{"id":7937,"date":"2008-06-01T00:00:33","date_gmt":"2008-05-31T22:00:33","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=7937"},"modified":"2008-06-01T00:00:33","modified_gmt":"2008-05-31T22:00:33","slug":"construir-la-resiliencia-en-la-practica-educativa","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/construir-la-resiliencia-en-la-practica-educativa\/","title":{"rendered":"Construir la resiliencia en la pr\u00e1ctica educativa"},"content":{"rendered":"
\u00a0<\/em> Convertirse en personas significativas, capaces de ser fuente real de apoyo social para los otros, pasa por actuaciones como: ser accesibles, estar atentos a las se\u00f1ales que nos env\u00edan, dedicar tiempos y espacios a escuchar, no tener prisa, cuidar tanto el proceso como el resultado, no dar las cosas por supuestas, pensar antes de hablar, hacer esfuerzos sinceros por entender antes de juzgar (o, mejor, simplemente, no juzgar)… y, quiz\u00e1s, ahorrarnos muchos de los excelentes discursos que en ocasiones nos preparamos con la honesta intenci\u00f3n de ayudar. El trabajo coordinado con entidades p\u00fablicas o privadas del entorno tiene dos efectos generadores de apoyo social: contribuye a fortalecer el tejido social en el que los ni\u00f1os, adolescentes, j\u00f3venes o personas mayores se desenvuelven (ya que aunamos criterios conectando a personas que forman parte de ese tejido o que intervienen en distintos puntos de \u00e9l); y humaniza, pone rostro, a los distintos interlocutores sociales por los que, probablemente, tengan que ir pasando nuestros destinatarios (y es bien distinto, por ejemplo,\u00a0 decir a una persona \u201cvete a hablar con el trabajador social del centro de salud\u201d que decirle \u201chabla con Pedro, el trabajador social del centro de salud, y dile que vas de mi parte\u201d). El trabajo coordinado entre los educadores, adem\u00e1s de todas las ventajas que conlleva desde el punto de vista de la calidad en la intervenci\u00f3n, genera en los educandos un gratificante efecto de seguridad (fruto de la coherencia en los criterios educativos) y ofrece un modelo de relaciones humanas en el que las personas, m\u00e1s all\u00e1 de las diferencias de cualquier tipo, pueden entenderse y apoyarse mutuamente, que invita a confiar en la gente y facilita la relaci\u00f3n de ayuda. Se trata de crear espacios que faciliten el encuentro y en los que haya l\u00edmites y normas claras. <\/strong>M\u00e1s all\u00e1 de la actividad que \u00a0se desarrolle en ellos, los seres humanos necesitamos espacios de los que apropiarnos, en los que sentirnos protagonistas, a los que pertenecer. Por diversas razones, en ocasiones, la casa, el barrio, la ciudad, no cumplen esa funci\u00f3n y pierden ese potencial de espacios de encuentro donde sentirnos seguros y queridos. Evidentemente, el significado del espacio tiene que ver con las relaciones que en \u00e9l se crean. Y las relaciones aut\u00e9nticas (las que no acaban con la jornada laboral) precisan de espacios no dise\u00f1ados exclusivamente por y para la relaci\u00f3n con los profesionales, que faciliten el contacto entre iguales, pero con la libertad que dan a las relaciones las normas claras y conocidas por todos, donde primen el juego libre y el encuentro espont\u00e1neo, con la presencia facilitadora de los educadores. Los procesos educativos que ponemos en marcha necesitan, tambi\u00e9n, propuestas organizadas, talleres dirigidos o actividades programadas por los educadores. Adem\u00e1s de ser bueno metodol\u00f3gicamente (porque aprovecha la diversidad como riqueza y genera un clima facilitador del aprendizaje), el grupo peque\u00f1o estable permite convertir esos espacios estructurados en espacios de encuentro, generadores de apoyo social. Nuestra acci\u00f3n educadora se sit\u00faa en la periferia del apoyo social que necesitan nuestros destinatarios. Sin menospreciar nuestro papel en el entramado de la red social que los acoge, es evidente que nunca podremos (ni deberemos) aspirar a suplir a las principales fuentes de apoyo social: la familia y los amigos m\u00e1s cercanos. Incluso en el caso de familias muy desestructuradas, siempre que quede una brizna de calor familiar que rescatar, potenciar o coordinar con nuestra acci\u00f3n educativa, y est\u00e9 en nuestras manos hacerlo, hemos de trabajar en esa direcci\u00f3n. El trabajo individual o colectivo con la familia es una exigencia ineludible en el trabajo social y educativo, especialmente en el caso de los menores. El objetivo \u00faltimo de este reconocimiento y valoraci\u00f3n ha de ser que ellos o ellas lleguen al convencimiento realista acerca de sus potencialidades. No basta con que nos vean como tipos bondadosos cargados de visiones positivas sobre ellos<\/em>. Es importante hacerlo de manera que se atribuyan la responsabilidad de sus aspectos positivos. Esto pasa por proponerles metas que partan de lo que pueden conseguir, favoreciendo que se sientan competentes, exigidos y potenciados, ajustando los criterios de valoraci\u00f3n a sus puntos de partida, no a puntos de llegada est\u00e1ndar. En este proceso es fundamental el uso adecuado de lenguaje. Nuestras preguntas y nuestras reelaboraciones de sus respuestas pueden ayudar enormemente en la construcci\u00f3n de una visi\u00f3n positiva y realista de sus posibilidades. En ocasiones, los padres o madres aprenden a valorar a sus hijos en funci\u00f3n de las valoraciones que de ellos reciben desde fuera.\u00a0 Nosotros podemos convertirnos en instrumentos para cambiar la valoraci\u00f3n de un familiar-problema<\/em> por un familiar-con dificultades y posibilidades<\/em>, y potenciar la visi\u00f3n de las posibilidades y la valoraci\u00f3n positiva por parte de la familia. Tambi\u00e9n podemos ayudar a que los ni\u00f1os, j\u00f3venes o adultos con los que trabajamos se valoren a s\u00ed mismos valorando a sus familias, ayud\u00e1ndoles a ver los aspectos positivos de las mismas o incorporando a \u00e9stas a nuestras actividades como elementos positivos. En la vida cotidiana existen un mont\u00f3n de oportunidades para hacer ejercicio de derechos y responsabilidades. Esto pasa por aceptar que el objetivo de la autonom\u00eda es tan importante que podemos \u201ccorrer el riesgo\u201d de que, en ocasiones, \u201cfracasen\u201d. Si les damos todo hecho o les decimos siempre c\u00f3mo lo han de hacer, decidiendo por ellos, quiz\u00e1s conseguiremos comportamientos m\u00e1s \u201ccorrectos\u201d, pero no facilitaremos el aprendizaje de la autonom\u00eda.\u00a0 Se trata de valorar qu\u00e9 riesgos estamos dispuestos a correr en beneficio de ese aprendizaje, sabiendo que, algunas veces, tendremos que decidir nosotros y poner l\u00edmites, pero que, otras, tendremos que fiarnos de ellos (y de la vida), facilitar, ayudar a valorar… pero no decidir en su lugar. Criticar es dar propuestas de cambio. Si lo hacemos adecuadamente estamos enviando el mensaje de que nos disgusta alg\u00fan comportamiento concreto, pero confiamos en sus posibilidades de mejora. Hacerlo adecuadamente implica ser capaces de entender los motivos que les llevan a incumplir una norma o a actuar inadecuadamente, darles argumentos para cambiar (huyendo del \u201cporque s\u00ed\u201d o \u201cporque lo digo yo y punto\u201d) y agradecer sus esfuerzos de cambio. Estas estrategias tienen que ver, por una parte, con ofrecer modelos adultos asertivos, capaces de afrontar situaciones de manera adecuada (el ejemplo anterior relativo a la manera de criticar es especialmente significativo). La formaci\u00f3n en competencia social de padres, madres y educadores lo facilita. Por otra parte, tambi\u00e9n podemos poner en marcha programas espec\u00edficos de \u00a0formaci\u00f3n en competencia social para las personas destinatarias de nuestra tarea educativa. Un educador amargado, pesimista, hipersensible, poco convencido de su val\u00eda, tendr\u00e1 dificultades para ayudar a los otros a conseguir lo que \u00e9l no tiene.\u00a0 Hemos de facilitar como equipo (a trav\u00e9s de la formaci\u00f3n, del trabajo y del descanso en equipo, de la reflexi\u00f3n sobre el propio estilo de vida, etc..) la presencia entre los educandos de educadores con un autoconcepto positivo, capaces de manejar adecuadamente sus emociones, que se atreven, se equivocan y rectifican, que se cuidan, que tienen una vida sana, que se ponen y se sienten guapos…. capaces de analizar causas, valorar ventajas e inconvenientes, ejercitar la comprensi\u00f3n de puntos de vista ajenos, demostrar que entienden\u00a0 perspectivas que no comparten, proyectar, criticar (dando pistas para cambiar) y recibir cr\u00edticas\u2026 El potencial educativo de los modelos de referencia es, obviamente, especialmente significativo cuando hablamos de competencias intra e interpersonales. Como dice el pedagogo italiano Ricardo Tonelli \u201ceducar es narrar historias que merezcan la pena ser vividas\u201d<\/em>.\u00a0 Y podemos hacerlo de dos maneras: ayudando a los destinatarios de nuestra labor social o educativa a releer su propia historia como una historia que, con todas sus dificultades, merece la pena ser vivida, y, tambi\u00e9n, ofreci\u00e9ndoles el trozo de nuestra historia que compartimos con ellos como una historia que para nosotros tiene sentido. Esto se traduce en actuaciones como: tener (nosotros, los educadores) espacios personales y compartidos para pensar y reelaborar nuestro proyecto de vida, tener aficiones, dedicaciones o actividades que llenen de sentido nuestra vida m\u00e1s all\u00e1 del trabajo educativo,\u00a0 compartir con otros las motivaciones que nos llevan a dedicarnos voluntaria o profesionalmente a la educaci\u00f3n, o cuidar detalles, gestos o comentarios que nos muestren como personas que disfrutan viviendo la vida y comparti\u00e9ndola con otros. Educar en determinados valores conlleva hacer una opci\u00f3n expl\u00edcita por los mismos y buscar las estrategias educativas adecuadas en cada caso. La educaci\u00f3n para la paz y la justicia, la educaci\u00f3n para la salud, la educaci\u00f3n no sexista (por citar ejemplos relevantes)… tienen tras de s\u00ed colectivos dedicados a ello, publicaciones o experiencias de las que podemos aprender y a partir de las cuales podemos hacer nuestras propias aportaciones, sabiendo que optar por un valor supone dar coherencia, en funci\u00f3n de ese valor, a nuestra acci\u00f3n educativa, pero tambi\u00e9n a la manera en que definimos nuestras prioridades,\u00a0 nos organizamos y gastamos el dinero. De hecho, la riqueza nace del contraste con otras vidas y de la lectura de la propia a partir de ese contraste. En un caso, el contacto con personas con historias de vida similares a las propias nos pone ante el espejo y facilita la reflexi\u00f3n sobre el sentido de la propia existencia. El contacto con personas en situaciones diferentes nos abre la mente y nos sit\u00faa ante otras posibilidades. En ambos caso, lo importante es encontrarse con personas que, en la situaci\u00f3n que les ha tocado vivir (parecida o no a la nuestra) han sido capaces de vivir con sentido y conseguir que ese encuentro favorezca la reflexi\u00f3n\u00a0 sobre uno mismo. A ello contribuye el favorecer experiencias, permitirles probar, hacerles preguntas (m\u00e1s que darles respuestas) y, cuando vayan encontrando actividades que conectan con sus intereses y favorecen su crecimiento (nos apasionen o no a nosotros), facilitar su desarrollo. Vivimos en la sociedad de la informaci\u00f3n y hemos de aprovecharlo. En cualquier sala de nuestros centros podemos abrir una ventana al mundo. Salud, trabajo, amistad, cooperaci\u00f3n internacional, juego, cultura, fe…. y, sobre todo, montones de historias de vida esperan a ser conocidas y a entender que el mundo no se agota en la realidad (dif\u00edcil muchas veces) del propio barrio, de la propia familia, de la propia historia. Hoy, como siempre, las personas con las que trabajamos necesitan compartir ideas, sentimientos, experiencias, con la gente de su edad y tambi\u00e9n con profesionales o voluntarios sensatos capaces de escuchar.\u00a0 Las actividades en grupo para hablar de los amigos, la familia o el amor y las entrevistas para ayudar a revisar la propia vida son propuestas imprescindibles. Para el ser humano, hablar de proyecto de vida<\/em> es hablar de\u00a0 proyecto de vida en com\u00fan<\/em>. Ense\u00f1ar a vivir es ense\u00f1ar a vivir en un lugar concreto, con unas personas concretas. La lengua, la m\u00fasica, las costumbres, la historia… todas las se\u00f1as de identidad de un barrio, de un pueblo, de una ciudad, de un pa\u00eds, de una etnia… pueden tambi\u00e9n convertirse en ingredientes de las propias se\u00f1as de identidad y ayudar a dar sentido a la vida. Los educadores pueden contribuir a que todo ello, que en muchas ocasiones es utilizado como fuente de conflicto y segregaci\u00f3n, se convierta en fuente de sentido. La mayor\u00eda de los problemas que pueden producir angustia o malestar en las personas con las que trabajamos, tienen soluci\u00f3n. Es importante, por una parte, demostrar que somos capaces de entender los sentimientos negativos que est\u00e1n viviendo, pero, por otra, ayudar a reinterpretar la situaci\u00f3n incluso hasta re\u00edrse de ella. No siempre es adecuado, pero usar la exageraci\u00f3n es un buen recurso para producir ese efecto. Cuando lo hacemos en un clima de confianza, ri\u00e9ndonos con la persona y no de la persona y asegur\u00e1ndonos de que el problema o la situaci\u00f3n no revisten realmente una gravedad que los haga insuperables, la exageraci\u00f3n puede ser una buena puerta para dar paso al sentido del humor. La visi\u00f3n positiva o negativa de la realidad es, en muchas ocasiones, cuesti\u00f3n de \u00f3ptica. Entrenar nuestra perspectiva positiva, sin falsear la realidad, puede ayudar enormemente a afrontar las dificultades o los conflictos, vivi\u00e9ndolas como retos u oportunidades. Expresar directamente los sentimientos positivos (sin eludirlos o darlos por supuestos) o expresar adecuadamente los negativos (en primera persona y sin juicios sobre los otros) son estrategias que tambi\u00e9n\u00a0 ayudan. Admitir nuestros errores o despistes y re\u00edrnos de ellos (asumiendo, eso s\u00ed, la responsabilidad en las consecuencias de los mismos), lejos de rebajar nuestra autoridad, nos convierte en personas honestas, capaces de valorar con cordura la realidad, con la conciencia de que la imperfecci\u00f3n forma parte de la condici\u00f3n humana. Todo ello, con el contrapunto l\u00f3gico del esfuerzo por hacer las cosas bien, nos acerca a los educandos y les ofrece un modelo de persona que se esfuerza en mejorar pero que acepta sus l\u00edmites de forma natural, aprovech\u00e1ndolos para aprender (si es el caso) o, simplemente, para re\u00edrse y seguir adelante. El cine, la m\u00fasica, la literatura, los juegos, los chistes…. Hay muchos elementos en nuestra cultura que pueden ser puestos al servicio del desarrollo espec\u00edfico del sentido del humor. Organizar la \u201csemana del humor\u201d o introducir de manera sistem\u00e1tica actividades cuyo objetivo expl\u00edcito sea ense\u00f1ar a tomarse la vida con humor, es tambi\u00e9n una buena f\u00f3rmula para ayudar a desarrollar esta capacidad.\u00a0 Uno de los aspectos importantes en este tipo de actividades es ense\u00f1ar a distinguir, dentro de esos elementos culturales, los que realmente invitan a re\u00edrse con<\/em> los otros de los que sirven para re\u00edrse de<\/em> los otros y son un instrumento cultural de segregaci\u00f3n o fomento del prejuicio (no es lo mismo que un colectivo de gitanos organice un certamen de chistes sobre gitanos que esta misma actividad est\u00e9 organizada por un colectivo de payos). La sonrisa es una carta de presentaci\u00f3n que invita la relaci\u00f3n positiva. Con la sonrisa inicial decimos cosas como \u201cde entrada, me caes bien\u201d o \u201cestoy predispuesto para disfrutar contigo\u201d. No se trata de provocar artificialmente algo que ha de ser espont\u00e1neo, como el bienestar o la alegr\u00eda, sino de incorporar, en nuestro repertorio gestual, maneras adecuadas de expresar esas emociones positivas. Adem\u00e1s, est\u00e1 demostrado que la sonrisa no s\u00f3lo traduce gestualmente la alegr\u00eda, sino que su uso intencionado o accidental incrementa la posibilidad de sentirse alegre y favorece que los otros lo est\u00e9n. Evidentemente la sonrisa ha de tener sentido, ser sincera y ser utilizada siempre desde la empat\u00eda (sonre\u00edr en momentos de profunda tristeza del otro o de m\u00e1xima preocupaci\u00f3n pierde, con mucha probabilidad, su sentido). Esto requiere la aceptaci\u00f3n incondicional de entrada y actuaciones como: no forzar la participaci\u00f3n no deseada, animar a hacerlo sin reprochar o caricaturizar los errores, no juzgar hasta escuchar todas las propuestas, intentar demostrar que entendemos argumentos y posturas diferentes a la nuestra, utilizar el nombre propio, agradecer la participaci\u00f3n, valorar los esfuerzos o explicar las razones por las que estamos aqu\u00ed. Dar rienda suelta a la dimensi\u00f3n l\u00fadica de la vida, al encuentro gratificante y gratuito m\u00e1s all\u00e1 de las dificultades, nos hace m\u00e1s humanos y nos ayuda a relativizar las situaciones dif\u00edciles de la vida. El baile, la m\u00fasica, el color, los disfraces, la pintura, facilita la expresi\u00f3n de nuestras emociones y la creaci\u00f3n de ambientes no marcados por los resultados o la competitividad. Nuestra presencia en esos momentos ofrece tambi\u00e9n un modelo de persona capaz de disfrutar con los otros, de re\u00edrse, de expresarse… elementos importantes a la hora de vivir con plenitud la vida y de tener herramientas para seguir haci\u00e9ndolo incluso en los momentos duros (en los que no podamos, sepamos o queramos bailar ni re\u00edrnos). PACO L\u00d3PEZ JIM\u00c9NEZ<\/p>\n Estrategias y actuaciones para educadores Paco L\u00f3pez es Director de las Escuelas de Trabajo Social y Educaci\u00f3n Social\u00a0 Pere Tarr\u00e9s. Universidad Ram\u00f3n Llull. \u00a0\u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO De manera pr\u00e1ctica y sugerente recoge y justifica este art\u00edculo algunas de las estrategias y actuaciones\u00a0 que muchos educadores, en el \u00e1mbito escolar, social y de tiempo […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1234,94,1235],"tags":[],"class_list":["post-7937","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-377","category-mision-joven-2","category-paco-lopez-jimenez"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7937","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=7937"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/7937\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=7937"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=7937"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=7937"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nPaco L\u00f3pez es Director de las Escuelas de Trabajo Social y Educaci\u00f3n Social\u00a0 Pere Tarr\u00e9s. Universidad Ram\u00f3n Llull.<\/strong>
\n\u00a0\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDe manera pr\u00e1ctica y sugerente recoge y justifica este art\u00edculo algunas de las estrategias y actuaciones\u00a0 que muchos educadores, en el \u00e1mbito escolar, social y de tiempo libre, est\u00e1n realizando en sus proyectos educativos y que son verdaderas aplicaciones del sentido de la resiliencia. Las agrupa en torno a tres ejes\u00a0 fundamentales: potenciar el apoyo social, potenciar la autoestima y las competencias personales, potenciar la capacidad de dar sentido a la vida, potenciar el optimismo y el sentido del humor. El autor ha participado y orientado numerosos encuentros formativos sobre la resiliencia; el art\u00edculo es fruto de ellos.
\n\u00a0<\/strong>
\nComo en todos los \u00e1mbitos del conocimiento, tambi\u00e9n en las ciencias sociales y educativas aparece, de cuando en cuando, alg\u00fan concepto que ilumina y ayuda a repensar teor\u00edas y pr\u00e1cticas. Uno de esos conceptos que, en los \u00faltimos a\u00f1os, ha supuesto un reenfoque de la tarea educativa, especialmente en situaciones de desventaja o exclusi\u00f3n social, es el de la resiliencia.
\nFrente a multitud de investigaciones para analizar situaciones amenazantes o\u00a0 influencias negativas, que centraban los esfuerzos cl\u00e1sicos de los expertos en esta cuesti\u00f3n, algunos investigadores han ido poniendo el \u00e9nfasis en la evidencia de que existen personas que, en medio de condiciones muy adversas, afrontan con \u00e9xito sus dificultades y rompen con las expectativas de fracaso que se cern\u00edan sobre ellas.
\nFruto de estas \u00faltimas investigaciones, nuestra mirada sobre los educadores y educadoras tambi\u00e9n va evolucionando para verlos, cada vez m\u00e1s, no ya como expertos en factores de riesgo, sino como especialistas en factores de protecci\u00f3n y en resiliencia, entendida como la capacidad del ser humano para resistir, sin hundirse, las circunstancias adversas de la vida y salir adelante.
\nAdem\u00e1s, la buena noticia de la resiliencia es que no es una capacidad innata o asociada a un concepto de personalidad est\u00e1tico. Al contrario, los factores protectores se pueden potenciar, educar, desarrollar y trabajar con la persona y con su entorno.
\nMi intenci\u00f3n, en las p\u00e1ginas siguientes, es recoger y justificar brevemente algunas de las estrategias o actuaciones que educadores con diferentes encargos, profesionales o voluntarios, del mundo escolar, de la educaci\u00f3n social o del tiempo libre, ya est\u00e1n poniendo en pr\u00e1ctica en sus proyectos educativos y que son aplicaciones coherentes de lo que hoy sabemos sobre la resiliencia.
\nMe gustar\u00eda que este listado de buenas pr\u00e1cticas educativas constructoras de resiliencia<\/em> se lea como un listado inacabado y de autor\u00eda colectiva. Mi papel ha sido solamente agrupar y dar coherencia conceptual a las actuaciones compartidas por los m\u00e1s de 250 educadores que, entre el a\u00f1o 1997 y el 2007, han participado en diversos encuentros formativos y de intercambio de experiencias \u00a0sobre la resiliencia en diferentes puntos de la geograf\u00eda espa\u00f1ola. En esos encuentros se ha puesto claramente de manifiesto que la resiliencia se est\u00e1 convirtiendo en un instrumento potente que:
\n– ayuda a integrar conceptos psicopedag\u00f3gicos ya sabidos (aunque no siempre aplicados) poni\u00e9ndolos al servicio de un enfoque educativo esperanzador,
\n– pone de manifiesto la vigencia de algunas de las intuiciones pedag\u00f3gicas\u00a0 que han inspirado la acci\u00f3n social y educativa de entidades del tercer sector social, muchas de ellas de inspiraci\u00f3n cristiana, dedicadas a la cooperaci\u00f3n, el voluntariado o la intervenci\u00f3n con colectivos vulnerables,
\n– desvela la necesidad de actualizar esas intuiciones carism\u00e1ticas<\/em> a partir de los descubrimientos de las ciencias sociales y educativas.
\nUna parte importante de esos encuentros formativos se ha dedicado a identificar las actuaciones educativas que pueden ayudar a los ni\u00f1os, j\u00f3venes o adultos con los que trabajamos a crecer m\u00e1s resilientes, m\u00e1s capaces de afrontar la vida con sus circunstancias; en definitiva, m\u00e1s sanos y felices.
\nHe agrupado estas propuestas haciendo referencia a algunos de los factores que configuran la resiliencia. Insisto en que este es un documento abierto que puede ser le\u00eddo como un sencillo repaso de estrategias educativas ya conocidas, pero puestas, esta vez, al servicio del desarrollo de esa capacidad de salir adelante en las adversidades. Esta es la gran virtud de la resiliencia: s\u00f3lo un ligero cambio de mirada<\/strong>, como el navegante que gira s\u00f3lo un mil\u00edmetro el tim\u00f3n de su nave al salir del puerto. Inicialmente el cambio es sutil, imperceptible, pero suficiente para cambiar el rumbo y para que el puerto de destino final est\u00e9, quiz\u00e1s, a miles de kil\u00f3metros del previsto inicialmente.
\n\u00a0<\/u><\/strong><\/p>\n\n
\n\u201cSe buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Fr\u00edo extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de \u00e9xito\u201d,<\/em> escribi\u00f3 Ernest Shackleton en 1914, en un anuncio de prensa para reclutar voluntarios para una expedici\u00f3n a la\u00a0 Ant\u00e1rtica.
\nQuiz\u00e1s Shackleton no ser\u00eda considerado hoy un genio del marketing, pero, en su anuncio, apel\u00f3 magistralmente a la motivaci\u00f3n interna conectada con la motivaci\u00f3n social. Ambas son, probablemente, las fuentes de motivaci\u00f3n m\u00e1s potentes para guiar el comportamiento humano.
\nDe hecho, aunque lo que hoy conocemos como motivaci\u00f3n de logro<\/em> -que nos impulsa a actuar por la simple satisfacci\u00f3n de hacer las cosas bien- est\u00e1 anclada en nuestra autoconciencia, es un tipo de fuerza interior que se construye en relaci\u00f3n permanente con la necesidad de aprobaci\u00f3n o reconocimiento social. Dicho de otra manera, los motivos que nos mantienen vivos tienen que ver directamente con el cari\u00f1o, la confianza o el apoyo que recibimos de las personas significativas que nos rodean.
\nEl poder \u201csanador\u201d del apoyo social en situaciones adversas de la vida est\u00e1 ampliamente demostrado en la investigaci\u00f3n de la psicolog\u00eda social o la medicina aplicadas. \u00a0Antes de plantearnos actuaciones concretas que lo potencien, necesitamos algunas convicciones de partida, sin las cuales esas actuaciones carecer\u00edan de sentido.
\nLa primera de esas convicciones es la confianza plena en las posibilidades de todo ser humano para crecer y mejorar<\/strong>. Cuando nos acercamos, con ganas de ayudar, a otras personas, especialmente si estas viven situaciones de desventaja o dificultad, hemos de analizar con rigor las circunstancias sociales, econ\u00f3micas, pol\u00edticas o personales que generan esas situaciones (y comprometernos como educadores y como ciudadanos para cambiarlas). Pero no podemos quedarnos ah\u00ed, concibi\u00e9ndolos como \u201cv\u00edctimas del sistema y pobres seres humanos sin alternativas\u201d<\/em>. S\u00f3lo podremos ayudar de verdad si creemos en ellos y en sus posibilidades (sujetas a esas circunstancias, pero existentes). Ser fuente de apoyo social y hacerles ver que son personas dignas de ser amadas, necesita de esa certeza previa.
\nLa segunda convicci\u00f3n tiene que ver con la opci\u00f3n descarada por estrategias integradoras y de no exclusi\u00f3n<\/strong>. La intervenci\u00f3n con colectivos en situaci\u00f3n de riesgo implica, en ocasiones, espacios de trabajo espec\u00edfico, pero estos pueden convertirse en un callej\u00f3n sin salida si institucionalizamos la segregaci\u00f3n como mecanismo de ayuda. Es especialmente importante el trabajo integrador en la escuela y en centros de intervenci\u00f3n social \u201cnormalizados\u201d (centros juveniles, centros c\u00edvicos, etc…), con la firme convicci\u00f3n de que esa opci\u00f3n no es una renuncia caritativa respecto a los m\u00e1s favorecidos, sino un beneficio enorme para todos. Educar para la convivencia satisfactoria en una sociedad diversa (en la que nadie se sienta al margen) implica hacerlo en espacios donde esa diversidad sea un instrumento de enriquecimiento mutuo.
\nAlguna de las buenas pr\u00e1cticas educativas constructoras de apoyo social que podemos resaltar son:
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\nComo resume a la perfecci\u00f3n Don Bosco: no basta amar, han de sentirse amados<\/em>. <\/em>No basta con preocuparse por el bienestar de los otros, con tenerlos presentes en nuestras opciones personales o profesionales o con elegirlos como destinatarios de nuestro trabajo. Es necesario que se sientan queridos, elegidos y dignos de respeto. Si alguien no se cree digno de ser amado, de poco servir\u00e1 todo el apoyo social \u201cpotencial\u201d ofrecido por las personas dispuestas a protegerlo y cuidarlo.
\nAdem\u00e1s, la autoestima es el puente necesario entre el hecho de ser amado\u00a0 y la capacidad de amar, porque, como he se\u00f1alado antes, la experiencia de querer y ayudar a los otros, pasa por la convicci\u00f3n de que todo ser humano es digno de ello, empezando por uno mismo.
\nAutoestima y competencias personales (especialmente las habilidades vinculadas a la interacci\u00f3n con los otros) son dos factores constructores de resiliencia que, en la pr\u00e1ctica educativa, se pueden potenciar con algunas de las siguientes estrategias o actuaciones:
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\nEn uno de los cap\u00edtulos de la novela Seda, <\/em>de Alessandro Baricco, recientemente llevada al cine (no la cito por su valor literario o cinematogr\u00e1fico, en el que no entrar\u00e9), uno de los personajes decide marchar del pueblo en el que hab\u00eda trabajado una parte importante de su vida. Mientras espera, en una solitaria estaci\u00f3n, la llegada del tren, con la compa\u00f1\u00eda silenciosa de un amigo, le comenta: \u00abUna vez conoc\u00ed a un hombre que construyo una v\u00eda recta. No recuerdo por qu\u00e9. Las razones se olvidan\u201d.<\/em> En el contexto de esa historia, la frase resuena a la incertidumbre de la vida y la imprevisibilidad del futuro, que pocas veces discurre en l\u00ednea recta. Tambi\u00e9n nos habla de que el sentido de la vida se presenta, a los ojos de los dem\u00e1s, a trav\u00e9s de nuestros actos, no de los motivos que los impulsaron.
\nEs posible que, incluso ante nuestros propios ojos, al final queden los actos y no sus razones, pero sin \u00e9stas, nada habr\u00eda ocurrido de igual forma. La fortaleza para encontrar sentido al sinsentido del sufrimiento humano es una constante en la literatura sobre la resiliencia y, probablemente, una de las razones de su desarrollo en comunidades cient\u00edficas pr\u00f3ximas al humanismo cristiano o la defensa de los derechos humanos en diversas partes del mundo.
\nRepasemos algunas estrategias y actuaciones constructoras del sentido de la vida o de la capacidad de dar sentido a las experiencias que vamos viviendo (que no es lo mismo, pero est\u00e1n \u00edntimamente ligadas):
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\nEl sentido del humor es la expresi\u00f3n m\u00e1s sutil de la capacidad de dar sentido a las experiencias vitales porque presupone la lucidez para distinguir entre lo fundamental y lo accesorio y la valent\u00eda de relativizar esto \u00faltimo. Frente a la iron\u00eda agresiva, que es la versi\u00f3n perversa de esa lucidez, manifestada en la actitud soberbia y arrogante del que utiliza lo que los otros consideran importante para re\u00edrse y herirlos, el sentido del humor es un factor constructor de energ\u00eda vital ante las dificultades.
\nQuiz\u00e1s, de entre todos los factores protectores, es el m\u00e1s descuidado en planes, programas y actuaciones educativas. Sin embargo, existen buenas pr\u00e1cticas que conviene poner de relieve y potenciar:
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\nHasta aqu\u00ed algunas de las propuestas m\u00e1s relevantes de esta d\u00e9cada de intercambios entre educadores y educadoras bajo el prisma de la resiliencia en las que he tenido el privilegio de participar. Acabo recordando que es un ejercicio inacabado que convida a ser completado, revisado y cuestionado. S\u00f3lo existen dos premisas: hacerlo desde el rigor que el desarrollo de las ciencias educativas y sociales nos exigen y hacerlo desde la confianza en las posibilidades del ser humano que la mirada de la resiliencia alimenta.
\nSartre dec\u00eda que la mala fe consiste en afirmar que las cosas no pueden ser de manera diferente. <\/em>Si alg\u00fan d\u00eda nos empe\u00f1amos en la b\u00fasqueda de un ant\u00f3nimo para esta palabra extra\u00f1a que nos ayuda a afrontar los riesgos de la existencia, seguro que la mala fe<\/em> estar\u00e1 en la lista de ant\u00f3nimos de la resiliencia.<\/p>\n
\nBibliograf\u00eda<\/strong>
\nArrieta, L. y Moresco, M. (1992): Educar desde el conflicto. Chicos que molestan.<\/em> CCS. Madrid.
\nBrook, R. y Goldstein, S. (2004): El poder de la resiliencia: c\u00f3mo lograr el equilibrio, la seguridad y la fuerza interior necesarias para vivir en paz.<\/em> Paid\u00f3s. Barcelona.
\nCyrulnik, B., Manciaux, M. y otros (2004) El realismo de la esperanza<\/em>. Gedisa. Barcelona.
\nL\u00f3pez, P. (1998): \u201cLas habilidades sociales del educador: un recurso clave en la relaci\u00f3n de ayuda\u201d. Revista de educaci\u00f3n social. n\u00ba 10. <\/em>\u00a0Fundaci\u00f3 Pere Tarr\u00e9s. Barcelona.
\nManciaux, M .(2003) La resiliencia: resistir y rehacerse<\/em>. Gedisa. Barcelona.
\nMeirieu, P. (2004): Referencias para un mundo sin referentes<\/em>. Gra\u00f3. Barcelona.
\nSegura, M. y Arcas, M. (2004). Relacionarnos bien. Programa de competencia social para ni\u00f1os y ni\u00f1as de 4 a 12 a\u00f1os.<\/em> Narcea. Madrid.
\nVaninstendael, S. y Lecomte, J. (2002). La felicidad es posible. Despertar en ni\u00f1os maltratados la confianza en s\u00ed mismos: construir la resiliencia<\/em>. Gedisa. Barcelona.
\nVillegas, J. (2004): Mon\u00f3logos contra la tonter\u00eda. Un repaso a nuestra forma de vida y estilo educativo.<\/em> CCS. Madrid.
\n
\nEnlaces<\/strong>
\nhttp:\/\/www.resilnet.uiuc.edu\/espanol\/index-sp.html<\/a>
\nhttp:\/\/www.resiliencia.cl\/<\/a>
\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"