{"id":8173,"date":"2006-12-01T00:00:50","date_gmt":"2006-11-30T22:00:50","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8173"},"modified":"2006-12-01T00:00:50","modified_gmt":"2006-11-30T22:00:50","slug":"el-codigo-perdido","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/el-codigo-perdido\/","title":{"rendered":"El c\u00f3digo perdido"},"content":{"rendered":"
******<\/p>\n DOLORES ALEIXANDRE<\/p>\n estudios@misionjoven.org<\/p>\n Reencuentro con la palabra prof\u00e9tica Dolores Aleixandre, te\u00f3loga y biblista. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO S\u00f3lo mirando a los profetas b\u00edblicos sabremos qu\u00e9 es ser profeta y qui\u00e9n es profeta. Como Am\u00f3s, es un hombre de conciencia intranquila que permanece desvelado en medio de un pueblo adormecido. Como Oseas, capaz de ser afectado e invadido […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[785,1098,94],"tags":[],"class_list":["post-8173","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-dolores-aleixandre","category-estudios-359","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8173"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8173"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8173\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8173"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8173"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8173"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nDolores Aleixandre, te\u00f3loga y biblista.
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nS\u00f3lo mirando a los profetas b\u00edblicos sabremos qu\u00e9 es ser profeta y qui\u00e9n es profeta. Como Am\u00f3s, es un hombre de conciencia intranquila que permanece desvelado en medio de un pueblo adormecido. Como Oseas, capaz de ser afectado e invadido por Dios y de entrar en profunda comuni\u00f3n con sus sentimientos y celos. Como Isa\u00edas, siente la invasi\u00f3n de lo divino. Como jerem\u00edas, se sabe conocido y amado por \u00c9l antes de salir del seno materno. Como el profeta an\u00f3nimo del destierro, instrumento de Dios para consolar al pueblo y suscitar el deseo de volver a Si\u00f3n.
\n
\nNo pod\u00edamos creer lo que est\u00e1bamos viendo y ten\u00edamos en nuestras manos: un rollo de papiro escrito con caracteres hebreos y de una antig\u00fcedad incalculable para otros, pero que para nosotros,\u00a0 arque\u00f3logos expertos,\u00a0era claramente anterior al siglo I a.C.\u00a0 Nos lo estaba ofreciendo un \u00e1rabe en el mercadillo de un pueblo miserable del Alto Egipto y como era el final de la tarde y quer\u00eda marcharse, nos lo dejaba en un pu\u00f1ado de d\u00f3lares. Lo hab\u00eda encontrado, nos dijo,\u00a0 en un \u00e1nfora herm\u00e9ticamente cerrada, en una cueva cercana (\u00a1y precisamente en aquella zona hab\u00eda existido una colonia jud\u00eda en el siglo IV a. C.!). Lo compramos sin dudar, tratando de disimular la emoci\u00f3n que nos proporcionaba aquella adquisici\u00f3n y lo desenrollamos con manos temblorosas al llegar al hotel:
\n\u00abNac\u00ed en Teqoa y en un tiempo fui\u00a0 mayoral de ganado, le\u00edmos en la primera columna. Y en otra: \u00abPalabras de Jerem\u00edas, que escribo bajo su dictado yo, Baruc, su secretario…\u00bb.<\/em> Y en la \u00faltima: \u00bb No dir\u00e9 mi nombre porque aqu\u00ed en Babilonia corro peligro…\u00bb<\/em>
\n
\nNos sentamos en torno a la mesa y comenzamos a leerlo desde el principio, casi sin aliento. Dec\u00eda as\u00ed:
\n\u00a0<\/em><\/p>\n\n
\nNac\u00ed en Teqoa y en un tiempo fui\u00a0 mayoral de ganado y cultivaba higueras. Nada en mi vida tranquila de ganadero y agricultor presagiaba lo que iba a acontecerme, porque yo no ten\u00eda nada que ver con el mundo de los profetas, pero el Se\u00f1or me arranc\u00f3 de mi ganado y me mand\u00f3 ir a profetizar a su pueblo, Israel. (7,14). Su voz fue para m\u00ed como el rugido de un le\u00f3n (3,4) y aquel rugido me volvi\u00f3 activo, pol\u00e9mico y pro\u00advocador y comenc\u00e9 a interesarme apasionadamente por lo que ocurr\u00eda a mi alrededor. A partir de mi encuentro con Dios, experiment\u00e9 la imposibilidad de moverme con indepen\u00addencia. Era \u00c9l mismo quien hab\u00eda provocado la cita, quien ha estado acechando\u00a0 mi llegada y quien caminaba ahora al ritmo de mis propias pisadas. Ya no me era posible escapar de su inmediatez (3,3).
\nPor el tiempo en que me toc\u00f3 predicar, mitad del s. VIII, fui el primero en\u00a0 abrir brecha en la ciudadela del universo sacral que Israel con\u00adsideraba intocable y necesit\u00e9 mucha audacia para cuestionar todo un patrimonio de tradiciones, dogmas, saberes y cos\u00adtumbres, todo un sistema de pensamiento homog\u00e9neo sobre el que mi pueblo se apoyaba desde tiempos inmemoriales.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El rey <\/em>era el centro de nuestra sociedad, el ungido de Yahv\u00e9, la garant\u00eda del orden y de la estabilidad, pero tuve que gritar a los cuatro vientos: A espada morir\u00e1 Jeroboam, Israel marchar\u00e1 de su pa\u00eds al destierro <\/em>(7,11).<\/em>Pero fue sobre todo al constatar el despojo de los d\u00e9biles y las injusticias que sufr\u00edan los pobres cuando mis palabras se volvieron m\u00e1s des\u00admesuradas e incordiantes. Mi o\u00eddo se hab\u00eda agudizado y se volvi\u00f3 capaz de captar otras frecuencias, inaudibles para un pueblo que ten\u00eda em\u00adbotados los o\u00eddos, entretenido con el refina\u00admiento de sus diversiones. Mientras ellos se deleitaban con los \u00faltimos instrumentos musicales, arrellanados en c\u00f3mo\u00addos divanes, indiferentes al\u00a0 desastre del pueblo (6,7), lo que yo escuchaba era un canto f\u00fanebre: \u00a0En<\/em> todas las calles hay duelo, en todas las callejas est\u00e1n gritando: \u00a1Ay, ay! <\/em>(5,16).
\nPero mi manera de captar la realidad a los dem\u00e1s les parec\u00eda distorsionada y exagerada, aunque yo sab\u00eda que coincid\u00eda con la de Dios: el que una viuda o un hu\u00e9rfano estuvieran indefensos ante un tribunal, el que el valor de una vida humana no fuera mayor que el de un par de sandalias\u00a0 (8,7), era algo habi\u00adtual en Samaria pero, lo que para ellos no era m\u00e1s que una an\u00e9cdota trivial, para m\u00ed, como para Dios, era una cat\u00e1strofe.
\nLa reacci\u00f3n de los ricos y de los dirigentes fue violenta: \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 protesta Am\u00f3s por cosas tan normales y l\u00f3gicas como que, los que podamos, vivamos bien y nos cons\u00adtruyamos buenas casas\u00a0 (3,10; 6,4-8)? \u00bfAcaso no es humano y razonable que los jueces com\u00adprendan mejor las razones de peso de la gente influyente y seria que las lamentaciones impertinentes de las viudas, eternamente quejosas de su situaci\u00f3n, cuando adem\u00e1s es la coyuntura econ\u00f3mica la responsable? \u00bfA qu\u00e9 viene entonces el esc\u00e1ndalo de este profeta descontento? (8,7). Ser\u00eda imposible mantener el orden jer\u00e1rquico querido por Dios (rey, nobles, sacerdotes, magistrados…) si, como \u00e9l\u00a0 pretende, el hu\u00e9rfano y la viuda, los desvalidos y los hu\u00admildes ocupan el centro de nuestra atenci\u00f3n (5,7-12). \u00a1Qu\u00e9 blasfemia tremenda es decir que el d\u00eda del Se\u00f1or de los ej\u00e9rcitos, el Dios guerrero, defensor de Israel y aniquilador de sus enemigos, ser\u00e1 \u00abun\u00a0 d\u00eda te\u00adnebroso y sin luz\u00bb<\/em>\u00a0 (5,18)! \u00bfEs que ignora que el \u00abd\u00eda de Yahv\u00e9\u00bb ha sido siempre el s\u00edmbolo de su visita destructora de cual\u00adquier peligro para nosotros, su pueblo elegido?
\nMe toc\u00f3 en suerte ser un hombre de conciencia intranquila y permanecer desvelado en medio de un pueblo despreocupado y adormecido. No me result\u00f3 extra\u00f1o que me expulsaran, tampoco lo lament\u00e9. Cuando sal\u00ed del reino del Norte, dejaba atr\u00e1s sembrada mi palabra, como una semilla de fuego en medio de ellos.
\n
\n2. Memorial de Oseas<\/strong>
\n
\nSoy hijo de Beer\u00ed y\u00a0 me decido a tomar la palabra para dejar constancia de que mi existencia, mis palabras y mis acciones no han sido s\u00f3lo m\u00edas:\u00a0 todo mi ser ha quedado invadido y afectado por el Dios que me ha elegido.\u00a0 Mi destino ha sido entrar en una profun\u00adda comuni\u00f3n con los sentimientos y los celos\u00a0 de un Dios abandonado por su pueblo, viviendo yo mismo en mi propia carne el adulterio de mi mujer (Os 1-2). Mi vida se ha convertido as\u00ed en el signo de lo que Dios mismo vive en dimensiones infinitas y, cuando mi mujer me abandon\u00f3, empec\u00e9 a comprender lo que \u00c9l sent\u00eda y qu\u00e9 significaba su mandato de seguir amando a la mujer que me hab\u00eda traicionado, como ama \u00c9l a los israelitas, a pesar de que siguen a dioses extra\u00f1os <\/em>( 3,1).
\nAl sentir esa herida, mi lenguaje se volvi\u00f3 pat\u00e9tico, <\/em>esperando encontrar a\u00fan alg\u00fan resquicio del coraz\u00f3n de Israel que no estuviera totalmen\u00adte endurecido y que pudiera conmoverse por el recuerdo del amor de nuestro Dios:
\n
\nElla se iba con sus amantes,<\/em>
\nolvid\u00e1ndose<\/em> de mi, or\u00e1culo del Se\u00f1or.<\/em>
\nPor tanto, mira, voy a seducirla<\/em>
\nllev\u00e1ndomela<\/em> al desierto y habl\u00e1ndole al coraz\u00f3n<\/em> (2,16)
\n
\nRecurr\u00ed tambi\u00e9n a la imagen del amor materno de Dios:
\n
\nCuando Israel era ni\u00f1o lo am\u00e9<\/em>
\ny<\/em> desde Egipto llam\u00e9 a mi hijo. (…)<\/em>
\nYo ense\u00f1\u00e9 a andar a Efraim y lo llev\u00e9 en mis brazos<\/em>
\npero<\/em> ellos no se daban cuenta de que yo los cuidaba.<\/em>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Con correas de amor los atra\u00eda, con cuerdas de cari\u00f1o,<\/em>
\n\u00a0\u00a0\u00a0 \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0fui para ellos como quien levanta el yugo de la cerviz<\/em>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 me inclinaba y les daba de comer…<\/em>
\n\u00bfC\u00f3mo voy a dejarte, Efraim, c\u00f3mo entregarte, Israel? \u00a0\u00a0\u00a0<\/em>
\nMi coraz\u00f3n se me revuelve dentro<\/em>
\na<\/em> la vez que mis entra\u00f1as se estremecen…(11,1-8)<\/em>
\n\u00a0<\/em>
\nCurar\u00e9 su apostas\u00eda, los querr\u00e9 sin que lo merezcan,<\/em>
\nSer\u00e9 roc\u00edo para Israel,<\/em>
\nflorecer\u00e1<\/em> como azucena y arraigar\u00e1 como \u00e1lamo:<\/em>
\nechar\u00e1<\/em> v\u00e1stagos, tendr\u00e1 la lozan\u00eda del olivo<\/em>
\ny<\/em> el aroma del L\u00edbano;<\/em>
\nvolver\u00e1n<\/em> a morar a mi sombra…<\/em>
\n(14,5-9)
\n
\nEn m\u00ed ya no han quedado espacios interiores privados: todos ellos han sido visitados y habitados por la compasi\u00f3n y los celos, por la ternura y la c\u00f3lera de un Dios afectado por la falta de respuesta de su pueblo. Yo he prestado mi sensibilidad y mi capacidad emocional a los sentimientos divinos. Y ese ha sido mi drama y mi gloria.
\n <\/p>\n\n
\n\u00bfC\u00f3mo un hombre tan pecador como yo, Isa\u00edas,\u00a0 podr\u00eda expresar lo que viv\u00ed el d\u00eda en que recib\u00ed la llamada del Se\u00f1or? La recuerdo como si fuera hoy aunque han pasado muchos a\u00f1os, pero aquel d\u00eda supe qu\u00e9 incansable, que constan\u00adte, qu\u00e9 inalterable es la presencia del Santo de Israel, Aquel ante quien me puse disponible el d\u00eda lejano de mi visi\u00f3n en el templo. Viv\u00ed en aquella ocasi\u00f3n una invasi\u00f3n de lo divino,<\/em> una especie de incautaci\u00f3n de mi persona cuando el a\u00f1o de la muerte del rey Ozfas vi al Se\u00f1or sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. y vi serafines en pie junto a \u00e9l, cada uno con seis alas: con dos alas se cubr\u00edan el rostro, con dos alas se cubr\u00edan el cuerpo, con dos alas se cern\u00edan. Y se gritaban uno a otro diciendo: \u00a1Santo, santo, santo, el Se\u00f1or de los ej\u00e9rcitos, la tierra est\u00e1 llena de su gloria! Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz y el templo estaba lleno de humo <\/em>(6,1-5).
\nEl espacio sagrado del templo ya no era capaz de contener la gloria del Santo que llenaba la tierra, desbord\u00e1ndose fuera de cualquier estructura que intentara retenerla. Y supe entonces que todos nuestros intentos de reducir a Dios a alguien lejano estaban condenados al fracaso porque \u00c9l estaba empe\u00f1ado en ser un T\u00faperturbador en nuestra vida: se hab\u00edan borrado los m\u00e1rgenes y las fronteras, desaparec\u00edan los muros de contenci\u00f3n y la presencia de Dios irrum\u00adp\u00eda en todos los \u00e1mbitos de la vida humana de una manera imprevisible e ins\u00f3lita. Me sent\u00ed tan peque\u00f1o y tan indigno, que quise huir de su presencia, pero fue como si un tiz\u00f3n ardiente quemara todo mi ser y supe que hab\u00eda sido liberado de cualquier retorno sobre m\u00ed mismo. Entonces dije: Aqu\u00ed estoy, env\u00edame<\/em> (6, 10).<\/em>
\nMe envi\u00f3 a hablar a un pueblo de coraz\u00f3n embotado que no dio cr\u00e9dito a mi mensaje, y eso que arriesgu\u00e9 todo por comunicarlo, hasta el punto de pasearme medio desnudo por las calles de Jerusal\u00e9n: As\u00ed ir\u00e9is al destierro,<\/em> dec\u00eda, si segu\u00eds haciendo alianzas pol\u00edticas con naciones extranjeras movidos por un miedo que revela vuestra desconfianza en el Se\u00f1or ( 20,2<\/em>)
\nYo hab\u00eda perdido para siempre ese miedo y cuando todos temblaban por el asedio de Jerusal\u00e9n, me present\u00e9 ante el rey en medio de la ciudad sitiada con mi hijo peque\u00f1o de la mano, como un gesto simb\u00f3lico de absoluta calma: No temas, si te apoyas en el Se\u00f1or, vas a experimentar c\u00f3mo eres sostenido.<\/em> En lugar del miedo, lo que le propon\u00eda era una confianza absoluta en el Se\u00f1or y, como signo de su protecci\u00f3n, le anunciaba que su joven esposa embarazada iba a dar a luz un ni\u00f1o y que se llamar\u00eda Emmanuel, Dios con nosotros <\/em>(7,1-14). El mismo Dios que no soporta la arrogancia humana y que doblega <\/em>todo lo empinado y lo engre\u00eddo (2,9-17), se revelaba a su pueblo en la debilidad <\/em>de un ni\u00f1o ( 9,5). Dios segu\u00eda ofreciendo a su pueblo su presencia amorosa, pero necesitaba ver en ellos se\u00f1ales de conversi\u00f3n.
\nPor eso enton\u00e9 un d\u00eda un canto de la\u00admentaci\u00f3n por la ingratitud de la vi\u00f1a que Dios hab\u00eda cuidado con tanto amor:
\n
\nVoy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su vi\u00f1a:<\/em>
\nMi amigo ten\u00eda una vi\u00f1a en f\u00e9rtil collado.<\/em>
\nLa entrecav\u00f3, la descant\u00f3 y plant\u00f3 buenas cepas;<\/em>
\nconstruy\u00f3<\/em> en medio una atalaya y cav\u00f3 un lagar.<\/em>
\ny<\/em> esper\u00f3 que diese uvas, pero dio agrazones.<\/em>
\nPor favor, habitantes de Jerusal\u00e9n, hombres de Jud\u00e1,<\/em>
\npor<\/em> favor, sed jueces entre m\u00ed y mi vi\u00f1a.<\/em>
\n\u00bfQu\u00e9 m\u00e1s cab\u00eda hacer por mi vi\u00f1a que yo no lo haya hecho?<\/em>
\n\u00bfPor qu\u00e9 esperando que diera uvas, dio agrazones?<\/em>
\n(5,1-4)<\/em>
\n\u00a0<\/em>
\n\u00bfLlegar\u00e1 a existir una verdadera vid en Israel que responda por fin a Dios y le devuelva el fruto so\u00f1ado?
\n <\/p>\n\n
\n\u00abPalabras de Jerem\u00edas, que escribo bajo su dictado yo, Baruc, secretario suyo. Sobre m\u00ed, Jerem\u00edas deAnatot, de condici\u00f3n t\u00edmida y retra\u00edda, irrumpi\u00f3 esta palabra del Se\u00f1or:
\n
\nAntes de formarte en el vientre te conoc\u00ed<\/em>
\nantes<\/em> de salir del seno materno te consagr\u00e9<\/em>
\ny<\/em> te nombr\u00e9 profeta de los paganos <\/em>(1,5)
\n
\nSaberme as\u00ed conocido, antes del seno de mi madre, me hizo sentir una Presencia que englobaba todo mi ser\u00a0 y que me hab\u00eda envuelto antes de que comenzara mi existencia. Por eso s\u00e9 que no hay ni una sola de mis c\u00e9lulas ajena a ese Dios que me envuelve y posee. No hay nada en mi identidad profunda que no est\u00e9 bajo el sig\u00adno de su pertenencia: me s\u00e9 conocido por \u00c9l\u00a0 y conocer <\/em>para nosotros, los israelitas, no tiene que ver s\u00f3lo con la inteligen\u00adcia, sino que abarca, ante todo, lo afectivo, lo experiencial, lo pr\u00e1ctico. Es un saber que proviene de la participaci\u00f3n en la vida del otro, de la familiaridad y el contacto. Si Dios me cono\u00adce, quiere decir que se ocupa y preocupa por m\u00ed y me llama a entrar en una relaci\u00f3n de comu\u00adni\u00f3n rec\u00edproca y personal con El, en una vinculaci\u00f3n y compromiso mutuos.
\nEs ese ser conocido <\/em>lo que ha abarcado todo el discurrir de mi vida: tom\u00e9 conciencia de ello cuando era a\u00fan un muchacho y contin\u00fao experiment\u00e1ndolo hoy, despu\u00e9s de una larga vida en la nada me ha sido f\u00e1cil. Ya aquel d\u00eda, cuando me llam\u00f3 a ser profeta de los paganos, <\/em>me resist\u00ed como pude pero fue en vano. Yo estar\u00e9 contigo<\/em>, fue la \u00fanica garant\u00eda que me ofreci\u00f3. Por eso, cuando recuerdo aquel momento en medio de las situaciones de conflicto, de enfrentamiento y de crisis que me ha tocado vivir,\u00a0 me atrevo a decirle:
\n
\nMe sedujiste, Se\u00f1or, y me dej\u00e9 seducir;<\/em>
\nme<\/em> forzaste, me violaste <\/em>(20,7)
\n
\nLa Palabra que \u00c9l ha puesto en mi boca ejerce sobre m\u00ed un efecto de posesi\u00f3n y la\u00a0 experi\u00admento\u00a0 no como algo dado, eterno, sino como algo que acontece, <\/em>que ha ca\u00eddo sobre m\u00ed de forma repentina, como una realidad concreta, actual, viva y cargada de fuerza que quema como el fuego, como un martillo que tritura la piedra (<\/em>23,29).
\nEs un alimento que hay que asimilar y a la vez mi \u00fani\u00adca posibilidad de subsistir,\u00a0 lo que me nutre, sostiene y ali\u00admenta: Cuando recib\u00eda tus palabras, las devoraba, tu palabra era mi gozo y mi alegr\u00eda \u00edntima <\/em>(15,16).\u00a0 Pero cuando se aloj\u00f3 en mis entra\u00f1as,\u00a0 ya no pude deshacerme de ella: la sent\u00eda dentro como fuego ardiente encerrado en los huesos, hac\u00eda esfuerzos por contenerla y no pod\u00eda <\/em>(20,9).
\nAquel d\u00eda, el Se\u00f1or me ense\u00f1\u00f3 a mirar la realidad m\u00e1s all\u00e1 de las apariencias y al se\u00f1alarme aquella rama de almendro, me asegur\u00f3: As\u00ed soy yo, siempre alerta para cumplir mi palabra <\/em>(1,11). El almendro se volvi\u00f3 para m\u00ed en el s\u00edmbolo de la presencia vigilante del Se\u00f1or y supe desde aquel d\u00eda que, lo mismo que la primavera no depend\u00eda de m\u00ed, hom\u00adbrecillo tembloroso, tampoco depend\u00eda de m\u00ed sino de \u00c9l que la Palabra se realizara en la historia.
\nPor eso permanec\u00ed en el conflicto, me enfrent\u00e9 con el rey, clam\u00e9 contra el templo, aun sabiendo que era el signo visible de la elecci\u00f3n eterna del Se\u00f1or, y me atrev\u00ed a repetir\u00a0 en son de burla y ridiculiz\u00e1ndolos: No os hag\u00e1is ilusiones con razones falsas repitiendo \u00abEl templo del Se\u00f1or, el templo del Se\u00f1or, el templo del Se\u00f1or\u201d<\/em>(7,4).
\n
\nAntes de m\u00ed lo hab\u00edan hecho Am\u00f3s e Isa\u00edas:
\n
\nDetesto y reh\u00faso vuestras fiestas<\/em>
\ny<\/em> no me aplacan vuestras reuniones lit\u00fargicas<\/em>
\n\u00a0por muchos holocaustos y ofrendas que me traig\u00e1is<\/em>
\n\u00a0no los aceptar\u00e9 ni mirar\u00e9 vuestras v\u00edctimas cebadas <\/em>(Am 5,21-22)
\n
\n\u00bfPor qu\u00e9 entr\u00e1is a visitarme?<\/em>
\n\u00bfQui\u00e9n pide algo de vuestras manos cuando pis\u00e1is mis atrios?<\/em>
\n\u00a0Vuestras solemnidades y fiestas las detesto,<\/em>
\nse<\/em> me han vuelto una carga que no soporto m\u00e1s.<\/em>
\n(Is 1,12.14)
\n
\nDefend\u00ed una opci\u00f3n pol\u00edtica impopular: la rendici\u00f3n a los caldeos, sin oponerles resistencia, y considerando aNabucodonosor un instrumento de Dios, y eso me acarre\u00f3 persecuci\u00f3n y tortura (38). No lo he vivido mansamente sino con rebeld\u00eda y protesta, porque estoy convencido de que Dios prefiere nuestras quejas a nuestro silencio (11,18-12,6; 15,10-21 17,12-18; 18,18-23; 20,7-18). S\u00f3lo al final de mi vida dej\u00e9 de que\u00adjarme y de hablar, me hund\u00ed en el silencio del destierro porque ya s\u00f3lo era elocuente la fidelidad de mi vida, ab\u00adsolutamente rendida a una Palabra que me conduc\u00eda, aunque yo no supiera a d\u00f3nde ( 43,7).
\nUna Palabra que a lo largo de mi vida no se me comunicaba solamente en lo \u00edntimo de mi conciencia; estaba incorporada a un mundo m\u00e1s all\u00e1 de mi interioridad y por eso ten\u00eda que mirar hacia fuera, escuchar lo que Dios quer\u00eda decirme en el taller del alfarero (18), en las costumbres de los animales, o en la pol\u00edtica internacional. No para ser confirmado en lo que ya sab\u00eda, sino para ser sor\u00adprendido y maravillado, como en las primeras ma\u00f1anas de la creaci\u00f3n.
\nToda mi vida emocional se encontr\u00f3 sumergida en el mundo emocional de Dios y llegu\u00e9 a experi\u00admentar una misteriosa identificaci\u00f3n con sus sentimientos. Me doy cuenta de que, cuando hablo, se da un deslizamiento re\u00adpentino de mi yo al Yo de Dios, de tal manera que a veces los que me escuchan ya no saben si soy yo o es \u00c9l quien est\u00e1 hablando. Es como si el irresistible amor <\/em>de Dios por su pueblo se hubiera alojado en mi coraz\u00f3n y me rompiera las entra\u00ad\u00f1as, demasiado estrechas para contenerlo ( 4,19; 8,23): \u00a1Si es mi hijo querido Efra\u00edm, mi ni\u00f1o, mi encanto! Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entra\u00f1as y cedo a la compasi\u00f3n, or\u00e1culo del Se\u00f1or(<\/em> 31,20)
\nMe destroza el coraz\u00f3n saber que \u00c9l es una fuente de agua viva pero que el pueblo le abandona para ir a hacerse aljibes agrietados que no retienen el agua <\/em>(2,12-13).
\nA lo largo de mi vida Dios ha reivindicado siempre\u00a0 su se\u00f1or\u00edo absoluto para manifestarse y para ocultarse, para hacerse accesible o desconocido, para hablar o para permanecer en silencio, para ser un Dios de cerca o un Dios de lejos <\/em>( 23,23). Y es que, en \u00faltimo t\u00e9rmino, no es mi propia vida lo que est\u00e1 en juego, sino la eficazfecundidad de su Palabra <\/em>la que a trav\u00e9s de m\u00ed se ha ido abriendo camino. Por eso no me arrepiento de nada. S\u00e9 de qui\u00e9n me he fiado y conozco sus designios sobre nosotros: designios de prosperidad, no de desgracia, de darnos un porvenir y una esperanza. Si le buscamos de todo coraz\u00f3n se dejar\u00e1 encontrar y cambiar\u00e1 nuestra suerte. Lo ha dicho el Se\u00f1or<\/em> ( 29,10-14).
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\n5. Memoria del profeta an\u00f3nimo del destierro<\/strong>
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\nNo dir\u00e9 mi nombre porque aqu\u00ed en Babilonia corro peligro, pero no puedo callar el mensaje de esperanza que el Se\u00f1or ha puesto en mi coraz\u00f3n: Consolad, consolad a mi pueblo<\/em>, es la llamada que he escuchado. Mi misi\u00f3n es pronunciar palabras de aliento para persuadir a mi pueblo cautivo en el destierro de que el Se\u00f1or ha perdonado su culpa y los envuelve en su ternura. Les hablo de \u00c9l con im\u00e1genes que puedan conmoverles y darles la seguridad de que no los ha abandonado:
\nComo un pastor que apacienta el reba\u00f1o,<\/em>
\nsu<\/em> brazo lo re\u00fane, toma en brazos los corderos<\/em>
\ny<\/em> hace recostar a las madres (40,1.10-11).<\/em>
\nLos pobres y los indigentes buscan agua, y no la hay;<\/em>
\nsu<\/em> lengua est\u00e1 reseca de sed.<\/em>
\nYo, el Se\u00f1or, les responder\u00e9;<\/em>
\nyo<\/em>, el Dios de Israel, no los abandonar\u00e9.<\/em>
\nAun por los caminos pastar\u00e1n,<\/em>
\ntendr\u00e1n<\/em> praderas en todas las dunas;<\/em>
\nno<\/em> pasar\u00e1n hambre ni sed,<\/em>
\nno<\/em> les har\u00e1 da\u00f1o el bochorno ni el sol;<\/em>
\nporque<\/em> los conduce el Compasivo<\/em>
\ny<\/em> los gu\u00eda a manantiales de agua…\u00bb (49,9-10).<\/em>
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\nMe s\u00e9 instrumento de un Dios, que con mano fuerte agarra a su pueblo abatido, lo saca a espacio abierto y le promete sostenerlo con su fidelidad, segura como una roca.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/em>
\nNo temas, siervo m\u00edo, Jacob,<\/em>
\nmi<\/em> cari\u00f1o, mi elegido<\/em>
\nNo tengas miedo, gusanito de Jacob,<\/em>
\noruga<\/em> de Israel (44,2)<\/em>
\n\u00bfTan corta es mi mano que no puede redimir?<\/em>
\n\u00bfO es que no tengo fuerza para librar? (50,2).<\/em>
\nYo, yo soy vuestro consolador.<\/em>
\n\u00bfQui\u00e9n eres t\u00fa para temer a un mortal? (51,12).<\/em>
\n\u00a0<\/em>
\nEstoy persuadido de que nos espera un nuevo \u00e9xodo, infinitamente m\u00e1s grandioso que el primero y que el Se\u00f1or nos anuncia:
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\nAlumbrar\u00e9 r\u00edos en cumbres peladas,<\/em>
\nen<\/em> medio de las vaguadas, manantiales;<\/em>
\ntransformar\u00e9<\/em> el desierto en estanque,<\/em>
\ny<\/em> en yermo las fuentes de agua;<\/em>
\npondr\u00e9<\/em> en el desierto cedros y acacias,<\/em>
\ny<\/em> mirtos y olivos; plantar\u00e9 en la estepa cipreses<\/em>
\ny<\/em> olmos y alerces y juncos (41,17-18).<\/em>
\nSaldr\u00e9is con alegr\u00eda, os llevar\u00e1n seguros:<\/em>
\nmontes<\/em> y colinas romper\u00e1n a cantar ante vosotros<\/em>
\n\u00a0y aplaudir\u00e1n los \u00e1rboles silvestres (55,12).<\/em>
\n\u00a0<\/em>
\nMi mirada se adelanta a contemplar c\u00f3mo ser\u00e1 ese \u00e9xodo: el desierto se alegrar\u00e1, clamar\u00e1n las cumbres de las monta\u00f1as (42,10-13), los cielos alabar\u00e1n al Se\u00f1or, las simas de la tierra le vitorear\u00e1n, (55,12), las monta\u00f1as y el bosque estallar\u00e1n en aclamaciones (44,16) y las ruinas de Jerusal\u00e9n romper\u00e1n a cantar a coro (52,9).
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\nTrato de despertar en ellos el deseo de volver a Si\u00f3n y\u00a0 hacerles so\u00f1ar con un tiempo y unas situaciones distintas hacia las que dirigirse y, para que mi discurso no se pierda en el terreno de lo inalcanzable, les invito a descubrir los peque\u00f1os signos que ya aparecen,\u00a0 la novedad que ya est\u00e1 apuntando en el horizonte:
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\nNo record\u00e9is lo de anta\u00f1o, \u00a0no pens\u00e9is en lo antiguo;<\/em>
\nDios est\u00e1 realizando algo nuevo; ya est\u00e1 brotando, \u00bfno lo not\u00e1is?\u00bb (43,19).<\/em>
\nNadie parece ver lo que yo veo, quiz\u00e1 es que yo he recibido un sexto sentido para captar\u00a0 la obra de un Dios empe\u00f1ado en restaurar y recrear a Israel y en abrirle un camino de esperanza. Est\u00e1n tan acostumbrados a lamentarse de la desgracia vivida con la ca\u00edda de Jerusal\u00e9n, la destrucci\u00f3n del templo y la deportaci\u00f3n, que seovillan sobre s\u00ed mismos, paralizados por las dificultades: En vano nos hemos cansado,<\/em> repiten, en viento y en nada hemos gastado nuestras fuerzas…(49,4).<\/em> Nos ha abandonado el Se\u00f1or,<\/em> nuestro <\/em>due\u00f1o nos ha olvidado… (49,14).<\/em>
\nPor eso empleo palabras que consuelen su tristeza, les sacudan y les pongan en pie:
\n\u00a1Espab\u00edlate, espab\u00edlate, <\/em>ponte en pie, Jerusal\u00e9n! (51,17).<\/em>
\n\u00a1Despierta, despierta, v\u00edstete de tu fuerza, Si\u00f3n!(52,1).<\/em>
\n\u00a1Salid de Babilonia, huid de los caldeos!(48,20).<\/em>
\nAl\u00e9grate Si\u00f3n, ensancha el espacio de tu tienda,<\/em>
\n\u00a0<\/em>no<\/em> temas, ven a m\u00ed … (54,1.2.4; 55,1).<\/em>
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\nHe recibido la orden de subirme a un monte elevado y, desde all\u00ed, alzar fuerte la voz anunciando a las ciudades de Jud\u00e1: \u00a1Aqu\u00ed est\u00e1 vuestro Dios! (40,9).<\/em>
\n\u00a0<\/em>
\n\u00ab\u00a1<\/em>Qu\u00e9 hermosos son sobre los montes<\/em>
\nlos<\/em> pies del heraldo que anuncia la paz,<\/em>
\nque<\/em> trae la buena nueva, que pregona la victoria!<\/em>
\nQue dice a Si\u00f3n: Tu Dios es Rey<\/em> (52,7-8).
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\nEsta es la convicci\u00f3n que Dios me ha comunicado: cuando un pueblo que era esclavo pasa a ser libre, o viv\u00eda en el destierro y vuelve a su tierra; cuando alguien que estaba injustamente excluido se sienta de nuevo a la mesa; cuando quienes estaban sometidos al yugo de la opresi\u00f3n salen a espacio abierto, entonces se empezar\u00e1 a cantar un c\u00e1ntico nuevo y ser\u00e1n del Se\u00f1or la gloria y la alabanza.
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\nLa lectura se hab\u00eda prolongado hasta la madrugada. Para entonces, uno de nosotros expuso una opini\u00f3n sobre el texto que nos convenci\u00f3 a todos: est\u00e1bamos ante una especie de memorial prof\u00e9tico, escrito probablemente por alg\u00fan escriba encargado de iniciar en la lectura de la Ley y los Profetas a ni\u00f1os y j\u00f3venes en la peque\u00f1a comunidad de jud\u00edos emigrados de Palestina durante la dominaci\u00f3n persa. Aquel maestro hab\u00eda buscado un modo did\u00e1ctico y atractivo para familiarizar con sus tradiciones a una juventud perdida en medio del mundo gentil y hab\u00eda dado la palabra a algunos profetas para que fueran ellos mismos los que hablaran a los j\u00f3venes.
\nY aunque nosotros ya no lo \u00e9ramos, nos sent\u00edamos pisando las huellas de unos hombres de fuego que, con sus palabras, hab\u00edan comenzado a incendiar nuestras vidas.
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\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"