{"id":7614,"date":"2010-01-01T00:00:18","date_gmt":"2009-12-31T22:00:18","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7614"},"modified":"2010-01-01T00:00:18","modified_gmt":"2009-12-31T22:00:18","slug":"la-confirmacion-a-partir-del-vaticano-ii","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-confirmacion-a-partir-del-vaticano-ii\/","title":{"rendered":"La confirmaci\u00f3n a partir del Vaticano II:"},"content":{"rendered":"
Roberto Calvo P\u00e9rez<\/strong> <\/strong> <\/strong> ROBERTO CALVO P\u00c9REZ<\/p>\n Lectura teol\u00f3gico-pastoral desde Espa\u00f1a Roberto Calvo P\u00e9rez Profesor de Teolog\u00eda Pastoral, Facultad teol\u00f3gica del Norte (Burgos y Vitoria) S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Dentro del proceso de Iniciaci\u00f3n Cristiana, la Confirmaci\u00f3n es el sacramento al que se ha prestado m\u00e1s atenci\u00f3n e ilusi\u00f3n pastoral. En el debate que suscita hoy este sacramento hay tres elementos en discusi\u00f3n: […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1357,94,1175],"tags":[],"class_list":["post-7614","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-396_397","category-mision-joven-2","category-roberto-calvo-perez"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7614","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7614"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7614\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7614"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7614"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7614"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nProfesor de Teolog\u00eda Pastoral, Facultad teol\u00f3gica del Norte (Burgos y Vitoria)<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDentro del proceso de Iniciaci\u00f3n Cristiana, la Confirmaci\u00f3n es el sacramento al que se ha prestado m\u00e1s atenci\u00f3n e ilusi\u00f3n pastoral. En el debate que suscita hoy este sacramento hay tres elementos en discusi\u00f3n: edad para recibir el sacramento, criterios para negar o conceder la recepci\u00f3n del sacramento, permanencia en la comunidad cristiana despu\u00e9s del sacramento. Con estas premisas, el autor, hace una lectura pastoral de la realidad espa\u00f1ola desde el Concilio Vaticano II, en una Iglesia pentecostal-misionera.
\nRoberto Calvo se\u00f1ala algunas etapas en este recorrido hist\u00f3rico: Florecimiento de grupos de confirmaci\u00f3n; problemas y escepticismo; cuesti\u00f3n de la edad; b\u00fasqueda y encuadre dentro de la Iniciaci\u00f3n Cristiana. El autor hace un balance de los diversos directorios diocesanos y reflexiona sobre la identidad teol\u00f3gica de este sacramento. Acaba el art\u00edculo con un encuadre profundo y lleno de dinamismo: una Iglesia pentecostal-misionera.
\n
\nLa confirmaci\u00f3n es el momento sacramental que en la praxis pastoral actual consuma la iniciaci\u00f3n y casi concluye el proceso catequizador. Se trata del sacramento al que se ha prestado m\u00e1s atenci\u00f3n o, al menos, al que se ha dedicado mayor esfuerzo pastoral y m\u00e1s ilusi\u00f3n evangelizadora. Hoy, los puntos a debate son fundamentalmente tres. Respecto a la edad es dominante la tendencia a ampliarla de cara a facilitar la catequizaci\u00f3n y la personalizaci\u00f3n de la fe. En segundo lugar se discuten tambi\u00e9n los elementos a evaluar en orden a la posibilidad de negar el acceso al sacramento. Es el tercer punto el m\u00e1s importante y el que determina la actitud ante los dos anteriores, pues es en definitiva el que justifica o legitima el proceso en su globalidad y la confirma como momento de consumaci\u00f3n: la permanencia de los adolescentes\/j\u00f3venes en el seno de la vida eclesial. En general se considera decepcionante el porcentaje de los que permanecen como miembros activos. Se achaca el escaso n\u00famero de permanencia a la pobreza de la oferta que se abre a los confirmados; igualmente se reconoce la importancia de la pastoral juvenil como \u00e1mbito o plataforma de acogida, integraci\u00f3n y reconocimiento eclesial de las nuevas generaciones.
\nAs\u00ed pues, acercarse al sacramento de la confirmaci\u00f3n en nuestros d\u00edas no es f\u00e1cil. El hecho de mirar simplemente a la historia no nos aporta demasiadas claves; por ello, es l\u00f3gico que se hable de \u00e9l como \u00abun sacramento errante en busca de identidad\u00bb:
\n\u201cDecimos que es \u00absacramento\u00bb, pero su sacramentalidad es negada (protestantes), discutida (anglicanos), o diversamente explicada (ortodoxos, cat\u00f3licos). Afirmamos que su funci\u00f3n es \u00absignificar el don del Esp\u00edritu\u00bb, pero mientras unos dicen que este don ya se da en el bautismo (protestantes), otros defienden su necesaria explicitaci\u00f3n signal como memoria viva de Pentecost\u00e9s en la confirmaci\u00f3n (cat\u00f3licos). Aseguramos que es sacramento de la iniciaci\u00f3n cristiana, pero si unos creen que esto exige un orden lit\u00fargico invariable de celebraci\u00f3n (ortodoxos, algunos cat\u00f3licos), otros est\u00e1n convencidos de que s\u00f3lo exige una unidad y referencia din\u00e1mica que admite diversas ordenaciones lit\u00fargicas (algunos cat\u00f3licos, protestantes)\u201d[1]<\/a>.
\nCiertamente, el proceso teol\u00f3gico-pastoral postconcilar ha ofrecido diversas clarificaciones y avances. Sin embargo, pensamos que, a partir de una lectura creyente serena y honrada desde la realidad pastoral espa\u00f1ola, es preciso avanzar a\u00fan m\u00e1s en la identidad teol\u00f3gica del mismo y abrir un debate largo y sereno que apunte hacia el futuro de cara a su inserci\u00f3n en la primigenia din\u00e1mica de la iniciaci\u00f3n cristiana en vistas a los a\u00f1os venideros. Todo ello, desde comunidades que se van edificando como Iglesia pentecostal-misionera[2]<\/a>.
\n <\/p>\n\n
\nYa en el s. XIX se suscit\u00f3 una gran pol\u00e9mica sobre la relaci\u00f3n entre el bautismo y la confirmaci\u00f3n: o el primero confiere la remisi\u00f3n de los pecados mientras que el don del Esp\u00edritu est\u00e1 reservado a la confirmaci\u00f3n, o el don del Esp\u00edritu est\u00e1 ya recibido en el bautismo mientras que la confirmaci\u00f3n no tendr\u00eda m\u00e1s sentido que confirmarlo. A partir de aqu\u00ed, en el s. XX se ofrecieron varias propuestas, aunque limitadas.
\nRecurriendo a la analog\u00eda de la edad, la confirmaci\u00f3n capacitaba para actuar como un verdadero adulto cristiano en orden a cumplir las responsabilidades pertinentes. Otra l\u00ednea se concentra sobre la idea de \u00abespecial don de fortaleza\u00bb de cara a la profesi\u00f3n p\u00fablica y valerosa de la fe; as\u00ed ser\u00eda una ayuda para momentos particularmente dif\u00edciles. Otros intentaban resaltar m\u00e1s la dimensi\u00f3n social: la profesi\u00f3n p\u00fablica de la fe ejerce una funci\u00f3n positiva por cuanto defiende y extiende la Iglesia y edifica el Cuerpo de Cristo. Otra explicaci\u00f3n ha recurrido a la liturgia: el confirmado es habilitado para el testimonio en el culto lit\u00fargico. H. K\u00fcng y sus seguidores tienden a disminuir la autonom\u00eda e independencia de la confirmaci\u00f3n, entendi\u00e9ndola desde el bautismo de ni\u00f1os que habr\u00eda quedado \u00abincompleto\u00bb; la confirmaci\u00f3n vendr\u00eda a aportar aquel elemento de compromiso, consciencia y responsabilidad que entonces no quedaron suficientemente expresados.
\nComo v\u00eda de soluci\u00f3n ya se apuntaba en 1959 que hab\u00eda que superar la exclusividad de considerar la confirmaci\u00f3n como instrumento de gracia (P. Fransen). Para entender la relaci\u00f3n bautismo-confirmaci\u00f3n hay que partir de una teolog\u00eda profundizada del Esp\u00edritu Santo en la tradici\u00f3n b\u00edblica y patr\u00edstica. Hay que considerar la confirmaci\u00f3n en su fundamento real trinitario y en una efectiva teolog\u00eda del Esp\u00edritu y de su misi\u00f3n en la historia de la salvaci\u00f3n.
\nEl concilio Vaticano II, sin detenerse en cuestiones discutidas ni dedic\u00e1ndola un apartado espec\u00edfico, present\u00f3 la confirmaci\u00f3n de tal modo y con tales acentos que supuso un gran impulso para una nueva configuraci\u00f3n. La doctrina conciliar puede resumirse en estas palabras de Lumen gentium<\/em> 11: \u201cPor el sacramento de la confirmaci\u00f3n se vinculan los fieles m\u00e1s estrictamente a la Iglesia, se enriquecen con una fortaleza especial del Esp\u00edritu Santo y de esta forma se obligan con mayor ah\u00ednco, como verdaderos testigos de Cristo, a extender y defender la fe por la palabra y la acci\u00f3n\u201d. Ad gentes<\/em> 11 y 36 la ponen en relaci\u00f3n con la acci\u00f3n misionera de la Iglesia. En atenci\u00f3n a la Iglesia Oriental, y matizando la opini\u00f3n de Trento, presenta al obispo como \u201cministro originario\u201d de la confirmaci\u00f3n. Sacrosanctum concilium <\/em>71 pide la revisi\u00f3n del rito a fin de que aparezca m\u00e1s claramente la relaci\u00f3n de la confirmaci\u00f3n con la iniciaci\u00f3n cristiana.
\nEsta renovaci\u00f3n se concreta en la constituci\u00f3n apost\u00f3lica de Pablo VI Divinae consortium naturae<\/em> (15-8-1971), en el posterior Ordo confirmationis<\/em> y en sus Prenotandos<\/em> (aqu\u00e9lla procede de la suprema autoridad de la Iglesia y \u00e9stos de la Sagrada Congregaci\u00f3n para el culto divino). El documento papal pretende zanjar la cuesti\u00f3n debatida por los liturgistas, fijando como signo la unci\u00f3n del crisma en la frente, acompa\u00f1ada de las palabras \u201cRecibe la se\u00f1al del don del Esp\u00edritu Santo\u201d. De estos documentos emanan unas l\u00edneas de la teolog\u00eda de la confirmaci\u00f3n (y de las cuales se encuentra una s\u00edntesis en el n\u00ba 7 de la Constituci\u00f3n):
\n <\/p>\n\n
\nSin embargo, el debate inmediato se centr\u00f3 no tanto en la identidad de este sacramento (recobrada te\u00f3ricamente por el Concilio) sino casi exclusivamente en el tema de la edad de su recepci\u00f3n. El propio Ritual, bajo el influjo directo de Pablo VI, abri\u00f3 la puerta para su retraso; con ello se pretend\u00eda insertar el elemento catequ\u00e9tico en el dinamismo catecumenal de la iniciaci\u00f3n cristiana[3]<\/a>. De hecho, la mayor\u00eda de Conferencias Episcopales determinaron una edad m\u00e1s avanzada y, en concreto, la espa\u00f1ola propuso el a\u00f1o 1984 que se realizara \u201cen torno a los 14 a\u00f1os\u201d.
\n <\/p>\n\n
\nEl camino pastoral postconciliar espa\u00f1ol respecto a la confirmaci\u00f3n no es f\u00e1cil de recorrer. Se\u00f1alamos a modo indicativo cuatro etapas sucesivas.
\n
\n1\u00aa. Del olvido a la valoraci\u00f3n e incluso exaltaci\u00f3n<\/em>. En ella se buscaba la respuesta a las cuestiones bautismales pendientes: una libertad y una fe comprometida y confesada sin los condicionamientos sociales del bautismo, una oferta catequ\u00e9tica en itinerario de fe para los j\u00f3venes que deseaban confirmarse.
\nDurante estos a\u00f1os se intentaba recobrar la opci\u00f3n personal de aceptaci\u00f3n creyente y libre de los confirmandos de su realidad bautismal. Para ello fue preciso un amplio y agradecido esfuerzo catequ\u00e9tico comunitario apenas igualado en la historia de la Iglesia. Este aspecto se comprend\u00eda como uno de los grandes frutos de la renovaci\u00f3n conciliar. La asistencia numerosa de adolescentes y j\u00f3venes a las catequesis preparatorias, la preparaci\u00f3n de animadores catequ\u00e9ticos dando lo mejor de s\u00ed mismos, la renovaci\u00f3n de materiales diocesanos… son s\u00f3lo un peque\u00f1o recuerdo agradecido de ese periodo de renovaci\u00f3n pastoral que esperaba recoger pronto los frutos maduros.
\n
\n2\u00aa. Sin embargo, pronto se pas\u00f3<\/em> de la exaltaci\u00f3n al escepticismo<\/em> y hasta el distanciamiento cr\u00edtico, debido a que los frutos personales y la continuidad comunitaria no hab\u00edan sido los esperados.
\nEn este periodo se registra una ambig\u00fcedad que nos parece que va m\u00e1s all\u00e1 de lo anecd\u00f3tico. Asumido este camino de b\u00fasqueda de renovaci\u00f3n pastoral, pronto los diversos \u201cide\u00f3logos\u201d y el propio magisterio descubren la importancia del catecumenado en todo el proceso del \u00abhacerse cristiano\u00bb. Pero, en vez de afrontar la cuesti\u00f3n en su ra\u00edz prefieren proponer experiencias de confirmaci\u00f3n \u201cde car\u00e1cter catecumenal\u201d, tanto para los que se preparan para la confirmaci\u00f3n, como para los grupos juveniles y para la catequesis de adultos. As\u00ed, se produce una preocupante \u201cinflaci\u00f3n catecumenal\u201d. A nuestro juicio, la intenci\u00f3n era muy loable; pero ahora se desvela como insuficiente, pues invert\u00eda los t\u00e9rminos: en vez de situar este sacramento en el proceso y dinamismo catecumenal, se quer\u00eda dar (tan s\u00f3lo) una orientaci\u00f3n catecumenal al mismo[4]<\/a>.
\n
\n3\u00aa. Posteriormente se constata una cierta suspicacia respecto a la confirmaci\u00f3n<\/em>, debido a una cr\u00edtica a la teolog\u00eda que sustenta la opci\u00f3n por el retraso de la edad en defensa de la unidad de los tres sacramentos de iniciaci\u00f3n cristiana, a la dificultad de encontrar las mediaciones adecuadas ante una nueva sensibilidad, y al des\u00e1nimo y cansancio de los animadores pastorales…
\nEn este periodo, aunque el problema ya ven\u00eda de atr\u00e1s, se polariza el debate en torno a la edad de su recepci\u00f3n. Y desde los argumentos que cada postura esgrime, hay motivos para quedarse en la m\u00e1s desconcertante perplejidad. Se apela a que los pastoralistas propugnan su retraso, mientras que los dogm\u00e1ticos-liturgistas prefieren su adelanto[5]<\/a>. Pero esta forma de plantear el problema parece demasiado extr\u00ednseca, pues conlleva, a nuestro juicio, una reflexi\u00f3n bastante parcial y poco adecuada. Se necesita un planteamiento teol\u00f3gico-pastoral integral. M\u00e1s a\u00fan, pensamos que en el fondo no se trata de una mera contraposici\u00f3n (pastoralistas\/dogm\u00e1ticos-liturgistas), sino de la idea que cada cual tenga del ser y hacerse cristiano hoy y, en definitiva, de la imagen de Iglesia que se maneja.
\n
\nUn reflejo adecuado de toda esta problem\u00e1tica se halla condensado desde nuestro contexto en el documento publicado por la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola, La iniciaci\u00f3n cristiana. Reflexiones y orientaciones<\/em> (1998). Se trata de un documento muy elaborado y con un gran trasfondo teol\u00f3gico y pastoral que tard\u00f3 en publicarse, pues buscaba el acuerdo mayoritario. Sin embargo, la cuesti\u00f3n de optar por una orientaci\u00f3n u otra es lo que suscita una clara perplejidad de fondo que al lector le acompa\u00f1a constantemente y que dif\u00edcilmente se podr\u00e1 superar desde el propio texto episcopal.
\n
\nAdem\u00e1s, son momentos en que la imagen eclesial de \u00abcristiandad espa\u00f1ola\u00bb va dando paso a una nueva realidad socio-religiosa que afectar\u00e1 de lleno a las excesivas expectativas que se han venido proyectando sobre la pastoral de adolescencia y juventud. Dicha pastoral ha sido concentrada \u2013de manera poco adecuada a nuestro entender\u2013 en bastantes ambientes casi exclusivamente en la oferta pastoral de la recepci\u00f3n de la confirmaci\u00f3n o en su ratificaci\u00f3n posterior (grupos juveniles y de adultos).
\n
\n4\u00aa. La actual reflexi\u00f3n sobre la iniciaci\u00f3n cristiana, \u00bfcamino de b\u00fasqueda o recurso extr\u00ednseco ante el descenso progresivo de candidatos?<\/em> El cuarto y \u00faltimo periodo viene marcado por el recurso casi omnipresente a la categor\u00eda \u00abiniciaci\u00f3n cristiana\u00bb. Si hace unas d\u00e9cadas casi todo se centraba en la confirmaci\u00f3n, ahora se pasar\u00e1 a la iniciaci\u00f3n, tanto en la reflexi\u00f3n teol\u00f3gica como en los proyectos pastorales.
\n
\nSin duda, el avance te\u00f3rico es considerable, pero las dudas e incertidumbres no desaparecen. La recomposici\u00f3n o recuperaci\u00f3n de esa unidad es esperada como la v\u00eda de soluci\u00f3n de los problemas y dificultades que han generado la perplejidad de la que arrancan las reflexiones de estos d\u00edas. Pero precisamente por eso hay que advertir de la amenaza de una doble expectativa que podr\u00eda desenfocar ya desde su punto de partida el planteamiento global. De un lado, es posible que se pretenda la recuperaci\u00f3n de la situaci\u00f3n pasada m\u00e1s que el reencuentro libre con la experiencia cristiana genuina. De otro, pretender un reajuste de los elementos diversos desde criterios circunstanciales, como pueden ser la recuperaci\u00f3n de tradiciones arqueol\u00f3gicas o las necesidades pastorales concretas. Ante uno y otro peligro, que producen un inevitable estrechamiento de horizontes, hay que recordar un presupuesto clave: ante la recuperaci\u00f3n del sentido pleno del hacerse cristiano hay que descubrir sobre todo la realidad que se expresa en la iniciaci\u00f3n cristiana.
\n
\nDurante todo este proceso las iglesias locales han publicado diversas Orientaciones, Directorios o Proyectos pastorales. Desde su an\u00e1lisis puede afirmarse, de modo muy esquem\u00e1tico, que la actual situaci\u00f3n pastoral de la confirmaci\u00f3n en Espa\u00f1a<\/em><\/strong> es la siguiente[6]<\/a>:
\n <\/p>\n\n
\nEste ideal del catecumenado propuesto hace resaltar algunas limitaciones.
\n
\nRespecto al contenido, se insiste m\u00e1s en lo pedag\u00f3gico que en la presentaci\u00f3n de la identidad del catecumenado. Se da un desequilibrio entre el punto de partida antropol\u00f3gico (mayor) y las otras dimensiones catequ\u00e9ticas (menos presentes): palabra de Dios, celebraci\u00f3n, dimensi\u00f3n \u00e9tico-moral. Un defecto importante y generalizado es la ausencia de relaciones de los candidatos con la comunidad eclesial m\u00e1s amplia. Apenas se tiene en cuenta el proceso gradual y din\u00e1mico, convirti\u00e9ndose en algo mon\u00f3tono y reiterativo. La celebraci\u00f3n espec\u00edfica de la confirmaci\u00f3n suele prepararse con esmero y participativamente. Finalmente, sigue preocupando el problema de la continuidad posterior: muchas comunidades se esfuerzan, pero quiz\u00e1 el problema es anterior a ese momento y conlleva la apertura a una concepci\u00f3n m\u00e1s eclesial del propio sacramento.<\/p>\n\n
\nA ra\u00edz de lo expuesto, conviene se\u00f1alar de forma muy sucinta los principales criterios que sustentan la identidad de la confirmaci\u00f3n, pues s\u00f3lo as\u00ed se podr\u00e1 comprender la hondura de este imprescindible acontecimiento hist\u00f3rico-salv\u00edfico-sacramental[7]<\/a> y podr\u00e1n irse encontrando entre todos acciones pastorales m\u00e1s adecuadas.
\n <\/p>\n\n
\nEste proceso de iniciaci\u00f3n est\u00e1 marcado por la eucarist\u00eda en cuanto que \u201chace\u201d a la comunidad. La unidad se conserva a\u00fan en algunas an\u00e1foras orientales: se pide en la presentaci\u00f3n de la historia de la salvaci\u00f3n que el misterio eucar\u00edstico sea sellado por el mismo Esp\u00edritu que ha sellado al bautizado y al confirmado. Gr\u00e1ficamente podemos decir que en realidad somos bautizados y confirmados para poder celebrar la eucarist\u00eda[8]<\/a>.
\n
\nAs\u00ed pues, la pastoral no puede traicionar estos datos de la tradici\u00f3n de la Iglesia. La dimensi\u00f3n m\u00e1s propia de la confirmaci\u00f3n se marca en relaci\u00f3n a la eucarist\u00eda desde el proceso iniciado en el bautismo. Cualquier esfuerzo que se realice debe ir en la l\u00ednea de tender a la uni\u00f3n cronol\u00f3gica de las dos etapas sacramentales. S\u00f3lo entonces la teolog\u00eda de la iniciaci\u00f3n conseguir\u00e1 claridad completa.
\n <\/p>\n\n
\nLo mismo podr\u00edamos decir del acontecimiento de Pentecost\u00e9s. Tampoco la Iglesia estaba fuera del \u00e1mbito del Esp\u00edritu cuando estaba en el cen\u00e1culo, pero recibe la efusi\u00f3n del Esp\u00edritu en el momento en que se constituye como Iglesia de cara a su ministerio p\u00fablico. Y esa misma donaci\u00f3n en Pentecost\u00e9s (al fin y al cabo una dimensi\u00f3n esencial del misterio de Pascua) se hace presente para el bautizado, por cuanto tambi\u00e9n \u00e9l tiene \u00abderecho\u00bb a que siga historiz\u00e1ndose la donaci\u00f3n de Pentecost\u00e9s. Por eso la confirmaci\u00f3n ha sido considerada \u00abel pentecost\u00e9s actual del cristiano\u00bb. As\u00ed, se concede al Esp\u00edritu la posibilidad de expresar celebrativamente su efectivo modo de actuar en la historia. Y as\u00ed queda constituido el bautizado en un estatuto nuevo en la historia de la salvaci\u00f3n. S\u00f3lo en este sentido se puede hablar de \u201cperfecionar\u201d, no en el sentido de una fuerza especial que no tuviera en el bautismo. S\u00f3lo se puede hablar de madurez\/maduraci\u00f3n en el sentido de la historia de la salvaci\u00f3n.
\n <\/p>\n\n
\nEl bautismo funda la Iglesia como comunidad de los hijos de Dios, dentro de una homogeneidad de lo que es com\u00fan para todos en virtud de la generaci\u00f3n sobrenatural. La confirmaci\u00f3n la describe y la funda org\u00e1nicamente estructurada: pone de relieve que la unidad de la Iglesia procede de la convergencia arm\u00f3nica de una multiplicidad de vocaciones y carismas en orden a la misi\u00f3n pentecostal. Este componente eclesial se configura mediante lo que se denomina el car\u00e1cter, como modo decisivo y escatol\u00f3gico con que el Esp\u00edritu manifiesta su presencia activa en un miembro de la Iglesia.
\n <\/p>\n\n
\nLa representaci\u00f3n universal s\u00f3lo es posible por el Esp\u00edritu Santo, estando la universalidad ligada esencialmente a su persona. Es un universalismo que rompe los moldes del antiguo testamento (cf. Hch 1,8), universalismo del que nada queda excluido en el espacio, en el tiempo, en las cosas, en las personas. Ese universalismo ser\u00e1 llevado adelante por medio del testimonio. A ello alud\u00eda el \u201cbuen olor\u201d del que hablaban los Padres. Por eso la confirmaci\u00f3n hace comprobar que la Iglesia no es un fin para s\u00ed misma sino para el mundo. Hay que hacer por ello que todos los cristianos ofrezcan la pluralidad de sus carismas de cara a esa misi\u00f3n pneum\u00e1tica de la Iglesia.
\n <\/p>\n\n
\nLa confirmaci\u00f3n \u2013en el seno del hacerse cristiano\u2013 implica el ser y la misi\u00f3n de la Iglesia en su \u00edntima conexi\u00f3n. No se trata de algo que la Iglesia hace, sino de la autorrealizaci\u00f3n misma de la Iglesia. En las pr\u00e1cticas eclesiales en torno a los sacramentos, especialmente en los de la iniciaci\u00f3n cristiana, se elabora la figura o la imagen de Iglesia, la experiencia de Iglesia que poseen la mayor parte de los cristianos. Entre esa imagen ofrecida y aceptada se juega a veces de modo inconsciente el destino de la Iglesia. Por eso podr\u00edamos afirmar que las opciones que se asuman actualmente pueden y deben determinar el futuro de nuestra Iglesia y de la imagen que proyecta en la sociedad que la rodea y contempla. Y \u00e9sta ha de ser necesariamente pentecostal.
\nLa confirmaci\u00f3n incluye un claro componente eclesial. Ya el car\u00e1cter originario de la acci\u00f3n del obispo lo pone de relieve. Pero adem\u00e1s celebra la diversificaci\u00f3n de los carismas otorgados por el Esp\u00edritu de cara a la edificaci\u00f3n de la Iglesia en orden a su misi\u00f3n pentecostal. Al \u00abungido\u00bb no basta la pertenencia indiferenciada del sacerdocio bautismal, sino que se le atribuye una especificaci\u00f3n carism\u00e1tica o vocacional; la acogida y la recepci\u00f3n del don que el Esp\u00edritu le otorga se realizan como y en la Iglesia, comunidad determinada por una misi\u00f3n clara y concreta: la que se abri\u00f3 a Jes\u00fas tras su unci\u00f3n por el Esp\u00edritu y la que se abri\u00f3 a la Iglesia tras su animaci\u00f3n por el mismo Esp\u00edritu en Pentecost\u00e9s.
\nPor ello, se trata de ir edificando una Iglesia como la permanentemente confirmada. La Iglesia es pentecostal, porque vive del Esp\u00edritu que la anima y del Esp\u00edritu que recibe cada uno de sus miembros. As\u00ed la Iglesia vive siempre sumergida en los sufrimientos y angustias del mundo para resucitar en sus alegr\u00edas y esperanzas e invitar a todos los hombres a la comuni\u00f3n amorosa del Dios trinitario.
\nPor ser la confirmaci\u00f3n un acontecimiento eclesial, toda la comunidad cristiana ha de irse abriendo con un gesto radical de invitaci\u00f3n, ofrecimiento y acogida, haci\u00e9ndose as\u00ed signo de la iniciativa del Dios trinitario. La apertura acogedora de la Iglesia trata de mostrar cu\u00e1n importante es cada nuevo miembro a los ojos del Se\u00f1or. Para que el otro se revele a s\u00ed mismo, la Iglesia se revela a s\u00ed misma, se dice en di\u00e1logo y comparte lo mejor de s\u00ed misma.
\nCon estas actitudes y desde su acogida la Iglesia se autocomprende como intr\u00ednsecamente misionera:proclama un anuncio con vistas a que los destinatarios lo acojan, se conviertan y deseen insertarse en la Iglesia. Como misionera e iniciadora, la acci\u00f3n pastoral de la Iglesia adquiere un profundo car\u00e1cter de eclesiog\u00e9nesis, pues todo se orienta y apunta a la vigilia pascual, momento de la inserci\u00f3n plena.
\nLa confirmaci\u00f3n, dado que en ella se han depositado los mejores esfuerzos, requiere una especial verificaci\u00f3n. Desde el punto de vista dogm\u00e1tico-catequ\u00e9tico hay que evitar que la meta de personalizar la fe absorba el significado hist\u00f3rico-salvifico de la acci\u00f3n del Esp\u00edritu y el objetivo eclesiol\u00f3gico de generar una Iglesia pentecostal: la madurez de los candidatos para confirmarse ha de ser vista mejor como proceso de maduraci\u00f3n a la luz de la historia de la salvaci\u00f3n. Parafraseando a Tertuliano, podr\u00edamos decir que \u201cel confirmado no se hace, sino que se va haciendo\u201d como miembro de la Iglesia y en medio de nuestro mundo.
\nDesde el punto de vista pastoral hay que evitar que el dato cronol\u00f3gico de la edad se absolutice, pues entonces se sobrecargar\u00eda a este sacramento con un peso que corresponde al conjunto de la iniciaci\u00f3n cristiana. En lo concreto, nos parece m\u00e1s oportuno ir discerniendo el l\u00f3gico retorno de este sacramento a su \u00e1mbito natural, aspecto que no se soluciona con simples decretos diocesanos. Cuando la familia es garante de la educaci\u00f3n en la fe, no plantea ning\u00fan problema ese proceso de maduraci\u00f3n. Por otro lado, la propia realidad nos ir\u00e1 imponiendo cada d\u00eda m\u00e1s la solicitud de adolescentes, j\u00f3venes y adultos para incorporarse a la fe de la Iglesia. Ah\u00ed es donde, con realismo y coraje, deben encaminarse los mayores esfuerzos de b\u00fasqueda teol\u00f3gico- pastoral para ir creando catecumenados que lo posibiliten.
\nPor todo ello, la comunidad eclesial necesita irse educando como sujeto que participa, comparte y actualiza los acontecimientos salv\u00edficos. Ella misma y toda ella debe verse como la protagonista, la confirmada, la pentecostal. Por eso, su responsabilidad ha de ser mayor en sus ofertas catecumenales (amplias, serias y diversificadas), en su conciencia de necesitar nuevos miembros, en sus actitudes de acogida hacia ellos, en su educaci\u00f3n a la pertenencia y responsabilidad sinodal tambi\u00e9n de los nuevos incorporados, en la vertebraci\u00f3n de una pastoral continua que asegure la multiplicidad de ofertas posteriores al culmen de la iniciaci\u00f3n (adolescentes, j\u00f3venes…) que asuman el dinamismo pentecostal-misionero en sus ambientes[9]<\/a>.
\nLos catequistas representan una fuerza impresionante en nuestras comunidades, uno de los veh\u00edculos m\u00e1s notables de inserci\u00f3n y de compromiso eclesial. Resulta l\u00f3gico considerarlos ministerios, porque de un lado responden a una necesidad eclesial y de otro lado no se trata (o al menos a eso hay que tender) de actividades ocasionales. De ese modo se acentuar\u00eda el reconocimiento eclesial, su propia responsabilizaci\u00f3n y la significatividad en y ante la comunidad. Por esta v\u00eda se conseguir\u00e1 que el tema de la iniciaci\u00f3n cristiana pase al centro de la conciencia eclesial y no quede reducido a cosa de algunos catequistas sino abierto a un proceso continuo, permanente y con perspectivas de futuro.
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\n[1]<\/a> D. Borobio, Pastoral de los sacramentos<\/em>, Secretariado Trinitario, Salamanca 1996,153.
\n[2]<\/a> Cf. E. Bueno de la Fuente, La confirmaci\u00f3n: bolet\u00edn bibliogr\u00e1fico (1970-1985)<\/em>, \u00abTeolog\u00eda y Catequesis\u00bb 21 (1987) 145-179; J. L\u00f3pez,Bolet\u00edn bibliogr\u00e1fico sobre la iniciaci\u00f3n cristiana<\/em>, \u00abPhase\u00bb 29 (1989) 225-240. Desde diversos enfoques, ha ido apareciendo el tema en distintas revistas espa\u00f1olas de orientaci\u00f3n catequ\u00e9tica \u2013\u00abActualidad Catequetica\u00bb y \u00abTeolog\u00eda y Catequesis\u00bb\u2013, lit\u00fargica \u2013\u00abPastoral Lit\u00fargica\u00bb y \u00abPhase\u00bb\u2013 y dogm\u00e1tica \u2013\u00abEstudios Trinitarios\u00bb 27 (1992)\u2013.
\n[3]<\/a> \u201cPor lo que se refiere a los ni\u00f1os, en la Iglesia latina la confirmaci\u00f3n suele diferirse hasta alrededor de los siete a\u00f1os. No obstante, si existen razones pastorales, especialmente si se quiere inculcar con m\u00e1s fuerza en los fieles la plana adhesi\u00f3n a Cristo el Se\u00f1or y la necesidad de dar testimonio de \u00e9l, las Conferencias Episcopales pueden determinar una edad m\u00e1s madura, despu\u00e9s de una instrucci\u00f3n conveniente\u201d (Prenotandos 11<\/em>). El mismo Juan Pablo II en 1992, aunque insiste en la unidad , constata la diversidad de tradiciones y la variedad de pastorales en relaci\u00f3n a la edad: cf. \u00abNotitiae\u00bb 5 (1992) 308-312.
\n[4]<\/a> Respecto a ello, cf. J. J. Calles Garz\u00f3n, Catecumenado y comunidad cristiana en el Episcopado espa\u00f1ol (1964-2006)<\/em>, Universidad Pontificia, Salamanca 2006; aunque el autor es muy proclive a concretarlo todo y de modo muy favorable en la experiencia (respetable) del Camino Neocatecumenal.
\n[5]<\/a> Cf. J. Llopis, La edad de la confirmaci\u00f3n. Estado actual del problema<\/em>, \u00abPhase\u00bb 69 (1972) 237-249; y m\u00e1s expl\u00edcitamente: G. Biemer, La controversia sobre la edad de la confirmaci\u00f3n, caso t\u00edpico de controversia entre teolog\u00eda y pastoral<\/em>, \u00abConcilium\u00bb 132 (1978) 283-292. Posteriormente, C. Robles Garc\u00eda, La edad de la confirmaci\u00f3n: entre la teolog\u00eda y la pastoral<\/em> \u00abStudium Legionense\u00bb 36 (1996) 177-192.
\n[6]<\/a> D. Borobio, Catecumenado e iniciaci\u00f3n cristiana<\/em>, CPL, Barcelona 2007, 140-143, quien a su vez cita una tesina in\u00e9dita realizado por M.Garc\u00eda G\u00f3mez.
\n[7]<\/a> Con acentos y matices diversos, pueden citarse entre otras las obras teol\u00f3gicas desde nuestro contexto que pretenden una presentaci\u00f3n integral e integradora de la confirmaci\u00f3n: cf. Aa. Vv., Fundamentos teol\u00f3gicos de la iniciaci\u00f3n cristiana<\/em>, Grafite, Baracaldo 1999; la amplia producci\u00f3n bibliogr\u00e1fica de D. Borobio; C. Florist\u00e1n, Para comprender el catecumenado<\/em>, Verbo Divino, Estella 1989; J. C. R. Garc\u00eda Paredes,Iniciaci\u00f3n cristiana y Eucarist\u00eda<\/em>, San Pablo, Madrid 1992; I. O\u00f1atibia, Bautismo y Confirmaci\u00f3n<\/em>, BAC, Madrid 2000; etc.
\n[8]<\/a> P. Tena, El gran sacramento de la iniciaci\u00f3n cristiana<\/em>, en Aa. Vv., El sacramento del Esp\u00edritu<\/em>, PPC, Madrid 1976, 39. Todo este libro resulta interesante para conocer m\u00faltiples posturas y enfoques del momento.
\n[9]<\/a> Cf. R. Calvo P\u00e9rez, La misi\u00f3n entre los j\u00f3venes. Evangelizar en los umbrales<\/em>, CCS, Madrid 2008.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"