{"id":7787,"date":"2009-01-01T00:00:34","date_gmt":"2008-12-31T22:00:34","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7787"},"modified":"2009-01-01T00:00:34","modified_gmt":"2008-12-31T22:00:34","slug":"orar-con-la-lectio-divina","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/orar-con-la-lectio-divina\/","title":{"rendered":"Orar con la lectio divina"},"content":{"rendered":"

Eugenio Alburquerque Frutos<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>El reciente S\u00ednodo sobre \u201cla palabra de Dios en la vida y misi\u00f3n de la Iglesia\u201d nos invita a recuperar la pr\u00e1ctica de la lectio divina<\/em>, la lectura orante en el Esp\u00edritu Santo, \u201ccapaz de abrir al fiel no s\u00f3lo el tesoro de la palabra de Dios sino tambi\u00e9n de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente\u201d (Mensaje del S\u00ednodo al Pueblo Dios).
\nYa los primeros monjes desarrollaron y emplearon este m\u00e9todo orante de lalectio<\/em> para abordar la Sagrada Escritura y para encontrar en ella al mismo Dios; y se\u00f1alaron cuatro pasos precisos: lectio, meditatio, oratio<\/em> y contemplatio<\/em>. El primer paso consiste en leer atentamente el texto de la Sagrada Escritura, no simplemente para entenderlo y comprenderlo mejor, sino para llegar a encontrar verdaderamente a Dios mismo en su palabra. El segundo, busca dejar que la Palabra entre en el coraz\u00f3n del creyente, mastic\u00e1ndola, sabore\u00e1ndola, gust\u00e1ndola. Los sentimientos que va provocando se expresan ya en el tercer paso, que consiste precisamente en hacer oraci\u00f3n los deseos y afectos que surgen en el coraz\u00f3n del orante. Y, finalmente, en la\u00a0 contemplatio<\/em> dejamos ya de reflexionar y pensar. Nos quedamos en paz, en silencio, ante Dios, en esa quietud a la que nos han conducido los anteriores pasos, porque, como dec\u00edan los primeros monjes, la Palabra abre las puertas al misterio sin palabra de Dios.
\nEste esquema y esta perspectiva es la que hemos seguido en los ejercicios concretos que ofrecemos. Se trata de cinco ejercicios de oraci\u00f3n a trav\u00e9s del m\u00e9todo de la lectio divina<\/em>. Ofrecemos el texto completo del pasaje elegido. Nos detenemos en el momento de meditaci\u00f3n, desmenuzando el sentido de la Palabra y proponiendo algunos interrogantes que motiven la reflexi\u00f3n personal. En los dos pasos siguientes, oraci\u00f3n y contemplaci\u00f3n, esbozamos simplemente las pistas que el orante puede seguir para orar y contemplar; e invitamos siempre, al final, a compartir de manera sencilla y espont\u00e1nea la oraci\u00f3n, compartiendo la experiencia vivida y a trav\u00e9s de la acci\u00f3n de gracias.
\nEn Misi\u00f3n Joven<\/em><\/strong> hemos ofrecido en diversos n\u00fameros reflexi\u00f3n y ejercicios de lectio divina<\/em>. Durante el a\u00f1o pasado y seguir\u00e1 tambi\u00e9n durante este a\u00f1o, la secci\u00f3n Tiempo interior<\/em> ofreci\u00f3 y ofrece, de forma muy sint\u00e9tica, un ejercicio. Nos mueve a ello la convicci\u00f3n de su importancia especialmente en la vida espiritual de los agentes de pastoral.
\n\u00a0<\/strong>\u00a0<\/strong><\/p>\n

    \n
  1. \u00ab\u00bfC\u00f3mo puede uno nacer siendo viejo?\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     <\/p>\n

      \n
    • Lectura<\/strong>: Jn 3,1-21<\/li>\n<\/ul>\n

      \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em>\u00abHab\u00eda entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado jud\u00edo. Fue \u00e9ste donde Jes\u00fas de noche y le dijo: \u00abRabb\u00ed, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las se\u00f1ales que t\u00fa realizas, si Dios no est\u00e1 con \u00e9l\u00bb. Jes\u00fas le respondi\u00f3: \u00abEn verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el reino de Dios\u00bb. D\u00edcele Nicodemo: \u00ab\u00bfC\u00f3mo puede uno nacer siendo ya viejo? \u00bfPuede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?\u00bb Respondi\u00f3 Jes\u00fas: \u00abEn verdad, en verdad te digo el que no nazca de agua y de Esp\u00edritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo nacido de carne es carne; lo nacido del Esp\u00edritu, es esp\u00edritu. No te asombres de que te haya dicho: Ten\u00e9is que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz pero no sabes de donde viene ni a donde va. As\u00ed es todo el que nace del Esp\u00edritu.\u00bb Respondi\u00f3 Nicodemo: \u00ab\u00bfC\u00f3mo puede ser eso?\u00bb Jes\u00fas le respondi\u00f3: \u00abT\u00fa eres maestro en Israel y \u00bfno sabes esto? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no acept\u00e1is nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no cre\u00e9is, \u00bfc\u00f3mo vais a creer si os digo cosas del cielo?. Nadie ha subido al cielo sino el que baj\u00f3 del cielo, el Hijo del hombre que est\u00e1 en el cielo. Y como Mois\u00e9s levant\u00f3 la serpiente en el desierto, as\u00ed tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por \u00e9l vida eterna. Porque tanto am\u00f3 Dios al mundo que dio a su Hijo \u00fanico para que todo el que crea en \u00e9l no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por \u00e9l. El que cree en \u00e9l no es condenado; pero el que no cree, ya est\u00e1 condenado, porque no ha cre\u00eddo en el nombre del Hijo \u00fanico de Dios. Y la condenaci\u00f3n est\u00e1 en que vino la luz al mundo y los hombres amaron m\u00e1s las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras est\u00e1n hechas seg\u00fan Dios\u00bb.<\/em>
      \n\u00a0<\/em><\/p>\n

        \n
      • Meditaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

        Nicodemo es un fariseo de prestigio y un hombre religioso, fiel a la ley de Mois\u00e9s, influyente en el pueblo. Es, adem\u00e1s, magistrado, un \u00abjefe entre los jud\u00edos\u00bb, un miembro del Sanedr\u00edn. Es, pues, maestro de la ley y hombre de gobierno; miembro de la clase dirigente de Israel y un hombre que ha dedicado su vida al cultivo de la ley divina.
        \nSeguramente ha o\u00eddo hablar de Jes\u00fas y de su mensaje. Quiz\u00e1s le han impresionado tambi\u00e9n sus milagros, su actuaci\u00f3n en el templo (Jn 2,13-32); y ha tenido que discutir con sus compa\u00f1eros fariseos las palabras y las obras del Galileo. Algo hay en \u00c9l que le atrae y le inquieta. Y como es un hombre sincero, que busca y ama la verdad, no puede permanecer m\u00e1s tiempo en el desasosiego y la inquietud. Se decide a ir a ver a Jes\u00fas.
        \nPero esta decisi\u00f3n le ha debido costar mucho. Es un hombre prudente, quiz\u00e1s cobarde, no se atreve a arriesgarse, huye del compromiso, teme la iron\u00eda y el desprecio del entorno social. La cobard\u00eda de Nicodemo \u00bfno es, con frecuencia, mi cobard\u00eda ante Jes\u00fas? \u00bfNo temo el encuentro porque tengo miedo de que me lo pida todo, porque rehuyo la entrega y el compromiso, porque es m\u00e1s f\u00e1cil vivir en la ambig\u00fcedad que en el testimonio decidido de conversi\u00f3n?
        \nNicodemo, porque es un hombre espiritualmente inquieto, que ama la verdad, se decide, por fin, a ir a ver a Jes\u00fas; y, porque en el fondo es cobarde, va a verle de noche. En las tinieblas va hacia la luz. Si fue capaz de encontrarla o se qued\u00f3 con la noche dentro, San Juan no lo aclara en este momento. Cuando entre los sumos sacerdotes y fariseos comienza a urdirse la trama para condenarlo, aunque de una manera t\u00edmida, Nicodemo aboga por Jes\u00fas. Quiz\u00e1s no lleg\u00f3 a superar nunca su cobard\u00eda; no lleg\u00f3 a la audacia que Jes\u00fas pide a sus seguidores. Quiz\u00e1s tras el encuentro de aquella noche, vivi\u00f3 siempre atormentado entre el miedo y la decisi\u00f3n del seguimiento. Quiz\u00e1s fue uno de aquellos que eran disc\u00edpulos \u00aben secreto por miedo de los jud\u00edos\u00bb.
        \nPero, ciertamente, el encuentro de aquella noche, altera la vida y la persona de Nicodemo. Queda desconcertado y deslumbrado por las palabras del Rabb\u00ed que, conociendo lo que hay en el hombre, ha entrado en su coraz\u00f3n, se le ha revelado como el Mes\u00edas y le ha pedido, de manera inaudita, nacer de nuevo: un nuevo nacimiento en el Esp\u00edritu.
        \nEl encuentro comienza con el reconocimiento de Jes\u00fas como maestro. Nicodemo ve incluso en El un maestro acreditado por Dios mismo. Reconoce que Jes\u00fas viene de Dios y que Dios acompa\u00f1a su misi\u00f3n y su actividad. Y lo confiesa de una manera generosa y humilde, distanci\u00e1ndose as\u00ed del grupo de los fariseos y de las autoridades del templo que antes le hab\u00edan pedido sus credenciales.
        \nJes\u00fas le revela que para ver el Reino de Dios es necesario \u201cnacer de lo alto\u201d, \u201cnacer del agua y del Esp\u00edritu\u201d. El Reino de Dios presupone un hombre nuevo. Exige un cambio radical, una ruptura con el hombre viejo, un re-nacimiento. No basta, tal es el caso de Nicodemo, el conocimiento y la observancia de la ley; la ley no da vida nueva. Nicodemo pensaba en Jes\u00fas, como un Mes\u00edas que interpretar\u00eda la ley, asegurar\u00eda su observancia, y establecer\u00eda as\u00ed el reinado de Dios. Para Jes\u00fas, en cambio, la irrupci\u00f3n del Reino de Dios supone una nueva calidad de vida, un nacer de arriba, una conversi\u00f3n radical.
        \nLa dificultad de Nicodemo, \u00ab\u00bfc\u00f3mo puede uno nacer siendo ya viejo?\u00bb, \u00bfno es tambi\u00e9n nuestra propia dificultad?\u00bfEs posible cambiar? Humanamente la vida es irreversible; no es posible volver al seno materno, como arguye Nicodemo. Somos hijos de nuestro pasado; dependemos de nuestros genes y de nuestra psique; estamos atados\u00a0 a nuestra propia experiencia humana. Y con frecuencia nos quedamos instalados ah\u00ed, mirando complacidos el pasado, con el peligro de quedar convertidos en estatuas de sal. No nos atrevemos a salir y romper con lo que fuimos y somos. Neg\u00e1ndonos a cambiar, estamos negando a Dios la posibilidad de intervenir en nuestra vida y nos cerramos a la esperanza de una vida nueva.
        \nAnte las objeciones y preguntas de un asombrado Nicodemo que, a\u00fan siendo maestro en Israel, no comprende sus palabras, Jes\u00fas termina revelando lo m\u00e1s profundo de su misterio: Dios ha amado tanto al mundo que le ha entregado a su Hijo para que el mundo se salve por El. Y el signo de la salvaci\u00f3n y de la nueva vida que el Padre nos da, no es otro que la cruz de Cristo. Del \u00e1rbol de la muerte brotar\u00e1 la vida; de la cruz vendr\u00e1 la salvaci\u00f3n. \u00a0 Es comprensible el desconcierto y aturdimiento de Nicodemo. Es el primero que se enfrenta con la locura de la cruz. Nicodemo buscaba en Jes\u00fas sinceramente a Dios; pero no fue capaz de aceptar sus se\u00f1as de identidad. \u00bfNo seguimos todav\u00eda los hombres pensando en Dios como manifestaci\u00f3n del poder, la fuerza y la sabidur\u00eda humana?. Cristo levantado en la cruz sigue ofreciendo otras se\u00f1ales: la humillaci\u00f3n y el despojo, el dolor, el desgarro y la muerte.
        \n <\/p>\n

          \n
        • Oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

          Como Nicodemo, he salido de noche para encontrarme con Jes\u00fas.
          \n– Le pido perd\u00f3n por mi ambig\u00fcedad, por mis miedos, por mi cobard\u00eda para testimoniarle, para comprometerme.
          \n– Le pido que me ayude a nacer de nuevo, a cambiar, a convertirme, a ponerme en su seguimiento de una manera m\u00e1s firme, m\u00e1s fiel, m\u00e1s coherente.
          \n– Le doy gracias porque \u00c9l me invita continuamente al encuentro y al seguimiento, porque se me ha revelado y manifestado, me ha hecho contemplar su luz, su cruz y su gloria.
          \n <\/p>\n

            \n
          • Contemplaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

            Rememora la escena evang\u00e9lica. Llega a la casa de Jes\u00fas. Lo saludas; te sientas. Permanece ya en sosiego ante Dios. Detente, agradecido, en contemplar a Jes\u00fas que habla contigo, como habl\u00f3 con Nicodemo. M\u00edrale en silencio. Hazle tambi\u00e9n t\u00fa tus preguntas. Pero, sobre todo, escucha su palabra: \u201ctanto am\u00f3 Dios al mundo que dio a su Hijo para que todo el que crea en \u00e9l no perezca sino que tenga vida eterna\u201d. Contempla a Dios Padre que env\u00eda a su Hijo y nos lo entrega, acoge gozosamente su amor y deleita tu coraz\u00f3n con el amor de Dios.
            \n 
            \nSi se realiza en comunidad, puede terminarse la lectio divina<\/em> compartiendo juntos la oraci\u00f3n durante algunos momentos.
            \n <\/p>\n

              \n
            1. \u00abLlega una mujer de Samar\u00eda\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

              \u00a0<\/strong>
              \nLectura: <\/strong>Jn 4,1-42
              \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00abCuando Jes\u00fas se enter\u00f3 de que hab\u00eda llegado a o\u00eddos de los fariseos que \u00e9l hac\u00eda m\u00e1s disc\u00edpulos y bautizaba m\u00e1s que Juan, -aunque no era Jes\u00fas mismo el que bautizaba sino sus disc\u00edpulos- abandon\u00f3 Judea y volvi\u00f3 a Galilea. Ten\u00eda que pasar por Samar\u00eda. Llega, pues, a una ciudad de Samar\u00eda, llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo Jos\u00e9. All\u00ed estaba el pozo de Jacob. Jes\u00fas, como ven\u00eda fatigado del camino, se sent\u00f3 junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samar\u00eda a sacar agua. Jes\u00fas le dice: \u00abDame de beber\u00bb. Pues sus disc\u00edpulos se hab\u00edan ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la samaritana: \u00ab\u00bfC\u00f3mo tu, siendo jud\u00edo, me pides de beber a m\u00ed, que soy samaritana?\u00bb (Porque los jud\u00edos no se tratan con los samaritanos). Jes\u00fas le respondi\u00f3: \u00abSi conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber, t\u00fa le habr\u00edas pedido a \u00e9l, y \u00e9l te habr\u00eda dado agua viva\u00bb. Le dice la mujer: \u00abSe\u00f1or, no tienes con qu\u00e9 sacarla, y el pozo es hondo; \u00bfde d\u00f3nde, pues, tienes esa agua viva? \u00bfEs que t\u00fa eres m\u00e1s que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de \u00e9l bebieron \u00e9l y sus hijos y sus ganados?\u00bb Jes\u00fas le respondi\u00f3: \u00abTodo el que beba de esa agua, volver\u00e1 a tener sed; pero el que beba del agua que yo le d\u00e9, no tendr\u00e1 sed jam\u00e1s, sino que el agua que yo le d\u00e9 se convertir\u00e1 en \u00e9l en fuente de agua que brota para vida eterna\u00bb. Le dice la mujer: \u00abSe\u00f1or, dame de esa agua para que no tenga m\u00e1s sed y no tenga que venir aqu\u00ed a sacarla\u00bb. D\u00edcele Jes\u00fas: \u00abVete, llama a tu marido y vuelve ac\u00e1\u00bb. Respondi\u00f3 la mujer: \u00abNo tengo marido\u00bb. Jes\u00fas le dice: \u00abBien has dicho que no tiene marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad\u00bb. Le dice la mujer: \u00abSe\u00f1or, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros dec\u00eds que en Jerusal\u00e9n es donde se debe adorar\u00bb. Le dice Jes\u00fas: \u00abCr\u00e9eme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusal\u00e9n, adorar\u00e9is al Padre. Vosotros ador\u00e1is lo que no conoc\u00e9is; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvaci\u00f3n viene de los jud\u00edos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorar\u00e1n al Padre en esp\u00edritu y en verdad, porque as\u00ed quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es esp\u00edritu y los que adoran deben adorarle en esp\u00edritu y verdad\u00bb. Le dice la mujer: \u00abS\u00e9 que va a venir el Mes\u00edas, el llamado Cristo. Cuando \u00e9l venga, nos lo anunciar\u00e1 todo\u00bb. Jes\u00fas le dice: \u00abYo soy, el que te est\u00e1 hablando\u00bb. En esto llegaron sus disc\u00edpulos y quedaron sorprendidos de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: \u00ab\u00bfQu\u00e9 quieres?\u00bb o \u00ab\u00bfqu\u00e9 hablas con ella?\u00bb La mujer dejando su c\u00e1ntaro corri\u00f3 a la ciudad y dijo a la gente: \u00abVenid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. \u00bfNo ser\u00e1 \u00e9ste el Cristo?\u00bb Salieron de la ciudad e iban donde \u00e9l. Entretanto, los disc\u00edpulos le insist\u00edan diciendo: \u201cRabbi, come\u201d Pero \u00e9l les dijo: \u201cYo tengo para comer un alimento que vosotros no sab\u00e9is\u201d. Los disc\u00edpulos se dec\u00edan unos a otros: \u201c\u00bfLe habr\u00e1 tra\u00eddo alguien de comer?. Les dice Jes\u00fas: \u201cMi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo sus obrar\u2026 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en \u00e9l por las palabras de la mujer que atestiguaba: \u00abMe ha dicho todo lo que he hecho\u00bb. Cuando llegaron don \u00e9l los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se qued\u00f3 all\u00ed dos d\u00edas. Y fueron muchos m\u00e1s los que creyeron por sus palabras, y dec\u00edan a la mujer: \u201cYa no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos o\u00eddo y sabemos que este es verdaderamente el Salvador del mundo\u201d.<\/em>
              \n <\/p>\n

                \n
              • Meditaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                El texto del evangelio de san Juan relata el encuentro de Jes\u00fas con la mujer samaritana. Lo que all\u00ed acontece, es, ante todo, un encuentro. Jes\u00fas se revela a la samaritana y la conduce a la fe. Y este encuentro con Jes\u00fas transforma de tal manera su vida que la mujer pecadora se convierte en anunciadora. Ha sido evangelizada y siente inmediatamente la urgencia de trasmitir lo que ha visto y o\u00eddo. La misi\u00f3n no es para ella un compromiso, una tarea, un mandato; es una necesidad interior que brota del encuentro. A trav\u00e9s de un proceso dialogal, se ha dejado encontrar y seducir por el Dios de Jes\u00fas y ha quedado transformada. Evangelizada, llega a ser evangelizadora.
                \nEntre jud\u00edos y samaritanos exist\u00eda una antigua y profunda enemistad que hab\u00eda desembocado en un cisma religioso: los samaritanos construyen un templo en el monte Garizim, estableciendo un culto alternativo al de Jerusal\u00e9n; y de los libros del Antiguo Testamento, s\u00f3lo reconoc\u00edan la Torah, los cinco libros escritos por Mois\u00e9s. El solo nombre samaritano<\/em> era para los jud\u00edos una injuria; tal era el desprecio que sent\u00edan. Por ello, cuando Jes\u00fas se introduce en Samar\u00eda, llega a un lugar muy poco propicio para desarrollar su misi\u00f3n. \u00bfTememos adentrarnos en territorio hostil y enemigo<\/em>, en tierra de marginados y descre\u00eddos?. La salvaci\u00f3n de Jes\u00fas tiene que llegar tambi\u00e9n hoy a todos los samaritanos<\/em>.
                \nSan Juan sit\u00faa el relato de una manera muy precisa: Jes\u00fas llega al pueblo de Sicar \u00abcerca del terreno que dio Jacob a su hijo Jos\u00e9; all\u00ed estaba el pozo de Jacob\u00bb (v. 5). Mientras los disc\u00edpulos van al pueblo en busca de provisiones, \u00e9l se sienta al borde del pozo. Es mediod\u00eda, \u00abalrededor de la hora sexta\u00bb. Fatigado y agotado, el Hijo del hombre descansa a la sombra, mientras por el camino llega una mujer. \u00bfPor qu\u00e9 esa mujer sin nombre viene a sacar agua al pozo de Jacob, alejado del pueblo, en vez de acudir a la fuente m\u00e1s pr\u00f3xima? \u00bfPor qu\u00e9 elige el mediod\u00eda, la hora de m\u00e1s calor? \u00bfEvitaba acaso encontrarse con otras mujeres? No responde el evangelista a estas cuestiones. Lo que le interesa es s\u00f3lo el encuentro que all\u00ed tiene lugar.
                \nEs Jes\u00fas quien toma la iniciativa en el encuentro. Lo hace de una manera sencilla y natural, pidi\u00e9ndole: dame de beber. En tiempos de Jes\u00fas, la mujer estaba discriminada social y religiosamente. Entre las muchas prohibiciones a las que estaba sometida, est\u00e1 la de no hablar con los hombres ni en p\u00fablico ni en privado. Por eso, cuando llegan los disc\u00edpulos, se extra\u00f1an de que hable con una mujer. En realidad, ella misma es la primera y m\u00e1s sorprendida ante la actitud de aquel jud\u00edo que le dirige la palabra. Se supone que no debe hacerlo, tanto por ser mujer como por ser samaritana. Pero Jes\u00fas no margina ni discrimina; no hace acepci\u00f3n de personas. Sin ning\u00fan tipo de prejuicios entabla el di\u00e1logo con la mujer sorprendida y admirada. Y bajo el sol del mediod\u00eda, ante el brocal del pozo, comienza la evangelizaci\u00f3n.
                \nJes\u00fas siente sed y pide de beber; en su sed se hace solidario de la sed y de las necesidades de los hombres. La mujer se extra\u00f1a no s\u00f3lo ante la actitud del jud\u00edo que le habla, sino tambi\u00e9n ante su petici\u00f3n. La petici\u00f3n de Dios sorprende siempre a los hombres.\u00bfDe qu\u00e9 puede tener sed Dios? \u00bfQu\u00e9 se le va a ocurrir pedirnos? \u00bfC\u00f3mo podemos nosotros responder a sus ansias y a sus deseos infinitos?
                \nEn el di\u00e1logo con Jes\u00fas, la mujer samaritana se sit\u00faa simplemente en el plano humano. No parece captar su sentido simb\u00f3lico o su alusi\u00f3n a una realidad nueva y superior. No comprende su ofrecimiento en esas palabras misteriosas: \u00abSi conocieras el don de Dios y quien es el que dice: dame de beber, t\u00fa le pedir\u00edas a \u00e9l y \u00e9l te dar\u00eda a ti agua viva\u00bb (v. 10). No comprende el don de Dios porque no sabe quien es el que se encuentra ante ella.
                \nEl don de Dios es Jes\u00fas mismo, su descubrimiento, el encuentro con \u00e9l. \u00c9l, \u00abpan\u00bb, \u00abvid\u00bb, \u00abpuerta\u00bb, \u00abcamino\u00bb, es tambi\u00e9n \u00abagua viva\u00bb; es el manantial mismo del que brota el agua que salta hasta la vida eterna. Por eso, ese hombre sediento que pide de beber, puede ofrecer y dar a la mujer samaritana no s\u00f3lo lo que ella ha ido a buscar, sino tambi\u00e9n un agua que sacia todo deseo y toda apetencia humana. A\u00fan desconcertada y sin comprender el sentido profundo de las palabras, la mujer suplica: \u00abSe\u00f1or, dame de esa agua para que no sienta m\u00e1s sed ni tenga que venir aqu\u00ed a sacarla\u00bb (v. 15).
                \nConocer el don de Dios es conocer a Jes\u00fas, descubrir su presencia amorosa en el mundo, reconocer su rostro en el rostro del hombre y llegar a sentirlo como hermano. Es encontrar a Cristo y sentir su salvaci\u00f3n que colma y supera toda aspiraci\u00f3n humana.
                \nEl largo di\u00e1logo de Jes\u00fas con la mujer de Samar\u00eda culmina en la revelaci\u00f3n de Jes\u00fas. Lenta y progresivamente la mujer va descubriendo en \u00e9l a alguien \u00abm\u00e1s grande que Jacob\u00bb (v. 12), a un \u00abprofeta\u00bb (v. 19), al \u00abmes\u00edas\u00bb (v. 25), al \u00absalvador del mundo\u00bb (v. 42). Pero antes El ha tenido que despertar el anhelo m\u00e1s profundo de la samaritana. Poco a poco, Jes\u00fas ayuda a la mujer a caer en la cuenta de los deseos que anidan en su coraz\u00f3n, especialmente, de su sed de absoluto, de su deseo de Dios. Cuando la mujer se siente reconocida, valorada, querida, entonces llega al abandono y a la entrega: \u00abSe\u00f1or, veo que eres un profeta\u00bb (v.19).
                \nLa samaritana es seducida por Jes\u00fas y por el, conducida a la fe. \u00c9l pone su alma al desnudo, denuncia la situaci\u00f3n en que vive, se\u00f1ala su llaga (\u00abmaridos has tenido cinco y el que tiene ahora no es tu marido\u00bb), abre su inquietud religiosa, su deseo de Dios, y le se\u00f1ala el camino del encuentro. Le ense\u00f1a que para llegar a Dios no hace falta acudir a lugares privilegiados, porque el hombre es su templo; y en la interioridad del coraz\u00f3n humano est\u00e1 su sagrario. Los verdaderos creyentes lo adoran en esp\u00edritu y en verdad.
                \nEl encuentro de Jes\u00fas con la samaritana manifiesta el dinamismo y la pedagog\u00eda de nuestro encuentro con Dios. Nos impulsa a un cambio de horizonte, de mentalidad, de ideales: de sentir la necesidad material del agua a sentir la necesidad del don de Dios. Nos exige un cambio de vida: de vivir con maridos y amantes<\/em>, a entregarnos a su s\u00f3lo se\u00f1or<\/em>; de pasar del adulterio, la prostituci\u00f3n, la infidelidad, al amor y a la entrega. Nos compromete a una relaci\u00f3n \u00edntima con Dios \u00aben esp\u00edritu y en verdad\u00bb. Y, especialmente, nos lleva al servicio y a la misi\u00f3n.
                \nEl encuentro con Jes\u00fas, la experiencia vivida, hace a la mujer samaritana, misionera. Casi autom\u00e1ticamente, algo m\u00e1s fuerte que ella misma la impulsa, desde dentro, a correr a la ciudad para comunicar y compartir lo que ha visto y o\u00eddo. Lo mismo que los disc\u00edpulos ante la llamada de Jes\u00fas dejan inmediatamente las redes para seguirle, la samaritana se olvida tambi\u00e9n de su c\u00e1ntaro. Dios puede convertir prostitutas en evangelizadoras. Basta que Dios se aproxime, se haga el encontradizo y que le dejemos entrar en nuestra vida y en nuestro coraz\u00f3n, que le dejemos saciar nuestra sed, para que El pueda convertirnos en testigos.
                \nCuando la mujer samaritana corre a la ciudad, no ten\u00eda a\u00fan mucho que compartir; simplemente la experiencia fascinante del encuentro. Hab\u00eda encontrado a Jes\u00fas como don de Dios y no pod\u00eda menos de anunciarlo. Pero tendr\u00e1 que recorrer todav\u00eda un largo camino: el camino de la reconciliaci\u00f3n y la fraternidad, de la liberaci\u00f3n y el amor, de la convivencia con el Maestro y del testimonio del Reino, de la misi\u00f3n y del compromiso, el camino del seguimiento de Jes\u00fas.
                \n <\/p>\n

                  \n
                • Oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                  Voy hacia Jes\u00fas que sale tambi\u00e9n a mi encuentro y me espera en el brocal de mi propia vida.
                  \n– Le pido que me ayude a entrar dentro de m\u00ed mismo para descubrir mi propia insatisfacci\u00f3n, mi propio pecado.
                  \n– Siento c\u00f3mo el encuentro con Jes\u00fas me libera y le pido el agua de la vida, el agua que sacia toda sed.
                  \n– Le doy gracias por su gracia y le pido que me ayude a ser testigo de su amor y de su liberaci\u00f3n.
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  • Contemplaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                    Reproduce y revive en tu mente y en tu coraz\u00f3n la escena evang\u00e9lica.\u00a0Est\u00e1s llegando al pozo del agua viva. Ah\u00ed te espera Jes\u00fas, fatigado y sediento, y te pide a ti que le des de beber. Vive el encuentro. Entabla con \u00c9l un di\u00e1logo \u00edntimo, escucha su petici\u00f3n y su oferta, y siente c\u00f3mo \u00c9l te revela tu propio interior y su verdadera identidad, c\u00f3mo te manifiesta su amor y te env\u00eda a su misma misi\u00f3n.
                    \n 
                    \nPara finalizar, si la lectio divina<\/em> se hace comunitariamente, se puede terminar compartiendo durante alg\u00fan tiempo la oraci\u00f3n de manera sencilla y espont\u00e1nea.
                    \n <\/p>\n

                      \n
                    1. \u00ab<\/strong>Al pasar vio a un ciego de nacimiento<\/strong>\u00ab<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                       <\/p>\n

                        \n
                      • Lectura<\/strong>: Jn 9,1-41.<\/li>\n<\/ul>\n

                        \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00abVio, al pasar, a un ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus disc\u00edpulos: \u00abRabbi, \u00bfqui\u00e9n pec\u00f3 \u00e9l o sus padres, para que haya nacido ciego?\u00bb Respondi\u00f3 Jes\u00fas: \u00abNi \u00e9l pec\u00f3 ni sus padres; es para que se manifiesten en \u00e9l las obras de Dios. Tengo que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de d\u00eda; llega la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo soy luz del mundo\u00bb. Dicho esto, escupi\u00f3 en tierra, hizo barro con la saliva, y puso el barro sobre los ojos del ciego y le dijo: \u00abVete, l\u00e1vate en la piscina de Silo\u00e9\u00bb (que quiere decir Enviado). El fue, se lav\u00f3 y volvi\u00f3 ya viendo. Los vecinos y los que sol\u00edan verle antes, pues era mendigo, dec\u00edan: \u00ab\u00bfNo es \u00e9ste que se sentaba para mendigar? Es \u00e9l\u00bb, dec\u00edan unos. \u00abNo, dec\u00edan otros, sino que es uno que se le parece\u00bb. Pero \u00e9l dec\u00eda: \u00abSoy el mismo\u00bb. Le dijeron entonces: \u00ab\u00bfC\u00f3mo, pues, se te han abierto los ojos?\u00bb El respondi\u00f3: \u00abEse hombre que se llama Jes\u00fas, hizo barro, me unt\u00f3 los ojos y me dijo: Vete a Silo\u00e9 y l\u00e1vate. Yo fui, me lav\u00e9 y v\u00ed\u00bb. Ellos le dijeron: \u00ab\u00bfD\u00f3nde est\u00e1 \u00e9se?\u00bb El respondi\u00f3: \u00abNo lo s\u00e9\u00bb. Llevan al que antes era ciego donde los fariseos. Era s\u00e1bado el d\u00eda en que Jes\u00fas hizo barro y le abri\u00f3 los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron c\u00f3mo hab\u00eda recobrado la vista. El les dijo: \u00abMe puso barro sobre los ojos, me lav\u00e9 y veo\u00bb. Algunos fariseos dec\u00edan \u00abEste hombre no viene de Dios, porque no guarda el s\u00e1bado\u00bb. \u00abPero \u00bfc\u00f3mo puede un pecador, -replicaban otros- realizar semejantes se\u00f1ales? Y no se pon\u00edan de acuerdo. Entonces le dicen otra vez al ciego: \u00ab\u00bfY qu\u00e9 dices t\u00fa de \u00e9l, ya que te ha abierto los ojos?\u00bb El respondi\u00f3: \u00abQue es un profeta\u00bb. No creyeron los jud\u00edos que aquel hombre hubiera sido ciego y hubiera llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y le preguntaron: \u201cEs este vuestro hijo, el que dec\u00eda que naci\u00f3 ciego? \u00bfC\u00f3mo pues ve ahora? Sus padres respondieron: \u201cSabemos que este es nuestro hijo y que naci\u00f3 ciego. Pero c\u00f3mo ve ahora, no lo sabemos; ni quien le ha abierto los ojos. Edad tiene; puede dar cuenta de s\u00ed mismo\u201d… Le llamaron los jud\u00edos por segunda vez y le dijeron: \u00abDa gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador\u00bb. \u00abSi es un pecador, les respondi\u00f3, no lo s\u00e9. S\u00f3lo s\u00e9 una cosa: que era ciego y ahora veo\u00bb… Le llenaron de injurias y le dijeron: \u00abT\u00fa eres disc\u00edpulo de ese hombre; nosotros somos disc\u00edpulos de Mois\u00e9s. Nosotros sabemos que a Mois\u00e9s le habl\u00f3 Dios; pero \u00e9se no sabemos de d\u00f3nde es\u00bb. El hombre les respondi\u00f3: \u00abEso es lo extra\u00f1o: que vosotros no sep\u00e1is de d\u00f3nde es y que me haya abierto a m\u00ed los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; m\u00e1s si uno es religioso y cumple su voluntad, a \u00e9se lo escucha. Jam\u00e1s se ha o\u00eddo decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si \u00e9ste no viniera de Dios, no podr\u00eda hacer nada\u00bb. Ellos le respondieron: \u00abHas nacido todo en pecado \u00bfy nos vas a dar lecciones? Y le expulsaron. Jes\u00fas se enter\u00f3 de que le hab\u00edan echado fuera y, encontr\u00e1ndose con \u00e9l, le dijo: \u00ab\u00bfT\u00fa crees en el Hijo del hombre?\u00bb El respondi\u00f3: \u00ab\u00bfY qui\u00e9n es, Se\u00f1or, para que crea en \u00e9l? Jes\u00fas le dijo: \u00abLe has visto; el que est\u00e1 hablando contigo, \u00e9se es\u00bb. El entonces dijo: \u00abCreo, Se\u00f1or\u00bb. Y se postr\u00f3 ante \u00e9l. Y dijo Jes\u00fas: \u00abHe venido a este mundo para un juicio: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos\u00bb. Algunos fariseos que estaban con \u00e9l lo oyeron y le dijeron: \u00ab\u00bfEs que tambi\u00e9n nosotros somos ciegos?\u00bb Jes\u00fas les respondi\u00f3: \u00abSi fuerais ciegos, no tendr\u00edais pecado; pero, como dec\u00eds: Vemos, vuestro pecado permanece\u00bb.<\/em>
                        \n <\/p>\n

                          \n
                        • Meditaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                          A la entrada del templo, un ciego pide limosna. Todos lo conocen; cada d\u00eda acude antes de la hora de la oraci\u00f3n y se sienta a la puerta para mendigar. Casualmente pasa Jes\u00fas. Y se produce, as\u00ed, fortuitamente, el encuentro entre la luz y las tinieblas. El encuentro con Jes\u00fas es liberaci\u00f3n y salvaci\u00f3n. Abre los ojos al ciego, la inteligencia a la fe, la vida a la experiencia de Dios. Y compromete al hombre liberado de las tinieblas a ser luz, y al salvado, a ser salvador. Todo el que reconoce su ceguera y est\u00e1 dispuesto a reconocer la acci\u00f3n de Dios, puede ser curado. Quien, en cambio, se obstina en la oscuridad y se cierra a la verdad de Dios, permanecer\u00e1 definitivamente en la ceguera.
                          \nJes\u00fas, al pasar, se fija en el mendigo que pide limosna a la entrada del templo. Lo ve y comprende enseguida su situaci\u00f3n: es un ciego que necesita ver. Su primera actitud es la comprensi\u00f3n, la cercan\u00eda y la misericordia. Los disc\u00edpulos, en cambio, tienden inmediatamente al juicio y a la condena. Siguiendo la mentalidad imperante, s\u00f3lo se les ocurre preguntar: \u00abRabbi, \u00bfqui\u00e9n pec\u00f3 \u00e9l o sus padres, para que haya nacido ciego?\u00bb.
                          \nPara los jud\u00edos, la enfermedad y la desgracia eran consecuencia del pecado. Por eso, un leproso, un epil\u00e9ptico, un ciego, no era simplemente un enfermo; era tambi\u00e9n un pecador. Es lo que los fariseos echar\u00e1n en cara a este ciego de nacimiento: eres pecado desde que naciste. Esta parece ser tambi\u00e9n la convicci\u00f3n de los mismos disc\u00edpulos; sin conocerle, le condenan. \u00bfNo es \u00e9sta tambi\u00e9n muchas veces nuestra propia actitud? Alej\u00e1ndonos de Jes\u00fas, juzgamos a los hombres por el exterior, las apariencias, la superficie. No somos capaces de llegar al coraz\u00f3n.
                          \nSin embargo, Jes\u00fas niega toda relaci\u00f3n entre culpa y enfermedad. Para Jes\u00fas, la ceguera no es un castigo; y enseguida va a demostrar que Dios no s\u00f3lo no es indiferente ante el mal, sino que quiere y ayuda al hombre a salir de su miseria. La ceguera constituye la ocasi\u00f3n para que en \u00e9l se manifieste la acci\u00f3n de Dios. M\u00e1s que en relaci\u00f3n a la culpa, Jes\u00fas sit\u00faa la ceguera de este hombre, en relaci\u00f3n a su misi\u00f3n. Ve inmediatamente en \u00e9l, un hombre a quien hay que devolver la dignidad y conducirle a la fe. Para Jes\u00fas, hay ceguera porque tiene que haber luz; hay pecado porque tiene que llegar la salvaci\u00f3n. Sobre el pecado y las tinieblas ha de manifestarse la acci\u00f3n de Dios. \u00bfCu\u00e1ndo vamos a ser capaces de comprender la situaci\u00f3n \u00edntima de pobreza y necesidad de los hombres? \u00bfCu\u00e1ndo nos vamos a acercar a ellos con las actitudes evang\u00e9licas de Jes\u00fas? \u00bfCu\u00e1ndo vamos a entender que Dios no juzga ni condena, que s\u00f3lo quiere que el pecador se convierta y viva? \u00bfCu\u00e1ndo vamos a proclamar que la acci\u00f3n de Dios es siempre liberaci\u00f3n y salvaci\u00f3n?
                          \nCurar, liberar, salvar, he aqu\u00ed los signos del Reino y la clave de la misi\u00f3n de Jes\u00fas. No es extra\u00f1o\u00a0 que Jes\u00fas apenas ve al ciego, lo hace objeto de su amor y destinatario de su misi\u00f3n. No necesita decir nada; ni siquiera pedir su curaci\u00f3n. Sin que el ciego se lo pida, Jes\u00fas comienza su obra. Sin embargo, Jes\u00fas no suprime la libertad del ciego. Dios act\u00faa, pero deja la decisi\u00f3n en las manos de la persona. Si quiere ver, tendr\u00e1 que ir a lavarse a la piscina de Silo\u00e9. \u00c9l mismo tiene que aceptar la luz y decidirse libremente por ella. En definitiva ha visto la luz, porque Dios ha actuado en \u00e9l; pero no lo ha hecho sin \u00e9l. Junto a la acci\u00f3n de Dios est\u00e1 su fe y su obediencia.
                          \nCristo no quiere que los hombres caminemos a ciegas. Basta que, como el ciego de nacimiento, nos dejemos encontrar con su mirada y con su amor para que, ilumin\u00e1ndonos su luz, quedemos libres de las tinieblas y nos convirtamos en hombres de la luz. Abriendo Jes\u00fas nuestros ojos, podemos nosotros irradiar tambi\u00e9n la luz de Dios, podemos continuar su misi\u00f3n. \u00c9l nos asocia a su tarea liberadora y salvadora envi\u00e1ndonos al mundo para luchar contra toda clase de cegueras.
                          \nLa curaci\u00f3n va a complicar enseguida la vida del ciego pordiosero. Sus vecinos quedan perplejos; los fariseos le acosan; sus mismos padres no quieren comprometerse ni meterse en l\u00edos. Siempre el encuentro con Jes\u00fas altera nuestra vida. \u00c9l, iluminando nuestros ojos y cambiando nuestro coraz\u00f3n, nos hace hombres nuevos, nos implica y complica en el anuncio y testimonio del Reino. Si recibimos su luz, no somos ya los mismos; es nuevo nuestro coraz\u00f3n y nuestro esp\u00edritu. Ya no seremos capaces de seguir viviendo para nosotros mismos, sino que toda nuestra vida estar\u00e1 centrada en Cristo y viviremos para quien nos encontr\u00f3 y, seduci\u00e9ndonos, nos env\u00eda a ser portadores de su amor y testigos de su liberaci\u00f3n. El mendigo que antes depend\u00eda de la limosna, al darle Jes\u00fas la vista se transforma en una persona controvertida. Unos no le reconocen; otros dudan, piensan que simplemente es alguien que se le parece. Pero es acosado, sobre todo, por los fariseos. Los fariseos no se fijan en la acci\u00f3n misma realizada en el ciego. Para ellos, lo \u00fanico importante es que se ha realizado en s\u00e1bado. Toda su religi\u00f3n y su relaci\u00f3n con Dios se concentra en la observancia de la ley. Por eso, alguien que no guarda el s\u00e1bado, que no cumple la ley, no puede venir de Dios. Y si no viene de Dios y es un pecador, no puede tampoco realizar las se\u00f1ales de Dios. No se ha producido, pues, ning\u00fan prodigio. Ante ellos no hay un hombre que antes era ciego y ahora ve; ante ellos est\u00e1 s\u00f3lo un impostor y un mentiroso, uno que \u00abha nacido todo en pecado\u00bb. As\u00ed es su l\u00f3gica. Pod\u00edan haber argumentado: hace milagros, luego es un profeta. En cambio discurren: cura en s\u00e1bado, luego es un pecador. Cegados por los prejuicios, atrincherados en la ley, amparados en la ideolog\u00eda, deforman la realidad y niegan la evidencia. La luz ha llegado a su casa; pero ellos no la reciben.
                          \n\u00bfA d\u00f3nde nos llevan nuestros prejuicios? \u00bfQu\u00e9 nos est\u00e1 impidiendo llegar sencilla y humildemente a los m\u00e1s pobres, a abrir nuestra vida a sus necesidades, a compartir fraternalmente lo que somos y tenemos? \u00bfQu\u00e9 nos obstaculiza contemplar y aceptar la acci\u00f3n de Dios? \u00bfEs realmente nuestra observancia cumplimiento de su voluntad y de su plan de salvaci\u00f3n?
                          \nLo m\u00e1s importante de este encuentro de Jes\u00fas con el ciego es que termina con un acto de fe. Jes\u00fas se le revela. Desde el momento de la curaci\u00f3n reconoce en \u00c9l a un profeta. En el interrogatorio al que es sometido por los fariseos, lo ve incluso como un hombre favorecido por Dios con el poder de hacer milagros. Pero para llegar a reconocerlo como el Hijo del hombre es necesario que Jes\u00fas mismo se lo revele. Lo hace, manifest\u00e1ndose como luz del mundo, como liberador y salvador. Es el Hijo del hombre que ha venido a buscar, sanar y salvar al que estaba perdido. Ante la revelaci\u00f3n, quien ha sido liberado de las tinieblas, aquel a quien Jes\u00fas ha abierto los ojos, no pone ning\u00fan obst\u00e1culo, est\u00e1 totalmente disponible al don de Dios. Al instante responde: \u00abCreo, Se\u00f1or\u00bb (Jn 9,38).
                          \n <\/p>\n

                            \n
                          • Oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                            Jes\u00fas pasa a mi lado, llega a mi vida:
                            \n– Reconociendo mi ceguera, le pido que me cure de ella, de mi obstinaci\u00f3n, de mis ataduras, de todo cuanto me ata y esclaviza.
                            \n– Le doy gracias por el milagro de la liberaci\u00f3n: \u00e9l me da la luz y la vida de la gracia.
                            \n– Agradecido, le pido que me ayude a ser testigo de cuanto ha obrado en m\u00ed, a proclamar su amor y su misericordia.
                            \n <\/p>\n

                              \n
                            • Contemplaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                              Est\u00e1s sentado, ciego, al borde del camino. Llega Jes\u00fas. \u00c9l s\u00ed te ha visto y se detiene ante ti. Te mira con amor y abre tus ojos a la luz. Contempla t\u00fa ahora el resplandor de su rostro y contempla, agradecido, cuanto te rodea. Mira tambi\u00e9n a cuantos se te acercan y apenas te reconocen. Expl\u00edcales lo que en ti ha hecho Jes\u00fas, proclama las maravillas de su acci\u00f3n y de su misericordia. Y, sobre todo, agradece el don de la fe y confiesa agradecido: \u201ccreo, Se\u00f1or\u201d.
                              \n <\/p>\n

                                \n
                              1. \u00ab<\/strong>Subi\u00f3 al monte a orar<\/strong>\u00ab<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                                 <\/p>\n

                                  \n
                                • Lectura<\/strong>: Lc 9,28-36<\/li>\n<\/ul>\n

                                  \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00abUnos ocho d\u00edas despu\u00e9s de estas palabras, tom\u00f3 consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subi\u00f3 al monte a orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mud\u00f3, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aqu\u00ed que conversaban con \u00e9l dos varones, que eran Mois\u00e9s y El\u00edas; los cuales aparec\u00edan en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusal\u00e9n. Pedro y sus compa\u00f1eros estaban cargados de sue\u00f1o, pero permanec\u00edan despiertos, y vieron su gloria y a los dos varones que estaban con \u00e9l. Y al separarse ellos de \u00e9l, dijo Pedro a Jes\u00fas: \u00abMaestro, es bueno estarnos aqu\u00ed; vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Mois\u00e9s y otra para El\u00edas\u00bb, sin saber lo que dec\u00eda. Estaba diciendo estas cosas cuando vino una nube y los cubri\u00f3 con su sombra, y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Se oy\u00f3 una voz desde la nube que dec\u00eda: \u00abEste es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle\u00bb. Y cuando la voz hubo sonado, se encontr\u00f3 Jes\u00fas solo. Ellos callaron, y, por aquellos d\u00edas no dijeron a nadie nada de lo que hab\u00edan visto\u00bb.<\/em>
                                  \n <\/p>\n

                                    \n
                                  • Meditaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                    Los tres sin\u00f3pticos narran el acontecimiento de la transfiguraci\u00f3n. Especialmente en el texto de Lucas, el relato de esta epifan\u00eda de Jes\u00fas est\u00e1 en relaci\u00f3n \u00edntima con su bautismo. Jes\u00fas inaugura su ministerio en Galilea con la intervenci\u00f3n del Esp\u00edritu y la proclamaci\u00f3n desde lo alto: \u00abT\u00fa eres mi Hijo amado, en ti me complazco\u00bb (Lc 3,22). Ahora, antes de iniciar la subida a Jerusal\u00e9n para cumplir su destino, se repite de nuevo la misma manifestaci\u00f3n: \u00abEste es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle\u00bb (Lc 9,35).
                                    \nLa manifestaci\u00f3n tiene lugar en la monta\u00f1a, seg\u00fan la tradici\u00f3n en el Tabor, un peque\u00f1o monte cercano a Nazaret. Sus destinatarios son los tres ap\u00f3stoles que normalmente representan a los dem\u00e1s: Pedro, Santiago y Juan; los tres que han sido testigos de la resurrecci\u00f3n de la hija de Jairo, los mismos que van a acompa\u00f1arle en la oraci\u00f3n de Getseman\u00ed. Jes\u00fas los llama. Quiere, encontr\u00e1ndose a solas con ellos, manifestarles su gloria.
                                    \nLa transfiguraci\u00f3n es el encuentro de oraci\u00f3n de Jes\u00fas con sus m\u00e1s \u00edntimos. Dejando sus tareas y actividades, suben al monte a orar. Y en el monte contemplan en toda su intensidad, el misterio y la revelaci\u00f3n de Jes\u00fas como Hijo de Dios. Esta epifan\u00eda los fascina y transforma de tal manera que estos hombres intr\u00e9pidos, activos, din\u00e1micos, quieren permanecer all\u00ed indefinidamente contemplando a Jes\u00fas. Quieren retener la presencia de Dios y el gozo que su contemplaci\u00f3n ha producido. Quieren que esto no acabe nunca. Quieren que Dios plante indefinidamente su tienda entre los hombres y entre ellos more.
                                    \nSintiendo la presencia de Dios y deseando vivamente que permanezca, escuchan su voz que revela y declara: \u00abEste es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle\u00bb (Lc 9,35). Todas las dudas de los disc\u00edpulos quedan despejadas. Realmente la divinidad que contemplan en Jes\u00fas es la divinidad del Hijo elegido y proclamado. En \u00c9l se cumple lo que Isa\u00edas hab\u00eda profetizado sobre el siervo de Yahv\u00e9: \u00abHe aqu\u00ed mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi esp\u00edritu sobre \u00e9l: dictar\u00e1 ley a las naciones\u00bb (Is 42,1).
                                    \nPero la epifan\u00eda dura poco. Muy pronto vuelve la realidad y de nuevo encuentran a Jes\u00fas solo<\/em>. Sin embargo, esta experiencia permanecer\u00e1 para siempre en la memoria de aquellos ap\u00f3stoles; siempre se acordar\u00e1n del sol de aquel rostro. Juan no duda en confesar m\u00e1s tarde: \u00ablo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos… os lo anunciamos, para que tambi\u00e9n vosotros est\u00e9is en comuni\u00f3n con nosotros\u00bb (1 Jn 1,1-3). Y Pedro mantiene tan vivo el recuerdo que, a\u00fan despu\u00e9s de la pasi\u00f3n y resurrecci\u00f3n, escribe: \u00abOs hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Se\u00f1or Jesucristo, no siguiendo f\u00e1bulas ingeniosas, sino despu\u00e9s de haber visto con nuestros propios ojos su majestad. Porque recibi\u00f3 de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigi\u00f3 esta voz: Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco<\/em>. Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con \u00e9l en el monte santo\u00bb (2 P 1,16-18).
                                    \n <\/p>\n

                                      \n
                                    • Oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                      Hemos subido con Jes\u00fas al monte. \u00c9l se nos va a manifestar. Comencemos poni\u00e9ndonos en oraci\u00f3n, experimentando el gozo de \u201cestar con \u00c9l\u201d.
                                      \n– Oramos siempre con Jes\u00fas; \u00c9l nos acompa\u00f1a en la oraci\u00f3n. Sinti\u00e9ndole a nuestro lado le pedimos que nos ense\u00f1e a rezar: \u00a1Se\u00f1or, ens\u00e9\u00f1anos a orar!
                                      \n– Permanezcamos despiertos, venzamos la distracci\u00f3n, la rutina, el cansancio y entablemos nuestro di\u00e1logo con el Amigo que quiere manifestarse en nuestra vida cotidiana.
                                      \n– Agradezcamos la presencia del Se\u00f1or, que ha establecido su tienda en medio de nosotros.
                                      \n <\/p>\n

                                        \n
                                      • Contemplaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                        Fijemos nuestros ojos en el rostro de Jes\u00fas, transfigurado, resucitado. Contempl\u00e1ndole, podemos decir sencillamente como los tres disc\u00edpulos en el Tabor: \u00a1qu\u00e9 bien se est\u00e1 aqu\u00ed! Siempre se est\u00e1 bien con Jes\u00fas. Dejemos que se nos ensanche el alma y el coraz\u00f3n se nos llene de amor.
                                        \nEscuchemos tambi\u00e9n las palabras del Padre: \u00abEste es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle\u00bb. Y en la contemplaci\u00f3n confesemos y proclamemos: \u00abT\u00fa eres mi \u00fanico Se\u00f1or; a ti consagro mi vida\u00bb.
                                        \n 
                                        \nEl mismo Jes\u00fas contemplado es el que nos env\u00eda a la misi\u00f3n, a bajar del monte y anunciar lo que hemos visto. Para terminar la oraci\u00f3n, se puede compartir la experiencia vivida y pedir la fuerza del Se\u00f1or para ser testigos de su evangelio.
                                        \n 
                                        \n\u00abSentada a los pies del Se\u00f1or, escuchaba su palabra\u00bb<\/strong>
                                        \n <\/p>\n

                                          \n
                                        • Lectura<\/strong>: Lc 10,38-42<\/li>\n<\/ul>\n

                                          \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00abYendo de camino, entr\u00f3 en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibi\u00f3 en su casa. Ten\u00eda ella una hermana llamada Mar\u00eda, que sentada a los pies del Se\u00f1or, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acerc\u00e1ndose, pues, dijo: \u00abSe\u00f1or, \u00bfno te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude\u00bb. Le respondi\u00f3 el Se\u00f1or: \u00abMarta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Mar\u00eda ha elegido la parte buena, que no le ser\u00e1 quitada\u00bb.<\/em>
                                          \n <\/p>\n

                                            \n
                                          • Meditaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                            Jes\u00fas sube a Jerusal\u00e9n. Y en el camino, presenta la vocaci\u00f3n apost\u00f3lica a muchos que le salen al encuentro, designa a nuevos disc\u00edpulos y los env\u00eda delante de \u00c9l, instruye a los suyos. Y, ya cerca de la ciudad, entra en la peque\u00f1a aldea de Betania. All\u00ed tiene grandes amigos. Lo que no hab\u00eda encontrado en el peque\u00f1o pueblo de Samar\u00eda, lo encuentra ahora en casa de Marta: alojamiento, acogida y afecto. Jes\u00fas se hospeda en su casa y all\u00ed, en la sencillez y calor del hogar, tiene lugar un encuentro de calidad \u00fanica: el encuentro de Jes\u00fas con Mar\u00eda, que, sentada a sus pies, escucha su palabra.
                                            \nSiempre es posible encontrarse con Jes\u00fas. Pablo lo encuentra en el camino de Damasco, y el encuentro cambia toda su existencia; Teresa de Jes\u00fas y Juan de la Cruz quedan traspasados en la contemplaci\u00f3n del Se\u00f1or, como les hab\u00eda sucedido a los disc\u00edpulos en el Tabor; Mar\u00eda se embelesa y anonada, mir\u00e1ndole y escuch\u00e1ndole mientras el mundo gira a su alrededor. \u00bfNo cabe tambi\u00e9n en nuestra vida de hombres y mujeres \u00abnormales\u00bb, que trabajan y descansan, que piensan y sue\u00f1an, que sufren y gozan, un encuentro y una experiencia de Dios como la de ellos? \u00bfNo podemos permanecer tambi\u00e9n nosotros a sus pies en nuestra peque\u00f1a Betania, prendido nuestro coraz\u00f3n de su palabra y de su mirada?
                                            \nA\u00fan habiendo vivido durante muchos a\u00f1os bajo el mismo techo y de haber crecido en el mismo clima familiar, las dos hermanas que acogen a Jes\u00fas en su casa son muy distintas. \u00c9l las conoce y comprende bien. Marta, despu\u00e9s de los saludos de bienvenida, se pone enseguida a trabajar en la casa para preparar una acogida digna a su hu\u00e9sped. Muy pronto se encuentra atareada en m\u00faltiples quehaceres, preocupada por el servicio a la mesa. Honra a Jes\u00fas con un amor que manifiesta en el servicio sencillo y humilde. Le sirve en su actividad y en sus ocupaciones. En cambio, Mar\u00eda se sienta junto a \u00c9l y se dedica s\u00f3lo a contemplarle, a sorber sus palabras. No se preocupa de la casa ni de la comida; clavada ante Jes\u00fas, no se percata del ir y venir de su hermana, de su ajetreo y de su trajinar. Honra y sirve a Jes\u00fas escuchando su palabra.
                                            \nComo tantas veces comentaron los Padres de la Iglesia, Betania nos ense\u00f1a que se sirve a Dios con la vida activa y la vida contemplativa, con las obras y con la oraci\u00f3n. Lo importante en la vida cristiana es, quiz\u00e1s, aprender a mantener la armon\u00eda entre estas dos dimensiones fundamentales: el servicio y la oraci\u00f3n, el compromiso activo y la contemplaci\u00f3n, la misi\u00f3n y la consagraci\u00f3n.
                                            \nPero llega un momento en que Marta no comprende la actitud de su hermana y, en vez de dirigirse a ella, increpa a Jes\u00fas: \u00abSe\u00f1or, \u00bfno te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude\u00bb. A Marta le importa m\u00e1s la diacon\u00eda que la adoraci\u00f3n. No comprende que Jes\u00fas es y quiere ser, m\u00e1s que el que recibe, el que da. No aprecia el valor de estar junto a Jes\u00fas que se da y se entrega, sin buscar ni siquiera el servicio de la hospitalidad.
                                            \n <\/p>\n

                                              \n
                                            • Oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                              – Jes\u00fas llega a mi casa. Me preparo para acogerlo, servirlo y adorarlo. Y le pido especialmente: que me ense\u00f1e a estar junto a \u00c9l, como Mar\u00eda, a escucharle, a adorarle.
                                              \n– Le pido tambi\u00e9n llegar a experimentar el don de la contemplaci\u00f3n; \u00a0llegar a ser despu\u00e9s capaz de servirlo en los hermanos con la misma veneraci\u00f3n y adoraci\u00f3n.
                                              \n– Le pido que me ayude a ser contemplativo en la acci\u00f3n, en el servicio humilde, en la actividad apost\u00f3lica.
                                              \n <\/p>\n

                                                \n
                                              • Contemplaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ul>\n

                                                Como Mar\u00eda, nos sentamos a los pies del Se\u00f1or. Y sentimos el gozo de mirarlo y escucharlo. No le decimos nada. Simplemente le miramos y nos dejamos mirar por \u00c9l. Y empezamos a escucharle en el silencio, en el sosiego, en la paz.
                                                \nEstando a solas con \u00c9l, sentimos que hemos escogido la mejor parte, que lo importante no somos nosotros, ni nuestras cosas, ni la disposici\u00f3n y preparaci\u00f3n de nuestra casa, ni los detalles y preparativos para acogerle. Lo importante es \u00c9l. Dejamos que su gracia y su don nos muevan a la invocaci\u00f3n y la adoraci\u00f3n.
                                                \nSobre todo, nos dejamos mirar por Dios, nos dejamos envolver por su gracia y su amor, para sentir, como san Juan de la Cruz:
                                                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00abQued\u00e9me y olvid\u00e9me,<\/em>
                                                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 el rostro reclin\u00e9 sobre el Amado,<\/em>
                                                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 ces\u00f3 todo y dej\u00e9me,<\/em>
                                                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 dejando mi cuidado<\/em>
                                                \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 entre las azucenas olvidado<\/em>.
                                                \n 
                                                \nPara concluir la oraci\u00f3n, especialmente si la lectio<\/em> se realiza en comunidad, damos gracias a Dios por este encuentro y compartimos con los hermanos lo que hemos vivido y experimentado.
                                                \n 
                                                \n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

                                                Eugenio Alburquerque Frutos \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El reciente S\u00ednodo sobre \u201cla palabra de Dios en la vida y misi\u00f3n de la Iglesia\u201d nos invita a recuperar la pr\u00e1ctica de la lectio divina, la lectura orante en el Esp\u00edritu Santo, \u201ccapaz de abrir al fiel no s\u00f3lo el tesoro de la palabra de Dios sino tambi\u00e9n de crear […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[465,1277,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7787"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7787"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7787\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7787"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7787"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7787"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}