{"id":7422,"date":"2011-01-01T00:00:05","date_gmt":"2010-12-31T22:00:05","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=7422"},"modified":"2011-01-01T00:00:05","modified_gmt":"2010-12-31T22:00:05","slug":"llamados-por-jesus-a-ser-sus-seguidores","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/llamados-por-jesus-a-ser-sus-seguidores\/","title":{"rendered":"LLAMADOS POR JES\u00daS A SER SUS SEGUIDORES"},"content":{"rendered":"
Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 SDB<\/strong> \u201cEl secreto de la vocaci\u00f3n<\/em><\/p>\n est\u00e1 en la capacidad y en la alegr\u00eda<\/em><\/p>\n de distinguir, escuchar y seguir la voz de Dios\u201d<\/em>[1]<\/a><\/p>\n Si, como se cree, Marcos es el primer evangelio escrito, su narraci\u00f3n de la vocaci\u00f3n de los primeros disc\u00edpulos de Jes\u00fas ha de considerarse el relato m\u00e1s antiguo de vocaci\u00f3n que nos ha transmitido la tradici\u00f3n evang\u00e9lica. <\/p>\n Al tiempo que hace cr\u00f3nica de las dos primeras llamadas, el relato presenta el esquema b\u00e1sico, la forma esencial, de toda posible vocaci\u00f3n cristiana. La estructura narrativa, tal como ha quedado expuesta arriba, lleva a distinguir tres elementos constitutivos: En el NT los relatos de instituci\u00f3n, sean de la eucarist\u00eda sean del apostolado, no nos dicen que pas\u00f3 aquel d\u00eda, cuando Jes\u00fas se sent\u00f3 a la mesa con sus disc\u00edpulos o cuando los envi\u00f3 en su nombre y con su poder; relatan c\u00f3mo hay que comprender la eucarist\u00eda o la misi\u00f3n apost\u00f3lica. En los pocos y anecd\u00f3ticos detalles que nos ofrecen est\u00e1n narradas las leyes esenciales de la instituci\u00f3n creada, sea la eucarist\u00eda o el apostolado cristiano. Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9<\/p>\n ELEMENTOS ESENCIALES DE LA VOCACI\u00d3N CRISTIANA Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 SDB Trabaja en la Curia General de los Salesianos S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9, conocido biblista, estudia en clave pastoral el conocido texto de Mc.1, 16-20. Es el m\u00e1s antiguo relato vocacional de los disc\u00edpulos del Se\u00f1or. Por lo tanto se convierte en paradigma para […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1459,541,94],"tags":[],"class_list":["post-7422","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-408_409","category-juan-jose-bartolome-lafuente","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7422","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7422"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7422\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7422"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7422"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7422"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nTrabaja en la Curia General de los Salesianos<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nJuan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9, conocido biblista, estudia en clave pastoral el conocido texto de Mc.1, 16-20. Es el m\u00e1s antiguo relato vocacional de los disc\u00edpulos del Se\u00f1or. Por lo tanto se convierte en paradigma para todo disc\u00edpulo de Jes\u00fas. Aqu\u00ed descubre, el autor, consecuencias pr\u00e1cticas para la pastoral vocacional.
\n <\/strong><\/p>\n
\nLa tradici\u00f3n evang\u00e9lica es un\u00e1nime en presentar a Jes\u00fas desde los inicios mismos de su ministerio p\u00fablico, desplaz\u00e1ndose por pueblos y aldeas acompa\u00f1ado de un grupo de personas, que no eran familiares suyos (Mc 3,31-35) ni meros oyentes an\u00f3nimos (Mc 4,1-10.33-34), s\u00f3lo seguidores. La caracter\u00edstica m\u00e1s evidente que los contradistingue de cuantas personas se acercaban al Maestro de Nazaret era esa estrecha relaci\u00f3n que a \u00e9l les un\u00eda, una relaci\u00f3n nacida por decisi\u00f3n personal de Jes\u00fas y mantenida como convivencia ininterrumpida.
\nLos relatos de vocaci\u00f3n de los primeros disc\u00edpulos (Mc 1,16-20; cf. Mt 4,18-22; Lc 5,1-11; Jn 1,35-50) son la cr\u00f3nica del inicio de esa relaci\u00f3n. Adem\u00e1s de recoger recuerdos hist\u00f3ricos de lo sucedido, estos textos presentan la llamada de Jes\u00fas como prototipo de toda aut\u00e9ntica vocaci\u00f3n cristiana. Quien quiera saber qu\u00e9 es vocaci\u00f3n, por qu\u00e9 surge y c\u00f3mo se vive tiene que retornar a ellos.
\n <\/p>\n\n
\nEsta primac\u00eda ‘cronol\u00f3gica’, que lo hace preferible frente a los otros relatos an\u00e1logos (Mc 2,13-14; Mt 4,18-22; Lc 5,1-11, Jn 1,35-51), no lo hace m\u00e1s generoso en los detalles ni facilita su comprensi\u00f3n: el evangelista, que ha recogido en su cr\u00f3nica la memoria de un hecho hist\u00f3rico, ha idealizado el episodio, generaliz\u00e1ndolo, y lo ha acomodado a su propio proyecto editorial. Lo que significa que el relato, aun recordando un suceso real de la vida de Jes\u00fas, refleja m\u00e1s bien la comprensi\u00f3n que de \u00e9l ten\u00eda el evangelista. En la intenci\u00f3n de su autor, Mc 1,16-20, adem\u00e1s de se\u00f1alar el comienzo de la misi\u00f3n p\u00fablica de Jes\u00fas de Nazaret, es el paradigma de todo inicio vocacional: el disc\u00edpulo de Jes\u00fas, en cualquier tiempo, deber\u00e1 reconocer en esta narraci\u00f3n sucinta y estilizada los datos esenciales de su llamada personal.
\nNo hay que insistir aqu\u00ed en el hecho de que Jes\u00fas invitara a hombres a seguirle, a quienes exig\u00eda una lealtad personal tan exclusiva como ins\u00f3lita e inexplicable en su entorno social (Mt 8,21-22\/Lc 9,59-60)[2]<\/a>. Es un hecho hist\u00f3ricamente seguro. Pero que haya ocurrido, ciertamente, que Jes\u00fas haya invitado a algunos a seguirle m\u00e1s de cerca mientras estaba predicando el reino, no significa que el relato s\u00f3lo quiera decir eso. Para hacerse con la visi\u00f3n del redactor habr\u00e1 que entender previamente su forma de presentar el suceso. Lo que se consigue viendo el lugar donde lo ha situado y la funci\u00f3n que all\u00ed le corresponde y, sobre todo, examinando la narraci\u00f3n en s\u00ed misma.
\n1.1 Un dato significativo<\/strong>
\nMarcos sit\u00faa la primera invitaci\u00f3n de Jes\u00fas al inicio del evangelio. Este dato, que suele pasar desatendido, es relevante; encuentra confirmaci\u00f3n, adem\u00e1s, en el cuarto evangelio, que testimonia una tradici\u00f3n diferente sobre el surgimiento del primer grupo de disc\u00edpulos (Jn 1,35-50): el primer encuentro de Jes\u00fas con personas concretas, inmediato a su presentaci\u00f3n p\u00fablica como predicador del Reino (Mc 1,14-15; Jn 1,29), se resuelve en una llamada al seguimiento (Mc 1,17.20; Jn 1,39)[3]<\/a>.
\nJes\u00fas de Nazaret no quiso, pues, predicar el Reino de Dios cercano sin contar con hombres que compartieran vida y tarea. M\u00e1s a\u00fan, su primera actuaci\u00f3n como anunciador de la cercan\u00eda de Dios consisti\u00f3 precisamente en procurarse hombres que le estuvieran cercanos, porque le iban a seguir dondequiera \u00e9l fuera. Quienes iban a ser luego testigos leg\u00edtimos de la tradici\u00f3n (Lc 1,2) deb\u00edan estar con Jes\u00fas desde el principio (cf. Hch 1,21-22; 10,37-39).
\nEl seguimiento de Jes\u00fas (Mc 1,16-20) es, pues, la primera ‘instituci\u00f3n’ que surge despu\u00e9s la predicaci\u00f3n del Reino de Dios (Mc 1,14-15): Jes\u00fas empez\u00f3 a realizar su anuncio, cuando invit\u00f3 a su seguimiento; alcanz\u00f3 su destino, cuando se vio abandonado por cuantos le hab\u00edan seguido hasta entonces (Mc14,17-52). La constante compa\u00f1\u00eda de disc\u00edpulos caracteriz\u00f3 la misi\u00f3n de Jes\u00fas: el predicador de Nazaret que se sab\u00eda con el Dios cercano como tema \u00fanico de su vida, no supo proclamarlo desde la soledad personal. Reino de Dios y el seguimiento de Jes\u00fas derivan de la misma fuente: la conciencia mesi\u00e1nica del Jes\u00fas hist\u00f3rico. No queda otra explicaci\u00f3n plausible mejor.
\n
\n1.2 Contexto narrativo<\/strong>
\nTras un breve pr\u00f3logo, que le ayuda a presentar a Jes\u00fas, anunciado por el Bautista (Mc 1,2-8), proclamado Hijo por Dios mismo (Mc 1,9-11), vencedor del diablo (Mc 1,12-13), Marcos narra la actividad de Jes\u00fas en Galilea (Mc 1,14-8,26), donde desvelar\u00e1 progresivamente su identidad mesi\u00e1nica con incuestionable autoridad (Mc 1,22.26; 2,12; 4,41).
\nEste primer gran bloque narrativo puede subdividirse en tres secciones (Mc 1,14-3,12. 3,13-6,6; 6,7-8,26), que comienzan y terminan de forma an\u00e1loga: un sumario sobre la actividad de Jes\u00fas (Mc 1,14-15; 3,3-12; 6,6b), seguido de una escena sobre el discipulado (Mc 1,16-20; 3,13-19; 6,7-13) en el inicio; al final, cada secci\u00f3n recoge una reacci\u00f3n negativa de frente a Jes\u00fas (Mc 3,5-6; 6,1-6a; 8,14-21), quien se ha dedicado a decir y a hacer (cf. Hch 1,1) el Reino.
\nEn la primera secci\u00f3n narrativa (Mc 1,14-3,6) Marcos presenta a Jes\u00fas obrando con autoridad (Mc 1,22.24; 2,10), respondiendo a las necesidades de los hombres lo mismo que a las objeciones de escribas y fariseos (Mc 2,6-10.23-28; 3,1-6): ense\u00f1a y sana, invita al seguimiento a unos (Mc 1,16-20; 2,13-14) y ofrece salvaci\u00f3n a todos (Mc 2,13-17).
\nLa presentaci\u00f3n de Jes\u00fas, hombre del Esp\u00edritu (Mc 1,10.12) y maestro de indiscutible autoridad (Mc 2,27), va prologada, pues, por este relato de una doble vocaci\u00f3n: estos primeros disc\u00edpulos ser\u00e1n tambi\u00e9n, a lo largo del evangelio, los testigos privilegiados de la actuaci\u00f3n mesi\u00e1nica de Jes\u00fas (Mc 5,37; 9,2; 13,3; 14,33): ellos deber\u00e1n continuarla hasta alcanzar a todas las naciones (Mc 13,10). El seguimiento no es, pues, la meta en s\u00ed misma; es el m\u00e9todo para llegar un d\u00eda a ser sus enviados y plenipotenciarios (Mc 6,7-13).
\nLa vocaci\u00f3n de los primeros disc\u00edpulos (Mc 1,16-20) es la primera demostraci\u00f3n de eficacia de su palabra y de la autoridad que acompa\u00f1a su hacer personal. Puesto que la narraci\u00f3n previa (Mc 1,2-16) no prepara (como en Jn 1,40) ni hace veros\u00edmil el seguimiento inmediato (as\u00ed Lc 5,1-11), Jes\u00fas queda presentado, aunque sea de forma velada, como una personalidad raramente irresistible. El relato sigue sin soluci\u00f3n de continuidad al primer anuncio, program\u00e1tico, del Reino (Mc 1,14-15) y antecede a la primera alusi\u00f3n de una ense\u00f1anza nueva, autoritativa, de Jes\u00fas (Mc 1,21-22), quien puede vencer esp\u00edritus inmundos y enfermedades (Mc 1,23-2,12) lo mismo que seguir llamando al seguimiento (Mc 2,13-14) y discutir con los entendidos (Mc 2,15-3,6).
\nLos seguidores de Jes\u00fas no se perfilan a\u00fan, en esta etapa de la narraci\u00f3n, como grupo a se, distinto de los dem\u00e1s; son simplemente acompa\u00f1antes del maestro que ense\u00f1a con autoridad (Mc 1,21.29.36) y ante quien el pueblo se pregunta sobre la eficacia de su magisterio (Mc 1,27). El seguimiento no deber\u00e1 ser considerado, ni solo ni principalmente, un suceso individual del llamado, una gracia que le ha sido concedida personalmente, siendo como es una necesidad de Jes\u00fas, mientras y porque est\u00e1 predicando el Reino de Dios.
\n
\n1.3 Estructura del relato<\/strong>
\nMarcos ha recibido de la memoria comunitaria la tradici\u00f3n que narra. Pero la cuenta seg\u00fan su propio plan, estilizando al m\u00e1ximo el relato: reduci\u00e9ndolo a lo esencial, logra hacerlo ejemplar para un mayor n\u00famero de lectores, que podr\u00e1n reconocerse en \u00e9l con m\u00e1s facilidad. Su brevedad y el marcado esquematismo con el que ha sido construido no nos informa sobre lo que sucedi\u00f3 en realidad; m\u00e1s a\u00fan, lo que dice no resulta del todo convincente. Pero es as\u00ed como deja entrever mejor las ideas matrices de su teolog\u00eda de la vocaci\u00f3n. La mejor forma de hacerse con ellas ser\u00e1 atenerse a cuanto narra y, en especial, a c\u00f3mo lo narra.
\nEl relato est\u00e1 claramente dividido en dos partes, construidas ambas en estrecho paralelismo, que queda resaltado por la repetici\u00f3n de ciertas palabras[4]<\/a>. Salva de la monoton\u00eda, que podr\u00eda producir la similitud de las dos escenas, cierta tensi\u00f3n narrativa que emerge si se las compara: en ambas escenas, Jes\u00fas se encuentra y llama a una pareja de hermanos, pescadores; la llamada de Jes\u00fas queda, primero, explicitada en la \u00fanica irrupci\u00f3n del estilo directo (Mc 1,17); luego es solo aludida (Mc 1,20a); adem\u00e1s, la renuncia de la primera pareja (Mc 1,18) est\u00e1 menos pormenorizada que la de la segunda, es menos radical (Mc 1,20c): los primeros dejan el trabajo, los segundos, trabajo y hogar.
\n
\nPrimera escena: vocaci\u00f3n de Pedro y Andr\u00e9s (Mc 1,16-18)<\/em>
\n
\n 16 <\/sup>\u201cY pasando<\/em> a lo largo del mar de Galilea[5]<\/a>,
\na <\/strong>vio a Sim\u00f3n y a Andr\u00e9s, hermano de Sim\u00f3n,
\nb<\/strong> echando las redes al mar; eran pescadores.
\nc<\/strong> 17<\/sup>Jes\u00fas les dijo: ‘Ea, (venid), detr\u00e1s de m\u00ed.
\nHar\u00e9 que se\u00e1is pescadores de hombres’.
\n b\u2019<\/strong> 18<\/sup>Y, al instante, dejando las redes
\na\u2019<\/strong> le siguieron\u201d.
\n
\nSegunda escena: vocaci\u00f3n de Santiago y Juan (Mc 1,19-20)<\/em>
\n
\n19 <\/sup>\u201cY pasando un poco m\u00e1s adelante,
\na vio a Santiago Zebedeo y a Juan, su hermano;
\nb estaban en la barca arreglando las redes,
\nc 20<\/sup>Y, enseguida, los llam\u00f3.
\nb\u2019 Y dejando a su padre en la barca con los jornaleros,
\na\u2019 se fueron detr\u00e1s de \u00e9l\u201d.
\nLas dos escenas se abren y cierran de forma id\u00e9ntica: pasando Jes\u00fas ve a unos hombres (Mc 1,16.19); \u00e9stos, hermanos en ambos casos (Mc 1,16.19), terminaron por ir tras de \u00e9l (Mc 1,18.20). Este cambio de actividad impone la liberaci\u00f3n inmediata de su ocupaci\u00f3n previa (Mc 1,16-17.19-20). El elemento que provoca el cambio es una palabra de Jes\u00fas, que s\u00f3lo est\u00e1 explicitada en la primera escena (Mc 1,17. 20).
\n
\nEstas correspondencias destacan los datos esenciales de la vocaci\u00f3n seg\u00fan el relato:
\n <\/p>\n\n
\n
\n
\n2.1 Iniciativa de Jes\u00fas<\/strong>
\nEl llamado es un iniciado. Antes incluso de saberse interpelado (Mc 1,17.20), el futuro seguidor de Jes\u00fas, habr\u00e1 sido, para su sorpresa, meta de sus pasos y objeto de su mirada (Mc 1,16.19). Antes de o\u00edr la invitaci\u00f3n, habr\u00e1 sido buscado y encontrado, identificado en su entorno concreto, junto al mar; descubierto personalmente se sabr\u00e1 agraciado con su mirada. El Jes\u00fas que mira a quien llama es un Jes\u00fas que se mueve hacia \u00e9l, que le mueve, mejor dicho, hacia \u00e9l la predicaci\u00f3n del Reino (Mc 1,9.14); es precisamente este pasar previo de Jes\u00fas y su fijarse en uno lo que antecede al saberse llamado. La iniciativa de Jes\u00fas precede a la conciencia misma del disc\u00edpulo (cf. Jn 15,16). En la narraci\u00f3n se destacan dos momentos en esa iniciativa de Jes\u00fas.
\n <\/em>
\nEs Jes\u00fas quien se acerca<\/em>
\nEn su camino de ida hacia los hombres con la Buena Noticia como quehacer, Jes\u00fas pasa al lado de unos hombres, que estaban junto al mar[6]<\/a>. Este Jes\u00fas, que no encuentra reposo (Mc 1,35-39), es un caminante con un causa, no deambula desocupado, va urgido por la causa de Dios.
\nNada sabemos de antemano de los hombres con los que se topa, salvo sus nombres, su parentesco y su ocupaci\u00f3n. Eran hombres sin historia hasta que se encontraron con Jes\u00fas. Cuando \u00e9stos adviertan su presencia, al o\u00edr sus palabras, reconocer\u00e1n haber sido ‘encontrados’ por \u00e9l: el disc\u00edpulo surge en la misi\u00f3n personal de Jes\u00fas, de su pasar mientras predica el Reino. De ah\u00ed que resurja siempre que se encuentre caminando detr\u00e1s de \u00e9l, compartiendo camino y misi\u00f3n, aun a sabiendas de que ambas culminan en una cruz (Mc 8,34-38).
\nEsta precedencia de Jes\u00fas, yendo en busca de los llamados, evoca el paso salv\u00edfico de Dios en el AT, quien sol\u00eda encontrarse con sus elegidos, mientras \u00e9stos se ocupaban de tareas profanas (Ex 3,1-21; Jue 6,11-23; Am 7,14-15; 1 Sam 7,8; Sal 78,71-72). Aqu\u00ed Jes\u00fas va hacia el hombre ocupado en su sustento; hallarlos enfrascados en ocupaciones que hacen impensable el destino que conocer\u00e1n tras su llamada resalta m\u00e1s a\u00fan la impreparaci\u00f3n para la misi\u00f3n encomendada en la que viv\u00edan. No eran hombres desocupados, a la espera de un objetivo por el que afanarse; estaban metidos de lleno en un trabajo que poco, si algo, ten\u00eda que ver con aquello a lo que ser\u00e1n llamados.
\n
\nCon mirada selectiva<\/em>
\nEs importante la indicaci\u00f3n, repetida en el relato, de que Jes\u00fas, antes de llamar al elegido, se fija en \u00e9l (ser\u00e1 el caso, despu\u00e9s, de Lev\u00ed, Mc 2,14). Su mirada es algo m\u00e1s que un simple reconocer casual, pues penetra en la intimidad de quien es contemplado (Mc 3,5; 6,34; 10,23-28; 12,34). La mirada de Jes\u00fas tiene la misma fuerza cognoscitiva del Dios que se manifiesta a su profeta (Jr 12,5; Is 49,1.5), a su ap\u00f3stol (Gal 1,15) o al creyente (Gal 4,9) en la entra\u00f1a misma de su madre.
\nAntes de ser llamado, el hombre es bien mirado. Ni el lector del relato ni el disc\u00edpulo dentro de \u00e9l sabr\u00e1n bien el motivo de la elecci\u00f3n. Pero el llamado descubrir\u00e1 que Jes\u00fas se fij\u00f3 en \u00e9l, una vez haya respondido afirmativamente a su invitaci\u00f3n. S\u00f3lo entonces, y para su sorpresa, reconocer\u00e1 que, previo a su opci\u00f3n por Jes\u00fas, \u00e9ste se hab\u00eda \u2018quedado\u2019 ya con \u00e9l. El llamado es as\u00ed una etapa \u2013 una de las primeras \u2013 en el camino de Jes\u00fas, quien se qued\u00f3 prendado de \u00e9l mientras iba, como Hijo de Dios (Mc 1,11) al encuentro de su destino (Mc 15,39). El disc\u00edpulo sabe haber importado algo, en alg\u00fan momento, a su Se\u00f1or, aunque no sienta ya m\u00e1s el peso de su mirada.
\nY es la mirada de Jes\u00fas la que identifica al llamado, la que le confiere, en la narraci\u00f3n, una faz concreta, un nombre, una relaci\u00f3n de fraternidad, una ocupaci\u00f3n. Y en ese orden: desde lo m\u00e1s personal hacia lo menos decisivo. Como s\u00f3lo Dios sabe mirar a su creatura. Es a Sim\u00f3n[7]<\/a>, a quien contempla en primer lugar; esta prioridad, para bien o para mal, la conservar\u00e1 Pedro a lo largo de todo el relato: ser\u00e1 el primero en ser nombrado y el \u00faltimo[8]<\/a>. Como su hermano Andr\u00e9s (nombre t\u00edpicamente griego), es oriundo de Betsaida (Jn 1,44), localidad junto al lago.
\n
\n2.2 La palabra<\/strong>
\nLa mirada es silenciosa, necesita de la palabra para ser entendida; s\u00f3lo as\u00ed sabe de su elecci\u00f3n el elegido. La palabra hace p\u00fablico el motivo de la fijaci\u00f3n de Jes\u00fas: la llamada (Mc 1,20) queda explicitada en una doble sentencia (Mc 1,17). Esta es la segunda palabra de Jes\u00fas en el evangelio: la primera, el anuncio del reino (Mc 1,14), iba dirigida a todos; la segunda (Mc 1,17), s\u00f3lo a cuantos ha distinguido con su atenci\u00f3n, mientras pasaba de largo.
\nLa invitaci\u00f3n a seguirle va despu\u00e9s de su proclamaci\u00f3n del Reino, nace y queda legitimada en ella: es su primera actuaci\u00f3n de Jes\u00fas. De ah\u00ed que los disc\u00edpulos compartan, primero, la vida itinerante de su maestro, ‘sin casa ni cama’ propia (Mt 8,20), y le substituyan despu\u00e9s (Mc 6,7-12.30-36; 16,14-20).
\n
\nUna orden: \u2018\u00a1ea, [poneos] detr\u00e1s de m\u00ed!\u2019<\/em>
\nLo primero que dice Jes\u00fas a esos pescadores es un mandato incondicional, un acto de autoridad sin previo aviso. La relaci\u00f3n que se instaura compromete a ambas partes, aunque de forma diversa. Uno precede, los otros le siguen; uno manda, otros obedecen. En concreto, la expresi\u00f3n usada por Jes\u00fas, traducida normalmente como ‘venid detr\u00e1s de m\u00ed’, es usada en el AT en situaciones, donde se exige un seguimiento incondicional, cuando hay que optar por un partido, el l\u00edder carism\u00e1tico o el mismo Dios[9]<\/a>. Seguir a alguien implica tomar una elecci\u00f3n radical por \u00e9l (2 Sam 20,11; 1 Re 18,21; 2 Re 10,16); instaura un relaci\u00f3n personal intensa y subordinada; disc\u00edpulo se es por seguir a un maestro.
\nEn Marcos la opci\u00f3n de seguir a Jes\u00fas ha sido facilitada. Jes\u00fas es ya el hombre del Esp\u00edritu, vencedor del diablo (Mc 1,13-14), con el que est\u00e1 en plena guerra (Mc 1,21-2,11). Es este Jes\u00fas quien propone alinearse con \u00e9l, en militancia partidista; no llama a ser iguales a \u00e9l, por m\u00e1s que con \u00e9l convivan. Jes\u00fas se reserva para s\u00ed la primera l\u00ednea en el combate: hay que seguirle, no precederle; suyas son las luchas y los medios, el destino y los triunfos.
\nEs la misma relaci\u00f3n de subordinaci\u00f3n, en la que consiste el discipulado, lo que libra al llamado de su responsabilidad en las opciones decisivas. Ser\u00e1 siempre guerra de Jes\u00fas la que ellos combatir\u00e1n; sus caminos, los que recorrer\u00e1n; sus decisiones, las que abrazar\u00e1n. Jes\u00fas antecede siempre…, si se le sigue; ser\u00e1 compa\u00f1ero de camino a quien vaya tras \u00e9l. El mandato tiende a conseguir la convivencia, pero una convivencia que se realiza no tanto como un estar-con, cuanto como un ir-en pos-de: se acompa\u00f1a a Jes\u00fas, yendo detras de \u00e9l (Mc 8,34; 10,21).
\n
\nUna promesa: \u2018os har\u00e9 pescadores de hombres\u2019<\/em>
\nLa promesa sirve para apoyar la exigencia; primero se obedece al que llama, luego \u00e9ste se empe\u00f1a con quien le obedece. Jes\u00fas aqu\u00ed se comporta como el Dios b\u00edblico: primero, llama (Mc 3,14); despu\u00e9s \u2013 cu\u00e1ndo, no se sabe por adelantado \u2013, realizar\u00e1 su promesa (Mc 6,7; cf. Gn 12,1-3; 15,1-21; Lc 1,26-38): s\u00f3lo cambiar\u00e1 a quien le haya obedecido.
\nLo que significa que vocaci\u00f3n y misi\u00f3n no coinciden temporalmente. Es la promesa lo que pone en movimiento al llamado, lo que le da fuerzas, y esperanza, para iniciar una nueva encomienda. S\u00f3lo quien \u2018sale\u2019 de sus ocupaciones, con la promesa como vi\u00e1tico y \u00fanica certeza, conocer\u00e1 su realizaci\u00f3n. Quien obedece hoy, no conoce todav\u00eda lo que Jes\u00fas le dar\u00e1 ma\u00f1ana; hasta que Dios no cumpla su palabra, quedar\u00e1 algo por descubrir en la relaci\u00f3n personal con \u00c9l. No se intima con Jes\u00fas, porque se le sigua, sino hasta que no se consigan sus promesas: el disc\u00edpulo no conoce totalmente a su Se\u00f1or, hasta que \u00e9ste no cumpla su palabra. Entonces ser\u00e1 el Se\u00f1or que imagin\u00f3, cuando parti\u00f3 en pos de \u00c9l. Lo mejor del Dios que llama est\u00e1 a\u00fan por descubr\u00edrsenos, si ya le seguimos.
\nJes\u00fas empe\u00f1a su palabra, su poder, en el cambio del disc\u00edpulo. \u2018Os har\u00e9\u2019 expresa un compromiso personal fuerte en la instituci\u00f3n del discipulado (cf. 1 Sam 12,6; 1 Re 13,33; 2 Cro 2,18). En continuidad con lo que ya eran, pescadores de peces, los convertir\u00e1 en otras personas, pescadores de hombres. La intervenci\u00f3n de Jes\u00fas cambiar\u00e1 sus vidas y su quehacer, no sus habilidades aprendidas; dar\u00e1 una finalidad nueva a lo que ya saben hacer.
\nEl relato presenta a las dos parejas de hermanos trabajando como pescadores, los primeros, en plena faena, los segundos, prepar\u00e1ndose a ella[10]<\/a>. Pescar era una actividad bastante lucrativa[11]<\/a>, si se era propietario. Jes\u00fas aprovechar\u00e1 su pericia, su saber echar las redes y arreglarlas (Mc 1,16.18), pero les cambiar\u00e1 los destinatarios: su ocupaci\u00f3n ser\u00e1, de ahora en adelante, el Reino, que les impondr\u00e1 abandonar el ejercicio de su oficio sin tener que renunciar a sus conocimientos. Jes\u00fas no cambia la experiencia profesional, reemplaza los destinatarios; cambia la raz\u00f3n de ser de la actividad habitual de los llamados. No vivir\u00e1n ya de los peces, vivir\u00e1n para los dem\u00e1s; m\u00e1s que una labor terrena, Jes\u00fas les conf\u00eda una tarea escatol\u00f3gica. En que lo lograr\u00e1n ha emplazado Jes\u00fas su palabra.
\nEn esta promesa de Jes\u00fas, con toda probabilidad, est\u00e1 el n\u00facleo m\u00e1s seguro del todo el relato, desde el punto de vista hist\u00f3rico. La frase ‘pescador de hombres’ no ten\u00eda connotaciones positivas en su entorno[12]<\/a>. Con la imagen Jes\u00fas quiso subrayar, parad\u00f3jicamente, la situaci\u00f3n cr\u00edtica de los hombres, dada la inminencia del reino; el disc\u00edpulo deber\u00eda ganar con su esfuerzo s\u00fabditos para su Dios: es hora de echar todas las redes disponibles y trabajar de noche, como hac\u00edan los pescadores en Galilea.
\n
\n2.3 La reacci\u00f3n<\/strong>
\nLas dos parejas de llamados siguieron a Jes\u00fas inmediatamente (Mc 1,18.20). El relato no tiene en cuenta ni las l\u00f3gicas objeciones ni plausibles excusas por parte de los elegidos; no es probable que un desconocido sea seguido sin mediar m\u00e1s que una orden. La \u2018historia\u2019 no resulta veros\u00edmil, ni desde el punto de vista hist\u00f3rico, ni, mucho menos, de la psicolog\u00eda. En ella s\u00f3lo se contempla el punto de vista de Dios: si Dios habla, no queda otro remedio que seguirle. Quien no lo deje todo, y enseguida (1 Re 19,20-21), si no se encuentran las fuerzas necesarias, no ha sido realmente llamado.
\nQuien se sabe elegido, sabe que puede salir en seguimiento de quien lo eligi\u00f3. Quien mir\u00f3 e interpel\u00f3, quien se comprometi\u00f3 y va adelante, da la capacidad. El llamado no podr\u00e1 hacer otra cosa; dejar\u00e1 lo que le ocupaba[13]<\/a>, redes y trabajos[14]<\/a>, casa y familia[15]<\/a>, para tener como ocupaci\u00f3n y familia al maestro que lo mir\u00f3 y invit\u00f3 (cf. Mc 10,29-30). Y este abandono, consecuencia de la llamada no su requisito previo, es, al mismo tiempo, su mejor prueba. No se es llamado por haber renunciado; quien ha sido llamado tendr\u00e1 que abandonar hogar y ocupaciones.
\nLa renuncia no es el fin, sino medio, del seguimiento: se abandona, porque se ha encontrado. Los lugares y personas que se pierden y crean vac\u00edo ser\u00e1n reemplazados; lo que ten\u00edan entre manos, las redes y el trabajo, y en el coraz\u00f3n, el padre, cede su puesto a Jes\u00fas. Todo lo que antes nos ocupaba, debe ser ocupado por \u00c9l.
\nY esta renuncia, que ha de ser compartida puesto que los llamados lo son por parejas; seguir a Jes\u00fas crea una nueva familiaridad: en el seguimiento nace una fraternidad que no se apoya ya en lazos previos de sangre ni en el trabajo compartido, se alimenta de la obediencia a una id\u00e9ntica llamada. Hermanados porque siguen a Jes\u00fas, las dos parejas de hermanos pueden ir juntos a Cafarna\u00fan (Mc 1,21).
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\n3.1 Aprendices o seguidores<\/strong>
\nMarcos ve a Jes\u00fas siempre en camino, transe\u00fante permanente llevado por una urgencia que no lo calma, proclamar el reino de Dios (Mc 1,15): entra en escena viniendo de Nazaret (Mc 1,9); conducido al desierto por el Esp\u00edritu (Mc 1,12), llega a Galilea (Mc 1,14); y pasando de largo junto al lago (Mc 1,16.19), entra en Cafarna\u00fan (Mc 1,21), cuya sinagoga visita antes de ir a casa de Sim\u00f3n (Mc 1,30). Al d\u00eda siguiente, de ma\u00f1ana, marcha a un lugar solitario (Mc 1,35), donde lo alcanzan sus disc\u00edpulos con quienes va por toda Galilea (Mc 1,39) hasta que regresa a Cafarna\u00fan (Mc 2,1) para volver a salir al mar (Mc 2,13). Este continuo trasiego de Jes\u00fas obliga a las gentes a ir en su b\u00fasqueda (Mc 1,36; 2,2.13) y a sus disc\u00edpulos a ir en pos de \u00e9l (Mc 1,18.20; 2,14).
\nDe semejante presentaci\u00f3n emerge una precisa concepci\u00f3n del llamado: el disc\u00edpulo de Jes\u00fas siempre, y solo, su seguidor. M\u00e1s que aprendiz de doctrinas, es testigo de vida, compa\u00f1ero de camino y no tanto repetidor de consignas. Aprender\u00e1 de \u00e9l, quien le siga; de hecho, Jes\u00fas no invita a aprender de \u00e9l, sino a ponerse a caminar tras \u00e9l (Mc 1,17.20): m\u00e1s que una doctrina que asumir el disc\u00edpulo tiene una persona que acompa\u00f1ar, mejor, que seguir yendo siempre en pos por caminos que no elegir\u00e1 jam\u00e1s. La relaci\u00f3n personal, subordinada siempre, y no el aprendizaje doctrinal es el modo como se realiza el discipulado.
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\n3.2 El reino de Dios como motivo<\/strong>
\nEl Jes\u00fas que llama por vez primera a dos parejas acaba de anunciar por vez primera el reino de Dios. Nacen disc\u00edpulos – \u00bftambi\u00e9n hoy? \u2013 cuando y mientras se predica el Reino. \u00bfQu\u00e9 decir de una comunidad cristiana en la no que le surgen seguidores a Jes\u00fas? \u00bfEn qu\u00e9 andar\u00e1 ocupados los evangelizadores hoy que dejan indiferentes a cuantos los ven venir y los oyen predicar?
\nEl reino de Dios, no cualquier otro mensaje, es lo que lleva a Jes\u00fas hacia quienes llama; el reino es el pretexto de la vocaci\u00f3n, no las cualidades personales de los llamados. Y ser\u00e1 el Reino la causa que deber\u00e1 ocuparles, en cuerpo y alma. Antes de ser la causa del llamado, el anuncio del reino de Dios es la causa de Quien los ha llamado. Si a pocos hoy preocupa que Dios sea proclamado rey, \u00bfc\u00f3mo le van a surgir seguidores a Jes\u00fas? Si pocos hoy oyen que Dios desea ser su soberano, \u00bfpor qu\u00e9 iban a ponerse a su servicio?
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\n3.3 Los llamados son hombres ya ocupados<\/strong>
\nDos parejas de pescadores, hermanos de sangre y hermanados en el trabajo diario, fueron la primera compa\u00f1\u00eda de Jes\u00fas; unos inicios m\u00e1s bien modestos para quien pensaba llevar el reino de Dios al mundo. El hecho es que lo supiera o no, lo quisiera o no, Jes\u00fas no predic\u00f3 el reino de Dios desde la soledad. Y eso que moverse con libertad por Galilea resultaba m\u00e1s f\u00e1cil a quien menos acompa\u00f1ado anduviera. \u00bfCu\u00e1l podr\u00eda ser la causa de este empecinamiento de Jes\u00fas en ser seguido mientras sigue su propia vocaci\u00f3n? \u00bfO es que se puede hablar fehacientemente de la cercan\u00eda de Dios sin estar cerca de los hombres, sin estar cercado por ellos? Los hermanos han de hacerse seguidores para volver a estar hermanados por la convivencia con Jes\u00fas: antes lo estaban, pero sin Jes\u00fas. Desde ahora, no podr\u00e1n dejar a Jes\u00fas, si quieren seguir siendo hermanos.
\nUn dato no despreciable en el relato de la vocaci\u00f3n es que ambas parejas de hermanos est\u00e1n trabajando: todos tienen una misma profesi\u00f3n; unos, tambi\u00e9n una familia. No andan desocupados, ni a la b\u00fasqueda de algo que hacer en la vida. Ya tienen, dir\u00edamos hoy, un proyecto personal de vida y lo est\u00e1n realizando. Jes\u00fas no llama a ociosos, ni a gente que no sabe qu\u00e9 hacer con su vida. Pero a los que llama les da una nueva ocupaci\u00f3n, le han de seguir a \u00c9l, y les renueva su profesi\u00f3n, ser\u00e1n pescadores de hombres.
\n
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\n3.4 Una relaci\u00f3n personal basada en la obediencia ciega<\/strong>
\nLa relaci\u00f3n que instaura el seguimiento es desigual. Compa\u00f1eros ser\u00e1n compa\u00f1eros s\u00f3lo los seguidores, pero llegar\u00e1n (a\u00fan) a ser amigos. Uno solo es quien precede, el que ha llamado; los dem\u00e1s, siguen sus huellas y sus decisiones, su caminar y su destino. Sin demoras, ni excusas. S\u00f3lo quien es llamado, puede seguir. O, caso \u00fanico, quien no puede o quiere seguir, no consigue quedarse por m\u00e1s bueno que sea.
\nLa relaci\u00f3n disc\u00edpulo-maestro, mejor, seguidor-seguido, nace y se alimenta en una obediencia ciega. Ciega, porque se le obedece sin conocerle a\u00fan; ciega, porque se le sigue ad\u00f3nde no se sabe; ciega, porque se va tras quien no ha asegurado el presente sino que se ha comprometido s\u00f3lo con nuestro futuro.
\nSeguir a Jes\u00fas es ocupaci\u00f3n impuesta. Se puede optar por no ir tras \u00e9l, pero quien va tras \u00e9l se sabe obligado a hacerlo. Pero s\u00f3lo para quien es llamado su vocaci\u00f3n es imperativo categ\u00f3rico. Que as\u00ed lo perciba prueba la autenticidad.
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\n3.5 Un seguimiento que se realiza en fraternidad<\/strong>
\nSeguir a Jes\u00fas es conseguir una nueva familia. Los que conviven con Jes\u00fas deben compartir camino y tarea entre ellos. No se han elegido unos a otros, todos han sido escogidos por Jes\u00fas. Pero una vez asumida la vocaci\u00f3n a seguirle solo a \u00e9l, se les impone confraternizar entre ellos. Una llamada personal, un seguimiento compartido y una misi\u00f3n que realizar en com\u00fan los hace hermanos. Habr\u00e1n dejado atr\u00e1s familia y ocupaciones, pero no dejar\u00e1n de ser hermanos ni tendr\u00e1n que abandonar el ser pescadores.
\nPara seguir a Jes\u00fas no hay que abandonar todo lazo afectivo que ate a un hogar y cualquier otra tarea que no sea la de acompa\u00f1ar a Jes\u00fas. Se conservan las habilidades adquiridas y la capacidad innata, pero tendr\u00e1n que finalizarse en la nueva causa: no dejar\u00e1n de ser hermanos ni tendr\u00e1n que renunciar a pescar, pero lo ser\u00e1n siguiendo a Jes\u00fas y haciendo proselitismo. El seguidor de Jes\u00fas reconoce como hermano a quien ha sido, como \u00e9l, llamado por Jes\u00fas y con \u00e9l comparte su vida y la misi\u00f3n.
\n <\/p>\n
\n
\n[1]<\/a> Benedicto XVI, Discurso durante el encuentro con los j\u00f3venes. <\/em>Catedral de Sulmona, 4 julio 2010.
\n[2]<\/a> M. Hengel, Seguimiento y Carisma. <\/em>La radicalidad de la llamada de Jes\u00fas (Santander 1981).
\n[3]<\/a> El relato de la doble llamada viene situado en estrecha continuidad topogr\u00e1fica (Mc 1,16a.19a), no s\u00f3lo geogr\u00e1fica, con el anuncio del reino (Mc 1,14-15): Jes\u00fas viene a Galilea (Mc 1,14) y por all\u00ed se mueve, en torno al mar (Mc 1,16).
\n[4]<\/a> Pasando<\/em>: Mc 1,16.19; vio<\/em>: Mc 1,16.19; hermano<\/em>: Mc 1,16.19; redes<\/em>: Mc 1,16.18.19; dejando<\/em>: Mc 1,18.20; barca<\/em>: Mc 1,19.20.
\n[5]<\/a> La formulaci\u00f3n no es afortunada. Un oyente familiarizado con la geograf\u00eda no necesitaba que se le indicara el mar de Galilea<\/em>como lugar de trabajo para pescadores. \u00bfNo lo sabr\u00edan los primeros lectores del evangelio, por no ser galileos? \u00bfO deseaba el evangelista identificar Galilea como la cuna del discipulado (Mc 16,7)? En Mc el mar es, sin duda, escenario privilegiado, en donde ense\u00f1ar\u00e1 Jes\u00fas a las gentes (Mc 2,13; 4,1), a donde acudir\u00e1 para evitarlas (Mc 3,7; 6,30-33), donde har\u00e1 milagros (Mc 5,1.21; 6,33-34.53; 7,31) y ha llamado a sus primeros disc\u00edpulos.
\n[6]<\/a> Seg\u00fan Lucas, con mayor precisi\u00f3n, lago<\/em> (Lc 5,2; 8,22.33).
\n[7]<\/a> Sustantivo helenizado del hebreo Sime\u00f3n, cf. Hch 15,14; 2 Pe 1,1.
\n[8]<\/a> Mc 1,29-30.36; 3,16; 5,37; 8,29.32-33; 9,2.5; 10,28; 11,21; 13,3; 14,29.33.37.54.66-72; 16,7.
\n[9]<\/a> 2 Re 6,19; Jue 3,28; 1 Sam 11,7; 2 Sam 15,13; Dt 13,3.5; 2 Re 23,3.
\n[10]<\/a> De ordinario, se pescaba de noche o al amanecer; el lavado y la reparaci\u00f3n de las redes, en cambio, se hac\u00eda tras descargar la captura, de d\u00eda, y pod\u00eda durar alg\u00fan tiempo. Los encuentros de Jes\u00fas est\u00e1n colocados en dos momentos diversos, aunque consecutivos del oficio de pescar.
\n[11]<\/a> W. Wuellner, The Meaning of \u2018Fishers of Men\u2019 <\/em>(Filadelfia 1967) 36-63.
\n[12]<\/a> En Jr 16,16 es imagen de hostilidad, no de salvaci\u00f3n; los pescadores designados por Dios ser\u00e1n los invasores de Israel (Hb 1,14-17); en la predicaci\u00f3n primitiva, el s\u00edmbolo fue utilizado para expresar la separaci\u00f3n definitiva que ocurrir\u00eda al final (Mt 13,47-50).
\n[13]<\/a> Ser pescador aut\u00f3nomo (cf. Mc 10,28) y disponer de asalariados (Mc 1,20) hace pensar en una situaci\u00f3n econ\u00f3mica desahogada. Dejar sin m\u00e1s medios de vida, compa\u00f1eros de trabajo y la vida familiar era una reacci\u00f3n dif\u00edcilmente comprensible.
\n[14]<\/a> El mismo relato se encarga de insinuar que tal ruptura no fue tan radical; Jes\u00fas permanecer\u00e1 hasta abandonar Galilea en los alrededores de Cafarna\u00fan, la ciudad de Pedro (Mc 1,21; 2,1; 3,20), y siempre tendr\u00e1, de necesitarla, una barca a su disposici\u00f3n (Mc 3,9; 4,1.35; 5,21; 6,32.45; 8,13).
\n[15]<\/a> A notar que a Pedro, a diferencia de los hijos del Zebedeo, no se le exige ruptura familiar (Mc 1,29-31). Las exigencias no son, pues, id\u00e9nticas.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"