{"id":8196,"date":"2006-11-01T00:00:49","date_gmt":"2006-10-31T22:00:49","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8196"},"modified":"2006-11-01T00:00:49","modified_gmt":"2006-10-31T22:00:49","slug":"actitud-cristiana-ante-la-muerte","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/actitud-cristiana-ante-la-muerte\/","title":{"rendered":"ACTITUD CRISTIANA ANTE LA MUERTE"},"content":{"rendered":"

Jos\u00e9 Carlos Bermejo Higuera
\nCentro de Humanizaci\u00f3n de la Salud (Tres Cantos-Madrid)
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nAnte las distintas actitudes socialmente presentes ante la muerte, el art\u00edculo ofrece como actitudes cristianas, especialmente: la responsabilidad de humanizarla y de humanizar la situaci\u00f3n de los enfermos pr\u00f3ximos a la muerte (estar presentes, escucharles, cuidarlos, servirles, darles protagonismo); y tambi\u00e9n de creer y de esperar como cristianos. Si la esperanza es constitutiva de la existencia humana, para el cristiano es un acto de fe en que la muerte no tiene la victoria, un acto de fe en la resurrecci\u00f3n.
\n 
\n\u201cLa mirada de un moribundo es como la de un ni\u00f1o: c\u00e1ndida, transparente y verdadera. La mirada de ni\u00f1o es terror\u00edfica, pues es la de la inocencia y, ante esa inocencia, vemos hasta qu\u00e9 punto no hemos amado el amor, hasta qu\u00e9 punto no hemos amado la vida\u2026\u201d[1]<\/strong><\/a><\/em>
\n 
\nSi estoy yo, no est\u00e1 la muerte. Si est\u00e1 la muerte, no estoy yo. As\u00ed que es mejor no pensar en ella, \u00bfno es as\u00ed? \u00bfNo sigue siendo acaso un tema de mal gusto? \u00bfSacamos algo de provecho pensando la muerte, incluso desde el punto de vista de la fe? Seguro que s\u00ed.
\nPartamos desde el principio de que la muerte vista desde la fe puede tener diferentes acepciones, sobre todo si nos inspiramos en la Sagrada Escritura. Muerto es el que espont\u00e1neamente pensamos nosotros que est\u00e1 muerto (se \u201capagaron\u201d las funciones vitales); peor muerto tambi\u00e9n es el que est\u00e1 alejado de Dios (\u201cmuerto para Dios\u201d), o el que entrega su vida (\u201cmuerto al mundo\u201d), etc. Nos centraremos aqu\u00ed en la muerte en el sentido m\u00e1s accesible, en la muerte como el final de la vida terrena.
\nNo puedo olvidar algunas muertes que me han impactado de manera muy especial. Aquella ni\u00f1a de 7 d\u00edas, a la que fui a acariciar en Africa pensando que estaba dormida y acababa de fallecer sin llegar a tener nombre por una infecci\u00f3n perinatal absolutamente evitable. No puedo olvidar los muchos ni\u00f1os que mueren en los pa\u00edses de Latinoam\u00e9rica donde voy trabajando, los muchos ni\u00f1os que no fueron abortados, pero que padecen la injusticia de no poder llevar una vida desarrollada y digna hasta el punto de poderse hablar de \u201cvidas vividas en permanente aborto\u201d. No puedo olvidar aquellos presos que, describi\u00e9ndome su experiencia la calificaban diciendo: \u201caqu\u00ed estamos en un cementerio viviente\u201d. Y me vienen a la mente los numerosos enfermos que, expropiados de vivir y rodeados de sofisticada y refinada tecnolog\u00eda, son objeto de macabro espect\u00e1culo y verg\u00fcenza para la humanidad porque condenados a vivir muertos. Y no puedo quitarme de la cabeza tambi\u00e9n a tantos enfermos que confiesan \u2013d\u00e1ndoles tan s\u00f3lo una peque\u00f1a oportunidad- que no pueden hablar en la verdad; son v\u00edctimas de la eutanasia social inducida por quienes les niegan la posibilidad de relacionarse expresando libremente lo que viven, por incapacidad del entorno de acoger la elaboraci\u00f3n personal de la muerte.
\nNo es f\u00e1cil combinar estos recuerdos en torno a un solo eje, pero servir\u00e1n de marco para las siguientes reflexiones sobre el sentido cristiano de la muerte.
\n <\/p>\n

    \n
  1. La muerte empieza a estar de vuelta<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEn estos \u00faltimos a\u00f1os, junto con la tendencia a negar la muerte, manifestada de m\u00faltiples maneras (desde el cambio de escenario \u2013la muerte institucionalizada-, hasta los profesionales del ocultamiento de la muerte maquillando los cad\u00e1veres \u2013tanatopractas-, etc.) estamos asistiendo a algunos signos de retorno de la muerte antes negada. Quiz\u00e1s no tanto en la pr\u00e1ctica cuanto en la reflexi\u00f3n.
    \nLa literatura le est\u00e1 dando un espacio m\u00e1s abierto a la muerte. Los problemas \u00e9ticos del final de la vida son de inter\u00e9s para los medios de comunicaci\u00f3n. La medicina paliativa, con sus implicaciones pr\u00e1cticas \u2013nuevas unidades hospitalarias o centros de cuidados paliativos, asociaciones a nivel estatal o auton\u00f3mico, programas de asistencia domiciliar, etc.) son signo de una cierta aceptaci\u00f3n de la muerte y de la decisi\u00f3n de salir al paso de la posible deshumanizaci\u00f3n de la misma, despersonaliz\u00e1ndola por sobredosis de tecnolog\u00eda.
    \nLos cuidados paliativos, cada vez m\u00e1s extendidos, constituyen esa dimensi\u00f3n femenina de la medicina que ha hecho la paz con la muerte y que se dispone siempre a cuidar, aunque no se pueda curar. La particular atenci\u00f3n a la familia (y no s\u00f3lo al enfermo), la \u201cblandura\u201d (humanizaci\u00f3n) de las normas de las instituciones que desarrollan tales programas, la atenci\u00f3n delicada al control de s\u00edntomas, al soporte emocional y espiritual, y el reconocimiento del peso espec\u00edfico de la relaci\u00f3n y de la responsabilidad del individuo en su propia vida, dibujan un nuevo panorama menos paternalista de la medicina, y m\u00e1s en sinton\u00eda con la integraci\u00f3n de nuestra condici\u00f3n de seres mortales.
    \n 
    \n2. Nos morimos m\u00e1s que biol\u00f3gicamente<\/strong>
    \n 
    \nEl poeta Rilke, en \u201cEl libro de la pobreza y de la muerte\u201d empieza se\u00f1alando que muchos no saben morir, que no llegan a madurar y a elaborar su propia muerte, por lo que su vida les es arrebatada desde fuera, muriendo de una muerte en serie, que nada tiene que ver con ellos.
    \nLa tesis del poeta es \u201cvivir la propia muerte\u201d, como posibilidad humana de ser uno mismo hasta el final.Rilke explica tambi\u00e9n por qu\u00e9 nos es dada la posibilidad de morir nuestra muerte propia. Precisamente porque hay en nosotros algo eterno, nuestra muerte no es similar a del animal\u2026. Exactamente en la medida en que hay algo de eternidad en nosotros, podemos elaborar y trabajar nuestra propia muerte, lo que nos distingue radicalmente del resto de los animales. Pero ocurre que no sabemos hacerlo y que traicionamos nuestra m\u00e1s alta vocaci\u00f3n, de manera que nuestra muerte no llega a vivirse siempre dignamente. Como tenemos demasiado miedo al dolor y al sufrimiento, nos empe\u00f1amos en vivir la vida sin anticipar su final, en vivir ciega y est\u00fapidamente, como si fu\u00e9ramos inmortales; y como no llegamos a madurar nuestra propia muerte, parimos en su lugar un aborto ciego, una muerte inconsciente de s\u00ed.
    [2]<\/a>
    \nNuestro poeta expresa de manera cruda la tendencia a no vivir la propia muerte de manera biogr\u00e1fica, porque no nos lo permitimos.
    [3]<\/a>
    \n 
    \n2.1. Expropiar la muerte<\/em><\/strong>
    \n 
    \nHa sido Tolstoi en \u201cLa muerte de Iv\u00e1n Ilich\u201d el que ha formulado con absoluta nitidez no s\u00f3lo en qu\u00e9 consiste la diferencia entre la muerte propia y la ajena, as\u00ed tambi\u00e9n cu\u00e1l es la causa de tal distinci\u00f3n. Que todos los hombres son mortales explica el fallecer an\u00f3nimo del otro, pero no el m\u00edo, o el de la persona amada.
    \nEn el momento en que Iv\u00e1n Ilich experimenta la comprensibilidad de la muerte propia, la m\u00e1s profunda soledad y angustia ante ella, es torturado por la mentira sistem\u00e1tica ante su estado. \u201cLe torturaba aquel embuste, le atormentaba que no quisieran reconocer lo que todos sab\u00edan y sab\u00eda \u00e9l mismo, y en vez de ello deseaban mentirle acerca de lo terrible de la situaci\u00f3n en que \u00e9l se hallaba y quer\u00edan obligarle a que \u00e9l mismo participara en aquella mentira\u201d. \u201cLa mentira, \u2013contin\u00faa Tolstoi concentrando toda la tesis de su novela en una sola frase- esa mentira de que era objeto en v\u00edsperas de su muerte, una mentira que deb\u00eda reducir el acto solemne y terrible de su muerte al nivel de las visitas, las cortinas, el esturi\u00f3n de la comida\u2026 era algo atroz para Iv\u00e1n Ilich\u201d
    [4]<\/a>. Pretenden reducir su muerte al nivel de una contrariedad, de una \u201cinconveniencia\u201d, de una falta de decoro. Cuando necesita m\u00e1s que nunca ser comprendido y consolado, mimado, s\u00f3lo el joven Guer\u00e1sim es capaz de entenderle y aliviarle.
    \nDesgraciadamente, alrededor de las personas que mueren no encontramos muchos \u201cGuer\u00e1sim\u201d, mientras que encontramos muchas personas dispuestas al juego de mentiras que expropian la muerte.
    \n 
    \n2.2. Crisis del lenguaje exhortatorio<\/em><\/strong>
    \n 
    \nLos falsos consoladores de Job, que representan la tan arraigada tendencia a consolar con frases hechas y con esquemas racionales, siguen vivos y alrededor del hombre que muere, representado en el personaje de Job, como paradigma de quien vive perdiendo (muere) y es acompa\u00f1ado por sus amigos.
    \nTambi\u00e9n Bernanos, en la preciosa novela \u201cDi\u00e1logo de carmelitas\u201d deja ver la crisis y el l\u00edmite del lenguaje exhortatorio cuando, a los pies del lecho de muerte de la madre superiora del convento, pone en boca de la hermana encargada de cuidarla, palabras de bien, que pretenden aliviar y consolar, pero no aceptadas por la moribunda porque no nacidas de la escucha, sino de la imposici\u00f3n exhortativa. Un fragmento del di\u00e1logo nos lo refleja as\u00ed:
    \n\u201cMadre Mar\u00eda: No merec\u00edamos el gran honor de ser introducidos y asociados por obra vuestra a lo que la Sant\u00edsima Agon\u00eda fue ocultado a la mirada de los hombres\u2026 \u00a1Oh, Madre! \u00a1No os preocup\u00e9is por m\u00ed! Preocuparos ya solamente de Dios.
    \nPriora: \u00a1Qu\u00e9 soy yo en esta hora, miserable de m\u00ed, para preocuparme de El! \u00a1Que se preocupe antes que nada El de m\u00ed!\u201d
    [5]<\/a>.
    \nA veces es tan fuerte esta tendencia a consolar, que se llega a una evidente situaci\u00f3n de rid\u00edculo en la relaci\u00f3n con el enfermo terminal. As\u00ed, narra Kant:
    \n\u201cUn m\u00e9dico no hac\u00eda sino consolar a su enfermo todos los d\u00edas con el anuncio de la pr\u00f3xima curaci\u00f3n, hoy dici\u00e9ndole que el pulso iba mejor, ma\u00f1ana que lo que hab\u00eda mejorado era la excreci\u00f3n, pasado que el sudor era m\u00e1s fresco, etc. El enfermo recibe la visita de un amigo: \u00bfc\u00f3mo va esa enfermedad?, le pregunta nada m\u00e1s entrar. \u00a1C\u00f3mo ha de ir! \u00a1Me estoy muriendo de mejor\u00eda!\u201d.
    [6]<\/a>
    \n 
    \n2.3. Morir como acto biogr\u00e1fico<\/strong>
    \n 
    \nPensar en el sentido cristiano de la muerte nos ha de llevar a considerar un particular modo de vivir el morir y de acompa\u00f1ar a vivir la \u00faltima etapa de la vida. Esto supone considerar la muerte como el fin de una biograf\u00eda humana, reconociendo lo espec\u00edficamente humano. Porque la muerte reconocida \u00fanicamente como el fin de una biolog\u00eda da paso a la deshumanizaci\u00f3n y a la despersonalizaci\u00f3n.
    \nMorir puede ser triste, pero morir los unos para los otros antes de morir es mucho m\u00e1s triste. Y esto es lo que sucede cuando, tanto las palabras como el silencio, imponen su lado tr\u00e1gico. Queriendo evitar el drama de la verdad, caemos a veces en la soledad y el abandono ante la proximidad de la muerte. El silencio, que puede ser un saludable correctivo a la ret\u00f3rica banalizante de las palabras y pudiera ofrecer quiz\u00e1 el consuelo que viene de la muda solidaridad, en estas condiciones es s\u00f3lo un vac\u00edo de palabras. Comunica al enfermo incurable que ya no es alguien con quien se pueda comunicar. Es decir, le comunica que socialmente puede darse por muerto
    [7]<\/a> y que, en realidad, s\u00f3lo queda asistir al fin de una biolog\u00eda.
    \nEl encuentro en la verdad, en cambio, el di\u00e1logo con el enfermo terminal basado en la autenticidad, genera libertad. Produce cierto p\u00e1nico, pero da paz al superviviente y serenidad a quien escribe el \u00faltimo cap\u00edtulo de su vida.
    \nEs tan inc\u00f3modo y doloroso estar junto al moribundo, como sentirse acusados por el silencio del enfermo al no hacer nada para curarle.
    [8]<\/a> Sin embargo, superadas las barreras, el encuentro en la verdad ayuda al enfermo terminal a elaborar su duelo anticipatorio por lo que prev\u00e9 y experimenta que est\u00e1 perdiendo; y ayuda al ser querido o profesional a elaborar el dolor que producir\u00e1 la p\u00e9rdida y que se empieza a elaborar de manera anticipada tambi\u00e9n antes de que acontezca. Reconocer la experiencia del duelo y de sus diferentes tipos, constituye un modo de acompa\u00f1ar al hacer de la experiencia de morir un acto biogr\u00e1fico en el que la vida se narra y recibe una nueva luz de sentido.
    \n 
    \n3. Humanizar la muerte<\/strong>
    \n 
    \nAsistimos a la necesidad de encontrar el equilibrio que nos permita hablar de un final de la vida humanizado. Es una responsabilidad que tenemos como cristianos.
    \n 
    \n3.1. Responsabilidad al final de la vida<\/em><\/strong>
    \n <\/em>
    \nQuiz\u00e1s no se ha habla tanto del encarnizamiento terap\u00e9utico y de la injusticia por imposibilidad de acceder a recursos de salud y de cuidados, cuanto de la eutanasia, que representa un problema menor en relaci\u00f3n a aquellos dos, aunque bien complejo y digno de ser reflexionado.
    \nHans K\u00fcng, con el fin de situar en su debido lugar el debate sobre el morir, sobre su dignidad, sobre la eutanasia, sobre la necesidad de una ley que regule algunas cuestiones que tienen que ver con el final de la vida, para evitar reacciones impulsivas y \u00abfrentes que se parapeten en trincheras inexpugnables\u00bb, tanto en la necesaria discusi\u00f3n pol\u00edtica como \u00e9tica y teol\u00f3gica,
    [9]<\/a> avanza la tesis de una v\u00eda media, cristiana y humanamente responsable,<\/em> entre un libertinaje antirreligioso y un rigorismo reaccionario desprovisto de compasi\u00f3n.
    \nK\u00fcng aboga por una autodeterminaci\u00f3n y responsabilidad en el morir y una reflexi\u00f3n sobre sus implicaciones, superando la tendencia a cerrar el tema con la afirmaci\u00f3n de que la vida es don de Dios.
    \nAs\u00ed como al inicio de la vida el hombre de hoy siente cada vez m\u00e1s la responsabilidad, as\u00ed tambi\u00e9n -afirmaK\u00fcng- habr\u00eda que reconocer que \u00abel fin de la vida est\u00e1 en mayor medida que antes confiado a la responsabilidad de los hombres por Dios mismo, que no quiere que le adjudiquemos una responsabilidad que nosotros mismos debemos y podemos asumir\u00bb.
    \nLa reflexi\u00f3n de K\u00fcng constituye un magn\u00edfico punto de referencia para reflexionar seriamente, como creyentes, sobre el final de la vida. Ayuda a superar las reacciones impulsivas, faltas de seriedad o reflexi\u00f3n, y aquellas que repiten afirmaciones que, viniendo de donde vengan, no siempre son razonadas con el necesario rigor que el tema requiere.
    \nQuiz\u00e1s una mayor atenci\u00f3n a la experiencia de cuantos se encuentran al final de sus d\u00edas, sin miedo a poner nombre a la realidad, pudiera ayudar a dialogar, no s\u00f3lo desde diferentes ciencias y profesiones que se dan cita en el cuidado de la vida en su final, sino tambi\u00e9n con quienes manifiestan sus deseos y quieren ver realizados sus valores y ejercer su responsabilidad personal hasta el final, para que la muerte no sea expropiada por los que ostentan el poder de utilizar la t\u00e9cnica disponible para el afrontamiento de las enfermedades.
    \n\u201cEl progreso de la medicina ha tenido mucho que ver con el ethos<\/em> m\u00e9dico de no renunciar a luchar a favor de la vida del enfermo, a pesar de la existencia de situaciones desesperadas. Sin embargo esta tendencia a luchar a favor de la prolongaci\u00f3n de la vida no puede maximizarse, ya que corre el riesgo de incurrir en el criticado encarnizamiento terap\u00e9utico, que hoy puede ser dram\u00e1tico como consecuencia del gran desarrollo de la medicina y sus posibilidades cuasi ilimitadas de prolongaci\u00f3n del proceso de muerte. Por eso hay que subrayar la importancia de humanizar la situaci\u00f3n de los enfermos pr\u00f3ximos a la muerte<\/em>. No deben incurrir en planteamientos \u201cvitalistas\u201d, quiz\u00e1 adem\u00e1s condicionados por una mala integraci\u00f3n del hecho de la muerte y por la tendencia m\u00e9dica a concebirla como un fracaso profesional\u201d.
    [10]<\/a>
    \n 
    \n3.2. Testamento vital y voluntades anticipadas<\/em><\/strong>
    \n 
    \nA\u00fan resulta demasiado desconocido el significado del testamento vital, voluntades anticipadas o directrices previas. En efecto, una de las manifestaciones del camino hacia la responsabilizaci\u00f3n en el final de la vida lo constituye el conocido \u201ctestamento vital\u201d, promulgado en diferentes pa\u00edses con textos semejantes.
    \nEn Espa\u00f1a, promovido por la Conferencia Episcopal, desde el Departamento de Pastoral de la Salud, dice as\u00ed:
    \nA mi familia, a mi m\u00e9dico, a mi sacerdote, a mi notario:<\/em>
    \n <\/em>Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos m\u00e9dicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido que esta Declaraci\u00f3n sea considerada como expresi\u00f3n formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como si se tratara de un testamento.<\/em>
    \n Considero que la vida en este mundo es un don y una bendici\u00f3n de Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. S\u00e9 que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero desde la fe creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios.<\/em>
    \n Por ello, yo, el que suscribe \u2026\u2026\u2026.., pido que, si por mi enfermedad llegara a estar en situaci\u00f3n cr\u00edtica irrecuperable, o se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa, ni se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.<\/em>
    \n Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte. Deseo poder prepararme para este acontecimiento final de mi existencia en paz, con la compa\u00f1\u00eda de mis seres queridos y el consuelo de mi fe cristiana.<\/em>
    \nSuscribo esta Declaraci\u00f3n despu\u00e9s de una madura reflexi\u00f3n. Y pido que los que teng\u00e1is que cuidarme respet\u00e9is mi voluntad. Soy consciente de que os pido una grave y dif\u00edcil responsabilidad. Precisamente para compartirla con vosotros y para atenuaros cualquier posible sentimiento de culpa, he redactado y firmo esta declaraci\u00f3n<\/em>. (Firma. Fecha)
    \nSin duda, tanto este documento como el deseado e incipiente h\u00e1bito de dar el protagonismo al enfermo empezando por preguntarle qu\u00e9 desea que hagamos con su diagn\u00f3stico cuando lo conozcamos, constituyen signos de un camino hacia la humanizaci\u00f3n del morir.
    \n 
    \n4. La muerte ense\u00f1a a vivir<\/strong>
    \n 
    \nLos acompa\u00f1antes de los moribundos, si han conseguido entablar la relaci\u00f3n basada en una buena dosis de autenticidad y sencillez, reconocen con mucha frecuencia cu\u00e1n importante y enriquecedor ha sido para ellos acompa\u00f1arlos.
    \nLos moribundos suelen dar algo muy importante: la capacidad de aceptar la muerte y de dejarse cuidar en medio del sentimiento de impotencia, dando mucha importancia al significado de la presencia y de la escucha del mundo interior, as\u00ed como la servicialidad para satisfacer todas las necesidades.
    [11]<\/a>
    \nPodemos aprender a desaprender las tendencias a querer dar siempre (razones, palabras, cuidados\u2026), y comprender la importancia de dejarse querer y cuidar, la importancia y elocuencia del silencio y de la escucha.
    \nAprender junto al que vive su \u00faltima etapa supone ejercer el arte de decir adi\u00f3s. Hay personas que no saben despedirse, que niegan las despedidas, que las posponen o que las viven s\u00f3lo como experiencia negativa, con reacciones poco constructivas. Aprender a despedirse puede encontrar en Jes\u00fas, en la Ultima Cena, un modelo ejemplar. Estando Jes\u00fas al final de su vida, re\u00fane a sus amigos y maneja las tres dimensiones del tiempo con el arte de su sabidur\u00eda.
    \nJes\u00fas cena, celebra la Pascua con sus amigos. Celebra. En la celebraci\u00f3n hace memoria del pasado, sintetizando el significado de la relaci\u00f3n en pocas palabras. Les recuerda a sus amigos el n\u00facleo del mensaje que ha pretendido comunicarles: \u201camaos como yo os he amado\u201d. Con ello les da una consigna para el futuro que le permitir\u00e1 estar vivo en su coraz\u00f3n y les invita a recordar (el poder terap\u00e9utico de la memoria) lo vivido juntos y a experimentarle presente entre ellos.
    \nAprender a despedirse significa ser capaces de verbalizar con quien se va, el significado de la relaci\u00f3n (a veces con la necesaria solicitud de perd\u00f3n por las ofensas), y asegurar a quien se va que seguir\u00e1 vivo en el coraz\u00f3n del que queda. Expresar los sentimientos, aprender a nombrarlos abiertamente constituye, no s\u00f3lo una posibilidad de drenar emocionalmente y liberarse de buena parte del sufrimiento producido por la separaci\u00f3n, sino tambi\u00e9n dar densidad y significado a la separaci\u00f3n, escribir el \u00faltimo cap\u00edtulo del libro de la vida de una persona y levantar el acta de la propia muerte.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Creer y esperar como cristianos<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      <\/em>
      \nLa fe no es un anest\u00e9sico o ansiol\u00edtico de las humanas reacciones ante la muerte. El mismo Jes\u00fas ha manifestado claramente sus sentimientos de tristeza. La espantosa noche de terror (\u201cme muero de tristeza\u201d) es uno de los m\u00e1s valiosos relatos que tenemos sobre Jes\u00fas, porque nos lo revela en toda su humanidad. Ese miedo y esa angustia, tan dif\u00edciles de soportar, forman parte de la condici\u00f3n humana\u201d. La clave es poder compartirlos con los dem\u00e1s y con el Padre y aprender juntos a seguir creyendo y confiando.
      \nUna mujer, al final de su vida me dec\u00eda: \u201cEl creyente se siente culpable si, en el momento de la enfermedad y la cercan\u00eda de la muerte siente miedo; de alguna manera, todos estamos imbuidos de la sensaci\u00f3n de que, quien ha tenido una vida cristiana ejemplar, debe morir de una manera ejemplar. Creo que ha llegado el momento de contemplar m\u00e1s a Jes\u00fas en Getseman\u00ed: el hombre m\u00e1s coherente de la Historia llor\u00f3, suplic\u00f3, gimi\u00f3 y sud\u00f3 sangre ante la cercan\u00eda de la muerte. \u00bfPor qu\u00e9 los creyentes tendemos a creer que la muerte es el salto del \u00faltimo list\u00f3n y que debemos sacar medalla de oro en la superaci\u00f3n de ese salto? Quien quiera ayudarnos a morir hoy, deber\u00eda insistir m\u00e1s en la profunda humanidad de Jes\u00fas. (\u2026) Tenemos que convencernos de que el miedo y la repugnancia de morir no va a enturbiar una excelente \u201choja de servicios\u201d y convencernos de que Dios nos ama incondicionalmente y todo es gratuidad. Ah\u00ed s\u00ed que la ayuda puede y debe ser importante para quien va a morir\u201d.
      [12]<\/a>
      \nAndr\u00e9s Tornos afirmaba al respecto: \u201cA nosotros, como a cristianos a quienes se entrega el sacerdocio o el ministerio de Cristo, se nos marca en su ejemplo el camino y caracter\u00edsticas de nuestro servicio fiel. No se trata de que ante la muerte apostemos por mesianismos, espiritualismos o hero\u00edsmos que no fueron los de Jes\u00fas y mal pueden ser ejercidos en su nombre. Nuestro testimonio y ministerios, si han de ser cristianos, tienen que asumir la condici\u00f3n concreta de los sentimientos y planteamientos de nuestros hermanos. Si ha de estar en su sitio la palabra expl\u00edcita de la fe o el sacramento que podemos ofrecer, tiene que nacer obviamente de la situaci\u00f3n o abrirse paso en la fidelidad a ella.\u201d
      [13]<\/a>
      \nLa fe, como la oraci\u00f3n, pueden ser purificadas al tocar el final de la propia vida o de la de un pr\u00f3ximo. Las palabras y los signos han de ajustarse con fidelidad a la experiencia vivida; igualmente las palabras del rito, porque si el rito humaniza, el rito deshumanizado es denigrante. San Camilo, patrono de los enfermos, enfermeros y hospitales, y cuyos seguidores han sido reconocidos durante tiempo como \u201clos Padres de la buena muerte\u201d, dec\u00eda: \u201cYo no s\u00e9 en mis oraciones andar por las copas de los \u00e1rboles\u201d. Su espiritualidad, como refiere Pronzato, no se asemeja al aire con que se llenan los globos de colores, tan hermosos a la vista, sino al aire que sirve para llenar los neum\u00e1ticos. Es una espiritualidad que le resulta indispensable para caminar y doblar el espinazo y servir a los enfermos, particularmente a los moribundos.
      [14]<\/a>
      \n 
      \n5.1. Esperanza cristiana<\/strong>
      \n <\/em>
      \nAnte la muerte se plantea tambi\u00e9n el tema de la esperanza humana y de la esperanza para el creyente. De la esperanza se dice que el esfuerzo por infundirla es el factor humano-terap\u00e9utico m\u00e1s importante. La esperanza es ese \u00abconstitutivum de la existencia humana\u00bb que transciende el mero optimismo en situaciones como la del enfermo terminal.
      \nPara el creyente se trata de un acto de fe en que la muerte no tendr\u00e1 la \u00faltima palabra. Una esperanza en cosas futuras, por importantes que sean, no tendr\u00e1 nunca el valor de la esperanza en Dios, es decir, de las esperanzas de los hombres que se conf\u00edan a El sabiendo que el futuro no se llama reino de los hombres sino reino de Dios, donde Dios ser\u00e1 todo en todas las cosas.
      \nLa fe cristiana no espera en tal o en cual cosa que haya de suceder en un futuro m\u00e1s o menos lejano, sino que conf\u00eda en una persona y en una definitiva comuni\u00f3n con ella. De modo sint\u00e9tico, dice Greshake, \u00abquien espera, no espera en el para\u00edso como en un mundo feliz, sino que espera en Dios; el cual, en cuanto que se le conquista y se alcanza, es ya el para\u00edso, es decir, la realizaci\u00f3n de todas las aspiraciones del hombre a la comunicaci\u00f3n personal, al amor y a la perfecci\u00f3n\u00bb.
      [15]<\/a>
      \nAhora bien, esta realizaci\u00f3n total del deseo de comuni\u00f3n y liberaci\u00f3n plena, \u00bfes una fuga en el futuro ante la dura situaci\u00f3n presente y ante el evidente fracaso por la proximidad de la muerte, o se encarna como un dinamismo actual? La necesidad de mantener relaciones basadas en el amor presente, \u00bfpuede mantenerse sin futuro? Si por un lado la idea de una vida que va hacia la muerte es m\u00e1s aceptable mediante la fe en la resurrecci\u00f3n, la espera de la resurrecci\u00f3n, por otro lado, da a la vida el futuro del que necesita para poder amar. Por su propia naturaleza, la esperanza dinamiza el presente, lanza a vivir el amor en las circunstancias concretas de la vida, y hace que las relaciones del ahora sean vividas como la anticipaci\u00f3n de la comuni\u00f3n profunda con Dios.
      \nM\u00e1s all\u00e1 de las esperanzas particulares de nuestra vida en el tiempo, el creyente experimenta una esperanza que va m\u00e1s all\u00e1 del tiempo, no para evadirnos de la historia, sino para introducir en el coraz\u00f3n del mundo una anticipaci\u00f3n del \u00abmundo futuro\u00bb, del que los creyentes desean ser, de alguna forma, presencia sacramental.
      \nLas relaciones interpersonales pueden ser anticipaci\u00f3n y encarnaci\u00f3n de la deseada relaci\u00f3n con Dios para el creyente, realizaci\u00f3n de la misma, porque el cielo ya ha comenzado en el interior de este mundo. Vamos gozando de antemano y en peque\u00f1as dosis las fuerzas del mundo futuro. Cada encuentro, cada relaci\u00f3n significativa, cada di\u00e1logo que logramos establecer en el amor, es sacramento de la esperanza. Porque no habr\u00e1 motivo de esperarse mucho del futuro si los signos de la esperanza no se hacen visibles en el presente. Se realiza as\u00ed \u00abel milagro de la fe: la esperanza contra toda esperanza\u00bb. La esperanza va m\u00e1s all\u00e1 de la muerte, \u00absurge de experiencias positivas, de experiencias de sentido y que se hacen en esta vida.
      [16]<\/a>
      \nEn \u00faltimo t\u00e9rmino, para el creyente, la esperanza se traduce en abandono en Dios, en quien se deposita el m\u00e1ximo de confianza. Abandonarse en Dios en total confianza no significa una actitud pasiva de resignaci\u00f3n. M\u00e1s bien tiene lugar una dial\u00e9ctica entre lucha y aceptaci\u00f3n. Es una lucha que acepta que Dios diga la \u00faltima palabra; una lucha como expresi\u00f3n de la esperanza y vivida desde la aceptaci\u00f3n en la que la persona es sujeto.
      \nLa esperanza, pues, no consiste en la ilusi\u00f3n de superar todas las dificultades, hasta el punto de no morir. Ser\u00eda no s\u00f3lo una vana ilusi\u00f3n, sino que no entra dentro de la razonabilidad de las personas y de las verdaderas expectativas. Escribe el te\u00f3logo Turoldo en \u201cLa muerte del \u00faltimo te\u00f3logo\u201d una interesante reflexi\u00f3n bajo forma de cuento: \u201cSe trata de aquella isla, donde los hombres no mueren nunca; hombres que viv\u00edan setecientos a\u00f1os, ochocientos a\u00f1os, continuando la vida envejeciendo, transcurriendo el tiempo, marchit\u00e1ndose los sentimientos, como sucede normalmente en todo el universo, y, tambi\u00e9n, enfermando, pero sin morir. Lo \u00fanico que no suced\u00eda desde hac\u00eda siglos es que alguien muriese. Podemos imaginarnos lo que era aquella isla. \u00bfQu\u00e9 podr\u00edan decirse unos a otros despu\u00e9s de unos siglos? \u00bfQu\u00e9 contarse, que ya no supiesen? Pero el aspecto m\u00e1s grave era la desaparici\u00f3n de todo sentimiento de ternura y de piedad, incluso frente a los dolores m\u00e1s atroces y en las personas m\u00e1s queridas, porque todos dec\u00edan: \u201cno morir\u00e1\u201d. Hasta el punto de colocarse todos a la espera de que alguien, finalmente, comenzase de nuevo a morir. En un cierto momento, comenzaron a celebrar ritos y plegarias para que se recomenzase a morir. E invocaban a Dios suplicando: \u201cSe\u00f1or, m\u00e1ndanos la muerte, la gran muerte, la bella muerte; perd\u00f3nanos si en alg\u00fan tiempo nos hemos lamentado porque se mor\u00eda, si no hemos sabido ser felices como t\u00fa quer\u00edas, si no hemos comprendido; la muerte es la puerta de la salvaci\u00f3n, la entrada a tu palacio; la vida es distancia, nos exilia a uno de otro, nos conduce al desierto; Se\u00f1or, l\u00edbranos de la vida, t\u00fa eres un ni\u00f1o y no sabes lo que quiere decir ser un hombre de mil a\u00f1os\u201d.
      [17]<\/a>
      \nAhora bien, \u00bfc\u00f3mo infundir esperanza en el acompa\u00f1amiento al enfermo terminal o a la familia? El s\u00edmbolo de la esperanza es el ancla. Infundir esperanza no es otra cosa que ofrecer a quien se encuentra movido por el temporal del sufrimiento, un lugar donde apoyarse, un agarradero, ser para \u00e9l ancla que mantiene firme, y no a la deriva, la barca de la vida. Ofrecerse para agarrarse, ser alguien con quien compartir los propios temores y las propias ilusiones; eso es infundir esperanza.
      \nAcompa\u00f1ar a vivir en clave de esperanza no significa promover una sensaci\u00f3n de seguridad que anule la incertidumbre y la inseguridad. La seguridad no pertenece a la esperanza, dice Santo Tom\u00e1s. La esperanza es hermana del coraje paciente y perseverante, de la constancia, de la impaciencia (parad\u00f3jicamente) y del abandono, en \u00faltimo t\u00e9rmino en Aqu\u00e9l en quien se conf\u00eda ilimitadamente: Dios, en el caso del creyente.
      \nCada encuentro, cada relaci\u00f3n de ayuda significativa con el enfermo terminal, cada di\u00e1logo que el profesional de enfermer\u00eda logra establecer en el amor, es sacramento de la esperanza; porque no habr\u00e1 motivos para esperar mucho del futuro si los signos de la esperanza no se hacen visibles en el presente.
      \n <\/strong>
      \n5.2. Creer en la resurrecci\u00f3n<\/strong>
      \n 
      \nAs\u00ed dice el Credo de los cristianos: \u201ccreo en la resurrecci\u00f3n de la carne\u201d. Y toca a los te\u00f3logos y te\u00f3logasexplicar su significado; y seguro que para indicar la esperanza en una vida eterna despu\u00e9s de la muerte, de una nueva vida para toda nuestra persona, en todas sus dimensiones. Pero yo creo tambi\u00e9n en la resurrecci\u00f3n de la carne en el m\u00e1s ac\u00e1. Lo creo y lo espero.
      \nCada vez que nos \u201cponemos en pie\u201d, resucitamos. Cada vez que conseguimos que triunfe la vida y el amor sobre cualquier forma de muerte y de l\u00edmite humano, apostamos y experimentamos la resurrecci\u00f3n.
      \nDe hecho, tambi\u00e9n cuando creemos que un accidente o una enfermedad podr\u00eda haber tenido consecuencias m\u00e1s graves, nos expresamos as\u00ed: \u201cha nacido de nuevo\u201d.
      \nY eso es lo que yo espero, que nazca de nuevo nuestra carne, la carne, la salud en nuestro modo de concebir \u201cla carne\u201d. Nace de nuevo la carne cuando ha habido una herida y vemos que al curarse, crece. Nace de nuevo la carne cuando un \u00f3rgano que no funcionaba ha recuperado su funcionalidad. Nace de nuevo la carne cuando una persona recibe un transplante de un \u00f3rgano y all\u00ed donde se preparaba la muerte, se recupera la vida.
      \nCada d\u00eda, cuando sale el sol, resucitamos al alba, a la relaci\u00f3n, a la carne. Nos ponemos en pie (los que podemos), pero todos, simb\u00f3licamente, para afrontar las cosas de la vida. El d\u00eda es nueva vida, es oportunidad para ver y mirar las cosas con mirada renovada, con esperanza comprometida.
      \nTambi\u00e9n las relaciones de ayuda producen resurrecci\u00f3n: cada vez que una persona empuja a otra para que supere cualquier dificultad, ha sido instrumento de resurrecci\u00f3n. Donde hab\u00eda abatimiento, hay postura erguida; donde hab\u00eda soledad, hay comuni\u00f3n.
      \nPero yo creo tambi\u00e9n en la resurrecci\u00f3n de la carne en otro sentido. Ha sido tanta la connotaci\u00f3n negativa dada a la carne, que me parece que bien merece que la resucitemos sanamente en nuestra mente y en nuestro coraz\u00f3n. La carne es d\u00e9bil, s\u00ed. Lo es porque enferma y porque es vulnerable. Lo es la persona entera, en el fondo, y eso es su genuino significado.
      \nPero la carne es buena. Dios mismo la asumi\u00f3 y se encarn\u00f3. La carne, nuestra carne, nuestra condici\u00f3n carnal, es nuestra posibilidad de relacionarnos unos con otros. La carne es puerta de acceso a la experiencia de placer, pero no s\u00f3lo eso. La carne es posibilidad de aproximarnos, de vincularnos, de querernos tangiblemente. Es v\u00ednculo y veh\u00edculo, es expresi\u00f3n.
      \nYo espero en la resurrecci\u00f3n de una visi\u00f3n positiva de la carne. Espero asistir al funeral del elogio de la raz\u00f3n como instancia pura y fuente de bien, en contraposici\u00f3n de las bajas pasiones de la carne. Espero en la resurrecci\u00f3n de un modo saludable de pensar en nuestros sentimientos, en nuestros deseos, en nuestras pasiones. Ellos son energ\u00eda. Pueden ser motor para hacer el bien.
      \nEspero en la resurrecci\u00f3n de un nuevo modo de mirar, de un nuevo modo de tocar, de un nuevo modo de escuchar, de un nuevo modo de gustar las cosas y la vida, de un nuevo modo de oler cuanto nos rodea. Y espero porque deseo la salud en todos los sentidos.
      \nConf\u00edo en que cambie la connotaci\u00f3n del color negro que Plat\u00f3n pone uno de los caballos del mito del auriga y el carro alado en Fedro. En \u00e9l, el auriga representa la parte racional, conduciendo dos caballos, uno blanco y otro negro. El blanco simboliza el valor, impulso, coraje, la valent\u00eda, con connotaci\u00f3n siempre positiva; el negro, el deseo y los sentimientos, con connotaci\u00f3n siempre negativa.
      \nEn el fondo, humanizarse no es otra cosa que reconocer nuestra condici\u00f3n carnal; d\u00e9bil, s\u00ed, pero blanda y viva. Mortal, s\u00ed, pero capaz de permitirnos hacer experiencia de eternidad en el m\u00e1s ac\u00e1. No, no es f\u00e1cil creer en la resurrecci\u00f3n en el sentido de creer en el m\u00e1s all\u00e1. No lo es cuando la muerte se impone con su ley incontestable, cuando lo hace en situaciones inesperadas, de manera violenta, por accidente, en edad temprana y en tantas y tantas situaciones.
      \nDe manera intensa experimentamos confusi\u00f3n, aturdimiento, sinsentido, vac\u00edo, soledad, irracionalidad, desgarro. Se nos rompe el coraz\u00f3n y muy dif\u00edcilmente somos capaces de tender hilos entre la raz\u00f3n y el sentimiento. Sin embargo, si escuchamos all\u00e1 en el coraz\u00f3n, en alguno de los \u00faltimos rincones, no podemos m\u00e1s que reconocer que la muerte no puede tener la \u00faltima palabra. La experiencia del amor es m\u00e1s fuerte que la de la muerte. Y esperar en la resurrecci\u00f3n no es m\u00e1s que abandonarse al reconocimiento (no a la demostraci\u00f3n) de que el amor reclama eternidad y de que, de alguna manera no explicable con categor\u00edas meramente humanas, nuestra vida, al terminar, ser\u00e1 transformada y plenificada.
      \nPensar en la resurrecci\u00f3n no puede consistir en lanzar a un futuro un modo de vida como la de ahora, pero en otro lugar. No. Creer en la resurrecci\u00f3n es apostar y comprometerse para que la vida y el amor digan siempre una palabra m\u00e1s fuerte que el sufrimiento y la muerte. M\u00e1s all\u00e1 del aqu\u00ed y ahora de nuestra vida en la tierra, m\u00e1s all\u00e1 de la muerte, el tiempo y el espacio no existen. Resucitar por tanto, no puede ser ir a otro lugar a vivir felices. Este modo de expresarnos nos ayuda a decir lo que creemos, como otros muchos, como hablar del cielo, el para\u00edso\u2026
      \nResucitar es dejarse levantar<\/em> por Dios cuando nosotros nos sentimos ca\u00eddos y abatidos, doloridos y muertos. Resucitar es dejar que Dios<\/em> diga y haga y sea en nosotros todo y para siempre.
      \nEntender as\u00ed la resurrecci\u00f3n es tambi\u00e9n un compromiso comunitario de fe, de trabajo por el amor y la justicia, porque Dios y su palabra (Jes\u00fas) constituyan buena noticia de amor para toda la humanidad<\/em>.
      \nTrabajar por el desarrollo y la salud de los pa\u00edses en v\u00edas de desarrollo, los m\u00e1s afectados por las epidemias y sus consecuencias, es situarse en el coraz\u00f3n de la fe en la resurrecci\u00f3n. La resurrecci\u00f3n deja de ser fundamentalmente un suceso que aconteci\u00f3 en la historia de la salvaci\u00f3n para convertirse en una din\u00e1mica vital del creyente, que implica todas sus relaciones y hace que sean fuente de vida y de verdadera salud global.
      \nLa fe en la resurrecci\u00f3n se convierte as\u00ed en una estructura permanente, en virtud de la cual se cree y se trabaja por una nueva creaci\u00f3n aqu\u00ed y ahora. Toda intervenci\u00f3n que quiera ser realmente pascual debe ser necesariamente liberaci\u00f3n de toda forma de muerte, de esclavitud y de dominaci\u00f3n, porque la revelaci\u00f3n nos presenta a un Dios liberador, siempre al lado de los pobres y de los oprimidos y en contra de los opresores.
      \nCreer en la resurrecci\u00f3n significa trabajar para salir del desierto de lo puramente legal y avanzar hacia un espacio com\u00fan de construcci\u00f3n, en el que se apuesta por la dignidad humana, es decir: un espacio de salud y salvaci\u00f3n, que es asimismo de liberaci\u00f3n. Es preciso no solamente ser buenos samaritanos que curan, sino preguntarse prof\u00e9ticamente c\u00f3mo evitar que haya tantos desventurados en esos pa\u00edses, paralizados por un neocolonialismo econ\u00f3mico y cultural.
      \nPor eso, hoy me nace del coraz\u00f3n esta oraci\u00f3n: \u201cDanos hoy nuestra dosis de resurrecci\u00f3n cotidiana\u201d.<\/p>\n

      JOS\u00c9 CARLOS BERMEJO<\/p>\n

      estudios@misionjoven.org<\/p>\n

       
      \n
      [1]<\/a> M. DE HENNEZEL, J.Y. LELOUP, El arte de morir. Tradiciones religiosas y espiritualidad humanista frente a la muerte,<\/em> Helios, Barcelona 1998, p.66. Los autores se refieren a la mirada con que seremos juzgados y al miedo al juicio al final de la vida.
      \n
      [2]<\/a> J.V. ARREGUI, El horror de morir,<\/em> Tibidabo, Barcelona 1992, p. 150.
      \n
      [3]<\/a> R.M. RILKE, El libro de la pobreza y de la muerte<\/em>, en El libro de las horas<\/em>, Lumen, Barcelona 1989, p. 181.
      \n
      [4]<\/a> L. TOLSTOI, La muerte de Ivan Ilich,<\/em> Salvat, Estella 1970, p.62
      \n
      [5]<\/a> G. BERNANOS, Dialoghi delle carmelintane<\/em>, Morcelliana, Brescia 198812<\/sup>, p. 65.
      \n
      [6]<\/a> I. KANT, Si el g\u00e9nero humano se halla en progreso constante hacia mejor<\/em>, en Filosof\u00eda de la historia<\/em>, FCE, M\u00e9xico 1979, p. 118.
      \n
      [7]<\/a> S. SPINSANTI, La comunicazione con il malato come imperativo etico,<\/em> en (O. Corli) Una medicina per chi muore,<\/em> Citt\u00e0 Nuova, Roma 1988, p. 127.
      \n
      [8]<\/a> A. GAMEIRO, Nuevos horizontes de la viudez,<\/em> Paulinas, Madrid 1989, p. 81
      \n
      [9]<\/a> H. K\u00dcNG, J. WALTER, Morir con dignidad. Un alegato a favor de la responsabilidad<\/em>, Trotta, Madrid 1997.
      \n
      [10]<\/a> J. GAFO, Eutanasia y ayuda al suicidio,<\/em> Descl\u00e9e de Brouwer, Bilbao 1999, p. 121-122.
      \n
      [11]<\/a> A.-M. E. R. TAUSCH, Allora potr\u00f2 \u201cpartire\u201d serenamente,<\/em> Citt\u00e0 Nuova, Roma 1994, p. 103.
      \n
      [12]<\/a> J.C. BERMEJO, Acompa\u00f1ar al enfermo, perspectiva pastoral,<\/em> en (AAVV) Vivir sanamente el sufrimiento,<\/em> EDICE, Madrid 1994, p. 128.
      \n
      [13]<\/a> A. TORNOS, Cristo ante los moribundos,<\/em> en (ALVAREZ O\u2019CONNOR, BRUSCO) Morir con dignidad. Acercamiento a la muerte y al moribundo,<\/em>Marova, Madrid 1976, p. 212.
      \n
      [14]<\/a> A. PRONZATO, Todo coraz\u00f3n para los enfermos. Camilo de Lellis,<\/em> Sal Terrae, Santander 2000, p. 365.
      \n
      [15]<\/a> GRESHAKE G., \u00abM\u00e1s fuertes que la muerte\u00bb, Santander, Sal Terrae, 1981, p. 28.
      \n
      [16]<\/a> VORGRIMLER H., \u00abEl cristiano ante la muerte\u00bb, Barcelona, Herder, 1981, p. 43.
      \n
      [17]<\/a> Citado por ANTONELLI F., \u201cPer morire vivendo\u201d, Roma, Citt\u00e0 Nuova, 1991(3), p. 24.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

      Jos\u00e9 Carlos Bermejo Higuera Centro de Humanizaci\u00f3n de la Salud (Tres Cantos-Madrid)   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Ante las distintas actitudes socialmente presentes ante la muerte, el art\u00edculo ofrece como actitudes cristianas, especialmente: la responsabilidad de humanizarla y de humanizar la situaci\u00f3n de los enfermos pr\u00f3ximos a la muerte (estar presentes, escucharles, cuidarlos, servirles, darles protagonismo); […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1100,1103,94],"tags":[],"class_list":["post-8196","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-358","category-jose-carlos-bermejo-higuera","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8196"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8196"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8196\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8196"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8196"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8196"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}