{"id":7615,"date":"2010-01-01T00:00:25","date_gmt":"2009-12-31T22:00:25","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7615"},"modified":"2010-01-01T00:00:25","modified_gmt":"2009-12-31T22:00:25","slug":"para-que-recibir-la-confirmacion-y-despues-que","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/para-que-recibir-la-confirmacion-y-despues-que\/","title":{"rendered":"\u00bfPara qu\u00e9 recibir la Confirmaci\u00f3n? Y despu\u00e9s, \u00bfqu\u00e9?"},"content":{"rendered":"
Mons. Javier Salinas<\/strong> + JAVIER SALINAS VI\u00d1ALS<\/p>\n Obispo de Tortosa<\/p>\n Una propuesta desde la acci\u00f3n pastoral Mons. Javier Salinas Obispo de Tortosa \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Monse\u00f1os Salinas, en este art\u00edculo, reconoce que los j\u00f3venes que hoy deciden iniciar un proceso para recibir el sacramento de la Confirmaci\u00f3n van contracorriente. Constata que la acci\u00f3n pastoral entorno a este sacramento es de mucho esfuerzo y pocos […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1357,1243,94],"tags":[],"class_list":["post-7615","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-396_397","category-javier-salinas-vinals","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7615","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7615"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7615\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7615"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7615"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7615"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nObispo de Tortosa<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nMonse\u00f1os Salinas, en este art\u00edculo, reconoce que los j\u00f3venes que hoy deciden iniciar un proceso para recibir el sacramento de la Confirmaci\u00f3n van contracorriente. Constata que la acci\u00f3n pastoral entorno a este sacramento es de mucho esfuerzo y pocos resultados. Quienes acompa\u00f1an a estos j\u00f3venes deben recordar que la fe siempre se propone; y su tesimonio es garante de vida cristiana. \u00bfPara qu\u00e9 confirmarse? Para llevar a plenitud el Bautismo y ser testigos de Jesucristo en nuestro mundo. Para fortalecer el don del Bautismo que nos hace cristianos. Y despu\u00e9s, \u00bfqu\u00e9? Con nuestro \u201cs\u00ed\u201d al \u201cS\u00ed\u201d del Esp\u00edritu se acrecienta en nosotros el sentido de pertenencia a la Iglesia, as\u00ed como la participaci\u00f3n en su misi\u00f3n. Acaba el art\u00edculo,\u00a0 Monse\u00f1or Salinas, proponiendo una pastoral juvenil en y desde la comunidad, la necesidad de atenci\u00f3n personal, vivir el evangelio desde el coraz\u00f3n de la vida, avanzar hacia una cultura vocacional.
\n
\nAlgunas indicaciones<\/strong>
\nTodav\u00eda son muchos los adolescentes y j\u00f3venes que se disponen a recibir el sacramento de la Confirmaci\u00f3n, aunque su n\u00famero va decreciendo poco a poco. Como suele ocurrir, cuando las cosas van bien nadie se hace las grandes preguntas, pero cuando la situaci\u00f3n se vuelve m\u00e1s cr\u00edtica surgen aquellas preguntas que tratan de justificar una determinada acci\u00f3n. Es en la actualidad el caso de la acci\u00f3n pastoral en torno al sacramento de la Confirmaci\u00f3n, en esa etapa tan decisiva y cambiante como es la adolescencia.
\n\u00bfPara qu\u00e9 recibir la Confirmaci\u00f3n? Es la pregunta que nos gustar\u00eda que muchos se plantearan, porque ella da lugar a las motivaciones para descubrir el significado y alcance de este sacramento. La respuesta a esta pregunta es lo que habr\u00e1 que trabajar a lo largo del proceso con los adolescentes, y desde el primer momento. Ellos viven desde lo concreto y pueden dejar impl\u00edcito lo que debe ser una realidad m\u00e1s expl\u00edcita, pues, hoy m\u00e1s que en otras \u00e9pocas, no les basta con seguir una costumbre sino que necesitan descubrir los motivos para una determinada decisi\u00f3n. Y m\u00e1s cuando hoy, para muchos adolescentes, decidirse a recibir el sacramento de la Confirmaci\u00f3n y participar en la catequesis constituye, en muchos casos, ir contracorriente de la opini\u00f3n de sus amigos y su ambiente.
\nSin embargo, y a pesar de todo, somos quienes proponemos a los adolescentes la Confirmaci\u00f3n, quienes tambi\u00e9n deberemos contestarnos a la gran cuesti\u00f3n de \u00bfpara qu\u00e9?. Personalmente, la realidad de la acci\u00f3n pastoral me ha llevado a hacerme esta pregunta. A nadie se le ocultan los m\u00faltiples esfuerzos que se realizan en torno a la celebraci\u00f3n del sacramento de la Confirmaci\u00f3n, y los resultados tan escasos que se obtienen. \u00a1Cu\u00e1ntas preguntas surgen a lo largo del camino de formaci\u00f3n cristiana con los adolescentes y j\u00f3venes! \u00a1Cu\u00e1ntas veces, el d\u00eda de la celebraci\u00f3n de la Confirmaci\u00f3n se vive como una gran fiesta y al mismo tiempo como un gran descanso!. Hay que reconocer que el esfuerzo del camino llega a ocultar la perspectiva de futuro. Y lamentablemente, la verdad es que los hechos nos dan la raz\u00f3n: con la Confirmaci\u00f3n todo termina. Los j\u00f3venes marchan. De ah\u00ed la pregunta que constantemente resuena en el interior de catequistas, sacerdotes y, como no, del propio Obispo: \u00bfvale la pena continuar?.
\nMotivar a los adolescentes a recibir la Confirmaci\u00f3n pasa necesariamente por la motivaci\u00f3n de quienes los acompa\u00f1an y educan en la fe. Para ello es necesario recordar que la fe siempre ha de proponerse. Se trata de seguir los pasos de Jes\u00fas, que precisamente en la par\u00e1bola del sembrador nos mostr\u00f3 la magnanimidad con que hay que llevar adelante la gran tarea de la siembra de la vida cristiana. Por otra parte, tampoco debemos olvidar que es la misma comunidad cristiana que acogi\u00f3 a los ni\u00f1os en su seno el d\u00eda de su Bautismo, la que tiene la responsabilidad de continuar proponi\u00e9ndoles su crecimiento en la fe. Pero hay m\u00e1s, los cristianos adultos y, de forma particular, quienes tenemos la responsabilidad de transmitir la fe, no podemos olvidar que en ello va nuestro mismo futuro y el de la humanidad. Cabe recordar la llamada del Concilio Vaticano II a trabajar con los j\u00f3venes, a proponerles la fe, a acompa\u00f1arlos para que puedan libremente participar en la construcci\u00f3n de nuestro mundo, como seguidores de Jesucristo. En efecto, \u201cpodemos pensar, con raz\u00f3n, que la suerte futura de la humanidad est\u00e1 en manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar\u201d (Gs, 31,3). Y \u00bfqu\u00e9 mayor raz\u00f3n para vivir y esperar que ser cristianos?
\nEn la hora presente la cuesti\u00f3n m\u00e1s decisiva para motivar a los adolescentes no tiene aspecto de una t\u00e9cnica, de un medio, sino que depende m\u00e1s radicalmente que nunca del propio testimonio de quien hace la propuesta y del camino a recorrer. Todos sabemos del bajo tono vital con que muchos educadores afrontan este quehacer en una sociedad plural, en la que la transmisi\u00f3n de la fe ha dejado de ser algo espont\u00e1neo, una herencia que se va pasando de unos a otros sin m\u00e1s esfuerzo. Hoy todo se cuestiona, y esto hace que la propuesta de la fe deba asumir interrogantes, cuestiones, tanto personales como ambientales. Cierto que todav\u00eda nos encontramos con muchos j\u00f3venes que se disponen a recibir la Confirmaci\u00f3n desde actitudes pasivas, marcados por el peso de la familia o de la costumbre, aunque tambi\u00e9n van apareciendo otros que lo hacen desde una actitud de b\u00fasqueda de algo que d\u00e9 calor a sus vidas. En todos hay que trabajar esta cuesti\u00f3n: \u00bfpara qu\u00e9 te confirmas?
\n
\nUna nueva oportunidad para llegar a ser cristiano<\/strong>
\nTodos deber\u00edamos recordar que no nacemos cristianos. Llegamos a serlo por la acci\u00f3n de Dios en nosotros, unida a nuestra respuesta personal. Es una cuesti\u00f3n de relaci\u00f3n, de encuentro y de respuesta. Una realidad que hoy hay que valorar de una forma nueva, pues vivimos en una cultura que sit\u00faa al hombre en el centro de todo. Esta visi\u00f3n del hombre puede hacernos creer que el ser cristiano depender\u00eda fundamentalmente de nuestra respuesta, de nuestros esfuerzos, de nuestra capacidad de compromiso. Sin embargo no es as\u00ed. Se sit\u00faa m\u00e1s en la perspectiva de la amistad, del encuentro entre personas, de la admiraci\u00f3n que provoca el otro en nosotros. Benedicto XVI nos lo ha se\u00f1alado: \u201cno se comienza a ser cristiano por una decisi\u00f3n \u00e9tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientaci\u00f3n decisiva\u201d (Deus Caritas est, n.1). Esta es una realidad que no podemos olvidar, pues nos habla de un plus que no nace simplemente de nuestra inteligencia ni de nuestra voluntad. Hay algo que nos supera y que \u00fanicamente puede ser recibido como don. Como escribe Simone Weil, \u201clos bienes m\u00e1s preciosos no deben ser buscados, sino esperados. Pues el hombre no puede encontrarlos por sus propias fuerzas\u201d (La espera de Dios, p.77). As\u00ed acontece con todas las grandes experiencias humanas y as\u00ed acontece con la experiencia de la fe.
\nEn este sentido, entrar en el camino que lleva a celebrar el sacramento de la Confirmaci\u00f3n, dejarse confirmar por el Esp\u00edritu Santo, constituye una nueva oportunidad para crecer en la fe, pues se podr\u00eda decir que, ahora, el rostro de Cristo queda m\u00e1s plenamente manifiesto en nuestra propia vida. Se trata de habitar en la certeza de nuestra sinton\u00eda con el camino de vida que Jes\u00fas nos propone, porque \u00c9l mismo est\u00e1 con nosotros y nos muestra el camino de la felicidad. En este sentido, tienen gran actualidad estas palabras de Benedicto XVI dirigidas a los j\u00f3venes en su viaje apost\u00f3lico a Chequia: \u201cQueridos amigos, no es dif\u00edcil constatar que en cada joven existe una aspiraci\u00f3n a la felicidad, a veces mezclada con un sentimiento de inquietud; una aspiraci\u00f3n que, sin embargo, la actual sociedad de consumo explota frecuentemente de forma falsa y alienante. Es necesario, en cambio, valorar seriamente el anhelo de felicidad que exige una respuesta verdadera y exhaustiva. A vuestra edad se hacen las primeras grandes elecciones, capaces de orientar la vida hacia el bien o hacia el mal. Desgraciadamente no son pocos los coet\u00e1neos vuestros que se dejan atraer por espejismos ilusorios de para\u00edsos artificiales para encontrarse despu\u00e9s en una triste soledad\u2026 el Se\u00f1or sale al encuentro de cada uno de vosotros. Llama a la puerta de vuestra libertad y pide que lo acoj\u00e1is como amigo. Desea haceros felices, llenaros de humanidad y de dignidad. La fe cristiana es esto: el encuentro con Cristo. Persona viva que da a la vida un nuevo horizonte y as\u00ed la direcci\u00f3n decisiva. Y cuando el coraz\u00f3n de un joven se abre a sus proyectos divinos, no le cuesta demasiado reconocer y seguir su voz. De hecho, el Se\u00f1or llama a cada uno por su nombre y a cada uno desea confiar una misi\u00f3n espec\u00edfica en la Iglesia y en la sociedad\u201d.
\nEn esta l\u00ednea, proponer a alguien prepararse y recibir el sacramento de la Confirmaci\u00f3n es invitarle a entrar en la aventura de su yo m\u00e1s \u00edntimo, de su esfuerzo por configurar su vida y afrontar la cuesti\u00f3n de su sentido, de los motivos para vivir y amar. Un cristiano no es simplemente alguien que tiene noticias sobre Jes\u00fas, o que simplemente quiere ser buena persona. Un cristiano es alguien sabe de Jes\u00fas, que le conoce de modo tal que desea identificarse con su camino. Y no s\u00f3lo eso, sino que intenta tomar decisiones desde aquellos valores que Jes\u00fas propone. Por ello se pregunta \u201c\u00bfqu\u00e9 har\u00eda Jes\u00fas en esta situaci\u00f3n?; \u00bfresponder\u00e1 mi decisi\u00f3n a lo que \u00c9l quiere?; \u00bfpodr\u00e9 present\u00e1rselo como un regalo que se ofrece a un amigo?\u201d. Son cuestiones que llevan a hacer de la experiencia de la fe algo interior, no simplemente un ritual que se cumple pero que no toca el coraz\u00f3n.
\nSi esto es as\u00ed es porque el sacramento de la Confirmaci\u00f3n pone ante nuestra mirada la acci\u00f3n del Esp\u00edritu Santo en la vida de la comunidad eclesial y tambi\u00e9n en cada uno de nosotros. El Ap\u00f3stol San Pablo nos recordaba que \u201cnadie puede decir que Jes\u00fas es el Se\u00f1or si no es por el Esp\u00edritu\u201d (1Co 13,3). S\u00ed, la Confirmaci\u00f3n nos introduce en esta gran realidad, pues actualiza, aqu\u00ed y ahora, el gran acontecimiento de Pentecost\u00e9s, en el que la Pascua de Jes\u00fas adquiere toda su resonancia y visibilidad a trav\u00e9s del testimonio de los ap\u00f3stoles. La Confirmaci\u00f3n es crecimiento en el camino cristiano que empez\u00f3 con el Bautismo; es manifestaci\u00f3n de la acci\u00f3n del Esp\u00edritu Santo, con sus dones y llamadas, para que nuestras vidas se parezcan m\u00e1s a Jesucristo y entremos m\u00e1s a fondo en la vida y misi\u00f3n de la Iglesia, que contin\u00faa hoy su obra entre nosotros.
\n
\nUn encuentro que transforma<\/strong>
\n\u00bfPara qu\u00e9 confirmarse? Para llevar a plenitud el Bautismo y, as\u00ed, ser realmente testigos de Jesucristo en nuestro mundo. Se trata de recibir m\u00e1s plenamente al Esp\u00edritu Santo, don gratuito de Dios, que quiere unirnos as\u00ed a su vida misma, transformarnos con su presencia y hacernos libres para poder caminar siguiendo a Jes\u00fas. El don que Dios concede en la Confirmaci\u00f3n es el Esp\u00edritu Santo, que es don de Dios Amor, que libera y recrea nuestra libertad. \u201cDonde est\u00e1 el Esp\u00edritu del Se\u00f1or, all\u00ed est\u00e1 la libertad\u201d (2Co 3,17). Qu\u00e9 alegr\u00eda saber que esta es la posibilidad que el Esp\u00edritu genera en nosotros: ser realmente libres. A veces escuchamos que la fe cristiana quiere recortar nuestra libertad, nuestros deseos m\u00e1s profundos de felicidad. Nada m\u00e1s alejado de la realidad de la fe. La Iglesia, cuando en la fiesta de Pentecost\u00e9s habla del Esp\u00edritu Santo, dice: \u201cmira el vac\u00edo del hombre \/ si t\u00fa le faltas por dentro; \/ mira el poder del pecado \/ cuando no env\u00edas su aliento\u201d(secuencia del d\u00eda de Pentecost\u00e9s). As\u00ed, el sacramento de la Confirmaci\u00f3n perfecciona el don del Esp\u00edritu Santo recibido en el Bautismo y hace capaz, a quien lo recibe, de dar testimonio de Cristo. Es decir, hace m\u00e1s plenamente cristiano, pues el Esp\u00edritu Santo nos lleva a crecer, a parecernos m\u00e1s a Jesucristo. Porque, como ya he dicho, para llegar a ser cristiano no basta con saber cosas de Jes\u00fas, es preciso entrar en contacto con \u00c9l, es necesario dejarse alcanzar por Aquel que lo hace presente hoy entre nosotros, el Esp\u00edritu.
\n
\nVivir m\u00e1s unidos a todos los cristianos<\/strong>
\nLa comunidad cristiana tiene una vocaci\u00f3n maternal. Quiere transmitir la vida cristiana. Por ello, a los reci\u00e9n nacidos que sus padres presentan, los incorpora a la vida cristiana con el sacramento del Bautismo. Es un gran don que la Iglesia realiza en el deseo de que sean cristianos. Por ello no deja de proponer a los adolescentes un nuevo sacramento, la Confirmaci\u00f3n, para que se fortalezca la semilla de la vida cristiana sembrada en el Bautismo, y, as\u00ed, participen m\u00e1s plenamente de la vida de la comunidad cristiana, que es la familia de Dios. Y, a partir de ah\u00ed, se dispongan a mostrar con palabras y obras la esperanza que les gu\u00eda.
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\nUn don que merece una respuesta<\/strong>
\nNo es posible entender la l\u00f3gica del regalo si \u00e9ste no suscita una respuesta. Un regalo sin acogida no ha cumplido su misi\u00f3n. El don de la vida cristiana espera una respuesta. Y el sacramento de la Confirmaci\u00f3n es, precisamente, expresi\u00f3n de la acci\u00f3n gratuita de Dios, de su voluntad de incorporarnos a su vida misma. De ah\u00ed que este sacramento nos introduzca m\u00e1s plenamente en la vida del Esp\u00edritu. De ah\u00ed tambi\u00e9n el valor de la respuesta de fe, de la acogida, de nuestro \u201cam\u00e9n\u201d. Pero no podemos olvidar que quien la suscita es Dios mismo y, por tanto, que lo primero es el don, el regalo de su amor. Por ello no queda claro cuando la Confirmaci\u00f3n se presenta s\u00f3lo como una acci\u00f3n nuestra. A veces se dice: \u201cla Confirmaci\u00f3n es la celebraci\u00f3n de mi decisi\u00f3n libre y personal de querer vivir como cristiano. Nadie la puede tomar por m\u00ed\u201d. O tambi\u00e9n \u201cla confirmaci\u00f3n te ofrece ahora la oportunidad para que definas tu actitud ante esa fe que han tratado de transmitirte\u201d. Cierto que la fe, el don de Dios, suscita una respuesta. Si nadie lo acoge quedar\u00eda sin producir su fruto, sin mostrar su fuerza salvadora. Pero no podemos olvidar qu\u00e9 es lo primero, qui\u00e9n va delante, qui\u00e9n sostiene e impulsa. Siempre es Dios el fundamento y la meta; siempre es \u00c9l quien toma la iniciativa; siempre ser\u00e1, para cada uno de nosotros, un don, un regalo, una gracia que est\u00e1 llamada a generar nueva vida y, por tanto, necesita tambi\u00e9n de nuestra respuesta. Por esto, en el sacramento de la Confirmaci\u00f3n, a trav\u00e9s de los ritos de la celebraci\u00f3n expresamos este dejarnos tocar por la acci\u00f3n de Dios mismo, por el Esp\u00edritu Santo que act\u00faa en nosotros.
\nEn este sentido, quiero recordar uno de los ritos que ponen de manifiesto esta realidad y que ayudan a comprender que en la Confirmaci\u00f3n es el Esp\u00edritu quien nos introduce en el camino de Jes\u00fas y en el de su Iglesia. Se trata de aquel momento en el que, quien va a ser confirmado, se acerca al Obispo o a su representante, y \u00e9ste unge su frente con el Santo Crisma haciendo la se\u00f1al de la Cruz al tiempo que dice: \u201cpor esta se\u00f1al, recibe el don del Esp\u00edritu Santo\u201d. Mediante este rito se nos dice que por el Esp\u00edritu Dios acoge al hombre en plenitud. La vida entera del cristiano est\u00e1 sostenida y debe seguir sostenida en el futuro por la acci\u00f3n del Esp\u00edritu. Por eso, en esta celebraci\u00f3n sacramental, nuestra vida se pone bajo la direcci\u00f3n del Esp\u00edritu. As\u00ed, la Confirmaci\u00f3n, en su relaci\u00f3n con el Bautismo, es promesa, invocaci\u00f3n y ratificaci\u00f3n de la presencia del Esp\u00edritu en la vida entera del confirmando. Por otra parte, este rito de la signaci\u00f3n expresa, desde la perspectiva del que lo recibe, su disposici\u00f3n a dejarse dirigir por el Esp\u00edritu de Dios. De esta manera se podr\u00eda decir que la Confirmaci\u00f3n es la gran declaraci\u00f3n de disponibilidad para dejarse guiar por el Esp\u00edritu. Como dice el Ap\u00f3stol San Pablo, \u201clos que se dejan llevar por el Esp\u00edritu de Dios, esos son hijos de Dios\u201d (Rm 8,14). Ser confirmado es manifestar p\u00fablicamente que se est\u00e1 dispuesto a dejarse afectar y dirigir por el Esp\u00edritu de Dios, de una forma siempre nueva, por su acci\u00f3n, sus dones, sus llamadas, y as\u00ed asumir mejor la misi\u00f3n de ser cristianos en medio de nuestro mundo.
\n
\nSiempre en camino<\/strong>
\nVolvemos a la pregunta \u00bfpara qu\u00e9 confirmarse?. Para fortalecer el don del Bautismo que nos hace cristianos. Es una llamada, de nuevo, a ponerse en camino. Para ello hay que disponerse, hay que dedicar tiempo y hacernos sensibles a este gran don que el Se\u00f1or nos hace. De ah\u00ed el gran valor del tiempo de formaci\u00f3n, para conocer y amar a Jes\u00fas, camino, verdad y vida. S\u00ed, se trata de acoger su palabra, seguir sus pasos, dejarse transformar por \u00c9l. No se trata s\u00f3lo de saber cosas sobre Jes\u00fas sino de participar en su vida misma. Jes\u00fas no nos deja solos. \u00c9l mismo nos prometi\u00f3 que vendr\u00eda a habitar en nuestra vida, que nos enviar\u00eda al Esp\u00edritu Santo, que es Se\u00f1or y Dador de vida. El d\u00eda de Pentecost\u00e9s se cumpli\u00f3 esta promesa. Desde entonces Jes\u00fas act\u00faa en la Iglesia a trav\u00e9s del Esp\u00edritu. No estamos solos en nuestro caminar. El Esp\u00edritu Santo nos da la vida nueva de Jes\u00fas, nos hace comprender mejor lo que \u00c9l nos dijo, nos da fuerza para seguirle y llevar la luz de su Evangelio a todos, nos re\u00fane en una sola fraternidad: la Iglesia.
\nQuien ha empezado a crecer en la amistad con Jes\u00fas tiene la posibilidad de dejarse transformar por \u00c9l, de sellar esta amistad. Se encuentras con Cristo en sus sacramentos, signos eficaces de su amor, que ha confiado a su Iglesia.\u00a0 Desde el d\u00eda del Bautismo participa de la vida nueva de Jes\u00fas. Es un nuevo nacimiento. Ahora, ser\u00e1 fortalecido por el sacramento de la Confirmaci\u00f3n y recibir\u00e1 la Eucarist\u00eda, el Pan de la vida eterna. Ser\u00e1 m\u00e1s semejante a Jesucristo, quedar\u00e1 m\u00e1s unido a todos los cristianos, tendr\u00e1 la misi\u00f3n de ser instrumento de su amor en medio de nuestro mundo. Ser\u00e1 m\u00e1s plenamente cristiano. El tiempo de formaci\u00f3n es una gran oportunidad para disponerse a la celebraci\u00f3n en la que la Iglesia nos acoger\u00e1 m\u00e1s plenamente, y en la que se realizar\u00e1 un nuevo Pentecost\u00e9s. Entonces, conducido por el Esp\u00edritu, reconocemos que Jes\u00fas es el Se\u00f1or, que con \u00c9l empieza un mundo nuevo: Dios es nuestro Padre; todos los hombres somos hermanos.
\n
\nY despu\u00e9s, \u00bfqu\u00e9? Algunas propuestas<\/strong>
\nTenemos que reconocer que somos demasiado dados a la \u201ccuenta de resultados\u201d. En realidad, un sembrador siempre siembra, lo cual no significa que no prevea c\u00f3mo seguir\u00e1 su tarea, pero conf\u00eda el crecimiento de su acci\u00f3n a Alguien m\u00e1s grande. Desde esta actitud que libera y esponja el \u00e1nimo, pero que \u00fanicamente se puede sostener desde la confianza en la acci\u00f3n del Esp\u00edritu, podemos abordar una cuesti\u00f3n tambi\u00e9n decisiva en todo esto: y despu\u00e9s de la Confirmaci\u00f3n, \u00bfqu\u00e9?. En primer lugar, deber\u00edamos preguntarnos si en el camino de preparaci\u00f3n hemos propuesto la Confirmaci\u00f3n como un fin en s\u00ed mismo o como un momento intenso de encuentro con el Se\u00f1or. Porque de esto dependen muchas cosas. Si todo consiste en ser confirmado, con ello tambi\u00e9n termina la propuesta. Pero si la Confirmaci\u00f3n es el sacramento que fortalece, que hace crecer el don del Bautismo, entonces todo cambia. Lo importante es ser cristiano y tratar de cultivar esta realidad que nunca termina, pues siempre estamos en camino para que se cumpla en nosotros el nuevo nacimiento que alcanzar\u00e1 su plenitud en \u201clos cielos nuevos y la tierra nueva\u201d. Mientras tanto, la Confirmaci\u00f3n ha puesto de relieve el hecho de que no podemos hacer nada sin la acci\u00f3n del Esp\u00edritu en nosotros y sin nuestro s\u00ed decidido a su acci\u00f3n. Por ello, \u201cla preparaci\u00f3n para la Confirmaci\u00f3n debe tener como meta conducir al cristiano a una uni\u00f3n m\u00e1s \u00edntima con Cristo, a una familiaridad m\u00e1s viva con el Esp\u00edritu Santo, su acci\u00f3n, sus dones y sus llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apost\u00f3licas de la vida cristiana\u201d (CIC, 1309).
\nEn esta l\u00ednea, en el rito de la Confirmaci\u00f3n hay un momento en el que expresamos este compromiso: nuestro \u201cs\u00ed\u201d al \u201cS\u00ed\u201d del Esp\u00edritu en nosotros. El joven, con su s\u00ed se hace cargo de la misi\u00f3n de Jes\u00fas continuada por la comunidad cristiana. De hecho, la catequesis que prepara la Confirmaci\u00f3n, ha de suscitar el sentido de la pertenencia a la Iglesia de Jesucristo, as\u00ed como la participaci\u00f3n en su misi\u00f3n. Recibir la marca del don del Esp\u00edritu lleva al testimonio y a la misi\u00f3n. En realidad, el confirmado sabe que la fe es un talento que hay que negociar, una experiencia que hay que contagiar a otros con el testimonio coherente de todo su ser y con la palabra, con la audacia de proponer a otros la buena nueva. Su s\u00ed, su am\u00e9n, manifiesta la docilidad al Esp\u00edritu en el pensar y decidir el futuro seg\u00fan el plan de Dios; no s\u00f3lo seg\u00fan las propias aspiraciones y actitudes; no s\u00f3lo en los tiempos puestos a disposici\u00f3n sino, sobre todo, en sinton\u00eda con el designio de Dios, que tiene para cada uno una llamada propia y espera una respuesta para que seamos trabajadores de su Reino.
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\nPastoral juvenil en y desde la comunidad<\/strong>
\nPero seamos realistas. Nada de esto puede hacerse sin una experiencia eclesial viva, subrayando que es en la comunidad cristiana, donde nos ayudamos unos a otros a crecer en la fe. Por ello la respuesta a la pregunta \u201cdespu\u00e9s de la Confirmaci\u00f3n, \u00bfqu\u00e9?\u201d, ha de realizarse en el marco de una pastoral de j\u00f3venes, en la que ya se est\u00e1 y en la que se vive, tanto la formaci\u00f3n cristiana como la celebraci\u00f3n de la fe. En realidad, no podr\u00edamos ser cristianos sin la Iglesia, sin la comunidad. Y, por tanto, no hay futuro para la Confirmaci\u00f3n sin un v\u00ednculo fuerte con la comunidad cristiana. Ciertamente, este v\u00ednculo se puede realizar de muchas maneras, pero existen algunas que son radicalmente importantes.
\nLa primera debe ser entrar m\u00e1s a fondo en la vida de la comunidad cristiana, especialmente en la celebraci\u00f3n de la Eucarist\u00eda, que es el manantial de donde obtiene sus energ\u00edas, y es tambi\u00e9n la meta, la cima, de los m\u00faltiples esfuerzos que desarrollan todos sus miembros en la familia, en el trabajo, en la amistad, en el logro del bien com\u00fan. La Confirmaci\u00f3n, precisamente en la medida que nos marca con el don del Esp\u00edritu, nos hace m\u00e1s parecidos a Jesucristo y, por ello, nos capacita internamente de una forma m\u00e1s plena para poder unirnos en la ofrenda y acci\u00f3n de gracias al Padre en uni\u00f3n con Jesucristo. La Confirmaci\u00f3n nos lleva a la Eucarist\u00eda, en la que actualizamos en nuestro caminar el encuentro con el Se\u00f1or y, desde \u00c9l y con \u00c9l, el encuentro con todos los hermanos. La Eucarist\u00eda es el sacramento signo e instrumento de unidad y de paz. Y, por tanto, participando en ella recibimos nuevas energ\u00edas para continuar el camino, pues nos encontramos con Jes\u00fas Resucitado, que nos ofrece su gracia, su luz, su amor y, sobre todo, la fuerza del Esp\u00edritu Santo.
\nLa Eucarist\u00eda hace la comunidad, como tambi\u00e9n la comunidad hace la Eucarist\u00eda. En nuestro caso es preciso aproximar esta realidad a la vida de los adolescentes y j\u00f3venes. Y para ello es necesario encontrar \u00e1mbitos cercanos que orienten hacia la comunidad cristiana, pero que sean a la vez como un instrumento que ayude a vivir aquella experiencia que configura toda vida humana seg\u00fan el Evangelio: dar y recibir. Es en el grupo, en la peque\u00f1a comunidad, donde los j\u00f3venes pueden encontrar una mediaci\u00f3n que les ayude a configurarse con sus iguales y, al mismo tiempo, a introducirse en la gran comunidad eclesial. Sabemos que en esta etapa de la vida los j\u00f3venes han dejado el \u00e1mbito familiar como referente fundamental y han entrado en un \u00e1mbito social en el que los amigos, el grupo, constituyen el punto de referencia, la realidad con la que identificarse para sentirse c\u00f3modos consigo mismos y orientarse en la vida. Esto plantea la gran cuesti\u00f3n del trabajo con ellos, de la pastoral de j\u00f3venes. Se puede afirmar que parte de la falta de frutos en la pastoral de la Confirmaci\u00f3n nace de su aislamiento de la vida comunitaria de la Iglesia, que se realiza en esta etapa de la vida a trav\u00e9s de los grupos, asociaciones y movimientos de j\u00f3venes. En este sentido, hay que valorar todas las formas de convocatoria de los j\u00f3venes como camino para llegar a una propuesta de la fe. As\u00ed como el hombre es camino para encontrar a Dios, tambi\u00e9n la amistad de los j\u00f3venes entre s\u00ed es camino para cultivar la amistad con Cristo.
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\nLa necesaria atenci\u00f3n personal<\/em><\/strong>
\nPor otra parte, no podemos olvidar que en el camino de crecimiento de la fe es la experiencia de la relaci\u00f3n personal, de la amistad, lo que resulta decisivo. Hoy, las dificultades que plantea la pastoral de j\u00f3venes est\u00e1n en un ambiente que hace dif\u00edcil vivir como cristianos, que lleva, quer\u00e1moslo o no, a vivir contracorriente. Pero tambi\u00e9n est\u00e1n en la debilidad de los educadores, de los que acompa\u00f1an, porque ellos no siempre aciertan a desarrollar una presencia entre los j\u00f3venes que ayude a \u00e9stos a crecer. La Iglesia siempre ha considerado a los j\u00f3venes como una gran esperanza para su futuro, pero tambi\u00e9n como un gran desaf\u00edo.
\nSin embargo, en el momento presente no podemos dejar de constatar el crecimiento de una desconfianza hacia la Iglesia en el coraz\u00f3n de los j\u00f3venes. Es precisa una nueva aproximaci\u00f3n que les lleve a sentirse miembros de esta gran familia, acept\u00e1ndoles a ellos y proponi\u00e9ndoles metas que les impulsen a crecer. Urge cultivar en todo educador la voluntad decidida de estar con los j\u00f3venes, y, adem\u00e1s de amarlos, demostr\u00e1rselo en ciertos momentos. Al respecto, en el Jubileo de los j\u00f3venes del a\u00f1o 2000, Juan Pablo II nos sit\u00faa en la perspectiva adecuada: \u201cA veces, cuando se mira a los j\u00f3venes, con los problemas y las fragilidades que les caracterizan en la sociedad contempor\u00e1nea, hay una tendencia al pesimismo. Es como si el Jubileo de los J\u00f3venes nos hubiera \u201csorprendido\u201d, transmiti\u00e9ndonos, en cambio, el mensaje de una juventud que expresa un deseo profundo, a pesar de posibles ambig\u00fcedades, de aquellos valores que tienen su plenitud en Cristo. \u00bfNo es tal vez Cristo el secreto de la verdadera libertad y de la alegr\u00eda profunda del coraz\u00f3n? \u00bfNo es Cristo el amigo supremo y a la vez el educador de toda amistad aut\u00e9ntica? Si a los j\u00f3venes se les presenta Cristo con su verdadero rostro, ellos lo experimentan como una respuesta convincente y son capaces de acoger el mensaje, incluso si es exigente y marcado por la Cruz\u201d (NMI, 9).
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\nVivir el Evangelio en el coraz\u00f3n de la vida<\/strong>
\nSi la Confirmaci\u00f3n es un sacramento por el que se va completando nuestra iniciaci\u00f3n cristiana, es decir, que nos hace m\u00e1s plenamente cristianos, no podemos pensarla sin una continuidad. M\u00e1s cuando quienes han sido confirmados est\u00e1n todav\u00eda en una etapa de su vida en la que tienen que tomar decisiones y responder, de una forma realista, a los deseos de felicidad que hay en su coraz\u00f3n, y apartar los miedos y debilidades que oscurecen el futuro y que llevan a muchos a vivir \u00fanicamente el instante, cosa que muchas veces lleva al fracaso y al dolor, tanto para ellos como para las personas que les quieren. Precisamente el participar de un grupo, de un movimiento, ayuda a los j\u00f3venes a crecer en amistad mutua, a compartir ideales, a so\u00f1ar; porque sin estos sue\u00f1os de un mundo nuevo, diferente, quedamos reducidos \u00fanicamente al consumo, al placer inmediato, a lo que en realidad no ayuda a crecer sino que satisface por un instante. Educar el deseo de plenitud que hay en el coraz\u00f3n de todo joven es una de las exigencias fundamentales de la hora presente, educar su afectividad para que realmente su amor no sea algo inmediato y mec\u00e1nico sino un proyecto a largo plazo, una voluntad que implica tambi\u00e9n el olvido de uno mismo porque quiere el bien del otro. Para ello es esencial este \u00e1mbito de vida que es el grupo de j\u00f3venes, y es primordial que alguien les acompa\u00f1e.
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\nHacia una cultura vocacional<\/strong>
\nSer\u00e1 necesario continuar el camino para llegar a comprender el valor salvador de la fe, para descubrir que \u00e9sta nos lleva a un nuevo estilo de vida. Aqu\u00ed est\u00e1 el tema fundamental a desarrollar en el trabajo de continuidad. Se trata de mostrar las consecuencias humanizadoras del Evangelio, de descubrir que los seguidores de Cristo tenemos una misi\u00f3n que cumplir en nuestro mundo. Los cristianos estamos llamados a dar a nuestro mundo un esp\u00edritu de dignidad, de aquella que se muestra en una valoraci\u00f3n del ser humano en todas sus dimensiones, desde su nacimiento hasta la muerte. Ser\u00e1 la mejor respuesta a quienes piensan o ense\u00f1an que Dios es una palabra vac\u00eda, una ilusi\u00f3n.
\nSe trata de ayudar a los j\u00f3venes a descubrir el valor de su vida, de su misi\u00f3n en la sociedad. Quien se dejar conducir por el Esp\u00edritu descubre su propia responsabilidad, la cual le lleva a tomarse en serio la vida cotidiana, pues de \u00e9l depende que este mundo tenga m\u00e1s vida, que sea un poco m\u00e1s fraterno, un poco m\u00e1s libre, m\u00e1s religioso, m\u00e1s feliz. El Esp\u00edritu nos llama a colaborar con \u00c9l para construir la ciudad de los hombres, para que ya, aqu\u00ed, crezca \u201cla tierra nueva y los cielos nuevos\u201d.
\nSe trata de ir asumiendo la vida misma de la Iglesia, pues para que nazca un mundo mejor es necesario que la Iglesia sea cada vez m\u00e1s la gran familia de los seguidores de Cristo. De esta manera, quienes la contemplen, sentir\u00e1n ganas de alabar a Dios. \u201cEs necesario que, vi\u00e9ndola orar, el mundo sienta ganas de orar. Que vi\u00e9ndola respetar a los dem\u00e1s, principalmente a los m\u00e1s pobres, el mundo tenga ganas de respetarlos. Que escuch\u00e1ndola cantar, el mundo sienta ganas de cantar. Esto no ser\u00e1 posible sin ti. Mi Iglesia necesita de ti, de tu juventud, para llegar a ser aquello que yo quiero que sea. Yo, este Jes\u00fas que conoces y con quien te has comprometido, te convoco\u201d. Y en esta Iglesia cada uno puede aportar su colaboraci\u00f3n. Hay sitio para todos. Aunque tambi\u00e9n es necesario descubrir el propio lugar. Lo importante es no ser sordo a la llamada del Se\u00f1or y a las necesidades de nuestros hermanos. Esta es una cuesti\u00f3n a cultivar, y tiene un nombre propio: desarrollar entre los j\u00f3venes una verdadera cultura de la vocaci\u00f3n.
\nAnte el miedo a desarrollar los propios dones, urge pedir al Esp\u00edritu la audacia de cultivar lo que \u00c9l ha sembrado en nosotros para el bien de nuestros hermanos. \u201c\u00a1Trab\u00e1jalos!. Ten confianza en m\u00ed. Ten confianza en estos dones que vienen de m\u00ed. Desc\u00fabrelos. No tengas miedo. Arri\u00e9sgate. Crea. Inventa. Mi Padre no es Dios de muertos, sino de vivos. Vive, vive intensamente seg\u00fan el dinamismo de mi Esp\u00edritu. Para dar alegr\u00eda a los que viven contigo. Para tu alegr\u00eda y tu gozo. Para gozo de mi Padre, que ama de tal manera la vida de sus hijos que ha querido que sea eterna\u201d\u00a0 (Cardenal Albert Decourtray).
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