{"id":8243,"date":"2006-07-01T00:00:35","date_gmt":"2006-06-30T22:00:35","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8243"},"modified":"2006-07-01T00:00:35","modified_gmt":"2006-06-30T22:00:35","slug":"una-pastoral-juvenil-para-el-cambio-de-epoca","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/una-pastoral-juvenil-para-el-cambio-de-epoca\/","title":{"rendered":"Una pastoral juvenil para el cambio (de \u00e9poca)"},"content":{"rendered":"

Jos\u00e9 Luis Moral<\/strong> es profesor de Teolog\u00eda Pastoral en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nSitu\u00e1ndose en la complejidad social y cultural que caracteriza el cambio de \u00e9poca en que vivimos, el art\u00edculo intenta aclarar y responder fundamentalmente a estas dos cuestiones: \u00bfpor qu\u00e9 la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes vive actualmente una crisis tan grave? Y \u00bfd\u00f3nde radican las razones de la misma? Con hondura hace ver la necesidad de repensar la fe y la religi\u00f3n y, consiguientemente la pastoral, desde<\/em> los j\u00f3venes. Desde este punto de partida es posible la confrontaci\u00f3n con la cultura y la comunicaci\u00f3n para llegar a procesos de mutua implicaci\u00f3n entre educaci\u00f3n y fe, que ayuden a madurar como personas y a crecer como cristianos.
\n 
\n\u00abLas circunstancias de la vida del hombre moderno en el aspecto social y cultural han cambiado profundamente, tanto que se puede hablar con raz\u00f3n de una nueva \u00e9poca de la historia de la humanidad\u201d (GS 54).
\n\u00a1Qu\u00e9 raz\u00f3n ten\u00eda la Gaudium<\/em> et spes!<\/em> Sus palabras son ahora algo obvio. M\u00e1s a\u00fan: constatamos con claridad que no se trata tanto de una \u00ab\u00e9poca de cambios\u00bb, por numerosos y profundos que fueren, cuanto de un verdadero \u00abcambio de \u00e9poca\u00bb. Una transformaci\u00f3n radical donde el modelo o paradigma explicativo global de la \u00ab\u00e9poca pasada\u00bb nos resulta f\u00e1cilmente reconocible, pero donde \u2013como constatan los obispos franceses\u2013 \u201cel nuevo\u2026 que se trata de construir se nos escapa\u2026 No so\u00f1emos un imposible retorno a la llamada \u00e9poca de cristiandad \u2013a\u00f1aden\u2013. La crisis que sufrimos no es debida fundamentalmente a que algunos grupos de cristianos hayan perdido la fe\u2026 y tampoco pueden atribuirse nuestras dificultades presentes a la hostilidad de los adversarios de la Iglesia\u2026 La crisis que vive la Iglesia es debida, en buena medida, a los contragolpes de un conjunto de cambios sociales y culturales, r\u00e1pidos y profundos, de alcance universal. Est\u00e1 en curso una transformaci\u00f3n del mundo y de la sociedad: un mundo desaparece y emerge otro, sin que para su construcci\u00f3n existan modelos preestablecidos. Particularmente en Europa, la Iglesia se encuentra profundamente ligada a los ajustes antiguos y con la imagen de un mundo que desaparece. Estaba as\u00ed no s\u00f3lo bien situada, sino que hab\u00eda contribuido ampliamente a la formaci\u00f3n de esa imagen; pero la nueva imagen de mundo que se trata de construir se nos escapa\u201d <\/strong><\/strong><\/a>.
\nLa cita ha introducido el otro dato que nos concierne: la envergadura del asunto nos tienen a todos un poco confundidos, pero la experiencia cristiana y la Iglesia cat\u00f3lica se sienten particularmente a disgusto en esta situaci\u00f3n.
\nUna de las formas m\u00e1s difundidas para caracterizar el cambio de \u00e9poca, la encontramos en la llevada y tra\u00edda complejidad social y cultural<\/em> del momento. La constataci\u00f3n est\u00e1 en boca de todos. El dato, pues, es suficientemente conocido. Hemos pasado de las \u00absociedades simples\u00bb, con un sistema unificado donde se transmit\u00eda una identidad colectiva en la que los individuos e instituciones se identificaban sin mayores problemas, a \u00absociedades complejas\u00bb, en las que existe un ilimitado n\u00famero de propuestas que \u2013en teor\u00eda\u2013 posibilitan la libertad, pero que \u2013en la pr\u00e1ctica\u2013 dificultan la construcci\u00f3n de la identidad.
\nLa complejidad,<\/em> por tanto, remite a una situaci\u00f3n social y cultural donde se multiplican los principios organizativos de la existencia y las visiones del mundo a las que referirla en \u00faltima instancia.
\nEn fin, no pretendo dedicar estas reflexiones a desenmara\u00f1ar la complejidad, cosa harto dif\u00edcil y que quiz\u00e1 s\u00f3lo a\u00f1adir\u00eda m\u00e1s de lo mismo. Me interesa echar una ojeada a cuanto, en tal contexto, sucede elementalmente con la experiencia humana, en general, y con la cristiana, en particular. De resultas, en un segundo momento, sugiero la obligaci\u00f3n, entre otras, de pensar el futuro de la religi\u00f3n y de la fe desde los j\u00f3venes. Por \u00faltimo, intento se\u00f1alar unas grandes l\u00edneas en grado de orientar la marcha futura de la pastoral juvenil en el enrevesado \u00abmapa de carreteras\u00bb de la complejidad
<\/strong><\/strong><\/a>.
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    \n
  1. Experiencia humana<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nNuestra vida se construye sobre experiencias. Experiencia es cuanto \u2013interna o externamente\u2013 percibimos, conocemos o realizamos: algo as\u00ed como un largo proceso a trav\u00e9s del cual sentimos, deseamos, sabemos o actuamos con mayor conocimiento de causa y, si nuestra libertad lo permite, m\u00e1s humana y responsablemente. Remite tanto a un efecto interno (experiencia cual acontecimiento o vivencia intensa) como a un conocimiento y acci\u00f3n externos (experiencia en tanto que saber o interpretaci\u00f3n).
    \nLa primera fuente de malentendidos, que crea una falsa complejidad<\/em> en el tema, reside en la confusi\u00f3n de esos dos elementos o, mejor dicho, en la reducci\u00f3n del uno al otro; cuyo prototipo extremo hallamos en quienes miden las experiencias tan s\u00f3lo en base a la resonancia afectiva que provocan. Esa acentuaci\u00f3n emotiva, por lo dem\u00e1s, ser\u00eda la m\u00e1s cercana a la sensibilidad de los j\u00f3venes.
    \nSuele ser asimismo corriente arrinconar la interpretaci\u00f3n: por m\u00e1s que se trate, por ejemplo, de un conocimiento por contacto directo, toda experiencia es en s\u00ed misma una interpretaci\u00f3n necesitada, a su vez, de otras sucesivas. No termina ah\u00ed el rompecabezas. Existen experiencias que se basan en un contacto directo con la realidad o con las cosas; y otras, no tanto. Frente a las m\u00e1s emp\u00edricas, las religiosas suscitan vivencias y contienen un conocimiento referidos muy en particular a Algo\/Alguien trascendente, es decir, a un misterio cuya interpretaci\u00f3n, por una parte, jam\u00e1s alcanzar\u00e1 a expresarlo concluyentemente y, por otra, ha de servirse de lenguajes y conceptos disponibles en cada momento hist\u00f3rico para originar y describir las comunes experiencias humanas.
    \nEn suma, captamos y nos apropiamos de la realidad de muchas maneras, dependiendo bien de claves cient\u00edficas de lectura e interpretaci\u00f3n, bien de otras m\u00e1s est\u00e9ticas o po\u00e9ticas, \u00e9ticas o religiosas. Calificamos deexperienciales a las ciencias de la naturaleza porque, en ese caso, la apropiaci\u00f3n se funda en un enganche espec\u00edfico con los objetos; la poes\u00eda, en cambio, funciona con aproximaciones m\u00e1s simb\u00f3licas; la \u00e9tica, por su lado, se interesa de la acci\u00f3n para asegurar una \u00abrealidad humana\u00bb noble y feliz.
    \n 
    \n1.1. Transformaci\u00f3n radical de la experiencia<\/strong>
    \n 
    \nEl cambio epocal<\/em> al que se refer\u00eda el concilio Vaticano II se basa en una transformaci\u00f3n radical de la experiencia humana debida a un conjunto de factores culturales, sociales, econ\u00f3micos, pol\u00edticos y religiosos de una novedad tan contundente como para destrozar los esquemas de que nos serv\u00edamos hasta ahora para entender la vida humana o, con otras palabras: en principio, dicha transformaci\u00f3n desdibuja,<\/em> por un lado, la identidad y la orientaci\u00f3n<\/em> de la existencia; por otro, la comunicaci\u00f3n y la acci\u00f3n.<\/em>
    \nEl ser humano, para su equilibrio vital, necesita convencerse de que el mundo y la historia, cuanto piensa y hace, forman parte de un todo con sentido. Por eso, aunque no siempre se sepa expresar adecuadamente o aunque sea de modo casi inconsciente, nos acogemos a una cosmovisi\u00f3n, esto es, a una visi\u00f3n general del mundo, la vida y la historia con un sentido global (o un sinsentido <\/em>total, lo que no dejar\u00eda de ser igualmente una cosmovisi\u00f3n con \u2013un\u2013<\/em> sentido).
    \nPues bien, en Europa y pr\u00e1cticamente hasta el siglo XVIII, el cristianismo<\/em> \u2013sobre todo\u2013 proporcion\u00f3 el sentido y el universo simb\u00f3lico<\/em> con el que desarrollarlo en todos los \u00e1mbitos de la existencia. Si se emplearon tantos siglos para consolidar ese refugio seguro al sentido de la vida, lo cierto es que en menos de tres ha saltado por los aires. Nos encontramos apenas a distancia de dos siglos de las explosiones m\u00e1s decisivas en el derrumbamiento (lo hacemos notar para evitar que vacile la imprescindible lucidez con la que afrontar el asunto).
    \nLa modernidad<\/em> nacida de la Ilustraci\u00f3n nos ha ido dejando sin el universo simb\u00f3lico que por tanto tiempo nos protegi\u00f3 de cualquier inclemencia. En cierto modo, tenemos que pagar \u00ablo nuevo\u00bb con el precio de la inseguridad: ni la naturaleza, ni Dios, ni las autoridades<\/em> nos aseguran ya una base s\u00f3lida al significado de la vida y la historia; aunque s\u00f3lo fuera porque hemos descubierto que el ser humano consiste precisamente en eso, en crear significado, en decidir por \u00e9l mismo el destino. Nada ni nadie nos puede ahorrar o resolver tal responsabilidad.
    \nResumo a continuaci\u00f3n el cambio a trav\u00e9s de cuatro afirmaciones cruciales y enunciadas con una forma un tanto cortante para evidenciarlo con mayor descaro.
    \nLa primera:<\/em> trat\u00e1ndose de construir un proyecto global para la vida del ser humano en el mundo, no contamos con un punto de partida absoluto <\/em>\u2013transmitido por Dios o extra\u00eddo de una naturaleza fija de las cosas, por ejemplo\u2013 que nos suministre la base inconmovible para edificar nuestro sistema de interpretaci\u00f3n, de fines y valores, de ideas fundamentales y leyes de actuaci\u00f3n. Nada ni nadie puede sustituir la autonom\u00eda y libertad humanas; como tampoco aliviarnos<\/em> o liberarnos del deber que comportan: establecernos por nosotros mismos, crear los sistemas interpretativos y valorativos, darnos las finalidades y fijar los recorridos individuales y colectivos. Evidentemente, tampoco tales afirmaciones pretenden descartar nada ni a nadie con quien podamos contar para crearnos nuestro<\/em> propio proyecto.
    \nSegunda:<\/em> Dios y el cristianismo no se incluyen como pre<\/em>-supuestos<\/em> en el orden de la sociedad. En el pasado, el \u00aba priori<\/em> religioso\u00bb era algo dado por descontado, constitu\u00eda el esencial y m\u00e1s obvio presupuesto de todo; por el contrario, nuestra sociedad vive sostenida m\u00e1s bien por un elemental \u00aba priori<\/em> emp\u00edrico\u00bb y por la autonom\u00eda cr\u00edtica de la racionalidad. No extra\u00f1a ya que se prescinda de Dios y la religi\u00f3n o las Iglesias sino que alguien suponga, sin m\u00e1s, que hay que contar obligatoriamente con ello.
    \nTercera:<\/em> no existe proyecto humano que sea absoluto (en tanto que \u00fanico o apod\u00edctico), por consiguiente \u2013podr\u00edamos a\u00f1adir\u2013 tampoco ninguna \u00e9tica absoluta. Todas nuestras empresas son siempre relativas a m\u00faltiples y variopintos factores. Hemos de acostumbrarnos, pues, a vivirlas como procedentes de nosotros mismos y no de algo exterior a nosotros, ya se trate de Dios, la naturaleza o la historia: una afirmaci\u00f3n as\u00ed, por lo dem\u00e1s, ni excluye esas realidades ni cierra el di\u00e1logo intercultural ni, menos a\u00fan, niega los principios<\/em> y acuerdos<\/em> sobre los que construir la convivencia justa y pac\u00edfica. Eso s\u00ed, uno de los criterios irrebasables e instrumento insustituible de comprensi\u00f3n y actuaci\u00f3n ser\u00e1 el de las ciencias, entendidas con aquel sentido abierto y cr\u00edtico que hace que las verdaderas y aut\u00e9nticas no reduzcan todo a ellas mismas e, incluso, potencien los saberes de las otras. Pero, en definitiva, la ciencia conforma el centro estrat\u00e9gico para la construcci\u00f3n de la realidad<\/em> y cualquier interpretaci\u00f3n debe insertarse en un cuadro cient\u00edfico; sin pretender ni elevar a la ciencia a categor\u00eda de criterio \u00faltimo de la realidad.
    \nUna observaci\u00f3n m\u00e1s, la cuarta:<\/em> no puede concebirse la sociedad ni la vida individual sino como \u00e1mbitos libres y democr\u00e1ticos, donde generar conocimiento y aplicarlo racionalmente desde el di\u00e1logo y el consenso. La cr\u00edtica de la raz\u00f3n ha ido privando de fundamentos inconmovibles a las filosof\u00edas, ciencias e ideolog\u00edas y a las religiones en cuanto tienen de formulaci\u00f3n. La raz\u00f3n ya no consiente proposiciones o verdades intocables;<\/em> el comportamiento racional coherente pasa por el di\u00e1logo,<\/em> la argumentaci\u00f3n<\/em> y los acuerdos.<\/em>
    \n 
    \n1.2. El hombre a la intemperie<\/strong>
    \n 
    \nEn la modernidad, el teocentrismo m\u00e1s absoluto deja su lugar al antropocentrismo (\u00a1tambi\u00e9n con el peligro de absolutizarse, claro est\u00e1!). Con Descartes y Kant, despunta ese sujeto in\u00e9dito que necesita comprenderlo todo desde s\u00ed, incluido Dios y la religi\u00f3n; que anhela con vehemencia abandonar su \u00abculpable minor\u00eda de edad\u00bb y reclama el derecho a controlar sus ideas y creencias, a regir libre y razonablemente su comportamiento.
    \nEste cambio radical de la experiencia humana se desat\u00f3 a causa de la idea de autonom\u00eda,<\/em> quiz\u00e1 la transformaci\u00f3n m\u00e1s determinante. Filosof\u00eda y ciencia fueron soltando las amarras tutelares de la teolog\u00eda, que controlaba la experiencia y el conocimiento, alcanzando unos resultados que pusieron en crisis la visi\u00f3n del mundo ligada a la revelaci\u00f3n, hasta producirse la ruptura con la \u00abdoctrina cristiana\u00bb.
    \nLos numerosos descubrimientos cient\u00edficos y sus correspondientes aplicaciones t\u00e9cnicas, enormemente positivas para la humanidad (no olvidemos, entre otros aspectos, que s\u00f3lo gracias a ellas se ha logrado dome\u00f1ar la tiran\u00eda de la naturaleza f\u00edsica), encumbran a la ciencia y la t\u00e9cnica como las m\u00e1s genuinas expresiones de la identidad del mundo moderno. Convulsionaron y siguen modificando nuestras condiciones de vida, pero no queda ah\u00ed su influjo: tambi\u00e9n alteraron nuestra \u00abforma de pensar\u00bb, originando una racionalidad y mentalidad que trastoc\u00f3 el ritmo de la historia y la vida en sociedad. El \u00e9xito no estaba exento de peligros, como es de sobra conocido.
    \nAdem\u00e1s de la ciencia y la t\u00e9cnica exist\u00eda un caldo de cultivo indispensable para cambiar las formas de vivir. Sus ingredientes esenciales: la historicidad y la libertad, por una parte; la secularizaci\u00f3n, por otra. El tema es de sobra conocido y no hace al caso entrar en pormenores.
    \nDe resultas de todo, mejoraron tantas cosas en las vidas de los hombres; pero qued\u00f3 comprometida su propia identidad y orientaci\u00f3n humana.
    \nA tal prop\u00f3sito, nada m\u00e1s gr\u00e1fico para caracterizar al ser humano contempor\u00e1neo que la expresi\u00f3n de \u00abhombre a la intemperie\u00bb (H.E. Holthusen), acu\u00f1ada por la literatura para reflejar el sentimiento profundo, aunque vago e inconcreto, de angustia y desorientaci\u00f3n que produce un malestar poco explicable, con hondas ra\u00edces en la entra\u00f1a de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo. Una constataci\u00f3n recurrente que, a partir de los a\u00f1os 20 del siglo pasado, roc\u00eda de sinsentido y vac\u00edo espiritual al mundo moderno, por lo que ni en la sociedad, ni en el cosmos ni siquiera consigo mismo el ser humano logra \u00absentirse a casa\u00bb. P. Berger lo ha denominado la \u00abp\u00e9rdida metaf\u00edsica del hogar\u00bb
    <\/strong><\/strong><\/a>.
    \nAnte la intemperie, no pocos respondieron con actitudes nihilistas \u2013que prosiguen bajo formas diversas en los llamados postmodernos\u2013; no obstante, con sus m\u00e1s y sus menos, la mayor\u00eda se aferr\u00f3 a la confianza en la raz\u00f3n para sacar adelante la vida, tras aceptar la prescripci\u00f3n de las cl\u00e1sicas representaciones, que aseguraban tanto la verdad o falsedad del conocimiento como la bondad o menos de las acciones.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Experiencia cristiana<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nFrente al resto de las experiencias, la religiosa es bastante particular. Sin entrar en la cuesti\u00f3n acerca de si el ser humano es constitutivamente un homo religiosus <\/em>o de si \u00ablo sagrado\u00bb pertenece a la estructura misma de la conciencia, no cabe duda que en la religi\u00f3n se halla la matriz de todas las culturas. Sin embargo, le sobrevino algo semejante a lo ocurrido con la filosof\u00eda, cuando se ocupaba de todos los saberes y sucesivamente se fueron independizando las ciencias encerradas largo tiempo en ella. En los inicios, la religi\u00f3n lo absorb\u00eda todo; pero poco a poco surgieron las explicaciones aut\u00f3nomas de la ciencia, del derecho o de la pol\u00edtica; no siempre coincidentes y con frecuencia contrapuestas a las religiosas.
      \nPensemos por un instante en lo que ocurri\u00f3 con la Biblia en la Iglesia. Durante siglos, la Escritura fue la esencial fuente de conocimiento; indicaba con autoridad c\u00f3mo era este mundo y el porvenir despu\u00e9s de \u00e9l. Sus informaciones sobre el origen del universo o de la humanidad, sus consejos de sabidur\u00eda o sus juicios hist\u00f3ricos, pol\u00edticos y econ\u00f3micos, adem\u00e1s, favorec\u00edan la deducci\u00f3n segura de un gran n\u00famero de otros tantos conocimientos sobre el aqu\u00ed y el m\u00e1s all\u00e1. Ah\u00ed est\u00e1n los floridos textos de los te\u00f3logos medievales, con todo lujo de detalles a la hora de trenzar aquella cosmolog\u00eda del para\u00edso y de lo terrenal, del \u00abestado primero\u00bb o del \u00abpecado original\u00bb, del cielo o los infiernos. El derrumbe del edificio informativo b\u00edblico se debe en gran medida a esa peligrosa tentaci\u00f3n de las religiones cuando quieren persuadir imponiendo o convencer a base de autoridad. De ese modo, terminan confundiendo \u00ablo sapiencial\u00bb con \u00ablo cient\u00edfico\u00bb\u2026 y, ya se sabe, la ciencia acaba por demostrar que el sol es el centro del universo o que tantos otros (pretendidos) \u00abdatos b\u00edblicos\u00bb no se sostienen ante una sencilla revisi\u00f3n cr\u00edtica de los mismos. Por desgracia, el r\u00edo revuelto de algunas pol\u00e9micas, que acompa\u00f1aron \u2013y acompa\u00f1an\u2013 al tema, ha provocado una penosa devastaci\u00f3n cultural que impide recuperar y conocer la sabidur\u00eda que encierra la Biblia.
      \n 
      \n2.1. Religi\u00f3n y cambio de \u00e9poca<\/strong>
      \n 
      \nEn esa direcci\u00f3n se explica la m\u00e1s elemental y grave dificultad del cristianismo occidental en nuestros d\u00edas: los profundos cambios modernos<\/em> nos han cogido con unos conocimientos e interpretaciones anticuados<\/em> de la experiencia cristiana y, lo que es peor, sin pericia para repensar formulaciones y pr\u00e1cticas que pueden no s\u00f3lo resultar ininteligibles sino que, una vez trastocada en profundidad la experiencia global de los hombres y mujeres, nos exponen asimismo a deformar gravemente la misma experiencia cristiana original. De ah\u00ed que, por ejemplo, por m\u00e1s que el fundamento experiencial del cristianismo radique en el sentirse salvados,<\/em> amados y perdonados gratuita e incondicionalmente, persista un imaginario religioso que contradice clamorosamente esa identidad primordial del Dios de Jes\u00fas (baste pensar en las \u00abintercesiones\u00bb de todo tipo y condici\u00f3n o en las devociones y \u00abpr\u00e1cticas de piedad\u00bb con las que cerciorarnos <\/em>o asegurarnos ese amor y perd\u00f3n, por si \u2013valgan las expresiones\u2013 su car\u00e1cter gratuito e incondicional lo fuera de mentirijillas<\/em>).<\/em>
      \nLa experiencia cristiana, su narraci\u00f3n o las f\u00f3rmulas de fe nacieron dentro de un horizonte cultural est\u00e1tico. Una concepci\u00f3n abstracta (y esencialista) de la realidad donde todo estaba fijado desde el principio, donde hasta el movimiento ven\u00eda ya determinado y no admit\u00eda desviaciones. Bajo esta perspectiva, la creaci\u00f3n y la historia humana eran pensadas como perfectas y completas; en tanto que el mal y las imperfecciones se reten\u00edan como sucesos negativos posteriores (\u00a1el pecado!) o causados por la intervenci\u00f3n de agentes perversos (\u00a1el demonio!). Para una cultura as\u00ed, cualquier novedad s\u00f3lo pod\u00eda despertar sospechas: la perfecci\u00f3n del hombre estaba al inicio (\u00a1el para\u00edso!); y no restaba que retornar a los or\u00edgenes o restaurar el pasado (\u00a1la redenci\u00f3n!).
      \nEl cambio de \u00e9poca del que venimos hablando nos ha introducido en una visi\u00f3n din\u00e1mica: la perfecci\u00f3n ya no est\u00e1 en los inicios sino al final del camino evolutivo y para descubrirla no se ha de mirar tanto hacia atr\u00e1s cuanto orientar los ojos hacia adelante, proyectarse en el futuro; la creaci\u00f3n no ha terminado y su fuerza no ha manifestado a\u00fan toda su plenitud en el proyecto humano. Para una visi\u00f3n de este tipo, el tiempo o la historia adquieren un valor extraordinario: m\u00e1s que el sucederse de cosas, forman la estructura profunda de cuanto sucede\u2026, la \u00edntima realidad del mismo ser humano.
      \nEn el siglo XX, esta visi\u00f3n se mueve dr\u00e1sticamente, al actuarse el llamado \u00abgiro ling\u00fc\u00edstico\u00bb: un salto cualitativo que transforma profundamente la antigua conexi\u00f3n de \u00ablenguaje\u2013realidad\u2013verdad\u00bb. La consecuencia inmediata ser\u00e1 la crisis radical del perfil cl\u00e1sico de la palabra humana como una especie de participaci\u00f3n en el lenguaje del creador, voz de la verdad e imagen perfecta de las cosas o reflejo de las ideas divinas. Ahora sabemos que el lenguaje es la estructura que constituye la persona: m\u00e1s que expresi\u00f3n de la conciencia, del sentimiento o del pensamiento o m\u00e1s que, en dos palabras, \u00abinstrumento puro\u00bb, en principio, refleja la comunidad y cultura de la que depende, as\u00ed como el sujeto que lo utiliza.
      \nEl ser humano, por un lado, ha de formular ling\u00fc\u00edsticamente su experiencia para vivirla conscientemente; por otro, la estrecha vinculaci\u00f3n del lenguaje con el universo simb\u00f3lico imperante provoca continuos desplazamientos sem\u00e1nticos en el significado concreto de las palabras. El lenguaje es un sistema en perenne movimiento, como el resto de aspectos de la vida y de la historia, que envuelve a toda la persona. As\u00ed que los cambios rese\u00f1ados, por ejemplo, inciden en el sistema de la lengua modific\u00e1ndolo\u2026 Con todo, educados en una especie de \u00absacralidad del lenguaje\u00bb (religioso, especialmente), parece como si el lenguaje teol\u00f3gico no estuviera sujeto a las leyes y mutaciones del resto de lenguajes humanos; cual si hubiera adquirido un estatuto privilegiado por el s\u00f3lo hecho de referirse a Dios, que es trascendente y absoluto. Pero ni es ni puede ser as\u00ed.
      \n 
      \n2.2. \u00bfUn acontecimiento fallido?<\/strong>
      \n 
      \nNo puede ser as\u00ed, puesto que si as\u00ed fuera, pongo por caso: \u00bfqui\u00e9n no har\u00eda espavientos si alguien nos insta a creer, como literalmente se dec\u00eda, en un Dios cuya grandeza tiene como una de sus m\u00e1ximas expresiones la de enviar al Hijo a una muerte violenta para poder perdonar los pecados de la humanidad? \u00bfC\u00f3mo no llevarse las manos a la cabeza si, por toda argumentaci\u00f3n con intenci\u00f3n de obligar a tal o cual comportamiento, se invocara sin m\u00e1s la \u00abvoluntad de Dios\u00bb o un mandato de la jerarqu\u00eda eclesi\u00e1stica?
      \nLejos de mi inter\u00e9s derivar hacia cualquier tipo de casu\u00edstica, pero no podemos olvidar la voz de una buena mayor\u00eda de nuestros contempor\u00e1neos a los que algunos enunciados<\/em> de la fe apenas les dicen nada y tampoco encuentran que ciertos modos religiosos de celebrarla entronquen con sus problemas.<\/em> Una vez cambiada la experiencia humana, la fe y la religi\u00f3n \u2013en buena medida\u2013 no sintonizan con la sensibilidad del hombre moderno y han dejado de corresponder a sus cuestiones vitales; las formulaciones y celebraciones se han transformado, pr\u00e1cticamente, en aspectos no correlacionables con la existencia cotidiana. El \u00absistema di significado\u00bb cristiano, o la visi\u00f3n de la vida que impulsa, ha sufrido un proceso constante de degradaci\u00f3n sem\u00e1ntica y una gran p\u00e9rdida de realidad y significatividad pr\u00e1ctica en su confrontaci\u00f3n del paradigma sociocultural vigente. De modo que, en esta circunstancia, la religi\u00f3n cat\u00f3lica se incapacita para ejercer una de sus funciones esenciales en la sociedad actual, esa que N. Luhmann ha definido como un fundamental \u00abfactor reductor de la complejidad\u00bb
      <\/strong><\/strong><\/a>.
      \nEn fin, bien entendi\u00f3 toda esta problem\u00e1tica el concilio Vaticano II, cayendo adem\u00e1s en la cuenta de que el asunto no admit\u00eda m\u00e1s demoras: la experiencia religiosa estaba anclada en el pasado, mientras que en el mundo se hab\u00eda producido un vuelco total en la experiencia de los seres humanos. Por mucho \u2013\u00a1por tanto!\u2013 tiempo, ensimismados como est\u00e1bamos en la defensa de lo nuestro,<\/em> casi ni nos hab\u00edamos enterado de los trastrueques acaecidos en la vida de los hombres y mujeres. Sobrevinieron las prisas y\u2026 se hizo lo que se pudo. Lo fundamental: se sell\u00f3 un cambio radical de rumbo en la orientaci\u00f3n del cristianismo y de la teolog\u00eda (pastoral, en primer lugar).
      \nFue as\u00ed, pese a todos los pesares, como el Concilio pas\u00f3 de considerar a Dios y a la Iglesia en s\u00ed mismos a un Dios y una Iglesia para los hombres, tornando a creer<\/em> que \u201clos gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de la Iglesia\u201d (GS 1).
      \nJunto al clima acogedor de di\u00e1logo y apertura al hombre, a la cultura y al mundo moderno, el debate determinante del Vaticano II \u2013y donde inicialmente se gest\u00f3 una inequ\u00edvoca \u00abrevoluci\u00f3n copernicana\u00bb\u2013 fue eleclesiol\u00f3gico. Contend\u00edan, en concreto y expuesto con el tono simplificador de las s\u00edntesis, dos maneras de entender la identidad y el funcionamiento de la Iglesia: \u00abcomunidad\u00bb de creyentes, por un lado; \u00absociedad\u00bb jer\u00e1rquicamente estructurada, por otro. Por m\u00e1s que parezcan esl\u00f3ganes para la galer\u00eda, no deja de ser cierto que se pretend\u00eda confirmar una imagen de Iglesia como \u00absociedad jer\u00e1rquica y desigual\u00bb, cimentada sobre los pilares del poder (la autoridad) <\/em>y la ley (lo jur\u00eddico)<\/em>. En su lugar, pas\u00f3 a primer plano la realidad del misterio,<\/em> delsacramento<\/em> y del pueblo de Dios,<\/em> es decir: una Iglesia, ante todo y esencialmente, comuni\u00f3n o misterio ligado a la Trinidad; y una Iglesia-sacramento, obligada por tanto a esforzarse para que \u00ablo visible\u00bb dejara entrever \u00ablo invisible\u00bb.
      \nDe ah\u00ed que se hablara de un \u00abconcilio pastoral\u00bb, dando a entender que se pretend\u00eda una nueva forma de ser y hacer.<\/em> No se trataba s\u00f3lo de pr\u00e1ctica,<\/em> cuanto de sentido y orientaci\u00f3n global;<\/em> de relaciones exteriores, cuanto de visi\u00f3n cabal del misterio cristiano; no tanto de intenciones cuanto de significaciones concretas.
      \nEn cualquier caso, no se concret\u00f3 o no se hizo suficiente hincapi\u00e9 en la pr\u00e1ctica, por no regularse ni precisarse como se deb\u00eda el asunto relativa las estructuras y signos visibles de la comuni\u00f3n; m\u00e1s adelante, adem\u00e1s, el postconcilio no supo o no pudo encarar las interferencias comunicativas que dificultaban de nuevo la relaci\u00f3n de la Iglesia con el mundo moderno.
      \n 
      \n2.3. Pastoral: \u00bfuna complejidad tramposa?<\/strong>
      \n 
      \nA la fin y a la postre, nos encontramos de nuevo con una pastoral que no logra descifrar ni el mundo que nos rodea ni proponer una experiencia religiosa significativa y capaz de vitalizar la existencia de las personas y comunidades, capaz de organizar \u00abproyectos\u00bb personales y comunitarios\u2026 y no s\u00f3lo \u00abpr\u00e1cticas\u00bb, por importantes que fueren.
      \nEl Vaticano II apunt\u00f3 en la direcci\u00f3n justa; pero no desterr\u00f3 ni tan siquiera el malentendido de cuantos pensaban que siendo pastoral <\/em>no ten\u00eda que ser doctrinal, <\/em>dando pie incluso a que una significativa minor\u00eda de padres sinodales tradujera aspectos como los apuntados en t\u00e9rminos de simple adaptaci\u00f3n poco menos que casu\u00edstica (\u00ab\u00bfpor qu\u00e9 retocar la doctrina cuando se trata \u00fanicamente de un Concilio pastoral?\u00bb, parec\u00edan decirse a s\u00ed mismos).
      \nFue as\u00ed como podemos haber desembocado en una complejidad pastoral\u2026 tramposa por artificial. Sabemos que existe un problema real \u00abentre nosotros\u00bb, pero lo parcheamos de mil modos, para dirigir la mirada hacia los problemas de \u00ablos otros\u00bb. El car\u00e1cter real<\/em> del problema se refiere espec\u00edficamente a la necesidad (objetiva) de repensar la identidad de la fe y experiencia cristianas y, sobre todo, de cambiar estructuras y pr\u00e1cticas eclesiales seg\u00fan la direcci\u00f3n conciliar citada precedentemente.
      \nSabemos tambi\u00e9n, m\u00e1xime conociendo las vicisitudes del postconcilio, que lo decisivo se juega en la pr\u00e1ctica, en la praxis: en cierto modo, m\u00e1s que renovarse a partir de principios y verdades, la Iglesia debe comenzar los cambios transformando su organizaci\u00f3n y las pr\u00e1cticas que comporta. La \u00abeclesiolog\u00eda de comuni\u00f3n\u00bb, m\u00e1s espec\u00edficamente, ha de verificarse <\/em>en las respuestas dadas al \u00abc\u00f3mo ponerla en pr\u00e1ctica\u00bb.
      \nFinalmente, hemos de evitar perdernos en discusiones conceptuales para centrarnos en las formas de vida, insistiendo en el descentramiento que el Vaticano II exigi\u00f3 a la Iglesia para que tales formas no la ensimismen <\/em>o concentren en s\u00ed misma, sino que la empujen al servicio del Reino, al servicio de la vida.
      \nCierro recordando el denominado \u00abcisma pastoral\u00bb, seg\u00fan expresi\u00f3n de P. Zulehner, que sigue en la base de una complejidad \u2013sirva la adjetivaci\u00f3n\u2013 enga\u00f1osa: la pastoral y la teolog\u00eda de la praxis cristiana seguir\u00e1n viciadas desde su ra\u00edz mientras impere en la Iglesia esa escisi\u00f3n entre la jerarqu\u00eda, el clero y los religiosos, por una parte, y los \u00absimples files\u00bb o los laicos, por otra
      <\/strong><\/strong><\/a>.
      \nObviamente, todas estas cuestiones \u2013y otras muchas que, sin duda, nos vienen de una sociedad un tanto a la deriva o de un \u00abmundo desbocado\u00bb (A. Giddens), en las que no hemos querido entrar\u2013 repercuten directa y dolorosamente en el campo de la pastoral juvenil.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. \u00abRepensar\u00bb desde los j\u00f3venes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nEl Vaticano II, se interprete como se interprete, reconoci\u00f3 la necesidad y obligaci\u00f3n de vivir y expresar la experiencia religiosa cat\u00f3lica en sinton\u00eda y con categor\u00edas propias de la cultura moderna. A esta alturas, no s\u00f3lo parece haberse estancado ese acercamiento, sino que existe la impresi\u00f3n de que han tornado las preocupaciones de anta\u00f1o por cerrar filas <\/em>y afirmar la identidad a base de repetir las certezas <\/em>de siempre.
        \nA la ya compleja cuesti\u00f3n de asumir el \u00abnuevo modo de ser y vivir\u00bb que acompa\u00f1a al cambio epocal, lo repito, a\u00f1adir\u00edamos una ulterior dificultad si nos neg\u00e1ramos a vivir, experimentar y transmitir el cristianismo asumiendo el estado de conciencia del hombre actual.
        \nAs\u00ed que: \u00bfqu\u00e9 cristianismo, qu\u00e9 Iglesia; qu\u00e9 comunidades y qu\u00e9 generaciones nuevas de cristianos queremos? Todo nos conduce aqu\u00ed; en buena medida, todo pende de este interrogante al que no acabamos de encontrar una respuesta adecuada. Las profundas transformaciones, rupturas o crisis \u2013directa o indirectamente citadas hasta aqu\u00ed\u2013, al menos, nos hacen sentir la necesidad de repensar la fe y la religi\u00f3n.<\/em>
        \n 
        \n3.1. Desaf\u00edo y oportunidad<\/strong>
        \n 
        \nAl respecto, si la teolog\u00eda en general se preocupa de la correlaci\u00f3n entre la experiencia cristiana originaria y la experiencia de las mujeres y hombres contempor\u00e1neos, la diferencia espec\u00edfica de la pastoral<\/em> \u2013frente a la forma de proceder del resto de las disciplinas teol\u00f3gicas\u2013 ata\u00f1e a la praxis como punto de partida: en nuestro caso, la existencia concreta de los j\u00f3venes y de la comunidad cristiana es el \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb por excelencia para escuchar y comprender tanto la palabra inmediata<\/em> de Dios como la respuesta eclesial m\u00e1s adecuada a la misma.
        \nPor eso, por un lado, con la pastoral juvenil no se trata tanto de pensar a la luz de la Biblia u organizar doctrinas que transmitir, etc.; casi cabr\u00eda decir que lo contrario: es desde el contacto directo con los j\u00f3venes, con el bagaje de sus esperanzas y frustraciones, anhelos y contradicciones\u2026 desde donde se ha de (re)pensar la misma Escritura y c\u00f3mo anunciarles la salvaci\u00f3n, el \u00abevangelio\u00bb o las buenas noticias de parte de Dios.
        \nTambi\u00e9n por eso, por otro, la comunidad cristiana, antes de interrogarse por cuanto \u00abha de comunicar a los j\u00f3venes\u00bb, debe preguntarse ella misma qu\u00e9 le dice o anuncia hoy el Evangelio: quiz\u00e1 por ah\u00ed atisbemos\u2026 que toca recomenzar, <\/em>es decir, atisbemos a leer el estado actual de la fe como un \u00abmomento seminal<\/em> de muerte\u00bb que empuja hacia el (re)inicio de una vida distinta.<\/em>
        \nDe ser as\u00ed, los j\u00f3venes<\/em> no constituyen un problema para las comunidades eclesiales, por m\u00e1s que frecuentemente muchas quieran escabullirse por esta falsa puerta, sino un desaf\u00edo<\/em> y una oportunidad:<\/em> las nuevas generaciones son una ocasi\u00f3n inmejorable para repensar la experiencia cristiana original, para correlacionarla creativamente con la existencia humana hodierna \u2013adecu\u00e1ndola a los actuales dinamismos antropol\u00f3gicos\u2013 y, en fin, para reconstruir la \u00abpr\u00e1ctica religiosa\u00bb.
        \nPues bien, en nuestro particular momento hist\u00f3rico de cambio epocal<\/em> (cambio que, como ya dije, no s\u00f3lo comporta una nuevo estado de conciencia sino que incluye tambi\u00e9n la gestaci\u00f3n de un in\u00e9dito modo de ser y vivir en el mundo), los j\u00f3venes \u2013a su manera\u2013 nos anticipan ese \u00abnuevo individuo\u00bb naciente\u2026 A la par, nos indican que, as\u00ed como somos los mayores, no les interesamos demasiado y que, por ejemplo, ni nuestra religi\u00f3n ni nuestra Iglesia pr\u00e1cticamente les conciernen, pues no se sienten atra\u00eddos por el c\u00f3mo creemos, celebramos y \u00abvivimos de<\/em>fe\u00bb.
        \nHar\u00e1 falta, pues, ir m\u00e1s all\u00e1 del \u00abhablar de\u00bb hacia el \u00abhablar con\u00bb los j\u00f3venes y, lo que es m\u00e1s importante, encarar la situaci\u00f3n de la fe y de la religi\u00f3n para pensarlas desde<\/em> y pensarlas para<\/em> ellos y ellas. El futuro del cristianismo pasa por estas nuevas generaciones. A la situaci\u00f3n hermen\u00e9utica descrita precedentemente le faltaba este dato fundamental.
        \n 
        \n3.2. La pastoral juvenil como piedra de toque<\/strong>
        \n 
        \nEl Concilio fue consciente de que \u201cel futuro de la humanidad estaba en manos de quienes supieran dar a las generaciones venideras razones para vivir y esperar\u201d (GS 31), por eso quiso aclarar c\u00f3mo la misi\u00f3n de la Iglesia conectaba \u201ccon los deseos m\u00e1s profundos del coraz\u00f3n humano cuando reivindica la dignidad de la vocaci\u00f3n del hombre, devolviendo la esperanza a quienes desesperan ya de su destino m\u00e1s alto. Su mensaje, lejos de empeque\u00f1ecer al ser humano, infunde luz, vida y libertad para su progreso\u201d (GS 21).
        \nNo obstante, referido a los j\u00f3venes y expresado muy esquem\u00e1ticamente, no parece encontrarse \u2013por el momento\u2013 en grado de \u00abinfundirles luz, vida y libertad\u00bb. Entre otras cosas, porque la Iglesia apenas si suscita inter\u00e9s entre ellos: a sus ojos, aparece como una instituci\u00f3n antigua y pasada <\/em>que, al decir de no pocos analistas, se ha ganado a pulso esta irrelevancia por el exceso y la ininteligibilidad de sus palabras o el anacronismo de su organizaci\u00f3n interna. Con tino, termina por preguntarse F.J. Carmona \u201csi la relaci\u00f3n que la Iglesia mantiene con la juventud, m\u00e1s que fruto del secularismo militante y la postmodernidad, es consecuencia de aferrarse a un proyecto concreto de Iglesia\u201d
        <\/strong><\/strong><\/a> que le impide encarnarse en nuestro tiempo.
        \nEntonces, \u00bfqu\u00e9 proyecto de Iglesia perseguimos, desde d\u00f3nde lo estamos imaginando y construyendo? \u00bfHacia d\u00f3nde apuntamos, qu\u00e9 comunidades, qu\u00e9 cristianos\u2026 queremos? \u00bfQu\u00e9 futuro cabe\u2026 si nos concentramos en pensarlo todo para \u00abque sea como nosotros somos\u00bb, si las preocupaciones nacen del conservar \u2013en el bueno o en el peor de los sentidos\u2013 lo que tenemos?
        \n\u00bfQu\u00e9 ma\u00f1ana espera al cristianismo si, por ejemplo, nos interesan m\u00e1s los \u00absignos de Iglesia\u00bb que los \u00absignos del Reino\u00bb? \u00bfC\u00f3mo pueden los j\u00f3venes realizar experiencias cristianas si est\u00e1n dise\u00f1adas e interpretadas con una sensibilidad y presupuestos extra\u00f1os a su vida?
        \nSalta a la vista, por lo que no vale la pena extender la argumentaci\u00f3n, que los j\u00f3venes y la pastoral juvenil constituyen uno de los espacios fundamentales de la \u00absituaci\u00f3n hermen\u00e9utica\u00bb contenida en los interrogantes antecedentes. Con palabras m\u00e1s sencillas: no s\u00f3lo hemos de pensar el cristianismo para<\/em> las nuevas generaciones, algo obvio y para nada contrapuesto a pensarlo tambi\u00e9n para los cat\u00f3licos actuales, sino que lo m\u00e1s importante ser\u00e1 pensarlo desde<\/em> esos j\u00f3venes en grado de continuarlo o exponernos al peligro mortal, en caso contrario, de proponer una experiencia cristiana insignificativa<\/em> para ellos.
        \nClaro est\u00e1 que imaginar y repensar desde otro punto de vista distinto del nuestro<\/em> (confundido f\u00e1cilmente dentro de la Iglesia como \u00abel\u00bb punto de vista) no es nada f\u00e1cil. Pero, sin desentendernos de las inconsistencias y contradicciones juveniles, \u00bfqu\u00e9 otro aviso nos mandan los j\u00f3venes, en primera instancia, con su despreocupaci\u00f3n, desinter\u00e9s o desconocimiento\u2026 sino el recado de que \u00abla cosa nuestra no va con ellos\u00bb? (\u00bfY qu\u00e9 otro mensaje nos esper\u00e1bamos haciendo lo que hacemos? Pi\u00e9nsese a los signos y palabras que empleamos, a c\u00f3mo son nuestras celebraciones cristianas, a qu\u00e9 organizamos, etc.).
        \nPor lo dem\u00e1s, existe una cuesti\u00f3n previa a esa de que los j\u00f3venes rechazan \u00ablo nuestro\u00bb, esto es, el problema de si entienden o menos lo que decimos y la experiencia que proponemos. Tantas veces s\u00f3lo se trata de esto \u00faltimo y, en consecuencia, ni que decir tiene que no se plantean lo primero. En definitiva y aunque la escasa vitalidad de la pastoral juvenil de las comunidades cristianas agrande las dificultades, una esencial piedra de toque para medir el futuro de la religi\u00f3n cat\u00f3lica reside en la capacidad para repensarla desde los j\u00f3venes, a los que obviamente va dirigida como destinatarios en grado de confirmar o desmentir ese futuro.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Fe y experiencia, comunicaci\u00f3n y educaci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nDando por descontado que el cristianismo \u2013sin querer separar o contraponer\u2013 es una experiencia<\/em> que se transforma en anuncio,<\/em> y no tanto un mensaje o unos contenidos con los que construir experiencias, todos nos preguntamos: \u00bfpor qu\u00e9 la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes vive una crisis tan grave? \u00bfD\u00f3nde radican esencialmente las razones de la misma: en los evangelizadores, en los j\u00f3venes o en la propia estructura y desarrollo de la evangelizaci\u00f3n?
          \nAntes de seguir, algo obvio: no se trata de buscar culpables. No se buscan reos, sino razones para explicar y comprender. Pero, al hilo del asunto, ya podemos efectuar un descarte inicial: el problema de la fe y de la Iglesia con los j\u00f3venes, b\u00e1sicamente, consiste en que no entienden bien lo que decimos con la primera (fe) y tampoco lo que hacemos en la segunda (Iglesia); como se ve, algo previo a que puedan estar de acuerdo o no con ambascosas
          <\/strong><\/strong><\/a>.
          \n 
          \n4.1. Evangelizaci\u00f3n como comunicaci\u00f3n<\/strong>
          \n 
          \nEl concilio Vaticano II, la Dei<\/em> verbum<\/em> m\u00e1s en concreto \u2013y por olvidadizos que seamos\u2013, nos permiti\u00f3 entender un poco mejor sea el porqu\u00e9<\/em> de la situaci\u00f3n de la evangelizaci\u00f3n que el c\u00f3mo<\/em> proceder para afrontarla adecuadamente. Afirma el n\u00famero 13 de la DV: \u201cLa palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre, asumiendo la debilidad de la condici\u00f3n humana, se hizo semejante al hombre\u201d. Y se\u00f1ala en el n\u00famero precedente: \u201cDios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano; por lo tanto\u2026, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos\u2026, para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de pensar, de expresarse, de narrar que se usaban en tiempo del escritor, y tambi\u00e9n las expresiones que entonces se empleaban en la conversaci\u00f3n ordinaria\u00bb (DV 12).
          \nPor supuesto: no s\u00f3lo la revelaci\u00f3n y salvaci\u00f3n divinas se nos transmiten con palabras y acciones humanas, tambi\u00e9n las personas deciden y responden a la revelaci\u00f3n y salvaci\u00f3n \u2013manifestadas definitivamente en Jes\u00fas deNazaret, el Cristo\u2013 a trav\u00e9s de experiencias y palabras de la propia realidad cultural.
          \nSi, seg\u00fan lo dicho por activa y por pasiva, tenemos una naturaleza ling\u00fc\u00edstica, es decir, el lenguaje es una de las estructuras b\u00e1sicas con las que se constituye el ser humano, y si \u2013adem\u00e1s\u2013 \u00absomos interpretando\u00bb desde una pre\u2013compresi\u00f3n determinada (que en la actualidad se organiza en torno al universo simb\u00f3lico y cultural modernos), nada mejor para repensar la evangelizaci\u00f3n que vincularla a la comunicaci\u00f3n.
          \nNo representa un punto de vista exclusivo ni, mucho menos, excluyente. Proponer el modelo o la clave interpretativa de la evangelizaci\u00f3n como comunicaci\u00f3n, eso s\u00ed, conlleva algunas ventajas significativas en relaci\u00f3n a tres aspectos fundamentales para la pastoral juvenil: 1\/ Entrelazar l\u00f3gica y profundamente la experiencia cristiana con la de los j\u00f3venes, en el contexto de la llamada era de la comunicaci\u00f3n; 2\/ Reconocer el significado y peso decisivos de la cultura en la educaci\u00f3n a la fe; 3\/ Individuar una raz\u00f3n determinante para comprender y afrontar el progresivo alejamiento de la Iglesia por parte de las nuevas generaciones. Considero brevemente cada uno de los puntos.
          \nNos humanizamos y personalizamos, por as\u00ed decirlo, a trav\u00e9s de la comunicaci\u00f3n;<\/em> de ah\u00ed que ella constituya uno de los pilares sobre los que se asienta el sujeto humano. Las actuales teor\u00edas al respecto subrayan el car\u00e1cter absolutamente central del dato en la vida de las personas y sociedades contempor\u00e1neas: sin miedo a exagerar, debe reconocerse que se trata del agente m\u00e1s poderoso de socializaci\u00f3n. Tambi\u00e9n somos \u00abseres de comunicaci\u00f3n\u00bb porque nuestra naturaleza, originariamente, es ling\u00fc\u00edstica y nos emplaza a perpetuidad en un contexto comunicativo y social. No hay ser humano, pues, sino siempre en relaci\u00f3n con otros seres humanos y, as\u00ed las cosas, bien podemos sostener que la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes se ha de entender b\u00e1sicamente como un \u00abproceso de comunicaci\u00f3n\u00bb que nos remite al \u00abqu\u00e9 \u2013 por qu\u00e9 comunicar\u00bb y \u00abc\u00f3mo comunicar\u00bb.
          \nTodo esto nos obliga a confrontarnos continuamente con la cultura, puesto que para comunicar el \u00abmisterio salvador de Dios\u00bb nos servimos de s\u00edmbolos, conceptos, formas y palabras que se leen y remiten a modos culturales<\/em> de sentir, pensar y actuar propios de cada tiempo. Repetir literal o pasivamente la experiencia cristiana, sin hacerla viva y comprensible en la historia y cultura del momento, ser\u00eda secarla o condenarla al ostracismo.
          \nLa evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes, en particular, requiere una atenci\u00f3n especial a la cultura y a la comunicaci\u00f3n para hacerla posible a trav\u00e9s de la educaci\u00f3n a la fe. No es el caso de entrar en detalles, por otro lado ya suficientemente estudiados en la pastoral juvenil
          <\/strong><\/strong><\/a>.
          \n 
          \n4.2. Procesos educativos<\/strong>
          \n 
          \nEl diagn\u00f3stico o mensaje (previo) respecto a la religi\u00f3n y la Iglesia, basta echar un vistazo a la vida cotidiana de los j\u00f3venes, no puede ser m\u00e1s elocuente: as\u00ed como somos y vivimos la fe los mayores, ni les interesamos demasiado ni les sirve nuestra<\/em> fe y religi\u00f3n. Constatada la falta de sinton\u00eda, resulta evidente la carencia de alternativas al agotamiento de la socializaci\u00f3n religiosa y la escasa o nula incorporaci\u00f3n de los j\u00f3venes a la vida eclesial, donde apenas si cuentan con espacios y responsabilidades espec\u00edficas.
          \nUniendo diagnosis de cara a la pastoral juvenil, pocas dudas caben en la conclusi\u00f3n: su problema central es esencialmente educativo. Por una parte, la frecuencia<\/em> de la vida de los j\u00f3venes no logra captar la onda de la Palabra salvadora; por otra, existe una comunicaci\u00f3n con tantas interferencias y distorsiones que ni la Iglesia los entiende ni ellos conectan con su vida y mensaje.
          \nPor fortuna, nadie discute a estas alturas que la pastoral con j\u00f3venes se especifica en procesos de educaci\u00f3n a la fe; te\u00f3ricamente, tampoco existen dudas acerca de la estrecha relaci\u00f3n existente entre educaci\u00f3n y fe (no obstante, en la pr\u00e1ctica, ambas afirmaciones se desdibujan. Y es que en la pr\u00e1ctica, a veces, la pastoral juvenil se asimila a una simple \u00abcatequesis juvenil\u00bb y la educaci\u00f3n se utiliza cual instrumento al servicio de la doctrina). Lenta, pero inexorablemente, vamos comprendiendo c\u00f3mo las dificultades, incluida la incapacidad de muchas parroquias y agentes de pastoral para entrar en contacto con los j\u00f3venes, tienen la ra\u00edz com\u00fan de un cierto descuido de las actitudes educativas. Aunque el asunto sea complejo, b\u00e1sicamente nos enfrentamos a una cuesti\u00f3n de competencia o incompetencia pedag\u00f3gica.
          \nLa pastoral juvenil, pues, entrelaza educaci\u00f3n y fe,<\/em> hasta fundirlas en procesos de \u00abmutua implicaci\u00f3n\u00bb,<\/em> es decir: madurar como personas y crecer como cristianos se implican rec\u00edprocamente, por lo que el hecho educativo contiene la posibilidad de la experiencia cristiana, al igual que \u00e9sta comporta la maduraci\u00f3n que persigue la educaci\u00f3n.
          \nAl hablar as\u00ed de la fe, m\u00e1s que referirla a su nota esencial \u2013don de Dios\u2013, la entendemos como respuesta a ese regalo previo, como respuesta a la vida y al amor gratuito e incondicional que la sostiene. La fe, en esta perspectiva, no es tanto cuesti\u00f3n de descubrimiento y afirmaci\u00f3n expl\u00edcita de Dios, cuanto respuesta a la realidad humana m\u00e1s \u00edntima y radical: Dios asume todo \u00abs\u00ed\u00bb a esa realidad de los hombres cual si fuera un \u00abs\u00ed\u00bb a \u00c9l mismo. (Una respuesta o un \u00abs\u00ed\u00bb, en principio, al ser humano y su realizaci\u00f3n, puesto que no otra es la causa de Dios; a quien le interesa mucho m\u00e1s que los hombres lleven a cabo su proyecto, que el reconocimiento incontestable de \u00c9l como autor del plan).
          \n 
          \n4.3. Mentalidad hermen\u00e9utica<\/strong>
          \n <\/strong>
          \nPuede que, en los inicios \u2013no demasiado lejanos\u2013 de la pastoral juvenil, bastase con la buena voluntad y el querer bien a los j\u00f3venes. Ahora resulta indispensable una formaci\u00f3n adecuada.
          \nEl servicio apasionado y desinteresado de los pioneros compaginaba espont\u00e1neamente procesos deductivos e inductivos. La mayor\u00eda de las veces, el predominio de la deducci\u00f3n igualaba la pastoral a catequesis juvenil; mientras que la preponderancia de la inducci\u00f3n conduc\u00eda a modelos formativos \u00abjuvenil\u00edsticos\u00bb o meramente socio-pol\u00edticos.
          \nEn la actualidad, sea los proyectos o estrategias que los responsables de la pastoral juvenil, deben moverse con m\u00e9todos y mentalidades m\u00e1s interpretativas o hermen\u00e9uticas. El descubrimiento del car\u00e1cter hist\u00f3rico e interpretativo de la existencia humana ha conducido tambi\u00e9n a la teolog\u00eda a transformarse: de ciencia ocupada en conocer los entresijos de una saber acumulado a lo largo de los siglos \u2013el \u00abdep\u00f3sito de la fe\u00bb cristiana\u2013 ha pasado a ciencia que busca comprender el significado de una experiencia que sigue viva. En pocas palabras, se ha pasado del saber<\/em> a la interpretaci\u00f3n (C. Geffr\u00e9). Ya no sirve (s\u00f3lo) conocer<\/em> muy bien los contenidos doctrinales y la situaci\u00f3n; hace falta correlacionarlos cr\u00edticamente y mantener un estado de interpretaciones sucesivas\u2026 al hilo de los cambios hist\u00f3ricos.
          \nParafraseando a E. Schillebeeckx, en esta hermen\u00e9utica, los j\u00f3venes son la historia de Dios: <\/em>\u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb b\u00e1sico para revisar<\/em> (y \u00abexperimentar\u00bb) el sentido del Evangelio, para descubrir c\u00f3mo resuenan en ellos las historias vivificadoras de la Escritura y, m\u00e1s en concreto, aqu\u00e9llas que mejor contienen y reflejan el \u00absaber vital\u00bb de Jes\u00fas de Nazaret\u2026. Saber que se concentra en la buena noticia de los cielos y tierra nuevos <\/em>(Reino): un proyecto que dio sentido a la propia existencia de Jes\u00fas y provoc\u00f3 una experiencia de inmensa alegr\u00eda en la gente sencilla que lo compart\u00eda con \u00e9l.
          \nProyectos y mentalidades semejantes no pueden por menos que conducir \u2013dada la crisis de tantos s\u00edmbolos, modos y estructuras de la experiencia cristiana\u2013 a una responsable \u00ab\u00e9tica de la experimentaci\u00f3n\u00bb para buscar alternativas a todo ello (pi\u00e9nsese a la liturgia y las formas de celebrar, orar, etc.). No se trata de cambiar por cambiar o de hacerlo a cualquier precio; sino de encontrar salidas a una situaci\u00f3n insostenible, no tanto por causa de la dejadez o malicia de las personas cuanto por la escasa sinton\u00eda, significatividad e irrelevancia para la vida\u2026 de tradiciones que se siguen formulando con lenguajes<\/em> viejos o hasta incomprensibles.
          \nDos subrayados finales, en la direcci\u00f3n de experimentar alternativas. El primero para sugerir la importancia de las estrategias; el segundo, la parroquia y las peque\u00f1as comunidades como principales laboratorios<\/em> del empe\u00f1o hermen\u00e9utico y experimental.
          \nNos hemos acostumbrado, por fortuna, a trabajar con \u00abmentalidad de proyecto\u00bb. Una gran conquista, sin duda. Ahora es necesario otro paso: unir los proyectos a la elaboraci\u00f3n de perspectivas de futuro mediante la definici\u00f3n de estrategias. En buena medida, ha sido uno de los ejercicios que ha orientado bastantes de las p\u00e1ginas precedentes que, le\u00eddas bajo este punto de vista, pretenden \u00abincitar a repensar\u00bb la experiencia cristiana a partir de una correlaci\u00f3n cr\u00edtica con la humana, en grado de inspirarnos c\u00f3mo reconstruir la imagen de Iglesia y de \u00abjoven cristiano\u00bb, c\u00f3mo proyectar la cotidianidad educativa y aquellas acciones concretas a desarrollar con las chicas y los chicos dentro de cada comunidad cristiana.
          \nLa parroquia y las peque\u00f1as comunidades, justamente, deben encarar su futuro poniendo al centro las j\u00f3venes generaciones; el crecimiento personal de cada joven es fundamental para el futuro de la Iglesia. Por eso, debemos cuestionarnos si no estamos ante la obligaci\u00f3n de un cambio fundamental de estrategia, es decir: invertir<\/em>en esa perspectiva, lo que supone replantearse en todos los sentidos las prioridades de cada Iglesia diocesana, as\u00ed como de las diversas parroquias u otras estructuras y presencias que la integran. Replanteamiento que incluye la revisi\u00f3n de c\u00f3mo empleamos los recursos humanos y econ\u00f3micos: \u00bfEs el caso de concentrarlos como hasta ahora en el \u00absacerdocio ministerial\u00bb y en el culto? \u00bfNo habr\u00e1 que emplearlos, m\u00e1s bien, en la formaci\u00f3n de los j\u00f3venes, por ejemplo, utilizando concretamente fondos para que algunos de ellos puedan dedicarse por cierto tiempo a estudiar teolog\u00eda y pedagog\u00eda? \u00bfNo ser\u00e1 el momento de redistribuir y crear espacios parroquiales nuevos para los j\u00f3venes, impulsando a todos los niveles el asociacionismo con m\u00faltiples formas de proyecci\u00f3n pr\u00e1ctica?
          \nEn cualquier caso, la parroquia debe convertirse m\u00e1s en un ambiente para encontrarse con los dem\u00e1s, con uno mismo y con Dios\u2026 que en un mero espacio cultual: ambiente que ayude a comprender las cuestiones vitales que afectan a todos, para lanzarlas m\u00e1s all\u00e1 de las peque\u00f1as y c\u00f3modas respuestas de un \u00abEvangelio simplificado\u00bb, rebajado o de corte ritualista. Parroquia, por consiguiente, como laboratorio de vida,<\/em> de lenguajes y celebraciones, de radicalidad prof\u00e9tica. Dentro de cada comunidad parroquial, en fin y respecto a los j\u00f3venes, adquieren una importancia estrat\u00e9gica de primer orden los grupos y las peque\u00f1as comunidades c\u00e1lidas, abiertas y comprometidas.
          \nLos j\u00f3venes, con su aire, estiman sobremanera el grupo. A su vez, el panorama de las peque\u00f1as comunidades \u2013aunque fen\u00f3meno minoritario\u2013, quiz\u00e1 sea crucial en un nuevo entramado capaz de organizar el paso del grupo juvenil a la comunidad cristiana. Los dos han de ser considerados, con todas las consecuencias, como lugares de experiencia de Iglesia y no como puros instrumentos hasta su integraci\u00f3n <\/em>en la parroquia (nunca se insistir\u00e1 lo suficiente en el peligro que entra\u00f1a la escasez o total carencia de referencias vividas en grupos o comunidades en cuyo trato pueda actualizarse lo que objetivamente <\/em>significa creer).
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          \n 
          \n
          <\/a> I VESCOBI DI FRANCIA, Proporre<\/em> la fede nella societ\u00e0 attuale, <\/em>LDC, Leumann 1998, nn. 1-2.
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          <\/a> Aqu\u00ed s\u00f3lo aparecer\u00e1n, no podr\u00eda ser de otro modo trat\u00e1ndose de un breve art\u00edculo, algunas pinceladas de la problem\u00e1tica que he tratado con mayor profundidad en dos libros de pr\u00f3xima aparici\u00f3n; a ellos me remito (cf. J.L. MORAL, J\u00f3venes sin fe? Manual de primeros auxilios para repensar con los j\u00f3venes la fe y la religi\u00f3n, <\/em>Ed. CCS, Madrid 2006; ID., Ciudadanos y cristianos. Reconstrucci\u00f3n de la teolog\u00eda pastoral como teolog\u00eda de la praxis cristiana, <\/em>Ed. San Pablo, Madrid 2006).
          \n
          <\/a> P. BERGER ET ALII, Un mundo sin hogar. Modernizaci\u00f3n y cultura, <\/em>Sal Terrae, Santander 1979, 80.
          \n
          <\/a> Cf. N. LUHMANN, Die<\/em> Funktion der Religi\u00f3n, <\/em>Suhrkamp, Frankfurt 1977:\u201cLa aplicaci\u00f3n del an\u00e1lisis cient\u00edfico a la religi\u00f3n y a su representaci\u00f3n de Dios, a partir del s. XVIII, cambi\u00f3 radicalmente la concepci\u00f3n tradicional occidental, de tal modo que hasta ahora ni la dogm\u00e1tica religiosa ni su an\u00e1lisis cient\u00edfico han podido reencontrar de nuevo posiciones consolidadas\u201d (Ib\u00edd., p. 66). Por lo dem\u00e1s, el autor entiende la religi\u00f3n, desde su teor\u00eda de sistemas, como uno parcial de ellos que permite reducir y transformar la complejidad del mundo (cf.Ib\u00edd., p. 26).
          \n
          <\/a> Cf. P. ZULEHNER, Teologia<\/em> pastorale II, <\/em>Queriniana, Brescia 1992: todo este segundo volumen (\u00abConstrucci\u00f3n de la comunidad\u00bb) \u2013de los cuatro de que consta la obra\u2013, en cierto modo, est\u00e1 dedicado al tema del cisma<\/em> y c\u00f3mo superarlo.
          \n
          <\/a> F.J. CARMONA, J\u00f3venes y religi\u00f3n: una revisi\u00f3n hist\u00f3rica de los estudios espa\u00f1oles desde 1935 al 2000, <\/em>en: J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO (DIR.),J\u00f3venes 2000 y religi\u00f3n, <\/em>Fundaci\u00f3n \u00abSanta Mar\u00eda\u00bb, Madrid 2004, 306.
          \n
          <\/a> Resumiendo hasta lo imposible todo lo dicho al respecto en los puntos precedentes, \u00e9sta ser\u00eda la ra\u00edz com\u00fan de las separaciones y divorcios entre el cristianismo y la sociedad (occidental) contempor\u00e1nea: la fe cristiana sigue vivi\u00e9ndose y narr\u00e1ndose bajo formas, lenguajes y s\u00edmbolos antiguos, dif\u00edciles de entender y m\u00e1s dif\u00edciles a\u00fan de asumir por parte de las mujeres y hombres modernos; quienes \u2013a su vez\u2013 asientan sus vidas sobre bases innegables de historicidad, autonom\u00eda, libertad y democracia.
          \n
          <\/a> En esa perspectiva que ensambla evangelizaci\u00f3n, comunicaci\u00f3n y educaci\u00f3n descubrimos, justamente, que las dificultades esenciales para la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes obedecen no s\u00f3lo a la carencia de significatividad y envejecimiento de las estructuras, formas y lenguajes con las que se les pretende transmitir una \u00abnovedad cargada de vida y sentido\u00bb (ue, por tales incoherencias, las nuevas generaciones perciben como algo viejo y ajeno) sino tambi\u00e9n a los rumores<\/em> que interfieren dicha comunicaci\u00f3n. R. Tonelli ha explicado con particular tino los distintos planos de las interferencias comunicativas, concluyendo que las dificultades no s\u00f3lo residen en el \u00abc\u00f3mo\u00bb evangelizar sino que se concentran, sobre todo, en el \u00abqu\u00e9 y para qu\u00e9\u00bb comunicar\u2026 al plantearnos los j\u00f3venes un desaf\u00edo que nos desconcierta, una cuesti\u00f3n que resume como ninguna otra la ra\u00edz de la crisis de la experiencia religiosa de la nuevas generaciones: \u00bfse puede querer vivir \u00aba tope\u00bb, amar y desear la felicidad que nos puede dar esta vida y, al mismo tiempo, ser cristianos confesando que Jes\u00fas es el aut\u00e9ntico \u00abSe\u00f1or de la vida\u00bb? (cf. R.TONELLI, Per<\/em> la vita e la speranza, <\/em>LAS, Roma 1996, 43-58).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Jos\u00e9 Luis Moral es profesor de Teolog\u00eda Pastoral en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Situ\u00e1ndose en la complejidad social y cultural que caracteriza el cambio de \u00e9poca en que vivimos, el art\u00edculo intenta aclarar y responder fundamentalmente a estas dos cuestiones: \u00bfpor qu\u00e9 la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes vive actualmente […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[1070,7,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8243"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8243"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8243\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8243"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8243"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8243"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}