{"id":6540,"date":"2013-07-01T00:00:02","date_gmt":"2013-06-30T22:00:02","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6540"},"modified":"2013-07-01T00:00:02","modified_gmt":"2013-06-30T22:00:02","slug":"la-catequesis-en-la-nueva-evangelizacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-catequesis-en-la-nueva-evangelizacion\/","title":{"rendered":"LA CATEQUESIS EN LA NUEVA EVANGELIZACI\u00d3N"},"content":{"rendered":"
Ubaldo Montisci<\/strong> Ambas perspectivas se pueden apoyar en disposiciones magisteriales autorizadas: la primera est\u00e1 en sinton\u00eda con cuanto afirma el Directorio General para la Catequesis<\/em>[12]<\/a>, y tiene el m\u00e9rito de \u00abaligerar\u00bb la actividad catequ\u00e9tica de responsabilidades demasiado vastas, con las que a veces ha cargado y que en alguna manera la paralizan[13]<\/a>; la segunda encuentra su apoyo en la Catechesi<\/em> tradende <\/em>o en el mismo Directorio General para la Catequesis<\/em>[14]<\/a>, que evidencian la necesidad, por motivos pastorales, de ampliar el horizonte propio de la catequesis. Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 438_439. Julio-Agosto 2013<\/strong><\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Ubaldo Montisci Salesiano, catequeta y docente de \u00abTeolog\u00eda de la educaci\u00f3n\u00bb en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO.- El autor, experto en Catequ\u00e9tica, reflexiona sobre la relaci\u00f3n entre Catequesis y Nueva Evangelizaci\u00f3n, y sobre los actuales cambios de acento en la funci\u00f3n eclesial de la catequesis. Nos ofrece tambi\u00e9n unas pistas […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1685,94,1499],"tags":[],"class_list":["post-6540","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-438_439","category-mision-joven-2","category-ubaldo-montisci"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6540","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6540"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6540\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6540"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6540"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6540"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nSalesiano, catequeta y docente de \u00abTeolog\u00eda de la educaci\u00f3n\u00bb en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO.-<\/strong>
\nEl autor, experto en Catequ\u00e9tica, reflexiona sobre la relaci\u00f3n entre Catequesis y Nueva Evangelizaci\u00f3n, y sobre los actuales cambios de acento en la funci\u00f3n eclesial de la catequesis. Nos ofrece tambi\u00e9n unas pistas sobre las condiciones y l\u00edneas de actuaci\u00f3n que hoy pueden mejorar la praxis catequ\u00e9tica.
\n
\nEl reciente XIII S\u00ednodo de Obispos (7-28 octubre 2012), centrado en la revisi\u00f3n de la capacidad de las comunidades cristianas para vivir su dimensi\u00f3n misionera en la actual intemperie cultural, ha tocado un punto neur\u00e1lgico para la vida de la Iglesia. Al finalizar sus trabajos, sin embargo \u2013y como suele ocurrir con las grandes expectativas\u2013, desde diferentes posiciones se tiene la impresi\u00f3n de que el acontecimiento eclesial no ha conseguido del todo restituir energ\u00eda fresca y entusiasmo a las comunidades cristianas y, sobre todo, dar respuestas concretas a numerosas cuestiones presentes hoy en la Iglesia, concernientes a la capacidad de evangelizar.
\nLas expectativas se refer\u00edan tambi\u00e9n a la catequesis que, no estando en el centro del S\u00ednodo[1]<\/a>, termin\u00f3 implicada en base al objeto com\u00fan que estaba en juego: la transmisi\u00f3n de la fe. En las Proposiciones <\/em>finales se asegura que \u00abuna buena catequesis resulta esencial para la nueva evangelizaci\u00f3n\u00bb (n. 29). Se trata de una afirmaci\u00f3n comprometedora, presentada por desgracia en modo lapidario y sin ulteriores desarrollos, que merece una reflexi\u00f3n no superficial; en concreto, nos preguntamos: \u00bfcu\u00e1les son las condiciones que hacen \u00abbuena\u00bb una catequesis?, \u00bfpor qu\u00e9 es \u00abesencial\u00bb en el proceso evangelizador?, \u00bfqu\u00e9 comporta la referencia espec\u00edfica a la \u00e9poca actual de nueva evangelizaci\u00f3n?
\n <\/p>\n\n
\nAntes de nada, es necesario tener una idea suficientemente clara del concepto \u00abnueva evangelizaci\u00f3n\u00bb (NE), expresi\u00f3n acu\u00f1ada por Juan Pablo II[2]<\/a> y punto de referencia obligado en la acci\u00f3n eclesial de nuestros d\u00edas, pese a ciertos elementos problem\u00e1ticos denunciados por estudiosos del tema, referidos especialmente \u2013como sabemos\u2013 al adjetivo \u00abnueva\u00bb en relaci\u00f3n al sustantivo \u00abevangelizaci\u00f3n\u00bb tal como aparece formulado en los n\u00fameros 14 y 24 de la Evangelii<\/em> nuntiandi.<\/em>
\nEl atributo \u00abnueva\u00bb debe declinarse, en principio, en referencia a un tiempo que no solo instaura un simple cambio de \u00e9poca, sino que constituye una especie de \u00abin\u00e9dito absoluto\u00bb en la historia de la humanidad[3]<\/a>; por otro lado, nos hace conscientes de la urgencia de que la Iglesia recupere energ\u00eda, voluntad, frescura e ingenio en su compromiso evangelizador[4]<\/a>.
\nNo se trata de rehacer algo mal hecho o que no ha funcionado, como si la nueva acci\u00f3n fuese un juicio impl\u00edcito sobre el fracaso de la primera; ni estamos frente a un nuevo modelo pastoral que, por sucesi\u00f3n lineal, sustituye a otras acciones (la misi\u00f3n ad gentes, <\/em>la \u00abcura\u00bb pastoral). La NE, m\u00e1s bien, es un instrumento de evaluaci\u00f3n e integraci\u00f3n de todas las acciones que, con osad\u00eda y coraje, pretende abrir sendas in\u00e9ditas \u2013y quiz\u00e1 a\u00fan inexploradas\u2013 ante los cambios en los que la Iglesia est\u00e1 llamada a vivir hoy el anuncio del Evangelio.
\nEl S\u00ednodo, tras confirmar la Trinidad como fuente de la NE (Proposici\u00f3n 4),<\/em>reconoce la mediaci\u00f3n humana de la inculturaci\u00f3n<\/em> (Proposici\u00f3n 5) <\/em>para consentir la regeneraci\u00f3n en el Esp\u00edritu, una refundaci\u00f3n de la experiencia cristiana tanto personal, como comunitaria y cultural. La Iglesia manifiesta as\u00ed la voluntad de habitar en el nuevo clima cultural de modo propositivo; de ah\u00ed que mucho depender\u00e1 de la actitud con la cual sepa dialogar con la cultura: el modelo de lectura eclesial de la situaci\u00f3n, hasta ahora, considera la crisis en un sentido prevalentemente negativo, como si en la sociedad actual fuese imposible el renacimiento de la experiencia cristiana y la cultura no constituyera un recurso para la realizaci\u00f3n de la salvaci\u00f3n. Las intervenciones del magisterio, con frecuencia, parecen m\u00e1s \u201creactivas\u201d quepropositivas, m\u00e1s en la \u00f3ptica de la emergencia y del remedio a los males del mundo que empe\u00f1adas en buscar la presencia del Esp\u00edritu que Dios siembra en cualquier tiempo y cultura.
\nEn concreto, la NE presupone el est\u00edmulo y la promoci\u00f3n de algunas actitudes fundamentales en la acci\u00f3n pastoral:
\n1.- La voluntad de discernimiento, es decir, de vivir la coyuntura presente reconociendo el bien en los diversos \u00abescenarios\u00bb nuevos, convencidos de que tambi\u00e9n en nuestro tiempo es posible anunciar el Evangelio y vivir la fe cristiana.
\n2.- La capacidad de vivir con formas de adhesi\u00f3n radical y genuina a la fe cristiana que sean testimoniales, con la simple manifestaci\u00f3n simple de la fuerza transformadora de Dios en la historia del hombre.
\n3.- Una clara y expl\u00edcita relaci\u00f3n con la Iglesia, que haga visible su car\u00e1cter misionero y apost\u00f3lico.
\n4.- La disponibilidad para obrar con \u00abfidelidad creativa\u00bb, esto es, con capacidad de conversi\u00f3n y reforma interna a nivel cultural, organizativo y ling\u00fc\u00edstico.
\nLa NE, en fin, se refiere en primer lugar a las naciones de antigua cristiandad, como la espa\u00f1ola o la italiana, donde generaciones enteras de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o, incluso, no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una vida alejada de Cristo y de su Evangelio[5]<\/a>. La catequesis, en este contexto particular, debe aportar su contribuci\u00f3n espec\u00edfica.
\n <\/p>\n\n
\nLa catequesis, junto con la liturgia y la caridad, constituye uno de los elementos determinantes en la configuraci\u00f3n del proceso de maduraci\u00f3n en la fe de cada creyente. Afirmar la \u00abesencialidad\u00bb de su presencia en la NE significa evidenciar la unicidad y, en cierto modo, hasta la indisolubilidad en su relaci\u00f3n con la catequesis. Este aspecto reclama una reflexi\u00f3n sobre la identidad y finalidad de la catequesis dentro del proceso evangelizador de la Iglesia.
\nRespecto a la identidad,<\/em> se ha de advertir enseguida que la reflexi\u00f3n del \u00faltimo S\u00ednodo parece anclada en un concepto m\u00e1s bien gen\u00e9rico de catequesis: losLineamenta<\/em> se limitan a decir que \u201cla catequesis, a partir del S\u00ednodo a ella dedicado, se entiende ya como el proceso de transmisi\u00f3n del Evangelio tal como la comunidad cristiana lo ha recibido, como lo comprende, lo celebra, vive y comunica\u201d (n. 44). Pese a la autoridad de las fuentes[6]<\/a>, se ha de observar que la definici\u00f3n no es un\u00e1nimemente compartida por los expertos y resulta reductiva a la luz de algunos significativos avances catequ\u00e9ticos y culturales contempor\u00e1neas.
\nLos estudios catequ\u00e9ticos, en particular, apuntan hacia una reorganizaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n doctrinal y presentan la catequesis, antes de nada, como una acci\u00f3n relacional y comunicativa. <\/em>En suma, la catequesis debe no tanto \u2013o no solo\u2013 transmitir un bagaje de conocimientos, cuanto favorecer la comuni\u00f3n con Jesucristo; su fin definitivo, en efecto, \u201ces poner a uno no s\u00f3lo en contacto sino en comuni\u00f3n, en intimidad con Jesucristo\u201d (DGC, n. 80).
\nAl mismo tiempo, asistimos a una mayor valoraci\u00f3n de la importancia de la contribuci\u00f3n humana al di\u00e1logo salvador con Dios. Se pone menos la atenci\u00f3n en los contenidos y m\u00e1s en la persona que ha de entrar en relaci\u00f3n con el Se\u00f1or y con la comunidad cristiana; en este sentido, se describe la catequesis como la \u201cforma particular del ministerio de la Palabra que hace madurar la conversi\u00f3n inicial hasta hacer de ella una viva, expl\u00edcita y operativa confesi\u00f3n de fe\u201d (DGC, n. 82). La centralidad del sujeto humano resulta evidente y se funda en el reconocimiento del papel esencial de las personas implicadas en la relaci\u00f3n educativa, cuya libertad y responsabilidad constituyen el presupuesto indispensable para la maduraci\u00f3n humano-cristiana de cada individuo: cualquier intervenci\u00f3n formativa que no incluya a los destinatarios est\u00e1 destinada al fracaso; atenerse \u00fanicamente a los contenidos es infecundo porque \u201chasta los valores m\u00e1s altos del pasado no pueden simplemente heredarse, sino que han de hacerse nuestros, renov\u00e1ndolos a trav\u00e9s de la asunci\u00f3n personal, no siempre f\u00e1cil\u201d[7]<\/a>.
\nSe trata de una perspectiva no excluyente (no pretendemos discutir el primado de la acci\u00f3n precedente de Dios y su gracia) que, sin embargo, valora la acci\u00f3n de todos los protagonistas del di\u00e1logo entre Dios y la humanidad; justamente por eso, en varios documentos eclesiales[8]<\/a>, se prefieren las expresiones \u00abproponer\u00bb o \u00abcomunicar la fe\u00bb al t\u00e9rmino \u00abtransmisi\u00f3n\u00bb, en cuanto m\u00e1s sensibles a integrar la cooperaci\u00f3n de los seres humanos, con su libertad y responsabilidad, en la historia de la salvaci\u00f3n.
\nEn sinton\u00eda con este modo de concebir las cosas, por catequesis se entiende, en general, \u201ctoda actividad dialogada, organizada pedag\u00f3gicamente, que tenga la finalidad de ayudar a las personas y comunidades a apropiarse<\/em> de la fe y vivirla en sus diferentes dimensiones. [\u2026] Ella no tiene el poder de transmitir la fe; su papel consiste en cuidar las condiciones \u2013cognitivas, relacionales, comunitarias, ambientales, etc.\u2013 que la hacen posible, comprensible y deseable\u201d[9]<\/a>.
\nEn cuanto a la finalidad<\/em> de esta espec\u00edfica funci\u00f3n eclesial que es la catequesis, ante el \u00e9nfasis puesto actualmente sobre el primer anuncio (PA) como momento que funda gen\u00e9tica y cronol\u00f3gicamente el camino de fe[10]<\/a>, se ve obligada a repensarse a s\u00ed misma, para encontrar su justa colocaci\u00f3n y su funci\u00f3n precisa dentro del proceso evangelizador. Por el momento, nos movemos en una doble polaridad:<\/p>\n\n
\nEste \u00faltimo punto de vista encuentra partidarios, bien porque parece recuperar el sentido originario de la catequesis \u2013que \u201cno se puede identificar con una sociedad cristiana donde (casi) todos son bautizados de peque\u00f1os; al contrario, en principio, est\u00e1 presente all\u00ed donde se anuncia el Evangelio en vistas a la conversi\u00f3n y fe en Jesucristo\u201d[15]<\/a>\u2013, bien porque se reconoce que, en la pr\u00e1ctica, las l\u00edneas de demarcaci\u00f3n te\u00f3rica entre las etapas del proceso evangelizador se ensamblan hasta desaparecer como tales, diluy\u00e9ndose las diferencias que caracterizan los destinatarios de la actividad eclesial[16]<\/a>: nos damos cuenta que, en el fondo, \u00a1todos somos \u00abbuscadores de Dios\u00bb!
\nEn definitiva, necesitamos optar y atenernos a las consecuencias; en cualquier caso, sea cual sea la opci\u00f3n, la catequesis tiene un papel \u00abesencial\u00bb en la NE en cuanto es \u201cel primer acto educativo de la Iglesia\u201d (Gravisimun educationis, <\/em>n.4).
\nSe podr\u00eda objetar que, si es verdad que la catequesis es una acci\u00f3n educativa, sin embargo, no abarca ya por completo el dispositivo formativo eclesial, que puede contar hoy con formas de \u00abpastoral integral\u00bb tras el redescubrimiento y la valoraci\u00f3n de la liturgia y la caridad como lugares educativos por eminencia[17]<\/a>, as\u00ed como tras el reto de la centralidad del PA, destinado a ser el hilo conductor de todas las acciones pastorales[18]<\/a>.
\nEl primado de la catequesis, no obstante, tiene a\u00fan su valor; en efecto, si en el pasado se trataba de hecho de un \u00abprimer\u00bb acto educativo, porque la catequesis sumaba en s\u00ed la casi totalidad de las intervenciones con las que la comunidad cristiana se prodigaba en la educaci\u00f3n de las nuevas generaciones, tal prioridad permanece hoy, pues se considera que la catequesis da inicio o introduce en todas las dimensiones de la vida cristiana y acompa\u00f1a al creyente en todas las etapas del camino de maduraci\u00f3n de la fe. Tal como afirma un documento italiano: \u201cLa catequesis no es todo, pero en la Iglesia todo necesita catequesis: la liturgia, los sacramentos, el testimonio, el servicio de la caridad\u201d[19]<\/a>.
\nNaturalmente, sigue viva la aguda urgencia de alcanzar una m\u00e1s estrecha sinergia de la catequesis con las otras funciones eclesiales, para no exponerla al aislamiento.
\n <\/p>\n\n
\nLa Iglesia, en toda \u00e9poca, ha extendido al m\u00e1ximo su esfuerzo por engendrar nuevos hijos de Dios y hacerles madurar en la fe. Tambi\u00e9n en nuestro tiempo necesita formas de intervenci\u00f3n que salvaguarden los valores perennes de la tradici\u00f3n, atendiendo igualmente a la novedad de la cultura contempor\u00e1nea y a la NE. Sin pretensi\u00f3n de ser exhaustivos, sugerimos algunos centros de atenci\u00f3n para que la catequesis pueda desarrollar su espec\u00edfica tarea de manera fecunda, esto es, para que resulte una \u00abbuena\u00bb catequesis, como deseaba el S\u00ednodo de Obispos.
\n
\n3.1.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>Una aproximaci\u00f3n sistem\u00e1tica para encarar el camino de fe<\/em><\/strong>
\n
\nResulta claro para todos que la crisis de la transmisi\u00f3n intergeneracional de la fe no es un fen\u00f3meno pasajero ni de f\u00e1cil soluci\u00f3n. El modelo catequ\u00edstico dominante en la pr\u00e1ctica es todav\u00eda el tridentino, que a\u00fan goza de un cierto n\u00famero de seguidores \u2013en especial, entre aquellos que ven en el \u00abcatecismo\u00bb el instrumento m\u00e1s id\u00f3neo para la transmisi\u00f3n de la fe\u2013; pero son cada vez m\u00e1s numerosos quienes denuncian la inadecuaci\u00f3n del mismo en la situaci\u00f3n contempor\u00e1nea. En consecuencia, se buscan v\u00edas in\u00e9ditas, se experimentan diversas formas de itinerarios de fe, mas por el momento la definici\u00f3n de nuevos paradigmas de referencia est\u00e1 pendiente de una buena formulaci\u00f3n[20]<\/a>.
\nAhora bien, cuando se hace balance o se preparan estrategias, el riesgo de los prejuicios y de las contraposiciones entre los distintos agentes pastorales no es nada raro. Sucede as\u00ed porque no existe un acercamiento correcto a la problem\u00e1tica. Normalmente, en efecto, las distintas partes se limitan a oponer el propio parecer sobre las diversas iniciativas catequ\u00edsticas con un amplio elenco de ventajas (si se es favorable) o desventajas (si se es contrario), sin alcanzar una visi\u00f3n panor\u00e1mica y global que tenga en cuenta todos los elementos puestos en juego. En cambio, ser\u00eda necesario una aproximaci\u00f3n sistem\u00e1tica, <\/em>que no se reduzca a presentar, uno despu\u00e9s de otro, todos los elementos, sino que \u201clos considere dentro del sistema de relaciones que los une, entre ellos y con otros ya existentes. De esta forma, emergen las ambig\u00fcedades y resulta posible tomar en serio los puntos controvertidos: en cualquier sistema, pues, la variaci\u00f3n de un punto provoca tambi\u00e9n cambios en el resto. De ah\u00ed que la ventaja en un elemento puede ir acompa\u00f1ada de la desventaja en otro. El cat\u00e1logo lineal e irenista de las ventajas [\u2026] termina f\u00e1cilmente siendo abstracto, al igual que un hipot\u00e9tico elenco de las desventajas acaba siendo est\u00e9ril\u201d[21]<\/a>.
\nHace falta una mentalidad sanamente cr\u00edtica, tambi\u00e9n frente a las propuestas pastorales indicadas oficialmente por los documentos del magisterio eclesial: a problemas complejos no se pueden dar soluciones simplistas o un\u00edvocas; es indispensable un trabajo serio de discernimiento tal como manifiesta la NE.
\n
\n3.2.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>\u00a0Una catequesis fiel a Dios y al hombre<\/em><\/strong>
\n
\nEn l\u00ednea con las \u00faltimas afirmaciones, para una \u00abbuena\u00bb catequesis resulta indispensable la referencia constante al principio de la doble fidelidad: a Dios y al hombre en<\/em> situaci\u00f3n <\/em>(DGC, n. 145). Dicha preocupaci\u00f3n evita las posiciones unilaterales que contraponen, por ejemplo, tradici\u00f3n y educaci\u00f3n, sacramentos y proceso educativo en los recorridos de la iniciaci\u00f3n cristiana, contenido y m\u00e9todo.
\nEn tiempos de \u00abemergencia educativa\u00bb, hemos de redescubrir y recomendar el valor de la tradici\u00f3n \u2013en nuestro caso la traditio<\/em> fidei\u2013<\/em> \u201cporque educar es exactamente poner la solidez de una tradici\u00f3n en manos de la creatividad de las nuevas generaciones. [\u2026] Justamente porque el ser humano es libertad e historia, nodispone<\/em> a su placer de sentido y verdad: sentido y verdad son dones de los que nos hemos de apropiar\u201d[22]<\/a>. Al mismo tiempo, la catequesis no debe desatender el cuidado de las personas y sus concretas situaciones existenciales; antes bien, una aplicaci\u00f3n coherente de tal perspectiva la obliga a repensarse, en cuanto los destinatarios \u201cno s\u00f3lo marcan la direcci\u00f3n del empe\u00f1o proprio de la acci\u00f3n catequ\u00edstica, sino que tambi\u00e9n determinan su desarrollo y articulaci\u00f3n interna, de tal modo que dicha acci\u00f3n se configura y se define como acci\u00f3n pedag\u00f3gica en vistas y a partir de la realidad de los mismos destinatarios\u201d[23]<\/a>. Quiz\u00e1 los especialistas del sector \u2013m\u00e1s all\u00e1 de la cl\u00e1sica din\u00e1mica traditio<\/em>-reditio<\/em>\u2013 deban examinar con mayor atenci\u00f3n la reditio<\/em>, <\/em>o sea, las din\u00e1micas a trav\u00e9s de las cuales la persona aprende, interioriza y re-expresa los contenidos de la fe que le comunican.
\nEl principio de la doble fidelidad puede aplicarse tambi\u00e9n a la iniciaci\u00f3n cristiana que, como cualquier iniciaci\u00f3n, tiene lugar en un proceso \u00abdial\u00e9ctico\u00bb, resumible en las expresiones \u00abiniciarse\u00bb y \u00abser iniciado\u00bb. La primera de ellas subraya la acci\u00f3n y la colaboraci\u00f3n personal en el itinerario de iniciaci\u00f3n; la segunda, en cambio, privilegia la focalizaci\u00f3n de la intervenci\u00f3n divina a trav\u00e9s de la comunidad eclesial. Superando perspectivas unilaterales, se ha de recordar siempre que \u201cla iniciaci\u00f3n \u00abobjetiva\u00bb (lo dado gratuitamente) y la iniciaci\u00f3n \u00absubjetiva\u00bb (aquello recibido activamente) son dos aspectos complementarios e integrantes del mismo proceso\u201d[24]<\/a>. Tal principio gobierna igualmente la relaci\u00f3n entre el contenido y el m\u00e9todo para \u201cevitar toda contraposici\u00f3n, separaci\u00f3n artificial o presunta neutralidad entre m\u00e9todo y contenido, afirmando m\u00e1s bien su necesaria correlaci\u00f3n e interacci\u00f3n. [\u2026] Un buen m\u00e9todo de catequesis es garant\u00eda de fidelidad al contenido\u201d (DGC, n. 149).
\n
\n3.3.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>Los adultos como centro de la atenci\u00f3n catequ\u00edstica<\/em><\/strong>
\n
\nEl S\u00ednodo insiste sobre la catequesis de adultos (CA): \u201cNo se puede hablar de nueva evangelizaci\u00f3n si la catequesis de adultos es inexistente, fragmentaria, d\u00e9bil o est\u00e1 descuidada\u201d (Proposici\u00f3n 28).<\/em> Aunque siempre se ha subrayado la necesidad de la catequesis con los adultos, en la pr\u00e1ctica, no siempre las orientaciones te\u00f3ricas corresponden a las realizaciones concretas: hay que hacer a\u00fan mucho m\u00e1s, lo mismo que dejar bien claros los t\u00e9rminos del problema.
\nAntes de nada, hace falta que la \u00abcentralidad\u00bb de la CA sea entendida correctamente: \u201cCentralidad no significa prioridad respecto a otras formas de catequesis, sino exigencia de hacer converger el proyecto catequ\u00edstico y los diversos itinerarios en un n\u00facleo central de referencia: la catequesis de adultos, por supuesto\u201d[25]<\/a>. Despu\u00e9s, en cualquier caso, se debe afrontar la cuesti\u00f3n del c\u00f3mo precisar la identidad del adulto en la fe. Dar una definici\u00f3n un\u00edvoca de adulto no es tarea f\u00e1cil[26]<\/a>. Un reciente texto canadiense, entre los documentos eclesiales que se esfuerzan por dar indicaciones al respecto, afirma que el creyente \u2013un disc\u00edpulo que hace la voluntad del Padre\u2013 se caracteriza por la capacidad de \u201cnarrar la propia experiencia de salvaci\u00f3n y liberaci\u00f3n, de testimoniar, de leer la Escritura y de actualizarla, de situar la propia experiencia en relaci\u00f3n con la tradici\u00f3n cristiana, de buscar las razones del creer y desarrollar la inteligencia de la fe, de compartir y dar razones de su fe, de tomar la palabra en referencia a la propia fe cristiana, de dialogar con diferentes categor\u00edas de personas, de discernir los signos de los tiempos\u201d[27]<\/a>.
\nHabida cuenta de que el catecumenado de adultos <\/em>contiene los criterios inspiradores de toda catequesis, y de que la catequesis con los adultos es su forma principal (DGC, n. 59), resulta evidente la urgencia de organizar itinerarios diferenciados de educaci\u00f3n a la fe dentro de la vida eclesial de la comunidad, para acompa\u00f1ar a las personas a trav\u00e9s de los diferentes per\u00edodos de su vida, impulsando la capacidad de autoafirmaci\u00f3n de todas ellas.
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\n3.4.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>Comunidad donde hacer experiencias transformadoras<\/em><\/strong>
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\nLa experiencia es un medio educativo necesario para cualquier tipo de educaci\u00f3n. Tambi\u00e9n en el ambiente catequ\u00e9tico se asume la convicci\u00f3n de que \u201csin experiencia religiosa no existe comunicaci\u00f3n religiosa\u201d[28]<\/a>; la transmisi\u00f3n de la fe adviene a trav\u00e9s de la narraci\u00f3n de experiencias vividas y la propuesta de experiencias a realizar. El catequista debe ser experto en este campo que cualifica su competencia como persona \u201cque posee la capacidad de transmitir y compartir con otras personas su experiencia de vida cristiana\u201d[29]<\/a>.
\nEl ambiente natural e indispensable donde desarrollar la experiencia es la comunidad cristiana. Mucho depende de la calidad de su vida y testimonio para que los j\u00f3venes de ma\u00f1ana acudan a la Iglesia por elecci\u00f3n y no por tradici\u00f3n, por deber o por miedo; vengan porque quieran y con la condici\u00f3n de sentirse interesados por el ambiente, pues descubren en la Iglesia un espacio donde se viven realidades que no se experimentan en ning\u00fan otro lugar y que dan calidad, fecundidad y plenitud a la vida: la experiencia del encuentro con Dios, la experiencia de la fraternidad y la experiencia del compromiso por la solidaridad y la transformaci\u00f3n. S\u00f3lo una perspectiva sinodal y de corresponsabilidad, que prevea papales diferenciados y complementarios en el pueblo de Dios, puede garantizar a las comunidades cristiana una educaci\u00f3n fecunda de las nuevas generaciones.
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\n3.5.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong>Lenguajes significativos<\/em><\/strong>
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\nHoy m\u00e1s que nunca, en la catequesis, se siente la necesidad de recuperar la armon\u00eda de los lenguajes de la fe, de \u00abalargar\u00bb la racionalidad (todav\u00eda prevalenteen la educaci\u00f3n a la fe) con una perspectiva que podr\u00edamos llamar \u00abcomunicacional\u00bb o \u00absimb\u00f3lica\u00bb[30]<\/a>, una perspectiva que introduzca la amplia gama de lenguajes humanos y de la fe (el narrativo vinculado a la Escritura, el simb\u00f3lico unido a la Liturgia, el de la s\u00edntesis propio de las formulaciones dogm\u00e1ticas, el est\u00e9tico de la poes\u00eda y del arte, el argumentativo o el de la oraci\u00f3n, etc.).
\nEntre todos los lenguajes, hay que redescubrir en particular el de la \u00abnarraci\u00f3n\u00bb, porque narrar aquello que, por gracia de Dios, hemos llegado a ser constituye un modo respetuoso y adecuado de anunciar la verdad cristiana: la narraci\u00f3n de historias personales de vida permite una relaci\u00f3n que se propone y no se impone.
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\n\u00a1 CONCLUSI\u00d3N<\/strong>
\nSi queremos que la catequesis mantenga su significatividad, especialmente en el mundo juvenil, hace falta una cambio de mentalidad pastoral: \u201cLa catequesis de j\u00f3venes ha de ser revisada y potenciada profundamente\u201d (DGC, n. 181); adem\u00e1s, \u201cen general se ha de proponer a los j\u00f3venes una catequesis con itinerarios nuevos, abiertos a la sensibilidad y a los problemas de esta edad [\u2026]. Vale la pena por eso insistir en la necesidad de una adaptaci\u00f3n de la catequesis a los j\u00f3venes, sabiendo traducir a su lenguaje con paciencia y buen sentido, sin traicionarlo, el mensaje de Jesucristo\u201d (DGC, n. 185).
\nDaniel O\u2019Leay cuenta esta peque\u00f1a an\u00e9cdota: \u201cUn chaval estaba sentado en las escaleras de un edificio con un sombrero estropeado a sus pies. Un cartel dec\u00eda: \u00abSoy ciego, por favor, ayudadme\u00bb. El sombrero ten\u00eda algunas monedas. Un hombre pasaba caminando y dej\u00f3 caer un euro en el sombrero, cogi\u00f3 el cartel, lo dio la vuelta y escribi\u00f3 algo, para despu\u00e9s ponerlo cerca del joven. De repente, el sombrero comenz\u00f3 a llenarse. Por la tarde, el hombre que hab\u00eda escrito las nuevas palabras en el cartel regres\u00f3 para ver c\u00f3mo andaban las cosas. Reconociendo su paso, el joven dijo: \u00abEres quien esta ma\u00f1ana cambi\u00f3 mi cartel. \u00bfQu\u00e9 has escrito? \u00bb Aquel se\u00f1or respondi\u00f3 que hab\u00eda escrito la verdad, pero en un modo diferente a como la dec\u00edan las palabras del chaval ciego. El nuevo cartel dec\u00eda: \u00abEst\u00e1s gozando de un hermoso d\u00eda, pero yo no puedo verlo\u00bb\u201d[31]<\/a>.
\nLos dos carteles dec\u00edan a la gente que aquel muchacho era ciego. El primero indicaba simplemente un estado de hecho; el secundo recordaba a la gente el don de ver. Uno se basaba en el conocimiento; el otro, en la experiencia personal; aqu\u00e9l, en la mente; \u00e9ste, en la entera persona. S\u00f3lo conocer o tener ideas y conceptos mentales no cambia en profundidad ni a nosotros mismos ni a los j\u00f3venes.
\nEstas reflexiones quisieran servir de est\u00edmulo para realizar con coraje una catequesis a y con la juventud en la que ellas y ellos lleguen a ser \u201csujetos activos, protagonistas de la evangelizaci\u00f3n y art\u00edfices de la renovaci\u00f3n social\u201d (DGC, n. 183).
\n
\n[1]<\/a> En las Proposiciones<\/em> finales del S\u00ednodo, las referencias al \u00e1mbito catequ\u00edstico son 29: el t\u00e9rmino catequesis aparece 16 veces (nn. 9, 11, 24, 26, 28-29, 37, 47-49, 51); (proceso) catequ\u00e9tico<\/em> 2 (n. 29); catequista\/s<\/em> 6 (nn. 29-30); catecismo (de la Iglesia cat\u00f3lica)<\/em> 2 (n. 29);catec\u00fameno\/catecumenado\/catecumenal<\/em> 3 (nn. 28, 30). Al argumento se dedican expl\u00edcitamente las Proposiciones 28 y 29, situadas en la tercera parte del documento: \u00abRespuestas pastorales a las circunstancias hodiernas\u00bb (usamos la traducci\u00f3n oficiosa propuesta en www.zenit.org, a cargo de Paul DeMaeyer).
\n[2]<\/a> JUAN PABLO II, Homil\u00eda<\/em> en la Eucarist\u00eda celebrada en el Santuario de la Santa Cruz<\/em>(Mogila, 9 junio 1979), en \u201cActa Apostolicae Sedis\u201d 71\/II (1979), 865; ID., Discorso a la XIX Asamblea del CELAM<\/em> (Puerto Pr\u00edncipe, 9 marzo 1983), n. 3, en \u201cActa Apostolicae Sedis\u201d 75\/I (1983), 778.
\n[3]<\/a> Cfr. Angelo SCOLA, Buone<\/em> ragioni per la vita in comune. Religione, politica, economia<\/em>, Milano, Mondadori, 2010, 53.
\n[4]<\/a> Aparece con claridad en los Lineamenta<\/em> (n. 5): \u201cYa estamos en condiciones de comprender el funcionamiento din\u00e1mico correspondiente al concepto de \u201cnueva evangelizaci\u00f3n\u201d: a tal concepto se recurre para indicar el esfuerzo de renovaci\u00f3n que la Iglesia est\u00e1 llamada a hacer para estar a la altura de los desaf\u00edos que el contexto socio-cultural actual pone a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio, en correspondencia con los fuertes cambios en acto. A estos desaf\u00edos la Iglesia responde no resign\u00e1ndose, no cerr\u00e1ndose en s\u00ed misma, sino promoviendo una obra de revitalizaci\u00f3n de su propio cuerpo, habiendo puesto en el centro la figura de Jesucristo, el encuentro con \u00c9l, que da el Esp\u00edritu Santo y las energ\u00edas para un anuncio y una proclamaci\u00f3n del Evangelio a trav\u00e9s de nuevos caminos, capaces de hablar a las culturas contempor\u00e1neas\u201d.
\n[5]<\/a> Cfr. Redemptoris<\/em> missio, <\/em>n. 33. El Directorio General para la Catequesis <\/em>recoge el texto en el n. 58: \u201cEn muchos pa\u00edses de tradici\u00f3n cristiana, y a veces tambi\u00e9n en las Iglesias m\u00e1s j\u00f3venes, se da una \u00absituaci\u00f3n intermedia\u00bb, (CT 65; cfr. CIC 778) ya que en ella \u00ab grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio\u00bb (CCC 915; cf. LG 44). Esta situaci\u00f3n requiere una nueva evangelizaci\u00f3n. Su peculiaridad consiste en que la acci\u00f3n misionera se dirige a bautizados de toda edad, que viven en un contexto religioso de referencias cristianas, percibidas s\u00f3lo exteriormente. En esta situaci\u00f3n, el primer anuncio y una catequesis fundante constituyen la opci\u00f3n prioritaria\u201d.
\n[6]<\/a> El texto contiene una referencia expl\u00edcita al Catecismo de la Iglesia Cat\u00f3lica<\/em> (nn. 4-10) y alDirectorio General para la Catequesis<\/em> (DGC, n. 105).
\n[7]<\/a> Carta del Santo Padre Benedicto XVI a la Di\u00f3cesis de Roma acerca de la tarea urgente de la educaci\u00f3n, 21 enero 2008<\/em>(http:\/\/www.vatican.va\/holy_father\/benedict_xvi\/letters\/2008\/documents\/hf_ben-xvi_let_20080121_ educazione_it.html.).
\n[8]<\/a> As\u00ed, por ejemplo, el texto de los Obispos franceses: Proponer la fe en la sociedad actual.<\/em><\/em><\/b> Carta a<\/em><\/em><\/b> los cat\u00f3licos <\/em><\/em><\/b>de Francia<\/em> (9 noviembre 1996), o las orientaciones pastorales de los Obispos italianos para el primer decenio del 2000: Comunicar el Evangelio en un mundo que cambia<\/em> (29 junio 2001).
\n[9]<\/a> Andr\u00e9 FOSSION, \u00abLa comp\u00e9tence cat\u00e9chetique\u00bb, en H. DERROITTE \u2013 D. PALMYRE (dir.),Le nouveaux cat\u00e9chistes. Leur formation, leurs comp\u00e9tences, leur mission<\/em>, Bruxelles, Lumen Vitae, 2008, 15.
\n[10]<\/a> He desarrollado m\u00e1s ampliamente el tema en estas mismas p\u00e1ginas: cf. Ubaldo MONTISCI,Pastoral juvenil y \u00abprimer anuncio\u00bb, <\/em>en Misi\u00f3n Joven<\/em> 144-415(2011), 63-72.
\n[11]<\/a> Enzo BIEMMI, La dimensione missionaria della catechesi. Il Convegno EEC nel cuore dellaproblematica del primo annuncio<\/em>, en Catechesi<\/em> 78 (2008-2009) 3, 5.
\n[12]<\/a> El texto fundamental, referido precisamente a la relaci\u00f3n entre el PA y la catequesis \u2013una relaci\u00f3n que ha de entenderse como distinci\u00f3n en la complementariedad\u2013, se encuentra en el n. 61: \u201cLa catequesis, \u00abdistinta del primer anuncio del Evangelio\u00bb, promueve y hace madurar esta conversi\u00f3n inicial, educando en la fe al convertido e incorpor\u00e1ndolo a la comunidad cristiana\u201d. M\u00e1s adelante, en el n. 63, se a\u00f1ade: \u201cEl \u00abmomento\u00bb de la catequesis es el que corresponde al per\u00edodo en que se estructura la conversi\u00f3n a Jesucristo, dando una fundamentaci\u00f3n a esa primera adhesi\u00f3n\u201d.
\n[13]<\/a> Cfr. Luciano MEDDI, La catechesi oltre. Il servizio catechistico nella prospettivamissionaria ed evangelizzatrice<\/em>, en \u201cEuntes Docete\u201d 55 (2002) 2, 113-141, sobre todo 132ss.
\n[14]<\/a> En la Cathechesi<\/em> tradendae, <\/em>n. 19, se lee: \u201c[\u2026] Es decir, que la \u00abcatequesis\u00bb debe a menudo preocuparse no s\u00f3lo de alimentar y ense\u00f1ar la fe, sino de suscitarla continuamente con la ayuda de la gracia, de abrir el coraz\u00f3n, de convertir, de preparar una adhesi\u00f3n global a Jesucristo en aquellos que est\u00e1n a\u00fan en el umbral de la fe. Esta preocupaci\u00f3n inspira parcialmente el tono, el lenguaje y el m\u00e9todo de la catequesis\u201d. Y el DGC afirma que las diversas formas del ministerio de la Palabra, seg\u00fan circunstancias pastorales, se ven obligadas a asumir m\u00e1s de una funci\u00f3n: \u201cLa catequesis, por ejemplo, junto a su funci\u00f3n de iniciaci\u00f3n, debe asumir frecuentemente tareas misioneras\u201d (n. 52).
\n[15]<\/a> Joseph. GEVAERT, Studiare<\/em> catechetica<\/em>, Edizione interamente rinnovata, a cura di UbaldoMONTISCI, Roma, LAS, 2009, 11.
\n[16]<\/a> Un ejemplo, para entendernos: las cl\u00e1sicas divisiones entre \u00abcercanos\u00bb y \u00ablejanos\u00bb quiz\u00e1 tengan a\u00fan un sentido pragm\u00e1tico para la pastoral, pero son dif\u00edciles de individuar bajo el punto de vista sociol\u00f3gico, porque los indicadores sobre los que normalmente se basan (pr\u00e1ctica, creencias, pertenencia, etc.) resultan cada vez m\u00e1s incoherentes hasta para la persona misma.
\n[17]<\/a> Por ejemplo, las orientaciones pastorales de Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Educarealla vita buona del Vangelo <\/em>(4 octubre 2010), hablan de la liturgia como \u00ablugar educativo y revelador\u00bb donde la fe toma forma y es transmitida (n. 39); reconocen en la celebraci\u00f3n lit\u00fargica \u00abuna intr\u00ednseca forma educativa\u00bb (n. 20); afirman que, entre las muchas actividades parroquiales, ninguna tiene tanto valor para la vida y la formaci\u00f3n de la comunidad como la celebraci\u00f3n dominical del d\u00eda del Se\u00f1or y de su Eucarist\u00eda (n. 39); atribuyen a la caridad la capacidad de educar el coraz\u00f3n de los fieles y de manifestar una comunidad solidaria y capaz de discernir (n. 39).
\n[18]<\/a> Esa la frase comprometida de los obispos italianos contenida en la nota pastoral: Il<\/em> voltomissionario delle parrocchie in un mondo che cambia <\/em>(30 mayo 2004).
\n[19]<\/a> CEI, Lettera<\/em> dei vescovi per la riconsegna del testo \u201cIl rinnovamento della catechesi\u201d<\/em>, 3aprile 1988, n. 6.
\n[20]<\/a> Un tentivo en esta direcci\u00f3n ha sido formulado en los \u00abColoquios dell\u2019ISPC\u00bb (Par\u00eds 12-15 febrero 2003), individuando cuatro hip\u00f3tesis para componer el nuevo paradigma: una \u00abcatequesis de propuesta\u00bb, una \u00abcatequesis m\u00e1s lit\u00fargica\u00bb, una \u00abcatequesis de iniciativa\u00bb, \u00abhacia una presentaci\u00f3n org\u00e1nica del misterio cristiano\u00bb (cfr. Cat\u00e9ch\u00e8se<\/em> en mutation I-II<\/em>, in \u00abCat\u00e9ch\u00e8se\u00bb (2003) nn. 172-173).
\n[21]<\/a> Ugo LORENZI, La riforma dell\u2019iniziazione cristiana dei ragazzi. Uno sguardo d\u2019insieme ealcune proposte. 1<\/em>, en \u00abLa Rivista del Clero Italiano\u00bb (2011) 6, 444.
\n[22]<\/a> Roberto CARELLI, L\u2019educazione e la tradizione<\/em>, en \u00abArchivio Teologico Torinese\u00bb 17 (2011) 2, 282.
\n[23]<\/a> Luciano MEDDI, \u00abL\u2019autocomprensione della catechetica nel cammino della teologia italiananel post-Concilio\u00bb, en ASSOCIAZIONE ITALIANA CATECHETI, Catechesi<\/em> ed educazione: un rapportopossibile e fecondo<\/em>, a cura di Franca FELIZIANI-KENNHEISER, Leumann (TO), Elledici, 2011, 193.
\n[24]<\/a> Dionisio BOROBIO, La iniciaci\u00f3n cristiana<\/em>. Bautismo, Educaci\u00f3n familiar, Primera Eucarist\u00eda, Catecumenado, Confirmaci\u00f3n, Comunidad cristiana<\/em>, Salamanca, S\u00edgueme, 2<\/sup>2001, 34. A\u00f1ade: \u201cPara alcanzar una iniciaci\u00f3n plena, por lo tanto, se necesita una cierta \u00absinergia\u00bb entre aquello que me ofrece la Iglesia y cuanto objetivamente acepto, entre la acci\u00f3n de la gracia y la respuesta personal de conversi\u00f3n y de fe, entre la iniciativa salvadora de Dios, mediaci\u00f3n eclesial a trav\u00e9s de la comunidad, y la aceptaci\u00f3n personal del proprio sujeto\u201d.
\n[25]<\/a> Cesare NOSIGLIA, Introduzione<\/em>, en Notiziario<\/em> dell\u2019UCN<\/em> 19 (1990), 2, 83; cf. tambi\u00e9n DCG, n. 20 y DGC, n. 171.
\n[26]<\/a> La UNESCO se limita a describir a los adultos como \u00abaquella categor\u00eda de personas que la sociedad a la que pertenecen considera como tales\u00bb. Cf. UNESCO, Recommendation on the Development of Adult Education<\/em>, Nairobi, 26 noviembre 1976, en http:\/\/www.unesco.org\/education\/pdf\/NAIROB_E.PDF (19.10.2008), 2.
\n[27]<\/a> ASSEMBL\u00c9E DES \u00c9V\u00caQUES DU QU\u00c9BEC, J\u00e9sus<\/em> Christ chemin d\u2019humanisation.<\/em>Orientations<\/em> pour la formation \u00e0 la vie chr\u00e9tienne<\/em>, Montr\u00e9al, M\u00e9diaspaul 2004, 33-34. Hay versi\u00f3n espa\u00f1ola del texto: Jesucristo, camino de humanizaci\u00f3n<\/em>, en D. MART\u00cdNEZ \u2013 P. GONZ\u00c1LEZ \u2013 J. L. SABORIDO, Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto<\/em>, Santander, Sal terrae, pp. 123-162.
\n[28]<\/a> Cfr. E. ALBERICH,\u00a0 La catechesi oggi. Manuale di catechetica fondamentale<\/em>, Leumann(TO), Elledici, 2001, 113.
\n[29]<\/a> UFFICIO CATECHISTICO NAZIONALE, La formazione dei catechisti per l\u2019iniziazione cristiana dei fanciulli e dei ragazzi<\/em>, 4 giugno 2006, n. 19.
\n[30]<\/a> \u201cLa aproximaci\u00f3n simb\u00f3lica constituye un modo de acercamiento m\u00e1s completo y respetuoso de la realidad, la cual contiene siempre un exceso, un \u00abplus\u00bb respecto a cualquier comprensi\u00f3n racinal. Por esto es m\u00e1s adecuada para expresar el misterio de la fe\u201d (E. BIEMMI, Spunti<\/em> per riorientare la catechesi.Contenuti, linguaggi, strumenti e percorsi<\/em>, en \u00abNotiziario dell\u2019Ufficio Catechistico Nazionale\u00bb (2012) 5, 302. Se puede consultar online: www.chiasacattolica.it).
\n[31]<\/a> Daniel O\u2019 LEARY, The senses have it<\/em>, en \u201cThe Lancet\u201d (23 julio 2011), 8.<\/p>\n