{"id":7543,"date":"2010-06-01T00:00:47","date_gmt":"2010-05-31T22:00:47","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7543"},"modified":"2010-06-01T00:00:47","modified_gmt":"2010-05-31T22:00:47","slug":"el-mercado-de-la-soledad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-mercado-de-la-soledad\/","title":{"rendered":"El mercado de la soledad"},"content":{"rendered":"

Miguel \u00c1ngel Garc\u00eda Morcuende<\/strong>
\nCoordinador Pastoral, Salesianos Carabanchel<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor presenta esa sensaci\u00f3n de soledad que hay en no pocos creyentes: en los evangelizadores, en los j\u00f3venes cristianos, en los creyentes adultos. No son extra\u00f1as, dice el autor, algunas de estas tentaciones: el individualismo, un cristianismo exaltado, replegar velas. Para afrontar este reto propone algunos caminos: tomar conciencia, ofrecer un cristianismo atractivo y prof\u00e9tico, un cristianismo que no se conforme con la mediocridad, vivir desde dentro, estar presentes en las l\u00edneas de fractura de los j\u00f3venes, estar en b\u00fasqueda.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Vivir en tierra de nadie<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    El episodio de Jes\u00fas caminando sobre las aguas (Mc 6,45-52) es una espl\u00e9ndida narraci\u00f3n sobre la confianza; en ella se habla de personas que se encuentran en aguas dif\u00edciles y que buscan con la mirada Aquel que puede ayudarles: Jes\u00fas.
    \nEn estas l\u00edneas nos vamos a referir a la soledad \u201cen aguas dif\u00edciles\u201d que podemos estar viviendo como creyentes, aquella que se vive desde la incomprensi\u00f3n y, no pocas veces, desde la tentaci\u00f3n del des\u00e1nimo. A la soledad humana de las grandes conglomeraciones urbanas, se suma la soledad religiosa por nuestras creencias: pensemos en todo ese mundo que est\u00e1 a nuestro lado, pero que no est\u00e1 con nosotros; todo ese mundo que ni cree en nosotros ni cree en nuestro Dios.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Creyentes diversos, diversas soledades<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nLos m\u00e9todos de supervivencia de adolescentes y j\u00f3venes<\/strong>
      \nLas ofertas de la Iglesia interesan a un peque\u00f1o n\u00famero de adolescentes y j\u00f3venes. A veces, no acertamos en la propuesta pastoral; otras, hay quienes se encargan de persuadirlos bajo una antropolog\u00eda que priva a la persona humana de su dimensi\u00f3n trascendente. Nuestros adolescentes y j\u00f3venes se acostumbran a las luces intensas de las series de televisi\u00f3n, del mito del \u00e9xito f\u00e1cil de los famosillos de moda; una atm\u00f3sfera fren\u00e9tica de sensaciones y de una presi\u00f3n ambiental que les hace enfocar sus vidas (y el sentido de las mismas) en otros derroteros. Aunque est\u00e1n abiertos a la persona de Jes\u00fas, constatamos que sufren en silencio una presi\u00f3n grande del grupo (\u201c mis amigos no creen, no les va, no quiero ser un rarito\u201d), corriendo as\u00ed el peligro de vivir uniformados por los mismos productos, los mismos programas televisivos, las mismas normas sociales, los mismos \u00eddolos. Los que tienen que vivir as\u00ed se ven obligados a aprender pronto m\u00e9todos de supervivencia en un ambiente hostil, una doble vida: asisten a los grupos de la parroquia o participan en la asociaci\u00f3n juvenil cristiana, pero no se comparte con los amigos. Una experiencia prolongada de soledad como creyentes en estas edades \u00a0les se\u00f1ala para siempre.
      \nIncluso en los j\u00f3venes m\u00e1s comprometidos, la necesidad de ser aceptados es tan fuerte que, a veces, impide mostrarse tal como son. El miedo al rechazo por las creencias se confabula con la necesidad de pertenecer al grupo y la aprobaci\u00f3n de los amigos (no digamos de la pareja). En las conversaciones de amigos, manifestar una postura moral cristiana, asistir a unos Ejercicios Espirituales, formar parte de un grupo de fe o juntarse para rezar se hace incomprensible para los dem\u00e1s, hasta el punto que se evita sistem\u00e1ticamente.\u00a0 Se toma el camino de la doble vida.
      \n 
      \nAdultos frente a la meantream (corriente dominante)<\/strong>
      \nNo pocos adultos sufren tambi\u00e9n la soledad del creyente. Encontramos personas de cierta edad que han elaborado un \u201crencor ciego\u201d hacia algunas expresiones de esta sociedad tan abierta; situaci\u00f3n que desgasta su estado de \u00e1nimo y les quita la serenidad necesaria para vivir aut\u00e9nticamente la fe. Personas que sufren con incertidumbre (quiz\u00e1 espanto) porque todo aquel referente religioso que hab\u00eda dado sentido a su entorno \u00a0personal, familiar y social se pone en entredicho. Muchos sufren por creer que tienen que renunciar a una concepci\u00f3n de la vida de fe que hasta ahora les hab\u00eda hecho sentirse verdaderamente cristianos. Han conocido tantos cambios pendulares, tantas crisis y rupturas, tanta innovaci\u00f3n social, pol\u00edtica, tecnol\u00f3gica y religiosa\u2026 que se sienten perdidos, no soportan tantas adaptaciones y giros; no disfrutan de la\u00a0 espiritualidad cristiana con estabilidad y sosiego. Ahora se ven obligado a seguir creyendo fundamentalmente por s\u00ed solos, sin una atm\u00f3sfera cultural favorable.
      \n 
      \nLa soledad de los evangelizadores<\/strong>
      \nPor \u00faltimo, la soledad de los pastores, es un tema descuidado y poco conocido. Quienes animan y acompa\u00f1an la fe del Pueblo de Dios sufren sentimientos de culpa y debilidad por considerar que no hacen lo suficiente, que su labor pasa inadvertida en la escuela, en la parroquia o en el grupo de j\u00f3venes. \u00a0Viven jornadas muy intensas, volcados en el trabajo excesivo. Es verdad que un activismo desenfrenado puede enmascarar la desatenci\u00f3n a las fuentes de la espiritualidad, pero tambi\u00e9n algunos se sienten cansados, por no decir \u201cgastados\u201d o \u201cquemados\u201d, por el hecho de desarrollar una vida que no atrae, que es in-significante. Perciben las sacudidas contra este tipo de vida, pero no sabemos bien d\u00f3nde est\u00e1 el epicentro. A eso se a\u00f1ade que en la confusi\u00f3n en este gran \u201cbazar\u201d de la cultura actual nos movemos por estereotipos medi\u00e1ticos desfigurados, aquellos referidos a los sacerdotes y a los religiosos. Se les presenta en la literatura y el cine como personas no satisfechas, individuos que han descuidado hasta el fondo la originalidad y la belleza de una vocaci\u00f3n al servicio y a la fe. \u00a0Frente a esto, surge la pregunta en el coraz\u00f3n del ap\u00f3stol: \u00bfhemos dejado en verdad de ser \u00absal\u00bb y \u00abfuego\u00bb?.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. No nos dejes caer en la tentaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        En la soledad de los diferentes grupos se\u00f1alados arriba hay tres posibles tentaciones que \u00a0acompa\u00f1an al creyente. La polarizaci\u00f3n que presento es un recurso muy arriesgado porque extrema las posturas y elimina los matices que se dan en la vida real, pero, a cambio, nos permite percibir las posturas existenciales que nos sirven como modelos para afrontar lo que estamos viviendo y, sobre todo, para ensayar itinerarios de soluci\u00f3n. Son las siguientes:
        \n 
        \na.- La primera tentaci\u00f3n en escena es el individualismo, una forma muy habitual de vivir la fe, una especie de conformismo donde\u00a0 desear vivir la fe a solas. Esta postura se hace tanto m\u00e1s peligrosa en cuanto que no es percibida como tal. Es una soledad sin contrapartida, no pasa nada, \u201cla fe es una cuesti\u00f3n exclusivamente personal\u201d. Quiz\u00e1s atr\u00e1s se dej\u00f3 una experiencia personal o de Iglesia negativa e imborrable. Soluci\u00f3n: cerrar compuertas. Es el creyente fr\u00edo e impermeable frente a los debate en temas de la fe. La historia de la Iglesia sabe cu\u00e1nto hemos sufrido por culpa de ese individualismo que prescinde de la visibilidad comunitaria y de servicio a los dem\u00e1s, una tentaci\u00f3n que ha llegado casi a traicionar el verdadero mensaje de Cristo, por presentar la fe en una sola dimensi\u00f3n: el creyente acosado por la apat\u00eda de la sociedad se encierra en s\u00ed mismo, relega la fe a la esfera privada. El cristiano de este calibre est\u00e1 convencido que ha elegido una opci\u00f3n personal que no va a cambiar el curso de los acontecimientos, un estilo de vida pr\u00e1cticamente insignificante para los dem\u00e1s y para el contexto en el que se mueve.
        \n 
        \nb.- Segunda tentaci\u00f3n, podemos definirla como el cristianismo exaltado: \u00a0creyentes que se hayan camuflados ordinariamente en los espacios donde viven, donde trabajan, donde pasan las horas libres\u2026 y encuentran s\u00f3lo en las grandes manifestaciones la claraboya donde expresarse. Fieles escondidos durante su vida ordinaria, que pasan desapercibidos en sus valoraciones y en sus compromisos como seguidores del proyecto de Reino de Dios. Son generalmente cristianos an\u00f3nimos, ocultan el rostro disidente del cristianismo, a expensas de que otros levanten la voz. Personalidades satisfechas en su fe, plenamente convencidas de haber encontrado toda la verdad, quienes est\u00e1n seguros de tener al Se\u00f1or y que nada nuevo se puede ya descubrir en \u00c9l. Un cristiano as\u00ed s\u00f3lo divino, en actitud de combate permanente pero sin inter\u00e9s en lo que dice y piensa el vecino. Son creyentes que disparan los anticuerpos ante la diferencia y m\u00e1s que formular compromisos o tender puentes elevan protestas. Es evidente que una espiritualidad cristiana entendida y practicada de semejante manera no puede prosperar en el mundo en que vivimos. Realmente viven con el coraz\u00f3n un poco encogido y sobresaltado, \u00a1c\u00faanto bien les har\u00eda liberar con urgencia la enorme capacidad de ternura que llevan dentro!
        \n 
        \nc.- Por \u00faltimo, replegar las velas. Es un escenario muy com\u00fan entre nosotros. Nos referimos a quienes se sacuden la fe de encima, no porque sea incapaz de dar sentido sino porque les pesa demasiado y les compromete haci\u00e9ndoles inc\u00f3moda su vida. El coraz\u00f3n late fuertemente y las mejillas se encienden cuando son descubiertos fortuitamente como cristianos. Se sienten desenmascarados y abatidos, como una presa de caza, cuando se les ha ocurrido t\u00edmidamente expresar una opini\u00f3n que roza sus creencias religiosas o asienten a una convicci\u00f3n de la fe. Es un cristiano que se repliega autom\u00e1ticamente en un proceso de desintegraci\u00f3n. Los m\u00e1rgenes de la fe se desdibujan\u00a0en este tipo de personalidad cristiana extremadamente conciliadora y complaciente con todos y en todas las ocasiones. En fin, una existencia cristiana poco alternativa, sin pasi\u00f3n ni convicci\u00f3n.
        \n\u00a0<\/em><\/p>\n

          \n
        1. Posturas por una soledad soportable y fecunda<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

          Es necesario y absolutamente indispensable, hoy, tener la valent\u00eda de revisar estas situaciones, de someterlas a una saludable reflexi\u00f3n y ofrecer algunas propuestas. Son seis las invitaciones que propongo.
          \n 
          \nTomar conciencia de una soledad deliberada<\/strong>
          \nPrimera invitaci\u00f3n: tomar consciencia de esta realidad, sin instalarse permanentemente en una especie de \u201csoledad incomprendida\u201d. Gastamos mucho tiempo y esfuerzo en nuestro desencanto ante la irrelevancia de la fe. Tomemos conciencia de que esta preocupaci\u00f3n aunque no nos deje indiferentes, no nos debe agotar ni desfondar. La soledad del creyente ha de ser m\u00e1s deliberada y creativa, menos dolorosa y destructiva; debe lanzar a vivir intensamente, subversivamente, frente a un escenario cargado de contradicciones y opuesto al mensaje evang\u00e9lico. Seamos conscientes que hacemos frente a una cultura siempre en movimiento, enormemente intensa, parad\u00f3jica, imprevisible, misteriosa.
          \nLos hombres y mujeres creyentes de la Biblia encontraron razones interiores fuertes para creer, dar significado e interpretar \u00a0lo que acontec\u00eda fuera de ellos. Pensemos tambi\u00e9n que, junto a nosotros, hay infinidad de caminantes en la fe dignos de admiraci\u00f3n, dotados de una vitalidad que recorren nuestras mismas calles y nuestras mismas dificultades, y sin desfallecer. Ponen en escena lo del proverbio:\u00a0 \u201cA los peces vivos se les reconoce por nadar a contracorriente\u201d. Tambi\u00e9n hoy, como aquellos creyentes, necesitamos mantener viva la esperanza: es posible vivir gozosamente el Evangelio como una alternativa de vida cre\u00edble. Es in\u00fatil empe\u00f1arse en violentar los ciclos por los que est\u00e1 pasando nuestra cultura; la nuestra, la mejor, la que tenemos ahora.
          \nPor otro lado, todo creyente sincero siente que, desde lo m\u00e1s profundo de s\u00ed mismo, nace un anhelo irresistible de felicidad. Nadie desea poseer una vocaci\u00f3n (cristiana) que le haga desdichado. Pero tambi\u00e9n es verdad que no se puede prescindir de lo que constituye una exigencia impopular del cristianismo: la cruz<\/em>. Ser cristiano no es un sacrificio, como tantas veces podemos pensar,\u00a0 porque, si es algo, la vida cristiana es creativa, engendra amor, vida y \u00e9sta siempre produce gozo. Pero al mismo tiempo, todo gozo, lleva en su propio seno una parte de dolor, ya que no se puede engendrar sin dolor. La cruz es s\u00edmbolo e icono de una vida entregada, porque la cruz es la plenitud m\u00e1xima del amor, humano y divino, para Dios y para todo hombre, que abraza a todos y a nadie excluye; es la s\u00edntesis, en grado m\u00e1ximo, de amor recibido y dado, de amor crucificado y ya resucitado. La cruz est\u00e1 en del coraz\u00f3n del creyente, tambi\u00e9n en el de hoy, a veces en forma de rechazo. El Evangelio es contracultural y tenemos demasiados miedos frente a tantos cambios acelerados y profundos que se est\u00e1n produciendo en todos los \u00f3rdenes de la vida. Quienes decimos que somos salvados, redimidos, recreados por Cristo y que afirmamos poseer una fuerza m\u00e1s grande que cuanto se puede imaginar, sentimos sin embargo miedo, olvidando con frecuencia la promesa: \u201cQuien pierda la vida por m\u00ed<\/em> la alcanzar\u00e1\u201d (Mt 16,25).
          \n 
          \nMirad c\u00f3mo se aman<\/strong>
          \nEsta manera de asumir la soledad no supondr\u00eda mayores problemas si no implicara en el creyente algunos cambios. No basta con saber lo que sucede, es necesario que la vida ordinaria sea una fuerza alternativa, constituya el mejor reclamo. En concreto, los seguidores de Jes\u00fas no estamos autorizados para ser ciudadanos extravagantes, personas de \u201cdesencuentros\u201d,\u00a0 sino aquellos que viven de la fe en ese peque\u00f1o h\u00e1bitat como personas sociables, serviciales y cordiales. Es el cristianismo bien entendido y mejor practicado. Fuera de un contacto directo con las personas y sus circunstancias, la discusi\u00f3n te\u00f3rica naufraga. Hoy m\u00e1s que nunca, en esta sociedad las gentes buscan fraternidad verdadera. Por ello, no se puede esperar de un cristiano, a\u00fan m\u00e1s en contextos de gran secularizaci\u00f3n, relaciones convencionales, r\u00edgidas o formales en las que hay que representar un personaje, recitar un papel. Nuestra fe es indisociable de nuestro estilo de relaciones \u00a0personales, es m\u00e1s, \u00e9stas nos colocan contra las cuerdas de la autenticidad.
          \nLa sociedad occidental necesita lo que el fil\u00f3sofo Maritain llamaba \u00abminor\u00edas prof\u00e9ticas de choque\u00bb. \u00bfNo invitaba Jes\u00fas a sus disc\u00edpulos a ser sal de la tierra? Pero para tener algo que decir, es urgente que redescubramos la radicalidad del mensaje evang\u00e9lico y aprendamos a traducirlo con nuestra capacidad de escucha y servicio. Ser cristiano, quiz\u00e1 m\u00e1s que nunca, nos abre ilimitadas posibilidades de encuentro, nos compromete a no abandonar al destino ciego a nuestros hermanos contempor\u00e1neos. Es verdad que en la Universidad, en el trabajo, en la asociaci\u00f3n de vecinos o en el grupo de amigos ser hoy cristiano implica nadar en aguas que nos exigen mucha fatiga\u00a0 personal, pero es ah\u00ed, en esos mares donde nos toca remar con toda la riqueza y fuerza de la aut\u00e9ntica Buena Noticia. \u00a0Ser\u00e1 indispensable desplegar todos nuestros mejores recursos, no para agradar, sino para hacer ver cu\u00e1nto de humanidad y dignidad disfrutamos por sentirnos queridos por Dios. No nos faltan\u00a0 dosis de locura, como para todas las cosas radicales y que se apoderan por entero del\u00a0 coraz\u00f3n y de los sentidos.
          \n 
          \nDebilidad no es mediocridad<\/strong>
          \nEl Jes\u00fas que camina sobre las aguas, citado al inicio de este texto, nos sale al encuentro, precisamente cuando se hace de noche, cuando necesitamos un milagro para no ir a pique, all\u00ed donde la tormenta es m\u00e1s fuerte que nuestras fuerzas, pero m\u00e1s d\u00e9biles que el Se\u00f1or. \u00a0A veces pensamos que el m\u00e1s peque\u00f1o error en nuestra vida nos acarrer\u00e1 graves consecuencias, como un monstruo que desfigurase toda una vida de fidelidad. Es un consuelo saber que el don de la vocaci\u00f3n cristiana es precisamente eso, un regalo, a pesar de nuestras imperfecciones. Nuestra\u00a0historia personal tiene un rostro bien humano, \u201cen vasijas de barro\u201d, y por tanto m\u00e1s divino, a los ojos de la fe. Es, en boca de san Pablo, reconocer que, \u201ccuando soy d\u00e9bil, entonces soy fuerte\u201d (2 Cor 12,10). No necesitamos los creyentes ser personas selectas y complejas; la opci\u00f3n de ser cristiano hoy no debe arrastrar un halo de hero\u00edsmo; no necesitamos vivir obsesionados con una fotograf\u00eda ideal,\u00a0 sino personas que desde su vivencia sencilla de la fe aparezcan ante el mundo como una silueta presentable, es decir, convencida y enamorada.
          \nAquellos que tenemos la misi\u00f3n de evangelizar no debemos bajar la guardia frente a la raz\u00f3n de ser de nuestra vocaci\u00f3n, aquello a lo que Jes\u00fas se entreg\u00f3 en cuerpo y alma: la causa del Reino de Dios. Es m\u00e1s, admiremos a quienes siguen en la brecha, a pesar de las dificultades, apostando por experiencias de ruptura, personas alternativas conservando el gusto por vivir, destilando humor y satisfacci\u00f3n por ser lo que son. El Pueblo de Dios no aceptar\u00e1 jam\u00e1s unos misioneros que hagan una mediocre imitaci\u00f3n del Evangelio. Se impone una vida m\u00e1s aut\u00e9ntica, aunque no siempre estamos dispuestos a pagar el precio personal e institucional que esta autenticidad requiere. Aqu\u00ed est\u00e1 nuestro pecado: hemos secuestrado la espiritualidad cristiana, haci\u00e9ndola cosa extra\u00f1a e improbable; con ciertas actitudes la hemos vuelto indescifrable y consabida; la hemos \u201csoportado\u201d con poca alegr\u00eda y escaso amor, haci\u00e9ndola poco apetecible. No nos debe dar verg\u00fcenza confesar abiertamente la vida cristiana sin que ello nos impida desenmascarar tantas caricaturas que hemos hecho de \u00e9sta.
          \n\u00a0<\/strong>
          \nTendremos algo que decir al mundo, si tenemos algo que vivir dentro<\/strong>
          \nEn los momentos de soledad se revela la propia vida,\u00a0 las razones m\u00e1s profundas del coraz\u00f3n creyente, sin perder la esperanza de descubrir de experimentar personalmente a Jesucristo. Sin esta experiencia original, no hay futuro. En momentos de crisis solo cabe soluci\u00f3n cuando \u201cbebemos en nuestro propio pozo\u201d, es decir, cuando reconquistamos toda la fuerza del Evangelio, toda la fuerza de nuestra fe, convencidos de lo que es vivir de la fe y de hasta d\u00f3nde llega nuestra responsabilidad ante Dios. Si ser cristiano hoy puede presentar alguna novedad, esa novedad consiste en la esperanza secreta que lleva en sus entra\u00f1as, por el hecho de que la fe en el se\u00f1or Resucitado no es una flor que muere con el tiempo, sino que vivir\u00e1 para siempre por ser m\u00e1s fuerte que la muerte. Somos hijos de un \u201cDios vivo\u201d, participamos de su Vida pujante e indestructible.
          \nSentirnos mimados por nuestro Padre Dios deber\u00eda darnos un nuevo dinamismo, una fuerza mucho mayor que los dem\u00e1s, una esperanza ilimitada. Podemos vivir espiritualmente sin inclinamos ni resignamos frente a\u00a0 este trozo de historia nueva y aut\u00e9ntica que tenemos entre manos. En la par\u00e1bola de los talentos, el amo reparte a uno cinco, a otro diez, a otro uno. Los que reciben cinco o diez talentos procuran hacerlos fructificar\u00a0 y el due\u00f1o los alaba porque han hecho algo. El que recibi\u00f3 solamente un talento, tuvo miedo de perderlo y, dici\u00e9ndose que su amo era exigente, lo escondi\u00f3. Resulta dram\u00e1tico que nos identifiquemos tantas veces con este modelo de cristiano \u201cprudente\u201d, el que tiene siempre miedo de Dios, porque sabe que \u00abes un amo exigente\u00bb.
          \n\u00a0<\/strong>
          \nEstar presentes en las l\u00edneas de fractura de los j\u00f3venes<\/strong>
          \nEn lo que se refiere a las nuevas generaciones de creyentes, debemos recordar que provienen de un ambiente en el que las relaciones personales (entendidas como cercan\u00eda y escucha, como \u00e1mbito de gratificaci\u00f3n) son imprescindibles para no morir asfixiados en esta sociedad an\u00f3nima que les ha tocado en suerte. Por eso valoran tanto los recintos c\u00e1lidos, los lugares donde encontrarse, intercambiar sus vivencias y plantear sus temas.\u00a0 Por otra parte,\u00a0proceden de un contexto social en el que la fe no se da por supuesta, sino que creer supone una victoria sobre muchas fuerzas contrarias. A\u00fan as\u00ed, algunos j\u00f3venes expresan claramente un sincero deseo de compartir la propia vida y de contar con m\u00e1s personas para seguir anunciando a Jesucristo. Por todo ello, y precisamente cuando el discurso actual invita expl\u00edcitamente a desconfiar de todo lo que se proponga como absoluto, definitivo y vinculante, apremia ofrecer espacios para oxigenar la fe: grupos, comunidades de referencia, experiencias de desierto, Taiz\u00e9, acompa\u00f1amiento personal\u2026 lugares\u00a0 orientados a cuidar la interioridad, a favorecer experiencias de encuentro personal con Dios, a acompa\u00f1ar a otros para leer la propia vida desde Dios, y, muy especialmente, a compartir la propia espiritualidad cristiana.
          \nSobre los evangelizadores de j\u00f3venes de hoy recae una gran responsabilidad: los j\u00f3venes dejados a s\u00ed mismos son incapaces de permanecer en la fe. Realmente hay j\u00f3venes que, zarandeados por innumerables olas, quieren encontrar un lugar compartido donde hablar de lo que les quema por dentro: no saben c\u00f3mo encontrarlo, pero quieren algo nuevo y van intentando todo, cualquier cosa, cualquier experiencia. Desgraciadamente les criticamos, decimos que son afectivamente fr\u00e1giles, inmaduros, dependientes, sin capacidad de reacci\u00f3n para superar las dificultades de la fe. Ni son descarados ni son parad\u00f3jicos. Abramos los ojos: si no encuentran un ecosistema comunitario (un grupo, una comunidad de referencia) en el que vivir su fe, una red de protecci\u00f3n que le oriente, un \u201csistema de apoyo\u201d (como dicen los psic\u00f3logos) para subsistir a la intemperie, acaban por desistir.
          \n 
          \nUna b\u00fasqueda honrada<\/strong>
          \nNos resulta dif\u00edcil vivir con intensidad nuestras convicciones en sociedades d\u00e9biles y en tiempos revueltos. Sin embargo, este contexto deber\u00eda estimularnos \u00a0a mantener un di\u00e1logo provechoso, una conversaci\u00f3n enriquecedora incluso con aquellos que no comparten nuestra postura y que se profesan lejanos de la fe; un acercarnos para conocer abierta y francamente las razones m\u00e1s profundas de su no-creencia. Dialogar es estar pronto para recibir y dar. No se trata de limar las aristas del conflicto sino de discernir lo mejor posible un verdadero encuentro.
          \nSe requiere para ello, abandonar las defensas para afrontar de manera directa, cara a cara, sin miedos, los motivos de nuestra fe frente a otros motivos que no son los nuestros. Por eso es indispensable que haya quienes, con el testimonio de su vida y el encuentro sincero, recuerden el sentido de la vida humana y de la vocaci\u00f3n cristiana, el lugar de Dios en nuestra historia personal, sin que todo eso sea carca e ins\u00edpido.
          \nS\u00f3lo as\u00ed, incluso el increyente, se abrir\u00e1 en la esperanza y en la amistad, creciendo la posibilidad de una b\u00fasqueda honrada, consciente de que puede abrirnos mutuamente a la luz. No puede bastarnos con lamentar el invierno de secularizaci\u00f3n del que todos somos v\u00edctimas, y que todos vemos y palpamos. Hagamos todo lo posible por abandonarnos a la fuerza irresistible del Esp\u00edritu que sopla \u00abdonde quiere\u00bb. Al fin y al cabo, podemos estar seguro de que, por mucho que entreguemos la vida a los dem\u00e1s y a Dios, nunca ser\u00e1 equipararse a lo que hemos recibido de \u00c9l como don.
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Conclusi\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

            Asistimos desde muchos ambientes a enorme carga contracultural de la fe cristiana, fuera de lo com\u00fan. All\u00ed donde proliferan cultos y mitos de lo m\u00e1s variados, los creyentes no podemos habituarnos a un anonimato que nos haga vivir desde la impotencia y la pasividad, encerrados en los cuarteles de invierno.
            \nNo permitamos que el contexto social se vuelva absorbente y voraz como un agujero negro que engulle a quienes creen hasta hacerlos irrelevantes. En el mercado de las soledades de nuestra \u00e9poca, la Iglesia necesita personas despejadas cuya lucidez les permite ver e interpretar con precisi\u00f3n y valent\u00eda lo que acontece tanto en el interior de las personas como en la superficie del mundo. Urge creyentes atentos y despiertos, que sepan adelantarse a los signos de los tiempos e interpretar. Corremos el riesgo del ahogo caracter\u00edstico de quien conf\u00eda en s\u00f3lo en los propios c\u00e1lculos y miedos. Seamos testigos no solamente convencidos, sino tambi\u00e9n contentos y, por tanto, convincentes y cre\u00edbles.
            \n <\/p>\n

            Miguel Angel Garc\u00eda Morcuende<\/p>\n

            magmorcuende@salesianos-madrid.com<\/p>\n

             
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            Miguel \u00c1ngel Garc\u00eda Morcuende Coordinador Pastoral, Salesianos Carabanchel \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El autor presenta esa sensaci\u00f3n de soledad que hay en no pocos creyentes: en los evangelizadores, en los j\u00f3venes cristianos, en los creyentes adultos. No son extra\u00f1as, dice el autor, algunas de estas tentaciones: el individualismo, un cristianismo exaltado, replegar velas. Para afrontar […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[1397,817,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7543"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7543"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7543\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7543"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7543"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7543"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}