{"id":6588,"date":"2013-05-01T00:00:07","date_gmt":"2013-04-30T22:00:07","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6588"},"modified":"2013-05-01T00:00:07","modified_gmt":"2013-04-30T22:00:07","slug":"la-oracion-cristiana-en-tiempos-de-busqueda","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-oracion-cristiana-en-tiempos-de-busqueda\/","title":{"rendered":"LA ORACI\u00d3N CRISTIANA EN TIEMPOS DE B\u00daSQUEDA"},"content":{"rendered":"
Jos\u00e9 Garc\u00eda de Castro Vald\u00e9s, SJ<\/strong> Orar es uno de los verbos m\u00e1s interculturales que tenemos. Lo encontramos en todas las culturas de todos los tiempos. Ya oraban los primeros antepasados del Neol\u00edtico y nos dejaron algunas representaciones de sus creencias religiosas. Rezaban los egipcios y los babilonios, los romanos y los griegos; rezaban los vikingos y los n\u00f3rdicos, los incas y los mayas, los hind\u00faes, los musulmanes, los jud\u00edos\u2026 Como el jugar de los ni\u00f1os, la oraci\u00f3n parece ser una expresi\u00f3n de la vida, presente all\u00ed donde se encuentra un ser humano. Porque esta estructura de religiosidad vive en el hombre hasta su \u00faltimo aliento, hoy podemos hablar de diversas \u201cespiritualidades\u201d, enorme variedad de caminos y propuestas que pretenden encauzar, con nuevos lenguajes y ritos, esta dimensi\u00f3n \u201csobre corporal\u201d o \u201csobre natural\u201d del hombre. Entusiasmados por tantas propuestas de sentido y casi todas a nuestro alcance, estamos en una \u00e9poca de exploraci\u00f3n de las potencialidades que llevamos dentro. Hoy hay que experimentar, ser sujetos de experiencia, de situarnos in-mediatamente ante un objeto para hacer experiencia de \u00e9l. Ya no nos sirve una \u201cespiritualidad de o\u00eddas\u201d; creer en algo o en alguien exige haber experimentado que de alguna forma es bueno para m\u00ed; de no serlo habr\u00e1 que probar y experimentar otra cosa (1Ts 5,29). Muchos son los caminos que hoy podemos elegir para encauzar esta vocaci\u00f3n de exploradores: yoga, zen, relajaci\u00f3n, meditaci\u00f3n, silencio, aromas, sexo, piedras y minerales, cremas y dietas amuletos, ohms, budas, danzas, luces, m\u00fasicas, aguas, masajes, lodos, velas, inciensos\u2026 \u00a1hasta \u201cwhatsapp\u201d! La oraci\u00f3n cristiana es como una grieta que nos impulsa a vivir en nuestra inmanencia abiertos a la promesa. Jes\u00fas experiment\u00f3 el paso del tiempo, los cambios de la naturaleza, el desarrollo de su propio cuerpo, la muerte de algunos seres queridos\u2026 Jes\u00fas fue un hombre que, como tal, sent\u00eda dentro el latir del \u201cm\u00e1s all\u00e1\u201d, la vocaci\u00f3n de \u201cpara siempre\u201d que expres\u00f3 como Reino de Dios. Porque Jes\u00fas or\u00f3 y comprendi\u00f3 su vida desde la relaci\u00f3n con su Padre, nosotros podemos y debemos hacer lo mismo. Jes\u00fas vivi\u00f3 abierto a una esperanza ya presente en \u00e9l y en los suyos, que le hac\u00eda estar entre nosotros con un optimismo vital, m\u00e1s all\u00e1 de nostalgias o melancol\u00edas paralizantes. Jes\u00fas encauz\u00f3 su apertura hacia el Infinito, a trav\u00e9s del \u201cPadre\u201d. De la misma manera que podemos hablar porque recibimos el lenguaje de nuestros padres, aprendemos a orar porque recibimos de Dios su lenguaje: \u00c9l nos habla. El Padre, seg\u00fan nos cuentan los Evangelios, era para Jes\u00fas una Presencia que \u00c9l viv\u00eda como silencio o \u201csoledad sonora\u201d, como consuelo, como fuerza, como bendici\u00f3n; muy dentro: \u201cQuien me ha visto a m\u00ed, ha visto al Padre\u201d (Jn14,9). Orar tiene que ver con el hecho de ser hombre y ser cultura. Preguntarnos por qu\u00e9 queremos o no queremos rezar, por qu\u00e9 creemos o no creemos en la oraci\u00f3n, antes que una pregunta espiritual o teol\u00f3gica, es una cuesti\u00f3n antropol\u00f3gica, un asunto muy humano. C\u00f3mo pensemos el misterio de ser \u201cser humano\u201d nos ofrecer\u00e1 una u otra respuesta sobre qu\u00e9 es y qu\u00e9 significa para m\u00ed<\/em> el hecho de orar. La oraci\u00f3n tiene vocaci\u00f3n de sierva, de humildad. Es un medio, no un fin, aunque por desgracia, muchas veces, as\u00ed podamos vivirlo. No oramos para cumplir con unos tiempos o unas pr\u00e1cticas recomendadas o instituidas en nuestra comunidad o congregaci\u00f3n particular. S\u00f3lo llegar\u00e1 a su destino aut\u00e9ntico desde el coraz\u00f3n humilde que se siente peque\u00f1o, criatura, tambi\u00e9n necesitado. De alguien que espera de \u201clo alto\u201d o de \u201clo profundo\u201d la plenitud de una vida. La oraci\u00f3n es el dedo; Dios es la Luna hacia la cual nos remite. Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 436. Mayo 2013<\/strong><\/span><\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Jos\u00e9 Garc\u00eda de Castro Vald\u00e9s, SJ Profesor de Espiritualidad en la Universidad Pontificia Comillas \u2013 Madrid. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO: El autor, que es jesuita, tras presentar una primera fundamentaci\u00f3n antropol\u00f3gica de la oraci\u00f3n, pasa a referirse a Jes\u00fas como modelo siempre v\u00e1lido de oraci\u00f3n. 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\nProfesor de Espiritualidad en la Universidad Pontificia Comillas \u2013 Madrid.<\/strong>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO:<\/strong>
\nEl autor, que es jesuita, tras presentar una primera fundamentaci\u00f3n antropol\u00f3gica de la oraci\u00f3n, pasa a referirse a Jes\u00fas como modelo siempre v\u00e1lido de oraci\u00f3n. Despu\u00e9s describe la oraci\u00f3n como experiencia de Dios<\/em>, y muestra con detalle cuatro niveles de progresiva profundizaci\u00f3n en dicha experiencia, que son cuatro etapas de un itinerario espiritual. Un itinerario que no sirve s\u00f3lo para aprender a rezar, sino tambi\u00e9n para conocernos a nosotros mismos.
\nLos disc\u00edpulos se acercaron a Jes\u00fas y le pidieron: \u201cMaestro, ens\u00e9\u00f1anos a orar\u201d (Lc 11,1). \u00bfEn qu\u00e9 estar\u00edan pensando aquellas personas cuando pronunciaron la palabra \u201corar\u201d \/ \u201coraci\u00f3n\u201d? Si le ped\u00edan a Jes\u00fas que les ense\u00f1ase<\/em> es que tal vez no sab\u00edan. Lo habr\u00edan visto hacer a otros y parece que se sintieron atra\u00eddos por la experiencia. Jes\u00fas se sorprender\u00eda; le ped\u00edan muchas cosas y en cualquier momento: la vista, quedar limpios de la lepra o libres de los demonios, poder andar, recuperar la salud, incluso\u2026 \u00a1volver a la vida! Pero sin embargo estos disc\u00edpulos, no sabemos qui\u00e9nes eran, le preguntaron por la oraci\u00f3n. \u00bfPor qu\u00e9 quer\u00edan aprender a orar? \u00bfQu\u00e9 pasa por el interior de una persona para que pida que le ense\u00f1en a orar? A Jes\u00fas no le dio tiempo a pensar mucho y respondi\u00f3 lo primero que llevaba en el coraz\u00f3n: \u201cPadre nuestro\u201d.<\/p>\n\n
\nSi paseamos tranquilamente por la secci\u00f3n de \u201cEspiritualidad\u201d de algunas de las principales librer\u00edas de una gran ciudad, comprobaremos la creatividad tan grande que la cultura y el sujeto contempor\u00e1neos han ido desarrollando para dar cauce a esta dimensi\u00f3n \u201cespiritual\u201d del ser humano. Ni el impresionante y maravilloso desarrollo de la ciencia y la t\u00e9cnica que no deja de fascinarnos, por ejemplo, en lo que a posibilidades de telecomunicaci\u00f3n se refiere; ni tantas propuestas de inmanentismos radicales o cr\u00edticas fuertes a las religiones o a sus instituciones; ni el positivismo y cientifismo m\u00e1s duros y ortodoxos pueden anular esta\u2026\u00bfc\u00f3mo llamarla? esta \u00bfinquietud? \u00bfsed? \u00bfeste deseo? \u00bfanhelo? de cultivar el esp\u00edritu con la cantidad de sin\u00f3nimos que recientemente le han salido: mente, psiquismo, interioridad, equilibrio (emocional, psicol\u00f3gico), yo, armon\u00eda\u2026 Hemos enterrado \u201cel [t\u00e9rmino] alma\u201d, pero no podemos renunciar a todo aquello que contiene y hacia lo que apunta; nos concierne por el dato maravilloso de ser \u201cseres humanos\u201d.
\nHay quienes hablan de una espiritualidad inmanente, vac\u00eda de referencia a cualquier posibilidad de relaci\u00f3n con alg\u00fan tipo de realidad o ser trascendente; una \u201cespiritualidad sin Esp\u00edritu\u201d. No estoy tan seguro. Desde los datos de la sociolog\u00eda religiosa, parece evidente que la comprensi\u00f3n tradicional de la vida espiritual entendida como la relaci\u00f3n institucional y cultural (m\u00e1s que personal) con el Dios cristiano mediado a trav\u00e9s de lenguajes, s\u00edmbolos y ritos propios de la Iglesia cat\u00f3lica ha sufrido un desplazamiento. Se ha venido hablando del \u201cocultamiento y del eclipse de Dios\u201d en Occidente, pero del Dios tal y como ven\u00eda siendo transmitido y comunicado desde una cierta teolog\u00eda, una cierta espiritualidad y unas ciertas pr\u00e1cticas lit\u00fargicas.
\nTal desplazamiento de lo \u201ccat\u00f3lico tradicional\u201d, acontecido en sociedades en proceso siempre inacabado de secularizaci\u00f3n, no puede ser entendido como una transformaci\u00f3n entre m\u00e1gica y repentina de la estructura interna del hombre. No podemos mantener que por tal desplazamiento socio-cultural condicionado tambi\u00e9n por coyunturas pol\u00edticas concretas, el hombre haya perdido de repente su condici\u00f3n de \u201cser para el Absoluto\u201d, en definitiva, su condici\u00f3n religiosa. El gran te\u00f3logo del siglo XX, Karl Rahner, pronunci\u00f3 aquella tan brillante como pol\u00e9mica expresi\u00f3n de \u201clos cristianos an\u00f3nimos\u201d, aludiendo a esta presencia silenciosa de la dimensi\u00f3n religiosa de todo hombre m\u00e1s all\u00e1 de su propia consciencia. La afirmaci\u00f3n de Rahner en su d\u00eda pec\u00f3 de reduccionista. Casi cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s, y tratando de aproximarnos al hombre en el marco de una antropolog\u00eda intercultural, tal vez sea hoy m\u00e1s apropiado pensar el ser humano como \u201creligioso an\u00f3nimo\u201d, afirmando as\u00ed la dimensi\u00f3ntranscendente y constitutiva presente en todo hombre, lo sepa o no, dentro de cualquier tradici\u00f3n religiosa: \u201c\u00bfQui\u00e9n soy? Las preguntas solitarias se burlan de m\u00ed. Sea quien sea, t\u00fa me conoces, tuyo soy, \u00a1oh Dios!\u201d (D. Bonhoeffer).
\nSi hemos vaciado de contenido una dimensi\u00f3n de la estructura constitutiva del hombre, podr\u00edamos pensar que junto con dicho vaciado (lenguajes, ritos, iconos, s\u00edmbolos, liturgias) desaparecer\u00eda tambi\u00e9n el \u00e1mbito formal que lo posibilita, esto es, la parcela de nuestra estructura humana fundamental que nos abre a la trascendencia. Pero no. Tal \u00e1mbito formal, aquella \u201cparte\u201d de nuestra interioridad que acoge nuestra experiencia religiosa reclama nuevos contenidos, nuevos ritos o lenguajes que mantengan, al menos, en vela esta apertura radical hacia lo que deseamos que sea algo m\u00e1s all\u00e1 que yo mismo. Hay que ser inhumanamente valiente para anclarse con libertad y coraje en el puerto de la finitud y asumir como vocaci\u00f3n definitiva un \u201cno ser\u201d para siempre.
\nA mi modo de ver, la exagerada proliferaci\u00f3n de nuevas y estramb\u00f3ticas propuestas para el esp\u00edritu no son sino \u201ccomida r\u00e1pida\u201d para la oquedad producida por el vaciamiento repentino de contenidos religiosos tradicionales. Seguimos buscando nuevos lenguajes.<\/p>\n\n
\nEl Ap\u00f3stol Santo Tom\u00e1s podr\u00eda ser el patrono de toda esta corriente de \u201cexperiment\u00f3logos\u201d. A la vista de lo que tenemos, hoy parece haberse invertido el sentido de aquella sentencia de Jes\u00fas de Nazaret: \u201cIngenuos los que crean sin haber visto\u201d.
\nHoy se ha abierto la veda de la exploraci\u00f3n de la mismidad. El yo ya no es una propiedad intelectual de los grandes personajes de la Psicolog\u00eda en tr\u00e1nsito del XIX al XX, como S. Freud o C. Jung; tampoco es necesario entrar en largas y complicadas terapias que requieran formulaciones complejas de lo que sentimos, pensamos, recordamos o so\u00f1amos. Hoy, con m\u00e1s o menos acierto, con m\u00e1s o menos m\u00e9todo, tiempo o dinero, s\u00f3lo o acompa\u00f1ado, con o sin terapeuta, para todos est\u00e1 accesible aventurarse en esta arriesgada excursi\u00f3n hacia las profundidades del yo.
\nTal exploraci\u00f3n es un signo de nuestros tiempos; se ha levantado la tapa de los miedos, de las prohibiciones y del pecado omnipresente; se trata ahora de intentar sentirse bien y vivir mejor. Sin saberlo, porque nos falta mucha cultura cl\u00e1sica, hemos ido desenterrando a las grandes divinidades del Egeo y del Mediterr\u00e1neo, constatando as\u00ed que este anhelo de plenitud que se atreve incluso a batallar contra el tiempo, este soplo de eternidad, forma parte de nuestro existir m\u00e1s ancestral. Nos condiciona, nos determina y tantas veces\u2026 nos esclaviza. Todos deseamosestirar la vida<\/em> en todos los aspectos posibles a nuestro alcance; retrasar la presencia imparable de la muerte que nos va llegando de puntillas. Negociamos sin fruto con Chronos<\/em> y Psych\u00e9<\/em>, e intentamos denodadamente \u201cno morir\u201d\u2026\u00a0 pero cada d\u00eda que pasa es un d\u00eda menos. Negociamos tambi\u00e9n con Venus<\/em> e intentamos prolongar y aumentar la belleza y el placer en nuestro cuerpo y en nuestro entorno\u2026 pero la transformaci\u00f3n imparable del cuerpo va configurando sin prisa el rostro de la vejez. Negociamos con Marte<\/em> y buscamos perseverar fuertes, poderosos y mantenernos en forma\u2026 pero los l\u00edmites de esfuerzo nos evidencian que vamos perdiendo facultades; buscamos a Cupido<\/em> y entre verg\u00fcenzas y sonrojos deseamos una morada acogedora en el coraz\u00f3n de alguien.
\n\u00daltimamente, como una nueva y fascinante tabla de salvaci\u00f3n podemos apelar a Mercurio<\/em>, el dios de los mercaderes y las comunicaciones y focalizar ah\u00ed, entre tantas nuevas posibilidades de \u201cvivir conectado\u201d, el horizonte de una\u00a0 felicidad que nos espera. \u00bfNo es la comunicaci\u00f3n la manera m\u00e1s elemental de trascendencia, de salir de m\u00ed hacia el otro aunque tantas veces no tengamos nada (importante) que decirnos? Pero ahora no importa tanto decir algo cuanto sentir que estoy con alguien\u2026 y eso muchas veces, nos basta. \u00bfAcaso no es la oraci\u00f3n una forma \u201cestar conectado\u201d?
\nNadie queda libre de esta b\u00fasqueda de alg\u00fan tipo de trascendencia que de alguna forma pueda ir convenci\u00e9ndonos de que \u201cmi yo\u201d, es algo m\u00e1s de lo que percibo y alcanzo a conocer. Llevamos algo de Infinito, de Absoluto; hay quien lo llama Misterio, Oc\u00e9ano o incluso Cosmos; la New Agesabe mucho de todo esto. Da igual. Lo que se nos impone, y tal vez m\u00e1s cuanto m\u00e1s tiempo va pasando, es que una parcela de nosotros mismos se siente inc\u00f3moda anclada en su finitud y emerge un anhelo a veces vivido como nostalgia, de una forma de ser que abra alguna grieta en esas macro-palabras que a veces pronunciamos sin saber muy bien a qu\u00e9 nos referimos: \u201csiempre\u201d, \u201cPara\u00edso\u201d, \u201camor\u201d, \u201ceternidad\u201d, \u201cmuerte\u201d\u2026
\nTeresa de Lisieux lo formul\u00f3 preciosamente: \u201cNo s\u00f3lo cre\u00eda por lo que o\u00eda decir a personas m\u00e1s sabias que yo, sino porque en el fondo de mi coraz\u00f3n<\/em> yo misma sent\u00eda profundas aspiraciones hacia una regi\u00f3n m\u00e1s bella. Lo mismo que a Crist\u00f3bal Col\u00f3n su genio le hizo intuir que exist\u00eda un nuevo mundo, cuando nadie hab\u00eda so\u00f1ado a\u00fan con \u00e9l, as\u00ed yo sent\u00eda<\/em> que un d\u00eda otra tierra me habr\u00eda de servir de morada permanente\u201d (Historia de un alma<\/em>, Ms C, 6v).
\n
\nAl referirse a modos posibles de ser cristiano, el Cardenal Newman hablaba de un cristianismo nocional y un cristianismo vital: \u201cCreo que la mayor\u00eda de la gente que ora ha experimentado<\/em> la enorme diferencia entre vagar entre las ideas y ser realmente tocado<\/em> por el Esp\u00edritu\u201d.
\n\u201c\u00bfQu\u00e9 busc\u00e1is?\u201d (Jn 1,38). Aquellos disc\u00edpulos segu\u00edan a Jes\u00fas. El Maestro se volvi\u00f3 y les plante\u00f3 esta pregunta. Y Jes\u00fas les invit\u00f3 a una experiencia: \u201cVenid y ver\u00e9is\u201d. \u00bfQu\u00e9 vieron? No sabemos, pero dice el Evangelio que aquella tarde se quedaron con \u00c9l; exploraron y les gust\u00f3 lo que vieron, lo que escucharon, lo que sintieron. Jes\u00fas les alcanz\u00f3 en su deseo de trascendencia. Algo de \u201cvida eterna\u201d experimentaron aquella jornada.<\/p>\n\n
\nJes\u00fas es para nosotros modelo vivo de orante, de aquel que no puede comprenderse a s\u00ed mismo ni el mundo si no es en Referencia al Padre, \u201csu Padre y nuestro Padre\u201d. Dec\u00eda Gregorio Nacianceno que \u201cdeber\u00edamos acordarnos de Dios m\u00e1s a menudo que de respirar\u201d. Jes\u00fas respiraba a Dios.
\nJes\u00fas vivi\u00f3 \u201cdescentrado de s\u00ed mismo\u201d. Puso el centro y el eje constructor de su vida en el Padre. Viv\u00eda en la convicci\u00f3n profunda de que el Padre siempre, en todo momento y circunstancia, le escuchaba; algo de \u00c9l permanec\u00eda inamoviblemente en contacto con el Padre: \u201cPadre, te doy gracias por haberme escuchado. T\u00fa siempre me escuchas\u201d (Jn 11,41). La imagen de la vid y de los sarmientos del cap\u00edtulo 15 de san Juan est\u00e1 tomada de su propia experiencia: as\u00ed se sentir\u00eda Jes\u00fas con respecto al Padre, injertado en el Padre, savia de la misma savia, Vida de la misma Vida. Y Jes\u00fas, como buen Maestro, supo transmitir esta vida a sus disc\u00edpulos: \u201cPara m\u00ed vivir es Cristo\u201d lleg\u00f3 a decir San Pablo (Flp 1,21). Para m\u00ed, dir\u00eda Jes\u00fas, vivir es vivir para<\/em> el Padre, como aquella experiencia que realmente construye su vida: \u201cMi alimento es hacer la voluntad de mi Padre\u201d (Jn 4,34).
\nJes\u00fas oraba y no pod\u00eda no orar. Una existencia cristiana es una vida que se reconoce como generada, salida, originada de Otro. \u201cHe salido del Padre\u201d (Jn 16, 28). Sabemos que nuestra vida es puro don recibido, existencia querida y pronunciada por Dios. El cristiano no se apropia de su propia vida sino que la reconoce como habitada por Otro y destinada eternamente para vivir con Dios. Jes\u00fas oraba como manera de mantener viva, consciente y sentida esta relaci\u00f3n primordial de su ser. Sin el Padre nos \u201cmorir\u00edamos\u201d, aunque pudi\u00e9ramos gozar de tantos lujos y circunstancias confortables para vivir como pudi\u00e9ramos imaginar. La oraci\u00f3n hace que vivir sea para nosotros \u201cotra cosa\u201d, el \u201cno ser de este mundo\u201d (Jn 18,36), del mundo construido a imagen de Pilatos o de Herodes. La oraci\u00f3n continua en la que Jes\u00fas viv\u00eda era un continuo volver al Sentido y a la Fuente de su vida, al Porqu\u00e9 de su existencia aqu\u00ed y ahora.
\n\u00bfY qu\u00e9 hac\u00eda Jes\u00fas mientras oraba? No sabemos muy bien. Se retiraba al silencio y a la soledad para poder entrar en la relaci\u00f3n con el Padre (Mc 1,35; Lc 5,16). Lo que s\u00ed sabemos es que la oraci\u00f3n de Jes\u00fas no era una oraci\u00f3n de ensimismamiento o de huida de la realidad. Jes\u00fas no oraba para evadirse por unos minutos de la historia (a veces agobiante) que le rodeaba, ni para buscar otro mundo diferente y m\u00e1s \u201crelajante\u201d del que ten\u00eda delante de s\u00ed. Eso no ser\u00eda cristiano. La oraci\u00f3n cristiana precisamente nos empuja hacia el coraz\u00f3n de la historia para mantenernos, en medio de nuestras tareas y nuestros ruidos, vinculados a lo que es el Sentido de la Vida. \u201cNo los saques del mundo\u201d (Jn 17,15), oraba Jes\u00fas al Padre al pedir por sus amigos. Jes\u00fas oraba para iluminar paternalmente los episodios de su vida y para favorecer que los contextos y circunstancias entre los que se mov\u00edan fueran siempre \u201cevangelio\u201d, \u201cbuena nueva\u201d y \u201cvida nueva\u201d para todos; cada an\u00e9cdota de su vida era transformada en un momento de oraci\u00f3n.
\nEn la oraci\u00f3n de Jes\u00fas todos encontraban un lugar apropiado y adecuado. Y sab\u00edan que Jes\u00fas oraba por ellos porque su vida quedaba transformada. Ganaban en libertad, en alegr\u00eda, en salud, en esperanza, en humildad, crec\u00eda la compasi\u00f3n y la solidaridad. La oraci\u00f3n tiene esa energ\u00eda tantas veces oculta y no explicitada de ir transformando nuestras entra\u00f1as, para ir dibujando y configurando en nosotros las entra\u00f1as, los sentimientos, los juicios y conocimientos de Cristo (Flp 2,5). Pero \u00bfc\u00f3mo nos transforma la oraci\u00f3n?<\/p>\n\n
\nOrar es una palabra-experiencia. No se sabe lo que es hasta que no se experimenta. Aunque puedan servirnos de ayuda, la oraci\u00f3n no se aprende en libros de devoci\u00f3n o en catecismos. A orar se aprende orando, como a andar andando, o a nadar nadando. Por mucho que lea y estudie sobre c\u00f3mo mover los brazos y respirar bajo el agua, nadie puede decir que sabe<\/em> nadar hasta que no se tira a una piscina y comienza a avanzar a trav\u00e9s del agua.
\n\u00bfQu\u00e9 experimentamos cuando oramos? \u00bfPodemos decir que experimentamos a Dios? \u00bfC\u00f3mo entender esta experiencia de Dios<\/em>? La expresi\u00f3n, de tan familiar, se ha ido alejando de nosotros. Esta \u201cexperiencia de<\/em> Dios\u201d encierra diversos niveles de significado y alude, por tanto, a diversas experiencias seg\u00fan entendamos la conexi\u00f3n interna y espiritual entre estas tres palabras.
\n– Primer nivel de significado<\/em>. Muchas veces, m\u00e1s de las que podamos pensar, comprendemos la \u201cexperiencia de Dios\u201d como genitivo objetivo<\/em>, esto es, como si yo (sujeto) hiciera experiencia de Dios (objeto), algo parecido a cuando hacemos experiencia de conducir o de cocinar. El sujeto controla o domina la situaci\u00f3n; manipula un objeto para producir con \u00e9l los efectos deseados: preparar tal o cual plato de cocina o dirigir el coche hacia tal o cual destino. Esta manera de comprensi\u00f3n de la experiencia de Dios es muy com\u00fan y frecuente en nuestras oraciones cotidianas, retiros, ejercicios: nosotros \u201chacemos\u201d, manejamos textos, cantos o f\u00f3rmulas y podemos llegar a creer que el resultado final de tal oraci\u00f3n o tal experiencia es haber logrado un \u201cobjetivo\u201d como fruto de la aplicaci\u00f3n correcta de la t\u00e9cnica utilizada.
\nEsta manera de entender la oraci\u00f3n es parte de un proceso, pero es inmadura; tiende a reducir a Dios a nuestras propias categor\u00edas de comprensi\u00f3n e incluso de sensaci\u00f3n. Puede contener experiencia de alteridad, pero el desmesurado protagonismo del yo puede impedir e incluso bloquear la iniciativa de la gracia. Este primer nivel de entenderse \u201cfrente a Dios\u201d puede encontrar su reflejo b\u00edblico en el icono del fariseo que oraba en el templo: una plana e inmanente percepci\u00f3n de s\u00ed mismo y una confianza desmesurada en la eficacia de los ritos que practicaba le hac\u00eda creer, sin posibilidad de duda, que Yaveh estaba con \u00e9l (Lc 18,11). Esta experiencia de oraci\u00f3n es infecunda, pues es el mismo sujeto quien bloquea la acci\u00f3n del Esp\u00edritu e impide su transformaci\u00f3n por la gracia. La humildad es la condici\u00f3n primera para una relaci\u00f3n \u201ceficaz\u201d con Dios.
\n– Segundo nivel<\/em>. Pero profundizando en nuestra expresi\u00f3n, podemos entender tambi\u00e9n este \u201cde\u201d como un genitivo posesivo<\/em>, como cuando decimos \u201cla bicicleta de<\/em> Luis\u201d o \u201cla casa de<\/em> Mar\u00eda\u201d. Se establece una relaci\u00f3n de propiedad o de pertenencia. As\u00ed entendida, \u201cexperiencia de<\/em> Dios\u201d cambia radicalmente en su contenido. Ahora lo importante es que la oraci\u00f3n que \u201cyo hago\u201d tiene un due\u00f1o, un Se\u00f1or: la experiencia es de<\/em> Dios, le pertenece. Ser consciente de este dato tan primario y elemental transforma mi oraci\u00f3n, pues ya no soy yo quien incide libre y competentemente sobre un objeto, sino que me pongo en presencia de Alguien para que Alguien-Dios trabaje en su<\/em> experiencia como mejor estime conveniente. Es el Se\u00f1or quien construye la casa (Sal 126,1).
\nEsta manera de entender la oraci\u00f3n avanza, sin duda, sobre la anterior. Entender as\u00ed nuestra experiencia de oraci\u00f3n nos hace humildes y pobres ante el mismo hecho de orar. Tal vez el icono b\u00edblico que puede iluminar esta manera de comprender la relaci\u00f3n con Dios, sea el Centuri\u00f3n que acude a Jes\u00fas para interceder por su criado enfermo (Lc 7,6-9). Este \u201cpagano\u201d, frente al fariseo, tiene muy claro que la salvaci\u00f3n viene de fuera; que \u00e9l nada puede. Se relaciona con Dios desde la consciencia de su propia pobreza y humildad. Hemos de empezar pidiendo. El Centuri\u00f3n nos anima a entrar en un \u00e1mbito sagrado que no nos pertenece. Vivir en oraci\u00f3n es aceptar vivir descentrados: \u201cEstoy dispuesta tambi\u00e9n a volar a otro campo de batalla, si el divino General me expresa su deseo de que lo haga. No har\u00eda falta una orden, bastar\u00eda una mirada, una simple se\u00f1al\u201d (Teresa de Lisieux, Historia de un alma<\/em>, Ms C, 9r).
\n– Tercer nivel<\/em>. Pero este de<\/em> puede todav\u00eda ayudarnos a seguir profundizando en la experiencia. Lo podemos comprender tambi\u00e9n como un de<\/em>\u201ccualitativo<\/em>\u201d, de cualidad, como cuando hablamos de \u201cla casa de<\/em> madera\u201d o \u201cel pastel de<\/em> chocolate\u201d. As\u00ed comprendida \u201cexperiencia de<\/em> Dios\u201d vincula la manera de ser de los dos t\u00e9rminos. Mi \u201cexperiencia\u201d es participar, de alguna manera, de lo que Dios es. La oraci\u00f3n es \u201cde Dios\u201d; incluyendo el sentido anterior (de propiedad) lo que acontece en nuestra oraci\u00f3n es realidad divina. Una experiencia de amor, de las mil y una formas como \u00e9ste puede manifestarse. El hijo menor de la par\u00e1bola (cf. Lc 15) ha entrado en esta din\u00e1mica de lo que es la vida con el Padre. Su salida de la casa, su vida disipada y su posterior vuelta y conversi\u00f3n al hogar paterno desencadenaron en \u00e9l una din\u00e1mica de relaci\u00f3n con el Padre insospechada antes de su \u201chuida\u201d. Haber recibido el anillo y los vestidos nuevos y haber sido honrado con la fiesta de bienvenida ha obrado en \u00e9l la conversi\u00f3n del coraz\u00f3n para dejarse impregnar del estilo, del modo de proceder del amor recibido. Orar desde esta perspectiva es estar permitiendo que la vida de Dios venga a nosotros, nos \u201ccualifique\u201d, nos impregne, nos construya por dentro, nos transforme en \u00c9l. Orar as\u00ed es empezar a entrar en comuni\u00f3n con \u00c9l, pasar de la clave leg\u00edtima del estar frente al Se\u00f1or, a la clave de experimentar la vida de Dios en nosotros.
\n– Cuarto nivel<\/em>. Podemos profundizar un escal\u00f3n m\u00e1s en nuestra \u201cexperiencia de Dios\u201d y dejarnos llevar por el Esp\u00edritu hacia una manera plena de sentir y vivir con Dios. En su vocaci\u00f3n de unir palabras este \u201cde\u201d puede tener tambi\u00e9n un valor \u201cidentitativo<\/em>\u201d, es decir, de referirse a \u201cA\u201d como \u201cB\u201d, incluyendo la identidad de uno cuando se afirma el otro. Es lo que en ex\u00e9gesis se llama \u201cgenitivo epexeg\u00e9tico\u201d. Por ejemplo: \u201cel simp\u00e1tico de Antonio\u201d o \u201cla lista de Laura\u201d o, ya en t\u00e9rminos b\u00edblicos \u201cel Reino de Dios\u201d. El simp\u00e1tico (\u201cA\u201d) es \u201cAntonio\u201d (\u201cB\u201d); de igual forma que la lista (\u201cA\u201d) es Laura (\u201cB\u201d), o el Reino es Dios. Al referirnos a la oraci\u00f3n como \u201cExperiencia de<\/em> Dios\u201d, aqu\u00ed Dios (\u201cB\u201d) es la experiencia (\u201cA\u201d). Es \u00e9ste un nivel de comprensi\u00f3n de la relaci\u00f3n con Dios verdaderamente m\u00edstico y al que todos estamos llamados: la vida en Cristo, el despliegue del Esp\u00edritu Santo que ya habita en nuestros corazones (Rm 5,5). San Pablo lo formul\u00f3 atrevidamente, como sol\u00eda decir \u00e9l las cosas: \u201cYo ya no soy yo, es Cristo quien vive en m\u00ed\u201d (Gal 2,20); Jes\u00fas ya hab\u00eda hablado de la vida del Padre en \u00c9l: \u201cQuien me ha visto a m\u00ed, ha visto al Padre\u201d (Jn 14,9) porque \u201cel Padre y yo somos uno\u201d (Jn 10,30). Y a esto estamos vocacionados todos, y hacia este horizonte deber\u00eda empujarnos nuestra oraci\u00f3n, a ser uno con Cristo y en Cristo (Jn 17,21).
\nIba un joven pez nadando inquietamente por el Oc\u00e9ano, con aire de despistado. De frente se acercaba a \u201cpaso lento\u201d y tranquilo un pez grande, ya con sus a\u00f1os encima. El joven le par\u00f3 y le pregunt\u00f3: \u201cDisculpe, usted que es m\u00e1s mayor, tal vez pueda ayudarme\u201d. \u201cUsted dir\u00e1\u201d respondi\u00f3 afablemente el pez grande. \u201c\u00bfMe podr\u00eda indicar por d\u00f3nde se va al Oc\u00e9ano?\u201d. El pez grande abri\u00f3 un poco m\u00e1s los ojos y sorprendido, pero con aire sosegado, le respondi\u00f3: \u201c\u00bfEl Oc\u00e9ano? El Oc\u00e9ano est\u00e1 aqu\u00ed, es todo esto que puedes contemplar con tus ojos, tan grande, tan amplio, tan profundo\u201d. \u201c\u00bfEsto? Pero si esto \u00a1no es m\u00e1s que agua!\u201d, replic\u00f3 el joven con cierto aire de decepci\u00f3n. \u201cS\u00ed, s\u00f3lo agua, a\u00f1adi\u00f3 el pez grande. Pero en el agua nos movemos y respiramos; del agua nos alimentamos y en el agua dormimos. El Oc\u00e9ano lo es todo para nosotros. Sin el agua nos morir\u00edamos\u201d. El joven, a quien no acababan de convencer las palabras del pez grande, le mir\u00f3 con sorpresa y casi sin despedirse, con su aire de despistado, sigui\u00f3 afanosamente su in\u00fatil b\u00fasqueda\u201d.
\nAs\u00ed es la oraci\u00f3n, un h\u00e1bito de vida, una presencia y un alimento, una connaturalidad; desear hacer de nuestra vida un cotidiano estar \u201cen las cosas del Padre\u201d (Lc 2,49): \u201cPoseo a Dios con la misma tranquilidad en la cocina, que si estuviera de rodillas ante el Sant\u00edsimo Sacramento\u201d (Laurent de la Resurrecci\u00f3n, OCD).
\nEstos cuatro posibles sentidos de esta familiar expresi\u00f3n, \u201cexperiencia de Dios\u201d, nos muestran el car\u00e1cter din\u00e1mico<\/em> de nuestra oraci\u00f3n. La oraci\u00f3n deber\u00eda crecer e ir cambiando con nosotros, en modos y lenguajes, evolucionando seg\u00fan su propio ritmo interno hacia la pobreza y la humildad. Nuestra manera de rezar nos indica nuestra manera de entendernos frente a Dios. En nuestra Iglesia, necesitamos maestros que nos ayuden desde su experiencia a ir avanzando en nuestro personal e intransferible recorrido de amistad con Cristo; pararnos es retroceder. \u201cCuando era ni\u00f1o, pensaba como ni\u00f1o, razonaba como ni\u00f1o; pero cuando me hice adulto, dej\u00e9 las cosas de ni\u00f1o\u201d (1Co 13,11).<\/p>\n\n
\nLa oraci\u00f3n es nuestra manera de mirar a lo alto para descubrir en verdad qui\u00e9nes y c\u00f3mo somos; es la fuente de nuestra identidad. Y estaremos inquietos busc\u00e1ndonos afanosamente por otros sitios, aliment\u00e1ndonos de fast<\/em> food<\/em>, hasta que descansemos en la oraci\u00f3n por los caminos que el Esp\u00edritu nos vaya mostrando. Porque \u201cninguna cosa criada sobre la faz de la tierra\u201d, expresi\u00f3n que tanto le gustaba a San Ignacio de Loyola, tiene el poder de decirme qui\u00e9n soy. S\u00f3lo Quien me dio la vida lo puede. Menos Dios todo, absolutamente todo, es pen\u00faltimo, un personaje secundario de la historia de mi vida y mi salvaci\u00f3n. Abrir con libertad mi vida a Dios es ya anclarme en el Sentido, permitir amablemente al tiempo que vaya pasando sobre la roca de mi fe.
\nAs\u00ed, la oraci\u00f3n es resituar al yo en su verdadera identidad. No sabemos qui\u00e9nes somos hasta que no nos situamos ante el Dios que nos habita y hacemos de nuestra vida un constante saludo a su Presencia constitutiva. Pero tampoco sabremos lo que son las cosas hasta que no las oremos, hasta que no lleguen a ser objeto e incluso sujeto de mi oraci\u00f3n.
\nNo oramos para cambiar las cosas como si esper\u00e1semos un acontecimiento m\u00e1gico o supersticioso que pudiera deslumbrar a los que nos rodean. La oraci\u00f3n cristiana no busca cambiar el mundo y renovarlo a \u201cmi imagen\u201d, como a m\u00ed me gustar\u00eda que fuera. Oramos para que venga Su Esp\u00edritu a nosotros y nos ayude a saber mirar la presencia milagrosa de su gloria, de su amor. Para Einstein, el tercer estadio de la religi\u00f3n, superado el del miedo y el de la moral, es \u201cel del sentimiento c\u00f3smico religioso por el que el hombre percibe con asombro el sublime y maravilloso orden, armon\u00eda de la naturaleza\u201d.
\nNo oramos para intentar cambiar a Dios y llegar entonces a creernos que ha sido la fuerza de nuestra plegaria la que le ha convencido para \u201cactuar\u201d a favor nuestro.
\nRecuerdo dos fotograf\u00edas que se publicaron en un importante peri\u00f3dico nacional. Eran los tiempos de aquel triste y dram\u00e1tico \u201cconflicto\u201d conocido como \u201cGuerra del Golfo\u201d. Juntas en el peri\u00f3dico, aparec\u00edan las fotos de los dos grandes responsables de la situaci\u00f3n, George Bush y SadamHusein, los dos rezando. Cada uno desde su tradici\u00f3n, desde su conciencia, tal vez pidiendo al mismo Dios que los acontecimientos discurriesen de una u otra manera; en aquel caso, de maneras radicalmente opuestas. \u00bfQu\u00e9 pod\u00eda hacer Dios?
\nNunca podremos conocer si nuestra oraci\u00f3n ha llegado a cambiar la voluntad y la libertad de Dios. Pero s\u00ed podemos conocer el cambio<\/em> que se produce en nuestro interior cuando, despu\u00e9s de rezar, volvemos a mirar y a sentir nuestro mundo. En la pel\u00edcula Tierras de Penumbra<\/em>, C.S.Lewis mantiene un di\u00e1logo con su obispo sobre si estaba rezando o no despu\u00e9s de la muerte de su esposa; Lewis responde: \u201cNo puedo evitar rezar, pero la oraci\u00f3n no cambia a Dios, me cambia a m\u00ed\u201d. Nuestra oraci\u00f3n habr\u00e1 sido una experiencia de<\/em> Dios en nosotros si, y s\u00f3lo si, el esp\u00edritu de amor y misericordia aparecen como el eje hermen\u00e9utico de nuestras afirmaciones y juicios sobre el mundo.
\nOramos, ante todo, para ir favoreciendo en nosotros el proceso de infinita conversi\u00f3n a Dios. Para ir desplegando nuestra condici\u00f3n de semejantes y permitir al Esp\u00edritu que act\u00fae en nosotros m\u00e1s f\u00e1cil y m\u00e1s eficazmente en bien de nuestros hermanos. \u201cEstos problemas no se resuelven con el esfuerzo humano \u2013comentaba el P. Arrupe\u2013. Orad, orad mucho\u201d.
\nHay dos formas de ver la vida, afirm\u00f3 Eisntein: \u201cUna creer que los milagros no existen; otra es creer que todo lo que existe es un milagro\u201d. La oraci\u00f3n es la puerta de la segunda.<\/p>\n