{"id":8156,"date":"2007-01-01T00:00:29","date_gmt":"2006-12-31T22:00:29","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8156"},"modified":"2007-01-01T00:00:29","modified_gmt":"2006-12-31T22:00:29","slug":"el-evangelio-de-marcos-manual-de-educacion-en-la-fe","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-evangelio-de-marcos-manual-de-educacion-en-la-fe\/","title":{"rendered":"El evangelio de Marcos, manual de educaci\u00f3n en la fe"},"content":{"rendered":"

Motivo, m\u00e9todo y meta de la pedagog\u00eda de Jes\u00fas<\/strong><\/a><\/h1>\n

Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9<\/strong>, te\u00f3logo biblista, trabaja actualmente en la Curia Generalicia Salesiana (Roma)
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl art\u00edculo propone el evangelio de Marcos como vademecum para la formaci\u00f3n del disc\u00edpulo de Jes\u00fas, viendo en la relaci\u00f3n de Jes\u00fas con sus disc\u00edpulos el ejemplo y la norma de toda relaci\u00f3n entre Cristo y los cristianos. Despu\u00e9s de una aproximaci\u00f3n somera al texto del evangelista, se\u00f1ala los datos esenciales de la pedagog\u00eda de Jes\u00fas, que concentra en: el Reino de Dios como \u00fanico motivo, la convivencia permanente como opci\u00f3n metodol\u00f3gica fundamental, y la aceptaci\u00f3n de su destino personal como meta final. Todo el trabajo pedag\u00f3gico de Jes\u00fas se ve encaminado a ganar para el proyecto de Dios a cuantos lo acompa\u00f1aban
\n 
\nEl relato de Marcos que desde el mismo inicio se identifica como evangelio de Jes\u00fas, el Cristo, el Hijo de Dios (Mc 1,1), puede ser tenido como vadem\u00e9cum para la formaci\u00f3n de disc\u00edpulo de Cristo. La raz\u00f3n es obvia: qui\u00e9n es Cristo para el creyente determina c\u00f3mo ha de ser el cristiano; ha de vivir siempre quien le siga como ayer vivi\u00f3 \u00e9l, y porque vive hoy. La presentaci\u00f3n evang\u00e9lica de Jes\u00fas sirve, pues, a la edificaci\u00f3n de la vida cristiana.
\nLa visi\u00f3n de Jes\u00fas de Nazaret que Marcos ofrece tiene como objetivo incidir en la vida de sus lectores; el mundo por \u00e9l creado sustenta la biograf\u00eda narrada de Jes\u00fas el Cristo lo mismo que la biograf\u00eda pretendida de sus seguidores; c\u00f3mo se ha imaginado el narrador a su personaje y su mundo tiene que ver directamente con el modo como quiere ver a sus oyentes en el suyo. Y aunque los disc\u00edpulos de Jes\u00fas, salvo \u2013 ya es curioso \u2013 Judas, no intervengan de forma decisiva en la narraci\u00f3n, es harto significativo que en el mundo recreado por Marcos \u2013 \u00fanico caso entre los evangelios can\u00f3nicos \u2013 Jes\u00fas est\u00e1 permanentemente acompa\u00f1ado de disc\u00edpulos. Seg\u00fan Marcos, el disc\u00edpulo de Jes\u00fas es definido no tanto por lo que hace o diga, sino, m\u00e1s bien, por pertenecer a su entorno por estarle pr\u00f3ximo y seguirle de cerca.
\nAntes de pasar al an\u00e1lisis de la relaci\u00f3n de Jes\u00fas con sus disc\u00edpulos, ejemplo y norma de toda relaci\u00f3n entre Cristo y los cristianos, conviene situarla dentro del marco narrativo en el que Marcos la dej\u00f3 explicitada y descubrir la funci\u00f3n que en \u00e9l cubr\u00eda. S\u00f3lo cuando quede de manifiesto el papel que el discipulado de Jes\u00fas desempe\u00f1a en elmundo recreado<\/em> por el evangelista, se estar\u00e1 en condiciones para apreciar la importancia del fen\u00f3meno y, m\u00e1s decisivo, dar con su raz\u00f3n de ser, inventariar las metas y comprender el m\u00e9todo seguido por Jes\u00fas para conseguirlas.
\n\u00a0<\/strong>
\n1. Una aproximaci\u00f3n al relato de Marcos<\/strong>
\n 
\nEl mundo en el que Marcos sit\u00faa la acci\u00f3n queda definido por los lugares y los tiempos en los que coloca a sus personajes (y a los lectores) y por las personas o grupos de personas que lo habitan y en \u00e9l intervienen; cuanto de ellas dice y – no menos decisivo – lo que sobre ellas calla es su forma de identificarlos.
\nEse mundo literario, creaci\u00f3n del redactor, tiene un entramado narrativo y sigue un preciso gui\u00f3n; la trama es el modo en que se disponen los hechos narrados, que, en contra de la apariencia, no se producen de forma casual sino en secuencia cuidadosamente ordenada; el narrador se sirve de esa ordenaci\u00f3n de los acontecimientos para, creando tensi\u00f3n dram\u00e1tica, suscitar en sus lectores una respuesta determinada, la que \u00e9l juzga conveniente, lo mismo que para desautorizar juicios o actitudes equivocadas que presume en su audiencia.
\n <\/p>\n

    \n
  1. 1. Tiempo y espacio<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEn el mundo narrativo que crea Marcos no existen barreras entre lo sobrenatural y lo habitual: Dios, \u00e1ngeles, demonios, hombres aparecen en la escena, y desaparecen, tomando postura siempre frente al personaje principal. A pesar de esta masiva presencia de lo divino, el mundo narrado queda en el \u00e1mbito de la cotidianeidad. La impresi\u00f3n global que causa el relato de Marcos es de absoluta normalidad. Es lo que pretende.
    \nEspacialmente, el pa\u00eds de los jud\u00edos es el escenario dominante y casi exclusivo del relato. La localizaci\u00f3n m\u00e1s decisiva gira en torno a la secuencia Galilea-Jerusal\u00e9n-Galilea; otros lugares, el desierto de Judea (Mc 1,2-6.12-13) o el templo de Jerusal\u00e9n (Mc 11,27-12,34) tienen indudable importancia, como espacio de desvelaci\u00f3n de la identidad de Jes\u00fas o lugar del conflicto con sus antagonistas, pero no modifican la disposici\u00f3n b\u00e1sica del relato.
    \nTemporalmente, las anotaciones cronol\u00f3gicas que aparecen en los trece primeros cap\u00edtulos son poco precisas; no reflejan el curso real de los sucesos; sirven, m\u00e1s bien, como nexo literario entre episodios, a los que confieren verosimilitud hist\u00f3rica. Marcos sit\u00faa la narraci\u00f3n, que comprende el final del ministerio del Bautista, el ministerio de Jes\u00fas y el inicio de la misi\u00f3n de los disc\u00edpulos tras la Pascua, en el tiempo del cumplimiento, que es el tiempo del evangelio. De hecho, inicia su cr\u00f3nica propiamente en Mc 1,14-15, cuando, program\u00e1ticamente, Jes\u00fas proclama el evangelio del reino de Dios, y la finaliza en Mc 16,8 dejando anunciada la buena nueva de la resurrecci\u00f3n de Jes\u00fas.
    \n 
    \n1.2. Personajes<\/strong>
    \n 
    \nLos actores que, de forma habitual, pueblan el mundo narrativo de Marcos son Jes\u00fas, las autoridades religiosas, los disc\u00edpulos y el pueblo. Junto a ellas aparecen otras figuras secundarias que o ejercen funciones importantes en un momento dado del relato (Juan Bautista: Mc 1,4-8; Herodes Antipas: Mc 6,14-29; Pilato: Mc15,1-15) o, espor\u00e1dicamente, sirven para subrayar comportamientos que, por contraste, definen el de los personajes principales (fe de Jairo en Jes\u00fas: Mc 5,21-24.35-43; Sim\u00f3n de Cirene hace lo que deber\u00edan los disc\u00edpulos: Mc 15,21; cfr. 8,34).
    \nJes\u00fas<\/em> es el protagonista del relato, lo domina completamente (salvo en Mc 1,4-6; 6,17-29) y le da unidad. Su forma de enjuiciar acontecimientos y personas es aceptada por el narrador y por \u00e9l propuesta como normativa a sus lectores. Por cuanto dice y hace Jes\u00fas deja ver su identidad personal, que radica en una relaci\u00f3n \u00fanica con Dios (Mc 1,11; 9,7; 12,6). S\u00f3lo el narrador (Mc 1,1) y los personajes sobrenaturales (Dios: Mc 1,11; demonios: Mc1,24.34; 3,11; 5,7) conocen la filiaci\u00f3n divina de Jes\u00fas; los hombres, sean adeptos o antagonistas, reaccionan con perplejidad (Mc 1,24, cf. 1,27; Mc 1,34, cfr. 2,7; Mc 3,11, cfr. 4,41; Mc 5,7, cfr. 6,3); frente a \u00e9l, la opini\u00f3n p\u00fablica se muestra dividida (Mc 6,14-16) y \u00fanicamente podr\u00e1n atisbar su misterio personal al final del relato: para saber qui\u00e9n es se le debe contemplar en cruz (Mc 15,39). El lector, que conoce desde el inicio (Mc 1,1) el punto de vista del narrador, puede calibrar el error de todos y su causa.
    \nLas autoridades<\/em>, civiles o religiosas, son los antagonistas. Despu\u00e9s de Jes\u00fas son los actores m\u00e1s influyentes en el relato. Marcos los ve como grupo en contraste permanente con Jes\u00fas y presenta una imagen de ellos muy hostil y negativa (Mc 3,4.6; 7,6-7): carecen de autoridad verdadera (Mc 1,22); no conocen el punto de vista de Dios ni saben las Escrituras (Mc 2,25-26; 7,10-13; 10,2-9; 12,10-11.26-27.35-37); acabar\u00e1n con Jes\u00fas con traici\u00f3n y enga\u00f1o (Mc 3,6; 1118; 12,12; 14,1.10-11.55-61; 15,1-10). Desde el inicio transmite a sus lectores la sensaci\u00f3n de que el conflicto es inevitable y de que su final ser\u00e1 tr\u00e1gico: el antagonismo se hace m\u00e1s intenso y directo (Mc 2,1-3,6.22-30; 7,1-13; 8,11-13; 11,15-18; 12,1-12; 14,56-58), los temas en debate m\u00e1s decisivos (Mc 2,7.15-17.18-20.23-28; 3,1-5.22-30; 7,1-13; 8,11-13; 10,2-12; 11,15-19.27-33; 12,1-12.13-27.34.38-40; 14,64), a medida que avanza el relato. Con los disc\u00edpulos su actuaci\u00f3n es, igualmente, de cerrada oposici\u00f3n (Mc 2,32-34; 7,1-5; 13,9-10); tambi\u00e9n con la gente la relaci\u00f3n es negativa (Mc 6,34; 11,18; 12,12.38-40; 14,1-2; 15,9-13). El redactor no permite a sus lectores que se hagan una idea ben\u00e9vola de las autoridades: si en un primer momento, aunque piensen deshacerse de Jes\u00fas, discuten con \u00e9l, cuando los calle, no pensar\u00e1n m\u00e1s que en su muerte.
    \nLos disc\u00edpulos<\/em> son presentados con menor nitidez y escaso protagonismo. Salvo Judas, no intervienen directamente en el curso de los acontecimientos. Seguidores de Jes\u00fas desde el inicio, parece que no hacen nada por acerc\u00e1rsele durante el relato; el lector es inducido a enjuiciarlos cada vez m\u00e1s negativamente a medida que mejor los conoce. El conflicto con Jes\u00fas, inexistente al inicio, se va haciendo m\u00e1s profundo cuando va apareciendo las exigencias reales del seguimiento; de hecho, y el dato es significativo, el seguimiento pasa a ser de imperativo (Mc 1,16-20; 2,14; 3,13) a condicional (Mc 8,31-35; 9,31-34; 10,35-41), cuando aparece el tema de la cruz inevitable.
    \nAunque Marcos diferencia entre disc\u00edpulos (Mc 2,15-16.18.23; 3,7.9) y los doce (Mc 3,16-20), o destaca entre ellos a cuatro (Mc 3,17; 10,35.41; 13,3), tres (Mc 5,37; 9,2; 14,33) y uno (Mc 1,30.36; 8,29.32.33; 9,5; 10,28; 11,21; 14,29.37.54.66-76; 16,7), habitualmente los considera como un solo grupo (Mc 6,7, cfr. 6,30-31.35;Mc 9,31, cfr. 9,33-35; Mc 11,11, cfr. 11,12-14; Mc 14,17, cfr. 14,32): son leales a Jes\u00fas (Mc 1,16-20; 3,13-16; 10,28), pero incapaces de comprenderle (Mc 4,13.40-41; 6,48-50; 7,17-18; 8,17-21). Cuanto m\u00e1s se acerca Jes\u00fas a su final, m\u00e1s alejados se le quedan (Mc 8,31-35; 14,10-11.31.43-46.50.66-72): su incomprensi\u00f3n les conducir\u00e1 a la traici\u00f3n. Con todo, el relato no se cierra conden\u00e1ndolos; les dar\u00e1 una nueva oportunidad (Mc 16,7; cfr. 14,28).
    \nTampoco el pueblo jud\u00edo<\/em> est\u00e1 bien definido. Enfrentado a Jes\u00fas, no es su enemigo declarado; m\u00e1s a\u00fan, Jes\u00fas le dedica tiempo y desea gan\u00e1rselo (Mc 2,2; 6,34); el pueblo lo busca (Mc 1,37.45; 2,13; 3,7-8.20; 6,31; 10,1), asombrado por un poder (Mc 1,27; 6,2) que experimenta en sus enfermos (Mc 1,34; 3,10-12; 6,6.53-56); se re\u00fane en torno a \u00e9l (Mc 2,2), le escucha con agrado (Mc 1,21-22; 6,2; 11,18; 12,37), pero no recibe los secretos del reino (Mc 4,10-11.33-34); y si le sigue moment\u00e1neamente (Mc 3,7; 5,24; 6,32-34; 10,46), no convierte en su seguidorpermenente (Mc 3,32-35; 4,10; 15,41); la admiraci\u00f3n o estupor que Jes\u00fas le causa no lleva a la comprensi\u00f3n de su misi\u00f3n (Mc 6,51-52). Y cuando caiga Jes\u00fas en poder de la autoridad, se unir\u00e1 a ella en sus prop\u00f3sitos homicidas (Mc 14,43.48-49; 15,15.29-30): la multitud est\u00e1 bien dispuesta con Jes\u00fas (Mc 2,6-7.12; 11,18), pero no termina por creer en \u00e9l. Si inicialmente muestra cierta buena disposici\u00f3n hacia Jes\u00fas, terminar\u00e1 por comportarse como \u2013 y\u00a0 con \u2013 sus antagonistas, las autoridades.
    \n 
    \n1.3. Trama<\/strong>
    \n 
    \nLa narraci\u00f3n supone una cuidada disposici\u00f3n de los acontecimientos relatados al servicio de una clara intenci\u00f3n editorial. Nada de lo narrado es casual y todo es narrado para suscitar una reacci\u00f3n determinada en el lector. En el relato mismo, en su composici\u00f3n, est\u00e1n las claves de su correcta interpretaci\u00f3n: lo que se inicia como la cr\u00f3nica de una predicaci\u00f3n del reino de Dios termina tr\u00e1gicamente con el relato de la muerte y desaparici\u00f3n del predicador; un permanente conflicto entre los personajes y sus proyectos es el motor del relato. Jes\u00fas est\u00e1 en el centro del conflicto y es su motivo \u00fanico: lucha contra las autoridades y por Israel y fracasa; lucha con sus disc\u00edpulos y por ellos y la batalla queda abierta; la anunciada resurrecci\u00f3n suspende el aparente fracaso y posibilita una segunda, y no narrada, oportunidad para los disc\u00edpulos. El lector se siente invitado a hacer suya la tarea que no sabe \u2013 pues no se le narra \u2013 si realizaron los protagonistas.
    \nPara llevar a cabo este proyecto editorial el redactor ordena su escrito de modo consciente: tras el t\u00edtulo (Mc 1,1), elegido por el redactor y que desvela su personal comprensi\u00f3n de la obra (evangelio) y de su personaje (Jes\u00fas, mes\u00edas e hijo de Dios), viene un pr\u00f3logo (Mc 1,2-13), que sirve como presentaci\u00f3n de Jes\u00fas, quien irrumpe en la narraci\u00f3n, predicando el evangelio de Dios (Mc 1,14-15). El relato lo es de su misi\u00f3n evangelizadora, primero en Galilea (Mc 1,16-8,26), encamin\u00e1ndose despu\u00e9s a Jerusal\u00e9n (Mc 8,27-10,52), para terminarla tr\u00e1gicamente en la ciudad santa (Mc 11,1-15,41). Un ep\u00edlogo interrumpe la narraci\u00f3n sin cerrarla del todo (Mc 15,42-16,8).
    \nEl relato marquiano se inicia y se cierra en lugares inh\u00f3spitos, en el desierto (Mc 1,2-13) y junto a el sepulcro (Mc 15,42-16,8), lugares de muerte… y de Dios. De hecho, en ambos extremos, interviene Dios, m\u00e1s directamente al inicio (Mc 1,11); al final, un mensajero divino habla del Se\u00f1or por venir y de su camino (Mc 16,7).
    \nGalilea (Mc 1,16-8,26) y Jerusal\u00e9n (Mc 8,27-10,52), los dos partes m\u00e1s extensas, presentan una composici\u00f3n an\u00e1loga, centrada en torno a un discurso, el parab\u00f3lico (Mc 4,1-34) y el escatol\u00f3gico (Mc 13,3-37). El discurso en Galilea divide la narraci\u00f3n en dos secciones; la primera se abre con la llamada de los disc\u00edpulos (Mc1,16-20) y se cierra declar\u00e1ndolos familia de Jes\u00fas (Mc 3,31-35); en medio queda la cr\u00f3nica del hacer con autoridad de Jes\u00fas (Mc 1,21-3,30). La segunda secci\u00f3n se abre con la primera traves\u00eda sobre el mar (Mc 4,53-41) y se cierra con una segunda (Mc 8,13-21). El discurso en Jerusal\u00e9n distingue asimismo dos secciones; la primera se abre llegando al templo Jes\u00fas (Mc 11,1-11) y se cierra observando Jes\u00fas en el templo a la gente (Mc 12,41-13,2); en medio queda la afirmaci\u00f3n de la autoridad de Jes\u00fas (Mc 11,12-12,40); la segunda se abre preparando a Jes\u00fas para la sepultura por la unci\u00f3n (Mc 14,1-19) y se cierra narrando su enterramiento y desaparici\u00f3n (Mc 15,40-16,8); en medio queda la narraci\u00f3n de la pasi\u00f3n (Mc 14,10-15,39).
    \nAntes del discurso la narraci\u00f3n est\u00e1 dominada por la cuesti\u00f3n de la autoridad de Jes\u00fas: en Galilea es reconocida por demonios, disc\u00edpulos y gente y crea oposici\u00f3n en los enemigos; en Jerusal\u00e9n, la autoridad viene cuestionada s\u00f3lo por ellos, aunque no pueden neg\u00e1rsela. Despu\u00e9s del discurso, Jes\u00fas, en Galilea, es malinterpretado por sus disc\u00edpulos y, en Jerusal\u00e9n, ser\u00e1 por ellos abandonado en manos de sus enemigos. Cuando Jes\u00fas opera en Galilea, sus antagonistas vienen de Jerusal\u00e9n (Mc 3,22; 7,1; 10,32.33-34); cuando est\u00e1 en Jerusal\u00e9n, sus disc\u00edpulos son reconocidos como galileos (Mc 14,70). En Galilea Jes\u00fas es el protagonista de la acci\u00f3n; en Jerusal\u00e9n los acontecimientos caen sobre \u00e9l. Cerrando el camino de Galilea y antes de iniciar la estancia en Jerusal\u00e9n, se repite la curaci\u00f3n de un ciego, en Betsaida (Mc 8,22-26) y de camino hacia Jerusal\u00e9n (Mc 10,32; 11,1) en Jeric\u00f3 (Mc 10,46-52).
    \nEl camino (Mc 8,27; 9,33-34; 10,32.52) es el espacio entre Galilea y Jerusal\u00e9n y la c\u00e1tedra para ense\u00f1ar a cuantos le siguen su estilo de vida y ganarles para su programa: mediado el viaje, el seguimiento se convierte en opcional, cuando el disc\u00edpulo conoce consecuencias; lo que se inici\u00f3 como ejercicio de obediencia apoyada en la promesa de Jes\u00fas (Mc 1,17-18) pasa a ser decisi\u00f3n consciente y responsable (Mc 8,34; 9,35; 10,44-45). A quien hace camino junto a \u00e9l, Jes\u00fas le predice su final cruento, pues caminar con Jes\u00fas le obligar a volv\u00e9rsele solidario hasta la muerte (Mc 8,31; 9,31; 10,33).
    \n 
    \n2. Datos esenciales de la pedagog\u00eda de Jes\u00fas<\/strong>
    \n 
    \nDe este relato emergen tres elementos esenciales<\/strong> que conforman la pedagog\u00eda del discipulado de Jes\u00fas: el reino de Dios como \u00fanico motivo<\/em>, o la raz\u00f3n que llev\u00f3 a Jes\u00fas a convertirse de predicador itinerante en educador de hombres; la convivencia permanente como opci\u00f3n metodol\u00f3gica<\/em> fundamental que preside el itinerario formativo que hizo recorrer a sus educandos; la aceptaci\u00f3n de su destino personal, como objetivo o meta final<\/em>, que se propuso conseguir como maestro, y que propuso como ineludible a sus acompa\u00f1antes si quer\u00edan ser disc\u00edpulos.
    \n 
    \n2.1. El reino de Dios como motivo<\/strong>
    \n 
    \nQue Jes\u00fas inicie su ministerio con la predicaci\u00f3n del reino (Mc 1,14-15) y con la invitaci\u00f3n a su seguimiento (Mc 1,16-20) no es simple casualidad: la primera actuaci\u00f3n del evangelizador del reino inaugura el discipulado.
    \nDurante toda su vida p\u00fablica, Jes\u00fas no se ocup\u00f3 m\u00e1s que de anunciar cercano el reinado de Dios (Mc 1,21-22) que sus obras proclamaban ya incipiente (Mc 1,32-34). Y siempre, salvo contadas excepciones (Mc 6,14-29; 14,53-15,40), estuvo rodeado de personas que, sigui\u00e9ndole de cerca, convirtieron al Dios de Jes\u00fas en el Se\u00f1or de sus vidas, al querer vivirlas poniendo por obra la voluntad soberana de Dios (Mc 3,31-35).
    \nPrimera instituci\u00f3n que nace de la predicaci\u00f3n del reino, el discipulado de Jes\u00fas tiene su origen y causa en la obligaci\u00f3n que siente Jes\u00fas de proclamar la voluntad de cercan\u00eda a los hombres que Dios mantiene y est\u00e1 por realizar en un futuro inmediato. Su conciencia de ap\u00f3stol del Dios pr\u00f3ximo le impone la cercan\u00eda con los hombres; a ellos se dirigir\u00e1 si est\u00e1n alejados y con ellos convivir\u00e1, si son sus elegidos. No es, pues, disc\u00edpulo quien quiere y se lo propone, sino quien es querido por Jes\u00fas y recibe la invitaci\u00f3n. Pero el querer del predicador y la llamada al seguimiento son consecuencia ineludible de su propia vocaci\u00f3n: el disc\u00edpulo, al igual que su se\u00f1or y a trav\u00e9s de \u00e9l, est\u00e1 al servicio del reino de Dios. Dios por venir, su soberan\u00eda por implantarse, son la raz\u00f3n de ser del discipulado, como lo son de la misi\u00f3n personal de Jes\u00fas (Mc 2,15-17).
    \n 
    \n2.2. La convivencia permanente como m\u00e9todo<\/strong>
    \n 
    \nEn el relato de Marcos la vida y la obra de Jes\u00fas queda definida por la presencia\/ausencia de sus seguidores: aparece p\u00fablicamente en Cafarna\u00fan (Mc 1,21) inmediatamente despu\u00e9s de lograr los primeros adeptos (Mc 1,16-20); se apresta a morir en Jerusal\u00e9n, cuando le fallan todos sus disc\u00edpulos (Mc 14,50-52). Quien solo muri\u00f3 (Mc 15,34), no pudo vivir sin compa\u00f1eros.
    \nEn todo momento, Jes\u00fas, que por acercar el reino de Dios a los hombres no tuvo \u00e9l morada estable, impuso a quien le segu\u00eda domiciliarse en los caminos: la ocupaci\u00f3n habitual del grupo de Jes\u00fas fue vagar de un lugar para otro; y su l\u00f3gica consecuencia, la marginaci\u00f3n social y el desarraigo familiar.
    \nEn este continuo desplazamiento, pueden se\u00f1alarse tres etapas dentro de su ministerio que se caracterizan, tambi\u00e9n, por una diversificaci\u00f3n en las metas que Jes\u00fas persegu\u00eda y en los procesos que alentaba en la educaci\u00f3n de sus disc\u00edpulos.
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