{"id":7420,"date":"2011-01-01T00:00:05","date_gmt":"2010-12-31T22:00:05","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=7420"},"modified":"2011-01-01T00:00:05","modified_gmt":"2010-12-31T22:00:05","slug":"vocaciones-un-problema-que-quema","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/vocaciones-un-problema-que-quema\/","title":{"rendered":"VOCACIONES: \u00a1UN PROBLEMA QUE QUEMA!"},"content":{"rendered":"
Eugenio Alburquerque Frutos<\/strong> Eugenio Alburquerque Frutos<\/p>\n Eugenio Alburquerque Frutos Director del Bolet\u00edn Salesiano S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor intenta ahondar en las ra\u00edces y causas que han llevado a la actual situaci\u00f3n de crisis vocacional. Esta crisis viene de lejos y tiene hondas ra\u00edces antropol\u00f3gicas, sociales y culturales. El autor se\u00f1ala algunos de los factores que han propiciado esta situaci\u00f3n: […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1459,465,94],"tags":[],"class_list":["post-7420","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-408_409","category-eugenio-alburquerque-frutos","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7420","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7420"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7420\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7420"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7420"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7420"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nDirector del Bolet\u00edn Salesiano<\/strong>
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor intenta ahondar en las ra\u00edces y causas que han llevado a la actual situaci\u00f3n de crisis vocacional. Esta crisis viene de lejos y tiene hondas ra\u00edces antropol\u00f3gicas, sociales y culturales. El autor se\u00f1ala algunos de los factores que han propiciado esta situaci\u00f3n: la secularizaci\u00f3n, una sociedad diversificada y compleja, p\u00e9rdida de aprecio social, la crisis de la familia, la crisis educativa. Reconoce, el autor, que es bueno hacer autocr\u00edtica de una manera humilde y esperanzada.
\n
\nLa vocaci\u00f3n es una realidad misteriosa, pero profundamente enraizada en la personalidad, en su estructura y en sus dinamismos. Es una realidad germinal que puede madurar y desarrollarse o bien atrofiarse y extinguirse. En la vida cristiana constituye un modo de integrarse y unificarse con Cristo y de seguirle, de manera original y de acuerdo con los propios dones. Todo ello hace necesaria la intervenci\u00f3n de la familia desde los primeros momentos de la existencia, de la acci\u00f3n educativa y del acompa\u00f1amiento pastoral. Y, ciertamente, las comunidades cristianas han de estar dispuestas a acoger, respetar, cuidar y potenciar las distintas vocaciones para que todos podamos compartir la misi\u00f3n de Jes\u00fas. Por su parte, la pastoral de juventud no puede menos de contemplar la dimensi\u00f3n vocacional como un aspecto esencial de su ser y de su quehacer.
\nActualmente es sentida en la Iglesia, de manera muy fuerte e intensa, la crisis de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Esto sucede especialmente en Europa y, de forma muy real y concreta, entre nosotros, en Espa\u00f1a. Sin embargo, el Se\u00f1or llama y sigue llamando hoy. Esta convicci\u00f3n supone siempre un acicate y un est\u00edmulo para los agentes de pastoral.
\nQuiz\u00e1 nos pide, ante todo, una evaluaci\u00f3n exigente que nos ayude a ser m\u00e1s conscientes de la situaci\u00f3n, de la hondura y gravedad del problema, de sus ra\u00edces y causas, de los retos a nuestra propia labor pastoral. Para llegar a ser capaces de proyectar y proponer orientaciones precisas y concretas, es necesario un discernimiento serio de d\u00f3nde estamos y por qu\u00e9 estamos as\u00ed, qu\u00e9 hemos hecho y hacemos, qu\u00e9 hemos dejado de hacer o qu\u00e9 estamos abandonando. Este es el objetivo de esta reflexi\u00f3n: intentar ahondar en las ra\u00edces y causas que han llevado a la actual situaci\u00f3n de crisis vocacional.
\n <\/p>\n\n
\nLa situaci\u00f3n vocacional actual se caracteriza, de modo particular entre nosotros, por la gran desproporci\u00f3n existente entre la mies, cada vez m\u00e1s abundante, y nuestras fuerzas, cada vez m\u00e1s escasas. Y esta situaci\u00f3n, es preciso reconocerlo con humildad, nos sit\u00faa ante un problema grav\u00edsimo, realmente candente. Es in\u00fatil ya intentar taparlo o disimularlo; no es momento para aplicar pa\u00f1os calientes. Realmente, desde hace varias d\u00e9cadas, \u00a1el problema vocacional es un problema que quema![1]<\/a>.
\nLas estad\u00edsticas son fr\u00edas, pero muestran una realidad viva. A\u00fan teniendo en cuenta los esperanzadores rebrotes que germinan en distintas partes del mundo, se puede constatar un descenso progresivo y constante en casi todos los pa\u00edses de la vieja Europa. Persiste el doloroso fen\u00f3meno de las deserciones y se agudiza la crisis vocacional. Esta situaci\u00f3n resulta verdaderamente dram\u00e1tica de manera especial para la vida religiosa, aunque en muchos lugares la situaci\u00f3n es compartida tambi\u00e9n entre los seminaristas y sacerdotes diocesanos. A ello hay que a\u00f1adir el dato del envejecimiento. Tanto en la vida religiosa como en la sacerdotal, los \u00edndices de envejecimiento representan humanamente una alarma preocupante.
\nAlgunos piensan que los grandes problemas actuales de la Iglesia, tambi\u00e9n la crisis vocacional, se remontan al Concilio, como si antes todo fuera paz, luz, excelencia, y despu\u00e9s del Concilio llegaran las tinieblas, la confusi\u00f3n y desorientaci\u00f3n, y comenzara el derrumbe.
\nEsta visi\u00f3n tan simplista y reductiva no se sostiene, aunque evidentemente no todo lo que haya venido despu\u00e9s del Concilio haya sido acierto. No nos enga\u00f1emos, el postconcilio no ha creado el ate\u00edsmo, la indiferencia religiosa o el relativismo moral; ni la crisis vocacional es su hija natural, aunque es cierto que sacudi\u00f3 a la Iglesia de forma especialmente virulenta en los a\u00f1os que siguieron inmediatamente al Concilio. Muchos fueron los abandonos y defecciones, y muy diferentes sus causas. Sin embargo, los estudios sociol\u00f3gicos muestran con suficiente claridad que la crisis vocacional hab\u00eda comenzado ya antes, que viene de lejos y tiene hondas ra\u00edces antropol\u00f3gicas, sociales y culturales[2]<\/a>. Pero la verdad es que, a pesar de algunas indudables mejoras, la crisis no remonta, y que la falta de nuevas vocaciones se hace sentir cada d\u00eda m\u00e1s y de forma m\u00e1s tensa y dram\u00e1tica.
\nAnte la gravedad del problema no se trata, en modo alguno, de sembrar pesimismo, sino de promover la esperanza. Es algo en lo que han insistido en estos \u00faltimos a\u00f1os tanto las orientaciones del magisterio de la Iglesia como de las distintas congregaciones e institutos religiosos. Para algunos, la actual situaci\u00f3n constituye, en realidad, un signo de nuestro tiempo, es decir, una palabra que Dios dirige a nuestras comunidades para suscitar un verdadero dinamismo de conversi\u00f3n: \u201cCabe todav\u00eda pensar que la actual crisis de las vocaciones est\u00e1 relacionada con los signos de los tiempos y, por tanto, permitida por el Se\u00f1or para despertar en las comunidades cristianas una din\u00e1mica de conversi\u00f3n, de creatividad y de innovaci\u00f3n que adapte el cuidado de las vocaciones a los retos socio-culturales\u201d[3]<\/a>.
\nComo ense\u00f1o el Vaticano II, ante los signos de los tiempos, el primer deber eclesial es escrutarlos, conocerlos e interpretarlos (GS 4). Pueden llegar a ser kair\u00f3s<\/em>, tiempo oportuno de gracia y salvaci\u00f3n, llamada y dinamismo de conversi\u00f3n. Pero es necesario el esfuerzo pastoral para leerlos, discernirlos y situarse ante ellos con lucidez evang\u00e9lica.
\nLa disminuci\u00f3n del n\u00famero de vocaciones ha suscitado una reflexi\u00f3n cada vez m\u00e1s profunda en la Iglesia. Ha contribuido, sin duda, a clarificar mejor la verdadera naturaleza e importancia del problema y tambi\u00e9n a acrecentar la sensibilidad y el compromiso de las comunidades cristianas. Quiz\u00e1s nunca haya existido mayor claridad de ideas, mayor sensibilidad pastoral, mayor clima de oraci\u00f3n por las vocaciones, m\u00e1s y mejores medios. Hemos de reconocer que no es posible mirar la actual situaci\u00f3n de manera unilateral y pesimista. En esta actitud quiero situar esta reflexi\u00f3n para ayudar a profundizar en sus ra\u00edces y causas, que pastoralmente son siempre retos y est\u00edmulo. Quiz\u00e1, como a Abrah\u00e1n, triste por no ver realizado el don de la descendencia, Dios nos invita a salir de nuestra peque\u00f1a tienda y a mirar y contar las estrellas del cielo, para llegar a interpretar y creer la historia y la promesa del Dios fiel.
\n <\/p>\n\n
\nCuantos se refieren a la crisis vocacional se\u00f1alan que tiene como causa muchos y complejos factores sociales y culturales. El Congreso Europeo sobre las vocaciones indicaba: una cultura pluralista compleja, privada de puntos de referencia, que tiende a producir en los j\u00f3venes una identidad fr\u00e1gil; una cultura de la distracci\u00f3n, que f\u00e1cilmente soslaya o anula los interrogantes sobre el sentido de la vida; un estilo de vivir que propicia la gratificaci\u00f3n inmediata de los sentidos, de lo que \u201cme va\u201d, de lo que \u201cme hace sentirme bien\u201d; una cultura plana que parece extinguir la voluntad de creer en algo, de tender hacia objetivos grandes[4]<\/a>. Se trata, ciertamente, de causas hondas y complejas, enraizadas en la cultura de una sociedad laica en la que florece la irrelevancia religiosa, la ambig\u00fcedad moral e incluso cierto anticlericalismo.
\nSeg\u00fan el divulgado an\u00e1lisis de Gerald Arbuckle, a partir de los a\u00f1os 60 se produce un proceso de desintegraci\u00f3n cultural ante el que la vida religiosa sufre un impacto tremendo, que ha producido desorientaci\u00f3n, contestaci\u00f3n e impotencia[5]<\/a>. En este impacto, en sus consecuencias, en las reacciones que ha desencadenado, hay que situar, ante todo, la crisis vocacional. Aunque sea a grades rasgos, nos detenemos en algunos de estos factores para poder calibrar un poco m\u00e1s su densidad e importancia.
\n
\n2.1. <\/strong>Secularizaci\u00f3n<\/strong>
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\nLa secularizaci\u00f3n se ha extendido por todas partes del mundo. Hasta el siglo XVI se puede hablar de cristiandad europea. Despu\u00e9s, un conjunto de factores llevaron progresivamente a un nuevo tipo de sociedad, en el que influyen especialmente la secularizaci\u00f3n social, la racionalizaci\u00f3n de la cultura y la laicidad del Estado. Si hasta hace poco muchas expresiones sociales y culturales estaban impregnadas de la dimensi\u00f3n religiosa, actualmente sorprende a muchos la irrelevancia social de todo cuanto es religi\u00f3n.
\nAsistimos a la descristianizaci\u00f3n del espacio p\u00fablico. La religi\u00f3n pierde apoyos sociales, se convierte en objeto de elecci\u00f3n y exige el compromiso personal. Retrocede el cristianismo sociol\u00f3gico y se extiende un cristianismo difuso y no practicante; aumenta el n\u00famero de personas sin religi\u00f3n, el ate\u00edsmo y agnosticismo. Los bienes y valores culturales compartidos ya no son religiosos. No hay referentes p\u00fablicos que aludan a Dios y se cuestionan los mismos s\u00edmbolos religiosos tradicionales. La religi\u00f3n deja de configurar la vida social, los proyectos culturales y los ordenamientos legales. Pasa a ser una cosmovisi\u00f3n personal de un determinado grupo de la poblaci\u00f3n, perdiendo su puesto primordial y hegem\u00f3nico.
\nLa pastoral juvenil ha de entrar necesariamente en este contexto social, en el que f\u00e1cilmente los j\u00f3venes pierden o no encuentran la perspectiva trascendente, que es el firmamento de la fe y el humus<\/em> de la vocaci\u00f3n religiosa o sacerdotal.
\n
\n2.2. <\/strong>Sociedad diversificada y compleja<\/strong>
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\nLa fe cristiana ha de vivirse actualmente en un contexto muy plural y diversificado. A diferencia con el pasado, ser cristiano constituye simplemente una de tantas modalidades, con id\u00e9ntico derecho de ciudadan\u00eda. Vivimos en una sociedad plural, muy heterog\u00e9nea, que ofrece un amplio espectro de posibilidades, de ocasiones, de solicitudes. Como la Roma antigua, dice el documento final del Congreso Europeo sobre vocaciones, la Europa moderna se asemeja a un pante\u00f3n<\/em>, a un gran templo<\/em> en el que todas las divinidades tienen cabida[6]<\/a>.
\nEl pluralismo y la diversificaci\u00f3n social generan una ingente multiplicidad de mensajes, con abundancia de propuestas, fundadas en concepciones filos\u00f3ficas y religiosas muy diversas. Y todo ello va unido a la aceleraci\u00f3n de los cambios en todos los \u00e1mbitos (cultural, cient\u00edfico, \u00e9tico, econ\u00f3mico, pol\u00edtico). Este pluralismo de mensajes, tantas veces diametralmente opuestos entre s\u00ed, hace particularmente dif\u00edcil la animaci\u00f3n y el discernimiento vocacional. Se acent\u00faa la indecisi\u00f3n, quiebran las opciones definitivas, crece la dificultad de comprender el valor del \u201cpara siempre\u201d.
\nEs posible que, ante tales dificultades, surjan actitudes pastorales tan distintas como el indiferentismo o el fundamentalismo, ambas perniciosas para una verdadera pastoral vocacional. Desgraciadamente puede sucedernos a los agentes de pastoral que lleguemos a pensar que la vida cotidiana de los j\u00f3venes no es ya el \u00e1mbito adecuado para sentir y gustar la llamada de la fe y de la vocaci\u00f3n[7]<\/a>.
\n
\n2.3. <\/strong>P\u00e9rdida de aprecio social<\/strong>
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\nTodo ello ha conducido a una generalizada p\u00e9rdida de aprecio social respecto a las vocaciones religiosas y sacerdotales, al menos en occidente. No deja de ser sintom\u00e1tico la imagen negativa de sacerdotes y religiosos que con frecuencia transmiten los medios de comunicaci\u00f3n social, especialmente la televisi\u00f3n. Con frecuencia filmes y seriales televisivos proyectan una imagen esperp\u00e9ntica, como personajes rid\u00edculos, irrisorios, hip\u00f3critas, corruptos, ambiciosos.
\nEn todo ello influye, sin duda, la imagen negativa de la Iglesia, que prevalece en tantos sectores sociales, en particular, entre los j\u00f3venes. El mismo Congreso Europeo sobre las vocaciones reconoce con realismo: \u201cLos j\u00f3venes con frecuencia no ven en la Iglesia el objeto de su b\u00fasqueda, ni el lugar de respuesta a sus interrogantes y expectativas. Se resalta que no es Dios el problema, sino la Iglesia\u2026 En un amplio sector de j\u00f3venes perdura el temor a que una experiencia en la Iglesia coarte su libertad\u201d[8]<\/a>. Es conocido, a este respecto, el dato confirmado en los estudios sociol\u00f3gicos recientes: la Iglesia sigue en el \u00faltimo lugar en la lista de confianza que los j\u00f3venes mantienen hacia las diferentes instituciones[9]<\/a>. La triste realidad de los casos publicados sobre la pederastia est\u00e1 contribuyendo tambi\u00e9n muy notablemente a esta p\u00e9rdida.
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\n2.4. <\/strong>La crisis de la familia<\/strong>
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\nTradicionalmente siempre fue muy importante el papel de la familia en el proceso del desarrollo vocacional. Actualmente, por causas y situaciones diversas, incluso entre las familias cristianas, existe una dificultad muy grande para aceptar, respetar, animar y promover la opci\u00f3n vocacional, sacerdotal o religiosa, de los hijos.
\nA las dificultades generales indicadas se a\u00f1aden algunas espec\u00edficas de la situaci\u00f3n familiar. Una de las instituciones en las que de manera m\u00e1s marcada se percibe la complejidad y el cambio social es la familia. Las nuevas condiciones de la econom\u00eda y del trabajo, la industrializaci\u00f3n, la tendencia hacia la sociedad del bienestar, el consumismo, los medios de comunicaci\u00f3n, las leyes, etc., influyen y provocan un cambio muy fuerte en todo el entorno familiar. No se trata simplemente de abandono y superaci\u00f3n de los modelos tradicionales de la familia ni del cambio de funciones experimentado en su seno. Se est\u00e1 llegando a una diversidad muy amplia de situaciones y de modelos familiares como, por ejemplo: familias construidas por una sola persona adulta (divorciados, madres solteras), parejas homosexuales con o sin hijos, parejas reconstruidas despu\u00e9s de una ruptura, con hijos provenientes de ambos c\u00f3nyuges. Si a esto a\u00f1adimos la baja natalidad, la pr\u00e1ctica desaparici\u00f3n de la poblaci\u00f3n infantil y juvenil en zonas, en otro tiempo, ricas en vocaciones, la baja tensi\u00f3n espiritual en tantas familias, podemos llegar a calibrar la hondura de la crisis de la familia y lo que ello representa en relaci\u00f3n a las vocaciones eclesi\u00e1sticas. Dec\u00eda Mart\u00edn Descalzo que hay familias que empujan a ser, otras que frenan y otras que sostienen. As\u00ed sigue siendo, tambi\u00e9n respecto al delicado problema vocacional.
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\n2.5. <\/strong>Crisis educativa<\/strong>
\n
\nJunto a la crisis de la familia es posible constatar tambi\u00e9n la debilidad de tantos lugares pedag\u00f3gicos, como el grupo, la comunidad, la escuela. La crisis vocacional es siempre crisis de la propuesta educativa.
\nDesde hace varias d\u00e9cadas, se han encendido las luces de alarma de la educaci\u00f3n. Se habla incluso de situaci\u00f3n de \u201cemergencia educativa\u201d. La crisis se manifiesta en m\u00faltiples fen\u00f3menos, verdaderamente preocupantes: fracaso escolar, debilitamiento de la convivencia en los centros, confusi\u00f3n de valores, malestar docente, debilitamiento de las relaciones familia-escuela, etc. Seg\u00fan Mart\u00ednez-Otero[10]<\/a>, da la impresi\u00f3n de que la misma educaci\u00f3n ha perdido la confianza en s\u00ed misma. En el fondo, y m\u00e1s all\u00e1 de las constantes reformas legislativas, lo verdaderamente cr\u00edtico es la despreocupaci\u00f3n por el ser humano. La incoherencia penetra por todos los rincones, se extiende la confusi\u00f3n y escasean la calidad y la excelencia.
\nActualmente, en nuestro sistema educativo, cualquier profesor puede constatar el gran vac\u00edo en el que se instalan muchos de los alumnos, adolescentes y j\u00f3venes, que no encuentran, en la escuela o en la facultad, presencias o referencias orientadoras de sus vidas. Es cierto que el sistema educativo se\u00f1ala y promueve medios y formas de intervenci\u00f3n concreta: el Proyecto Educativo de Centro, el Departamento de Orientaci\u00f3n, la instituci\u00f3n de la tutor\u00eda y de la figura del Tutor tienen, ciertamente, una finalidad orientadora y formativa. Si realmente funcionaran, constituir\u00edan un recurso estupendo para dinamizar los verdaderos fines de la educaci\u00f3n. Sin embargo todos estos medios se insieren dentro de una crisis m\u00e1s amplia que sigue estando presente en las distintas reformas educativas. Su funcionamiento est\u00e1 dependiendo en realidad de la voluntad de las personas concretas.
\n <\/p>\n\n
\nEstas y otras muchas causas (corrientes ideol\u00f3gicas, sociedad del bienestar, cultura hedonista, consumismo, relativismo moral, fragmentaci\u00f3n, presentismo, etc) est\u00e1n en las ra\u00edces del actual problema vocacional. Se trata de causas hondas y graves, que dificultan el nacimiento y desarrollo de las vocaciones. Pero, al mismo tiempo, todos estos condicionamientos negativos abren tambi\u00e9n a posibilidades nuevas, in\u00e9ditas, que requieren la atenci\u00f3n y reflexi\u00f3n pastoral. Constituyen verdaderamente retos abiertos a la acci\u00f3n pastoral.
\nPero, es necesario decir tambi\u00e9n que estas dificultades no son decisivas y no son quiz\u00e1 las verdaderas dificultades. A lo largo del tiempo, con mayor o menor fuerza e intensidad, la vocaci\u00f3n sacerdotal y religiosa ha tenido que confrontarse con el contexto social y cultural. A\u00fan contando con las dificultades de la situaci\u00f3n del tiempo presente, con la complejidad de los factores sociales y culturales actualmente m\u00e1s influyentes y con las m\u00e1s propias y espec\u00edficas en que viven los j\u00f3venes, \u00bfno existen tambi\u00e9n puntos d\u00e9biles en nuestra propia vida religiosa y en nuestra acci\u00f3n pastoral? Tengo la impresi\u00f3n de que en el an\u00e1lisis y evaluaci\u00f3n de la actual crisis vocacional no siempre est\u00e1 presente la autocr\u00edtica, la capacidad de reflexi\u00f3n y revisi\u00f3n para vernos y ponderar la incidencia de nuestra propia vida, de nuestra acci\u00f3n pastoral y vocacional concreta. Es importante escrutar los signos de los tiempos, pero resulta imprescindible evaluar nuestra propia capacidad de testimonio evang\u00e9lico y la de nuestras comunidades cristianas, porque el problema vocacional apunta al coraz\u00f3n de la vida religiosa y sacerdotal.
\n
\n3.1. <\/strong>Crisis de la vida religiosa y sacerdotal<\/strong>
\n
\nEl problema vocacional tiene mucho que ver con la crisis de la vida consagrada. A ella me refiero de manera particular, aunque creo que la reflexi\u00f3n podr\u00eda extenderse tambi\u00e9n en diversos aspectos a la vida sacerdotal.
\nSomos conscientes del ambiente generalizado de malestar, zozobra e inquietud en la vida consagrada. Son muchos los estudios que coinciden en afirmar que si la vida religiosa quiere continuar siendo una fuerza vital en la Iglesia y en el mundo, es necesario llegar a cambios muy profundos en la mayor\u00eda de las congregaciones e institutos religiosos. El futuro solo ser\u00e1 posible para aquellas congregaciones que, en uni\u00f3n con Dios, en fidelidad al prop\u00f3sito de su fundaci\u00f3n y en respuesta a las necesidades humanas, hagan frente a la separaci\u00f3n existente entre el evangelio y la cultura[11]<\/a>.
\nPara otros, la vida consagrada se encuentra ante la necesidad de un cambio de paradigma, que puede llevar consigo la muerte o la dr\u00e1stica reducci\u00f3n de algunos institutos. Con una met\u00e1fora muy expresiva, Joan Chittister[12]<\/a> se ha referido a la vida religiosa como a cenizas, entre las que a\u00fan quedar\u00edan, en el rescoldo, algunas brasas.
\nComo l\u00facidamente ha observado G. Urr\u00edbarri, la ra\u00edz de fondo de este malestar no radica principalmente en que los consagrados de estos albores del siglo XXI seamos especialmente necios, cobardes o desobedientes, en que nos hayamos instalado en el consumismo, en que haya deca\u00eddo lamentablemente nuestra oraci\u00f3n y vida espiritual, o en que nuestros pastores hayan decidido dejar a la deriva a la vida consagrada. Aunque no \u00fanica, la ra\u00edz principal hay que buscarla en la crisis actual de la comprensi\u00f3n teol\u00f3gica de lo que es la vida consagrada y en la antropolog\u00eda teol\u00f3gica que la sustenta[13]<\/a>.
\nEl concilio Vaticano II, especialmente en la constituci\u00f3n dogm\u00e1tica sobre la Iglesia y en el decreto sobre el apostolado de los laicos, subray\u00f3 el valor del laico en el pueblo de Dios. Se produce un verdadero cambio en la definici\u00f3n teol\u00f3gica de los laicos, que tiene como consecuencia no s\u00f3lo la modificaci\u00f3n de su posici\u00f3n dentro de la Iglesia, sino tambi\u00e9n la necesidad de redefinir la identidad del resto de los miembros de la comunidad eclesial. Es decir, la recuperaci\u00f3n eclesial de la identidad y del valor de los laicos implica necesariamente la reflexi\u00f3n y redefinici\u00f3n de la vida consagrada dentro de una eclesiolog\u00eda de comuni\u00f3n.
\nEl mismo Concilio pidi\u00f3 en este sentido la renovaci\u00f3n de la vida consagrada. Despu\u00e9s se ha hablado no s\u00f3lo de renovar, sino tambi\u00e9n de recrear, reactualizar, rehacer, refundar. A\u00fan prescindiendo del significado y contenido preciso de cada una de estas expresiones, as\u00ed como de la discusi\u00f3n que existe sobre alguna de ellas, parece necesario subrayar que todas apuntan a un com\u00fan denominador: exigencia de un cambio profundo, necesidad de conversi\u00f3n.
\nSin duda, con el Vaticano II qued\u00f3 atr\u00e1s una comprensi\u00f3n de lo que era la vida consagrada. Y desde entonces carecemos de una comprensi\u00f3n eclesial compartida, actualizada, atractiva, capaz de interpelaci\u00f3n, sobre el sentido y la esencia de la vida consagrada. Sin ello, nos est\u00e1 faltando la br\u00fajula para dirigir los cambios radicales y profundos que se piden a la vida consagrada. Reestructurar el marco teol\u00f3gico de comprensi\u00f3n de la vida consagrada constituye todav\u00eda hoy uno de los mayores desaf\u00edos al que nos enfrentamos religiosos y religiosas en estos comienzos del siglo XXI.
\n
\n3.2. <\/strong>Inconsistencia y debilidad de la pastoral vocacional<\/strong>
\n
\nEs una de las consecuencias de esa carencia de comprensi\u00f3n teol\u00f3gica. Sin una s\u00f3lida base teol\u00f3gica, se oscurece la misi\u00f3n y zozobra la acci\u00f3n pastoral. Y esta falta de consistencia de la pastoral vocacional ha perdurado quiz\u00e1 demasiado tiempo de forma acr\u00edtica, a pesar de las llamadas a la renovaci\u00f3n del mismo magisterio de la Iglesia[14]<\/a>.
\nEn este sentido, el documento final del Congreso Europeo sobre las Vocaciones reconoce que la pastoral vocacional se encuentra ante la exigencia de un \u201ccambio radical\u201d, de un \u201cimpacto id\u00f3neo\u201d, de un \u201csalto cualitativo\u201d, de una \u201cencrucijada hist\u00f3rica\u201d[15]<\/a>. Una vez m\u00e1s, se trata de una convergencia evidente que procede del an\u00e1lisis de la situaci\u00f3n. Existe una historia, con un conjunto de fases que se han sucedido lentamente y se ha llegado a un momento en el que es necesario dar un paso decisivo.
\nNo es cuesti\u00f3n de subestimar el proceso seguido, ni de buscar culpables en el pasado. Lo importante es escrutar los signos de los tiempos, escuchar la llamada de Dios y ser generosos y creativos para responderle en este momento preciso de la historia.
\nPor ello, es necesario superar una pastoral vocacional concebida y surgida como emergencia debida a una situaci\u00f3n de indigencia vocacional; una pastoral del miedo ante los peligros de disminuci\u00f3n o desaparici\u00f3n; una pastoral t\u00edmida e insegura, como situ\u00e1ndose en condiciones de inferioridad respecto a una cultura antivocacional; una pastoral puramente funcional, de \u201crecolecci\u00f3n\u201d y \u201creclutamiento\u201d, como red que se ha de echar en un mar convulso; una pastoral de importaci\u00f3n con la finalidad exclusiva de mantener determinados niveles de presencia; una pastoral elitista y selectiva, como promoci\u00f3n exclusiva de algunas vocaciones; una pastoral de \u201cllaneros solitarios\u201d, en la que no est\u00e1 comprometida la comunidad cristiana. Y es necesario, ciertamente, superar una pastoral del cansancio, de la nostalgia, de la repetici\u00f3n mec\u00e1nica y acr\u00edtica, del \u201csiempre se hizo as\u00ed y tuvimos buenos resultados\u201d, de la resignaci\u00f3n, de las rebajas, de la pura y fatua propaganda. Todos estos son signos de una pastoral d\u00e9bil e inconsistente que es necesario renovar profundamente.
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\n3.3. <\/strong>Comunidades vocacionalmente insignificantes<\/strong>
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\nUno de los aspectos m\u00e1s importantes en la renovaci\u00f3n de la vida religiosa ha sido y es la recuperaci\u00f3n del valor de la comunidad. Religiosos y religiosas nos reconocemos, oficialmente, como signos de comuni\u00f3n, llamados a vivir el don de la fraternidad, testigos del amor de Dios, del que queremos ser portadores en la realizaci\u00f3n de la misi\u00f3n confiada. Pero, con frecuencia, de la comprensi\u00f3n oficial a la vida real existe una distancia excesivamente grande.
\nEn la pastoral vocacional, ha crecido tambi\u00e9n la importancia de la comunidad no s\u00f3lo como sujeto de la misma acci\u00f3n pastoral, sino tambi\u00e9n como \u00e1mbito en el que un joven descubre la llamada a la vida consagrada. En realidad, la vocaci\u00f3n surge en la comunidad y para la comunidad. Pero, para ello, es necesario que la comunidad sea verdaderamente significativa. Y hemos de reconocer, que con frecuencia, nuestras comunidades no resultan serlo a los j\u00f3venes. En las comunidades cristianas coexisten a menudo actitudes ambivalentes y contradictorias.
\nPor una parte, se nos introduce f\u00e1cilmente una gran dosis de individualismo, que nos centra en nosotros mismos, en nuestra propia autorrealizaci\u00f3n, en nuestros derechos, y que dificulta seriamente la obediencia y la misi\u00f3n. Por otra, prima en ellas un \u201cmodelo liberal\u201d[16]<\/a>, que persigue hacer de la comunidad religiosa un espacio de paz, de bienestar, de expansi\u00f3n, de pluralismo y tolerancia, en el que todos nos encontremos bien, a gusto, sin conflictos, pero en la que quiz\u00e1 no aparece tan expl\u00edcito el testimonio de la fe en Jesucristo, la experiencia de Dios, la hondura espiritual, la pasi\u00f3n por los pobres. Y la verdad es que este modelo liberal de comunidad no suscita vocaciones, quiz\u00e1 precisamente porque es vocacionalmente insignificante.
\nA veces, no sin cierto pesar, constatan algunos que institutos religiosos \u201cm\u00e1s conservadores\u201d tienen m\u00e1s \u00e9xito y mejores resultados vocacionales. No deja de ser significativo que en el Congreso Europeo sobre Vocaciones se oyera insistentemente esta pregunta: \u201c\u00bfPor qu\u00e9 determinadas teolog\u00edas o praxis vocacionales no producen vocaciones, mientras que otras s\u00ed las producen?\u201d[17]<\/a>. El documento no responde a ella. Sigue siendo, pues, una pregunta abierta a las comunidades religiosas. Y a ella, me parece que se podr\u00eda a\u00f1adir tambi\u00e9n: \u00bfno ser\u00e1 que el modelo liberal de comunidad tiene un conjunto de rasgos claramente antivocacionales?
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\n3.4. <\/strong>Somos parte del problema<\/strong>
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\nFinalmente, quisiera subrayar de manera especial que la verdadera autocr\u00edtica tiene que llegar a nuestra propia vida y a nuestra propia acci\u00f3n. A\u00fan sintiendo hondamente todos los distintos aspectos se\u00f1alados, es necesario llegar, en concreto, a nosotros mismos. La crisis vocacional no es un problema abstracto, sino muy real y concreto, y no podemos caer en la tentaci\u00f3n de seguir \u201cechando balones fuera\u201d. Cuesta analizar y desentra\u00f1ar un problema tan complejo; y, quiz\u00e1, nos est\u00e1 costando mucho m\u00e1s, percatarnos de que no tenemos<\/em> simplemente un problema, sino que somos<\/em> el problema. Dedicamos mucho tiempo a programaciones y planificaciones, a los m\u00e9todos y a las t\u00e9cnicas, y quiz\u00e1 hemos perdido el verdadero vigor y frescura de lo que fue y es la vida religiosa: una apuesta radical y siempre nueva por el absoluto de Dios[18]<\/a>.
\nDel mismo modo que nuestras comunidades han abrazado muy pronto el modelo liberal, muchos sacerdotes, religiosos y religiosas nos hemos convertido f\u00e1cilmente en cristianos modernos<\/em>, progresistas<\/em>, y m\u00e1s que apostar por la radicalidad del evangelio, intentamos adecuar el evangelio al mundo y a las necesidades contempor\u00e1neas, sin advertir ni siquiera que estamos traicionando su esencia y pervirtiendo nuestra existencia.
\nLos j\u00f3venes, nos advierte Vita Consecrata<\/em>, no se dejan enga\u00f1ar: \u201cacerc\u00e1ndose a vosotros quieren ver lo que no ven en otra parte\u201d. Realmente este es el verdadero compromiso en el momento presente, porque \u201cnuestros contempor\u00e1neos quieren ver en las personas consagradas el gozo que proviene de estar con el Se\u00f1or\u201d (VC 109).
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\nConclusi\u00f3n<\/strong>
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\nEl Papa Juan Pablo II en el discurso a los participantes en el Congreso Europeo sobre vocaciones expres\u00f3 la convicci\u00f3n de que actualmente la pastoral de las vocaciones se encuentra ante la exigencia de un cambio radical[19]<\/a>. Es \u00e9sta, quiz\u00e1, la conclusi\u00f3n principal de nuestra reflexi\u00f3n. Es decir, no se trata simplemente de renovar ciertos m\u00e9todos que pueden resultar obsoletos, de superar la sensaci\u00f3n de cansancio y desaliento, de recuperar nuevas energ\u00edas y renovado entusiasmo. Realmente la pastoral vocacional en Europa ha llegado a una encrucijada hist\u00f3rica, a un paso decisivo. Y este cambio radical tiene que comenzar necesariamente por un an\u00e1lisis muy cr\u00edtico de lo que hicimos y hacemos, de c\u00f3mo vivimos y trabajamos, de nuestras motivaciones m\u00e1s profundas, de nuestro seguimiento del Resucitado, de lo que somos y somos llamados a ser. Y esto, en la perspectiva hist\u00f3rica, social y eclesial de este comienzo del tercer milenio, en un marco teol\u00f3gico renovado, donde arraigar carisma e historia, consagraci\u00f3n y misi\u00f3n, seguimiento y evangelizaci\u00f3n. Entonces, quiz\u00e1, seamos capaces de comprender gozosamente lo que gritaba Juan Pablo II en la conclusi\u00f3n de la exhortaci\u00f3n apost\u00f3lica sobre la vida consagrada: \u201c\u00a1Vosotros no solamente ten\u00e9is una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia<\/em> que construir!\u201d (VC 110).
\n <\/p>\n
\n[1]<\/a> J. E. VECCHI, \u201cEs el tiempo favorable\u201d, Actas Consejo General de la Congregaci\u00f3n Salesiana <\/em> 373 (2000) 14.
\n[2]<\/a> Cf. J. KERKHOES, \u201cThe Shortage of Priests in Europe\u201d, en Europe without Priests?<\/em>, London 1995, 1-40. Seg\u00fan este estudio, en Italia, por ejemplo, comenz\u00f3 el declive del n\u00famero de sacerdotes ya en 1861; un siglo m\u00e1s tarde, en 1957, el n\u00famero se hab\u00eda reducido a un tercio. Por lo que se refiere a la situaci\u00f3n espa\u00f1ola, cf. J. ELZO, \u201cLos j\u00f3venes espa\u00f1oles y la vocaci\u00f3n a la vida consagrada\u201d, en J. GONZ\u00c1LEZ ANLEO (dir),J\u00f3venes 2000 y Religi\u00f3n<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 2004, 196-203.
\n[3]<\/a> E. VIGAN\u00d3, \u201cTodav\u00eda hay buena tierra para la siembra\u201d, Actas Consejo General de la Sociedad Salesiana <\/em> 339 (1991) 17.
\n[4]<\/a> Cf. COMISION EPISCOPAL DE SEMINARIOS, Nuevas vocaciones para una nueva Europa<\/em>, Madrid 1998, 11c.
\n[5]<\/a> Cf. G. ARBUCKLE, \u201cFacing up to change\u201d, en The Tablet<\/em>, 12-4-1986; y m\u00e1s ampliamente, en Out of Chaos. Refounding Religious Congregations<\/em>, Paulist Press, New York 1988.
\n[6]<\/a> Cf. Nuevas vocaciones para una nueva Europa<\/em>, 11\u00aa.
\n[7]<\/a> Cf. X. QUINZ\u00c1, Modular deseos, vertebrar sujetos. Pensar la formaci\u00f3n para la vida consagrada<\/em>, San Pablo, Madrid 2005, 20.
\n[8]<\/a> Cf. Nuevas vocaciones<\/em>, 11b.
\n[9]<\/a> Cf. P. GONZ\u00c1LEZ BLASCO (dir), J\u00f3venes espa\u00f1oles 2005<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 2006.
\n[10]<\/a> V. MART\u00cdNEZ-OTERO, Teor\u00eda y pr\u00e1ctica de la educaci\u00f3n<\/em>, CCS, Madrid 2003, 15-17.
\n[11]<\/a> Cf. D. J. NIGREN-M. D. UKERITIS, \u201cEl futuro de la vida religiosa. Conclusiones de una investigaci\u00f3n\u201d, Sal terrae<\/em> (1999)759-768.
\n[12]<\/a> Cf. J. CHITTISTER, El fuego en estas cenizas,<\/em> Sal terrae, Santander
\n[13]<\/a> Cf. G. UR\u00cdBARRI, Portar las marcas de Jes\u00fas. Teolog\u00eda y espiritualidad de la vida consagrada<\/em>, DDB, Bilbao 2001, 46-48.
\n[14]<\/a> Bastar\u00eda fijarse simplemente en los documentos postsinodales Pastores dabo vobis<\/em> 34-41 y Vita consecrata<\/em> 64.
\n[15]<\/a> Cf. Nuevas vocaciones para una nueva Europa<\/em>, 13 c.
\n[16]<\/a> Cf. G. UR\u00cdBARRI, o. c., 86-93.
\n[17]<\/a> Cf. Nuevas vocaciones para una nueva Europa<\/em>, 11 a.
\n[18]<\/a> Cf. J. MELLONI, \u201c\u00bfTenemos, somos\u2026 un problema? Proponer la vida religiosa hoy\u201d, Misi\u00f3n Joven<\/em> 308 (2002) 17-22.
\n[19]<\/a> Discurso del Santo Padre, en L\u2019 Osservatore Romano<\/em>, 11-V-1997.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"