{"id":6829,"date":"2012-09-01T00:00:33","date_gmt":"2012-08-31T22:00:33","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6829"},"modified":"2012-09-01T00:00:33","modified_gmt":"2012-08-31T22:00:33","slug":"el-muchacho-de-los-5-panes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-muchacho-de-los-5-panes\/","title":{"rendered":"EL MUCHACHO DE LOS 5 PANES"},"content":{"rendered":"

Riccardo Tonelli<\/strong>
\nLa gratuidad es palabra hermosa y con ella podemos tambi\u00e9n llenarnos la boca\u2026 pero est\u00e1 lej\u00edsimos de nuestros modos de hacer cotidianos. Cuando hago algo, tengo derecho a la recompensa o al menos la debo buscar y esperar, porque estas son las reglas normales del mercado de nuestra vida. El viejo proverbio \u201cni siquiera el perro mueve la cola gratis\u201d forma parte ya de nuestra cultura. Es un modo de pensar que justifica abundantemente la praxis generalizada.
\nEste modelo lo hemos aplicado tambi\u00e9n al misterio de Dios, para decirnos a nosotros mismos qui\u00e9n es \u00e9l y para definir nuestra relaci\u00f3n con \u00e9l.
\nBasta pensar, con un poco di calma, en tantos modos de hablar y en las mil recomendaciones sobre las que la tradici\u00f3n educativa religiosa ha insistido abundantemente. Est\u00e1n en juego dos actitudes aparentemente contrarias: pretender todo de Dios o conquistar sus favores con alguna renuncia. A primera vista son modos de hacer opuestos. Pero tienen en su ra\u00edz la misma l\u00f3gica: Pensamos en Dios como en un jefe del que podemos conquistar favores o apaciguarlo con alg\u00fan regalo.
\n 
\nUn momento tranquilo para revisar<\/strong>
\nTengo la impresi\u00f3n de que este modo de vivir la presencia de Dios la tenemos ya en la estructura de nuestra experiencia religiosa. Podr\u00eda documentar una especie de inculturaci\u00f3n muy abundante.
\nSiento el apremio de pensar en ello con un poco de calma, para desenredar el enredo entre teolog\u00eda y modelos educativos que dan origen a una experiencia consolidada de espiritualidad. S\u00f3lo si nos libramos de estos modelos logramos descubrir el rostro de Dios que es Jes\u00fas y dejarnos arrastrar por \u00e9l en libertad y responsabilidad.
\nDe estos modos de hacer querr\u00eda librarme parar vivir intensamente el encuentro personal con \u00e9l.
\nEl primero es el m\u00e1s frecuente.
\nCuando queremos obtener un favor de una persona poderosa, le hacemos cien reverencias y le mostramos los signos de nuestra dependencia. Tal vez nuestras ofertas son pobres, porque no tenemos medios para aumentar el presupuesto. Suplimos con el entusiasmo, la devoci\u00f3n y la insistencia.
\nHacemos lo mismo con Dios. Le proponemos las peque\u00f1as decisiones de nuestra vida, como signo de nuestra dependencia y esperamos sus favores. Hasta la muerte de Jes\u00fas en cruz la ha logrado describir una determinada teolog\u00eda en esa l\u00f3gica mercantilista: el precio alto que pagar \u2013 en nuestro nombre\u2026 demasiado d\u00e9biles para poseer un capital adecuado \u2013 parar obtener el perd\u00f3n.
\nMe da miedo.
\nJes\u00fas nos regala un rostro de Dios que hace posarse el roc\u00edo sobre buenos y malos, sin pedir primero un carn\u00e9 de pertenencia. Nos asegura que nos ha amado gratuitamente y antes de nada. El padre que echa los brazos al cuello del hijo que vuelve a casa despu\u00e9s de la traici\u00f3n y la fuga intemperante, lo hace con total decisi\u00f3n de amor. Por eso interrumpe la cena de fiesta para acoger tambi\u00e9n al hermano bueno y casero. El abrazo no est\u00e1 en relaci\u00f3n con la fidelidad del interlocutor, sino con el amor del Padre.
\nA esta figura de Dios, toda ella jugada en una tabla de doble entrada entre \u00a0el debe y el haber, corresponde la otra, igualmente extra\u00f1a, muy lejana del rostro de Dios que Jes\u00fas nos entrega.
\nEl que se da cuenta de que no puede pagar nada, porque tiene los bolsillos vac\u00edos y la conciencia incierta, espera todo de Dios. Queda inm\u00f3vil, resignado, como un terreno \u00e1rido que espera todo de la primera lluvia. La entrega resulta total. Aquella colaboraci\u00f3n que, en el modelo anterior aseguraba el derecho al regalo, ahora se vac\u00eda y se hace nada.
\nConfiamos a Dios la soluci\u00f3n de los problemas que podr\u00edan afrontarse adecuadamente, poniendo en juego la ciencia, la sabidur\u00eda y la aptitud, como cuando rezamos por los problemas del hambre en el mundo, con la mochila llena de nuestros intereses.
\nTambi\u00e9n este modo de hacer me da miedo.
\nMe da un rostro de Dios muy diferente del que Jes\u00fas nos ha permitido encontrar.
\nA los obreros de la vi\u00f1a, a los de la primera hora y a los de la \u00faltima, se les ha pedido que pongan a disposici\u00f3n su capacidad de trabajo. Se les pag\u00f3 no por el tanto por ciento del trabajo realizado, sino por la gratuidad de un amor que busca colaboradores y pide a cada uno que recupere la certeza de que es \u201cs\u00f3lo siervo\u201d.
\n 
\nCompartir parar asegurar la abundancia<\/strong>
\nHe pensado muchas veces en estos temas. Me parecen decisivos para encontrar el rostro de Dios en el encuentro con Jes\u00fas. Y me encontraba con dificultad para concluir. Demasiada seria era la cuesti\u00f3n y demasiado disonantes los modelos y las recomendaciones difundidas, para llegar a una decisi\u00f3n que \u00a0compartir de modo responsable.
\nEn \u00faltimo t\u00e9rmino, la cuesti\u00f3n no es encontrar o no encontrar a Dios, sino qu\u00e9 rostro de Dios encontrar.
\nQueremos entregarnos a Jes\u00fas, buscamos el camino para consolidar esa b\u00fasqueda y para orientar nuestra vida en el encuentro con \u00e9l. Pero Jes\u00fas es Dios entre nosotros, su modo de actuar y sus palabras son la manifestaci\u00f3n definitiva del rostro de Dios. Por eso es decisivo experimentar el encuentro con Dios en la entrega a Jes\u00fas y descubrir su verdadero rostro en la experiencia de Jes\u00fas. Ser\u00eda triste volver, con el entusiasmo de nuestra fe, a aquel rostro de Dios que Jes\u00fas rechazaba y por el fue procesado y ejecutado.
\nCon esta inquietud he rele\u00eddo el Evangelio. Y he experimentado la alegr\u00eda, ocasional y oportuna, de una p\u00e1gina que me ha hecho rezar y pensar. El relato del evangelio de Lucas (9, 12-17), con la invitaci\u00f3n a meditarla precisamente desde la perspectiva del tema sobre el que estamos reflexionando.
\n 
\nAquella tarde, a la orilla del lago de Genesaret, se hab\u00eda reunido una gran muchedumbre para escuchar a Jes\u00fas. Hab\u00edan llegado en masa de las aldeas vecinas, como suced\u00eda s\u00f3lo en las grandes ocasiones. El sol ya estaba en su ocaso y una ligera brisa refrescaba el aire. Pero ninguno lo advert\u00eda. Ten\u00edan algo m\u00e1s importante que atender. No se hab\u00edan dado cuenta ni siquiera de que el tiempo se hab\u00eda ido volando, inexorable.
\nJes\u00fas dec\u00eda cosas bell\u00edsimas. Nunca las hab\u00edan o\u00eddo tan claras y reconfortantes. Jes\u00fas, adem\u00e1s, las dec\u00eda con un aplomo que daba sosiego y seguridad. Se notaba enseguida que sus palabras ven\u00edan de una experiencia especial\u00edsima.
\nDec\u00eda: \u00abEchad una mirada a las bell\u00edsimas flores que alegran los prados que nos rodean. Est\u00e1n vestidas de un modo espl\u00e9ndido. \u00bfQui\u00e9n sabe que dar\u00edan un rey y una reina para poder pasearse engalanados de ese modo. Pero no lo logran: no hay sastres capaces de imaginar algo parecido. A las flores las viste Dios con un gesto da amor gratuito. Pensad en lo mucho que se preocupar\u00e1 por cada uno de nosotros, si tiene tanto cuidado de cosas que ma\u00f1ana quemar\u00e1 el sol y desaparecer\u00e1n en la nada\u00bb.
\nExtra\u00f1o\u2026 Nunca hab\u00eda pensado en ello. Pero es exactamente as\u00ed. Y no se ha acabado. Jes\u00fas a\u00f1ade enseguida: \u00abMirad a los p\u00e1jaros que zigzaguean por el cielo. Ninguno muere de hambre, aunque no tienen ni graneros ni organizaciones de caridad. Piensa Dios en regalar a cada uno lo que necesita. Si se preocupa tanto de un pajarito… intentad imaginar el amor que nos tiene a cada uno de nosotros. Somos importantes para Dios. Todos lo son; sobre todo son importantes para Dios los que cuentan casi como un pajarito que vuela por el cielo\u00bb.
\nSe le escuchaba con alegr\u00eda. El tiempo pasaba y ninguno hac\u00eda caso. Cada palabra que sal\u00eda de la boca de Jes\u00fas, era como un largo abrazo acogedor.
\nSolo Jes\u00fas se dio cuenta del tiempo que hab\u00eda pasado. El amor llega, necesariamente, a esta sensibilidad. Se detiene. Mira alrededor. Trata de advertir el estado de las cosas. Despu\u00e9s, con decisi\u00f3n, se vuelve a Felipe, que estaba a su lado. \u00abFelipe… vamos a parar un momento. Esta gente tiene derecho a un poco de descanso. T\u00fa aprovecha la espera para repartir algo que se lleven a la boca. Qui\u00e9n sabe el hambre que tiene esta pobre gente… Han hecho un largo viaje para llegar hasta aqu\u00ed y adem\u00e1s han aguantado cuatro horas de predicaci\u00f3n\u00bb.
\nFelipe tiene un instante de desconcierto. \u00abJes\u00fas, no hay ning\u00fan problema para el descanso. El problema es el otro: el pan para dar a toda esta gente\u00bb. A\u00f1ade otro disc\u00edpulo: \u00abJes\u00fas, los he contado mientras t\u00fa hablabas. Son casi diez mil. Un record. Piensa en todo el pan que har\u00eda falta para llenar al menos un hueco del est\u00f3mago de toda esta gente…\u00bb.
\n\u00ab\u00bfQu\u00e9 se puede hacer?\u00bb, insiste Jes\u00fas con Felipe. La respuesta no se deja esperar, de una l\u00f3gica que no tiene objeci\u00f3n: \u00abLa soluci\u00f3n mejor es \u00e9sta: terminemos y despu\u00e9s manda que cada uno se vaya a su casa. No tenemos pan. No tenemos dinero. Estamos en un lugar desierto. No se puede hacer otra cosa. Manda a la gente a casa antes de que se haga de noche y…\u00bb. No dice \u00abse arreglar\u00e1n\u00bb… pero se entiende al vuelo.
\nJes\u00fas no acepta en absoluto. Felipe le ha desilusionado. Hace a\u00f1os que est\u00e1 con \u00e9l… y mira los frutos.
\n\u00abFelipe, tu soluci\u00f3n es absurda. He hablado del Padre que da de comer a los p\u00e1jaros y viste a los lirios del campo… y t\u00fa me aconsejas que acabe y que diga a esta gente que vuelva a casa con el est\u00f3mago vac\u00edo\u00bb. De Dios Jes\u00fas habla ante todo con los hechos. Asegura que es un Padre, bueno y acogedor, porque devuelve la libertad a la pobre pecadora, la vida al muchacho muerto prematuramente, la salud a la mujer encorvada sobre s\u00ed misma por la enfermedad.
\nFelipe entra en crisis. No tiene idea de qu\u00e9 cuerda debe tocar. Tambi\u00e9n sus colegas esperan, ansiosos y perplejos.
\nJes\u00fas toma la iniciativa. Le dice a Felipe: \u00abComprueba si alguno se ha tra\u00eddo alg\u00fan panecillo\u00bb. \u00ab\u00bfHay alguno que ha tra\u00eddo algo de comida?\u00bb, grita Felipe.
\nSe adelanta un muchachito con una esportilla. \u00abYo tengo cinco panes y alg\u00fan pez. Me los dio mi madre antes de salir de casa. Me los iba a comer cuando o\u00ed la pregunta de Felipe. Aqu\u00ed est\u00e1. \u00bfQu\u00e9 hay que hacer?\u00bb.
\nJes\u00fas lo mira con una mirada que encanta.
\n\u00abMira\u00bb, le dice, \u00abquiero hacer una apuesta contigo. T\u00fa me das todas tus provisiones. Y las repartimos entre la gente. Esta es la apuesta: repartiendo tu pan, nos quitamos el hambre todos: t\u00fa, yo, Felipe, mis amigos… toda esta gente. \u00bfEst\u00e1s?\u00bb.
\nEl muchacho queda desconcertado. Piensa en sus panecillos, en su hambre, en el largo viaje para volver a casa… Mira a la muchedumbre: son tantos. \u00bfC\u00f3mo pueden bastar sus cinco panes?
\nIntenta una soluci\u00f3n: generosa… pero no demasiado. \u00abJes\u00fas, \u00bfqu\u00e9 te parece la mitad para cada uno?: alg\u00fan panecillo para ti y el resto para m\u00ed. No es una propuesta que debas rechazar. \u00bfTe va?\u00bb.
\nPero a Jes\u00fas no le va. Su petici\u00f3n es exigente: \u00abTodo\u00bb. S\u00f3lo as\u00ed se puede quitar el hambre a todos. \u00abSi no quieres, no hay ning\u00fan problema. T\u00fa te quedas con tus panecillos y te los comes. No ser\u00e1 f\u00e1cil. Tendr\u00e1s cien ojos clavados en ti. Alguno tratar\u00e1 de quit\u00e1rtelos. Tendr\u00e1s que defenderte a mordiscos. Pero son tuyos y tienes el derecho de hacer de ellos lo que quieras\u00bb.
\nInsiste Jes\u00fas: \u00abLa apuesta es esta: si me los das y se los repartimos a todos, la vida crece para todos\u00bb.
\nEl muchacho cede. Le da a Jes\u00fas sus pocos panes y los cuatro peces. Empiezan a repartir y a comer. Cuanto m\u00e1s reparten, m\u00e1s panes y peces hay. Es verdad que hay para todos: no un bocado a toda prisa, sino un banquete.
\nAl final, recogen los trozos sobrantes. Se han quitado el hambre y quedan todav\u00eda siete espuertas llenas.
\nJes\u00fas concluye: \u00abEs verdad: el Padre alimenta a los p\u00e1jaros del cielo y viste a los lirios del campo. Lo hace \u00e9l solo. Para alimentar el hambre de los hombres (la de pan y la de esperanza), necesita, en cambio, colaboraci\u00f3n. S\u00f3lo podemos crecer en la vida si alguno renuncia a lo que posee, lo divide y lo regala por amor. Lo hemos experimentado esta tarde. Volved a casa y haced tambi\u00e9n vosotros lo mismo. Hasta otra vez\u00bb.
\nLa muchedumbre se va, \u00a0preocupada y pensativa.
\nEstaban acostumbrados a que les dijesen: \u00abRenunciad a lo que ten\u00e9is. Sacrificaos. Pensad en el que sufre y aprended a buscar tambi\u00e9n vosotros un poco de sufrimiento, al menos por solidaridad\u00bb.
\nJes\u00fas da la vuelta a las recomendaciones: \u00abHe venido para que todos tengan la vida y la felicidad. El Padre quiere que tengamos tanta que no sepamos ya d\u00f3nde ponerla. Dios est\u00e1 hecho as\u00ed: alimenta a los p\u00e1jaros del cielo y viste a las flores del campo, sin buscar ninguna compensaci\u00f3n. Le gusta y basta. Hace eso porque ama locamente a sus hijos\u00bb.
\nPero… hay un \u00abpero\u00bb, duro y exigente.
\nLa vida crece s\u00f3lo si uno la sabe regalar por amor. Si nos la tenemos agarrada, la perdemos nosotros y se la hacemos perder a todos. Si sabemos compartir todo, de verdad todo, tendremos vida y felicidad en abundancia.
\n\u00bfY si tuviese raz\u00f3n Jes\u00fas? Todo se hace m\u00e1s comprometido. No basta renunciar a algo y no es suficiente regalar a los pobres lo que sobra y no tenemos la valent\u00eda de tirar. Hay que compartir todo para tener todo. En vez de distinguir entre lo que es m\u00edo y lo que regalo a los dem\u00e1s, todo se convierte en m\u00edo si lo comparto con los otros. As\u00ed lo propone Jes\u00fas para la vida y la felicidad…
\n 
\nLas provisiones para el viaje<\/strong>
\nNuestra existencia cotidiana es un largo viaje. Nos viene de vez en cuando la alegr\u00eda \u00a0de una peque\u00f1a pausa, a la sombra de un palmar y con el murmullo alegre de una fuente. Pero despu\u00e9s se vuelve a caminar, aparcando la nostalgia para so\u00f1ar valientemente con en la meta lejana.
\n\u00bfLlevamos provisiones adecuadas o esperamos al cuervo que alimenta al pobre El\u00edas hambriento en el desierto?
\nLa respuesta no existe porque la pregunta est\u00e1 equivocada. Se ofrece precisamente la alternativa que la meditaci\u00f3n del Evangelio me ha pedido que supere.
\nEl Dios de Jes\u00fas, como Jes\u00fas nos lo entrega y la experiencia de sus disc\u00edpulos nos propone con decisi\u00f3n y valent\u00eda, es muy diverso. Nos pide una confianza total en \u00e9l, con el abandono del ni\u00f1o que se siente seguro en el regazo de su mam\u00e1, y al mismo tiempo nos pide una responsabilidad continua, atenta y competente, para hacer disponible lo que somos para el misterio de su presencia.
\nLo ha dicho tambi\u00e9n Jes\u00fas, de un modo un poco extra\u00f1o el d\u00eda en que los disc\u00edpulos quer\u00edan librarlo de la bulla de un grupo de muchachitos que le rodeaban: \u201cOs aseguro que si no os convert\u00eds y no os hac\u00e9is como los ni\u00f1os, no entrar\u00e9is en el reino de los cielos\u201d (Mt. 18, 3). No era, desde luego, una invitaci\u00f3n al ani\u00f1amiento. Es, por el contrario, la recomendaci\u00f3n a superar seguridades y presunci\u00f3n (la conversi\u00f3n), para vivir en el abandono (como ni\u00f1os).
\n\u00c9sta es, en efecto, la vida cristiana: un abandono en los brazos de Dios, con la actitud del ni\u00f1o que se conf\u00eda al amor de la madre. Parece extra\u00f1o: para hacerse adultos descubrimos la necesidad de hacernos \u00abni\u00f1os\u00bb. Del adulto queremos conservar la lucidez, la responsabilidad y la libertad, mientras nos sumergimos en una esperanza que sabe \u00abcreer sin ver\u00bb. Del ni\u00f1o, en cambio, buscamos la osad\u00eda de arriesgar, la libertad de mirar adelante, la confianza incondicional en alguno cuyo amor hemos experimentado, la disponibilidad exagerada a compartir\u2026 hasta el fondo, las ganas de jugar hasta con las cosas m\u00e1s serias.
\nLa gente segura, que no tiene necesidad de nadie, que se f\u00eda s\u00f3lo de s\u00ed misma y que piensa que ha resuelto todos los problemas jugando la carta del empe\u00f1o y de la \u00a0responsabilidad\u2026 esta gente a Jes\u00fas no le cae bien. La considera presuntuosa, como si le echase en cara el amor, que es la raz\u00f3n de su presencia junto a nosotros. Y, sobre todo, la moneda falsa. No podemos bastarnos a nosotros mismos. No podemos presuponer que resolvemos todos los problemas, sobre todo los que afectan a la vida\u00a0 y su sentido, el amor y su consistencia resuelta, s\u00f3lo con nuestras \u00a0fuerzas. No somos autosuficientes en las cosas que cuentan, aunque nos lanz\u00e1semos a ellas hasta el estremecimiento.
\nPor el contrario, nos hace entender que le resulta simp\u00e1tica la actitud del exactor de los impuestos, en la historia que sus disc\u00edpulos nos cuentan para decirnos de qu\u00e9 parte est\u00e1 Jes\u00fas. Jes\u00fas considera al recaudador de impuestos, un tipo serio, animoso, lleno de ganas de vivir y aut\u00e9ntico en sus proyectos. Se entrega, juega al alza en la esfera de sus sue\u00f1os de vida\u2026 y despu\u00e9s acepta contar con su propia debilidad. Se lanza totalmente y constata que no se basta a s\u00ed mismo. Tiene la necesidad de alzar continuamente los brazos hacia lo alto, para pedir dos manos robustas capaces de agarrarlo y sostenerlo. Hace, en una palabra, el gesto m\u00e1s aut\u00e9ntico de humanidad: se conf\u00eda al \u00a0misterio de Dios que envuelve su existencia diaria.
\nGrita e invoca desde lo profundo de s\u00ed mismo continuamente y siempre. No quiere separar los \u00e1mbitos de existencia: aquellos en los que se siente seguro y competente, sin tener que pedir nada; y aquellos en los est\u00e1 escaso de competencia y reconoce por consiguiente que tiene necesidad de ayuda.
\nLa competencia no es lo contrario del abandono, ni viceversa. Los disc\u00edpulos de Jes\u00fas, en sus decisiones y en sus gestos concretos, tratan de asegurar el m\u00e1ximo posible de competencia y, con la misma intensidad, se conf\u00edan \u00a0al \u00a0misterio de Dios que sostiene toda la existencia.
\nA m\u00ed me gusta entregarme a un Dios as\u00ed. He contado la historia de Jes\u00fas y de sus disc\u00edpulos\u2026 para consolarme un poco y para pedirme a m\u00ed y al que est\u00e1 de acuerdo con esta experiencia, abandonarse como un ni\u00f1o en los brazos acogedores del Dios de Jes\u00fas.
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\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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