{"id":7871,"date":"2008-10-01T00:00:07","date_gmt":"2008-09-30T22:00:07","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7871"},"modified":"2008-10-01T00:00:07","modified_gmt":"2008-09-30T22:00:07","slug":"cuidar-de-los-jovenes-como-pastor-bueno","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/cuidar-de-los-jovenes-como-pastor-bueno\/","title":{"rendered":"CUIDAR DE LOS J\u00d3VENES COMO PASTOR BUENO"},"content":{"rendered":"

\u00a0Juan Carlos Garc\u00eda Domene<\/strong> es p\u00e1rroco de Los Ramos en Murcia y profesor de Did\u00e1ctica de la ERE
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\n\u00a0S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>Tres cuestiones fundamentales vertebran el art\u00edculo: \u00bfqu\u00e9 piden los j\u00f3venes al sacerdote?, \u00bfqu\u00e9 les puede ofrecer \u00e9l?, \u00bfqu\u00e9 le aporta la dedicaci\u00f3n y trabajo pastoral con los j\u00f3venes? Se enmarcan en la situaci\u00f3n precisa actual que atraviesa la pastoral de juventud, necesitada de recobrar el entusiasmo y ardor apost\u00f3lico. Y desembocan en algunas propuestas formuladas de forma breve y sencilla desde la misma experiencia de la praxis pastoral con los j\u00f3venes.
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El buen pastor da su vida por las ovejas<\/em> (Jn 10.11)<\/p>\n

\u00a0<\/strong>\u00a0<\/strong>
\nMuchos sacerdotes, incluso algunos con pocos a\u00f1os de ministerio, parece que hayan desistido del encargo conciliar de atender \u201ccon diligencia especial\u201d a los j\u00f3venes (PO 6). Son muchos los problemas que acarrea entrar en el mundo juvenil, son muchas las excusas que se ponen para escapar y muchos los temores y preocupaciones que lleva consigo esta dedicaci\u00f3n pastoral. Parecer\u00eda que, en l\u00edneas generales, buena parte del clero hubiera tirado la toalla. Hoy por hoy, esta acci\u00f3n pastoral no es vistosa,\u00a0 ni de inmediata gratificaci\u00f3n, tanto para el sacerdote como para los animadores. La experiencia nos dice que \u00e9ste es un ministerio arriesgado que requiere gran audacia, un suplemento a\u00f1adido de entrega personal, una fuerte confianza en Dios y un apoyo permanente de parte de la comunidad cristiana. Podemos reconocer que entre el clero, tambi\u00e9n entre el diocesano, la pastoral de juventud, es una dedicaci\u00f3n minoritaria.
\nAlgunos sacerdotes mayores, que en sus primeros a\u00f1os de ministeriohicieron de la pastoral de juventud lo fuerte de su dedicaci\u00f3n, dicen ahora que no se sienten capaces, que ya no conectan, que no tienen fuerzas y no saben c\u00f3mo hacerlo. Otros sacerdotes, de edad mediana, parecen sentirse mucho m\u00e1s reconocidos en otros sectores: la\u00a0 liturgia, la acci\u00f3n caritativa y social, el cuidado espiritual, la administraci\u00f3n, las obras o las infraestructuras, o simplemente la pastoral parroquial ordinaria, en sus servicios m\u00ednimos. De nuevo lo urgente hace descuidar lo importante. Los sacerdotes menores de 35 a\u00f1os, que parecer\u00edan los m\u00e1s cercanos, los m\u00e1s capaces y los m\u00e1s preocupados por los j\u00f3venes no son tampoco -en l\u00edneas generales- los que han tomado como generaci\u00f3n el relevo de la pastoral de juventud. Si lo hacen, quieren resultados inmediatos y cuidan poco los procesos. Podr\u00edamos decir, y servir\u00eda de arranque para esta reflexi\u00f3n, que es cada vez m\u00e1s raro encontrar sacerdotes que se vuelquen con entusiasmo y a tiempo pleno con adolescentes y j\u00f3venes y que hagan de este trabajo el eje de su ministerio sacerdotal.
\nUrge, por tanto, encontrar razones que devuelvan el entusiasmo y el ardor apost\u00f3lico y que lleven a renovar en el clero la llamada pastoral a trabajar con los j\u00f3venes, a encontrarse con ellos, a escucharles y a entregarles la vida. Urge devolverles el tiempo y la pasi\u00f3n para que conozcan a Jesucristo y su Evangelio. Ser\u00e1 bueno sondear qu\u00e9 esperan ellos del clero y qu\u00e9 piden los j\u00f3venes al sacerdote. A la vez conviene recordar qu\u00e9 puede aportar al cura el contacto con los j\u00f3venes. Son tiempos de horas bajas para el clero si tenemos en cuenta la relevancia social y cultural y el n\u00famero de efectivos, y por ello, convendr\u00eda apostar por el futuro m\u00e1s que refugiarse en el pasado. Como siempre, el evangelizador es el primer beneficiado de la obra de la evangelizaci\u00f3n: ofrecer a Jesucristo es el mejor camino para encontrarlo.
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    \n
  1. \u00bfQu\u00e9 piden los j\u00f3venes al sacerdote?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    \u00a0<\/strong>
    \nSi pregunt\u00e1ramos a los j\u00f3venes c\u00f3mo querr\u00edan que fuera el sacerdote que est\u00e9 con ellos en las catequesis, en su parroquia, en las actividades, en los campamentos, en los encuentros o en las celebraciones de la fe encontrar\u00edamos algunos t\u00f3picos muy recurrentes.
    \nMuchos j\u00f3venes simplemente pasar\u00edan de largo ante la pregunta. Algunos, incluso, dir\u00edan que esa figura les parece la de alguien trasnochado, in\u00fatil o nocivo, que verdaderamente no les importa. Para un buen grupo, especialmente para los que frecuentan la Confirmaci\u00f3n o son alumnos de la Escuela Cat\u00f3lica o pertenecen a familias cristianas, el sacerdote deber\u00eda ser alguien cercano, con capacidad de escucha y de atenci\u00f3n permanente, siempre disponible. Suele en general reclamarse la imagen de un \u201ccura enrollado\u201d, simp\u00e1tico y atrayente, de constante buen humor, que utiliza un lenguaje directo, claro y poco sermoneador. Cuando se entra a un nivel de cierta intimidad, en el trato personal, las primeras cuestiones que se plantean suelen ser: \u00bfpor qu\u00e9 no se casan?, \u00bfverdaderamente es posible ser c\u00e9libe y no mantener relaciones sexuales?, \u00bfpor qu\u00e9 tienen que obedecer al Papa y a los obispos?, \u00bfson de veras tan pobres como predican\u2026?, \u00bfc\u00f3mo surgi\u00f3 la vocaci\u00f3n?, \u00bfrecibiste una llamada directa, una voz te habl\u00f3\u2026?
    \nM\u00e1s all\u00e1 de estas demandas o de esta imagen p\u00fablica, a veces muy superficial, hay una demanda y una necesidad m\u00e1s seria, m\u00e1s honda y serena. Del cura se espera que sea, m\u00e1s all\u00e1 de los t\u00f3picos,\u00a0 un gran creyente, un tipo coherente, libre, profundo y bueno, disponible y entregado, fiel a lo que hace y testigo de lo que ha visto y ha o\u00eddo. Nunca lo formular\u00edan as\u00ed los j\u00f3venes, quiz\u00e1 lo dir\u00edan con otras palabras, pero es importante que sepamos vislumbrar la l\u00ednea de fondo de sus demandas, m\u00e1s all\u00e1 de las formas. Nadie esperar\u00eda de un m\u00e9dico o de un ingeniero, o del cocinero que prepara la comida, o del conductor que conduce nuestro autob\u00fas que hiciera mal su trabajo, que traicionara la confianza comunitaria depositada en \u00e9l. Del cura se espera que sea cura, evang\u00e9lico, hombre de Dios, pobre, arriesgado, profeta, pastor y maestro, aunque su ense\u00f1anza no nos interese tanto.
    \nPara la mayor\u00eda, la verdadera actitud ante los sacerdotes suele ser una mezcla de desconocimiento, de no confesada admiraci\u00f3n y de fuerte curiosidad. Junto a esta ignorancia, o este pasar de ellos, hay que tener en cuenta que el cura forma parte del mundo de los adultos, y esa realidad siempre es una amenaza a la libertad del adolescente y del joven, toda autoridad es un crisol de exigencia y un desaf\u00edo para quien est\u00e1 en b\u00fasqueda de su identidad y de su lugar en el mundo.
    \nJunto a los t\u00f3picos y las demandas tradicionales, encontramos nuevos desaf\u00edos y nuevas demandas que los j\u00f3venes plantean al sacerdote, de un modo latente o de forma expl\u00edcita.
    \nEn primer lugar, la nueva configuraci\u00f3n psicol\u00f3gica y sociocultural de los j\u00f3venes y la nueva realidad familiar exige del sacerdote nuevas respuestas y quiz\u00e1 dibuja un nuevo perfil para el presb\u00edtero. \u00bfQu\u00e9 sacerdote anhela una juventud tan emotiva, corporalista, noct\u00e1mbula, individualista, \u201cfriki\u201d, apol\u00edtica, solidaria ocasionalmente y de escasos v\u00ednculos familiares? Algunos j\u00f3venes, sin duda, reclamar\u00e1n, aun sin saberlo, un sacerdote directivo, fuerte, clarificador ante su propia incertidumbre que les devuelva, quiz\u00e1, el padre que no han tenido o al que no han conocido psicol\u00f3gicamente. Otros j\u00f3venes le rechazar\u00e1n sin darle cancha, sin dejarle el derecho a existir o a opinar porque no acaban de aceptar su ausencia y no pueden entrar en relaciones de alteridad por su gran narcisismo. S\u00f3lo unos pocos, quiz\u00e1 los nuevos llamados generaci\u00f3n Einstein<\/em>, dejar\u00e1n entrar en su vida al presb\u00edtero si est\u00e1 debidamente preparado, si es muy coherente y si puede servirles de espejo o de ayuda, si es firme y optimista y s\u00f3lo si respeta su leg\u00edtimo protagonismo.
    \nEn segundo lugar, el individualismo dominante en la vida de los j\u00f3venes exige al sacerdote una capacidad de relaci\u00f3n mucho m\u00e1s personal que social. No se reclama un liderazgo p\u00fablico, sino una interlocuci\u00f3n personal, en ocasiones \u00fanicamente privada. No importa tanto cu\u00e1l es el rol social o eclesial del sacerdote, como su capacidad relacional personal, el t\u00fa a t\u00fa,\u00a0 por encima incluso del nosotros. La imagen de un sacerdote que deja hacer, que les permite que tomen la iniciativa y que se muestra respetuoso en exceso y poco intervencionista, no parece la m\u00e1s deseable para una generaci\u00f3n que quiere, por encima de otras cosas, que se les haga mucho caso.
    \nEn tercer lugar, la multiculturalidad y la sensibilidad europe\u00edsta marcan ya la vida de la Iglesia y de la sociedad y por eso, de modo natural los m\u00e1s j\u00f3venes reclaman del sacerdote una mentalidad global, cosmopolita y plural y unacualificaci\u00f3n de mayor tolerancia e integraci\u00f3n de otras razas, culturas y credos. Sin duda, se le exige un manejo mayor de idiomas y una fuerte sensibilidad ecum\u00e9nica e interreligiosa. El toque internacionalista del sacerdote es cada vez m\u00e1s apreciado. El ecumenismo vivido, verdadera novedad en la Iglesia espa\u00f1ola, es signo de este tiempo de cambios y movilidad.
    \nEn cuarto y \u00faltimo lugar, tambi\u00e9n las nuevas tecnolog\u00edas configuran el mundo real de los j\u00f3venes y de los adultos, y de ah\u00ed que se reclame del cura una habilidad y una presencia importante en este campo tanto como oportunidad como desaf\u00edo pastoral. \u00bfQu\u00e9 podr\u00eda hacer un sacerdote entre j\u00f3venes de la imagen y de la comunicaci\u00f3n ilimitada si no conoce y maneja Internet, correo electr\u00f3nico, Chat, MSN, si no mantiene abierto un blog, si no se entiende con los nuevos gustos y soportes musicales y digitales. Tecnolog\u00eda y mestizaje cultural vienen de la mano y desaf\u00edan y ayudar\u00e1n por igual al presb\u00edtero en su triple oficio.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. \u00bfQu\u00e9 pueden esperar del sacerdote los j\u00f3venes? \u00bfQu\u00e9 les puede ofrecer?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/strong>
      \nM\u00e1s all\u00e1 de las habilidades espirituales, sociales y tecnol\u00f3gicas que hemos descrito, los chavales esperan del sacerdote que les dedique su tiempo, que est\u00e9 con ellos sin reloj, sin horas, que sea accesible y est\u00e9 disponible. Quieren que les abra su persona y su ser. Especialmente la demanda fundamental es la de ser escuchados, como \u00fanica posibilidad para ser comprendidos. En definitiva, los j\u00f3venes esperan que les ame sin condiciones y que se les comprenda y se les quiera. El sacerdote, no obstante, no puede dejar de ser una\u00a0 referencia s\u00f3lida y coherente, por su saber, por su quehacer y sobre todo por su ser. Sin amor, no puede haber relaci\u00f3n, ni consejo, ni presencia, ni sacramentos, ni oraci\u00f3n, ni propuesta vocacional, ni acompa\u00f1amiento, ni testimonio.
      \nSon tres los servicios fundamentales que deber\u00eda ofrecer el presb\u00edtero en pastoral de juventud: el acompa\u00f1amiento personal<\/em> a los j\u00f3venes y a los animadores, la formaci\u00f3n de los animadores<\/em> con especial atenci\u00f3n a la iniciaci\u00f3n cristiana y la educaci\u00f3n en la fe y el servicio de comuni\u00f3n y coordinaci\u00f3n<\/em> con otras realidades comunitarias y eclesiales. Seg\u00fan afirma el Proyecto Marco, \u201cla figura del sacerdote que acompa\u00f1a nos debe recordar la imagen del Buen Pastor, la imagen de Cristo caminando con los disc\u00edpulos de Ema\u00fas, de su paciencia y comprensi\u00f3n en el proceso educativo con las personas\u201d[1]<\/a>.
      \nAntes del quehacer del presb\u00edtero, hay que cuidar el ser: la identidad sacerdotal vivida, cultivada y asumida como gracia de Dios es clave para ser sacerdote entre los j\u00f3venes. No vale un cura en crisis, dubitativo, con el freno echado, como sin ganas o sin una experiencia de Dios debidamente fresca. El trabajo directo y la necesidad de la comunicaci\u00f3n interpersonal exige del sacerdote que se d\u00e9 a si mismo con transparencia y con humildad. Soy lo que soy, y todo lo entrego. En este ministerio de riesgo, hace falta una persona hecha y derecha. Un ciego no puede guiar a otro ciego; una persona en formaci\u00f3n no puede descansar en sus procesos en un sacerdote en formaci\u00f3n. La distancia educativa que requiere cualquier labor pastoral exige al cura que trabaja con j\u00f3venes una cota mayor de madurez y de experiencia que la que tienen los muchachos. Unos a\u00f1itos m\u00e1s y una ponderaci\u00f3n m\u00e1s grande. El colega no es el mejor educador, quiz\u00e1 sea el mejor amigo, pero no el pastor y gu\u00eda.
      \n\u00bfQu\u00e9 es acompa\u00f1ar, como sacerdote, a los j\u00f3venes y a los animadores<\/em>? Es ante todo amarles, favorecer la escucha personal, la mirada atenta cuando un joven narra su vida y comunica sus \u00edntimos pesares. Acompa\u00f1ar es provocar elautoconocimiento, la confidencia de quien empieza a saberse persona \u00fanica y singular, buscador de Dios y la verdad. Acompa\u00f1ar es sentir la gravedad del ser en el otro, compadecer, forzar una salida. Ayudar a encarar la propia vida experimentando el amor que Jes\u00fas te tiene. Hacer camino con quien tiene miedo a caminar, con quien da sus primeros pasos y se siente sostenido, confiado y seguro porque la mano del hermano es certeza para descansar en el amor del Padre.
      \nSin duda, acompa\u00f1ar, para el sacerdote es la tarea esencial en la pastoral juvenil, que siempre es educativa y vocacional, por definici\u00f3n. Acompa\u00f1ar es proponer un itinerario de fe, en la di\u00e1spora de la existencia juvenil, en la c\u00e1rcel del presente, en la fragilidad de una vida que est\u00e1 por venir, en la confianza de la fuerza que lleva consigo cada vida que empieza. Acompa\u00f1a el cura que se atreve a hablar de Dios y con Dios en la conversaci\u00f3n personal, que propone con naturalidad y con franqueza experimentar la misericordia que se expresa sacramentalmente en la confesi\u00f3n, que invita a entrar en el misterio eucar\u00edstico, que dialoga sobre todos los temas, con respeto profundo y sin asustarse por nada, llamando a las cosas por su nombre. Acompa\u00f1ar a j\u00f3venes y educadores es iniciar en el h\u00e1bito de la oraci\u00f3n, servir de pa\u00f1o de l\u00e1grimas donde expresar los agobios, los complejos, los sue\u00f1os, las desdichas y las ambiciones. Acompa\u00f1ar, es hoy por hoy, primeramente acompa\u00f1ar afectos, para enfrentar las ideas m\u00e1s tarde y formular proyectos a\u00fan m\u00e1s adelante. Primero, relaci\u00f3n personal en la trama afectiva; despu\u00e9s confrontaci\u00f3n doctrinal y existencial, y,\u00a0por \u00faltimo, pasar a la acci\u00f3n transformadora. Probablemente, todo al rev\u00e9s de c\u00f3mo suced\u00eda la pastoral de juventud en los a\u00f1os setenta; en aquel momento, los j\u00f3venes deseaban abrirse paso, las ideas eran lo m\u00e1s importante, y el educador bastaba con que dejara hacer y con prudencia aconsejase.
      \n 
      \nEn el acompa\u00f1amiento personal, los adolescentes y j\u00f3venes son los primeros destinatarios de la acci\u00f3n del sacerdote en un t\u00fa a t\u00fa \u00fanico e insustituible, con todos y cada uno; pero son los animadores \u201cla verdadera joya de la corona\u201d de la labor de acompa\u00f1amiento del sacerdote. Los animadores, generalmente j\u00f3venes con un pie en la vida adulta, son destinatarios de los principales desvelos del sacerdote inmerso en la pastoral de juventud. El sacerdote anima a los animadores y los acompa\u00f1a, el animador propone un itinerario pastoral a los j\u00f3venes y adolescentes, y estos a su vez son testigos en su vida ordinaria y en sus ambientes con otros j\u00f3venes, como recomend\u00f3 el Concilio Vaticano II (Apostolicam<\/em> Actuositatem<\/em>, 12) y acaba de reiterar Benedicto XVI. El sacerdote sostiene principalmente a los animadores, que est\u00e1n en primera l\u00ednea, por edad y cercan\u00eda, y los chavales, sostenidos por sus educadores j\u00f3venes, est\u00e1n llamados a vivir la fe en su mundo y en su lugar propio.
      \nJunto a la identidad asumida y el acompa\u00f1amiento personal, la labor sacerdotal exige unas actitudes espirituales que podr\u00edan formularse as\u00ed: la esperanza creyente<\/em> del Peregrino, la\u00a0 libertad<\/em> del Profeta, la humildad<\/em> del Siervo,\u00a0 la autoridad<\/em> del Testigo y la paciencia<\/em> de quien ama hasta dar la vida como el Pastor bueno. El cura s\u00f3lo dar\u00e1 a los j\u00f3venes lo que viva personalmente. De ese modo, su palabra no ser\u00e1 palabrer\u00eda que sermonea sino provocaci\u00f3n que conducir\u00e1 misteriosamente al convencimiento y a la confianza. Porque vive la esperanza para el m\u00e1s ac\u00e1 y para el m\u00e1s all\u00e1, porque es libre y vive la libertad de todo podr\u00e1 servir la libertad para todos. Porque el sacerdote es humilde y vive la humildad que seduce y ya no pisa con estr\u00e9pito podr\u00e1 ofrecer y proponer con paciencia amorosa un proceso de crecimiento en la fe y se habr\u00e1 ganado la autoridad por el testimonio y no s\u00f3lo por el saber y la ciencia que le da un t\u00edtulo o una funci\u00f3n.
      \nJunto a estas actitudes el presb\u00edtero tambi\u00e9n necesita una formaci\u00f3n metodol\u00f3gica<\/em> particular. El sacerdote que trabaja con j\u00f3venes debe estar muy puesto al d\u00eda, con s\u00f3lida formaci\u00f3n teol\u00f3gica y b\u00edblica, espiritual, social y cultural, especialmente sensible a los nuevos lenguajes y nuevos m\u00e9todos de ser y de comunicar, audiovisual, t\u00e9cnico. Ante una juventud bien equipada intelectual y culturalmente, al sacerdote no le basta con su santidad personal, sino que debe asistirle sabidur\u00eda y conocimiento para acompa\u00f1ar a una juventud suficientemente preparada. A su vez, un cura debe estar formado en el trabajo en equipo y ser conocedor de las t\u00e9cnicas de conducci\u00f3n de grupos, maestro en la escucha y el di\u00e1logo interpersonal, experto en resoluci\u00f3n de conflictos, en la metodolog\u00eda de la revisi\u00f3n de vida y la lectura creyente. Un sacerdote que es acompa\u00f1ado en su propia vocaci\u00f3n de modo sistem\u00e1tico, forjado como perito en mirar la vida en toda su hondura y que otea el horizonte a medio plazo. Capaz de leer los signos de los tiempos y analizar cr\u00edticamente la realidad entresacando en toda circunstancia la presencia de Dios, incluso en aquello que anega la vida de los j\u00f3venes. El sacerdote no puede descuidar la preferencia evang\u00e9lica por los \u00faltimos y los pobres, porque en ellos est\u00e1 el coraz\u00f3n de Cristo y la credibilidad de su Iglesia.
      \nEl sacerdote es el v\u00ednculo natural de comuni\u00f3n eclesial\u00a0 de la comunidad cristiana y, particularmente, de los j\u00f3venes con la Iglesia. Comuni\u00f3n con otros grupos de la parroquia o de la zona pastoral, de otros movimientos o grupos, de continuidad con la di\u00f3cesis y con la Iglesia Universal. El grupo es una mediaci\u00f3n eclesial, pero es la sucesi\u00f3n apost\u00f3lica la que nos lleva plenamente a Jesucristo. Es el presb\u00edtero, con su ministerio propio, el que tiene encomendada esa tarea. Como act\u00faa en nombre del obispo confiere a su tarea el v\u00ednculo de unidad eclesial, en la presidencia de los sacramentos, en la autoridad de quien rige y ense\u00f1a.
      \n 
      \nLa comuni\u00f3n que se asume por \u00f3smosis es fruto de la experiencia de comuni\u00f3n previa que ha hecho el sacerdote en su propio coraz\u00f3n y en su devenir pastoral. Esta comuni\u00f3n se hace visible y operativa si el presb\u00edtero es cura con otros curas, si es sacerdote con otros sacerdotes en la plena comuni\u00f3n eclesial con el Obispo y el Papa. La comuni\u00f3n no es uniformidad, ni disciplina, sino amor que proporciona un vuelo de libertad en el amor a todos. La comuni\u00f3n no es sumisi\u00f3n; su registro no es la eficacia, sino la magnanimidad y el coraz\u00f3n universal. En tiempos de pluralidad \u2013dif\u00edcil en ocasiones- el cura es agente que ayuda o entorpece el reconocimiento de otros carismas y el ser reconocido en los propios; el que ense\u00f1a otros valores, sensibilidades y formas de encarnar el evangelio y el cristianismo. El sacerdote que vive la comuni\u00f3n la comunica con naturalidad y vincula al grupo peque\u00f1o con la gran Iglesia.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. \u00bfQu\u00e9 aporta el trabajo pastoral con j\u00f3venes al ministerio sacerdotal?<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \n\u00bfQu\u00e9 recibe un sacerdote que se emplea con los j\u00f3venes de su parroquia? \u00bfQu\u00e9 recibe el religioso o la religiosa que despu\u00e9s de machacarse con un mont\u00f3n de horas de clase en su colegio, a\u00fan tiene valor para ocuparse de la vida de los chicos en su acompa\u00f1amiento personal? \u00bfQu\u00e9 le aportan los adolescentes al joven animador?
        \nEn una palabra, los j\u00f3venes aportan una alegr\u00eda <\/em>que nadie nos puede quitar. La alegr\u00eda del Esp\u00edritu, la alegr\u00eda del Reino de Dios. Un cura, una religiosa, un animador no se mete en este berenjenal si no es por amor. De igual manera, el amor es el salario recibido y la alegr\u00eda su expresi\u00f3n m\u00e1s visible. Trabajar con j\u00f3venes te hace joven, pelear con adolescentes te mata y te recuerda que el que muri\u00f3 por amor, Jesucristo, quiere que mueras con \u00e9l por amor. La caridad pastoral es el alma de todo apostolado. Sin ella abandonar\u00edamos porque esta siembra es muy ingrata, fatigosa y poco reconocida. Sin nos falta el amor, no podremos seguir, pero el amor viene recrecido y probado.
        \nEl sacerdote tiene una oportunidad de oro, al trabajar con j\u00f3venes, deconocer de primera mano la experiencia humana <\/em>por su dedicaci\u00f3n al acompa\u00f1amiento. M\u00e1s all\u00e1 de lo que digan los libros, las encuestas y las teor\u00edas, el sacerdote conoce en cada joven, a la humanidad que empieza cada d\u00eda en millones de nuevas vidas. Es una ocasi\u00f3n \u00fanica para la actualizaci\u00f3n permanente, que le aguijonea en su formaci\u00f3n personal. \u00bfPor qu\u00e9 son as\u00ed? \u00bfQu\u00e9 les diferencia, que les asemeja a los j\u00f3venes de \u00e9pocas anteriores? Conocer y escuchar el alma de un joven es un privilegio que nos ayuda al conocimiento personal,<\/em> al encuentro misterioso con Dios. Cada Eucarist\u00eda, cada confesi\u00f3n, cada conversaci\u00f3n interminable nos pone de frente al misterio humano y la capacidad que cada criatura tiene de encontrarse con la misericordia de Dios y con su infinito amor. Estar con j\u00f3venes, como cura o como animador, es una catequesis permanente para no descuidar lo esencial.
        \nLa inmediatez de relaci\u00f3n que exige la pastoral con j\u00f3venes, la convivencia sin tapujos que trae consigo un campamento o una peregrinaci\u00f3n hace que estemos a la intemperie, tanto entre los j\u00f3venes como entre los animadores o ante otros sacerdotes, y que no podamos ocultar nuestra realidad m\u00e1s verdadera. Esta inmediatez f\u00edsica y social arranca del clero las m\u00e1scaras habituales y propone un modo de vida m\u00e1s aut\u00e9ntico.
        \nPor otra parte, ser cura con j\u00f3venes es ocasi\u00f3n para mantener bien joven la propia vocaci\u00f3n y el propio sacerdocio. Cuando un presb\u00edtero ofrece una propuesta vocacional sincera a un joven, cuando lo cuestiona y lo espolea est\u00e1 espoleando y cuestionando su propio seguimiento sacerdotal. Nadie invitar\u00eda al matrimonio si estuviera en fase de divorcio, si no le viera sentido a lo que est\u00e1 viviendo. Plantearle a un joven la posibilidad de la vida consagrada, del matrimonio o del sacerdocio s\u00f3lo es posible cuando a su vez el propio consagrado o sacerdote vive con alegr\u00eda su vocaci\u00f3n y est\u00e1 convencido y renueva gustoso su seguimiento.
        \nHasta la salud del pastor se beneficia del trabajo con j\u00f3venes. El ejercicio f\u00edsico, el contacto con la naturaleza, el deporte, la actividad incansable nos exige como educadores estar en forma. Y eso siempre es bueno para la salud integral. El enriquecimiento cultural y social del trabajo pastoral con j\u00f3venes al llevar consigo todas las dimensiones de la persona, enriquece y desgasta\u00a0 a un tiempo todos los registros del evangelizador, y a su vez los estimula.
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        1. Propuestas para tiempos de intemperie<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nResulta dif\u00edcil encontrar vocaciones para el trabajo con j\u00f3venes, y una vez halladas hay que cuidarlas porque el abandono y la deserci\u00f3n en este terreno pastoral es grande. Unos dicen que cuando te haces mayor no debes seguir; otros que los j\u00f3venes cambian muy r\u00e1pidamente y no est\u00e1s al d\u00eda, y que no los comprendes. Otros que no saben lo que hacer, porque parece que no se ven frutos. La mayor\u00eda acusan cansancio porque el proceso es largo y complejo. El caso real es que no hay muchos j\u00f3venes en la Iglesia, pero a\u00fan hay menos agentes de pastoral y sacerdotes que se ocupen de ellos. Bastar\u00eda hacer cuentas de cu\u00e1ntos catequistas de ni\u00f1os y de j\u00f3venes hay en activo y comparar las cifras. Bastar\u00eda comparar los agentes-animadores sociales, para enfermos, para liturgia y contar los que se dedican a los adolescentes y j\u00f3venes. Pocas di\u00f3cesis han liberado clero a tiempo completo para esta tarea.
          \nEntrar de lleno en esta atenci\u00f3n pastoral requiere para el sacerdote o el consagrado algunas atenciones preferentes que ayudar\u00e1n a prevenir el cansancio y la deserci\u00f3n. Con toda humildad ofrecemos ocho pistas que ayudar\u00edan al cuidado personal y al sostenimiento integral del clero que se ocupa de este sector pastoral.
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