{"id":6792,"date":"2012-12-01T00:00:40","date_gmt":"2012-11-30T22:00:40","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6792"},"modified":"2012-12-01T00:00:40","modified_gmt":"2012-11-30T22:00:40","slug":"del-optimismo-a-la-esperanza-o-lo-que-va-del-valor-a-la-virtud","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/del-optimismo-a-la-esperanza-o-lo-que-va-del-valor-a-la-virtud\/","title":{"rendered":"DEL OPTIMISMO A LA ESPERANZA O LO QUE VA DEL VALOR A LA VIRTUD"},"content":{"rendered":"

 
\nJos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez Moreno<\/strong>
\nSalesiano, Consejero general para Europa Oeste<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS<\/strong>
\nEl autor explica la distinci\u00f3n entre un importante valor educativo, el optimismo<\/em>, y la virtud teologal cristiana de la esperanza<\/em>, y presenta cinco senderos pr\u00e1cticos para desarrollar en la pastoral juvenil ese plus<\/em> creyente de la virtud de la esperanza sobre el valor del optimismo: 1) la experiencia del don de Dios y de su bondad y misericordia; 2) la experiencia de la conversi\u00f3n; 3) la iniciaci\u00f3n a la oraci\u00f3n; 4) la experiencia de Iglesia y 5) el compromiso con el amor solidario.
\n 
\nEl optimismo es un valor caracterizado por el buen \u00e1nimo que ayuda a las personas a enfrentar las situaciones cotidianas con confianza, entusiasmo y decidida voluntad de emprendimiento. La persona optimista se sit\u00faa ante lo positivo de las situaciones y de sus semejantes con la convicci\u00f3n de poder superar dificultades y caminar con perseverancia sacando lo mejor de cada circunstancia y alcanzando metas deseables y propuestas como horizontes posibles.
\nHablar de optimismo hoy entre los j\u00f3venes es un desaf\u00edo para los educadores que buscan reforzar actitudes y ayudar a crecer personas equilibradas y maduras. Hoy se trabaja mucho con las personas la actitud positiva ante la vida, la capacidad de salir adelante confiando en las propias posibilidades, la mirada positiva ante la realidad que permite alentar los propios esfuerzos y sostener la confianza en el camino recorrido con perseverancia. No cabe duda de que el optimismo como actitud vital potencia y alienta al propio esfuerzo haci\u00e9ndolo duradero y perseverante.
\nMuchas de las t\u00e9cnicas de \u201ccoaching\u201d, tan de moda de un tiempo a esta parte, trabajan sobre todo el aspectomotivacional de los \u201cclientes\u201d, procurando inducir una actitud positiva ante la vida y el cultivo de una mirada optimista frente a la realidad. La positividad y el optimismo mejoran las condiciones de trabajo y refuerzan tanto la confianza en las propias posibilidades como el esfuerzo sostenido en el tiempo para alcanzar unas metas objetivables y posibles.
\nPero en estas l\u00edneas no queremos plantear t\u00e9cnicas de \u201ccoaching\u201d ni proponer m\u00e9todos de mejora vital desde las actitudes positivas que tonifican la existencia y refuerzan motivacionalmente nuestras opciones. Dejemos que quienes se dedican a estos trabajos apoyados en fundamentos m\u00e1s o menos cient\u00edficos (porque hay mucho charlat\u00e1n embaucador en el mercado) sigan tratando de mejorar el rendimiento de sus clientes. El objetivo de estas l\u00edneas no es adentrarse en el mundo de la motivaci\u00f3n positiva ni del refuerzo de la voluntad con vistas a alcanzar metas propuestas. Pretendemos ir mucho m\u00e1s all\u00e1 y se\u00f1alar caminos que transiten desde el valor a la virtud. Nuestra propuesta educativo-pastoral se inspira en un cuadro axiol\u00f3gico que se ofrece a todos. Pero la experiencia religiosa que muchos j\u00f3venes viven abre espacios para que el creyente descubra la esperanza como una virtud teologal (esto es, fundada en Dios, inspirada en \u00c9l y tendente hacia \u00e9l) que configura la propia realidad personal y que, como opci\u00f3n vital que descubre la inteligencia y potencia la propia voluntad, puede orientar decisivamente la existencia con una mirada nueva y transformadora.
\nEsta reflexi\u00f3n se enmarca en el cuadro de la pastoral con j\u00f3venes, los itinerarios de educaci\u00f3n en la fe y la tarea de educar a la esperanza; o, como el mismo subt\u00edtulo de este art\u00edculo se\u00f1ala, el camino que va desde el valor del optimismo a la virtud teologal. Pedag\u00f3gicamente hablando, la virtud de la esperanza ser\u00e1 asumida como tal desde un camino de crecimiento en la fe que expresa su compromiso en la caridad, entendida y vivida como amor solidario y transformador.
\n <\/p>\n

    \n
  1. J\u00d3VENES PESIMISTAS Y EL EFECTO THOMAS<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nPero echemos una ojeada a los j\u00f3venes en el entramado de su existencia cotidiana. Para muchos de ellos, con los que nos topamos en nuestro trabajo pastoral cada d\u00eda, el optimismo o el pesimismo es una actitud frente a la realidad que se reviste de aspectos emocionales. A su vez, estas actitudes est\u00e1n marcadas por el propio contexto y las experiencias que van marcando el camino de crecimiento de cada uno. El sendero hacia la maduraci\u00f3n personal deber\u00e1 marcar el paso de la volubilidad de los estados de \u00e1nimo hacia las decisiones personales y la opci\u00f3n de actitudes a cultivar frente a la realidad. Es entonces cuando ser optimista puede convertirse en un valor deseado y cultivado.
    \n 
    \n1.1. En claroscuro<\/strong>
    \n 
    \nDesde el punto de vista social, el contexto de crisis econ\u00f3mica (y no solo) que vivimos en Europa es un buen ejemplo para percibir c\u00f3mo la situaci\u00f3n que nos envuelve condiciona la mirada sobre la realidad y afecta el entorno vital de las personas.
    \nSeg\u00fan el \u00faltimo estudio de la Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda<\/a>, los j\u00f3venes espa\u00f1oles se han instalado en un cierto pesimismo, motivado \u2013 principalmente \u2013 por la coyuntura social y econ\u00f3mica que vive Europa. Seg\u00fan dicho estudio, los j\u00f3venes desconf\u00edan de los que tienen en sus manos la posibilidad de sacar al pa\u00eds de la crisis o de mejorar las condiciones de vida de las personas. El 46.3% de los j\u00f3venes declara su falta de confianza en un futuro prometedor y m\u00e1s de uno de cada tres cree que \u201cpor muchos esfuerzos que uno haga en la vida nunca se consigue lo que se desea\u201d.
    \nPor otra parte, el 62.2% de los j\u00f3venes se declara de acuerdo con la frase \u201cla crisis econ\u00f3mica actual tendr\u00e1 un impacto muy negativo en mi futuro profesional y personal\u201d. Los j\u00f3venes espa\u00f1oles sobrepasan la media europea a la hora de valorar la situaci\u00f3n econ\u00f3mica mundial como \u201cmala\u201d o \u201cmuy mala\u201d (77% frente al 71% de la media europea).
    \nEsta actitud parece estar claramente influenciada por el contexto. Hace tan solo una d\u00e9cada, en tiempos de bonanza econ\u00f3mica y sin rastro de la crisis, el profesor Gonz\u00e1lez-Anleo escrib\u00eda: \u201cUno de los rasgos que apunta esta generaci\u00f3n de j\u00f3venes es su optimismo\u201d
    <\/a>. Algunos a\u00f1os m\u00e1s tarde, la situaci\u00f3n parece haber revertido en una lectura m\u00e1s pesimista de la realidad que condiciona la visi\u00f3n del propio proyecto personal de vida y condiciona el futuro al desconfiar de los resultados a los que el mismo esfuerzo podr\u00eda llevar. Parece que frente a lo que est\u00e1 por venir, la actitud de la mitad de los j\u00f3venes encuestados es la de refugiarse en lo cercano, en la familia y en los amigos (aspectos considerados muy importantes por el 50% de los j\u00f3venes), la de desconfiar de las personas (el 55.6 % est\u00e1 de acuerdo en que \u201cno hay que fiarse de la gente\u201d)\u00a0 y de las instituciones (incluida la Iglesia, en la que el 66.4% dice tener poca o ninguna confianza), la de no interesarse por las cuestiones pol\u00edticas (el 56.5%, suscribe \u201cla pol\u00edtica no tiene nada que ver conmigo, no afecta para nada mi vida privada\u201d) o la de no participar en ninguna asociaci\u00f3n (el 81% declara no pertenecer a ninguna asociaci\u00f3n cultural, juvenil o deportiva).
    \nSin embargo, a pesar de todo, el 59.6 % declara estar de acuerdo con que \u201ca pesar de lo que digan algunos, la vida del hombre es cada vez mejor\u201d.
    \n 
    \n1.2. El efecto Thomas<\/strong>
    \n 
    \nEjemplificar con la situaci\u00f3n de crisis que vivimos actualmente puede ayudarnos a comprender mejor qu\u00e9 significa leer en positivo la realidad o enfrentarla desde la negatividad con consecuencias bien diferentes en ambas opciones.
    \nMirando a nuestro alrededor, sabemos que no corren buenos tiempos para el optimismo. A juzgar por sus opiniones, los j\u00f3venes espa\u00f1oles entre 15 y 24 a\u00f1os son pesimistas y desconfiados
    <\/a>. \u00bfSe trata de un estado de \u00e1nimo? Desde el punto de vista de la sociolog\u00eda, muchos no dudan en hablar del \u201cefecto Thomas\u201d refiri\u00e9ndose a la paradoja de la \u201cprofec\u00eda que se cumple a s\u00ed misma\u201d. Dicho de otro modo, la situaci\u00f3n social que se ve afectada por la impresi\u00f3n (subjetiva) que se tiene sobre dicha situaci\u00f3n. En efecto, la percepci\u00f3n de muchos de que las cosas est\u00e1n muy mal, no hace sino multiplicar la sensaci\u00f3n de pesimismo y de malestar ante la realidad. Sin negar las situaciones objetivas y las pol\u00edticas err\u00f3neas que han llevado a la actual situaci\u00f3n, sin embargo, parece ser cierto que \u201clos comportamientos pol\u00edticos han venido conduciendo a una notable amplificaci\u00f3n de los efectos de pesimismo y fatalismo que inciden en la crisis\u201d<\/a>.
    \nNadie en su sano juicio se atreve a negar los efectos devastadores de la actual crisis econ\u00f3mica que vivimos en Europa y que se hace sentir de modo cruento en los pa\u00edses del sur del continente. Pero m\u00e1s all\u00e1 de la coyuntura, mucho m\u00e1s que puntual, parece que el pesimismo ante el futuro se ha sobredimensionado y se ha instalado en el imaginario colectivo con tintes tan marcados que pueden llegar a afectar seriamente la percepci\u00f3n de la propia realidad personal y social. De esta forma, la negatividad y el pesimismo (hay que reconocer que alentadas tambi\u00e9n desde las actuaciones pol\u00edticas) se convierten en los peores enemigos para intentar salir de la misma situaci\u00f3n de crisis.
    \nSin embargo, llama la atenci\u00f3n en la propia encuesta de J\u00f3venes 2010 que ante la percepci\u00f3n generalizada de que las cosas no est\u00e1n bien, la realidad personal y familiar es considerada positivamente\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 reduci\u00e9ndose notablemente en este \u00e1mbito el porcentaje de los pesimistas. Se constata, pues, un cierto desfase entre la lectura \u201cmuy negativa\u201d de la realidad socioecon\u00f3mica del pa\u00eds y la percepci\u00f3n (mucho menos negativa) de la realidad personal y familiar, cuando \u2013 en realidad \u2013 la primera deber\u00eda ser un reflejo de la segunda
    <\/a>.
    \nNo cabe duda de que la crisis econ\u00f3mica est\u00e1 afectando seriamente a la vida de los ciudadanos. Pero es tambi\u00e9n cierto que la percepci\u00f3n subjetiva modifica la propia lectura de la realidad acentuando en este caso la negatividad e imposibilitando la capacidad de afrontar con decisi\u00f3n la dif\u00edcil situaci\u00f3n que se est\u00e1 viviendo pudiendo llegar a afectar la vida personal leyendo tambi\u00e9n en t\u00e9rminos negativos lo que hoy es (al menos solo en parte y de forma muy dolorosa) real para una franja de la poblaci\u00f3n.
    \n 
    \n1.3. M\u00e1s all\u00e1 de un estado de \u00e1nimo<\/strong>
    \n 
    \nNo es nuestra intenci\u00f3n analizar la crisis econ\u00f3mica ni prospectar caminos de superaci\u00f3n de la actual situaci\u00f3n social. Pero la realidad que vivimos nos ayuda a reflexionar sobre el valor del optimismo como opci\u00f3n vital que ayuda a las personas a enfrentar mejor las situaciones complicadas con las que nos enfrentamos a menudo.
    \nEl ejemplo de la situaci\u00f3n de crisis econ\u00f3mica no debe desviarnos de la verdadera intenci\u00f3n de esta reflexi\u00f3n: la actitud vital de quien se sit\u00faa con optimismo ante la realidad asumiendo el valor como fuerza motora de la lucha cotidiana por afrontar las dificultades. En tiempos de crisis, \u00bfc\u00f3mo educar al valor del optimismo?, \u00bfc\u00f3mo ayudar a los j\u00f3venes a situarse positivamente ante las dificultades sin huir de ellas y sin claudicar de la tarea de afrontar el complejo entramado de la vida para desarrollar la propias capacidades?
    \nSin duda, el optimismo es un valor que no depende \u00fanicamente de la volubilidad de los estados de \u00e1nimo y que puede ser cultivado desde la voluntad para ser asumido como una actitud habitual. Quiz\u00e1s aqu\u00ed radique una de las dificultades actuales para proponer itinerarios que eduquen a los ni\u00f1os, adolescentes y j\u00f3venes en determinados valores considerados como un bien para la persona. En nuestra cultura se antepone lo emocional a la voluntad, el sentimiento a lo razonable, como realidades dial\u00e9cticas y contradictorias. Cuando en realidad pueden ser realidades complementarias que potencian todas las dimensiones de la persona y se refuerzan mutuamente: la voluntad inspira y motiva las propias emociones; la raz\u00f3n no anula el sentimiento y lo hace comprensible y maduro.
    \nDe igual modo, es necesario un trabajo educativo de la comunidad en su conjunto. Educa la tribu. Y si la sociedad potencia subjetivamente la sensaci\u00f3n de pesimismo y fracaso, ser\u00e1 dif\u00edcil no terminar arrastrado por el llamado efecto \u201cThomas\u201d y no volverse pesimista y negativo tambi\u00e9n, generando comportamientos de inhibici\u00f3n o huida ante la necesidad de trabajar por el bien com\u00fan para revertir la situaci\u00f3n.
    \nEducar a los j\u00f3venes en el valor del optimismo supone educar en la voluntad de modo que \u00e9sta ayude a asumir comportamientos positivos ante la realidad que requieren un esfuerzo sostenido y una actitud perseverante ante la dificultad. Se ha hablado mucho de la cultura del esfuerzo en los debates educativos de los \u00faltimos a\u00f1os. Somos muchos los que pensamos que es necesario recuperar la propuesta de una \u201ceducaci\u00f3n esforzada\u201d que estimule la confianza en las propias capacidades y el deseo de superaci\u00f3n. Es necesaria la educaci\u00f3n del deseo orientada por la inteligencia y la voluntad. Es urgente una propuesta que valore el esfuerzo y ayude a desarrollar integralmente todas las capacidades de las personas implementando itinerarios que se adapten flexiblemente a la realidad de cada joven. Se requerir\u00e1, pues, ayudar a estructurar personalidades tenaces que no abandonen a las primeras de cambio ni se inhiban ante la complejidad de la realidad.
    \n\u00a0<\/strong><\/p>\n

      \n
    1. DEL VALOR A LA VIRTUD<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Nuestra propuesta de educar en la esperanza pasa por comprender mejor que hay caminos por los que transitar del valor a la virtud. Entendemos que en nuestra propuesta de pastoral con j\u00f3venes los itinerarios de maduraci\u00f3n personal y de crecimiento en la fe pueden y deben descubrir senderos hacia la virtud que en la propuesta cristiana va ligada a la felicidad de la persona
      <\/a>.
      \n 
      \n2.1. El valor y el bien<\/strong>
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Dice el punto de vista filos\u00f3fico, el \u201cvalor\u201d es definido por la Real Academia Espa\u00f1ola de la Lengua (RAE) como la \u201cCualidad que poseen algunas realidades, llamadas bienes, por lo cual son estimables. Los valores tienen polaridad en cuanto son positivos o negativos, y jerarqu\u00eda en cuanto son superiores o inferiores\u201d. Puede parecer una definici\u00f3n muy general, pero nos ayuda a se\u00f1alar algunas caracter\u00edsticas del valor: es una realidad preferible, estimable y que es considerada un bien.
      \nDesde el punto de vista \u00e9tico, el \u201cvalor\u201d se concibe como analog\u00eda del bien estimable y deseable. Educar en valores es educar tendencialmente al bien, proponer actitudes con las que configurar nuestro modo de vivir y normas de conducta que orienten nuestro modo de actuar. Las actitudes propuestas y las normas asumidas son esenciales para configurar el modo de vivir de las personas. \u00c9stas determinan su orientaci\u00f3n hacia el bien y el rechazo de lo que est\u00e1 mal.
      \nEs precisamente aqu\u00ed, en la distinci\u00f3n del bien y del mal, donde los valores se\u00f1alan caminos por los que orientarse en la vida. La configuraci\u00f3n de un cuadro axiol\u00f3gico que inspire el modo de vivir de las personas es b\u00e1sico en la educaci\u00f3n. Este mapa de referencia que son los valores depender\u00e1, precisamente, de la capacidad de distinguir el bien y el mal. Detr\u00e1s de esta opci\u00f3n hay diversidad de antropolog\u00edas y una leg\u00edtima pluralidad \u00e9tica que determina la visi\u00f3n de la persona y del mundo, y consecuentemente el cuadro referencial de valores.
      \nEn tiempos de confusi\u00f3n y pluralismo, donde diversas miradas sobre la realidad tienen carta de ciudadan\u00eda, algunos autores hablan de una \u00e9tica \u201cm\u00ednima\u201d para n\u00e1ufragos<\/em>
      <\/a>.<\/em> Lo que es cierto es que braceamos en el mismo mar de incertidumbres donde para muchas personas no hay una sola<\/em> verdad<\/a>, sino una multiplicidad de interpretaciones que hacen que nuestra existencia, tantas veces a la deriva, busque un asidero en la corriente. Los valores universales deben ayudar a las personas a navegar hacia el \u00fanico puerto posible, el del encuentro con los otros, el di\u00e1logo, el entendimiento, el amor. Vivir con optimismo es una actitud que ayuda a seguir en esa b\u00fasqueda afrontando situaciones que dificultan el desarrollo de las personas y de sus relaciones con los dem\u00e1s.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n2.2. La virtud y el esfuerzo<\/strong>
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>La virtud, como ya dec\u00eda Arist\u00f3teles, es un h\u00e1bito, una cualidad que depende de nuestra voluntad. Cuando la actitud se ejercita en la voluntad a la b\u00fasqueda del bien, el valor puede convertirse en virtud.
      \nHablar de virtud es hablar de una actitud firme, de una disposici\u00f3n estable de la persona en la que entran el juego el entendimiento y la voluntad. El ser humano virtuoso es aquel que opta por el bien y se empe\u00f1a con todas sus fuerzas en su consecuci\u00f3n haciendo de una actitud un h\u00e1bito.
      \nNo corren buenos tiempos para la \u201clirica\u201d de la virtudes, tantas veces denostadas a favor de la espontaneidad de reacciones y comportamiento que se rigen \u00fanicamente por el principio del placer o del binomio me apetece\/no me apetece. Educar en las virtudes requerir\u00eda un cambio de planteamiento y la asunci\u00f3n de un principio de realidad que ayude a buscar el bien y rechazar el mal en funci\u00f3n de la construcci\u00f3n de la persona de acuerdo con los valores asumidos.
      \nEducar a los j\u00f3venes en la virtud exige, hoy m\u00e1s que nunca, educar en el esfuerzo. El esfuerzo no es de por s\u00ed la virtud, pero se hace imprescindible en tiempos de indolencia y del todo vale<\/em>. Sin esfuerzo no hay virtud ni puede haber h\u00e1bitos operativos que ayuden a crecer personalidades robustas y con capacidad de afrontar positivamente las dificultades de la vida cotidiana. Hemos de ayudar a comprender a los ni\u00f1os, a los adolescentes y a los j\u00f3venes que lo bueno no siempre se identifica con lo agradable. Y que para conseguir el bien es necesario el esfuerzo. Por eso, en tiempos de permisividad y hedonismo, el esfuerzo se convierte en s\u00ed mismo en una virtud importante.
      \nLos padres y educadores hemos de superar la tentaci\u00f3n de evitar la exigencia en nuestra propuesta facilitando en exceso el camino de los hijos, poniendo en grave riesgo la madurez de su responsabilidad. No hemos de evitar el esfuerzo a los ni\u00f1os porque necesitan tambi\u00e9n vivir la experiencia educativa de la superaci\u00f3n personal, del deber cumplido, de las metas alcanzadas o de la frustraci\u00f3n que debe ser integrada. Los h\u00e1bitos son sostenidos por el esfuerzo, y es el \u00fanico camino para que un valor pueda llegar a convertirse en una \u201cvirtud\u201d, esto es, en un comportamiento \u00e9tico que orienta decididamente a la persona hacia el bien.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n2.3. La complementariedad del valor y la virtud<\/strong>
      \n\u00a0<\/strong>
      \nHay quien parece contraponer el valor a la virtud como si de dos conceptos contradictorios se tratara o simplemente como si, superado el segundo como t\u00e9rmino a\u00f1ejo y caduco, se considerara m\u00e1s actual<\/em> el \u201cvalor\u201d como un concepto m\u00e1s apropiado a los tiempos que vivimos desde el punto de vista \u00e9tico.
      \n\u00bfQu\u00e9 a\u00f1ade la virtud al valor? Para muchos, la virtud aparece err\u00f3neamente asociada al cristianismo (cuando es una concepci\u00f3n griega) y, en un af\u00e1n secularizador, se ha preferido utilizar la expresi\u00f3n \u201ceducar en valores\u201d olvidando o marginando la educaci\u00f3n en la virtud. Hay quien piensa que la virtud est\u00e1 vinculada a una moral trasnochada y desprecian cualquier vinculaci\u00f3n de \u00e9sta a la \u00e9tica de nuevo cu\u00f1o y de equ\u00edvoco rostro vanguardista.
      \nNo faltan los cr\u00edticos de este inaceptable \u201colvido\u201d y algunas voces reivindican la recuperaci\u00f3n de la \u201cvirtud\u201d como concepto clave en la educaci\u00f3n actual. Para el Profesor Marina, por ejemplo, este abandono ha sido poco inteligente y la concepci\u00f3n de la educaci\u00f3n en valores supone un reduccionismo, resultando adem\u00e1s \u201cmuy te\u00f3rica, muy descafeinada y muy poco eficaz\u201d
      <\/a>.
      \nM\u00e1s all\u00e1 de consideraciones tradicionales o vanguardistas, lo cierto es que ambos conceptos son complementarios y nos parece que no se estorban el uno al otro en una visi\u00f3n \u00e9tica integradora y madura.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. EDUCAR EN LA VIRTUD DE LA ESPERANZA<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nEducar en la virtud, conlleva \u2013 pues \u2013 un adiestramiento que requiere de la voluntad para consolidar h\u00e1bitos operativos que se\u00f1alan objetivos que alcanzar. En la tradici\u00f3n cristiana, las llamadas \u201cvirtudes teologales\u201d son los h\u00e1bitos (infundidos por Dios) que el creyente ejercita, sostenido por la inteligencia y la voluntad, para orientar su vida a Dios. En la Tradici\u00f3n, las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y la caridad. En la antropolog\u00eda cristiana afirmamos que Dios inspira en el coraz\u00f3n del hombre estas virtudes con la gracia del Esp\u00edritu Santo recibido en el bautismo.
        \nAs\u00ed, las virtudes teologales son, al mismo tiempo, un don y un compromiso que el cristiano trata de cultivar y vivir. Educar en la esperanza como virtud teologal requerir\u00e1, pues, ayudar a madurar la experiencia cristiana en el descubrimiento del don de Dios y en el compromiso de adhesi\u00f3n de la propia vida a Aquel que se nos ha revelado en Jesucristo
        <\/a>.
        \n 
        \n3.1. La esperanza teologal<\/strong>
        \n 
        \nEl creyente esperanzado es alguien que se siente sostenido por la ternura de Dios en una oraci\u00f3n que surge de la vida. Vive la entrega cotidiana con generosidad y cultiva la capacidad de compasi\u00f3n. Se esfuerza por ser paciente y mantener la serenidad en medio de los conflictos. Se siente miembro de una comunidad que quiere ser signo de esperanza.
        \nLa virtud de la esperanza va mucho m\u00e1s all\u00e1 de una visi\u00f3n optimista sobre la realidad. No depende del estado de \u00e1nimo ni se deja condicionar por los contextos adversos. El valor se convierte en virtud teologal cuando se experimenta a Dios como fundamento de la propia realidad y nos situamos ante ella con la actitud de confianza de quien se sabe sostenido y alentado. Ante las dificultades, a veces pueden darse el cansancio y la falta de expectativas. Pero el creyente sabe que, por encima de todo, est\u00e1 la fidelidad de Dios. Ella es el fundamento de nuestra esperanza \u2013 experiencia y don del Esp\u00edritu \u2013 que hace posible el abandono creyente en las manos de Dios.
        \nLa virtud no es voluntarista (aunque necesite de la voluntad) sino experiencial. La esperanza como virtud cristiana necesita de la experiencia de la fe. \u201cCreer\u201d es \u201cdar el coraz\u00f3n\u201d (cor-dare), esto es, adherir la propia vida al Dios que se ha revelado en Jesucristo como respuesta a Aquel que nos ha amado primero. Se requiere, pues, apertura a la revelaci\u00f3n y decisi\u00f3n vital por orientar la propia existencia a Dios. Adentrado en esta experiencia, el creyente ejercita la confianza con entendimiento y voluntad, alimentando y sosteniendo tal decisi\u00f3n con la oraci\u00f3n y haciendo de ella una actitud habitual.
        \nPor otro lado, la esperanza no es el resultado de una b\u00fasqueda individual y voluntarista. La esperanza teologal necesita el apoyo de la comunidad creyente. En ella, por la presencia del Esp\u00edritu, podemos afrontar con garant\u00edas las dificultades que pueden ahogar la esperanza y hacernos caer en el derrotismo. No se puede mantener la tensi\u00f3n de la espera sin la cercan\u00eda y la solidaridad de nuestros hermanos. La esperanza nos posibilita vivir con misericordia, ser personas de comuni\u00f3n, que acogen y perdonan, y as\u00ed alimentan el anhelo del cumplimiento de las promesas de Dios.
        \n 
        \n3.2. Apertura al don de Dios: encuentro y respuesta<\/strong>
        \n 
        \nPara los cristianos, Dios es siempre fiel y guarda a sus hijos en \u201cla esperanza que no falla\u201d (Rm 5,5). Educar en la virtud de la esperanza es ayudar a descubrir el don de Dios en la vida de las personas. La experiencia de la \u201cvida teologal\u201d es apertura al misterio de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo. Es la experiencia del \u201cencuentro\u201d que se inicia en el bautismo y que requiere de un camino, entendido como respuesta al don, hacia la madurez creyente.
        \nNuestros itinerarios de educaci\u00f3n en la fe para j\u00f3venes \u00bfpermiten experimentar el don del Esp\u00edritu y abren a la experiencia de la paternidad de Dios? \u00bfAcompa\u00f1amos a los j\u00f3venes en la experiencia vital de la bondad y de la misericordia de Dios? \u00bfProponemos experiencia espirituales (del Esp\u00edritu) para ayudar a descubrir la presencia de Dios que alienta y sostiene en el entramado de la existencia? Son \u201cpreguntas clave\u201d en nuestra reflexi\u00f3n porque nos permiten percibir la extraordinaria importancia de acompa\u00f1ar la experiencia creyente mucho m\u00e1s all\u00e1 del consumo de vivencias que motivan emocionalmente comportamientos ef\u00edmeros o actitudes que necesitar\u00edan ser afianzadas con los filtros del entendimiento y de la voluntad para ser asumidas existencialmente.
        \nPorque de lo que se trata, finalmente, no es de vivir estados de euforia ante vivencias m\u00e1s o menos significativas sino de generar actitudes conscientes que configuren experiencias fundantes. La de la fe es una de ellas: conduce al creyente hacia una actitud de abandono en la misericordia de Dios; madura una afectividad centrada en \u00c9l como valor supremo; provoca la respuesta de adhesi\u00f3n a su voluntad.
        \nLas experiencias de la bondad y de la misericordia de Dios fundamentan la fe y sostienen la esperanza. Solo esta apertura al don hace de la esperanza una virtud teologal porque anclada solo en \u00c9l, no obstante la fragilidad de las personas, la complejidad de la realidad o la oscuridad del dolor en la que a veces se ve envuelta la existencia.
        \n 
        \n3.3. Educar y vivir en la esperanza<\/strong>
        \n 
        \nTeniendo en cuenta estos elementos, educar a los j\u00f3venes en la virtud de la esperanza es acompa\u00f1arlos en la experiencia creyente para poder experimentar que Dios es el fundamento de la propia vida. La esperanza se sustenta en la experiencia de la fe y se expresa en el compromiso del amor. Al mismo tiempo, la esperanza da a la fe el aliento necesario para perseverar en la adhesi\u00f3n a Dios. El amor aprende de la esperanza a vivir en la tensi\u00f3n de la paciencia y la fortaleza.
        \nVivir la esperanza como virtud teologal no es sencillo y exige un camino largo y fatigoso. Es verdad que es un fruto del Esp\u00edritu, pero requiere confianza, esfuerzo y perseverancia para la b\u00fasqueda. A lo largo del sendero, ser\u00e1 necesario provocar rupturas, asumir renuncias y alentar el deseo de cambio hacia la conversi\u00f3n del coraz\u00f3n. Todo este camino hacia la madurez creyente requiere paciencia y maestr\u00eda en quien acompa\u00f1a procesos personales de educaci\u00f3n en la fe.
        \nDesde el punto de vista pedag\u00f3gico, en el acompa\u00f1amiento hacia la adultez de la fe, hay varios elementos que cabr\u00eda cuidar en el camino. Nos parece posible se\u00f1alar al menos cinco senderos a recorrer con los j\u00f3venes hacia la madurez creyente.<\/em> En primer lugar, tal como he indicado ya, la experiencia del don de Dios y la apertura vital a su presencia de bondad y de misericordia<\/em>. Sin la convicci\u00f3n vital de la presencia de Dios en la historia personal y la consolidaci\u00f3n de esta experiencia creyente no puede haber madurez en la fe. Es necesario favorecer vitalmente la din\u00e1mica de la escucha de la Palabra que ilumina la existencia y la respuesta al T\u00fa de Dios que sale al encuentro de la persona. El acompa\u00f1amiento personal y la propuesta de crecimiento en la fe deben propiciar experiencias que favorezcan la relectura de la propia vida a la luz de cuanto Dios revela en el coraz\u00f3n de cada hombre o mujer que se abre al Misterio.
        \nEste camino creyente se hace tarea y compromiso de transformaci\u00f3n del coraz\u00f3n. Por eso, el segundo elemento que se hace imprescindible en el camino pedag\u00f3gico de la fe es la experiencia de la conversi\u00f3n.<\/em> Es una terea que dura toda la vida y que se ha de percibir en el propio camino como necesidad de salvaci\u00f3n<\/em>. Quien no palpa el l\u00edmite de la propia vida y no siente la necesidad de ser salvado no podr\u00e1 anhelar el cambio a la b\u00fasqueda de mayor autenticidad. El Evangelio se ha de percibir como exigencia de transformaci\u00f3n interior, ruptura con modos de vivir que contradicen la propuesta liberadora de Jes\u00fas, necesidad de recorrer caminos nuevos en la propia vida para acoger con coraz\u00f3n m\u00e1s libre el anuncio del Reino. Con frecuencia, los j\u00f3venes experimentan dificultad a la hora de recorrer caminos exigentes de evangelizaci\u00f3n de la propia realidad personal. De ah\u00ed la importancia de educar en el esfuerzo perseverante que haga del valor, entendido como b\u00fasqueda de un bien, virtud asumida vitalmente. La apertura al don ayuda a comprender que, en este esfuerzo, la fuerza del Esp\u00edritu de Dios sostiene y acompa\u00f1a. Sin esta experiencia del Esp\u00edritu, no es posible la fe ni la esperanza teologales. No se trata de voluntarismos o convicciones intelectuales, sino de confianza sin l\u00edmites en el Misterio de Dios que salva.
        \nEl tercero de los caminos a explorar es el de la oraci\u00f3n.<\/em> Educar en la oraci\u00f3n es una exigencia y una posibilidad de la misma fe. La oraci\u00f3n, recordaban a menudo los Padres de la Iglesia, posibilita y reclama a la vez la conversi\u00f3n del orante. Sin el encuentro con el Dios de la vida en la oraci\u00f3n, la esperanza se debilita y la propia fe se vuelve fr\u00e1gil. El acompa\u00f1ante debe se\u00f1alar caminos y proponer experiencias que ayuden a descubrir la necesidad de la oraci\u00f3n como se necesita el aire para respirar. Por eso son tan importantes en los itinerarios de educaci\u00f3n en la fe la escuela de oraci\u00f3n, el aprendizaje del silencio y la interioridad, la escucha de la Palabra o la iniciaci\u00f3n a la celebraci\u00f3n cristiana.
        \nVinculado a la experiencia celebrativa proponemos un cuarto camino que es imprescindible cuidar en nuestra propuesta educativo-pastoral: la experiencia de Iglesia.<\/em> La experiencia de la fe y la esperanza no pueden ser la consecuencia de un descubrimiento individual. Son m\u00e1s bien experiencias personales en la Iglesia, junto a otros creyentes, en el coraz\u00f3n de una comunidad de fe real y concreta. Es en la comunidad de los creyentes donde experimentamos, profesamos y celebramos la fe. En ella alentamos tambi\u00e9n la esperanza cuando ofrecemos y recibimos acogida, aceptaci\u00f3n y consuelo. Una de las estrategias vitales para la educaci\u00f3n de los j\u00f3venes en la fe y en la esperanza ser\u00e1, precisamente, impulsar comunidades eclesiales vivas y comprometidas en las que poder compartir el camino y sentir el apoyo de los hermanos y hermanas.
        \nFinalmente, proponemos el sendero del compromiso con el amor solidario.<\/em> La fe posibilita una esperanza cierta y la esperanza abre horizontes nuevos a la fe. No es menor la relaci\u00f3n intr\u00ednseca de la esperanza con la caridad. Quien vive la esperanza se siente urgido a vivir con misericordia, con compasi\u00f3n, con bondad. En nuestras propuestas educativo-pastorales es importante poder hacer experiencias de compromiso solidario con las personas, especialmente con los peque\u00f1os y los pobres, con las personas en riesgo de exclusi\u00f3n social, con los m\u00e1s vulnerables. La esperanza, si no se expresa en la solidaridad, queda hueca. Se trata de asumir, personal y comunitariamente, la exigencia transformadora del Evangelio. Los seguidores de Jes\u00fas, apasionados de Dios, estamos al servicio del hombre y aportamos nuestro esfuerzo para hacer emerger una realidad m\u00e1s justa y con m\u00e1s oportunidades para todos, un mundo m\u00e1s parecido al coraz\u00f3n de Dios.
        \nEducar en la esperanza es educar en el sentido de Dios, ayudar a centrar la vida en \u00c9l, asumir con compasi\u00f3n la humanizaci\u00f3n de nuestro mundo, vivir la experiencia de la comuni\u00f3n como profec\u00eda de futuro. Educar a los j\u00f3venes en la virtud de la esperanza es ayudarles a ser una peque\u00f1a luminaria, siquiera tenue, en medio de la opacidad de la realidad que vivimos, pero que permite seguir caminando buscando una luz m\u00e1s definitiva. La pastoral con j\u00f3venes debe saber tambi\u00e9n proponer procesos as\u00ed: itinerarios que transiten los senderos que van del valor a la virtud, que abran al don de Dios y estimulen el tes\u00f3n del que anhela mayor plenitud en el camino.
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        \n
        <\/a> Cfr. P. GONZALEZ BLANCO \u2013 J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO (dir.), J\u00f3venes espa\u00f1oles 2010,<\/em> Fundaci\u00f3n SM, Madrid 2010. Aludiendo a sus preocupaciones, el paro ocupa un primer lugar destacado con un 45%, seguido de la droga (33%), la vivienda (28,7%), la inseguridad ciudadana (23,6%), la falta de futuro (21,6%) y el terrorismo (20%).
        \n
        <\/a> J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, J\u00f3venes del siglo XXI, <\/em>en Documentaci\u00f3n Social <\/em>124 (2001) 35.
        \n
        <\/a> El fin de semana de 19-21 de octubre de 2012 se ha celebrado en EE UU la convenci\u00f3n de One<\/em> Young World<\/em>, una ONG que pone en contacto j\u00f3venes empresarios de todo el mundo para compartir experiencias y para que desarrollen sus propios proyectos. \u201cUna de las cosas m\u00e1s interesantes de este encuentro ha sido la diferencia en las percepciones de los j\u00f3venes con respecto al futuro que les espera. Un sondeo de la consultora YouGov (la misma que le suele hacer las encuestas de ‘The Economist’) para One Young World revela que solo el 30% de los j\u00f3venes de Europa y Estados Unidos creen que les espera una vida mejor que a sus padres. En Espa\u00f1a, la cifra es del 24%. Es un pesimismo justificado<\/em>, dado que, seg\u00fan el Fondo Monetario Internacional, la econom\u00eda espa\u00f1ola no lograr\u00e1 el PIB que ten\u00eda en 2007 hasta 2018\u201d:http:\/\/www.elmundo.es\/elmundo\/2012\/10\/21\/economia\/1350852681.html<\/a>.
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        <\/a> J. F. TEZANOS, Hacia una patolog\u00eda del pesimismo nacional<\/em>, en Temas para el debate<\/em> 210 (2012) 5.
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        <\/a> \u201c\u00bfQu\u00e9 est\u00e1 pasando, entonces? Pues, sencillamente, que las apreciaciones pesimistas (subjetivas) en estos momentos pesan m\u00e1s en las valoraciones pol\u00edticas, econ\u00f3micas y sociales que las realidades sociales (objetivas y concretas). Y esto se llama \u201cefecto Thomas\u201d: J. F. TEZANOS, Hacia una patolog\u00eda\u2026, <\/em>7.
        \n
        <\/a> \u201cNo es verdad que todos los hombres desean ser felices? Sin duda que es as\u00ed, pero la asunci\u00f3n de este estado va muy ligado a la moral de la persona, al ejercicio de su vida pr\u00e1ctica. Ya en el mundo griego se establece un interesante debate sobre si la felicidad y la virtud han de ir necesariamente ligadas. Seg\u00fan nuestro punto de vista, la felicidad es una vivencia interior del alma que es consecuencia del cultivo de las virtudes\u201d: A. PUIG \u2013 F. TORRALBA, La felicitat. Una \u00e8tica per al segle XXI<\/em>, Barcelona 2005, 23-24. (La traducci\u00f3n es nuestra).
        \n
        <\/a> Cfr. J. A. MARINA, \u00c9tica para n\u00e1ufragos<\/em>, Anagrama, Barcelona 1995, 9-11.
        \n
        <\/a> Cfr. A. MILANO, Quale verit\u00e0. Per una critica della ragione teologica<\/em>, EDB, Bologna 1999, 47-65.
        \n
        <\/a> http:\/\/www.abc.es\/20110520\/cultura\/abci-entrevista-jose-antonio-marina-201105191133.html<\/a>.
        \n
        <\/a> \u201cLa fe en Dios, Padre y Amigo, no es ning\u00fan opio que aliene ni ninguna neurosis que esclavice. Creer es un acto de libertad, gracias al cual el hombre entra en un camino de construcci\u00f3n interior, espiritual, de consecuencias imprevisibles (\u2026) Por eso, el camino de una \u00e9tica responsable no diverge del itinerario espiritual de cada hombre y de cada mujer. El uno y el otro, el camino y el itinerario, son \u2013 de hecho \u2013 trayectos de felicidad\u201d: A. PUIG \u2013 F. TORRALBA, La felicitat\u2026, <\/em>125.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez Moreno Salesiano, Consejero general para Europa Oeste \u00a0 S\u00cdNTESIS El autor explica la distinci\u00f3n entre un importante valor educativo, el optimismo, y la virtud teologal cristiana de la esperanza, y presenta cinco senderos pr\u00e1cticos para desarrollar en la pastoral juvenil ese plus creyente de la virtud de la esperanza sobre el […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[1634,815,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6792"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6792"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6792\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6792"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6792"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6792"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}