{"id":8119,"date":"2007-04-01T00:00:09","date_gmt":"2007-03-31T22:00:09","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8119"},"modified":"2007-04-01T00:00:09","modified_gmt":"2007-03-31T22:00:09","slug":"increencia-y-jovenes-datos-y-posibles-raices","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/increencia-y-jovenes-datos-y-posibles-raices\/","title":{"rendered":"Increencia y j\u00f3venes: datos y posibles ra\u00edces"},"content":{"rendered":"
Antonio Jim\u00e9nez Ortiz<\/strong>, te\u00f3logo, profesor de la Facultad de Teolog\u00eda de Granada Antonio Jim\u00e9nez Ortiz<\/p>\n Antonio Jim\u00e9nez Ortiz, te\u00f3logo, profesor de la Facultad de Teolog\u00eda de Granada S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El articulo analiza pormenorizada y rigurosamente la situaci\u00f3n de increencia de los j\u00f3venes en Espa\u00f1a, de manera particular en la \u00faltima d\u00e9cada del siglo XX y en estos primeros a\u00f1os del XXI, constatando la dura realidad de que la […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[674,1130,94],"tags":[],"class_list":["post-8119","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-antonio-jimenez-ortiz","category-estudios-363","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8119"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8119"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8119\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8119"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8119"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8119"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl articulo analiza pormenorizada y rigurosamente la situaci\u00f3n de increencia de los j\u00f3venes en Espa\u00f1a, de manera particular en la \u00faltima d\u00e9cada del siglo XX y en estos primeros a\u00f1os del XXI, constatando la dura realidad de que la corriente de la increenciajuvenil aumenta progresivamente. Y pasa despu\u00e9s a reflexionar sobre las ra\u00edces del hecho, fij\u00e1ndose especialmente en la crisis de la socializaci\u00f3n debida a la fuerte sacudida producida en la familia, en la irrelevancia social de la cuesti\u00f3n religiosa en medio de la complejidad de la sociedad actual, en el narcisismo ambiental, en la banalidad existencia y en la ausencia de pasi\u00f3n.
\n <\/strong> <\/strong><\/p>\n\n
\nEn 1989 cre\u00edan en Dios el 74% de los j\u00f3venes espa\u00f1oles y se autoposicionaban como indiferentes un 18% y como no creyentes o ateos un 6%. El 47% de los j\u00f3venes creyentes ten\u00edan la imagen de un \u201cDios personal\u201d, mientras que el 26% cre\u00edan en un Dios como esp\u00edritu o fuerza vital, y el 19% \u201cno sabe\u201d[1]<\/sup><\/sup><\/a>. Esta era, de forma condensada, el punto de partida para la evoluci\u00f3n de la fe en Dios en los j\u00f3venes espa\u00f1oles en los \u00faltimos diez a\u00f1os del siglo XX.
\n
\n1.1. En la d\u00e9cada de los noventa<\/em><\/strong>
\n <\/em><\/strong>
\nEn la cuesti\u00f3n de Dios los j\u00f3venes dependen evidentemente del entorno cultural de la sociedad en que viven. En 1993 los espa\u00f1oles segu\u00edan manteniendo un nivel medio-alto de creencias, que en el caso de la existencia de Dios llegaba a ser muy elevado[2]<\/sup><\/sup><\/a>. Y cuando por ese tiempo se daban ya reajustes significativos en la identificaci\u00f3n religiosa de los j\u00f3venes, su creencia en Dios sin embargo no se debilitaba de forma palpable: \u00abEl grado de creencia en Dios o, por mejor decir, la difusi\u00f3n de esa representaci\u00f3n entre los j\u00f3venes, no tiene en principio una correspondencia clara con la identificaci\u00f3n religiosa de los j\u00f3venes cat\u00f3licos. As\u00ed, mientras se produc\u00eda entre los j\u00f3venes una importante -y en ning\u00fan caso vacilante- transferencia a las filas del catolicismo no practicante, no se daba ninguna alteraci\u00f3n digna de menci\u00f3n en la proporci\u00f3n de los que creen y de los que no creen en Dios (…). Los cambios acaecidos en la identificaci\u00f3n religiosa no se producen, por tanto, como consecuencia de un replanteamiento significativo de las creencias\u00bb[3]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nEn el a\u00f1o 1994 saltaba \u201cla sorpresa de la oraci\u00f3n en los j\u00f3venes\u201d: casi 6 de cada 10 j\u00f3venes afirmaban tener experiencias de oraci\u00f3n, fuera del \u00e1mbito de la misa, frente a un 42% que dec\u00edan que no rezaban nunca o casi nunca. Pero lo m\u00e1s importante era el hecho de que casi el 80% de esos j\u00f3venes que oran, lo hacen en solitario, y la mitad en los momentos de dificultad. Esto subrayaba el car\u00e1cter individualista y solitario de la experiencia religiosa juvenil[4]<\/sup><\/sup><\/a>. \u00bfY a qu\u00e9 Dios rezaban? Siete de cada diez j\u00f3venes (en 1994) afirmaban creer en Dios y en un Dios que se ha manifestado en Jesucristo. En una sociedad donde la experiencia religiosa iba teniendo una incidencia social y personal menor que en d\u00e9cadas anteriores, esas cifras atestiguaban la presencia de lo religioso en un segmento claramente mayoritario de la juventud. Otra cosa ser\u00eda el influjo de esas creencias en la vida cotidiana.
\nLas hip\u00f3tesis de la \u00abp\u00e9rdida de lo religioso\u00bb, del \u00abretorno de la religi\u00f3n\u00bb y del surgimiento de una \u201creligi\u00f3n civil\u201d no explicaban la complejidad de la realidad socio-religiosa de los j\u00f3venes espa\u00f1oles, en esa mitad de los a\u00f1os 90[5]<\/sup><\/sup><\/a>. Ciertamente se comprobaba una p\u00e9rdida en la dimensi\u00f3n religiosa, si se analizaban los datos de la pr\u00e1ctica religiosa. Y tambi\u00e9n se pod\u00eda hablar de cierto retorno de lo religioso en determinados aspectos como en el caso de la oraci\u00f3n personal. Pero la hip\u00f3tesis que posiblemente mejor interpretaba la situaci\u00f3n era la \u00abreconstrucci\u00f3n individualizada de la dimensi\u00f3n religiosa\u00bb en los j\u00f3venes, que resultaba, sin embargo, muy desigual seg\u00fan los individuos o grupos, sin que fuera posible hablar de una l\u00ednea dominante. Esa reconstrucci\u00f3n religiosa implicaba una \u00abdeconstrucci\u00f3n de lo heredado\u00bb y una elaboraci\u00f3n novedosa a partir de la propia experiencia personal y en base a la interpretaci\u00f3n que hac\u00edan los j\u00f3venes de la oferta religiosa que se encontraban en la sociedad. El aspecto individual de la operaci\u00f3n era decisivo[6]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nUna lectura posible de este modelo individualista de construcci\u00f3n de la identidad religiosa podr\u00eda ser la de \u00abla religi\u00f3n a la carta\u00bb: cada cual elige en el mercado religioso o para-religioso lo que le place, posiblemente seg\u00fan el criterio de comodidad, buscando la acogida c\u00e1lida en determinados grupos religiosos, que funcionan como refugios frente a un entorno social competitivo y complejo. Este fen\u00f3meno era real entre los j\u00f3venes, pero no se podr\u00eda sostener que \u00e9sa fuera la modalidad definitoria de la religiosidad juvenil en la primera mitad de la d\u00e9cada. La hip\u00f3tesis de la construcci\u00f3n individualizada de lo religioso tambi\u00e9n pod\u00eda ser le\u00edda desde la b\u00fasqueda de una mayor exigencia y de un mayor rigor \u00e9tico, ya que se pod\u00eda comprobar esa hip\u00f3tesis en los j\u00f3venes que se denominaban \u00abcat\u00f3licos practicantes\u00bb. No se trataba, por tanto, en la vivencia de bastantes j\u00f3venes de buscar una \u00abreligi\u00f3n de segunda divisi\u00f3n\u00bb, sino de un esfuerzo real de b\u00fasqueda de sentido, de actualizaci\u00f3n experiencial de lo transmitido por la familia, por la escuela y por la propia Iglesia, aunque el proceso no fuera coronado por el \u00e9xito, visto desde el \u00e1mbito de la ortodoxia eclesial[7]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nEn 1994 el 70% de los j\u00f3venes estaban de acuerdo con la expresi\u00f3n central del dogma cristiano propuesto bajo la f\u00f3rmula \u201cDios existe y se ha dado a conocer en la persona de Jesucristo\u201d. En 1999 s\u00f3lo est\u00e1n ya de acuerdo el 60%. Y la frase \u201cYo paso de Dios. No me interesa el tema\u201d consigue una aceptaci\u00f3n del 18% en 1994 y del 24% en 1999. El paisaje de la creencia en los j\u00f3venes a final de la d\u00e9cada de los noventa va cambiando con rapidez y la socializaci\u00f3n religiosa en la familia da se\u00f1ales de agotamiento. Ya no se puede hablar de mera reconstrucci\u00f3n de lo heredado, porque en el caso de muchos j\u00f3venes no hay nada religioso que hayan podido heredar. O se han heredado elementos religiosos sin solidez intelectual, sin consistencia experiencial y afectiva. Y esto supone que en el \u00e1mbito de lo vitalmente plausible, de lo sentido como importante y decisivo para sus vidas, la dimensi\u00f3n religiosa sencillamente no existe en muchos j\u00f3venes.
\nEstamos, por tanto, ante una generaci\u00f3n que no ha sido socializada religiosamente. No solamente no saben nada de la fe ni de cultura religiosa, sino que incluso no sienten necesidad de saber nada. Lo religioso representa para ellos un mundo lejano, inexistente, porque la cuesti\u00f3n religiosa ha desaparecido de su horizonte vital. En una lista de diez aspectos de la vida, la religi\u00f3n ocupa el noveno lugar, s\u00f3lo por delante de la pol\u00edtica.
\n
\n1.2.<\/em><\/strong> A principios del nuevo siglo<\/em><\/strong>
\n <\/em><\/strong>
\nLos j\u00f3venes en este siglo XXI siguen marcados por el realismo, el pragmatismo y el utilitarismo. No creen en las utop\u00edas y no se f\u00edan de ning\u00fan tipo de revoluci\u00f3n. Necesitan menos el apoyo de unas creencias y abandonan con facilidad los \u00e1mbitos de trascendencia pol\u00edticos y religiosos. No se entusiasman frecuentemente. Conf\u00edan en sus amigos, se sienten a gusto en sus familias. En su vida prima la atomizaci\u00f3n, la simultaneidad, la superficialidad. Sehan instalado en la cotidianidad. No tienen grandes convicciones. Son permisivos, tolerantes, relativistas. Les gusta jugar con m\u00faltiples opciones y saben reconciliar identidades contradictorias. Se sienten libres, consumistas, generosos, aut\u00e9nticos. No aceptan la injusticia y quieren ser solidarios. Apuestan por fines nobles, pero les falta el ejercicio de la disciplina. Han crecido sin que les hayan hablado del concepto de l\u00edmite. El l\u00edmite no es plausible para ellos. La pregunta religiosa no aparece normalmente en su horizonte vital. En una lista de cosas importantes en su vida colocar\u00e1n a la familia en los primeros lugares y a la religi\u00f3n y a la pol\u00edtica en los \u00faltimos. Su refugio es la diversi\u00f3n y su para\u00edso la noche.
\n\u00bfY la fe en Dios?
\nEn 2002 hay datos[8]<\/a> de la religiosidad juvenil que realmente sorprenden: se consideran cat\u00f3licos el 66% y no creyentes el 32% (indiferentes un 16%, agn\u00f3sticos un 6% y ateos un 10%), pero la creencia en Dios tiene una aceptaci\u00f3n del 69% y la divinidad de Jesucristo es admitida por un 55%. Se posicionan como cat\u00f3licos practicantes un 38% y sin embargo van a misa una vez al mes s\u00f3lo el 21%. Y lo que resulta m\u00e1s dif\u00edcil de comprender: creen en Dios un 37% de los indiferentes, un 23% de los agn\u00f3sticos y un 6% de los ateos. Cuando se indaga un poco m\u00e1s se descubre que los j\u00f3venes no creyentes creen en un Dios cosmovitalista, como energ\u00eda c\u00f3smica, como aquello que hay de positivo en hombres y mujeres. Esta extra\u00f1a mezcla nos enfrenta a una tendencia inquietante: la imagen de Dios se despersonaliza, se vac\u00eda desde la perspectiva cristiana en la experiencia de trascendencia de no pocos j\u00f3venes espa\u00f1oles.
\nEn J\u00f3venes espa\u00f1oles 2005<\/em> los datos[9]<\/a> sobre la increencia juvenil en Espa\u00f1a resultan ya abrumadores: un 46% se declaran indiferentes, agn\u00f3sticos y ateos. Los que se consideran \u201ccat\u00f3licos muy practicantes\u201d llegan a un 10% y los \u201ccat\u00f3licos no muy practicantes\u201d un 39%. La creencia en Dios ha pasado de un 65% en 1999 a un 55% en 2005. Y de nuevo una sorpresa: rezan por lo menos alguna vez el 58% de los j\u00f3venes\u2026 Y de los j\u00f3venes no creyentes rezan alguna vez el 40%. \u00bfParadojas? \u00bfContradicciones? \u00bfO una realidad juvenil que necesita estudios m\u00e1s precisos en su dimensi\u00f3n religiosa? Algo est\u00e1 claro: la corriente de la increencia juvenil en Espa\u00f1a sigue aumentando\u2026
\n <\/p>\n\n
\nHace a\u00f1os[10]<\/a> hac\u00eda unas reflexiones sobre el car\u00e1cter complejo de la indiferencia religiosa, que hoy me atrever\u00eda a aplicar a la increencia juvenil en general.
\nLos datos de los \u00faltimos a\u00f1os describen a una \u201cminor\u00eda agn\u00f3stica y atea\u201d muy coherente con su postura, y con una conciencia clara de los interrogantes fundamentales de la existencia y de la necesidad de un compromiso humanista. Pero las contradicciones e incongruencias, que desde el punto de vista te\u00f3rico podemos comprobar en los \u00faltimos a\u00f1os en el ambiente de la increencia juvenil, nos pueden desvelar la ambig\u00fcedad y la confusi\u00f3n de la experiencia \u201cno creyente\u201d de bastantes adolescentes y j\u00f3venes perdidos en una sociedad compleja y laica.
\nEs posible que su increencia, salvo en esa minor\u00eda que hemos se\u00f1alado, sea la conclusi\u00f3n existencial de una profunda perplejidad en la que los valores de la esfera religiosa est\u00e1n velados, mutilados, negados o solapados por intereses cotidianos. Estos intereses son de por s\u00ed capaces de orientar la inteligencia y, sobre todo, la voluntad de los j\u00f3venes en una actitud de satisfacci\u00f3n vital y de ausencia de interrogantes. Esa actitud se caracteriza, desde el punto de vista subjetivo, por la carencia de inquietud religiosa y, objetivamente, por la afirma\u00adci\u00f3n de lairrevelancia de Dios y de la dimensi\u00f3n religiosa en el plano axiol\u00f3gico. Se trata, por tanto, de un desinter\u00e9s por lo reli\u00adgioso en el plano intelectual y de un desafecto a nivel de la voluntad, cuya etiolog\u00eda es compleja e incluso confusa. En el fondo supone un juicio impl\u00edcito o pr\u00e1ctico sobre la falta de signi\u00adficatividad de la religi\u00f3n, compatible en la vida cotidiana con restos de experiencias religiosas o con fragmentos de verdades cristianas.
\nCreo que en su mayor\u00eda estos j\u00f3venes no creyentes se hallan perdidos en la superficie de la realidad. Vivenen la despreocupaci\u00f3n frente a lo religioso, adolecen, sin nostal\u00adgias turbadoras, de insensi\u00adbilidad ante ciertos valores, ante experiencias de sentido y de totalidad. En el fondo no se pronuncian existencialmente ni a favor ni en contra de Dios. Le niegan a la cuesti\u00f3n religiosa toda consistencia, pero de una forma poco refleja y nada cr\u00edtica. Lo decisivo en sus vidas es la realidad inmediata, el placer, la diversi\u00f3n, los objetivos profesiona\u00adles, el poder, la felicidad como sue\u00f1o, el \u00e9xito, el dinero, el consumo, el vivir cada d\u00eda sin horizonte trascendente.
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\n2.1. La crisis de la socializaci\u00f3n religiosa: la familia del pacto y del desbordamiento<\/em><\/strong>
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\nEl santuario tradicional de la familia se siente fuertemente sacudido en los \u00faltimos 50 a\u00f1os. El control de la sexualidad y las nuevas t\u00e9cnicas de reproducci\u00f3n, la permisividad ambiental, el nuevo papel de la mujer en la sociedad, la secularizaci\u00f3n de las costumbres, el pluralismo social y religioso, la llamada sociedad del bienestar que reemplaza con \u00e9xito funciones que durante siglos ha venido ejerciendo la familia, la pluriformidad de los modelos familiares… han supuesto graves tensiones para la familia tradicional y para su papel socializador. Esto no supone el fin de la familia. Al contrario, se percibe en occidente una revaloraci\u00f3n del n\u00facleo familiar como lugar de encuentro y aceptaci\u00f3n en medio de una sociedad confusa y conflictiva. Pero los padres se sienten desbordados con sensaci\u00f3n de desconcierto, provocada en parte por estrategias educativas equivocadas, por falta de autoridad y por cierta incapacidad para establecer l\u00edmites definidos para sus hijos.
\nEl refugio familiar tiene, sobre todo, un car\u00e1cter emocional y afectivo, y tambi\u00e9n econ\u00f3mico. Porque desde el punto de vista ideol\u00f3gico y religioso la familia ha dejado de desempe\u00f1ar el papel de otros tiempos: sobre temas pol\u00edticos y religiosos ya no se discute. Hay como un pacto de no agresi\u00f3n en estos temas, porque en realidad esas cuestiones se han desplazado a la periferia de las preocupaciones e intereses de padres e hijos, quiz\u00e1s tambi\u00e9n porque hay m\u00e1s conciencia de lo que significan el respeto, la tolerancia, la libertad de opini\u00f3n. Pero tambi\u00e9n porque se da en los padres una actitud de dejaci\u00f3n frente a sus deberes educativos, motivada por la impotencia ante la complejidad de las situaciones y la cantidad de desaf\u00edos que sobrepasan sus capacidades, por el cansancio, por el deseo de tener, al menos, un rinc\u00f3n de paz donde poder respirar y descansar de las tensiones y conflictos de la vida cotidiana.
\nHasta hace relativamente poco la educaci\u00f3n en el plano de los valores se basaba en \u201cprocesos postfigurativos\u201d: los padres ense\u00f1aban a sus hijos, lo que ellos hab\u00edan aprendido de los abuelos… La sociedad actual, sin embargo, est\u00e1 imponiendo \u201cprocesos configurativos\u201d: las nuevas generaciones asimilan los valores a trav\u00e9s de amigos y compa\u00f1eros, por medio de la TV, radio, m\u00fasica, internet, bajo el influjo de corrientes y modas ef\u00edmeras.
\nAs\u00ed la familia ha dejado de ser un agente de socializaci\u00f3n religiosa: los ni\u00f1os crecen, en la mayor\u00eda de las familias, sin la experiencia del valor religioso como referencia existencial, salvo en familias convencionalmente cristianas, en las que los hijos ya adolescentes rechazan sin discusiones ni conflictos la fe y la pr\u00e1ctica religiosa de sus padres por considerarlas poco significativas o poco coherentes. El ansia de autenticidad les lleva a menospreciar como moralizantes o legalistas las actitudes religiosas de sus entornos familiares. Y los conflictos de roles paterno y materno pueden originar en los hijos problemas afectivos en relaci\u00f3n con el padre, que haga dif\u00edcil el acceso a la experiencia de Dios, proyectando sobre \u00e9l conflictos de car\u00e1cter afectivo.
\n
\n2.2. La irrelevancia social de la cuesti\u00f3n religiosa: los j\u00f3venes como ciudadanos de una sociedad compleja y confusa<\/em><\/strong>
\n <\/em><\/strong>
\nSecularizaci\u00f3n y libertad religiosa, pluralismo y tolerancia, individualismo y solidaridad, filosof\u00eda de mercado y pol\u00edtica social, ambiente empirista y tendencias espiritualistas, participaci\u00f3n democr\u00e1tica y poderes an\u00f3nimos, ciencia y esoterismo, violencia y movimientos pacifistas, sensibilidad ecol\u00f3gica y contaminaci\u00f3n ambiental, pol\u00edtica y corrupci\u00f3n… son algunos de los binomios que describen la complejidad inabarcable de nuestras sociedades occidentales.
\nYa no est\u00e1n vigentes los sistemas de referencias globales de car\u00e1cter ideol\u00f3gico y religioso que nos han orientado en las \u00faltimas d\u00e9cadas: s\u00f3lo quedan subsistemas o fragmentos de ideolog\u00edas que no tienen la capacidad para abrir un camino en la jungla de la sociedad contempor\u00e1nea. As\u00ed el pluralismo ideol\u00f3gico se hace ilimitado e inabarcable y reina la confusi\u00f3n: son muchas y muy dispares las jerarqu\u00edas de valores en circulaci\u00f3n.
\nAdultos y j\u00f3venes est\u00e1n obsesionados por la inseguridad y por la vulnerabilidad de las relaciones afectivas y sociales. As\u00ed se puede entender esa b\u00fasqueda continua de espacios privados, y el tribalismo de muchos j\u00f3venes necesitados de apoyos emocionales y de grupos cerrados. Y desde ellos hacen una selecci\u00f3n a la carta de las diversas ofertas de todo tipo que se dan en la sociedad, guiados por el inmediatismo, el hedonismo, el af\u00e1n de vivencias y sensaciones, el cultivo de la imagen.
\nYa no se cree en los grandes mitos, grandes palabras o en las utop\u00edas pol\u00edticas y religiosas. Se conf\u00eda en el amigo, en la familia, en el entorno cercano, mientras se toma distancia de las instituciones sociales y se rechazan las iglesias. Se siente la necesidad de sentido, de orientaci\u00f3n, de luz en un mundo complejo y conflictivo, pero resulta dif\u00edcil fiarse de alguien porque no hay certezas absolutas.
\nDios est\u00e1 presente en este mundo al que ama y al que ofrece la salvaci\u00f3n. Pero la experiencia de Dios resulta m\u00e1s dif\u00edcil y menos plausible, porque lo religioso aparece como insignificante bajo el diluvio de mensajes, modas, propuestas de todo tipo en una sociedad secular y laica.
\n
\n2.3. El narcisismo ambiental en la sociedad de la diversi\u00f3n y de la inmediatez<\/em><\/strong>
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\nDescubrimos en la sociedad actual s\u00edntomas de una curiosidad morbosa por todo lo esot\u00e9rico y paranormal, por lo misterioso. Pero la nostalgia del Misterio, como realidad sagrada, se ve dificultada por el consumismo, el utilitarismo, el pragmatismo, el narcisismo. No se tienen grandes aspiraciones ni se buscan ideales por los que vivir, y menos por los que morir. Los dem\u00e1s son bienvenidos si no traen problemas: no hay ning\u00fan deseo de asomarse a su misterio personal ni de profundizar en el propio. Es mejor vivir al d\u00eda y con relaciones gratificantes y superficiales. Se huye del dolor y se margina socialmente la realidad de la muerte, experiencias ambas que durante siglos abr\u00edan a los hombres y mujeres a la pregunta del m\u00e1s all\u00e1 y del Misterio trascendente.
\nYa en 1983 Gilles Lipovetsky hablaba del neonarcisismo como nuevo esp\u00edritu del tiempo, en el que s\u00f3lo la esfera de lo privado puede sobrevivir en el maremoto de apat\u00eda fr\u00edvola que todo lo invade. La preocupaci\u00f3n del individuo se centra en su yo y en sus vaivenes psicol\u00f3gicos. El desarrollo ps\u00edquico se convierte en una nueva bulimia: psicoan\u00e1lisis, yoga, zen, expresi\u00f3n corporal, din\u00e1mica de grupo, meditaci\u00f3n trascendental\u2026 est\u00e1n provocando un formidable empuje narcisista, encerrando al sujeto en una circularidad regida s\u00f3lo por laautoseducci\u00f3n del deseo. As\u00ed la b\u00fasqueda de autenticidad relega totalmente la reciprocidad, y el conocimiento obsesivo de s\u00ed mismo prevalece sobre el reconocimiento del otro, que se abandona en la sombra como polo de referencia en el proceso de humanizaci\u00f3n[11]<\/a>.
\nLa experiencia de los \u00faltimos a\u00f1os ha confirmado las agudas reflexiones del soci\u00f3logo Gilles Lipovetsky. El trastorno narcisista de la personalidad es un s\u00edndrome t\u00edpico de nuestro tiempo posmoderno, por el que se paga un alto precio: vulnerabilidad, desamparo, soledad, vac\u00edo, ausencia de sentido, inflaci\u00f3n del yo y de sus necesidades, miedo a la alteridad, fragilidad en las relaciones, rechazo instintivo de los l\u00edmites que supone la finitud existencial. Se cierran los ojos a la realidad y a su opacidad ineludible, y se vive en una nube cargada de sentimientos de omnipotencia. Hay predisposici\u00f3n a la solidaridad. Pero con frecuencia el acto de generosidad est\u00e1 orientado hacia la b\u00fasqueda del \u00e9xito personal, y en el fondo alimentando la autoestima narcisista y la valoraci\u00f3n desorbitada del yo. El compromiso por los dem\u00e1s tiene una base fr\u00e1gil, ya que la b\u00fasqueda de gratificaci\u00f3n instrumentaliza al otro y sus posibles demandas[12]<\/a>.
\nEl narcisista, encadenado a sus deseos y necesidades, tiene graves dificultades para abrirse gratuitamente a alguien, que no pueda controlar para ponerlo al servicio de sus intereses. El narcisista no es capaz de discernir la alteridad, no la siente como una posibilidad de maduraci\u00f3n[13]<\/a>. Tiende a manipular la realidad del otro (y por tanto tambi\u00e9n el Misterio de Dios) para adecuarlo a sus deseos, para convertirlo en herramienta \u00fatil de su egocentrismo. Abrirse a la aut\u00e9ntica experiencia de Dios supone la destrucci\u00f3n radical de los muros y defensas de un joven obsesionado por su yo.
\nLos j\u00f3venes, en su mayor\u00eda, no rechazan a Dios y creen en \u00e9l: pero lo desean familiar, cercano, domesticado, gratificante emocionalmente. Es preferible una imagen de Dios como fuerza c\u00f3smica manipulable, que no como un T\u00fa en un di\u00e1logo responsable y exigente. A los adolescentes y j\u00f3venes les resulta muy dif\u00edcil comprender que la fe tiene que ver tambi\u00e9n con desierto, sed, abismo, noche oscura, con el \u201cMysteriumtremendum et fascinosum\u201d de la b\u00fasqueda religiosa del ser humano durante milenios.
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\n2.4. Banalidad existencial y ausencia de pasi\u00f3n: la larga sombra del empirismo<\/em><\/strong>
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\nAugusto Comte (1798-1857) pretendi\u00f3 sistematizar la historia de la humanidad como una evoluci\u00f3n progresiva bajo la \u201cley de los tres estadios\u201d. En el tercer estadio (\u201cestadio positivista\u201d) ni la religi\u00f3n ni la metaf\u00edsica tienen ya raz\u00f3n de ser. Seg\u00fan Comte, si la religi\u00f3n caracteriz\u00f3 la edad antigua y la metaf\u00edsica la edad media, la ciencia caracterizar\u00e1 la edad moderna y plantar\u00e1 su trono sobre las ruinas definitivas de la religi\u00f3n y de la metaf\u00edsica. Porque la din\u00e1mica de este desarrollo de la humanidad no se puede detener y el triunfo del positivismo est\u00e1 totalmente garantizado.
\nComte no tuvo \u00e9xito, desautorizada toda su construcci\u00f3n hist\u00f3rica por investigaciones m\u00e1s precisas y objetivas. Pero su influjo hasta nuestros d\u00edas es innegable, a pesar de los abundantes elementos triviales de su obra. Y se alza como el profeta del nuevo tiempo. Elabora m\u00e1s sistem\u00e1ticamente que otros las bases positivistas de la incipiente \u00e9poca tecnocr\u00e1ti\u00adca: la ciencia y la t\u00e9cnica como las fuerzas hist\u00f3ricas que necesaria\u00admente alcanzar\u00e1n el definitivo progreso de la humani\u00addad.
\nEl prodigioso avance de las ciencias experimentales en los \u00faltimos cincuenta a\u00f1os ha creado una atm\u00f3sfera empirista que lo invade todo. Y en el \u00e1mbito religioso esta sensibilidad empirista es un obst\u00e1culo serio para la aceptaci\u00f3n de la fe en Dios, Misterio insondable que se escapa a los controles experimentales y que desaf\u00eda nuestra ansia de dominio y manipulaci\u00f3n.
\nAdolescentes y j\u00f3venes van creciendo en este ambiente empirista, centrados en el tener y en el sentir, intentando al mismo tiempo que los acontecimientos, vivencias y experiencias no dejen huellas, siempre ligeros de equipaje para no perder las m\u00faltiples ocasiones que se presentan, provisionales y pasajeras como hojas de oto\u00f1o.
\nY por otro lado podemos contemplar el siglo XX como un siglo de grandes pasiones: ni el progreso de la ciencia y de la t\u00e9cnica, ni las ideolog\u00edas pol\u00edticas que han recorrido el siglo con utop\u00edas y revoluciones, ni las guerras mundiales y regionales que lo han sembrado de violencia y terror, ni los miles de m\u00e1rtires que han dado testimonio de su Dios o de su esperanza terrena, ni la literatura, ni las vanguardias de la pintura, ni la historia del cine, ni el inicio de la conquista del espacio… pueden entenderse sin mujeres y hombres apasionados por una idea, por un proyecto, por una causa, por la b\u00fasqueda incesante de la libertad, del amor, de la belleza.
\nY ahora vivimos el reflujo de la pasi\u00f3n: salvo los hinchas de los clubs de f\u00fatbol o los fans de ciertos cantantes, nadie parece entusiasmarse por algo serio y definitivo, nadie parece apasionarse por alguien.
\nLo m\u00e1s acertado es no hacer renuncias ni grandes sacrificios, no ponerse l\u00edmites, no encorsetarse en un credo determinado, mantener la libertad de abandonar cualquier compromiso para entregarse a la inmediatez de los deseos y necesidades: patinar, flotar, volar, no atarse ni dejarse entusiasmar por la pasi\u00f3n. Se vive durante a\u00f1os con la fantas\u00eda de que la existencia se puede programar y dirigir con la libertad que da un imaginario y omnipotente mando a distancia: \u201cTodos los delirios de grandeza, actuar a distancia sobre el mundo, vencer la gravedad, experimentar la omnipotencia del pensamiento, pueden ser satisfechos pulsando un bot\u00f3n, atravesando una c\u00e9lula fotoel\u00e9ctrica\u201d[14]<\/sup><\/sup><\/a>.
\nLa ciencia y la tecnolog\u00eda al servicio del consumo alientan el deseo de omnipotencia. Pascal Bruckner afirma gr\u00e1ficamente que el progreso atiza nuestra fiebre. La t\u00e9cnica nos mantiene en la religi\u00f3n de la avidez, haciendo que lo posible se vuelva deseable, y lo deseable, necesario. Los j\u00f3venes lo quieren todo y su contrario: que la sociedad los proteja sin prohibirles nada, sin obligarles a nada, que los asista con afecto, pero sin importunarlos, que est\u00e9 ah\u00ed para ellos sin que ellos est\u00e9n ah\u00ed para la sociedad. La soberan\u00eda del capricho pulveriza el principio de la alteridad y debilita los fundamentos del sujeto, porque no se plantean l\u00edmites de ning\u00fan tipo a la avalancha de los deseos[15]<\/a>. Y Dios se desvanece en esa jungla de los deseos, en la que resulta casi imposible el reconocimiento de la alteridad del Misterio trascendente.
\nComo lo expresa J. A. Marina: \u201cEl Yo se est\u00e1 convirtiendo en un \u201cconjunto impreciso\u201d. En todas partes se produce la desaparici\u00f3n de la realidad r\u00edgida, la desubstanciaci\u00f3n<\/em>, lo que dirige la posmodernidad. Nuestra forma de vivir que no acierta a comprender otros valores que no sean los de la satisfacci\u00f3n inmediata fomenta una disoluci\u00f3n del Yo \u2013el Yo disoluto, por decirlo en lenguaje un poco anacr\u00f3nico\u201d[16]<\/a>. Y este Yo disoluto dif\u00edcilmente est\u00e1 dispuesto a trepar por las escarpadas veredas que llevan a la experiencia de la Trascendencia.
\n <\/p>\n\n
\n\u00bfQu\u00e9 hacer? Entre otras cosas, acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes para que abran los ojos. El descubrimiento creyente de Dios en la historia necesita capacidad de contemplaci\u00f3n de la realidad cotidiana. Y en esa contemplaci\u00f3n puede brotar la convicci\u00f3n de que el Misterio ya est\u00e1 ah\u00ed: m\u00e1s all\u00e1 de todo, como la presencia evidente de un amor ausente, que me llena de luz y sentido. En los j\u00f3venes hay sensibilidad que puede ser educada para esta experiencia por el camino de la compasi\u00f3n.
\nLa autenticidad de la propia vida, su profundidad y su misterio se descubren cuando el ser humano decide descentrarse. Nuestra existencia empieza a adquirir consistencia y sentido cuando es capaz de estar a la escucha del otro, de sus necesidades y de sus gritos de auxilio. Salir de uno mismo es el camino para encontrarse en la autenticidad. Vivir es emprender un camino de \u00e9xodo hacia los dem\u00e1s. Y en ese camino comprobamos la existencia de obst\u00e1culos, de l\u00edmites, tenemos experiencias de contraste que nos obligan a buscar. El otro y su sufrimiento nos impulsan a abrir los ojos y a mirar m\u00e1s all\u00e1. El adolescente y el joven en sus experiencias cotidianas de disponibilidad, de altruismo, de servicio gratuito, con su viva sensibilidad ante el dolor y la injusticia… van captando sus impotencias, sus l\u00edmites, su realidad de criatura contingente: el otro se convierte en s\u00edmbolo, puente hacia una posible Realidad de la que pueda proceder la luz y el sentido que se ans\u00edan. En pocas palabras, abrir el coraz\u00f3n de adolescentes y j\u00f3venes a la compasi\u00f3n ser\u00eda uno de los medios m\u00e1s adecuados para hacer frente al fen\u00f3meno de la increencia juvenil.<\/p>\n
\n[1]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. J. ELZO, Actitudes de los j\u00f3venes espa\u00f1oles frente al tema religioso<\/em>, en P. GONZ\u00c1LEZ BLASCO (y otros), J\u00f3venes espa\u00f1oles 89<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 1989, 306-307.
\n[2]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. R. D\u00cdAZ-SALAZAR, La transici\u00f3n religiosa de los espa\u00f1oles<\/em>, en R. D\u00cdAZ-SALAZAR – S. GINER (ed.), Religi\u00f3n y sociedad en Espa\u00f1a<\/em>, CIS, Madrid 1993, 96: \u00abLa creencia en Dios es ampliamente compartida por los espa\u00f1oles (81%). S\u00f3lo el 13% niega la existencia de Dios. Las im\u00e1genes que los espa\u00f1oles tienen de Dios son las de un Ser superior de quien depende todo el mundo (28%), un Padre que nos ama y se preocupa por nosotros (25%), un Ser todopoderoso, creador y juez (23%)\u00bb.
\n[3]<\/sup><\/sup><\/a>M. REQUENA, Juventud y religi\u00f3n en Espa\u00f1a<\/em>, en M. MART\u00cdN SERRANO, Historia de los Cambios de Mentalidades de los J\u00f3venes entre 1960-1990<\/em>, Instituto de la Juventud, Madrid 1994, 87.
\n[4]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. J. ELZO, La religiosidad de los j\u00f3venes espa\u00f1oles<\/em>, en J\u00f3venes espa\u00f1oles 94<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 1994, 148. 157-161. 178.
\n[5]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. J. ELZO, La religiosidad de los j\u00f3venes espa\u00f1oles<\/em>, 141-143. 180.
\n[6]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. ibid<\/em>.<\/em>, 180-181.
\n[7]<\/sup><\/sup><\/a>Cf. ibid<\/em>., 181.
\n[8]<\/a> Cf. J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO (Dir.), J\u00f3venes 2000 y Religi\u00f3n<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 2004. En este estudio publicado en el 2004, cuyos datos fueron recopilados en el 2002, se introdujeron tambi\u00e9n las respuestas de adolescentes de 13 y 14 a\u00f1os, rompiendo el criterio b\u00e1sico mantenido hasta ese momento en estos estudios sobre los j\u00f3venes espa\u00f1oles de la Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda de analizar muestras de adolescentes y j\u00f3venes entre los 15 y 24 a\u00f1os.
\n[9]<\/a> Cf. P. GONZ\u00c1LEZ BLASCO (Dir.), J\u00f3venes espa\u00f1oles 2005<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 2006. Quiz\u00e1s lo primero que llama la atenci\u00f3n tras la lectura del cap\u00edtulo que el Informe dedica a la religiosidad de los j\u00f3venes es el dato, que nos resulta incomprensible, de que \u201cen el a\u00f1o 2005 la categor\u00eda \u201ccat\u00f3lico no practicante\u201d ha sido eliminada del cuestionario\u201d (p. 250). \u00bfEliminada? \u00bfPor qu\u00e9? No se da ninguna raz\u00f3n.
\nJavier Elzo afirma: \u201cDesgraciadamente un error se ha deslizado en el cuestionario y \u201cha saltado\u201d una posici\u00f3n en la escala \u2013la de \u201clos cat\u00f3licos no practicantes\u201d- <\/em>(p. 92). Es decir, el Informe prescinde de la categor\u00eda con m\u00e1s alto porcentaje en 1999, entre los j\u00f3venes de 15 a 24 a\u00f1os: 31.9%. No es cualquier cosa. \u00bfSe trata de un error fortuito o de una eliminaci\u00f3n intencionada? En todo caso nos parece un grave error, que condiciona significativamente la credibilidad de este trabajo sobre la religiosidad juvenil, porque no podemos controlar hacia qu\u00e9 postura se han decantado en el cuestionario los j\u00f3venes que proven\u00edan de ese grupo de cat\u00f3licos no practicantes. Porque afirma el autor del cap\u00edtulo en p. 250: \u201cLos cat\u00f3licos \u201cno practicantes\u201d hab\u00edan sido denominados con frecuencia \u201ccat\u00f3licos nominales\u201d, de puro nombre, y su eliminaci\u00f3n como alternativa del cuestionario ha obligado probablemente a no pocos de ellos a decantarse por opciones m\u00e1s tajantes. Bastantes se han decidido por presentarse como \u201ccat\u00f3licos no muy practicantes\u201d, otros se han alistado en las filas de los \u201cno creyentes\u201d y de los indiferentes\u201d.
\n[10]<\/a> Cf. A. JIM\u00c9NEZ ORTIZ, Por los caminos de <\/em>la increencia. La<\/em> fe en di\u00e1logo<\/em>, Ed. CCS, Madrid 1993, 105-106.
\n[11]<\/a> Cf. G. LIPOVETSKY, La era del vac\u00edo. Ensayos sobre el individualismo contempor\u00e1neo,<\/em> Anagrama, Barcelona 1986, 51. 54. 55. 60. 70. La edici\u00f3n francesa es de 1983.
\n[12]<\/a> L. HORSTEIN, Narcisismo. Autoestima, identidad, alteridad<\/em>, Paid\u00f3s, Buenos Aires \u2013 Barcelona \u2013 M\u00e9xico, 2000, 75: \u00abEl narcisista (\u2026) se aleja de los otros o se aferra a los otros. Se aleja cuando siente que amenazan su fr\u00e1gil equilibrio. Se aferra cuando su sed de objeto s\u00f3lo se sacia en presencia de aquel a quien le toca la funci\u00f3n de reflejar al sujeto. Su ausencia torna borrosa tanto la representaci\u00f3n de s\u00ed como la del otro. En sus encuentros y logros dos interrogantes resuenan: \u00bfqui\u00e9n es yo? y \u00bfcu\u00e1nto valgo yo?\u00bb
\n[13]<\/a> Ibid<\/em>.<\/em>, 69: \u00abEl paciente parece atrapado a la vez por una autonom\u00eda que se transforma en soledad devastadora y un acercamiento con el otro que confina con la fusi\u00f3n mort\u00edfera. (\u2026) Lo intolerable es la alteridad. Un exceso de presencia es intrusi\u00f3n. Un exceso de ausencia es p\u00e9rdida.\u00bb
\n[14]<\/sup><\/sup><\/a> P. BRUCKNER, La tentaci\u00f3n de la inocencia<\/em>, Anagrama, Barcelona 21996, 63.
\n[15]<\/a> Cf. ibid<\/em>.<\/em>, 64. 108. 110.
\n[16]<\/a> J. A. MARINA, Cr\u00f3nicas de la ultramodernidad<\/em>, Anagrama, Barcelona 2000, 142.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"