{"id":6666,"date":"2013-01-01T00:00:10","date_gmt":"2012-12-31T22:00:10","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6666"},"modified":"2013-01-01T00:00:10","modified_gmt":"2012-12-31T22:00:10","slug":"revitalizar-la-fe-de-los-pastores-condicion-para-fortalecer-la-fe-de-la-comunidad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/revitalizar-la-fe-de-los-pastores-condicion-para-fortalecer-la-fe-de-la-comunidad\/","title":{"rendered":"REVITALIZAR LA FE DE LOS PASTORES: CONDICI\u00d3N PARA FORTALECER LA FE DE LA COMUNIDAD"},"content":{"rendered":"

Eugenio Alburquerque Frutos<\/strong>
\nDirector del Bolet\u00edn Salesiano<\/strong>
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor defiende que uno de los factores decisivos para superar la actual crisis de trasmisi\u00f3n de la fe cristiana es que los evangelizadores sean los primeros en estar verdaderamente evangelizados. Y para ello, presenta un perfil de las actitudes necesarias en el buen evangelizador: fidelidad, comuni\u00f3n, audacia, discernimiento y humildad.
\n 
\nDesde el comienzo de su ministerio, ha recordado Benedicto XVI la exigencia de redescubrir y revitalizar el camino de la fe \u201cpara iluminar la alegr\u00eda y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo\u201d (PF 2). El Papa constata que existe una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas. Por ello, no es posible dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16).
\nEl Santo Padre se refiere a todos los cristianos. A todos pide el testimonio de vida de creyentes: la conversi\u00f3n al Se\u00f1or, \u201chacer resplandecer la Palabra de verdad que el Se\u00f1or Jes\u00fas nos dej\u00f3\u201d (PF 6), la alegr\u00eda de creer, el compromiso misionero, el testimonio vivo de la caridad. Pero f\u00e1cilmente puede percibirse que esta exigencia comienza por cuantos en la Iglesia consagran su vida a la evangelizaci\u00f3n. Es, ciertamente, la primera condici\u00f3n del ap\u00f3stol: \u201cPor la fe, los Ap\u00f3stoles dejaron todo para seguir al Maestro. Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino, que est\u00e1 presente y se realiza en su persona. Vivieron en comuni\u00f3n de vida con Jes\u00fas, que los instru\u00eda con sus ense\u00f1anzas, dej\u00e1ndoles una nueva regla de vida por la que ser\u00edan reconocidos como sus disc\u00edpulos despu\u00e9s de su muerte. Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el evangelio a toda criatura\u201d (PF 13).
\nComo a ellos, tambi\u00e9n hoy al ap\u00f3stol de Cristo se le exige, especialmente, creer en quien le sedujo y envi\u00f3, y vivir en comuni\u00f3n con \u00c9l. Para fortalecer la fe la de la comunidad cristiana, hay que comenzar robusteciendo la fe del ap\u00f3stol que evangeliza. Quiz\u00e1 es el evangelizador quien ha de tener m\u00e1s en cuenta la recomendaci\u00f3n del ap\u00f3stol Pablo a su disc\u00edpulo Timoteo: \u201cbusca la fe\u201d (2 Tm 2,22), \u201creaviva el don de Dios que hay en ti\u201d (2 Tm 1,6). Este es el sentido de esta reflexi\u00f3n. En una situaci\u00f3n generalizada de crisis de transmisi\u00f3n, me parece que los pastores hemos de fijar la atenci\u00f3n, ante todo, en verdadera actitud de autocr\u00edtica, en nuestra propia vida de fe y de testimonio evang\u00e9lico para sentir la profunda exigencia de revitalizar y robustecer nuestra propia fe. Es posible que podamos descubrir as\u00ed las verdaderas ra\u00edces de la crisis de la trasmisi\u00f3n evangelizadora.
\n <\/p>\n

    \n
  1. CRISIS GENERALIZADA DE TRASMISI\u00d3N DE LA FE<\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nLa gran preocupaci\u00f3n de nuestro tiempo es la tremenda crisis econ\u00f3mica en la que estamos sumidos. A veces, no somos capaces de situarla en toda su complejidad y extensi\u00f3n dentro de la crisis social y cultural que atravesamos, una verdadera crisis epocal. El cambio acelerado y profundo impulsa nuestra sociedad, provocando una profunda crisis cultural, \u00e9tica, educativa, pol\u00edtica, econ\u00f3mica y religiosa.
    \nSe ha hablado de crisis de trasmisi\u00f3n como resquebrajamiento y quiebra de los estilos fundamentales de vida trasmitidos por las grandes tradiciones, que produce la p\u00e9rdida de la gram\u00e1tica elemental de la existencia humana, de los valores, de los puntos de referencia, e incluso de los recursos para afrontar las situaciones de precariedad[1]<\/a>. Todo ello acarrea muchas fragilidades personales, debilitando las razones para vivir y para construir el futuro.
    \nEn esta crisis generalizada de trasmisi\u00f3n se sit\u00faa tambi\u00e9n la trasmisi\u00f3n de la fe. Realmente, no resulta dif\u00edcil apreciar la debilidad misionera de nuestra Iglesia
    [2]<\/a>. No se percibe en nuestros ambientes eclesiales una verdadera pasi\u00f3n evangelizadora. Benedicto XVI se ha referido al \u201csilencio de la fe\u201d en muchos \u00e1mbitos de nuestra sociedad: pol\u00edtica, cultura, comunicaci\u00f3n social, afirmando que \u201cen dichos \u00e1mbitos hay muchos creyentes que se averg\u00fcenzan y dan una mano al secularismo, que levanta barreras a la inspiraci\u00f3n cristiana\u201d[3]<\/a>. Por lo que se refiere, en concreto, a la situaci\u00f3n en Europa y, especialmente, en Espa\u00f1a, podemos reconocer humildemente que no hemos logrado suscitar en nuestras Iglesias un movimiento aut\u00e9nticamente evangelizador, con clara conciencia de sus exigencias espirituales y apost\u00f3licas. Como consecuencia, todo indica que est\u00e1 a punto de romperse la continuidad de nuestra tradici\u00f3n cristiana y cat\u00f3lica para instalarse en un contexto cultural nuevo, ateo, materialista y nihilista[4]<\/a>.
    \nSe extienden ampliamente y tienden a normalizarse la incredulidad y la indiferencia religiosa. Juan Pablo II, ante el avance del laicismo, advert\u00eda ya del riesgo de la p\u00e9rdida de la memoria y de la herencia cristianas en el continente europeo: \u201cMuchos ya no logran integrar el mensaje evang\u00e9lico en la experiencia cotidiana; aumenta la dificultad de vivir la propia fe en Jes\u00fas en un contexto social y cultural en que el proyecto de vida cristiano se ve continuamente desde\u00f1ado y amenazado. [\u2026] La cultura europea da la impresi\u00f3n de ser una apostas\u00eda silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no existiera\u201d (Ecclesia<\/em> in Europa<\/em> 7 y 9).
    \nEste es el horizonte en que se desarrolla la pastoral juvenil. Y, quiz\u00e1, es precisamente en el \u00e1mbito de la acci\u00f3n pastoral con los j\u00f3venes donde se percibe con mayor claridad la disociaci\u00f3n actual entre la transmisi\u00f3n de la fe a las nuevas generaciones y el proceso de socializaci\u00f3n
    [5]<\/a>. Cada vez somos m\u00e1s conscientes de que el cristianismo, la fe en Jes\u00fas de Nazaret, no se trasmite de forma autom\u00e1tica, sin la intervenci\u00f3n activa de los destinatarios, porque \u201cno se nace cristiano\u201d, sino que \u201cnos hacemos cristianos\u201d. La fe no se hereda; es siempre opci\u00f3n personal. Por ello resulta sumamente importante en la trasmisi\u00f3n de la fe la disposici\u00f3n de los destinatarios. Y, tambi\u00e9n por ello, la situaci\u00f3n en que viven y el contexto social en que la trasmisi\u00f3n se realiza, implica muy graves dificultades. Es cierto el poder de la ofensiva laicista, la descristianizaci\u00f3n generalizada, la irrelevancia religiosa, la ambig\u00fcedad moral. En este contexto resulta verdaderamente dif\u00edcil la acci\u00f3n pastoral, la propuesta de la fe cristiana.
    \nPero \u00bfson simplemente estas dificultades propias del contexto socio-cultural, de la situaci\u00f3n de los destinatarios del mensaje, las que est\u00e1n impidiendo la trasmisi\u00f3n l\u00edmpida de la fe? \u00bfNo cuentan nada los agentes, los evangelizadores, los pastores? Mi impresi\u00f3n personal es que, en la acci\u00f3n pastoral, nos est\u00e1 haciendo mucha falta una mayor disponibilidad para la autocr\u00edtica, para el discernimiento, para reconocer nuestros errores, rutinas, perezas, miedos, conformismos, ambig\u00fcedades.
    \nEn la trasmisi\u00f3n de la fe est\u00e1 en juego la fe de quien la trasmite. El anuncio pasa por la propia experiencia de fe. La crisis de la trasmisi\u00f3n de la fe es crisis de credibilidad, amasada en nuestra propia debilidad misionera, en la fragilidad generalizada de la trasmisi\u00f3n, en la insidia de la mediocridad. Para evangelizar, es necesario ser evangelizado. Es necesario que la radicalidad evang\u00e9lica asiente y fundamente\u00a0 profunda y vitalmente la identidad del evangelizador, la acci\u00f3n y la propuesta evangelizadoras. Es la propia vida de los agentes de pastoral la que debe ser visible<\/em>, cre\u00edble<\/em> y fecunda<\/em>
    [6]<\/a>.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. EVANGELIZADORES EVANGELIZADOS<\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nEl nuevo contexto social, los desaf\u00edos culturales, las graves dificultades con las que nos enfrentamos, exigen un cambio de mentalidad, de estrategias pastorales, de m\u00e9todos y actitudes. Pero, sobre todo, hacen urgente la necesidad de buscar caminos de renovaci\u00f3n. Y resulta imprescindible la propia conversi\u00f3n personal. Lo verdaderamente decisivo es vivir la propia identidad de ap\u00f3stoles.
      \nPara evangelizar, la primera condici\u00f3n es vivir personal e intensamente el evangelio que se quiere anunciar. Es decir, la primera exigencia de la misi\u00f3n es el seguimiento de Jes\u00fas. En toda la tradici\u00f3n sin\u00f3ptica, seguimiento y misi\u00f3n est\u00e1n \u00edntimamente relacionados. Jes\u00fas llama a gentes de su pueblo a que participen y cooperen en la obra mesi\u00e1nica. Seguirle es servir al Reino, en comuni\u00f3n con \u00c9l. Seg\u00fan Ur\u00edbarri, el seguimiento se articula como una suerte de movimiento pendular centr\u00edpeto y centr\u00edfugo: de Jes\u00fas a la misi\u00f3n y de la misi\u00f3n a Jes\u00fas, tal como se refleja, por ejemplo, en el caso de los setenta y dos (Lc 10,1-12 y 17-20) o en la elecci\u00f3n de los Doce, llamados \u201cpara estar con \u00c9l y enviarlos a predicar\u201d (Mc 3, 14)
      [7]<\/a>.
      \nQuien es llamado por Jes\u00fas, le sigue, adhiri\u00e9ndose a \u00c9l totalmente. Porque el seguimiento de Jes\u00fas no es un programa de vida, no es un fin ni un ideal hacia el que hay que tender, no es una causa por la que merezca la pena comprometerse. El seguimiento es Jesucristo mismo e implica una relaci\u00f3n personal con \u00c9l. Lo importante, al seguirle, es la vinculaci\u00f3n y adhesi\u00f3n a su persona. Supone, realmente, una decisi\u00f3n radical: Jes\u00fas exige la fe en \u00c9l. Seguirle es el comienzo de una convivencia \u00edntima. Los seguidores de Jes\u00fas son llamados a estar con \u00c9l. Desde el principio, el seguimiento es llamada a la comuni\u00f3n de vida con Jes\u00fas. El llamado se convierte en disc\u00edpulo, compa\u00f1ero y ap\u00f3stol. Sin seguimiento, como advirti\u00f3 Bonhoeffer, el cristianismo es siempre un cristianismo sin Jesucristo; es idea, es mito
      [8]<\/a>.
      \nLa primera exigencia, pues, de una verdadera pastoral evangelizadora es la renovaci\u00f3n espiritual de la Iglesia, de nosotros mismos, de cuantos nos sentimos llamados al seguimiento y enviados por Jes\u00fas a su misma misi\u00f3n. En la ra\u00edz del fracaso de tantos intentos de evangelizaci\u00f3n est\u00e1, muchas veces, la aton\u00eda espiritual de los evangelizadores, como l\u00facidamente ha subrayado Mart\u00edn Velasco: \u201cEl fracaso de estas iniciativas, incapaces de poner a la Iglesia en estado de misi\u00f3n, nos lleva a pensar que, tal vez, la ra\u00edz de este fracaso est\u00e9 en que todas ellas part\u00edan del supuesto de que exist\u00edan unas Iglesias ya evangelizadas, a las que se trataba de movilizar a la evangelizaci\u00f3n de una sociedad dominada por la increencia. Y hoy, tal vez, tengamos que reconocer que no solo Europa es pa\u00eds de misi\u00f3n, sino que tambi\u00e9n lo son las mismas Iglesias en Europa. Y que, por tanto, si el cristianismo en Europa est\u00e1 amenazado de extinci\u00f3n, es porque las Iglesias son incapaces de evangelizar. Y no son capaces debido a la precariedad y mediocridad de su fe, debido, por tanto a que ellas mismas, o una parte importante de ellas mismas, est\u00e1n necesitadas de evangelizaci\u00f3n\u201d
      [9]<\/a>.
      \nSobre este aspecto ha insistido con frecuencia el mismo Mart\u00edn Velasco. Realmente, si la evangelizaci\u00f3n no progresa es porque somos incapaces de poner la Iglesia en estado de evangelizaci\u00f3n. Se habla mucho de evangelizaci\u00f3n, de \u00abnueva evangelizaci\u00f3n\u00bb, pero, quiz\u00e1, todo se queda en palabras y discursos, y la evangelizaci\u00f3n no progresa, porque somos incapaces de someternos al evangelio, de dejarnos evangelizar. Hoy constatamos no solo que nuestros pa\u00edses de tradici\u00f3n cristiana se han convertido tambi\u00e9n en pa\u00edses de misi\u00f3n, sino que, adem\u00e1s, comenzamos a sentirnos incapaces de transmitir el cristianismo a los mismos bautizados que se alejan de la fe y la pr\u00e1ctica de la vida cristiana, y a las nuevas generaciones surgidas en el interior de las familias y de las mismas comunidades cristianas.
      \nEs necesario, pues, que los evangelizadores miremos hacia dentro. Tal vez tengamos que reconocer \u201cque nuestras comunidades no transmiten porque no tienen qu\u00e9 transmitir, o, mejor, porque no somos de verdad cristianos, no vivimos como tales, no constituimos la semilla, la levadura, la luz, la sal que el Evangelio nos invita a ser, y que, en la medida en que lo son, y por el solo hecho de serlo, germinan, fermentan, iluminan y sazonan\u201d
      [10]<\/a>. Es decir, que tal vez, en buena medida, el fracaso de la evangelizaci\u00f3n se deba a la falta de renovaci\u00f3n interior, espiritual, de los evangelizadores.
      \nPablo VI lo expres\u00f3 de forma muy clara y directa: \u201cHay que subrayar que para la Iglesia el primer medio de evangelizaci\u00f3n consiste en un testimonio de vida aut\u00e9nticamente cristiana, entregada a Dios en una comuni\u00f3n que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al pr\u00f3jimo con un celo sin l\u00edmites [\u2026]. Ser\u00e1 sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizar\u00e1 al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra, de santidad\u201d (EN 41). En este mismo sentido, m\u00e1s recientemente, Benedicto XVI dec\u00eda a los obispos de Portugal: \u201cEn cuanto primeros evangelizadores, os ser\u00e1 \u00fatil conocer y comprender los diversos factores sociales y culturales, sopesar las necesidades espirituales y programar eficazmente los recursos pastorales; pero lo decisivo es llegar a inculcar en todos los agentes de la evangelizaci\u00f3n un verdadero af\u00e1n de santidad, sabiendo que el resultado proviene sobre todo de la uni\u00f3n con Cristo y de la acci\u00f3n de su Esp\u00edritu\u201d
      [11]<\/a>. Para evangelizar se necesitan evangelizadores evangelizados, evangelizadores abiertos al evangelio, dispuestos a vivir la radicalidad evang\u00e9lica en esta nueva sociedad tan convulsa, compleja y plural, que algunos no han dudado en calificar como nueva Babilonia<\/em>: Babilonia de la confusi\u00f3n, de los sentidos, de las ilusiones, de las vanidades, de los miedos, de los l\u00edmites, de la sangre, de la negatividad, de la desnutrici\u00f3n, de las prisas[12]<\/a>.
      \nSolo el evangelizador evangelizado es capaz de descubrir el amor de Dios, manifestado en Cristo, en su propio ser menesteroso, de hombre o mujer fr\u00e1gil, y sentir su fuerza, la fuerza del amor que revoluciona su coraz\u00f3n y lo abre a una vida nueva de amor a Jesucristo y de servicio al Reino.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. ACTITUDES DEL EVANGELIZADOR<\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nLa misi\u00f3n implica, pues, el seguimiento y la convivencia \u00edntima con Jes\u00fas. Comienza, como ha destacadoSchillebeeckx, con el encuentro con \u00c9l: \u201cTodo comenz\u00f3 con un encuentro. Unos hombres, jud\u00edos de lengua aramea y quiz\u00e1 tambi\u00e9n griega, entran en contacto con Jes\u00fas de Nazaret y se quedaron con \u00c9l. Aquel encuentro y todo lo sucedido en la vida y en torno a la muerte de Jes\u00fas hizo que su vida adquiriera un sentido nuevo y un nuevo significado [\u2026]. El cambio de rumbo en sus vidas fue fruto de su encuentro con Jes\u00fas, pues sin \u00c9l habr\u00edan seguido siendo lo que eran. No fue un resultado de su iniciativa personal, sino algo que les sobrevino desde fuera
        [13]<\/a>.
        \nJes\u00fas baja al lago de Galilea, all\u00ed encuentra a Sim\u00f3n, a Andr\u00e9s, a Juan, a Santiago; se acerca a ellos, se los lleva consigo y los hace disc\u00edpulos y seguidores. El encuentro con \u00c9l los transforma en ap\u00f3stoles. Busca despu\u00e9s a la samaritana de los cinco maridos, llama a Zaqueo, se hace el encontradizo con el ciego de nacimiento, entra en casa de Marta y Mar\u00eda, sale al paso de los disc\u00edpulos de Ema\u00fas. A todos se les revela; les manifiesta el misterio de su ser, los estimula a nacer de nuevo, a conocer el don de Dios, a un cambio radical de vida, y los env\u00eda como testigos a anunciar lo que han visto y contemplado. El ap\u00f3stol comienza en el encuentro, la relaci\u00f3n, la convivencia, la comuni\u00f3n con Jes\u00fas. En la convivencia \u00edntima con \u00c9l empiezan a comprender el sentido del evangelio y del Reino que el Maestro anuncia y empiezan tambi\u00e9n a asimilar las actitudes necesarias para proseguir la obra evangelizadora. Solo en el encuentro, la relaci\u00f3n y convivencia con Jes\u00fas, el Se\u00f1or Resucitado, seremos capaces tambi\u00e9n hoy sus disc\u00edpulos de convertirnos en ap\u00f3stoles y de asimilar las actitudes del evangelizador. Desde la perspectiva del evangelio y mirando a los signos de tiempos que tanto condicionan y apremian la urgencia evangelizadora, nos fijamos finalmente \u00a0en algunas de estas actitudes m\u00e1s necesarias para revitalizar la fe de los pastores y evangelizadores en la acci\u00f3n pastoral.
        \n 
        \n3.1 Fidelidad<\/em>
        \n 
        \nLa sociedad actual, la globalizaci\u00f3n, el pluralismo cultural sit\u00faan, de manera especial, a los agentes de pastoral ante el reto de la fidelidad
        [14]<\/a>. Siempre ha existido el pluralismo cultural, social y religioso en la historia de la humanidad. Pero actualmente la globalizaci\u00f3n promueve una pluralidad sorprendente: cultural, \u00e9tica, religiosa, de valores y antivalores, llevando la libertad de pensamiento y acci\u00f3n hasta la arbitrariedad m\u00e1s radical, y convirtiendo el individualismo en dogma intocable. En nombre de la libertad individual, todo vale igual, casi todo est\u00e1 permitido. De esta manera, el pluralismo absoluto se convierte en relativismo absoluto. Es el gran riesgo. Cuando el pluralismo se convierte en pluralismo sin l\u00edmites, se desacredita a s\u00ed mismo y enfila el camino del escepticismo y del nihilismo. Mas que nunca es necesaria una fuerte capacidad de vigilancia y de fortaleza para que no terminen por agostarse identidades y convicciones, para ser capaces de vivir a contracorriente y gozosamente la fidelidad evang\u00e9lica en el mar proceloso del pluralismo actual.
        \nEn realidad, la fe se expresa en la fidelidad, porque fe es y significa fidelidad. Una misma palabra, tanto en hebreo como en griego, designa ambas realidades. Si en el Antiguo Testamento, Abrah\u00e1n es el paradigma de la fe\/fidelidad, en el Nuevo Testamento, Jes\u00fas es el testigo \u201cfiel y veraz\u201d (Ap 3,14). Toda su vida est\u00e1 guiada por la fidelidad al Padre y al Reino. Toda su existencia est\u00e1 marcada por el cumplimiento de la voluntad del Padre, que alcanza su m\u00e1xima expresi\u00f3n en la subida a Jerusal\u00e9n\u00a0 y en su entrega a la muerte en la cruz
        [15]<\/a>. \u00c9l es el primero y m\u00e1s grande evangelizador, como record\u00f3 Pablo VI (cf. EN 7-9); lo fue hasta el final, hasta el sacrificio de su existencia terrena. Por eso, para evangelizar hay que acercarse a Jes\u00fas, hay que serle fieles. Porque evangelizar es, en definitiva, hacer lo que \u00e9l hizo a lo largo de toda su vida.
        \nFundamentalmente, en la evangelizaci\u00f3n, se trata de ser fieles a Cristo que nos llama a su misi\u00f3n, al Reino que \u00e9l anunci\u00f3, al evangelio, en el que se asienta la fidelidad del disc\u00edpulo. Arraigados en la fidelidad evang\u00e9lica, comprenderemos que es necesario, sobre todo, \u201cbuscar el Reino de Dios y su justicia\u201d (Mt 6,33); que \u201cno podemos servir a dos se\u00f1ores\u201d (Lc 16,13); que \u201cel que quiere a su padre o a su madre m\u00e1s que a m\u00ed, no es digno de m\u00ed; el que quiere a su hijo o a su hija m\u00e1s que a m\u00ed, no es digno de m\u00ed; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de m\u00ed\u201d (Mt 10, 37-38). La verdad de la evangelizaci\u00f3n se cumple cuando, para el evangelizador, el Reino es el absoluto y todo lo dem\u00e1s es relativo. Entonces se siente la alegr\u00eda de pertenecer al Reino de Dios, su misterio y sus exigencias; y solo entonces creyentes y evangelizadores estamos dispuestos a vivir la radicalidad y fidelidad evang\u00e9lica.
        \n 
        \n3.2 Comuni\u00f3n<\/em>
        \n 
        \nLa fe cristiana es eclesial; se vive y se anuncia en la comunidad y, para crecer, requiere a la Iglesia. La evangelizaci\u00f3n es siempre un compromiso eclesial en el que est\u00e1 empe\u00f1ada la entera Iglesia local. No puede ser una aventura individual de nadie, no es obra de trabajadores aut\u00f3nomos ni de francotiradores. Es tarea y compromiso de todos. Pero tiene que estar asumida, alentada y orientada, en la Iglesia local, por el obispo diocesano
        [16]<\/a>. La acci\u00f3n evangelizadora tiene que ser org\u00e1nica, coordinada y perseverante. Y el agente de pastoral es hombre de comuni\u00f3n y act\u00faa en comuni\u00f3n.
        \nCon frecuencia, la acci\u00f3n pastoral en la Iglesia es fragmentada y variable; poco s\u00f3lida y estable. Abundan los reinos de Taifas, los individualismos, protagonismos, vedettismos<\/em>, el culto y mitificaci\u00f3n del propio grupo, movimiento o asociaci\u00f3n. Nos hace falta a los evangelizadores gran generosidad para ser capaces de renunciar a las propias parcelas y porciones, para dejar estereotipos y encasillamientos, que siempre separan y dividen, y empezar a sumar juntos y a crear comuni\u00f3n
        [17]<\/a>. Como record\u00f3 Pablo VI: \u201cLa fuerza de la evangelizaci\u00f3n quedar\u00e1 muy debilitada si los que anuncian el evangelio est\u00e1n divididos entre s\u00ed por tantas clases de rupturas\u2026 Si el evangelio que proclamamos aparece desgarrado por querellas doctrinales, por polarizaciones ideol\u00f3gicas o por condenas rec\u00edprocas entre cristianos, al antojo de sus diferentes teor\u00edas sobre Cristo y sobre la Iglesia, e incluso a causa de sus distintas concepciones de la sociedad y de las instituciones humanas, \u00bfc\u00f3mo pretender que aquellos a los que se dirige nuestra predicaci\u00f3n no se muestren perturbados, desorientados, si no escandalizados?\u201d (EN 77).
        \nLa comuni\u00f3n eclesial es un don. Refleja la comuni\u00f3n del amor trinitario y expresa la esencia de la Iglesia. El Se\u00f1or Jes\u00fas, por el Esp\u00edritu, convoca a los hermanos, los congrega y une en comuni\u00f3n. Pero es adem\u00e1s un signo para el mundo y una fuerza potente que conduce a la fe en Cristo. No solo hace posible la misi\u00f3n, ella misma es misi\u00f3n.
        \nEs responsabilidad del evangelizador encarnar este don para que sea visible y significativo en la historia humana. La comuni\u00f3n se encarna y expresa en las estructuras, acciones y relaciones. No coarta los carismas, los potencia favoreciendo su vinculaci\u00f3n y pertenencia eclesial, a la par que su vitalidad y desarrollo al servicio del Reino. Porque todo carisma es dado por el Esp\u00edritu para enriquecer la comuni\u00f3n y la misi\u00f3n en la Iglesia.<\/p>\n

          \n
        1. L. P\u00e9rez habla de una \u201ctrama de comuni\u00f3n\u201d en la que han de trabajar y colaborar con el ministerio episcopal, agentes de pastoral y comunidades cristianas, de manera que haga significativa la vida eclesial, el Cuerpo de Cristo y el Pueblo de Dios[18]<\/a>. Ello implica en los evangelizadores un profundo sentido de pertenencia y de amor a la Iglesia.<\/li>\n<\/ol>\n

           
          \n3.3 Audacia<\/em>
          \n 
          \nCuando los autores del Nuevo Testamento hablan del anuncio de la Palabra de Dios, insisten en que esta tarea exige audacia. Son muchos los textos neotestamentarios en los que aparece el t\u00e9rmino parres\u00eda<\/em>, cuyo significado es: atrevimiento, osad\u00eda, libertad, valent\u00eda, coraje, audacia
          [19]<\/a>. Designa principalmente el modo de realizar Jes\u00fas su misi\u00f3n y de vivirla y anunciarla los ap\u00f3stoles. De Jes\u00fas se afirma que hablaba \u201ccon parres\u00eda<\/em>\u201d, es decir, abiertamente, sin miedo y sin callar nada (Mc 8,32; Jn 7,26; 16,29; 18,20). Y esta nota se repite como distintivo de la predicaci\u00f3n y de la actividad apost\u00f3lica de la primitiva comunidad y de los ministros del evangelio. La parres\u00eda<\/em>de los disc\u00edpulos causa asombro a los hombres del sanedr\u00edn (Hch 4,13). Del mismo modo, los primeros pasos apost\u00f3licos de Pablo est\u00e1n guiados por su gran audacia (cf. Hch 9,27-29).
          \nHoy, como ayer, el anuncio del mensaje cristiano supone peligro, amenaza para quien anuncia la \u201cbuena noticia\u201d. La tarea de los disc\u00edpulos de Jes\u00fas no es nunca f\u00e1cil. \u00c9l los env\u00eda como ovejas en medio de lobos. No van a recibir mejor trato que el maestro; como \u00e9l, ser\u00e1n rechazados y perseguidos. Por ello, el ministerio apost\u00f3lico tiene que ir acompa\u00f1ado de libertad, valent\u00eda y audacia, Y, por eso, la parres\u00eda<\/em> es actitud fundamental para quien proclama el mensaje de Jes\u00fas. Quien anuncia el evangelio, ha de hacerlo abiertamente, sin disimulos, miedos o verg\u00fcenza. La fe no se trasmite de manera intimista y clandestina. Como Pablo, el evangelizador tiene que estar dispuesto a proclamar el evangelio con parres\u00eda<\/em> tambi\u00e9n en medio de incomprensiones, tribulaciones y fracasos.
          \nPero la audacia y osad\u00eda de los agentes de pastoral no provienen de la seguridad personal ni se fundamentan en sus dotes y competencia humana, sino en la confianza en la gracia y en la fuerza de Dios, en la presencia y asistencia del Esp\u00edritu. Por ello el anuncio de la fe implica en los evangelizadores una relaci\u00f3n especial con Dios, cimentada en la oraci\u00f3n y en la cercan\u00eda con el Se\u00f1or que los env\u00eda.
          \nPara evangelizar hoy y poner a la Iglesia en estado de evangelizaci\u00f3n necesitamos los evangelizadores alejar nuestra rutina, pereza y mediocridad, renunciar a nuestras comodidades, conformismos y ambig\u00fcedades y necesitamos, sobre todo, poner nuestra confianza en Dios. Solo arraigados en la oraci\u00f3n, en una profunda espiritualidad, llegamos a la verdadera parres\u00eda<\/em> evang\u00e9lica. Como los grandes creyentes de todos los tiempos, el dinamismo evangelizador del ap\u00f3stol se forja en el silencio, en la escucha de la Palabra, en la oraci\u00f3n y contemplaci\u00f3n. La novedad de la evangelizaci\u00f3n, en este nuevo milenio, no est\u00e1 en los m\u00e9todos y los medios, probablemente tampoco en el contenido del Evangelio, que, como advirti\u00f3 san Pablo a los cristianos de Galacia, es \u00fanico (Gal 1, 6-8); la novedad de la evangelizaci\u00f3n depende de los evangelizadores. Su calidad radica en la calidad de la fe del evangelizador, en su nueva experiencia de Dios, en su ardor y audacia para transmitir el mensaje abiertamente.
          \n 
          \n3.4 Discernimiento<\/em>
          \n 
          \nEn un momento de cambio epocal resulta indispensable a los agentes de pastoral la capacidad de discernimiento espiritual sobre los acontecimientos, los signos de los tiempos, las personas, las actividades. Precisamente, en cuanto evangelizadores, hemos de ser capaces de discernir por d\u00f3nde nos lleva Dios y por d\u00f3nde nos quiere llevar, a nosotros, a la comunidad, a la Iglesia. Ser superficiales en discernir pastoralmente la realidad es, quiz\u00e1, una manera de manifestar nuestra incapacidad para realizar la misi\u00f3n evangelizadora. La fidelidad evangelizadora y la audacia misionera, junto a la interioridad personal, a la disposici\u00f3n para la oraci\u00f3n, a la propia experiencia de Dios, apuntan tambi\u00e9n como elemento constitutivo de la revitalizaci\u00f3n de la fe y del dinamismo apost\u00f3lico, la sabidur\u00eda para valorar acontecimientos y coyunturas, para descubrir los caminos de Dios y actuar seg\u00fan los criterios y actitudes de Jes\u00fas
          [20]<\/a>.
          \nPero el discernimiento no es simplemente una t\u00e9cnica con la que llegamos a apoderarnos del lenguaje de Dios o de su querer. No se trata de una metodolog\u00eda y no puede reducirse a mera t\u00e9cnica psicol\u00f3gica para organizar la acci\u00f3n pastoral. En el discernimiento, el evangelizador imprime en su propio coraz\u00f3n, el gusto, el sabor, la luz y la verdad de Jesucristo. Por eso, el eje del discernimiento es la oraci\u00f3n; a trav\u00e9s de ella nos adentramos en Dios y Dios entra en nuestra vida, en el propio modo de pensar, sentir, querer y obrar. Se trata, en definitiva, de revestirse de Cristo, de tener sus sentimientos, de razonar con \u00c9l y desear lo que \u00c9l desea. Nada m\u00e1s ajeno al discernimiento que la seguridad en el juicio propio. Discernimos para buscar la voluntad de un Dios que es misterio, cuyos caminos no son con frecuencia nuestros caminos. El discernimiento no es claridad, sino docilidad para dejarse llevar por los impulsos de Dios.
          \nEn el fondo de esta preocupaci\u00f3n est\u00e1 el arte de comprender c\u00f3mo Dios se nos comunica, salva, act\u00faa en nosotros la redenci\u00f3n de Cristo Jes\u00fas; y es tambi\u00e9n el arte de llegar a evitar el enga\u00f1o, la ilusi\u00f3n, y llegar a leer y descifrar la realidad de forma verdadera, yendo m\u00e1s all\u00e1 de los espejismos que se me puedan presentar. Es, pues, el arte de hablar con Dios, de contemplarle, de entenderse y comprometerse con \u00c9l.
          \nLa actitud de discernimiento es un estado de atenci\u00f3n a Dios y al Esp\u00edritu, una certeza experiencia de que Dios habla, se comunica. Es un estilo de vida que invade todo lo que soy y lo que hago. Es una expresi\u00f3n orante de la fe del ap\u00f3stol. Orienta un proceso de radicalidad evang\u00e9lica, de radicalizaci\u00f3n en el Se\u00f1or, buscando y respondiendo a lo que nos va pidiendo cada d\u00eda.
          \n 
          \n3.5 Humildad<\/em>
          \n 
          \nLa audacia evang\u00e9lica no es prepotencia, arrogancia, ostentaci\u00f3n triunfalista. Proviene de la fuerza del Esp\u00edritu y se expresa en la humildad. La trasmisi\u00f3n de la fe a los hombres y mujeres de nuestro tiempo solo puede hacerse desde la cercan\u00eda, el respeto, la modestia, la humildad; no desde la fuerza, la autoridad o el reconocimiento firme de poseer toda la verdad. Una pastoral, orientada a revitalizar la fe de los mismos creyentes, en tiempos de fragilidad e indiferencia, tiene que ser muy cercana, sincera, respetuosa y humilde.
          \nSe trata de una actitud pastoral b\u00e1sica, que nos pide una mayor sensibilidad para captar y comprender a los hombres y mujeres en sus situaciones concretas, mayor confianza en la libertad y conciencia personal, mayor acogida y misericordia evang\u00e9lica. Con frecuencia se rechaza la palabra de la Iglesia no por exigente y radical, sino por pretender imponerla desde el poder y la fuerza.
          \nLa humildad, dice Comte-Sponville, antes que una virtud, es un saber; un saber \u201cm\u00e1s \u00fatil al hombre que una alegre ignorancia\u201d
          [21]<\/a>. Es la virtud del hombre que sabe que no es Dios. Por ello es, quiz\u00e1, la virtud m\u00e1s religiosa, hermana de la verdad, de la sinceridad y de la misericordia, y conduce al amor.
          \nDesde la humildad podemos comprender mejor y cumplir m\u00e1s fielmente el sentido de la misi\u00f3n apost\u00f3lica, que tiene sus ra\u00edces en el don y en el amor de Dios. El Padre \u201cam\u00f3 tanto al mundo\u201d, que entreg\u00f3 a su Hijo. Y el Hijo am\u00f3 de tal manera, que entreg\u00f3 su vida para que todos \u201ctengan vida y la tengan en abundancia\u201d (Jn 10,10). Desde entonces, la misi\u00f3n es participaci\u00f3n en el amor y la entrega del Hijo; es unirse a la pasi\u00f3n de Cristo \u201cpara la vida del mundo\u201d. Del mismo modo que es enviado Jes\u00fas por el Padre, \u00c9l env\u00eda a sus disc\u00edpulos (Jn 20,21). Y del mismo modo tambi\u00e9n que Jes\u00fas cumple la obra del Padre, la misi\u00f3n salvadora, porque vive en el Padre y por el Padre, as\u00ed los evangelizadores cumplimos tambi\u00e9n la misma misi\u00f3n de Cristo si permanecemos unidos a \u00c9l.
          \nEl aut\u00e9ntico punto de referencia del ap\u00f3stol es Jesucristo. \u00c9l nos llama y env\u00eda a cumplir su misma misi\u00f3n. No somos llamados por los hombres, por las urgencias y necesidades de los j\u00f3venes. La fuente de la misi\u00f3n no reside ni en los gustos personales ni en las necesidades de los destinatarios; la fuente est\u00e1 en Aquel que nos am\u00f3 y se entreg\u00f3 por nosotros, y quiere que nosotros nos entreguemos por los hermanos. Es Dios quien nos env\u00eda como envi\u00f3 a Jes\u00fas. Y los criterios que hay que seguir en su cumplimiento no pueden ser nuestros criterios, sino sus criterios. Porque somos ap\u00f3stoles del Se\u00f1or, en la medida en que somos del Se\u00f1or<\/em> y nos mantenemos unidos a \u00c9l. No es nuestra la misi\u00f3n. Somos enviados a su misi\u00f3n. Somos servidores en la misi\u00f3n de Cristo. El trabajo apost\u00f3lico exige siempre fidelidad a la misi\u00f3n recibida y humildad para aceptar la propia condici\u00f3n de siervo y comprender que la misi\u00f3n es recibir, antes de que llegue a dar o a hacer: recibir y acoger el propio ap\u00f3stol la salvaci\u00f3n y el amor de Dios.
          \nPor eso, la evangelizaci\u00f3n no se rige por las leyes que mueven otros trabajos\u00a0 y ocupaciones humanas. Tiene sus propias leyes. Se basa m\u00e1s en la fuerza de Dios que en las propias fuerzas de los evangelizadores; invita a acudir a Dios y a ponerse en oraci\u00f3n; a ser humilde en los \u00e9xitos y a no impacientarse en los fracasos. Fruto del amor, la acci\u00f3n evangelizadora tiende a salvar, a atraer, a convencer; no a juzgar ni a condenar. Comienza acerc\u00e1ndose y escuchando, m\u00e1s que proponiendo o imponiendo.
          \n <\/p>\n

          Eugenio Alburquerque Frutos<\/p>\n

           
          \n
          [1]<\/a> Cf. \u201cProponer la fe en la sociedad actual. Carta de la Conferencia Episcopal Francesa a los cat\u00f3licos\u201d, en Ecclesia<\/em> 2835-36 (1997) 24-49.
          \n
          [2]<\/a> Cf. G. UR\u00cdBARRI, El mensajero. Perfiles del evangelizador<\/em>, Descl\u00e9e de Brouwer, Bilbao 2006, 38-40.
          \n
          [3]<\/a> Discurso a los obispos de Portugal, 13 de mayo de 2010.
          \n
          [4]<\/a> Cf. F. SEBASTI\u00c1N, Evangelizar<\/em>, Encuentro, Madrid 2010, 13.
          \n
          [5]<\/a> Cf. R. BERZOSA, Transmitir la fe en un nuevo siglo. Retos y propuestas<\/em>, Descl\u00e9e de Brouwer, Bilbao 2006, 55-60.
          \n
          [6]<\/a> Cf. P. CH\u00c1VEZ, Testigos de la radicalidad evang\u00e9lica,<\/em> Editorial CCS, Madrid 2012, 8-11.
          \n
          [7]<\/a> Cf. G. UR\u00cdBARRI, o. c., 31.
          \n
          [8]<\/a> Cf. D. BONHOEFFER, El precio de la gracia<\/em>, S\u00edgueme, Salamanca 1968, 40.
          \n
          [9]<\/a> J. MART\u00cdN VELASCO, \u201cReflexi\u00f3n sobre los medios para la evangelizaci\u00f3n\u201d, en Evangelizar. \u00c9sa es la cuesti\u00f3n<\/em>, PPC, Madrid 2006, 96.
          \n
          [10]<\/a> J. MART\u00cdN VELASCO, La transmisi\u00f3n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea<\/em>, Sal Terrae, Santander 2002.
          \n
          [11]<\/a> BENEDICTO XVI, Discurso a los obispos de Portugal<\/em>, 13 de mayo de 2010.
          \n
          [12]<\/a> Cf. A. GARC\u00cdA RUBIO, \u201cEvangelizadores en medio de Babilonia\u201d, Sal Terrae<\/em> 90 (2002) 297-309; R. BERZOSA, o. c., 21-22.
          \n
          [13]<\/a> E. SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos. Gracia y liberaci\u00f3n<\/em>, Cristiandad, Madrid 1982, 13.
          \n
          [14]<\/a> Cf. F. MART\u00cdNEZ, Espiritualidad en la sociedad laica<\/em>, San Pablo, Madrid 2009, 2004-211.
          \n
          [15]<\/a> Cf. J. L. P\u00c9REZ, Apasionados por el Reino. Renovaci\u00f3n de las comunidades en la Iglesia<\/em>, Editorial CCS, Madrid 2010, 58-63.
          \n
          [16]<\/a> Cf. F. SEBASTI\u00c1N, o. c., 284-287.
          \n
          [17]<\/a> Cf. A. CHORDI, \u201cAqu\u00ed no sobra nadie, solo faltan algunos\u2026 que est\u00e1n por venir\u201d, en Misi\u00f3n Joven<\/em> 386 (2009) 21-29.
          \n
          [18]<\/a> Cf. J. L. P\u00c9REZ, o. c., 293.
          \n
          [19]<\/a> El sustantivo parres\u00eda<\/em> aparece 31 veces en el NT y 9 veces el verbo. Ver, por ejemplo: Hch 2, 29; 4, 13. 29. 31; 9, 27-28; 13, 46; 14, 3; 18, 26; 19, 8; 26, 26; 28, 31; 2Cor 3, 12; 7, 4; Ef 5, 12; 6, 19-20; 1 Tes 2, 2.
          \n
          [20]<\/a> Cf. I. RUPNIK, El discernimiento<\/em>, PPC, Madrid 2002; M. RUIZ JURADO, El discernimiento espiritual. Teolog\u00eda. Historia. Pr\u00e1ctica<\/em>, BAC, Madrid 2005.
          \n
          [21]<\/a> A. COMTE-SPONVILLE, Peque\u00f1o tratado de las grandes virtudes<\/em>, Paid\u00f3s, Barcelona 2008, 155.<\/p>\n

          Misi\u00f3n Joven. N\u00famero 432_433. Enero-Febrero 2013<\/strong><\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Eugenio Alburquerque Frutos Director del Bolet\u00edn Salesiano   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor defiende que uno de los factores decisivos para superar la actual crisis de trasmisi\u00f3n de la fe cristiana es que los evangelizadores sean los primeros en estar verdaderamente evangelizados. Y para ello, presenta un perfil de las actitudes necesarias en el buen […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1636,465,94],"tags":[],"class_list":["post-6666","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-432_433","category-eugenio-alburquerque-frutos","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6666"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6666"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6666\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6666"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6666"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6666"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}