{"id":7546,"date":"2010-06-01T00:00:00","date_gmt":"2010-05-31T22:00:00","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7546"},"modified":"2010-06-01T00:00:00","modified_gmt":"2010-05-31T22:00:00","slug":"comentario-a-la-carta-a-diogneto-en-un-mundo-laico","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/comentario-a-la-carta-a-diogneto-en-un-mundo-laico\/","title":{"rendered":"Comentario a la Carta a Diogneto en un mundo laico"},"content":{"rendered":"

Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez Serrano<\/strong>
\nProfesor del Instituto Superior de Pastoral (Madrid)<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl autor quiere ilumina nuestra situaci\u00f3n actual (un mundo laico) con la Carta a Diogneto. Lo primero que hace es situar el texto en su tiempo. Un tiempo nada f\u00e1cil. Descubre, en este texto, un gran esfuerzo de inculturaci\u00f3n del evangelio. Le resulta atractiva, y actual, el estilo de una argumentaci\u00f3n positiva. Se le muestra un cristianismo vigoroso y atrayente. \u00bfQu\u00e9 respuestas creyentes al desaf\u00edo de la laicidad? Es la pregunta que se convierte en eje del art\u00edculo. El autor sugiere afrontar las dificultades con realismo y actuar desde la din\u00e1mica de la semilla.
\n 
\n <\/p>\n

    \n
  1. El contexto originario de la carta<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    La \u201cCarta a Diogneto\u201d constituye un documento \u00fanico en el panorama de los escritos cristianos de los primeros siglos por varios motivos. El primero radica en su misterioso origen. A pesar de la extraordinaria calidad del texto, que debiera haber extendido su fama en la antig\u00fcedad, lo cierto es que permaneci\u00f3 completamente ignorado hasta mediado el siglo XV. El segundo se refiere a la calidad literaria y teol\u00f3gica de su autor. Aunque se trata de una obra apolog\u00e9tica, esto es, que quiere defender el buen nombre y la bondad del cristianismo en un contexto de acoso y persecuci\u00f3n, su talante argumentativo se eleva muy por encima de la mayor\u00eda de los documentos an\u00e1logos de la \u00e9poca. Por \u00faltimo, es un texto que, pese a la distancia temporal y cultural que le separa de nosotros, conserva plena vigencia en muchos de sus planteamientos.
    \n 
    \nAtenas, finales del siglo II<\/strong>
    \nProfundicemos, brevemente, en estas tres cuestiones. Los especialistas, que no ponen en duda de la autenticidad del documento, sit\u00faan la redacci\u00f3n de A Diogneto en Atenas, a finales del siglo II, es decir, en los inicios del cristianismo, aunque no se ponen de acuerdo en varias cuestiones fundamentales[1]<\/a>. El autor es desconocido aunque alg\u00fan investigador ha propuesto la hip\u00f3tesis de que fuera un tal Cuadrato, obispo de Atenas y autor de una \u201cApolog\u00eda al emperador Adriano\u201d, escrita sobre el a\u00f1o 112 d. C. Esta obra, mencionada por Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesi\u00e1stica, se hab\u00eda dado hasta ahora por perdida. La hip\u00f3tesis es discutible ya que la \u00fanica referencia literal que cita Eusebio no coincide con ning\u00fan fragmento de \u201cA Diogneto\u201d tal y como ha llegado hasta nosotros y dado que esta obra suele datarse al final del siglo II y no al principio, como aquella. Por lo dem\u00e1s, llama much\u00edsimo la atenci\u00f3n que ning\u00fan Padre de la Iglesia, ni fuentes extracristianas, hagan referencia alguna a este peque\u00f1o pero elocuente tratado. En realidad, apareci\u00f3 en Constantinopla en 1436, por pura casualidad, entre los papeles usados en una pescader\u00eda para envolver el g\u00e9nero. Un joven cl\u00e9rigo, estudiante de griego, \u2013Tom\u00e1s de Arezzo- se hizo con el c\u00f3dice junto a otras 22 obras antiguas. Desgraciadamente, este original desapareci\u00f3 en el a\u00f1o 1870 al incendiarse la biblioteca de Estrasburgo en la que se encontraba, durante el conflicto franco-prusiano. Gracias a que se hab\u00edan hecho tres copias de la obra en el siglo XVI, el texto ha llegado a nuestros d\u00edas.
    \n 
    \n\u00bfQui\u00e9n fue Diogneto?<\/strong>
    \nTampoco se sabe qui\u00e9n es el Diogneto a qui\u00e9n se dirige la carta. Caben varias alternativas: que fuera el mismo emperador o una persona distinguida con suficiente influencia como para impedir el acoso a los cristianos; que fuera un particular pagano interesado en la nueva religi\u00f3n a quien se deseaba persuadir de la verdad del Evangelio (se especula con un maestro de Marco Aurelio del mismo nombre) o, incluso, que pudiera tratarse de una figura ret\u00f3rica o literaria \u2013como en los di\u00e1logos socr\u00e1ticos<\/em>– utilizada para desarrollar una defensa argumentada del mensaje cristiano. Con todo, el encabezamiento \u2013o exordio- del escrito parece apelar a alguien concreto e importante:
    \nPues veo, Excelent\u00edsimo Diogneto, tu extraordinario inter\u00e9s por conocer la religi\u00f3n de los cristianos y que muy puntual y cuidadosamente has preguntado sobre ella: primero, qu\u00e9 Dios es \u00e9se en que conf\u00edan y qu\u00e9 g\u00e9nero de culto le tributan para que as\u00ed desde\u00f1en todos ellos el mundo y desprecien la muerte, sin que, por una parte, crean en los dioses que los griegos tienen por tales y, por otra, no observen tampoco la<\/em>superstici\u00f3n de los jud\u00edos; y luego qu\u00e9 amor es \u00e9se que se tienen unos a otros; y por qu\u00e9, finalmente, apareci\u00f3 justamente ahora y no antes en el mundo esta nueva raza, o nuevo g\u00e9nero de vida; no puedo menos de alabarte por este empe\u00f1o tuyo, a la par que suplico a Dios, que es quien nos concede lo mismo el hablar que el o\u00edr, que a m\u00ed me conceda hablar de manera que mi discurso redunde en provecho tuyo, y a ti el o\u00edr de modo que no tenga por qu\u00e9 entristecerse el que te dirigi\u00f3 su palabra
    [2]<\/a>.<\/em>
    \nArgumentaci\u00f3n en positivo<\/strong>
    \nEsta breve introducci\u00f3n ya muestra el tono general de la obra en la que predomina un talante basado en la persuasi\u00f3n, la argumentaci\u00f3n en positivo y la serena convicci\u00f3n del valor de la fe. Los argumentos de fondo no son originales, pero el modo de tratarlos posee una gran frescura. Se apela a la inteligencia y a la sensibilidad, a la vez que se alaba al destinatario buscando su benevolencia. Todo el escrito, aunque tenga innegables elementos cr\u00edticos o pol\u00e9micos, se caracteriza por la ausencia de acritud, tosquedad o la relativa demagogia que aparecen con frecuencia en los denominados escritores apologetas cristianos, lo que manifiesta, tanto la competencia intelectual del autor, como la finura de su espiritualidad. Lo que no quita, por otra parte, nada de fuerza a la convicci\u00f3n con la que confiesa y justifica la bondad de la fe en Jesucristo. Sin entrar todav\u00eda en el contenido del escrito, me parece que este estilo argumentativo nos es muy necesario hoy en d\u00eda. Por desgracia, solemos situarnos en la Iglesia en torno a dos polos casi opuestos: unos afirman dogm\u00e1tica e impositivamente la verdad del cristianismo, tendiendo a descalificar los planteamientos que proceden de otras tradiciones culturales o las posiciones morales distintas a las nuestras, condenando muchas veces, con demasiada ligereza, algunos pensamientos novedosos. Otros, en cambio, camuflan avergonzadamente su fe, incapaces de dar raz\u00f3n de su esperanza (1\u00aa Pe 3,15) en un contexto cultural poco favorable en el que la experiencia cristiana \u2013por muy diversos motivos- se encuentra desacreditada o fuertemente cuestionada.
    \n 
    \nDesde la vivencia concreta de los cristianos<\/strong>
    \nResulta llamativo y plenamente actual que el autor de A Diogneto<\/em> argumente sobre el valor del cristianismo no s\u00f3lo sobre la base de sublimes especulaciones teol\u00f3gicas o filos\u00f3ficas (aunque el texto tenga calidad y hondura en este terreno) sino, sobre todo, a partir de la vivencia real de los propios cristianos presentada \u2013algo idealizadamente, como era de prever en un escrito de esta naturaleza- como encarnaci\u00f3n de un estilo de vida diferente y apasionante. Nada nuevo bajo el sol por otra parte: cuando los disc\u00edpulos de Juan fueron a preguntar a Jes\u00fas: \u201c\u00bfEres t\u00fa el que hab\u00eda de venir, o tenemos que esperar a otro?\u201d<\/em>, \u00e9ste no les responde con una disquisici\u00f3n te\u00f3rica, sino con una referencia a la realidad transformada: \u201cId, y hacer saber a Juan las cosas que o\u00eds y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio\u201d<\/em> (Mt 11,2-6). Algo parecido se\u00f1alaba Tertuliano, otro famoso apologeta de la segunda mitad del siglo II, para defender al cristianismo: \u201cMirad como se aman\u201d<\/em>
    [3]<\/a>. Lo que nos lleva a una pregunta pastoral de primer orden: \u00bfd\u00f3nde puede verse hoy ese g\u00e9nero de vida inspirada en Jes\u00fas que sea, al mismo tiempo, actual y alternativa, servicial y feliz? Porque sin esas referencias reales \u2013aunque sean humildes y sencillas- el anuncio del Evangelio se convierte, para nuestros contempor\u00e1neos, en \u201cm\u00fasica celestial\u201d.
    \n 
    \nUn cristianismo vigoroso y atractivo<\/strong>
    \nPor \u00faltimo, deseo defender la vigencia del contenido de la carta en un doble sentido que se intentar\u00e1 mostrar en el resto del art\u00edculo: la necesidad de presentar con vigor el cristianismo en nuestra sociedad de forma atractiva, contrastante y testimonial, por una parte, y la opci\u00f3n por una forma de presencia p\u00fablica de lo cristiano que rompa radicalmente con el paradigma de la cristiandad. El creciente malestar que sentimos dentro del Pueblo de Dios -sufriendo su incapacidad para renovarse en di\u00e1logo con un mundo en permanente cambio-, as\u00ed como la indiferencia o el rechazo que percibimos entre quienes no son miembros de la Iglesia, nos obligan a adoptar una estrategia que puede encontrar en este documento una clara inspiraci\u00f3n
    [4]<\/a>. Y, como la obra se refiere a muchos asuntos, he optado por centrarme, precisamente, en lo que ata\u00f1e a la forma de concebir la relaci\u00f3n entre los cristianos y el resto de los miembros de la sociedad.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. El texto \u201cA Diogneto\u201d: una aproximaci\u00f3n m\u00ednima<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      La obra que estamos considerando constaba originalmente de diez cap\u00edtulos muy breves a los que se a\u00f1adieron otros dos finales. En ellos se abordan, de modo sistem\u00e1tico, las cuidadosas preguntas de un pagano que se muestra extra\u00f1ado por el comportamiento cultual, la doctrina religiosa y las costumbres morales de los cristianos. El autor va respondiendo a la curiosidad de su interlocutor abordando, sucesivamente, las siguientes cuestiones:
      \n <\/p>\n