{"id":7705,"date":"2009-07-01T00:00:06","date_gmt":"2009-06-30T22:00:06","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7705"},"modified":"2009-07-01T00:00:06","modified_gmt":"2009-06-30T22:00:06","slug":"itinerario-y-proceso-en-la-accion-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/itinerario-y-proceso-en-la-accion-pastoral\/","title":{"rendered":"\u201cITINERARIO\u201d Y \u201cPROCESO\u201d EN LA ACCI\u00d3N PASTORAL"},"content":{"rendered":"

\u00c1lvaro Ginel es Director de la revista CATEQUISTAS<\/strong>
\n 
\nCuando se habla con catequistas y con responsables de la acci\u00f3n pastoral, uno advierte que, con frecuencia, emplean como sin\u00f3nimos dos palabras: itinerario <\/em> y proceso. <\/em>As\u00ed hablan de elaboraci\u00f3n de itinerarios y procesos diversificados. Creo que conviene ponerse de acuerdo en se\u00f1alar qu\u00e9 decimos exactamente cuando empleamos estas palabras, qu\u00e9 realidades hay contenidas en cada una de ellas.
\nMe parece que es necesario aclarar qu\u00e9 entendemos por itinerario<\/em> y qu\u00e9 entendemos por proceso<\/em> de manera que el vocabulario empleado nos lleve a aclarar mejor la acci\u00f3n que proponemos y que \u00e9sta no nos confunda.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Lo que dice el Diccionario de la Real Academia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEn un primer momento, conviene ajustarnos a la definici\u00f3n de t\u00e9rminos que nos da el Diccionario de la Real Academia como punto de partida.
    \nItinerario: <\/em><\/strong>Perteneciente o relativo a un camino, direcci\u00f3n y descripci\u00f3n de un camino con indicaciones o explicaciones de los lugares, accidentes, paradas, etc., que existen a lo largo de \u00e9l; ruta que se sigue para llegar a un lugar; gu\u00eda, lista de datos referentes a un viaje.
    \nProceso:<\/em><\/strong> Acci\u00f3n de ir hacia delante; conjunto de fases sucesivas de un fen\u00f3meno natural o de una operaci\u00f3n artificial.
    \nDe estas descripciones que nos da el DRA podemos sacar ya algunas conclusiones:
    \n– El itinerario<\/em> es la descripci\u00f3n de un camino<\/em> que hay que recorrer, marca la direcci\u00f3n que hay que llevar, y lo que es necesario para realizar el camino. Es algo que nos proponemos recorrer con las indicaciones de lo que es necesario para llegar a la meta. El itinerario<\/em> es algo externo a la persona.
    \n– El proceso <\/em>no apunta tanto a la descripci\u00f3n del camino f\u00edsico (o intelectual o formativo) que se recorre, sino a las fases sucesivas que experimenta el que recorre el camino. No todo el camino es igual. Hay tramos con especial significado por su dificultad, por sus caracter\u00edsticas, y esto afecta a quien recorre el camino. De la misma manera que en una vuelta ciclista no todas las etapas son iguales y exigen unas m\u00e1s que otras del corredor, as\u00ed en el camino de la vida y de la maduraci\u00f3n de la persona pasan cosas parecidas. El proceso personal alude a la realidad operada en la persona que recorre un camino o itinerario interioriz\u00e1ndolo, o, con otras palabras, lo que me ha ido pasando por dentro <\/em> mientras recorr\u00eda el camino. El proceso es la descripci\u00f3n de lo que pasa <\/em>en el sujeto que recorre el camino. En teor\u00eda, se puede describir y presuponer qu\u00e9 le pasar\u00e1 al caminante, sobre todo si se tiene experiencia de haber hecho el camino. Pero s\u00f3lo ser\u00e1 a t\u00edtulo indicativo, porque cada persona, en su libertad, es muy due\u00f1a de s\u00ed.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Aplicaci\u00f3n a la acci\u00f3n pastoral<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nItinerario<\/em><\/strong>
      \n– L\u00edmites<\/em>. Cuando hablamos de elaborar itinerarios<\/em> catequ\u00e9ticos[1]<\/a> <\/em>estamos refiri\u00e9ndonos al conjunto de objetivos, etapas, momentos, etc. previsibles y necesarios para que una persona pueda llegar de un punto de salida a uno de llegada. Pero con la advertencia previa: si geogr\u00e1ficamente es f\u00e1cil se\u00f1alar un punto de salida y uno de llegada, no lo es tan f\u00e1cil cuando nos estamos refiriendo a realidades no geogr\u00e1ficas, sino de conducta y de maduraci\u00f3n personal. De ah\u00ed que todo itinerario catequ\u00e9tico<\/em> tiene que ser tomado como algo indicativo o sugerente de acuerdo con la realidad de cada persona que comienza a recorrer el camino.
      \n– Los puntos de salida<\/em> se pueden fijar de muchas maneras: por la edad <\/em>(a tal edad, el desarrollo religioso nos permite\u2026); por los conocimientos<\/em> que una persona posee sobre cultura religiosa, etc.; por la madurez<\/em> o praxis cristiana<\/em> que la persona ha adquirido; por la sensibilidad<\/em> religiosa que tiene; por la realidad socio-cultural<\/em> que le envuelve; por la experiencia<\/em> de vida que tiene; por el acontecimiento<\/em> que ahora vive la persona, etc\u2026 Muchos grupos de catequesis est\u00e1n formados hoy desde el criterio de la edad, del curso escolar que se lleva\u2026 Este criterio tiene sus deficiencias. No todos los de 9 a\u00f1os tienen en su familia el mismo despertar religioso, lo cual puede condicionar que al seguir un itinerario proyectado en unos materiales los miembros del grupo hagan un proceso personal muy diverso.
      \n– El punto de llegada <\/em>tambi\u00e9n puede variar. Todo itinerario tiene una parte de intencionalidad: <\/em>lo que quiero alcanzar, el lugar donde quiero llegar, la persona o el creyente que quiero que se forme a lo largo del itinerario. Una pluralidad de realizaciones de ser cristiano han existido y existen en la Iglesia seg\u00fan los carismas que el Esp\u00edritu suscita. Por otra parte, ser\u00e1n necesarios los instrumentos oportunos <\/em>para cada una de las fases o momentos del camino, que corresponde a lo que nosotros conocemos por los materiales catequ\u00e9ticos.<\/em>
      \nEs cierto que en pastoral el punto final de llegada es \u201cpropiciar una viva, expl\u00edcita y operante profesi\u00f3n de fe\u201d (DGC 66), o \u201cponer a uno no s\u00f3lo en contacto sino en comuni\u00f3n, en intimidad con Jesucristo\u201d (DGC 80). Antes de esta meta final, otras \u201cmetas volantes\u201d son requeridas y son exigencia pedag\u00f3gica, sin perder de vista la meta final. Las metas \u201cparciales\u201d hay que se\u00f1alarlas de tal manera que unifiquen lo m\u00e1s posible a la persona. Estamos hablando de un itinerario catequ\u00e9tico, por tanto, el saber sobre la fe tendr\u00e1 que conjugarse arm\u00f3nicamente con la celebraci\u00f3n, la oraci\u00f3n, el ejercicio de vida cristiana y de vida dentro de la comunidad.
      \n– La descripci\u00f3n de un itinerario depender\u00e1: de la realidad o punto del que se parte y de la meta \u201cparcial\u201d que se propone hasta conseguir la meta final: la intimidad con Jesucristo.
      \nPuede describir un itinerario real el que conoce bien el camino, lo ha recorrido y lo ha reflexionado para proponerlo a otros. Esto exige, pues, experiencia personal de transitar el camino y conocimiento del camino. Adem\u00e1s habr\u00e1 que a\u00f1adir la experiencia de acompa\u00f1ar a los que recorren el camino para delimitarlo bien y no describir caminos ideales o evitar \u201csorpresas\u201d por omitir elementos que pueden surgir en el camino. En ocasiones, nos encontramos con itinerarios que dan a entender que est\u00e1n hechos m\u00e1s de consultar libros de psicolog\u00eda que desde la experiencia de seguidores reales de Jes\u00fas. Otros instrumentos nos ayudar\u00e1n, como libros, itinerarios que otros
      [2]<\/a> marcan, etc.
      \n <\/em>
      \nProceso<\/em><\/strong>
      \n– La descripci\u00f3n de un proceso <\/em>es la narraci\u00f3n de lo que el caminante modifica en s\u00ed, asume responsablemente por el hecho de seguir un itinerario. En teor\u00eda, el proceso va \u00edntimamente unido al itinerario recorrido con responsabilidad. La persona que hace un itinerario experimenta movimientos<\/em> internos que le modifican a lo largo de las etapas. Unas son m\u00e1s decisivas que otras, pero todas ellas con complementarias. Los procesos son personales. Si bien es verdad que pueden se\u00f1alarse par\u00e1metros indicadores de una realidad operada internamente, com\u00fan a muchas o a todas las personas, el proceso tiene un ritmo original que depende de cada persona. Podemos comprender el proceso que va operando un individuo relacion\u00e1ndolo con la propia experiencia de proceso y con la experiencia de otras personas
      \n <\/p>\n

        \n
      1. La experiencia de los catequistas<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nLa experiencia pastoral de los \u00faltimos a\u00f1os (por ejemplo la experiencia del Itinerario de la fe) <\/em>nos dice que no siempre la persona que sigue un itinerario de lineado desde el saber, la intencionalidad y la experiencia de otros creyentes opera en el caminante el proceso deseado y pretendido por los catequistas. De hecho, son muchos los que finalizan un itinerario ideal trazado sin que la persona haya asimilado vivencialmente el proceso de cambio personal presumible.
        \nAs\u00ed, muchos catequistas de niveles medios o superiores de un itinerario se \u201cquejan\u201d de que los que llegan \u201cno tienen base religiosa\u201d suficiente adquirida previamente. El peligro es \u201ccontinuar como si\u201d ya las cosas estuvieran sabidas y asimiladas, lo cual lleva a construir en falso; otra salida consiste en detenerse y cimentar lo que no se hizo antes: es este caso, uno pierde el ritmo de tiempos programados; el riesgo es llegar al final del curso catequ\u00e9tico \u201csin haber visto\u201d la programaci\u00f3n que el instrumento catequ\u00e9tico marca. Son muchos los que, en estas ocasiones, se \u201csienten presionados\u201d a \u201cdar\u201d muchos temas de manera r\u00e1pida en las \u00faltimas sesiones para terminar con la \u201ctranquilidad\u201d de haber llegado al final del temario. Estos procedimientos, a la larga, causan malestar interior en los catequistas y son poco eficaces para los catequizandos.
        \nLo que te\u00f3ricamente<\/em> tendr\u00eda que ir al un\u00edsono, itinerario y proceso personal, en la pr\u00e1ctica, no siempre coincide. Las razones pueden ser muchas, tantas como historias personales y grupales existen.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. \u00bfQu\u00e9 hacer?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nLa respuesta pr\u00e1ctica a esta pregunta es sumamente complicada, entre otras cosas, porque desestabiliza la estructuraci\u00f3n ordinaria que las comunidades cristianas se han dado. Emprender una nueva estructuraci\u00f3n no es f\u00e1cil. En muchos casos se prefiere cerrar los ojos, tirar para delante, celebrar el sacramento (ya sea del Bautismo, Confirmaci\u00f3n, Primera Comuni\u00f3n o Matrimonio) y dejar en las manos del Esp\u00edritu el futuro.
          \nTenemos que aprender, en estos momentos, que los cambios en la catequesis afectan no s\u00f3lo a la catequesis, sino a la vida misma de la comunidad cristiana y a su estructuraci\u00f3n
          [3]<\/a>. Por eso es previsible que muchos cambios intuidos por los catequistas en su mismo hacer catequ\u00e9tico no se puedan poner en marcha por todo lo que suponen de \u201cretoques\u201d en la estructuraci\u00f3n comunitaria. La catequesis sigue siendo considerada, en no pocas comunidades, como \u201cun aparte\u201d o \u201cun a\u00f1adido\u201d de la comunidad m\u00e1s que como una nota identificativa de la misma comunidad. Dos l\u00edneas de actuaci\u00f3n de futuro me parecen m\u00e1s pertinentes:
          \n 
          \nNecesidad de itinerarios<\/em><\/strong>
          \n– Es necesario contar con itinerarios variados que orienten a los catequistas y animadores. Pero esto no significa tener solucionados los problemas.
          \n– Intuyo que cada vez m\u00e1s habr\u00e1 que pensar no en largu\u00edsimos y continuados itinerarios que acompa\u00f1en a una persona desde una determinada edad (por ejemplo de la Primera Comuni\u00f3n hasta la inserci\u00f3n en una comunidad cristiana
          [4]<\/a>), sino que ser\u00e1n m\u00e1s \u00fatiles itinerarios sectoriales, itinerarios m\u00e1s concretos y delimitados. <\/em>\u00c9stos pueden tener como punto de partida ya sea la edad, la preparaci\u00f3n a un sacramento, el nivel de despertar religioso de una persona, el ambiente socio-religioso, etc.
          \n 
          \nLa formaci\u00f3n de los catequistas<\/em><\/strong>
          \n– Todo se juega hoy en la formaci\u00f3n de los catequistas. De nada sirve poner en su manos itinerarios y los materiales correspondientes, o hablarles de los procesos previsibles en quienes est\u00e1n de camino, si no tienen claro de qu\u00e9 se trata. Cada vez m\u00e1s la fuerza hay que ponerla en la formaci\u00f3n de los catequistas. Construir planes sin contar con esta exigencia, no vale de nada. Y hay que tener en cuenta este principio de formaci\u00f3n: \u201cDebe existir una coherencia entre la pedagog\u00eda global de la formaci\u00f3n del catequista y la pedagog\u00eda propia de un proceso catequ\u00e9tico. Al catequista le ser\u00edan muy dif\u00edcil improvisar, en su acci\u00f3n catequ\u00e9tica, un estilo y una sensibilidad en los que no hubiera sido iniciado durante su formaci\u00f3n\u201d (DGC 237).
          \n– El catequista est\u00e1 llamado a redescubrir que no es un \u201cmero ejecutor\u201d de un itinerario o de un material catequ\u00e9tico, por bueno que sea, con un grupo de catequizandos. El Directorio General de Catequesis <\/em>le pide: Facilitar el crecimiento de una experiencia de fe de la que \u00e9l no es due\u00f1o (n. 244); capacidad educativa, que implica: la facultad de atenci\u00f3n a las personas, la habilidad para interpretar y responder a la demanda educativa, la iniciativa para activar procesos de aprendizaje y el arte de conducir a un grupo humano hacia la madurez (n. 244); lo m\u00e1s importante es que el catequista adquiera su estilo propio de dar catequesis, acomodando a su propia personalidad los principios generales de la pedagog\u00eda catequ\u00e9tica (n. 244); capacitarse para saber programar \u2013en el grupo de catequistas- la acci\u00f3n educativa, ponderando las circunstancias, elaborando un plan realista y, despu\u00e9s de realizarlo, evalu\u00e1ndolo cr\u00edticamente (n. 245); esta capacidad educativa y este saber hacer<\/em>, con los conocimientos, actitudes y t\u00e9cnicas que lleva consigo, \u201cpueden adquirirse mejor, si se imparten al mismo tiempo que ser realizan, por ejemplo, durante las reuniones tenidas para preparar y revisar las sesiones de catequesis\u201d (n. 245).
          \n 
          \nConocer la din\u00e1mica de la conversi\u00f3n<\/em><\/strong>
          \n– La conversi\u00f3n o aceptaci\u00f3n plena de Jes\u00fas resucitado la Iglesia, desde siempre, la ha descrito como un proceso<\/em>cuyas etapas describi\u00f3 muy bien el Directorio
          [5]<\/a>. <\/em>Hablar de proceso <\/em>nos reenv\u00eda siempre al cambio que se opera progresivamente en la persona al recorrer un camino,<\/em> pormenorizado de manera m\u00e1s pedag\u00f3gica en un itinerario.<\/em>Proponemos itinerarios para que se produzcan procesos personales. \u00c9sa es su finalidad.
          \nTambi\u00e9n hoy nos podemos encontrar con personas (\u00a1cada vez m\u00e1s frecuente!) que est\u00e1n realizando un proceso personal de cambio (causado por mil cosas, por su propio itinerario de crecimiento, de afrontar la vida, etc.) que necesitan el apoyo de un itinerario de fe que el catequista le debe proponer (\u00a1en ocasiones lo tendr\u00e1 que adaptar tanto le exigir\u00e1 \u201crecrearlo\u201d!) para no frenar su proceso.
          \n–<\/em> Conocer el funcionamiento de un proceso nos pide, al menos, dos elementos fundamentales: unos conocimientos b\u00e1sicos de psicolog\u00eda y unos conocimientos de las dificultades que el creyente experimenta ante el mensaje del Evangelio. As\u00ed, el joven rico, ante la propuesta de Jes\u00fas, se resiste y abandona el camino propuesto. No puede aceptar la propuesta. Le supera, al menos, en ese momento de su vida. Un acompa\u00f1amiento personalizado le podr\u00eda haber ayudado a superar la dificultad interna experimentada en un momento concreto. Lo que hoy es dificultad insalvable, ma\u00f1ana puede ser meta alcanzada. Es interesante la propuesta que hace el libro Jes\u00fas de Nazaret formador de disc\u00edpulos
          [6]<\/a>. <\/em> Conjuga perfectamente el itinerario y el proceso; los \u201ctemas\u201d que Jes\u00fas propone a los suyos y las dificultades de \u00e9stos para asumirlos. El proceso supone la asimilaci\u00f3n de un itinerario, pero no a la inversa. Se puede recorrer un itinerario sin realizar un proceso interno, porque s\u00f3lo se \u201cqueda uno\u201d con la letra del itinerario, no con el \u201cesp\u00edritu\u201d de cambio que el itinerario propon\u00eda realizar.
          \n <\/p>\n

          \u00c1LVARO GINEL<\/p>\n

           
          \n
          [1]<\/a> Remito aqu\u00ed la trabajo de Josep M\u00aa MAIDEU, Caminos para la fe, <\/em>Editorial CCS, Madrid 2009.
          \n
          [2]<\/a> Cfr. Conferencia de los Obispos de Francia, Texto nacional para la orientaci\u00f3n de la catequesis en Francia, <\/em>CCS, Madrid 2008, p. 75-76. Hablan de m\u00f3dulos<\/em>: \u201cPor m\u00f3dulo entendemos un itinerario que abarca varios encuentros, con una duraci\u00f3n, un ritmo y unas modalidades que pueden variar seg\u00fan las edades y las posibilidades. A cada etapa de la vida deber\u00e1 corresponder un banco de m\u00f3dulos<\/em> del que los animadores podr\u00e1n alimentarse, ajustando las propuestas seg\u00fan las necesidades y la situaci\u00f3n\u201d. Entendemos que estos Obispos est\u00e1n proponiendo itinerarios cortos, accesibles y m\u00faltiples, m\u00e1s que hablar de largos itinerarios.
          \nLos Obispos del Qu\u00e9bec da la impresi\u00f3n de que renuncian a largos itinerarios, y admiten la realidad de itinerarios ocasionales, puntuales, en torno a una acontecimiento de la vida (Cfr. Proponer hoy la fe a los j\u00f3venes. Una fuerza para vivir, <\/em>en Donaciano Mart\u00ednez y otros, Proponer la fe hoy, <\/em>Sal Terrae, Santander 2005, pp. 161-191. Ver especialmente las p\u00e1ginas 168-171).
          \n
          [3]<\/a> \u00c1lvaro GINEL, Repensar la catequesis, <\/em>Editorial CCS, Madrid 2009.
          \n
          [4]<\/a> Es el caso de extendid\u00edsimo Itinerario de educaci\u00f3n en la fe, <\/em>Editorial CCS, Madrid.
          \n
          [5]<\/a> Cfr. DGC 47-49.60-68.
          \n
          [6]<\/a> Juan Jos\u00e9 BARTOLOM\u00c9, Jes\u00fas de Nazaret formador de disc\u00edpulos. Motivo, meta y metodolog\u00eda de su pedagog\u00eda en el evangelio de Marcos,<\/em>Editorial CCS, Madrid 2007.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          \u00c1lvaro Ginel es Director de la revista CATEQUISTAS   Cuando se habla con catequistas y con responsables de la acci\u00f3n pastoral, uno advierte que, con frecuencia, emplean como sin\u00f3nimos dos palabras: itinerario y proceso. As\u00ed hablan de elaboraci\u00f3n de itinerarios y procesos diversificados. Creo que conviene ponerse de acuerdo en se\u00f1alar qu\u00e9 decimos exactamente cuando […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[142,606,94],"tags":[],"class_list":["post-7705","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-alvaro-ginel","category-estudios-390_391","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7705","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7705"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7705\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7705"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7705"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7705"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}