{"id":7184,"date":"2012-01-01T00:00:53","date_gmt":"2011-12-31T22:00:53","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=7184"},"modified":"2012-01-01T00:00:53","modified_gmt":"2011-12-31T22:00:53","slug":"jesucristo-para-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/jesucristo-para-los-jovenes\/","title":{"rendered":"JESUCRISTO PARA LOS J\u00d3VENES."},"content":{"rendered":"
Gabino Ur\u00edbarri, sj.<\/strong> 1.1. <\/strong>El paral\u00edtico y los ap\u00f3stoles (Hch. 3,1-10)<\/strong> Para proponer la fe con acierto, conviene realizar el ejercicio que en su d\u00eda, a\u00f1os cincuenta, hizo Rahner: Desde lo que es el conjunto de la fe de la Iglesia en Jesucristo, considerando tambi\u00e9n los flancos o peligros antes esbozados, propongo seis claves a tener presentes de modo simult\u00e1neo en la presentaci\u00f3n que se haga de Jesucristo a los j\u00f3venes. En la medida de mis posibilidades ofrezco alguna pista para poner en pr\u00e1ctica estas claves sugeridas. A\u00f1ado una apostilla final sobre los libros del Papa, dado su impacto, su relevancia y su posible uso inadecuado. En el acierto de la pastoral con j\u00f3venes se juega una parte importante del futuro de la Iglesia y la fe en el Se\u00f1or Jes\u00fas. Parecer\u00eda que se han de manejar muchas cautelas y que la labor es muy complicada. Tal mirada me parece superficial, pues todas las claves que he se\u00f1alado pertenecen al acervo com\u00fan de la fe de la Iglesia. Gabino Ur\u00edbarri, SJ<\/p>\n CLAVES CRISTOL\u00d3GICAS PARA LA PASTORAL JUVENIL. Gabino Ur\u00edbarri, sj. Universidad Pontificia Comillas (Madrid) S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor nos presenta, en este art\u00edculo, interesantes claves cristol\u00f3gicas para la pastoral juvenil. Nos hace ver que acertar en pastoral juvenil es importante para el futuro de la Iglesia y de la fe en el Se\u00f1or Jes\u00fas. Gabino […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1560,1561,94],"tags":[],"class_list":["post-7184","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-420_421","category-gabino-uribarri","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7184","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7184"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7184\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7184"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7184"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7184"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nUniversidad Pontificia Comillas (Madrid)<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor nos presenta, en este art\u00edculo, interesantes claves cristol\u00f3gicas para la pastoral juvenil. Nos hace ver que acertar en pastoral juvenil es importante para el futuro de la Iglesia y de la fe en el Se\u00f1or Jes\u00fas. Gabino Ur\u00edbarri nos hace ver algunos peligros en una presentaci\u00f3n insuficiente de la figura de Jes\u00fas en pastoral, antes de presentarnos las claves cristol\u00f3gicas que pueden dar fecundidad a la pastoral juvenil.
\n
\n\u201cLa figura de Cristo debe presentarse
\nen toda su altura y profundidad.
\nNo podemos conformarnos con un Jes\u00fas a la moda\u201d[1]<\/a>.
\n
\nAntes de adentrarnos m\u00e1s directamente en el tema pedido: qu\u00e9 tipo de presentaci\u00f3n de la persona de Jes\u00fas habr\u00eda que ofrecer hoy a los j\u00f3venes, teniendo presente los riesgos de algunas presentaciones insuficientes, me parece oportuno ofrecer un marco b\u00edblico, que nos ayude a ambientar estas reflexiones. Seguidamente, ofrecer\u00e9 unas pinceladas someras que tratan de diagnosticar algunas de las carencias que se puedan dar en la presentaci\u00f3n de Jes\u00fas. Desde ah\u00ed, en tercer lugar, ofrecer\u00e9 algunas pistas a tener en cuenta a la hora de presentar la figura de Jes\u00fas a los j\u00f3venes para generar una sana pastoral juvenil[2]<\/a>. Termino con una brev\u00edsima reflexi\u00f3n final.
\n <\/p>\n\n
\nEl paral\u00edtico que se encontraba en la puerta Hermosa del Templo les pidi\u00f3 limosna a Pedro y a Juan. Su respuesta es muy significativa: \u201c\u00abNo tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, lev\u00e1ntate y anda\u00bb\u201d (Hch 3,6). La escena nos puede servir, parcialmente, para situar la labor que realizamos en el dif\u00edcil frente de la pastoral. El paral\u00edtico pide dinero, pero le ofrecen una nueva vida. Que se levante (usando el mismo verbo que se emplea para la resurrecci\u00f3n). Los ap\u00f3stoles le entregan aquello que poseen, que no es oro ni plata; le hablan en nombre de \u201cJesucristo Nazareno\u201d. Los ap\u00f3stoles, Pedro y Juan, no responden a su expectativa, le entregan algo m\u00e1s valioso: la fuerza regeneradora y sanadora de Jesucristo, que va mucho m\u00e1s all\u00e1 de lo sospechado. Por eso, atendiendo en su verdad a la demanda \u00faltima del paral\u00edtico, desoyen el contenido concreto de su petici\u00f3n, para ofrecerle algo mucho mayor y m\u00e1s grande.
\nEn la medida en que valga, aqu\u00ed tenemos una primera pista. Los j\u00f3venes piden algo a la Iglesia, a los pastoralistas. Lo mejor que podemos darles es la vida nueva que surge de Jesucristo, aunque no sea lo que demanden de una manera expl\u00edcita. Jesucristo ser\u00e1 la respuesta m\u00e1s completa a sus anhelos, a sus deseos de caminar por una vida verdadera.
\n
\n1.2. <\/strong>Leche vs. alimento s\u00f3lido<\/strong>
\n\u201cTampoco yo, hermanos, pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a ni\u00f1os en Cristo. Por eso, en vez de alimento s\u00f3lido, os di a beber leche, pues todav\u00eda no estabais para m\u00e1s\u201d (1Cor 3,1-2). Pablo reconoce en esta somera indicaci\u00f3n, que adem\u00e1s es un reproche, la necesidad de la gradualidad en la instrucci\u00f3n de los cristianos. Se comienza por un alimento m\u00e1s f\u00e1cil de digerir, por la \u201cleche espiritual\u201d (cf. 1Pe 2,2). Cuando se avanza en el crecimiento en la fe, cuando se pasa de \u201ccarnales\u201d a \u201cespirituales\u201d, categor\u00edas tan queridas para Or\u00edgenes y la escuela alejandrina, se puede entonces pasar a materias de mayor profundidad en la fe, que tambi\u00e9n llevan consigo una mayor exigencia.
\nEste mismo modo de ver se recoge en la carta a los hebreos,<\/em> tambi\u00e9n incluyendo un reproche: \u201cPues, debiendo vosotros ser ya maestros, por raz\u00f3n del tiempo, segu\u00eds necesitando que alguien os vuelva a ense\u00f1ar los primeros rudimentos de los or\u00e1culos divinos; y est\u00e1is necesitados de leche y no de alimento s\u00f3lido\u201d (Heb 5,12). Con lo cual se confirma de nuevo la gradualidad. Tambi\u00e9n que ambos ap\u00f3stoles aspiran a que sus comunidades cristianas alcancen la madurez en el conocimiento y la asimilaci\u00f3n de la doctrina. Ambos apostaron por una catequesis y una instrucci\u00f3n que llevara a los cristianos hasta el conocimiento m\u00e1s profundo de la fe cristiana.
\nAs\u00ed, pues, hemos de conjugar tambi\u00e9n la gradualidad, sabiendo que no siempre es posible dar de comer alimento s\u00f3lido; que en algunas circunstancias habr\u00e1 que recurrir de nuevo a la \u201cleche espiritual\u201d; que los comienzos deben ser ordinariamente m\u00e1s suaves; pero tambi\u00e9n que el ideal no es dejar en la ni\u00f1ez a los cristianos. En particular, opino que los j\u00f3venes universitarios est\u00e1n capacitados para el alimento s\u00f3lido y que se les debe ofrecer, pues en los otros \u00e1mbitos de su vida, en particular el intelectual, est\u00e1n recibiendo alimento s\u00f3lido. Solamente el alimento s\u00f3lido ofrecer\u00e1 garant\u00edas a los j\u00f3venes para perseverar con convicci\u00f3n y alegr\u00eda en el camino de la fe en medio de un mundo que la erosiona continuamente.
\n <\/p>\n\n
\n
\n\u201cHabr\u00eda que preguntarse con m\u00e1s rigor y sistem\u00e1tica\u00admente qu\u00e9 idea se forman propiamente de Cristo el cristiano y el no cristiano medios, sea para \u00abcreer\u00bb en ella, sea para rechazarla como no digna de fe.
\n(…) Habr\u00eda que preguntarse despu\u00e9s cu\u00e1les son las formulaciones dogm\u00e1ticas, sea en las declaraciones oficiales, sea en la catequesis y predicaci\u00f3n ordinarias… que, al ser mal comprendidas, han dado y siguen dando motivo a tales cripto-herej\u00edas pre-intelectuales de la cristolog\u00eda\u201d[3]<\/a>.
\n
\nSe trata de indagar los peligros principales que acechan a la presentaci\u00f3n de la figura de Jesucristo, para desfigurarla en alg\u00fan sentido. En mi opini\u00f3n, los principales hoy en d\u00eda son tres.
\nEl primero consiste en seguir de cerca la investigaci\u00f3n hist\u00f3rica sobre Jes\u00fas, que por su propia metodolog\u00eda prescinde de la fe. La figura de Jes\u00fas que surge de aqu\u00ed es la de un personaje religioso fascinante. Sin embargo, se trata de un Jes\u00fas meramente humano[4]<\/a>. En la medida en que la pastoral juvenil se alimente preponderantemente de estas lecturas, no pondr\u00e1 en contacto a los j\u00f3venes con Jesucristo, el Hijo de Dios. Adem\u00e1s, de alguna manera se encontrar\u00e1 con que rechina lo que se propone catequ\u00e9ticamente y lo que se celebra lit\u00fargicamente[5]<\/a>.
\nEl segundo consiste en respirar el humus que ha cuajado en la teolog\u00eda pluralista de las religiones, seg\u00fan la cual Jes\u00fas es un Salvador entre otros. La figura de Jes\u00fas se equipara a la de otros grandes personajes religiosos de la humanidad, como por ejemplo Buda, Mahoma o Krishna. Al hacerlo as\u00ed, de manera expl\u00edcita o impl\u00edcita, se est\u00e1 negando de hecho todo lo implicado en la encarnaci\u00f3n y en la comprensi\u00f3n trinitaria de Dios. Si Jes\u00fas es el Hijo eterno del Padre, el Verbo de Dios que se ha encarnado por nosotros y nuestra salvaci\u00f3n, siendo hombre es tambi\u00e9n Dios. Por eso, no se le puede situar en el mismo rango que otros grandes hombres, porque al hacerlo le sustraemos un elemento fundamental para la fe cristiana: la divinidad[6]<\/a>.
\nPor \u00faltimo, tampoco ayuda al crecimiento de la fe de los j\u00f3venes un tic seg\u00fan el cual se presente una imagen de Jesucristo, una cristolog\u00eda, que no genere adhesi\u00f3n eclesial o, peor a\u00fan, que fomente la desafecci\u00f3n eclesial. Una fe madura, como se presupone en los pastoralistas, no se puede dejar lleva por la moda \u201cJes\u00fas s\u00ed, Iglesia no\u201d. Se trata de una visi\u00f3n muy superficial que adem\u00e1s no alimenta verdaderamente la fe de los j\u00f3venes. Evidentemente Jesucristo es m\u00e1s importante que la Iglesia y siempre se da una distancia entre la segunda, que es disc\u00edpula, y el primero, que es maestro. Pero tambi\u00e9n es cierto que la Iglesia es quien transmite la fe en Jesucristo y el \u00e1mbito privilegiado para su conocimiento[7]<\/a>.
\n <\/p>\n\n
\n
\n3.1. <\/strong>Jes\u00fas es el Cristo<\/strong>
\nSeg\u00fan la expresi\u00f3n autorizada y certera de W. Kasper: \u201cLa profesi\u00f3n \u00abJes\u00fas es el Cristo\u00bb representa el resumen de la fe cristiana, no siendo la cristolog\u00eda otra cosa que la concienzuda exposici\u00f3n de esta profesi\u00f3n\u201d[8]<\/a>. En esta expresi\u00f3n, Cristo ocupa el lugar de todos los predicados de majestad que la Iglesia propone sobre Jes\u00fas. Es decir, la cristolog\u00eda se ocupa de exponer y justificar el conjunto de la fe de la Iglesia en Jes\u00fas de Nazaret. Tal exposici\u00f3n, por lo tanto, ha de incluir la historia concreta de Jes\u00fas de Nazaret: su predicaci\u00f3n sobre la irrupci\u00f3n del reino de Dios, su oraci\u00f3n, su ense\u00f1anza, sus milagros, sus comidas con los pecadores, su relaci\u00f3n con los disc\u00edpulos, sus conflictos, su muerte, etc.; pero tambi\u00e9n su resurrecci\u00f3n, exaltaci\u00f3n y sesi\u00f3n a la diestra de Dios Padre. Todos los elementos de la historia de Jes\u00fas son relevantes, sustanciales e inexcusables para la cristolog\u00eda. Como tambi\u00e9n lo es la confesi\u00f3n de fe de la Iglesia, que proclama que este personaje concreto, del primer tercio del siglo primero, que vivi\u00f3 en Palestina, es el Cristo de Dios, el Mes\u00edas definitivo, el Enviado de Dios, el resucitado de entre los muertos, el Se\u00f1or del universo.
\nSugiero tres aplicaciones pr\u00e1cticas o cautelas pastorales a tener presentes. Primero, propongo evitar el jesusismo.<\/em>Entiendo por jesusismo<\/em> un modo habitual de hablar de nuestro Se\u00f1or en el que no se explicita de modo expreso e inequ\u00edvoco la confesi\u00f3n de fe. El nombre de Jes\u00fas ya contiene un denso contenido teol\u00f3gico, del que no solemos ser conscientes. Significa \u201cDios salva\u201d. En su mismo nombre, si la etimolog\u00eda nos fuera di\u00e1fana, se est\u00e1 proclamando que en Jes\u00fas se da la salvaci\u00f3n de Dios y que \u00c9l es el Salvador. Sin embargo, el t\u00e9rmino Jes\u00fas, muy empleado en los evangelios, es el \u00fanico que maneja la investigaci\u00f3n hist\u00f3rica, que se centra en Jes\u00fas de Nazaret y prescinde de la fe. En esta situaci\u00f3n, y dado uno de los flancos d\u00e9biles de la cristolog\u00eda hoy en d\u00eda, en la que la humanidad de Jesucristo est\u00e1 asegurada, pero no as\u00ed de modo claro su divinidad, me parece que hemos de estar atentos con nuestro lenguaje a mostrar su divinidad, a expresar la confesi\u00f3n de fe. El lenguaje expl\u00edcitamente confesante, son expresiones como el Se\u00f1or Jes\u00fas, Nuestro Se\u00f1or, el Hijo de Dios, \u201cSe\u00f1or m\u00edo y Dios m\u00edo\u201d por parte de los pastoralistas y catequistas, sobre todo si denota un cierto componente emocional y de relaci\u00f3n personal con Jesucristo ser\u00e1 un magn\u00edfico testimonio para los j\u00f3venes de la devoci\u00f3n personal y la relaci\u00f3n creyente con Jesucristo.
\nSegundo, hemos de ser cuidadosos en el manejo en la predicaci\u00f3n y la catequesis del modo de presentar los resultados de la investigaci\u00f3n hist\u00f3rica sobre Jes\u00fas. Si al exponer la figura de Jes\u00fas y el contenido de algunas escenas significativas de su vida, como por ejemplo el Abb\u00e0<\/em> en labios de Jes\u00fas en su oraci\u00f3n, defendemos su historicidad como algo cient\u00edficamente comprobable, \u00bfno estamos lanzando la sospecha de que tal historicidad no es segura para todas<\/em> las escenas y todo el contenido de los evangelios? No conviene generar dudas a quienes no las tienen, sobre todo si simult\u00e1neamente no se les proporciona la formaci\u00f3n adecuada para superar esas dudas. Cuando se introduce este tipo de distingos, de una manera clara, aunque inicialmente no sea perceptible, se va introduciendo una distancia, un foso, entre el Jes\u00fas hist\u00f3rico de los investigadores y el Cristo de la fe de los evangelios. Esta separaci\u00f3n da\u00f1a la imagen verdadera y la figura real de Jesucristo.
\nLo que los evangelios nos presentan es una historia, la de Jes\u00fas, totalmente penetrada por la lectura creyente. No nos transmiten una historia as\u00e9ptica ni neutral, sino la historia de Jes\u00fas, que simult\u00e1neamente es de modo indiviso la de \u201cJesucristo, Hijo de Dios\u201d (cf. Mc 1,1). En el entramado de los evangelios, las confesiones de fe, como la de Pedro en Cesarea de Filipo, las narraciones de la infancia o las escenas de car\u00e1cter teof\u00e1nico (bautismo, transfiguraci\u00f3n) resultan fundamentales para que no se desvirt\u00fae la identidad del personaje central que nos van presentando y con quien nos pretenden poner en contacto. Resulta muy significativo que aunque el manejo de los t\u00edtulos cristol\u00f3gicos no sea uniforme en los evangelios, ninguno de ellos se haya redactado prescindiendo de estas formulaciones creyentes en la identidad de su persona y la magnitud teol\u00f3gica de su obra. Por otra parte, las cartas paulinas, en sentido amplio, est\u00e1n escritas desde la fe y la relaci\u00f3n en Jesucristo como el Se\u00f1or, el Kyrios. La perspectiva de fe penetra continuamente sus elaboraciones. Pablo pretende desgranar para las comunidades cristianas por \u00e9l fundadas el significado de Cristo Jes\u00fas en todas sus dimensiones. Desde ah\u00ed ilumina las peculiares circunstancias que en ellas acontecen.
\nTercero, profundizando en esta l\u00ednea, las narraciones evang\u00e9licas, lo mismo que las cartas y el Apocalipsis, cuentan continuamente con la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas. Para la comprensi\u00f3n de la persona de Jes\u00fas se trata de un acontecimiento capital, que da la medida de su identidad y de su obra: es aquel a quien la muerte no puede vencer; es aquel a quien Dios legitima por completo, su persona y su pretensi\u00f3n, resucit\u00e1ndole de entre los muertos; es aquel por quien se nos otorga el perd\u00f3n de los pecados, la vida eterna. Por lo tanto, la presentaci\u00f3n de Jes\u00fas en la pastoral juvenil debe incorporar de modo expreso la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas, su contenido y sus efectos sobre la vida del cristiano.
\n
\n3.2. <\/strong>Jesucristo es Dios encarnado<\/strong>
\nPara que la cristolog\u00eda realmente funcione bien, sin perder su propia idiosincrasia, necesita estar bien conectada con la teolog\u00eda trinitaria y con la antropolog\u00eda. La fe cristiana nos dice que en Jesucristo se revela el rostro de Dios y el misterio del hombre. Si atendemos a la formulaci\u00f3n m\u00e1s cl\u00e1sica del dogma, definida en el Concilio de Calcedonia (a\u00f1o 451), Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Parafraseando, podemos decir que en Cristo se revela la verdad de Dios y la verdad del hombre. Este doble aspecto se ha de traslucir de la presentaci\u00f3n de la fe en Jesucristo.
\nLa presentaci\u00f3n del primer elemento de modo expl\u00edcito encaja con facilidad en la explicaci\u00f3n del credo. All\u00ed se nos habla de su relaci\u00f3n con el Padre: \u201cy en un solo Se\u00f1or, Jesucristo, Hijo \u00fanico de Dios, engendrado antes de todos los siglos\u201d (DH 150). Al hacerlo, se pueden explicar los textos b\u00edblicos que hablan sobre la preexistencia y la mediaci\u00f3n en la creaci\u00f3n (ej. Jn 1,1ss; Heb 1,3-4; Filp 2,6-11; 1Cor 8,6; Col 1,15-20; Ef 1,3-14). En todo caso, lo que formula la idea y el concepto de la encarnaci\u00f3n pertenece al n\u00facleo esencial de la fe cristol\u00f3gica de la Iglesia, que no se podr\u00e1 dejar de lado. La Navidad, como tiempo lit\u00fargico, tambi\u00e9n es un momento adecuado para incidir en este tipo de contenido. Nosotros creemos, lejos de toda forma de adopcionismo, que Jesucristo es Dios que proviene de Dios. El credo nos dice: \u201cDios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma sustancia del Padre, por quien todo fue hecho\u201d (DH 150). Es bueno, junto con una explicaci\u00f3n m\u00e1s teol\u00f3gica, mostrar siempre el fundamento b\u00edblico de estas afirmaciones de gran peso y con enorme contenido.
\n
\n3.3. <\/strong>En Jesucristo se descifra el misterio del ser humano<\/strong>
\nEn una formulaci\u00f3n muy bien aquilatada, Gaudium et spes<\/em> dice en su texto cristol\u00f3gico m\u00e1s relevante: \u201cEn realidad, el misterio del hombre s\u00f3lo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado\u201d (GS 22). A lo largo de toda la constituci\u00f3n pastoral, pero especialmente en este n\u00famero, se desgrana la relevancia de Cristo para el hombre, se exponen los puntos fundamentales que vertebran la relaci\u00f3n entre cristolog\u00eda y antropolog\u00eda[9]<\/a>. En concreto, se manejan dos motivos teol\u00f3gicos de gran profundidad y largo alcance. En primer lugar la teolog\u00eda de los dos Adanes, en la que se pone de manifiesto que fuimos creados pensando en Jesucristo. El modelo seg\u00fan el cual se modelaba a Ad\u00e1n del barro (Gn 2,7) era Cristo, seg\u00fan una conocida interpretaci\u00f3n de los Padres de la Iglesia (Ireneo, Tertuliano). El segundo Ad\u00e1n, Cristo, es en realidad el primero en el designio original de Dios, aunque su aparici\u00f3n en la historia haya sido cronol\u00f3gicamente posterior a Ad\u00e1n y por eso hablemos del \u201csegundo\u201d Ad\u00e1n. Esto pone de relieve que nuestra realizaci\u00f3n consiste en nuestra cristificaci\u00f3n, en la filiaci\u00f3n, en ser hijos en el Hijo. La realizaci\u00f3n de la vocaci\u00f3n cristiana y la vocaci\u00f3n humana coinciden: \u201cla vocaci\u00f3n suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina\u201d (GS 22).
\nLo mismo se afirma desde el motivo de la creaci\u00f3n a imagen y semejanza. Cristo es imagen de Dios (Col 1,15; 2Cor 4,4). Al haber sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26-27) fuimos creados entonces a imagen del Hijo. Nuestra vida cristiana consiste en conformarnos con la imagen del Hijo (Rm 8,29). Este desarrollo coincide con la realizaci\u00f3n m\u00e1s verdadera, aut\u00e9ntica y profunda de nuestro ser humano. Este aspecto resulta de gran importancia para poder calibrar luego el alcance de algunas afirmaciones del magisterio de la Iglesia en temas de moral, para entender la posibilidad de la universalidad de la salvaci\u00f3n cristiana, para captar la comprensi\u00f3n cristiana de lo que es la persona humana y su vocaci\u00f3n. El tema es abstracto y, por lo tanto, parte del alimento s\u00f3lido. La relevancia que ostenta se deriva de su importancia.
\n
\n3.4. <\/strong>El evangelio de Juan y la filiaci\u00f3n divina<\/strong>
\nLa transmisi\u00f3n de fe m\u00e1s relevante de la Iglesia primitiva nos ha llegado a trav\u00e9s del conjunto de los documentos que, despu\u00e9s de un discernimiento eclesial, constituyen lo que hoy llamamos Nuevo Testamento. Todos estos documentos son significativos, si bien no todos se pueden emplear igualmente para todo. En la liturgia se privilegian los evangelios: siempre que se celebra la eucarist\u00eda se lee de modo solemne alg\u00fan fragmento de los evangelios. En las cartas paulinas, en el resto del epistolario que ha entrado en el NT y en el Apocalipsis se nos propone una reflexi\u00f3n teol\u00f3gica sobre Jesucristo, nada despreciable y bien valiosa. En los evangelios, sin embargo, la figura de Jes\u00fas se va presentando de un modo narrativo, que suele ser m\u00e1s accesible, m\u00e1s catequ\u00e9tico y queda mejor grabado en la imaginaci\u00f3n y en la memoria.
\nLa figura de Jes\u00fas que se ofrezca y presente en la pastoral depender\u00e1 sobremanera del empleo que se haga de los evangelios. La investigaci\u00f3n hist\u00f3rica ha privilegiado los evangelios sin\u00f3pticos, frente a Juan, hasta el punto de que algunos han hablado de la \u201ctiran\u00eda del Jes\u00fas sin\u00f3ptico\u201d. Esta misma investigaci\u00f3n trabaja en ocasiones tambi\u00e9n con los llamados evangelios ap\u00f3crifos, que no pertenecen al NT, son m\u00e1s tard\u00edos y cuya fiabilidad hist\u00f3rica, discutida entre los especialistas, en conjunto es bastante dudosa[10]<\/a>. En todo caso, la imagen de Jes\u00fas que nos formamos los creyentes o no creyentes depende b\u00e1sicamente de los evangelios.
\nTodos los evangelios son importantes. Sin embargo, en el proceso de la decantaci\u00f3n de la fe eclesial y la comprensi\u00f3n de la figura de Jes\u00fas el evangelio de Juan ocupa un puesto especial. Es el evangelio de composici\u00f3n m\u00e1s tard\u00eda, en el que los temas de fondo con respecto a la identidad de Jes\u00fas se han madurado y profundizado de modo m\u00e1s notable[11]<\/a>. Por eso, en la pastoral deber\u00edan estar presentes todos los evangelios, se deber\u00eda mostrar la congruencia de fondo de unos con otros siempre que sea posible, que es en la mayor\u00eda de las ocasiones[12]<\/a>; tambi\u00e9n donde Juan ha desarrollado con m\u00e1s claridad n\u00facleos tem\u00e1ticos presentes en los sin\u00f3pticos, como por ejemplo en el caso de la presentaci\u00f3n expresa de la filiaci\u00f3n divina de Jes\u00fas. Desde luego, no se deber\u00eda orillar el evangelio de Juan o excluirlo de la presentaci\u00f3n de Jes\u00fas. Ni una tiran\u00eda de un Jes\u00fas sin\u00f3ptico ni una tiran\u00eda de un Jes\u00fas jo\u00e1nico son buenas. Ahora bien, el evangelio de Juan ostenta un puesto especial porque cierra en la cumbre la reflexi\u00f3n sobre la identidad de Jes\u00fas, con la imagen del mismo que ofrece en el conjunto del evangelio y en el pr\u00f3logo.
\nAdem\u00e1s, en el evangelio de Juan Jes\u00fas se manifiesta de modo patente como el Hijo de Dios, como aquel que hace todo en consonancia con la voluntad de Dios. La realidad de Jes\u00fas como Hijo de Dios permea todo el evangelio de Juan. Esto resulta muy significativo, pues quien maneje con frecuencia dicho evangelio entender\u00e1 de modo natural que Jes\u00fas es el Hijo de Dios. Ahora bien, el t\u00edtulo \u201cHijo\u201d es el m\u00e1s importante de toda la cristolog\u00eda[13]<\/a>, donde se aclara mejor la relaci\u00f3n de Jes\u00fas con el Padre. Una cristolog\u00eda en la que Jes\u00fas no aparezca n\u00edtidamente como el Hijo de Dios no refleja la fe de la Iglesia ni alimenta con verdad la fe en Jes\u00fas, el Hijo de Dios[14]<\/a>.
\n
\n3.5. <\/strong>Jesucristo es el Salvador del mundo<\/strong>
\nLos primeros cristianos estaban convencidos de que en la vida, en la muerte y en la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas hab\u00eda sucedido el acontecimiento salvador, el perd\u00f3n de los pecados, la justificaci\u00f3n. La historia se divid\u00eda en la \u00e9poca anterior y la \u00e9poca posterior a Jes\u00fas. Desde Jesucristo se abre para los cristianos una vida nueva, en paz y en amistad con Dios, en el Esp\u00edritu Santo, viviendo la filiaci\u00f3n divina. El aspecto salvador, la obra de Cristo, resulta fundamental para calibrar su importancia y su significado en la fe cristiana. Por eso, una buena cristolog\u00eda incorpora algunos elementos de soteriolog\u00eda (tratamiento de la salvaci\u00f3n).
\nPablo vive su vida cristiana con esta convicci\u00f3n: \u201cvivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en m\u00ed. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me am\u00f3 y se entreg\u00f3 por m\u00ed\u201d (Gal 2,20). Aqu\u00ed Pablo refleja una relaci\u00f3n personal muy intensa con Cristo. Entiende que Cristo se ha entregado por \u00e9l. Ha personalizado las palabras que se encuentran en la \u00faltima Cena, donde el Se\u00f1or Jes\u00fas manifiesta el sentido de su vida y su muerte: pan (cuerpo) que se entrega; sangre (vida) que se derrama por nosotros, por los muchos, por todos. Pablo vive en agradecimiento a Cristo, reconoci\u00e9ndolo como su Salvador. Esto ti\u00f1e de una ternura especial la relaci\u00f3n con el Se\u00f1or Jes\u00fas.
\nLa elaboraci\u00f3n m\u00e1s te\u00f3rica de la concepci\u00f3n cristiana de la salvaci\u00f3n puede resultar un poco compleja y quiz\u00e1 especulativa[15]<\/a>. Sin embargo, como este aspecto es absolutamente central, para la transmisi\u00f3n puede resultar m\u00e1s adecuada la oraci\u00f3n guiada o las orientaciones para la oraci\u00f3n, al estilo de como se ofrecen en los ejercicios espirituales de San Ignacio. Ah\u00ed puede brotar la relaci\u00f3n espont\u00e1nea y agradecida con el Salvador. Desde luego, desde una perspectiva te\u00f3rica resulta completamente diferente descubrir en Jes\u00fas a un magn\u00edfico modelo ejemplar que hemos de imitar y seguir, cosa que es cierta; que a un Salvador, que cuenta con nuestros fallos, nos perdona y nos ama. Lo primero nos puede poner en una pista preponderantemente \u00e9tica, de gran exigencia, que nos conduzca a desgastarnos y quemarnos[16]<\/a>. Mientras que en segundo caso, sabemos que Jes\u00fas ya ha vencido. Nosotros nos asociamos a su triunfo y al modo de vida que resulta congruente con el mismo. En esta tesitura, el protagonismo principal lo ostenta Jes\u00fas. Nosotros no pasamos de la categor\u00eda de siervos in\u00fatiles.
\n3.6. <\/strong>La liturgia como pedagog\u00eda de la fe<\/strong>
\nUna buena cristolog\u00eda entra en resonancia con la liturgia y se deja alimentar por ella. Toda la liturgia de la Iglesia se puede entender como una gran pedagog\u00eda que nos introduce en la fe, en su contenido m\u00e1s profundo, en su celebraci\u00f3n gozosa, en su interiorizaci\u00f3n y apropiaci\u00f3n. El Cristo de la pastoral juvenil ha de ayudar a los j\u00f3venes a vivir con mayor conciencia, alegr\u00eda y profundidad la liturgia. Por otra parte, la liturgia proporciona excelentes ocasiones para ir proponiendo a los j\u00f3venes la figura de Jesucristo con todas sus facetas, incorporando adem\u00e1s: la lectura continua de la Palabra de Dios y su explicaci\u00f3n; los s\u00edmbolos, tiempos y colores lit\u00fargicos; la m\u00fasica y los silencios; la pedagog\u00eda de los gestos, las costumbres y las tradiciones. Si se llega a gustar la liturgia, se pone a los j\u00f3venes en un camino en el que m\u00e1s all\u00e1 de la comunidad juvenil, podr\u00e1n seguir cultivando su relaci\u00f3n con el Se\u00f1or Jes\u00fas, su pertenencia a la Iglesia y creciendo en ella. La liturgia nos propone adem\u00e1s el Cristo eclesial, el Cristo de la fe, que es el \u00fanico Jes\u00fas verdadero, Salvador del mundo, recapitulador de la historia, el Cordero degollado desde antes de la creaci\u00f3n del mundo, gracias al cual nosotros obtenemos la redenci\u00f3n, el perd\u00f3n de los pecados, la vida verdadera.
\n
\n3.7. <\/strong>Apostilla: los libros sobre Jes\u00fas del Papa<\/strong>
\nNo es corriente que un Papa decida ejercer de te\u00f3logo, como ha hecho Benedicto XVI. Sus dos vol\u00famenes sobre Jes\u00fas no son un libro de car\u00e1cter magisterial, sino una contribuci\u00f3n al debate y una propuesta personal. Me parece descabellado convertir estos libros en la base de toda cristolog\u00eda, de toda visi\u00f3n cat\u00f3lica de la persona de Jes\u00fas y en una vara para medir la bondad de toda propuesta cristol\u00f3gica. No hay que ser m\u00e1s papistas que el Papa. Sin embargo, dada la relevancia de su autor y de su ministerio en la Iglesia, tambi\u00e9n me parece una actitud algo sectaria prescindir sistem\u00e1ticamente de estos libros y sus aportaciones. A pesar del esfuerzo de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI para dirigirse a un p\u00fablico amplio no especializado su lectura no resultar\u00e1 f\u00e1cil. Lo m\u00e1s instructivo me parece que consiste en lo siguiente. Hacerse cargo de su sentido y contenido de fondo, que todo catequista y pastoralista bien formado deber\u00eda conocer. Con este conocimiento, se pueden hacer alusiones diversas. En alg\u00fan caso, y con orientaci\u00f3n previa, se puede leer alguno de sus cap\u00edtulos, seg\u00fan los temas que se est\u00e9n estudiando en la catequesis. En todo caso, distinguiendo sus opiniones teol\u00f3gicas m\u00e1s particulares y, por lo tanto, discutibles, en conjunto ofrece una imagen de Jes\u00fas bien construida, profunda, que se puede manejar con mucho provecho en la pastoral general y en la pastoral juvenil. As\u00ed pues, ni dejarlo de lado ni concederle la exclusiva.
\n <\/p>\n\n
\nPodemos pensar que en la pastoral dif\u00edcilmente se transmite lo que no se vive. Por eso, somos en definitiva los pastoralistas y catequetas los que nos hemos de interrogar sobre nuestra cristolog\u00eda y nuestra imagen de Jes\u00fas: la que de verdad vivimos y con la que resonamos. Pero tambi\u00e9n podemos pensar que nuestra labor, por importante que sea, es limitada. Somos simplemente mensajeros, ap\u00f3stoles, instrumentos en manos de Dios para dar a conocer a su Hijo. El Esp\u00edritu ser\u00e1 quien ponga a los j\u00f3venes a los pies del maestro. Y \u00c9l es capaz de ganarles el coraz\u00f3n y revel\u00e1rseles en toda su majestad y verdad.
\n <\/p>\n
\n
\n[1]<\/a> J. Ratzinger, Un canto nuevo para el Se\u00f1or. La fe en Jesucristo y la liturgia hoy,<\/em> S\u00edgueme, Salamanca 2<\/sup>2005, 47-48.
\n[2]<\/a> Me permito remitir, como complemento, a G. Ur\u00edbarri, Evangelizar a los j\u00f3venes educ\u00e1ndoles en una sana cristolog\u00eda: <\/em>Revista de Pastoral Juvenil 438 (octubre 2007) 3-12; La devoci\u00f3n a Jes\u00fas y la singularidad de su humanidad:<\/em> Raz\u00f3n y Fe 257 (febrero 2008) 127-138; La singular humanidad de Jesucristo. El tema mayor de la cristolog\u00eda contempor\u00e1nea, <\/em>U.P. Comillas \u2013 San Pablo, Madrid 2008.
\n[3]<\/a> K. Rahner, \u00abProblemas actuales de cristolog\u00eda\u00bb, en Escritos de teolog\u00eda I,<\/em> Madrid, Taurus, 1961, p. 167-221, aqu\u00ed 221. Cf. tambi\u00e9n A. Tornos, Voces de la cultura entre los ejercitantes de hoy<\/em>: Manresa 275 (abril-junio 1998) 129-147.
\n[4]<\/a> El tema es amplio. Puede verse J. Ratzinger \u2013 Benedicto XVI, Jes\u00fas de Nazaret. Primera parte. Desde el Bautismo a la Transfiguraci\u00f3n, <\/em>La esfera de los libros, Madrid 2007, 7-21; G. Ur\u00edbarri, La singular humanidad, <\/em>67-102.
\n[5]<\/a> Cf. C. del Valle, Cristo en la liturgia:<\/em> Sal Terrae 96 (enero 2008) 17-28.
\n[6]<\/a> M\u00e1s detalles en G. Ur\u00edbarri, La singular humanidad,<\/em> 203-378.
\n[7]<\/a> Cf. G. Ur\u00edbarri, La imagen de Cristo y la comuni\u00f3n en la Iglesia:<\/em> Sal Terrae 96 (enero 2008) 5-16.
\n[8]<\/a> Jes\u00fas, el Cristo<\/em>, S\u00edgueme, Salamanca 5<\/sup>1984 (or. 1974), 14.
\n[9]<\/a> Una explicaci\u00f3n somera y completa en L. Ladaria, \u201cEl hombre a la luz de Cristo en el Concilio Vaticano II\u201d, en R. Latourelle (ed.), Vaticano II: balance y perspectivas. Veinticinco a\u00f1os despu\u00e9s (1962-1987),<\/em> S\u00edgueme, Salamanca 1989, 705-714. Para profundizar m\u00e1s: L. Ladaria, Jesucristo, salvaci\u00f3n de todos,<\/em>U.P. Comillas \u2013 San Pablo, Madrid 2007; A. Cordovilla, \u201c\u00abGracia sobre gracia\u00bb. El hombre a la luz del misterio del Verbo encarnado\u201d, en G. Ur\u00edbarri (ed.),Teolog\u00eda y nueva evangelizaci\u00f3n, <\/em>U.P. Comillas \u2013 Descl\u00e9e, Madrid \u2013 Bilbao 2005, 97-143.
\n[10]<\/a> Informa cumplidamente y de modo accesible: H.-J. Klauck, Los evangelios ap\u00f3crifos. Una introducci\u00f3n, <\/em>Sal Terrae, Santander 2006.
\n[11]<\/a> Sobre esta compleja problem\u00e1tica, cf. G. Ur\u00edbarri, La recepci\u00f3n en la cristolog\u00eda de los estratos de redacci\u00f3n de los evangelios:<\/em> Estudios Eclesi\u00e1sticos 85 (2010) 411-428.
\n[12]<\/a> Con respecto a la fecha de la \u00faltima Cena, por ejemplo, se da una divergencia irreconciliable entre los sin\u00f3pticos y Juan. Tambi\u00e9n respecto al n\u00famero de estancias de Jes\u00fas en Jerusal\u00e9n. No son los \u00fanicos casos.
\n[13]<\/a> J. Ratzinger, Teor\u00eda de los principios teol\u00f3gicos. Materiales para una teolog\u00eda fundamental,<\/em> Herder, Barcelona 19852<\/sup>, 12, 114; W. Kasper, Jes\u00fas, el Cristo,<\/em> 199; O. Gonz\u00e1lez de Cardedal, Cristolog\u00eda,<\/em> BAC, Madrid 2001, 373.
\n[14]<\/a> Para ampliar, cf. G. Ur\u00edbarri, \u201cJesucristo, el Hijo. La clave del \u00abyo\u00bb de Jes\u00fas\u201d, en G. Richi Alberti (ed.), Jesucristo en el pensamiento de Joseph Ratzinger,<\/em> Publicaciones San D\u00e1maso, Madrid 2011, 115-156.
\n[15]<\/a> Podr\u00e1 leerse con provecho B. Sesbo\u00fc\u00e9, Jesucristo, el \u00fanico mediador. Ensayo sobre la redenci\u00f3n y la salvaci\u00f3n<\/em> 2 vols, Secretariado Trinitario, Salamanca 1990; A. Vanhoye, Tanto am\u00f3 Dios al mundo. Lectio sobre el sacrificio de Cristo,<\/em> San Pablo, Madrid 2005.
\n[16]<\/a> M\u00e1s detalles en G. Ur\u00edbarri, El mensajero. Perfil del evangelizador,<\/em> Descl\u00e9e \u2013 U.P. Comillas, Bilbao \u2013 Madrid 2006, 101-111.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"