{"id":6839,"date":"2012-07-01T00:00:20","date_gmt":"2012-06-30T22:00:20","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6839"},"modified":"2012-07-01T00:00:20","modified_gmt":"2012-06-30T22:00:20","slug":"el-vaticano-ii-fuente-de-renovacion-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-vaticano-ii-fuente-de-renovacion-pastoral\/","title":{"rendered":"EL VATICANO II, FUENTE DE RENOVACI\u00d3N PASTORAL"},"content":{"rendered":"

Juan Mart\u00edn Velasco<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor destaca la orientaci\u00f3n pastoral del Concilio Vaticano II que puede verse en su teolog\u00eda sobre la Misi\u00f3n, la Lit\u00fargia, la Divina Revelaci\u00f3n, la Iglesia. Tambi\u00e9n aborda algunos dinamismos pastorales del concilio cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s de su celebraci\u00f3n.
\n 
\nEl anuncio del concilio por Juan XXIII provoc\u00f3 una reacci\u00f3n inmediata de enorme sorpresa. No puede ignorarse que en los a\u00f1os anteriores circulaba en los medios eclesi\u00e1sticos la opini\u00f3n de que el Vaticano I con su definici\u00f3n de la infalibilidad pontificia hab\u00eda cerrado\u00a0 la probabilidad de cualquier iniciativa conciliar.
\nLa lectura de sus textos, sin embargo, muestra con claridad que en ese inesperado acontecimiento afloraron a la conciencia de la Iglesia y fueron sancionadas por el concilio ideas, iniciativas y hasta proyectos que hab\u00edan ido apareciendo a lo largo de la primera mitad del siglo pasado. Recordemos por ejemplo los movimientos ecum\u00e9nico, b\u00edblico, lit\u00fargico y la suma de problemas e ideas teol\u00f3gicas que la reacci\u00f3n antimodernista hab\u00eda reprimido sin someterlas al estudio sereno que demandaban.
\nEn ning\u00fan campo es tan manifiesto este hecho como en el de la orientaci\u00f3n pastoral, caracter\u00edstica de todo el concilio, y las l\u00edneas pastorales que promovi\u00f3. La una y las otras habr\u00edan sido imposibles sin la preparaci\u00f3n que supuso la toma de conciencia del alejamiento progresivo de la poblaci\u00f3n europea del influjo de la Iglesia y de la inspiraci\u00f3n cristiana, y las respuestas que esa toma de conciencia fue suscitando. Recordemos, por ejemplo la aparici\u00f3n ya antes de los a\u00f1os 20 del siglo pasado de la Juventud Obrera Cat\u00f3lica (JOC), surgida de la intuici\u00f3n del sacerdote flamenco y despu\u00e9s cardenal Cardeijn de que los j\u00f3venes obreros alejados de la Iglesia s\u00f3lo podr\u00edan ser evangelizados por j\u00f3venes obreros profundamente creyentes y llenos de esp\u00edritu misionero. P\u00edo XI hab\u00eda constatado ya en los a\u00f1os 20 la \u00abapostas\u00eda de las masas\u00bb en el mundo obrero, en los medios intelectuales y en el conjunto de la sociedad, y hab\u00eda propuesto como respuesta\u00a0 la creaci\u00f3n de la Acci\u00f3n Cat\u00f3lica entendida como \u00abparticipaci\u00f3n de los laicos en el apostolado jer\u00e1rquico de la Iglesia\u00bb. Poco m\u00e1s tarde, el Padre A. Delp, jesuita alem\u00e1n y los sacerdotes franceses Godin y Daniel toman conciencia de que sus pa\u00edses est\u00e1n convirti\u00e9ndose en \u00abpa\u00eds de misi\u00f3n\u00bb y desencadenan un movimiento que se va a proponer como objetivo sustituir la pastoral de cristiandad o de mantenimiento, centrada en la dispensaci\u00f3n de servicios religiosos a la poblaci\u00f3n cristiana y en el fomento de un catolicismo practicante, por una pastoral misionera que se propone fundamentalmente la llamada a la conversi\u00f3n de una poblaci\u00f3n de bautizados integrados en un cristianismo heredado pero que no hab\u00edan asumido personalmente.
\nEstos hechos originaron en seguida un cambio del vocabulario teol\u00f3gico pastoral del momento. Hasta entonces la palabra \u00abmisi\u00f3n\u00bb, en plural, era empleada para la actividad de la Iglesia en los pa\u00edses en que todav\u00eda no estaba implantada y para campa\u00f1as intensivas del llamada a la pr\u00e1ctica cristiana entre las poblaciones populares, sobre todo rurales, notablemente descristianizadas, en lo que se conoc\u00eda como \u00abmisiones populares\u00bb, desarrolladas por las congregaciones religiosas de vida apost\u00f3lica. A partir de entonces el adjetivo misionero comienza a calificar las actividades todas de la Iglesia y las instituciones que las promov\u00edan, especialmente las parroquias base casi exclusiva de la acci\u00f3n pastoral en esa \u00e9poca. Para el desarrollo de la actividad pastoral surgen movimientos apost\u00f3licos en los diferentes medios de vida e instituciones especiales a su servicio como la Misi\u00f3n de Francia, la Misi\u00f3n de Par\u00eds y los llamados \u00absacerdotes obreros\u00bb. A partir de ese momento la misi\u00f3n pasa a caracterizar la acci\u00f3n toda de la Iglesia y se acu\u00f1ar\u00e1 la expresi\u00f3n \u00abIglesia en estado de misi\u00f3n\u00bb con la que se pretende expresar la nueva conciencia de la Iglesia y su esfuerzo por introducirse en las nuevas tierras desconocidas que son los distintos sectores descristianizados de la sociedad.
\nEste cambio de orientaci\u00f3n pastoral va suscitar cambios importantes en la comprensi\u00f3n del cristianismo del momento y de la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo. Destaco algunos cuya influencia en el concilio es patente. El primero es la toma de conciencia por gran parte del laicado, los llamados militantes, de su condici\u00f3n activa, de su corresponsabilidad en la tarea com\u00fan a todos del testimonio y el anuncio del Evangelio. Esa toma de conciencia opera una transformaci\u00f3n en la comprensi\u00f3n del ministerio ordenado que, de su comprensi\u00f3n fundamentalmente c\u00faltica, que lleva consigo la identificaci\u00f3n de quienes lo ejercen como sacerdotes, pasa a ser comprendido desde su funci\u00f3n misionera y a designar su funci\u00f3n como \u00abministerio apost\u00f3lico\u00bb. Todo ello producir\u00e1 \u00abla invenci\u00f3n de una nueva relaci\u00f3n de la Iglesia y el mundo\u00bb (Chenu). De la representada por la Iglesia sociedad perfecta, paralela al mundo y en ocasiones enfrentada a \u00e9l, se pasar\u00e1 a pensarla como Iglesia en el mundo, encarnada en \u00e9l bajo la forma de la presencia testimonial del Evangelio con vistas a hacer fructificar los g\u00e9rmenes del Reino ya presentes en el mundo a evangelizar. Tal encarnaci\u00f3n comporta toda una visi\u00f3n teol\u00f3gica condensada en la expresi\u00f3n \u00abteolog\u00eda del Evangelio en el mundo\u00bb, que tiene como aspecto importante la atenci\u00f3n a los signos de los tiempos, la promoci\u00f3n de las semillas del Reino presentes en el coraz\u00f3n de los hombres y en las mismas estructuras de la vida social. Esa visi\u00f3n teol\u00f3gica termina desarrollando una espiritualidad, una m\u00edstica, que se traduce en compartir, en actitud de verdadera comuni\u00f3n, las condiciones de vida, los\u00a0 sufrimientos, los deseos de liberaci\u00f3n presentes sobre todo en las masas obreras y, en algunos casos, hasta ese alejamiento de Dios en el que viven al que se hab\u00eda mostrado sensible Santa Teresa del Ni\u00f1o Jes\u00fas cuando manifestaba a Dios su deseo de \u00abpermanecer sentado a la mesa amarga de los pecadores\u00bb. La teolog\u00eda de la encarnaci\u00f3n se concret\u00f3 despu\u00e9s en una pedagog\u00eda de la acci\u00f3n pastoral resumida en el m\u00e9todo del \u00abver, juzgar y actuar\u00bb que ha caracterizado desde entonces la espiritualidad de los movimientos apost\u00f3licos.
\n 
\nEl movimiento misionero y el Vaticano segundo<\/strong>
\nEl influjo del movimiento misionero y de la teolog\u00eda de la misi\u00f3n aparece ya en el acontecimiento mismo del concilio tal como lo concibi\u00f3 Juan XXIII. La propuesta del Papa se refiere a un concilio nuevo y no a la continuaci\u00f3n del Vaticano I que se hab\u00eda pronunciado sobre el Papa, pero no sobre el ministerio episcopal. Desde el primer momento el Papa adelant\u00f3 que su finalidad no ser\u00eda doctrinal: reafirmar la doctrina cat\u00f3lica, definir nuevas verdades, lanzar nuevas condenas, sino de orientaci\u00f3n pastoral. M\u00e1s concretamente, seg\u00fan la mente del Papa, el concilio deber\u00eda conseguir el aggiornamento, la puesta al d\u00eda de la Iglesia para que fuera capaz de responder a los retos de una nueva coyuntura hist\u00f3rica.
\nEvidentemente un concilio ecum\u00e9nico no es el lugar y el medio para la elaboraci\u00f3n del proyecto pastoral con el que la Iglesia deber\u00eda responder a los retos de la nueva situaci\u00f3n que hab\u00eda provocado su convocatoria. Pero, surgido de la inspiraci\u00f3n prof\u00e9tica de Juan XXIII y preludiado por las iniciativas teol\u00f3gicas, espirituales y pastorales que hab\u00edan representado los movimientos renovadores de la primera mitad del siglo XX y que hab\u00edan preparado el camino para su convocatoria, s\u00ed cab\u00eda esperar de \u00e9l que dibujase con sus documentos el marco teol\u00f3gico en el que ese proyecto pudiera inscribirse y que sentase con sus decisiones las bases institucionales que facilitasen su puesta en marcha. Y el concilio, de forma tal vez impl\u00edcita, lo hizo.
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\nLa Constituci\u00f3n sobre la sagrada Liturgia, un documento expresamente pastoral<\/strong>
\nSus aportaciones m\u00e1s importantes a la renovaci\u00f3n pastoral de la Iglesia consisten en haber presentado una visi\u00f3n renovada de la liturgia considerada como cumbre a la cual tiende toda la acci\u00f3n de la Iglesia y fuente de donde emana toda su fuerza; en ofrecer toda una teolog\u00eda de la liturgia en clave pastoral, ya que se interesa de manera expresa, m\u00e1s all\u00e1 de su alcance teol\u00f3gico, en promover la mejora de la celebraci\u00f3n cristiana; en insistir en la necesidad de una participaci\u00f3n consciente, activa, plena y fructuosa por parte de todos los fieles que pasar\u00edan as\u00ed de ser espectadores de acciones realizadas s\u00f3lo por el sacerdote, \u00fanico agente, a tomar parte activa, aunque de forma todav\u00eda reducida, en el desarrollo de la celebraci\u00f3n. Tambi\u00e9n merece la pena resaltar la relaci\u00f3n estrecha que el texto conciliar establece entre liturgia y vida espiritual, y subrayar las posibilidades que ofrece para el crecimiento de la vida cristiana de los fieles.
\nPero no podemos dejar de lamentar que, 50 a\u00f1os despu\u00e9s de su promulgaci\u00f3n, las celebraciones lit\u00fargicas sigan constituyendo en la mayor parte de los lugares acciones puramente rituales, monopolizadas por el celebrante y enteramente clericalizadas en las que los fieles apenas se sienten verdaderamente afectados y a las que todav\u00eda acuden llevados por la conciencia de cumplir con una obligaci\u00f3n. De ah\u00ed, el malestar que se viene viviendo los \u00faltimos a\u00f1os entre los que a\u00f1oran los valores de belleza y sentido del misterio de unas celebraciones preconciliares idealizadas y pretenden recuperalas volviendo a la forma de celebraci\u00f3n eucar\u00edstica anterior a la reforma lit\u00fargica, y los que demandan formas de celebraci\u00f3n m\u00e1s \u00abvivas\u00bb, con una m\u00e1s cuidada la selecci\u00f3n de las lecturas b\u00edblicas, con mayor conexi\u00f3n con la vida de las personas, y mayor posibilidad de participaci\u00f3n por parte de los fieles, hombres y mujeres. Las discusiones que ha originado la \u00abvuelta al lat\u00edn\u00bb que algunos han querido ver en decisiones recientes del Papa son una muestra de lo insatisfactorio de la situaci\u00f3n actual, que hace decir a muchos que la lit\u00fargica es todav\u00eda una \u201creforma pendiente\u201d.
\n 
\nUna nueva comprensi\u00f3n del conjunto del misterio cristiano<\/strong>
\nEl nuevo marco teol\u00f3gico tiene sus l\u00edneas maestras, en primer lugar, en la nueva concepci\u00f3n del misterio cristiano presente en la Constituci\u00f3n sobre la Divina Revelaci\u00f3n que renueva profundamente aspectos fundamentales de la visi\u00f3n global del mismo. El paradigma vigente en la teolog\u00eda escol\u00e1stica moderna anterior al concilio ten\u00eda su base en una \u201cconcepci\u00f3n proposicional\u201d de la revelaci\u00f3n seg\u00fan la cual esta consistir\u00eda en la manifestaci\u00f3n por Dios de un conjunto de proposiciones abstractas, atemporales, que representar\u00edan en forma especular la realidad sobrenatural en su conjunto: Dios, Jesucristo, el Esp\u00edritu, la creaci\u00f3n, el designio salv\u00edfico etc., y a la que responder\u00eda la fe del creyente entendida como \u00abcreer lo que no vimos\u00bb, es decir, asentir a las verdades reveladas por Dios y ense\u00f1adas por la Iglesia que superan la capacidad del entendimiento humano. Consecuencia de esta comprensi\u00f3n del cristianismo era hacer pasar la doctrina y la Iglesia que la ense\u00f1a al primer plano del sistema cristiano convirtiendo a la ortodoxia en el rasgo distintivo de la identidad cristiana.
\nFrente a esta reducci\u00f3n del cristianismo a sistema doctrinal, la perspectiva b\u00edblica recuperada en el Vaticano II presenta la verdad cristiana como el misterio de Dios, que se revela a s\u00ed mismo en Jesucristo, Misterio inagotable que las \u00abverdades reveladas\u00bb no explican ni expresan adecuadamente, ya que son, en realidad, el resultado del esfuerzo de los creyentes por formular, hacer pensable, sin desvelarlo ni exponerlo a la vista de los que las enuncian, el misterio de Dios. En esta visi\u00f3n del cristianismo el criterio de la autenticidad de la fe no es la \u00abverdad representada en conceptos abstractos\u00bb, sino la persona de Jesucristo en la que se autorrevela y autocomunica el Misterio santo al que invocamos como Dios.
\nLas consecuencias de esta nueva presentaci\u00f3n del misterio de Dios sobre la vida cristiana y las acciones pastorales de la Iglesia destinadas a despertarla y acrecentarla en los fieles son evidentes. En la anterior concepci\u00f3n del misterio cristiano el elemento decisivo es la doctrina cristiana, objeto de la fe, y\u00a0 \u00e9sta se reduce a afirmar, basados en la autoridad de Dios y en la de la Iglesia, la doctrina cristiana. La fe consiste fundamentalmente en \u00abcreer que\u00bb, una forma d\u00e9bil de saber que no compromete al sujeto y que requiere tan s\u00f3lo su afirmaci\u00f3n por la mente humana. Una \u00abfe\u00bb descalificada expresamente en la Carta de Santiago: \u00ab\u00bfCrees que Dios es uno? Tambi\u00e9n los demonios lo creen y se estremecen\u201d. Seg\u00fan esta forma de entender la fe, su transmisi\u00f3n consistir\u00eda fundamentalmente en la ense\u00f1anza de esas verdades, y el instrumento por excelencia para esa transmisi\u00f3n ser\u00eda el catecismo, compendio de esa doctrina puesto al alcance de todos los fieles. A nadie se le escapa el empobrecimiento que la instalaci\u00f3n en ese paradigma causaba para el ejercicio de la vida cristiana. Porque la fe cristiana comporta como parte de su naturaleza unos contenidos que se expresan en formulaciones racionales, indispensables para que esa fe pueda ser vivida y transmitida; pero el centro de la fe no est\u00e1 en esas formulaciones. Est\u00e1 en la adhesi\u00f3n personal del creyente a la autodonaci\u00f3n del misterio de Dios en Jesucristo. Y eso comporta que la \u00abtransmisi\u00f3n de la fe\u00bb, bajo cualquiera de sus formas, no se realice mediante la ense\u00f1anza de las doctrinas contenidas en unos m\u00e1s o menos actualizados catecismos. Entendida la fe como adhesi\u00f3n personal al misterio de Dios, el creer s\u00f3lo se comunica mediante el testimonio de sujetos y comunidades creyentes que irradien, en su forma transformada de vivir, el amor de Dios contenido de la Buena nueva en que consiste el Evangelio de Jesucristo, revelaci\u00f3n del Evangelio, de la buena noticia, que es Dios y su amor a los hombres.
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\nUna renovada comprensi\u00f3n de la Iglesia<\/strong>
\nEl segundo componente del nuevo marco teol\u00f3gico en el que ha de inscribirse cualquier proyecto pastoral viene dado por la renovada comprensi\u00f3n de la Iglesia contenida en la Constituci\u00f3n Dogm\u00e1tica sobre la Iglesia. Hasta el Vaticano II\u00a0 la Iglesia se entend\u00eda s\u00ed misma bajo el modelo de la sociedad perfecta es decir, como instituci\u00f3n presente en la historia junto a la sociedad pol\u00edtica y dotada de una serie de poderes que le confieren la capacidad de influir sobre ella para transformarla de acuerdo con el designio de Dios. Seg\u00fan este modelo la Iglesia es una sociedad perfecta en el sentido de que no le falta ning\u00fan elemento esencial ni est\u00e1 subordinada a ninguna otra. Tal comprensi\u00f3n destaca los elementos visibles de la Iglesia que aparecen en la conocida definici\u00f3n de San Roberto Belarmino: \u00abLas comunidades de hombres reunidos por la profesi\u00f3n de la misma fe cristiana y en la comuni\u00f3n de los mismos sacramentos bajo el gobierno de los pastores leg\u00edtimos y, especialmente, el vicario de Cristo en la tierra, el sumo Pont\u00edfice\u00bb. Tal descripci\u00f3n hace de la Iglesia una realidad tan visible como \u00abel Reino de Francia o la Rep\u00fablica de Venecia\u00bb. En tal\u00a0 modelo se insiste en la autoridad, la jerarqu\u00eda, como centro de la instituci\u00f3n, que pasa a servir como definici\u00f3n de su esencia. Todav\u00eda en v\u00edsperas del Vaticano II , un te\u00f3logo ofrecer\u00e1 esta definici\u00f3n: \u00abla Iglesia es esencialmente una sociedad hist\u00f3rica concreta que tiene una constituci\u00f3n, una serie de reglas, un cuerpo de dirigentes y una serie de miembros que aceptan esa constituci\u00f3n y esas reglas\u201d.
\nDe acuerdo con ese modelo, \u00abIglesia\u00bb designa fundamentalmente una instituci\u00f3n religiosa definida por las normas que rigen su funcionamiento y por las autoridades que la gobiernan. En ella habr\u00eda miembros desiguales, unos activos y los otros pasivos; unos dotados de poderes: ense\u00f1ar, regir, santificar, de los que los otros miembros, los laicos, son destinatarios o beneficiarios. De acuerdo con esta comprensi\u00f3n, la Iglesia pod\u00eda ser denominada \u201cun sistema de mediaci\u00f3n jer\u00e1rquica\u00bb (Congar), constituida esencialmente por los sujetos de su jerarqu\u00eda y definida por los poderes de los que gozan. Frente a ese modelo de Iglesia el concilio presenta a la Iglesia como \u201cmisterio de comuni\u00f3n\u00bb, desplazando el acento del elemento institucional a la dimensi\u00f3n interior de la comuni\u00f3n en la fe, la gracia, la caridad y el Esp\u00edritu de que participan los miembros de esa comunidad.
\nEn el interior de la Iglesia as\u00ed entendida prima la igualdad de todos sus miembros. El peso en ella no recae en la divisi\u00f3n cl\u00e9rigos-laicos, sino en la comunidad dotada de diferentes ministerios. El ejercicio de estos no sit\u00faa a sus agentes por encima del resto de los fieles ni consiste fundamentalmente en la posesi\u00f3n de un poder, ya que\u00a0 el Esp\u00edritu anima a todos los miembros del pueblo de Dios y \u00e9l es quien ense\u00f1a, gobierna y santifica a una comunidad dotada de servicios diferentes, todos ellos destinados a la edificaci\u00f3n del pueblo de Dios.
\nLas consecuencias de la nueva visi\u00f3n de la Iglesia para la comprensi\u00f3n de la vida cristiana de sus miembros y para las acciones pastorales por las que debe ser promovida son important\u00edsimas. La Iglesia es as\u00ed introducida en el plan salv\u00edfico de Dios. Es misterio por ser la culminaci\u00f3n de la acci\u00f3n de Dios, resumen de su obra, realizada por Jesucristo gracias al Esp\u00edritu. Esto significa, en primer lugar, que la Iglesia es considerada como comunidad de creyentes. Por tanto, la identidad m\u00e1s profunda de sus miembros no radica en su pertenencia al aparato institucional, a su organizaci\u00f3n. Es su condici\u00f3n de creyentes, de personas conscientes de la presencia de Dios y que responden a ella con esa actitud de fe -esperanza -caridad que llamamos actitud teologal. Obra de Dios padre, obra de Jesucristo en quien somos constituidos hijos en el Hijo, animada por el Esp\u00edritu, la Iglesia toda se manifiesta como una \u201cmuchedumbre reunida por la unidad (la obra com\u00fan) del Padre, del Hijo y del Esp\u00edritu\u201d.
\nDe la naturaleza de la Iglesia misterio de comuni\u00f3n se deriva que la Iglesia es \u00aben Jesucristo, sacramento, signo e instrumento de la uni\u00f3n \u00edntima con Dios y de la unidad del g\u00e9nero humano. La Iglesia se realiza, finalmente, como pueblo de Dios en el que surgen los diferentes ministerios y carismas que la adornan. \u00abQue la Iglesia sea comprendida como sacramento de salvaci\u00f3n significa que queda constitutivamente referida a Jes\u00fas, no s\u00f3lo a su voluntad fundadora, sino a su propia realidad encarnativa, a su dimensi\u00f3n humano-divina, a su misi\u00f3n soteriol\u00f3gica. Significa a su vez que toda su consistencia est\u00e1 ordenada a su servicio, que no es para s\u00ed misma, que existe desvivi\u00e9ndose y consiste sirviendo. No hay lugar para los narcisismos, triunfalismos, clericalismos o jur\u00eddicismos\u201d (Olegario Gonz\u00e1lez de Cardedal).
\nDe la nueva comprensi\u00f3n de la Iglesia se sigue como conclusi\u00f3n inmediata la pertenencia de la dimensi\u00f3n misionera a la esencia misma de la Iglesia y a la identidad cristiana. El Decreto sobre el Apostolado de los Laicos lo formula expresamente: \u00abel apostolado de los laicos, que surge de la vocaci\u00f3n cristiana, no puede faltar nunca en la iglesia\u00bb(AA1). \u00abla iglesia ha nacido con la finalidad de propagar el evangelio de jesucristo por toda la tierra para gloria de dios padre\u00bb. \u00abla vocaci\u00f3n cristiana, por su propia naturaleza es tambi\u00e9n\u00a0 vocaci\u00f3n al apostolado\u00bb (AA, 2). Esa misi\u00f3n, por otra parte, no se deriva para ellos de ninguna participaci\u00f3n o delegaci\u00f3n del apostolado jer\u00e1rquico, como dec\u00eda la definici\u00f3n de la acci\u00f3n cat\u00f3lica. \u00abincorporados por el bautismo al cuerpo m\u00edstico de cristo y fortalecidos con la fuerza del esp\u00edritu santo por medio de la confirmaci\u00f3n, son destinados al apostolado por el mismo se\u00f1or\u201d (AA 3). \u201cla iglesia, a\u00f1ade el decreto sobre las misiones, es por su propia naturaleza, misionera\u201d.
\nAspecto importante de la nueva comprensi\u00f3n de la Iglesia y con gran trascendencia sobre la acci\u00f3n pastoral es el nuevo lugar que la constituci\u00f3n asigna a las iglesias particulares de cuya comuni\u00f3n surge y se realiza la Iglesia \u00fanica y universal (LG, 23)l. Esta nueva ubicaci\u00f3n de las Iglesias particulares en el seno de la Iglesia universal hace posible que la pertenencia a la Iglesia cobre el realismo de la participaci\u00f3n activa en una comunidad determinada; que el sujeto de las diferentes acciones pastorales: anuncio, evangelizaci\u00f3n, comunicaci\u00f3n en la fe, etc. sean las fraternidad es de las que constan las Iglesias particulares, y que esta nueva manera de entender la relaci\u00f3n entre Iglesias particulares y la Iglesia universal establezca una base teol\u00f3gica para evitar el centralismo creciente que ven\u00eda dominando el funcionamiento de la Iglesia y la \u201cgesti\u00f3n\u201d de todas sus acciones, determinada por normas y consignas emanadas siempre de un poder \u00fanico absoluto y central.
\n 
\nRedefinici\u00f3n de la presencia de la Iglesia en la sociedad<\/strong>
\nAntes del vaticano II la presencia de la Iglesia se centraba en la instituci\u00f3n y estaba orientada a influir desde ella sobre la sociedad. por eso ten\u00eda tanta importancia la defensa de la instituci\u00f3n,\u00a0 sus derechos,\u00a0 sus zonas de influencia,\u00a0 sus plataformas de acci\u00f3n, para asegurar la realizaci\u00f3n de su finalidad: atraer la sociedad a Dios, atray\u00e9ndola\u00a0 a la Iglesia. el cambio en la forma de presencia de la Iglesia operado por el vaticano II supera la visi\u00f3n de la Iglesia como sociedad paralela a la sociedad civil y la entiende como encarnada en la sociedad en la que vive, compartiendo con ella \u00e9xitos y fracasos, peligros y posibilidades. \u00abla Iglesia, a la vez grupo visible y comunidad espiritual, avanza, junto con toda la humanidad y experimenta la misma suerte terrena del mundo y existe como fermento y alma de la sociedad humana\u00bb.
\nDos documentos conciliares formularon la nueva forma de entender la presencia de la Iglesia en la sociedad. El primero, la Declaraci\u00f3n sobre la Libertad religiosa, comienza definiendo la libertad religiosa de la persona en estos t\u00e9rminos: \u00abla libertad religiosa consiste en que todos los hombres deben estar inmunes de coacci\u00f3n, tanto por parte de personas particulares como por parte de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto, de tal manera, que en lo religioso, no se obligue a nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que act\u00fae conforme a ella,\u00a0 en privado y en p\u00fablico, solo o asociado con otros, dentro de los l\u00edmites debidos\u00bb (DH, 2). Positivamente, la libertad religiosa es la afirmaci\u00f3n de una autonom\u00eda del hombre para actuar en conciencia en lo religioso, tanto en p\u00fablico como en privado, solo o asociado, dentro de los debidos l\u00edmites\u00bb.
\nEn este momento nos interesa subrayar fundamentalmente\u00a0 que\u00a0 el texto supera la forma de entender el ideal de la relaci\u00f3n entre la Iglesia y el Estado bajo la forma de la confesionalidad, aceptando la autonom\u00eda y la laicidad del Estado, es decir, la ausencia de una religi\u00f3n como religi\u00f3n\u00a0 oficial del Estado, que reducir\u00eda a los miembros de otras religiones y a los que no tienen ninguna al estatuto de tolerados. El Estado no confesional o laico crea un espacio neutral en el que los sujetos de las diferentes creencias disfrutan de plena libertad para vivir de acuerdo con su conciencia.
\nSeguramente, somos quienes hemos vivido en situaci\u00f3n de Estado confesionalmente cat\u00f3lico los que estamos en mejores condiciones para percibir los inconvenientes que experimenta la Iglesia, en esa situaci\u00f3n de aparente privilegio, para hacer presente el ideal cristiano que reconoce la plena dignidad de toda persona humana y, adem\u00e1s, tiene en el nuevo testamento las afirmaciones m\u00e1s claras\u00a0 de la condici\u00f3n enteramente libre de la respuesta a la palabra de Dios por la fe por parte del creyente, y, en la forma de comportarse de Jes\u00fas y los ap\u00f3stoles, el ejemplo de eso que se ha llamado con raz\u00f3n la \u00abanomal\u00eda cristiana\u00bb en la historia de las religiones, que consiste en la renuncia por Jes\u00fas a todo poder contra las sugerencias del tentador, la obligaci\u00f3n de dar al C\u00e9sar lo que es del C\u00e9sar, y la renuncia m\u00e1s completa a imponer la verdad a quienes le contradicen, hasta el punto de renunciar a \u00abla intervenci\u00f3n de las legiones de \u00e1ngeles\u00bb y aceptar la condena injusta a la muerte en la cruz (DH, 9).
\nConviene, por lo dem\u00e1s, anotar que la aceptaci\u00f3n te\u00f3rica por el concilio y los estados modernos de la situaci\u00f3n de laicidad no evita conflictos entre, por una parte, unos estados que con alguna frecuencia parecen tender al laicismo, que consiste en la voluntad de imponer al conjunto de la sociedad la cosmovisi\u00f3n y la\u00a0 ideolog\u00eda propia de los grupos que gobiernan, y, por otra, unas Iglesias o unas religiones que a\u00f1oran las situaciones de privilegio de las que disfrutaron. Conflictos como los de la presencia p\u00fablica de s\u00edmbolos religiosos, la presencia de autoridades en manifestaciones de la religiosidad popular, y la ense\u00f1anza confesional de la religi\u00f3n en centros p\u00fablicos, entre otros, muestran la necesidad de a\u00f1adir a los principios te\u00f3ricamente aceptados buenas dosis de sentido com\u00fan y de di\u00e1logo para la convivencia en paz en las situaciones cada vez m\u00e1s frecuentes de pluralismo.
\nEl segundo documento conciliar que ha abierto nuevas posibilidades al ejercicio de la acci\u00f3n de la Iglesia en las sociedades contempor\u00e1neas es la Constituci\u00f3n Pastoral\u00a0 sobre la Iglesia en el mundo actual. Con\u00a0 \u00e9l, el concilio estableci\u00f3 los principios que permitieron a la Iglesia transformar la forma de presencia que hab\u00eda caracterizado la postura mantenida a lo largo de la \u00e9poca moderna. Esta se caracterizaba por el enfrentamiento permanente al mundo moderno y la condena de las adquisiciones que comportaba el proceso modernizador. Su punto culminante\u00a0 est\u00e1 plasmado en el Syllabus\u00a0 de Pio IX una de cuyas proposiciones condena que el Papa deba reconciliarse con la modernidad. La nueva postura defendida por el concilio est\u00e1 regida por el reconocimiento de la solidaridad de la Iglesia con el mundo proclamado al comienzo de la Constituci\u00f3n: \u00abel gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son tambi\u00e9n gozo y esperanza, tristeza y angustia de los disc\u00edpulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su coraz\u00f3n\u00bb.
\nEn este documento el concilio desarrolla la afirmaci\u00f3n de Pablo VI en la enc\u00edclica program\u00e1tica de su pontificado Ecclesiam\u00a0 suam: \u00abla Iglesia se ha hecho di\u00e1logo\u00bb. Como consecuencia de ello expone el concilio lo que pueden aportar y han aportado al mundo los creyentes (GS, 41ss), pero reconoce\u00a0 tambi\u00e9n lo que el mundo puede aportar a la Iglesia (GS, 44). Afirma adem\u00e1s expresamente que entre los dos existe una relaci\u00f3n de \u00abdi\u00e1logo mutuo\u00bb, y por primera vez reconoce oficialmente la Iglesia la autonom\u00eda de las realidades terrenas como conforme con la voluntad del creador, y deplora que no siempre haya sido reconocida por los mismos cristianos en \u00e1mbitos como el de la ciencia, provocando disputas que han llevado a pensar que fe y ciencia se oponen entre s\u00ed (GSP 36). El texto recomienda tambi\u00e9n a los cristianos el respeto y amor \u00abhacia aquellos que en materia social, pol\u00edtica e incluso religiosa sienten y act\u00faan de modo diferente al nuestro\u00bb, y los invita a \u00abdistinguir entre el error que debe ser rechazado siempre y el que\u00a0 yerra, que contin\u00faa conservando la dignidad de persona, incluso cuando est\u00e1 contaminado por nociones religiosas falsas o poco exactas\u00bb.
\nNo cabe duda de que la nueva postura de la Iglesia ante el mundo hace posible y requiere una acci\u00f3n pastoral que permite superar errores hist\u00f3ricos que han llevado a la exclusi\u00f3n e incluso la eliminaci\u00f3n de los religiosamente diferentes, y a la marginaci\u00f3n y la condena de los que disent\u00edan de la forma de pensar de la jerarqu\u00eda o se opon\u00edan a sus \u00f3rdenes. Y es indudable tambi\u00e9n que esa nueva postura puede suscitar formas de gobierno y de atenci\u00f3n pastoral en el interior de la Iglesia y acciones orientadas a la propuesta de la fe m\u00e1s acordes con el contenido del Evangelio que se anuncia.
\n 
\nLos dinamismos pastorales del concilio cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s de su celebraci\u00f3n<\/strong>
\nEs bien conocido que la irrupci\u00f3n en la Iglesia, durante los a\u00f1os posteriores al concilio, de una crisis sin precedentes introdujo en sus responsables el temor al colapso de la instituci\u00f3n que llev\u00f3 a no pocos a responsabilizar de la misma al concilio o a interpretaciones y aplicaciones del mismo que hab\u00edan traicionado su esp\u00edritu. Ya en el pontificado de Pablo VI aparecen indicios de esas sospechas. En su exhortaci\u00f3n pastoral Evangelii Nuntiandi se manifiestan, por una parte, frutos espl\u00e9ndidos del concilio en relaci\u00f3n con la evangelizaci\u00f3n y, por otra, comienzan a insinuarse dudas sobre los efectos que ha producido. De lo primero son buenas muestras la afirmaci\u00f3n rotunda de la pertenencia de la evangelizaci\u00f3n a la esencia misma de la Iglesia: \u00abla tarea de la evangelizaci\u00f3n de todos los hombres constituye la misi\u00f3n esencial de la Iglesia\u00bb. \u00abEvangelizar constituye la dicha y vocaci\u00f3n propia de la Iglesia, su identidad m\u00e1s profunda. La Iglesia existe para evangelizar\u00bb (EN, 14); la afirmaci\u00f3n de la necesidad de evangelizar las culturas (EN, 20); la alusi\u00f3n a la relaci\u00f3n estrecha entre evangelizaci\u00f3n,\u00a0 liberaci\u00f3n y promoci\u00f3n humana (EN, 30-31); y la atribuci\u00f3n de la evangelizaci\u00f3n a las comunidades cristianas verdaderamente creyentes que ofrezcan el testimonio de su vida ( EN, 74ss). Pero en ese mismo texto asoman ya alusiones a \u00abevangelizadores tristes y desalentados, impacientes y ansiosos\u00bb, el apoyo de algunos en el concilio para justificar su falta de entusiasmo evangelizador (EN, 80); y sobre todo una serie de preguntas en las que aflora la decepci\u00f3n por los resultados del concilio: \u00ab\u00bfQu\u00e9 es de la Iglesia 10 a\u00f1os despu\u00e9s del concilio? \u00bfEst\u00e1 anclada en el coraz\u00f3n del mundo y es suficientemente libre e independiente para interpelarlo? \u00bfDa testimonio de la propia solidaridad hacia los hombres y al mismo tiempo del Dios absoluto? \u00bfHa ganado en ardor contemplativo y de adoraci\u00f3n y pone m\u00e1s \u00e9nfasis en la actividad misionera, caritativa, liberadora? Todos nosotros, concluye, somos responsables de las respuestas que puedan darse a estos interrogantes\u201d.
\nLo que en Pablo VI aparece como preguntas se convierte en el pontificado de Juan Pablo II en convicciones que van a originar un \u00abgolpe de tim\u00f3n\u00bb pastoral que producir\u00e1 una reorientaci\u00f3n de la acci\u00f3n pastoral en su conjunto en torno al programa de nueva evangelizaci\u00f3n que ser\u00e1 su punta de lanza. La nueva evangelizaci\u00f3n en Juan Pablo II no es s\u00f3lo una llamada m\u00e1s a la necesidad de evangelizar. Es una correcci\u00f3n del rumbo que hab\u00eda seguido el proyecto evangelizador en Europa desde los a\u00f1os anteriores al concilio y que el concilio hab\u00eda asumido, correcci\u00f3n que tiene su centro en una visi\u00f3n enteramente negativa de la secularizaci\u00f3n, confundida con descristianizaci\u00f3n y ca\u00edda del ate\u00edsmo, y el intento por devolver a Europa su situaci\u00f3n anterior de \u201cEuropa cristiana\u201d. No, desde luego, reproduciendo el viejo modelo de la cristiandad medieval, pero s\u00ed haciendo del cristianismo el principio rector de la cultura, la moral y el conjunto de la vida social. Es bien sabido que para realizar su proyecto Juan Pablo II se propuso una contrarreforma en el interior de la Iglesia que se tradujo en la sustituci\u00f3n del episcopado surgido del concilio por otro de talante netamente conservador, en otorgar el\u00a0 protagonismo a nuevos movimientos eclesiales identificados con su programa, la vuelta en la formaci\u00f3n del clero a moldes que reemplazasen las reformas que acababan de iniciarse, y el intento de dotar a la Iglesia de plataformas de influencia en el mundo de la cultura y en los medios de comunicaci\u00f3n.
\nNo es \u00e9ste el momento ni el lugar de someter a cr\u00edtica ese proyecto. Baste anotar que m\u00e1s de 30 a\u00f1os despu\u00e9s de su puesta en marcha la crisis no ha hecho m\u00e1s que radicalizarse y extenderse, y que, a pesar de las repetidas y apremiantes llamadas a la nueva evangelizaci\u00f3n las Iglesias en Europa no han terminado de ponerse en estado de misi\u00f3n, han comenzado a constatar el fracaso de la transmisi\u00f3n de la fe, y cada vez se plantean con m\u00e1s insistencia la pregunta por el futuro del cristianismo en Europa.
\nHoy todos parecen de acuerdo en reconocer que el fracaso de la evangelizaci\u00f3n tiene su causa m\u00e1s importante en el hecho de que la crisis religiosa se ha convertido en crisis de Dios y que \u00e9sta afecta seriamente a la misma Iglesia. Ante esta situaci\u00f3n todo hace pensar que cualquier programa de evangelizaci\u00f3n debe tener como condici\u00f3n ineludible la evangelizaci\u00f3n de las propias iglesias, y que esa evangelizaci\u00f3n depende de la revitalizaci\u00f3n de la fe de las comunidades cristianas. De hecho, los cristianos m\u00e1s l\u00facidos vienen repitiendo a lo largo del \u00faltimo medio siglo que \u201cel cristiano de ma\u00f1ana ser\u00e1 m\u00edstico o no ser\u00e1 cristiano\u00bb (K. Rahner); que \u201ca la crisis de Dios s\u00f3lo se responder\u00e1 con la pasi\u00f3n por Dios\u201d (J.B. Metz). Pero no podemos ignorar que esos mensajes no han calado en la conciencia de las comunidades; que no se han dado pasos efectivos para hacerlos realidad y que se corre el peligro de que terminen no suscitando eco alguno.
\nLa situaci\u00f3n est\u00e1 poniendo de relieve una carencia de la pastoral presente ya en el Vaticano II y que la contrarreforma posterior\u00a0 no ha remediado. Porque es verdad que, acuciados por la urgencia de las reformas estructurales, los padres conciliares dedicaron m\u00e1s esfuerzos a actualizar la doctrina sobre la Iglesia y proponer reformas a\u00a0 sus estructuras que a responder a la necesidad del impulso religioso y espiritual que movi\u00f3 a Juan XXIII a convocar el concilio. Ya Pablo VI se hab\u00eda referido al hecho de que el concilio hab\u00eda dirigido su atenci\u00f3n no tanto a la formaci\u00f3n religiosa personal e interior del creyente cuanto al cuerpo social y a las estructuras de la Iglesia. De hecho a la luz de las necesidades actuales, extra\u00f1a la escasa presencia en los textos conciliares del tema de Dios, y del de su posible experiencia por los creyentes. Tal vez por eso en las comunidades eclesiales se ha denunciado con raz\u00f3n un notable d\u00e9ficit de m\u00edstica cristiana que ellas mismas echan de menos en la actualidad.
\nPor eso las necesidades y las demandas espirituales del siglo XXI nos est\u00e1n urgiendo que orientemos la atenci\u00f3n y los esfuerzos pastorales a promover una pastoral mistag\u00f3gica, dedicada fundamentalmente al despertar, el crecimiento y la maduraci\u00f3n de la fe de los cristianos. Se trata de poner en el centro de nuestra pastoral lo que constituye el verdadero centro del cristianismo: la vida teologal convertida en objeto de verdadera experiencia personal por todos los creyentes. S\u00f3lo eso, por otra parte, har\u00e1 posible que las comunidades cristianas evangelicen. Porque quien es creyente irradia su fe solo con serlo, como la luz irradia s\u00f3lo siendo luz y la sal sazona s\u00f3lo con ser sal.\u00a0 Por eso\u00a0 los ap\u00f3stoles respond\u00edan\u00a0 a quienes intentan impedirles anunciar el nombre de Jes\u00fas: \u00ablo que hemos visto y o\u00eddo no lo podemos callar\u00bb (Hech, 4,20); y Pablo, tras haberse encontrado con el se\u00f1or, se ve forzado a decir: \u00ab\u00a1Ay de m\u00ed si no evangelizo!\u201d (1Cor, 9, 16).<\/p>\n

Juan Martin Velasco<\/p>\n

 
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Juan Mart\u00edn Velasco \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor destaca la orientaci\u00f3n pastoral del Concilio Vaticano II que puede verse en su teolog\u00eda sobre la Misi\u00f3n, la Lit\u00fargia, la Divina Revelaci\u00f3n, la Iglesia. Tambi\u00e9n aborda algunos dinamismos pastorales del concilio cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s de su celebraci\u00f3n.   El anuncio del concilio por Juan XXIII provoc\u00f3 […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1593,399,94],"tags":[],"class_list":["post-6839","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-426_427","category-juan-martin-velasco","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6839","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6839"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6839\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6839"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6839"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6839"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}