{"id":6659,"date":"2013-01-01T00:00:31","date_gmt":"2012-12-31T22:00:31","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6659"},"modified":"2013-01-01T00:00:31","modified_gmt":"2012-12-31T22:00:31","slug":"no-todas-las-practicas-pastorales-llevan-a-la-fe","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/no-todas-las-practicas-pastorales-llevan-a-la-fe\/","title":{"rendered":"NO TODAS LAS PR\u00c1CTICAS PASTORALES LLEVAN A LA FE"},"content":{"rendered":"
Roberto Calvo P\u00e9rez<\/strong> Dejando atr\u00e1s \u00e9pocas anteriores, parece oportuno recordar de forma muy sucinta c\u00f3mo la divisi\u00f3n de la Iglesia en el siglo XVI hizo que se fuera desarrollando la divergencia entre la concepci\u00f3n cat\u00f3lica y la protestante. Ello llev\u00f3 a la acentuaci\u00f3n unilateral de algunos elementos que constituyen la unidad vital del acto de fe. En particular, la teolog\u00eda protestante subray\u00f3 la fe como acto de confianza y abandono en Dios, mientras que la cat\u00f3lica concedi\u00f3 especial importancia a los contenidos, a los art\u00edculos de la fe, al aspecto intelectual del acto de la fe y a la funci\u00f3n de la Iglesia docente respecto a la profesi\u00f3n de la fe recta. Todo ello ir\u00e1 marcando un tipo de pastoral que se nos muestra incluso hoy en d\u00eda como una herencia pesada en sus simplificaciones y estrechamientos. No es cuesti\u00f3n de incidir en las im\u00e1genes poco adecuadas que la pastoral ha ido y puede que siga proponiendo de Dios. De hecho la fe es esa actitud que nos permite entrar a creer en Dios. Pero \u00bfde qu\u00e9 Dios hablamos? Frente a la imagen desvirtuada que se ha vertido por muchos cristianos y en muchas celebraciones, cabe mantener que el Dios anunciado por Jesucristo es un \u201cDios diferente\u201d<\/em> (C. Duquoc). Ante un dios elaborado \u201cnatural y espont\u00e1neamente\u201d como dios del ni\u00f1o (el dios enclaustrado y narcisista, del todo saber y todo poder, construido a medida de los deseos y temores de nuestra infancia) es preciso ofrecer y proponer al Dios diferente que se nos presenta a trav\u00e9s de las acciones y las palabras de Jesucristo. Desde el cristianismo, el dios del ni\u00f1o ha de ser catequizado<\/em> por el Dios de Jesucristo. Toda pedagog\u00eda pastoral debe pasar por el abandono del egocentrismo religioso, que convierte a Dios en un mero aliado del propio deseo e inter\u00e9s. El bautismo o, mucho mejor, la iniciaci\u00f3n cristiana es la puerta de acceso a la vivencia eclesial de ese di\u00e1logo de salvaci\u00f3n que, en cuanto respuesta a la propuesta agraciada del Dios Trinidad, llamamos fe. Cuando se inicia el catecumenado de adultos se pregunta a los candidatos: \u201c\u00bfQu\u00e9 ped\u00eds a la Iglesia de Dios?\u201d. Y estos han de responder: \u201cla fe\u201d. Quiz\u00e1 un repaso r\u00e1pido a la historia de la Iglesia nos ayude a ver el eco actual en una pastoral poco adecuada respecto a la iniciaci\u00f3n cristiana que ha conducido a una fe individualista y poco eclesial. De todos es conocida la valoraci\u00f3n que, desde una fe individualista y demasiado racional, se ha hecho de cristianos con \u201cfe del carbonero\u201d o de \u201cprimera comuni\u00f3n\u201d. En una sociedad supuestamente cristiana la pastoral no ve\u00eda motivos para hacer que los creyentes madurasen y personalizasen su fe. En cierto modo la pastoral manten\u00eda una fe impersonal. Muchos enfoques pastorales reducen la historia concreta a un mal menor que conviene sobrellevar, pero frente al cual no son asumidas de modo acorde ni la l\u00f3gica de la encarnaci\u00f3n ni la de Pentecost\u00e9s. En el fondo de esta problem\u00e1tica se halla en juego una concepci\u00f3n eclesiol\u00f3gica que minusvalora la importancia del mundo<\/em> (amenazador) como magnitud necesaria en la Iglesia. Desde esta perspectiva, particular relieve adquieren para la pastoral el conflicto y el drama surgidos ante la injusticia y la pobreza de mil rostros y modalidades. La historia que se inicia con la revelaci\u00f3n narrada por la Biblia es la respuesta que Dios ofrece a las angustiosas preguntas que brotan del coraz\u00f3n humano sufriente y dolorido. Y esta respuesta divina no es s\u00f3lo la transmisi\u00f3n de unas verdades te\u00f3ricas ni la ampliaci\u00f3n de conocimientos intelectuales, sino un compromiso con la historia a fin de mantener fidelidad a la l\u00f3gica de la alianza. Otra de las dimensiones que nos hace ver que no todas las pr\u00e1cticas llevan a la fe es cuando en lo concreto no se asume que \u201cevangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocaci\u00f3n propia de la Iglesia, su identidad m\u00e1s profunda. Ella existe para evangelizar\u201d (EN 14), como le gustaba decir a Pablo VI. Si la fe es necesariamente eclesial, la vivencia de \u00e9sta ha de adquirir un claro dinamismo de comunicaci\u00f3n connatural que lleve a hacer de la propia fe misi\u00f3n en la cotidianeidad (cf. 1Jn). Durante los primeros siglos la participaci\u00f3n del pueblo<\/em> en la liturgia eucar\u00edstica, desde su fe y pertenencia eclesial, era por regla general activa y plena[12]<\/a>. El pueblo conoce la lengua y entiende lo que se dice y se hace. La eucarist\u00eda se celebra casi siempre con la presencia y participaci\u00f3n de la comunidad, y se repite seg\u00fan las necesidades de la misma comunidad. Los presb\u00edteros son ordenados para la presidencia y el servicio a la comunidad. Observando algunos comportamientos y pr\u00e1cticas se podr\u00eda hablar de que, para ciertos cristianos,Dios est\u00e1 demasiado en las nubes<\/em>. Lo decimos porque a\u00fan perduran muchas devociones entre los creyentes, si no del medievo al menos del barroco, que, aun incorporando algunos elementos positivos de su \u00e9poca, apenas si muestran lo genuino del Dios cristiano, centradas en ritos cuasi m\u00e1gicos; cuando el individualismo es el elemento fundamental en su salvaci\u00f3n y cuanto m\u00e1s se aleje uno de la vida y del mundo, mayor paz interior acarrear\u00e1; cuando todo se entiende como m\u00e9rito mercantil frente a Dios… \u00e9stas y otras actitudes, \u00bfno denotan el creer que para esos cristianos Dios est\u00e1 excesivamente en las nubes? Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 432_433. Enero-Febrero 2013<\/span><\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Roberto Calvo P\u00e9rez Facultad de Teolog\u00eda de Burgos \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor muestra c\u00f3mo la actividad pastoral no es autom\u00e1ticamente fecunda a la hora de suscitar\u00a0 y cuidar la fe de la comunidad cristiana. 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\nFacultad de Teolog\u00eda de Burgos<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor muestra c\u00f3mo la actividad pastoral no es autom\u00e1ticamente fecunda a la hora de suscitar\u00a0 y cuidar la fe de la comunidad cristiana. El repaso de las diversas desviaciones en la acci\u00f3n pastoral, y el conocimiento de las razones por las que dichas formas equivocadas no transmiten ni enriquecen una fe asumida, valiente, respetuosa y universal, nos servir\u00e1 de gu\u00eda para revisar y mejorar la pr\u00e1ctica pastoral.
\n
\nCon motivo del a\u00f1o de la fe todos hemos sido invitados a abrir la \u201cpuerta de la fe\u201d e introducirnos m\u00e1s profundamente en el di\u00e1logo de salvaci\u00f3n que Dios nos ofrece. Porque la fe, antes que nada es, por el Esp\u00edritu, el encuentro con una Persona, Jesucristo. Un encuentro que va transformando nuestras vidas, comunidades e historia.
\nAhora bien, dado que la fe ha de ser necesariamente eclesial y din\u00e1mica, la propia Iglesia ha de posibilitar que, desde su pastoral, \u00e9sta crezca y se comunique de modo adecuado. Y, dado que no todas las pr\u00e1cticas pastorales llevan a la fe, en la presente reflexi\u00f3n realizamos un discernimiento de las mismas para intentar que la pastoral cotidiana, en nuestro contexto de indiferencia, paganismo y hasta decristianofobia[1]<\/a>, sea \u00e1mbito privilegiado de una comunicaci\u00f3n adecuada de la fe.
\n <\/p>\n\n
\nEl debate extremado con la concepci\u00f3n de la Reforma protestante respecto a la fe, que acentuaba m\u00e1s la fisionom\u00eda de un encuentro interpersonal y fiducial, hizo que la teolog\u00eda cat\u00f3lica reaccionara urgentemente contra el \u201csubjetivismo\u201d protestante<\/em>. Para ello se subrayaba el aspecto intelectual de la fe, la objetividad de sus contenidos a profesar y la mediaci\u00f3n esencial del magisterio. Ante esta situaci\u00f3n, la teolog\u00eda protestante caracteriz\u00f3 la concepci\u00f3n cat\u00f3lica expresamente como considerar una verdadera doctrina, como una relaci\u00f3n impersonal con la verdad y como una relaci\u00f3n con algo y no con Alguien. De hecho, si miramos muchos manuales de teolog\u00eda cat\u00f3lica, el juicio protestante no carece de fundamento. Su lectura da la impresi\u00f3n de que en la revelaci\u00f3n (y por tanto en la fe de los creyentes) se habla exclusivamente de conocimiento y de enriquecimiento de nuestro saber religioso respecto al plano de las verdades naturalmente cognoscibles.
\nTodo ello queda patente en el Catecismo de Trento<\/em>, que iba dirigido principalmente a los p\u00e1rrocos. De \u00e9l se hicieron muchas versiones demasiado reducidas y hasta unilaterales. En concreto, en nuestras tierras se puso de moda el llamado Catecismo de Astete<\/em>. A\u00fan los mayores memorizan sus preguntas y respuestas. Referido a nuestro tema, y viendo lo inadecuado de la presentaci\u00f3n de la fe, se pregunta: \u201c\u00bfQu\u00e9 cosa es la Fe?\u201d, a lo que hay que responder: \u201cCreer lo que no vimos\u201d. No es extra\u00f1o que muy pronto la iconograf\u00eda cristiana presentara la virtud de la fe como una dama con la venda en los ojos para indicar que por ella se cree lo que no se ha visto.
\nPor otro lado, las corrientes del modernismo<\/em> del siglo XIX presentaban la fe como una experiencia meramente intuitiva y aconceptual de Dios con la ausencia de todo tipo de asentimiento intelectual, a lo que tuvo que responder el Vaticano I intentando mostrar la base humana del acto de la fe. Toda v\u00eda hoy pervive este t\u00f3pico en muchos ambientes culturales y sociales de nuestro entorno.
\nEn la postmodernidad se agudiza la ruptura<\/em> de las tradiciones como eclosi\u00f3n de experiencias m\u00faltiples, variadas y contaminadas, y la hu\u00edda de un relato fundador (acusado de totalitario) se realiza en direcci\u00f3n a la proliferaci\u00f3n de peque\u00f1os relatos, entre los que se diluye el pasado (historia vinculante) y el futuro (compromiso de largo alcance) en aras del presente, la \u00fanica posibilidad abierta realmente al hombre. Con ello quedan liquidados no s\u00f3lo los grandes relatos sino bloqueada la admisi\u00f3n de un relato fundador<\/em>. Cada acontecimiento tiene valor de iniciaci\u00f3n en s\u00ed mismo, abre una herida en la sensibilidad, que da entrada a un mundo desconocido, si bien nunca hace conocer ese mundo; en consecuencia, concluye Lyotard, la iniciaci\u00f3n no inicia en nada, comienza tan s\u00f3lo. En este mundo de inicios, sin pasado y sin futuro, la iniciaci\u00f3n cristiana aparece como otra de las grandes palabras que deben ser debilitadas en sus pretensiones. \u00bfC\u00f3mo presentar hoy la fe en este ambiente? \u00bfC\u00f3mo iniciar en la fe para ser testigos en nuestro mundo?
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nEl cristianismo, como fen\u00f3meno hist\u00f3rico, tiene su origen en la experiencia pascual de los disc\u00edpulos<\/em>de Jes\u00fas de Nazaret. Es decir, en el encuentro de \u00e9stos, tras la muerte de Jes\u00fas en la cruz, con Jes\u00fas resucitado y reconocido como Se\u00f1or: \u201cse alegraron los disc\u00edpulos al ver al Se\u00f1or\u201d (Jn 20,20). Comienza a haber cristianos cuando, tras la dispersi\u00f3n de los disc\u00edpulos que produce la pasi\u00f3n y muerte de Jes\u00fas, \u00e9l se va haciendo el encontradizo y los llama a cada uno por su nombre (Mar\u00eda, Pedro, Tom\u00e1s…); ellos se sienten reconocidos, aspecto que los colma de dicha y alegr\u00eda, y responden desde la fe a esa iniciativa: \u201c\u00a1es el Se\u00f1or!\u201d. \u00bfEn qu\u00e9 consiste esta nueva experiencia cristiana de Dios? \u201cPor ello viv\u00eds alegres, aunque afligidos alg\u00fan tiempo, a causa de tantas pruebas. Pero as\u00ed la autenticidad de vuestra fe […] ser\u00e1 motivo de alabanza, gloria y honor el d\u00eda de la manifestaci\u00f3n de Jesucristo, a quien no hab\u00e9is visto, pero am\u00e1is; sin verlo cre\u00e9is en \u00e9l, y os alegr\u00e1is con un gozo inefable y radiante…\u201d (1Pe 1,6-8). Se trata ciertamente de una experiencia (\u201ccre\u00e9is, am\u00e1is, os alegr\u00e1is\u201d); pero de una experiencia en la fe (\u201cno lo veis\u201d).
\nLa pastoral tendr\u00e1 que proponer la originalidad de nuestro Dios: \u00e9ste tiene un rostro conocido frente a otros \u00eddolos: es Padre, Hijo y Esp\u00edritu Santo; y, desde su comuni\u00f3n de vida trinitaria, se desvela ante todo como Amar[2]<\/a>. Un Amar que se hace don y sale al encuentro de cada uno, invit\u00e1ndole a crear una biograf\u00eda personal-relacional de vocaci\u00f3n-env\u00edo, porque \u201cs\u00f3lo el amor es digno de fe\u201d (H. U. von Balthasar). Ello lleva a querer nombrar a Dios como noticia gozosa; es decir, como acontecimiento salvador. Para ello, el anuncio ha de relatar la Trinidad hablando de la historia; y al hablar de la historia, precisar\u00e1 hablar de la Trinidad. La primera teolog\u00eda cristiana necesitaba ofrecer a un Dios diferente frente a los dioses que las diversas religiones propon\u00edan y hablaba de \u201cun Dios \u00fanico, pero no solitario\u201d.
\nComo muestra un breve dato, que puede valer para toda la pastoral del anuncio. Si se analizan con detalle los catecismos que hoy en d\u00eda son usados, principalmente en los \u00e1mbitos europeos, cabe mantener que, a pesar de que no han sabido dar en algunas ocasiones una soluci\u00f3n eficaz a la tensi\u00f3n entreteocentrismo y cristocentrismo, afirman al menos en teor\u00eda la estructura teoc\u00e9ntrica-trinitaria del contenido total de la catequesis cristiana. Pero resulta muy indicativo comprobar c\u00f3mo entre los \u201ctemas malditos\u201d de catequesis en la actualidad, uno de ellos sea el anuncio de la Trinidad, y m\u00e1s a\u00fan cuando en \u00e9l se encuentra lo espec\u00edfico de nuestra fe[3]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nEl Dios cristiano \u201cno s\u00f3lo habla al hombre sino que le busca\u201d (TMA 7). En esta b\u00fasqueda se establece un di\u00e1logo de libertades que posibilita la plenitud para cada persona que se deja encontrar y que es interpelada nominalmente por el T\u00fa absoluto. As\u00ed se ofrece la posibilidad de ser una nueva criatura en Cristo (cf. GS 22). Por tanto, la Iglesia \u201cdebe hablar cada vez m\u00e1s de Jesucristo, rostro humano de Dios y rostro divino del hombre\u201d (Ecclesia<\/em> in America<\/em> 67), pues en \u00e9l, \u201csus palabras y sus obras, y sobre todo su muerte y resurrecci\u00f3n, revelan en profundidad lo que significa ser hombre. En Jes\u00fas, el hombre puede por fin conocer la verdad sobre s\u00ed mismo\u201d (Ecclesia<\/em> in Asia<\/em> 13). No cabe duda que al hablar de Dios se est\u00e1 hablando en cierta manera de la persona<\/em>. Por ello, la pastoral habr\u00e1 de propiciar una comprensi\u00f3n del ser humano que resulte sugerente y novedosa[4]<\/a>.
\n <\/p>\n\n
\nResulta evidente que el proceso de iniciaci\u00f3n configurado en los primeros siglos estaba pensado para adultos, aunque ya entonces los ni\u00f1os fueran admitidos. Pero el problema surge cuando las proporciones cambian, cuando la mayor\u00eda de los iniciados son ni\u00f1os. Ello supone l\u00f3gicamente un menor \u00e9nfasis en la conversi\u00f3n y en la fe personal<\/em>. El catecumenado por ello desaparecer\u00e1 para dejar paso a algunos ritos de introducci\u00f3n al gesto bautismal. Ello iba provocando la individualizaci\u00f3n y subjetivizaci\u00f3n de los sacramentos de iniciaci\u00f3n. La dimensi\u00f3n eclesial quedaba en la sombra (aunque apareciera en cuanto dispensadora de los sacramentos), porque lo que se buscaba ante todo era la propia santificaci\u00f3n y salvaci\u00f3n.
\nAdem\u00e1s, fruto de una concepci\u00f3n centralista (a veces justificada como defensa ante los poderes seculares), se fue oscureciendo la identidad cristiana de la fe y, a la par, se desdibujaba la figura de la iglesia local, gest\u00e1ndose un proceso de clericalismo<\/em> o clericalizaci\u00f3n de la Iglesia. El resto de los bautizados cae, por tanto, en una marcada pasividad o en una religiosidad intimista, devocional o caritativa.
\nEn una sociedad homog\u00e9nea y uniforme, estructurada desde coordenadas cristianas, la Iglesia se reproduc\u00eda sin problemas a trav\u00e9s de los siglos y la fe se trasmit\u00eda espont\u00e1neamente<\/em> de generaci\u00f3n en generaci\u00f3n. Pero la historia ha acelerado su ritmo marginando algunas convicciones. Desde ah\u00ed es f\u00e1cil desentra\u00f1ar pastorales monol\u00edticas que consideran el sacramento, no en cuanto alternativa de vida, sino casi como algo meramente natural. Y, de id\u00e9ntica manera, aquellas otras radicales que olvidan la acci\u00f3n graciosa de la nueva filiaci\u00f3n en Cristo. Tambi\u00e9n resulta f\u00e1cil detectar pastorales rancias en las cuales s\u00f3lo se sienten protagonistas aut\u00e9nticos los cl\u00e9rigos, mientras que las dem\u00e1s formas de existencia cristiana adquieren funciones subordinadas y de mera suplencia.
\nAnte estas perspectivas conviene recordar que \u2013por ser pascual y pentecostal\u2013 la salvaci\u00f3n bautismal es esencialmente eclesial<\/em>. El bautismo es ingreso, por la fe, en la Iglesia y acogida por la comunidad. Es el sacramento que hace a todos iguales en el seno del pueblo de Dios (dotando de derechos y deberes), a la vez que suscita los carismas peculiares. S\u00f3lo desde ah\u00ed se puede retomar la dignidad y el protagonismo que concede la inserci\u00f3n en la Iglesia por las aguas del bautismo.
\nCuando ello no es vivido de forma espont\u00e1nea, surge un estrechamiento pastoral que recae en la confirmaci\u00f3n<\/em>, pretendiendo cargar sobre dicho sacramento una responsabilidad desmesurada o desnaturaliz\u00e1ndola[5]<\/a>. Se ha roto la din\u00e1mica de la iniciaci\u00f3n cristiana como \u201cel gran sacramento\u201d y se quiere iniciar a nuevos miembros sin la constituci\u00f3n de comunidades iniciadoras que alimenten y propongan una fe en el Dios que salva. Comunidades, por un lado, excesivamente jerarcol\u00f3gicas, parroquialistas o de universalismo papista; o, por el contrario, amorfas, desestructuradas, democratizantes y neoclericales.
\n <\/p>\n\n
\nDe cara al individuo singular la iniciaci\u00f3n cristiana no es un mecanismo biol\u00f3gico; es cuesti\u00f3n de gracia y libertad, y por eso constituye un proceso hist\u00f3rico y un di\u00e1logo personal<\/em>. La persona no nace realizada, sino que va adquiriendo su personalidad desde un proceso hist\u00f3rico de maduraci\u00f3n; \u201cel cristiano no nace, se hace\u201d (Tertuliano), el creyente se va haciendo en proceso. La maravilla de lo cristiano no es algo obvio. La conversi\u00f3n, el caminar en una nueva vida, implica un devenir. La diferencia o novedad cristiana, como alternativa a otros ritos inici\u00e1ticos, est\u00e1 en el paso que se da del mito al misterio, de lo c\u00f3smico a lo hist\u00f3rico, de lo gen\u00e9rico a lo personal, del grupo social a la comunidad, de lo f\u00edsico a la fe.
\nEl mejor s\u00edmbolo que recoge todo ello y abre perspectivas personalistas es el de la maternidad. La Iglesia, por la iniciaci\u00f3n cristiana, se realiza como madre, ya que va engendrando continuamente <\/em>nuevos hijos concebidos por el Esp\u00edritu: de su seno virginal reciben la vida nueva los que se han convertido por el testimonio y el anuncio. La puesta en pr\u00e1ctica de la maternidad eclesial conlleva asumir y desplegar acciones que valoren y respeten la personalidad de cada catec\u00fameno<\/em>, adem\u00e1s de procesos educativos que impliquen a toda la persona, a la persona en todas sus dimensiones[6]<\/sup><\/sup><\/a>. Por otro lado, la maternidad eclesial le hace no s\u00f3lo iniciadora sino tambi\u00e9n iniciada. No basta con \u201ccon dar a luz\u201d a nuevos miembros, sino tambi\u00e9n experimentarse comunidad iniciada que acoge y ofrece posibilidades reales en sus acciones y estructuras para que en verdad sean comunidades de talla humana donde se dan relaciones personalizantes en todo su vivir creyente[7]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nLa sociedad postmoderna con efervescentes pretensiones paganas pone en evidencia que el hecho de ser cristiano conlleva una opci\u00f3n personal aut\u00f3noma m\u00e1s o menos responsable<\/em> en el \u00e1mbito del pluralismo cultural, ideol\u00f3gico y religioso. El proceso de acogida y pertenencia a la fe cristiana exige desde el inicio itinerarios diversos dentro del contexto pastoral. \u00bfSe necesitar\u00e1n unas iglesias de m\u00faltiples caminos? Desde luego que es necesario saber caminar juntos; pero ello reclama que la pastoral asuma cada vez m\u00e1s lo diverso promoviendo el di\u00e1logo en la comuni\u00f3n. Se debe propiciar positiva y creativamente las nuevas diversidades, dado que las personas no son copias, que necesitan contar sus historias de nacimiento a la fe desde cada libertad y criterios para seguir comunicando al mundo una fe a la altura de nuestro contexto.
\nAhora nos interesa destacar la<\/em> centralidad y protagonismo del sujeto<\/em>, no en su individualidad, sino en su responsabilidad relacional desde la sociedad y la Iglesia. Cuando se quiere que las personas adquieran una identidad cristiana-eclesial adulta debe acogerse la perspectiva de la madurez como maduraci\u00f3n. Dicha maduraci\u00f3n procesual es sobre todo obra del Esp\u00edritu, que act\u00faa desde su impredecible libertad. La originalidad cristiana ha de mostrarse con toda su capacidad como iluminaci\u00f3n y transformaci\u00f3n de la existencia, ofreciendo claves de sentido ante la vida, el mundo, la historia y la propia fe.
\nA veces ocurre que la persona no sabe conceptuar la fe<\/em> de forma refleja se\u00f1alando qu\u00e9 elementos le llevaron a la certeza razonable de su juicio, sin que por ello su asentimiento sea menos seguro o menos cierto:
\n\u201cHay una categor\u00eda de evidencias, que la mayor parte de las veces vivimos sin saber por qu\u00e9 y sin conseguir justificarlas reflejamente. La raz\u00f3n de ello es que esa evidencia se ha ido formando a trav\u00e9s de la acumulaci\u00f3n y el acoplamiento de evidencias menores, sectoriales, particulares, que han ido componiendo gradualmente la figura inesperada y nueva de un objeto complejo y al mismo tiempo unitario, que se escapa y es al mismo tiempo innegable. Nuestras evidencias en el terreno de los conocimientos hist\u00f3rico-humanos presentan esta fisonom\u00eda. Nacen de la familiaridad, del trato prolongado con una persona… Son fruto de una connaturalidad\u201d[8]<\/a>.
\n\u00bfQu\u00e9 decir de esas experiencias tan humanas y necesarias como la amistad profunda y el amor sincero? \u00bfEn qu\u00e9 apoyarnos para la admiraci\u00f3n que surge ante la vida entregada de m\u00faltiples formas m\u00e1s all\u00e1 de lo social y pol\u00edticamente correcto o razonable? El camino por el que se llega a darnos cuenta y compartir lo razonable de nuestro creer puede y debe explicarse a trav\u00e9s del conocimiento por \u201cconnaturalidad\u201d. El Evangelio de Juan indica este itinerario para llegar y madurar la fe; \u201cVenid y ver\u00e9is\u201d dice Jes\u00fas a los disc\u00edpulos del Bautista (Jn 1,39); el \u201cven y ver\u00e1s\u201d que Felipe expresa a Natanael (Jn 1,46).
\nFrente a ciertas \u201capolog\u00e9ticas\u201d con su pretensi\u00f3n obsesiva de \u201cdemostrar\u201d el hecho de la revelaci\u00f3n por pruebas excesivamente hist\u00f3rico-cient\u00edficas, creemos que la pastoral no ha de contentarse con una mera consideraci\u00f3n \u201cobjetiva\u201d de los signos; el acceso a la fe pide siempre un largo camino personal de conversi\u00f3n<\/em>. El mismo Evangelio presenta a las personas que llegan a la fe como personas en camino y en b\u00fasqueda (Zaqueo, Nicodemo, la Samaritana, la Magdalena…). Del mismo modo, adem\u00e1s de dejarnos iluminar por el Esp\u00edritu, hemos de acoger, valorar, respetar y, en muchos casos, aprender de los itinerarios de la muchedumbre de testigos que nos han precedido y que nos acompa\u00f1an hoy en el camino de la fe[9]<\/a>.
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\nNo nos detenemos en su descripci\u00f3n por ser demasiado conocida. Sin embargo, conviene dejar claro que denota una reducci\u00f3n muy parcial del entramado hist\u00f3rico-salv\u00edfico donde Dios se hace di\u00e1logo salvador, por la voz de su Esp\u00edritu. As\u00ed pues, la Iglesia est\u00e1 urgida a dialogar evangelizadoramente desde actitudes testimoniales (martiriales)<\/em>[10]<\/a>. Adem\u00e1s, la propia acci\u00f3n eclesial aparece en estos contextos como irrelevante, dado que no muestra el car\u00e1cter espec\u00edfico de lo diferente o alternativo ante una sociedad concreta, puesto que no se da el \u00e1mbito del encuentro (aspecto imprescindible para el di\u00e1logo).
\nEl activismo y la eficacia han sido (y contin\u00faan si\u00e9ndolo en algunos ambientes y sectores pastorales) los factores predominantes de la preocupaci\u00f3n de los cristianos. Es el signo \u2013comprensible a pesar de su ambig\u00fcedad\u2013 de la b\u00fasqueda de relevancia en medio del mundo<\/em>. Pero se ha abierto camino la convicci\u00f3n de que la peculiaridad cristiana no puede agotarse en las actividades y en la eficacia. La respuesta a la interpelaci\u00f3n recibida, la relaci\u00f3n personal con el Dios que llama y env\u00eda, deben estar en la base de la realidad eclesial en cuanto compuesta por personas concretas. Esa relaci\u00f3n personal es el espacio humano de una pastoral \u201cespiritual\u201d. S\u00f3lo as\u00ed se puede evitar el riesgo de transformar las acciones eclesiales en una organizaci\u00f3n no gubernamental (ONG).
\nCon ello se puede caer en un riesgo mortal<\/em>: diluir la significaci\u00f3n de lo cristiano o suponer que lo expl\u00edcitamente cristiano no suscita atracci\u00f3n. Ante un punto tan delicado no se pueden establecer principios absolutos ni unilaterales. Pero s\u00ed ha de ser motivo de reflexi\u00f3n para identificar precisamente d\u00f3nde se encuentra el aliento m\u00e1s profundo de la fe eclesial, de lo que los creyentes deben hacer visible en la historia, y el dinamismo que sostiene y alimenta todas estas actividades.
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\nPero a\u00fan perduran ciertas l\u00edneas del pasado que nos hablan de un cansino mantenimiento pastoral<\/em>. Ante la inseguridad de los tiempos nuevos y de los supuestos riesgos de lo que a\u00fan no se encuentra suficientemente probado existen personas y grupos que prefieren seguir con la rutina de lo de siempre, unas veces de forma callada (llegando incluso a provocar una impotencia ministerial) y otras de manera combativa (quiz\u00e1 como recurso de autodefensa justificatoria).
\nAdem\u00e1s, se aprecian actitudes que viven de lo que denominamos \u201cla respetada privacidad\u201d.<\/em> Si bien es cierto que te\u00f3ricamente nadie admite que la fe evangelizadora sea de \u00edndole individual, la pastoral narcisista aflora a menudo. As\u00ed, cuando se intuye cierto sectarismo, puesto que s\u00f3lo en mi grupo c\u00e1lido me siento protagonista de la misi\u00f3n y los dem\u00e1s est\u00e1n equivocados; cuando hay un exacerbado inter\u00e9s por probar, buscar e intentar multitud de t\u00e9cnicas, recursos, m\u00e9todos… que s\u00f3lo convierten en protagonista al que los realiza y\/o a su entorno; cuando en nombre de la (id\u00edlica) comuni\u00f3n se pretende respetar indiscriminadamente todas las opciones y acciones, no queriendo afrontar las dificultades reales que conlleva la \u201cunanimidad en la fe\u201d; cuando la fe es vivida casi en exclusividad desde claves de profesionalidad (s\u00ed, poniendo el mayor empe\u00f1o, pero despu\u00e9s est\u00e1 mi vida privada-particular); cuando se necesita la gratificante pacificaci\u00f3n de la conciencia a trav\u00e9s de una labor en ONGs, pensando que esa es la implicaci\u00f3n de mi creencia cristiana…
\nDe manera especial esta actitud se nos revela bastante di\u00e1fana respecto al primer anuncio y la misi\u00f3n ad gentes espec\u00edfica<\/em>. El hecho de que cueste tanto a las diversas personas y organismos eclesiales insertar la labor del primer anuncio en la vida de los creyentes es muestra evidente de que la pastoral no comunica ni enriquece una fe comunicativa, valiente, respetuosa y universal. Lo mismo se puede decir respecto a la consideraci\u00f3n pastoral concreta que la misi\u00f3n y los misioneros tienen es la vivencia eclesial. La fe no puede situarse en estado de di-misi\u00f3n sino que su propio dinamismo conlleva apertura y universalidad[11]<\/a>.
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\nA partir del s. VII ya se verifica una serie de cambios significativos<\/em> en la celebraci\u00f3n de los sacramentos, particularmente, en torno a la eucarist\u00eda. Todos ellos tienen un mismo denominador com\u00fan: el progresivo distanciamiento del pueblo respecto a la acci\u00f3n lit\u00fargica; hecho que conlleva, a su vez, una nueva concepci\u00f3n del culto y del ministerio eclesial. De modo conciso se puede resumir este cambio que se opera, tanto en la celebraci\u00f3n como en la teolog\u00eda, desde el alto medievo[13]<\/a>. En la celebraci\u00f3n va predominando la misa privada (quiz\u00e1 por el gran aumento de monjes-presb\u00edteros); el sacerdote va asumiendo y absorbiendo todos los ministerios lit\u00fargicos; el pueblo aparece cada vez m\u00e1s alejado mientras que la arquitectura de los templos desplaza el altar al fondo del \u00e1bside. La plegaria eucar\u00edstica se comienza a decir en voz baja o en secreto; el pan ordinario es sustituido por el \u00e1zimo y \u00e9ste se da en la boca, en vez de en la mano, y se va eliminando la comuni\u00f3n en el c\u00e1liz. Ello conllevar\u00e1 una escasa pr\u00e1ctica en la comuni\u00f3n eucar\u00edstica.
\nTodo ello se ha procurado subsanar con la gran reforma lit\u00fargica que el Vaticano II realiz\u00f3 y con las aportaciones que la pastoral lit\u00fargica est\u00e1 ofreciendo. Pero la celebraci\u00f3n no siempre lo va retomando. Sin entrar en detalles, todos sabemos que se necesita caminar a\u00fan m\u00e1s en esta perspectiva: la celebraci\u00f3n de la eucarist\u00eda es con-celebraci\u00f3n eucar\u00edstica de todo el cuerpo eclesial<\/em>[14]<\/sup><\/sup><\/a>, de todo el pueblo sacerdotal. En ella se comparten los diversos carismas, servicios y ministerios, se aportan las distintas espiritualidades y acentos evangelizadores para el bien com\u00fan diocesano en torno al obispo. \u00c9ste, a su vez, se inserta en medio de su pueblo (y presbiterio) y ejerce el carisma-servicio de la memoria apost\u00f3lica a trav\u00e9s de la unidad de la fe. Obviamente, desde aqu\u00ed, la pastoral no s\u00f3lo encontrar\u00e1 su fuente y meta en la eucarist\u00eda, sino que tendr\u00e1 que venir realizada desde un paradigma de concelebraci\u00f3n eucar\u00edstica. Junto a ello, la vida cristiana ha de tener, ante todo, una \u201cforma eucar\u00edstica\u201d<\/em>, dado que \u201cla espiritualidad eucar\u00edstica \u2013como indica Benedicto XVI\u2013 no es solamente participaci\u00f3n en la Misa y devoci\u00f3n al Sant\u00edsimo Sacramento. Abarca la vida entera\u201d (SCa 77)[15]<\/a>.
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\nSe dan, por el contrario, otras manifestaciones que apuntan a un callej\u00f3n de misticismo evanescente y ecl\u00e9ctico<\/em>. Influenciadas por lo novedoso quieren creer en un Dios \u201cbonach\u00f3n y en zapatillas de andar por casa\u201d, tan cercano y personal que queda diluido. Todo es presencia, todo es mensaje para m\u00ed, todo es divino. A trav\u00e9s de t\u00e9cnicas y recursos hay que llegar a la realizaci\u00f3n personal por v\u00eda de la armon\u00eda interior y con el todo. Dejando aparte de d\u00f3nde procedan y lo que impliquen, s\u00f3lo importa que, desde ese ecumenismo envolvente, funcionen como veh\u00edculos hacia el misterio uno y le hagan sentirse al individuo en experiencia gratificante con lo numinoso.
\nEn este oc\u00e9ano de tendencias tambi\u00e9n se puede observar que no todas las pastorales presentan una espiritualidad des-memoriada. Las hay que nos hablan de la memoria salv\u00edfica<\/em>, que est\u00e1n ayudando a los cristianos en la Iglesia a devolver la frescura y la lozan\u00eda de la fe. Frente a un vac\u00edo moralismo o un esquizofr\u00e9nico voluntarismo, hay creyentes que se descubren insertos en la historia de la salvaci\u00f3n acogiendo el don alegre que se nos ha manifestado en Cristo y que se actualiza por el Esp\u00edritu. As\u00ed se avanza hacia una vivencia personalizada que descubre una espiritualidad trinitaria. M\u00e1s ac\u00e1 de las nubes se hallan las personas y la historia donde Dios act\u00faa y desea la b\u00fasqueda de la salvaci\u00f3n. Esta fe necesita ser evocada con gestos y s\u00edmbolos que nos actualizan el relato, profundizada a trav\u00e9s de la Palabra, confrontada desde la solidaridad, profetizada con la vida y celebrada comunitaria y festivamente en el Esp\u00edritu.
\nComo mantiene Benedicto XVI, la fe (personal y eclesial) necesita guardar cotidianamente memoria de \u201cla historia de amor de Dios […]. Esta historia consiste en que el hombre, viviendo en fidelidad al \u00fanico Dios, se experimenta a s\u00ed mismo como quien es amado por Dios y descubre la alegr\u00eda en la verdad y la justicia; la alegr\u00eda en Dios que se convierte en su felicidad esencial\u201d (Dios es amor<\/em>, 9). En el cielo, seg\u00fan san Agust\u00edn, tendremos en los labios dos aclamaciones: \u201cAm\u00e9n, Aleluya\u201d. Entonces \u201cAm\u00e9n\u201d no ser\u00e1 ya la palabra de la fe, sino de la visi\u00f3n vivificadora. Y esta visi\u00f3n, sin sombra ni duda, comportar\u00e1 tanta alegr\u00eda que cantaremos eternamente \u201cAleluya\u201d. Mientras tanto, queda mucho camino por andar para la pastoral que se necesita.
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\n[1]<\/a> Cf. E. BUENO DE LA FUENTE, Espa\u00f1a entre cristianismo y paganismo<\/em>, San Pablo, Madrid 2002 y \u00bfCristianofobia? La pol\u00e9mica anticristiana tan antigua y tan nueva<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2012.
\n[2]<\/a> ID., El esplendor de Amar. El Padre el Hijo y la Alegr\u00eda de Dios<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2010.
\n[3]<\/sup><\/sup><\/a> Cf. P. TIHON, Faut<\/em>-il encore parler de la Trinit\u00e9?<\/em>, \u00abLumen Vitae\u00bb 45 (1990) 419-430.
\n[4]<\/a> Cf. A. DE LUIS FERRERAS, Fe cristiana y nueva evangelizaci\u00f3n. Lecci\u00f3n inaugural<\/em>, Facultad de Teolog\u00eda, Burgos 2012.
\n[5]<\/a> Cf. R. CALVO P\u00c9REZ, La confirmaci\u00f3n a partir del Vaticano II: lectura teol\u00f3gico-pastoral desde Espa\u00f1a<\/em>, \u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 396-7 (2010) 13-20.
\n[6]<\/sup><\/sup><\/a> Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA\u00d1OLA, La iniciaci\u00f3n cristiana. Reflexiones y orientaciones<\/em> (1999), 18.
\n[7]<\/sup><\/sup><\/a> Desde esta perspectiva, cf. \u00abLa Scuola Cattolica\u00bb 129 (2001).
\n[8]<\/a> A RIZZI, Cristo verit\u00e0 dell\u2019uomo<\/em>, Roma, Paulinas, 104.
\n[9]<\/a> Cf. F. SUSAETA MONTOYA, Buscadores de Dios<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2012.
\n[10]<\/a> Cf. R. CALVO P\u00c9REZ, El testimonio\/martirio, dimensi\u00f3n constitutiva de la evangelizaci\u00f3n<\/em>, \u00abMisiones Extranjeras\u00bb 232 (2009) 535-551.
\n[11]<\/a> Cf. E. BUENO DE LA FUENTE, El dinamismo de la fe cristiana: responsabilidad hist\u00f3rica y universal<\/em>, Misiones Extranjeras 247 (2012) 157-169.
\n[12]<\/a> D. BOROBIO, Eucarist\u00eda<\/em>, BAC, Madrid 2000, 109-112, con las referencias bibliogr\u00e1ficas que all\u00ed aporta.
\n[13]<\/a> Cf. J. ALDAZ\u00c1BAL, La Eucarist\u00eda<\/em>, CPL, Barcelona 1999, 171-173.
\n[14]<\/sup><\/sup><\/a> Dicha idea, a nivel lit\u00fargico, fue asumida por el Rito de concelebraci\u00f3n<\/em>, \u00abAAS\u00bb 57 (1965) 411; cf. R. BL\u00c1ZQUEZ, La Iglesia del Vaticano II<\/em>, S\u00edgueme, Salamanca 19912<\/sup>, 316.
\n[15]<\/a> Cf. mis obras El gozo de celebrar la vida. La plegaria eucar\u00edstica<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2007 y Vivir la eucarist\u00eda en 50 claves<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2010.<\/p>\n