultados obtenidos en su labor, es decir, aprovechando la ya larga experiencia educativa, \u00a0Don Bosco publica, en 1877, el conocido folleto pedag\u00f3gico: El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n de la juventud<\/em>, con la finalidad declarada de ofrecer una ayuda en el \u201cdif\u00edcil arte de educar a la juventud\u201d (SP<\/em>, 31-32).
\nLa estructura general y los contenidos de la publicaci\u00f3n comprenden los siguientes n\u00facleos tem\u00e1ticos: en qu\u00e9 consiste el Sistema preventivo, \u00a0por qu\u00e9 debe preferirse, su puesta en pr\u00e1ctica,\u00a0 sus ventajas y una palabra sobre los castigos.<\/p>\n
\nEn este art\u00edculo no me propongo hacer un an\u00e1lisis exhaustivo de los n\u00facleos tem\u00e1ticos que se acaban de enunciar. De acuerdo con el enfoque y las exigencias del presente n\u00famero de \u201cMisi\u00f3n Joven\u201d, mis reflexiones se centran, de manera casi exclusiva, en algunos aspectos salientes del Sistema preventivo de Don Bosco, con el fin de esclarecer el significado y alcance de una de las \u201cgrandes palabras\u201d \u2013raz\u00f3n<\/em>\u2013, a la que el mismo Don Bosco atribuye especial importancia, tanto en las p\u00e1ginas del mencionado escrito de 1877, como en otras publicaciones, en las que se refiere a sus ideas pedag\u00f3gicas o alude a la experiencia educativa personal.
\n <\/p>\n\n
\nLa \u00faltima palabra del trinomio \u2013\u201ccari\u00f1o\u201d (en italiano, amorevolezza<\/em>)\u2013 se podr\u00eda traducir, y se ha traducido frecuentemente en espa\u00f1ol, con diferentes t\u00e9rminos y expresiones (amor, amabilidad, afecto, bondad, dulzura, amor manifestado). Pero ninguno de ellos es totalmente ajustado o satisfactorio.
\nDejando aparte, por el momento, los matices que pueda tener el vocablo \u2013muy poco usado ya en la lengua italiana\u2013, antes de nada, conviene subrayar un hecho. La \u201craz\u00f3n\u201d ocupa \u2013se acaba ya de comprobar\u2013 el primer lugar en la enumeraci\u00f3n de los t\u00e9rminos que integran el trinomio mencionado. El mismo orden se observa, con raras excepciones, incluso cuando Don Bosco, al hacer diferentes consideraciones sobre su sistema educativo, omite el tercer miembro del trinomio, y se limita a enunciar los otros dos.
\nEncontramos, en efecto, aserciones como la siguiente: \u201cRaz\u00f3n y religi\u00f3n son los instrumentos de los que se debe servir constantemente el educador, ense\u00f1arlos y practicarlos \u00e9l mismo, si quiere lograr que se le obedezca y obtener su objetivo\u201d (SP<\/em>, 36).
\nEl a\u00f1o 1864, en un animado di\u00e1logo con el maestro de la escuela elemental de Mornese, Francesco Bodrato, respondiendo a la pregunta formulada por \u00e9ste, referente al \u201cgran secreto\u201d del m\u00e9todo educativo practicado en Valdocco, Don Bosco subraya: \u201cReligi\u00f3n y<\/em> Raz\u00f3n<\/em> son los resortes de todo mi sistema de educaci\u00f3n\u201d. Y hace, enseguida, c\u00e1lidas reflexiones sobre el valor de la religi\u00f3n en el terreno de experiencia educativa; pero destaca, con no menor fuerza, la importancia \u201cdel buen uso de la raz\u00f3n para dirigir todas las acciones\u201d[2]<\/a>.
\nEse lugar privilegiado, que ocupa la raz\u00f3n en las p\u00e1ginas sobre El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n<\/em>, quiz\u00e1s puede sorprender un poco. Mas, para esclarecer el hecho, no basta suponer que puede tratarse de un orden meramente casual. En cambio, parece m\u00e1s razonable situar la cuesti\u00f3n, ante todo, en el clima socio-cultural de la segunda mitad del siglo XIX, sin descuidar, por otro lado, la consideraci\u00f3n de la actitud pr\u00e1ctica que caracteriza la personalidad y modo de ser de Don Bosco, as\u00ed como su sensibilidad y atenci\u00f3n a dar una adecuada respuesta a las circunstancias y necesidades del propio tiempo.
\nNos hallamos, justamente, en el per\u00edodo de la Restauraci\u00f3n, iniciado trabajosamente despu\u00e9s del vendaval de la Revoluci\u00f3n Francesa y del imperialismo napole\u00f3nico. Eran tiempos de violentas pasiones pol\u00edticas, especialmente en la Pen\u00ednsula italiana, aunque no escaseaban tampoco posiciones radicales en otros pa\u00edses europeos. En el coraz\u00f3n de las pol\u00e9micas y de los contrastes m\u00e1s agudos se hallaba con mucha frecuencia la educaci\u00f3n y la escuela \u00a0y, m\u00e1s en concreto, la instrucci\u00f3n.
\nEl debate sobre el puesto que \u00e9sta deb\u00eda ocupar o, mejor, sobre su relevante importancia, as\u00ed como sobre la exigencia de la difusi\u00f3n de la misma en ambientes populares, era vivo, no solo entre los hombres de escuela y los cultores de las ciencias pedag\u00f3gicas, sino tambi\u00e9n en el campo econ\u00f3mico y pol\u00edtico-social. La cuesti\u00f3n escolar, curiosamente, enardec\u00eda los \u00e1nimos tanto de los revolucionarios como de los moderados y conservadores.
\nMuchos compart\u00edan la convicci\u00f3n de que la \u201cinstrucci\u00f3n\u201d iba a jugar un papel decisivo en el rescate de las personas de ambientes menos favorecidos, como \u201cgarant\u00eda de desarrollo del hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida la dimensi\u00f3n religiosa\u201d[3]<\/a>. No faltaban tampoco, por otro lado, quienes observaban con recelo y no poca inquietud la creaci\u00f3n de escuelas abiertas a los sectores m\u00e1s humildes de la poblaci\u00f3n, temiendo que este modo de proceder pudiese dar vida y paso a fen\u00f3menos y movimientos que terminaran por alterar el orden social y pol\u00edtico tradicional.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nEn el marco de la tradici\u00f3n cultural \u201cilustrada\u201d y del pensamiento pedag\u00f3gico \u201cprerrom\u00e1ntico\u201d de Rousseau, \u201cphilosophes\u201d o intelectuales \u201clibertinos\u201d proclamaban que la raz\u00f3n, por su misma naturaleza, conducir\u00eda a desvincularse de las constricciones confesionales, dogm\u00e1ticas y morales.
\nSobre esos presupuestos se desarroll\u00f3 una pedagog\u00eda naturalista \u2013\u201cseg\u00fan la naturaleza\u201d o \u201cseg\u00fan la raz\u00f3n\u201d\u2013. Al mismo tiempo, \u00a0educadores y pedagogos enraizados en la tradici\u00f3n cristiano-cat\u00f3lica recomendaban tambi\u00e9n \u00a0que \u00a0se cultivase \u201cla raz\u00f3n como cualidad humana, invitando a considerarla, de la misma manera que a los dem\u00e1s h\u00e1bitos morales \u2013virtudes y pasiones\u2013, como un germen que se desarrolla y madura, como una potencia del alma que se perfecciona y se estimula con el ejercicio, mediante la uni\u00f3n de unos conocimientos con otros\u201d[5]<\/a>.
\nEntre los pedagogos y educadores cat\u00f3licos m\u00e1s cercanos a Don Bosco, ocupa un lugar privilegiado el sacerdote franc\u00e9s J. B. Blanchard, quien, en una de sus obras, traducida al italiano y publicada en Tur\u00edn (1825), formulaba esta recomendaci\u00f3n a maestros y educadores: \u201cDadle al ni\u00f1o cuenta exacta de lo que es proporcionado a su capacidad, rectificad sus juicios equivocados y sus raciocinios desviados, y, por encima de todo, no le dig\u00e1is nunca una cosa que no sea razonable\u201d[6]<\/a>.
\nDentro de las coordenadas culturales delineadas, se ha podido formular esta sugerente hip\u00f3tesis: \u201cEl educar la raz\u00f3n, y con la raz\u00f3n, se le presentaba a Don Bosco como un buen punto de referencia; sobre todo en un momento complejo y conflictivo desde diferentes puntos de vista: pol\u00edtico, econ\u00f3mico, religioso, social\u201d[7]<\/a>.
\nSe debe a\u00f1adir tambi\u00e9n el punto de vista subjetivo y personal, puesto que el continuo y activo compromiso del fundador de la Congregaci\u00f3n salesiana en el campo de la instrucci\u00f3n, literaria y artesana de sus j\u00f3venes, as\u00ed como las diferentes maneras en las que se manifest\u00f3, no derivaban de su aspiraci\u00f3n a transformar un determinado orden social o pol\u00edtico: arrancaban, sobre todo, de su apremiante y personal deseo de ayudar a aquellos muchachos concretos que \u00e9l encontraba vagabundeando por las calles de la capital de Piamonte o, en no pocos casos, tras los barrotes de la Generala<\/em>, la \u201cc\u00e1rcel de menores\u201d de la misma ciudad de Tur\u00edn.
\nCada uno de aquellos adolescentes y j\u00f3venes, para Don Bosco, ten\u00eda que realizar \u2013mediante la instrucci\u00f3n y educaci\u00f3n\u2013 un arduo e importante paso social, profesional y cultural, con el fin de encontrar un \u201cmodo honrado de vivir \u00a0en la convivencia social\u201d[8]<\/a>.
\nSi en la revuelta y conflictiva circunstancia hist\u00f3rica rese\u00f1ada Don Boscopone la raz\u00f3n, con muy pocas excepciones, como el primer pilar de su Sistema preventivo, es sensato suponer que hab\u00eda tomado muy en serio la capacidad de reflexi\u00f3n y la actitud cr\u00edtica del joven en todos los \u00e1mbitos, comprendidos el religioso y el afectivo.
\nEs reveladora, en tal sentido, la recomendaci\u00f3n que el autor de El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n<\/em> hace, refiri\u00e9ndose al tema delicado del modo de impartir los castigos: \u201cExceptuados rar\u00edsimos casos, las correcciones y los castigos no se den nunca en p\u00fablico, sino en privado, lejos de los compa\u00f1eros, y \u00fasese de m\u00e1xima prudencia y paciencia para hacer que el alumno comprenda su error con la raz\u00f3n y la religi\u00f3n\u201d (SP<\/em>, 43).
\nEn p\u00e1ginas anteriores del mismo escrito, Don Bosco hab\u00eda afirmado que, aunque en alg\u00fan caso hubiese que hacer una correcci\u00f3n o incluso aplicar un castigo, el alumno no llegar\u00eda a irritarse, porque, con el castigo, \u201cva siempre un aviso amistoso y preventivo que lo razona, y casi siempre (el educador) logra ganarse su coraz\u00f3n, de modo que el alumno conoce la necesidad del castigo y casi lo desea\u201d (SP<\/em>, 34).
\nUna vez m\u00e1s, se tiene muy presente la raz\u00f3n del alumno en las p\u00e1ginas del folleto pedag\u00f3gico sobre el Sistema preventivo<\/em>, y se ten\u00eda ya presente en la pr\u00e1ctica educativa de las casas salesianas antes de que fuesen redactadas, en 1877, las p\u00e1ginas referentes al argumento.
\nEncontramos, sobre este particular, un testimonio elocuente en las actas de las conferencias o reuniones, \u00a0semanales y mensuales, en las que los responsables de Valdocco examinaban y trataban de resolver las diferentes cuestiones y situaciones que se iban presentando en la marcha diaria de la primera instituci\u00f3n asistencial-educativa fundada por Don Bosco.
\nLa reuni\u00f3n o \u201cconferencia mensual\u201d del mes de febrero de 1872 fue presidida por don Miguel Rua, su m\u00e1s estrecho y fiel colaborador. Uno de los salesianos presentes formul\u00f3 la pregunta: \u201c\u00bfEs oportuno explicar siempre a los j\u00f3venes la raz\u00f3n por la que reciben malas notas?\u201d
\nDespu\u00e9s de un cambio franco de pareceres, se acord\u00f3 la siguiente orientaci\u00f3n: \u201cEst\u00e1 bien que los j\u00f3venes conozcan el motivo de sus malas notas, cuando se sabe que lo preguntan para corregirse. En ese caso, el asistente puede decir el porqu\u00e9 de la mala calificaci\u00f3n a los que lo pidan con respeto y en privado. No conviene, en cambio, que el asistente \u00a0lo diga cuando el alumno lo pregunta con arrogancia o en presencia de otros\u201d[9]<\/a>; es decir, de manera poco razonable.\u00a0 Don Bosco aprob\u00f3 aquella l\u00ednea de conducta.
\n <\/p>\n\n
\nSer razonables en el campo de la educaci\u00f3n religiosa significa, por consiguiente, evitar maneras artificiosas y complicaciones de cualquier g\u00e9nero. Lo exige, por supuesto, el clima de familia y de toda convivencia colegial inspirada en una forma de religiosidad\u00a0 aut\u00e9ntica.
\nDon Domenico Rufino \u2013uno de los primeros cronistas\u00a0 de los or\u00edgenes de la Obra salesiana\u2013 cuenta que Don Bosco, despu\u00e9s de invitar a sus j\u00f3venes a hacer, durante el tiempo de recreo, una visita a Jes\u00fas Sacramentado en la capilla de la casa, a\u00f1ad\u00eda esta sugerencia: \u201cPero que esa visita \u00a0no sea larga, no m\u00e1s de tres o cuatro minutos, porque no quiero que perd\u00e1is el recreo\u201d[10]<\/a>.
\nEn la Vida de Domingo Savio \u2013<\/em>uno de sus m\u00e1s conocidos alumnos deValdocco, hoy santo\u2013 Don Bosco enumera las \u201cpenitencias\u201d que el joven protagonista se propon\u00eda practicar: \u201cayunar todos los s\u00e1bados a pan y agua en honor de la bienaventurada Virgen\u201d; \u201cayunar durante toda la cuaresma\u201d, \u201cllevar una especie de cilicio\u201d.
\nEn lugar de estas formas de mortificaci\u00f3n, consideradas inadecuadas y poco razonables, trat\u00e1ndose de un adolescente, Don Bosco advierte a su alumno: \u201cCon obedecer ya tienes bastante\u201d. Pero como Savio sigue preguntando con insistencia si no podr\u00eda hacer \u201calguna penitencia m\u00e1s\u201d, su director espiritual responde: \u201cS\u00ed, se te permite \u00e9sta: soportar con paciencia los agravios que te hagan, tolerar con resignaci\u00f3n el calor, el fr\u00edo, los vientos, las lluvias, el cansancio y todas las indisposiciones de salud que quiera enviarte el Se\u00f1or\u201d[11]<\/a>.
\nDon Bosco \u2013que conoc\u00eda el \u201cbuen pa\u00f1o\u201d de su interlocutor\u2013, en este caso, alza razonablemente el list\u00f3n de las mortificaciones consentidas. Si se hubiese tratado de otro alumno, se habr\u00eda limitado, seguramente, a responder repiti\u00e9ndole la primera propuesta: \u201cCon obedecer ya tienes bastante\u201d. O le hubiese invitado sencillamente \u2013como era habitual en su propuesta educativa\u2013\u00a0al \u201ccumplimiento del \u00a0propio deber\u201d.
\nEn la pr\u00e1ctica concreta del Sistema preventivo, pues, la raz\u00f3n juega un papel indispensable en la formulaci\u00f3n del reglamento \u2013redactado a partir de una larga experiencia\u2013 y en la explicaci\u00f3n preventiva del mismo; y lo juega en su aplicaci\u00f3n pr\u00e1ctica, seg\u00fan las diversas circunstancias: tanto en la situaci\u00f3n personal de los educandos, como en la de los educadores. Tal papel es a\u00fan m\u00e1s necesario, en el terreno de la formaci\u00f3n y educaci\u00f3n religiosas, cuya relaci\u00f3n con la raz\u00f3n se subrayar\u00e1 todav\u00eda en los p\u00e1rrafos siguientes.
\nPara concluir este p\u00e1rrafo, me parece oportuno poner de relieve que las consideraciones referidas a la raz\u00f3n y religi\u00f3n en el Sistema preventivo de Don Bosco encuentran hoy un marco autorizado en las afirmaciones del papa em\u00e9rito Benedicto XVI en la carta enc\u00edclica Caritas in Veritate <\/em>(Caridad en la verdad): \u201cLa raz\u00f3n tiene siempre necesidad de ser purificada por la fe<\/em>, y esto vale tambi\u00e9n para la raz\u00f3n pol\u00edtica, que no debe creerse omnipotente. A su vez, la religi\u00f3n tiene siempre necesidad de ser purificada por la raz\u00f3n<\/em> para mostrar su aut\u00e9ntico rostro humano\u201d\u00a0 (CV, n. 56).
\n <\/p>\n\n
\nLa bondad est\u00e1 saturada de raz\u00f3n, puesto que la raz\u00f3n significa gu\u00eda de la mente y de la conducta con la fuerza de la verdad, y no con la presi\u00f3n emotiva o sentimental. Se ha aludido, y no s\u00f3lo una vez, al argumento. Pero cabe, en este punto, volver sobre el asunto antes de dar un paso m\u00e1s en el an\u00e1lisis y profundizaci\u00f3n del mismo, puesto que \u201cla raz\u00f3n, la racionalidad<\/em>, constituye un elemento esencial de la caridad sobrenatural y del aut\u00e9ntico cari\u00f1o, que no debe ser puro \u00edmpetu afectivo e instintivo. El \u00abamor\u00bb humano, precisamente porque tiene esa naturaleza, es espiritual y racional\u201d[12]<\/a>.
\nPor consiguiente, el cari\u00f1o reclama siempre la luz de la inteligencia, de la racionalidad. Un amor sofocante, dulz\u00f3n y empalagoso est\u00e1 en los ant\u00edpodas del amor propuesto y experimentado por Don Bosco. \u00c9ste pide al educador, en su sistema educativo, un amor equilibrado, abierto, l\u00edmpido y sensato.
\nA uno de sus j\u00f3venes colaboradores, maestro y asistente de los alumnos en el colegio de Lanzo Torinese, propon\u00eda: \u201cD\u00e9jate guiar siempre por la raz\u00f3n, y no por la pasi\u00f3n\u201d[13]<\/a>. Se trata de\u00a0 una densa y afortunada s\u00edntesis del pensamiento y de la pr\u00e1ctica de Don Bosco; pues cuando \u00e9l alude al tercer pilar o columna de su m\u00e9todo educativo, \u201cno se refiere al amor como atracci\u00f3n, pasi\u00f3n o apego, sino al amor luminoso e iluminado por la raz\u00f3n, porque solamente as\u00ed el amor es realmente amor humano (y no instinto, ni simple simpat\u00eda)\u201d[14]<\/a>.
\nSobre este punto, importante y delicado, no han insistido s\u00f3lo los estudiosos salesianos. Escribe, por ejemplo, el psicopedagogo franciscano Roberto Zavalloni: \u201cDon Bosco pide al educador un amor equilibrado, abierto, racional. Esta primera y fundamental exigencia educativa no permite confundir la paternidad y el coraz\u00f3n del que habla Don Bosco con una excesiva, f\u00e1cil y sentimental paternidad de amor<\/em>, sin contenido espiritual y religioso. El equilibrio entre la raz\u00f3n y el coraz\u00f3n es el punto m\u00e1s dif\u00edcil\u00a0 de establecer y de mantener en toda praxis educativa comprometida y consciente\u201d[15]<\/a>.
\nEn la conocida \u201cCarta de Roma\u201d de 1884, Don Bosco hace suya una fuerte llamada a ese encuentro mesurado y arm\u00f3nico entre raz\u00f3n y amor, manifestado por el educador y percibido como tal por el educando: \u201cQue los j\u00f3venes no s\u00f3lo sean amados, \u00a1sino que ellos mismos se den cuenta de que son amados! [\u2026] Que am\u00e1ndolos en las cosas que les agradan, participando en las inclinaciones propias de su edad, aprendan a ver el amor en las cosas que naturalmente les agradan poco; como son la disciplina, el estudio, la mortificaci\u00f3n de s\u00ed mismos, y que aprendan a hacer esas cosas con amor\u201d[16]<\/a>.
\nEn el horizonte de esa enriquecedora y equilibrada propuesta educativa, se entiende \u201clo importante que es evitar todo reduccionismo y estar muy atentos en el uso de expresiones extrapoladas de su contexto o de aforismos atribuidos a Don Bosco que pueden inducir a interpretaciones limitativas,desviantes o hasta peligrosas, del amor educativo salesiano (como la frase manida \u2013la educaci\u00f3n es \u00abcosa de coraz\u00f3n\u00bb\u2013 que Don Bosco no pronunci\u00f3, y desde luego nunca habr\u00eda aprobado sobre todo en los \u00faltimos a\u00f1os)\u201d[17]<\/a>.
\nEn realidad, la expresi\u00f3n que puede parecer m\u00e1s sugerente y personal \u2013el t\u00e9rmino amorevolezza<\/em> \u2013, no parece que haya llegado a ser dominante en el modo de expresarse de Don Bosco, de manera particular, en los escritos de la \u00faltima d\u00e9cada\u00a0 de su vida: \u201cTeme \u2013escribe Pietro Stella\u2013 que poramorevolezza<\/em> se entienda libertad de fomentar amistades particulares y morbosas entre educador y educando; teme tambi\u00e9n todas las posibles consecuencias afectivas y disciplinares [\u2026]. Por esto, parecer\u00eda\u00a0 que DonBosco, en lugar de amorevolezza\u00b8<\/em> prefiera otros t\u00e9rminos que le eran ya familiares y que, en la mente de sus Salesianos, pod\u00edan evocar igualmente el modo como \u00e9l educaba\u201d[18]<\/a>. \u00a0Recomienda, por ejemplo, la dulzura y bondad de san Francisco de Sales y su mansedumbre y caridad en el trato con los j\u00f3venes.
\nAl hablar de los tres elementos o principios fundamentales sobre los que se apoya su sistema o m\u00e9todo educativo, Don Bosco concede, como se ha dicho y repetido, un lugar preferente a la \u201craz\u00f3n\u201d. A\u00fan m\u00e1s, despu\u00e9s de haberse referido, en el folleto sobre el Sistema preventivo<\/em>, al \u201clenguaje del coraz\u00f3n\u201d, que los educadores, asistentes, jefes de taller o educadores en general deben adoptar en la pr\u00e1ctica educativa, a\u00f1ade sin reticencias ni ambig\u00fcedades que se tiene que \u201cevitar como la peste cualquier clase de apego o amistades particulares con los alumnos\u201d (SP,<\/em> 36-37).
\nSobre esta tajante advertencia, Don Bosco torn\u00f3 a insistir en otras ocasiones. Ya anciano, hizo una significativa confidencia al primer cardenal salesiano, Juan Cagliero, estrecho colaborador desde los principios de su Obra: \u201cTe manifiesto un temor. Temo que alguno de los nuestros pueda interpretar mal el afecto que Don Bosco ha tenido a los j\u00f3venes, y que por mi modo de confesarlos, muy de cerca, alguno se deje llevar de una excesiva sensibilidad hacia ellos, y pretenda despu\u00e9s justificarse diciendo que Don Bosco hac\u00eda lo mismo, sea cuando\u00a0 hablaba con ellos en privado sea cuando los confesaba. S\u00e9 que alguno se deja ganar el coraz\u00f3n y temo que, de esto, deriven peligros y da\u00f1os espirituales\u201d[19]<\/a>.
\nCabr\u00eda decir que las intuiciones y los temores de Don Bosco encuentran una sugestiva resonancia en las reflexiones de Xavier Th\u00e9venot: \u201cSe conoce hoy muy bien \u00ad\u2013escribe el psico-pedagogo salesiano en los \u00faltimos a\u00f1os del siglo XX\u2013 el efecto alienante de una relaci\u00f3n de ternura excesivamente desconectada de la funci\u00f3n cognitiva o de la racionalidad. Una relaci\u00f3n de este tipo fascina al joven y, al seducirlo, le sume en el \u00e1mbito de los deseos del educador: el adolescente adhiere a los deseos y propuestas de quien, a su parecer, posee todas las cualidades, pero no sabe a qu\u00e9 cosa realmente se adhiere [\u2026]. En cambio, seg\u00fan Don Bosco el lenguaje del coraz\u00f3n tiene que articularse siempre con el de la raz\u00f3n. Las exigencias del reglamento escolar y aun la misma fe pasan por la criba de la capacidad de discernir\u201d[20]<\/a>.
\nEn el fasc\u00edculo de 1877, al destacar los l\u00edneas maestras de su m\u00e9todo de educaci\u00f3n, Don Bosco hab\u00eda declarado precisamente que el Sistema preventivo consiste \u201cen hacer conocer las prescripciones y los reglamentos de un Instituto y vigilar despu\u00e9s, de modo que los alumnos tengan siempre sobre s\u00ed el ojo atento del director y de los asistentes que, como padres amorosos, hablan, sirven de gu\u00eda en cada ocasi\u00f3n, dan consejos y corrigen amablemente\u201d (SP,<\/em>33).
\nMerece la pena, en fin, recoger la conclusi\u00f3n a la que ha llegado uno de los m\u00e1s autorizados conocedores del pensamiento pedag\u00f3gico y de la obra educativa de Don Bosco. Seg\u00fan Pietro Braido, en la propuesta del fundador de la Congregaci\u00f3n salesiana, \u201cel equilibrio, la mesura, la racionalidad de los reglamentos, de las prescripciones, de las relaciones interpersonales est\u00e1n constantemente motivados e integrados por la sinceridad de la piedad religiosa<\/em>y por la participaci\u00f3n emp\u00e1tica<\/em> del educador activamente presente\u201d[21]<\/a>.
\n <\/p>\n\n
\nEn el nivel de los fines, esas realidades encierran una s\u00edntesis peculiar de los dispositivos necesarios para el desarrollo completo del muchacho desde el punto de vista f\u00edsico, intelectual, moral, social, religioso y afectivo. En el nivel metodol\u00f3gico, activan y promueven un conjunto de intervenciones id\u00f3neas para suscitar en el joven sus potencialidades y recursos m\u00e1s significativos \u2013mente, coraz\u00f3n, voluntad, dinamismo de la fe\u2013 interactivamente presentes.
\nDicho de otra manera: seg\u00fan el Sistema preventivo de Don Bosco, el empe\u00f1o moral y religioso se propone y promueve por medio de relaciones y procesos razonables y c\u00e1lidos. Sin perder de vista que la dulzura del cari\u00f1o no implica \u2013no debe implicar\u2013 debilidad sentimental, ni sensibler\u00eda empalagosa, sino aut\u00e9ntica implicaci\u00f3n emotiva y lo repito (una vez m\u00e1s), \u00a0constantemente iluminada y purificada por la raz\u00f3n y la religi\u00f3n.
\nEl 10 de agosto de 1885, Don Bosco \u2013en una carta al misionero salesiano en Argentina y\u00a0 futuro obispo, mons. Santiago Costamagna\u2013 hac\u00eda este resumen de su pensamiento: \u201cQue el Sistema preventivo sea nuestra caracter\u00edstica. Nunca castigos f\u00edsicos, nunca palabras humillantes, nunca reprensiones severas delante de otros. Por el contrario, que en las clases suenen las palabras: dulzura, caridad y paciencia. Nunca palabras mordaces, nunca un golpe leve o grave. H\u00e1gase uso de los castigos negativos, siempre de modo que quienes los reciben se conviertan en m\u00e1s amigos nuestros que antes, y no se alejen de nosotros\u00a0 envilecidos\u201d[22]<\/a>.
\nEste y otros textos \u2013recogidos en el folleto El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n de la juventud\u2013 <\/em>y las referencias hechas a diferentes escritos de Don Bosco, as\u00ed como los testimonios de autorizados colaboradores \u00a0y estudiosos de su pensamiento, conducen a una afirmaci\u00f3n ampliamente documentada: \u201cDe las tres grandes palabras del sistema, parece que la raz\u00f3n<\/em>, de manera particular, tiene que conservar la plenitud de su significado y de sus funciones te\u00f3ricas y pr\u00e1cticas: entender, explicar, juzgar, decidir. La raz\u00f3n puede llegar a ser, de este modo, el \u00abguardi\u00e1n de la afectividad y de la misma religiosidad\u00bb, iluminada gu\u00eda pr\u00e1ctica del obrar, clave de la vida moral, espacio indispensable para oportunas intuiciones creativas\u201d[23]<\/a>.
\nEs verdad que Don Bosco, sacerdote, educador y hombre de acci\u00f3n, no se propuso nunca la tarea\u00a0 de mostrar o demostrar, de manera sistem\u00e1tica y completa, el significado y las funciones de la raz\u00f3n en el \u00e1mbito de la obra y misi\u00f3n educativas. Ni la \u00edndole personal o los intereses de fundador de la Congregaci\u00f3n salesiana, ni su espec\u00edfica preparaci\u00f3n cultural le hubiesen facilitado la empresa.
\nEn este como en otros sectores, el pensamiento de Don Bosco se presenta te\u00f3ricamente menos elaborado. No es, por tanto, el caso de comparar El Sistema preventivo en la educaci\u00f3n de la juventud <\/em>(1877), por ejemplo, con los Pensamientos sobre la educaci\u00f3n<\/em> (1693) de J. Locke.
\nSin embargo, la menor elaboraci\u00f3n te\u00f3rica de una propuesta educativa no quiere decir necesariamente que sea menor la riqueza de sus contenidos. En cualquier caso, se puede afirmar y confirmar sin reservas que el \u201cpensamiento de Don Bosco est\u00e1 te\u00f3ricamente menos elaborado, pero se presenta m\u00e1s rico en contenido\u201d[24]<\/a>.
\nEn efecto, desde la \u00f3ptica del Sistema preventivo, se pueden poner de relieve y actuar, de manera eficaz, las diferentes actividades educativas que inspira la raz\u00f3n\/racionalidad: 1) \u201chumanizar\u201d al joven mediante el contacto concreto y directo con los valores (salud, instrucci\u00f3n, inserci\u00f3n social con una adecuada capacitaci\u00f3n profesional y segura \u201chonradez\u201d personal); 2) crear s\u00f3lidas \u201cconvicciones\u201d religiosas, morales y sociales; 3) \u201crazonar\u201d con el joven, utilizando un lenguaje esencial y coherente, aduciendo motivaciones adecuadas a su edad y situaci\u00f3n; 4) \u201cganar el coraz\u00f3n\u201d, que es \u00f3rgano del amor, pero asimismo principio del entender\u00a0 y comprender; 5) servirse, en concreto, de \u201cm\u00e9todos y medios educativos (disciplina, reglamentos, organizaci\u00f3n de la comunidad educativa, intervenciones del educador) inspirados en el sentido com\u00fan, la sencillez, la funcionalidad y \u00a0la atenci\u00f3n a la diversidad de las \u00ab\u00edndoles\u00bb\u201d[25]<\/a>.
\nEl m\u00e9todo propuesto y actuado por Don Bosco es \u201cel m\u00e9todo de la normalidad\u201d. En todas las cosas establecidas, Don Bosco es razonable y quiere que los j\u00f3venes se den cuenta de que es razonable la orden dada, \u201cy no quiere que, por leg\u00edtimos motivos espirituales, se manden cosas no razonables\u201d. \u00a0De hecho, \u201ccuando Don Bosco pon\u00eda como base de su sistema la raz\u00f3n, lanzaba un principio sobremanera denso de significado pedag\u00f3gico\u201d [26]<\/a>.
\nMucho antes que el an\u00f3nimo autor del p\u00e1rrafo trascrito, lo hab\u00eda entendido muy bien Francisco Cerruti, estrecho colaborador de don Bosco y uno de los primeros estudiosos de su pensamiento pedag\u00f3gico.
\nTras recordar las \u201cbases sobre las que Don Bosco se propon\u00eda \u00a0educar al ni\u00f1o, al adolescente, al joven\u201d, Cerruti invitaba a los seguidores del fundador de la Congregaci\u00f3n salesiana a obrar de manera coherente: \u201cAntes de obligar a observar el reglamento, hac\u00e9dselo conocer; la raz\u00f3n preceda a la acci\u00f3n, el conocimiento de la cosa preceda a su actuaci\u00f3n. Esta actuaci\u00f3n se obtenga con la racionalidad y la caridad, no con el despotismo y el palo. Ofreced al joven la posibilidad de hacer actos buenos (acto bueno es el que realizan la raz\u00f3n y la voluntad rectamente operantes); estos actos buenos repetidos forman, en \u00e9l, los buenos h\u00e1bitos y estos h\u00e1bitos buenos, el buen car\u00e1cter, es decir, el car\u00e1cter constituido, al mismo tiempo, de bondad y de firmeza, de abnegaci\u00f3n y de suavidad, de sacrificio y de amor. Un car\u00e1cter que, bien formado desde la infancia, llegar\u00e1 a ser, poco a poco, como una segunda naturaleza; y ser\u00e1 para el ni\u00f1o, para el joven, una salvaguardia potente, y el recurso m\u00e1s fuerte y vigoroso para la edad madura\u201d[27]<\/a>.
\nEste texto, publicado en 1916, todav\u00eda arroja luz en 2013, para entender y apreciar justamente el puesto de la \u201craz\u00f3n\u201d en el Sistema preventivo de Don Bosco.
\n <\/p>\n
\n[1]<\/a> Juan BOSCO, El Sistema Preventivo en la educaci\u00f3n de la juventud<\/em>. Introducci\u00f3n y notas hist\u00f3rico- biogr\u00e1ficas de Jos\u00e9 Manuel Prellezo, Madrid, Editorial CCS, 2012, p. 31 y pp. 249-255. Por comodidad, citar\u00e9 el fasc\u00edculo en el cuerpo del art\u00edculo con la sigla SP<\/em>, seguida de la p\u00e1gina correspondiente; por ejemplo: (SP<\/em>, 31-32).
\n[2]<\/a> Giovanni BOSCO, Scritti<\/em> pedagogici e spirituali<\/em>, a cura di J. Borrego, A. Ferreira , F. Motto, J. M. Prellezo, Roma, LAS, 1987, p\u00e1g. 98.
\n[3]<\/a> Pietro BRAIDO, Stili<\/em> di educazione cristiana\u00a0 alla soglia del 1848<\/em>, \u00a0Milano, Vita e Pensiero, 1979, p\u00e1g. 391.
\n[4]<\/a> Pietro STELLA, Don Bosco nella storia economica e sociale (1815-1870), Roma, LAS, 1981,p\u00e1g. 237.
\n[5]<\/a> P STELLA, Don Bosco nella storia della religiosit\u00e0<\/em>,\u00a0 vol.\u00a0 II, p\u00e1g. 453.
\n[6]<\/a> Ab. BLANCHARD, La scuola del costume<\/em>\u00b8 vol. I. Torino, Pomba, 1825, p\u00e1g. 8.
\n[7]<\/a> Michele\u00a0 PELLEREY, La via della ragione: rileggendo le parole e le azioni di don Bosco<\/em>, en C.NANNI (ed.), Il<\/em> sistema preventivo e l\u2019educazione dei giovani<\/em>, Roma, LAS, 1989, p\u00e1g. 27.
\n[8]<\/a> Cfr. M. PELLEREY, La via della ragione,<\/em> p\u00e1g. 29.
\n[9]<\/a> Jos\u00e9 Manuel PRELLEZO, Valdocco<\/em> en el XIX\u00a0 entre lo real y lo ideal. Documentos y testimonios sobre una experiencia pedag\u00f3gica, <\/em>Madrid, Editorial CCS, 2000, p\u00e1g. 239.
\n[10]<\/a> Domenico RUFFINO, Libro di\u00a0 esperienza (e notizie circa\u00a0 D. Bosco)<\/em>, 1864, en Archivio Salesiano Centrale (Roma) B10029.
\n[11]<\/a> Cf. Juan \u00a0BOSCO, Vidas de j\u00f3venes. Las biograf\u00edas de Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco<\/em>, Madrid, Editorial CCS, 2012, cap. XV.
\n[12]<\/a> P. BRAIDO, El Sistema preventivo de Don Bosco<\/em>, p\u00e1g. 163.
\n[13]<\/a> Giovanni B. LEMOYNE – Angelo AMADEI. Memorie<\/em> Biografiche di san Giovanni Bosco, <\/em>vol. X,Torino, SEI, 1939, p\u00e1g. 1023.
\n[14]<\/a> P. BRAIDO, El Sistema preventivo de Don Bosco<\/em>, p\u00e1g. 164.
\n[15]<\/a> Roberto ZAVALLONI, Significado de una pedagog\u00eda del cari\u00f1o<\/em>, en J. M. PRELLEZO, Educar con Don Bosco. Ensayos de pedagog\u00eda salesiana<\/em>, Madrid, Editorial CCS, 2<\/sup>2012, p\u00e1gs. 189-190.
\n[16]<\/a> J. BOSCO, El sistema preventivo en la educaci\u00f3n. Memorias y ensayos<\/em>, p\u00e1g. 264.
\n[17]<\/a> Aldo GIRAUDO, Don Bosco, maestro de vida espiritual. Servid al Se\u00f1or con alegr\u00eda,<\/em> Madrid, Editorial CCS. 2012, p\u00e1g.\u00a0 24. Cf. J. M. PRELLEZO, \u201cDei Castighi\u201d (1883): puntualizzazionisull\u2019autore e sulle fonti redazionali dello scritto<\/em>, en \u201cRicerche Storiche Salesiane\u201d 28 (2008) 287-307.
\n[18]<\/a> P. STELLA, Don Bosco nella storia della religiosit\u00e0 cattolica<\/em> II, p\u00e1gs. 465-466.
\n[19]<\/a>\u00a0 Memorias Biogr\u00e1ficas de Don Bosco<\/em>, vol. 18, p\u00e1g. 476; cf. tambi\u00e9n vol. 13, p\u00e1gs. 85, 800.
\n[20]<\/a> Cfr. Xavier TH\u00c9VENOT, Don Bosco \u00e9ducateur<\/em>\u2026, en\u00a0 G. AVANZINI et al., \u00c9ducation<\/em> etp\u00e9dagogie chez Don Bosco<\/em>, Paris, Fleurus, 1980, p\u00e1g. 247.
\n[21]<\/a> P. BRAIDO, Prevenire<\/em> non reprimere<\/em>, p\u00e1g. 395.
\n[22]<\/a> G. BOSCO, Scritti<\/em> pedagogici<\/em>, p\u00e1g. 365; cfr. tambi\u00e9n Francesco MOTTO (ed.), Juan Bosco,\u00a0Cartas a j\u00f3venes y educadores<\/em>, Madrid, Editorial CCS, 1994, p\u00e1g. 267.
\n[23]<\/a> P. BRAIDO, Prevenire, non reprimere<\/em>,\u00a0 p\u00e1g. 395; cfr. M. PELLEREY, Il metodo della ragione,<\/em> \u201cOrientamenti Pedagogici\u201d 35 (1988) 183-396.
\n[24]<\/a> P. BRAIDO, Raz\u00f3n\/racionalidad<\/em>, en FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACI\u00d3N, Diccionario de ciencias de la educaci\u00f3n<\/em>, p\u00e1g. 994.
\n[25]<\/a> Cfr. Ibid<\/em>.,\u00a0 p\u00e1gs. 294-295.
\n[26]<\/a>\u00a0 MINIMUS, Metodo<\/em> della ragione<\/em>,\u00a0 en \u201cSalesianum\u201d 9 (1947)\u00a0 273, 278.
\n[27]<\/a> Francesco CERRUTI, Il problema morale nell\u2019educazione.<\/em> Torino, Tipografia S.A.I.D. \u201cBuona Stampa\u201d 1916, p. 35.<\/p>\n