{"id":7715,"date":"2001-07-01T00:00:17","date_gmt":"2001-06-30T22:00:17","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7715"},"modified":"2001-07-01T00:00:17","modified_gmt":"2001-06-30T22:00:17","slug":"comunidades-de-jovenes-yo-jovenes-en-comunidades-intergeneracionales","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/comunidades-de-jovenes-yo-jovenes-en-comunidades-intergeneracionales\/","title":{"rendered":"\u00bfComunidades de j\u00f3venes y\/o j\u00f3venes en comunidades intergeneracionales?"},"content":{"rendered":"
\u00c1lvaro Chordi es Director del Departamento Adsis de Pastoral con J\u00f3venes y Director de la Obra Diocesana de Formaci\u00f3n Profesional de Vitoria.<\/strong> <\/strong> \u00c1LVARO CHORDI<\/p>\n \u00c1lvaro Chordi es Director del Departamento Adsis de Pastoral con J\u00f3venes y Director de la Obra Diocesana de Formaci\u00f3n Profesional de Vitoria. Inquietudes pastorales Muchos animadores y acompa\u00f1antes de j\u00f3venes hemos hecho de la evangelizaci\u00f3n con j\u00f3venes una apuesta vital, personal y comunitaria. M\u00e1s a\u00fan, una vocaci\u00f3n, una llamada a estar y escuchar, […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[605,606,94],"tags":[],"class_list":["post-7715","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-alvaro-chordi-miranda","category-estudios-390_391","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7715","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7715"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7715\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7715"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7715"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7715"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n <\/p>\n\n
\nMuchos animadores y acompa\u00f1antes de j\u00f3venes hemos hecho de la evangelizaci\u00f3n con j\u00f3venes una apuesta vital, personal y comunitaria. M\u00e1s a\u00fan, una vocaci\u00f3n, una llamada a estar y escuchar, a acompa\u00f1ar y amar incondicionalmente, a ayudar a descubrir la presencia de Dios en sus vidas, a compartir b\u00fasquedas e inquietudes, a comprometernos por un mundo mejor, a peregrinar juntos en nuestra Iglesia\u2026
\nEn estos tiempos recios, en esta sociedad plural y secularizada, nos encontramos con serias dificultades para posibilitar que los j\u00f3venes conecten con el Evangelio y acojan esa invitaci\u00f3n a un proyecto de vida en comunidad que globalice la vida entera. Llevamos tiempo observando la disminuci\u00f3n de j\u00f3venes insertos en comunidades adultas parroquiales, comunidades religiosas, otras comunidades, etc. Hay una gran desproporci\u00f3n entre la multitud de adolescentes y j\u00f3venes que los centros pastorales han ido formando en sus grupos y unas comunidades cristianas que en su gran mayor\u00eda peinan \u201ccanas y calvas\u201d, y que a su vez mantienen viva la fe cristiana en la sociedad.
\nParece como si el trabajo hubiese quedado a medio hacer. Apenas hay continuidad. Dif\u00edcilmente se da una desembocadura. Casi no hay relevos. Da la impresi\u00f3n que toda nuestra labor es provisional, para un tiempo, y no encontramos salida. Ensayamos por aqu\u00ed y por all\u00e1, pero no termina de cuajar una propuesta que facilite la inserci\u00f3n eclesial de los j\u00f3venes. Hoy carecemos de una propuesta suficientemente atractiva que conecte con los j\u00f3venes y les ofrezca una identidad cristiana y una pertenencia eclesial adulta. Hay experiencias sueltas, unas con mejores resultados que otras, en unas zonas geogr\u00e1ficas con mejores respuestas que en otras, pero posiblemente sigue siendo el tal\u00f3n de Aquiles de nuestra presencia eclesial con los j\u00f3venes.
\nHemos de reconocer que los j\u00f3venes apenas generan o se insertan en comunidades adaptadas para ellos, con su espacio vital, con su protagonismo, con su aporte, con su implicaci\u00f3n y corresponsabilidad. S\u00f3lo algunos lo hacen en los nuevos movimientos eclesiales y en comunidades juveniles[1]<\/a> vinculadas a una comunidad local (parroquia, congregaci\u00f3n religiosa, movimiento, di\u00f3cesis\u2026), como por ejemplo, la Plataforma de Grupos de Referencia de Adultos de la Di\u00f3cesis de Vitoria \u201cUr Bizia\u201d, la comunidad Iglesia Viva de los salesianos de Estrecho (Madrid)[2]<\/a> o la plataforma Encom\u00fan, un colectivo desde el que una treintena de comunidades cristianas madrile\u00f1as comparte su caminar en la fe[3]<\/a>.
\nMuchas de las comunidades juveniles que llevan m\u00e1s recorrido surgieron de los itinerarios catecumenales, con opciones radicales y con un fuerte sentido de pertenencia; sin embargo, las comunidades que surgen en el siglo XXI son de otro aire y otro estilo, diferentes: con flexibilidad de pertenencia, m\u00e1s espont\u00e1neas e independientes, m\u00e1s est\u00e9ticas, gestionadas por ellos mismos, m\u00e1s inclinadas a cultivar la espiritualidad frente al compromiso, menos condicionados, en definitiva, aparentemente m\u00e1s blandas[4]<\/a>. Hay que seguir de cerca estas experiencias comunitarias, pues aportan una luz en este caminar comunitario. Quiz\u00e1s dos palabras claves en esta inserci\u00f3n comunitaria sean \u201cflexibilidad\u201d y \u201cprotagonismo\u201d, pero siempre con un n\u00facleo estable y adulto.
\nEs evidente que si los grupos de j\u00f3venes son sat\u00e9lites en la plataforma pastoral donde nacieron \u2212parroquia, centro educativo, etc.\u2212, tienen grandes posibilidades de extinguirse por inanici\u00f3n, de no dar el paso hacia esa comunidad adulta que ha estado ausente en gran parte de su recorrido de fe, ya sea por las horas intempestivas de reuni\u00f3n, por las diferencias en intereses y lenguajes, por una identidad y pertenencia d\u00e9bil de los acompa\u00f1antes, por falta de verdaderas y estimulantes referencias, por lo que sea.
\nLa distancia generacional se agranda cada d\u00eda m\u00e1s y hace muy complicado gestar propuestas que enganchen con los j\u00f3venes y den salidas a sus inquietudes profesionales, afectivas, espirituales, sociopol\u00edticas\u2026 desde la fe. Siempre ha sido dif\u00edcil, pero posiblemente ahora lo sea m\u00e1s. De ah\u00ed que nos surjan algunos interrogantes: \u00bfPor qu\u00e9 cuesta tanto crear o sostener comunidades cristianas de j\u00f3venes? \u00bfPor qu\u00e9 los j\u00f3venes no han rejuvenecido las comunidades cristianas adultas? \u00bfHacia d\u00f3nde desembocan nuestros procesos pastorales de j\u00f3venes? \u00bfQu\u00e9 pasa con toda esa inversi\u00f3n evangelizadora que desarrollamos con adolescentes y j\u00f3venes y que no terminan de fructificar en adultos j\u00f3venes que se insertan en la Iglesia con naturalidad y corresponsabilidad? \u00bfPor qu\u00e9 muchas comunidades de j\u00f3venes se desentienden de los que vienen por detr\u00e1s, inhibi\u00e9ndose de su padrinazgo evangelizador? \u00bfEn qu\u00e9 nos estamos equivocando?
\n <\/p>\n\n
\nEn el actual Proyecto Marco de Pastoral de Juventud se constata que \u201cla falta de comunidades adultas, all\u00ed donde se d\u00e9, constituyen una notable dificultad pastoral\u201d[5]<\/a>. As\u00ed es. La mayor\u00eda de las comunidades cristianas no han sido ni son sujeto, \u00e1mbito y objetivo en el que puedan surgir relaciones personales y sociales capaces de favorecer la aceptaci\u00f3n y la asimilaci\u00f3n de los valores propios de un proyecto cristiano de vida. Y esta carencia constituye uno de los c\u00e1nceres de nuestra pastoral con j\u00f3venes.
\nCuando llegan a nuestras manos proyectos de pastoral con j\u00f3venes, nos encontramos, en muchas ocasiones, que la comunidad es la gran ausente en dichos proyectos. Proliferan los contenidos, los itinerarios, las metodolog\u00edas, las actividades, los animadores\u2026 pero la comunidad cristiana queda muy diluida, casi silenciada. Y cuando no hay sujeto, o el que hay se muestra muy difuso, el proceso evangelizador ya va muy desencaminado. Ser\u00e1 dif\u00edcil, por no decir imposible, que acabe en buen puerto.
\nPor todos es conocido que la postmodernidad otorga la fuerza al individuo y pone entre par\u00e9ntesis los aspectos m\u00e1s objetivos (contenidos-credo) y el sujeto comunitario. Nuestra experiencia pastoral nos lleva a recuperar el sujeto comunitario como agente y horizonte evangelizador, resaltando los aspectos humanos, relacionales y teol\u00f3gicos como son \u201cCuerpo de Cristo\u201d y \u201cPueblo de Dios\u201d. Somos conscientes de que esta apuesta hoy es contracultural, pero hemos de saberla combinar con la flexibilidad, adaptaci\u00f3n, sensibilidad y protagonismo juvenil que se requiere en este nuevo \u00e9xodo cultural y pastoral que estamos atravesando.
\nPodemos afirmar con rotundidad que sin comunidad, no hay proceso evangelizador que se sostenga en pie. Hasta que no nos demos cuenta de esta gran verdad, hasta que no desistamos de recorrer atajos que no pasan por la comunidad \u201ciniciadora\u201d, no habremos abordado la cuesti\u00f3n en su verdadera profundidad. \u201cSin comunidad, todo anuncio creyente queda hu\u00e9rfano de un espacio de interiorizaci\u00f3n, de \u2018verificaci\u00f3n\u2019 y de celebraci\u00f3n; sin el testimonio y la proclamaci\u00f3n de individuos concretos, el Evangelio quedar\u00eda mudo para el mundo\u201d[6]<\/a>.
\nAs\u00ed pues, la comunidad es quien suscita y acompa\u00f1a el proceso de j\u00f3venes. Su responsabilidad se concreta en ser signo, testimoniar y significar con su vida la propuesta del Reino; salir a buscar a los j\u00f3venes, como instrumento de la iniciativa de Dios; acoger la realidad de los j\u00f3venes, sus necesidades y b\u00fasquedas; interpelar y proponer, ofreciendo experiencias y espacios donde los j\u00f3venes puedan encontrarse con Jes\u00fas; acompa\u00f1ar el proceso de apertura y crecimiento en la fe.
\nLa pertenencia comunitaria y eclesial es central en el proceso educativo en la fe. Los j\u00f3venes no pueden pertenecer s\u00f3lo a s\u00ed mismos y, de manera vaga, a Jes\u00fas y a la comunidad. El sentido de pertenencia es componente importante del sentido de identidad. Nadie sabe qui\u00e9n es mientras no ha descubierto a qui\u00e9n y a qu\u00e9 pertenece. Alimentar estas pertenencias b\u00e1sicas desde el principio es esencial para nuestra pastoral con j\u00f3venes. Pasar de la \u201cnecesidad de estar juntos\u201d a aglutinarse en torno a un proyecto eclesial compartido[7]<\/a>.
\nEstamos asistiendo a un notable y preocupante aislamiento de los j\u00f3venes respecto al resto de la comunidad cristiana. Aunque nadie duda de la necesidad de espacios propios para ellos, es muy posible que esta estrategia haya impedido muchas veces su inserci\u00f3n eclesial. La pastoral con j\u00f3venes es parte integrante del resto de la comunidad. Para trabajar en l\u00ednea comunitaria con los j\u00f3venes es esencial referirlos a una comuni\u00f3n general con el resto de la comunidad eclesial; si no lo hacemos, la niebla desdibujar\u00e1 los contornos de la vida cristiana de las nuevas generaciones. As\u00ed, los j\u00f3venes han de participar activamente del ritmo vital de la comunidad, anim\u00e1ndola permanentemente, pues ellos mismos son parte integrante de la misma.
\nConsideramos que \u201clos j\u00f3venes necesitan entrar en la tierra de la fraternidad, donde se pueda palpar la propuesta y la presencia de Jes\u00fas\u201d[8]<\/a>, donde experimenten una Iglesia m\u00e1s comunitaria y participativa. Necesitan de microclimas comunitarios, de aut\u00e9nticas comunidades vivas, donde puedan cultivarse y compartirse todas las dimensiones de la vida y el compromiso cristiano de sus miembros, que ofrezcan un nuevo rostro de Iglesia.
\nEn su defecto, esos procesos de iniciaci\u00f3n a la fe de los j\u00f3venes no tendr\u00e1n ni la densidad ni la calidad ni la duraci\u00f3n requerida para contrabalancear el influjo de los resortes sociales que configuran y modelan la mentalidad y sensibilidad de los j\u00f3venes actuales. Constituyen un alimento \u201clight\u201d, bajo en calor\u00edas, para j\u00f3venes creyentes que han de vivir su fe, no en la bah\u00eda protegida, sino a la intemperie, donde rompe el viento. No es extra\u00f1o, por tanto, que la fe de muchos cristianos j\u00f3venes se resienta hoy en su identidad, en su integridad, en su entusiasmo vital, en su capacidad transmisora y abandonen aquella comunidad matriz \u2212parroquia, comunidad educativa, movimiento, etc.\u2212 que les configur\u00f3, les model\u00f3, les acompa\u00f1\u00f3 en su adolescencia y primera juventud y que en su \u00e9poca de decisiones vitales importantes, no pueda ofrecerles propuestas adultas que encuentren eco en sus intereses e inquietudes vitales y de fe.
\nResulta evidente que la pastoral refleja la comunidad que es sujeto de la misma, y toda renovaci\u00f3n pastoral implicar\u00e1, para poder llevarse a la pr\u00e1ctica, una renovaci\u00f3n en el sujeto comunitario. Esta es una de las tareas prioritarias a las que nos vemos abocados si no queremos que los j\u00f3venes desaparezcan definitivamente de nuestras comunidades eclesiales. Para ello nos surgen varios interrogantes: \u00bfPodemos recrear nuestras comunidades para facilitar que los j\u00f3venes se hallen a gusto en ellas y puedan proyectar sus vidas con otros, en fraternidad de hermanos? \u00bfHasta d\u00f3nde estamos dispuestos a cambiar en nuestras comunidades para que los j\u00f3venes encuentren acomodo en ellas, para que puedan so\u00f1ar y vivir la comunidad como espacio de salvaci\u00f3n, para que puedan remover las relaciones fraternas, las inercias y din\u00e1micas internas, los proyectos y las iniciativas, de otra forma, con mayor margen de maniobra a favor de sus inquietudes, sensibilidades y b\u00fasquedas? \u00bfEstamos abiertos a dejar que los j\u00f3venes tengan las llaves de nuestros locales pastorales y manejen la econom\u00eda, decidan sobre cuestiones que vayan m\u00e1s all\u00e1 de su propia actividad? \u00bfPodr\u00e1n sentirse los j\u00f3venes con espacio suficiente como para poder respirar, crear, gastarse y relegar otros intereses para hacer viable y palpable ese proyecto de fraternidad universal? \u00bfNos dejaremos evangelizar por los j\u00f3venes?
\nYa sabemos y experimentamos que la Iglesia se hace visible en comunidades cristianas inmediatas desde donde cada joven puede ser evangelizado, invitado a la conversi\u00f3n, a la fe, educado en la fe e incorporado a la misma comunidad de creyentes. Esta comunidad cristiana inmediata no est\u00e1 aislada ni de la Iglesia local diocesana ni de la Iglesia universal, sino que, integrada y en comuni\u00f3n con ellas, hace presente y cercana la \u00danica Iglesia de Cristo (CC 254-256).
\nEsa comunidad ha de ser cristoc\u00e9ntrica, congregada por la Palabra de Dios, centrada en la Eucarist\u00eda, suscitadora de comuni\u00f3n eclesial, misionera, corresponsable y ministerial, consciente de sus l\u00edmites y de su necesaria complementariedad con las dem\u00e1s comunidades de la Iglesia local y universal, presente entre la gente compartiendo su historia; solidaria e identificada con la causa de los pobres; comprometida en la transformaci\u00f3n de la sociedad seg\u00fan el plan de Dios.
\nLa comunidad ha de ser plural en los miembros que la integran. Es necesario que pudi\u00e9ramos ofrecer a los j\u00f3venes unas comunidades que vivieran, celebraran y comprometieran su fe, al mismo tiempo que les ayudasen a asumir las concreciones adultas en que esta fe ha de encarnarse. Comunidades que puedan ejercer un aut\u00e9ntico padrinazgo cara a la maduraci\u00f3n de la fe y a la inserci\u00f3n eclesial de los j\u00f3venes.
\nQuiz\u00e1s no se trata tanto de crear nuevas comunidades \u2212que si surgen, bienvenidas sean\u2212, sino de recrear las ya existentes, las comunidades parroquiales \u2212gestando o fortaleciendo los n\u00facleos comunitarios\u2212, las comunidades educativas \u2013gestando o fortaleciendo comunidades de identidad propia y con pluralidad de miembros (educadores, religiosos\/as, padres\/madres, pastoralistas, etc.) que sean referenciales para los educandos\u2212, las comunidades de vida \u2013las familias, las comunidades religiosas, otras comunidades, etc.\u2212, para hacerlas accesible a los j\u00f3venes, en las que \u201cpuedan estar juntos, departiendo m\u00e1s que compartiendo, relacionados entre s\u00ed por unos lazos que no impliquen demasiado ni condicionen la propia forma de organizarse o de desenvolverse\u201d[9]<\/a>. Por tanto, se trata de renovar las comunidades adultas para que los j\u00f3venes hallen vida alternativa y plausible para ellos mismos, donde puedan \u201cestar unidos pero sin sentirse demasiado atados o vinculados\u201d, en palabras de M. Bongart.
\nA esta necesidad de recrear las comunidades existentes se a\u00f1ade el hecho de que el joven de hoy no acepta \u201cm\u00e1s de lo mismo\u201d, sino que necesita provisionalidad y cambio permanente, vivir la condici\u00f3n de \u201cestar en el camino\u201d (aun a cierta distancia de la meta, en un tira y afloja de deseos todav\u00eda insatisfechos, obligados a so\u00f1ar y a seguir en la brecha tratando de convertir, y confiando en ello, nuestros sue\u00f1os en realidad), un camino que, a pesar de constituir un tiempo de prueba para nuestra paciencia y nuestros nervios, se acepta como un valor en s\u00ed mismo, y ciertamente un valor precioso[10]<\/a>.
\nEl inicio del planteamiento comunitario ser\u00e1 m\u00e1s afectivo que ideol\u00f3gico, m\u00e1s socializador que comprometido. Si antes el compromiso activaba el v\u00ednculo comunitario, ahora es lo emotivo, la afectividad y la interioridad el punto de partida de una vida comunitaria. Se podr\u00eda resumir as\u00ed: porque estoy bien y me encuentro a gusto con los m\u00edos, podemos proyectar cosas juntas y podemos entender el misterio de la realidad.
\nLa desembocadura de los j\u00f3venes puede ser la parroquia, como \u201clugar privilegiado donde se realiza la comunidad cristiana\u201d (CC 268). Pero tambi\u00e9n puede ser la misma comunidad matriz del proceso catecumenal. La comunidad que ha patrocinado el proceso de estos j\u00f3venes necesita crecer y alimentar el proceso con nuevos miembros. Es natural que algunos de los j\u00f3venes que terminan dicho proceso sean invitados a incorporarse como animadores de nuevos grupos en el mismo lugar donde han estado, y a formar parte de la comunidad inmediata que lo patrocina[11]<\/a>. El mismo grupo de j\u00f3venes que ha hecho el proceso catecumenal, en ciertos casos, puede constituirse en comunidad de j\u00f3venes, aunque es dif\u00edcil que permanezcan.
\nAlgunas comunidades juveniles tienden a ser endog\u00e1micas, y no asumen su responsabilidad pastoral para con los adolescentes y j\u00f3venes que vienen por detr\u00e1s. Estas comunidades, donde las haya, han de asumir el compromiso de seguir y acompa\u00f1ar la pastoral con j\u00f3venes de sus plataformas pastorales, ofreciendo m\u00e1s oportunidades al Esp\u00edritu para que los j\u00f3venes encuentren referencias que merezcan la pena, que sean accesibles, plausibles, cercanos, posibles.
\nCuantos m\u00e1s fuertes sean los lazos estructurales y afectivos que unen a la comunidad juvenil con la parroquia, di\u00f3cesis, la congregaci\u00f3n, etc., m\u00e1s garant\u00edas tiene de continuidad. Las comunidades juveniles deben ser transitorias, de paso, despidiendo y acogiendo a nuevos miembros. Cuando se alargan y paralizan apuestas adultas y vocacionales, hemos de sospechar que se han convertido en estaci\u00f3n t\u00e9rmino, y posiblemente en la antesala de su desaparici\u00f3n del escenario eclesial.
\n <\/p>\n\n
\nAnte unos j\u00f3venes que piensan, miran, razonan, se relacionan, sienten y proyectan de forma diferente a nosotros, \u00bfcabe una propuesta pastoral centrada en la comunidad?
\nLa experiencia indica que existe el peligro de que una comunidad juvenil se convierta en un refugio c\u00e1lido o bien un espacio de humanizaci\u00f3n personal, de dinamismo social y de crecimiento en valores y proyectos. La comunidad no puede ser un invernadero para proteger especies en extinci\u00f3n. Ser\u00e1 bienaventurada la comunidad que lleve a los j\u00f3venes a la Iglesia y permita el reconocimiento mutuo de otras realidades eclesiales.
\nLa comunidad de talla humana se hace imprescindible para los j\u00f3venes que quieran vivir su fe, pero esta comunidad no tiene un modelo estandarizado ni uniforme. La comunidad concreta respeta rostros, ritmos y m\u00e9todos propios. La comunidad sigue siendo necesaria, pero como espacio afectivo m\u00e1s que como soporte ideol\u00f3gico o \u00e1mbito para el compromiso y la acci\u00f3n[12]<\/a>.
\nEn nuestra opini\u00f3n, los j\u00f3venes han de vivir en contacto con una comunidad creyente, con sus ritos, su experiencia y su vida en el mundo. Vive en el centro de interacciones entre personas de todas las edades que descubren, comparten y celebran la vida. Se aprende mejor cuando se encuentra una gran variedad de caminos posibles.
\nEl S\u00ednodo de Obispos de 1977 afirm\u00f3 ya que la comunidad cristiana es \u201corigen, lugar y meta de la catequesis\u201d. La comunidad cristiana global ofrece ricas posibilidades de intercambio y de di\u00e1logo entre participantes de condiciones y sensibilidades diferentes. Como afirma Danielle Hervieu-L\u00e9ger, la fe necesita una validaci\u00f3n en nuestra sociedad poco religiosa. Antes que adherirme a una filosof\u00eda, a una religi\u00f3n o a un principio moral, quiero encontrarme con personas que lo vivan y a las que reconozco como interesantes y realizadas[13]<\/a>.
\nLa divisi\u00f3n de la catequesis por generaciones pudo ser una soluci\u00f3n pertinente y adaptada en una sociedad cristiana. Incluso puede ser v\u00e1lida en algunas zonas geogr\u00e1ficas de nuestro pa\u00eds, o all\u00ed donde se da una potente pastoral con j\u00f3venes. Pero esto ya no sirve en una sociedad en la que el cristianismo es minoritario. En este caso, urge una pastoral que se precie piensa m\u00e1s en una propuesta intergeneracional, trabajando en tres dimensiones: Vocaci\u00f3n (Identidad personal cristiana), Comuni\u00f3n (Experiencia de comunidad creyente) y Misi\u00f3n (Servicio evangelizador al mundo)[14]<\/a>.
\nHemos de trabajar por la incorporaci\u00f3n de los grupos de j\u00f3venes a la comunidad cristiana m\u00e1s amplia en la que distintas generaciones de creyentes se apoyan y se interpelan mutuamente. Los j\u00f3venes deben participar activamente en la necesaria renovaci\u00f3n de nuestras comunidades cristianas[15]<\/a>. Y los sacerdotes han de estar cerca, escucharles, acompa\u00f1arles, tender puentes, transparentar a Jes\u00fas vivo y resucitado, posibilitar la comuni\u00f3n eclesial\u2026
\nResulta sugerente generar ambientes de j\u00f3venes en torno a la comunidad donde se vivan y palpen los valores del Reino y donde se pueda escuchar la palabra de Jes\u00fas, pues los valores de aprenden por contagio, porque una fe se enciende con otra fe, y es necesario espacios donde poder ejercitarlos y probarlos.
\nAdem\u00e1s se necesitan comunidades cristianas abiertas a los j\u00f3venes que testimonien la presencia de Jes\u00fas en medio de ellas, que vivan la fraternidad y puedan ofrecer a los j\u00f3venes espacios para palpar \u201cun trocito de Reino\u201d, en el que se anuncie con palabras y hechos la presencia de Jes\u00fas en sus vidas.
\nUrge crear espacios con puertas abiertas, con facilidad para entrar y salir, en vez de ghettos cerrados y protegidos, que ofrezcan una formaci\u00f3n humana y cristiana a los j\u00f3venes profunda y de calidad, que les permita plantear su vida y su participaci\u00f3n como cristianos en la Iglesia y el mundo.
\nEstos adultos j\u00f3venes han de convertirse en acompa\u00f1antes expertos en la fe y en humanidad, capaces de acompa\u00f1ar a otros j\u00f3venes en itinerarios personalizados, radicales, desafiantes y liberadores[16]<\/a>. Tambi\u00e9n se puede ofrecer a los j\u00f3venes de los procesos educativos en la fe experiencias como \u201cVen y ver\u00e1s\u201d, de tal modo que puedan experimentar, en primera persona, la experiencia comunitaria de la fe, a trav\u00e9s de vida en com\u00fan all\u00ed donde se de, de una mayor inserci\u00f3n en la vida parroquial, de mayor vinculaci\u00f3n en la comunidad educativa, etc.
\n
\nConclusi\u00f3n<\/strong>
\n
\nHemos de reconocer que el problema fundamental de la pastoral no radica en los proyectos y procesos pastorales de la evangelizaci\u00f3n y de la educaci\u00f3n en la fe, sino en el sujeto capaz de suscitar una b\u00fasqueda personalizada, un encuentro profundo y un di\u00e1logo fecundo, abiertos a la propuesta del Evangelio. Este sujeto no es otro que la comunidad cristiana[17]<\/a>.
\nEl acompa\u00f1amiento a los j\u00f3venes adultos es la primera urgencia pastoral incluso para poder continuar la misma pastoral con j\u00f3venes. Sin ellos, la pastoral con j\u00f3venes queda profundamente empobrecida. Por ello, hemos de prestar la m\u00e1xima atenci\u00f3n a estos grupos de j\u00f3venes que desean vivir m\u00e1s en profundidad la dimensi\u00f3n comunitaria de su fe o incluso formar comunidad. Cuando estos j\u00f3venes van concretando, desde la fe, su profesi\u00f3n, su matrimonio, su opci\u00f3n por el ministerio sacerdotal, su compromiso sociopol\u00edtico\u2026 est\u00e1n dando la mejor \u201ccatequesis\u201d a los que vienen detr\u00e1s. Ellos son el mejor modelo referencial para otros j\u00f3venes. Cuando, por el contrario, esto falta, la pastoral con j\u00f3venes adolece de lo m\u00e1s importante para ellos: visi\u00f3n y perspectiva de futuro[18]<\/a>.
\nHacemos nuestra una conocida frase africana: \u201cPara educar a un ni\u00f1o se necesita toda la tribu\u201d<\/strong>.<\/strong> Si la aplicamos a la pastoral con j\u00f3venes, dir\u00edamos que para educar en la fe a un\/a joven, se necesita de toda la comunidad. He aqu\u00ed donde hemos de invertir, a pesar de que muchas veces no sepamos ni por donde empezar ni si tendremos fuerzas o fe suficiente para acometer esta ardua tarea. Sin embargo, urgen comunidades renovadas en la fe, en el amor y en la misi\u00f3n.
\nAbordemos la cuesti\u00f3n en su profundidad y radicalidad, renovemos nuestras comunidades cristianas, hag\u00e1moslas m\u00e1s accesibles y atractivas a los j\u00f3venes, donde se juegue en casa, donde la fe pueda comprenderse en sus propios t\u00e9rminos y no haya que traducir todo, un hogar donde salir y adonde volver, que permita vivir la fe a la intemperie, saliendo de los espacios protegidos, desangr\u00e1ndose por los compromisos, especialmente con los excluidos, haciendo propios los grandes desaf\u00edos sociales, culturales, morales y pol\u00edticos de la humanidad hoy.
\nTodo esto ser\u00e1 posible gracias a la llamada que el Esp\u00edritu nos est\u00e1 haciendo para vivir nuestra fe, en comuni\u00f3n y misi\u00f3n con los j\u00f3venes, como nuestros hermanos, a los que evangelizar y con quienes ser evangelizados. Y no tanto como estrategia pastoral, cuanto como opci\u00f3n de vida.
\n <\/p>\n
\n[1]<\/a> G\u00d3MEZ SERRANO, P.J., \u201cCondiciones de posibilidad de las comunidades juveniles hoy\u201d, Misi\u00f3n Joven<\/em> 326 (marzo 2004), 17-31. Adem\u00e1s otros art\u00edculos igual de sugerentes del autor: \u201cLa desembocadura en la pastoral de juventud\u201d y \u201cComunidades cristianas para el comienzo del siglo XXI\u201d, en la web de la Delegaci\u00f3n Diocesana de Pastoral con J\u00f3venes de Vitoria: http:\/\/www.gazteok.org\/reccat.php?catrec=1<\/a>
\n[2]<\/a> http:\/\/www.iglesia-viva.org
\n[3]<\/a> http:\/\/encomun-comunidades.blogspot.com\/2008\/01\/qu-somos.html
\n[4]<\/a> MOVILLA, S., \u201cNuevas formas y estilos en los procesos de pastoral con j\u00f3venes\u201d, Todos Uno<\/em>, 167 (2006). Se puede bajar en www.gazteok.org<\/a> (separata de la revista Gazteen Berriak, junio 2007).
\n[5]<\/a> CEAS, J\u00f3venes en la Iglesia, cristianos en el tercer milenio, <\/em>Edice, Madrid, 2007, 108.
\n[6]<\/a> CEREZO, J.J. \u2013 G\u00d3MEZ SERRANO, P.J., J\u00f3venes e Iglesia. Caminos para el reencuentro<\/em>. PPC, Madrid, 2006.
\n[7]<\/a> CHORDI, A., \u201cLos j\u00f3venes nos hacen mover ficha. \u00bfC\u00f3mo impulsar la pastoral con los j\u00f3venes<\/em> hoy?\u201d, Misi\u00f3n Joven<\/em>, nn. 354-355, julio-agosto 2006.
\n[8]<\/a> ADSIS, J\u00f3venes y Dios<\/em>, 1, PPC, Madrid, 2007, 50.
\n[9]<\/a> MOVILLA, S., o. c.<\/em> 7.
\n[10]<\/a> BAUMAN, Z., El arte de la vida<\/em>, Contextos, Barcelona 2008, 41-42.
\n[11]<\/a> BOTANA, A., Iniciaci\u00f3n a la comunidad<\/em>, Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1990, pp. 139-147.
\n[12]<\/a> FPJ, BAUTISTA, J.M. (coord.), 10 palabras claves sobre pastoral con j\u00f3venes<\/em>, Voz Comunidad, Estella, 77-100. Este art\u00edculo sirve de base para la reflexi\u00f3n de estas p\u00e1ginas.
\n[13]<\/a> DERROITTE, H., Por una nueva catequesis. Jalones para un nuevo proyecto catequ\u00e9tico<\/em>, Sal Terrae, 2004, 76.
\n[14]<\/a> DI\u00d3CESIS DE VITORIA, Plan Diocesano de Evangelizaci\u00f3n (2009-2014). Renovar evang\u00e9licamente nuestras comunidades<\/em>, Vitoria-Gasteiz, 2009.
\n[15]<\/a> DI\u00d3CESIS DE VITORIA, o .c<\/em>., 29.
\n[16]<\/a> MEN\u00c9NDEZ, C., \u201cUna mirada nueva a una nueva situaci\u00f3n. Con el mirar de Dios\u201d, en RPJ<\/em> 442-443, febrero-marzo 2008.
\n[17]<\/a> PEREZ \u00c1LVAREZ, J. L., \u201cEntre lo propio y lo ajeno. La experiencia comunitaria en la PJ\u201d, RPJ<\/em>, 423, 2005, 3-14.
\n[18]<\/a> URBIETA, J. R., Pastoral de Juventud<\/em>, Secretariado Trinitario, Salamanca 19903<\/sup>. 97-104.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"