{"id":8031,"date":"2007-10-01T00:00:55","date_gmt":"2007-09-30T22:00:55","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8031"},"modified":"2007-10-01T00:00:55","modified_gmt":"2007-09-30T22:00:55","slug":"asomarse-al-interior","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/asomarse-al-interior\/","title":{"rendered":"Asomarse al interior"},"content":{"rendered":"<p style=\"text-align: right\"><em>Cuando la puerta de la sauna se deja continuamente abierta, se escapa a trav\u00e9s de ella el calor interior.<\/em><\/p>\n<p style=\"text-align: right\">(Diadoco deF\u00f3tice)<\/p>\n<p>&nbsp;<br \/>\nAquellos viejos trenes de mi ni\u00f1ez llevaban escrito en sus ventanales: \u201cprohibido asomarse al exterior\u201d. Hoy, en cambio, parece que todos los <em>trenes<\/em>incitan e impelen a volcarse y precipitarse hacia fuera. Ahora es el interior, el campo acotado y prohibido. Pero no son necesarios grandes letreros que recuerden la prohibici\u00f3n. Vivimos, en expresi\u00f3n de Zygmunt Bauman, una <em>vida l\u00edquida<\/em> en una <em>sociedad l\u00edquida<\/em>, en la que las condiciones de actuaci\u00f3n de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden. Lo que importa es la velocidad, el v\u00e9rtigo, correr con todas las fuerzas sin detenerse, estar en continuo movimiento. No importa pararse para mirar hacia atr\u00e1s, ni hacia delante, ni mucho menos hacia dentro.<br \/>\n&nbsp;<br \/>\nRealmente, todo en nuestra cultura y en nuestra sociedad, parece proyectado hacia el exterior. Y, sin embargo, es cierto tambi\u00e9n que, en medio de esta vida trepidante, germina una b\u00fasqueda de interioridad, y que son muchos los educadores y agentes de pastoral que sienten su necesidad. A todos ellos nos sumamos desde estas p\u00e1ginas de <strong><em>Mision<\/em><\/strong><strong><em> Joven<\/em><\/strong>, en la convicci\u00f3n de que los esfuerzos educativos y pastorales han de situarse en esta clave, si realmente se quiere ayudar a los j\u00f3venes a asumir el reto de la vida, a sentir y vivir la propia identidad, a emprender el camino de una realizaci\u00f3n que tenga en cuenta las aspiraciones y expectativas m\u00e1s profundas del propio ser, a centrarse en los valores y opciones fundamentales, a aceptar y vivir con gozo la fe en Cristo el Se\u00f1or. Porque lo que significa e implica toda b\u00fasqueda de interioridad es siempre el anhelo de una manera m\u00e1s profunda de vivir; de lo que se trata es de ser cada vez m\u00e1s transparente al Ser que nos da el ser (<strong>Javier Melloni<\/strong>).<br \/>\n&nbsp;<br \/>\nFrente a la dispersi\u00f3n y fragmentaci\u00f3n, la superficialidad y banalidad, el vac\u00edo y sin sentido, la interioridad supone emprender el <em>camino del ser<\/em>, la unificaci\u00f3n personal, la b\u00fasqueda de identidad, basada en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea. Frente a una cultura de \u201cvalores vol\u00e1tiles\u201d (Jacques Attali), dominada por un sentimiento de vac\u00edo y hast\u00edo, de liviandad e incapacidad para sentir las cosas y los seres, la b\u00fasqueda de interioridad conduce al Fondo y al Misterio, a despertar en el alma humana la conciencia de la dimensi\u00f3n espiritual inherente a todo ser humano. Y, sobre todo, la b\u00fasqueda y educaci\u00f3n en la interioridad, pueden permitir en la acci\u00f3n pastoral \u201cdesarrollar el o\u00eddo para poder escuchar, labrar la tierra del coraz\u00f3n para hacer permeable la Palabra\u201d (<strong>Ana<\/strong> <strong>Mar\u00eda Schl\u00fcter<\/strong>).<br \/>\n&nbsp;<br \/>\nEducativa y pastoralmente es indispensable dedicar mucho cuidado y atenci\u00f3n a la \u201cverdad del ser\u201d, a la \u201ctierra del alma\u201d, a \u201cabrir el o\u00eddo\u201d, a \u201casomarse al interior\u201d. Es el camino educativo de la interiorizaci\u00f3n. Es, quiz\u00e1s, un camino lento, que implica pacientes aprendizajes: aprender a escuchar el propio cuerpo, a integrar la propia sexualidad, a manejar los propios sentimientos, a discernir, elegir y decidir, a escuchar y expresarse, a mirar y actuar desde la solidaridad, a descubrir al que habita en el propio coraz\u00f3n (<strong>Jos\u00e9 Mar\u00eda Alvear<\/strong>). Necesita silencio y comunicaci\u00f3n, soledad y solidaridad.<br \/>\n&nbsp;<br \/>\nPor ser humanos necesitamos emprender el viaje hacia el interior, aprendiendo a conversar \u201ccon el hombre que va siempre conmigo\u201d (A. Machado), sin miedo al propio yo, a que no nos guste lo que vemos; y sin miedo a la soledad, al abandono, a no tener respuestas a las grandes preguntas de la existencia. El camino de la interiorizaci\u00f3n es el camino del acompa\u00f1amiento. Interioridad no es replegamiento. El viaje interior es siempre personal, pero, al mismo tiempo, necesita absolutamente \u201cpresencias que, sin violentar su soledad, la llenen y sin distraerle de s\u00ed mismo le ofrezcan la ocasi\u00f3n de escuchar la llamada de su ser\u201d (M. Legaut). El acompa\u00f1amiento resulta hoy un servicio pastoral imprescindible. Lo es, especialmente, en la tarea de orientar y educar el proceso de interiorizaci\u00f3n y maduraci\u00f3n de la fe cristiana.<br \/>\n&nbsp;<\/p>\n<p style=\"text-align: right\">EUGENIO ALBURQUERQUE<\/p>\n<p style=\"text-align: right\">directormj@misionjoven.org<\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Cuando la puerta de la sauna se deja continuamente abierta, se escapa a trav\u00e9s de ella el calor interior. (Diadoco deF\u00f3tice) &nbsp; Aquellos viejos trenes de mi ni\u00f1ez llevaban escrito en sus ventanales: \u201cprohibido asomarse al exterior\u201d. Hoy, en cambio, parece que todos los trenesincitan e impelen a volcarse y precipitarse hacia fuera. 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