{"id":6859,"date":"2012-07-01T00:00:35","date_gmt":"2012-06-30T22:00:35","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6859"},"modified":"2012-07-01T00:00:35","modified_gmt":"2012-06-30T22:00:35","slug":"la-propuesta-de-un-concilio-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-propuesta-de-un-concilio-pastoral\/","title":{"rendered":"LA PROPUESTA DE UN CONCILIO PASTORAL"},"content":{"rendered":"

\u201cHUBO UN HOMBRE ENVIADO POR DIOS: SE LLAMABA JUAN\u201d (JN 1,6)<\/h1>\n

Angel Mar\u00eda Unzueta<\/strong>
\nVicario General de la di\u00f3cesis de Bilbao<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor se pregunta qu\u00e9 decimos cuando hablamos del Concilio Vaticano II como un concilio pastoral. La palabra pastoral conecta con la actitud del Buen Pastor y evoca la solicitud por el ser humano concreto. En este sentido, Gaudium et Spes se define como una constituci\u00f3n pastoral y puede considerarse, a criterio del autor, buque insignia del Conclio. Unzueta destaca en su reflexi\u00f3n la categor\u00eda di\u00e1logo y la recepci\u00f3n del Concilio.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Introducci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    El Vaticano II ha sido la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX<\/em>[1]<\/a>. Recibi\u00f3 desde sus inicios el calificativo de concilio pastoral<\/em>. \u00bfC\u00f3mo entenderlo? \u00bfAcaso fue un concilio \u201cmenor\u201d frente a otros considerados m\u00e1s dogm\u00e1ticos? Tales preguntas siguen formul\u00e1ndose cuando se cumplen 50 a\u00f1os de su apertura el 11 de octubre de 1962 y el debate acerca de la interpretaci\u00f3n de sus textos est\u00e1 m\u00e1s vivo que nunca.
    \nPara ayudar a clarificar la cuesti\u00f3n, resulta muy conveniente remontarse en el tiempo y tratar de descubrir lo que pretend\u00edan al adoptar la perspectiva pastoral Juan XXIII primero y Pablo VI despu\u00e9s. Para ello, es necesario acudir sobre todo a sus propuestas a la asamblea conciliar en los discursos de apertura de las diversas sesiones y a los documentos que, emanados del Concilio, abordan de una u otra manera las preguntas arriba planteadas.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. \u00bfQu\u00e9 es pastoral?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      El adjetivo tiene su origen en la figura del pastor, que orienta, acompa\u00f1a y cuida al reba\u00f1o. La referencia evang\u00e9lica se concreta, naturalmente, en el Buen Pastor, que manifiesta especial predilecci\u00f3n por quienes puedan estar m\u00e1s debilitados, desvalidos, perdidos o malheridos, y empe\u00f1a su vida en ello. Lo pastoral, por tanto, evoca la solicitud por el ser humano concreto. Tal es la actitud y la actividad de Jes\u00fas en los evangelios, que, m\u00e1s que un compendio de doctrina, son relatos que tratan de manifestar y transmitir la solicitud de Dios por cada persona, sobre todo por la que pasa necesidad. Dios apacienta a la humanidad y cuida a sus miembros m\u00e1s deteriorados.
      \nEn el contexto teol\u00f3gico, la pastoral significa la dimensi\u00f3n pr\u00e1ctica de la teolog\u00eda, que tiene en cuenta primeramente al destinatario. En este sentido, viene a concordar con la afirmaci\u00f3n de que el ser humano es el camino primero y fundamental de la Iglesia<\/em>
      [2]<\/a>.<\/em> El Vaticano II recogido la tradici\u00f3n y la interpret\u00f3 teniendo como interlocutoras a la persona y a la sociedad del momento.
      \nEl car\u00e1cter pastoral apunta al encuentro entre personas, cada una con su historia, su modo de pensar y actuar, as\u00ed como entre comunidades con sus procedimientos y estructuras. Resulta, por tanto, l\u00f3gico, que el Concilio tuviera como objetivo prioritario la renovaci\u00f3n de la Iglesia. Trataba de salir al encuentro de las personas, actualizando para ello la tradici\u00f3n viva de la Iglesia y dej\u00e1ndose interpelar por la realidad del momento.
      \nLa solicitud pastoral se expresa en el amor y en el servicio. En efecto, el objetivo de la acci\u00f3n pastoral de la Iglesia se concreta en el servicio a la persona y a la sociedad. No en vano, la cita evang\u00e9lica m\u00e1s repetida en los textos conciliares es la referida al Hijo del Hombre, que no ha venido a ser servido, sino a servir<\/em>
      [3]<\/a>.
      \nAhora bien, el calificativo pastoral<\/em> nunca hab\u00eda sido aplicado a un concilio. Muy probablemente, Juan XXIII deseaba un nuevo tipo de asamblea conciliar. Durante el pontificado de P\u00edo XII ya se hab\u00eda hablado de la posibilidad de un concilio, pero seguramente hubiera sido a la antigua usanza y con una postura defensiva ante el mundo. No era \u00e9sa la idea de Juan XXIII. Este no buscaba tanto reforzar la doctrina y la disciplina, cuanto volver cre\u00edble el testimonio de la Iglesia ante el mundo, en di\u00e1logo con \u00e9l. El Papa emple\u00f3 al comienzo el t\u00e9rmino aggiornamento<\/em>. Es decir, pretend\u00eda una puesta al d\u00eda y ello s\u00f3lo podr\u00eda llevarse a cabo mediante la escucha de los signos de los tiempos y el debate libre entre los padres conciliares. Pronto surgieron los debates acerca del significado del t\u00e9rmino, tomado del lenguaje comercial, en el que se entend\u00eda como actualizaci\u00f3n de los libros de cuentas y del registro. \u00bfSe tratar\u00eda de mera adecuaci\u00f3n a los tiempos? \u00bfNo se perd\u00eda con ello perfil e identidad, sobre todo cuando la Iglesia llevaba ya mucho tiempo a la defensiva y no pocas veces enfrentada a la cultura moderna?
      \nEn tal contexto, Juan XXIII, muy posiblemente con intenci\u00f3n de evitar debates que consideraba est\u00e9riles, asign\u00f3 al Concilio un fin pastoral. La Iglesia se hallaba en un recodo de la historia, en un momento de cambio, y necesitaba superar f\u00f3rmulas, estructuras y cauces que se estaban quedando obsoletos y por ello resultaban dif\u00edcilmente inteligibles. No es dif\u00edcil suponer la resistencia que este planteamiento encontr\u00f3 en amplios sectores de la curia vaticana. La oposici\u00f3n no se centraba tanto en la conveniencia de un concilio, sino en la posibilidad de uno de tal car\u00e1cter abierto, pastoral y dialogal
      [4]<\/a>.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Peculiaridad del Concilio<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        Una mirada r\u00e1pida a la historia de los concilios revela que generalmente, casi sin excepci\u00f3n, han sido convocados para dirimir alguna cuesti\u00f3n b\u00e1sica planteada a la conciencia creyente o para afirmar o clarificar aspectos fundamentales de la doctrina cristiana. No fue el caso del Vaticano II, tal como afirm\u00f3 Juan XXIII en el discurso de apertura. El fin fundamental de la asamblea no iba a consistir en discutir algunos cap\u00edtulos importantes de la doctrina cristiana y repetir, ampliado, lo que han dicho los Padres y los te\u00f3logos, antiguos y modernos<\/em>, ya que<\/em> para tener \u00fanicamente ese tipo de discusiones no era necesario convocar un Concilio ecum\u00e9nico<\/em>[5]<\/a>.
        \nEn el mismo apartado, el Papa formulaba la pretensi\u00f3n principal: conocer con mayor amplitud y profundidad la tradici\u00f3n de la Iglesia, para investigarla y exponerla seg\u00fan las exigencias del tiempo actual. En definitiva, se trataba depresentar un modo de exponer las cosas que est\u00e9 m\u00e1s de acuerdo con el Magisterio, que tiene, sobre todo, un car\u00e1cter pastoral<\/em>. Dicho de otro modo, las ense\u00f1anzas de la Iglesia pretenden promover y fortalecer vida cristiana. El Vaticano II pretend\u00eda ciertamente actualizar el mensaje de la Iglesia, la teor\u00eda, por decirlo de alguna manera, pero tal esfuerzo estaba encaminado a iluminar y potenciar la praxis evang\u00e9lica de los creyentes y de las comunidades en el tiempo presente.
        \nCuando Pablo VI sucedi\u00f3 a Juan XXIII, tom\u00f3 la determinaci\u00f3n de seguir con el Concilio y asumi\u00f3 totalmente la perspectiva inicial. En su primera intervenci\u00f3n como Papa ante la asamblea con motivo de la apertura de la segunda sesi\u00f3n, cit\u00f3 textualmente lo subrayado por su antecesor. M\u00e1s adelante, al abrir la cuarta y \u00faltima de las sesiones, sintetiz\u00f3 el objetivo pastoral del Concilio, fundamentando bellamente la raz\u00f3n de ser, el origen, la identidad y el quehacer de la Iglesia en el amor:
        \n 
        \nNuestro amor se ha manifestado ya aqu\u00ed, y se manifestar\u00e1 de modo que en la historia presente y futura constituir\u00e1 la caracter\u00edstica peculiar de este Concilio. Este amor ser\u00e1 la respuesta que recibir\u00e1 el hombre que desee describir a la Iglesia en este momento culminante y cr\u00edtico de su vida: \u00bfqu\u00e9 hizo, se preguntar\u00e1, en aquel tiempo la Iglesia cat\u00f3lica? Amaba, se le responder\u00e1. Amaba con coraz\u00f3n pastoral.<\/em>
        \n 
        \nDicho coraz\u00f3n pastoral se abr\u00eda a Dios, a la Iglesia y a la humanidad, tal como se expresaba en el mismo discurso. Se deseaba, por tanto, un concilio atento a las necesidades y preocupaciones de la gente, dispuesto a fortalecer el testimonio evang\u00e9lico de la Iglesia y a actualizar su misi\u00f3n evangelizadora.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. \u00bfConcilio \u201cmenor\u201d?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

          El Vaticano II fue, sin duda alguna, un Concilio claramente \u201cmayor\u201d, tanto en sus contenidos como en su significaci\u00f3n y alcance. Trat\u00f3 de abordar y actualizar todas las dimensiones y \u00e1mbitos de la vida cristiana y eclesial: la misi\u00f3n, la cristolog\u00eda, la fe y la espiritualidad, las diversas vocaciones, carismas y estados de vida, los sacramentos y la liturgia, la comprensi\u00f3n de la Palabra de Dios, la moral, la reforma de las estructuras eclesiales, el ecumenismo y el di\u00e1logo con las religiones no cristianas, la presencia en la sociedad, la relaci\u00f3n con la cultura. En una palabra, el Concilio abri\u00f3 nuevos caminos a la experiencia de la fe, modific\u00f3 la imagen predominante de Dios y la volvi\u00f3 liberadora para mucha gente creyente. As\u00ed lo expresaba con indudable acierto un poeta vasco, profundamente creyente:
          \nOrai ez dakit Jauna, Zu edo ni aldatu ote naizen,<\/em>
          \netzira egun ene gogoan lengo itxuraz agertzen;<\/em>
          \ngertatzen denaz, o Nagusia, kartsuki zaitut eskertzen,<\/em>
          \ngure arteko hoztasun hartaz hasia nintzan aspertzen,<\/em>
          \nJainko maitea, ordu zen noizbait lagunak egin gintezen<\/em>
          [6]<\/a>.<\/em>
          \n 
          \n(Ahora no s\u00e9, Se\u00f1or, si hemos cambiado t\u00fa o yo,
          \npero hoy no apareces en mi esp\u00edritu con el aspecto de antes;
          \npor este acontecimiento te doy gracias fervientemente,
          \nhab\u00eda empezado a cansarme de aquella fr\u00eda relaci\u00f3n,
          \nDios amado, ya era hora de que alguna vez fu\u00e9ramos amigos)
          \n 
          \nEn cuanto al significado hist\u00f3rico del Vaticano II, es preciso reconocer que fue anunciado y percibido como promotor de un cambio de \u00e9poca en la Iglesia. La Iglesia tomaba conciencia de su misi\u00f3n evangelizadora, pasaba de \u201clas misiones\u201d como actividad a la misi\u00f3n como se\u00f1a de identidad, que hund\u00eda sus ra\u00edces en la Trinidad
          [7]<\/a>.
          \nPara subrayar su significado, K. Rahner divid\u00eda la historia de la Iglesia en tres \u00e9pocas: la primera hasta la asamblea de Jerusal\u00e9n (Hch 15); la segunda, hasta el Vaticano II; la tercera, la abierta por el \u00faltimo concilio. Est\u00e1 claro que no se trata de una clasificaci\u00f3n hist\u00f3rica objetiva, sino de una intuici\u00f3n teol\u00f3gica que centra la atenci\u00f3n en el significado decisivo de la asamblea de Jerusal\u00e9n y del Vaticano II para el impulso y la percepci\u00f3n de la misi\u00f3n de la Iglesia. Ambos acontecimientos constituyen mojones que abren horizontes a la misi\u00f3n y, en esa medida, marcan un antes y un despu\u00e9s en la conciencia eclesial. Tanto Jerusal\u00e9n como el Vaticano II se\u00f1alan un punto de inflexi\u00f3n en el modo de entender la misi\u00f3n de la Iglesia en un contexto cultural diferente. Si en los comienzos de la Iglesia se debati\u00f3 el alcance universal del Evangelio, m\u00e1s all\u00e1 de la cultura y la tradici\u00f3n jud\u00edas, el \u00faltimo Concilio abri\u00f3 dimensiones in\u00e9ditas a dicha misi\u00f3n universal en los albores de un nuevo tiempo.
          \nLo que ocurre es que el Vaticano II no habl\u00f3 al modo dogm\u00e1tico habitual de los concilios. Acu\u00f1\u00f3 formulaciones muy logradas, pero su preocupaci\u00f3n primera se centr\u00f3 en su aplicabilidad a la conciencia de los creyentes. As\u00ed, subray\u00f3 actitudes y orientaciones a adoptar en la comunidad cristiana para promover un mayor y mejor testimonio del Evangelio. Ello no s\u00f3lo no le rest\u00f3 fuerza vinculante a su mensaje, sino que le a\u00f1adi\u00f3 comprensi\u00f3n y credibilidad.
          \n <\/strong><\/p>\n

            \n
          1. El buque insignia: la Constituci\u00f3n Pastoral<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

            El Vaticano II aprob\u00f3 la Gaudium et spes<\/em> en su novena sesi\u00f3n p\u00fablica, la v\u00edspera de la clausura. En su \u00faltimo acto magisterial, el Concilio denomin\u00f3 el documento como Constituci\u00f3n Pastoral<\/em>, lo cual presentaba una absoluta novedad en la historia de los concilios y, en la misma medida, un reto para su m\u00e9todo e interpretaci\u00f3n. De este modo, el Concilio pastoral se cerraba con la promulgaci\u00f3n de un texto que recib\u00eda expl\u00edcitamente tal calificativo.
            \nEl documento no proven\u00eda de borradores o esquemas de la fase preparatoria, sino que fue producto de una larga y laboriosa gestaci\u00f3n durante los tres a\u00f1os de celebraci\u00f3n del Concilio. Por ello se convierte en un elemento clave a la hora de entender lo que el aula conciliar calificaba como pastoral. La asamblea era consciente del debate que se pod\u00eda suscitar al contraponer lo dogm\u00e1tico a lo pastoral. Por ello, aprob\u00f3 la nota que acompa\u00f1a al t\u00edtulo mismo del documento, en la que se afirma lo siguiente:
            \n 
            \nSe llama constituci\u00f3n \u201cpastoral\u201d porque, apoy\u00e1ndose en principios doctrinales, pretende exponer la actitud de la Iglesia ante el mundo y los hombres contempor\u00e1neos. Por eso, ni en la primera parte <\/em>(la de los principios) falta la intenci\u00f3n pastoral, ni en la segunda <\/em>(la que aborda los problemas m\u00e1s urgentes de la sociedad) la intenci\u00f3n doctrinal. (\u2026) As\u00ed pues, esta Constituci\u00f3n debe ser interpretada seg\u00fan las normas generales de la interpretaci\u00f3n teol\u00f3gica y teniendo en cuenta, sobre todo en su segunda parte, las circunstancias variables con las que, por su propia naturaleza, est\u00e1n conexos los temas que se tratan.<\/em>
            \n 
            \nEl debate teol\u00f3gico acerca de la hermen\u00e9utica del Vaticano II reviste gran actualidad, pero la cuesti\u00f3n no es nada nueva. El problema est\u00e1 planteado ya desde la clausura de la asamblea. Pronto se advirti\u00f3 la existencia de perspectivas eclesiol\u00f3gicas diferentes en los planteamientos del Concilio, que no llegaron a conciliarse entre s\u00ed
            [8]<\/a>. Sin embargo, la dial\u00e9ctica presente en los documentos previene de interpretaciones selectivas e invita a construir nuevas s\u00edntesis que vayan impulsando los procesos de recepci\u00f3n del Concilio.
            \nEn tal contexto, antes y ahora no han faltado quienes, apelando al talante pastoral de la Gaudium et spes<\/em>, en concreto, y del Concilio en general, han puesto en duda el car\u00e1cter vinculante de las afirmaciones conciliares. Con ello se agranda el riesgo de interpretaciones interesadas, ya que las formulaciones que se perciben problem\u00e1ticas pueden ser consideradas como indicaci\u00f3n, consejo o recomendaci\u00f3n, y desvirtuadas, por tanto, en su alcance doctrinal.
            \nLa distinci\u00f3n entre la dimensi\u00f3n dogm\u00e1tica y la pastoral es siempre dif\u00edcil y a veces imposible, ya que todo dogma tiene una vertiente pastoral y todo planteamiento o actividad pastoral encierra un significado dogm\u00e1tico. En todo caso, conviene tener en cuenta aspectos como los siguientes:
            \n <\/p>\n