{"id":8121,"date":"2007-04-01T00:00:43","date_gmt":"2007-03-31T22:00:43","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8121"},"modified":"2007-04-01T00:00:43","modified_gmt":"2007-03-31T22:00:43","slug":"la-situacion-religiosa-de-los-jovenes-en-europa","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-situacion-religiosa-de-los-jovenes-en-europa\/","title":{"rendered":"La situaci\u00f3n religiosa de los j\u00f3venes en Europa."},"content":{"rendered":"

Ensayo de interpretaci\u00f3n y propuestas de acci\u00f3n<\/h1>\n

Juan Mart\u00edn Velasco<\/strong>, te\u00f3logo, profesor em\u00e9rito del Instituto Superior de Pastoral (Madrid)
\n <\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nTras ofrecer algunos elementos para interpretar la crisis religiosa actual, manifestada en el deterioro de las mediaciones del sistema cristiano y la consiguiente ruptura de su transmisi\u00f3n, el art\u00edculo aborda la necesidad de un cambio de modelo en la comprensi\u00f3n de la misma Iglesia, y de pasar de un cristianismo \u201ceclesiastizado\u201d a un cristianismo personalizado; y de proponer una pastoral centrada en el cultivo de la experiencia de fe: la fe tiene vocaci\u00f3n de experiencia.
\n 
\nTodos los an\u00e1lisis coinciden en afirmar que estamos ante una situaci\u00f3n de evidente crisis. Tambi\u00e9n parece claro que esa crisis forma parte de un hecho m\u00e1s amplio: la crisis de las religiones establecidas y, m\u00e1s concretamente, de sus instituciones en la Europa actual; como parece claro que la juventud es el sector m\u00e1s afectado por esa crisis generalizada. La crisis tiene su manifestaci\u00f3n m\u00e1s visible en el deterioro de las mediaciones del sistema cristiano: pr\u00e1cticas, creencias y pertenencia institucional. Probablemente pueda tambi\u00e9n afirmarse que existe un elemento que subyace a todas esas manifestaciones: la \u201cdesregulaci\u00f3n del creer\u201d, es decir, el hecho de que las instituciones y sus responsables han dejado de regular de forma normativa la vida religiosa de sus miembros y estos han comenzado a definir su propia identidad religiosa y a realizarla, de acuerdo con criterios personales, al margen de los criterios y las normas de las jerarqu\u00edas de la instituci\u00f3n<\/sup><\/sup><\/a>
\nLos indicios m\u00e1s evidentes de la crisis son el hecho de que el catolicismo haya comenzado a ser minoritario en algunos pa\u00edses europeos y, en Espa\u00f1a, por primera vez, los j\u00f3venes que se declaran cat\u00f3licos est\u00e9n por debajo del 50% de la poblaci\u00f3n. Este hecho ha conducido a que desde hace algunos a\u00f1os venga constat\u00e1ndose y lament\u00e1ndose que en Europa se haya roto la cadena de la transmisi\u00f3n del cristianismo a las generaciones j\u00f3venes, con el consiguiente peligro para el futuro del cristianismo en nuestro continente.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Elementos para una interpretaci\u00f3n del hecho<\/strong>.<\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nParece claro que el fen\u00f3meno es el resultado de una cambio hist\u00f3rico, cultural, social, \u201cepocal\u201d, como dicen algunos, cuyas ra\u00edces coinciden con el comienzo de la Modernidad y que ha eclosionado en la segunda mitad del siglo XX, al extenderse al conjunto de la sociedad el impacto de los principios que pusieron en marcha el proceso modernizador. El cambio es tan profundo y tan generalizado que tal vez pueda ser comparado con esos momentos de la historia que han constituido verdaderas mutaciones en la vida religiosa de la humanidad: neol\u00edtico, aparici\u00f3n de la agricultura y la domesticaci\u00f3n de los animales y con ello \u201cla revoluci\u00f3n de mayores consecuencias\u201d (M.Eliade); nacimiento de las grandes culturas de la Antig\u00fcedad, aparici\u00f3n de las ciudades, diferenciaci\u00f3n de la sociedad y surgimiento de las religiones nacionales polite\u00edstas; y \u201ctiempo eje\u201d (K. Jaspers), en torno al siglo VI antes de Cristo, con la individualizaci\u00f3n del sujeto de las sociedades en las que nace y la aparici\u00f3n de las condiciones para el desarrollo de las grandes religiones salv\u00edficas y universales que han perdurado hasta nuestro tiempo.
    \nEl aspecto m\u00e1s importante de la mutaci\u00f3n que supone la Modernidad es lo que se ha llamado \u201cla individualizaci\u00f3n del creer\u201d, es decir, la radicalizaci\u00f3n de la toma de conciencia de la autonom\u00eda del individuo en relaci\u00f3n con las sociedades en las que estaba inmerso y el surgimiento de las condiciones que le permitir\u00e1n pensar por su cuenta \u2013aude<\/em> sapere, atr\u00e9vete a pensar<\/em>-, hacerse cargo de su vida, decidir por s\u00ed mismo en relaci\u00f3n con su destino, el sentido de su vida y la b\u00fasqueda de la felicidad. Ese conjunto de factores que producen la ruptura con la visi\u00f3n jerarquizada de la vida y extienden la organizaci\u00f3n democr\u00e1tica de la vida social y, en definitiva, la superaci\u00f3n del \u201cantiguo r\u00e9gimen\u201d. Hoy percibimos con claridad c\u00f3mo la ruptura de ese antiguo r\u00e9gimen ten\u00eda que afectar por necesidad a la vida religiosa de las personas, dada la estrecha vinculaci\u00f3n del cristianismo con \u00e9l, no s\u00f3lo por la implicaci\u00f3n de las Iglesias con sus estamentos rectores del mismo, sino porque el sistema cristiano hab\u00eda interiorizado la visi\u00f3n de la realidad, la escala de valores e incluso el imaginario del r\u00e9gimen que la Modernidad ven\u00eda a sustituir. Eso explica la crisis religiosa generalizada que se ha seguido de la extensi\u00f3n, a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado, de los principios modernizadores a la masa de la poblaci\u00f3n.
    \nPero todos somos conscientes de la enorme complejidad del fen\u00f3meno hist\u00f3rico que resume la palabra \u201cModernidad\u201d. De ah\u00ed, tambi\u00e9n, la complejidad de sus repercusiones sobre la vida religiosa, que manifiesta la situaci\u00f3n religiosa actual. En efecto, tambi\u00e9n forma parte de la Modernidad la toma de conciencia de la igualdad de todos los humanos por el hecho de serlo, de su dignidad, de la necesidad del respeto de los derechos humanos, y, m\u00e1s concretamente, de la libertad. El reconocimiento al menos te\u00f3rico de estos valores pone las bases para una \u00e9tica y una espiritualidad asentadas sobre principios racionales independientes de la tradici\u00f3n cristiana. Surge as\u00ed la posibilidad de un humanismo laico, capaz de inspirar conductas de innegable valor, que en cuanto a sus contenidos ya estaba presente en la tradici\u00f3n cristiana, pero con el que las Iglesias no siempre hab\u00edan sido consecuentes.
    \nEste componente de la Modernidad explica la presencia en la sociedad actual, por debajo de los datos relativos a las conductas religiosas, de grupos de j\u00f3venes que respetan y aprecian valores positivos como la tolerancia, la paz, la justicia, algunas formas de solidaridad que ejercen en voluntariados m\u00e1s o menos espor\u00e1dicos, y, en algunos casos, manifiestan indicios de b\u00fasquedas espirituales al margen de la tradici\u00f3n cristiana. De ah\u00ed, la existencia de \u201cespiritualidades laicas\u201d o \u201cespiritualidades sin Dios\u201d, hecho caracter\u00edstico del panorama de los \u00faltimos a\u00f1os
    <\/sup><\/sup><\/a>, as\u00ed como la presencia, en proporciones no desde\u00f1ables, en j\u00f3venes alejados de toda pr\u00e1ctica religiosa regulada, del recurso a la oraci\u00f3n o la meditaci\u00f3n, y su adscripci\u00f3n a esos nuevos movimientos religiosos que en alg\u00fan pa\u00eds, como Alemania, han sido denominados Jugendreligionen<\/em>,<\/em> religiones juveniles.
    \nPor otra parte, se ha observado de forma muy pertinente que los mismos procesos sociales surgidos de la Modernidad, que ponen en peligro y en ocasiones destruyen determinadas formas tradicionales de orientaciones y conductas religiosas, producen tambi\u00e9n sobre las personas efectos que vienen a reforzar el recurso a conductas religiosas o para-religiosas o a elementos caracter\u00edsticos de las diferentes religiones. As\u00ed, la movilidad constante, el pluralismo de posibilidades contrapuestas, la constante necesidad de optar \u2013consecuencias del proceso modernizador- generan en muchas personas situaciones de estr\u00e9s, inseguridad, riesgo, soledad e incomunicaci\u00f3n que les hacen desear y buscar el cobijo de una comunidad, la gu\u00eda de un maestro, la seguridad de un marco de normas a que atenerse, sistemas de certezas y claridades frente al relativismo
    <\/sup><\/sup><\/a> que les llevan a formar parte de grupos religiosos. Tales situaciones explican en buena medida la proliferaci\u00f3n de nuevos movimientos religiosos, la adhesi\u00f3n a grupos sectarios, la constituci\u00f3n de grupos tradicionalistas, integristas y fundamentalistas en muchas de las religiones tradicionales y lo que ha dado en llamarse el \u201checho identitario\u201d. M\u00e1s generalmente, todos estos elementos explicar\u00edan el cambio de clima en relaci\u00f3n con lo religioso que ha supuesto el paso de la Modernidad a laPosmodernidad o Transmodernidad.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. La llamada crisis de la transmisi\u00f3n del cristianismo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      <\/em>
      \nEl alejamiento de las generaciones j\u00f3venes de la religiosidad de sus padres y maestros ha sido interpretado como \u201ccrisis de la transmisi\u00f3n de la fe\u201d. No necesitamos insistir aqu\u00ed en la ambig\u00fcedad de la expresi\u00f3n. En efecto, \u201ctransmisi\u00f3n de la fe\u201d era la f\u00f3rmula utilizada en los pa\u00edses de tradici\u00f3n cristiana para designar el proceso por el que las generaciones adultas de creyentes comunicaban a las generaciones j\u00f3venes el legado del cristianismo. Tal proceso se serv\u00eda, como cauces principales, de las instituciones b\u00e1sicas de la familia, la escuela y la parroquia. Pero en \u00e9l colaboraban adem\u00e1s, de forma impl\u00edcita pero determinante, la sociedad en su conjunto y la cultura, es decir, los usos, las formas de vida, las costumbres, el imaginario colectivo, la mentalidad reinante y los marcos de valores, en una situaci\u00f3n de impregnaci\u00f3n al menos oficial de ambas por el cristianismo. Aunque la expresi\u00f3n hiciera referencia a la fe, el contenido de la transmisi\u00f3n era a la vez mucho m\u00e1s y mucho menos que ella. En realidad, abarcaba la religiosidad imperante en las sociedades tradicionalmente cristianas, parte integrante de sus formas de vida.
      \nPor eso la llamada \u201ctransmisi\u00f3n de la fe\u201d en realidad formaba parte del proceso m\u00e1s amplio de socializaci\u00f3n de las generaciones j\u00f3venes y discurr\u00eda en estrecha conexi\u00f3n con \u00e9l. El resultado del proceso pod\u00eda en algunos casos propiciar la opci\u00f3n personal de algunos sujetos por los contenidos de esa socializaci\u00f3n religiosa y favorecer la incorporaci\u00f3n personal a la fe cristiana, n\u00facleo y ra\u00edz de la religiosidad transmitida; pero pod\u00eda tambi\u00e9n reducirse en otros casos a la adscripci\u00f3n de los j\u00f3venes al sistema, a la instituci\u00f3n y a las formas de vida, m\u00e1s o menos vagamente impregnadas de cristianismo, dando as\u00ed lugar a la prolongaci\u00f3n en sus formas de vivir de un cristianismo oficial, convencional y casi meramente \u201csociol\u00f3gico\u201d.
      \nTal proceso ha entrado en crisis a lo largo del siglo XX y se ha quebrado en sus \u00faltimas d\u00e9cadas por una doble raz\u00f3n: la secularizaci\u00f3n de la sociedad y la cultura que serv\u00edan de cauce o de apoyo para esa transmisi\u00f3n, y la progresiva inmersi\u00f3n de los j\u00f3venes en el clima posmoderno, que los lleva a tomar en sus manos la orientaci\u00f3n de su propia vida al margen de los modelos de sus padres y maestros y con frecuencia contra ellos. Los j\u00f3venes de nuestros d\u00edas ser\u00e1n o no ser\u00e1n cristianos, pero lo ser\u00e1n ciertamente por decisi\u00f3n propia, de acuerdo con criterios y siguiendo formas y modelos cada vez m\u00e1s estrictamente personales
      <\/sup><\/sup><\/a>.
      \nLa descripci\u00f3n s\u00f3lo aludida de la crisis de la religiosidad y la consiguiente ruptura de la transmisi\u00f3n del cristianismo en los pa\u00edses europeos ha hecho aparecer la pregunta cada vez m\u00e1s apremiante, tanto desde fuera como desde dentro de las Iglesias, por el futuro del cristianismo en el continente en el que se extendi\u00f3 al comienzo de su historia. La respuesta, al menos entre los \u00faltimos, suele afirmar que est\u00e1 desapareciendo una forma hist\u00f3rica del cristianismo, la vigente a lo largo de los siglos de cristiandad, y que la supervivencia del cristianismo depende de que los cristianos europeos de nuestro tiempo encontremos la forma de encarnaci\u00f3n hist\u00f3rica del cristianismo que se corresponde con la nueva cultura surgida de la Modernidad y que sea capaz de responder a los retos que le plantea y a las necesidades que padecen las sociedades y los hombres de este siglo XXI que comienza
      <\/sup><\/sup><\/a>.
      \nPero para estar en disposici\u00f3n de dar con el modelo de cristianismo que buscamos se hace indispensable avanzar un poco m\u00e1s en la descripci\u00f3n de la situaci\u00f3n que venimos ofreciendo. \u00bfLo puesto en cuesti\u00f3n por la crisis es tan s\u00f3lo una forma de religiosidad, una forma de encarnaci\u00f3n hist\u00f3rica del cristianismo, como consecuencia de la crisis hist\u00f3rica, cultural o \u201cepocal\u201d resultado de la Modernidad, o asistimos m\u00e1s radicalmente a una \u201ccrisis de Dios\u201d y de la fe en \u00e9l y a una puesta en cuesti\u00f3n del cristianismo como tal? No me parece f\u00e1cil ofrecer una respuesta tajante a esa pregunta fundamental. Porque, por una parte, parece claro que lo que se desmorona ante nuestros ojos es el sistema de mediaciones generado por el cristianismo vigente, con diferencias notables, durante los siglos que van de los tiempos de Constantino y Teodosio hasta la \u00e9poca moderna, con las pr\u00e1cticas, las creencias, las conductas, y la forma institucional de organizarse y de hacerse presente en la sociedad que suele designar el t\u00e9rmino \u201ccristiandad\u201d. Por eso, contra las previsiones de los te\u00f3ricos de la secularizaci\u00f3n, la religi\u00f3n, lejos de haber desaparecido de los pa\u00edses occidentales, pasa por la proliferaci\u00f3n de nuevas formas a las que hemos aludido.
      \nPero, por otra parte, no podemos olvidar que algunas de estas nuevas formas de religiosidad han sido calificadas, con raz\u00f3n, como \u201creligiones sin Dios\u201d; adem\u00e1s, no faltan indicios que apuntan a que la continuada falta de respuesta a esa crisis y la resistencia a adoptar las reformas que requer\u00eda ha llevado a no pocos europeos a lo largo de los dos \u00faltimos siglos a poner en cuesti\u00f3n a Dios mismo y a rechazar la misma fe en \u00e9l. En esa direcci\u00f3n parecen orientar hechos como el crecimiento constante del n\u00famero de personas que se declaran no cristianas
      <\/sup><\/sup><\/a> y el de las que se confiesan no creyentes, sobre todo bajo la forma de la indiferencia. Adem\u00e1s, algunos de los que se inclinan a afirmar la \u201ccrisis de Dios\u201d creen detectar cierta contaminaci\u00f3n, en personas que siguen declar\u00e1ndose cristianas, de actitudes y conductas no creyentes que explicar\u00edan la falta de reacci\u00f3n de las Iglesias a la prolongada situaci\u00f3n de crisis religiosa<\/sup><\/sup><\/a>.
      \nLas indicaciones ofrecidas para una posible interpretaci\u00f3n del hecho de la crisis religiosa de la juventud nos orientan hacia la b\u00fasqueda de posibles respuestas de las Iglesias a la misma.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Hacia un nuevo modelo de cristianismo: del cristianismo heredado al cristianismo personalizado<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        <\/em>
        \nLa situaci\u00f3n pone de manifiesto, en primer lugar, que la respuesta a la misma no puede consistir en mantener a toda costa o recuperar a golpe de decretos o prohibiciones las mediaciones cultuales, institucionales y doctrinales que los cambios culturales han sacudido debido a su inadecuaci\u00f3n con la nueva cultura difundida por la modernidad. El error de las estrategias neoconservadoras, neoconfesionales, y \u201ctradicionalistas\u201d propuestas por la jerarqu\u00eda de la Iglesia, alarmada por la crisis provocada por la extensi\u00f3n de los principios de la Modernidad y manifestada en los a\u00f1os posteriores al Vaticano II, est\u00e1 en identificarse con los peque\u00f1os grupos de personas desestabilizadas por las nuevas condiciones de vida y en busca de seguridad, cobijo, gu\u00edas carism\u00e1ticos y certezas – que nutren los nuevos movimientos religiosos ajenos al cristianismo, muchos de los nuevos grupos sectarios y buena parte de los nuevos movimientos eclesiales surgidos como reacci\u00f3n a la crisis y en oposici\u00f3n a la aplicaci\u00f3n, no siempre adecuada, de los principios del Concilio -, y tratar de imponer al conjunto de la Iglesia las formas de realizaci\u00f3n del cristianismo que responden a su peculiar disposici\u00f3n psicosocial y espiritual.
        \nPersonalmente, pienso que nadie razonable pondr\u00e1 en cuesti\u00f3n que la Iglesia acoja a tales grupos y les ofrezca la posibilidad de responder a sus angustias y temores. Y que, por tanto, en su interior se multipliquen las comunidades c\u00e1lidas en las que los fieles que lo necesitan sean acogidos, acompa\u00f1ados y \u201cprotegidos\u201d de la intemperie que para ellos suponen las actuales sociedades sobre todo urbanas. O que admita en su seno grupos que se constituyan en peque\u00f1os reductos fortificados que defienden a sus miembros de la secularizaci\u00f3n ambiental tenida por algunos de esos creyentes como insufrible. O que tolere la constituci\u00f3n de movimientos empe\u00f1ados en laresacralizaci\u00f3n de determinadas \u00e1reas de una sociedad instalada en una cultura de la ausencia de Dios. Pero no creo que sea razonable tratar de imponer al conjunto de los cristianos esa sensibilidad, esa mentalidad y la forma de vivir el cristianismo que de ella se sigue, y marginar a los que intentan vivir el cristianismo con otra mentalidad y otros talantes. En todo caso, temo que una estrategia pastoral como esa no va a responder a los retos y las necesidades de las sociedades europeas actuales, va a convertir a los cristianos en un grupo social y culturalmente irrelevante, y va a imponer a la Iglesia un estilo de vida \u201casectariado\u201d que no se corresponde con el esp\u00edritu evang\u00e9lico.
        \nLa actual situaci\u00f3n nos muestra, por otra parte, la insuficiencia de una respuesta que se reduzca a la mejora de determinados aspectos, ciertamente envejecidos, de la institucionalizaci\u00f3n de la Iglesia, por m\u00e1s necesaria que esa mejora sea. A la crisis actual del cristianismo en Europa no responderemos adecuadamente s\u00f3lo actualizando el lenguaje de la predicaci\u00f3n y la teolog\u00eda; o renovando las celebraciones lit\u00fargicas; o modernizando la configuraci\u00f3n de los ministerios y el ejercicio de sus funciones, aunque todo eso es sin duda necesario. Un cambio socio-cultural como el que han introducido la Modernidad y la Posmodernidad requiere por parte de la Iglesia un cambio de modelo en la comprensi\u00f3n de s\u00ed misma y en la realizaci\u00f3n de su presencia en la sociedad, equivalente, pero en sentido inverso, al que se produjo en el paso de la Iglesia de los tres primeros siglos del cristianismo a los de la \u00e9poca de la cristiandad . A eso vienen refiri\u00e9ndose voces muy autorizadas, pero poco escuchadas, dentro dela Iglesia en los \u00faltimos a\u00f1os.
        \nPuestos a resumir lo esencial del cambio que demandan las nuevas circunstancias lo centrar\u00eda en el paso del cristianismo heredado, \u201ceclesiastizado\u201d – es decir, confundido con la pertenencia s\u00f3lo pasiva, casi meramente jur\u00eddica, a la Iglesia, reducido a la pr\u00e1ctica del culto, la afirmaci\u00f3n de unas creencias y el acatamiento de unas normas impuestas por la jerarqu\u00eda de la Iglesia – a un cristianismo personalizado, adulto, vivido en el seno de comunidades fraternas en comuni\u00f3n rec\u00edproca, abiertas a la sociedad en la que viven y movilizadas para la soluci\u00f3n de los problemas de la humanidad.
        \nUn cristianismo as\u00ed tiene su centro en la realizaci\u00f3n personal, efectiva, por sus miembros de la actitud teologal, centro y origen de la identidad cristiana. Eliminados los
        \ncondicionantes sociales y culturales favorables al mantenimiento del cristianismo, su supervivencia depender\u00e1 de la existencia de cristianos capaces de oponer a las nuevas condiciones de vida, muchas veces contrarias a la forma de vida cristiana, la decisi\u00f3n personal de ser creyentes con razones, motivaciones y recursos personales. Para que esta nueva forma de cristianismo sea posible es indispensable rehacer en el interior de la persona la decisi\u00f3n radical, la opci\u00f3n fundamental por el Dios revelado en Jesucristo que convierte al hombre en creyente y es capaz de transformar, reorientar e inspirar el conjunto de sa existencia en todos sus niveles y dimensiones. Es indispensable la conversi\u00f3n del coraz\u00f3n, de la mente, del interior de la persona, del que surgen nuevas disposiciones fundamentales, nuevos \u201ch\u00e1bitos del coraz\u00f3n\u201d, nuevos comportamientos y nuevas formas de relaci\u00f3n con todas las personas y hasta con el universo.
        \nDebe quedar claro que la escucha de los desaf\u00edos de la nueva situaci\u00f3n a los cristianos no requiere de ellos la mera adaptaci\u00f3n a sus exigencias, a sus gustos o a sus modas. No reclama de ellos la rebaja de los ideales cristianos. Al contrario, lo que esos desaf\u00edos exigen coincide con lo que demanda un cristanismo coherente. Desde hace bastantes a\u00f1os los mejores maestros de la vida cristiana vienen proponiendo como respuesta a la nueva situaci\u00f3n \u201cvolver a las fuentes de la fe\u201d, como dec\u00edan los obispos franceses en su carta a los cat\u00f3licos de supais
        <\/sup><\/sup><\/a>. K. Rahner propuso hace ya muchos a\u00f1os, como eje de toda espiritualidad cristiana para nuestro tiempo la experiencia, es decir, el ejercicio de la fe, con la f\u00f3rmula tantas veces citada: \u201cEl cristiano de ma\u00f1ana ser\u00e1 m\u00edstico o no ser\u00e1 cristiano\u201d<\/sup><\/sup><\/a>. En t\u00e9rminos parecidos se hab\u00eda expresado ya el cardenal Newmann y se expresar\u00eda despu\u00e9s el P. Congar<\/sup><\/sup><\/a>. J. B. Metz, por su parte, viene proclamando \u00faltimamente que a la \u201ccrisis de Dios\u201d s\u00f3lo se responder\u00e1 con la \u201cpasi\u00f3n por Dios\u201d.
        \nPor otra parte, todas estas referencias son s\u00f3lo el eco del Evangelio: \u201cEn esto consiste la vida eterna, en que te conozcan a ti, \u00fanico Dios verdadero y a quien enviaste Jesucristo\u201d (Jn 17, 3); y la expresi\u00f3n de una verdad que confirma la historia: El cristianismo comenz\u00f3 con la experiencia pascual de los disc\u00edpulos, es decir, con su encuentro personal con el Resucitado, reconocido como su Dios y Se\u00f1or.
        \nNo creo necesario desarrollar aqu\u00ed el contenido de estas pocas afirmaciones. Hacerlo requerir\u00eda exponer una vez m\u00e1s el tema inagotable de la experiencia de Dios
        <\/sup><\/sup><\/a><\/sup>. Pero s\u00ed puede ser \u00fatil referirse a la transformaci\u00f3n del conjunto de la pastoral de la Iglesia que requerir\u00eda ser consecuente con la afirmaci\u00f3n del car\u00e1cter central de la experiencia de la fe en la identidad cristiana.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Por una pastoral centrada en el cultivo de la experiencia de la fe<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

          <\/em>
          \nLa mayor parte de las propuestas pastorales que intentan responder a la actual situaci\u00f3n, sobre todo en relaci\u00f3n con los j\u00f3venes, vienen proponiendo un cambio de modelo, de la transmisi\u00f3n bajo la forma de la herencia, a la transmisi\u00f3n bajo la forma de la propuesta de la fe
          <\/sup><\/sup><\/a>. Hasta hace poco, podr\u00edamos resumir, la pastoral m\u00e1s frecuente part\u00eda del supuesto de la condici\u00f3n creyente de los miembros de la Iglesia y, en relaci\u00f3n con ellos, se propon\u00eda el mantenimiento de esa fe mediante la pr\u00e1ctica del culto y de la vida cristiana. En relaci\u00f3n con los alejados o los no creyentes, dando por supuesta la condici\u00f3n de creyentes de las comunidades cristianas, los proyectos de evangelizaci\u00f3n se propon\u00edan una serie de acciones de las mismas tendentes a atraer a esos alejados al seno de la Iglesia. Este tipo de pastoral viene proponiendo desde hace casi un siglo medios y m\u00e9todos evangelizadores, desde la acci\u00f3n cat\u00f3lica hasta la nueva evangelizaci\u00f3n, que no han conseguido su objetivo, sobre todo porque no han conseguido \u201cponer en estado de misi\u00f3n\u201d a las Iglesias de Europa.
          \nEl estancamiento de la evangelizaci\u00f3n, a pesar de los muchos esfuerzos y proyectos desarrollados a lo largo del siglo pasado, hace pensar que las comunidades cristianas no evangelizamos, porque sus miembros no estamos evangelizados; no evangelizamos, porque no somos testigos, y no somos testigos porque no ejercitamos personalmente nuestra condici\u00f3n de creyentes. De ah\u00ed que se imponga un giro en la acci\u00f3n pastoral que ponga en el centro de la misma las acciones orientadas a la recuperaci\u00f3n y el ejercicio de la fe por parte de los que nos consideramos cristianos. Dado este paso, todo nos hace pensar que no ser\u00edan necesarias las exhortaciones apremiantes al ejercicio de la evangelizaci\u00f3n. Porque, como sugieren los s\u00edmbolos evang\u00e9licos de la luz y de la sal, \u00e9stas s\u00f3lo necesitan ser lo que son para iluminar y sazonar; y los creyentes y sus comunidades no tendr\u00edan m\u00e1s que ser efectivamente creyentes, para ser testigos, como muestran la respuesta de los Ap\u00f3stoles a las autoridades de Jerusal\u00e9n que les hab\u00edan prohibido extender el nombre de Jes\u00fas: \u201cLo que hemos visto y o\u00eddo no lo podemos callar\u201d (Hech 4, 20) y la exclamaci\u00f3n de Pablo: \u201c!Ay de m\u00ed si no evangelizo\u201d (1Cor 9,16).
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Algunos pasos y aspectos de la indispensable \u201cpastoral de la fe\u201d<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

            <\/em>
            \nPoner en marcha ese tipo de pastoral requiere como primer paso la clarificaci\u00f3n de la naturaleza y las formas de la experiencia de Dios; tomar conciencia de que a ella estamos llamados todos los cristianos: no hay cristianos privilegiados llamados a \u201cver\u201d y otros que incapaces de ello tengan que contentarse con creer; y de que todo creyente que no se contente con serlo s\u00f3lo de nombre est\u00e1 llamado a vivir la experiencia de su fe, ya que, como dec\u00eda De Lubac: \u201cLa fe tiene vocaci\u00f3n de experiencia\u201d; \u201cnecesita experiencia\u201d, como escribi\u00f3 G. Lohfink.
            \nLa pastoral de la fe deber\u00e1 por eso articularse en torno a los cuatro momentos fundamentales de una aut\u00e9ntica experiencia de la fe: Toma de conciencia de la Presencia, originante e inobjetiva, de Dios en el coraz\u00f3n de todo hombre; respuesta del sujeto a ella en el ejercicio efectivo de la actitud teologal; vivenciaci\u00f3n de esa actitud en las diferentes dimensiones de la persona; y encarnaci\u00f3n de esa actitud en actos y momentos concretos de la vida. Deesta comprensi\u00f3n de la experiencia de Dios se siguen los pasos de una pastoral \u201cmistag\u00f3gica\u201d, de iniciaci\u00f3n en la experiencia del Misterio: ayuda al sujeto en el descubrimiento de la Presencia que lo habita; habilitaci\u00f3n en el sujeto de las disposiciones indispensables para la respuesta; y, sobre todo, ayuda que le facilite la adhesi\u00f3n creyente a ella. Tal ayuda no puede ser objeto de una ense\u00f1anza; tampoco, aunque la imagen haya sido utilizada con alguna frecuencia, puede ser objeto de ning\u00fan tipo de \u201ccontagio\u201d; para expresar su contenido la tradici\u00f3n cristiana s\u00f3lo dispone de un nombre: el testimonio. A \u00e9l remite el env\u00edo por el Resucitado de los suyos cuando les encomienda la misma misi\u00f3n que el Padre le ha encomendado: \u201cSer\u00e9is mis testigos\u201d (Hech 1, 8). De la naturaleza del testimonio se nos ofrece esta descripci\u00f3n precisa: \u201cLo que exist\u00eda desde el principio; lo que hemos o\u00eddo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos acerca de la Palabra de la vida os lo anunciamos, para que tambi\u00e9n vosotros est\u00e9is en comuni\u00f3n con nosotros\u201d (1Jn 1, 1-3)
            <\/sup><\/sup><\/a><\/sup>.
            \nLa propuesta que ofrecemos se ve confirmada por la forma de evangelizar propia de la Iglesia primitiva tras la desaparici\u00f3n de la generaci\u00f3n apost\u00f3lica. Sus comunidades, en efecto, no desarrollaron instituciones ni oficios destinados espec\u00edficamente a la evangelizaci\u00f3n, sino que se propagaron por el sistema de la \u201cdifusi\u00f3n celular\u201d, \u201cpor su existencia misma\u201d, por una forma peculiar de vivir, en la que destacaba sobre todo la pr\u00e1ctica de la hospitalidad, el amor mutuo, la caridad para con los pobres y el gozo de sus miembros
            <\/sup><\/sup><\/a>.
            \nEsta \u00faltima alusi\u00f3n introduce un \u00faltimo elemento que no deber\u00eda faltar en una pastoral de la fe fiel al cristianismo: la inclusi\u00f3n en la experiencia de la fe de esa dimensi\u00f3n \u00e9tica que confiere a la fe cristiana la pr\u00e1ctica del amor a los hermanos, expresi\u00f3n y se\u00f1al de garant\u00eda del amor de Dios centro de la actitud teologal. Un ejercicio del amor que ha de modularse de acuerdo con las circunstancias hist\u00f3ricas y sociales y que en las nuestras deber\u00eda revestir la forma de la solidaridad efectiva con las personas y los pa\u00edses a los que la actual situaci\u00f3n de globalizaci\u00f3n injusta condena a la situaci\u00f3n de excluidos. Por eso, a la citada condici\u00f3n de Rahner para la supervivencia de los cristianos: \u201cser\u00e1n m\u00edsticos\u2026\u201d, se ha a\u00f1adido con toda raz\u00f3n: \u201cLos cristianos de nuestros d\u00edas ser\u00e1n solidarios, o no ser\u00e1n cristianos\u201d.
            \n <\/p>\n

            Juan Mart\u00edn Velasco<\/p>\n

             
            \n 
            \n
            <\/a>Una muestra muy clara y muy reciente de este hecho destacado en nuerosos estudios, en Chlo\u00e9 Andries, \u201dL\u2019\u00c9glise \u00e0 la carte\u201d , Le monde desreligions<\/em> (2007) n\u00ba 21, pp. 34-37.
            \n
            <\/a> Para hacerse una idea del fen\u00f3meno y su importancia puede consultarse el informe \u201cLa qu\u00eate d\u2019une spiritualit\u00e9 sans Dieu\u201d, en Le monde desreligions<\/em> (2006) n\u00ba 20, pp.22-26; tambi\u00e9n, A. Comte-Sponville, L\u2019esprit de l\u2019ath\u00e9isme. Introduction \u00e0 une spiritualit\u00e9 sans Dieu<\/em>, Paris, AlbinMichel, 2006.
            \n
            <\/a> Este dato ha sido puesto de relieve por K. Gabriel, \u201cFormen heutiger Religiosit\u00e4t im Umbruch der Moderne\u201d, en, H. Schmidinger (Hrsg),Religiosit\u00e4t<\/em> am Ende der Moderne. Krise oder Aufbruch?<\/em> Innsbruck, Tyrolia, 1999.
            \n
            <\/a> Sobre el hecho, su interpretaci\u00f3n y posibles formas de responder al mismo, me permito remitir a mis dos estudios, La transmisisi\u00f3n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea, <\/em>Sal Terrae, Santander, 2<\/sup>2002; y, m\u00e1s reciente, \u201c\u00bfTransmisi\u00f3n de la fe? Las muchas dimensiones de un fen\u00f3meno complejo\u201d, en Gozo y esperanza. Memorial Prof. Dr. <\/em>Julio Ramos<\/em> Guerreira<\/em>, ed. por M. A. Pena Gonz\u00e1lez, J. R. Flecha y A. Galindo Garc\u00eda, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca, 2006, pp. 501-510. Reflexiones llenas de sensatez y realismo sobre la transmisi\u00f3n de la fe en, Mercedes Huarte y Miguel Garc\u00eda-Bar\u00f3, \u201cLa transmisi\u00f3n familiar de la fe\u201d, en Instituto Superior de Pastoral, La transmisi\u00f3n pastoral de la fe<\/em>, Estella, Verbo Divino, 2006, 89-106.
            \n
            <\/a> Numerosos t\u00edtulos sobre el futuro de la religi\u00f3n, del cristianismo y de la Iglesia, en mi estudio \u201cLa Iglesia ante el a\u00f1o 2000. Del miedo a la esperanza\u201d, en Instituto Superior de Pastoral, La Iglesia<\/em> en la sociedad espa\u00f1ola, <\/em>Verbo Divino, Estella, 1990. No creo necesario advertir que el n\u00famero de los t\u00edtulos ah\u00ed citados no ha hecho m\u00e1s que multiplicarse desde entonces.
            \n
            <\/a> Recordemos, por ejemplo que en la \u00faltima encuesta sobre el catolicismo en Francia s\u00f3lo el 52% de los encuestados dicen creer en Dios, como seguro y como probable; que de este 52% s\u00f3lo el 18% conciben ese Dios como alguien con quien puedo entablar una relaci\u00f3n personal, mientras el 79% lo conciben como una fuerza, una energ\u00eda o un esp\u00edritu; y que en la \u00faltima encuesta sobre los j\u00f3venes espa\u00f1oles el 28% se declaran agn\u00f3sticos y ateos y el 18% indiferentes, \u201cm\u00e1s cerca \u00e9stos de posturas de increencia que de creencia\u201d.
            \n
            <\/a> Sobre la crisis de Dios, cf. J. B. Metz, \u201cGotteskrise. Versuch zur \u201cgeistigen Situation der Zeit\u201d\u201d, en AA.VV. Diagnosen<\/em> zur Zeit<\/em>, D\u00fcsseldorf,Patmos, 1994, pp 76-92.
            \n
            <\/a>Conferencia Episcopal Francesa, Proponer la fe en la sociedad actual<\/em>, \u201cEcclesia\u201d, 5 y 12 de abril de 1997.
            \n
            <\/a> \u201cElemente der Spiritualit\u00e4t in der Kirche der Zukunft\u201d, en Schriften<\/em> zur Theologie,<\/em> vol 14, Benziger Verlag, Einsiedeln, 1980, 375
            \n
            <\/a> Referencias en mi texto \u201cPor un cristianismo personalizado\u201d, en El malestar religioso de nuestra cultura<\/em>, Madrid, San Pablo, 3<\/sup>1998, <\/sup>pp. 273-292.
            \n
            <\/a> Tema al que me he referido en otros lugares. Por ejemplo, La experiencia cristiana de Dios<\/em>, Madrid, Trotta, 5<\/sup>2007; y m\u00e1s extensamente, El fen\u00f3meno m\u00edstico. Estudio comparado, <\/em>Madrid, Trotta, 2<\/sup>2003.
            \n
            <\/a> Donaciano Mart\u00ednez y otros (eds.), Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto. <\/em>Sal Terrae, Santander, 2005, con documentos de los episcopados alem\u00e1n, franc\u00e9s y canadiense.
            \n
            <\/a> M\u00e1s detalles sobre el testimonio cristiano en mi nota: \u201cReflexi\u00f3n sobre los medios para la evangelizaci\u00f3n en el XXX aniversario de Evangelii<\/em>nuntiandi<\/em>\u201d, en AA. VV., Evangelizar, esa es la cuesti\u00f3n, <\/em>Madrid, PPC, 2006, pp. 89-121.
            \n
            <\/a> Detalles y referencias en e texto citado en la nota anterior, pp. 104-109.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

            Ensayo de interpretaci\u00f3n y propuestas de acci\u00f3n Juan Mart\u00edn Velasco, te\u00f3logo, profesor em\u00e9rito del Instituto Superior de Pastoral (Madrid) S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Tras ofrecer algunos elementos para interpretar la crisis religiosa actual, manifestada en el deterioro de las mediaciones del sistema cristiano y la consiguiente ruptura de su transmisi\u00f3n, el art\u00edculo aborda la necesidad de […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[1130,399,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8121"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8121"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8121\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8121"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8121"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8121"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}