{"id":6530,"date":"2013-09-01T00:00:02","date_gmt":"2013-08-31T22:00:02","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6530"},"modified":"2013-09-01T00:00:02","modified_gmt":"2013-08-31T22:00:02","slug":"peculiaridad-educativa-y-evangelizadora-de-la-formacion-profesional","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/peculiaridad-educativa-y-evangelizadora-de-la-formacion-profesional\/","title":{"rendered":"PECULIARIDAD EDUCATIVA Y EVANGELIZADORA DE LA FORMACI\u00d3N PROFESIONAL"},"content":{"rendered":"
Miguel Angel Garc\u00eda Morcuende<\/strong> <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n MIGUEL \u00c1NGEL GARC\u00cdA MORCUENDE<\/p>\n Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 440. Septiembre 2013<\/strong><\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Miguel Angel Garc\u00eda Morcuende Responsable del Departamento Escuela\/Centro de Formaci\u00f3n Profesional. Direcci\u00f3n General Obras Salesianas. Roma \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO.- El autor reflexiona sobre la armonizaci\u00f3n entre las caracter\u00edsticas educativas espec\u00edficas de la Formaci\u00f3n Profesional y la propuesta evangelizadora.\u00a0 Luego propone, en coherencia con los rasgos expuestos, cinco v\u00edas para dar cauce a dicha propuesta […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1693,817,94],"tags":[],"class_list":["post-6530","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-440","category-miguel-angel-garcia-morcuende","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6530"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6530"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6530\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6530"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6530"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6530"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nResponsable del Departamento Escuela\/Centro de Formaci\u00f3n Profesional.<\/em><\/strong>
\nDirecci\u00f3n General Obras Salesianas. Roma<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO.-<\/strong>
\nEl autor reflexiona sobre la armonizaci\u00f3n entre las caracter\u00edsticas educativas espec\u00edficas de la Formaci\u00f3n Profesional y la propuesta evangelizadora.\u00a0 Luego propone, en coherencia con los rasgos expuestos, cinco v\u00edas para dar cauce a dicha propuesta educativo-evangelizadora: la centralidad de la espiritualidad y de la \u00e9tica del trabajo; el acompa\u00f1amiento de los alumnos; el ambiente educativo; la recuperaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n human\u00edstica; y la proyecci\u00f3n social.
\n
\nEl tema propuesto nos sit\u00faa en una de las grandes urgencias de la pastoral educativa de hoy.\u00a0 Por ser un argumento complejo, escasa es tambi\u00e9n la reflexi\u00f3n. En estas p\u00e1ginas nos proponemos simplemente sugerir una lectura que pueda ofrecer una visi\u00f3n de conjunto \u00fatil, siempre en vistas a iluminar algunas conclusiones operativas en el contexto europeo.
\n
\nAl hablar de \u201cevangelizaci\u00f3n\u201d en la Formaci\u00f3n Profesional (FP) hemos de responder necesariamente a cuatro cuestiones: en primer lugar, qu\u00e9 significa \u201cevangelizar\u201d; en segundo lugar, cu\u00e1l es el escenario socio-educativo en el que se ubica la FP; adem\u00e1s, qu\u00e9 situaci\u00f3n particular est\u00e1n viviendo los j\u00f3venes de nuestros centros; por \u00faltimo, qu\u00e9 sugerencias hacer para una propuesta evangelizadora apropiada para este ambiente formativo.
\n <\/p>\n\n
\nRicos y numerosos son los textos del magisterio de la Iglesia que iluminan esta cuesti\u00f3n. A la hora de responder, proponemos considerar tres pautas b\u00e1sicas<\/em> al respecto.
\n
\nLa primera la tomamos de las propuestas finales del\u00a0 S\u00ednodo de los Obispos sobre La Nueva Evangelizaci\u00f3n para la transmisi\u00f3n de la fe cristiana<\/em> (7-28 octubre 2012): \u201cProclamar la Buena Nueva y la persona de Jes\u00fas es una obligaci\u00f3n para todo cristiano, fundado en el Evangelio: \u00abId, pues, y haced disc\u00edpulos a todas las gentes, bautiz\u00e1ndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp\u00edritu Santo\u00bb (Mt. 28, 19). Al mismo tiempo, constituye un derecho inalienable de toda persona, con independencia de su religi\u00f3n o irreligi\u00f3n, tener la posibilidad de conocer a Jesucristo y el Evangelio. Este anuncio, hecho de manera integral, ha de ofrecerse respetando totalmente a cada persona, sin forma alguna de proselitismo\u201d (n.10).
\n
\nLa segunda es la famosa afirmaci\u00f3n de Pablo VI en la Exhortaci\u00f3n apost\u00f3licaEvangelii<\/em> Nuntiandi<\/em> (1975): \u201cNo se trata solamente de predicar el Evangelio en zonas geogr\u00e1ficas cada vez m\u00e1s vastas o poblaciones cada vez m\u00e1s numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de inter\u00e9s, las l\u00edneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que est\u00e1n en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvaci\u00f3n\u201d.
\n
\nPor \u00faltimo, las instituciones cat\u00f3licas son \u201clugar de formaci\u00f3n integral mediante la asimilaci\u00f3n sistem\u00e1tica y cr\u00edtica de la cultura [\u2026]; son verdaderamente un espacio privilegiado de promoci\u00f3n integral mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural\u201d [1]<\/a>.
\n
\nDe estas tres afirmaciones significativas emergen algunas consideraciones acerca del significado espec\u00edfico de la misi\u00f3n evangelizadora en el \u00e1mbito de la FP.
\n
\n* Ante todo, hablar de \u201cevangelizaci\u00f3n\u201d\u00a0 es centrarse en la historia concreta de las personas (historia de salvaci\u00f3n) y no simplemente comunicar un sistema de pensamiento o adecuarse a una normativa moral. Por ello, conocer y apreciar laintegralidad de la persona Jesucristo y su Evangelio es un \u201cderecho\u201d de toda persona. Se trata de formar, de comprometer la historia de los sujetos, ofreciendo la oportunidad de Dios como posibilidad de futuro<\/em><\/strong>: \u201cNuestra tarea en el marco de la evangelizaci\u00f3n no es otra que crear las condiciones para que los hombres puedan descubrir en la buena noticia de Jesucristo la verdad de sus propias vidas\u201d[2]<\/a>.
\n
\n* La fe cristiana no es un tratado a estudiar, sino que evoca una actitud comprometida, dirigida a personas concretas, para iluminar y movilizar su vida<\/em><\/strong>. Lo dec\u00eda Pablo VI: se trata de alcanzar y\u00a0 remover \u201clos criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de inter\u00e9s, las l\u00edneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida\u201d. Ayudar a descubrir que Cristo y su Evangelio es el centro de la historia, el \u201chombre nuevo\u201d, la fuerza transformadora que juzga las culturas\u00a0 y que humaniza las personas. Evangelizar significa continuar la encarnaci\u00f3n salvadora en los hombres y mujeres de hoy, en las familias, en el trabajo, en la sociedad.
\n
\n* No se puede hablar del valor educativo de un centro de formaci\u00f3n sin poner sobre la mesa los contenidos culturales<\/em><\/strong> que se ofrecen, el m\u00e9todo de ense\u00f1anza y las destrezas pedag\u00f3gicas que se utilizan. Por otro lado, no se puede entrar en la cuesti\u00f3n de la cultura y el trabajo en un centro profesional de inspiraci\u00f3n cat\u00f3lica, si no se muestra claramente \u201cla agenda de valores\u201d en la que se inspira<\/em><\/strong> (el Evangelio) y sin hacer menci\u00f3n a la capacidad profesional de los educadores, mediadores de la doble s\u00edntesis entre cultura y evangelio, entre fe y vida. De esta manera, los tres aspectos (la cultura del trabajo, la capacidad formativa integral y la evangelizaci\u00f3n), aunque formalmente diferentes,\u00a0 se unen y se requieren mutuamente, sin divisi\u00f3n, sin confusi\u00f3n, sin yuxtaposiciones.
\n <\/p>\n\n
\nLa pregunta que muchos educadores e instituciones nos hacemos es si en estos contextos formativos la evangelizaci\u00f3n sigue siendo una \u201cbuena noticia\u201d. Ciertamente, Cristo y su evangelio no cambian, pero est\u00e1 cambiando el hombre, su cultura: sus criterios, sus intereses, sus esquemas de pensamiento, sus estilos de vida, sus formas de trabajo. M\u00e1s a\u00fan: al acercarnos a la realidad de la Formaci\u00f3n Profesional nos damos cuenta\u00a0 del v\u00ednculo entre\u00a0 la labor\u00a0 educativa-formativa de nuestras instituciones <\/em>y\u00a0 el mundo del trabajo<\/em>, donde la Formaci\u00f3n Profesional tiene su lugar natural y su desembocadura. \u00bfSe puede a\u00fan evangelizar en este ambiente tan espec\u00edfico, donde los saberes formales est\u00e1n recogidos en disciplinas t\u00e9cnicas, con metodolog\u00edas did\u00e1cticas tan peculiares?
\n
\n2.1. El escenario socio-educativo donde se desarrolla la Formaci\u00f3n Profesional <\/em>vive notables transformaciones<\/em>.
\nMuchas organizaciones y movimientos civiles y religiosos han respondido y responden a esta emergencia con instituciones formativas, buscando la armonizaci\u00f3n de la profesionalizaci\u00f3n y de la formaci\u00f3n integral. El objetivo ha sido y sigue siendo no tanto preparar para un \u2018t\u00edtulo\u2019: la formaci\u00f3n profesional tiene por finalidad preparar al alumnado para la actividad en un campo profesional<\/em>, as\u00ed como contribuir a su desarrollo personal<\/em>, al ejercicio de una ciudadan\u00eda democr\u00e1tica<\/em> y al aprendizaje permanente<\/em>. Es aqu\u00ed, en la formaci\u00f3n para el trabajo, donde el Evangelio ha de ser significativo. Es claro que el contexto en el que se desarrolla aqu\u00ed la evangelizaci\u00f3n es diferente al de una parroquia, un grupo de compromiso eclesial o una asociaci\u00f3n juvenil. Son diversos los destinatarios, las herramientas, los contenidos, los tiempos y los m\u00e9todos.
\n
\nEn muchos casos, la inquietud de las familias que llaman a las puertas de nuestras instituciones de FP no parece estar orientada expl\u00edcitamente hacia la formaci\u00f3n cristiana de sus hijos. De hecho, en un mismo grupo se encuentran j\u00f3venes muy distintos entre ellos: los indiferentes o ajenos al mundo religioso, para los cuales la pregunta religiosa parece irrelevante; otros, dispuestos a escuchar y a hacer experiencias, pero no preocupados por el conocimiento org\u00e1nico de la fe cristiana, y menos a\u00fan con una coherencia de vida con las ense\u00f1anzas del Evangelio; existen alumnos con una cierta pr\u00e1ctica religiosa para los cuales la fe permanece en la vida privada; por \u00faltimo, j\u00f3venes motivados y disponibles, \u201cn\u00f3madas espirituales en b\u00fasqueda\u201d[3]<\/a>, que nos demandan una propuesta cristiana adecuada a sus\u00a0 deseos y capacidades.
\n
\n2.2. Los centros de FP son un lugar original de<\/em> oportunidades y de retos<\/em><\/strong>.
\n
\nNo es materia de este art\u00edculo desarrollar la complejidad del desempe\u00f1o laboral en nuestras sociedades. Ahora bien, en este punto, es necesario ubicar el campo formativo de la capacitaci\u00f3n para el trabajo en dos aspectos:
\n <\/p>\n\n
\n
\n
\nA la luz de estas consideraciones, debemos concluir que el mundo de los j\u00f3venes que frecuentan nuestros centros de Formaci\u00f3n Profesional lleva consigo exigencias particulares que afectan tambi\u00e9n a nuestra propuesta educativo-pastoral. La acci\u00f3n pastoral de la Iglesia ser\u00e1 buena si responde a una adecuada \u00abvisi\u00f3n\u00bb de la realidad. Una misi\u00f3n pastoral sin visi\u00f3n es una pastoral ciega, de \u00abojos vendados\u00bb: mantiene, conserva, repite, pero no responde a nuevos desaf\u00edos. Se hace necesaria una visi\u00f3n adecuada de los j\u00f3venes que se materialice en proyectos pastorales l\u00facidos y sabios.
\n
\n3.1. Unos j\u00f3venes condicionados por la crisis y los cambios<\/em>
\n
\nUna primera constataci\u00f3n es esta: los alumnos de FP est\u00e1n viviendo una \u00e9poca formativa muy marcada por las condiciones y l\u00edmites del momento social. Frente a la inestabilidad del futuro laboral, estos<\/em><\/strong> j\u00f3venes viven la crisis de las propias expectativas<\/em><\/strong>.\u00a0 En sus biograf\u00edas, el sentido de las opciones y del proyecto de vida es muy fr\u00e1gil: el mundo del trabajo (incierto) influye notablemente en ellos.
\n
\nEl que fuera uno de los libros de negocios con m\u00e1s visi\u00f3n de futuro de finales del siglo XX (La edad de la sinraz\u00f3n<\/em>, Charles Handy, 1989)[4]<\/a> predijo que para el mercado de trabajo en este siglo, las empresas ser\u00edan \u201creacias a garantizar empleos fijos para todo el mundo\u201d. Esto explica as\u00ed el aumento de la inseguridad emocional de los alumnos<\/em>, muchos de ellos vulnerables, perplejos acerca de su desarrollo personal\/profesional y, con frecuencia, carentes de motivaci\u00f3n y autoconfianza. En el gran escenario de las sociedades desarrolladas,\u00a0 ahora denominadas \u201csociedades del conocimiento\u201d, la fuerza viene dada por los factores econ\u00f3micos, los cambios en los perfiles profesionales, la expansi\u00f3n exponencial continuada del uso de las tecnolog\u00edas de la informaci\u00f3n y de la comunicaci\u00f3n, las cambiantes pol\u00edticas educativas.
\n
\nEs este el nuevo reto educativo-pastoral para la formaci\u00f3n profesional: concebir la formaci\u00f3n de la profesionalidad como un elemento del proceso educativo, de acuerdo con una visi\u00f3n integral que educa personalidades fuertes capaces de vivir, con flexibilidad y versatilidad, en la naturaleza cambiante de la sociedad<\/em>. En consecuencia, los sistemas de sistemas de educaci\u00f3n y formaci\u00f3n profesional no pueden ser s\u00f3lo transmisores de informaci\u00f3n, sino que han participar en la creaci\u00f3n de las caracter\u00edsticas personales relacionadas con el \u201csaber ser\u201d: se trata de dar vida a un sistema de aprendizaje en el que las intervenciones sean capaces de sostener un proyecto de vida, un desarrollo humano.
\n
\nPor otra parte, la educaci\u00f3n y la formaci\u00f3n se han convertido, por tanto, en factores estrat\u00e9gicos para promover no s\u00f3lo el crecimiento econ\u00f3mico y el bienestar social de cualquier pa\u00eds. S\u00f3lo aquellas competencias que son fundamentales para el pleno desarrollo de la personalidad humana, lo son tambi\u00e9n para la inserci\u00f3n en la sociedad y en la vida profesional<\/em>. Muchas de las profesiones actuales exigen, en efecto, conocimiento y confianza en uno mismo, capacidad de asumir las propias emociones, capacidad de iniciativa, formaci\u00f3n \u00e9tica en la toma de decisiones o en la soluci\u00f3n de problemas, destrezas de pensamiento cr\u00edticas y creativas, destrezas interpersonales y capacidad de comunicarse o de colaborar con los dem\u00e1s, es decir, ser aprendices de por vida[5]<\/a>.
\n
\n3.2.\u00a0 Valor educativo del trabajo<\/em>
\n
\nUna segunda idea es la urgencia de recuperar<\/em><\/strong> el inapreciable valor educativo del trabajo,<\/em><\/strong> donde la centralidad y la dignidad de la persona es el primer capital que hay que salvaguardar\u00a0 y valorar[6]<\/a>.
\n
\nComo ya dec\u00eda Juan Pablo II en la Laborem<\/em> exercens,<\/em> \u201cel trabajo es la clave de toda la cuesti\u00f3n social\u201d\u00a0 (n.3). En otras\u00a0 palabras, condiciona los progresos y los desequilibrios de la sociedad, podemos decir, influye en las generaciones de futuros trabajadores, en su dignidad, en su conciencia, en su profesionalidad. Basta pensar la erosi\u00f3n que ha sufrido la \u00e9tica del trabajo y la instrumentalizaci\u00f3n pol\u00edtica del mismo,el desempleo, \u00a0la movilidad geogr\u00e1fica de los trabajadores y el consiguiente malestar derivado de la p\u00e9rdida de los v\u00ednculos culturales y comunitarios, la visi\u00f3n de lacompetividad econ\u00f3mica. Cuando la enc\u00edclica \u00abCentesimus Annus\u00bb[7]<\/a> se\u00f1ala que los hombres act\u00faan como un resultado de la cultura que los ha formado<\/em>, \u00bfqu\u00e9 tipo de perfil de ciudadano nacer\u00e1 en estas condiciones apenas mencionadas?
\n
\nLa promoci\u00f3n de la justicia en este campo, el primado de la persona sobre todas estas amenazas y la promoci\u00f3n de una humanizadora visi\u00f3n del trabajo son necesidades urgentes que interpelan cristianamente a todo evangelizador. La Doctrina Social de la Iglesia tiene mucho que decir en este mundo complejo. La evangelizaci\u00f3n se convierte de esta manera en oferta de una nueva cultura de trabajo<\/em>.
\n\u00a0<\/em><\/p>\n\n
\nDe lo dicho hasta ahora, vemos claro el papel privilegiado de la Formaci\u00f3n Profesional.\u00a0 Esta instituci\u00f3n formativa est\u00e1 llamada a proporcionar a las personas la oportunidad real de un desarrollo m\u00e1s integral en t\u00e9rminos del sentido de la existencia, saberes, competencias, relaciones y experiencias significativas.\u00a0 Todo ello es posible si el centro de FP cuenta con un equipo educativo<\/em> que sepa\u00a0 inventar y recorrer nuevas rutas pastorales, complementarias y fuertemente interdependientes. La intencionalidad pastoral de un centro de FP ha de crear una trama de intervenciones y opciones acordes con su realidad, con el proyecto educativo-pastoral\u00a0y con la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes que atiende. En este sentido, se\u00f1alamos estas cinco v\u00edas: la centralidad de la espiritualidad y de la \u00e9tica del trabajo; el acompa\u00f1amiento de los alumnos; el ambiente educativo; la recuperaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n human\u00edstica; y la proyecci\u00f3n social.
\n
\n4.1. C<\/em>entralidad de la espiritualidad y de la \u00e9tica del trabajo<\/em>
\n
\nNos parece importante recuperar en nuestros centros de FP<\/em><\/strong> la \u201cespiritualidad del trabajo\u201d<\/em><\/strong>, como un proyecto original de vida cristiana, sencillo por tratarse de un \u00e1mbito de la vida cotidiana, y que dignifica a la persona. Una espiritualidad que es fuente de superaci\u00f3n y de vivencia \u00e9tica para la b\u00fasqueda y recuperaci\u00f3n de los valores humanos, cient\u00edficos, morales y espirituales.
\n
\nDebe tenerse en cuenta que, normalmente, los alumnos de nuestros centros son portadores de diferentes ideas y concepciones de la vida, con multiplicidad de visiones del mundo.\u00a0Sin embargo, nuestra propuesta formativa es antes de nada unecosistema donde el joven <\/em>es invitado a un crecimiento humano integral<\/em>. Tambi\u00e9n por esta raz\u00f3n, la ausencia de la ense\u00f1anza religiosa en la FP no debe ser concebida como un l\u00edmite, sino como una oportunidad para intervenir con mayor claridad en su formaci\u00f3n espiritual y moral, en la anchura y la profundidad de la vida de fe. Es necesario que el\u00a0 proyecto formativo se oriente para conducir a los estudiantes, casi naturalmente, a trav\u00e9s de la actividad ordinaria y de una pedagog\u00eda realista hacia esta propuesta, sabiendo que la propuesta de fe es siempre objeto de una elecci\u00f3nlibre.
\n
\nLa cultura del trabajo y el humanismo cristiano<\/em> se reclaman constantemente para acoger la vida, para descubrir su sentido, para subrayar la dimensi\u00f3n de trascendencia, para abrirse a un servicio solidario, para orientar la vida seg\u00fan las bienaventuranzas.\u00a0 En los centros de formaci\u00f3n profesional se forma con la pedagog\u00eda de trabajo y mediante el trabajo. <\/em>Se vuelve necesario recuperar una espiritualidad que ayude tanto en el descubrimiento y desarrollo de las propias habilidades para la realizaci\u00f3n personal, como en el sentido de servicio al bien com\u00fan de la sociedad, el bien relacionado con el vivir social de las personas. La dimensi\u00f3n \u00e9tico-religiosa constituye as\u00ed para las personas un factor de integraci\u00f3n personal y de arm\u00f3nica identidad.
\n
\nLa Formaci\u00f3n Profesional es orientadora, ya que se trata de un proceso de educaci\u00f3n continua, destinado a la promoci\u00f3n del individuo hacia objetivos de \u00abmadurez vocacional\u00bb<\/em>; se erige como ayuda para abordar plenamente todas las decisiones de la vida,\u00a0 no s\u00f3lo profesionales, sino tambi\u00e9n sociales y vocacionales; no consiste s\u00f3lo en una formaci\u00f3n para una carrera, sino en una visi\u00f3n m\u00e1s amplia. Compartimos con David Hansen[8]<\/a> su proposici\u00f3n de utilizar el t\u00e9rmino vocaci\u00f3n<\/em> y no carrera. <\/em>Este \u00faltimo es un concepto demasiado individualista y no ofrece un significado para la vida personal. En otras palabras, la Formaci\u00f3n Profesional difiere de otras realidades educativas, precisamente porque no es pasiva o meramente centrada en constatar\u00a0las actitudes de la persona, sino que es activa, ya que tiene como objetivo proporcionar nuevos itinerarios personales y diversificados que capaciten en la toma de decisiones \u00fatiles para s\u00ed mismo y para los dem\u00e1s en el curso de la vida. Un nuevo concepto de \u201cprofesionalidad\u201d\u00a0 se impone hoy en el marco de las competencias personales y profesionales.
\n
\n4.2.\u00a0 A<\/em>compa\u00f1amiento personal a los alumnos<\/em>
\n
\nUn\u00a0 punto de partida esencial es<\/em><\/strong> el acompa\u00f1amiento de estos j\u00f3venes<\/em><\/strong>partiendo del lugar y modo en que se encuentran: conocer su riqueza humana y religiosa, observar el contexto de sus ambientes, valorar cuanto de positivo llevan en s\u00ed y escuchar atentamente sus expectativas. La vida del taller, del aula, del patio y de los otros espacios del centro es lugar de encuentro, m\u00e1s all\u00e1 de los distintos roles. Es esencial esta \u201cpedagog\u00eda de las ocasiones cotidianas\u201d que esconde enormes posibilidades educativas: son oportunidades \u201cgratuitas\u201d de escucha y de propuesta, es una pastoral de la proximidad. Esta conectividad de interacciones cotidianas[9]<\/a>generan relaciones inspiradas en la acogida rec\u00edproca, en la aceptaci\u00f3n incondicional desde el respeto mutuo, en la colaboraci\u00f3n, en el sentido de la responsabilidad y que son, por tanto, evang\u00e9licas. La capacidad de construir relaciones no s\u00f3lo funcionales sino vitales es uno de los elementos clave de la calidad de las instituciones de Formaci\u00f3n Profesional de inspiraci\u00f3n cristiana.\u00a0Este contexto vital constituye una muestra en vivo de los valores declarados en el Ideario.
\n
\nEl profesor es un mediador, un facilitador que tiene una visi\u00f3n positiva de los j\u00f3venes, sus capacidades y posibilidades; adem\u00e1s de su cometido profesional, bien hecho y realizado con competencia, tiene un enorme peso su testimonio humano y religioso-cristiano<\/em>. \u201cLa conexi\u00f3n de lo personal con lo profesional contribuye a unos objetivos educativos que van mucho m\u00e1s all\u00e1 del desarrollo del profesor concreto\u201d[10]<\/a>, en nuestro caso, tienen una\u00a0 finalidad educativo-pastoral. La persona que hay en el profesional (el ser en la acci\u00f3n) ense\u00f1a porque cree en algo, tiene una imagen de la persona y de la sociedad. La percepci\u00f3n que se tiene de un centro de FP se descubre a trav\u00e9s de la mirada de los profesores. Estos necesitan que su vida profesional est\u00e9 institucionalmente motivada y relacionalmente conectada con los alumnos.
\n
\nSu compromiso no s\u00f3lo implica una combinaci\u00f3n de cualificaci\u00f3n t\u00e9cnica e intelectual; lo impulsa la pasi\u00f3n por atender a los estudiantes que est\u00e1n a su cargo como personas. Implica la cabeza, las manos y el coraz\u00f3n<\/em>[11]<\/a>. En este sentido, la profesionalidad de los docentes no est\u00e1 solo asociada a la posesi\u00f3n de una fuerte cultura t\u00e9cnica (base de conocimientos) sino tambi\u00e9n a una \u00e9tica de servicio (compromiso para satisfacer las necesidades de sus alumnos), a un compromiso vocacional (un \u201cevento apasionado\u201d[12]<\/a> asociado al Ideario de la instituci\u00f3n). \u201cA trav\u00e9s del desarrollo profesional y personal, los profesores constituyen su personalidad, su madurez y dem\u00e1s virtudes en s\u00ed mismos y en los dem\u00e1s, convirtiendo sus escuelas en comunidades morales\u201d[13]<\/a>.
\n
\nUna instituci\u00f3n de inspiraci\u00f3n cat\u00f3lica debe aspirar\u00a0 adem\u00e1s a una clara\u00a0 preferencia por los m\u00e1s necesitados: los que no han terminado la educaci\u00f3n obligatoria o aquellos que han dejado la secundaria; o bien los que tienen grandes dificultades para encontrar\u00a0 un trabajo digno, o los j\u00f3venes con empleo precario que desean cualificarse m\u00e1s; o los ya empleados pero con un bajo nivel de formaci\u00f3n. A todos ellos, el centro de Formaci\u00f3n Profesional les educa la capacidad de recuperarse en circunstancias dif\u00edciles y en contextos cambiantes<\/em>.
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\n4.3.\u00a0 Un sereno y atento cuidado del ambiente de formaci\u00f3n en el Centro.<\/em>
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\nLos valores no existen en abstracto, sino que se convierten en vitales por la cohesi\u00f3n entre las personas que las comparten.\u00a0Por eso una experiencia formativa necesita de una comunidad educativa donde se concitan el deseo de aprender y la vocaci\u00f3n para ense\u00f1ar<\/em>. Se trata de una comunidad de personas conscientes de la naturaleza integral de la propuesta educativa y evangelizadora.\u00a0 El sistema de valores compartidos de una escuela t\u00e9cnica es decisivo en la definici\u00f3n de la forma en que se concibe el clima del centro y los criterios fundamentales del sistema de organizaci\u00f3n que sigue. Un ambiente de valores humanos y religiosos de calidad impregnado de humanismo cristiano, en s\u00ed mismo educativo: un terreno cargado de ofertas asociativas, culturales y,\u00a0 all\u00ed donde sea posible, cristianas.
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\nEn conclusi\u00f3n, la evangelizaci\u00f3n, centrada en la transmisi\u00f3n de una cultura inspirada en los valores del Evangelio, no se centra s\u00f3lo en la oferta de alguna actividad religiosa espor\u00e1dica, desencajada del ritmo cotidiano del centro. Es m\u00e1s, las propuestas m\u00e1s expl\u00edcitamente evangelizadoras tienen que atraer en vez de repeler, estimular en vez de apagar la inquietud espiritual, promover la participaci\u00f3n activa de los alumnos en vez del aislamiento del coordinador de pastoral, dar oportunidades y ofertas en ambientes humanos. Comunidades educativas convencidas de la integridad de la persona (incluyendo la dimensi\u00f3n espiritual), abiertas a momentos y experiencias espirituales y de apertura a Dios, as\u00ed como experiencias de servicio gratuito y la solidaridad con las personas en situaci\u00f3n de desventaja. En el fondo, se trata de examinarnos frente a esta imagen de las velas finlandesas expresada por el Cardenal Kurt Koch: \u201cSi Cristo realmente nos ilumina como \u00abluz del mundo\u00bb, entonces irradiaremos luz por nosotros mismos. Pero solo podremos ser cristianos y cristianas con irradiaci\u00f3n, con carisma, si recuperamos la alegr\u00eda en la belleza de la fe y vivimos, por as\u00ed decir, como velas finlandesas, que arden y emiten luz desde dentro hacia fuera. Una Iglesia misionera necesita sobre todo personas bautizadas cuyo coraz\u00f3n haya sido abierto por Dios y su raz\u00f3n iluminada por la raz\u00f3n divina, de suerte que su coraz\u00f3n est\u00e9 en contacto con los corazones de otros y su raz\u00f3n sea capaz de interpelar a la raz\u00f3n de los otros. Hoy, Dios \u00fanicamente puede llegar de nuevo a los seres humanos a trav\u00e9s de personas que hayan sido tocadas por \u00e9l\u201d[14]<\/a>.
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\nEllo significa una nueva cultura organizativa,\u00a0 una mentalidad de proyecto, coordinado e integrado, abierto y flexible, que promueva la participaci\u00f3n y la corresponsabilidad.La calidad educativa y pastoral de cualquier proyecto s\u00f3lo se lleva a cabo por la gente portadora de esos valores.
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\n4.4. Recuperaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n human\u00edstica<\/em>
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\nEl campo de la Formaci\u00f3n Profesional hunde sus ra\u00edces en una formaci\u00f3n que no separa lo t\u00e9cnico de lo human\u00edstico<\/em><\/strong>. Acelerar la mejora, elevar los niveles de rendimiento, aumentar la competitividad econ\u00f3mica se han convertido en los nuevos lemas de las pol\u00edticas del mundo del trabajo; sin embargo, los docentes no son los encargados de crear buenos \u2018profesionales competitivos\u2019, sino de crear buenas personas. La propuesta de formaci\u00f3n representa la \u00abcarta de valores\u00bb del centro, entre los cuales se encuentra una antropolog\u00eda de fondo, un esfuerzo intencional y colegial que se concentra en una visi\u00f3n compartida de la persona, del mundo y de Dios<\/em>. En este sentido, se requiere una redefinici\u00f3n de la\u00a0misi\u00f3n\u00a0de nuestros centros t\u00e9cnicos con una propuesta \u00e9tico-antropol\u00f3gica<\/em> que conciba el trabajo como responsabilidad y tarea personal; que entienda la profesionalidad no s\u00f3lo en t\u00e9rminos de utilidad, de \u201cracionalidad instrumental\u201d, sino como expresi\u00f3n de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; y que adem\u00e1s permita satisfacer las necesidades de las familias.
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\nEs esta la fuerza y la raz\u00f3n misma de ser de un centro de FP. Fruto de ello es el \u201coptimismo acad\u00e9mico\u201d[15]<\/a> que conf\u00eda en todas las dimensiones de la persona e influye positivamente a trav\u00e9s de la educaci\u00f3n; y trae como consecuencia, el uso de estrategias y m\u00e9todos coherentes con dicha opci\u00f3n de fondo antropol\u00f3gico. Se trata de armonizar cultura profesional y humanismo cristiano para lograr una formaci\u00f3n m\u00e1s integral. La claridad de valores y la centralidad de la persona en su integralidadson aspectos que se refieren directamente a la naturaleza pastoral de la formaci\u00f3n profesional<\/em>. En este contexto, es evidente que estamos hablando no s\u00f3lo un espacio funcional, econ\u00f3mico o empresarial, sino, sobre todo, de un espacio educativo y de una propuesta \u00e9tica- antropol\u00f3gica profundamente arraigada en los valores cristianos de la vida, el trabajo y la sociedad.
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\nPodemos afirmar que la ense\u00f1anza no es s\u00f3lo una tarea de artesan\u00eda (t\u00e9cnica) y\/o cient\u00edfica, sino tambi\u00e9n art\u00edstica[16]<\/a>. As\u00ed, el mismo proceso de ense\u00f1anza proporciona algunos criterios metodol\u00f3gicos de base<\/em>:
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 un enfoque que privilegia el elemento m\u00e1s experiencial de las disciplinas, m\u00e1s all\u00e1 de una mera transferencia de informaci\u00f3n para ser memorizada;
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 la implicaci\u00f3n de los alumnos en la soluci\u00f3n de los problemas, habilit\u00e1ndoles para la vida real;
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 una adecuada combinaci\u00f3n de competencias t\u00e9cnicas y personales en vistas a que todas las materias del curr\u00edculo tengan un val\u00eda educativa (y pastoral).
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\n4.5.\u00a0 P<\/em>royecci\u00f3n social<\/em>
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\nDestaquemos, por \u00faltimo, la apuesta decidida que las instituciones de formaci\u00f3n cat\u00f3licas hacen por la educaci\u00f3n como elemento regenerador de nuestra sociedad<\/em><\/strong>,<\/em> una acci\u00f3n generadora de sentido y de cambio. Los centros de Formaci\u00f3n Profesional no son un invernadero, sino que alcanzan una dimensi\u00f3n social cuando educan en las relaciones de grupo, en la asunci\u00f3n de responsabilidades, en la b\u00fasqueda de una excelencia en la formaci\u00f3n profesional al servicio de la sociedad (como testimonio profesional, humano y cristiano).\u00a0 La FP apuesta por un compromiso firme con el ser humano, educador y educable, capaz de intervenir con eficacia en el desarrollo de su entorno social, especialmente donde la vida se muestra precaria y amenazada.\u00a0 Por ello, es necesario tener el coraje de conocer e incidir, donde sea posible, en las estructuras sociales como, por ejemplo, en los foros donde se legisla, en las orientaciones marcadas exclusivamente por la competitividad y en el mundo de la empresa.
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\nEs cierto que se trata de realidades que est\u00e1n por encima de\u00a0 nuestra realidad personal y territorial, pero los centros de FP son una presencia de Iglesia activa, ciertamente diversa de una comunidad parroquial o de un movimiento eclesial. La diferencia no consiste s\u00f3lo en el trabajo profesional que cumple, sino en la modalidad transformadora con la que evangeliza. Educar es tambi\u00e9n formar cristianos que dar\u00e1n ejemplo por su manera de vivir y que tejer\u00e1n redes de Evangelio en distintos lugares. Nuestros centros son comunidades \u201cmisioneras\u201d colocadas en uno de los are\u00f3pagos modernos: el mundo del trabajo.
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\nConclusi\u00f3n: razones para el compromiso<\/strong>
\n\u00a0<\/em>
\nFinalizamos nuestra reflexi\u00f3n con las conclusiones de un informe de investigaci\u00f3n sobre el compromiso de los docentes en Australia[17]<\/a> donde se indican las seis dimensiones de su compromiso activo. Podemos extrapolar estas conclusiones a todos los miembros de la comunidad educativa que articulan una propuesta evangelizadora desde los centros de FP. Cuando los curr\u00edculos est\u00e1n minuciosamente programados y cuando los marcos formativos est\u00e1n orientados a los resultados, la comunidad educativa ha de tener el valor de esta nueva gram\u00e1tica del compromiso:
\n <\/p>\n\n
\n[1]<\/a> Sagrada Congregaci\u00f3n para la Educaci\u00f3n Cat\u00f3lica (1977),\u00a0 La escuela cat\u00f3lica<\/em>, Roma: n\u00ba 26.
\n[2]<\/a> Augustin, G. (2012), El desaf\u00edo de la nueva evangelizaci\u00f3n, <\/em>Sal Terrae, Santander: p .14.
\n[3]<\/a> Torralba Rosell\u00f3, F. (2012). Jesucristo 2.0<\/em>., PPC, Madrid: pp.75-83.
\n[4]<\/a> Handy, C. (1995), La edad de la sinraz\u00f3n<\/em>: c\u00f3mo afrontar los cambios del mundo actual<\/em>, Arganda del Rey, Apostrofe.
\n[5]<\/a> Cfr. Ministry os Education (1991), Year 2000 Framework for Learning<\/em>: Enabling learners. Report of the Sullivan Commission<\/em>,British Columbia, Canada: p.6.
\n[6]<\/a> Benedicto XVI (2009), Carta<\/em> Enc\u00edclica \u00abCaritas in veritate\u00bb<\/em>, Roma: n. 25.
\n[7]<\/a> Cfr. Juan Pablo II (1991), Enc\u00edclica \u201cCentesimus Annus\u201d<\/em>, Roma.
\n[8]<\/a> Hansen, D. (2001), Llamados a ense\u00f1ar,<\/em> Barcelona, Idea Books.
\n[9]<\/a> Cfr. Fletcher-Campbell, F. (1995), \u201cCaring about caring?\u201d, in Pastoral Care,<\/em> September: pp. 26-28.
\n[10]<\/a> Meijer, P., Korthagen, F. y Vasalos, A. (2009), \u201cSupporting presence in teacher education: the connection between the personal and professional aspects of teaching\u201d, in Teaching and Teacher Education<\/em>, 25 (2): p.308.
\n[11]<\/a> Cfr. Sergiovanni (1992), \u201cWhy we should seek substitutes for leadership\u201d, in Educational Leadership,<\/em> 5: pp. 41-45.
\n[12]<\/a> Day, C. (2011, 3\u00aa ed.), Pasi\u00f3n por ense\u00f1ar: la identidad personal y profesional del docente y sus valores,<\/em> Madrid, Narcea.
\n[13]<\/a> Hargreaves, A. (2003); Ense\u00f1ar en la sociedad del conocimiento,<\/em> Barcelona, Octaedro: p.48.
\n[14]<\/a> Augustin, G. (2012), El desaf\u00edo de la nueva evangelizaci\u00f3n, <\/em>Sal Terrae, Santander: p .86.
\n[15]<\/a> Hoy, H.W., Hoy W.K y Kurz, N.M. (2008), \u201cTeacher\u2019s academic optimism: the development and test of a new construct\u201d, inTeaching and Teacher Education, <\/em>24: p. 822.
\n[16]<\/a> Cfr. Brown, S. y McIntyre, D. (1992), The Craft of Teaching,<\/em> Buckingham, Open University Press.
\n[17]<\/a> Cfr. Crosswell, L. (2006), Understanding teacher commitment in time of change<\/em>. Unpublished EdD thesis submitted to Queensland University of Technology<\/em>, Brisbane, Australia: p.109.<\/p>\n