{"id":6652,"date":"2013-01-01T00:00:30","date_gmt":"2012-12-31T22:00:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6652"},"modified":"2013-01-01T00:00:30","modified_gmt":"2012-12-31T22:00:30","slug":"cine-contemporaneo-y-fe-cuatro-aproximaciones","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/cine-contemporaneo-y-fe-cuatro-aproximaciones\/","title":{"rendered":"CINE CONTEMPOR\u00c1NEO Y FE: CUATRO APROXIMACIONES"},"content":{"rendered":"
Jes\u00fas Villegas Salda\u00f1a<\/strong> Para que yo me llame \u00c1ngel Gonz\u00e1lez<\/p>\n para que mi ser pese sobre el suelo,<\/p>\n fue necesario un ancho espacio<\/p>\n y un largo tiempo:<\/p>\n hombres de todo mar y toda tierra,<\/p>\n f\u00e9rtiles vientres de mujer, y cuerpos<\/p>\n y m\u00e1s cuerpos, fundi\u00e9ndose incesantes<\/p>\n en otro cuerpo nuevo.<\/p>\n Solsticios y equinoccios alumbraron<\/p>\n con su cambiante luz, su vario cielo,<\/p>\n el viaje milenario de mi carne<\/p>\n trepando por los siglos y los huesos.<\/p>\n Jes\u00fas Villegas Salda\u00f1a PROMETHEUS: CREYENTE SIN CAUSA Este art\u00edculo comenz\u00f3 a fraguarse en verano. En concreto en un cine, a finales de agosto. Asisto a la proyecci\u00f3n de Prometheus, la \u00faltima creaci\u00f3n de Ridley Scott. Mis \u00fanicas expectativas son pasar un buen rato y recuperar el ritmo de pel\u00edcula por semana con el que […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[66,1639,94],"tags":[],"class_list":["post-6652","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-jesus-villegas","category-materiales-432_433","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6652"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6652"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6652\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6652"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6652"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6652"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n
\nPROMETHEUS: <\/em><\/strong>CREYENTE SIN CAUSA<\/strong>
\nEste art\u00edculo comenz\u00f3 a fraguarse en verano. En concreto en un cine, a finales de agosto. Asisto a la proyecci\u00f3n de Prometheus<\/em><\/strong>, la \u00faltima creaci\u00f3n de Ridley Scott. Mis \u00fanicas expectativas son pasar un buen rato y recuperar el ritmo de pel\u00edcula por semana con el que intento mantenerme al d\u00eda de lo que se cuece en el panorama cinematogr\u00e1fico actual. En julio y agosto suelo frecuentar poco las salas, as\u00ed que puedo decir que con este estreno daba por inaugurado el curso \u201cf\u00edlmico\u201d 2012-2013. Y, sin comerlo ni beberlo, tambi\u00e9n empezaba a perge\u00f1ar estas p\u00e1ginas. Sin buscar nada, encuentro un inicio.
\nPorque Prometheus<\/em><\/strong>, entre otras cosas, era la historia de una creyente. Su protagonista, ElisabethShaw, es una cient\u00edfica apasionada que aspira a descubrir la respuesta a las grandes preguntas: \u00bfcu\u00e1l es nuestro origen?, \u00bfqu\u00e9 pasa cuando morimos?, \u00bfa qu\u00e9 hemos venido? Por encima de todas ellas hay una que se tornar\u00e1 esencial en el devenir del relato: \u00bfqui\u00e9n o qu\u00e9 nos ha creado? La pel\u00edcula pertenece al g\u00e9nero de la ciencia ficci\u00f3n y postula que nuestro art\u00edfice, el o los ingenieros que, de una u otra manera, nos dieron forma, se hallan en alg\u00fan lugar del universo. Las investigaciones de nuestra protagonista la han llevado a localizar un punto en una remota galaxia en el que quiz\u00e1s podamos hallar respuestas a todos los enigmas. Y hacia all\u00ed partir\u00e1 una expedici\u00f3n, sin sospechar los desasosegantes descubrimientos que dicha aventura ocasionar\u00e1.
\nYo hab\u00eda ido al cine a pasar el rato y la pel\u00edcula se empe\u00f1aba en interpelarme con cuestiones metaf\u00edsicas: el n\u00facleo de la trama ocurre entre el d\u00eda de Navidad y el de A\u00f1o Nuevo, semana de hondas resonancias religiosas. La protagonista porta en todo momento un crucifijo, que, como s\u00edmbolo elemental de sus creencias, est\u00e1 a punto de perder en varias ocasiones y siempre acaba por regresar a su cuello. Los t\u00e9rminos \u201cfe\u201d, \u201ccreencia\u201d, \u201ccreyente\u201d, \u201ccreador\u201d, \u201calma\u201d suenan una y otra vez en la banda sonora. En definitiva, no necesito escarbar en la trama porque ya en su superficie reverbera la invitaci\u00f3n a una lectura religiosa. La pel\u00edcula discurre a cara descubierta por el cauce de lo trascendente. De principio a fin, junto a la parafernalia terror\u00edfica (estamos antes la precuela de Alien<\/em><\/strong>) se despliega un discurso existencial insoslayable. Me arrellano en la butaca y, a mi pesar o para mi placer, comienzo a tomar notas.
\nElisabeth, como buena cient\u00edfica, se mueve en el terreno de las verdades comprobables, pero no renuncia a creer en algo que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de las mismas. Con ambig\u00fcedad premeditada se juega con que a ese \u201calgo\u201d debe intentar accederse con las armas del saber, aunque siempre al fondo palpite un misterio inaccesible. As\u00ed, Elisabeth creer\u00e1 en la verdad emp\u00edrica, sin renunciar a la verdad trascendente. Esa doble forma de conocimiento le permitir\u00e1 sobrevivir, porque cuando, desde una perspectiva, la cient\u00edfica, constate la evidencia de un infierno, desde la otra, desde la religiosa, todav\u00eda esta mujer puede postular la posibilidad de un horizonte. Ya llegaremos a eso.
\nHay un momento clave en la primera parte de la pel\u00edcula. Conoceremos un recuerdo infantil de la protagonista: de ni\u00f1a su padre, ante el cad\u00e1ver de un hombre, le abre la doble puerta (la cient\u00edfica\/la religiosa) a los grandes misterios. Le habla de la muerte, de los diferentes dioses y del para\u00edso. Califica este \u00faltimo como un lugar precioso y ante la pregunta de por qu\u00e9 sabe que este es as\u00ed, el hombre no duda en contestar algo esencial para la ni\u00f1a desde ese instante: \u201cporque as\u00ed he decidido creerlo. \u00bfQu\u00e9 crees t\u00fa?\u201d. Ella, ya adulta, creer\u00e1 en la cruz, pero tambi\u00e9n en el escalpelo y el microscopio, en ambos casos con una voluntad firme.
\nNuestra protagonista y su pareja, el tambi\u00e9n cient\u00edfico Charlie Holloway, encabezan una expedici\u00f3n hasta la luna LV226, de donde provienen nuestros supuestos art\u00edfices. Poco a poco la cinta nos descubrir\u00e1 una desoladora realidad: toda la vida en la tierra surgi\u00f3 de una raza de gigantes que visitaron nuestro mundo hace millones de a\u00f1os. Su ADN es el nuestro y, lo que es peor, su insensibilidad, su crueldad, su violencia la heredamos junto al c\u00f3digo gen\u00e9tico que nos transmitieron. Cuando los supervivientes de la expedici\u00f3n logran hablar con el \u00faltimo de los seres de esta especie, este, en lugar de responder con paciencia a las preguntas lanzadas o de mostrarse enternecido antes sus hijos\/criaturas, los ataca con una violencia inusitada y destructiva. Todo en un silencio absoluto que remite al famoso silencio de Dios. El ser humano se planta delante de su creador y este, sin ning\u00fan atisbo de piedad, abomina de sus criaturas. Sus ojos sin pupilas miran con atroz indiferencia. Ha creado la vida porque pod\u00eda, sin m\u00e1s prop\u00f3sito. Para Ellos somos seres despreciables. La conciencia humana, en fin, carece de sentido.
\nLa pel\u00edcula, en su turbiedad, insin\u00faa a\u00fan algo m\u00e1s desazonador. El planeta al que ha arribado la expedici\u00f3n en realidad es una instalaci\u00f3n militar, no el lugar de origen de nuestros antepasados. En ese enclave los gigantes estaban preparando una terror\u00edfica arma biol\u00f3gica que iban a enviar a la Tierra para exterminar en ella cualquier forma de vida. Algo sali\u00f3 mal y la nave espacial que ten\u00edan ya dispuesta y cargada de destructivas bombas – aliens<\/em>, <\/em>no lleg\u00f3 a despegar. Las criaturas infernales cultivadas, aptas para la destrucci\u00f3n masiva, se escaparon por la base y dieron buena cuenta de quienes los estaban manipulando con apocal\u00edpticas intenciones.
\nEl optimismo entusiasta de Elisabeth encuentra como respuesta a sus preguntas la desolaci\u00f3n. Mueren todos sus compa\u00f1eros de expedici\u00f3n, descubre que nuestro creador directo es una raza de seres para la que somos una excrecencia miserable a la que, para m\u00e1s inri, desean exterminar. De ellos hemos heredado nuestros peores defectos. El para\u00edso, en definitiva, no es lo que hab\u00edamos imaginado: en su lugar no hay nada. Vivimos en el infierno. La destrucci\u00f3n es nuestro lenguaje y nuestro destino.
\nY, sin embargo\u2026
\nAunque el escalpelo y el microscopio conduzcan al abismo, Elisabeth no renuncia a la cruz. Nuestro ADN proviene de esos gigantes brutales (verdad cient\u00edfica), pero por encima debe haber otro Creador (verdad religiosa). Nuestra naturaleza, corrupta e insuficiente, heredada de seres infames, a\u00fan debe remontar otras escalas hasta el Principio, hasta el Origen. Y quiz\u00e1s all\u00ed brille algo de luz. Al final, tras una odisea tr\u00e1gica y desesperanzada, nuestra hero\u00edna decide continuar buscando. La pel\u00edcula concluye conElisabeth dirigi\u00e9ndose al planeta de origen de los gigantes. Nos crearon, despu\u00e9s quisieron matarnos, \u00bfpor qu\u00e9? Respondiendo a esa pregunta, de \u00edndole realista y experimental, quiz\u00e1s se abra la otra puerta, la de entrada al \u00faltimo n\u00facleo de sentido, a la Causa de todas las Causas. El car\u00e1cter cient\u00edfico de esta mujer reclama desentra\u00f1ar esa primera verdad para, desde ah\u00ed, ascender a la segunda, la que roza directamente con el Misterio de lo sagrado.
\nSal\u00ed de la sala con un estado de \u00e1nimo ceniciento, con el regusto amargo que dejan en la boca aquellas pel\u00edculas que postulan nuestro m\u00e1s absoluto desamparo existencial. Me dieron m\u00e1s miedo esos gigantes de ojos vac\u00edos que los propios aliens<\/em>, <\/em>pura y simple encarnaci\u00f3n de un mal at\u00e1vico sin otros trasuntos. Y m\u00e1s a\u00fan me espantaron los seres humanos que retrataba la cinta: fr\u00edos, ego\u00edstas, c\u00ednicos, miserables\u2026 Los \u00fanicos personajes simp\u00e1ticos de la pel\u00edcula eran la propia protagonista, una superviviente nata, una indome\u00f1able luchadora, y David, el robot que condensa todas las cualidades humanas, sin los vicios y defectos que acaban por volver est\u00fapidas a la mayor\u00eda de las personas, al menos tal y como enuncia esta obra. Es verdad que al final el gui\u00f3n se resiste a caer en el nihilismo absoluto y su protagonista sigue adelante a pesar de haber estado a punto de ceder a la desesperaci\u00f3n. Hay algo incombustible en su fe que nos enternece y nos alienta. \u00a0Pero todos los signos de la divinidad invitan al escepticismo: en los gigantes-ingenieros (primera epifan\u00eda de Dios) no asoma ning\u00fan \u00e1pice de bondad, pero es que los seres humanos (segunda epifan\u00eda) reproducimos al detalle la insensibilidad, el ego\u00edsmo o la violencia de nuestro ancestros tit\u00e1nicos. Si a Dios se le reconoce en sus huellas y la huella primera somos sus criaturas (gigantes, en primera instancia; personas, en segunda), las se\u00f1ales de Dios dispersas en la creaci\u00f3n no invitan, desde luego, a la confianza\u2026
\nTras revisar la pel\u00edcula con calma, repar\u00e9 en un detalle esencial: \u00bfpor qu\u00e9 se elige el mito de Prometeo como referente de la pel\u00edcula? Recordemos que Prometeo rob\u00f3 el fuego a los dioses y, de esa manera, intent\u00f3 equipararse a los mismos. Prometeo fue expulsado del Olimpo por pretender ascender por sus propios m\u00e9ritos a la esfera de la divinidad. Representa, por consiguiente, tanto las ansias creadoras-conocedoras del ser humano y su potencial como los l\u00edmites de ese af\u00e1n. Prometeo fue el primer artista y el primer cient\u00edfico, el tit\u00e1n que apost\u00f3 por imitar, retar y cuestionar a sus seres superiores. Despierta tanta simpat\u00eda por su entrega como escandaliza por su soberbia. Ridley Scott siembra el relato de ecos de ese mito y acaba por concluir lo mismo que el mito insin\u00faa, que adentrarse en la esfera de los dioses para codearse con ellos\/ser como ellos nos conduce al perpetuo desasosiego, si no a la perdici\u00f3n:
\n
\n– La expedici\u00f3n-proyecto se llama \u201cPrometheus\u201d. Al final, como a Prometeo, a todos los que aspiraron a encararse con sus dioses\/su Dios les aguardar\u00e1 un destino insoportable y doloroso.
\n– La propia Elisabeth, como cient\u00edfica se mueve por un af\u00e1n prometeico. Y sufrir\u00e1 una tortura muy similar a la de aquel: los buitres que picoteaban el h\u00edgado del coloso riman en esta historia con el engendro monstruoso que se gestar\u00e1 en su vientre y que se tendr\u00e1 que arrancar de las entra\u00f1as nuestra hero\u00edna con sus propias manos en una auto-ces\u00e1rea brutal, momento que se erige en la escena m\u00e1s impactante de la pel\u00edcula.
\n– Peter Weyland, el empresario millonario promotor del proyecto, es un viejo decr\u00e9pito que financia la expedici\u00f3n con el prop\u00f3sito de encontrarse con sus creadores para lograr que estos le libren de la mortalidad. Lo que hallar\u00e1 ser\u00e1 la muerte a manos del gigante\/art\u00edfice superviviente al que reclamaba la eternidad. Otro aspirante a Prometeo desterrado, en fin, de sus afanes.
\n– David, el robot, a pesar de su falta de alma, pretende conocer en toda su profundidad los entresijos de la personalidad de sus creadores, los seres humanos. Su cerebro electr\u00f3nico asiste una y otra vez a las constantes muestras de estupidez, crueldad e insensibilidad que adornan nuestro comportamiento. Al final, ser\u00e1 decapitado por el gigante, en un gesto otra vez con mucho de castigo m\u00edtico a quien quiso saber m\u00e1s de la cuenta.
\n– Para el final dejo un detalle perturbador: aunque la pel\u00edcula insin\u00faa que la saga continuar\u00e1 tras los pasos de Elisabeth, en las primeras im\u00e1genes nosotros, espectadores, podemos atisbar la respuesta a los enigmas que a la hero\u00edna se le escapa. Tras unos planos paisaj\u00edsticos espectaculares, llegamos al pie de una catarata. Sobrevol\u00e1ndola vemos una especie de platillo volante y, al filo de su precipicio, un encapuchado. Cuando se descubra veremos que se trata de un gigante, de la especie que luego identificaremos con nuestros ingenieros. Este personaje bebe un l\u00edquido (un veneno, sospechamos) y su cuerpo comienza a convulsionarse y a deshacerse, mientras el platillo emprende el vuelo. El moribundo cae al agua de la catarata, donde se descompone definitivamente. Un plano de\u00a0 su cadena de ADN nos informa de c\u00f3mo este se integra en el ciclo natural del planeta. M\u00e1s adelante podremos deducir que de esos restos org\u00e1nicos surgir\u00e1 la vida y, tras toda la evoluci\u00f3n, la especie humana.\u00a0 Yo quiero entender que ese gigante, condenado a auto-inmolarse, es otro Prometeo m\u00e1s, quiz\u00e1s el primero. Nuestro planeta cumple la funci\u00f3n del cadalso donde los seres del platillo, sus dioses, lo ejecutan. De su cuerpo ajusticiado nacimos nosotros y, junto a su car\u00e1cter mezquino, tambi\u00e9n heredamos esa infinita comez\u00f3n que nos lleva a querer saber, a buscar al causante de nuestro origen para increparlo, a so\u00f1ar con que las grandes preguntas admiten respuestas, cuando quiz\u00e1s, seg\u00fan postula esta pel\u00edcula, solo nos conduzcan a un vac\u00edo sin fondo.
\n
\nEL \u00c1RBOL DE LA VIDA:<\/em><\/strong> CREER EN DIOS<\/strong>
\nEn Prometheus<\/em><\/strong> la fe inquebrantable de Elisabeth es sometida a pruebas insoportables y se tambalea ante los embates de una realidad en la que es dif\u00edcil reconocer signos de un Dios digno de fe. Ella aguanta con el crucifijo al cuello, aunque ning\u00fan indicio, m\u00e1s all\u00e1 de su propia testarudez, justifique la perseverancia.El \u00e1rbol de la vida <\/em><\/strong>traza el recorrido inverso: la muerte de un joven en la guerra conducir\u00e1 a los miembros de su familia a un lento proceso vivencial que va de la desesperaci\u00f3n al reconocimiento de la gloria en la creaci\u00f3n y de la grandeza infinita de su Creador. En la primera pel\u00edcula alguien encuentra las tinieblas mientras acecha la luz; en la segunda surge la luz m\u00e1s deslumbrante al frecuentar las simas de la m\u00e1s profunda oscuridad. Una est\u00e1 trufada de signos aberrantes de una divinidad voraz; la otra apuesta por evidenciar en el universo el rastro amable de un Dios Bueno, que nos ama aun cuando parece desatendernos.
\nSe ha escrito mucho sobre esta pel\u00edcula. Para unos se trata de un pretencioso artificio engolado y megal\u00f3mano; para otros, una de las cimas se\u00f1eras del S\u00e9ptimo Arte. Amada o aborrecida, exige, sin duda, un paladar fino, una actitud paciente y, sobre todo, cierta disposici\u00f3n de \u00e1nimo para asistir, no a c\u00f3mo se nos cuenta una historia, sino a c\u00f3mo se recita en im\u00e1genes un poema. M\u00e1s que un relato, una sinfon\u00eda. M\u00e1s que seguir una trama, contemplar a trav\u00e9s de la pantalla el lenguaje simb\u00f3lico del mundo. Sea como sea, El \u00e1rbol de la vida <\/em><\/strong>es, antes que nada, un canto de fe. Desde los or\u00edgenes del universo a la \u00faltima brizna de hierba, Malick se atreve a postular que todo rezuma Dios. Lo micro y lo macro, la belleza y el dolor, la vida y la muerte vibran con la pulsaci\u00f3n arm\u00f3nica de lo divino.
\nMe gustar\u00eda al menos enunciar cinco claves para el entendimiento de esta obra desde la perspectiva de sus aportaciones para el tema que nos ocupa, el de la presencia de la fe en el cine m\u00e1s reciente:
\n
\n– 1\u00aa Clave: Al principio de la pel\u00edcula, la voz en off de la madre expone que las monjas le ense\u00f1aron de ni\u00f1a que en la vida hab\u00eda dos caminos: el de la naturaleza y el de lo divino. La naturaleza (parafraseo) solo busca salirse con la suya, agradarse a s\u00ed misma, satisfacerse; lo divino, por el contrario, no agrada, acepta los insultos y las humillaciones, persigue lo permanente e imperecedero. Optar por esta segunda v\u00eda conduce a la salvaci\u00f3n y a la felicidad plena\u2026 Y por ah\u00ed decide conducir su vida Mrs O\u00b4Brien. Tras la muerte del hijo, no obstante, esta fe inquebrantable en lo sagrado, que se traduce en dejaci\u00f3n perpetua en las manos de Dios, se resquebraja. \u00bfQu\u00e9 ha ganado la divinidad arrebat\u00e1ndole a Steve, su hijo? Cuando la naturaleza, en su forma m\u00e1s extrema (la muerte) se ense\u00f1orea antes de tiempo de lo que ha nacido con vocaci\u00f3n divina, \u00bfc\u00f3mo soportarlo, justificarlo, dotarlo de sentido? La victoria de la naturaleza empuja, en \u00faltimo extremo, a renegar de lo divino.
\nEsta oposici\u00f3n entre lo divino y lo natural se ver\u00e1 desmentida a lo largo de la pel\u00edcula. Porque ser\u00e1 precisamente lo natural la m\u00e1xima manifestaci\u00f3n de lo divino y de eso tratar\u00e1 el desarrollo visual de este largometraje. Como enunciar\u00e1 ahora el padre, hacia el final de la cinta, la gloria nos rodea. Y la gloria ser\u00e1n \u00e1rboles, p\u00e1jaros, mares, luz, atardeceres y astros, que est\u00e1n filmados en esta obra como expresiones extremas de un orden superior. Y la gloria ser\u00e1, sobre todo, la existencia humana, con sus etapas, quebrantos y dichas. De ah\u00ed que el relato del origen de la vida, desde el principio del universo al nacimiento de Steve, sea un canto tanto a la naturaleza como a la divinidad. Ahora quiz\u00e1s se entienda el pen\u00faltimo plano de la pel\u00edcula, un puente que simboliza c\u00f3mo las dos orillas solo en apariencia irreconciliables (naturaleza y divinidad, pero tambi\u00e9n muerte y vida, universo y ser humano, sufrimiento y plenitud) en realidad est\u00e1n conectadas. La pel\u00edcula es, pues, el dibujo de ese puente y ese puente, en \u00faltima instancia, revela al propio Dios.
\nEn Prometheus<\/em><\/strong> las huellas de la divinidad resultaban infames: los gigantes-ingenieros o los propios seres humanos, como signos primeros de un Creador, desarbolaban con sus salvajes o burdos comportamientos la posibilidad de cualquier creencia; en El \u00e1rbol de la vida <\/em><\/strong>se postula que en el rastro dejado por Dios, en concreto, en la naturaleza, anida tal belleza y tal misterio que su contemplaci\u00f3n atenta conduce al ser humano a la afirmaci\u00f3n incuestionable de la fe.
\n
\n– 2\u00aa Clave: En medio de la pel\u00edcula se encaja, como n\u00facleo narrativo central, la historia de Jack, el hermano mayor. Jack, como adulto, se ha convertido en un infeliz hombre de negocios. Su vida se vincula al cemento y al cristal, a la fr\u00eda arquitectura de los rascacielos y las oficinas. Trabaja en lo alto, pero su vida carece de verdadera altura (al final, recuperado el norte, descender\u00e1 en un ascensor hasta el suelo, de nuevo reconquistado como espacio pleno de lo real trascendente). Preocupado por su carrera, ha perdido la senda. En el aniversario de la muerte del hermano, rememorar\u00e1 para nosotros su infancia. Reencontrar al hermano en la memoria significar\u00e1, de alguna manera, remontarse a las fuentes, a lo natural,\u00a0 y, por tanto, reivindicar la posibilidad del sentido.
\nMr O\u00b4Brien, el padre de Jack, educa a sus hijos con una rigidez asfixiante: exige unos modales exquisitos en la mesa; deben tratarlo de usted, les proh\u00edbe cualquier efusi\u00f3n sentimental que no sea de obligado cumplimiento. Continuamente amonesta, aconseja, establece normas. No es pap\u00e1: es padre, se\u00f1or. Los tres hijos y su mujer lo temen, lo aborrecen incluso: Jack pide a Dios que por favor lo mate. Poco a poco descubriremos en este hombre a una persona frustrada, que busca ser alguien y aspira a que sus hijos lo sean para as\u00ed ser respetado. En el tramo final de la pel\u00edcula, una vez cierran la f\u00e1brica en la que trabaja, confiesa su error: \u201cJack, solo he querido hacerte fuerte y que fueras tu propio jefe\u201d. \u201cViv\u00eda en el pecado, todo lo mancille y no me fij\u00e9 en la gloria. Soy un hombre est\u00fapido\u201d.\u00a0 \u201cSois todo lo que tengo y lo que quiero tener\u201d.
\nLa relaci\u00f3n con el padre tir\u00e1nico constituir\u00e1 el eje de la reconstrucci\u00f3n del pasado por parte de Jack. Y las referencias paternas, en una historia tan cargada de concomitancias simb\u00f3licas y religiosas, remiten sin duda a la figura de Dios. En ese af\u00e1n armonizador de Malick, de nuevo se produce un proceso que va del caos al orden o, lo que es lo mismo, de lo natural a lo divino. La asfixiante presencia del padre y sucastrante impronta al final aten\u00faa su rigor y encaja en ese dise\u00f1o perfecto en el que los extremos se dan la mano. Como eco del Padre-Dios del Antiguo Testamento, evoluciona hacia la forma del Dios\u2013Pap\u00e1 amoroso evang\u00e9lico. En el momento en que confiesa y reconoce su propia insignificancia, hasta los sufrimientos ocasionados por su intemperancia se integran en una unidad de sentido. Y la voz en off de Jack proclamar\u00e1 \u201cPadre, madre, siempre est\u00e1is conmigo, siempre lo estar\u00e9is\u201d. Es m\u00e1s, poco despu\u00e9s de este momento, la voz de la madre expresar\u00e1 que el \u00fanico modo de ser feliz es amando: \u201cSi no sabes amar, tu vida pasar\u00e1 como un destello. S\u00e9 bueno con los dem\u00e1s, as\u00f3mbrate, ten esperanza\u2026\u201d. Se cierra, pues, el paso simb\u00f3lico de lovetero-testamentario a lo neo-testamentario con esa reformulaci\u00f3n del mandamiento del amor.
\nEn Prometheus<\/em><\/strong> la paternidad (recordemos, a menudo trasunto simb\u00f3lico de lo divino) est\u00e1 te\u00f1ida de siniestros matices. Elisabeth es est\u00e9ril y solo se quedar\u00e1 embarazada de Charlie porque \u00e9ste, que ha ingerido una semilla del \u201calien\u201d, engendrar\u00e1 en ella un monstruo abominable. Peter Weyland, el promotor del proyecto, es el padre de Meredith Vickers, que representa a la compa\u00f1\u00eda de su progenitor en la nave. Si uno encarna el ego\u00edsmo a ultranza y el sue\u00f1o de alcanzar a cualquier precio la inmortalidad, la otra solo anhela que su padre muera para heredar el imperio que aquel fragu\u00f3. Por si fuera poco, este hombre tambi\u00e9n es el caprichoso creador de David, el robot, quien comprueba que sus dioses\/dise\u00f1adores (los humanos) se comportan con una profunda mezquindad. Lo paterno, en definitiva, se adivina como monstruosidad o como antip\u00e1tico despliegue de egocentrismo, frente al complejo entramado de sentimientos en ascenso que Malickconvoca al hablar de esta figura tutelar. Y en ambos casos, insistimos, al fondo se reconoce un intento de evocar a un Dios Padre de compleja naturaleza.
\n
\n– 3\u00aa Clave: El \u00e1rbol de la vida<\/em><\/strong>, como otras pel\u00edculas que abordan de alguna manera lo trascendente, surge de la experiencia de muerte. La muerte de un joven en la guerra se prolongar\u00e1 en el tiempo, desde el pasado protohist\u00f3rico hasta un futuro que se ubica m\u00e1s all\u00e1 de cualquier l\u00edmite, para intentar, en ese recorrido temporal vertiginoso, llenarse de sentido. En el centro de este esfuerzo por volver soportable lo insoportable Malick situar\u00e1 la historia de Job, el hombre que supo ver a Dios no solo cuando nos mira, sino tambi\u00e9n cuando nos da la espalda. Y ese reto, ver a Dios tanto en la afirmaci\u00f3n como en la negaci\u00f3n de todo, vertebra el discurso de esta singular obra.
\nEn otra escena crucial, un muchacho se ahoga en una especie de embalse-piscina. El Jack adolescente se dirige a Dios, enfurecido: \u201cDejaste morir a un ni\u00f1o: dejar\u00e1s que ocurra cualquier cosa. \u00bfPor qu\u00e9 yo debo ser bueno si t\u00fa no lo eres?\u201d. Ya hemos dicho que, aunque se trata de una obra contemplativa y pausada, el transcurrir de sus im\u00e1genes nos traslada de unas ideas a otras hasta desembocar en aquellas en las que un sentido superior y unitario se impone. De la dicotom\u00eda naturaleza\/divinidad a su integraci\u00f3n; del padre\/Dios autoritario y distante al padre\/Dios vulnerable y amoroso; de la muerte, en definitiva, como expresi\u00f3n de la indiferencia de Dios, tal y como la siente el Jack adolescente, a la muerte como culminaci\u00f3n del ciclo natural y, por tanto, como puerta a la vida plena. La pel\u00edcula va conquistando cotas, desmontando f\u00e1ciles ideas t\u00f3picas y preconcebidas, apostando por llegar m\u00e1s hondo. Arranca y se cierra con esa especie de nebulosa estelar que evoca lo Trascendente y, en ese c\u00edrculo, Ello, Lo Que Es Porque Es, parece lo \u00fanico permanente. Todo lo dem\u00e1s se ha ido forjando, desvelando, revelando en epifan\u00edas progresivas.
\nPara muchos, en este contexto, la escena en la que Jack adulto pasea en una playa-para\u00edso con todos sus seres queridos es una figuraci\u00f3n un tanto ingenua del m\u00e1s all\u00e1 y resulta de una torpeza intolerable. Los planos resultan relamidos, la estampa parece m\u00e1s un anuncio de seguros que una acertada y sugerente evocaci\u00f3n de la eternidad. A m\u00ed lo cierto es que la escena, vista ya cuatro veces, me conmueve. Quiz\u00e1s la localizaci\u00f3n peque de socorrida, pero, como en los desfiles fellinianos, hay mucho de gozosa y pl\u00e1cida recapitulaci\u00f3n. En los encuadres conviven en armon\u00eda presente y pasado. Y el caminar sin rumbo, las manos que abrazan, acarician, saludan; la luz, las palabras susurradas, las olas que, pl\u00e1cidas, parecen arrastrar lo Invisible, todo, en definitiva, anticipa a la perfecci\u00f3n las palabras finales de la madre: \u201cTe lo entrego a ti; te entrego a mi hijo\u201d. La evoluci\u00f3n desde la rabia y la impotencia ante la tragedia a la aceptaci\u00f3n de la misma muerte se completa.
\n
\n– 4\u00aa clave: Voces en off de distintos narradores; im\u00e1genes, palabras y m\u00fasicas en contrapunto, sin vinculaci\u00f3n. Montaje sincopado, con insertos continuos sin funcionalidad narrativa. Escenas breves, que se encadenan sin desarrollar \u00edntegramente episodios. Alternancia de celeridad y quietud. Elipsis continuas, esbozos, apuntes. Recuerdos, fantas\u00edas, sue\u00f1os e im\u00e1genes reales conviviendo. Lo real y lo mental, lo f\u00edsico y lo espiritual confundidos. Presente, pasado y futuro en sutil alternancia, lo trascendente y lo inmanente. La historia m\u00ednima de una familia que se da la mano con la historia del universo\u2026 Y s\u00edmbolos, met\u00e1foras, asociaciones libres. Poes\u00eda\u2026
\nAtreverse a formular lo que esta pel\u00edcula formula en los tiempos que corren y de la manera que lo hace es tanto como desnudarse en medio de un supermercado. Y entregarse a la vor\u00e1gine de sensaciones que sus im\u00e1genes convocan supone as\u00ed mismo un aut\u00e9ntico desaf\u00edo. Malick filma en esta obra maestra, repetimos, una rotunda proclamaci\u00f3n de fe. El espectador que entra en su juego puede asumir la magnificencia est\u00e9tica de su apuesta sin compartir su soporte religioso (el \u00e9xito de cr\u00edtica de esta obra solo se explica en estos t\u00e9rminos); pero tambi\u00e9n creo que, desde una conciencia abierta a lo sacro, El \u00e1rbol de la vida<\/em><\/strong> duplica su valor. Si la naturaleza, en su m\u00e1s amplio sentido (y la historia de la vida y del ser humano forman parte central de ella), es un signo clave de Dios, pel\u00edculas como esta, con su misteriosa grandeza, tambi\u00e9n lo son. En el atardecer, en el viento que agita una cortina, en los juegos de la luz, en los \u00e1rboles, en los astros se reconoce a Dios, pero en la forma que los muestra esta pel\u00edcula alcanzan una nitidez de manifestaci\u00f3n de lo trascendente plet\u00f3rica.
\n
\n– 5\u00aa clave: \u00bfPor qu\u00e9 Terence Malick inserta el largu\u00edsimo episodio, de una belleza indiscutible, en que se relata el origen de la vida desde los albores del cosmos? \u00bfQu\u00e9 sentido tiene dicho bloque en medido del relato de la historia de una familia americana de los a\u00f1os 50? La voz en off del hermano muerto dice, minutos antes de esta\u00a0 aparente digresi\u00f3n, \u201cencu\u00e9ntrame\u201d. En el desarrollo de la escena comentada se oyen las siguientes palabras, dirigidas, intuimos, a la divinidad: \u201cLo sab\u00edas. Qui\u00e9nes somos para ti. Cont\u00e9stame\u201d. Otra intervenci\u00f3n, ahora de la voz de la madre, punt\u00faa este momento: \u201cTe busco. Mi esperanza. Mi ni\u00f1o\u201d.
\nActitud de b\u00fasqueda, necesidad de respuestas, persecuci\u00f3n, quiz\u00e1s, de lo que\u00a0 solo se acierta a entrever. Hablar de lo inefable, encontrar la senda del significado, rozar el misterio: el director apuesta por moverse como a ciegas entre la totalidad, con la intuici\u00f3n ardiente del poeta. Y puesto que una vida, la m\u00e1s peque\u00f1a, solo es posible gracias a la conjunci\u00f3n maravillosa de las infinitas causas y azares que configuran el \u00a0universo, Malick postula que cualquiera de nosotros proviene, milagrosamente, de los Inicios. Esa necesidad del inmenso \u00e1rbol de lo existente para que yo haya llegado a ser quien soy explica y justifica el memorable recorrido que traza en este fragmento la pel\u00edcula. La historia del universo es mi historia: somos el \u00faltimo eslab\u00f3n de una cadena inmensa de vida. Y tambi\u00e9n de muerte. Lo dijo maravillosamente \u00c1ngel Gonz\u00e1lez, y con sus versos termino esta aproximaci\u00f3n:
\n <\/p>\n
\nELEFANTE BLANCO<\/em><\/strong>: CREER EN JESUCRISTO<\/strong>
\n\u201cCuando la fe no es suficiente para salvar vidas, entonces hay que actuar\u201d. El cartel de la pel\u00edcula de Pablo Trapero aparece presidido por esa m\u00e1xima\u2026 tan desacertada por falsa como incoherente con lo que la pel\u00edcula realmente ofrece. Porque, en cristiano, no se entiende fe sin acci\u00f3n. Creer es vivir. La fe cristiana ha de ser, ante todo, una actividad, una vivencia que empuja o debe empujar obligatoriamente a implicarse en la construcci\u00f3n de un mundo m\u00e1s justo. Si no, no es nada. Solo se vive la fe en Jes\u00fas, en definitiva, cuando se act\u00faa como \u00c9l.
\nAunque los dise\u00f1adores de la promoci\u00f3n hayan errado con la frase del cartel, la pel\u00edcula, al contrario, visualiza este principio b\u00e1sico de la fe cristiana de forma correcta. En todo momento se \u201cbaja a Dios de las nubes\u201d, como dec\u00eda la canci\u00f3n, sin que se esquive evidenciar que ese cristianismo volcado en las realidades m\u00e1s miserables se sustenta sobre la fe en lo trascendente. Por ejemplo, los continuos insertos de celebraciones (eucarist\u00edas, procesiones, funerales), momentos de oraci\u00f3n, sacramentos (aparecen Bautismo, Comuni\u00f3n, Orden Sacerdotal y Penitencia), espacios para el culto (iglesia, convento de clausura) se integran en el desarrollo de la trama y dotan a los diferentes episodios de esta dur\u00edsima historia de una continua resonancia religiosa. El rezo se produce en la intimidad, pero fluye hacia la calle, donde completa su sentido; los sacramentos eclesiales se dan la mano con la propia vida, que tambi\u00e9n se eleva as\u00ed a sacramento. Entre las chabolas, al pie del \u201celefante blanco\u201d (un gigantesco hospital a medio construir desde hace d\u00e9cadas, que sue\u00f1an con convertir en viviendas sociales los habitantes de la barriada), la capilla refulge con el candor y la fuerza de un Evangelio: y son tan iglesia las chabolas o la capilla como ese sue\u00f1o inconcluso con forma de edificio. No en vano los protagonistas de esta historia son dos \u201ccuras villeros\u201d, sacerdotes que han decidido participar en la promoci\u00f3n social y humana de los hombres y mujeres residentes en una zona marginal de Buenos Aires. Y en su vocaci\u00f3n se a\u00fanan la pr\u00e1ctica religiosa y la lucha, los oficios divinos y las human\u00edsimaslabores entre el barro. Un tipo de experiencia fertiliza la otra y ambas componen una riqu\u00edsima realidad.
\nTambi\u00e9n acierta la pel\u00edcula con otros matices clave de nuestro credo. La canci\u00f3n que abre y cierra la pel\u00edcula proclama en su estribillo \u201clo que m\u00e1s me gusta son las cosas que no se tocan\u201d. Y no se toca el amor, la solidaridad, la paz, aunque se encarnen a cada paso en esta obra honesta y oscura, rodada con br\u00edo y fuerza. Sobresalientes son, de igual manera, los largos planos-secuencia que se adentran en el barrio y en las entra\u00f1as s\u00f3rdidas del submundo de los traficantes. O la escena silenciosa y terrible de presentaci\u00f3n en la Amazon\u00eda. Las\u00a0 im\u00e1genes de estos tres momentos trazan viacrucis intens\u00edsimos y dibujan las profundas cicatrices de una realidad que intentan cauterizar un grupo de idealistas. Brillant\u00edsima, finalmente, la forma de sugerir la resurrecci\u00f3n: una vez muerto el padre Juli\u00e1n de forma violenta, todo el barrio se manifiesta bajo los gritos de \u201cViva el padre Juli\u00e1n. Ahora y siempre\u201d, con el plano al fondo del \u201celefante blanco\u201d todav\u00eda inconcluso, pero rotundo como un salmo, como una catedral, como ese hombre abnegado y solo muerto en su plano biol\u00f3gico\u2026
\nEs una pena que la pel\u00edcula funcione peor en el retrato psicol\u00f3gico de sus personajes centrales, lo que repercute en que todo lo anterior parezca m\u00e1s externo, superficial, que asumido. La pel\u00edcula, as\u00ed, resulta m\u00e1s enunciativa que expresiva: asistimos m\u00e1s a un interesante discurso sobre la fe que a su intenso despliegue emocional y simb\u00f3lico:
\n– Juli\u00e1n lleva a\u00f1os como p\u00e1rroco de la barriada marginal donde se ubica la acci\u00f3n. Cuando le detectan un tumor cerebral, decide dejar su legado en manos de Nicol\u00e1s, un sacerdote franc\u00e9s, para que contin\u00fae el trabajo. Act\u00faa inspirado por el padre M\u00fagica, el sacerdote m\u00e1rtir que fund\u00f3 la parroquia y encabez\u00f3 el proyecto de humanizaci\u00f3n del barrio. Debe hacer frente al miedo a morir, a la desidia de los pol\u00edticos, a la tibieza de las autoridades eclesiales, a la falta de fondos, a las bandas de narcotraficantes rivales. Est\u00e1 cansado y su sufrimiento, a pesar de todo, no impide que siga en la brecha, aun tambale\u00e1ndose, peleando por los que menos pueden. Su drama \u00edntimo est\u00e1 poco esbozado y se verbaliza de forma un tanto torpe en episodios explicativos o previsibles. Lo que pod\u00eda haber dado pie a una notable exploraci\u00f3n psicol\u00f3gica se queda solo en esbozo.
\n– Por su parte, Nicol\u00e1s llega a la villa tras haber vivido una experiencia traum\u00e1tica en el Amazonas, donde asisti\u00f3 a la masacre de un poblado ind\u00edgena sin poder intervenir para evitar la tragedia. Marcado por esa experiencia, decide implicarse hasta el fondo en los conflictos del barrio, cuestionando con sus intervenciones las estrategias de trabajo de Juli\u00e1n, mucho menos impulsivas y m\u00e1s atentas al delicado equilibrio de fuerzas que recorren el barrio. No obstante, la historia de Nicol\u00e1s sobre todo se centrar\u00e1 en su progresivo enamoramiento de Luciana, la asistente social que comparte labor e idealismo con estos dos sacerdotes. Aunque este proceso est\u00e9 mostrado con suma delicadeza y la atracci\u00f3n mutua est\u00e9 dibujada a trav\u00e9s de sutiles gestos y miradas significativas que logran transmitir perfectamente el surgimiento gradual de la pasi\u00f3n, al jugar esta baza sentimental la pel\u00edcula se dispersa y se acaba moviendo en tantos frentes que no acaba de cuajar. El desenlace abierto, con Nicol\u00e1s indeciso entre coger el testigo del padre Juli\u00e1n o vivir en plenitud su amor por Luciana, resulta insuficiente para una pel\u00edcula empe\u00f1ada en muchos momentos en erigirse en un gran fresco religioso, social y humano.
\nA pesar de estas deficiencias, Elefante blanco<\/em><\/strong> aborda con tanta seriedad como respeto el tema de la fe y del sacerdocio, sin caer en f\u00e1ciles demonizaciones o en la plana visi\u00f3n de la hagiograf\u00eda. La pel\u00edcula acierta al sugerir que creer significa aunar lo divino y lo humano; y que supone moverse entre la niebla y la lluvia, hasta mancharse de luz, hasta iluminarse de barro\u2026 De esto y de mucho m\u00e1s nos habla esta historia de hombres impuros, imperfectos pero fieles en el seguimiento de Aquel que no dud\u00f3 en cimentar un reino s\u00f3lido y consistente (su particular \u201celefante blanco\u201d) sobre cosas invisibles.
\n
\nKISEKI (MILAGRO): CREER EN LA VIDA<\/strong>
\nCuando se cruzan dos trenes-bala, liberan tal energ\u00eda que su flujo puede conseguir que los deseos se cumplan. Con esta premisa de partida, siete ni\u00f1os emprender\u00e1n una aventura en busca de ese momento, cada uno con sus frustraciones y sus anhelos en la mochila. Entre ellos destacan dos hermanos, Koichi y Ryu, obligados a vivir separados tras el divorcio de sus padres. El primero se empe\u00f1a en asistir al cruce de los trenes para lograr que el volc\u00e1n de la ciudad en la que habita, Kagoshima, entre en erupci\u00f3n. Seg\u00fan sus c\u00e1lculos, todo se destruir\u00eda y su familia volver\u00eda a reunirse en Osaka. El segundo, aunque es el peque\u00f1o, ha aceptado la nueva situaci\u00f3n familiar, pero no quiere decepcionar a su hermano y lo acompa\u00f1a, junto a sus amigos, en esta peculiar odisea.
\nLa pel\u00edcula del siempre estimulante director japon\u00e9s Hirokazu Kore-eda es muchas cosas: una f\u00e1bula sobre el crecimiento, un melodrama familiar, una comedia realista, amable y profunda al mismo tiempo. Nos regala una simp\u00e1tica colecci\u00f3n de retratos infantiles a la par que re\u00fane una riqu\u00edsima galer\u00eda de personajes adultos. Unos y otros pelean por lograr sus sue\u00f1os o al menos por soportar sus decepciones cuando lo que se anhela se ha perdido a lo lejos. Pero traigo a colaci\u00f3n esta obra como cierre porque, adem\u00e1s, Kiseki<\/em><\/strong>describe el paso de la credulidad a la fe de una manera pr\u00edstina.
\nLa palabra \u201cfe\u201d presenta un problema grave: suele vincularse en exclusiva con lo religioso. Al neg\u00e1rsele carta de naturaleza en la experiencia humana, parece que entramos en un terreno solo apto para iniciados: la fe se tiene o no se tiene, por la Gracia de Dios. Y quien carece de ella disfruta de esa suerte o padece esa desgracia sin remedio, seg\u00fan quien juzgue.
\nLa fe, desde nuestra perspectiva, constituye una constante en nuestro existir, seamos o no seamos gentes religiosas. La fe, es decir, la confianza en todo aquello de lo que no tengo garant\u00edas absolutas, pero que me convence visceralmente, sustenta nuestro movernos por el mundo: nuestras relaciones, nuestras decisiones, nuestros juicios, nuestras ideas, nuestras preferencias participan de esa tendencia tan humana a jug\u00e1rnoslo todo por realidades nada evidentes. Tenemos fe en nuestros amigos, en nuestra pareja, en el futuro de la profesi\u00f3n que estudio, en el partido al que voto. Y, ojo, no se trata de una apuesta irracional, sino de una opci\u00f3n racional basada en indicios, en experiencias, en signos. Quien llega a Dios, por ejemplo, como ve\u00edamos en las anteriores pel\u00edculas, lo hace caminando con pie inseguro y firme sobre sus se\u00f1ales en el mundo (El \u00e1rbol de la vida<\/em><\/strong>); en el caso de los cristianos, la m\u00e1s n\u00edtida y palmaria de dichas se\u00f1ales ser\u00e1 la vida de Jes\u00fas (Elefante blanco<\/em><\/strong>). Si no es as\u00ed, si los signos no est\u00e1n pre\u00f1ados de sentido, la fe suena a empe\u00f1o insuficiente (Prometheus<\/em><\/strong>).
\nKiseki<\/em><\/strong> nos muestra a siete ni\u00f1os que evolucionar\u00e1n, precisamente, de la superstici\u00f3n (un creer m\u00e1gico e irreal) hacia la fe primera, la que se asienta en la confianza en la vida antes de ascender hacia lo trascendente. En el momento culminante de la pel\u00edcula (antecedido por un maravilloso encadenado de planos detalle que resume las emociones de la historia con pulsaci\u00f3n genial) Koichi enmudece cuando los trenes se cruzan, en lugar de pedir que el volc\u00e1n explote. Despu\u00e9s explicar\u00e1 la raz\u00f3n de su sorprendente comportamiento: tras la aventura habr\u00e1 entendido que entre la erupci\u00f3n del volc\u00e1n, con fines ego\u00edstas, y el mundo (es decir, todo aquello que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de sus propios deseos), acab\u00f3 por elegir el mundo, renunciando en consecuencia a imponer su voluntad. Cada uno de los otros ni\u00f1os vivir\u00e1 un mismo proceso de conversi\u00f3n de los deseos egoc\u00e9ntricos y escapistas en complejos anhelos vitales rebosantes de fe: Ryugritar\u00e1 que todo funcione bien con su padre; Megumi expresar\u00e1 su deseo de ser mejor actriz, aunque tenga que marcharse sola a Tokio a estudiar; Tasuku, que so\u00f1aba con casarse con una de sus profesoras cuando fuera mayor, clama por que su padre deje de apostar\u2026 Unos y otros saben que todos esos deseos (dibujar mejor, correr m\u00e1s r\u00e1pido) precisar\u00e1n de su propio esfuerzo para cumplirse. El creer supersticioso se funda sobre la magia; la fe en la vida es exigente y nos implica: elegir el mundo significa volcarse en \u00e9l, entregarse con convicci\u00f3n a su factura.
\nUno de los ni\u00f1os lleva con \u00e9l su perro muerto. Quiere que Canicas vuelva a vivir. Despu\u00e9s del ritual, el perro no resucita. Est\u00e1 mucho m\u00e1s fr\u00edo que antes, confiesa el muchacho. Aunque pueden enterrarlo en el camino, prefiere sepultarlo en el jard\u00edn de su casa\u2026 Para una mente descre\u00edda esta escena ejemplificar\u00eda, no solo el fin de la credulidad, sino tambi\u00e9n la negaci\u00f3n de cualquier fe religiosa. Tanto una, la magia, como la otra, la fe, se encuadrar\u00edan, desde esta \u00f3ptica, en el reino un tanto fantasioso de la infancia. Verificado que no existen los milagros, podemos afirmar sin lugar a dudas que no existe Dios, refinada versi\u00f3n de cualquier cuento de la abuela…
\nY sin embargo\u2026
\nSepultar al perro supone asumir el principio de realidad, sin renegar por ello del misterio \u00faltimo que se esconde tras todo lo existente. Aceptar la muerte y llevarla al propio jard\u00edn (apropiarse de ella, interiorizarla para seguir adelante: el jard\u00edn ha sido siempre s\u00edmbolo de la intimidad) nos fortalece, nos humaniza, y, lo que es m\u00e1s, reafirma el valor incalculable de la vida. Estos ni\u00f1os han aprendido que los imposibles no existen, pero a cambio han descubierto que la vida, por suerte, est\u00e1 en gran medida en sus manos. Hay algo m\u00e1s all\u00e1 de sus ombligos, de sus sue\u00f1os: hay otra gente, hay mundo, hay horizontes. \u00a0Y dependen en parte de sus peque\u00f1as manos.
\nKiseki<\/em><\/strong> afirma, con voz pausada y nada solemne, que merece la pena creer con los ojos cerrados, no en el prodigio irracional, sino en la prodigiosa vida: tener fe en esa casualidad c\u00f3smica ins\u00f3lita que nos hizo, adem\u00e1s, seres conscientes, dotados, entre otras cosas, para intuir la Trascendencia\u2026 Intuir la Trascendencia incluso en material tan liviano, tan anecd\u00f3tico, tan \u00ednfimo, como estas cuatro sugerentes pel\u00edculas.
\n
\n
\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"