{"id":7614,"date":"2010-01-01T00:00:18","date_gmt":"2009-12-31T22:00:18","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7614"},"modified":"2010-01-01T00:00:18","modified_gmt":"2009-12-31T22:00:18","slug":"la-confirmacion-a-partir-del-vaticano-ii","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-confirmacion-a-partir-del-vaticano-ii\/","title":{"rendered":"La confirmaci\u00f3n a partir del Vaticano II:"},"content":{"rendered":"

Lectura teol\u00f3gico-pastoral desde Espa\u00f1a<\/h1>\n

Roberto Calvo P\u00e9rez<\/strong>
\nProfesor de Teolog\u00eda Pastoral, Facultad teol\u00f3gica del Norte (Burgos y Vitoria)<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDentro del proceso de Iniciaci\u00f3n Cristiana, la Confirmaci\u00f3n es el sacramento al que se ha prestado m\u00e1s atenci\u00f3n e ilusi\u00f3n pastoral. En el debate que suscita hoy este sacramento hay tres elementos en discusi\u00f3n: edad para recibir el sacramento, criterios para negar o conceder la recepci\u00f3n del sacramento, permanencia en la comunidad cristiana despu\u00e9s del sacramento. Con estas premisas, el autor, hace una lectura pastoral de la realidad espa\u00f1ola desde el Concilio Vaticano II, en una Iglesia pentecostal-misionera.
\nRoberto Calvo se\u00f1ala algunas etapas en este recorrido hist\u00f3rico: Florecimiento de grupos de confirmaci\u00f3n; problemas y escepticismo; cuesti\u00f3n de la edad; b\u00fasqueda y encuadre dentro de la Iniciaci\u00f3n Cristiana. El autor hace un balance de los diversos directorios diocesanos y reflexiona sobre la identidad teol\u00f3gica de este sacramento. Acaba el art\u00edculo con un encuadre profundo y lleno de dinamismo: una Iglesia pentecostal-misionera.
\n 
\nLa confirmaci\u00f3n es el momento sacramental que en la praxis pastoral actual consuma la iniciaci\u00f3n y casi concluye el proceso catequizador. Se trata del sacramento al que se ha prestado m\u00e1s atenci\u00f3n o, al menos, al que se ha dedicado mayor esfuerzo pastoral y m\u00e1s ilusi\u00f3n evangelizadora. Hoy, los puntos a debate son fundamentalmente tres. Respecto a la edad es dominante la tendencia a ampliarla de cara a facilitar la catequizaci\u00f3n y la personalizaci\u00f3n de la fe. En segundo lugar se discuten tambi\u00e9n los elementos a evaluar en orden a la posibilidad de negar el acceso al sacramento. Es el tercer punto el m\u00e1s importante y el que determina la actitud ante los dos anteriores, pues es en definitiva el que justifica o legitima el proceso en su globalidad y la confirma como momento de consumaci\u00f3n: la permanencia de los adolescentes\/j\u00f3venes en el seno de la vida eclesial. En general se considera decepcionante el porcentaje de los que permanecen como miembros activos. Se achaca el escaso n\u00famero de permanencia a la pobreza de la oferta que se abre a los confirmados; igualmente se reconoce la importancia de la pastoral juvenil como \u00e1mbito o plataforma de acogida, integraci\u00f3n y reconocimiento eclesial de las nuevas generaciones.
\nAs\u00ed pues, acercarse al sacramento de la confirmaci\u00f3n en nuestros d\u00edas no es f\u00e1cil. El hecho de mirar simplemente a la historia no nos aporta demasiadas claves; por ello, es l\u00f3gico que se hable de \u00e9l como \u00abun sacramento errante en busca de identidad\u00bb:
\n\u201cDecimos que es \u00absacramento\u00bb, pero su sacramentalidad es negada (protestantes), discutida (anglicanos), o diversamente explicada (ortodoxos, cat\u00f3licos). Afirmamos que su funci\u00f3n es \u00absignificar el don del Esp\u00edritu\u00bb, pero mientras unos dicen que este don ya se da en el bautismo (protestantes), otros defienden su necesaria explicitaci\u00f3n signal como memoria viva de Pentecost\u00e9s en la confirmaci\u00f3n (cat\u00f3licos). Aseguramos que es sacramento de la iniciaci\u00f3n cristiana, pero si unos creen que esto exige un orden lit\u00fargico invariable de celebraci\u00f3n (ortodoxos, algunos cat\u00f3licos), otros est\u00e1n convencidos de que s\u00f3lo exige una unidad y referencia din\u00e1mica que admite diversas ordenaciones lit\u00fargicas (algunos cat\u00f3licos, protestantes)\u201d[1]<\/a>.
\nCiertamente, el proceso teol\u00f3gico-pastoral postconcilar ha ofrecido diversas clarificaciones y avances. Sin embargo, pensamos que, a partir de una lectura creyente serena y honrada desde la realidad pastoral espa\u00f1ola, es preciso avanzar a\u00fan m\u00e1s en la identidad teol\u00f3gica del mismo y abrir un debate largo y sereno que apunte hacia el futuro de cara a su inserci\u00f3n en la primigenia din\u00e1mica de la iniciaci\u00f3n cristiana en vistas a los a\u00f1os venideros. Todo ello, desde comunidades que se van edificando como Iglesia pentecostal-misionera
[2]<\/a>.
\n <\/p>\n

    \n
  1. La confirmaci\u00f3n en torno al Vaticano II<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nYa en el s. XIX se suscit\u00f3 una gran pol\u00e9mica sobre la relaci\u00f3n entre el bautismo y la confirmaci\u00f3n: o el primero confiere la remisi\u00f3n de los pecados mientras que el don del Esp\u00edritu est\u00e1 reservado a la confirmaci\u00f3n, o el don del Esp\u00edritu est\u00e1 ya recibido en el bautismo mientras que la confirmaci\u00f3n no tendr\u00eda m\u00e1s sentido que confirmarlo. A partir de aqu\u00ed, en el s. XX se ofrecieron varias propuestas, aunque limitadas.
    \nRecurriendo a la analog\u00eda de la edad, la confirmaci\u00f3n capacitaba para actuar como un verdadero adulto cristiano en orden a cumplir las responsabilidades pertinentes. Otra l\u00ednea se concentra sobre la idea de \u00abespecial don de fortaleza\u00bb de cara a la profesi\u00f3n p\u00fablica y valerosa de la fe; as\u00ed ser\u00eda una ayuda para momentos particularmente dif\u00edciles. Otros intentaban resaltar m\u00e1s la dimensi\u00f3n social: la profesi\u00f3n p\u00fablica de la fe ejerce una funci\u00f3n positiva por cuanto defiende y extiende la Iglesia y edifica el Cuerpo de Cristo. Otra explicaci\u00f3n ha recurrido a la liturgia: el confirmado es habilitado para el testimonio en el culto lit\u00fargico. H. K\u00fcng y sus seguidores tienden a disminuir la autonom\u00eda e independencia de la confirmaci\u00f3n, entendi\u00e9ndola desde el bautismo de ni\u00f1os que habr\u00eda quedado \u00abincompleto\u00bb; la confirmaci\u00f3n vendr\u00eda a aportar aquel elemento de compromiso, consciencia y responsabilidad que entonces no quedaron suficientemente expresados.
    \nComo v\u00eda de soluci\u00f3n ya se apuntaba en 1959 que hab\u00eda que superar la exclusividad de considerar la confirmaci\u00f3n como instrumento de gracia (P. Fransen). Para entender la relaci\u00f3n bautismo-confirmaci\u00f3n hay que partir de una teolog\u00eda profundizada del Esp\u00edritu Santo en la tradici\u00f3n b\u00edblica y patr\u00edstica. Hay que considerar la confirmaci\u00f3n en su fundamento real trinitario y en una efectiva teolog\u00eda del Esp\u00edritu y de su misi\u00f3n en la historia de la salvaci\u00f3n.
    \nEl concilio Vaticano II, sin detenerse en cuestiones discutidas ni dedic\u00e1ndola un apartado espec\u00edfico, present\u00f3 la confirmaci\u00f3n de tal modo y con tales acentos que supuso un gran impulso para una nueva configuraci\u00f3n. La doctrina conciliar puede resumirse en estas palabras de Lumen gentium<\/em> 11: \u201cPor el sacramento de la confirmaci\u00f3n se vinculan los fieles m\u00e1s estrictamente a la Iglesia, se enriquecen con una fortaleza especial del Esp\u00edritu Santo y de esta forma se obligan con mayor ah\u00ednco, como verdaderos testigos de Cristo, a extender y defender la fe por la palabra y la acci\u00f3n\u201d. Ad gentes<\/em> 11 y 36 la ponen en relaci\u00f3n con la acci\u00f3n misionera de la Iglesia. En atenci\u00f3n a la Iglesia Oriental, y matizando la opini\u00f3n de Trento, presenta al obispo como \u201cministro originario\u201d de la confirmaci\u00f3n. Sacrosanctum concilium <\/em>71 pide la revisi\u00f3n del rito a fin de que aparezca m\u00e1s claramente la relaci\u00f3n de la confirmaci\u00f3n con la iniciaci\u00f3n cristiana.
    \nEsta renovaci\u00f3n se concreta en la constituci\u00f3n apost\u00f3lica de Pablo VI Divinae consortium naturae<\/em> (15-8-1971), en el posterior Ordo confirmationis<\/em> y en sus Prenotandos<\/em> (aqu\u00e9lla procede de la suprema autoridad de la Iglesia y \u00e9stos de la Sagrada Congregaci\u00f3n para el culto divino). El documento papal pretende zanjar la cuesti\u00f3n debatida por los liturgistas, fijando como signo la unci\u00f3n del crisma en la frente, acompa\u00f1ada de las palabras \u201cRecibe la se\u00f1al del don del Esp\u00edritu Santo\u201d. De estos documentos emanan unas l\u00edneas de la teolog\u00eda de la confirmaci\u00f3n (y de las cuales se encuentra una s\u00edntesis en el n\u00ba 7 de la Constituci\u00f3n):
    \n <\/p>\n