{"id":7116,"date":"2012-06-01T00:00:23","date_gmt":"2012-05-31T22:00:23","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=7116"},"modified":"2012-06-01T00:00:23","modified_gmt":"2012-05-31T22:00:23","slug":"escuela-emergencia-educativa-y-accion-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/escuela-emergencia-educativa-y-accion-pastoral\/","title":{"rendered":"ESCUELA, EMERGENCIA EDUCATIVA Y ACCI\u00d3N PASTORAL"},"content":{"rendered":"
Eugenio Alburquerque Frutos<\/strong> Eugenio Alburquerque Frutos<\/p>\n PENSAMIENTO DE BENEDICTO XVI Eugenio Alburquerque Frutos Director del Bolet\u00edn Salesiano S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor propone una reflexi\u00f3n pastoral, en el marco de la emergencia educativa, en el \u00e1mbito educativo, en concreto en la escuela. Estas son algunas de las reflexiones del art\u00edculo: crisis educativa, emergencia educativa, pasi\u00f3n por la educaci\u00f3n, relaci\u00f3n entre […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1584,465,94],"tags":[],"class_list":["post-7116","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-425","category-eugenio-alburquerque-frutos","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7116"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7116"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7116\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7116"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7116"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7116"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nDirector del Bolet\u00edn Salesiano<\/strong>
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor propone una reflexi\u00f3n pastoral, en el marco de la emergencia educativa, en el \u00e1mbito educativo, en concreto en la escuela. Estas son algunas de las reflexiones del art\u00edculo: crisis educativa, emergencia educativa, pasi\u00f3n por la educaci\u00f3n, relaci\u00f3n entre evangelizaci\u00f3n y educaci\u00f3n, lugar de encuentro con Dios.
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\nEn la mayor\u00eda de los pa\u00edses desarrollados, la educaci\u00f3n se consideraba una cuesti\u00f3n resuelta. La expansi\u00f3n de los sistemas educativos ha hecho posible, a todos, el acceso a la educaci\u00f3n, garantizando la igualdad de oportunidades. Sin embargo, hace algunas d\u00e9cadas empez\u00f3 a cundir la alarma. Hoy no solo se habla de crisis, sino incluso de emergencia educativa. Con esta expresi\u00f3n se quiere indicar que la situaci\u00f3n educativa es muy grave, que la educaci\u00f3n se tambalea peligrosamente y est\u00e1 profundamente amenazada.
\nEsta situaci\u00f3n de emergencia, que ha llegado a la escuela y a todas las instituciones educativas, tambi\u00e9n las eclesiales, condiciona y crea nuevas dificultades a la acci\u00f3n pastoral.
\nEste art\u00edculo se sit\u00faa precisamente en este marco cultural de emergencia educativa, intentando una reflexi\u00f3n de car\u00e1cter pastoral en torno a la misi\u00f3n de la Iglesia en el \u00e1mbito educativo, concretamente en la escuela. Su objetivo es se\u00f1alar algunas orientaciones que fundamenten la acci\u00f3n pastoral respecto a la acci\u00f3n evangelizadora y a la educaci\u00f3n en la fe. Dif\u00edcilmente lograremos pensar, proyectar y construir una escuela en pastoral si no afrontamos decididamente las dificultades del momento presente. Implica recuperar en la acci\u00f3n pastoral de la Iglesia la pasi\u00f3n educativa, sintiendo \u201cel debe educativo como parte integrante de la misi\u00f3n que la Iglesia tiene de proclamar la Buena Noticia\u201d[1]<\/a>, y reconociendo que la acci\u00f3n educativa en la escuela constituye en s\u00ed misma un \u201cexcelente apostolado\u201d.
\nEn nuestra reflexi\u00f3n, seguimos de cerca el pensamiento de Benedicto XVI, cuyas intervenciones sobre este argumento son, desde el a\u00f1o 2005, muy numerosas[2]<\/a>.
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\nSituaci\u00f3n de emergencia<\/strong>
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\nLa expresi\u00f3n \u201cemergencia educativa\u201d no aparece de improviso. Se desarrolla en el marco de una prolongada reflexi\u00f3n en torno a los aspectos educativos fundamentales. Benedicto XVI habla por vez primera de emergencia educativa en el discurso pronunciado en la inauguraci\u00f3n de la Asamblea diocesana de Roma en el a\u00f1o 2007. Dice: \u201cEn realidad, hoy cualquier labor de educaci\u00f3n parece cada vez m\u00e1s ardua y precaria. Por eso, se habla de una gran emergencia educativa<\/em>, de la creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento, dificultad que existe tanto en la escuela como en la familia, y se puede decir que en todos los dem\u00e1s organismos que tienen finalidades educativas\u201d. El Papa se refiere expresamente a la actual situaci\u00f3n educativa en clave de emergencia, aludiendo a la creciente dificultad de la transmisi\u00f3n de valores y de comportamientos dignos, tanto en el seno de la escuela como de la familia.
\nA\u00fan constatando las dificultades que han existido en el pasado, no resulta dif\u00edcil apreciar la novedad de la crisis actual de la educaci\u00f3n. La novedad no proviene de la deficiente forma en que cumple con los objetivos sociales asignados, sino que, \u201cm\u00e1s grave a\u00fan, no sabemos qu\u00e9 finalidades debe cumplir y hacia d\u00f3nde efectivamente orientar sus acciones\u201d (Juan Carlos Tedesco). Seg\u00fan Victoria Camps: \u201cla educaci\u00f3n ha perdido el norte; las finalidades est\u00e1n poco claras o hay una falta total de ideas\u201d[3]<\/a>. Hay que reconocer que existe una sensaci\u00f3n de confusi\u00f3n y desorientaci\u00f3n generalizada, de falta de criterios respecto a lo que hay que ense\u00f1ar, transmitir y corregir. Palabras como esfuerzo, constancia, obediencia, sacrificio, responsabilidad, autoridad, que vertebraron durante mucho tiempo el edificio de la educaci\u00f3n, parecen haber desaparecido del vocabulario educativo.
\nEn el fondo, parece que la sociedad ha dejado de creer y confiar en la educaci\u00f3n. Se han multiplicado las leyes educativas, sucedi\u00e9ndose unas a otras, quiz\u00e1 con m\u00e1s pena que gloria, pero sin lograr poner freno al deterioro educativo; m\u00e1s bien se tiene la impresi\u00f3n de que han ido alejando progresivamente la sociedad de la educaci\u00f3n. Urge, pues, repensarla en profundidad, analizando tanto las manifestaciones de la crisis, como sus ra\u00edces. Es la tarea emprendida por Benedicto XVI.
\nEl Papa se refiere de forma expl\u00edcita y directa en sus intervenciones a muchas de estas manifestaciones negativas: fracasos formativos, ruptura entre las generaciones, renuncia por parte de padres y educadores al cumplimiento de su misi\u00f3n educativa, reducci\u00f3n de la educaci\u00f3n a la transmisi\u00f3n de determinadas habilidades, debilidad de la misma instrucci\u00f3n, dificultades para transmitir la fe, violencia en las aulas, etc. Y reconoce tambi\u00e9n la dificultad de educar. Es una labor \u201ccada vez m\u00e1s ardua y precaria\u201d.
\nM\u00e1s all\u00e1 de las dificultades concretas, el problema educativo constituye una verdadera emergencia porque concierne al sentido mismo del hombre y de nuestra civilizaci\u00f3n. Est\u00e1 en relaci\u00f3n \u00edntima con los grandes interrogantes que acosan al ser humano. Quiz\u00e1, la gran aportaci\u00f3n de la reflexi\u00f3n de Benedicto XVI en torno a la educaci\u00f3n se sit\u00faa precisamente en esta perspectiva. Por una parte, el Papa insiste en llegar a las ra\u00edces de la emergencia. Por otra, su reflexi\u00f3n ayuda a comprender que las ra\u00edces se encuentran en la quiebra de la persona, porque \u201cla educaci\u00f3n constituye uno de los puntos fundamentales de la cuesti\u00f3n antropol\u00f3gica actual\u201d[4]<\/a>. Dif\u00edcilmente se podr\u00e1 llegar a responder a los graves problemas que aquejan a la educaci\u00f3n sin llegar a la ra\u00edz de la crisis antropol\u00f3gica.
\nRepensar la educaci\u00f3n exige, pues, repensar al hombre: su naturaleza, su identidad y misterio, su dignidad, su racionalidad, autonom\u00eda y libertad, su necesidad de amar y ser amado, su trascendencia y referencia a Dios.
\n
\nLa emergencia educativa llega a la escuela<\/strong>
\n
\nDurante mucho tiempo fue reconocida la validez de la escuela para la educaci\u00f3n de las nuevas generaciones. Pero posiblemente nunca ha estado exenta de numerosas sospechas. En el siglo pasado se puso en tela de juicio, de manera especial, su capacidad para producir un cambio social. Se ha dudado tambi\u00e9n de su aptitud para desarrollar la originalidad de la persona, bajo la sospecha de que quisiera m\u00e1s bien, domesticar, adoctrinar, adaptar e incluso manipular a los individuos. Muchos la han considerado una correa de trasmisi\u00f3n del sistema socio-cultural y de su correspondiente ideolog\u00eda. Sin embargo, a pesar de todo, la escuela ha llegado a ser la depositaria de las m\u00e1s grandes esperanzas de progreso de la persona y de la sociedad. Es parte, seg\u00fan I. Enkvist, de la garant\u00eda de supervivencia de la sociedad, como lo es la familia, precisamente en la medida en que es agente de transmisi\u00f3n cultural[5]<\/a>. En expresi\u00f3n de E. F. Schumacher, se ha llegado a considerar como \u201cla llave de todas las cosas\u201d, \u201dla destinataria residual de todos nuestros problemas\u201d. Es decir, en ella se buscan las respuestas a todos los males: \u201cSi la era nuclear acarrea nuevos peligros, si el avance de la ingenier\u00eda gen\u00e9tica abre las puertas a nuevos abusos, si el consumismo trae consigo nuevas tentaciones, la respuesta debe ser m\u00e1s y mejor educaci\u00f3n\u201d[6]<\/a>.
\nLa verdad es que si a la escuela se le pide soluci\u00f3n y respuesta para todos los problemas, a ella se le achacan tambi\u00e9n casi todos los males, olvidando quiz\u00e1 que, inserta en la sociedad, no puede ser sino un reflejo de la misma sociedad. Y \u00e9ste es probablemente el quicio de la cuesti\u00f3n. Nuestra \u00e9poca ha provocado un cambio muy profundo y ha desencadenado algunos procesos que hacen muy problem\u00e1tico el sentido mismo de la educaci\u00f3n. Por ello, la actual emergencia educativa zarandea de manera especialmente violenta a la instituci\u00f3n educativa por antonomasia: la escuela.
\nAunque pueda parecer parad\u00f3jico, la escuela se ha devaluado al ritmo creciente del proceso de su universalizaci\u00f3n y democratizaci\u00f3n. Especialmente, tras la Segunda Guerra Mundial, el proceso de masificaci\u00f3n de la ense\u00f1anza se convierte en un mecanismo de supervivencia en las sociedades europeas, afectadas por un notable impacto demogr\u00e1fico. Pero una vez alcanzada la recuperaci\u00f3n econ\u00f3mica y demogr\u00e1fica, el problema se traslada a la masificaci\u00f3n de la ense\u00f1anza que, de soluci\u00f3n, se convierte en problema.
\nSeg\u00fan Mich\u00e9a, la universalizaci\u00f3n de la ense\u00f1anza deja de ser simple tendencia o realidad alcanzada para convertirse en un dogma arraigado en las sociedades europeas en la segunda mitad del siglo XX, y llega a adquirir incluso una dimensi\u00f3n ideol\u00f3gica. Sin desde\u00f1ar los bienes sociales de la universalizaci\u00f3n de la ense\u00f1anza, una de sus consecuencias m\u00e1s negativas ha sido cabalmente la \u201cuniversalizaci\u00f3n de la ignorancia\u201d: \u201clos actuales progresos de la ignorancia, lejos de ser el producto de una deplorable disfunci\u00f3n de nuestra sociedad, se han convertido en una condici\u00f3n necesaria para su propia expansi\u00f3n\u201d[7]<\/a>.
\nLa escuela masificada se convirti\u00f3 en \u201cescuela de la ignorancia\u201d. En ello han influido m\u00faltiples factores: el sistema educativo, el debilitamiento de la familia, el aumento del influjo de los medios de comunicaci\u00f3n social, las argumentaciones pseudocient\u00edficas, psicologistas o pedag\u00f3gicas, frecuentemente vacuas, pretendiendo justificar dogmas asumidos de antemano de forma superficial y acr\u00edtica. Es decir, nos encontramos ante el reino del relativismo, la ausencia de criterios objetivos de verdad, el nihilismo pedag\u00f3gico. Nos encontramos, en realidad, con las ra\u00edces que se\u00f1ala Benedicto XVI en la entra\u00f1a de la emergencia educativa.
\nTodos los informes sociol\u00f3gicos confirman que esta ense\u00f1anza masificada ha derivado en un verdadero vaciado no solo de formaci\u00f3n y valores, sino tambi\u00e9n de cultura e instrucci\u00f3n, en un desplazamiento de los contenidos de la ense\u00f1anza. Seg\u00fan I. Enkvist, detr\u00e1s hay una ideolog\u00eda pedag\u00f3gica y un conjunto de pedagogos del siglo XX que no creyeron ni confiaron en la escuela, en la lectura o en los profesores y que, adem\u00e1s, \u201ctampoco tienen mucho que decir sobre qu\u00e9 se debe aprender o por qu\u00e9. En lugar de esto, hablan de qu\u00e9 m\u00e9todo se debe usar para aprender\u201d. La pedagoga sueca compara la situaci\u00f3n con el proceso de producci\u00f3n de una f\u00e1brica: \u201cser\u00eda como proponer un determinado m\u00e9todo de producci\u00f3n porque es agradable, sin preocuparnos de si el resultado final es confiable o eficaz\u201d[8]<\/a>.
\nPara Laval, la evoluci\u00f3n de esta escuela de la ignorancia, vaciada de contenidos y de formaci\u00f3n intelectual, conduce a una deconstrucci\u00f3n de la acci\u00f3n p\u00fablica concreta, a la fragmentaci\u00f3n y a desigualdades crecientes en el territorio nacional, culmina en un proyecto puramente burocr\u00e1tico y tiende a disolverse en la l\u00f3gica mercantil y tecnocr\u00e1tica, como si se tratara de una agencia de servicios de necesidades e intereses particulares y particularistas, reduciendo todo a la utilidad y rentabilidad[9]<\/a>.
\nRealmente, \u201cla educaci\u00f3n ha perdido el norte\u201d; y la escuela ha sufrido un proceso de devaluaci\u00f3n y degradaci\u00f3n que la ha conducido a la p\u00e9rdida de prestigio social. Aunque no sea posible medir su amplitud y profundidad, crecen el malestar, el desafecto y la desconfianza, que suelen tener un car\u00e1cter rec\u00edproco: de la sociedad hacia la escuela y de la escuela hacia la sociedad (padres, administraci\u00f3n p\u00fablica, medios de comunicaci\u00f3n, etc.), generando por ambas partes actitudes defensivas[10]<\/a>.
\nSon muchos los signos de la degradaci\u00f3n actual, desde las pintadas que cubren las paredes de tantas escuelas y el deterioro de las instalaciones, hasta el fracaso escolar, la desmotivaci\u00f3n de los alumnos, la falta de autoridad en los profesores, su soledad y desamparo en tantas ocasiones, la fragmentaci\u00f3n de los programas, la p\u00e9rdida de calidad, la carencia de m\u00e9todos pedag\u00f3gicos adecuados, la burocratizaci\u00f3n galopante, la insuficiente inversi\u00f3n estatal, etc. Realmente, la escuela est\u00e1 necesitando un apoyo real, no simplemente te\u00f3rico o afectivo, por parte de la sociedad. Con mucha claridad Benedicto XVI se refiere a este apoyo a todas las instituciones escolares, sin exclusi\u00f3n ni discriminaci\u00f3n: \u201cEn un Estado democr\u00e1tico, que se enorgullece de promover la libre iniciativa en todos los campos, no se justifica la exclusi\u00f3n de un apoyo adecuado al compromiso de las instituciones eclesi\u00e1sticas en el campo escolar\u201d.
\nSe trata, pues, de apoyo real a la escuela, y apoyo a todas las escuelas. La exigencia del Papa proviene de una profunda convicci\u00f3n: \u201cEs leg\u00edtimo preguntarse si no contribuir\u00eda a la calidad de la ense\u00f1anza la confrontaci\u00f3n estimulante, respetando los programas ministeriales v\u00e1lidos para todos, entre diversos centros formativos creados por fuerzas populares m\u00faltiples con el fin de interpretar las opciones educativas de la familias. Todo hace pensar que semejante confrontaci\u00f3n producir\u00eda efectos ben\u00e9ficos\u201d[11]<\/a>. Solo la uni\u00f3n de todas las fuerzas sociales puede hacer posible la superaci\u00f3n de la grave situaci\u00f3n de emergencia educativa sufrida hoy en la escuela.
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\nCrisis educativa, misi\u00f3n de la Iglesia y educaci\u00f3n en la fe<\/strong>
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\nLa actual crisis educativa llega tambi\u00e9n a la Iglesia con toda su fuerza y gravedad. Como reconoce Benedicto XVI, \u201cel desaf\u00edo educativo afecta a todos los sectores de la Iglesia y exige que se afronten con decisi\u00f3n las grandes cuestiones de nuestro tiempo: la relativa a la naturaleza del hombre y su dignidad y la cuesti\u00f3n de Dios\u201d[12]<\/a>. Tambi\u00e9n las comunidades cristianas sufren las mismas dificultades que las dem\u00e1s instituciones educativas. Por ello, la crisis de la educaci\u00f3n interesa a cuantos en la Iglesia trabajan educativamente entre los j\u00f3venes, en el nuevo contexto social de pluralismo y fragmentaci\u00f3n. Tambi\u00e9n en la comunidad cristiana existe una emergencia educativa, que se manifiesta a trav\u00e9s de algunos signos bastante evidentes[13]<\/a>.
\nEl primer signo es la crisis de la relaci\u00f3n educativa directa, personal, que el Papa define como \u201cverdadero encuentro de dos libertades\u201d[14]<\/a>. En los \u00faltimos a\u00f1os, en la comunidad cristiana, especialmente en el \u00e1mbito de la pastoral de juventud, ha prevalecido la opci\u00f3n pastoral por el grupo. Para muchos, de manera particular la educaci\u00f3n en la fe, pasa por la experiencia de grupo. Se trata, sin duda, de una opci\u00f3n motivada, que responde tanto a la sensibilidad juvenil como al sentido comunitario de la Iglesia. El grupo, efectivamente, responde a un conjunto de necesidades: de seguridad afectiva, de comunidad y comunicaci\u00f3n, de valores y proyecto de vida, as\u00ed como a la tendencia a vivir la vida y la fe en com\u00fan. Pero no es infrecuente que el grupo se convierta en una especie de todo<\/em>, que aporta todas las respuestas y todas las soluciones, impidiendo el cara a cara del di\u00e1logo personal. Siendo conveniente y, quiz\u00e1, incluso necesario como lugar de experiencia comunitaria eclesial para la formaci\u00f3n cristiana de los j\u00f3venes, no es suficiente. No se puede olvidar nunca la dimensi\u00f3n \u00edntima de la persona. La intimidad es el santuario original de la persona humana, donde vive en profundidad, penas y alegr\u00edas, fracasos y situaciones hist\u00f3ricas que la condicionan y que no siempre puede ni debe hacer p\u00fablicas.
\nPor otra parte, la crisis de la educaci\u00f3n en la comunidad cristiana se manifiesta tambi\u00e9n en el tipo de propuesta que ofrece. Si, por su propia naturaleza, tendr\u00eda que \u201cinterpelar a fondo la libertad, invit\u00e1ndola a la fe y a la conversi\u00f3n\u201d[15]<\/a>, con frecuencia, sin embargo, es una propuesta alejada de la sensibilidad y cultura juvenil; otras veces, en cambio, queda reducida simplemente a la escucha, sin llegar a ning\u00fan tipo de compromiso o experiencias de responsabilidad. Es f\u00e1cil constatar la tendencia a recluir el mensaje educativo en la abstracci\u00f3n y la lejan\u00eda de la vida real. Se dispone ordinariamente, por todas partes, de itinerarios pedag\u00f3gicos y planes catequ\u00edsticos, pero, sin embargo crece la sensaci\u00f3n de no lograr entrar en comunicaci\u00f3n con los j\u00f3venes, ni suscitar su inter\u00e9s por la vida cristiana. Los j\u00f3venes se alejan de la Iglesia y se llega a pensar \u201csi la riqueza de la tradici\u00f3n educativa hubiese olvidado, al menos en parte, sus caracter\u00edsticas m\u00e1s ricas y originales, perdiendo de vista la persona en la globalidad de su experiencia, de sus preguntas, de sus proyectos de vida\u201d[16]<\/a>.
\nSigue aflorando tambi\u00e9n la inconsistente confrontaci\u00f3n entre contenido y m\u00e9todo. Con frecuencia aparece un campo dividido entre los defensores del contenido y los promotores de la importancia del m\u00e9todo, una polarizaci\u00f3n que refleja muchas veces la divisi\u00f3n eclesial entre te\u00f3logos y catequetas, entre dogm\u00e1ticos y pedagogos, entre c\u00fapula y base eclesial. Mientras unos insisten en la primac\u00eda de los contenidos y en las exigencias de integridad del mensaje a transmitir, otros enfatizan de tal manera los aspectos metodol\u00f3gicos, que llegan a comprometer incluso la identidad y fidelidad al mensaje[17]<\/a>. Ya en los a\u00f1os ochenta, el entonces cardenal Ratzinger alertaba de este peligro: \u201cFue una falta inicial y grave suprimir el catecismo y declarar superado el mismo g\u00e9nero del catecismo \/\u2026\/ \u00bfQu\u00e9 se escond\u00eda tras esta decisi\u00f3n err\u00f3nea, precipitada y universal? Sus razones son varias y apenas examinadas hasta el presente. Habr\u00e1 que relacionarlo con la evoluci\u00f3n general de la ense\u00f1anza y de la pedagog\u00eda que se caracteriza por una hipertrofia del m\u00e9todo a expensas del contenido de las diversas disciplinas. Los m\u00e9todos se constituyen criterios del contenido y no son ya su veh\u00edculo\u201d[18]<\/a>.
\nEl tercer signo es la crisis de verdaderas vocaciones educativas. Con frecuencia se lamenta en la comunidad cristiana la carencia de instituciones y estructuras educativas (escuelas cat\u00f3licas, centros de juventud, movimientos y asociaciones juveniles, bibliotecas, lugares de ocio, etc). Pero no es infrecuente tampoco que, disponiendo de tales instituciones y posibilidades, \u00e9stas no cumplan su funci\u00f3n. Existen, de hecho, en muchas parroquias, estructuras creadas con el esfuerzo de toda la comunidad, que podr\u00edan desarrollar una amplia labor educativa especialmente de los m\u00e1s j\u00f3venes. Sin embargo, no es raro encontrarlas cerradas, desiertas o con muy pocos j\u00f3venes en sus locales. Una de las causas radica en la escasez y fragilidad vocacional de las personas que en el pasado se hicieron cargo de la animaci\u00f3n y de la propuesta educativa de las nuevas generaciones. Disminuye el asociacionismo cat\u00f3lico, como disminuye en general todo tipo de asociacionismo juvenil. Pero es notable tambi\u00e9n la carencia de lideres, de animadores y educadores capaces de ofrecer propuestas de sentido y de esperanza. Es la crisis de la generaci\u00f3n adulta en su creatividad educativa. Su sustituci\u00f3n forzada por j\u00f3venes voluntariosos sin preparaci\u00f3n ni formaci\u00f3n adecuada, carentes incluso de madurez humana y cristiana, no solo no soluciona el problema, sino que con frecuencia lo agrava.
\nPor todo ello es muy sentido actualmente en la Iglesia el problema de la preparaci\u00f3n y formaci\u00f3n de educadores, animadores, profesores de religi\u00f3n, catequistas, que puedan estar en disposici\u00f3n de acoger a las nuevas generaciones y acompa\u00f1arlas responsablemente en el camino de la madurez cristiana, viviendo una aut\u00e9ntica experiencia eclesial. En la comunidad cristiana, los j\u00f3venes tienen el derecho de encontrar educadores con esta profundidad, con una intensa humanidad y con un estilo de gratuidad evang\u00e9lica. Es necesario que las comunidades pongan en marcha toda la confianza en el hombre y en la educaci\u00f3n que pertenece a la m\u00e1s honda tradici\u00f3n eclesial; y, sobre todo, es preciso poner al servicio de la educaci\u00f3n las mejores energ\u00edas. La Iglesia est\u00e1 obligada a hacerlo no solo por s\u00ed misma, sino tambi\u00e9n como servicio a toda la comunidad humana.
\n
\nRecuperar la pasi\u00f3n por la educaci\u00f3n<\/strong>
\n
\nLos actuales desaf\u00edos educativos est\u00e1n dejando a muchos desorientados y perplejos en la acci\u00f3n pastoral. Vivimos, realmente, en un contexto social problem\u00e1tico, que induce a dudar del valor de la persona humana, as\u00ed como del verdadero significado del bien y de la verdad y, en \u00faltimo t\u00e9rmino, de la bondad de la vida. Esto debilita el compromiso a \u201ctransmitir de una generaci\u00f3n a otra algo v\u00e1lido y cierto, reglas de comportamiento, objetivos cre\u00edbles en torno a los cuales construir la propia vida\u201d[19]<\/a>. Sin embargo, estas dificultades no son insuperables: \u201cM\u00e1s bien, por decirlo as\u00ed, son la otra cara de la moneda del don grande y valioso que es nuestra libertad, con la responsabilidad que justamente implica\u201d[20]<\/a>. No hay, pues, que tener miedo; hay que abrirse a la esperanza, verdadera \u201calma de la educaci\u00f3n\u201d.
\nArraigada en la esperanza, el Papa propone a la comunidad cristiana recuperar el gran potencial educativo de la Iglesia y redescubrir \u201cla tarea educativa como una alt\u00edsima vocaci\u00f3n a la que, con diversas modalidades, est\u00e1n llamados todos los fieles\u201d[21]<\/a>. Seg\u00fan Benedicto XVI, en un tiempo que ofrece como criterios de valor y elecci\u00f3n, el \u00e9xito y el pragmatismo inmediato, la referencia a la trascendencia, que caracteriza la concepci\u00f3n cristiana de la vida, estimula y motiva horizontes nuevos para la humanidad y para la educaci\u00f3n. Su ense\u00f1anza es muy clara: \u201cTodas las actividades de la Iglesia nacen de su conciencia de ser portadora de un mensaje que tiene su origen en Dios mismo; en su bondad y sabidur\u00eda, Dios ha elegido revelarse a s\u00ed mismo y dar a conocer el prop\u00f3sito escondido de su voluntad\u201d[22]<\/a>. Precisamente, el deseo de Dios de darse a conocer y el deseo innato de cada ser humano de conocer la verdad, \u201cconstituyen el contexto de la b\u00fasqueda humana sobre el significado de la vida\u201d[23]<\/a>.
\nLa comunidad cristiana es hoy uno de los pocos contextos en los que adolescentes y j\u00f3venes pueden hacer resonar sus demandas de sentido. Es dif\u00edcil que las formulen en otros \u00e1mbitos o ambientes. Quiz\u00e1, por esto, muchos adultos piensan que los j\u00f3venes no tienen exigencias profundas, sospechando que la superficialidad de algunos de sus gestos agote toda su personalidad o bien que los j\u00f3venes reales no son m\u00e1s que los clones de los j\u00f3venes de las series televisivas. Sin embargo, no existe nadie sin los interrogantes profundos de la propia conciencia. \u00bfNo encierran una verdadera b\u00fasqueda de sentido las afirmaciones provocadoras de los j\u00f3venes cuando gritan: \u201cla escuela no sirve para nada\u201d, \u201cla universidad es una p\u00e9rdida de tiempo\u201d, \u201cno existe el amor\u201d? Quiz\u00e1 no son capaces de expresar las preguntas sobre el sentido con mucho rigor y precisi\u00f3n, pero un educador sagaz puede entreverlas en medio de un lenguaje pobre y confuso.
\nEl hombre es pregunta y nostalgia; pregunta sobre el sentido de la realidad y sobre s\u00ed mismo; nostalgia de una respuesta satisfactoria a la paradoja de su balbuceante reconocimiento e inquietante situaci\u00f3n en el l\u00edmite entre lo finito y lo infinito, lo divino y lo humano. La comunidad cristiana, con sus estructuras educativas, es un lugar en el que pueden expresarse las preguntas, no s\u00f3lo por parte de los j\u00f3venes creyentes, sino por todos, siempre que la comunidad cuente con educadores capaces, cercanos y acogedores, dispuestos al di\u00e1logo y a salir al encuentro de las personas.
\nEsta posibilidad de escucha y respuesta, de cercan\u00eda y di\u00e1logo en torno a las cuestiones m\u00e1s profundamente humanas, permite a la comunidad cristiana ofrecer tambi\u00e9n en sus estructuras educativas la posibilidad de hacer una experiencia de socialidad m\u00e1s rica y amplia de la que se puede vivir en la familia y menos estructurada de la mantenida en la escuela. La educaci\u00f3n tiene mucho que ver con la relaci\u00f3n entre las distintas generaciones. Y entre los recursos que forman parte de las estructuras educativas de la comunidad cristianas est\u00e1 precisamente la presencia de generaciones diversas: ni\u00f1os, adolescentes, j\u00f3venes. Existe, pues, la posibilidad de crecer aprendiendo unos de otros, en una cadena generacional que transmite estilos de vida, valores y confianza en uno mismo.
\nEn este sentido, la comunidad cristiana descubre su potencial educativo en la transmisi\u00f3n de valores humanos imprescindibles (amistad, responsabilidad, libertad, lealtad, respeto, solidaridad, etc.) y en la promoci\u00f3n de un nuevo humanismo. Contra las tendencias a considerar la religi\u00f3n y, en particular, el cristianismo como un hecho meramente privado, \u201cen el marco de una laicidad sana y bien entendida, las perspectivas que surgen de nuestra fe pueden dar una contribuci\u00f3n fundamental a la aclaraci\u00f3n y soluci\u00f3n de los mayores problemas sociales y morales de la Europa de hoy\u201d[24]<\/a>; \u201crecurriendo a la sabidur\u00eda divina, proyecta luz sobre el fundamento de la moralidad y de la \u00e9tica humana, y \/\u2026\/ lejos de amenazar la tolerancia de la leg\u00edtima diversidad, una contribuci\u00f3n as\u00ed ilumina la aut\u00e9ntica verdad que hace posible el consenso, y ayuda a que el debate p\u00fablico se mantenga razonable, honesto y responsable\u201d[25]<\/a>.
\nFinalmente, la comunidad cristiana ha sido siempre lugar de acogida del muchacho dif\u00edcil, del ni\u00f1o abandonado o cuya familia no le ayuda al crecimiento, del muchacho extranjero que necesita que alguien le acoja humanamente y le preste atenci\u00f3n, del marginado y socialmente excluido. Realmente la comunidad cristiana quiere ser casa para todos. De manera particular en su dimensi\u00f3n parroquial puede convertirse en un importante interlocutor de las familias, sin olvidar tampoco las posibilidades de acogida que mantienen las instituciones escolares, incluso en el tiempo postescolar. Con frecuencia necesitar\u00e1n otras ayudas, pues dif\u00edcilmente pueden responder por s\u00ed solas al conjunto de problemas que actualmente se presentan. Tiene una importancia especial la apertura social de estas instituciones educativas para llegar a un trabajo en red, verdaderamente solidario.
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\nSin educaci\u00f3n, no hay evangelizaci\u00f3n<\/strong>
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\nA pesar de las dificultades, la evangelizaci\u00f3n ha de extenderse a todo el entramado social de las personas en la familia, la sociedad, las relaciones c\u00edvicas o profesionales, las expresiones culturales, los ordenamientos legales o pol\u00edticos. Tiene que llegar a la cultura y a la sociedad. Porque evangelizar es hacer llegar el mensaje de Jes\u00fas a la vida real de los hombres. Y para ello, \u201chay que rehacer el entramado entero de la sociedad humana\u201d (CL 34). En este sentido, la educaci\u00f3n es uno de los \u00e1mbitos m\u00e1s significativos de la acci\u00f3n evangelizadora. La evangelizaci\u00f3n no puede menos de interpelar a la educaci\u00f3n, porque en ella se trata del hombre, y \u201cel hombre es el primer camino que la Iglesia ha de recorrer en el cumplimiento de su misi\u00f3n\u201d (RH 13).
\nEducar y evangelizar son, ciertamente, dos acciones en s\u00ed mismas diferentes; cada una tiene su finalidad y sus contenidos propios. Pueden desconectarse y separarse. La educaci\u00f3n se sit\u00faa en el \u00e1mbito de la cultura; se refiere al proceso de asimilaci\u00f3n de un conjunto de valores humanos en evoluci\u00f3n; y su finalidad es promover al hombre, es decir, hacer que el joven aprenda a ser persona. De suyo, la tarea educativa no es, sin m\u00e1s, acci\u00f3n evangelizadora. La evangelizaci\u00f3n es anuncio y testimonio de fe; pertenece al orden de la salvaci\u00f3n; su objetivo no es simplemente la instrucci\u00f3n religiosa, sino la formaci\u00f3n de una persona que vive de la fe en Jesucristo. Lo que ocurre es que ambas act\u00faan en la unidad de la persona; ambas se ocupan del hombre y colaboran en su crecimiento. Y existe, de hecho, un nexo org\u00e1nico muy profundo entre educaci\u00f3n y evangelizaci\u00f3n: \u201cLa fe est\u00e1 hecha para vivir en el hombre y el hombre est\u00e1 hecho para vivir de fe\u201d[26]<\/a>.
\nSi existe realmente este v\u00ednculo, la acci\u00f3n evangelizadora entre los j\u00f3venes, se dirige preferentemente a los m\u00e1s necesitados, y se enmarca en el \u00e1rea de la cultura, concretamente en el campo de la educaci\u00f3n. Y entonces la praxis pedag\u00f3gica ha de llegar a unir indisolublemente la educaci\u00f3n a la evangelizaci\u00f3n para formar \u201chonrados ciudadanos y buenos cristianos\u201d. Este binomio educativo-evangelizador, propio del postconcilio de Trento, que orienta los afanes de los educadores cristianos de los siglos XVIII y XIX, est\u00e1 en los or\u00edgenes incluso de la acci\u00f3n educativa y pastoral de muchos de los grandes fundadores de institutos religiosos (Juan Bautista de la Salle, Marcelino Champagnat, Ludovico Pavoni, Juan Bosco, Mar\u00eda Mazzarello, etc.)[27]<\/a>. Se\u00f1ala el horizonte de un trabajo que ha de ser simult\u00e1neamente pedag\u00f3gico y pastoral. Es decir, expresa que la acci\u00f3n pastoral se realiza en el \u00e1rea de la educaci\u00f3n; y la actividad educadora tiene que abrirse al evangelio de Cristo y tiene que llegar a la propuesta de la fe. En este sentido, se entiende el \u201cevangelizar educando y educar evangelizando\u201d.
\nEn su mensaje a los salesianos participantes en el XXVI Cap\u00edtulo General, Benedicto XVI dijo: \u201cEn las situaciones plurirreligiosas y en las secularizadas es preciso encontrar caminos in\u00e9ditos para dar a conocer, especialmente a los j\u00f3venes, la figura de Jes\u00fas, a fin de que perciban su perenne fascinaci\u00f3n. Por tanto, en su acci\u00f3n apost\u00f3lica debe ocupar un lugar central el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio, juntamente con la invitaci\u00f3n a la conversi\u00f3n, a la acogida de la fe y a la inserci\u00f3n en la Iglesia. De aqu\u00ed nacen luego los caminos de fe y de catequesis, la vida lit\u00fargica y el testimonio de la caridad activa. Su carisma los sit\u00faa en la condici\u00f3n privilegiada de poder valorar la aportaci\u00f3n de la educaci\u00f3n en el campo de la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes. En efecto, sin educaci\u00f3n, no hay evangelizaci\u00f3n duradera y profunda, no hay crecimiento y maduraci\u00f3n, no se da cambio de mentalidad y de cultura\u201d[28]<\/a>. Especialmente en estas \u00faltimas palabras, el Papa expresa, de forma muy clara, que el desaf\u00edo fundamental planteado a la misi\u00f3n evangelizadora de la Iglesia es la educaci\u00f3n.
\nSe trata, pues, en los distintos ambientes educativos y, de modo particular, en la escuela, de ser capaces de especificar la labor evangelizadora en procesos de educaci\u00f3n a la fe. Actualmente no parece que existan dudas sobre la estrecha relaci\u00f3n existente entre educaci\u00f3n y fe. Sin embargo, es patente en la pastoral de la juventud el descuido de las actitudes educativas. Con frecuencia, en la acci\u00f3n evangelizadora lo que est\u00e1 en juego es la competencia o incompetencia pedag\u00f3gica[29]<\/a>. La pastoral juvenil enlaza educaci\u00f3n y evangelizaci\u00f3n, hasta fundirlas en procesos de implicaci\u00f3n mutua, que llevan a madurar como personas y a crecer como cristianos. De manera que el hecho educativo contiene la posibilidad de la experiencia cristiana, y esta comporta la maduraci\u00f3n que persigue la educaci\u00f3n.
\nLa respuesta a la situaci\u00f3n actual de emergencia educativa resulta cada vez m\u00e1s dif\u00edcil en una sociedad que sostiene una visi\u00f3n reductora e instrumental de la persona humana, seg\u00fan la cual no es posible llevar adelante un proyecto educativo integral, capaz de integrar libertad y responsabilidad, subjetividad y verdad, intereses individuales y solidaridad, que asuma y desarrolle la dimensi\u00f3n religiosa de la vida como dimensi\u00f3n central de la persona, se comprometa a profundizarla y llegue a conformar la mentalidad, las opciones y los criterios de valoraci\u00f3n seg\u00fan una visi\u00f3n integral de persona y de sociedad, iluminada por el Evangelio de Jes\u00fas.
\nAnte esta dificultad, se puede caer f\u00e1cilmente en el peligro de reducir la pastoral a la sola evangelizaci\u00f3n y catequesis, considerando el momento educativo como mera preparaci\u00f3n o condici\u00f3n previa; o, al contrario, centrar de tal modo la acci\u00f3n pastoral en la promoci\u00f3n humana y social, que se deja la evangelizaci\u00f3n y el anuncio de Jes\u00fas para un despu\u00e9s que no llega o reduci\u00e9ndola a una mera formaci\u00f3n religiosa y en los valores cristianos[30]<\/a>. El criterio que vincula educaci\u00f3n y evangelizaci\u00f3n, exige mantener firmemente la uni\u00f3n entre ambos dinamismos, cuidando no reducir o relegar ninguno de ellos. Implica tambi\u00e9n no olvidar la unidad sustancial de la persona del joven que crece y desarrolla los g\u00e9rmenes de vida y de fe. Y, sobre todo, pide preparar con atenci\u00f3n una programaci\u00f3n educativa y pastoral claramente evangelizadora.
\nPero no resulta f\u00e1cil llegar a vivir en la pr\u00e1ctica cotidiana este principio unificador. Con frecuencia, la acci\u00f3n educativa y la praxis pastoral se viven en paralelo o como procesos sucesivos o yuxtapuestos: la educaci\u00f3n como promoci\u00f3n humana y social que prepara a un posible anuncio evang\u00e9lico que viene despu\u00e9s, y la evangelizaci\u00f3n focalizada exclusivamente en el anuncio expl\u00edcito del Evangelio y la construcci\u00f3n de la comunidad cristiana. Para vivirlos de forma integradora en un proyecto educativo-pastoral es necesario que educadores y pastores sean conscientes de ello, se lo propongan expl\u00edcitamente y sean capaces de discernir el tipo de educaci\u00f3n y de cultura que desarrollan en sus instituciones educativas, as\u00ed como el tipo de evangelizaci\u00f3n y catequesis que se ofrece en la comunidad cristiana. No cualquier educaci\u00f3n es camino abierto al Evangelio, ni cualquier evangelizaci\u00f3n o catequesis colabora a la formaci\u00f3n integral de la persona y de la sociedad.
\nSituado concretamente en la actividad educativa, el criterio evangelizar educando y educar evangelizando<\/em> sugiere y estimula un conjunto de tareas que van, desde el esfuerzo por una aut\u00e9ntica calidad educativa, a la audacia de la propuesta misionera. Se trata de buscar, pues, una educaci\u00f3n que personalice, que sea capaz de reforzar los procesos de interiorizaci\u00f3n y asimilaci\u00f3n cr\u00edtica de los valores; que consolide los fundamentos humanos y \u00e9ticos, robusteciendo el sentido de la vida, el comportamiento moral y la convivencia social; que ayude al joven a salir del individualismo y de la b\u00fasqueda del propio inter\u00e9s para abrirse solidariamente a las necesidades de los dem\u00e1s; que abra a la trascendencia; que lleve al descubrimiento y encuentro con Cristo, a la conversi\u00f3n y al seguimiento; que llegue a un hondo sentido de pertenencia eclesial y al compromiso por el Reino. En el fondo, se trata de una educaci\u00f3n motivada y guiada por una visi\u00f3n antropol\u00f3gica inspirada en Jesucristo y en el misterio de la encarnaci\u00f3n; una educaci\u00f3n integral, que contempla la persona humana en todas sus dimensiones, capaz entonces de cultivar y desarrollar tambi\u00e9n la dimensi\u00f3n religiosa y espiritual; y, en realidad, una educaci\u00f3n que promueve una cultura alternativa, es decir, una forma de pensar y de vivir centrada en el respeto incondicional a la dignidad de toda persona humana.
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\nLugar de encuentro con Dios<\/strong>
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\nEn el encuentro con los educadores cat\u00f3licos, mantenido por el papa Benedicto XVI en la Universidad Cat\u00f3lica de Am\u00e9rica, en Washington, quiz\u00e1 las palabras m\u00e1s comprometedoras que pronunci\u00f3, fueron estas: \u201ccada instituci\u00f3n educativa cat\u00f3lica es un lugar para encontrar a Dios vivo\u201d[31]<\/a>. Es el desaf\u00edo m\u00e1s importante abierto a la acci\u00f3n educativa en la Iglesia. Mira al reconocimiento p\u00fablico de la propia identidad de las instituciones educativas cat\u00f3licas.
\nEn realidad, Dios no tiene lugar ni tiempo. Tiempo y lugar son par\u00e1metros humanos, ligados a la extensi\u00f3n y duraci\u00f3n, connotaciones a las que no podemos escapar como criaturas finitas. Pero de Dios solo podemos hablar con fundamento del lugar y tiempo, si \u00c9l se ha confinado a s\u00ed mismo en ellos. Y de manera verdaderamente asombrosa y magn\u00e1nima, Dios se ha introducido en el mundo para habitar con los hombres. Por la encarnaci\u00f3n, Dios fue Jesucristo. Y de \u00e9l podemos decir, con verdad, que es el lugar personal de Dios, el templo vivo de Dios, la presencia real de Dios. Cualquier otro lugar y tiempo solo son sagrados en la medida de su relaci\u00f3n y dependencia a ese lugar y tiempo de Dios que es Cristo[32]<\/a>.
\nDesde la encarnaci\u00f3n, Dios est\u00e1 donde est\u00e1 el hombre. Est\u00e1 donde el hombre lo busca y lo piensa, donde escucha su palabra y celebra su manifestaci\u00f3n. Si una instituci\u00f3n educativa (escuela, universidad, centro de juventud, plataforma de voluntariado, asociaci\u00f3n o agrupaci\u00f3n de tiempo libre, etc.) analiza y ense\u00f1a a analizar la realidad, se pregunta por el sentido de la vida, piensa lo que los hombres han dicho, pensado y cre\u00eddo, se preocupa por percibir y descifrar las huellas y los signos de Dios en la historia, analiza la cultura, el arte, el pensamiento y el humanismo nacidos de la fe en Dios, busca y gu\u00eda a la verdad, entonces realmente tal instituci\u00f3n es lugar, presencia y templo del Dios de la historia, que revela en Jesucristo la fuerza transformadora de su amor y su verdad. Y entonces, no solo suscita el deseo de encontrar a Dios, sino tambi\u00e9n \u201cde crecer en el conocimiento y en la comprensi\u00f3n de Cristo y de su ense\u00f1anza\u201d y, al mismo tiempo, de llevar una nueva vida, marcada por lo bello, bueno y verdadero.
\nEsta es la verdadera identidad de una instituci\u00f3n educativa cat\u00f3lica. Refiri\u00e9ndose expresamente a la universidad y a la escuela cat\u00f3lica, el Papa declara que no es simplemente una cuesti\u00f3n del n\u00famero de estudiantes cat\u00f3licos que la frecuentan, sino cuesti\u00f3n de convicci\u00f3n: \u201c\u00bfCreemos realmente que solo en el misterio del Verbo encarnado se esclarece verdaderamente el misterio del hombre? \u00bfEstamos realmente dispuestos a confiar todo nuestro yo, inteligencia y voluntad, mente y coraz\u00f3n, a Dios? \u00bfAceptamos la verdad que Cristo revela? En nuestras universidades y escuelas, \u00bfes tangible la fe? \u00a1Se expresa f\u00e9rvidamente en la liturgia, en los sacramentos, por medio de la oraci\u00f3n, los actos de caridad, la solicitud por la justicia y el respeto por la creaci\u00f3n de Dios? Solamente de este modo damos realmente testimonio sobre el sentido de quienes somos y de lo que sostenemos\u201d[33]<\/a>. Es decir, la identidad cat\u00f3lica de las instituciones educativas no depende de las estad\u00edsticas, ni puede equipararse simplemente con la ortodoxia del contenido de los cursos que se imparten. Exige e inspira mucho m\u00e1s, a saber, \u201cque cualquier aspecto de nuestras comunidades de estudio se refleje en una vida eclesial de fe\u201d[34]<\/a>.
\nDe este modo, manteniendo la propia identidad, las instituciones educativas cat\u00f3licas ofrecen una aportaci\u00f3n vital a la misi\u00f3n de la Iglesia y sirven eficazmente a la sociedad. En este sentido, siguiendo a Juan Pablo II, recuerda tambi\u00e9n Benedicto XVI, de forma concreta, que \u201cla universidad cat\u00f3lica ha de garantizar institucionalmente una presencia cristiana en el mundo acad\u00e9mico\u201d. Lo har\u00e1, actuando en la compleja realidad social y cultural \u201ccon la inspiraci\u00f3n cristiana de los individuos y de la comunidad universitaria como tal, con la incesante reflexi\u00f3n sapiencial, iluminada por la fe, y con la investigaci\u00f3n cient\u00edfica; con la fidelidad al mensaje cristiano tal como lo presenta la Iglesia, y con el testimonio institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana\u201d[35]<\/a>.
\n <\/p>\n
\n[1]<\/a> BENEDICTO XVI, Discurso a los educadores cat\u00f3licos, 17 de abril de 2008.
\n[2]<\/a> Hemos estudiado con detenci\u00f3n y amplitud el pensamiento de Benedicto XVI sobre la educaci\u00f3n en: Emergencia y urgencia educativa. El pensamiento de Benedicto XVI sobre la educaci\u00f3n<\/em>, Editorial CCS, Madrid 2011.
\n[3]<\/a> V. CAMPS, Creer en la educaci\u00f3n<\/em>, Pen\u00ednsula, Barcelona 2008, 26.
\n[4]<\/a> Mensaje al Rector Mayor de los Salesianos con motivo del XXVI Cap\u00edtulo General de la Sociedad Salesiana, 1 de marzo de 2008.
\n[5]<\/a> Cf. I. ENKVIST, Repensar la educaci\u00f3n<\/em>, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid 2006, 29.
\n[6]<\/a> E. F. SCHUMACHER, Lo peque\u00f1o es hermoso<\/em>, Blume, Barcelona 2001, 68.
\n[7]<\/a> J. C. MICH\u00c9A, La escuela de la ignorancia y sus condiciones modernas<\/em>, Ediciones Acuarela, Madrid 2009, 14.
\n[8]<\/a> I. ENKVIST, La educaci\u00f3n en peligro<\/em>, Eunsa, Pamplona 2010, 25.
\n[9]<\/a> Cf. Ch. LAVAL, La escuela no es una empresa. El ataque neoliberal a la ense\u00f1anza p\u00fablica<\/em>, Paid\u00f3s, Barcelona 2004.
\n[10]<\/a> Cf. S. CARD\u00daS, El desconcierto de la escuela<\/em>, Paid\u00f3s, Barcelona 2007, 31-35.
\n[11]<\/a> Discurso a la LVIII Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, 29 de mayo de 2008.
\n[12]<\/a> Mensaje a la LX Asamblea de la Conferencia Episcopal Italiana, 4 de noviembre de 2009.
\n[13]<\/a> Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA, La sfida educativa<\/em>, Laterza, Roma 2010, 77-79.
\n[14]<\/a> Mensaje a la di\u00f3cesis de Roma sobre la tarea urgente de la educaci\u00f3n, 21 de enero de 2008.
\n[15]<\/a> Discurso en la inauguraci\u00f3n de los trabajos de la Asamblea diocesana de Roma, 11 de junio de 2007.
\n[16]<\/a> Sfida educativa<\/em>, 79.
\n[17]<\/a> Cf. E. ALBERICH, Catequesis evangelizadora. Manual de catequ\u00e9tica fundamental<\/em>, Editorial CCS, Madrid 2009, 263-269.
\n[18]<\/a> J. RATZINGER, \u201cTransmisi\u00f3n de la fe y fuentes de la fe\u201d, Actualidad catequ\u00e9tica<\/em> 112\/113(1983) 399.
\n[19]<\/a> Mensaje a la di\u00f3cesis de Roma, 21 de enero de 2008.
\n[20]<\/a> Ibidem.
\n[21]<\/a> Discurso a la Conferencia Episcopal Italiana, 28 de mayo de 2009.
\n[22]<\/a> Discurso 17 de abril de 2008.
\n[23]<\/a> Ibidem.
\n[24]<\/a> Discurso a la LVIII Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, 29 de mayo de 2008.
\n[25]<\/a> Discurso del 17 de abril de 2008.
\n[26]<\/a> E. VIGAN\u00d3, Nueva educaci\u00f3n<\/em>, Editorial CCS, Madrid 1991, 15.
\n[27]<\/a> Cf. P. BRAIDO, \u201cUna formula dell\u2019 umanesimo educativo di Don Bosco: Buon cristiano e onesto cittadino\u201d, Ricerche Storiche Salesiane<\/em> 24 (1994)7-75; tambi\u00e9n J. J. G\u00d3MEZ PALACIOS, \u201cEducaci\u00f3n para la ciudadan\u00eda\u201d, Misi\u00f3n Joven<\/em> 380 (2008)19-30.
\n[28]<\/a> Mensaje 1 de marzo de 2007.
\n[29]<\/a> Cf. J. L. MORAL, \u00bfJ\u00f3venes sin fe? Manual de primeros auxilios para reconstruir con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n<\/em>, PPC, Madrid 2007, 141-150.
\n[30]<\/a> Cf. A. DOMENECH, \u201cLa urgencia de evangelizar educando\u201d, en Cuadernos de Formaci\u00f3n Permanente <\/em>15 (2009) 57-84.
\n[31]<\/a> Discurso a los educadores cat\u00f3licos, 17 de abril de 2008.
\n[32]<\/a> Cf. O. GONZ\u00c1LEZ DE CARDEDAL, Educaci\u00f3n y educadores. El primer problema moral de Europa<\/em>, PPC, Madrid 2004, 151-168.
\n[33]<\/a> Discurso del 17 de abril de 2008.
\n[34]<\/a> Ibidem.
\n[35]<\/a> Discurso a los profesores y alumnos de la universidad libre \u201cMar\u00eda Asunta\u201d, 12 de noviembre de 2009.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"