{"id":7527,"date":"2010-07-01T00:00:29","date_gmt":"2010-06-30T22:00:29","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7527"},"modified":"2010-07-01T00:00:29","modified_gmt":"2010-06-30T22:00:29","slug":"marco-teologico-pastoral-del-matrimonio-cristiano","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/marco-teologico-pastoral-del-matrimonio-cristiano\/","title":{"rendered":"Marco teol\u00f3gico-pastoral del matrimonio cristiano"},"content":{"rendered":"
Antonio M\u00aa Calero, sdb.<\/strong> <\/p>\n Antonio M\u00aa Calero<\/p>\n Antonio M\u00aa Calero, sdb. Experto en Mariolog\u00eda y profesor de teolog\u00eda (Sevilla). S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor centra sus reflexiones en el matrimonio cristiano y en la necesidad de ofrecer a la sociedad un modelo atrayente de familia cristiana. El matrimonio cristiano siendo un hecho humano tiene naturaleza sacramental. Ilumina la reflexi\u00f3n con una aproximaci\u00f3n […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[73,1410,94],"tags":[],"class_list":["post-7527","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-antonio-ma-calero","category-estudios-402_403","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7527","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7527"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7527\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7527"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7527"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7527"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nExperto en Mariolog\u00eda y profesor de teolog\u00eda (Sevilla).<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor centra sus reflexiones en el matrimonio cristiano y en la necesidad de ofrecer a la sociedad un modelo atrayente de familia cristiana. El matrimonio cristiano siendo un hecho humano tiene naturaleza sacramental. Ilumina la reflexi\u00f3n con una aproximaci\u00f3n trinitaria, cristol\u00f3gica y eclesiol\u00f3gica. La pastoral matrimonial, sostiene el autor, es preciso situarla en la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia. De este planteamiento deduce unas consecuencias y deja preguntas abiertas.
\n <\/p>\n\n
\n1.1. El Matrimonio entre un hombre y una mujer, como hecho humano y como instituci\u00f3n social, sigue siendo una opci\u00f3n positivamente valorada y apreciada en la actualidad por los j\u00f3venes[1]<\/a>. Igualmente valorado, aunque de forma decreciente, es el Matrimonio espec\u00edficamente cristiano[2]<\/a>. Queremos dejar clara constancia, desde el principio, de que esta reflexi\u00f3n la vamos a hacer desde esta perspectiva formalmente cristiana. Con relativa frecuencia, se tiene la impresi\u00f3n de que, cuando la Iglesia (el Magisterio) habla o escribe sobre el matrimonio, lo hace como si en la actualidad todos los matrimonios existentes o por existir, fueran objetivamente \u201ccristianos\u201d: nada m\u00e1s lejos de la realidad.
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\n1.2. Por otra parte, no hay que confundir, sin m\u00e1s, \u201cfamilia cristiana\u201d con \u201cfamilia tradicional\u201d. \u00bfEn qu\u00e9 consiste, en efecto, esa nota, \u201ctradicional\u201d, aplicada a la familia cristiana? \u00bfDesde cu\u00e1ndo es \u201ctradicional\u201d esta familia? Resulta cada vez m\u00e1s claro que el modelo de familia de hace no demasiados a\u00f1os (la que se conoce como familia \u201ctradicional\u201d) ha quedado completamente obsoleto. Por eso, hoy se puede tal vez \u201ca\u00f1orar\u201d la familia del pasado, pero es imposible volver a ella. Ni siquiera \u201ccopiarla\u201d. La profunda transformaci\u00f3n que sigue experimentando la sociedad hace que nos encontremos literalmente en una nueva Era de la historia (GS 54). Hoy no se puede ser simplemente \u201crepetidores\u201d del modelo de familia anterior (sea el que fuere): hoy es absolutamente necesario \u201ccrear\u201d un nuevo modelo de familia cristiana. Entre otras razones porque no todas las familias oficialmente \u201ccristianas\u201d del pasado eran tan id\u00edlicas y tan cristianas como a veces tendemos a representar. Hace falta, pues, crear \u201cmodelos nuevos\u201d de familia cristiana. No hay que confundir, sin m\u00e1s, familia \u201cpracticante\u201d con familia \u201ccristiana\u201d. De ah\u00ed, entre otras razones, la necesidad de crear grupos de formaci\u00f3n espec\u00edfica. Y tienen que ser las propias familias cristianas las que tienen que ayudarse a ir creando ese o esos modelos que respondan al hoy de la sociedad en que vivimos.
\n <\/p>\n\n
\n2.1. Puede dar la impresi\u00f3n de que cuando se habla de \u2018matrimonio cristiano\u2019 se hace con olvido o (lo que ser\u00eda peor), dando por conocida de sobra la base humana que constituye toda realidad aut\u00e9nticamente cristiana. Sin embargo, la tradici\u00f3n de la Iglesia ha mantenido de forma constante y uniforme el principio de que \u201cla Gracia no solo no destruye la naturaleza, sino que la presupone\u201d. Esto significa que en el \u00e1mbito cristiano no puede construirse nada, en ninguna dimensi\u00f3n, sin que el hombre, la persona humana, aporte lo mejor de s\u00ed en orden a construir una realidad que pueda llamarse y ser en realidad \u2018sobre-natural\u2019.
\n
\n2.2. La aplicaci\u00f3n a nuestro caso de este axioma cristiano es de una importancia decisiva. Si la Gracia \u2018pre-supone\u2019 la naturaleza, es preciso que la gracia sacramental del matrimonio advenga sobre una base humana que ofrezca verdadera garant\u00eda de \u00e9xito. Cosa que suceder\u00e1 si, despu\u00e9s de una acertada elecci\u00f3n, se acomete la indispensable tarea de profundizar los numerosos argumentos de naturaleza estrictamente humana que constituyen la vida en com\u00fan y que puedan sustentar un Proyecto de alcance sobrenatural. Temas como \u2018el conocerse y aceptarse mutuamente en cuanto var\u00f3n y mujer\u2019, \u2018el di\u00e1logo en la pareja\u2019, \u2018el valor y sentido de la sexualidad dentro de la pareja\u2019, \u2018la relaci\u00f3n de cada uno con la familia del otro\u2019, el trabajo de los dos c\u00f3nyuges\u2019, \u2018los celos en la pareja\u2019, \u2018la correcci\u00f3n entre los esposos, el \u2018aprender a ser padres\u2019, etc., que son el pan de cada d\u00eda en la vida matrimonial, tienen que ser reflexionados previamente para que puedan ser afrontados con garant\u00eda de \u00e9xito: no se pueden improvisar.
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\n2.3. El Papa Benedicto XVI en la Enc\u00edclica Caritas in Veritate<\/em> ofrece, en particular, unas profundas reflexiones sobre el tema nada f\u00e1cil de las relaciones interpersonales en la sociedad y en la familia:
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\n\u201cLa criatura humana, en cuanto es de naturaleza espiritual, se realiza en las relaciones interpersonales. Cuanto m\u00e1s las vive de manera aut\u00e9ntica, tanto m\u00e1s madura tambi\u00e9n en la propia identidad personal. El hombre se valoriza no aisl\u00e1ndose sino poni\u00e9ndose en relaci\u00f3n con los otros y con Dios. Por tanto, la importancia de dichas relaciones es fundamental. Esto vale tambi\u00e9n para los pueblos. Consiguientemente, resulta muy \u00fatil para su desarrollo una visi\u00f3n metaf\u00edsica de la relaci\u00f3n entre las personas. A este respecto, la raz\u00f3n encuentra inspiraci\u00f3n y orientaci\u00f3n en la revelaci\u00f3n cristiana, seg\u00fan la cual la comunidad de los hombres no absorbe en s\u00ed a la persona anulando su autonom\u00eda, como ocurre en las diversas formas del totalitarismo, sino que la valoriza m\u00e1s a\u00fan porque la relaci\u00f3n entre persona y comunidad es la de un todo hacia otro todo\u201d[3]<\/a>.
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\n2.4. Por su parte, el valorado psiquiatra Enrique Rojas escribi\u00f3 hace un par de a\u00f1os, en un medio impreso de tirada nacional, una interesante y extensa reflexi\u00f3n sobre El dif\u00edcil reto de la convivencia<\/em>. En ella, despu\u00e9s afirmar que no conoce \u201cnada m\u00e1s dif\u00edcil y complejo que la convivencia ordinaria\u201d, describe la convivencia como \u201cla capacidad de vivir con otras personas y establecer unas relaciones sanas, positivas, de di\u00e1logo, entendimiento y respeto, sabiendo compartir y, a la vez, aceptar al otro como es\u201d. Para ello, ofrece nada menos que diez pautas de conducta, a cual m\u00e1s realista y v\u00e1lida, para ir construyendo esa dif\u00edcil convivencia si se quiere que sea \u201cuna escuela donde se ensayan, forman y cultivan muchos de los principales valores humanos\u201d[4]<\/a>.
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\n2.5. Ahora bien, la reflexi\u00f3n serena y profunda de todos estos temas profundamente \u201chumanos\u201d, su asimilaci\u00f3n personal y su aplicaci\u00f3n a la vida diaria, requiere su tiempo. No puede ser cosa de un fin de semana o de cuatro o cinco sesiones \u2018aguantadas\u2019 y \u2018soportadas\u2019 (en no pocos casos), como requisito indispensable para poderse \u2018casar por la Iglesia\u2019 (tal vez ser\u00eda mejor decir: \u2018casarse en la Iglesia\u2019). Esta es la realidad con los lamentables resultados que se constatan por una parte y por otra. Y es que \u201cel sacramento\u201d no suple en absoluto la inexistente preparaci\u00f3n humana.
\n2.6. Por otra parte, no todos estamos hechos para poder emprender un proyecto de vida en com\u00fan con otra persona. Se precisa, adem\u00e1s de un verdadero enamoramiento de base, compartir, dentro de las diferencias de cada uno, algunas convergencias, cierta afinidad o complementariedad de car\u00e1cter, de educaci\u00f3n, de cultura, de sensibilidad art\u00edstica o literaria, de religiosidad, etc.
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\n2.7. La experiencia de cada d\u00eda dice, de forma irrefutable, que los fracasos matrimoniales, a cualquier nivel y edad que se produzcan, provienen, con demasiada frecuencia, de problemas de \u00edndole humana. Dicho de forma positiva: la viabilidad humana de la pareja, es una garant\u00eda de poder llevar delante de forma positiva el proyecto de vida en com\u00fan, entre un hombre y una mujer, que es el Matrimonio cristiano. Si no existe una cierta afinidad y convergencia de objetivos entre las dos partes de la pareja, a la larga el Matrimonio se rompe o, en el mejor de los casos, comienzan los esposos a llevar \u201cvidas paralelas\u201d bajo el mismo techo.
\n <\/p>\n\n
\n3.1. Por su propia esencia, todo sacramento es de naturaleza \u2018significativa\u2019: es un \u2018signo\u2019, una \u2018se\u00f1al\u2019 que, como tal, debe ser f\u00e1cilmente \u2018legible\u2019 y \u2018entendible\u2019. Si no es as\u00ed, el sacramento deja de ser una realidad verdaderamente significativa para convertirse sencillamente en un \u201cjerogl\u00edfico\u201d.
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\n3.2. Como los dem\u00e1s sacramentos, el matrimonio cristiano debe inscribirse en el contexto de la Comunidad eclesial, toda ella sacramental. Cada uno de los siete sacramentos son la forma concreta y espec\u00edfica con que la Iglesia hace presente y celebra la salvaci\u00f3n de Cristo a la humanidad. Una salvaci\u00f3n que est\u00e1 sometida a la mediaci\u00f3n humana y simb\u00f3lica con la que los hombres expresamos externamente los sentimientos y realidades m\u00e1s profundas de nuestro propio ser. La Iglesia es, para la humanidad, el gran Sacramento, el gran Signo del amor inquebratable con que Dios la ama. Ese amor de Dios por la humanidad en general y por la Comunidad eclesial en particular, se hace visible en los gestos sacramentales en los que se expresa de forma concreta y espec\u00edfica, relativa a los diversos momentos y situaciones que vive el creyente desde el momento de su aparici\u00f3n en la humanidad hasta el momento \u00faltimo de su existencia terrena.
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\n3.3. Elementos que constituyen la plenitud sacramental. El Concilio de Trento, al definir el n\u00famero septenario de los sacramentos y en especial al fijar su posici\u00f3n frente a la doctrina reformada y luterana en particular, puso un \u00e9nfasis del todo particular en afirmar la eficacia objetiva de los siete sacramentos. Los sacramentos \u2013seg\u00fan este Concilio- no son eficaces seg\u00fan la fe o el estado de gracia en que se encuentre el que los administra. No se estar\u00eda nunca seguro de que efectivamente, los sacramentos surten su efecto objetivo seg\u00fan lo que significan. La eficacia de los sacramentos es \u201cobjetiva\u201d y, por consiguiente, est\u00e1 garantizada: la fidelidad de Dios garantiza que producen realmente lo que significan. A esta dimensi\u00f3n se le llam\u00f3 \u201copus operatum\u201d.
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\n3.4. Pero los sacramentos no son \u2018magia\u2019: es decir, no basta que se pronuncien con todo rigor y fidelidad las palabras que constituyen el elemento material del sacramento, para que, \u201csin m\u00e1s\u201d, la gracia del sacramento act\u00fae. El Sacramento es un gesto salvador que procede del Amor misericordioso y creador de Dios. Y como quiera que el verdadero amor no se impone por la fuerza sino que se recibe libremente, la persona que recibe el sacramento tiene que abrirse consciente y libremente al gesto salvador de Dios. Por eso, en la medida en que la persona sea plenamente consciente de la actuaci\u00f3n de Dios, en la medida en que acepte con libertad responsable ese gesto salvador manifestado en la celebraci\u00f3n sacramental en la propia vida, el sacramento actuar\u00e1. El sacramento no salva sin la acci\u00f3n de Dios, fuente \u00fanica de la Gracia; pero el sacramento tampoco salva sin la cooperaci\u00f3n del que recibe ese gesto salvador de Dios. En el sacramento Dios ofrece objetivamente su Gracia pero no la impone. La acogida consciente y libre por parte del creyente es totalmente imprescindible. En la medida en que el creyente es consciente de la Gracia, la acoge, la agradece, la hace fructificar, camina en la direcci\u00f3n de santidad personal y de construcci\u00f3n del Reino, objetivo \u00faltimo de todo gesto sacramental[5]<\/a>. A esta actitud, receptiva y activa al mismo tiempo, es a lo que el Concilio de Trento llam\u00f3 \u201copus operantis subiecti\u201d, es decir, la colaboraci\u00f3n consciente, libre y agradecida del sujeto.
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\n3.5. Los sacramentos, por \u00faltimo, no son gestos \u201cindividuales\u201d. Son, por el contrario, celebraciones concretas de la Iglesia en cuanto Comunidad salvada por Cristo el Se\u00f1or. Por eso, una celebraci\u00f3n sacramental nunca es un gesto aislado, individualista, de un creyente concreto, al margen de lo que es la vida de la Iglesia. La Comunidad eclesial, que es toda ella \u201csacramental\u201d, es decir, significativa de la Gracia salvadora, sale a nuestro encuentro en cada uno de los sacramentos para acompa\u00f1arnos y sostenernos en el compromiso de dar una respuesta positiva y activa al gesto de salvaci\u00f3n de Cristo. La Iglesia \u2018sacramento\u2019 act\u00faa \u2018sacramentalmente\u2019. No hay sacramentos \u2018privados\u2019, al margen de la Iglesia. Todo verdadero sacramento, o es eclesial, es decir comunitario, o no es sencillamente sacramento cristiano. En el argot teol\u00f3gico a esta presencia indispensable de la Iglesia en toda celebraci\u00f3n sacramental se le llama \u201copus operantis Ecclesiae\u201d. Se requiere la acci\u00f3n pastoral acogedora y comprometida de la comunidad eclesial.
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\n3.6. Solo si se realizan y en la medida en que se hagan realidad los tres lados de este hermoso tri\u00e1ngulo (fidelidad de Dios, apertura consciente y comprometida del creyente, presencia y actuaci\u00f3n eficaz de la Iglesia), se puede afirmar que estamos ante una plenitud sacramental objetiva y aut\u00e9ntica. Por eso, como todo verdadero sacramento, el matrimonio cristiano tiene que ser lo que simboliza y tiene que simbolizar lo que es, para que se pueda celebrar con una eficacia salvadora y misionera a que est\u00e1 llamado.
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\n3.7. La experiencia de cada d\u00eda certifica que en la celebraci\u00f3n del sacramento del matrimonio (y por supuesto no es el \u00fanico sacramento en cuya recepci\u00f3n se da esta preocupante situaci\u00f3n), con demasiada frecuencia los contrayentes no se han parado m\u00ednimamente a reflexionar sobre la naturaleza sacramental del matrimonio que van a contraer, sobre el compromiso de crecimiento en la Gracia que de \u00e9l se deriva, sobre la posibilidad de una verdadera santidad matrimonial, sobre la inserci\u00f3n activa y positiva en la comunidad eclesial como familia cristiana, sobre la coherencia que semejante sacramento lleva consigo en nuestra sociedad, etc. Todo se da por sabido, todo se da por supuesto, con las consecuencias negativas que la experiencia nos ofrece constantemente. Mientras para la Primera Comuni\u00f3n y para la Confirmaci\u00f3n se exigen dos o m\u00e1s a\u00f1os de preparaci\u00f3n espec\u00edfica, para el sacramento del matrimonio (al igual, por desgracia, que para el Bautismo), bastan (cuando se exigen), unas breves sesiones que, con demasiada frecuencia, los destinatarios soportan resignadamente con cierto grado de estoicismo. Resulta, cuando menos, sorprendente y hasta escandaloso la facilidad (no exenta de superficialidad en muchos casos), con que se administra este Sacramento. Tomada en serio esta situaci\u00f3n no deja de causar perplejidad y honda preocupaci\u00f3n de cara al futuro[6]<\/a>.
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\n3.8. A\u00f1adamos todav\u00eda que, cuando se \u2018exigen\u2019 esas sesiones de preparaci\u00f3n, versan, de forma preferente si no exclusiva, sobre la dimensi\u00f3n propiamente sacramental del matrimonio cristiano, sin caer en la cuenta, o no queriendo caer del todo, de que la experiencia de cada d\u00eda demuestra que tambi\u00e9n los matrimonios cristianos fracasan no tanto ni principalmente por los aspectos \u201csobrenaturales\u201d del sacramento, cuanto por la fr\u00e1gil base humana sobre la que se sustenta.
\n <\/strong>
\n3.9. Sentada la naturaleza sacramental del matrimonio cristiano, es preciso referirse a algunos aspectos centrales que configuran esa sacramentalidad. \u00bfQu\u00e9 es lo que tiene que hacer presente, en el hoy de la historia, el sacramento del matrimonio? \u00bfQu\u00e9 es lo que tiene que \u201csacramentalizar\u201d? \u00bfa qu\u00e9 o a qui\u00e9n remite este sacramento? \u00bfde qu\u00e9 es revelaci\u00f3n o manifestaci\u00f3n en la historia del hombre?
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\nLa riqueza sacramental del matrimonio cristiano se puede descubrir desde tres perspectivas diversas y complementarias: la trinitaria, la cristol\u00f3gica y la eclesial. La doble base de naturaleza y de gracia de este sacramento tiene, efectivamente, algunos importantes y espec\u00edficos puntos de referencia que identifican, dan hondura y enriquecen este que, en el pensamiento paulino, es llamado sacramento a la luz del \u201cgran sacramento\u201d que es el amor de Cristo a la Iglesia (cf. Ef 5,21-33).
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\n4.1. Encontramos, ante todo y por lejano que pueda parecer, el Misterio de la Trinidad. Para el cristiano en general, y para los esposos cristianos en particular, el Misterio de Dios \u2018uno en la Trinidad, y trino en la unidad\u2019, tiene que ser un referente constante de su propia vida matrimonial. El amor los hace \u2018una sola cosa\u2019 sin que cada uno pierda la propia identidad personal. En la Enc\u00edclica Caritas in Veritate<\/em> el Papa Benedicto XVI presenta el misterio trinitario no solo como modelo de la relaciones entre los hombres y los pueblos, sino tambi\u00e9n, y, en particular, entre los miembros de la familia cristiana. La perspectiva relacional dentro de la pareja cristiana
\n
\n\u201c se ve iluminada de manera decisiva por la relaci\u00f3n entre las Personas de la Trinidad en la \u00fanica Sustancia divina. La Trinidad es absoluta unidad, en cuanto las tres Personas divinas son relacionalidad pura. La transparencia rec\u00edproca entre las Personas divinas es plena y el v\u00ednculo de una con otra total, porque constituyen una absoluta unidad y unicidad. Dios nos quiere tambi\u00e9n asociar a esa realidad de comuni\u00f3n. Tambi\u00e9n las relaciones entre los hombres a lo largo de la historia se han beneficiado de la referencia a este Modelo divino. En particular, a la luz del misterio revelado de la Trinidad, <\/em>se comprende que la verdadera apertura no significa dispersi\u00f3n centr\u00edfuga, sino compenetraci\u00f3n profunda. Esto se manifiesta tambi\u00e9n en las experiencias humanas comunes del amor y de la verdad. Como el amor sacramental une a los esposos espiritualmente en \u00abuna sola carne\u00bb (G\u00e9n 2,24; Mt 19,5; Ef 5,31), y de dos que eran hace de ellos una unidad relacional y real, de manera an\u00e1loga la verdad une los esp\u00edritus entre s\u00ed y los hace pensar al un\u00edsono, atray\u00e9ndolos y uni\u00e9ndolos en ella\u201d[7]<\/a>.
\n
\n4.2. El matrimonio cristiano, en segundo lugar, como el resto de los Sacramentos, encuentra su fundamento \u00faltimo y definitivo en el misterio de la Encarnaci\u00f3n[8]<\/a>. Este misterio, en efecto, consistente en el encuentro \u2013sin mezcla, sin confusi\u00f3n, sin divisi\u00f3n y sin separaci\u00f3n- entre el Verbo de Dios y la naturaleza humana en Jes\u00fas, fundamenta un hecho \u00fanico e irreversible, a saber: lo humano se ha convertido en \u2018lugar teol\u00f3gico\u2019 de lo divino; lo divino se revela en la humano; a Dios se puede encontrar, y se encuentra de hecho, en lo humano. Por eso, entre otras consecuencias, el compromiso de amor entre un hombre y una mujer, cuando se establece y afianza de forma definitiva bajo el signo de la fe cristiana, se convierte en verdadero Sacramento cristiano. Si la Encarnaci\u00f3n del Verbo lleva la humanidad a su plenitud de humanidad, todo sacramento, tambi\u00e9n el matrimonio cristiano, est\u00e1 llamado no al estancamiento sino a un crecimiento constante y plenificador. Est\u00e1 llamado a crecer en las relaciones interpersonales dentro de la propia familia, en el camino santificador del trabajo bien hecho, y, muy especialmente, en el compromiso de la educaci\u00f3n cristiana de los hijos. El Concilio Vaticano II al declarar a los padres como \u201cprimeros y principales educadores de sus hijos\u201d tambi\u00e9n en la dimensi\u00f3n creyente (GE 3, 6; GS 42, 48,; AA 11), les conf\u00eda de forma espec\u00edfica la tarea de ayudar a los hijos a encontrar y seguir la propia vocaci\u00f3n: \u201cla educaci\u00f3n de los hijos debe ser tal, que al llegar a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la responsabilidad, seguir la vocaci\u00f3n, aun la sagrada, y escoger estado de vida\u201d (GS 52). El recuerdo de la familia de Nazaret se hace inevitable e inmediato en este contexto (cf. Lc 2,41-52). All\u00ed, fue creciendo \u201cen sabidur\u00eda, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres\u201d (Lc 2,51-52). Con toda raz\u00f3n afirma el Vaticano II que Jes\u00fas \u201ctrabaj\u00f3 con manos de hombre, pens\u00f3 con inteligencia de hombre, obr\u00f3 con voluntad de hombre, am\u00f3 con coraz\u00f3n de hombre\u201d (GS 22).
\n
\n4.3. Una tercera referencia del matrimonio y de la familia cristiana es el Misterio de la Iglesia. El Matrimonio cristiano no s\u00f3lo \u2018sacramentaliza\u2019 el amor fiel, entregado, din\u00e1mico, inquebrantable de Cristo a la humanidad y en particular a la Iglesia (cf. Ef 5,32), sino tambi\u00e9n la fidelidad radical de la Iglesia a Cristo, su Esposo y Se\u00f1or. El Vaticano II, adem\u00e1s de plantear la vida matrimonial de los bautizados como una verdadera \u201cvocaci\u00f3n\u201d (GS 49, 52; LG 35), llam\u00f3 en repetidas ocasiones a la familia cristiana \u201cIglesia dom\u00e9stica\u201d o tambi\u00e9n \u201cIglesia en peque\u00f1o\u201d (LG 11; PO 11; AA 11). Seg\u00fan esta concepci\u00f3n, la familia cristiana est\u00e1 llamada a reproducir aquellos elementos que constituyen a la Iglesia como tal: la comuni\u00f3n entre las personas, la acogida sincera de la Palabra de Dios que convoca e ilumina, la celebraci\u00f3n de unos sacramentos que fortalecen la fe, la oraci\u00f3n sincera que pone en contacto con Dios, la vivencia de una permanente actitud de servicio y la inquietud misionera para llevar a todos el tesoro y la alegr\u00eda de la salvaci\u00f3n encontrada en Cristo. Y todo esto, teniendo a Mar\u00eda como Madre y Maestra que \u201cprecede con su luz al peregrinante Pueblo de Dios\u201d (LG 68).
\n
\n4.4. La familia cristiana est\u00e1 llamada, particularmente en la sociedad actual, a ser \u2018paradigma\u2019 del respeto que se deben los hombres unos a otros, a partir de las diferencias de todo tipo que existen entre ellos:
\nDe la misma manera que la comunidad familiar no anula en su seno a las personas que la componen, y la Iglesia misma valora plenamente la \u00abcriatura nueva\u00bb (G\u00e1l 6,15; 2Cor 5,17), que por el bautismo se inserta en su Cuerpo vivo, as\u00ed tambi\u00e9n la unidad de la familia humana no anula de por s\u00ed a las personas, los pueblos o las culturas, sino que los hace m\u00e1s transparentes los unos con los otros, m\u00e1s unidos en su leg\u00edtima diversidad\u201d[9]<\/a>.
\n
\n4.5. En un mundo en el que parece que el amor desaparece o est\u00e1 afectado de una desconcertante fragilidad, se presenta el amor matrimonial cristiano como un \u2018signo\u2019 robusto y contagioso, testimoniando de forma humilde pero absolutamente convencida, con la vida antes que con la palabra: \u201cnosotros hemos creido en el amor\u201d (1Jn 4,16). No es f\u00e1cil \u2018creer en el amor\u2019 en una sociedad marcada por la superficialidad, el egoismo y la inestabilidad afectiva. Y sin embargo, este sigue siendo el reto de la familia cristiana: creer en el amor y testimoniar con los hechos que cree en \u00e9l.
\n <\/p>\n\n
\n5.1. El Concilio Vaticano II es, como se sabe, el primer Concilio que en la larga historia de la Iglesia abord\u00f3, de forma directa y extensa, la vocaci\u00f3n y misi\u00f3n del laico en la comunidad eclesial[10]<\/a>. En la Constituci\u00f3n dogm\u00e1ticaLumen Gentium<\/em> le dedic\u00f3 un entero cap\u00edtulo (nn. 31-38); en la Constituci\u00f3n pastoral Gaudium et spes<\/em> trat\u00f3 el tema de la familia entre los problemas m\u00e1s urgentes (nn. 47-52), y en el Decreto Apostolicam Actuositatem <\/em>dedicado expresamente al tema de los Laicos en toda su extensi\u00f3n. La condici\u00f3n laical mereci\u00f3 la atenci\u00f3n del Concilio como ning\u00fan Concilio antes lo hab\u00eda hecho. El laico no solo no es sujeto pasivo en la Iglesia, sino que est\u00e1 llamado a compartir responsablemente con los ministros ordenados, la construcci\u00f3n de la comunidad cristiana, y, m\u00e1s all\u00e1, la implantaci\u00f3n y construcci\u00f3n del Reino de Dios en la tierra. La letra y sobre todo el esp\u00edritu del Vaticano II pidi\u00f3 (y sigue pidiendo despu\u00e9s de 45 a\u00f1os), a todos los miembros de la Iglesia sin distinci\u00f3n, entrar en la din\u00e1mica de un verdadero di\u00e1logo y de una aut\u00e9ntica corresponsabilidad. Esto lleva, de forma inmediata, a la necesidad de un cambio de clave por parte de todos en la comunidad eclesial: hay que pasar de la simple colaboraci\u00f3n, por amplia y estrecha que sea, a la aut\u00e9ntica corresponsabilidad.
\n
\n5.2. Pues bien, la pastoral matrimonial es preciso situarla precisamente en el contexto de la recuperada corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia. Se entiende as\u00ed que, entre los apostolados que Juan Pablo II se\u00f1al\u00f3 a los laicos en su Exhortaci\u00f3n Apost\u00f3lica Christifideles laici<\/em>, como propios aunque no exclusivos, est\u00e9 precisamente el matrimonio y la familia, como primer campo en el compromiso social<\/em>: \u201ces un compromiso \u2013precisa el Papa-, que s\u00f3lo puede llevarse a cabo adecuadamente teniendo la convicci\u00f3n del valor \u00fanico e insustituible de la familia para el desarrollo de la sociedad y de la misma Iglesia\u201d[11]<\/a>.
\n
\n5.3. La condici\u00f3n matrimonial constituye una situaci\u00f3n privilegiada para asumir el apostolado espec\u00edfico de acompa\u00f1ar a las parejas en su preparaci\u00f3n al matrimonio cristiano o en los primeros a\u00f1os de vida conyugal. Son los laicos debidamente formados y, muy espec\u00edficamente, desde su propia experiencia matrimonial, los que mejor pueden realizar ese ministerio de forma adecuada y experiencial. El proceso formativo que garantiza una vida matrimonial cristiana que haga crecer como personas y como creyentes necesita un acompa\u00f1amiento sistem\u00e1tico e iluminado. Por lo dem\u00e1s, as\u00ed como no ser\u00eda l\u00f3gico y normal que la formaci\u00f3n de los futuros presb\u00edteros o de los religiosos se confiara a los laicos exclusivamente, de forma an\u00e1loga, no es l\u00f3gico que la pastoral matrimonial dependa, de hecho, del clero de una forma preeminente si no exclusiva.
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\n5.4. La acci\u00f3n de estos matrimonios-gu\u00eda es de tal importancia, que no dudar\u00eda en pedir que se reconociera como un verdadero \u201cministerio laical\u201d: es decir, un ministerio que ejercieran de forma estable, gracias a estar instituido, aquellos matrimonios que -adem\u00e1s de tener las condiciones de animaci\u00f3n requeridas-, sintieran de forma personal (como una \u2018vocaci\u00f3n\u2019 dentro de la \u2018vocaci\u00f3n laical\u2019), que es esa la dimensi\u00f3n y orientaci\u00f3n \u2018espec\u00edfica\u2019 de su vocaci\u00f3n laical dentro de la Iglesia. Este ministerio, a mi entender, no es, hoy por hoy, de menor importancia que el Lectorado o el Acolitado en el que son instituidos algunos laicos.
\n <\/p>\n\n
\nDe lo expuesto hasta aqu\u00ed es posible deducir algunas consecuencias pastorales de importancia:
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\n6.1. Ante todo, se constata y afirma la necesidad urgente de pasar de los Documentos sobre el noviazgo y el matrimonio cristiano, a la acci\u00f3n pastoral real concreta y directa. Efectivamente, son numerosos los Documentos e intervenciones que el Magisterio de la Iglesia ha ido ofreciendo en los \u00faltimos a\u00f1os sobre \u201cla centralidad de la familia en la vida de una sociedad sana\u201d[12]<\/a>. Este campo, en efecto, de la actividad pastoral es, en mi consideraci\u00f3n, de una importancia y de una urgencia dif\u00edcilmente comparable con otros a los que s\u00ed se les dedica mayor atenci\u00f3n en el plano de los hechos y actuaciones concretas. En el momento actual, entiendo que no se necesitan m\u00e1s Documentos[13]<\/a>. Lo que hacen falta y con verdadera urgencia, son agentes pastorales convencidos y creativos, que, poni\u00e9ndose manos a la obra, den vida a grupos de novios y matrimonios cristianos, de j\u00f3venes parejas que acepten entrar en un proceso espec\u00edfico de formaci\u00f3n humano-cristiana.
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\n6.2. En segundo lugar, la preparaci\u00f3n al Matrimonio cristiano es absolutamente necesaria tanto en su vertiente sacramental, como en su dimensi\u00f3n antropol\u00f3gica. Como todo lo importante en la vida, el matrimonio cristiano tiene que ser debidamente preparado, si no se quiere que entre por caminos de superficialidad, de mediocridad, de rutina y, en definitiva, de fracaso[14]<\/a>. La preparaci\u00f3n al matrimonio cristiano, tanto por el hecho antropol\u00f3gico de ser un proyecto de vida en com\u00fan, como por el hecho de ser un sacramento, no solo no puede descuidarse como cosa de poca importancia, sino que exige una duraci\u00f3n temporal \u2018racional\u2019: merece, al menos, la preparaci\u00f3n que se requiere para ejercer en la sociedad una profesi\u00f3n con verdadera garant\u00eda de calidad. La experiencia de cada d\u00eda confirma la persuasi\u00f3n de que no es m\u00e1s f\u00e1cil vivir con aut\u00e9ntica calidad humana y cristiana la vida esponsal o afrontar con iluminada y gozosa responsabilidad la paternidad\/maternidad, que ser un excelente profesional en cualquier trabajo o \u00e1rea laboral de que se hable.
\n
\n6.3. Resulta m\u00e1s que evidente, de lo dicho m\u00e1s arriba, que la Pastoral del Matrimonio y de la Familia cristiana no puede desconocer o tratar de forma tangencial y como de pasada la dimensi\u00f3n antropol\u00f3gica de este sacramento. Es preciso, por consiguiente, dedicar un amplio espacio de tiempo a profundizar los temas que puedan garantizar, desde la perspectiva humana, el crecimiento de la pareja en un amor creativo y fecundo. Entre otras razones porque la calidad y viabilidad humana de la pareja es una garant\u00eda de poder llevar adelante el proyecto de vida en com\u00fan entre un hombre y una mujer como matrimonio cristiano.
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\n6.4. Si la plenitud sacramental se asegura no solo gracias a la fidelidad de Dios (opus operatum), a la actitud consciente y receptiva del sujeto que celebra y recibe el Sacramento (opus operantis subiecti), sino tambi\u00e9n a la acci\u00f3n activa de la Iglesia (opus operantis Ecclesiae), es claro que la acci\u00f3n pastoral, concreta y eficaz de la comunidad cristiana, aparece no solo como una necesidad, sino como una verdadera exigencia a la que esta comunidad no puede renunciar con no peque\u00f1o grado de irresponsabilidad.
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\n6.5. En la sociedad actual, marcada por una notable indiferencia religiosa, el matrimonio cristiano est\u00e1 llamado a ser testigo cre\u00edble de una realidad de amor que trasciende el simple nivel humano, sin suprimirlo ni ignorarlo, pero super\u00e1ndolo y d\u00e1ndole al mismo tiempo su fundamento: un amor plenificador de las aspiraciones m\u00e1s nobles del coraz\u00f3n humano. El matrimonio cristiano, por consiguiente, no puede instalarse en la mediocridad: est\u00e1 llamado a crecer en su dimensi\u00f3n cristiana que no es otra que la de una aut\u00e9ntica santidad. En realidad, el fin de toda la pastoral familiar \u2013que es una dimensi\u00f3n esencial de la acci\u00f3n de la Iglesia- es llevar a plenitud la vocaci\u00f3n matrimonial de los bautizados.
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\n6.6. La Familia cristiana, adem\u00e1s de tener una vertiente \u2018hacia dentro\u2019 de s\u00ed misma y de la comunidad eclesial, tiene tambi\u00e9n \u2013no como algo a\u00f1adido, sino en virtud de la propia condici\u00f3n cristiana-, una vertiente \u2018hacia fuera\u2019, hacia la sociedad en que vive. Es consciente esta familia de que, en medio del gran \u2018supermercado de la familia\u2019 existente en nuestra sociedad, tiene el derecho, m\u00e1s a\u00fan, el compromiso de existir y de aportar a la sociedad los valores \u2013humanos y cristianos- de los que se alimenta y vive: el Evangelio, los sacramentos, el amor a Mar\u00eda esposa y madre de familia, la \u00e9tica profesional, el di\u00e1logo claro y sincero, el perd\u00f3n y la paz.
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\n6.7. Por lo dem\u00e1s, el matrimonio y la familia cristiana no est\u00e1n exentos de los problemas y dificultades de todo tipo (psicol\u00f3gicos, laborales, econ\u00f3micos, sociales, culturales, etc.), en que se encuentran inmersas todas las parejas que llevan vida en com\u00fan. Pero, la forma de afrontarlas, de asumirlas y de resolverlas, es diversa y espec\u00edfica: tiene una base trascendente (no \u00a1angelista!), que les hace mantener la calma, la serenidad e incluso la alegr\u00eda, en medio de tempestades a veces no peque\u00f1as: Cristo que est\u00e1 siempre en medio de ellos.
\n <\/p>\n\n
\nLos esfuerzos realizados en el campo de la pastoral familia, aunque no suficientes, son dignos de todo aprecio. Pero m\u00e1s all\u00e1 de esos esfuerzos, persisten cuestiones abiertas que representan un verdadero desaf\u00edo a la comunidad eclesial en su capacidad de respuesta creativa y oportuna. Bastar\u00e1 enunciar algunas a modo de ejemplo:
\n <\/p>\n\n
\n[1]<\/a> La Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda<\/em> ha publicado recientemente un Informe sobre este Tema en base a 2.500 entrevistas realizadas: cf. Vida Nueva, n. 2.720 (10-16 abril 2.010), pp. 40-41.
\n[2]<\/a> As\u00ed lo van poniendo claramente de manifiesto los distintos Informes realizados y publicados tanto por la Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, como por el Instituto de la Juventud de Espa\u00f1a (INJUVE), sobre todo a partir de la d\u00e9cada de los \u201990 hasta nuestros d\u00edas.
\n[3]<\/a> Benedicto XVI, Enc\u00edclica Caritas in Veritate<\/em> (29 junio 2009), n. 53.
\n[4]<\/a> E. Rojas, El dif\u00edcil reto de la convivencia<\/em>, \u201cEl Mundo\u201d, s\u00e1bado 13 de septiembre de 2008.
\n[5]<\/a> En el caso del bautismo de los ni\u00f1os peque\u00f1os o de los enfermos destituidos de sentido, es \u201cla fe de la Iglesia\u201d (como es sabido), la que suple la falta de consciencia y voluntariedad del sujeto que recibe el sacramento del Bautismo o de la Unci\u00f3n de enfermos respectivamente. Pero esta es, de todas formas, la excepci\u00f3n, que confirma la regla.
\n[6]<\/a> En el Documento del Consejo Pontificio para la Familia titulado Familia, Matrimonio y \u201cUniones de hecho\u201d<\/em> (21 noviembre 2000), se hacen unas consideraciones a este respecto que compartimos por completo: nn. 42-44.
\n[7]<\/a> Benedicto XVI, Caritas in Veritate<\/em>, n. 54.
\n[8]<\/a> La fundamentaci\u00f3n cristol\u00f3gica de los Sacramentos encontr\u00f3 una reflexi\u00f3n profunda y determinante en la obra de E. Schillebeeckx, Cristo, sacramento del encuentro con Dios<\/em>, Dinor, Pamplona 19716<\/sup>.
\n[9]<\/a> Benedicto XVI, Caritas in Veritate<\/em>, n. 53.
\n[10]<\/a> A este tema he dedicado una obra recientemente reeditada: El laico en la Iglesia. Vocaci\u00f3n y Misi\u00f3n<\/em>, CCS, Madrid 2010. Terminada la celebraci\u00f3n del Concilio Vaticano II (8 diciembre 1965), el Papa Pablo VI puso en marcha, entre otros, un organismo espec\u00edfico para dar cauce a la proclamada \u201ccorresponsabilidad\u201d de los laicos dentro de la comunidad eclesial. Lo hizo con el Motu proprio Apostolatus peragendi<\/em> (10 diciembre 1976), con el cual creaba el \u2018Consejo Pontificio de<\/em> los laicos\u2019. Este Consejo, transformado en \u2018Pontificio Consejo para<\/em> los laicos\u2019, fue integrado en la reforma general de la Curia romana establecida por Juan Pablo II en la Constituci\u00f3n Pastor Bonus<\/em> (28 junio 1988). Lo importante de estos gestos, m\u00e1s all\u00e1 del grado real de corresponsabilidad que ejerza dicho Consejo y de las competencias que tenga asignadas, es el hecho mismo de que los laicos est\u00e9n presentes en los organismos de que se vale el Papa para el gobierno pastoral de la Iglesia.
\n[11]<\/a> Juan Pablo II, Exhortaci\u00f3n Apost\u00f3lica Christifideles laici<\/em> (30 diciembre 1988), n. 40.
\n[12]<\/a> Discurso de Benedicto XVI a los obispos de los Pa\u00edses Escandinavos con motivo de su visita \u2018ad limina Apostolorum\u2019, en \u201cEcclesia\u201d, nn. 3.513-14(10 y 17 abril 2010), pp. 46-47.
\n[13]<\/a> He aqu\u00ed una relaci\u00f3n aproximada de los Documentos eclesiales referentes, de forma m\u00e1s o menos directa, al matrimonio cristiano y su preparaci\u00f3n: el Concilio Vaticano II uno de los temas importantes y urgentes que abord\u00f3 al hablar de la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo actual, fue precisamente el del matrimonio y la familia cristiana. Un argumento al que le dedic\u00f3 un cap\u00edtulo entero en la Constituci\u00f3n Gaudium et spes<\/em>(nn. 47-52). Aprob\u00f3, adem\u00e1s, la Declaraci\u00f3n Gravissimum educationis momentum<\/em> (1965). Despu\u00e9s del Concilio, el Documento que de forma global abord\u00f3 el tema de la Familia cristiana y que ha tenido un notable influjo en todo el postconcilio, fue la Exhortaci\u00f3n Apost\u00f3lica Familiaris consortio<\/em> de Juan Pablo II (22 noviembre 1981). El mismo Juan Pablo II escribi\u00f3 la Carta Apost\u00f3lica Mulieris dignitatem<\/em> (15 agosto 1988); la Carta a las Familias Gravissimam sane<\/em> (2 febrero 1994). La Santa Sede, por su parte, escribi\u00f3 la Carta de los Derechos de la Familia<\/em> (22 octubre 1983). La Congregaci\u00f3n para la Doctrina de la Fe public\u00f3 la Declaraci\u00f3n Persona humana<\/em> (29 diciembre 1975). La Congregaci\u00f3n para la Educaci\u00f3n Cat\u00f3lica escribi\u00f3 la Instrucci\u00f3n Orientaciones educativas sobre el amor humano<\/em> (1 noviembre 1983). El Consejo Pontificio para la Familia public\u00f3 un Documento sobre la Sexualidad humana: verdad y significado. Orientaciones educativas en la familia<\/em> (8 diciembre 1995). El mismo Consejo public\u00f3 otro Documento sobre la Preparaci\u00f3n para el sacramento del Matrimonio<\/em> (13 mayo 1996). La Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola public\u00f3 la Instrucci\u00f3n Pastoral La Familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad. Materiales de trabajo<\/em>, Edice, Madrid 2002. La misma Conferencia confeccion\u00f3 y public\u00f3 el Directorio de la Pastoral familiar de la Iglesia de Espa\u00f1a<\/em> (21 noviembre 2003).
\n[14]<\/a> Sobre esta necesidad y sobre la propia experiencia pastoral en ese campo hemos escrito algunos comentarios: en \u201cMisi\u00f3n Joven\u201d: Movimiento \u201cAlianzas\u201d. Una experiencia formativa de futuro<\/em>, 370(noviembre 2007), pp. 59-62; y en \u201cVida Nueva\u201d: Familias Nuevas para un Mundo Nuevo<\/em>, Pliego de la Revista \u201cVida Nueva\u201d, n. 2.626 (6-12 septiembre 2008), pp. 23-30.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"