{"id":7454,"date":"2010-12-01T00:00:51","date_gmt":"2010-11-30T22:00:51","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7454"},"modified":"2010-12-01T00:00:51","modified_gmt":"2010-11-30T22:00:51","slug":"el-cristianismo-ante-la-marea-de-una-espiritualidad-sin-dios","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-cristianismo-ante-la-marea-de-una-espiritualidad-sin-dios\/","title":{"rendered":"EL CRISTIANISMO ANTE LA MAREA DE UNA ESPIRITUALIDAD SIN DIOS"},"content":{"rendered":"
Antonio Ort\u00edz Jim\u00e9nez<\/p>\n <\/strong> LECTURA TEOL\u00d3GICO-PASTORAL DESDE ESPA\u00d1A Antonio Jim\u00e9nez Ortiz SDB Profesor de Teolog\u00eda Fundamental, Facultad teol\u00f3gica de Granada. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor percibe un inter\u00e9s por la espiritualidad, en ocasiones fuera de los cauces de las religiones institucionalizadas. Propone una actitud de discernimiento para interpretar este complejo fen\u00f3menos. La Nueva era se presenta muy atractiva […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1451,1452,94],"tags":[],"class_list":["post-7454","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-antonio-ortiz-jimenez","category-estudios-407","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7454","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7454"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7454\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7454"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7454"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7454"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nAntonio Jim\u00e9nez Ortiz SDB<\/strong>
\nProfesor de Teolog\u00eda Fundamental, Facultad teol\u00f3gica de Granada.<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor percibe un inter\u00e9s por la espiritualidad, en ocasiones fuera de los cauces de las religiones institucionalizadas. Propone una actitud de discernimiento para interpretar este complejo fen\u00f3menos. La Nueva era se presenta muy atractiva a nuestros contempor\u00e1neos por su mensaje de fusi\u00f3n y unidad c\u00f3smica. Realmente lo que nos trae es una religiosidad sin trascendencia, una disoluci\u00f3n del Dios trinitario, un vaciamiento radical de la fe cristiana. Los planteamientos de la Nueva Era recuerdan los planteamientos del gnosticismo, viejo conocido de la historia cristiana. El autor acaba haciendo algunas propuestas frente a esta tendencia de la Nueva Era.
\nLa ambig\u00fcedad del resurgir del fen\u00f3meno religioso<\/strong>
\nEn la encuesta realizada por el Secretariado para los no creyentes, entre 1983 y 1985, sobre \u00abAte\u00edsmo, no creencia e indiferencia religiosa en el mundo\u00bb[1]<\/a>, se mostraba el car\u00e1cter generalizado de la b\u00fasqueda religiosa por ese tiempo: el ansia de sentido y espiritualidad, el deseo de trascendencia en la vida cotidiana, el af\u00e1n de encontrar un fundamento en un mundo fragmentado, el inter\u00e9s por ciertas tradiciones religiosas\u2026
\nSeg\u00fan el Secretariado ser\u00eda ciertamente abusivo dar a esta b\u00fasqueda espiritual una interpretaci\u00f3n espec\u00edficamente cristiana, porque comprobaba la propensi\u00f3n hacia sectas m\u00e1s o menos ex\u00f3ticas, hacia l\u00edderes carism\u00e1ticos que prometen conocimientos \u00abtrascendentales\u00bb, hacia misterios de perfiles enigm\u00e1ticos, incluso hacia cultos de car\u00e1cter sat\u00e1nico. Con frecuencia no se trataba, en su opini\u00f3n, de una vuelta a la experiencia religiosa aut\u00e9ntica, sino a la superstici\u00f3n y al polite\u00edsmo.
\nYa desde los a\u00f1os 70 del siglo XX se ven\u00eda detectando elementos de esa nueva y ambigua religiosidad entre adultos y j\u00f3venes. Se percib\u00eda un inter\u00e9s sorprendente por la espiritualidad, que estaba acompa\u00f1ado por una actitud de sospecha y desconfianza frente a las religiones institucionalizadas, que no parec\u00edan responder a las ansias profundas de la gente: paz interior, armon\u00eda y equilibrio ps\u00edquico, reconciliaci\u00f3n personal… La Trascendencia estaba ausente o muy deformada en ese universo de movimientos dispares y desconcertantes, en los que se mezclaban ocultismo y ciencia, t\u00e9cnicas terap\u00e9uticas y esoterismo, psicolog\u00eda y magia, con intuiciones o restos de cristianismo, islamismo, budismo, hinduismo o religiones arcaicas. Resulta imprescindible una actitud de discernimiento para poder percibir todos los mensajes de este complejo fen\u00f3meno que, treinta a\u00f1os despu\u00e9s, se ha extendido en nuestras sociedades complejas.
\nEn este magma confuso y sorprendente del resurgir de lo religioso sobresale el fen\u00f3meno de la Nueva Era, que se presenta como punto de convergencia de muchos de los nuevos movimientos religiosos alternativos. Posiblemente sea esta compleja corriente cultural, dif\u00edcil de definir y de precisar, la que expresa de forma m\u00e1s completa el esp\u00edritu de la llamada nueva religiosidad, que se va extendiendo como una pac\u00edfica \u00abconspiraci\u00f3n\u00bb, con la conciencia clara de estar promoviendo un nuevo paradigma cultural. La era de Acuario, preconizada por la Nueva Era, se caracterizar\u00eda por una nueva situaci\u00f3n espiritual, con una profunda transformaci\u00f3n de la conciencia, que permitir\u00eda la identificaci\u00f3n del \u201cyo\u201d con \u201clo divino\u201d, que sostiene la realidad, y la comprensi\u00f3n hol\u00edstica del cosmos, en la que quedar\u00edan superadas y reconciliadas todas las oposiciones y contradicciones, y en la que la conciencia c\u00f3smica y el esp\u00edritu universal y divino no constituir\u00edan m\u00e1s que una sola cosa.
\nUna espiritualidad sin Trascendencia: la disoluci\u00f3n del Dios trinitario<\/strong>
\nEn los ambientes de la Nueva Era el tema de Dios va unido indisolublemente a la b\u00fasqueda de s\u00ed que el hombre realiza afanosamente: \u00bfC\u00f3mo encontrarse con uno mismo? \u00bfC\u00f3mo descubrir y alcanzar la propia identidad? Y la respuesta consiste en tomar conciencia de la propia interioridad, buceando en los estratos psicol\u00f3gicos m\u00e1s profundos, donde es posible descubrir la unidad del cosmos, a la que el propio yo pertenece y en la que es posible encontrarse y reconciliarse definitivamente.
\nEl ser humano debe anular la distancia que le separa de la realidad y sumergirse totalmente en ella, hacerse una sola cosa con la vida que en ella late, renunciando al aislamiento de su Yo, sintiendo hol\u00edsticamente el mundo como una unidad en la que todo se compenetra e influye rec\u00edprocamente. Todo est\u00e1 de alg\u00fan modo en cada uno y cada uno est\u00e1 en el todo. Cuanto m\u00e1s a fondo penetra uno en el fundamento de la realidad, tanto m\u00e1s experimenta la unidad c\u00f3smica. Y en esta experiencia se descubre la propia identidad en la identificaci\u00f3n con el todo[2]<\/a>.
\nAs\u00ed esta nueva religiosidad est\u00e1 sostenida por una m\u00edstica mon\u00edstica,interpretada como unificaci\u00f3n del yo consigo mismo y con el mundo, como confluencia entre sujeto y objeto. El universo es presentado como una totalidad, como un organismo viviente. Quien profundiza en la realidad, hace la experiencia de la unidad del todo, en la ra\u00edz de lo existente todo est\u00e1 simplificado y unificado: Dios y mundo, esp\u00edritu y materia, alma y cuerpo, inteligencia y sentimiento… forman una \u00fanica e inmensa vibraci\u00f3n, un oc\u00e9ano infinito de energ\u00eda.
\nEspecialmente en las religiones orientales encuentra la Nueva Era los caminos espirituales y las t\u00e9cnicas (yoga, zen, meditaci\u00f3n trascendental y kundalini…) para alcanzar la experiencia m\u00edstica del Todo Divino, de la Energ\u00eda c\u00f3smica, que desarrolla la capacidad de la persona humana hasta superar los condicionamientos y limitaciones de la condici\u00f3n humana en el espacio y en el tiempo: \u00abHay dos principios claves que parecen surgir en toda experiencia m\u00edstica. Podr\u00edamos llamarlos \u00abflujo\u00bb y \u00abtotalidad\u00bb (…). As\u00ed como la ciencia demuestra la existencia de una red de relaciones subyacente a todo cuanto existe en el universo, una parpadeante red que conecta todos los acontecimientos, as\u00ed tambi\u00e9n la experiencia m\u00edstica de la totalidad trasciende y abarca toda separaci\u00f3n (…). El amor (…) es comunicaci\u00f3n, es un borrarse los l\u00edmites, es llegar al final. El yo queda unido a un gran S\u00ed mismo (…). Y como ese S\u00ed mismo es total, el yo se une en El a todos los dem\u00e1s (…)\u00bb[3]<\/a>.
\nPara Ken Wilber, en la conciencia de unidad, el propio sentimiento de identidad se desplaza al universo entero, a la totalidad de los mundos, superiores o inferiores, sagrados o profanos. La conciencia de unidad no es tanto una ola determinada cuanto el agua<\/em> misma. Y no hay diferencia ni separaci\u00f3n entre el agua y cada una de las olas. El agua est\u00e1 igualmente en todas las olas, porque todas son agua[4]<\/a>: \u00abAs\u00ed (…) nuestra pr\u00e1ctica espiritual es ya en s\u00ed misma el objetivo. El fin y los medios, el trayecto y el destino, el alfa y el omega son una y la misma cosa.\u00bb[5]<\/a>.
\nA Dios se le ha de experimentar como flujo, como totalidad, como infinito caleidoscopio de la vida y de la muerte, como \u00faltima causa, fundamento del ser. Dios es la conciencia que se manifiesta como el juego del universo. Dios es la matriz organizadora, que podemos experimentar pero no expresar, lo que da vida a la materia. No es preciso postular ning\u00fan objetivo para esta \u00faltima causa, ni preguntarse qui\u00e9n o qu\u00e9 fue lo que caus\u00f3 el gran Big Bang, o lo que fuera, que dio origen al universo visible. Dios es la suma total de conciencia existente en el universo, que se expande a trav\u00e9s de la evoluci\u00f3n humana[6]<\/a>.
\nEn palabras de K. Wilber: \u00abLos f\u00edsicos nos dir\u00e1n que todos los objetos del cosmos son simplemente formas diversas de una \u00fanica Energ\u00eda, y no me parece que tenga la menor importancia que el nombre que le demos sea \u00abbrahman\u00bb, \u00abTao\u00bb, \u00abDios\u00bb o, lisa y llanamente, \u00abenerg\u00eda\u00bb.\u00bb \u00abTat tvam asi<\/em>, dicen los hind\u00faes. \u00abT\u00fa eres Eso. Tu verdadero Ser es id\u00e9ntico a la Energ\u00eda fundamental de la cual son manifestaci\u00f3n todas las cosas en el universo\u00bb. A este ser verdadero, las diversas tradiciones m\u00edsticas y metaf\u00edsicas que se han sucedido en la historia de la humanidad le han dado docenas de nombres diferentes. Se le ha llamado el Hijo de Dios, Al-insam Al-kamil<\/em> (…). <\/em>Todas estas palabras no son m\u00e1s que s\u00edmbolos del mundo real de lo que no tiene fronteras\u00bb[7]<\/a>.
\nEn esta nueva religiosidad de la Nueva Era, Dios y el mundo se contemplan por principio como una unidad c\u00f3smica. Se hace de Dios, el principio vital, el \u00abesp\u00edritu\u00bb del universo, la fuerza inmanente que lo impulsa a su autoorganizaci\u00f3n evolutiva.
\nPero Dios ya no es un T\u00fa por encima de nuestra realidad finita, sino una cifra, un t\u00e9rmino colectivo, una objetivaci\u00f3n de un ser fluctuante que sostiene y determina todo. Esta espiritualidad sin Trascendencia est\u00e1 sostenida por una forma m\u00e1s de pante\u00edsmo (\u201cTodo es Dios\u201d) o de panente\u00edsmo (\u201cTodo est\u00e1 en Dios\u201d). As\u00ed Dios no es Alguien. Es Algo. No es el creador de todo. No es un ser de relaci\u00f3n, de comuni\u00f3n, ni en s\u00ed mismo (Trinidad de personas), ni para con el hombre. No es el Dios de la revelaci\u00f3n b\u00edblica, que se revela en la historia y la convierte en historia de salvaci\u00f3n por la vida, muerte y resurrecci\u00f3n de Jesucristo. Para la Nueva Era Jesucristo no es el Verbo de Dios hecho carne ni el Esp\u00edritu Santo es una persona divina, enviada al mundo y al coraz\u00f3n de los creyentes para santificarlos.
\nPara la mayor\u00eda de los seguidores de la Nueva Era, Jes\u00fas no es el Salvador del hombre y del mundo ni el Hijo de Dios. Lo identifican simplemente como un gran maestro espiritual, un iniciado singular que como otros (Mois\u00e9s, Buda, Mahoma…) ha sido investido por el Cristo c\u00f3smico, una energ\u00eda llamada a veces cr\u00edstica, que constituye el fondo de todo ser. Esta energ\u00eda universal cuando impregna la conciencia de un individuo iniciado, hace de \u00e9l otro \u201ccristo\u201d, un ser verdaderamente nuevo \u201ccristificado\u201d, como lo fueron Jes\u00fas de Nazaret y otros grandes iniciados: \u201cAs\u00ed pues, Jes\u00fas fue un personaje hist\u00f3rico, un ser humano que vivi\u00f3 hace dos mil a\u00f1os; pero Cristo, el Cristo, el Mes\u00edas, es una condici\u00f3n de ser eterna y transpersonal a la que todos debemos llegar alg\u00fan d\u00eda. Jes\u00fas no dijo que este estado de conciencia elevado que en \u00e9l se realiz\u00f3 fuera permanentemente suyo.\u201d[8]<\/a>
\nEn los ambientes de la Nueva Era Jesucristo es la figura simb\u00f3lica que mejor representa al \u201cyo\u201d en su estado m\u00e1s perfecto, cuando ha tomado conciencia de su identificaci\u00f3n con el Todo[9]<\/a>. Jes\u00fas es un avatar<\/em> entre otros de un Cristo c\u00f3smico impersonal e intemporal, que emana del \u201cuno\u201d y que se revelar\u00eda a los que han alcanzado el grado m\u00e1s alto en el despertar de la conciencia integral. Por tanto, Jesucristo no es el Verbo encarnado de la fe cristiana, sino uno de los grandes realizadores de la fusi\u00f3n del yo humano con \u201clo divino\u201d. Jes\u00fas descubre a los hombres que lo divino est\u00e1 en ellos y forma parte de su realidad psicol\u00f3gica[10]<\/a>.
\n
\nEl Dios de la fe cristiana<\/strong>
\nEn la m\u00edstica de la Nueva Era se elimina la tensi\u00f3n entre sujeto y objeto, queda vaciada de contenido la relaci\u00f3n religiosa entre el yo y el T\u00fa Trascendente. En lugar de gracia y de encuentro gratuito con el Dios personal, se habla de expansi\u00f3n de la conciencia y de reencuentro consigo mismo. As\u00ed se quiere hacer la realidad luminosa y trasparente. Se elimina la fragmentaci\u00f3n interior y se presenta como totalmente irrelevante la exterior. Esta es s\u00f3lo apariencia, s\u00f3lo realidad ilusoria. Los datos psicol\u00f3gicos se convierten en criterio de la verdad. Se hace coincidir la profundidad del hombre con la profundidad de la realidad. Lo religioso se reduce a lo psicol\u00f3gico.
\nY esto es inaceptable para la fe cristiana. \u201cEs verdad: T\u00fa eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador\u201d (Is 45, 15) y en la Primera Carta de Juan (4, 12), se lee: \u201cA Dios nadie lo ha visto nunca\u201d. Dios es un misterio. Al deseo de Mois\u00e9s de ver el rostro de Dios, \u00e9ste responde: \u201cCuando pase mi gloria te meter\u00e9 en una hendidura de la roca y te cubrir\u00e9 con mi palma hasta que haya pasado, y cuando retire la mano podr\u00e1s ver mi espalda, pero mi rostro no lo ver\u00e1s\u201d (Ex 33, 22-23). En contra de lo que opinan los pensadores de la Nueva Era, Dios es un misterio personal, un misterio de amor y de vida. En el credo profesamos \u201cCreo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible…\u201d. No podr\u00edamos entender a Dios sin ese poder creador que determina nuestra condici\u00f3n de criaturas, el sentido de la realidad finita y la meta \u00faltima de lo que llamamos la creaci\u00f3n.
\nEn el pensamiento b\u00edblico la reflexi\u00f3n sobre la naturaleza y el cosmos como obras de Dios brota de la experiencia salv\u00edfica del creyente. En una historia de dolor e injusticia es posible mantener la esperanza, el anhelo de la salvaci\u00f3n porque Yahv\u00e9 es el soberano de todo: del pasado, del presente y del futuro, de los hombres y del mundo, de la historia y del cosmos. \u00c9l es Yahv\u00e9 Sebaoth<\/em>: el \u201cSe\u00f1or de los ej\u00e9rcitos\u201d de todas las criaturas del cielo y de la tierra…
\nA pesar de las diferencias de tiempo, estilo y material utilizado, la reflexi\u00f3n b\u00edblica se\u00f1ala siempre hacia un mismo n\u00facleo: Dios, libremente y por amor, es el creador del mundo, \u00e9l llama a la existencia a todas las criaturas. Dios cre\u00f3 y crea en cada instante, porque si no fuera as\u00ed, todo lo contingente, lo creado se hundir\u00eda en la nada. Dios como creador es el Misterio trascendente, que \u201cm\u00e1s all\u00e1\u201d de la criatura se hace parad\u00f3jicamente presente en ella, como fundamentaci\u00f3n \u00faltima de su ser creatural, de su autonom\u00eda y de su posibilidad como ser. En su inmanencia Dios contin\u00faa siendo el trascendente, diferente de todo lo creado, a lo que da consistencia permanentemente.
\nDios no forma parte de nuestra realidad mundana. Es el presupuesto incondicionado de todo lo que existe, y nuestro saber no puede disponer de \u00e9l, como si se tratase de un objeto entre otros objetos. Es el fundamento del que vivimos, en el que realmente nos comprendemos, y en el que morimos. En la cuesti\u00f3n de Dios se juega el sentido de nuestra vida y de nuestra muerte, el sentido de nuestra historia y de toda la realidad. Y los cristianos confesamos que en Jes\u00fas de Nazaret, el Cristo, hemos descubierto definitivamente el rostro de ese Misterio.
\nQue Jes\u00fas de Nazaret sea admirado en los ambientes de la Nueva Era parece l\u00f3gico. Lo que llama la atenci\u00f3n poderosamente es que incluso su figura hist\u00f3rica queda empeque\u00f1ecida y es interpretada tendenciosamente por medio de categor\u00edas esot\u00e9ricas. Jes\u00fas no es comprensible sin Dios. En \u00e9l vive centrado. Hacer su voluntad es la clave de su existencia. Y habla de \u00e9l con ternura, con pasi\u00f3n. No podemos comprender a Jes\u00fas, ni sus palabras, ni sus milagros, ni su muerte, ni su resurrecci\u00f3n, si no aceptamos que el coraz\u00f3n de su ser fue Dios, como valor absoluto, como misterio de amor. Jes\u00fas estaba lleno de Dios y por eso no ten\u00eda m\u00e1s remedio que hablar de \u00e9l constantemente y vivir en su presencia. Y se dirige a \u00e9l usando el vocablo arameo abba<\/em>, palabra procedente del balbuceo infantil como nuestro \u201cpap\u00e1\u201d, y que debiera ser traducida por la expresi\u00f3n \u201cpadre querido\u201d o \u201cpadre m\u00edo\u201d. Con esta palabra se dirig\u00edan los ni\u00f1os en la intimidad familiar a su padre, y tambi\u00e9n la empleaban los adultos en la relaci\u00f3n con sus padres y con personas de especial veneraci\u00f3n: abba <\/em>se usaba en diversas situaciones de la vida cotidiana con una connotaci\u00f3n afectiva especialmente acentuada. El t\u00e9rmino abba<\/em>en labios de Jes\u00fas supone confianza y obediencia, abandono en Dios y reconocimiento de su soberan\u00eda, una experiencia \u00fanica, original, exclusiva de la inmediatez de Dios.
\nEn el Antiguo y Nuevo Testamento, comprobamos c\u00f3mo la fe del hombre es siempre respuesta al amor, a la misericordia, a la gracia de Dios. Desde la experiencia de la presencia de Dios en la vida del creyente, \u00e9ste abre los ojos a la realidad de un amor, que lo am\u00f3 primero y desde siempre. El cristiano se siente inmerso en un plan eterno de salvaci\u00f3n, que, sin bloquear su libertad y responsabilidad, le precede desde siempre.
\nLa gracia de Dios, su amor infinito, le ilumina y le acompa\u00f1a en el camino hacia la opci\u00f3n de fe, como decisi\u00f3n humana libre y razonable: \u201cY a\u00f1adi\u00f3: Por eso os he dicho que nadie puede acudir a m\u00ed si el Padre no se lo concede\u201d (Jn 6, 65). \u201cSabemos que todo concurre al bien de los que aman a Dios, de los llamados seg\u00fan su designio. A los que escogi\u00f3 de antemano los destin\u00f3 a reproducir la imagen de su Hijo, de modo que fuera \u00e9l el primog\u00e9nito de muchos hermanos\u201d (Rom 8, 28-29). \u201cPues es Dios quien, seg\u00fan su designio, produce en vosotros el deseo y su ejecuci\u00f3n\u201d (Flp 2, 13).
\nLos cristianos pensamos que el hombre encuentra a Dios, si Dios se deja encontrar por el hombre: el misterio de Dios es inaccesible a nuestras posibilidades humanas, si la gracia de Dios no nos abre el camino hacia el encuentro con \u00e9l. Sin embargo, esto no significa que nuestra libertad sea pisoteada. El s\u00ed depende de nuestra voluntad, pero ser\u00e1 siempre la respuesta a un amor que desde siempre nos am\u00f3.
\n
\nActitud l\u00facida y cr\u00edtica ante el desaf\u00edo de esta espiritualidad sin Dios<\/strong>
\nCon la Nueva Era podemos compartir el rechazo frente a la absolutizaci\u00f3n de la racionalidad positivista que mutila por principio la realidad, ya que ignora o rechaza dimensiones humanas, est\u00e9ticas, simb\u00f3licas, religiosas que s\u00f3lo son accesibles a una comprensi\u00f3n integral, en que la intuici\u00f3n, promovida con entusiasmo por los pensadores de la Nueva Era, tiene su propio sitio.
\nEsta nueva religiosidad nos ayuda a valorar con m\u00e1s profundidad la complejidad de lo real, donde la afirmaci\u00f3n de la trascendencia de Dios debe incluir, al mismo tiempo, la aceptaci\u00f3n de su misteriosa inmanencia. Nos ense\u00f1a adem\u00e1s a penetrar en el misterio del ser humano, que no puede ser explicado desde una mera visi\u00f3n mecanicista, que ha de ser contemplado en \u00edntima y constante referencia con su entorno natural, en solidaridad con el destino de este mundo concreto. Tambi\u00e9n podemos compartir con este movimiento el rechazo del materialismo y del consumismo. La profunda crisis cultural en la que estamos inmersos tiene un aspecto espiritual que no puede ser minusvalorado ni torpemente interpretado. Es real la b\u00fasqueda de sentido, de encuentro consigo mismo, de religiosidad, de armon\u00eda con el cosmos, de espiritualidad.
\nFrente al escepticismo y al cinismo, frente al miedo y a la angustia que se palpa en nuestras sociedades occidentales, la Nueva Era se empe\u00f1a en alentar el optimismo y la participaci\u00f3n en los procesos que conforman la cultura actual. No podemos aceptar el c\u00f3mo lo hace, pero pensamos que gran parte de su atractivo depende de ese sentimiento de seguridad y liberaci\u00f3n que transmite. Como creyentes estamos llamados a ser signos de esperanza entre los hombres. Podemos aprender del entusiasmo de los seguidores de la Nueva Era.
\nNo se pueden negar los aut\u00e9nticos valores humanos (gozo, armon\u00eda personal, sensibilidad ecol\u00f3gica, sentido de la solidaridad y de la responsabilidad, valoraci\u00f3n del cuerpo, de la austeridad, de la creatividad y de la autonom\u00eda personal…) que se alientan y estimulan desde grupos de esta nueva religiosidad, ni tampoco sus intuiciones acertadas sobre los conflictos y crisis que nos est\u00e1n afectando en este momento hist\u00f3rico. Hay que reconocer la validez de ciertas propuestas en el campo cultural, ecol\u00f3gico, en el \u00e1mbito de la pol\u00edtica, de la econom\u00eda, de la educaci\u00f3n, de la salud y del equilibrio psicol\u00f3gico.
\nPero tenemos que se\u00f1alar con decisi\u00f3n aquellos aspectos que suponen un vaciamiento radical de la fe cristiana[11]<\/sup><\/a>.
\nEn la Nueva Era no hay lugar para la experiencia religiosa de la fe[12]<\/sup><\/a>. Se habla de espiritualidad y de m\u00edstica, pero ambas est\u00e1n sostenidas por el saber, por el conocimiento, por el supuesto dominio del hombre de los resortes del universo.
\nDios no es un T\u00fa, que nos interpela, que nos convoca, que nos ama, que sale libremente a nuestro encuentro y al que nosotros podemos responder en libertad por la fe. Dios es una energ\u00eda c\u00f3smica, disponible para mis manejos esot\u00e9ricos y para mis necesidades psicol\u00f3gicas.
\nSobre los planteamientos de la Nueva Era se proyecta la alargada sombra de un viejo conocido del cristianismo: el gnosticismo. Sus ecos resuenan con total claridad en sus grupos y redes, en su aproximaci\u00f3n esot\u00e9rica a la realidad, en su concepci\u00f3n c\u00edclica del tiempo, en su dualismo \u00abhistorizado\u00bb, que enaltece el futuro que se avecina frente a la negatividad y decadencia del viejo paradigma del presente y del pasado.
\nDesde una visi\u00f3n dualista de la realidad, el gnosticismo antiguo atacaba los fundamentos mismos de la fe cristiana, recre\u00e1ndolos totalmente y proponiendo una nueva espiritualidad y una \u00e9tica distinta. Los \u00abelegidos\u00bb se sent\u00edan en posesi\u00f3n de un conocimiento exclusivo de los misterios divinos, a trav\u00e9s de una singular revelaci\u00f3n, que posibilitaba la salvaci\u00f3n del hombre, rompiendo las cadenas que lo ataban a este mundo sensible, en poder de las tinieblas, y haci\u00e9ndolo llegar a la plenitud, al mundo de la luz.
\nEl gnosticismo actual de la Nueva Era no es elitista. No se huye del mundo real concreto, sino que se pretende transformarlo por medio del saber humano para convertirlo en un mundo perfecto, lugar de la autosalvaci\u00f3n del hombre. Se disuelve la trascendencia divina, pero se habla continuamente de religiosidad, de m\u00edstica. Se propone una \u00e9tica exigente y los valores humanos son promovidos con ardor. No se ataca abiertamente a ninguna religi\u00f3n, pero sus contenidos doctrinales son despreciados y considerados el mayor peligro para la b\u00fasqueda personal de la nueva espiritualidad.
\nEn la Nueva Era el camino de la salvaci\u00f3n est\u00e1 escondido en el propio \u00abyo\u00bb. A trav\u00e9s de experiencias subjetivas y de t\u00e9cnicas psicof\u00edsicas se alcanza la \u00abnueva conciencia integral\u00bb, la \u00abiluminaci\u00f3n\u00bb definitiva en el encuentro consigo mismo en el \u00abs\u00ed mismo\u00bb transpersonal que abarca la totalidad, como energ\u00eda c\u00f3smica que fluye por toda la realidad.
\nLa Nueva Era se alimenta de concepciones y mitos gn\u00f3sticos y actualiza, a trav\u00e9s de un cientifismo confuso y bajo el influjo de las tradiciones m\u00edsticas orientales, el saber humano como camino de salvaci\u00f3n del hombre. Quiere dominar al Misterio y ponerlo a su servicio[13]<\/sup><\/a>.
\n
\nFrente a ciertas tendencias en la experiencia religiosa, cuatro propuestas<\/strong>
\nLa Nueva Era, con su realidad magm\u00e1tica y polimorfa, nos ofrece la posibilidad de evidenciar ciertas tendencias que se est\u00e1n generando en el campo religioso y que nos sit\u00faan ante retos realmente dif\u00edciles:
\n <\/p>\n\n
\nFrente a estas tendencias me permito hacer las siguientes propuestas:<\/strong><\/p>\n\n
\nEp\u00edlogo: \u201cEl viaje de Teo\u201d da que pensar<\/strong>
\nEn la novela El viaje de Teo (Ed. Siruela, Madrid 21998), Catherine Cl\u00e9ment relata la vuelta al mundo que realizan el joven Teo y su t\u00eda Marthe para conocer las distintas respuestas que se han dado a la pregunta sobre la existencia de Dios. En Nueva York visitan la \u201ccapilla universal\u201d (p. 535):
\n
\n\u201cDespu\u00e9s de las negociaciones con uno de los guardias, la t\u00eda Marthe consigui\u00f3 que abrieran una puerta junto a la entrada. Daba a la capilla de la ONU.<\/em>
\nConstruida en los a\u00f1os cincuenta en un costado del edificio, estaba destinada a todos los fieles de todas las religiones del mundo. Sin cruz, sin im\u00e1genes, sin nombres, sin altar, sin poste, sin estatuas ni fetiches, sin \u00e1rboles ni sonrisa. Un pincel de luz iluminaba una enorme piedra vertical, regalo de Suecia: un bloque negro de hemat\u00edes extra\u00eddo de las minas. Unas filas de bancos permit\u00edan venir a rezar o a meditar. Eso era todo.<\/em>
\n-Magn\u00edfico, \u00bfverdad? -dijo la t\u00eda Marthe, extasiada.<\/em>
\n-Pero fr\u00edo -murmur\u00f3 Brutus-. \u00a1La religi\u00f3n es algo vivo!<\/em>
\n-A m\u00ed, me gusta -dijo Teo-. Una religi\u00f3n todoterreno, como el 4X4. \u00a1Me mola!\u201d<\/em>
\n
\nEl viaje de Teo acaba en Delfos. All\u00ed, entre las ruinas del santuario, Teo y su amiga Fatou leen la oraci\u00f3n testamento de t\u00eda Marthe, cuyas \u00faltimas frases son (p. 575):
\n
\n\u201cQuedad en paz, con Dios, cualquiera que sea el concepto que teng\u00e1is de \u00e9l; y, sean cuales sean vuestros trabajos y sue\u00f1os, conservad en el ruidoso desconcierto de la vida la paz en vuestra alma. \u00a1Pese a todos sus penosos afanes y sus sue\u00f1os quebrantados, el mundo es bello! Tened cuidado… Tratad de ser felices.<\/em>\u201d
\n
\nEste es el desaf\u00edo. Como cristianos tenemos que seguir anunciando a Dios, Padre de nuestro Se\u00f1or Jesucristo, y seguir recordando aquellas palabras del evangelio de Mateo (6, 31-34):
\n
\n\u201cCon que no and\u00e9is agobiados pensando qu\u00e9 vais a comer, o qu\u00e9 vais a beber, o con qu\u00e9 os vais a vestir. Son los paganos quienes ponen su af\u00e1n en esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que ten\u00e9is necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo dem\u00e1s se os dar\u00e1 por a\u00f1adidura.\u201d
\n <\/p>\n
\n
\n
\n[1]<\/a> Cf. Secretariado para los no creyentes, Fe y ate\u00edsmo en el mundo, BAC, Madrid 1989, 33-36. 92-95.
\n[2]<\/a> Cf. J. Sudbrack, La nueva religiosidad. Un desaf\u00edo para los cristianos, Ed. Paulinas, Madrid 1990, 24-32.
\n[3]<\/a> M. Fergusson, La Conspiraci\u00f3n de Acuario. Transformaciones personales y sociales en este fin de siglo, Kair\u00f3s, Barcelona 21988, 440. 441. 442.
\n[4]<\/a> Cf. K. Wilber, La conciencia sin fronteras. Aproximaciones de Oriente y Occidente al crecimiento personal, Kair\u00f3s, Barcelona 1985, 69. 184.
\n[5]<\/a> Ibid., 187.
\n[6]<\/a> Cf. M. Fergusson, o.c., 437-445. La autora atribuye esta \u00faltima frase a Kazantzakis.
\n[7]<\/a> K. Wilber, o.c., 65. 78-79.
\n[8]<\/a> J. White, La iluminaci\u00f3n y la tradici\u00f3n judeo-cristiana, en J. White (ed.), Qu\u00e9 es la iluminaci\u00f3n. Exploraciones en la senda espiritual, Kair\u00f3s, Barcelona 1989, 193.
\n[9]<\/a> Cf. ibid., 192. 194. 196. 201.
\n[10]<\/a> Cf. B. Franck, Diccionario de la Nueva Era, Verbo Divino, Estella 1994, 85-86. 109. Y sobre el concepto de avatar, cf. ibid., 256
\n[11]<\/a> Cf. A. Jim\u00e9nez Ortiz, Por los caminos de la increencia. La fe en di\u00e1logo, CCS, Madrid 21996, 145-146.
\n[12]<\/a> Cf. la distinci\u00f3n que hace entre creencia, fe, experiencia cumbre y adaptaci\u00f3n estructural religiosa (\u00fanico nivel donde se da una religiosidad aut\u00e9ntica) K. Wilber, Un Dios sociable. Introducci\u00f3n a la sociolog\u00eda transpersonal, Kair\u00f3s, Barcelona 1988, 99-111.
\n[13]<\/a> Cf. A. Jim\u00e9nez Ortiz, Por los caminos de la increencia, 148-149.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"