{"id":8047,"date":"2007-09-01T00:00:25","date_gmt":"2007-08-31T22:00:25","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8047"},"modified":"2007-09-01T00:00:25","modified_gmt":"2007-08-31T22:00:25","slug":"una-mision-joven-en-una-sociedad-laica","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/una-mision-joven-en-una-sociedad-laica\/","title":{"rendered":"Una misi\u00f3n joven en una sociedad laica"},"content":{"rendered":"
ROBERTO CALVO P\u00c9REZ <\/strong> La especificidad de la misi\u00f3n (ad gentes) se distingue porque va dirigida a grupos y ambientes no cristianos, debido a la ausencia o insuficiencia del anuncio evang\u00e9lico y de la presencia eclesial. Estos aspectos se entrecruzan con mayor fuerza en nuestros d\u00edas aqu\u00ed y all\u00e1. Por ello, el objetivo prioritario y siempre inacabado se estructura en torno a la comunicaci\u00f3n, con obras y palabras, de la buena noticia del Reino. \u201cHoy la Iglesia debe afrontar otros desaf\u00edos, proyect\u00e1ndose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misi\u00f3n ad gentes como en la nueva evangelizaci\u00f3n de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo. Hoy se pide a todos los cristianos, a las iglesias particulares y a la Iglesia universal, la misma valent\u00eda que movi\u00f3 a los misioneros del pasado y la misma disponibilidad para escuchar la voz del Esp\u00edritu\u201d (RMi 30). En otro orden de cosas, pero no menos importante, se halla la reestructuraci\u00f3n de la misma iglesia local en sus estructuras desde la animaci\u00f3n misionera, entendida \u00e9sta en un sentido amplio. Conviene recordarlo: son las estructuras y los instrumentos los que encuentran su raz\u00f3n de ser en la misi\u00f3n y no viceversa. A la luz del imperativo misionero, \u201cse deber\u00e1 medir la validez de los organismos, movimientos, parroquias u obras de apostolado\u201d (RMi 49). Si el Vaticano II instaba a las curias diocesanas a que tomaran un marcado acento pastoral (CD 27), tras la reflexi\u00f3n postconciliar convendr\u00eda insistir en que habr\u00e1n de adquirir su identidad desde la misi\u00f3n. El camino se halla en una animaci\u00f3n misionera multiforme[12]<\/a>. Desde la perspectiva asumida, ahora s\u00f3lo queremos se\u00f1alar la importancia que implica el hecho de seguir los impulsos del Esp\u00edritu en cuanto \u00e9xodo[13]<\/a>: unas veces env\u00eda hacia afuera y otras llama y arrastra desde la otra orilla. El Esp\u00edritu empuja hacia afuera desde el seno de la iglesia. \u00abFuera\u00bb se encuentra el coraz\u00f3n del mundo, y solamente saliendo se pueden percibir sus latidos y sus inquietudes. Por ello, la espiritualidad evangelizadora \u2013insertada en un territorio y gozosa en la comunicaci\u00f3n del don recibido\u2013 necesita cruzar orillas y saltar fronteras. Por eso son tan importantes los profetas en la iglesia local, para facilitar que \u00e9sta misma sea prof\u00e9tica y para percibir los caminos del futuro, para decir con libertad los defectos que bloquean el testimonio y las comodidades que retardan el caminar de la iglesia. La l\u00f3gica misionera debe incidir de modo radical y creativo sobre toda la vida y praxis de la Iglesia. Pero, por eso mismo, tienen que darse actividades pastorales concretas que destaquen de modo directo la dimensi\u00f3n misionera espec\u00edfica, haciendo que la Iglesia y los j\u00f3venes se encuentren desde el ministerio espec\u00edfico de misioneros j\u00f3venes[14]<\/a>. Lo expuesto hace que cada iglesia local est\u00e9 urgida a generar m\u00faltiples procesos y acciones que favorezcan la primera evangelizaci\u00f3n o la acogida de los que \u00abvuelven a la fe\u00bb[15]<\/a> y, posteriormente, personas y grupos (desde ministerios y servicios expl\u00edcitos) que acompa\u00f1en la din\u00e1mica de incorporaci\u00f3n gradual a la comunidad desde la iniciaci\u00f3n cristiana. Una acogida que cuide la personalizaci\u00f3n de la fe y que conlleve un nuevo rostro de iglesias iniciadas e iniciadoras desde la integraci\u00f3n y la responsabilidad sinodal del \u00abnosotros\u00bb eclesial\u00bb[16]<\/a>. <\/strong> ROBERTO CALVO P\u00c9REZ Facultad de Teolog\u00eda del Norte de Espa\u00f1a S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO En nuestra sociedad occidental, marcada por el laicismo, juventud e Iglesia parecen dos magnitudes divergentes. Sin embargo, para la Iglesia, los j\u00f3venes son los destinatarios m\u00e1s genuinos de la misi\u00f3n. Si la Iglesia surge de la misi\u00f3n y para la misi\u00f3n, la […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1174,94,1175],"tags":[],"class_list":["post-8047","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-368","category-mision-joven-2","category-roberto-calvo-perez"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8047"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8047"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8047\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8047"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8047"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8047"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nFacultad de Teolog\u00eda del Norte de Espa\u00f1a
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEn nuestra sociedad occidental, marcada por el laicismo, juventud e Iglesia parecen dos magnitudes divergentes. Sin embargo, para la Iglesia, los j\u00f3venes son los destinatarios m\u00e1s genuinos de la misi\u00f3n. Si la Iglesia surge de la misi\u00f3n y para la misi\u00f3n, la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes ha de ser hoy un compromiso primordial. Dentro de esta perspectiva, el art\u00edculo subraya algunos aspectos esenciales que se deben priorizar, que empiezan por asumir la interpelaci\u00f3n de los nuevos are\u00f3pagos y reestructurar las iglesias locales desde la animaci\u00f3n misionera, para llegar a una espec\u00edfica pastoral para la misi\u00f3n, ofreciendo itinerarios m\u00faltiples que ayuden a vivir la fe como \u00e9xodo en el Esp\u00edritu y a personalizarla.
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\nCuentan que hace varios siglos hubo una persona que quer\u00eda retirarse a la soledad, en un ambiente de la naturaleza casi paradis\u00edaco. Era algo que le brotaba a menudo del coraz\u00f3n. Y, tras un largo proceso con los suyos, tom\u00f3 la decisi\u00f3n. Se apart\u00f3 del mundanal ruido. Su vida transcurr\u00eda dichosa en la sencillez y en la pobreza. Se hab\u00eda construido una peque\u00f1a caba\u00f1a donde s\u00f3lo ten\u00eda lo m\u00e1s imprescindible para vivir. All\u00ed no hac\u00eda otra cosa que alabar, agradecer y pedir a Dios por la humanidad.<\/em>
\n Un d\u00eda, como otras veces, sinti\u00f3 una llamada especial y subi\u00f3 a la monta\u00f1a. Pensaba que esto le acercaba m\u00e1s a Dios. Pas\u00f3 todo el d\u00eda en la cima del monte. Y, cuando ya comenzaba a oscurecer, regres\u00f3 entre penumbra a la caba\u00f1a. Cu\u00e1l fue su sorpresa cuando, al acercarse, descubri\u00f3 que un ladronzuelo le estaba robando lo poco que ten\u00eda… El eremita se indign\u00f3 y comenz\u00f3 a vocear: \u201c\u00bfno te da verg\u00fcenza, venir a robarme a m\u00ed, que apenas tengo nada y lo \u00fanico que hago es interceder por el mundo y por la Iglesia para que Dios sea m\u00e1s conocido, vivido y compartido entre la gente?\u201d.<\/em>
\n El ladonzuelo sali\u00f3 despavorido huyendo. El anacoreta se qued\u00f3 intranquilo. Pasado el tiempo, se sent\u00f3 a la puerta de la caba\u00f1a \u2013como sol\u00eda hacer tantas noches claras de primavera y verano\u2013 y pens\u00f3 para s\u00ed: \u201c\u00a1ser\u00e9 tonto! En vez de enfadarme, pod\u00eda haberle invitado a sentarse junto a m\u00ed y mostrarle lo mejor que tengo: la contemplaci\u00f3n nocturna de la belleza y de la paz de este cielo estrellado…\u201d<\/em>
\nEsta par\u00e1bola nos ayuda a situarnos ante este momento hist\u00f3rico (dram\u00e1tico y fascinante) que nos toca vivir como creyentes llamados a evangelizar en nuestra sociedad del siglo XXI. En la presente tesitura nuestras actitudes \u2013que marcan m\u00e1s de lo que imaginamos el quehacer eclesial\u2013 no han de llevarnos hacia anhelos del pasado id\u00edlico-nost\u00e1lgico de la cristiandad, ni a generar culpabilidades, ni tampoco a provocar huidas hacia delante vac\u00edas de todo.
\nA nuestro juicio, desde la pedagog\u00eda divina, lo que se nos pide hoy es recuperar el entusiasmo (el \u00abestar en Dios\u00bb) a fin de poder compartir, proponer y comunicar lo mejor que tenemos: un Dios trinitario que no puede ser otra cosa que Amar; una experiencia de salvaci\u00f3n que, como a los primeros testigos de la Pascua y de Pentecost\u00e9s, nos colma de alegr\u00eda y de gozo porque, desde la fe, nuestras vidas adquieren un horizonte de sentido, de luz y de esperanza en medio de las alegr\u00edas y penalidades de la humanidad, particularmente entre los m\u00e1s pobres y excluidos de la historia.
\nPero, \u00bfc\u00f3mo realizar esta misi\u00f3n siendo fieles al Dios cristiano y, simult\u00e1neamente, a los hombres y mujeres de la sociedad? \u00bfC\u00f3mo cantar un c\u00e1ntico existencial de acci\u00f3n de gracias en medio de un mundo o demasiado satisfecho o profundamente necesitado de lo m\u00e1s imprescindible para vivir con dignidad? \u00bfQu\u00e9 buena nueva ofrecer a nuestros conciudadanos que reclaman (al menos aparentemente) una sociedad laica o incluso laicista? \u00bfQu\u00e9 signos y palabras comunicar a los j\u00f3venes que pasan del anuncio del Reino que nuestra Iglesia les ofrece? \u00bfC\u00f3mo edificar una Iglesia en permanente estado de misi\u00f3n, peregrina, que sale extramuros del templo para situarse en los umbrales y en las nuevas fronteras de la globalizaci\u00f3n? \u00bfQu\u00e9 dinamismo misionero hemos de activar para conseguir una Iglesia joven desde la juventud y el futuro que necesitamos?
\nEstos interrogantes y otros similares nos los hacemos los que estamos implicados vitalmente en los diversos campos de la evangelizaci\u00f3n. La presente aportaci\u00f3n no pretende \u2013pues uno tambi\u00e9n se halla en camino de b\u00fasqueda\u2013 dar recetas ni soluciones. Tan s\u00f3lo, desde diversos criterios y l\u00edneas de acci\u00f3n, quiere compartir un principio: la misi\u00f3n es la \u00fanica que puede devolver futuro y entusiasmo a nuestro empe\u00f1o de hacer de este mundo Reino de Dios, anunciando a muchos la alegr\u00eda y el amor de Dios, para que aquellos, que en libertad se sientan interpelados, puedan iniciar senderos de b\u00fasqueda hacia una Iglesia joven y significativa.
\nY m\u00e1s, cuando se comparte \u2013y nosotros lo hacemos\u2013 el diagn\u00f3stico de los obispos espa\u00f1oles:
\n\u201cAunque la actividad misionera constituye un cap\u00edtulo central en la acci\u00f3n pastoral de las di\u00f3cesis de Espa\u00f1a, parece que no se le da la importancia y el valor que merece. No suele aparecer en el n\u00facleo de los programas y tareas pastorales. Los apremios de la pastoral diaria hacen que, una vez m\u00e1s, \u00ablo que realmente es importante y vital quede sensiblemente recortado por lo urgente\u00bb. En efecto, la preocupaci\u00f3n misionera es, a menudo, intermitente. Se concentra en las grandes campa\u00f1as, para languidecer el resto del a\u00f1o. Esta percepci\u00f3n nos lleva a pensar que ni en nuestras di\u00f3cesis, ni en las parroquias haya la debida proporci\u00f3n entre la atenci\u00f3n pastoral a esta actividad y el puesto central postulado para ella por el mandato evangelizador del Se\u00f1or\u201d[1]<\/a>.
\n <\/p>\n\n
\nAntes de nada, por aquello que los Padres de la Iglesia dec\u00edan constantemente, es preciso saber que \u201clo que no se asume, no se redime\u201d. Los evangelizadores estamos llamados a discernir nuestro mundo tal y como es: con sus potencialidades y carencias; con sus alegr\u00edas y penalidades; con sus grandezas y miserias. Es la llamada que Dios nos hacer para interpretar, desde los signos de los tiempos de nuestra \u00e9poca, el momento favorable (kair\u00f3s), la presencia-llamada de este Dios que quiere que todas las personas (universalidad de la propuesta) \u201ctengan viva, y vida en abundancia\u201d. Un discernimiento que implica dejarnos guiar \u2013comunitaria y sinodalmente\u2013 por el Esp\u00edritu para ver qu\u00e9 nos est\u00e1 pidiendo en este momento (cf. Ap 2).
\nEntre otros muchos signos, hemos de asumir que el cambio de \u00e9poca en el que vivimos nos emplaza ante una nueva realidad (particularmente en Europa) de dif\u00edciles contornos y con implicaciones profundas para la misi\u00f3n de la Iglesia. Algunos hablan de laicidad, otros de laicismo[2]<\/a>. Pero, a nuestro juicio, hay que matizar las posturas y discernir los caminos evangelizadores.
\nPara ello, es imprescindible adquirir una actitud novedosa que, por otra parte, ha sido una constante en la historia de la Iglesia. A lo largo de los siglos han sido precisamente los misioneros y misioneras quienes prioritariamente han estado oteando (como \u201ccentinelas del futuro\u201d) los signos de los tiempos, indagando los senderos m\u00e1s aventurados que hab\u00eda que recorrer, elaborando m\u00e9todos y proyectos en consonancia con situaciones inesperadas e imprevistas. La dimensi\u00f3n misionera desde una Iglesia extrovertida en favor de la reconciliaci\u00f3n del mundo es la que nos exige que tambi\u00e9n hoy nos situemos con expectaci\u00f3n, ilusi\u00f3n, libertad y esperanza ante lo que desaf\u00eda nuestro tiempo y el futuro que est\u00e1 irrumpiendo en nuestro presente.
\nHay \u00e9pocas en las que los ritmos se aceleran, la movilidad se hace m\u00e1s intensa y el por-venir casi se desdibuja como experiencia porque no existe un presente estable y permanente. Si esa es nuestra experiencia actual, no puede dejar de repercutir en el estilo como vivamos el compromiso evangelizador, con la conciencia y la responsabilidad de que es precisamente el acierto en nuestro discernimiento lo que dar\u00e1 juventud, optimismo y futuro a la misma Iglesia y al evangelio que ella testimonia y ofrece como buena nueva. \u201cNadie echa vino nuevo en odres viejos; si no, el vino revienta los odres y se pierden el vino y los odres; no, a vino nuevo, odres nuevos\u201d (Mc 2,22).
\nLa Iglesia, en virtud de la misi\u00f3n de la Trinidad desvelada como amor, est\u00e1 presente en el mundo no ya frente a \u00e9l ni contra \u00e9l, sino sumergida y arropada con \u00e9l a la espera de la parus\u00eda. La Iglesia en su actuar vive en la \u00ablaicidad\u00bb del mundo, asumi\u00e9ndola dentro de s\u00ed misma como dimensi\u00f3n de su misi\u00f3n y al mismo tiempo respetando su autonom\u00eda y consistencia. De aqu\u00ed surge una nueva relaci\u00f3n con el mundo caracterizada por el di\u00e1logo y el servicio. \u00abLaicidad\u00bb equivale aqu\u00ed al reconocimiento del valor propio del conjunto de realidades, relaciones y opciones mundanas que ponen ritmo a la existencia cotidiana de cada persona humana.
\nEl mundo \u2013asumido como lugar del evangelio\u2013 se convierte en interlocutor del di\u00e1logo de la salvaci\u00f3n: al esfuerzo por leer la historia en el evangelio hay que a\u00f1adir el de reconocer el evangelio en la historia, con la convicci\u00f3n de que Jesucristo resucitado \u201cobra ya por virtud de su Esp\u00edritu en el coraz\u00f3n del hombre, no s\u00f3lo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y robusteciendo tambi\u00e9n con ese deseo aquellos generosos prop\u00f3sitos con que la familia humana intenta hacer m\u00e1s llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin\u201d (GS 38).
\nEstos nuevos rasgos de la situaci\u00f3n socio-cultural colocan el principio de laicidad ante una encrucijada: replantear la laicidad y la neutralidad desde las nuevas sensibilidades del cuerpo social, o aferrarse a las opciones radicales como si la historia no hubiera cambiado y la religi\u00f3n tampoco. Desde nuestro punto de vista el encuentro entre Estado y religi\u00f3n podr\u00eda \u2013y deber\u00eda\u2013 realizarse por respeto a la realidad y a la sociedad en su nueva coyuntura, que no puede ser valorada desde los presupuestos pol\u00edticos que atraviesan el siglo XIX. Indicamos simplemente cuatro \u00e1reas o niveles en los que un pacto puede ser real y fecundo:
\n–Los gestos de solidaridad \u2013y hasta de compasi\u00f3n\u2013<\/em> que necesita nuestra sociedad y muchos de sus miembros m\u00e1s d\u00e9biles dif\u00edcilmente pueden provenir solamente del \u00e1mbito del Estado.
\n-Los vac\u00edos de solidaridad exigen unos valores de convivencia que s\u00f3lo pueden ser alcanzados y compartidos por medio del encuentro y el di\u00e1logo<\/em>.
\n-En las actuales circunstancias no se puede negar que la irracionalidad y la barbarie son peligros reales<\/em>. Ante la falta de referencias seguras en un mundo universal y globalizado amenaza un doble fantasma: o bien el aferramiento a la localidad de la raza, de la sangre o de la tierra (de ah\u00ed la emergencia de nacionalismos excluyentes), o la sacralizaci\u00f3n de aspectos parciales de la experiencia o de la misma violencia (as\u00ed se explica al menos en parte el integrismo que conduce al terrorismo); junto a ello habr\u00eda que mencionar el refugio buscado en sectas o en minor\u00edas exaltadas.
\n-En el proceso de integraci\u00f3n europea merecen ser tenidos en cuenta los factores religiosos y las experiencia de vida que constituyen la memoria hist\u00f3rica<\/em> para evitar que la desvinculaci\u00f3n respecto a los Estados generes obsesiones localistas o nacionalistas.
\nEl principio de laicidad, si se abre generosamente superando las seducciones sectarias, ha de reconocer que el factor religioso se encuentra en el tejido social y que puede servir para cohesionarlo si la laicidad contribuye a crear las condiciones adecuadas. Por tanto, el espacio laico puede convertirse en lugar de encuentro y de reconciliaci\u00f3n m\u00e1s all\u00e1 de las rupturas y de las fricciones del pasado. Y a ello ha de contribuir la fe cristiana por su visi\u00f3n universalista, por su apertura al otro, por la pr\u00e1ctica de la hospitalidad al extranjero, por su ejercicio de la raz\u00f3n que mira m\u00e1s all\u00e1 de la propia particularidad. En definitiva, realizando una misi\u00f3n joven.
\n
\n2. Los j\u00f3venes, nuevo are\u00f3pago para la misi\u00f3n<\/strong>
\n
\nNo es bueno caer en idealismos. Juventud e Iglesia en los tiempos que nos ha tocado vivir, principalmente desde la situaci\u00f3n occidental marcada por cierto laicismo excluyente, parecen dos magnitudes llamadas a caminar por caminos divergentes. Incluso hay quien afirma que entre ambas magnitudes se da una relaci\u00f3n asim\u00e9trica. El joven postmoderno no es belicosamente antirreligioso. Pero su relaci\u00f3n con la instituci\u00f3n religiosa, por lo pronto, es notoriamente asim\u00e9trica: la Iglesia muestra inter\u00e9s por los j\u00f3venes \u2013son el futuro\u2013, pero \u00e9stos no responden a ese inter\u00e9s[3]<\/a>.
\nLa Iglesia apenas suscita inter\u00e9s entre los j\u00f3venes como agente de socializaci\u00f3n. Tampoco aparece como una instituci\u00f3n que les merezca gran confianza. Adem\u00e1s, en la larga lista que se viene solicitando a los propios j\u00f3venes espa\u00f1oles manifiesten el grado de confianza que les suscitan, \u00faltimamente la Iglesia suele ocupar el \u00faltimo lugar, quedando reducida a un nivel insignificante. Los j\u00f3venes occidentales no ven, mayoritariamente, en la Iglesia una comunidad de referencia ni apenas se sienten atra\u00eddos por algunos de sus aspectos vitales.
\nLo cierto es que, frente a un posible pesimismo fatalista, los j\u00f3venes siguen haci\u00e9ndose preguntas por el sentido de la vida. Y, ah\u00ed es donde se sit\u00faa, donde debemos situar, el entusiasmo misionero y el horizonte de la misi\u00f3n. No se trata de caer en el fatalismo ni en la angustia, pensando que la Iglesia occidental est\u00e1 en sus \u00faltimos momentos. La energ\u00eda y el desarrollo evangelizador han de recoger los retos con los que los j\u00f3venes nos interpelan.
\nPuede que hoy estemos \u2013como se\u00f1ala D. Hervieu-L\u00e9ger\u2013 ante un cambio \u00abinstitucional\u00bb en el modo como se percibe y se viven las ofertas religiosas desde las instituciones escolares o eclesiales. Quiz\u00e1 los j\u00f3venes se autocomprendan m\u00e1s como usuarios de un \u00abservicio\u00bb que solicitan y eligen que como una \u00abidentidad\u00bb o referencia a la que se adhieren.
\nLos j\u00f3venes aparecen (deben aparecer) para la Iglesia como los destinatarios de la misi\u00f3n en su sentido m\u00e1s genuino. Nunca podremos olvidar que estamos llamados a evangelizar este nuevo are\u00f3pago de los j\u00f3venes. Dada la situaci\u00f3n que hemos apuntado y si la misi\u00f3n es \u2013como estamos convencidos\u2013 la que devuelve futuro y juventud a la Iglesia, los j\u00f3venes aparecen para la propia Iglesia como un \u00e1mbito privilegiado y urgente para la misi\u00f3n.
\nComo subraya Juan Pablo II, \u201chablando del futuro no se puede olvidar a los j\u00f3venes, que en numerosos pa\u00edses representan ya m\u00e1s de la mitad de la poblaci\u00f3n. \u00bfC\u00f3mo hacer llegar el mensaje de Cristo a los j\u00f3venes no cristianos que son el futuro de continentes enteros? Evidentemente, ya no bastan los medios ordinarios de la pastoral; hacen falta asociaciones e instituciones, grupos y centros apropiados, iniciativas culturales y sociales para los j\u00f3venes\u201d (RMi 37).
\nEste aspecto, igualmente, es remarcado por los obispos espa\u00f1oles, pues solicitan que el \u00e1mbito evangelizador entre los j\u00f3venes sea una dimensi\u00f3n cuidada en la misi\u00f3n para la Iglesia en Espa\u00f1a: \u201clos grupos juveniles, con sus potencialidades y situaciones diversas, demandan de la Iglesia una atenci\u00f3n especial, tanto en los medios ordinarios de la pastoral como en la b\u00fasqueda de nuevas propuestas que ayuden a los creyentes a asumir su responsabilidad apost\u00f3lica, y a los no creyentes a encontrarse con Dios. En la atenci\u00f3n pastoral con j\u00f3venes conviene significar las experiencias de grupos juveniles en actividades culturales o de trabajo en pa\u00edses donde no ha sido anunciado el Evangelio. Esta realidad reclama una atenci\u00f3n especial de estos grupos en el campo de la animaci\u00f3n y formaci\u00f3n misionera\u201d[4]<\/a>.
\nHay que descubrir la necesidad y la novedad actual de esta nueva acci\u00f3n misionera[5]<\/a>. Novedad, no tanto en los contenidos, aunque haya que dar paso a una presentaci\u00f3n desde la genuina \u201cjerarqu\u00eda de verdades\u201d que ha de tener la fe y su comunicaci\u00f3n. Novedad en los conceptos, formas y medios que acerquen la misi\u00f3n al joven. Al descubrimiento de la novedad, y siempre desde la creatividad juvenil, habr\u00e1 que a\u00f1adir la no menos necesaria actitud del que inventa, de quien ensaya nuevos tanteos en la acci\u00f3n misionera. Cristo y su evangelio siempre joven pueden y deben seguir colmando las ilusiones y la vida de aquellos j\u00f3venes que asuman la fe en libertad.
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\nLa evangelizaci\u00f3n, cuando se autocomprende en clave trinitaria y desde la perspectiva b\u00edblica de la alianza, muestra que es la acci\u00f3n misionera la hace que surjan diversas iglesias locales; pero convirti\u00e9ndolas en responsables y protagonistas de esa misi\u00f3n universal[6]<\/a>. Inicialmente la Iglesia de Jesucristo exist\u00eda en un lugar determinado, Jerusal\u00e9n. Poco a poco aparece una gran variedad de iglesias fundadas gracias a que hubo evangelizadores, enviados, misioneros. Fue precisamente la persecuci\u00f3n el detonante de la salida y de la di\u00e1spora a partir de Jerusal\u00e9n (cf. Hch 8,1). Hecho que debe ser le\u00eddo prof\u00e9ticamente. Un doble dato cabe destacar: las comunidades que se van formando en torno al anuncio conllevan un car\u00e1cter personal y una vinculaci\u00f3n a un lugar (no s\u00f3lo geogr\u00e1fico sino antropol\u00f3gico y cultural). Las iglesias, as\u00ed pues, van surgiendo desde el dinamismo de la evangelizaci\u00f3n, en el seno del designio salv\u00edfico universal de Dios, y por ello deben sentirse implicadas en su futuro y desarrollo[7]<\/a>. La iglesia de Antioqu\u00eda puede ser considerada ejemplo protot\u00edpico (cf. Hch 13).
\nAhora bien, nuestras iglesias espa\u00f1olas (y europeas) cuentan con dificultades objetivas y psicol\u00f3gicas para entender este planteamiento originario. Para la mayor\u00eda de los bautizados el cristianismo resulta algo tan evidente que no es f\u00e1cil imaginarse una situaci\u00f3n en la que no exist\u00eda la Iglesia en Espa\u00f1a. Se sabe que en nuestras tierras hubo pobladores no cristianos, pero era un dato de erudici\u00f3n, casi de arqueolog\u00eda. Junto a ello, el hecho de que Espa\u00f1a haya sido evangelizadora, particularmente en Latinoam\u00e9rica, tampoco facilita la recuperaci\u00f3n de los or\u00edgenes. La autoconciencia eclesial de Espa\u00f1a ha adquirido solidez como \u00abexportadora de misioneros\u00bb. Desde ah\u00ed no entra en el campo de lo pensable que a nuestras tierras hayan llegado misioneros venidos de fuera.
\nLos datos de la historia, sin embargo, obligan a cambiar la perspectiva: cada una de nuestras iglesias acceder\u00e1 a la ra\u00edz de su autoconciencia evangelizadora si se dan cuenta de que han surgido sin una base humana o natural preexistente; de que existen porque un extranjero ha venido de fuera sembrando una semilla nueva. Al igual que toda ciudad ha sido fundada por un extranjero, toda iglesia (tambi\u00e9n las nuestras) ha sido fundada por un misionero. Por ello, todo lo que una iglesia ha podido regalar a lo largo de su historia debe remitirlo al don originario del que ella ha sido destinataria. Cada iglesia debe ser generosa ofreciendo gratis lo que ella misma ha recibido gratis por la generosidad de otros.
\nSi son atendidos los criterios primigenios de la fe, entendiendo \u00e9sta desde una orientaci\u00f3n din\u00e1mica, cabe mantener que ambas magnitudes \u2013Iglesia y misi\u00f3n\u2013 apelan la una a la otra, intentando definirse entre s\u00ed, \u201chasta tal punto que no es posible pensar en la Iglesia, m\u00e1s que brotando del acto misionero y compuesta internamente de \u00e9l, ni es posible concebir la misi\u00f3n m\u00e1s que en cuanto originaria de la Iglesia y, a su vez, como originante y definidora de la Iglesia\u201d[8]<\/sup><\/a>. Este principio puede parecer un c\u00edrculo vicioso cuando las cosas son analizadas desde categor\u00edas funcionales; pero si se atiende al conjunto Iglesia-misi\u00f3n dentro de la din\u00e1mica de la misi\u00f3n de Dios en su \u00fanico principio como misi\u00f3n de la Trinidad (el Padre que env\u00eda al Hijo y al Esp\u00edritu), la precomprensi\u00f3n y las actuaciones eclesiales cambian totalmente de horizonte.
\n\u00bfAcaso no es la misi\u00f3n el punto de origen de la Iglesia y al mismo tiempo su tensi\u00f3n esencial hacia el Reino? No es que la Iglesia \u00abtenga\u00bb una misi\u00f3n, sino a la inversa: porque hay una misi\u00f3n que realizar la Iglesia brota con su evangelizaci\u00f3n para llevarla adelante. Porque hay una misi\u00f3n que cumplir es por lo que es llamada la Iglesia a la existencia. M\u00e1s a\u00fan, \u201ces llamada precisamente para que cumpla esa misi\u00f3n. La Iglesia nace como misi\u00f3n, no solamente misionera. Y si Dios llama a la Iglesia en y desde la misi\u00f3n, en y desde la misi\u00f3n la seguir\u00e1 llamando a lo largo de los siglos\u201d[9]<\/sup><\/a>.
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\nLos anteriores criterios \u2013que conllevan m\u00faltiples l\u00edneas de acci\u00f3n\u2013 apuntan al futuro pr\u00f3ximo de las iglesias locales. Ah\u00ed se halla la interpelaci\u00f3n del Esp\u00edritu que env\u00eda y llama desde la misi\u00f3n, convirtiendo la actividad pastoral en acicate como proyecto vital y din\u00e1mico, desde una pastoral nueva en misi\u00f3n generadora de esperanza[10]<\/a>. \u00bfQu\u00e9 priorizar para una misi\u00f3n joven desarrollada en globalidad?
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\nEl testimonio va muy unido a la promoci\u00f3n de los valores del Reino, en cuanto que dicho testimonio requiere ser comprendido desde la significatividad ante los hombres y mujeres en sus sociedades y culturas concretas. Pero implica no s\u00f3lo a las personas sino que reclama de la Iglesia el hecho de asumir \u201cposiciones valientes y prof\u00e9ticas\u201d ante los mecanismos sociales injustos (RMi 43). Y de modo co-implicativo, el anuncio expl\u00edcito (la propuesta de salvaci\u00f3n, que se ha desvelado de forma dial\u00f3gica a trav\u00e9s de la historia de la salvaci\u00f3n) actualmente ha de mostrarse en el dinamismo de la gratuidad trinitaria que nos es regalada para compartirla como don desde el di\u00e1logo evangelizador[11]<\/a>.
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\nTan s\u00f3lo desde el coraje y la valent\u00eda pueden asumirse los nuevos are\u00f3pagos, proyect\u00e1ndose hacia nuevas fronteras. No cabe duda que los resortes de la nueva civilizaci\u00f3n escapan a su comprensi\u00f3n, que son otros los organismos, poderes e instancias que han de intervenir. Sin embargo, la evangelizaci\u00f3n nunca puede olvidar el paradigma de la mirada universal en vistas a la reconciliaci\u00f3n, seg\u00fan se muestra en la estructura profunda de la l\u00f3gica b\u00edblica.
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\nBaste recordar el peligro real de los particularismos y cerrazones de las iglesias locales de antigua cristiandad, que pueden verse autosatisfechas en sus compromisos ret\u00f3ricos de nueva evangelizaci\u00f3n, creyendo que la misi\u00f3n ha de realizarse tan s\u00f3lo en su propia casa (RMi 83). Significativamente, en ese mismo n\u00famero, Juan Pablo II plantea la animaci\u00f3n misionera como \u201celemento primordial\u201d de la pastoral, \u201ccentral en la vida cristiana\u201d y de gran ayuda para la evangelizaci\u00f3n en sus diversos contextos.
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\nEl Esp\u00edritu que regala el gozo de la comunicaci\u00f3n, que recrea permanentemente la comuni\u00f3n, que empuja hacia fuera, est\u00e1 tambi\u00e9n atrayendo desde fuera, es decir, llamando a la iglesia desde el otro y desde la otra orilla. S\u00f3lo abatiendo los muros y relativizando las fronteras podr\u00e1 la comunidad eclesial sentirse libre para descubrirlo. La espiritualidad se vivir\u00e1 en toda su intensidad cuando se descubra que el Esp\u00edritu que alienta la propia vida es el mismo Esp\u00edritu que est\u00e1 esper\u00e1ndola para el encuentro, para la armon\u00eda, para la plenitud. Este dinamismo implica siempre unas mayores dosis de aventura y de riesgo, por lo que debe experimentarse en mayor medida el acompa\u00f1amiento de la comunidad.
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\nLa pastoral misionera, seg\u00fan las circunstancias y presupuestos, puede ser entendida de modos diversos: un conjunto de actividades espec\u00edficas de la cooperaci\u00f3n y animaci\u00f3n misionera, dirigidas a suscitar la participaci\u00f3n de los cristianos en la misi\u00f3n ad gentes; una preocupaci\u00f3n preeminente por la nueva evangelizaci\u00f3n de quienes se han alejado de la fe o la han debilitado; o la actividad propia de las iglesias j\u00f3venes que van surgiendo de la actividad misionera. Cada postura encierra elementos de verdad; sin embargo, a nuestro juicio, es preciso subrayar que la l\u00f3gica misionera ha de ser el \u00e1mbito global de todos los sujetos eclesiales. As\u00ed la pastoral ser\u00e1 vista sobre el trasfondo del horizonte de la misi\u00f3n. Ello conducir\u00e1 a edificar comunidades eclesiales misioneras, a desarrollar la dimensi\u00f3n misionera de todas las funciones eclesiales y a promover la participaci\u00f3n efectiva en la misi\u00f3n universal de la Iglesia.
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\nAnte esta nueva situaci\u00f3n brotan muchos interrogantes desde una sana actitud de b\u00fasqueda: \u00bfhacia d\u00f3nde vamos? \u00bfQu\u00e9 ser\u00e1 de las Iglesias y de la religi\u00f3n? \u00bfQu\u00e9 futuro nos espera? \u00bfAcaso seremos los \u00faltimos cristianos? Estamos convencidos de que no seremos la \u00faltima generaci\u00f3n cristiana; aunque tambi\u00e9n nuestro convencimiento nos hace comprender que el modelo hist\u00f3rico de cristianismo ha de adquirir nuevos rasgos.
\nEn momentos de transici\u00f3n tan intensa como la nuestra, es l\u00f3gico que se hagan m\u00e1s urgentes y agudos los debates en torno a m\u00e9todos y actitudes pastorales que puedan permitir a la Iglesia afrontar las responsabilidades del presente. Sin embargo, como observaba el obispo auxiliar de Bruselas, J. de Kesel, lo que est\u00e1 en juego no es el c\u00f3mo del anuncio o los m\u00e9todos que se utilizan sino el contenido mismo de la fe: no se trata de religi\u00f3n o de Iglesia sino de comunicar el misterio de Dios, la revelaci\u00f3n de Dios de cara a una alianza con las personas, en especial con los j\u00f3venes.
\nAs\u00ed, en la publicidad de la historia, la Iglesia \u2013asumiendo su memoria entendida \u00e9sta como profec\u00eda\u2013 ha de buscar su significatividad en medio de la sociedad laica en la que vive. Significatividad que mantiene la propia identidad, m\u00e1s all\u00e1 de los aditamentos hist\u00f3ricos y partidistas, en correlaci\u00f3n con la relevancia, pues est\u00e1 llamada a ser sal y luz en medio de los pueblos a fin de ir avanzando la realizaci\u00f3n del Reino.
\nEl testimonio de las comunidades post-apost\u00f3licas \u2013de iglesias por tanto insertas ya en la historia real\u2013 nos permite comprender que \u00e9stas se van configurando desde la experiencia concreta con el mundo: constatan la resistencia y la opacidad del entorno que las rodea, pero ello suscita una reafirmaci\u00f3n de la misi\u00f3n recibida, sostenida por la fe, la esperanza y el amor. La carta a los Efesios expresa el gozo de un encuentro victorioso con el mundo; el Apocalipsis refleja una experiencia de dificultad; mientras que la primera carta atribuida a Pedro manifiesta el sentido y el estilo del encuentro cotidiano con hombres y mujeres de otras ideolog\u00edas. \u00bfAcaso puede y debe ser diferente la experiencia eclesial en el tercer milenio? Hemos de confiar en las palabras certeras del Se\u00f1or: \u201cNo tem\u00e1is, peque\u00f1o reba\u00f1o, porque vuestro Padre ha querido daros el Reino\u201d (Lc 12,32).
\nCuando el actuar evangelizador se conciba y geste desde la misi\u00f3n, el entusiasmo (\u00abestar en Dios\u00bb) volver\u00e1 a los animadores pastorales y a las comunidades eclesiales porque descubriremos que la l\u00f3gica del don y de la gratuidad es la que nos abre nuevas perspectivas. La que nos alienta para comunicar al mundo lo mejor que tenemos, nuestro Dios Amar. Compartir el evangelio del Reino no responde a otra l\u00f3gica que el desbordamiento del gozo y de la alegr\u00eda que otros compartieron con nosotros. Ah\u00ed est\u00e1 el elemento imprescindible de \u201crenovaci\u00f3n de la fe y de la vida cristiana. En efecto, la misi\u00f3n renueva a la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones\u201d (RMi 2). \u00bfAcaso no es \u00e9sta nuestra encrucijada? \u00bfAcaso no es \u00e9sta la misi\u00f3n joven a la que estamos llamados en nuestra sociedad laica?
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\n[1]<\/a> COMISI\u00d3N EPISCOPAL DE MISIONES DE LA CEE, La misi\u00f3n ad gentes y la Iglesia en Espa\u00f1a <\/em>(2001) 45. Para el desarrollo de muchas de las ideas aqu\u00ed expuestas, cf. E. BUENO – R. CALVO, Diccionario de Misionolog\u00eda y Animaci\u00f3n Misionera<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2003.
\n[2]<\/a> Cf. E. BUENO DE LA FUENTE, La dignidad de creer<\/em>, BAC, Madrid 2005, 257-279; R. CALVO P\u00c9REZ, \u00bfLaicismo o laicidad? \u00bfHacia donde vamos?<\/em>, en AA. VV., Nuevos paradigmas y vicencianismo<\/em>, Editorial CEME, Salamanca 2006, 127-167.
\n[3]<\/a> J. ELZO, Los j\u00f3venes espa\u00f1oles y la Iglesia: una relaci\u00f3n asim\u00e9trica<\/em>, \u00abSal Terrae\u00bb 87 (1999).
\n[4]<\/a> COMISI\u00d3N EPISCOPAL DE MISIONES DE LA CEE, La misi\u00f3n ad gentes y la Iglesia en Espa\u00f1a<\/em> (2001) 32.
\n[5]<\/a> Cf. J. VALDAVIDA LOBO, La misi\u00f3n y los j\u00f3venes. Motivaci\u00f3n pastoral<\/em>, \u00abMonte Carmelo\u00bb 110 (2002) 583-593.
\n[6]<\/a> E. BUENO DE LA FUENTE, La misi\u00f3n de iglesias en estado de misi\u00f3n<\/em>, \u00abMisiones Extranjeras\u00bb 192 (2003) 19-30.
\n[7]<\/a> Cf. R. TONELLI, Rejuvenecer la Iglesia. Lectura pastoral de p\u00e1ginas escogidas de los Hechos de los Ap\u00f3stoles<\/em>, CCS, Madrid 2006.
\n[8]<\/sup><\/a> S. DIANICH, Iglesia en Misi\u00f3n. Hacia una eclesiolog\u00eda din\u00e1mica<\/em>, S\u00edgueme, Salamanca 1988, 176.
\n[9]<\/sup><\/a> E. BUENO DE LA FUENTE, Retos y desaf\u00edos de la misi\u00f3n Ad Gentes para la Iglesia en Arag\u00f3n<\/em>\u201d, en AA. VV., 2000 a\u00f1os de cristianismo en Arag\u00f3n. VI Jornadas de Teolog\u00eda<\/em>, Zaragoza 2000, 45.
\n[10]<\/a> Este planteamiento lo desarrollamos en R. CALVO P\u00c9REZ, Hacia una pastoral nueva en misi\u00f3n<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2004; cf. AA. VV.,Por una pastoral para la nueva universalidad<\/em>, Facultad de Teolog\u00eda, Burgos 2002; V. ALTABA GARGALLO, La planificaci\u00f3n pastoral al servicio de la misi\u00f3n. Por qu\u00e9 y c\u00f3mo planificar la acci\u00f3n pastoral<\/em>, CCS, Madrid 2007.
\n[11]<\/a> Cf. AA. VV., El primer anuncio en una sociedad poscristiana<\/em>, Facultad de Teolog\u00eda, Burgos 2004; C. GARC\u00cdA DE ANDOIN, El anuncio expl\u00edcito de Jesucristo<\/em>, HOAC, Madrid 1997; J. MART\u00cdN VELASCO, La transmisi\u00f3n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea<\/em>, Sal Terrae, Santander 2002.
\n[12]<\/a> AA. VV., Los organismos de animaci\u00f3n misionera. Espacios de comuni\u00f3n<\/em>, Facultad de Teolog\u00eda, Burgos 2004.
\n[13]<\/a> Dicha perspectiva pneumatol\u00f3gica es la que hemos destacado en nuestra obra La pastoral, acci\u00f3n del Esp\u00edritu. Ungidos y urgidos en esperanza<\/em>, Burgos 2002.
\n[14]<\/a> Cf. \u00abMisiones Extranjeras\u00bb 217 (2007) [J\u00f3venes en la misi\u00f3n<\/em>] donde se plantea esta cuesti\u00f3n desde perspectivas variadas y sugerentes.
\n[15]<\/a> Cf. H. BOURGEOIS, Los que vuelven a la fe<\/em>, Mensajero, Bilbao 1995.
\n[16]<\/a> Estas son algunas de las claves que se resaltan en R. CALVO P\u00c9REZ (dir.), Diccionario del Animador Pastoral<\/em>, Monte Carmelo, Burgos 2005.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"