{"id":7660,"date":"2009-10-01T00:00:30","date_gmt":"2009-09-30T22:00:30","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7660"},"modified":"2009-10-01T00:00:30","modified_gmt":"2009-09-30T22:00:30","slug":"hacia-una-moral-de-la-responsabilidad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/hacia-una-moral-de-la-responsabilidad\/","title":{"rendered":"Hacia una moral de la responsabilidad"},"content":{"rendered":"
Eugenio Alburquerque es te\u00f3logo moralista. Ha publicado recientemente Las diez palabras del Sina\u00ed<\/em> en la Editorial CCS.<\/strong> WORT <\/strong>(Palabra)<\/p>\n ANTWORT <\/strong>(Respuesta)<\/p>\n VERANTWORT<\/strong>UNG (Responsabilidad)<\/p>\n Con ellas, llenando toda la pizarra y destacando en may\u00fasculas el n\u00facleo WORT, intentaba explicar que la moral cristiana es moral dialogal, centrada en la Palabra (Wort), que exige la Respuesta (Antwort) del creyente, que expresa y manifiesta as\u00ed, respondiendo a la Palabra, el sentido m\u00e1s hondo de la Responsabilidad (Verantwortung). Las tres palabras alemanas muestran de forma extraordinaria no s\u00f3lo el coraz\u00f3n de la moral cristiana (la Palabra<\/em><\/strong>), sino el centro de toda \u00e9tica. As\u00ed nos lo ense\u00f1aba, en los a\u00f1os del postconcilio, con mucha vehemencia y convicci\u00f3n, el profesor Bernard H\u00e4ring a los alumnos que en aquellos tiempos llen\u00e1bamos el aula magna del Alphonsianum de Roma. Y esta es la perspectiva en la que se sit\u00faan especialmente sus grandes y renovadoras obras de Teolog\u00eda Moral: La ley de Cristo<\/em> y Libertad y fidelidad en Cristo<\/em>. EUGENIO ALBURQUERQUE FRUTOS<\/p>\n Eugenio Alburquerque es te\u00f3logo moralista. Ha publicado recientemente Las diez palabras del Sina\u00ed en la Editorial CCS. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El art\u00edculo defiende que toda \u00e9tica es \u00e9tica de la responsabilidad. La responsabilidad constituye una categor\u00eda b\u00e1sica de la teor\u00eda \u00e9tica y un elemento clave de toda vida moral. Especialmente, desde la perspectiva cristiana, la […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1326,465,94],"tags":[],"class_list":["post-7660","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-393","category-eugenio-alburquerque-frutos","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7660","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7660"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7660\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7660"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7660"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7660"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl art\u00edculo defiende que toda \u00e9tica es \u00e9tica de la responsabilidad. La responsabilidad constituye una categor\u00eda b\u00e1sica de la teor\u00eda \u00e9tica y un elemento clave de toda vida moral. Especialmente, desde la perspectiva cristiana, la responsabilidad est\u00e1 en el centro de una verdadera \u00e9tica del seguimiento de Jes\u00fas. Es la expresi\u00f3n de una moral dialogal, centrada en la llamada (don y gracia) de Dios y en la respuesta del hombre. Subraya, adem\u00e1s, tanto su dimensi\u00f3n personal en vistas a la realizaci\u00f3n y cumplimiento de la propia vocaci\u00f3n, como su profunda dimensi\u00f3n solidaria.
\n
\nDurante bastantes cursos he comenzado la primera clase de Teolog\u00eda Moral escribiendo en la pizarra estas tres palabras en lengua alemana:<\/p>\n
\nSiguiendo el enfoque y el pensamiento moral de H\u00e4ring, intento en este art\u00edculo proyectar precisamente la moral cristiana como moral de responsabilidad, convencido como escribi\u00f3 el querido y admirado profesor, de que \u201cuna teolog\u00eda moral cristiana espec\u00edfica para esta nueva \u00e9poca debe ser una teolog\u00eda de responsabilidad\u201d, y a\u00f1ad\u00eda: \u201cmarcada esencialmente por la libertad, la fidelidad y la creatividad\u201d[1]<\/a>. Pero, al mismo tiempo, me interesa tambi\u00e9n destacar que, en realidad, la responsabilidad constituye una categor\u00eda b\u00e1sica de toda \u00e9tica y necesariamente adquiere un valor e importancia capital en la educaci\u00f3n moral.
\n <\/p>\n\n
\nEl mayor defecto de muchos de los manuales de Teolog\u00eda Moral escritos en los \u00faltimos siglos, advert\u00eda H\u00e4ring, consisti\u00f3 en presentar una moral que no manifestaba en absoluto ni un dinamismo dialogal, ni la estructura de la fe. El camino verdadero y propio para responder con todo el ser es el de la fe, esperanza y caridad. Una moral espec\u00edficamente cristiana es y debe caracterizarse por la misma estructura dialogal[2]<\/a>.
\nDe forma muy sint\u00e9tica, se puede decir que la visi\u00f3n dialogal presenta la moral cristiana como llamada de Dios y respuesta del hombre, subrayando as\u00ed, tanto la gracia y la iniciativa de Dios en la vida cristiana, como la centralidad de la persona humana. Dios y el hombre constituyen los verdaderos polos de referencia de toda la actividad moral.
\n
\n1.1. <\/strong>La palabra creadora de Dios<\/strong>
\n
\nLa Sagrada Escritura presenta la vida cristiana no como filosof\u00eda, sino como historia: historia de salvaci\u00f3n, historia de Dios que vive y camina con su pueblo, que acampa con \u00e9l haci\u00e9ndose hombre entre los hombres. Lo importante es escuchar a Dios, o\u00edr su voz, su mensaje, y responderle.
\nLa palabra de Dios es palabra creadora. Desde las primeras p\u00e1ginas del libro del G\u00e9nesis est\u00e1 vivo y presente su impulso creador. Dios habla y todo se cumple \u201cseg\u00fan su palabra\u201d: \u201cDijo Dios: haya luz, y hubo luz\u2026 Dijo Dios: haya un firmamento en medio de las aguas, que las est\u00e9 separando unas de otras. Y as\u00ed fue\u2026 Dijo Dios: hagamos el hombre a imagen nuestra, seg\u00fan nuestra semejanza, y domine en los peces del mar, en las aves del cielo, en los ganados y en todas las alima\u00f1as, y en toda sierpe que serpea sobre la tierra. Y cre\u00f3 Dios el hombre a imagen suya: a imagen de Dios le cre\u00f3; macho y hembra los cre\u00f3\u201d (Gn 1,3-27).
\nEsta palabra creadora de Dios es llamada y compromiso a ser imagen suya, a dominar la tierra, a continuar su acci\u00f3n creadora. Estar\u00e1 siempre presente en medio de su pueblo. Se dirigir\u00e1 a los patriarcas, a los gu\u00edas y jefes del pueblo, a los profetas, a los reyes. Y, a trav\u00e9s de ellos, ser\u00e1 para el pueblo, llamada al arrepentimiento y a la conversi\u00f3n, a la liberaci\u00f3n y a la alianza, a la fidelidad y a la salvaci\u00f3n.
\nLa palabra de Dios, voz y llamada, ser\u00e1 as\u00ed la primera exigencia moral del pueblo elegido. Escuchar su voz comporta necesariamente cumplir sus preceptos: \u201cCalla y escucha Israel. Hoy te has convertido en el pueblo de Yahv\u00e9h, tu Dios. Escuchar\u00e1s la voz de Yahv\u00e9h tu Dios y pondr\u00e1s en pr\u00e1ctica los mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy\u201d (Dt 27,9).
\nEsos mandamientos de Dios est\u00e1n siempre motivados por la memoria de sus gestas. La acci\u00f3n de Dios en el pueblo motiva la relaci\u00f3n rec\u00edproca del pueblo para con Dios: \u201cPregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido desde el d\u00eda en que Dios cre\u00f3 al hombre sobre la tierra: \u00bfHubo jam\u00e1s desde un extremo al otro del cielo palabra tan grande como \u00e9sta?… \u00bfHay alg\u00fan pueblo que haya o\u00eddo como t\u00fa has o\u00eddo la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, y haya sobrevivido? \u00bfAlg\u00fan Dios intent\u00f3 jam\u00e1s venir a buscarse una naci\u00f3n de en medio de otra naci\u00f3n por medio de pruebas, se\u00f1ales, prodigios y guerra, con mano fuerte y tenso brazo, por grandes terrores, como todo lo que Yahv\u00e9h vuestro Dios hizo con vosotros, a vuestros ojos en Egipto? A ti se te ha dado ver todo esto para que sepas que Yahv\u00e9h es el verdadero Dios y que no hay otro fuera de \u00c9l. Desde el cielo te ha hecho o\u00edr su voz para instruirte\u2026 Porque am\u00f3 a tus padres y eligi\u00f3 a su descendencia despu\u00e9s de ellos, te sac\u00f3 de Egipto personalmente con su gran fuerza, desaloj\u00f3 ante ti a naciones m\u00e1s numerosas y fuertes que t\u00fa, te introdujo en su tierra y te la dio en herencia\u2026 Reconoce, pues, que Yahv\u00e9h es el \u00fanico Dios\u2026 Guarda los preceptos y los mandamientos que yo te prescribo hoy para que seas feliz\u2026\u201d (Dt 4, 32-40).
\nComo puede apreciarse, el autor del libro del Deuteronomio recuerda la grandeza de la elecci\u00f3n divina y las gestas realizadas por Dios a lo largo de la historia; y este recuerdo fundamenta precisamente el imperativo moral que expresa en los \u00faltimos vers\u00edculos. Es decir, las exigencias morales provienen de las obras salv\u00edficas que Dios ha realizado. Lo que el pueblo es y debe hacer se deriva de lo que Dios ha sido y es, de lo que Dios hizo y hace por su pueblo. Por eso, el obrar moral del pueblo responde a la iniciativa de Dios. La acci\u00f3n del pueblo es s\u00f3lo una respuesta a su llamada; la moralidad est\u00e1 siempre motivada por la historia de la salvaci\u00f3n.
\nLa culminaci\u00f3n de esta visi\u00f3n dialogal la encontramos en el Nuevo Testamento, que presenta a Cristo como la palabra definitiva del Padre, la Palabra encarnada. En \u00e9l se nos han dicho todas las cosas: \u201cDe una manera fragmentaria y de muchos modos habl\u00f3 Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos \u00faltimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituy\u00f3 heredero de todo\u201d (Hebr 1,1-2).
\nJes\u00fas es la palabra que el Padre nos dirige y env\u00eda; Palabra que llama a la comuni\u00f3n y al amor, a la filiaci\u00f3n y a la confianza, a la conversi\u00f3n y a la fe, a la fidelidad y a la libertad, al seguimiento y al Reino. Es la Palabra que da vida y lleva a la plenitud de la vida.
\nCristo, su palabra y llamada, su vida y misi\u00f3n, se convierten en el centro de la vida cristiana. Toda ella est\u00e1 impregnada por la persona y la obra de Cristo; y esto vale tambi\u00e9n para la moralidad. La aproximaci\u00f3n cristiana m\u00e1s radical a la moralidad no pasa a trav\u00e9s de unas determinadas normas o ense\u00f1anzas morales deducidas incluso de la Biblia. El centro de referencia es siempre Cristo Jes\u00fas, que llama y se entrega como don y como gracia. El hombre, buscador de Dios, llega a su conocimiento mediante la revelaci\u00f3n del Hijo. Dios llama y, por Cristo, atrae a los hombres a s\u00ed. Por Cristo llegamos al conocimiento del Padre, a la comuni\u00f3n y a la filiaci\u00f3n divina.
\n
\n1.2. <\/strong>La respuesta del hombre<\/strong>
\n
\nA la llamada de Dios en Cristo corresponde la respuesta del hombre; a la gracia e iniciativa divina sigue el compromiso humano. En este sentido se puede entender la vida moral como realizaci\u00f3n de la vocaci\u00f3n cristiana, si la entendemos, como explica Bonhoeffer, como \u201cel lugar donde se responde y se vive responsablemente la llamada de Cristo\u201d[3]<\/a>.
\nEn cuanto don y gracia, la llamada hace posible la respuesta del hombre. Se podr\u00eda incluso decir que el hombre responde porque Cristo responde en \u00e9l. Cristo es, en efecto, la Palabra-llamada del Padre y es tambi\u00e9n nuestra palabra-respuesta, la Palabra que el Padre nos dirige y que nosotros dirigimos al Padre.
\nDesde esta perspectiva, la llamada de Dios Padre confiere a nuestro obrar moral el valor de respuesta. Por tanto, nuestro ser adquiere el valor de palabra que se pone en di\u00e1logo filial con Dios. Esto significa que Dios Padre quiere que nuestro obrar sea obrar de persona, porque s\u00f3lo entre personas es posible el di\u00e1logo. No queda, pues, suprimida la libertad del hombre ante el don y la gracia. En realidad, es la persona quien tiene el cometido de establecer el di\u00e1logo con el Padre; y es, en definitiva, la persona quien entra en relaci\u00f3n con Dios. Al hombre le corresponde la tarea y la responsabilidad de responder a Dios.
\nPor ser la vocaci\u00f3n, don y tarea, llamada y respuesta, la responsabilidad es una respuesta del hombre integral a la totalidad de la realidad. La vocaci\u00f3n cristiana significa la llamada de Jesucristo para que le pertenezcamos totalmente; la respuesta mira a la adhesi\u00f3n total de la persona a la persona de Cristo. Lo verdaderamente decisivo en la vida cristiana es si respondemos en toda nuestra vida, en todas nuestras actitudes, decisiones y acciones de una manera que nos convierta en testigos de la gracia y del amor de Dios. Es decir, nuestra respuesta es siempre expresi\u00f3n de nuestra fe, confrontada con los hermanos y con la realidad concreta. Por ello, lo primario y fundamental en la vida cristiana no es la ley sino la fe; y la moral tiene sentido dentro del \u00e1mbito de vida que nace de la fe. De manera que esta visi\u00f3n dialogal es tambi\u00e9n profundamente teologal. La vida y la moral cristiana se definen en todo momento como fe, esperanza y amor. Siguiendo a Jes\u00fas y por la gracia del Esp\u00edritu Santo, el creyente vive su existencia delante de Dios, en la \u00f3rbita de Dios, escuchando su llamada a la conversi\u00f3n y a la vida nueva.
\nLa vida cristiana comienza cuando el hombre se abre a Dios y escucha la llamada: \u201ccreed la buena noticia\u201d. Tal como la presenta Jes\u00fas, la fe es fruto de la aceptaci\u00f3n del don de Dios y es tambi\u00e9n la respuesta humana a la acci\u00f3n divina. Es la plena orientaci\u00f3n hacia Dios, la relaci\u00f3n viva con Dios. Es la adhesi\u00f3n de toda la persona a Dios. Supone en el cristiano una actitud global, un nuevo horizonte de comprensi\u00f3n que da valor y sentido a las normas particulares del comportamiento.
\n
\n1.3. <\/strong>La responsabilidad como respuesta<\/strong>
\n
\nEl hombre que responde, se responsabiliza. La respuesta es, sin duda, el elemento clave de la responsabilidad, porque la responsabilidad significa fundamentalmente la capacidad de responder. Seg\u00fan H\u00e4ring, vista de una manera espec\u00edficamente cristiana, la responsabilidad es la capacidad para convertir nuestras aspiraciones morales, nuestras decisiones y toda nuestra vida consciente en respuesta a Dios e integrarla de esta forma dentro de la obediencia a la fe[4]<\/a>. Se trata de un escuchar absorto, de o\u00edr con todo nuestro ser, para poder responder totalmente.
\nEn la medida en que respondemos con todo nuestro ser llegamos a conocer nuestro verdadero yo y llegamos a poseerlo. En la medida en que acogemos, en la fe, el don y la gracia de Cristo, nos capacitamos para responder de manera radical y global a Dios. Y en la medida en que nos capacitamos para responder en gratitud y confianza a Dios, tomamos mayor conciencia de que nuestra respuesta es aut\u00e9ntica si somos tambi\u00e9n responsables de las necesidades de nuestros semejantes. Es decir, en el seguimiento de Jes\u00fas nunca podemos limitar nuestra atenci\u00f3n a c\u00f3mo nuestra respuesta afecta a nuestra propia vida; es necesario ponderar c\u00f3mo afecta tambi\u00e9n a quienes nos rodean. La responsabilidad moral implica, pues, una respuesta global: a Dios, a uno mismo, a los dem\u00e1s, al mundo, al presente y al futuro.
\nEsta concepci\u00f3n moral de la responsabilidad como respuesta expresa esencialmente una relaci\u00f3n de hombre a hombre. El concepto de relaci\u00f3n constituye el n\u00facleo del pensamiento de Mart\u00edn Buber, quien subraya la convicci\u00f3n de que para ser aut\u00e9nticamente personas hemos de estar en di\u00e1logo con los dem\u00e1s. Buber se refiere en sus obras al \u201chombre amoroso\u201d en el sentido del hombre responsable, es decir, que es capaz de responder en el encuentro y en el di\u00e1logo con los dem\u00e1s. A lo largo de toda su vida insisti\u00f3 en que ser responsable significa responder, o\u00edr la llamada o la exigencia de los dem\u00e1s, porque la moralidad, como el s\u00e1bado, est\u00e1 hecha para el hombre y no el hombre para la moralidad. Es decir, la verdadera responsabilidad es siempre una respuesta a la llamada de los dem\u00e1s. Seg\u00fan la expresi\u00f3n de Buber, la responsabilidad es la respuesta que damos a un yo<\/em> o a un t\u00fa<\/em>, mientras que la moral legalista es una moral amarrada al ello<\/em>[5]<\/a>. La verdadera moralidad adviene cuando el sujeto toma conciencia de su ser persona y acepta el car\u00e1cter dial\u00f3gico de su existencia humana concreta, su libertad y su responsabilidad ante Dios, ante s\u00ed mismo y ante los otros.
\nEn el fondo, esta visi\u00f3n moral es la expresi\u00f3n del m\u00e1s aut\u00e9ntico humanismo cristiano. Dios nos ha pensado no como meros receptores pasivos de su amor, sino como seres responsables, int\u00e9rpretes del propio camino, capaces de responder a cada una de sus propuestas. Nunca comprenderemos, dice Cencini, cu\u00e1nto amor hay en la elecci\u00f3n de Dios, al habernos pensado as\u00ed como seresresponsoriales<\/em>, hechos para responder[6]<\/a>. Nada como el amor recibido hace responsables. Realmente, la responsabilidad es fruto del amor. El que ama, responde.
\nPor esto, el creyente responsable ante Dios es el que, ante todo, acepta el amor, entra en el dinamismo del intercambio amoroso, le habla y, sobre todo, le escucha, le mira -como Mois\u00e9s- cara a cara<\/em> y goza de esta presencia. El creyente responsable acepta la confrontaci\u00f3n, el cara a cara<\/em>, y responde a\u00fan cuando la propuesta divina supera las expectativas humanas y el di\u00e1logo genera conflicto, desgarro y tensi\u00f3n. Quiz\u00e1, para ello, necesita el esfuerzo y el aprendizaje ineludible de situar juntas estas dos realidades: pensar amando y amar pensando, como si fueran una \u00fanica realidad. Porque la responsabilidad cristiana nace en la relaci\u00f3n con Dios y crece y se desarrolla en la medida en que lo hace la misma relaci\u00f3n.
\nEl disc\u00edpulo responsable capta la grandeza de todo esto, del amor y de la gracia; sabe y experimenta que no se puede pensar a s\u00ed mismo y no puede vivir si no es dando gracias. En \u00e9l, la responsabilidad alcanza el nivel m\u00e1s alto de la experiencia. Penetra en el coraz\u00f3n de la vida y vive intensamente, agradecido y responsable del amor recibido, consciente de que ahora le corresponde a \u00e9l anunciarlo y transmitirlo.
\n <\/strong> <\/strong>
\nLa moralidad como responsabilidad<\/strong>
\n <\/strong>
\nHasta aqu\u00ed hemos concentrado la reflexi\u00f3n en explicar el car\u00e1cter dialogal de la moral cristiana, desarrollando el trinomio que la vertebra: llamada-respuesta-responsabilidad (Wort-Antwort-Veranwortung<\/em>); y hemos resaltado que la responsabilidad est\u00e1 en el centro de una verdadera \u00e9tica del seguimiento de Jes\u00fas, perfilando su propio significado cristiano y su alcance. La presentaci\u00f3n de la moral cristiana resultar\u00eda m\u00e1s positiva y satisfactoria si, en la acci\u00f3n pastoral, se partiera de este enfoque dial\u00f3gico y se precisara el verdadero sentido y alcance de la responsabilidad.
\nPero creo que es importante poner de relieve que, en realidad, la responsabilidad constituye una de las categor\u00edas b\u00e1sicas de la teor\u00eda \u00e9tica y uno de los elementos constitutivos de toda vida moral. El concilio Vaticano II no duda en afirmar: \u201cSomos testigos de que est\u00e1 naciendo un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido, principalmente, por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia\u201d (GS 55).
\nExpresamente se refiere el Concilio a un \u201chumanismo de responsabilidad\u201d, es decir a una concepci\u00f3n del hombre y de lo humano en clave de responsabilidad, libertad y autonom\u00eda, porque s\u00f3lo es responsable quien es libre. Ciertamente en el pensamiento actual se tiende a definir al hombre por la libertad y la responsabilidad; y, con frecuencia, la responsabilidad constituye el principio sobre el que se construye el edificio entero de la \u00e9tica[7]<\/a>. Aunque la palabra responsabilidad ha entrado tard\u00edamente en el vocabulario de las lenguas modernas, existe ya una verdadera historia de la \u00e9tica de la responsabilidad. El concepto es ya filos\u00f3ficamente importante en las filosof\u00edas de los siglos XVIII y XIX. Baste pensar en Kant, Fichte, Hegel, Marx, Kierkegaard. Pero es, sobre todo, en el siglo XX cuando la reflexi\u00f3n resulta m\u00e1s frecuente y sistem\u00e1tica, siendo un tema importante en la reflexi\u00f3n del marxismo, de la fenomenolog\u00eda, del existencialismo y del personalismo. Nos fijaremos simplemente en algunas de las figuras m\u00e1s representativas para subrayar, a partir de su pensamiento, algunos aspectos clave en el contexto educativo y pastoral.
\n
\n1.4. <\/strong>La responsabilidad en el centro de la propuesta moral<\/strong>
\n
\nA comienzos del siglo XX, Max Weber contrapuso a una \u00e9tica de la intenci\u00f3n o de los principios (Gesinnungsethik<\/em>), que ordinariamente se ha designado como \u201c\u00e9tica de la convicci\u00f3n\u201d una \u201c\u00e9tica de la responsabilidad\u201d (Verantwoertungsethik<\/em>)[8]<\/a>. Pero, en realidad, no se trataba de una verdadera contraposici\u00f3n, porque seg\u00fan Weber: \u201cNo es que la \u00e9tica de la convicci\u00f3n sea id\u00e9ntica a la falta de responsabilidad, o la \u00e9tica de la responsabilidad, a la falta de convicci\u00f3n\u201d. Lo que Weber se\u00f1alaba era, sobre todo, las grandes diferencias que caracterizaban estos modelos \u00e9ticos. Seg\u00fan el soci\u00f3logo alem\u00e1n, la llamada \u00e9tica de la convicci\u00f3n ser\u00eda una simple \u00e9tica de intenciones, inclinada a interesarse por una motivaci\u00f3n puramente interna de la acci\u00f3n, sin preocuparse por las posibles consecuencias de la decisi\u00f3n, o por la situaci\u00f3n concreta con sus exigencias y repercusiones. En cambio, la \u00e9tica de la responsabilidad se pregunta de forma realista por las posibles consecuencias de la acci\u00f3n y asume la propia responsabilidad. Para Weber, \u00e9sta debe ser la \u00e9tica del pol\u00edtico, porque para justificar sus acciones, no puede atenerse s\u00f3lo a sus convicciones, principios o ideolog\u00eda, sino que tiene que velar por un mundo justo, tomando en cuenta las consecuencias sociales, econ\u00f3micas, \u00e9ticas, de sus decisiones.
\nM\u00e1s recientemente, a finales de los a\u00f1os setenta, de forma tambi\u00e9n m\u00e1s expl\u00edcita y m\u00e1s amplia, el fil\u00f3sofo alem\u00e1n-americano Hans Jonas sit\u00faa la responsabilidad como el principio formal en torno al cual plantea y organiza la propuesta moral concreta[9]<\/a>. Seg\u00fan Jonas, la t\u00e9cnica moderna se ha convertido en una tremenda amenaza, situando al hombre ante el mayor reto que jam\u00e1s se le haya presentado por su propia acci\u00f3n. Est\u00e1 en juego no s\u00f3lo la suerte del hombre, sino tambi\u00e9n el concepto que de \u00e9l poseemos; no s\u00f3lo su supervivencia f\u00edsica, sino tambi\u00e9n la integridad de su esencia. Todo ello reclama colocar la responsabilidad en el centro de la \u00e9tica.
\nDesde el principio responsabilidad, al imperativo categ\u00f3rico kantiano: \u201cobra de tal modo que puedas querer tambi\u00e9n que tu m\u00e1xima se convierta en ley universal\u201d, Jonas opone un imperativo \u00e9tico m\u00e1s adecuado al nuevo tipo de acciones humanas: \u201cobra de tal modo que los efectos de tu acci\u00f3n sean compatibles con la permanencia de una vida humana aut\u00e9ntica en la Tierra\u201d, que expresado en forma negativa, ser\u00eda: \u201cobra de tal modo que los efectos de tu acci\u00f3n no sean destructivos para la futura posibilidad de esa vida\u201d, o simplemente: \u201cno pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra\u201d[10]<\/a>. Si el imperativo categ\u00f3rico de Kant se dirig\u00eda al individuo y su criterio era instant\u00e1neo, el nuevo imperativo de Jonas apela a otro tipo de concordancia: no a la del acto consigo mismo, sino a la de sus efectos \u00faltimos con la continuidad de la actividad humana en el futuro. Remite, pues, a un futuro real previsible como dimensi\u00f3n abierta de nuestra responsabilidad.
\nEl mensaje fundamental de este planteamiento \u00e9tico, en los comienzos del tercer milenio, lo podr\u00edamos concretar as\u00ed: responsabilidad de la comunidad mundial con respecto a su propio futuro; responsabilidad para con el \u00e1mbito com\u00fan y el medio ambiente, pero tambi\u00e9n con el mundo futuro. Este mensaje propone como cuesti\u00f3n cardinal de la \u00e9tica: \u00bfbajo que condiciones fundamentales podemos sobrevivir con una vida humana en una tierra habitable, programando humanamente nuestra vida individual y social?[11]<\/a>. No se puede pasar por alto que se trata no s\u00f3lo de supervivencia f\u00edsica, sino tambi\u00e9n de supervivencia verdaderamente humana.
\nFinalmente, quiero destacar la reflexi\u00f3n de Hanna Arendt, porque se refiere a la responsabilidad en la perspectiva concreta de la educaci\u00f3n[12]<\/a>. Frente a la crisis educativa actual y a una praxis deficiente de la educaci\u00f3n, Arendt considera que educar debe consistir en \u201casumir la responsabilidad del mundo\u201d, entendiendo este juicio como el empe\u00f1o concreto de padres y maestros de cargar con la doble responsabilidad de asegurar la vida y desarrollo del ni\u00f1o y la continuidad del mundo. El ni\u00f1o reclama protecci\u00f3n frente al mundo; y \u00e9ste, a su vez, necesita ser protegido de las acciones destructivas de las nuevas generaciones.
\nSeg\u00fan Arendt, hoy asistimos a un descr\u00e9dito de la educaci\u00f3n y de la autoridad, que ha sido abolida por los mismos adultos; y esto s\u00f3lo puede significar una cosa: \u201cque los adultos reh\u00fasan asumir la responsabilidad del mundo en el cual han colocado a los ni\u00f1os\u201d. Esta falta de responsabilidad significa dejar de asumir el papel correspondiente, resistirse a madurar, a transmitir y ense\u00f1ar los contenidos de la propia experiencia.
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\n1.5. <\/strong>Responsabilidad solidaria<\/strong>
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\nA pesar de la brevedad y concisi\u00f3n con la que hemos presentado la reflexi\u00f3n de estos tres autores, es posible se\u00f1alar algunos elementos que muestran no s\u00f3lo el significado de la responsabilidad, sino tambi\u00e9n algunos de los aspectos que actualmente merece la pena destacar si nos situamos en una perspectiva educativa.
\nAnte todo, la responsabilidad tiene que ver con la autonom\u00eda y libertad del individuo, con su capacidad de elegir y decidir, con la exigencia de responder de sus acciones y decisiones; y tiene que ver tambi\u00e9n con su capacidad de comprometerse consigo mismo y con los otros. Ning\u00fan ser humano adulto puede esquivar la obligaci\u00f3n que tiene de responder de algo frente a alguien. Tiene que responder de su trabajo y profesi\u00f3n, de sus bienes y propiedades, de su familia y de su propia vocaci\u00f3n.
\nLa responsabilidad, adem\u00e1s, implica tanto una dimensi\u00f3n interpersonal, que la define y constituye, como una dimensi\u00f3n social m\u00e1s amplia que se expresa en consecuencias e implicaciones econ\u00f3micas, pol\u00edticas, sociales. En un mundo globalizado en el que crece una conciencia planetaria, la responsabilidad de todo ser humano es interpelada por la situaci\u00f3n de pobreza de millones de seres humanos, de explotaci\u00f3n, de inhumanidad, de violencia, de degradaci\u00f3n ecol\u00f3gica. De forma muy concreta, responsabilidad significa respuesta a las necesidades de alimentaci\u00f3n, sanidad, trabajo, vivienda, educaci\u00f3n, dignidad.
\nEn una \u00e9poca marcada fuertemente por el individualismo es especialmente importante reafirmar este sentido social de la responsabilidad[13]<\/a>. Ser responsables alcanza una verdadera dimensi\u00f3n universal y global inexcusable, que va m\u00e1s all\u00e1 de las relaciones interpersonales de reconocimiento, respeto y amor. Nunca se afirmar\u00e1 suficientemente la importancia de la responsabilidad personal que determina la b\u00fasqueda, realizaci\u00f3n y perfeccionamiento personales, porque la persona ha de tomar en sus manos el sentido de su crecimiento y perfecci\u00f3n; le corresponde responsabilizarse del desarrollo de su vocaci\u00f3n, de todo su proceso de realizaci\u00f3n y humanizaci\u00f3n.
\nPero no se podr\u00e1 olvidar tampoco, como escribi\u00f3 G. H. Mead, que \u201csomos lo que somos a partir de nuestra relaci\u00f3n con otros\u201d. Hoy la responsabilidad personal no puede desconectarse de la responsabilidad frente al mundo, porque no existe un aut\u00e9ntico proceso de desarrollo humano y de humanizaci\u00f3n sin un desarrollo solidario de la humanidad (Cf. PP 43).
\nLa responsabilidad humana no tiene simplemente una dimensi\u00f3n individual. No se trata simplemente de construir el edificio de la propia personalidad; \u201cse trata de construir un mundo donde todo hombre sin excepci\u00f3n de raza, religi\u00f3n o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana, emancipado de las servidumbres que le vienen de parte de los hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada, un mundo donde la libertad no sea una palabra vana y donde el pobre L\u00e1zaro pueda sentarse a la misma mesa que el rico\u201d (PP 47).
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\n1.6. <\/strong>Interpelaci\u00f3n y compromiso<\/strong>
\n <\/strong>
\nLa exigencia de responsabilidades supone compromisos e identidades claras; y el problema de nuestro tiempo es precisamente, como advierte Victoria Camps, que las identidades se encuentran escasamente definidas. Te\u00f3ricamente no es dif\u00edcil precisar en qu\u00e9 consiste ser un buen m\u00e9dico o un buen arquitecto. Existen unos resultados verificables a trav\u00e9s de los cuales se puede calibrar la bondad, solvencia y competencia de la persona en cuesti\u00f3n. Sin embargo, cuando las identidades y los compromisos son d\u00e9biles, \u201ctienden a mantenerse s\u00f3lo las obligaciones formales que son, a su vez, las m\u00e1s generalizables y las m\u00e1s f\u00e1ciles de precisar\u201d [14]<\/a>. As\u00ed por ejemplo, un buen profesor es el que no falta a clase, es puntual; es un buen pol\u00edtico, el que mantiene satisfechos a sus electores; un buen hijo, el que no decepciona a sus padres y no les causa problemas. Es decir, si, como indic\u00e1bamos antes, la responsabilidad requiere interpelaci\u00f3n y compromiso, es posible que la escasa responsabilidad moral que actualmente observamos dependa precisamente de la pobreza de las interpelaciones, del hecho que se exija \u00fanicamente cumplir con unas obligaciones formales. Para crear afectos, dec\u00eda Benavente, es necesario crear antes intereses. Quiz\u00e1, del mismo modo, para hacer surgir la responsabilidad es necesario antes suscitar la interpelaci\u00f3n, la llamada.
\nLa ambig\u00fcedad, la imprecisi\u00f3n, la pasividad, el relativismo de los valores y normas morales no es el mejor caldo de cultivo de la responsabilidad; la reducen, m\u00e1s bien, a las \u00fanicas obligaciones que pueden definirse y medirse con exactitud o pagarse con un sueldo. La ausencia de relaci\u00f3n imposibilita la respuesta; si la interpelaci\u00f3n es imprecisa, m\u00e1s lo ser\u00e1 el compromiso. \u00bfQui\u00e9n es el responsable de un accidente a\u00e9reo, del hambre, de la drogadicci\u00f3n, del fracaso escolar? \u00bfPor qu\u00e9 la pasividad y desinter\u00e9s por las cuestiones sociales colectivas? \u00bfPor qu\u00e9 no nos sentimos implicados y concernidos en los problemas del barrio, de la ciudad, de nuestro propio pa\u00eds? \u00bfPor qu\u00e9 pasan inadvertidas y desapercibidas las cuestiones generales que a todos ata\u00f1en y para todos tienen consecuencias?
\nCamps habla de \u201cresponsabilidad sin sujeto\u201d[15]<\/a>. Hay en ello, sin duda, cierta contradicci\u00f3n, pues si responsabilidad significa respuesta, debe haber un alguien que responda. Pero se refiere concretamente a la cuesti\u00f3n de las identidades d\u00e9biles, que, al parecer, est\u00e1n haciendo desaparecer el sujeto de la responsabilidad social. Max Weber, para reflejar esta situaci\u00f3n, habl\u00f3 reiteradamente de anom\u00eda<\/em>; Harvey Cox, de apat\u00eda<\/em>[16]<\/a>.<\/em> Se refer\u00edan directamente a la indiferencia, despreocupaci\u00f3n, irresponsabilidad, ausencia de respuesta.
\nPara Arist\u00f3teles, las obligaciones morales del individuo eran las del ciudadano; uno y otro, seg\u00fan el fil\u00f3sofo griego, son el mismo ser, porque el hombre es esencialmente un ser social. Desde el car\u00e1cter relacional y social de la persona, la verdadera responsabilidad, como hemos subrayado en la primera parte, es una respuesta; y es, especialmente, una respuesta a la llamada de los dem\u00e1s, a la del que tiene hambre, es forastero, est\u00e1 desnudo, enfermo o en la c\u00e1rcel.
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\nConclusi\u00f3n<\/strong>
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\nPara un cristiano adulto en la fe, la \u00e9tica es siempre \u00e9tica de la responsabilidad. La acci\u00f3n pastoral, educativa, catequ\u00edstica esta llamada a propiciar el paso de una moral de la ley y de la norma, de la obediencia y sumisi\u00f3n, del cumplimiento pasivo, a una \u00e9tica de la responsabilidad creadora. Pero esto, como advert\u00eda H\u00e4ring, s\u00f3lo es posible realizarlo desde un profundo agradecimiento al don y a la tarea de la libertad[17]<\/a>. La \u00e9tica de la responsabilidad es una moral de la libertad y del amor, de la fidelidad y de la creatividad, de la escucha y del compromiso. Es una \u00e9tica que pone en el centro la conciencia, \u201csagrario del hombre\u201d (GS 16), donde \u00e9ste se siente a solas con Dios, escucha su voz y responde a su palabra.
\nAnte Dios y ante la propia conciencia hemos de aprender a situarnos y a situar a cuantos buscan una vida responsable. La formaci\u00f3n de la propia conciencia resulta as\u00ed un requisito imprescindible en la \u00e9tica de la responsabilidad. La conciencia se construye. Tiene necesidad de una maduraci\u00f3n continua a lo largo de toda la vida. Como la persona, es una realidad din\u00e1mica que crece y se perfecciona. En ello est\u00e1 implicada, ante todo, la misma persona, porque ata\u00f1e al propio individuo la responsabilidad del crecimiento y formaci\u00f3n. Pero esta responsabilidad alcanza tambi\u00e9n a otras diversas instancias: la familia, la escuela, la comunidad cristiana.
\nLa acci\u00f3n pastoral con los j\u00f3venes tiene que empe\u00f1arse en estos momentos en presentar, ofrecer y motivar senderos \u00e9ticos; y estos senderos no son otros que el camino de la verdadera humanizaci\u00f3n, que ayude a los j\u00f3venes a \u201cconvertirse en personas\u201d, y el camino de la responsabilidad solidaria, que orienta el compromiso en la construcci\u00f3n de una sociedad m\u00e1s justa.
\n <\/p>\n
\n[1]<\/a> B. H\u00c4RING, Libertad y fidelidad en Cristo I. Los fundamentos<\/em>, Herder, Barcelona 1981, 20.
\n[2]<\/a> B. H\u00c4RING, o. c., 77.
\n[3]<\/a> D. BONHOEFFER, \u00c9tica<\/em>, Trotta, Madrid 2000, 229.
\n[4]<\/a> Cf. B. H\u00c4RING, o. c., 80-82.
\n[5]<\/a> Cf. M. BUBER, Yo y T\u00fa<\/em>, Caparr\u00f3s, Madrid 1993.
\n[6]<\/a> Cf. A. CENCINI, La verdad de la vida<\/em>, San Pablo, Madrid 2008, 447-455.
\n[7]<\/a> Cf. M. VIDAL, Orientaciones \u00e9ticas para tiempos inciertos<\/em>, Descl\u00e9e de Brouwer, Bilbao 2007, 134-138.
\n[8]<\/a> M. WEBER, El pol\u00edtico y el cient\u00edfico<\/em>, Alianza Editorial, Madrid 199817<\/sup>, 164-180.
\n[9]<\/a> Cf. H. JONAS, El principio de responsabilidad. Ensayo de una \u00e9tica para la civilizaci\u00f3n tecnol\u00f3gica<\/em>, Herder, Barcelona 1995.
\n[10]<\/a> H. JONAS, o. c., 40.
\n[11]<\/a> Cf. H. K\u00dcNG, Proyecto de una \u00e9tica mundial<\/em>, Trotta, Madrid 1990, 48-51.
\n[12]<\/a> Cf. H. ARENDT, \u201cLa crisis en la educaci\u00f3n\u201d, en Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre reflexi\u00f3n pol\u00edtica<\/em>, Pen\u00ednsula, Barcelona 2003.
\n[13]<\/a> Cf. E. ALBURQUERQUE, \u201cHumanizaci\u00f3n y responsabilidad solidaria: los senderos \u00e9ticos de la Pastoral Juvenil\u201d, Misi\u00f3n Joven<\/em> 219 (1995) 25-32.
\n[14]<\/a> V. CAMPS, Virtudes p\u00fablicas<\/em>, Espasa Calpe, Madrid 1990, 69.
\n[15]<\/a> Cf. V. CAMPS, o. c., 75-80.
\n[16]<\/a> H. COX, God\u2019s Revolution and Man\u2019s Responsability<\/em>, Press, Judson 1965, 39 ss.
\n[17]<\/a> Cf. B. H\u00c4RING, Proyecto de una vida lograda<\/em>, PPC, Madrid 1996, 14-18.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"