{"id":7606,"date":"2010-01-01T00:00:10","date_gmt":"2009-12-31T22:00:10","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7606"},"modified":"2010-01-01T00:00:10","modified_gmt":"2009-12-31T22:00:10","slug":"la-confirmacion-en-el-proceso-de-iniciacion-cristiana","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-confirmacion-en-el-proceso-de-iniciacion-cristiana\/","title":{"rendered":"La confirmaci\u00f3n en el proceso de Iniciaci\u00f3n Cristiana"},"content":{"rendered":"

\u00c1lvaro Ginel<\/strong>
\nDirector de la revista CATEQUISTAS<\/strong>
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\n\u00c1lvaro Ginel constata las dificultades que el sacramento de la confirmaci\u00f3n est\u00e1 teniendo en muchas comunidades. Sit\u00faa este sacramento dentro de la Iniciaci\u00f3n Cristiana (IC). Una preocupaci\u00f3n constatada desde hace un tiempo por nuestros obispos y te\u00f3logos. \u00bfPero qu\u00e9 es la IC? El autor va acerc\u00e1ndose desde diversos lugares a este contexto: desde el magisterio, desde la teolog\u00eda, desde la tradici\u00f3n de la Iglesia. La Iglesia engendra hijos a la fe, por eso la IC exige una identidad nueva, que abre a la persona al coraz\u00f3n del misterio de Jesucristo, y necesita la compa\u00f1\u00eda de la comunidad. Para llegar a este momento Dios se sirve de muchas cosas. Hay un paso previo la tradici\u00f3n llama \u201cprimer anuncio\u201d. Acaba el art\u00edculo con unas orientaciones para el sacramento de la confirmaci\u00f3n: reconocer el momento presente; dejar el protagonismo a la acci\u00f3n de Dios; hacerse cristiano requiere tomarse su tiempo.
\n 
\nPartimos de una situaci\u00f3n concreta: la catequesis de preparaci\u00f3n a la Confirmaci\u00f3n tal como funciona en la mayor\u00eda de las comunidades cristianas de nuestras Iglesias. Se trata, por lo general, de una catequesis realizada despu\u00e9s de la Primera Comuni\u00f3n. En unos casos se sit\u00faa la celebraci\u00f3n del sacramento de la Confirmaci\u00f3n hacia los dos a\u00f1os despu\u00e9s de la Comuni\u00f3n. En otros, la preparaci\u00f3n se hace hacia el final de la adolescencia o principio de la juventud, entre los 16-19 a\u00f1os, con una variedad amplia de matices seg\u00fan comunidades.
\nEn todos los casos tenemos esta l\u00f3gica: el sacramento de la Confirmaci\u00f3n es el \u00faltimo de los sacramentos de la iniciaci\u00f3n cristiana (IC) que se recibe. Los datos de observaci\u00f3n nos llevan a decir que la preparaci\u00f3n o catequesis de Confirmaci\u00f3n est\u00e1 centrada en \u201crepasar\u201d los fundamentos de la vida cristiana previamente vistos[1]<\/a>en el momento catequ\u00e9tico sacramental de la Primera Comuni\u00f3n o en la formaci\u00f3n religiosa escolar. Hay unas catequesis dedicadas espec\u00edficamente al sentido y al significado de la celebraci\u00f3n lit\u00fargica. Nos cuesta estructurar la dimensi\u00f3n de \u201cejercicios de la vida cristiana\u201d.
\nHablar de IC y Confirmaci\u00f3n es algo en lo que hay que profundizar. Se advierten en la actualidad algunos signos nuevos con respecto a, por ejemplo, cinco a\u00f1os antes: 1) ha disminuido el n\u00famero de los que piden la preparaci\u00f3n para el sacramento de la Confirmaci\u00f3n; 2) cada vez m\u00e1s se entra en este tiempo de catequesis sacramental por decisi\u00f3n propia, no porque \u201ctengo la edad de confirmarme\u201d. Esto es m\u00e1s notorio en las comunidades en las que la Confirmaci\u00f3n se hace a partir de los 16 a\u00f1os. No son raros los casos de j\u00f3venes que, al final del tiempo de catequesis, deciden no confirmarse.
\nNos encontrarnos con agentes de pastoral y catequesis que se sienten interrogados y hasta desorientados ante lo que est\u00e1 pasando con la catequesis de Confirmaci\u00f3n. La pastoral juvenil, basada en la Confirmaci\u00f3n en muchas comunidades cristianas, experimenta una fuerte sacudida en la actualidad. Hay parroquias que no tienen \u201cpastoral de j\u00f3venes\u201d porque no saben c\u00f3mo convocarlos y no tienen un elemento de convocatoria \u201catractiva\u201d como antes era el sacramento de la Confirmaci\u00f3n.
\nPor otra parte, hay que reconocer y aplaudir los esfuerzos e intentos por \u201chacer algo\u201d de muchos catequistas y responsables de comunidad, pero sin saber muy bien qu\u00e9 ni c\u00f3mo.
\nAlgo est\u00e1 cambiando y nos obligar\u00e1 a revisar nuestra acci\u00f3n de transmisi\u00f3n de la fe. La mirada de muchos, en estos momentos, se dirige hacia repensar la IC.<\/em>
\nLa novedad de esta necesidad de repensar es que antes mir\u00e1bamos hacia la IC teniendo delante una realidad num\u00e9rica que ya no se da m\u00e1s. Esto cambia mucho las cosas y nos hace acercarnos a la IC con m\u00e1s hondura y ganas de aprender para el futuro.
\n <\/p>\n

    \n
  1. CONSTATACIONES<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    Sin pretensiones de ser exhaustivos, tenemos que comenzar se\u00f1alando algunos indicadores de nuestra actual forma de realizar la catequesis o, con otras palabras, de nuestra manera de \u201cengendrar nuevos cristianos\u201d en estos momentos.
    \n <\/em><\/strong>
    \n1.1. La iniciaci\u00f3n: una preocupaci\u00f3n que viene de lejos<\/strong>
    \nLa preocupaci\u00f3n por la IC en la reflexi\u00f3n de la teolog\u00eda y de la catequesis en Espa\u00f1a no es nueva. Lo nuevo puede estar en la urgencia del momento presente de mayor secularizaci\u00f3n y en el malestar de la misma catequesis
    [2]<\/em><\/a>. Enumeramos s\u00f3lo dos centros que ponen de manifiesto esta preocupaci\u00f3n por la IC.
    \n 
    \n1.1.1. El Magisterio de la Iglesia espa\u00f1ola.<\/em>
    \nEn el excelente documento de la Comisi\u00f3n Episcopal de Ense\u00f1anza y Catequesis La catequesis de la comunidad cristiana
    [3]<\/a><\/em> ya se define lo propio de la catequesis como \u201ciniciaci\u00f3n global y sistem\u00e1tica en las diversas expresiones de la fe de la Iglesia\u201d (n. 61) y propone como objetivo de la catequesis \u201casegurar la identidad del cristiano\u201d (n. 152). Pasado el tiempo, la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola abordar\u00eda de manera m\u00e1s monogr\u00e1fica la IC en el documento La Iniciaci\u00f3n cristiana. Reflexiones y orientaciones[4]<\/a>. <\/em>El prop\u00f3sito de los Obispos en este segundo documento es ofrecer un \u201cservicio de ayuda y de orientaci\u00f3n a las Iglesias particulares en su cometido propio de establecer un proyecto de iniciaci\u00f3n cristiana bajo la autoridad del Obispo\u201d (n. 6). Por IC se entiende en el documento \u201cdon de Dios que recibe la persona humana por la mediaci\u00f3n de la Madre Iglesia. S\u00f3lo Dios puede hacer que el hombre renazca en Cristo por el agua y el Esp\u00edritu; s\u00f3lo \u00c9l puede comunicar la vida eterna e injertar al hombre, como un sarmiento, a la Vid verdadera, para que el hombre, unido a \u00c9l, realice su vocaci\u00f3n de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, en medio del mundo, como miembro vivo y activo de la Iglesia\u201d (n. 9). El elementooriginal<\/em> de la IC queda bien se\u00f1alado con estas palabras: \u201cLa IC consiste en que Dios tiene la iniciativa y la primac\u00eda en la transformaci\u00f3n interior de la persona y en su integraci\u00f3n en la Iglesia, haci\u00e9ndole part\u00edcipe de la muerte y resurrecci\u00f3n de Cristo\u201d (n. 6).
    \nInspir\u00e1ndose en este texto, tanto durante el tiempo de su elaboraci\u00f3n como despu\u00e9s de su publicaci\u00f3n, losPlanes acci\u00f3n<\/em> de la Subcomisi\u00f3n Episcopal de Catequesis acogen y reflejan de manera operativa esta preocupaci\u00f3n por la IC. As\u00ed, en el Plan de acci\u00f3n<\/em> de 1997-2000 encontramos este objetivo: Impulsar una catequesis al servicio de la iniciaci\u00f3n cristiana
    [5]<\/a>. <\/em>En el Plan<\/em> de acci\u00f3n<\/em> de los a\u00f1os 2001-2004, se insiste: Proseguir los esfuerzos para la implantaci\u00f3n de la catequesis de iniciaci\u00f3n cristiana, como actividad b\u00e1sica de la pastoral catequ\u00e9tica. Llevar a cabo esta implantaci\u00f3n de modo adecuado a las diversas edades, y clarificar y coordinar los cometidos de las distintas instituciones y \u00e1mbitos que deben intervenir[6]<\/a>.<\/em> En el Plan de acci\u00f3n<\/em> de los a\u00f1os 2007-2010 se especifica: Elaborar un Proyecto Marco de iniciaci\u00f3n cristiana para la catequesis de iniciaci\u00f3n cristiana de infancia y adolescencia[7]<\/a>.<\/em>
    \nAdem\u00e1s, hay que se\u00f1alar, en esta sensibilidad de la Iglesia espa\u00f1ola por la IC, el documento: Orientaciones pastorales para la iniciaci\u00f3n cristiana de ni\u00f1os no bautizados en su infancia
    [8]<\/a>,<\/em> aprobado en la LXXXIII Asamblea Plenaria del 26 de marzo de 2004[9]<\/a>.
    \n 
    \n1.1.2. El campo de la reflexi\u00f3n teol\u00f3gico pastoral<\/em>
    \nEn lo que se refiere a la reflexi\u00f3n teol\u00f3gico pastoral tenemos que citar los trabajos de renombrados especialistas de nuestro universo cultural cercano. Elijo tres porque me parecen los m\u00e1s significativos por la repercusi\u00f3n de su magisterio universitario y por sus publicaciones.
    \n 
    \n* Es de justicia comenzar reconociendo la reflexi\u00f3n ofrecida por Casiano Florist\u00e1n
    [10]<\/a>. Desde un intento serio de entrar en el significado del Ritual de la iniciaci\u00f3n cristiana de adultos<\/em> (RICA)[11]<\/a>,<\/em> el autor aporta una reflexi\u00f3n sobre el catecumenado primitivo. Adem\u00e1s de la aportaci\u00f3n personal, el libro es una \u201cbiblioteca\u201d de cuanto hasta ese momento se hab\u00eda publicado especialmente en lengua francesa, italiana y alemana. Al hablar del catecumenado[12]<\/a> estudia la IC y la describe como \u201cel acceso a la experiencia del misterio de Cristo, mediante el paso de un estado (catec\u00fameno) a otro (fiel) a trav\u00e9s de los sacramentos del bautismo, confirmaci\u00f3n y eucarist\u00eda\u201d[13]<\/a>. Recogiendo la problem\u00e1tica del momento, se detiene en la \u201creiniciaci\u00f3n cristiana\u201d como una urgencia pastoral. \u201cA causa de la generalizaci\u00f3n del bautismo de ni\u00f1os y de la desaparici\u00f3n de la pastoral catecumenal, una gran mayor\u00eda de los bautizados no han sido evangelizados o catequizados suficientemente por la familia, la parroquia o la escuela. Lo he dicho repetidas veces: en la Iglesia primitiva era bautizado el convertido; ahora tiene que convertirse el bautizado[14]<\/a>\u201d.
    \n 
    \n* Dionisio Borobio, a partir de su campo espec\u00edfico de la Teolog\u00eda sacramental, realiz\u00f3 un tratado<\/em> sobre las cuestiones relativas a la IC en el libro La iniciaci\u00f3n cristiana
    [15]<\/a>, <\/em>tambi\u00e9n con una ampl\u00edsima bibliograf\u00eda.. <\/em>A la pregunta, \u00bfQu\u00e9 es la iniciaci\u00f3n cristiana? <\/em>responde: \u201cEs aquel proceso por el que una persona es introducida al misterio de Cristo y a la vida de la Iglesia, a trav\u00e9s de unas mediaciones sacramentales y extrasacramentales, que van acompa\u00f1ando el cambio de su actitud fundamental, de su ser y existir con los dem\u00e1s y en el mundo, de su nueva identidad como persona cristiana creyente[16]<\/a>\u201d.
    \n 
    \n* Finalmente, desde el campo espec\u00edfico de la catequesis, Emilio Alberich, en su tratado de catequ\u00e9tica fundamental, que ha ido renovando sucesivamente
    [17]<\/a>, no se detiene en estudiar la IC, sino que, sirvi\u00e9ndose de las aportaciones de otros, centra la IC en lo que tiene de dimensi\u00f3n pedag\u00f3gica. As\u00ed lo plantea en su obra: \u201cLa iniciaci\u00f3n cristiana, en su sentido m\u00e1s profundo, consiste ante todo en la acci\u00f3n transformante de Dios mediante los sacramentos del bautismo, confirmaci\u00f3n y eucarist\u00eda. \u00bfEs posible guiar desde fuera el dinamismo interior y secreto de la gracia en el coraz\u00f3n humano? \u00bfEs posible \u00abiniciar\u00bb, transmitir, \u00abeducar\u00bb la fe? Pero adem\u00e1s, hablar de iniciaci\u00f3n<\/em> y educaci\u00f3n<\/em>, en catequesis, no parece reflejar la realidad concreta de una pr\u00e1ctica que, a menudo, se reduce a ense\u00f1anza<\/em> doctrinal, o a simple socializaci\u00f3n<\/em> cultural y religiosa[18]<\/a>\u201d.
    \n 
    \n1.2. Nuestra sociedad ya no es una sociedad de cristiandad<\/strong>
    \nComo parte de Europa, las Iglesias particulares de Espa\u00f1a participamos del an\u00e1lisis de situaci\u00f3n cultural y religiosa que el papa Juan Pablo II ofrec\u00eda en la exhortaci\u00f3n apost\u00f3lica La Iglesia en Europa
    [19]<\/a><\/em> y que se resume en la expresi\u00f3n \u201cuna p\u00e9rdida de la memoria y de la herencia cristinas\u201d[20]<\/a>.
    \nPor su parte, los Obispos espa\u00f1oles no han cesado de revisar la realidad de nuestro pa\u00eds. \u201cNaciones tradicionalmente cat\u00f3licas como Espa\u00f1a sufren una particular erosi\u00f3n en las convicciones religiosas y \u00e9ticas de una buena parte de su poblaci\u00f3n, para la que el relativismo imperante y el mito del progreso materialista se sit\u00faan como valores de primer orden y de m\u00e1xima actualidad, relegando los valores religiosos como so fueran piezas de museo o realidades del pasado
    [21]<\/a>\u201d (n. 45). M\u00e1s recientemente, la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola hac\u00eda un diagn\u00f3stico de la situaci\u00f3n religiosa[22]<\/a>. La nueva situaci\u00f3n de la sociedad espa\u00f1ola se describe como una \u201coleada de laicismo\u201d: \u201cEl otro factor que queremos resaltar, porque es decisivo para interpretar y valorar desde la fe las nuevas circunstancias, es el desarrollo alarmante del laicismo en nuestra sociedad. No se trata del reconocimiento de la justa autonom\u00eda del orden temporal, en sus instituciones y procesos, algo que es enteramente compatible con la fe cristiana y hasta directamente favorecido y exigido por ella. Se trata, m\u00e1s bien, de la voluntad de prescindir de Dios en la visi\u00f3n y la valoraci\u00f3n del mundo, en la imagen que el hombre tiene de s\u00ed mismo, del origen y t\u00e9rmino de su existencia, de las normas y los objetivos de sus actividades personales y sociales\u201d[23]<\/a>. La consecuencia de todo esto es \u201cla quiebra de todo un patrimonio espiritual y cultural, enraizado en la memoria y la adoraci\u00f3n de Jesucristo y, por tanto, el abandono de valiosas instituciones y tradiciones nacidas y nutridas de esa cultura. Se dir\u00eda que se pretende construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiraci\u00f3n ninguna a la vida eterna, fundada \u00fanicamente en nuestros propios recursos y orientada casi exclusivamente hacia el mero goce de los bienes de la tierra\u201d[24]<\/a>.
    \n 
    \nPor nuestra parte, manteni\u00e9ndonos en el terreno de la constataci\u00f3n, observamos que vivimos en una sociedad que ya no podemos denominar como \u201csociedad de cristiandad\u201d. Para precisar m\u00e1s el alcance de la afirmaci\u00f3n queremos decir que \u201clo cristiano\u201d es un<\/em> elemento junto a otros elementos que conviven en la sociedad sin que uno sea hegem\u00f3nico y gu\u00eda del entenderse la sociedad a s\u00ed misma (diversas corrientes de pensamiento, de modos de entender a la persona, de criterios referenciales que sostienen la vida humana y la percepci\u00f3n de lo creado\u2026)
    [25]<\/a>. Reconocemos no pocos matices significativos en nuestra realidad religiosa, as\u00ed conviven con lo no cristiano huellas de tradici\u00f3n cristiana[26]<\/a> que envuelven a muchos hombres y mujeres que no se sienten cristianos o cuyo cristianismo podr\u00edamos definirlo como de \u201cbautizados no iniciados o desconvertidos\u201d[27]<\/a>. Tambi\u00e9n percibimos que hay tradiciones y manifestaciones cristianas que perduran en el alma de nuestro pueblo. Surgieron como manifestaciones de la fe, aunque en muchos casos hayan perdido su sentido originario y pueden correr el riesgo de convertirse en expresiones vac\u00edas del contenido cristiano que les dio origen. De todas formas est\u00e1n ah\u00ed y son un potencial no despreciable para una aproximaci\u00f3n, al menos cultural, al hecho cristiano. En algunas de nuestras regiones es muy fuerte un sustrato de religiosidad popular que es un rescoldo que puede avivar la presencia del Evangelio a pesar de los envites de otras corrientes.
    \nEste cambio de sociedad no lo valoramos como algo negativo. Preferimos aceptarlo como dato objetivo que se nos impone y situarnos ante \u00e9l como creyentes que, partiendo de la resurrecci\u00f3n del Se\u00f1or, miran esperanzados hacia el futuro y buscan las formas mejores de vivir hoy el anuncio gozoso del Evangelio sabiendo que \u00c9l nos precede (Mc 16,7) y que hemos sido enviados a proclamar la buena noticia (Mc 16,15) sin m\u00e1s imperativos modales que el imperativo del anuncio.
    \n 
    \n1.3. Los datos que nacen en el mismo hacer catequ\u00e9tico<\/strong>
    \nQueremos reconocer los m\u00faltiples y variados esfuerzos que las Iglesias particulares y las comunidades cristianas locales est\u00e1n realizando para \u201creconvertir\u201d el proceso de devenir cristiano y de incorporarse a la comunidad de los disc\u00edpulos del Se\u00f1or.
    \nNo siempre los esfuerzos realizados llegan al objetivo pretendido. Enumeramos algunos rasgos que nos inducen a plantear en profundidad el mismo hacer catequ\u00e9tico:
    \n 
    \n1.3.1. El fracaso de muchos procesos de iniciaci\u00f3n actuales<\/em>
    \nEstamos ante la constataci\u00f3n de que ni\u00f1os y j\u00f3venes que siguen un proceso de iniciaci\u00f3n para un sacramento, <\/em>una vez recibido, se alejan de la Iglesia. El proceso de iniciaci\u00f3n realizado no ha servido para integrarlos en la comunidad, sino \u201cllegar a una meta\u201d: recibir (conseguir) el sacramento, y abandonar la comunidad cristiana. De este modo, constatamos que con mucha frecuencia no se da un cambio de vida y mentalidad, es decir, no hay conversi\u00f3n<\/em>, en los sujetos que han recorrido el proceso propuesto. Y la conversi\u00f3n es el primer paso para hablar de iniciaci\u00f3n cristiana.
    \n 
    \n1.3.2. Ausencia de apoyos<\/em>
    \nEn otra \u00e9poca, la acci\u00f3n catequ\u00e9tica era apoyada por elementos externos a ella, pero fuertemente complementarios como la familia, la escuela y otros. Hoy, para algunos ni\u00f1os y j\u00f3venes es posible que se mantengan estos pilares, pero la inmensa mayor\u00eda no cuentan ya con ellos. Es imprescindible proyectar un modelo de IC que tenga en cuenta la nueva situaci\u00f3n de ausencia de apoyos.
    \n 
    \n1.3.3. Reduccionismo en la comprensi\u00f3n de la expresi\u00f3n \u201ciniciaci\u00f3n cristiana\u201d<\/em>
    \nTenemos que reconocer que el t\u00e9rmino IC es entendido de muchas maneras en las comunidades cristianas y en el \u00e1mbito de los catequistas.
    \nNos parece que existe un reduccionismo generalizado que consiste en centrar el contenido de la IC en el aprendizaje de los temas de catequesis <\/em>y en la misma recepci\u00f3n del sacramento. Siendo elementos importantes de la IC no son toda la IC.
    \n 
    \n1.3.4. Una cosa es la reflexi\u00f3n, otra la pr\u00e1ctica<\/em>
    \nComo observa Henri Derroitte: \u201cHemos tenido numerosas y buenas ideas sobre el futuro de la catequesis, pero decidme donde se han puesto por obra estas ideas sobre el futuro\u201d
    [28]<\/a>. Nos puede la respuesta inmediata a la respuesta program\u00e1tica. Nos puede la respuesta a lo que nos pide la gente \u201cpor tradici\u00f3n\u201d que a lo que creemos que debe ser el futuro. Nos puede la inercia del pasado a la apertura hacia lo nuevo porque el cambio es muy fuerte, no menos fuerte el cambio que la misma sociedad est\u00e1 sufriendo. En resumen, las palabras de cambio que utilizamos en la reflexi\u00f3n no tienen a\u00fan confirmaci\u00f3n en la praxis catequ\u00e9tica. Lo que s\u00ed que parece que se nos avecina es un cambio que se impondr\u00e1 por la fuerza de los hechos. Y siempre existir\u00e1 la dial\u00e9ctica entre la reflexi\u00f3n te\u00f3rica y la realizaci\u00f3n pr\u00e1ctica.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. QU\u00c9 ENTENDEMOS POR INICIACI\u00d3N<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      La primera aproximaci\u00f3n que hacemos es entender el sentido amplio de iniciaci\u00f3n.<\/em>
      \n <\/em>
      \n2.1. El t\u00e9rmino \u201ciniciaci\u00f3n\u201d: realidad antropol\u00f3gica<\/strong>
      \nAntes que cristiano, el t\u00e9rmino \u201ciniciaci\u00f3n\u201d es una realidad humana. La persona humana, desde su gestaci\u00f3n, se inicia en la manera de ser persona, de estar en el mundo y de capacitarse para realizarse en toda originalidad. El ser humano se engendra en un seno o ambiente donde se le cuida y prepara para la vida. Adquirir existencia e identidad no se hace al margen de la madre y del padre, de la sociedad familiar y del entorno que nos rodea.
      \n 
      \n2.1.1. La iniciaci\u00f3n es a la vez una acci\u00f3n y un efecto<\/em>
      \nEs acci\u00f3n<\/em> en cuanto que en la persona se realiza o se ejerce un determinado influjo, o ella misma realiza unos hechos orientados a desarrollar la original entidad de la persona.
      \nEs efecto<\/em> porque estas acciones que recaen sobre la persona no son intranscendentes, sino que est\u00e1n llamadas a producir un cambio, una transformaci\u00f3n o modificaci\u00f3n en ella.
      \nQuien se ejercita o entrena en una dimensi\u00f3n o aspecto personal acaba modificando su propia capacidad para, por ejemplo, jugar, para llevar adelante un trabajo, soportar el dolor, abrirse a la respuesta con el Dios que le solicita, etc. La familia y la sociedad \u201cinician\u201d a las j\u00f3venes generaciones en el estilo de vida que ellas han creado y viven: unos valores, unas normas, unas expresiones, etc. Cuando un ni\u00f1o recibe un regalo, muchos padres suelen decirle: \u00bfQu\u00e9 es lo que se dice?<\/em> Es la forma de iniciarles en un estilo de comportamiento, en unos valores c\u00edvicos.
      \nEste proceso de iniciaci\u00f3n no se hace de golpe. Hay etapas. Al principio cuesta m\u00e1s el \u201centrenamiento\u201d o las acciones que nos llevar\u00e1n, despu\u00e9s, a ser expertos alfareros o correctores de estilo en una editorial u honrados y c\u00edvicos ciudadanos. Las acciones no son pura mec\u00e1nica repetitiva, sino que implican siempre un aprendizaje, y una modificaci\u00f3n personal: haciendo aprendo y me transformo internamente. Se trata de acciones polivalentes: transforman el ser y enriquecen los conocimientos. No se llega a ser experto en la docencia sin un ejercicio. Por otra parte, se adquieren nuevos conocimientos en aquello en lo que nos ejercitamos. Lo sabe bien la empresa cuando, para aceptar una persona para un puesto de trabajo pone la condici\u00f3n de \u201ccon experiencia\u201d.
      \n 
      \n2.1.2. La iniciaci\u00f3n tiene comienzo y final con etapas diferencias <\/em>
      \nHoy el t\u00e9rmino iniciaci\u00f3n no se emplea mucho en el lenguaje corriente de la vida ordinaria, aunque todo grupo y sociedad se den un tiempo \u201cinici\u00e1tico\u201d en el que la persona tiene que iniciarse, \u201chacerse a algo\u201d, <\/em>decimos, para entender la historia y principios del grupo y para saber \u201cestar y moverse\u201d en un \u00e1mbito concreto. Se utilizan otros t\u00e9rminos: as\u00ed hablamos de estar preparados, <\/em>de m\u00e1ster, <\/em>de cualificaci\u00f3n profesional,<\/em> de periodo de pr\u00e1cticas,<\/em>de competencias, <\/em>etc. Palabras muy en uso hoy como reciclaje <\/em>o formaci\u00f3n permanente <\/em>tienen otras caracter\u00edsticas que no corresponden a lo que nosotros aqu\u00ed entendemos por iniciaci\u00f3n.
      \nTodos los itinerarios formativos iniciales de las sociedades y grupos pretenden preparar o modificar a la persona de manera \u201cinicial\u201d o \u201cb\u00e1sica\u201d para que, a partir de unos cimientos m\u00ednimos, se desarrollen todas las potencialidades. Lo inicial o formaci\u00f3n inicial no es el final, pero s\u00ed es la plataforma referencial para la construcci\u00f3n de un futuro personal original.
      \nSe puede decir que ha terminado el tiempo de la iniciaci\u00f3n cuando el aspirante ha realizado los tiempos necesarios para adiestrarse en conocimientos y en ejercicios pr\u00e1cticos para ser aut\u00f3nomo en un determinado menester. Esto se suele verificar por pruebas o ex\u00e1menes marcados por la sociedad y los grupos. En el momento final de la iniciaci\u00f3n no quiere decir que la persona ya lo sepa ya todo<\/em>, sino que posee en sus manos de aquellos elementos que le permitir\u00e1n superar y soportar las dificultades normales con las que se encuentre.
      \nLa primera etapa posterior al tiempo de iniciaci\u00f3n es delicada, y, de ordinario, exigir\u00e1 una vinculaci\u00f3n m\u00e1s estrecha con personas del grupo donde se ha incorporado que le ayuden a manejarse como aut\u00f3nomo. Podemos pensar en el curr\u00edculo de un estudiante de medicina que sale de la Universidad y los a\u00f1os de pr\u00e1cticas que realiza en los hospitales. Adquirir la propia identidad e independencia necesita tiempo, acompa\u00f1amiento y peque\u00f1os pasos.
      \n 
      \n2.1.3. Diferenciar la iniciaci\u00f3n de la profundizaci\u00f3n<\/em>
      \nNo se debe confundir los elementos de la iniciaci\u00f3n que ponen los pilares b\u00e1sicos de algo con el tiempo de profundizaci\u00f3n o formaci\u00f3n permanente, que suponen no s\u00f3lo los cimientos b\u00e1sicos iniciales, sino que exigen una profundizaci\u00f3n en la experiencia diaria, un rodaje en una profesi\u00f3n, una progresiva s\u00edntesis de asimilaci\u00f3n personal. La profundizaci\u00f3n o formaci\u00f3n permanente lanza a ir m\u00e1s all\u00e1 de donde estamos o a corregir facetas que impiden dar nuevos pasos. Es bueno diferenciar la etapa de iniciaci\u00f3n de otras etapas posteriores. Siempre podemos aprender en la vida, pero no todo el aprendizaje tiene que ser encuadrado en la etapa inicial. Lo inici\u00e1tico posibilita, orienta, y, en alguna manera, determina el resto del camino. En el mundo artesanal y universitario se palpa con claridad el influjo de los buenos artesanos y maestros que son capaces de despertar en el estudiante curiosidad, ganas, amor y entrega a la profesi\u00f3n. Una buena iniciaci\u00f3n es de ordinario garant\u00eda de un futuro comprometido en aquello que uno fue iniciado. Los cursos de reciclaje y de formaci\u00f3n permanente se basan, fundamentalmente en la experiencia adquirida, en la riqueza de saber acumulado para poder continuar avanzando.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. LA INICIACI\u00d3N CRISTIANA<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        La IC participa del proceso de iniciaci\u00f3n humana que acabamos de describir, pero no se reduce a \u00e9l. Estamos llamados a repensar la IC en aquellos elementos esenciales que la Iglesia vivi\u00f3 y realiz\u00f3 en una sociedad sin referencias cristianas, para incorporar a la comunidad a los que se sent\u00edan llamados. No repensamos la IC para restaurar un ayer, sino para, desde la responsabilidad eclesial actual, ofrecer caminos a quienes son llamados a \u201crenacer el agua y del Esp\u00edritu\u201d (Jn 3,5) porque han sentido dentro de su coraz\u00f3n que el Padre les arrastra hacia la persona de su Hijo (Jn 6,44).
        \nNo abordamos la IC con la idea de sacar algunas conclusiones<\/em> para alimentar un modelo de catequesis concreto
        [29]<\/a> que consiste en un encuentro semanal de una hora durante unos a\u00f1os prefijados de antemano que termina con la recepci\u00f3n del sacramento de la Confirmaci\u00f3n. Preferimos situarnos ante la IC de manera abierta, admitiendo que estamos en un mundo que ya no es cristiano y que la comunidad cristiana tiene la obligaci\u00f3n de proponer procesos adecuados a la actual situaci\u00f3n socio-religiosa para llegar a ser cristiano hoy<\/em>.
        \n <\/strong>
        \n3.1. Dios revelado en la historia y, sobre todo, en Jesucristo<\/strong>
        \nEl acontecimiento del cristianismo es un hecho de revelaci\u00f3n: \u201cDispuso Dios en su sabidur\u00eda revelarse a s\u00ed mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad (Ef 1,9), mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Esp\u00edritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina (Ef 2,18)\u201d
        [30]<\/a>. Siendo un hecho revelado, la confesi\u00f3n en Dios no es conquista personal, sino don que la persona recibe. Toda reflexi\u00f3n como IC tiene que partir de este protagonismo de Dios.
        \nDios se revela saliendo al encuentro de la persona, meti\u00e9ndose en su historia, interrog\u00e1ndole por su nombre: \u201c\u00bfD\u00f3nde est\u00e1s? \u00bfQui\u00e9n eres?\u201d (G\u00e9n 3,9). Dios se acerca y hace de la historia humana una historia de presencia tambi\u00e9n divina: \u201cEste plan de revelaci\u00f3n se realiza con palabras y gestos intr\u00ednsecamente conexos entre s\u00ed, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvaci\u00f3n manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas. Pero la verdad \u00edntima acerca de Dios y acerca de la salvaci\u00f3n humana se nos manifiesta por la revelaci\u00f3n de Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelaci\u00f3n\u201d
        [31]<\/a>.
        \nAdherirse a la fe y confesar al Dios y Padre de Jes\u00fas no es algo espontaneo ni es un trabajo puramente humano. La adhesi\u00f3n a Jesucristo es una respuesta personal a una iniciativa de Dios que se realiza en el seno de los disc\u00edpulos que viven, confiesan y celebran al Se\u00f1or resucitado. Esta confesi\u00f3n de fe de los que adoran al Dios vivo se traduce visiblemente en gestos, s\u00edmbolos, comportamientos, invocaciones, f\u00f3rmulas de fe que hay que entender y en las que hay que ser iniciado<\/em>.
        \nEl proceso de asimilaci\u00f3n del universo religioso en que se expresa la relaci\u00f3n con el Dios revelado en Jes\u00fas es lo que la tradici\u00f3n eclesial ha denominado como IC.
        \nPodemos denominar al proceso de la IC como \u201cun don de Dios que recibe la persona humana por la mediaci\u00f3n de la Madre Iglesia\u201d
        [32]<\/a>. Su originalidad consiste en que \u201cDios tiene la iniciativa y la primac\u00eda en la transformaci\u00f3n interior de la persona y en su integraci\u00f3n en la Iglesia, haci\u00e9ndole part\u00edcipe de la muerte y resurrecci\u00f3n de Cristo\u201d[33]<\/a>. Se llega a ser cristiano por la gracia de Dios. <\/em>La IC nos lleva a ser familiares e interlocutores de un Dios que nos precede (Mc 16,7) y que toma la iniciativa (Jn 3,27).
        \n 
        \n3.2. La IC exige identidad nueva<\/strong>
        \nEl cambio de un modo de darse sentido la persona a otro revelado y cimentado en Cristo conlleva unanueva identidad<\/em> del sujeto iniciado. El iniciado adquiere una nueva identidad en Cristo Jes\u00fas. Abandonar la historia personal articulada sobre unos principios y valores para insertarse en la historia de salvaci\u00f3n iniciada por Dios y cuyo culmen es Jes\u00fas, el Cristo, es todo un proceso que la persona tiene que recorrer a su ritmo y con sus decisiones, con la ayuda de Dios y de la comunidad cristiana, hasta adquirir una nueva identidad.<\/em>
        \nEn el evangelio de san Juan, esta transformaci\u00f3n recibe el nombre de \u201cnacer de nuevo\u201d (Jn 3,3), \u201cnacer del agua y del Esp\u00edritu\u201d (Jn 3,5), \u201cpasar de la muerte a la vida\u201d (Jn 5,24). San Pablo lo describe como muerte:<\/em>\u201cVosotros estabais muertos por vuestros pecados\u201d (Col 2,13), \u201cVosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jes\u00fas\u201d (Rom 6,13). Y los Hechos de los Ap\u00f3stoles hablan de conversi\u00f3n: <\/em>\u201cConvert\u00edos y que cada uno se bautice invocando el nombre de Jesucristo\u201d (2,38).
        \nSe apunta claramente en estos textos a una novedad radical, identidad nueva, que ata\u00f1e a totalidad de la persona hasta poder hablar de vida nueva, vida eterna: <\/em>\u201cEl que cree en m\u00ed tiene vida eterna\u201d (Jn 6,40).
        \nUn horizonte tan novedoso supera las fuerzas humanas. Andrea Fontana lo describe as\u00ed: \u201cTodo esto no depende s\u00f3lo de la buena voluntad ni de la benevolencia de una comunidad que acoge; todo esto depende de la acci\u00f3n misteriosa del Dios de la vida anunciado por Jes\u00fas, que, de ordinario, de manera sorprendente lleva a t\u00e9rmino su proyecto de salvaci\u00f3n a trav\u00e9s de signos, experiencias y encuentros gratuitos\u201d
        [34]<\/a>. En el fondo no es nada m\u00e1s que una manera de reconocer las palabras del Se\u00f1or: \u201cOs tengo dicho que nadie puede acudir a m\u00ed si al Padre no se lo concede\u201d (Jn 6,65).
        \n 
        \n3.3. Conformaci\u00f3n de la IC en la Iglesia<\/strong>
        \nEn su historia, la Iglesia tuvo conciencia de que se nace a la fe por el protagonismo de Dios que tiene la iniciativa de llamar. Al mismo tiempo, la Iglesia, sabedora de que \u201cexiste para evangelizar\u201d (EN 14), para \u201cllevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar la misma humanidad\u201d (EN 18), fue ofreciendo cauces para que los llamados se iniciaran en la nueva vida a que estaban convocados. De esta manera se fue configurando un proceso de evangelizaci\u00f3n en el que la IC ten\u00eda, y tiene, un momento muy destacado y que culminaba con la recepci\u00f3n de los sacramentos del bautismo, confirmaci\u00f3n y eucarist\u00eda
        [35]<\/a>.
        \n <\/em>
        \n3.3.1. La \u201cprovocaci\u00f3n de Dios\u201d o primer anuncio<\/em>
        \nDios se sirve de muchas cosas para llamar y convocar, para suscitar las ganas y la curiosidad o inquietud por \u00c9l mismo
        [36]<\/a>. A este momento de \u201cprovocaci\u00f3n\u201d de Dios en el interior de la persona, la tradici\u00f3n eclesial lo ha dado el nombre de primer anuncio.<\/em> Consiste en esa \u201csospecha atendida\u201d de que en nuestro \u00edntimo adentro hay una voz interior que nos lanza a una b\u00fasqueda de Aquel que desde dentro nos busca y quiere entablar di\u00e1logo personal con nosotros. Es un \u201cvolver a uno mismo\u201d, como dice san Agust\u00edn, para descubrir dentro la huella o soplo de Dios (G\u00e9n 1,7) que nos precede y que nos habita.
        \nLa \u201cprovocaci\u00f3n\u201d de Dios acaece por una acci\u00f3n de la Iglesia ya sea por el primer anuncio ya sea por el testimonio de los miembros de la comunidad o por iniciativa de Dios mismo como vemos en el pasaje de la samaritana (Jn 4) o en el relato de los disc\u00edpulos de Em\u00e1us (Lc 24). La Iglesia, en todo tiempo, aprende de su Maestro y Se\u00f1or, el estilo de provocaci\u00f3n y de iniciaci\u00f3n que el mismo Jes\u00fas llev\u00f3 a cabo.
        \nNadie puede poner l\u00edmites de tiempo a este momento. La Iglesia s\u00ed que ha desarrollado acciones de primer anuncio diversas y variadas para favorecer pedag\u00f3gicamente el despertar religioso <\/em>o el abrir los ojos<\/em> a lo que a simple vista no vemos, pero est\u00e1 en nosotros mismos.
        \n 
        \n3.3.2. La iniciaci\u00f3n en la nueva vida<\/em>
        \nQuien se decide a responder a Dios, a \u201cconvertir\u201d su vida y volverse hacia Jesucristo, a buscar su rostro m\u00e1s detenidamente y a seguirle, emprende un segundo momento que consiste en \u201cser introducido en la vida de fe, de la liturgia y de la caridad del Pueblo de Dios\u201d (AG 14). La Iglesia, en su sabidur\u00eda evangelizadora, fue dando forma org\u00e1nica a este proceso de introducci\u00f3n o iniciaci\u00f3n en la vida evang\u00e9lica por medio de la instituci\u00f3n llamada catecumenado, se\u00f1alando etapas y momentos rituales
        [37]<\/a>.
        \nLos ritos en la iniciaci\u00f3n siempre fueron de gran importancia porque se\u00f1alaban de alguna manera que estaba \u201cocurriendo algo en la persona\u201d que no le afectaba s\u00f3lo a ella, sino implicaba tambi\u00e9n a la vida de la comunidad cristiana a la que se estaba iniciando.
        \nEl proceso de la iniciaci\u00f3n nunca fue un proceso que se redujera a saberes sobre<\/em> (aunque los incluya), sino que estaba centrado en el cambio de identidad de la persona, <\/em>o en el nacimiento o engendramiento <\/em>de una persona nueva seg\u00fan Jesucristo. La acentuaci\u00f3n de esta dimensi\u00f3n esencial de la IC tiene muchas consecuencias pr\u00e1cticas: el ritmo original de cada persona, la libertad para responder a Dios, la ayuda de la comunidad, el ejemplo de los creyentes y la participaci\u00f3n en la vida comunitaria, etc. De ah\u00ed que sea extremadamente dif\u00edcil se\u00f1alar tiempos est\u00e1ndar para todos los que se inician. Podemos hablar de \u201cindicadores\u201d de tiempo de duraci\u00f3n de las distintas fases de acuerdo con los datos generales de una estad\u00edstica pr\u00e1ctica, pero nada m\u00e1s. Por encima de todo est\u00e1 el respeto de la historia de cada persona y de sus condicionantes para \u201cmorir al hombre\u201d (Ef 4,22).
        \n 
        \n3.3.3. La compa\u00f1\u00eda y presencia de la comunidad<\/em>
        \nSi bien es verdad que el protagonismo de Dios en la IC es esencial, tambi\u00e9n lo es que, de ordinario, la acci\u00f3n de Dios se realiza por la mediaci\u00f3n de la comunidad cristiana, \u201croz\u00e1ndose\u201d con otros creyentes. Se nos \u201ccontagia\u201d la forma de creer viendo y viviendo con creyentes, y personalizando lo que vemos. A este hecho se le suele denominar con expresiones maternales. \u201cCon solicitud maternal les hace part\u00edcipes de su propia experiencia de fe y les incorpora a su seno\u201d
        [38]<\/a>, apunta del Directorio de 1997. Los Obispos Espa\u00f1oles nos dicen: \u201cEl signo de la funci\u00f3n maternal de la Iglesia es precisamente la pila bautismal, la cual es obligatoria en toda parroquia\u201d[39]<\/a>. Los Obispos franceses, despu\u00e9s de enumerar diversas facetas de la vida de la comunidad (alimentarse de la palabra, conducir itinerarios de fe, dinamismo de vida sacramental, proporcionar ocasiones de compartir preguntas, etc.) concluye diciendo que estas facetas diferentes de la vida eclesial \u201cforman como un ambiente nutritivo en el que arraiga la experiencia de fe\u201d[40]<\/a>. Con otra expresi\u00f3n bella, estos mismos Obispos afirman que \u201cla existencia de un \u2018ba\u00f1o eclesial\u2019 es particularmente determinante en un contexto en el que todo lleva a vivir una relaci\u00f3n individualista con Cristo\u201d[41]<\/a>.
        \n 
        \n3.3.4. La IC abre a la persona al coraz\u00f3n del misterio de Jesucristo<\/em>
        \nAlgunas de las grandes compa\u00f1\u00edas hoy que nos venden los programas inform\u00e1ticos, nos inician en el manejo del programa concreto pero reservan con gran secreto la f\u00f3rmula de fondo, lo que llaman el c\u00f3digo-fuente, para que el cliente disponga de la receta, pero sin que pueda acceder \u201cal misterio\u201d de su f\u00f3rmula. La IC es todo lo contrario: aproxima, entreabre, y desvela los secretos de la vida cristiana a los que se inician para que \u00e9stos puedan caminar y adentrarse personalmente y comunitariamente el misterio revelado en Cristo Jes\u00fas. En nuestra sociedad, hay que iniciar de modo que el iniciado tenga los recursos y vivencias que le posibiliten buscar por s\u00ed mismo las fuentes de la vida cristiana. Es decir, ayudarle a que adquiera en la etapa de iniciaci\u00f3n una fe personalizada: que sepa rezar, celebrar y dialogar de t\u00fa a t\u00fa con el Dios de Jes\u00fas guiado por la fuerza del Esp\u00edritu, que sepa profundizar los contenidos esenciales de la fe, que sepa comprometerse en la caridad y acci\u00f3n social, que sepa percibir las se\u00f1ales de Reino en el entramado de la historia humana y personal\u2026 No queremos decir que sea un cristiano individualista, pero s\u00ed con una fe personalizada e interiorizada.
        \n <\/em><\/p>\n

          \n
        1. ORIENTACIONES PARA LA CATEQUESIS DE CONFIRMACI\u00d3N<\/em><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

          Poner en el coraz\u00f3n de la reflexi\u00f3n sobre la catequesis <\/em>la identidad de la IC no es un trabajo s\u00f3lo pedag\u00f3gico, sino que implica una mentalidad de sentirse y entenderse como Iglesia que tiene la responsabilidad de actualizar constantemente su dimensi\u00f3n de env\u00edo o dimensi\u00f3n misionera: \u201cId a hacer disc\u00edpulos ente todos los pueblos, bautiz\u00e1ndolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Esp\u00edritu Santo, y ense\u00f1adles a cumplir cuanto os he mandado\u201d (Mt 28,19-20).
          \n 
          \n4.1. Reconoced el momento en que viv\u00eds <\/strong>(Rom 13,11)
          \nEl Ap\u00f3stol instaba a los cristianos de su tiempo, en otro contexto, a tener en cuenta el tiempo presente. Nos parece que podemos apropiarnos el imperativo del Ap\u00f3stol para revitalizar nuestro sentido misionero de Iglesia portadora del Evangelio en unas coordenadas hist\u00f3rico culturales propias. Nuestro tiempo es el que es. En este tiempo y en esta geograf\u00eda, con estos hombres y mujeres de hoy y con la realidad de la sociedad en que vivimos, que ya no es de cristiandad, los cristianos debemos afrontar el reto de la transmisi\u00f3n el Evangelio recibido. El modo de afrontar los retos de engendrar nuevos miembros para la comunidad es volver a la IC.
          \n 
          \n4.2. Protagonismo de la acci\u00f3n de Dios<\/strong>
          \nDe manera ordinaria, esta intervenci\u00f3n y protagonismo de Dios se realiza a trav\u00e9s de mediaciones que la comunidad cristiana pone en pr\u00e1ctica. Todo lo que acontece durante el tiempo de la IC es obra de Dios: la decisi\u00f3n de la persona de \u201cvolver su vida hacia Dios\u201d, la comunidad que acoge y acompa\u00f1a eta decisi\u00f3n, la participaci\u00f3n en la vida de la comunidad, la profundizaci\u00f3n y apropiaci\u00f3n del Evangelio, el ejemplo dado por los creyentes que \u201chan visto y o\u00eddo\u201d las maravillas de Dios y han configurado su vida seg\u00fan Dios, los ejercicios personales que le llevan a vivir de manera nueva, el descubrimiento de la vida y misterio de la Iglesia, etc.
          \n 
          \n4.3. Hacerse cristiano requiere tomarse su tiempo<\/strong>
          \nCuando hablamos de proceso nos referimos a la categor\u00eda tiempo: es decir, el tiempo que la persona emplea para adquirir una nueva identidad por medio de la IC. Todo nacimiento de una vida nueva \u201cse toma su tiempo\u201d, tiene etapas de crecimiento, de maduraci\u00f3n. El \u201cengendramiento\u201d de creyente tambi\u00e9n se efect\u00faa en unproceso <\/em>en el que en el que son diferenciables etapas.
          \n\u201cLa originalidad esencial de la IC consiste en que Dios tiene la iniciativa y la primac\u00eda en la transformaci\u00f3n interior de la persona y en su integraci\u00f3n en la Iglesia, haci\u00e9ndole part\u00edcipe de la muerte y resurrecci\u00f3n de Cristo\u201d
          [42]<\/a>. Es en esta etapa en la que se \u201cestructura la conversi\u00f3n a Jesucristo\u201d (DGC 63) donde se sit\u00faa la catequesis aportando \u201cuna fundamentaci\u00f3n a esa primera adhesi\u00f3n\u201d (DGC 63), vinculada estrechamente a los sacramentos de la iniciaci\u00f3n, especialmente al bautismo (DGC 65).
          \nLa aportaci\u00f3n espec\u00edfica de la catequesis a la etapa de la IC es la \u201cformaci\u00f3n org\u00e1nica y sistem\u00e1tica de la fe\u201d (DGC 67), que es mucho m\u00e1s que una escueta ense\u00f1anza. La formaci\u00f3n org\u00e1nica \u201ces m\u00e1s que una ense\u00f1anza: es un aprendizaje de toda la vida cristiana, una \u00abiniciaci\u00f3n cristiana integral\u00bb, que propicia un aut\u00e9ntico seguimiento de Jesucristo, centrado en su persona. Se trata, en efecto, de educar en el conocimiento y en la vida de fe, de forma que el hombre entero, en sus experiencias m\u00e1s profundas, se vea fundado en la Palabra de Dios. Se ayudar\u00e1 as\u00ed al disc\u00edpulo de Jesucristo a transformar el hombre viejo, a asumir su compromisos bautismales y a profesar la fe desde el coraz\u00f3n\u201d (DGC 67).
          \nLo que se desprende de una catequesis entendida como un elemento de la IC es:<\/p>\n