{"id":7458,"date":"2010-12-01T00:00:23","date_gmt":"2010-11-30T22:00:23","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7458"},"modified":"2010-12-01T00:00:23","modified_gmt":"2010-11-30T22:00:23","slug":"pastoral-sin-dios-pastoral-con-otros-dioses","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/pastoral-sin-dios-pastoral-con-otros-dioses\/","title":{"rendered":"PASTORAL SIN DIOS, PASTORAL CON OTROS DIOSES"},"content":{"rendered":"

HUMANIZACI\u00d3N DE DIOS Y ENDIOSAMIENTOS HUMANOS<\/h1>\n

 
\nJos\u00e9 Luis Moral<\/strong>
\nProfesor de la Universidad Pontificia Salesiana en Roma<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor afirma que nos es dif\u00edcil aceptar la humanizaci\u00f3n de Dios, el misterio de la Encarnaci\u00f3n. Para Jos\u00e9 Luis Moral, autor del art\u00edculo, este es el aspecto que m\u00e1s interesa a la pastoral juvenil hoy. Aceptar este misterio supone tomarse en serio la crisis del lenguaje religioso, revisar constantemente las bases sobre las que cada cual se apoya la fe y ver en Dios siempre un misterio. Los momentos de eclipse de Dios son momentos propicios para endiosarnos o fabricarnos otros dioses. El autor contin\u00faa con unas interesantes reflexiones de este principio aplicadas a la pastoral juvenil.
\n 
\n\u201cDios es la m\u00e1s abrumada de cargas de todas las palabras humanas. Ninguna ha sido tan envilecida, tan mutilada [\u2026]. Las generaciones de los hombres han desgarrado la palabra con sus partidismos religiosos; por ella han matado y por ella han muerto; ella lleva las huellas de los dedos y la sangre de todos [\u2026]. Es cierto, los hombres dibujan caricaturas y escriben debajo: \u00abDios\u00bb; se asesinan unos a otros y exclaman: \u00aben el nombre de Dios\u00bb [\u2026]. \u00a1Qu\u00e9 comprensible resulta hoy que algunos sugieran permanecer en silencio durante un tiempo con respecto a las \u00abcosas \u00faltimas\u00bb, para que las palabras mal empleadas puedan ser redimidas! Pero as\u00ed no se las puede redimir. No podemos limpiar la palabra \u00abDios\u00bb y no podemos devolverle su integridad; lo que s\u00ed podemos hacer es, profanada y mutilada como est\u00e1, levantarla del polvo y enderezarla una hora al menos con el m\u00e1ximo cuidado\u201d[1]<\/a>.
\n 
\nNo ser\u00e1n, las que siguen, reflexiones para levantar y enderezar la \u00abcuesti\u00f3n Dios\u00bb. He querido introducir con las palabras de M. Buber tan s\u00f3lo para dejar constancia de la complejidad b\u00e1sica del problema. Tocar\u00e9 s\u00f3lo uno de sus aspectos: aqu\u00e9l relacionado en el t\u00edtulo del art\u00edculo, es decir, una pastoral sin el Dios de Jes\u00fas o con otros dioses. Y lo har\u00e9 limit\u00e1ndome a considerar \u2013conforme sugiere el subt\u00edtulo\u2013 la ra\u00edz del problema visto desde nuestra orilla cristiana, esto es, la dificultad para creernos o aceptar la humanizaci\u00f3n de Dios. En efecto, nos cuesta reconocer que el misterio de la Encarnaci\u00f3n es el misterio de la humanizaci\u00f3n de Dios o, mejor a\u00fan, que la Encarnaci\u00f3n es la humanizaci\u00f3n, que el hombre ha sido divinizado porque Dios se ha humanizado
[2]<\/a>. A mi entender, \u00e9ste es tambi\u00e9n el aspecto que m\u00e1s interesa a la pastoral juvenil hodierna.
\nAntes de nada, algunas premisas. Tres, en concreto, para no olvidar la complejidad con la que iniciaba estas l\u00edneas.
\nLa primera: hay que tomar muy en serio la crisis del lenguaje religioso, a la que se une la consiguiente crisis de experiencias religiosas; ya que el lenguaje es una forma de vida, vinculada a la experiencia a la que se refiere. Para bien o para mal, lo queramos o menos: \u00a1somos lenguaje! De ah\u00ed que las palabras y enunciados de la fe tienen necesariamente que vincularse a la existencia del que confiesa el credo cristiano o, de lo contrario, dilapidan su significado. Al respecto, dos son las cuestiones problem\u00e1ticas: el aspecto significante de los mismos y su significado.
\nPor lenguaje significante se entiende aqu\u00e9l que est\u00e1 dotado de significaci\u00f3n, o sea, que no es un absurdo, que posee en s\u00ed mismo sentido. Si me refiriese sin m\u00e1s, por ejemplo, a un muerto resucitado, el enunciado carecer\u00eda de sentido por la sencilla raz\u00f3n de que nadie ve a un muerto vivo. Y si carente de sentido, ya no nos preguntamos por la verdad o falsedad de la frase. Simplemente la desechamos como un sinsentido. El significativo, por su lado, se refiere a un lenguaje que, teniendo sentido, est\u00e1 adem\u00e1s dotado de relevancia existencial, dice algo a la persona, afecta a su vida
[3]<\/a>.
\nEn segundo lugar, todos vivimos de fe. Cada cual con la suya; sea \u00e9sta religiosa, simplemente racional, humanitaria o mera acomodaci\u00f3n interesada. Siendo as\u00ed, por un lado, quiz\u00e1s no resulte demasiado adecuado eso de catalogar como increyentes o indiferentes a quienes profesan una fe diversa de la nuestra; por otro, hemos de aceptar la revisi\u00f3n constante y la confrontaci\u00f3n abierta de las bases sobre las que cada cual apoya su fe vital. Dicho lo dicho, el creyente m\u00e1s que sobre Dios, habla a Dios: invoca, alaba, habla y vive ante Dios, con Dios y desde Dios. Quiere esto decir que creer en Dios significa, a fin de cuentas, confesar que no me resigno a que cuanto acontece, conozco, amo y vivo sean simples \u00abjuegos sinsentido\u00bb. En el fondo, creer significa amar: amar con tanta intensidad las personas, la raz\u00f3n, las cosas y el universo que resulte imposible declararlos un simple juego de azar y necesidad o un absurdo a sobrellevar como mejor podamos.
\nPor \u00faltimo, son justamente esas dos consideraciones precedentes las que nos obligan a ser muy prudentes con el tema de Dios y las metamorfosis que adquiere en el presente. Por ejemplo y seg\u00fan algunas conclusiones en curso, Dios no se identifica de inmediato con la experiencia de lo sagrado; apunta m\u00e1s bien hacia un misterio que envuelve gratuitamente a la persona, y es ah\u00ed donde, m\u00e1s que superar su condici\u00f3n, posibilita la verdadera humanizaci\u00f3n.
\nEn fin, Dios no es objeto de un conocimiento como el que podemos tener de cuanto est\u00e1 a nuestro alcance en este mundo. Si llegamos a perder el sentido del misterio de Dios, entramos en un terreno peligroso. Al respecto, no solamente son \u00eddolos las figuras m\u00e1s grotescas que de \u00c9l fabricamos, sino tambi\u00e9n las mismas construcciones teol\u00f3gicas o religiosas: gente muy piadosa y cultivada desfigura a Dios porque, teniendo que ser principio de inteligibilidad y sentido, lo transforma en un principio que niega la libertad humana. As\u00ed que lo decisivo no es preguntarnos si creemos o no en Dios, sino en qu\u00e9 Dios hemos de creer o merece la pena creer.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Ausencia de Dios y endiosamientos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    La presencia de Dios, l\u00f3gicamente, ha de ser presencia para nosotros. En esa \u00f3ptica, ni es justo ni correcto hablar de \u00abausencia o silencio de Dios\u00bb, puesto que se trata en verdad de insensibilidad nuestra, de incapacidad para descubrirlo o escucharlo en la historia presente. Por ser como somos, la presencia de Dios \u201cha de realizarse por fuerza en la sorpresa y en el descubrimiento, en el olvido y en el aprendizaje, en la presencia y en la ausencia, en el eclipse y el deslumbramiento, en la b\u00fasqueda y en el encuentro. No puede extra\u00f1ar: ni siquiera podemos estar siempre atentos al entorno natural, y la misma presencia emp\u00edrica de las personas queridas vive de intermitencias\u201d (A. Torres Queiruga).
    \nPor ser como somos, igualmente, los momentos de olvido y ausencia, de eclipse o desencuentro, resultan los m\u00e1s propicios bien para endiosarnos, bien para crear dioses a la medida de nuestros deseos. Me limitar\u00e9 a un somero apunte, por un lado, sobre los \u00eddolos fruto del capricho humano; por otro, sobre la omnipotencia arbitraria de las divinidades que, a veces, utilizan las religiones y las iglesias.
    \n 
    \n1.1.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Un ser humano caprichoso<\/strong>
    \nLa l\u00f3gica de las premisas se\u00f1aladas evidencia que, cuando cambia la experiencia de los seres humanos a lo largo de la historia, deben tambi\u00e9n cambiar las representaciones de Dios. De no hacerlo, se sucede una contraposici\u00f3n entre las viejas im\u00e1genes religiosas y la nueva vida que, en el caso de Europa, condujo a tantas personas al abandono de la religi\u00f3n, por la sencilla raz\u00f3n de no poder renunciar a la propia identidad existencial y al progreso.
    \nDe resultas y simplificando al m\u00e1ximo posible, Occidente ha \u2013poco menos que\u2013 liquidado a Dios o lo ha perdido. Pero, en dicho proceso, ha sucedido algo muy extra\u00f1o: en el mundo premoderno, Dios era el absoluto que justificaba todo y no se justificaba por nada; una vez casi desaparecido del horizonte del mundo moderno, el puesto del absoluto ha quedado vacante, disponible para cualquier cosa. Y los seres humanos se han posesionado del sitio para conferir el car\u00e1cter sacro o intocable que pose\u00eda a la libertad, a la raz\u00f3n o a la ciencia, al beneficio y a la riqueza, al grupo o a la naci\u00f3n. Ya Chesterton advert\u00eda que, lejos de no creer en nada, quienes abandonan a Dios pasan a creer en cualquier cosa; otros aluden a una \u00abDisneylandia espiritual\u00bb, para referirse al sentido de la vida trasformado en una especie de \u00abparque tem\u00e1tico de mensajes-masaje para el alma\u00bb, donde las atracciones se multiplican y renuevan continuamente.
    \nEl endiosamiento caprichoso de realidades como los citadas, u otras m\u00e1s actuales \u2013l\u00e9ase hedonismo, relativismo, individualismo y dem\u00e1s ismos de semejante cala\u00f1a\u2013, justamente por ser elevadas al rango de absolutos, comporta la obligaci\u00f3n de sacrificar todo a tales aspectos.
    \nEn consecuencia, \u00e9sta es la lecci\u00f3n que aprender: se crea o no se crea en Dios, hay que rechazar \u00ablo absoluto\u00bb puesto que resulta letal para el ser humano. En esa perspectiva, enti\u00e9ndaseme, tampoco se ha de aceptar que Dios ocupe dicho puesto: \u00a1basta de intolerancia, fanatismo y violencia \u00aben nombre de Dios\u00bb! Por lo dem\u00e1s, hemos de admitir (m\u00e1s all\u00e1 de las modas postmodernas) que nuestro pensamiento siempre ser\u00e1 d\u00e9bil en tanto que expresi\u00f3n de la relatividad humana, lejana de cualquier absoluto terrestre \u2013sea \u00e9ste social, pol\u00edtico o religioso\u2013; una debilidad que, sin embargo, no canta la \u00abvictoria de la nada\u00bb sino que cae en la cuenta de la presuntuosa arrogancia del \u00abpensamiento fuerte\u00bb que olvida la condici\u00f3n del hombre.
    \nPor otra parte, en fin, no es necesario abundar sobre los dioses o, mejor, los \u00eddolos que fabricamos al endiosar la vida humana en general o cualquier aspecto de la misma. Adem\u00e1s de datos obvios, existe una vertiente del \u00abdiscurso eclesial\u00bb que ya insiste \u2013demasiado, a mi juicio\u2013 sobre el asunto.
    \nDentro de esa corriente eclesial que, con raz\u00f3n, critica las absolutizaciones idol\u00e1tricas de nuestro tiempo, gana no pocos adeptos la opini\u00f3n de que la pastoral juvenil nacida a la luz del concilio Vaticano II ya no funciona: \u00abnecesitamos otra \u2013se dice\u2013 que sea una verdadera y propia evangelizaci\u00f3n y catequesis de los j\u00f3venes, que los conduzca al encuentro con Jesucristo; se acab\u00f3 la pastoral de recreo y de los juegos experienciales, de la mera educaci\u00f3n antropol\u00f3gica\u00bb. Volver\u00e9 sobre el dato. No entiendo que tales voces consideren esa supuesta pastoral meramente antropol\u00f3gica como una pastoral sin Dios; en cualquier caso, s\u00ed responden a una difusa sensaci\u00f3n de malestar que ha de movernos a verificar y repensar la praxis cristiana con los j\u00f3venes.
    \n 
    \n1.2.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Un ser divino arbitrario<\/strong>
    \nRefiri\u00e9ndose a las causas del ate\u00edsmo de entonces \u2013entend\u00e1moslo ahora como rechazo de Dios bajo cualquiera de sus formas\u2013, la Gaudium et spes afirma que \u201clos creyentes tienen su parte de responsabilidad. Porque el ate\u00edsmo [\u2026] es un fen\u00f3meno derivado de varias causas, entre las que se debe contar tambi\u00e9n la reacci\u00f3n cr\u00edtica contra las religiones y, ciertamente en algunas zonas del mundo, sobre todo contra la religi\u00f3n cristiana. Por lo cual, en la g\u00e9nesis del ate\u00edsmo pueden tener parte no peque\u00f1a los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educaci\u00f3n religiosa, o con la exposici\u00f3n inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado m\u00e1s que bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religi\u00f3n\u201d (GS 19).
    \nResumo la cuesti\u00f3n con dos pinceladas sobre otros tantos dioses confundidos con el cristiano. En ambos casos s\u00ed que se puede hablar en verdad de \u00abpastoral sin Dios o con otros dioses\u00bb.
    \nEn efecto \u2013y vamos al primer retrato\u2013, \u00absin Dios\u00bb puede ser considerada la pastoral o, mejor dicho, esa clase de religi\u00f3n y religiosidad entendidas como mercado o \u00abchalaneo con Dios\u00bb. Y no me refiero a los mercadillos de objetos religiosos ni a los estipendios u honorarios de misas y dem\u00e1s sacramentos: \u201clo m\u00e1s grave es que con frecuencia tambi\u00e9n negociamos nuestra salvaci\u00f3n con Dios o creemos que Dios la negocia con nosotros\u201d
    [4]<\/a>. Jugamos de ese modo con unas ideas teol\u00f3gicas m\u00e1s que discutibles, am\u00e9n del devocionismo con el que frecuentemente se casa ese tipo de divinidad, es decir: se supone que Dios otorga la salvaci\u00f3n a quien se la gana, y no gratuitamente, o que merecemos y adquirimos derechos a la salvaci\u00f3n con novenas, oraciones, ritos, ofrendas, sacrificios y \u00abbuena conducta\u00bb (perm\u00edtaseme la simplificaci\u00f3n, rayana en el estereotipo).
    \nLa segunda imagen puede sernos a\u00fan m\u00e1s familiar. Me refiero a la del \u00abDios omnipotente\u00bb e intervencionista (mezclada hasta no hace mucho con la del \u00abDios justiciero\u00bb que sigue col\u00e1ndose en algunas catequesis, donde se retoman las ideas del p\u00e1rrafo anterior: \u00abDios estar\u00e1 de nuestra parte si hacemos m\u00e9ritos para que nos otorgue su perd\u00f3n y salvaci\u00f3n, de lo contrario, caer\u00e1 sobre nosotros el castigo y la perdici\u00f3n). Una figura que, asimismo, contrasta frontalmente con el estado de conciencia de los hombres y mujeres contempor\u00e1neos, que asientan sus vidas sobre bases innegables de historicidad, autonom\u00eda, libertad, pluralismo y democracia. Cambios todos ellos irreversibles: ya no seremos nunca \u00abhombres y mujeres religiosos\u00bb en el sentido tradicional del t\u00e9rmino, o sea, gentes para las que el mundo, la sociedad, la moral y la vida del ser humano no funcionen sin Dios.
    \nLos proyectos y acciones pastorales, en buena medida, no inciden decisivamente en una configuraci\u00f3n de la experiencia cristiana (consistente y) a la altura de los tiempos porque o no pretenden o no han logrado remodelar la imagen de la omnipotencia divina y la estructura intervencionista sobre la que apoyan la fe y su pr\u00e1ctica personal y comunitaria. De esta manera, el milagro se transforma en la base argumental para referirnos a la divinidad y, sin darnos cuenta, nos topamos con una doble y peligrosa carencia de sentido: de sentido ontol\u00f3gico, pues de ese manera el milagro supondr\u00eda un dios-pasivo pasando de vez en cuando al acto; y, sobre todo, de sentido teol\u00f3gico, al mostr\u00e1rsenos de ese modo como un dios-taca\u00f1o y \u00abfavoritista\u00bb\u2026 que, si\u00e9ndole posible intervenir y con frecuencia tan tr\u00e1gicas las necesidades, lo hace en contadas ocasiones y s\u00f3lo con algunos pocos
    [5]<\/a>. Por esos derroteros, topar\u00edamos con el absurdo de pas\u00e1rsenos por la cabeza que somos mejores que Dios; de hecho: \u00bfqui\u00e9n de nosotros no desterrar\u00eda el hambre del mundo si estuviera en sus manos el poder hacerlo?
    \nEn conclusi\u00f3n, si a la hora de hablar de Dios nos vemos obligados a usar palabras, im\u00e1genes y representaciones, con todas ellas habr\u00e1 que respetar sobre todo su misterio. La experiencia de Dios, nos recuerda J. Mart\u00edn Velasco, es \u201cconciencia cierta y oscura; conciencia imperiosa de realidad, pero que no se impone como un dato objetivo, sino que se presenta como una invitaci\u00f3n que reclama el consentimiento; y conciencia inmediata, pero adquirida en la mediaci\u00f3n de un signo\u201d
    [6]<\/a>. Con todo y con eso, cualquier representaci\u00f3n de Dios ser\u00e1 justa si sirve para confirmar la vida del hombre y su humanidad. He aqu\u00ed la primera y fundamental regla a la que atenerse: toda imagen de Dios que vaya contra el hombre, contra su vida, contra su humanidad, que lo disminuya o destruya es una falsa representaci\u00f3n de Dios.
    \nCierro telegr\u00e1ficamente con algunas frases que hablan por s\u00ed solas: 1\/ Muchos no creen ya en Dios, pero creen en el ser humano; se puede creer en el hombre sin creer en Dios, pero no se puede creer en Dios sin creer en el ser humano; 2\/ Muchos ya no esperan nada de Dios, pero tienen esperanza en el hombre; se puede poner la esperanza en el ser humano sin hacerlo en Dios, pero no se puede fijar la esperanza en Dios sin ponerla igualmente en el hombre; 3\/ Muchos no pueden amar a Dios, pero buscan amar a los seres humanos; sin embargo, para quienes conf\u00edan en Dios, amar a los seres humanos y amar a Dios es todo uno
    [7]<\/a>.<\/p>\n

      \n
    1. Sentido humano y salvaci\u00f3n divina<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      Dejo los \u00abotros dioses\u00bb para centrarme en la humanizaci\u00f3n del Dios cristiano y, sobre todo, para considerar la problem\u00e1tica de la pastoral juvenil al respecto, as\u00ed como sus perspectivas de desarrollo, lejos siempre de cualquier endiosamiento humano. Lo hago, en principio, analizando c\u00f3mo debe ser la respuesta pastoral a la salvaci\u00f3n que Dios nos ofrece gratuitamente en Jes\u00fas de Nazaret[8]<\/a>.
      \nReconoce R. Tonelli que, por cuanto se refiere a dicha cuesti\u00f3n, \u201cen la actual reflexi\u00f3n teol\u00f3gica no aparece, en modo homog\u00e9neo, el tipo de respuesta que hemos de dar al don de Dios. \u00bfSe requiere una respuesta formalmente religiosa o basta con una respuesta expresada a trav\u00e9s de una renovada cualidad de la vida?\u201d
      [9]<\/a>.
      \n 
      \n2.1.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>\u00a0\u00bf\u00abPastoral religiosa\u00bb o \u00abpastoral humana\u00bb?<\/strong>
      \nAnte la pregunta dejada en el aire, no basta reconocer que los dos extremos confrontados no se excluyen. Es verdad, pero no basta. Una respuesta de ese g\u00e9nero nos colocar\u00eda a un nivel semejante al de la disputa entre la Reforma protestante y la Contrarreforma cat\u00f3lica, cuyo denominador com\u00fan resid\u00eda en la incapacidad para pensar simult\u00e1neamente Dios y el hombre, para afirmar al mismo tiempo la realidad divina y la humana.
      \nEs m\u00e1s, las propuestas de salvaci\u00f3n en nuestro tempo se multiplican por doquier. Ahora bien, parece claro que cualquier oferta de salvaci\u00f3n ser\u00e1 efectivamente v\u00e1lida si se refiere a todas las dimensiones de lo humano. Es precisamente ah\u00ed donde el cristianismo ha encontrado alg\u00fan problema: a lo largo de la historia, por desgracia, han existido momentos en los que se olvid\u00f3 que las condiciones de posibilidad de la salvaci\u00f3n futura pasaban por la liberaci\u00f3n presente.
      \nLa fe, para los cristianos, es a un tiempo don de Dios y decisi\u00f3n humana. Cierto que el polo primero y fundamental reside en el misterio divino, pero se trata de un \u00abmisterio donado al hombre\u00bb en serio, esto es, con todas las consecuencias. La libre iniciativa de Dios siempre precede cualquier respuesta humana; sin embargo, a esta l\u00f3gica de la gracia se une la l\u00f3gica de la fe como respuesta igualmente libre a la autocomunicaci\u00f3n divina.
      \nEl debate suscitado por Lutero y la sucesiva r\u00e9plica del concilio de Trento, cuanto menos, nos ayudan a extraer de la historia una clara lecci\u00f3n: s\u00f3lo si el hombre es libre, se afirma verdaderamente a Dios (a un Dios que merezca la consideraci\u00f3n del hombre), no quit\u00e1ndole la libertad; y \u00fanicamente si el hombre es agraciado (es receptor de una Gracia que le salva), se le afirma de veras como para no quedar condenado a una absurda y solitaria \u00abvida de Prometeo\u00bb
      [10]<\/a>.
      \nSi de verdad la divinidad de Jes\u00fas se realiza en su aut\u00e9ntica humanidad, lo es justamente porque en la Encarnaci\u00f3n descubrimos c\u00f3mo la respuesta a la salvaci\u00f3n, el \u00abs\u00ed\u00bb de la fe a Dios, viene pronunciado a trav\u00e9s del \u00abs\u00ed\u00bb a la vida y a la experiencia cotidiana. La Encarnaci\u00f3n nos invita a superar cualquier dualismo o conflicto entre transcendencia e inmanencia, realidad sagrada y profana, intereses de Dios e intereses del hombre\u2026, para establecer el car\u00e1cter humano del hombre como acontecimiento donde Dios habla, se manifiesta y act\u00faa su proyecto creador y salvador. Y lo hace de tal manera que no s\u00f3lo no puede existir colisi\u00f3n o conflicto entre la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre, sino que toda fidelidad a Dios pasa a trav\u00e9s de la fidelidad al hombre.
      \nLa vida y las experiencias cotidianas ofrecen, por as\u00ed decirlo, dos caras de una \u00fanica realidad: una que depende de nosotros, cuya gesti\u00f3n est\u00e1 confiada a nuestra libertad y comporta la responsabilidad de buscar una aut\u00e9ntica maduraci\u00f3n humana; la otra que contiene todo eso, pero dentro o, mejor, envuelto en el misterio amoroso y salv\u00edfico de Dios. Junto a este hecho, adem\u00e1s, debe afirmarse que \u201cDios quiere que todas las personas se salven y lleguen al conocimiento de la verdad\u201d (1Tm 2,4).
      \nEn tal perspectiva, se ha de reconocer asimismo la convergencia entre la b\u00fasqueda de Dios y de cuanto es verdaderamente humano. Pero hay m\u00e1s: el Dios creador y salvador manifestado en Jesucristo est\u00e1 con nosotros no para \u00abser servido sino para servirnos\u00bb (cf. Mt 20,28). De resultas y expresado con estilo coloquial, a Dios interesa m\u00e1s su plan de salvaci\u00f3n que ser reconocido expl\u00edcitamente como autor del mismo.
      \nYa no vivimos en una \u00e9poca de cristiandad, donde esos dos aspectos se un\u00edan casi por decreto. En el pluralismo actual, no es f\u00e1cil considerar juntas ambas caras de la realidad que remiten a la misma vida y esconden un \u00fanico e id\u00e9ntico objetivo \u2013la realizaci\u00f3n del ser humano\u2013. En referencia a los j\u00f3venes, en el mejor de los supuestos, nos encontramos con la necesidad ineludible sea de educar a la libertad y a la responsabilidad, sea de sintonizar la maduraci\u00f3n humana con el misterio divino. Sin embargo, no hay duda que, si por un lado las experiencias cotidianas constituyen para los j\u00f3venes una precomprensi\u00f3n o presupuesto necesario a la hora de recibir los mensajes de Dios, por otro, \u00c9l habla utilizando nuestras palabras y nuestras experiencias.
      \nEntonces, \u00bfd\u00f3nde y c\u00f3mo responder al Dios que nos habla? De nuevo con R. Tonelli: \u201cDios nos habla a trav\u00e9s de las experiencias con las que se teje la vida cotidiana. Le respondemos y encontramos en esas mismas experiencias. [\u2026] En consecuencia, todo conduce a reconocer que, cuando el hombre desarrolla su existencia con libertad y vive una experiencia humana aut\u00e9ntica, acoge la revelaci\u00f3n divina escondida en ese segmento de historia y manifiesta su decisi\u00f3n (positiva o negativa) respecto a Dios y al don de su salvaci\u00f3n. Eligiendo y realizando gestos de humanizaci\u00f3n, en libertad, el ser humano \u00abse decide\u00bb y \u00abacoge\u00bb el proyecto salvador de Dios\u201d
      [11]<\/a>.
      \nPor eso, a veces, predominan las respuestas impl\u00edcitas a la oferta salv\u00edfica de de Dios. No obstante se pueda lograr de ese modo la finalidad esencial de la acci\u00f3n pastoral, no es para estar satisfechos si los j\u00f3venes, en tal \u00f3ptica, s\u00f3lo alcanzan a conocer uno de los rostros de la vida, es decir, aqu\u00e9l de la identidad humana profunda y de la responsabilidad que conlleva. Justamente porque la realidad est\u00e1 sostenida y envuelta por el misterio de Dios, hemos de ayudarles para que ensanchen su consciencia hasta acoger el don de la salvaci\u00f3n y vivirla en la fe, la esperanza y el amor.
      \n 
      \n2.2.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>\u00a0La humanizaci\u00f3n como objetivo b\u00e1sico<\/strong>
      \nLa f\u00f3rmula m\u00e1s usada para definir el objetivo de la pastoral juvenil es la propuesta por \u00abIl rinnovamento della catechesi\u00bb que la refiere a la integraci\u00f3n de fe y vida. Ese mismo documento de la Conferencia Episcopal Italiana propon\u00eda esta articulaci\u00f3n: \u201cLa integraci\u00f3n de fe y vida significa reorganizaci\u00f3n de la personalidad en torno a Jesucristo y su mensaje, testimoniado por la comunidad eclesial actual; reorganizaci\u00f3n realizada de tal modo que Jesucristo sea considerado determinante en el plano valorativo y pr\u00e1ctico\u201d
      [12]<\/a>.
      \nVista la situaci\u00f3n socio-cultural en la que se encuentran los j\u00f3venes, hay que preguntarse si una formulaci\u00f3n semejante, aunque contenga todos los componentes importantes, no comporta el riesgo de dar por descontado precisamente aquello que debiera ser el primer elemento a definir, esto es, qu\u00e9 vida y qu\u00e9 fe queremos unir o integrar.
      \nEn definitiva, apuesto por una formulaci\u00f3n del objetivo que creo concuerda mejor con el estado de conciencia del ser humano de nuestros d\u00edas y, al mismo tiempo, nos estimular\u00e1 a repensar la experiencia religiosa en la misma direcci\u00f3n. Sostengo, pues, que el objetivo de la pastoral juvenil debe ser el de la humanizaci\u00f3n como camino m\u00e1s adecuado sea para unir la fe con la vida que para interpretarlas y comprenderlas en relaci\u00f3n a \u00ablo humano aut\u00e9ntico\u00bb. Dicho objetivo debe ser entendido desde la perspectiva cristiana en una doble direcci\u00f3n: 1\/ Como \u00abcriterio \u00e9tico\u00bb para se\u00f1alar la l\u00ednea de comportamiento que rechaza de ra\u00edz cuanto pueda contradecir la humanidad; 2\/ Cual \u00abcriterio m\u00edstico\u00bb que integra, dentro de la autenticidad humana, la apertura a la trascendencia y, en concreto, impulsa el encuentro personal y comunitario con Jes\u00fas de Nazaret, el Cristo
      [13]<\/a>.
      \nHumanizaci\u00f3n y divinizaci\u00f3n conforman una \u00fanica realidad. Los escritos paulinos nos hablan de que el ser humano ha de desnudarse de los ropajes del hombre viejo para vestirse con la forma nueva de Jesucristo (cf. 1Cor 15,49; Rm 13,14); Pablo se fija preferentemente en la imagen de Dios como la humanizaci\u00f3n plena. A su vez, los escritos jo\u00e1nicos m\u00e1s que remitir a las vestiduras del nuevo Ad\u00e1n, arrancan con la experiencia de la plenitud en Cristo (cf. 1Jn 1,1ss.) y dar\u00e1n pie al lenguaje de la divinizaci\u00f3n.
      \nEl lenguaje, sin embargo, nunca es neutral: elegir el objetivo de la humanizaci\u00f3n resulta m\u00e1s din\u00e1mico, a costa de un cierto y constante peligro reduccionista; colocarlo en los terrenos de la divinizaci\u00f3n ser\u00eda m\u00e1s cumplido, pero un tanto abstracto y con el evidente apuro de manejar un concepto vac\u00edo que rellenamos al socaire de intereses dif\u00edciles de controlar. En otros t\u00e9rminos: el subrayado de la humanizaci\u00f3n corre el riesgo de ocultar el horizonte del misterio; mientras que primando la divinizaci\u00f3n nos exponemos a oscurecer la realidad concreta en donde ha de enraizarse
      [14]<\/a>.
      \nPero no es s\u00f3lo cuesti\u00f3n de palabras: hablar de humanizaci\u00f3n \u2013vinculada a la creaci\u00f3n, Encarnaci\u00f3n y salvaci\u00f3n del hombre\u2013 permite comprender mejor que Dios est\u00e1 de nuestra parte, que est\u00e1 tan comprometido con los proyectos humanos de liberaci\u00f3n como para transformarlos (\u00a1ya ahora!) en signos de salvaci\u00f3n que anticipan en la historia su futura consumaci\u00f3n escatol\u00f3gica.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Humanizaci\u00f3n de Dios y \u00abmaduraci\u00f3n de la libertad\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        Ni que decir tiene \u2013lo confirman los enunciados del Credo y las formulaciones de los concilios\u2013, que \u201cm\u00e1s all\u00e1 de Jes\u00fas de Nazaret no hay pasos posteriores en el descubrimiento de Dios. Dios no est\u00e1 detr\u00e1s de Jes\u00fas, est\u00e1 en Jes\u00fas. No hay trecho que recorrer desde Jes\u00fas hasta Dios. En Jes\u00fas hemos llegado al Padre\u201d[15]<\/a>.
        \nPor lo dem\u00e1s, Jes\u00fas nos ha ense\u00f1ado que el terreno de la realizaci\u00f3n del plano salv\u00edfico divino es el terreno de la realizaci\u00f3n de la vida: la relaci\u00f3n m\u00e1s \u00edntima, al respecto, no es la que existe entre Reino y religi\u00f3n sino entre Reino y vida. Con raz\u00f3n se puede concluir que \u201cel problema de Dios y el problema del sufrimiento humano se funden y se confunden en una forma que a todos nos transciende y que, por eso mismo, nunca llegamos a comprender en toda su hondura. [\u2026] Lo que Jes\u00fas vino a ense\u00f1ar es que\u2026 el que encuentra al ser humano y se relaciona correctamente con \u00e9l, \u00e9se (y solamente \u00e9se) es el que encuentra a Dios. En este sentido, es exacto decir que Dios se identifica con el ser humano… De manera que quien \u00abse humaniza\u00bb hasta lo m\u00e1s hondo de su ser y se relaciona con los dem\u00e1s, sean quienes sean, con sentimientos y hechos de \u00abprofunda humanidad\u00bb, \u00e9se, aunque ni siquiera piense en Dios, ni sepa que Dios existe, en realidad \u00e9se es el que encuentra a Dios en la vida\u201d
        [16]<\/a>.
        \nLos subrayados precedentes resultan fundamentales porque, precisamente, una de las cuestiones m\u00e1s importantes para la pastoral juvenil se juega en torno al considerar si y en qu\u00e9 medida la educaci\u00f3n a la fe est\u00e1 \u00edntimamente enlazada con la madurez humana o, al contrario, se trata de dos cosas diversas, aut\u00f3nomas o hasta confrontadas. La pega existe desde siempre, aunque es ahora cuando asume perfiles m\u00e1s afilados porque las posiciones se muestran con mayor aspereza.
        \nEn efecto, algunos defienden una perspectiva antropoc\u00e9ntrica que, al estimar pr\u00e1cticamente coincidentes ambos procesos (crecimiento de la fe y maduraci\u00f3n humana), trasforman la pastoral juvenil en un proyecto de \u00abeducaci\u00f3n humana\u00bb; otros, insistiendo en un teocentrismo casi exclusivamente atento al misterio, asimilan la pastoral juvenil a cuanto viene definido como \u00abevangelizaci\u00f3n expl\u00edcita\u00bb. Los primeros defienden que los dinamismos humanos constituyen, en resumidas cuentas, la clave del crecimiento y de la cualidad de la fe cristiana; los segundos, por su parte, al considerar el misterio de Dios m\u00e1s all\u00e1 de esos dinamismos, afirman \u2013cuanto menos en forma impl\u00edcita\u2013 que la fe tiene directamente poco que ver con los valores del hombre.
        \nEntrambas orientaciones no consiguen unir adecuadamente la fidelidad a Dios y la fidelidad al ser humano: la posici\u00f3n antropoc\u00e9ntrica termina por equipararlos, arriesg\u00e1ndose a banalizar el misterio divino; mientras que la teoc\u00e9ntrica corre el peligro de vaciar la identidad y libertad humanas para proteger la trascendencia divina. S\u00f3lo emplazando la Encarnaci\u00f3n como criterio normativo estaremos en grado de superar tales antinomias. Bien podemos afirmar que la Encarnaci\u00f3n nos permite comprender la fidelidad a Dios en la fidelidad al hombre.
        \nConforme he tratado de mostrar hasta ahora, la l\u00f3gica de Dios manifestada en Cristo nos revela que \u00abtodo en la vida es divino cuando es aut\u00e9nticamente humano\u00bb. La verdad del enunciado se mantiene, por igual, alterando el orden de sus factores (todo en la vida es verdaderamente humano cuando es divino); empero, el misterio de la Encarnaci\u00f3n nos consiente la osad\u00eda de servirnos de la primera expresi\u00f3n para orientar la pastoral.
        \nHay que mover todo en la direcci\u00f3n del \u00absentido para la vida\u00bb. Al respecto, la espont\u00e1nea asociaci\u00f3n de fe y religi\u00f3n suele acarrearnos el olvido de que la fe es primordialmente un fen\u00f3meno antropol\u00f3gico. El ser humano es esencialmente un \u00abser creyente\u00bb, m\u00e1s que en sentido religioso, en un sentido y nivel meramente humanos. Gran parte de su aprendizaje e historia personales las realiza creyendo, muchas de sus m\u00e1s importantes certezas se basan en la fe: crecemos \u00abfi\u00e1ndonos\u00bb de los padres y dem\u00e1s educadores, vivimos participando de las \u00abcreencias sociales\u00bb fundamentales; en fin, nos entrelazamos con los dem\u00e1s, \u00abcreyendo\u00bb en los amigos y, sobre todo, en aquella persona particularmente amada con la que estamos dispuestos a compartir la vida.
        \nResumiendo: lo m\u00e1s propio de la actitud creyente del ser humano reside en su dimensi\u00f3n personal, no consistente en el simple \u00abyo creo\u2026\u00bb sino en el \u00abyo\u00a0 conf\u00edo en ti\u00bb que abarca la totalidad de la comunicaci\u00f3n o de la relaci\u00f3n entre las personas.
        \nEse \u00abyo creo en ti\u00bb o \u00abyo conf\u00edo en ti\u00bb, en el caso de la fe cristiana, se refieren a Dios: el \u00fanico capaz de elevar el sentido contenido en la \u00abfe antropol\u00f3gica\u00bb al nivel de la salvaci\u00f3n que anida en la fe religiosa. Esta \u00absalvaci\u00f3n de Dios\u00bb es Jesucristo. Por tanto, la fe no es un asunto puramente te\u00f3rico o doctrinal (como, a veces, pudiera deducirse de una obsesiva preocupaci\u00f3n por la ortodoxia) y ni siquiera un asunto de sentido o sinsentido; la fe es un asunto de salvaci\u00f3n, de justificaci\u00f3n y de vida, frente al drama de la perdici\u00f3n, la condena o la muerte. (Y lo repito por si fuera necesario: no es cuesti\u00f3n de minusvalorar la dimensi\u00f3n cognoscitiva sino de colocar cada cosa en su sitio y caer en la cuenta del dinamismo hondamente humano de la salvaci\u00f3n divina).
        \nCome se\u00f1alaba m\u00e1s arriba, no existe a\u00fan una soluci\u00f3n com\u00fan y compartida sobre qu\u00e9 respuesta dar al don de Dios, a la fe y a la salvaci\u00f3n. En s\u00edntesis, hay dos contestaciones extremas \u2013lo repito\u2013 y una intermedia 1\/ La \u00fanica respuesta posible es la expl\u00edcitamente religiosa, ejecutada formalmente seg\u00fan ense\u00f1a la Iglesia; 2\/ Cualquier tipo de respuesta honesta que persiga dar un sentido humano profundo a la vida, puede ser impl\u00edcitamente reconocida como una verdadera y efectiva respuesta religiosa; 3\/ Tanto las ciencias humanas como la situaci\u00f3n cultural, orientan hacia una respuesta que, en principio, debe construirse sobre la cualidad y el sentido de la vida para despu\u00e9s adquirir la m\u00e1xima densidad religiosa posible, es decir, dando el \u00absalto\u00bb desde el sentido a la salvaci\u00f3n vivida en una comunidad eclesial.
        \nSin duda y a pesar de algunos cantos de sirena con otras letras, la opci\u00f3n intermedia, la tercera, representa el recorrido m\u00e1s apropiado para la pastoral juvenil hodierna. Si antes subrayaba que la Encarnaci\u00f3n sit\u00faa la fidelidad a Dios en los ra\u00edles de la fidelidad al hombre, ahora a\u00f1ado una ulterior concretizaci\u00f3n metodol\u00f3gica: por un lado, la fe debe ser considerada y educada dentro de los dinamismos de la maduraci\u00f3n personal; por otro, los goznes de semejante mecanismo, en torno a los cuales han de estructurarse los procesos educativos, son la \u00abcualidad-sentido\u00bb de la vida y la \u00abliberaci\u00f3n-salvaci\u00f3n\u00bb que Dios nos regala en Jesucristo.
        \nEs ah\u00ed donde descubrimos que la \u00fanica relaci\u00f3n que Dios mantiene con los seres humanos es una relaci\u00f3n de amor. No tiene una posici\u00f3n neutral, equidistante entre salvaci\u00f3n y condenaci\u00f3n: la vida no es una prueba a la que Dios nos somete, como si el mundo fuese una especie de estadio ol\u00edmpico donde cada persona se transforma en atleta y \u00c9l fuera el juez-\u00e1rbitro que, al final de los juegos, premia a los campeones y sanciona a los derrotados. La vida no es un per\u00edodo de prueba, sino el tiempo para que madure nuestra libertad.<\/p>\n

        Jos\u00e9 Luis Moral<\/p>\n

         
        \n 
        \n
        [1]<\/a> M. BUBER, El eclipse de Dios, <\/em>Nueva Visi\u00f3n, Buenos Aires 1970, 13s.
        \n
        [2]<\/a> \u201cSe interprete como se interprete (seg\u00fan las diversas teor\u00edas de los te\u00f3logos), la encarnaci\u00f3n de Dios es la humanizaci\u00f3n de Dios. Pero aqu\u00ed es donde todos nos llevamos la gran sorpresa. Porque hay serias razones para pensar que no creemos en la encarnaci\u00f3n de Dios. Por supuesto, creemos en la divinizaci\u00f3n del hombre, que se realiz\u00f3 en Jes\u00fas y mediante Jes\u00fas. Pero lo que no acabamos de aceptar es que el misterio de la encarnaci\u00f3n es, no s\u00f3lo la divinizaci\u00f3n del hombre, <\/em>sino igualmente la humanizaci\u00f3n de Dios. <\/em>M\u00e1s a\u00fan, es la divinizaci\u00f3n del hombre porque <\/em>se produjo la humanizaci\u00f3n de Dios\u201d (J.M. CASTILLO, Dios y nuestra felicidad, <\/em>DDB, Bilbao 2001, 78-79).
        \n
        [3]<\/a> Esta distinci\u00f3n puede aplicarse a la expresi\u00f3n t\u00f3pica y t\u00edpica: \u00abA m\u00ed la Misa no me dice nada\u00bb. Muchos de los que la emplean no niegan que la Misa posea un sentido, pero s\u00ed da a entender que no les es significativa, ya que para ellos no est\u00e1 dotada de relevancia existencial ni incide en su vida (cf. V. VIDE, Hablar de Dios en tiempos de increencia <\/em>(Cuadernos de Teolog\u00eda, 15), Universidad de Deusto, Bilbao 1997).
        \n
        [4]<\/a> F. MART\u00cdNEZ, Espiritualidad en la sociedad laica, <\/em>San Pablo, Madrid 2009, 22. \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 esa cercan\u00eda entre la religi\u00f3n y el mercado?\u00bb, se pregunta el autor. \u00c9sta su respuesta: \u201cEn primer lugar, los seres humanos hacemos cualquier cosa para conseguir los bienes m\u00e1s preciados como, por ejemplo, la salud y la fortuna. [\u2026] En la mayor\u00eda de los pueblos y culturas \u2013quiz\u00e1 excepto en la cultura moderna y secular\u2013 siempre se ha considerado que la religi\u00f3n es la forma m\u00e1s expedita de conseguir las cosas m\u00e1s deseadas y evitar los males m\u00e1s temidos. [\u2026] En segundo lugar, las necesidades m\u00e1s hondas del ser humano son una fuente segura de ingresos para los mercaderes\u201d (ib\u00edd., pp. 25-26).
        \n
        [5]<\/a> Cf. A. TORRES QUEIRUGA, Repensar la resurrecci\u00f3n, <\/em>Trotta, Madrid 2003, 108-112.
        \n
        [6]<\/a> J. MART\u00cdN VELASCO, La experiencia cristiana de Dios, <\/em>Trotta, Madrid 2<\/sup>1996, 84
        \n
        [7]<\/a> Cf. J.-M. PLOUX, Dio non quel che credi, <\/em>Qiqajon\/Comunit\u00e0 di Bose, Magnano (BI) 2010.
        \n
        [8]<\/a> He estudiado ampliamente sea este aspeto que el desarrallo en el punto siguiente (3) en dos libros: cf. J.L. MORAL, Giovani, fede e comunicazione. Raccontare ai giovani l\u2019incredibile fede di Dio nell\u2019uomo, <\/em>LDC, Leumann (TO) 2008 y, sobre todo, ID.,Giovani e Chiesa. Ripensare la prassi cristiana con i giovani, <\/em>LDC, Leumann (TO) 2010.
        \n
        [9]<\/a> R. TONELLI, Per la vita e la speranza. Un progetto di pastorale giovanile,<\/em> LAS, Roma 1996, 102.
        \n
        [10]<\/a> Cf. J.I. GONZ\u00c1LEZ FAUS, Proyecto de hermano. Visi\u00f3n creyente del hombre, <\/em>Sal Terrae, Santander 1987, 606-620.
        \n
        [11]<\/a> R. TONELLI, Per la vita e la speranza,<\/em> o.c., p. 105.
        \n
        [12]<\/em><\/a> Ib\u00edd., p. 109s.<\/em>
        \n
        [13]<\/a> Cf. C. GEFFR\u00c9, Credere e interpretare, <\/em>Queriniana, Brescia 2002, 104-152.
        \n
        [14]<\/a> Cf. J.I. GONZ\u00c1LEZ FAUS, Proyecto de hermano, <\/em>o.c., pp. 423-733.
        \n
        [15]<\/a> J.R. BUSTO, Cristolog\u00eda para empezar, <\/em>Sal Terrae, Santander 1991, 115s.
        \n
        [16]<\/a> J.M. CASTILLO, Dios y nuestra felicidad, <\/em>o.c., pp. 56 y 59.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        HUMANIZACI\u00d3N DE DIOS Y ENDIOSAMIENTOS HUMANOS   Jos\u00e9 Luis Moral Profesor de la Universidad Pontificia Salesiana en Roma \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor afirma que nos es dif\u00edcil aceptar la humanizaci\u00f3n de Dios, el misterio de la Encarnaci\u00f3n. Para Jos\u00e9 Luis Moral, autor del art\u00edculo, este es el aspecto que m\u00e1s interesa a la […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1452,7,94],"tags":[],"class_list":["post-7458","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-407","category-jose-luis-moral","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7458","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7458"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7458\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7458"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7458"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7458"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}