{"id":6868,"date":"2012-07-01T00:00:11","date_gmt":"2012-06-30T22:00:11","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6868"},"modified":"2012-07-01T00:00:11","modified_gmt":"2012-06-30T22:00:11","slug":"relacion-de-la-iglesia-con-el-mundo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/relacion-de-la-iglesia-con-el-mundo\/","title":{"rendered":"RELACI\u00d3N DE LA IGLESIA CON EL MUNDO."},"content":{"rendered":"
LAS ORIENTACIONES, TODAV\u00cdA ACTUALES, DE \u201cGAUDIUM ET SPES\u201d<\/strong> La constituci\u00f3n pastoral Gaudium et spes<\/em> (GS) no es el documento de mayor calado teol\u00f3gico o dogm\u00e1tico del concilio Vaticano II; considerada bajo este aspecto, es superada por las constituciones dogm\u00e1ticas Dei Verbum<\/em> y Lumen gentium<\/em>. Tampoco es el texto que manifiesta mayores cualidades formales de unidad tem\u00e1tica y de organizaci\u00f3n en el desarrollo de los contenidos. En lo que, sin duda alguna, GS aventaja a los restantes documentos conciliares es en la extensi\u00f3n; constituye el texto conciliar m\u00e1s largo, en el que son abordadas cuestiones de \u00edndole variada, todas ellas de notable inter\u00e9s tanto te\u00f3rico como pr\u00e1ctico. Lo primero que procede anotar es el cambio de orientaci\u00f3n que introduce GS en la comprensi\u00f3n de la relaci\u00f3n del cristiano con el mundo. Aunque toda afirmaci\u00f3n de contenido hist\u00f3rico ha de ser matizada, se puede aceptar que en la relaci\u00f3n del cristianismo con el mundo abundaron, y en determinadas \u00e9pocas prevalecieron, actitudes de signo marcadamente negativo: La actitud emp\u00e1tica<\/em> ante el mundo y el di\u00e1logo<\/em> con \u00e9l proceden de una consideraci\u00f3n teol\u00f3gica de la realidad mundana y, m\u00e1s concretamente, de la condici\u00f3n humana. Frente a los temores de carencia teol\u00f3gica manifestados por algunos te\u00f3logos y obispos alemanes durante la etapa de redacci\u00f3n, GS apoya todo su discurso acerca de la relaci\u00f3n del cristiano con el mundo sobre la base de unas profundas orientaciones b\u00edblico-teol\u00f3gicas [M\u00aa. del C. Aparicio, Ph. Bordeyne 2001 (a), S. Madrigal 2005], de las que \u00fanicamente subrayo sus grandes l\u00edneas: Siendo muy valiosas las referencias teol\u00f3gicas que acabamos de se\u00f1alar, hay que reconocer que la base teol\u00f3gica principal de GS es la antropolog\u00eda teol\u00f3gica<\/em>, vinculada esta a la cristolog\u00eda<\/em>. Las dos perspectivas, la antropol\u00f3gica y la cristol\u00f3gica, no son dos orientaciones yuxtapuestas, sino dos iluminaciones articuladas entre s\u00ed en relaci\u00f3n a expresar una misma realidad: la antropolog\u00eda se sustenta en la cristolog\u00eda y esta adquiere su significado pleno en aquella [V. Caporale, G. Restrepo]. El concilio apel\u00f3 a la presencia y a la acci\u00f3n misteriosas del Esp\u00edritu de Dios para subrayar la integraci\u00f3n armoniosa del \u201cfermento evang\u00e9lico\u201d y la \u201cconciencia moral\u201d de la humanidad en orden a propiciar una \u201cirrefrenable exigencia de dignidad\u201d de todas las personas (n. 46). Teniendo como tel\u00f3n de fondo las exigencias \u00e9ticas de un orden social \u201csubordinado al bien de las personas\u201d, el concilio no dud\u00f3 en afirmar que \u201cpara cumplir todo esto hay que llevar a cabo una renovaci\u00f3n de la mentalidad y amplios cambios de la sociedad\u201d. Para realizar esta ingente labor es preciso \u201csumar\u201d todas las posibilidades, sabiendo que el origen de todo buen deseo est\u00e1 en el \u00fanico Esp\u00edritu de Dios y que la meta de todos los esfuerzos es la dignificaci\u00f3n de la misma y \u00fanica persona humana: \u201cel Esp\u00edritu de Dios, que con admirable providencia dirige el curso de los tiempos y renueva la faz de la tierra, est\u00e1 presente en esta evoluci\u00f3n. El fermento evang\u00e9lico ha suscitado y suscita en el coraz\u00f3n del hombre una irrefrenable exigencia de dignidad\u201d. El coraz\u00f3n de GS es la relaci\u00f3n <\/em>de la Iglesia con el mundo. Este es el tema desarrollado a lo largo de todos sus n\u00fameros, como si del \u201ctema\u201d de una sinfon\u00eda se tratara. Pero hay un cap\u00edtulo en el que se concentra<\/em> de forma especial esa orientaci\u00f3n: es el c. 4 de la primera parte titulado \u201cFunci\u00f3n de la Iglesia en el mundo actual\u201d (nn. 40-45), del que recojo dos perspectivas. Sin confundir la identidad ni negar la diversidad de cada uno de los \u201c\u00f3rdenes\u201d, el de la raz\u00f3n (lo humano) y el de la fe (lo cristiano), el concilio subraya la articulaci\u00f3n de ambos en un \u00fanico y mismo proyecto de salvaci\u00f3n. Sirvan de prueba estos vibrantes textos: El ejercicio del di\u00e1logo de la Iglesia con el mundo tiene repercusiones importantes para los planteamientos del discurso teol\u00f3gico y de la praxis pastoral. El discurso teol\u00f3gico, sin prescindir de las fuentes espec\u00edficas de la Revelaci\u00f3n, ha de establecer un di\u00e1logo sincero y fecundo con la racionalidad humana. El concilio formul\u00f3 este imperativo epistemol\u00f3gico del siguiente modo: \u201clos que se dedican a las disciplinas teol\u00f3gicas en seminarios y universidades procurar\u00e1n cooperar con los hombres que sobresalen en otras ciencias, uniendo sus fuerzas y sus prop\u00f3sitos. La investigaci\u00f3n teol\u00f3gica, al mismo tiempo, debe profundizar en el conocimiento de la verdad revelada\u00a0 y no descuidar la relaci\u00f3n con su propio tiempo, para poder ayudar a los hombres cultos en las diferentes disciplinas a un conocimiento m\u00e1s pleno de la fe\u201d (n. 62). GS ha sido considerada como el documento conciliar de mayor contenido \u00e9tico. De hecho, lo que queda de todos los elementos relacionados con la moral que fueron surgiendo en la etapa preparatoria (De ordine morali<\/em>, \u00a0De matrimonio et familia<\/em>, De ordine sociali<\/em>, etc.) y en la fase propiamente conciliar se\u00a0 encuentran -reorientados y reubicados- en la constituci\u00f3n pastoral GS. Sin pretensi\u00f3n de exhaustividad, se\u00f1alo las orientaciones morales m\u00e1s decisivas que se encuentran en el texto conciliar [C. J. Pinto de Oliveira, Ph. Bordeyne 2004]. – La peculiaridad epistemol\u00f3gica del discurso \u00e9tico-teol\u00f3gico<\/em>. El concilio Vaticano II acu\u00f1\u00f3 una bella f\u00f3rmula para expresar la peculiaridad de la epistemolog\u00eda teol\u00f3gico-moral: \u201ca la luz del Evangelio y de la experiencia humana\u201d (n. 46). Es de advertir que el Evangelio<\/em> y la experiencia humana<\/em> no son perspectivas paralelas o yuxtapuestas, sino que est\u00e1n compenetradas entre s\u00ed, como compenetradas est\u00e1n \u201cla ciudad terrena y celeste\u201d (n. 40). Constituyen un c\u00edrculo hermen\u00e9utico; es el c\u00edrculo hermen\u00e9utico de la fe y de la raz\u00f3n. – Nuevo paradigma para la \u00e9tica social teol\u00f3gica<\/em>. Debido a la recepci\u00f3n de GS en el discurso de la \u00e9tica teol\u00f3gica, la moral social cristiana se ha abierto hacia un nuevo paradigma (J. Querejazu, A. Iriarte, L. Lorenzetti). No se puede dejar de reconocer que la constituci\u00f3n GS marc\u00f3 un giro en la comprensi\u00f3n de la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo. Tampoco se puede negar el alto grado de innovaci\u00f3n<\/em> que supuso para la comprensi\u00f3n teol\u00f3gica y la pr\u00e1ctica pastoral. Baste con tomar nota de esta \u201cdeclaraci\u00f3n de intenciones\u201d que aparece al comienzo de GS: la Iglesia quiere asemejarse a Cristo y ser: testigo<\/em> de la verdad, salvadora <\/em>de la humanidad, servidora<\/em> del hombre (n. 3). Marciano Vidal<\/p>\n Referencias bibliogr\u00e1ficas<\/em>: LAS ORIENTACIONES, TODAV\u00cdA ACTUALES, DE \u201cGAUDIUM ET SPES\u201d Marciano Vidal, cssr \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor comenta la Constituci\u00f3n Pastoral \u201cGaudium et Spes\u201d siguiendo este plan: claves de lectura, relaci\u00f3n Iglesia-Mundo, bases teol\u00f3gicas, antropolog\u00eda teol\u00f3gica, el Esp\u00edritu en la historia, pr\u00e1ctica de la relaci\u00f3n Iglesia-Mundo, saberes humanos y nuevos lenguajes, orientaciones para la \u00e9tica […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1593,94],"tags":[],"class_list":["post-6868","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-426_427","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6868"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=6868"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/6868\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=6868"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=6868"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=6868"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nMarciano Vidal, cssr<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor comenta la Constituci\u00f3n Pastoral \u201cGaudium et Spes\u201d siguiendo este plan: claves de lectura, relaci\u00f3n Iglesia-Mundo, bases teol\u00f3gicas, antropolog\u00eda teol\u00f3gica, el Esp\u00edritu en la historia, pr\u00e1ctica de la relaci\u00f3n Iglesia-Mundo, saberes humanos y nuevos lenguajes, orientaciones para la \u00e9tica teol\u00f3gica, balance y prospectiva.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nPero la ventaja de GS no est\u00e1 solo en la cantidad, sino tambi\u00e9n en su calidad; a juicio de muchos -esta es tambi\u00e9n la apreciaci\u00f3n de quien escribe las presentes p\u00e1ginas-, GS es el documento que mejor expresa el esp\u00edritu<\/em> del concilio Vaticano II. Concretamente, en \u00e9l se manifiestan dos rasgos fundamentales del concilio: 1) La pastoralidad<\/em>, es decir, la comprensi\u00f3n y el ejercicio de la teolog\u00eda en conexi\u00f3n con la realidad concreta y con el objetivo de transformarla salv\u00edficamente. 2) Elaggiornamento<\/em>, es decir, la adaptaci\u00f3n del mensaje cristiano a las condiciones de la situaci\u00f3n presente, sin por eso perder su sentido original. Como afirm\u00f3 J. Ratzinger, por su forma y por la orientaci\u00f3n de sus declaraciones GS es algo distinto de lo dicho en otros concilios [J. Ratzinger]. \u00a0Por otra parte, en GS se encuentran los textos del Vaticano II m\u00e1s citados en la etapa postconciliar as\u00ed como los p\u00e1rrafos de mayor inspiraci\u00f3n entre los muchos que produjo el concilio. El n. 22 es uno de esos textos [Th. Gertler, G. S\u00e1nchez Rojas]; de \u00e9l dijo Juan Pablo II que era \u201cexpresi\u00f3n culminante\u201d de GS (Redemptor hominis<\/em>, 8) y \u201cuno de los puntos de referencia constante de mi ense\u00f1anza\u201d (Fides et ratio<\/em>, 60).
\nEs imposible analizar, en el espacio literario de cinco mil palabras, todos los aspectos relacionados con la interpretaci\u00f3n de GS. Por fuerza he de dar por supuesta la lectura comentada<\/em> del texto. Por cierto, para esa primera aproximaci\u00f3n abundaron los comentarios de primera hora cuya lectura sigue siendo todav\u00eda un valioso instrumento de interpretaci\u00f3n [L. Gonz\u00e1lez-Carvajal 2005]. Tambi\u00e9n doy por supuesto el conocimiento acerca de la g\u00e9nesis del texto<\/em>. GS es un documento nacido dentro del concilio, sin un texto previo de referencia (algo similar aconteci\u00f3 con Dei Verbum<\/em> y con Dignitatis humanae<\/em>). Por otra parte, la historia de su redacci\u00f3n fue compleja y, en ciertas fases (cuarta sesi\u00f3n, 1965), tormentosa. Malinas (septiembre de 1963), Z\u00farich (febrero de 1964), Ariccia (enero-febrero de 1965) marcan no s\u00f3lo los lugares geogr\u00e1ficos en que se prepar\u00f3 el texto sino tambi\u00e9n los estratos m\u00e1s decisivos en la historia de la redacci\u00f3n (Redaktionsgeschichte<\/em>) de GS. Para el conocimiento de esa g\u00e9nesis del texto de GS tenemos instrumentos sumamente valiosos [G. Turbanti, F. Gil Hell\u00edn 2003].
\nTampoco faltan estudios sobre lo que podr\u00eda llamarse la historia de la recepci\u00f3n o de la actuaci\u00f3n del texto (Wirkunsgeschichte<\/em>) en la etapa postconciliar. La diversidad de recepciones tiene su explicaci\u00f3n o, al menos, su origen en la diversidad de orientaciones que recogi\u00f3 la redacci\u00f3n del texto; como en la interpretaci\u00f3n de otros textos, tambi\u00e9n aqu\u00ed existe una circularidad hermen\u00e9utica entre la Wirkungsgeschichte<\/em> (recepci\u00f3n del texto) y la Redaktionsgeschichte<\/em> (redacci\u00f3n del texto) [J. A. Komonchak]. Como es obvio, tambi\u00e9n este aspecto ha de ser tenido en cuenta para una interpretaci\u00f3n correcta de GS.
\nDando por supuestas las tres aproximaciones anotadas, entro de lleno en el mismo texto, in medias res<\/em>, para recoger de \u00e9l las orientaciones que han de guiar la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo actual. Sin intentar hacer un comentario detallado y completo de este documento trascendental para la Iglesia del presente, asumir\u00e9 de \u00e9l aquellas perspectivas que considero m\u00e1s valiosas y al mismo tiempo m\u00e1s actuales para poder seguir transitando el \u201ccamino del mundo\u201d.
\nEntiendo, aqu\u00ed, por \u201cmundo\u201d no la realidad humana tal como es comprendida en la teolog\u00eda paulina (lo humano \u201canterior\u201d al advenimiento de lo cristiano) o en la teolog\u00eda ju\u00e1nica (lo humano \u201ccontrario\u201d a lo cristiano) sino la realidad humana tal como es expresada en el mismo texto conciliar: \u201cel\u00a0 mundo de los hombres, es decir, toda la familia humana con la universalidad de las realidades entre las que esta vive; el mundo, teatro de la historia del g\u00e9nero humano, marcado por su destreza, sus derrotas y sus victorias; el mundo que los fieles cristianos creen creado y conservado por el amor del Creador, colocado ciertamente bajo la esclavitud del pecado, pero liberado por Cristo crucificado y resucitado, una vez que fue quebrantado el poder del Maligno, para que se transforme, seg\u00fan el designio de Dios, y llegue a su consumaci\u00f3n\u201d (n. 2).
\n <\/p>\n\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Hu\u00edda<\/em> del mundo (fuga mundi<\/em>).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El mundo como enemigo<\/em> de los valores del esp\u00edritu (enemigo del alma<\/em>).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El mundo en cuanto oponente<\/em> y, en determinado caso, como adversario<\/em> de lo cristiano
\nEl concilio Vaticano II, sobre todo en GS, sell\u00f3 una nueva orientaci\u00f3n [L. Gonz\u00e1lez-Carvajal 2006]. Tal orientaci\u00f3n puede ser expresada con un vocablo de gran significaci\u00f3n tanto sem\u00e1ntica como simb\u00f3lica, sobre todo en la etapa hist\u00f3rica del evento conciliar: el di\u00e1logo<\/em>. Esta palabra adquiri\u00f3 carta de ciudan\u00eda cat\u00f3lica en el pontificado de Juan XIII. Fue asumida y enriquecida por Pablo VI; a veces no se tiene en cuenta la importancia que tuvo la primera enc\u00edclica del papa Montini, Ecclesiam suam<\/em> (6 de agosto de 1964), precisamente sobre el di\u00e1logo, a fin de apoyar el cambio de orientaci\u00f3n de la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo.
\nHay, pues, un esp\u00edritu nuevo<\/em> en la constituci\u00f3n pastoral GS. Es el mismo esp\u00edritu en el que se mueve el discurso de Juan XXIII pronunciado en el acto inaugural del Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962 [Juan XXIII]. Sobresale en \u00e9l el rasgo de la empat\u00eda<\/em>, como base y orientaci\u00f3n del di\u00e1logo<\/em>. Frente a los \u201cprofetas de desgracias\u201d, Juan XXIII sostiene que \u201cen el curso actual de los acontecimientos, en el que parece que los hombres empiezan un nuevo orden de cosas, hay que reconocer m\u00e1s bien los designios misteriosos de la Providencia\u201d.
\nLa nueva orientaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo queda firmada mediante el significativo incipit <\/em>del documento conciliar: \u201cEl gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son tambi\u00e9n gozo y esperanza, tristeza y angustia de los disc\u00edpulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su coraz\u00f3n\u201d (n. 1).
\n <\/p>\n\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 No faltan las referencias a la teolog\u00eda trinitaria<\/em>. La Iglesia que se abre al mundo es una comunidad convocada por la Trinidad (nn. 1, 21, 22, 40, 92). Dios Padre<\/em> es el omnipresente a lo largo y ancho de la constituci\u00f3n pastoral GS: \u201cprincipio y fin de todas las cosas\u201d (n. 92), creador de todo y especialmente del hombre (nn. 3, 12, 13, 14, 17, 18, 19, 21,23, 24, 29, 34), cuyo proyecto de salvaci\u00f3n (nn. 2, 11, 34) se resume en la praxis del amor (n. 93). La presencia actuante del Esp\u00edritu Santo<\/em> en el di\u00e1logo de la Iglesia con el mundo es reconocida con notable \u00e9nfasis: haciendo del hombre una \u201ccriatura nueva\u201d(n. 37; en el mismo sentido: n. 45); \u201cguiando\u201d a la Iglesia en la misma obra de Cristo (n.3; en el mismo sentido: nn. 10, 11, 22, 43,44, 45); \u201cdirigiendo el curso de los tiempos\u201d y \u201crenovando la faz de la tierra\u201d (n. 26; en el mismo sentido: n. 11); dando el \u201cdon de la esperanza viva\u201d (n. 93).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 En GS es decisivo el fondo teol\u00f3gico de car\u00e1cter cristol\u00f3gico<\/em>. Es de destacar el \u201carco cristol\u00f3gico\u201d en el que queda contenido todo el conjunto de la primera parte del documento; los nn. 10 y 45 constituyen el comienzo y el final, respectivamente, de esa cobertura cristol\u00f3gica, en la que sobresalen tres momentos, como cumbres luminosas de resplandor cristol\u00f3gico. Son los n\u00fameros con que culminan las exposiciones de los tres cap\u00edtulos primeros: sobre el hombre en s\u00ed mismo considerado: n. 22; sobre el hombre en cuanto ser relacional: n. 32; y sobre la actividad humana: n. 39. De entre esas tres cumbres hay una que se convierte en el pico m\u00e1s alta de la monta\u00f1a: el n. 22, quiz\u00e1s el mejor de toda la constituci\u00f3n y muy probablemente el m\u00e1s citado en la etapa postconciliar, seg\u00fan hemos anotado precedentemente. Este compendio cristol\u00f3gico, comienza con la siguiente afirmaci\u00f3n, que da la clave de una antropolog\u00eda cristol\u00f3gica: \u201cRealmente, el misterio del hombre s\u00f3lo se esclarece con el misterio del Verbo encarnado\u201d (n. 22).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Como es normal, tambi\u00e9n est\u00e1 presente la teolog\u00eda eclesiol\u00f3gica<\/em>. La comprensi\u00f3n de la \u201cpresencia\u201d y de la \u201cacci\u00f3n\u201d de la Iglesia se basa en la eclesiolog\u00eda del mismo Vaticano II: \u201csupuesto ya todo lo que este Concilio ha dicho sobre el misterio de la Iglesia, se va a considerar ahora a la Iglesia misma en cuanto que existe en este mundo y con \u00e9l vive y act\u00faa\u201d (n. 40). Dentro de la eclesiolog\u00eda conciliar, GS resalta la comprensi\u00f3n de la Iglesia como \u201csacramento (veluti sacramentum<\/em>) de salvaci\u00f3n\u201d (nn. 42, 45) o sacramento del Reino, es decir, como \u201cservidora\u201d y \u201cresponsable\u201d de la humanidad [S. Mazzolini, R. Repole].
\n <\/p>\n\n
\nHa sido la primera vez que un concilio ha hecho una exposici\u00f3n tan amplia y tan sistematizada de la comprensi\u00f3n cristiana acerca de la condici\u00f3n humana.\u00a0 La constituci\u00f3n GS dedica los tres primeros\u00a0 cap\u00edtulos de la primera parte al an\u00e1lisis del ser humano: en s\u00ed mismo (c. 1); en cuanto ser social (c. 2); en su actividad (c. 3). En cada una de estas perspectivas utiliza el mismo esquema: plan de Dios, deformaci\u00f3n por el pecado (este aspecto no es desarrollado en el c. 2), restauraci\u00f3n en Cristo.
\nLa categor\u00eda fundamental con la que es considerada la condici\u00f3n humana es la de imagen de Dios<\/em>. Apoy\u00e1ndose en los textos b\u00edblicos b\u00e1sicos (G\u00e9n 1, 26; Sab 2, 23; Eclo 17, 3-10), el concilio fundamenta la comprensi\u00f3n del ser humano sobre la afirmaci\u00f3n de que ha sido creado a imagen de Dios (n. 12, \u00a0en el mismo sentido: nn. 14, 15, 24, 34).
\nLa afirmaci\u00f3n ontol\u00f3gica de la condici\u00f3n humana tiene una traducci\u00f3n a nivel axiol\u00f3gico. Al ser<\/em> imagen de Dios, el hombre tiene un valor<\/em> \u00fanico en el orden de la creaci\u00f3n. El concilio \u201cproclama la alt\u00edsima vocaci\u00f3n del hombre y afirma la presencia en \u00e9l de un cierto germen divino\u201d (n. 3). Recuerda que \u201cseg\u00fan la opini\u00f3n casi un\u00e1nime de creyentes y no creyentes, todo lo que existe en la tierra debe ordenarse al hombre como su centro y su culminaci\u00f3n\u201d (n. 12). Hace una defensa valiente del \u201crespeto\u201d a la persona humana, denunciando las formas actuales de \u201cesclavitud\u201d humana (n. 27). Asume la consideraci\u00f3n axiol\u00f3gica de Pablo VI: \u201cel hombre vale m\u00e1s por lo que es que por lo que tiene\u201d (n. 35). Y llega a la valoraci\u00f3n m\u00e1s alta, al afirmar que \u201cel hombre es la \u00fanica criatura en la tierra a la que Dios ha amado por s\u00ed misma\u201d (n. 24).
\nTres peculiaridades han de ser se\u00f1aladas en el esbozo de antropolog\u00eda teol\u00f3gica propuesto en GS:
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Es una antropolog\u00eda en la que el sujeto humano<\/em> (el t\u00e9rmino sujeto<\/em>=subiectum<\/em> aparece una sola vez: n. 25) es considerado como persona<\/em> humana<\/em> (t\u00edtulo del primer cap\u00edtulo).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Es una antropolog\u00eda construida sobre un fondo de tensi\u00f3n dram\u00e1tica<\/em>, tanto de car\u00e1cter socio-hist\u00f3rica como de signo personal, tal como aparece en la expositio introductiva <\/em>(nn. 4-10). Tal orientaci\u00f3n es la impronta que ha dejado Pierre Haubtmann, el secretario de redacci\u00f3n del documento desde la reuni\u00f3n de Ariccia [Ph. Bordeyne, 2001 (b)]; en la etapa de Z\u00farich, el secretario hab\u00eda sido B. H\u00e4ring [M. Mali].
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Es una antropolog\u00eda de orientaci\u00f3n integral. Es lapidaria y de gran alcance la formulaci\u00f3n que define al hombre como \u201cuno en cuerpo y alma\u201d (corpore et anima unus<\/em>) (n. 14). Detalle de integraci\u00f3n es la s\u00edntesis entre \u201cverdad\u201d y \u201csabidur\u00eda\u201d, entre \u201cinteligencia\u201d y \u201cvoluntad\u201d (entre dominicanismo y franciscanismo) (n. 15).
\n <\/p>\n\n
\nSiguiendo las huellas de la patr\u00edstica, el concilio valor\u00f3 como una \u201cpreparaci\u00f3n al Evangelio\u201d todo lo bueno que hay en quienes \u201csin culpa, todav\u00eda no han llegado a conocer claramente a Dios pero se esfuerzan con su gracia en vivir honradamente\u201d (LG, 16). Parecida actitud adopt\u00f3 ante la cultura actual (GS, 57). Las \u201csemillas del Verbo\u201d est\u00e1n presentes y operantes en las diferentes religiones (AG, 11; LG, 17) y en el progreso de la historia. Seg\u00fan Tom\u00e1s de Aquino, la funci\u00f3n \u201csapiencial\u201d del Esp\u00edritu Santo se hace presente m\u00e1s all\u00e1 de los l\u00edmites de los creyentes; retomando una afirmaci\u00f3n del Ambrosiaster<\/em>, anota: \u201ctoda verdad, quienquiera que la diga, procede del Esp\u00edritu Santo en cuanto infunde en nosotros la luz natural y nos mueve a entender y expresar la verdad\u201d (I-II, q. 109, a. 1 ad 1, texto recogido y comentado por Juan Pablo II en Fides et ratio<\/em>, 44).<\/p>\n\n
\nRelaci\u00f3n en dos tiempos<\/em>
\nDespu\u00e9s de afirmar la relaci\u00f3n mutua entre la Iglesia y el mundo (n. 40), esa relaci\u00f3n es desarrollada en dos tiempos complementarios: 1) lo que la Iglesia puede dar al mundo; 2) lo que la Iglesia puede recibir del mundo. El primer tiempo est\u00e1 ampliamente desarrollado. Las aportaciones de la Iglesia son organizadas en torno a tres ejes: el sentido y la dignidad de cada hombre (n. 41); el bien de la sociedad humana, en sus variadas formas y en sus diversas instituciones (n. 42); la actividad ben\u00e9fica de los cristianos, sean de condici\u00f3n laical o ministerial (n. 43).
\nAspectos innovadores<\/em>
\nEl desarrollo del segundo tiempo -lo que la Iglesia recibe del mundo- es m\u00e1s breve. Sin embargo, el contenido de ese \u00fanico n\u00famero (n. 44) es de gran densidad. Adem\u00e1s, puede decirse que la sola formulaci\u00f3n del tema es una innovaci\u00f3n <\/em>del concilio Vaticano II. Son de destacar las orientaciones siguientes:
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La afirmaci\u00f3n general: \u201cde la misma manera que interesa al mundo reconocer a la Iglesia como realidad social y fermento de la historia, tambi\u00e9n la propia Iglesia sabe cu\u00e1nto ha recibido de la historia y de la evoluci\u00f3n de la humanidad\u201d.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La interacci\u00f3n entre el anuncio<\/em> del Evangelio y las diferentes culturas<\/em> humanas. La inculturaci\u00f3n<\/em> del Evangelio est\u00e1 asumida al afirmar que \u201cla predicaci\u00f3n acomodada de la palabra revelada debe mantenerse como ley de toda evangelizaci\u00f3n\u201d.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La adaptaci\u00f3n de las estructuras<\/em> de la Iglesia, \u201cno como si faltase algo en la constituci\u00f3n que Cristo le ha dado, sino para conocer esa constituci\u00f3n m\u00e1s profundamente, expresarla mejor y adaptarla con mayor acierto a nuestros tiempos\u201d.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La funci\u00f3n positiva de la oposici\u00f3n<\/em>: \u201cM\u00e1s a\u00fan, la Iglesia confiesa haberse aprovechado mucho y poder aprovecharse de la oposici\u00f3n misma de sus adversarios o perseguidores\u201d.
\nEl \u201cdar\u201d y\u00a0 el \u201crecibir\u201d de la Iglesia con respecto al mundo se rige por un criterio teol\u00f3gico general que se convierte en convicci\u00f3n eclesial b\u00e1sica: \u201cLa Iglesia, al ayudar al mundo y recibir mucho de \u00e9l, pretende una sola cosa: que venga el Reino de Dos y se instaure la salvaci\u00f3n de todo el g\u00e9nero humano. Todo el bien que el Pueblo de Dios puede aportar a la familia humana en el tiempo de su peregrinaci\u00f3n terrena, deriva del hecho de que la Iglesia es \u2018sacramento universal de salvaci\u00f3n\u2019 (cf. LG 7), que manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al hombre\u201d (n. 45).
\n <\/p>\n\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u201cLa comunidad (de los disc\u00edpulos de Cristo) est\u00e1 compuesta por hombres (\u2026). Por ello, se siente verdadera e \u00edntimamente solidaria del g\u00e9nero humano y de su historia\u201d (n. 1).
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u201cLa Iglesia, a la vez \u2018grupo visible y comunidad espiritual\u2019 (LG, 8), avanza junto con toda la humanidad y experimenta la misma suerte terrena del mundo\u201d (n. 40).
\nEs tal la articulaci\u00f3n de lo humano y lo cristiano que el concilio habla, con resonancias agustinianas, de una \u201ccompenetraci\u00f3n de la ciudad terrena y celeste\u201d; y afirma, a continuaci\u00f3n, que si no existe mayor articulaci\u00f3n entre estos dos \u00f3rdenes, entre el mundo y la Iglesia, se debe a la condici\u00f3n hist\u00f3rica y pecadora de la existencia humana (n. 40).
\nAl conseguir esta plenitud de significado, la realidad humana es, al mismo tiempo, hist\u00f3rica y escatol\u00f3gica.
\nLa dimensi\u00f3n escatol\u00f3gica<\/em> se encuentra bien formulada en el n. 39. Con citas neotestamentarias se subraya la tensi\u00f3n escatol\u00f3gica de la vida cristiana, pero al mismo tiempo se advierte que \u201cla espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino m\u00e1s bien avivar la preocupaci\u00f3n por cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo\u201d. En este importante n\u00famero es donde el concilio expuso la articulaci\u00f3n correcta entre \u201cprogreso humano\u201d y \u201cReino escatol\u00f3gico\u201d: \u201caunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios\u201d.
\nMediante esta orientaci\u00f3n el concilio super\u00f3 la oposici\u00f3n que se hab\u00eda dado, sobre todo en Francia, en la \u00e9poca preconciliar entre la tendencia encarnacionista<\/em> (D. Dubarle, G. Thils, B. de Solanges, etc.) y la tendencia espiritualista <\/em>(J. Dani\u00e9lou, L. Bouyer, etc,) [J. Gil i Ribas]. Los primeros insist\u00edan en la realizaci\u00f3n de la utop\u00eda humana; los segundos daban importancia a la presencia expl\u00edcita del Reino de Dios. GS propugn\u00f3 la s\u00edntesis: ni un Dios sin reino (utop\u00eda intramundana) ni un Reino sin Dios (sin presencia expl\u00edcita religiosa). Historia (utop\u00eda humana) y escatolog\u00eda (Reino futuro) son las dos vertientes imprescindibles del compromiso de los cristianos en el mundo.
\n <\/p>\n\n
\nDe acuerdo con la opci\u00f3n metodol\u00f3gica inductiva, el discurso teol\u00f3gico-moral ha de buscar nuevas formas expresivas (simb\u00f3licas, conceptuales, ling\u00fc\u00edsticas), a las que denominamos con el t\u00e9rmino general de \u201clenguajes\u201d. A este respecto, ha de ser atendida la exhortaci\u00f3n del concilio: \u201ccorresponde a todo el Pueblo de Dios, especialmente a los pastores y te\u00f3logos, auscultar (auscultare<\/em>), discernir (discernere<\/em>) e interpretar (interpretari<\/em>), con la ayuda del Esp\u00edritu Santo, los diferentes lenguajes de nuestro tiempo y juzgarlos a la luz de la palabra divina, para que la Verdad revelada pueda ser percibida m\u00e1s completamente (penitius percipi<\/em>), comprendida mejor (mellius intelligi<\/em>) y expresada m\u00e1s adecuadamente (altius proponi<\/em>)\u201d (n. 44).
\nA partir de las dos orientaciones precedentes se deduce que la presentaci\u00f3n de la oferta cristiana ha de ser formulada como una \u201cpropuesta en camino\u201d, en la que se articulen las aportaciones de la ciencia y de la sabidur\u00eda humanas con los datos de la revelaci\u00f3n cristiana. Esta orientaci\u00f3n se encuentra muy bien expresada en la formulaci\u00f3n del n. 33: \u201cLa Iglesia, que custodia el dep\u00f3sito de la palabra de Dios, de la que se obtienen los principios en el orden religioso y moral, aunque no tiene siempre a mano una respuesta para cada cuesti\u00f3n desea unir la luz de la Revelaci\u00f3n a la pericia de todos para iluminar el camino que la humanidad ha emprendido recientemente\u201d. \u00a1Ser\u00eda dif\u00edcil que la afirmaci\u00f3n \u201cno tiene siempre a mano una respuesta para cada cuesti\u00f3n\u201d pudiera ser formulada por la Iglesia en los tiempos presentes de cierta involuci\u00f3n!<\/p>\n\n
\n <\/p>\n\n
\n– La opci\u00f3n metodol\u00f3gica inductiva<\/em>. Una de las categor\u00edas-s\u00edmbolo de GS es la de los \u201csignos de los tiempos\u201d (nn. 4, 11). En esa orientaci\u00f3n hay una clara opci\u00f3n por un m\u00e9todo de car\u00e1cter inductivo, que parte del an\u00e1lisis de la realidad (ver<\/em>), contin\u00faa con el discernimiento a la luz del Evangelio (juzgar<\/em>), y retorna a la realidad para transformarla de acuerdo con el resultado del discernimiento (actuar<\/em>).
\n– La conciencia moral: uni\u00f3n del cristiano con todas las personas de buena voluntad<\/em>. El concilio ofrece una visi\u00f3n de la conciencia moral (n. 16) en referencia a la totalidad de la persona y no solo en relaci\u00f3n con la ley o en funci\u00f3n del conocimiento moral [L. A. Anaya]. Este n. 16 de GS fue sometido a diversas redacciones (de julio de 1964 a diciembre de 1965 tuvo cuatro); en estas sucesivas redacciones se advierte una tendencia a comprender la conciencia, cada vez con m\u00e1s \u00e9nfasis, a partir de la dignidad del sujeto en cuanto ser personal. Tambi\u00e9n queda subrayado el car\u00e1cter de \u201cencuentro\u201d de la conciencia: \u201cla fidelidad a la conciencia une a los cristianos con los dem\u00e1s hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad\u201d (n. 16).
\n– Abandono de la categor\u00eda de \u201cley natural\u201d<\/em>. La constituci\u00f3n conciliar GS evit\u00f3 intencionadamente la referencia normativa al \u201cderecho natural\u201d para plantear las cuestiones de moral social. Queda, sin embargo, la asociaci\u00f3n de la \u201clex naturalis\u201d a la \u201clex divina\u201d y a la \u201clex evangelica\u201d en un mismo sintagma en dos n\u00fameros de GS (nn. 74 y 89). Descontadas esas dos alusiones, la impostaci\u00f3n general de la constituci\u00f3n GS no es de car\u00e1cter deductivo sino inductivo y las categor\u00edas heur\u00edsticas y expresivas no est\u00e1n cercanas a la naturaleza <\/em>(ley natural) sino a la historia<\/em>, interpretada \u00e9sta con la categor\u00eda de los \u201csignos de los tiempos\u201d (n. 4). Siguiendo esa orientaci\u00f3n conciliar, en el postconcilio se utiliz\u00f3, para discernir las cuestiones de moral personal (bio\u00e9tica, moral sexual y conyugal) la categor\u00eda de \u201cpersona adecuadamente entendida\u201d (categor\u00eda insinuada en el n. 51) y para las cuestiones de moral social la categor\u00eda de \u201cderecho humano\u201d. Debido, probablemente, a presiones de grupos conservadores y por miedo a perder el sentido moral de la realidad y a que el discurso teol\u00f3gico-moral cediera a un relativismo radical y a un exagerado positivismo, el Magisterio eclesi\u00e1stico cat\u00f3lico ha vuelto a insistir en la pertinencia de la ley natural para descubrir y para expresar la dimensi\u00f3n moral de la realidad humana.
\n– <\/strong>La humanizaci\u00f3n: criterio de moral cristiana<\/em>. <\/strong>A todo el conjunto de la vida moral cristiana puede ser trasladado el criterio \u00e9tico que GS propone para iluminar y orientar la actividad humana en el mundo: \u201cpor tanto, esta es la norma de la actividad humana: que, seg\u00fan el designio y la voluntad divina, concuerde con el bien del g\u00e9nero humano y permita al hombre individual y socialmente cultivar plenamente su vocaci\u00f3n\u201d (n. 35). El concilio utiliz\u00f3 una f\u00f3rmula semejante al entender la misi\u00f3n de la Iglesia en el mundo como un servicio de humanizaci\u00f3n: \u201cdar un sentido m\u00e1s humano al hombre y a su historia\u201d (n. 40). El significado b\u00e1sico de humanizaci\u00f3n<\/em> fue expresado muy bien por Pablo VI en relaci\u00f3n con el desarrollo econ\u00f3mico. El papa Montini, en la enc\u00edclica Populorum progressio<\/em> (1968), utiliz\u00f3 dos f\u00f3rmulas para definir el \u201cverdadero desarrollo\u201d. Dijo que \u00e9ste consist\u00eda en: (primera f\u00f3rmula) \u201cel paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones m\u00e1s humanas\u201d (n. 20); (segunda f\u00f3rmula) \u201cpromover a todos los hombres y a todo el hombre\u201d (n. 14).
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\n– Las exigencias \u00e9ticas de la secularidad y de la laicidad<\/em>. La afirmaci\u00f3n conciliar sobre la \u201cautonom\u00eda\u201d de las realidades humanas (n. 36) no elimina la \u00e9tica, pero esta tambi\u00e9n adquiere su propia consistencia (\u00e9tica secular) sin referencia directa y expl\u00edcita al universo religioso (\u00e9tica religiosa). Por otra parte, juntando la declaraci\u00f3n Dignitatis humanae<\/em> con el n. 76 de GS se obtiene un cambio de paradigma en la comprensi\u00f3n del poder pol\u00edtico y de su relaci\u00f3n (en clave de laicidad) con el orden religioso. GS da por concluidas las etapas del constantinismo<\/em>, de la hierocracia medieval<\/em>, del poder indirecto<\/em> en las monarqu\u00edas cat\u00f3licas y de la marca<\/em> cristiana<\/em> en las democracias de la \u00e9poca m\u00e1s reciente.
\n– Planteamiento de la moralidad de la guerra \u201ccon mentalidad nueva\u201d<\/em>. Una de las intuiciones \u201cprof\u00e9ticas\u201d del concilio Vaticano II -pasaje continuamente citado- afirma que la nueva situaci\u00f3n creada por el incremento de las armas cient\u00edficas, \u201cnos obliga a examinar la guerra con mentalidad totalmente nueva\u201d (n. 80). Las orientaciones conciliares sobre la guerra se encuentran concentradas en los nn. 70-82 de GS [J. M\u00aa. D\u00edez Alegr\u00eda, L. Pere\u00f1a, G. Campanini]. Conviene retener las siguientes perspectivas subrayadas por el concilio: 1) Vigencia de los principios \u00e9ticos que condenan los \u201ccr\u00edmenes de guerra\u201d (n. 79). 2) Condena solemne de la guerra total (n. 80), sin condenar expl\u00edcita y absolutamente el uso de la bomba at\u00f3mica (n. 82). 3) Oposici\u00f3n a la carrera de armamentos (n. 81) y apoyo a las acciones para evitar la guerra (n. 82). Aunque el concilio admite el principio de la leg\u00edtima defensa (guerra defensiva), a\u00f1ade, sin embargo, tales restricciones que pr\u00e1cticamente lo convierten en inoperante. La en\u00e9rgica condena de la guerra total y del armamento moderno supone una restricci\u00f3n radical de la doctrina tradicional de la guerra justa. Debido en gran medida al concilio Vaticano II, hoy d\u00eda se puede considerar doctrina com\u00fan cat\u00f3lica la afirmaci\u00f3n de que la respuesta a los conflictos interestatales y mundiales ha de ser configurada mediante un paradigma distinto al de la guerra justa. Se impone iniciar una nueva \u201ctradici\u00f3n\u201d en la moralidad de la guerra o, mejor, de la conflictividad humana [M. Vidal 2007].
\n– <\/strong>La creaci\u00f3n de una autoridad mundial<\/em>. El concilio Vaticano II estableci\u00f3 el principio de que, para evitar la guerra, \u201cse requiere del establecimiento de una autoridad p\u00fablica universal reconocida por todos, con poder eficaz para garantizar la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos\u201d (n. 84). En esta afirmaci\u00f3n retom\u00f3 el deseo, todav\u00eda norealizado, de Juan XXIII a favor de \u201cinstituir una autoridad p\u00fablica general\u201d (PT, 137). Tambi\u00e9n resuenan las intuiciones de los moralistas cl\u00e1sicos para los cuales la carencia de una autoridad suprema hac\u00eda inevitable y legitimaba el instituto \u00e9tico-jur\u00eddico de la guerra [M. Mendes de Oliveira].
\n– Orientaci\u00f3n personalista en la moral conyugal y familiar<\/em>. Es opini\u00f3n generalizada entre los tratadistas del matrimonio que la caracter\u00edstica esencial del pensamiento matrimonial del Vaticano II (nn. 47-52) reside en la concepci\u00f3n personalista del matrimonio y de la familia [F. Gil Hell\u00edn 1980, A. Miralles, J. A. Selling, J.-R. Flecha, L. Vela]. Esta orientaci\u00f3n personalista se pone de manifiesto en el relieve que otorga la doctrina conciliar a los siguientes factores 1) La noci\u00f3n de alianza<\/em> sustituye a la visi\u00f3n contractual del matrimonio. 2) El matrimonio es contemplado en cuanto comunidad de toda la vida (consortium totius vitae<\/em>). 3) El matrimonio est\u00e1 ordenado al bien de los esposos, as\u00ed como a la generaci\u00f3n y educaci\u00f3n de los hijos.
\n <\/p>\n\n
\nQueda abierta la pregunta de si el mensaje conciliar ha tenido realizaci\u00f3n en la vida eclesial del postconcilio. A mi juicio, la respuesta no puede ser enteramente negativa, pero tampoco globalmente positiva. Hay muchos cambios que realizar todav\u00eda en la Iglesia -en sus estructuras, en el pensamiento teol\u00f3gico y en la pr\u00e1ctica pastoral- para dar cumplimiento a las orientaciones contenidos en GS acerca del di\u00e1logo de la Iglesia con el mundo [J. Perea et alii]. En otro trabajo reciente me he referido a la necesidad de pensar y de realizar la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo actual mediante un nuevo paradigma que he denominado de \u201cre-socializaci\u00f3n compleja\u201d [M. Vidal 2009]. La ley que ha de regir la \u201csocializaci\u00f3n del pueblo mesi\u00e1nico\u201d en el presente y en el pr\u00f3ximo futuro es la tensi\u00f3n entre\u00a0 \u201ccontestaci\u00f3n\u201d y \u201cacomodaci\u00f3n\u201d. Esa doble estrategia est\u00e1 en funci\u00f3n de un mismo objetivo: hacer significativa la fe cristiana en la realidad hist\u00f3rica concreta.<\/p>\n
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Anaya, L. A., La conciencia moral en el marco de la constituci\u00f3n pastoral \u201cGaudium et Spes\u201d <\/em>(Buenos Aires, 1993).
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