{"id":7907,"date":"2008-09-01T00:00:59","date_gmt":"2008-08-31T22:00:59","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7907"},"modified":"2008-09-01T00:00:59","modified_gmt":"2008-08-31T22:00:59","slug":"el-voluntariado-encuentro-entre-fe-y-ciudadania","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-voluntariado-encuentro-entre-fe-y-ciudadania\/","title":{"rendered":"El voluntariado, encuentro entre fe y ciudadan\u00eda"},"content":{"rendered":"
Luis Aranguren es Director de Publicaciones de PPC.<\/strong> A Salvador Pellicer, in memoriam<\/em><\/p>\n <\/u> <\/u> LUIS ARANGUREN GONZALO<\/p>\n Luis Aranguren es Director de Publicaciones de PPC. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO De una manera concreta, el art\u00edculo propone el voluntariado como lugar de encuentro entre ciudadan\u00eda y fe, intentando mostrar sus conexiones con la dimensi\u00f3n social de la persona, especialmente en lo que se refiere a ser generador de ciudadan\u00eda activa y a la consolidaci\u00f3n […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1245,425,94],"tags":[],"class_list":["post-7907","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-380","category-luis-aranguren-gonzalo","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7907","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7907"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7907\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7907"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7907"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7907"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDe una manera concreta, el art\u00edculo propone el voluntariado como lugar de encuentro entre ciudadan\u00eda y fe, intentando mostrar sus conexiones con la dimensi\u00f3n social de la persona, especialmente en lo que se refiere a ser generador de ciudadan\u00eda activa y a la consolidaci\u00f3n del compromiso cristiano. Para ello, establece un sistema de relaciones entre voluntariado, ciudadan\u00eda y praxis cristiana, y entre ciudadan\u00eda y vivencia cristiana desde el compromiso voluntario.
\n <\/em><\/p>\n
\nUno de los fen\u00f3menos sociales que m\u00e1s inter\u00e9s ha despertado durante los \u00faltimos a\u00f1os ha sido el voluntariado, esto es, la decisi\u00f3n de no pocas personas por entregar parte de su tiempo y de su vida en beneficio de otros, de una manera organizada y en contextos no siempre f\u00e1ciles; antes bien, el voluntariado transita en lugares donde la exclusi\u00f3n social y el desamparo callejean a sus anchas, encontr\u00e1ndose cada persona voluntaria cara a cara con el rostro del dolor, de la soledad y de la injusticia.
\nPara algunos el voluntariado es un anticuerpo que el propio sistema econ\u00f3mico genera para paliar sus desajustes, mientras que para otros es la expresi\u00f3n de que a\u00fan existen \u00e1ngeles de la guarda que aparecen como por arte de magia. En mi opini\u00f3n, ninguna de las dos apreciaciones se ajusta a la realidad, una realidad ciertamente compleja sujeta a una variedad de formas y de modelos notable.
\nLo que intentamos mostrar en el presente estudio son las conexiones que tiene el voluntariado con la dimensi\u00f3n social de cada persona; especialmente en lo que se refiere a ser generador de ciudadan\u00eda activa y en la consolidaci\u00f3n de un compromiso cristiano efectivo. Si logramos situar el voluntariado para los j\u00f3venes cristianos, o en proceso de b\u00fasqueda, en estos dos \u00e1mbitos (ciudadan\u00eda y compromiso cristiano) habremos conseguido romper ciertas barreras y desencuentros favoreciendo la presencia cristiana que expresa signos del Reino, en el seno de una sociedad plural y secularizada. En ese sentido, el voluntariado puede ser un magn\u00edfico lugar de encuentro entre ciudadan\u00eda y fe.
\nPara ello vamos a mostrar en primer lugar las conexiones entre voluntariado y ciudadan\u00eda; a continuaci\u00f3n abordaremos la vinculaci\u00f3n entre voluntariado y praxis creyente para en tercer lugar abordar la relaci\u00f3n entre ciudadan\u00eda y vivencia cristiana desde el compromiso voluntario.
\n <\/p>\n\n
\nDurante los \u00faltimos a\u00f1os se insiste en la llamada a la construcci\u00f3n de una ciudadan\u00eda activa: desde el \u00e1mbito educativo hasta el de la acci\u00f3n social pasando -c\u00f3mo no- por todas las esferas de la pol\u00edtica. Sabemos que las palabras a fuerza de repetirlas terminan por cansar, pero quiz\u00e1 si partimos de datos de nuestra realidad cotidiana podemos entendernos mejor.
\n
\n– En un pueblo grande andaluz los vecinos se echan a la calle porque en su barrio se est\u00e1 construyendo un centro de D\u00eda para enfermos mentales y eso puede ser peligroso para la seguridad de las familias del barrio.
\n– La nueva cumbre pol\u00edtica sobre alimentaci\u00f3n en los pa\u00edses m\u00e1s pobres de la Tierra vuelve a ser un fracaso con declaraciones de intenciones y ausencia de acuerdos.
\n– Centros escolares del centro de Madrid cuentan con m\u00e1s del 80 % de alumnado proveniente de pa\u00edses del Sur.
\n
\nSe trata de tres datos que hablan sin embargo de una realidad com\u00fan: los mensajes alarmantes que muestran el miedo y la sospecha instalada frente a los que son diferentes, al tiempo que en el plano de los grandes \u00e1mbitos de decisi\u00f3n se adopta la t\u00e1ctica del avestruz, tap\u00e1ndose los ojos y permaneciendo ciegos ante la escalada de miseria de nuestro planeta. En todos estos casos nos encontramos en una situaci\u00f3n de minor\u00eda de edad respecto a lo que sea ciudadan\u00eda.
\n
\n1.1. La ciudad habitable<\/strong>
\n
\nEn efecto, la ciudad no es un lugar f\u00edsico, es una construcci\u00f3n moral en la cual habitan los ciudadanos y se esfuerzan para que sea un lugar habitable. La persona, en su versi\u00f3n social se constituye en ciudadana y en ese tr\u00e1nsito intenta apropiarse de aquellas posibilidades que conducen a vivir bien juntos, y por tanto el punto de mira no radica en el bienestar personal sino en la buena salud social de la colectividad.
\nPues bien, el voluntariado es un agente contracultural ante el actual estado de sociedad sin ciudadan\u00eda activa. Antes que alguien que hace una tarea encomiable durante unas horas a la semana con un colectivo determinado (inmigrantes, infancia, enfermos, personas sin hogar, etc.) la persona voluntaria a trav\u00e9s de la organizaci\u00f3n con la que colabora es un agente de sensibilizaci\u00f3n de que las cosas pueden ser de otro modo. El voluntario interioriza el dolor y la soledad del otro y le conduce a vislumbrar un \u201cjuntos\u201d en el que quepamos todos. Esta es la fuerza social del voluntariado: la de ser capaz de aglutinar voluntades para construir un proyecto colectivo desde un nosotros<\/em> inclusivo, donde la diversidad, con ser un dato de la realidad fomente la creaci\u00f3n de espacios comunes de encuentro.
\nComo agente de sensibilizaci\u00f3n el voluntariado pone la primera piedra de construcci\u00f3n de una ciudadan\u00eda donde personas y colectivos diferentes nos podamos mirar con confianza a los ojos. Desde este punto de vista, la pregunta que campea por nuestras calles y plazas poniendo la visita en el horizonte pr\u00f3ximo es \u00bfpodremos vivir juntos?<\/em> La ciudadan\u00eda no genera problemas te\u00f3ricos ni conceptuales; no se trata de pelearnos por este o aquel modelo de ciudadan\u00eda, como si fuera algo que pertenece a un orden ontol\u00f3gico. M\u00e1s que ser, la ciudadan\u00eda nos conduce a modos de estar en la realidad. Es m\u00e1s bien una urgencia pr\u00e1ctica que nos pregunta sobre la posibilidad de una convivencia real en un mismo territorio.[1]<\/a> Y en ese dilema pr\u00e1ctico el voluntariado acude desde su modesta praxis, que sabe de trenzar redes, provocar encuentros, facilitar relaciones y crear campos de juego donde interact\u00faen gentes y organizaciones diversas. Desde ese trabajo cotidiano el voluntariado construye ciudadan\u00eda y realiza un proyecto de sociedad inclusivo.
\nDicho de otro modo: hoy la ciudadan\u00eda se juega en la posibilidad de vivir juntos en un mismo espacio, en una misma ciudad. La polis no es la ciudad solo sino la ciudad habitada y habitable, y en ese sentido la ciudadan\u00eda abre la puerta a nuevos modos de vivir unos y otros, modos de convivencia pac\u00edfica.
\n
\n1.2. Identidades en juego<\/strong>
\n <\/em>
\nEn ese espacio com\u00fan los diferentes voluntariados parten de identidades particulares que hunden sus ra\u00edces en experiencias religiosas, unos; en horizontes ecologistas, otros; en ideales ilustrados, algunos; y as\u00ed hasta un amplio abanico de agrupaciones que cuentan con identidades propias bien marcadas. Pero la construcci\u00f3n de la ciudadan\u00eda activa no significa guerra de identidades; al contrario, es la puerta de acceso a un \u201cpoder trabajar juntos\u201d bajo el paraguas de una misma actitud y praxis: lo que acad\u00e9micamente se denomina \u00e9tica c\u00edvica, es decir, aquel conjunto de valores humanizadores en el que estamos de acuerdo unos y otros, con independencia de nuestros credos fontanales. Dicho de otra manera, cada credo fontanal, cada identidad particular ilumina y facilita la expresi\u00f3n de valores compartidos. \u00bfPodremos vivir juntos? Solo es afirmativa la respuesta cuando seamos capaces de articular proyectos compartidos en esta sociedad plural, donde la dignidad de la persona sea valor central respetado y defendido, la responsabilidad aflore como servicio y sentido de anticipaci\u00f3n, donde la justicia social sea la expresi\u00f3n de la defensa de los \u00faltimos y m\u00e1s desprotegidos, exigiendo a los poderes p\u00fablicos se hagan cargo igualmente de sus responsabilidades y obligaciones en relaci\u00f3n con la protecci\u00f3n de los derechos de todos.
\nLa ciudadan\u00eda que construye el voluntariado, por tanto, nos aporta el regalo de la creaci\u00f3n en la pr\u00e1ctica de identidades realmente cosmopolitas, m\u00e1s all\u00e1 de la noci\u00f3n de Estado, de naci\u00f3n, de patria o de pertenencia religiosa. La identidad cosmopolita comparte un nosotros inclusivo que se sostiene desde valores universales y que trascienden al territorio concreto[2]<\/a>. Porque la territorialidad no es, sin m\u00e1s, una necesidad humana; es una disposici\u00f3n adquirida y transformable en el \u00e1mbito de cada cultura. Y el territorio en tantas ocasiones es s\u00edmbolo de arma arrojadiza frente al extra\u00f1o: un artefacto al servicio del poder y del control. De ah\u00ed que el voluntariado se enfrente a una tarea ardua donde debe desmitificar el pronombre \u201cnosotros\u201d utilizado bajo la forma exclusivamente posesiva y excluyente y poner empe\u00f1o en crear \u2013junto con otros movimientos, asociaciones y colectivos igualmente cosmopolitas- las bases c\u00edvicas de una nueva morada: el territorio habitado desde la capacidad de adaptaci\u00f3n a una nueva vida en com\u00fan donde todos quedamos recolocados.
\n
\n1.3. Escuela de ciudadan\u00eda<\/strong>
\n <\/em>
\nDe esa manera el voluntariado se constituye en una escuela de ciudadan\u00eda, en la que cada persona voluntaria aprende el ejercicio de ser ciudadana no tanto porque hace cosas, dedica unas horas m\u00e1s o menos sino porque est\u00e1 ejerciendo con conciencia y responsabilidad su derecho a participar en la mejora de su comunidad. Las horas de voluntariado para cada persona concreta son un tiempo significativo y de aprendizaje vital. En la acci\u00f3n concreta la persona voluntaria aprende actitudes, valores y pautas de actuaci\u00f3n que salen de la esfera de sus horas de voluntariado para abrirse a otros espacios de participaci\u00f3n ciudadana, para analizar m\u00e1s cr\u00edticamente la realidad, para saborear y degustar esa misma realidad sin que venza el pesimismo, para tener opini\u00f3n en relaci\u00f3n con otros asuntos de la vida social, econ\u00f3mica y pol\u00edtica. Ah\u00ed se est\u00e1n gestando ciudadanos. Ah\u00ed se est\u00e1 gestando una nueva sociedad en la conciencia de que \u201ccada sociedad produce a lo largo de la historia un sistema de creencias, valores, instituciones, obras, costumbres que pretenden resolver los problemas planteados por la relaci\u00f3n con el entorno f\u00edsico o social\u201d[3]<\/a>. As\u00ed, el voluntariado intenta modestamente organizar todo un modo de convivencia entre sus semejantes.
\n <\/p>\n\n
\nEn tiempos donde la condici\u00f3n de creyente se mide fundamentalmente en t\u00e9rminos de ortodoxia, bueno es que el voluntariado sea expresi\u00f3n de una correcta ortopraxis cristiana.
\nUna dimensi\u00f3n esencial de la fe cristiana es la del servicio y compromiso hacia los dem\u00e1s, hacia los otros, que son el rostro de Dios en el aqu\u00ed y el ahora que vivimos. La fe cristiana se expresa haci\u00e9ndose historia; tambi\u00e9n existen otras expresiones de tipo celebrativo y kerigm\u00e1tico, pero esa versi\u00f3n hacia la diacon\u00eda entre los m\u00e1s desfavorecidos es una dimensi\u00f3n que no podemos olvidar.
\nCiertamente en la praxis pastoral entre los j\u00f3venes no prima actualmente el ardor hacia el compromiso social. De hecho, cuando no exist\u00eda la palabra voluntariado muchas personas (al menos de mi generaci\u00f3n) nos encontramos de bruces con el misterio de la fe cristiana comenzando nuestra andadura en campos de trabajo, alfabetizando en barrios marginales, acudiendo a los llamados \u201casilos\u201d de ancianos, haciendo de la calle un campo de juego fruct\u00edfero para descubrir y avivar la fe. Entonces interiorizamos con fuerza que creer es comprometerse. Y no se nos escapa que en esa direcci\u00f3n muchos compa\u00f1eros de camino se quedaron en la cuneta de la decepci\u00f3n, el cansancio o el escaso cuidado que se tuvo con ellos.
\nY sin embargo, algunas de las exageraciones del pasado no pueden dar la espalda a la exigencia de que el evangelio se ha de saber vivir tambi\u00e9n a la intemperie trabajando y actualizando aquellos signos del Reino que le visibilizan y le hacen cre\u00edble en nuestro mundo. Paz, justicia, amor, solidaridad y compasi\u00f3n son tambi\u00e9n formas de nombrar a Dios hoy en este cambio de \u00e9poca en el que nos encontramos. Y en ese sentido para no pocos creyentes de todas las edades el voluntariado est\u00e1 siendo una experiencia real de que la fe sin obras es una fe muerta.
\nAl fin y al cabo la persona voluntaria que es cristiana no forma parte de ning\u00fan colectivo organizado llamado \u201cvoluntariado cristiano\u201d, puesto que lo cristiano no califica a ning\u00fan sustantivo. Y en modo alguno el voluntariado es lo sustancial; en todo caso lo sustantivo es ser cristiano, y la dimensi\u00f3n de compromiso de fe ciertos cristianos la expresan a trav\u00e9s del voluntariado.
\n
\n2.1. Hacer lo que hizo Jes\u00fas<\/strong>
\n
\n\u00bfY qu\u00e9 es lo espec\u00edfico del creyente voluntario? Tratar de hacer y vivir lo que hizo y vivi\u00f3 Jes\u00fas. Para ello adopta las actitudes, la mirada y la capacidad de contemplaci\u00f3n de la realidad que desarroll\u00f3 el mismo Jes\u00fas.
\n
\n\u201cNo componen una masa an\u00f3nima. Tienen rostro, aunque casi siempre est\u00e9 sucio y aparezca demacrado por la desnutrici\u00f3n y la miseria extrema. De ellos, muchos son mujeres; hay tambi\u00e9n ni\u00f1os hu\u00e9rfanos que viven a la sombra de alguna familia. La mayor\u00eda son vagabundos sin techo. No saben lo que es comer carne ni pan de trigo; se contentan con hacerse con alg\u00fan mendrugo de pan negro de cebada o robar unas cebollas, unos higos o alg\u00fan racimo de uvas. Se cubren con lo que pueden y casi siempre caminan descalzos. Es f\u00e1cil reconocerlos. Entre ellos hay mendigos que van de pueblo en pueblo y ciegos o tullidos que piden limosna junto a los caminos o a la entrada de las aldeas. Hay tambi\u00e9n esclavos fugitivos de amos demasiado crueles, y campesinos escapados de sus acreedores. Entre las mujeres hay viudas que no han podido casarse de nuevo, esposas est\u00e9riles repudiadas por sus maridos y no pocas prostitutas obligadas a ganarse el pan para sus hijos. Dentro de ese mundo de miseria, las mujeres son sin duda las m\u00e1s vulnerables e indefensas: pobres y, adem\u00e1s, mujeres.<\/em>
\nRasgos comunes caracterizan a este sector oprimido. Todos ellos son v\u00edctimas de los abusos y atropellos de quienes tienen poder, dinero y tierras. Despose\u00eddos de todo, viven en una situaci\u00f3n de miseria de la que ya no podr\u00e1n escapar. No pueden defenderse de los poderosos. En realidad no interesan a nadie. Son el \u00abmaterial sobrante del Imperio\u00bb. Vidas sin futuro\u201d<\/em>[4]<\/a>.
\n
\nEsta es la magn\u00edfica descripci\u00f3n que realiza Jos\u00e9 Antonio Pagola de la sociedad en la que vivi\u00f3 Jes\u00fas. Descripci\u00f3n que en general, por desgracia, se asemeja a la sociedad globalizada y dividida de nuestro tiempo. El voluntariado intenta mirar con la mirada compasiva de Jes\u00fas hacia los \u00faltimos de nuestro mundo. El voluntariado, desde esa mirada compasiva, cree y se adentra en la pr\u00e1ctica de los signos del Reino, entendiendo que es una buena noticia en especial para los que sufren y son expulsados del banquete de la sociedad del bienestar. El voluntariado, aprendiendo de Jes\u00fas, cree que a Dios solo se le puede acoger construyendo un mundo que tenga como primera meta la dignidad de los \u00faltimos. El voluntariado, confiado en la buena praxis de Jes\u00fas, se adentra en la experiencia de sanaci\u00f3n de los orillados en los m\u00e1rgenes y personas envueltas en redes de malestar a todos los niveles, para ofrecerles el calor del encuentro rehabilitador y sanador.
\n
\n2.2. Son cosas concretas<\/strong>
\n
\nEl voluntariado, insistimos, no hace m\u00e1s que intentar actualizar en cada momento de su acci\u00f3n solidaria, aquella imagen de Jes\u00fas que narr\u00f3 a trav\u00e9s de la par\u00e1bola del Juicio Final (Mt, 25, 31-46) El criterio que marca Dios para discernir a los benditos de los malditos, a los seguidores de la causa del Reino de los habladores de la causa del Reino es precisamente un criterio de orden eminentemente pr\u00e1ctico: unos han reaccionado con compasi\u00f3n ante los necesitados mientras que los otros han vivido indiferentes a su sufrimiento. Y esa compasi\u00f3n se expresa en m\u00faltiples gestos concretos. Como indica Pagola, al explicar este texto de Mateo:
\n
\n\u201cEl rey habla de seis situaciones de necesidad, b\u00e1sicas y fundamentales. No son casos irreales, sino situaciones que todos conocen y que se dan en todos los pueblos de todos los tiempos. En todas partes hay hambrientos y sedientos; hay inmigrantes y desnudos; enfermos y encarcelados. No se dicen en el relato grandes palabras. No se habla de justicia y solidaridad, sino de comida, de ropa, de algo de beber, de un techo para resguardarse. No se habla tampoco de \u00abamor\u00bb, sino de cosas tan concretas como \u00abdar\u00bb, \u00abacoger\u00bb, \u00abvisitar\u00bb, \u00abacudir\u00bb. Lo decisivo no es un amor te\u00f3rico, sino la compasi\u00f3n que ayuda al necesitado\u201d<\/em>[5]<\/a>
\n
\nAl voluntario de a pie estas cosas no le suenan raras ni le sit\u00faan en un posible fuera de juego; al contrario, es su campo juego, ah\u00ed donde se siente a gusto y en casa. Y no es algo que ha conquistado por vanidad o deseo de poder sino porque en esa praxis han reconocido un nuevo y liberador modo de relaci\u00f3n con Dios. La persona voluntaria que desde su fe se adentra en las entra\u00f1as de la solidaridad con los m\u00e1s desfavorecidos entiende que el camino que le conduce a Dios no pasa primordialmente por la religi\u00f3n entendida como culto o confesi\u00f3n de fe sino por la compasi\u00f3n hacia los hermanos m\u00e1s peque\u00f1os. Precisamente esa es la gran revoluci\u00f3n religiosa llevada a cabo por Jes\u00fas: situar el seguimiento hacia su persona, su mensaje y su propuesta de felicidad en una v\u00eda de acceso distinta al de los cauces tradicionales marcados por la ley y el culto, la v\u00eda de la compasi\u00f3n hacia el necesitado: y esta es la apuesta sincera de los cristianos voluntarios.
\nAl mismo tiempo el voluntariado realiza este tipo de acci\u00f3n desde la absoluta conciencia de gratuidad, que no es aquella de la que hablan las leyes del voluntariado. En \u00e9stas, la gratuidad consiste en no recibir dinero a cambio de la acci\u00f3n voluntaria y que tampoco esa actividad reporte gastos para los voluntarios. En el caso del creyente voluntario, la gratuidad descansa en la convicci\u00f3n y la experiencia de que es Dios mismo el que ha salido al encuentro del voluntario coloc\u00e1ndole en el camino de los pr\u00f3jimos heridos y ca\u00eddos y ante los cuales la don-acci\u00f3n es un trayecto de ida y vuelta, donde la tarea gratuita de la persona voluntaria retorna a ella en forma de regalo de un encuentro inolvidable, una experiencia que marca, una mirada que siempre quedar\u00e1 impresa en la memoria, una aventura colectiva de lo que est\u00e1 por venir. El voluntario da, se da; y al tiempo es consciente de recibir gratis mucho. Y en su \u00e1nimo tantas veces pesa el hecho de que recibe mucho m\u00e1s de lo que da. Es el juego de la gratuidad cristiana.
\n <\/p>\n\n
\nEscribe Pedro Casald\u00e1liga. \u201cPiensa tambi\u00e9n con los pies sobre el camino cansado por tantos pies caminantes\u201d. La reflexi\u00f3n sobre ciudadan\u00eda y cristianismo y m\u00e1s en contextos educativos y pastorales se nutre de un pensamiento anclado en la acci\u00f3n concreta. Ese pensamiento en acci\u00f3n propicia que los cristianos no nos sintamos portadores de ninguna soluci\u00f3n en exclusiva para los problemas de nuestro mundo. Y por eso entendemos la ciudadan\u00eda como una construcci\u00f3n moral que cuenta con muchos y variados agentes que constituyen un sujeto plural y mestizo.
\nAhora bien, hemos de considerar la realidad de un voluntariado que entre cristianos y en instituciones cristianas, levanta en ocasiones alguna sospecha. De nuevo el problema de las identidades se refleja en este caso al hablar de un voluntariado cat\u00f3lico. Veamos algunos casos.
\nEn primer lugar hemos de considerar a los cristianos que, en tanto que tales, expresan parte de su compromiso a trav\u00e9s de un voluntariado social, en una organizaci\u00f3n de la Iglesia o en cualquier otra organizaci\u00f3n. Y en esta cuesti\u00f3n no hay ning\u00fan problema, a no ser el de sobredimensionar el voluntariado como el n\u00facleo duro de la fe. El voluntariado expresa parte del compromiso cristiano, pero en ning\u00fan caso lo agota. El colectivo del voluntariado no es una alternativa a la fraternidad de los creyentes; han de ser dos estructuras complementarias y dinamizadoras de experiencias de crecimiento personal y de transformaci\u00f3n social.
\nEn segundo lugar, nos encontramos con voluntarios que, confes\u00e1ndose no creyentes, realizan su voluntariado en organizaciones sociales de la Iglesia. En este caso, y desde mi punto de vista, nos encontramos ante una novedad hist\u00f3rica, una riqueza y una oportunidad de enriquecimiento rec\u00edproco. Si bien es cierto que el voluntariado puede convertirse en parte del discipulado del cristiano, no todo voluntario tiene por qu\u00e9 ser disc\u00edpulo de Jes\u00fas. En un mismo proyecto de trabajo con chavales de la calle o con personas mayores tienen igual espacio los que acuden desde motivaciones expl\u00edcitas de fe (porque son cristianos) y quienes lo hacen desde un humanismo o altruismo que no atiende a presupuestos religiosos. Lo \u00fanico que es l\u00f3gico pedir al voluntario no creyente en una organizaci\u00f3n cristiana es que acepte y respete los principios y fundamentos de esa organizaci\u00f3n, de la Iglesia, en definitiva. Y eso, en la pr\u00e1ctica cotidiana, se da con enorme normalidad y cordialidad.
\nEsta variedad de situaciones hemos de saber vivirlas institucionalmente con la misma normalidad que la viven las personas voluntarias. A d\u00eda de hoy el voluntariado es un lugar de encuentro privilegiado entre creyentes y no creyentes en el \u00e1mbito de instituciones cat\u00f3licas; quiz\u00e1, por desgracia, sea el \u00fanico lugar de encuentro. Por otra parte, el voluntariado es el reflejo de la misma realidad social en la que vivimos, donde la pluralidad y la diversidad constituyen dos datos emergentes de esa misma realidad.
\n <\/p>\n\n
\nSin lugar a dudas el voluntariado asoma como una posibilidad y una apuesta pastoral de primer orden en el campo de no pocas organizaciones de Iglesia. Los mismos j\u00f3venes dicen de s\u00ed mismos que se sienten m\u00e1s felices si viven de forma comprometida en el seno de su sociedad.[6]<\/a> Y este dato hay que saber canalizarlo.
\nNo puede utilizarse el voluntariado como alternativa de convocatoria pastoral sin m\u00e1s, en un momento de fuerte retroceso de la presencia de los j\u00f3venes en la Iglesia, en t\u00e9rminos comparativos con d\u00e9cadas recientes. Si esto fuera as\u00ed, estar\u00edamos haciendo un flaco favor tanto al voluntariado en cuanto personas ubicadas en una determinada acci\u00f3n, como a las comunidades cristianas y a los catecumenados.
\nUn itinerario educativo del y para el voluntariado, incluso en una organizaci\u00f3n cat\u00f3lica, no es un itinerario catequ\u00e9tico; \u00e9ste, por definici\u00f3n, parte de la fe inicial del catec\u00fameno, y plantea un proceso donde se inicie al convertido en la vida cristiana, en el proyecto de Jes\u00fas de Nazaret asumido como Se\u00f1or de la Vida, de manera que se favorezca la incorporaci\u00f3n plena del catec\u00fameno en la comunidad cristiana. En cambio, el itinerario formativo que se inicia con la persona voluntaria parte de un punto inicial diferente: parte de la persona, sin m\u00e1s; de sus motivaciones iniciales, sean las que fueren, de sus expectativas, y trata de integrar, como horizonte de llegada, ese voluntariado que expresa valores como solidaridad y lucha por la justicia. Si en ese recorrido la persona no creyente se ve tocada por el don de la fe y lo expresa, habr\u00e1 que invitarla a la comunidad cristiana, y a los procesos educativos y catequ\u00e9ticos que tengan establecidos en cada caso.
\nPor otro lado, la construcci\u00f3n de una ciudadan\u00eda activa no deja de ser un elemento movilizador y apremiante igualmente para la comunidad cristiana. Cabr\u00eda decir que en tanto que apuesta por la convivencia entre diferentes y defensa de los derechos de todos, especialmente de los m\u00e1s vulnerables, la ciudadan\u00eda se convierte en un signo de nuestro tiempo, un signo que habla de la buena nueva del Reino que se hace presente y se construye con ladrillos de todo tipo, siempre que humanicen las relaciones, los espacios y el paisaje. En este caso la ciudadan\u00eda es una conquista hist\u00f3rica de una sociedad secularizada que en nada se opone a la confesionalidad de la fe, sino que la complementa.
\nEn definitiva el voluntariado configura con otros agentes hist\u00f3ricos (movimientos sociales de solidaridad, pacifistas, ecologistas) todo un entramado global que busca hacer m\u00e1s habitable y humano nuestro mundo; por ah\u00ed camina la senda de la ciudadan\u00eda.
\nPara finalizar tomamos la descripci\u00f3n del buen ciudadano que propone Jos\u00e9 Antonio Marina.
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\n\u201cBuen ciudadano es el que sabe convivir bien, el que ayuda a crear una sociedad que aumente el bienestar de cada individuo, ampl\u00ede sus posibilidades vitales y defienda su dignidad (\u2026) Se siente autor de un Gran Proyecto \u00e9tico, para colaborar en el cual debe fomentar las grandes virtudes de la inteligencia social: la sociabilidad, la compasi\u00f3n, la lucidez cr\u00edtica, el respeto, la valent\u00eda, la capacidad de disfrutar de lo bueno y de indignarse contra lo malo<\/em>\u201d[7]<\/a>.
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\nEn este sentido la persona voluntaria es un miembro activo de la sociedad: como uno m\u00e1s se sensibiliza y trata de sensibilizar a otros en la l\u00ednea de que es mejor cooperar que rivalizar, tratar de arreglar los conflictos dialogando antes que peleando, mantener relaciones abiertas y cordiales en lugar de cerrarse en la burbuja del peque\u00f1o mundo de cada casa particular. Antes que nada el voluntario es ciudadano, es vecino y por eso su ciudadan\u00eda no viene dise\u00f1ada desde su acci\u00f3n voluntaria sino que es una muestra de su saber vivir con otros. Para esta actuaci\u00f3n no se necesita una vinculaci\u00f3n a un voluntariado determinado; no es cuesti\u00f3n de horas ni de colaboraci\u00f3n con unos u otros colectivos desfavorecidos. En este caso la ciudadan\u00eda es expresi\u00f3n de una cierta mentalidad y se asemeja a un chip que nos conduce a convivir, m\u00e1s que a competir o a sobrevivir.
\nAhora bien, el buen ciudadano que adem\u00e1s colabora como voluntario en una acci\u00f3n concreta, se adentra en los bajos fondos de la ciudadan\u00eda activa, all\u00ed donde nacen otras formas de convivencia. Siguiendo con la descripci\u00f3n de Marina, en esta profundizaci\u00f3n de la identidad del buen ciudadano, \u00e9ste se define ante todo como el se afana por crear; es un creador, que es mucho m\u00e1s que ser imaginativo. \u201cCrear es hacer que algo valioso que no exist\u00eda, exista. La realidad est\u00e1 ante nosotros en estado bruto, esperando a que descubramos en ella las mejores posibilidades\u201d[8]<\/a>. Esa es la fuerza del voluntariado; all\u00ed donde solo hab\u00eda un local inerme el voluntariado lo ha convertido en lugar de encuentro de gente sin esperanza que vive en la calle; all\u00ed donde los enfermos ven pasar sus horas muertas el voluntariado emerge como mano tendida y sanadora; all\u00ed donde la indignaci\u00f3n ciudadana sembraba la sospecha frente a una casa de acogida a inmigrantes el voluntariado ha demostrado que el movimiento de la convivencia y la creencia en el otro se demuestra andando y colaborando en esa casa haci\u00e9ndola habitable. Si existe una patria en el mundo del voluntariado esa es laposibilidad,<\/em> entendida como el movimiento de convertir una idea, un deseo, un proyecto en una realidad tangible, modesta y al tiempo significativa.
\nPor \u00faltimo, el buen ciudadano no es un h\u00e9roe ni un santo; es uno m\u00e1s que trata de ser feliz, que discurre para llegar a fin de mes, que quiere disfrutar de la vida, que le gusta salir con los amigos, que tiene necesidad de de sentirse querido al tiempo que trata de querer. No hemos de perder de vista que la ciudadan\u00eda como horizonte de transformaci\u00f3n que se ajusta a un nuevo orden de convivencia se asienta en la acci\u00f3n de personas reales con necesidades reales. Y a este estado de cosas el voluntariado actual se ha enfrentado con toda naturalidad; es decir, ha dicho claramente: \u201ca m\u00ed el voluntariado me hace m\u00e1s feliz\u201d. Ciertamente hay que huir del voluntariado terap\u00e9utico y del acomodaticio a una especie de moda del voluntariado por la autorrealizaci\u00f3n personal.
\nPero tambi\u00e9n es verdad que es preciso vincular de manera natural y responsable la felicidad personal con la justicia social (o felicidad p\u00fablica, como la denomina Marina), de modo que \u201cbuen ciudadano es el que se esfuerza en realizar su proyecto de felicidad colaborando al mismo tiempo a la felicidad p\u00fablica. Es el poeta de la acci\u00f3n\u201d[9]<\/a> Y este poema se est\u00e1 escribiendo desde muchos lugares, con muchas manos, desde distintas posiciones: creyentes y no creyentes comparten esta enorme y apasionante tarea: habitar la ciudad de todos.<\/p>\n
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\n[1]<\/a> Sobre los diferentes modos de realizaci\u00f3n de la ciudadan\u00eda puede verse el magn\u00edfico trabajo colectivo: AGUILAR, T., y CABALLERO, A. (coords.) Campos de juego de la ciudadan\u00eda<\/em>, <\/em>El Viejo Topo, 2003.
\n[2]<\/a> Sobre el concepto y consecuencias pr\u00e1cticas de la identidad cosmopolita puede verse BILBENY, N., La identidad cosmopolita<\/em>, Kair\u00f3s, Barcelona, 2007.
\n[3]<\/a> MARINA, J.A., Aprender a convivir<\/em>, Ariel, Barcelona, 2006, 19.
\n[4]<\/a> PAGOLA, J.A., Jes\u00fas. Aproximaci\u00f3n hist\u00f3rica<\/em>, PPC, Madrid, 2007, 181-182.
\n[5]<\/a> IBI., o.c., 192-193.
\n[6]<\/a> ELZO, J., Los j\u00f3ven<\/em>es y la felicidad<\/em>, PPC, Madrid, 2006.
\n[7]<\/a> MARINA, J.A., Aprender a convivir<\/em>, o.c., 191
\n[8]<\/a> IBID.
\n[9]<\/a> IBID.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"