{"id":8321,"date":"2006-03-01T00:00:26","date_gmt":"2006-02-28T22:00:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8321"},"modified":"2006-03-01T00:00:26","modified_gmt":"2006-02-28T22:00:26","slug":"acompanar-el-camino-de-oracion-de-los-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/acompanar-el-camino-de-oracion-de-los-jovenes\/","title":{"rendered":"Acompa\u00f1ar el camino de oraci\u00f3n de los j\u00f3venes"},"content":{"rendered":"

Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda<\/strong>
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n\n\n
Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda<\/strong> es profesor de Teolog\u00eda Espiritual en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

\u00a0<\/strong>
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDe manera sencilla y coloquial, a trav\u00e9s de una carta, y de la mano de los grandes maestros, especialmente Teresa de Jes\u00fas, el art\u00edculo se\u00f1ala los aspectos m\u00e1s relevantes de una pedagog\u00eda de la oraci\u00f3n cristiana. Se fija primero en algunas condiciones b\u00e1sicas: preparaci\u00f3n corporal, equilibrio ps\u00edquico, deseo de orar, para llegar a presentar un m\u00e9todo y unos criterios de evaluaci\u00f3n. Siguiendo el m\u00e9todo teresiano destaca como etapas fundamentales: la concentraci\u00f3n, el recogimiento y la comuni\u00f3n..
\n 
\nQuerida Merche:
\nClaro que recuerdo nuestra \u00faltima escalada al monte Cristallo, durante tu estancia en tierras italianas, con motivo del Erasmus. En aquel momento me sent\u00ed profundamente orgulloso de ti. Exhausta, pero contenta, llegaste a la meta entre los primeros. \u00a1Qu\u00e9 alegr\u00eda! Se notaba en tus ojos, la expresi\u00f3n de tu cara y\u2026 el abrazo de complicidad. Por momentos, all\u00e1 arriba, rondando los 3.000 metros, te quedaste sin palabras. Un silencio que yo respet\u00e9. Entre otras cosas, porque tambi\u00e9n yo estaba agotado, despu\u00e9s de tres horas de subida con la mochila al hombro. Poco a poco fueron llegando todos los dem\u00e1s compa\u00f1eros. Mientras te segu\u00eda con la mirada, vi c\u00f3mo te alejabas y te encaramabas en lo m\u00e1s alto de aquel pe\u00f1asco grande, el \u00fanico que quedaba por ser escalado en el peque\u00f1o rellano donde, poco a poco, nos juntamos todos. \u00abDesde aqu\u00ed se toca el cielo\u00bb, me dijiste. No te respond\u00ed. Me dio la impresi\u00f3n que, como Mois\u00e9s delante de la zarza ardiendo, tambi\u00e9n t\u00fa estabas pisando tierra sagrada. Te dej\u00e9 inmersa en tu sentir<\/em> gozoso. Recuerdo que, sorprendida por la belleza del panorama, de vez en cuando y en voz baja, dec\u00edas: \u00ab\u00a1Qu\u00e9 maravilla\u2026!\u00bb.
\nAquel d\u00eda, cuando bajamos al refugio, en la pradera, celebramos la eucarist\u00eda. Aunque me dijiste que hac\u00eda a\u00f1os que no ibas a misa, no te sentiste inc\u00f3moda durante la celebraci\u00f3n. Entre otras cosas porque, los que fueron tus compa\u00f1eros de un d\u00eda, dieron a la eucarist\u00eda un tono de fiesta compartida que, seg\u00fan me contaste cuando est\u00e1bamos ya en el autocar, te pareci\u00f3 hasta l\u00f3gico y natural terminar el d\u00eda \u2013 perdona la expresi\u00f3n \u2013 transcendi\u00e9ndote<\/em> a ti misma con un reconocimiento<\/em> sorprendido y agradecido.
\nVeo que aquella experiencia ha dejado su huella. Me alegro. Te respondo ahora, lo mejor que puedo y s\u00e9, acerca de las preguntas que me haces en tu carta. Te anticipo que abordo tus interrogantes con un cierto temor y temblor. Entre otras cosas porque la oraci\u00f3n es algo sublime que desborda las explicaciones, los esquemas y las ense\u00f1anzas. Me alegra saber que has recuperado las ganas de rezar, el deseo de adentrarte en los misteriosos caminos de la amistad con Dios; si bien \u2013ya entramos en argumento\u2013 no sabes si tu oraci\u00f3n es aut\u00e9ntica y , a veces, dudas que alguien te escuche; te parece estar perdiendo el tiempo\u2026
\nEn el fondo, me vas a obligar a hablarte de mi oraci\u00f3n, de c\u00f3mo entiendo yo esta relaci\u00f3n filial e \u00edntima con Jes\u00fas. Y aqu\u00ed aparece mi pudor. A nadie, creo yo, le gusta hablar de s\u00ed mismo; tantos menos de estos temas tan personales e \u00edntimos. Sin huir del testimonio personal, me vas a permitir que t\u00fa y yo nos dejemos guiar por las ense\u00f1anzas de hombres y mujeres que s\u00ed han rezado de verdad, que han experimentado en su propia piel lo que supone entrar en relaci\u00f3n \u00edntima con el Otro, hasta sentir que sus vidas eran transformadas, cambiadas radicalmente. No te son desconocidos sus nombres. Quiz\u00e1, cuando nos volvamos a ver en Madrid, tampoco sus escritos. Cr\u00e9eme: merece la pena su lectura. Me refiero a Teresa, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola\u2026 Por la oportunidad que la vida me ha brindado, conozco mejor la andanzas y el mensaje espiritual de Teresa. Y tambi\u00e9n, he de confesarlo, me resulta simp\u00e1tica; lo notar\u00e1s en esta carta que te escribo. No faltan pasajes de sus obras. Puede ser un buen motivo para hacerte comprar el libro de su Vida.<\/em>
\nVayamos por partes. Me dices que desde hace alg\u00fan tiempo te han entrado ganas de rezar. Y te has puesto manos a la obra, aunque \u2013al final\u2013 no sabes bien si has rezado o no. Digamos que existen muchos modos de rezar. Uno de ellos es el m\u00e9todo de Teresa, que adquiere hoy una sorprendente actualidad, bien por sus intuiciones perennes, vinculadas al evangelio, bien por sus observaciones de tipo humano, ligadas a la psicolog\u00eda y al sentido com\u00fan. Adem\u00e1s, su m\u00e9todo no est\u00e1 re\u00f1ido con las t\u00e9cnicas orientales que tanto te gustan o con la moderna civilizaci\u00f3n de la imagen (respetando siempre, claro est\u00e1, ciertos presupuestos t\u00edpicos de la fe cristiana). Recuerdo que hace tiempo le\u00ed de un monje la siguiente afirmaci\u00f3n: \u00abreza como puedas, y no reces como no puedas\u00bb. En su simplicidad, creo que lo dice todo. Yo te ir\u00e9 explicando, si eres capaz de aguantarme hasta el final, los pasos que, seg\u00fan mi parecer y, como te he dicho, iluminado por las ense\u00f1anzas de la Santa de Avila, son necesarios en una buena metodolog\u00eda de la oraci\u00f3n.
\n 
\n1. Presupuestos de la oraci\u00f3n<\/strong>
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\nEl primer paso, el pr\u00f3logo de la oraci\u00f3n, no es aprender a rezar, sino aprender a vivir. Esa vida, cuando te remontes un poco por el curso de la misma, ver\u00e1s que viene de Dios, pasa por ti y sigue m\u00e1s all\u00e1 de ti misma; no se detiene. Entonces la oraci\u00f3n es esa consciencia de que el amor, la verdad, la justicia son experiencias humanas que traen su agua de m\u00e1s arriba: de la fuente que es Dios, y por eso las transformamos en oraci\u00f3n o bien oramos convirti\u00e9ndonos<\/em> a la profundidad de esas experiencias humanas.
\nAprender a vivir aqu\u00ed y ahora es aprender a orar, cuyo camino pasa por este dif\u00edcil aprendizaje de la presencia. Me dices en tu carta que est\u00e1s preocupada porque no sabes si Dios escucha tus rezos,<\/em> si Dios est\u00e1 presente…. Por mi parte, me interesa saber si est\u00e1s t\u00fa presente en tu propia experiencia de oraci\u00f3n: \u00a1lejos de m\u00ed el dudar que Dios quiera comunicar contigo, que desee hablarte, estar contigo\u2026 en plan de amigos! Siguiendo con un poco de orden, comenzar\u00e9 reflexionando sobre algunas condiciones para poder rezar, para presentarte, despu\u00e9s, un m\u00e9todo de oraci\u00f3n y los criterios para evaluar su autenticidad.
\n 
\n1.1. Preparaci\u00f3n corporal y equilibrio ps\u00edquico<\/strong>
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\nAnte todo la oraci\u00f3n, querida Merche, exige una buena relaci\u00f3n corporal y, al menos, un m\u00ednimo de equilibrio ps\u00edquico. En este momento, quiz\u00e1 te sientas m\u00e1s atra\u00edda por la atenci\u00f3n otorgada a la preparaci\u00f3n corporal y al equilibrio ps\u00edquico de los que hablan los m\u00e9todos orientales. Te invito a leer algunas p\u00e1ginas de la Vida<\/em> de Teresa para demostrarte c\u00f3mo del conjunto de la doctrina teresiana sobre la oraci\u00f3n se deduce precisamente la exigencia de un equilibrio f\u00edsico y ps\u00edquico para la misma. Personas que est\u00e9n cansadas f\u00edsicamente o d\u00e9biles en su psique no podr\u00e1n practicarla con provecho; mas a\u00fan, para ellas la oraci\u00f3n puede constituir un serio peligro que provoque infecundos cansancios e in\u00fatiles desequilibrios mentales.
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\n1.2. El deseo de orar<\/strong>
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\nEst\u00e1 claro que la oraci\u00f3n no puede ser propuesta como ejercicio de mortificaci\u00f3n, como un \u00abestar all\u00ed\u00bb por la fuerza. \u00a1Cu\u00e1ntas veces has dejado de rezar precisamente porque te lo han impuesto! Mejor el \u00abquiero orar\u00bb que el \u00abtengo que orar\u00bb o el \u00abdeber\u00eda rezar m\u00e1s…\u00bb. Si me dices que \u00absientes ganas de orar\u00bb, quiere decir que est\u00e1s dispuesta a comprometer tu tiempo, tu psicolog\u00eda, tu cuerpo, tu forma de ver las cosas. Est\u00e1s dispuesta a ofrecer tu espacio vital a la acci\u00f3n de Dios.
\nEn la oraci\u00f3n, como en la vida, hace falta una buena dosis de discreci\u00f3n y de sentido com\u00fan, que no es lo mismo que \u00ablaxismo\u00bb. Esto lo entendi\u00f3 muy bien Teresa: \u00abPorque muy muchas veces (yo tengo grand\u00edsima experiencia de ello, y s\u00e9 que es verdad, porque lo he mirado con cuidado y tratado despu\u00e9s a personas espirituales), que viene de indisposici\u00f3n corporal…; y las mudanzas de los tiempos y las vueltas de los humores muchas veces hacen que, sin culpa suya, no pueda hacer lo que quiere, sino que padezca de todas maneras; y mientras m\u00e1s la quieren forzar en estos tiempos, es peor, y dura m\u00e1s el mal; sino que haya discreci\u00f3n para ver cu\u00e1ndo es de esto, y no la ahoguen a la pobre. Entiendan son enfermos; m\u00fadese la hora de la oraci\u00f3n, y hartas veces ser\u00e1 algunos d\u00edas<\/em>\u00bb (V<\/em> 11,15).
\nSi del libro de la Vida<\/em> pasas a otras obras suyas como El Camino de perfecci\u00f3n <\/em>o el Castillo interior<\/em>(tambi\u00e9n llamado Las Moradas)<\/em> encontrar\u00e1s que el consejo positivo siempre es el mismo: no atormentarse ni forzar al alma. No pocas personas \u2013dice la Santa\u2013 han arruinado su salud por \u00abla mucha penitencia y oraci\u00f3n y vigilias\u00bb. El remedio teresiano, para evitar un \u00ababobamiento\u00bb m\u00edstico en la oraci\u00f3n, es muy sencillo: comer, dormir y no hacer tanta penitencia, hasta que vuelven las fuerzas y con ellas el equilibrio necesario para una vida de oraci\u00f3n que, como te dec\u00eda, exige una mente sana y abierta (cf. M<\/em> IV,3,11-14).
\nEl mismo hecho del deporte, la distensi\u00f3n f\u00edsica y psicol\u00f3gica ayudan a la oraci\u00f3n. Es m\u00e1s, cuando estos no se dan, es mejor que te dediques a otras obras de virtud o incluso al simple recreo o a la distensi\u00f3n para poder rezar mejor en otro momento. Es un pecado contra la misma oraci\u00f3n hacerla odiosa por la intransigencia que no tiene en cuenta las dificultades objetivas y subjetivas de tu persona.
\n 
\n1.3. Algunas actitudes que constituyen la preparaci\u00f3n de la oraci\u00f3n<\/strong>
\n 
\nMe cuentas que han sido diversas las circunstancias que te han llevado a \u00abquerer aprender a rezar\u00bb. Me alegra escuch\u00e1rtelo.<\/em> En realidad, la oraci\u00f3n fluye de la vida; requiere un vivir l\u00facido, despierto, capaz de ver lo real, de llamar a las cosas por su nombre. Necesita de \u00abbuenas relaciones\u00bb. Si eres incapaz de entrar en el dinamismo del dar\/recibir con tus amigos y amigas, no te enga\u00f1es, tampoco lo har\u00e1s con Dios.
\nEl mismo gran silencio de la oraci\u00f3n se prepara cultivando peque\u00f1os silencios en la vida y haciendo crecer el sentido del respeto al misterio personal de la existencia. Se trata de un silencio que favorece la profundidad y la unificaci\u00f3n. Como sabes, el lenguaje de la oraci\u00f3n es el lenguaje del amor. Y el amor tiene un camino bien trazado que va desde las palabras al silencio. Pues bien, el silencio de la oraci\u00f3n ser\u00e1 la cima de tu palabra: \u00abEl fruto del silencio es la oraci\u00f3n; el fruto de la oraci\u00f3n es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el silencio<\/em>\u00bb (Madre Teresa).
\nEl mismo voluntariado, que realizas alg\u00fan fin de semana, no est\u00e1 lejos de la oraci\u00f3n aut\u00e9ntica. A trav\u00e9s del servicio, te est\u00e1s comprometiendo con la necesidad que sientes de cambiar las cosas y, al mismo tiempo, est\u00e1s tomando conciencia de lo limitado de tu esfuerzo humano. Ser\u00e1 precisamente esta conciencia de tu limitaci\u00f3n, la que puede llevarte a no regatear esfuerzos para abatir las barreras de tu propia humanidad y lanzarte a trascender tus propios l\u00edmites. Por esta raz\u00f3n, actitudes como el realismo, el respeto, la generosidad, la gratuidad, el silencio, la libertad, el compromiso, la acogida, el agradecimiento\u2026 constituyen la mejor preparaci\u00f3n existencial para la oraci\u00f3n.
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\n1.4. Un m\u00e9todo de oraci\u00f3n<\/strong>
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\nSon muchos los caminos que conducen hacia Dios. Es necesario que t\u00fa sigas uno paso a paso, con seriedad y constancia; s\u00f3lo uno\u2026 hasta hacer realidad el sue\u00f1o de Dios sobre ti. Al principio quiz\u00e1 tengas que superar el af\u00e1n de novedad, de eficacia y rendimiento y, sobre todo, la apat\u00eda y la inconstancia.
\nAunque en estas p\u00e1ginas te presente el camino recorrido por Teresa, tendr\u00e1s que ser t\u00fa misma quien descubra tu propio camino y recorrerlo con todas las peculiaridades de la realidad individual. Cada uno de nosotros es \u00fanico para Dios, y Dios tiene una iniciativa particular para cada uno de nosotros. Necesitas, pues, discernir y descubrir la personalizaci\u00f3n del camino, la acomodaci\u00f3n del camino a tu propia realidad personal. Quiz\u00e1 para dar este paso necesites una gu\u00eda, de alguien que, con sabidur\u00eda y experiencia, te ayude a conocer cu\u00e1l es la forma de rezar que m\u00e1s se adapta a tu persona. Pero, de esto, te hablar\u00e9 en otro momento. Ahora quisiera concentrarme contigo en los tres niveles o etapas fundamentales del m\u00e9todo teresiano: la concentraci\u00f3n, el recogimiento y la comuni\u00f3n.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Recursos para la concentraci\u00f3n <\/em>en la oraci\u00f3n<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEntre los presupuestos de la oraci\u00f3n, te citaba la buena relaci\u00f3n con tu cuerpo y el equilibrio ps\u00edquico. Considero importante insistir sobre este aspecto. Si no logras pacificar tu sistema nervioso ser\u00e1 dif\u00edcil gustar<\/em> tus ratos de oraci\u00f3n. Y si la oraci\u00f3n no es saboreada, antes o despu\u00e9s, la abandonar\u00e1s. Las siguientes consideraciones acerca del lugar, el tiempo, la postura, etc., pueden parecerte superficiales, pero son importantes por condicionar todo el resto del proceso.
    \n 
    \n2.1. El lugar<\/strong>
    \n 
    \n\u00abNi en este monte ni en Jerusal\u00e9n…\u00bb (Jn 4,22). Sin sacralizar ning\u00fan lugar ni plantear exigencias desmedidas en relaci\u00f3n con la cantidad y la calidad del espacio apropiado para la oraci\u00f3n, la elecci\u00f3n del lugar vendr\u00e1 dada por las posibilidades; eligiendo entre ellas las que m\u00e1s favorezcan tu silencio o re\u00fanan unas m\u00ednimas condiciones de temperatura, ambiente acogedor, comodidad, etc. Pudiendo hacerlo, es importante que busques un lugar distinto del habitual donde trabajas, para \u2013entre otras cosas\u2013 impedir posibles asociaciones que puedan distraerte. La misma est\u00e9tica del lugar, sobre todo en un primer tiempo, puede ayudar a concentrarse en la oraci\u00f3n.
    \nDicho esto, est\u00e1 claro que la experiencia de Dios es imprevisible en cuanto al lugar, a las circunstancias o al momento donde se vive. En cualquier espacio, situaci\u00f3n o tiempo puede estar esper\u00e1ndote el Se\u00f1or para abrirte<\/em> a su experiencia. Puede ser una huella, un gozo inmenso, una sensaci\u00f3n de que todo est\u00e1 bien y en su sitio; puede ser \u00abun dentro\u00bb o profundidad que se intuye en un objeto, en una persona, en la rama de un \u00e1rbol o dentro de ti misma.
    \nPuede ser la brisa suave de la ma\u00f1ana y sentir que en ella \u00abrespiras a Dios…\u00bb, que te envuelve en el aire que respiras…; o, al tocar con tus dedos algo, sentir una profundidad, una solidez y consistencia mas all\u00e1 del objeto, como \u00abtocando\u00bb al mismo Absoluto que te da consistencia. Puede ser undesbordarse<\/em> tu manantial interior que inunda todo tu ser del agua viva, del agua del Esp\u00edritu.
    \nNuestra monja andariega ten\u00eda las ideas claras al respecto: \u00abRecia cosa ser\u00eda que s\u00f3lo en los rincones se pudiese hacer oraci\u00f3n\u00bb. La raz\u00f3n es \u00e9sta: \u00abEl verdadero amante en toda parte ama y siempre se acuerda del amado\u00bb (F<\/em> 5,16). En cualquier lugar, por tanto, puede surgir la experiencia de Dios. Cuando est\u00e1s sentada bajo una encina o cuando entras en el metro de Madrid. En este mismo momento en que est\u00e1s leyendo mi carta, en la penumbra de la iglesia o en el mercado, junto al lecho de un enfermo o en medio de tu trabajo diario… Puedes percibir esa presencia reveladora de Dios cuando est\u00e1s rezando un salmo o cuando est\u00e1s ordenando la mesa de tu despacho… Acaecer<\/em> en un instante del amanecer, cuando abres la ventana de tu habitaci\u00f3n o cuando est\u00e1s subiendo la escalera\u2026
    \nAll\u00e1 donde est\u00e9s, lo importante es que consigas \u00abestar a solas\u00bb. Lo pongo entre comillas porque son palabras de Teresa. El \u00aba solas\u00bb en este caso no quiere decir aislamiento f\u00edsico sino, m\u00e1s bien, plenitud de relaci\u00f3n, concentraci\u00f3n en el Otro. La raz\u00f3n que da Teresa para estar a solas, huye de toda complicaci\u00f3n psicol\u00f3gica: \u00abQue as\u00ed lo hac\u00eda \u00c9l siempre que oraba, y no por su necesidad, sino por nuestro ense\u00f1amiento<\/em>\u00bb (C<\/em> 24,4). En efecto, como has le\u00eddo el Evangelio sabes que Jes\u00fas se retiraba de noche a orar (cf. Lc 6,12)… Se adentraba en la soledad de lugares silenciosos y des\u00e9rticos (cf. Mc 1,35)… Despu\u00e9s de algunas actividades, se alejaba a parajes solitarios para entregarse a largos ratos de oraci\u00f3n (cf. Lc 9,18)… Los cuarenta d\u00edas del desierto, antes de su vida p\u00fablica, sin duda, son una experiencia de despojo, de silencio, de soledad y de oraci\u00f3n (cf. Mt 4,1). Podemos decir que toda la vida de Jes\u00fas est\u00e1 enmarcada en espacios de oraci\u00f3n, en momentos de entrega a la vivencia de una intima uni\u00f3n con su Padre Dios, en soledad y adoraci\u00f3n.
    \n 
    \n2.2. El tiempo<\/strong>
    \n 
    \nEn cuanto al tiempo \u2013por la ma\u00f1ana, por la tarde o por la noche\u2013, las diferencias individuales son tan grandes y los condicionamientos tan obvios que cada persona deber\u00e1 elegir cuidadosamente y con realismo el momento de su oraci\u00f3n.
    \nExisten variables (la tensi\u00f3n arterial, la mayor o menor facilidad para hacer la digesti\u00f3n de las comidas, la propensi\u00f3n al sue\u00f1o, etc.) que hay que tener en cuenta, atendiendo a la experiencia de cada cual. Y esa misma experiencia dictar\u00e1 tambi\u00e9n la duraci\u00f3n que debe tener tu oraci\u00f3n. Por ejemplo, los d\u00edas que est\u00e1s muy ocupada en el trabajo, bastar\u00e1 un ritmo aproximado de veinte minutos para que la oraci\u00f3n deje en ti una profunda huella, si la haces correctamente. El problema de la oraci\u00f3n remite m\u00e1s a la calidad de la comunicaci\u00f3n o del silencio que a la cantidad de los \u00abrezos\u00bb.
    \n 
    \n2.3. La postura<\/strong>
    \n 
    \nLa postura forma parte de la comunicaci\u00f3n no verbal, tan importante. Con tu cuerpo, con tu postura, est\u00e1s expresando la percepci\u00f3n que tienes de Dios. En este sentido, el cuerpo es la encarnaci\u00f3n de tu deseo de orar, de tu voluntad de meditar. \u00bfCu\u00e1l es la mejor postura? Aquella que permita, con un m\u00ednimo de tensi\u00f3n y de esfuerzo, la respiraci\u00f3n abdominal. La espalda y la cabeza deben estar rectas, apoyadas firmemente en su base, de manera que una l\u00ednea vertical pase por la cabeza y recorra la columna. Sentada en una silla que favorezca esta posici\u00f3n, o sobre un banquillo (versi\u00f3n occidental de la tradicional postura japonesa, consistente en sentarse sobre los talones), con los brazos y las manos relajados, apoyados sobre los muslos o en leve contacto de las manos entre si sobre el regazo.
    \nCuando est\u00e9s sola haciendo oraci\u00f3n, tu postura puede ser m\u00e1s variada e incluso puede acomodarse a las im\u00e1genes o sentimientos dominantes para reforzar corporalmente, con un lenguaje no verbal, los contenidos de tu consciencia: de pie, postrada, brazos abiertos, extendidos, suplicantes, confiados… Santa Teresa, por seguir con su ejemplo, oraba en la posici\u00f3n que hoy se llama \u00abde las carmelitas\u00bb, es decir, sentada sobre los talones. Una posici\u00f3n normal entonces y que hoy es aconsejada por los maestros de meditaci\u00f3n. Los valores de esta postura son un cierto relajamiento del cuerpo, un descenso del centro de gravedad, una actitud de espera, de escucha, de receptividad. Esta postura favorece aquella uni\u00f3n en la que parece que la persona est\u00e1 concentrada como en un punto: \u00abEl cuerpo no querr\u00edan se menearse, que de entre las manos le parece que se le ha de ir aquel bien; ni resollar algunas veces no querr\u00eda\u2026<\/em>\u00bb (V<\/em>15,1).
    \nLa postura, como es l\u00f3gico, cambiar\u00e1 seg\u00fan el escenario de la oraci\u00f3n. Cuando vayas al campo o en alg\u00fan lugar que puedas pasear, tu mismo caminar lento, sinti\u00e9ndote consciente de tus sensaciones, puede ayudarte a seguir una oraci\u00f3n r\u00edtmica, acompasada con tus pasos. Sin pretenderlo, viene a mi mente el Camino de Santiago (por cierto, sigue mi invitaci\u00f3n para hacerlo el pr\u00f3ximo agosto): paso a paso, kil\u00f3metro a kil\u00f3metro, sendero tras sendero\u2026 \u00a1C\u00f3mo no pensar en tu vida, en tu relaci\u00f3n contigo misma, con los dem\u00e1s, con Dios\u2026!
    \nEn postura sedente, mantener los ojos cerrados o abiertos depende de las distintas t\u00e9cnicas oracionales. Teresa aconsejaba que se mantuvieran los ojos cerrados (cf. C<\/em> 26,1; 28,6; 34,12). Hoy quiz\u00e1 te parezca demasiado intimista este tipo de oraci\u00f3n. No importa. Abre bien tus ojos si de lo que se trata es de leer el lenguaje de tu cuerpo, de reconocer su significaci\u00f3n.
    \nConcluyo el asunto de las posturas record\u00e1ndote que, si durante la oraci\u00f3n te sobreviene el deseo de cambiarla, antes de hacerlo, es interesante que veas de d\u00f3nde viene ese deseo y lo que significa tal cambio. En general, es m\u00e1s conveniente que permanezcas quieta en la misma postura, concentr\u00e1ndote de manera relajada en aquello que reclama tu atenci\u00f3n: una molestia f\u00edsica, un dolor, etc. Si, con todo, crees oportuno el cambio, hazlo muy lentamente, concentr\u00e1ndote en el movimiento, y escuch\u00e1ndolo para releerlo en clave de oraci\u00f3n.
    \n 
    \n 
    \n2.4. Escucha tu cuerpo<\/strong>
    \n 
    \nUna vez escogida la postura, presta atenci\u00f3n a tu cuerpo, escucha sus tensiones. Aquellas que sean voluntarias y conscientes ser\u00e1n m\u00e1s f\u00e1ciles de relajar despu\u00e9s de haber percibido qu\u00e9 hac\u00edan en tu cuerpo. Frecuentemente sirve de ayuda preguntar al cuerpo directamente c\u00f3mo est\u00e1, y esperar un minuto o dos en silencio para o\u00edr su respuesta a trav\u00e9s de alguna sensaci\u00f3n concreta. A algunos les puede parecer extra\u00f1o este di\u00e1logo con el cuerpo; sin embargo, de una manera menos consciente, lo estamos haciendo constantemente. Realizarlo con plena lucidez nos permite adentrarnos m\u00e1s real\u00edsticamente en lo que estamos sintiendo y nos evitar\u00e1 somatizaciones neur\u00f3ticas. El minuto o dos de silencio para esperar la contestaci\u00f3n tiene la misi\u00f3n de frenar las habituales respuestas mentales que nos distraen de las sensaciones corporales. Debemos dar nombre a las sensaciones que tengamos, pues es la \u00fanica manera de dialogar con ellas y de comenzar la oraci\u00f3n desde nuestra autenticidad.
    \nA continuaci\u00f3n, dirige la atenci\u00f3n a la respiraci\u00f3n, sin controlarla, solamente observ\u00e1ndola y cayendo en la cuenta de c\u00f3mo se est\u00e1 produciendo. Para ello, si est\u00e1s respirando con el diafragma centrar\u00e1s la atenci\u00f3n en el abdomen. Puede ayudarte tambi\u00e9n prestar atenci\u00f3n al labio superior y a la nariz y seguir desde ah\u00ed el itinerario del aire al entrar y salir de tus pulmones.
    \nRecuerda, Merche, que no debe existir dicotom\u00eda entre tu cuerpo y tu alma en la oraci\u00f3n, sino una sabia integraci\u00f3n, una progresiva asunci\u00f3n de los sentidos externos. Te dar\u00e1s cuenta que, a medida que crece la oraci\u00f3n, abundar\u00e1 tambi\u00e9n en tu cuerpo, la tranquilidad y la alegr\u00eda.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. El camino hacia el recogimiento<\/em><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nEn la metodolog\u00eda de Teresa de Jes\u00fas, despu\u00e9s de la concentraci\u00f3n, de la superaci\u00f3n de los condicionamientos psicof\u00edsicos, resulta fundamental ocuparse de los sentidos internos y externos, los cuales tienen que ser conducidos suavemente hacia la presencia del Otro del que nos\u00a0 sabemos amados.
      \nSi te acostumbras a la soledad ser\u00e1 relativamente f\u00e1cil reconvertir las funciones de los sentidos externos: ver, hablar, escuchar\u2026 No es tan f\u00e1cil, en cambio, reconvertir las funciones de los sentidos internos: intelecto, voluntad, imaginaci\u00f3n. Esta \u00faltima, seg\u00fan la Santa, te puede dar mucha guerra. Te sugiero algunos recursos, siempre seg\u00fan los consejos de Teresa.
      \n 
      \n 
      \n3.1. Un libro para alimentarse y recogerse<\/strong>
      \n 
      \nEn el libro de la Vida <\/em>\u00a0Teresa muestra c\u00f3mo, en la larga tarea de los inicios de su vida de oraci\u00f3n, encuentra una primera ayuda en los libros: \u00abJam\u00e1s osaba comenzar tener oraci\u00f3n sin un libro… Con este remedio, que era como una compa\u00f1\u00eda o escudo en que hab\u00eda de recibir los golpes de los muchos pensamientos, andaba consolada<\/em>\u00bb (V<\/em> 4,9). De esta experiencia proviene su consejo: \u00abEs gran remedio tomar un libro de romance bueno, aun para recoger el pensamiento, para venir a rezar bien vocalmente, y poquito a poquito ir acostumbrando el alma con halagos y artificio, para no amedrentarla<\/em>\u00bb (C<\/em> 26,10).
      \n\u00bfQu\u00e9 tipo de libros?,<\/em> me preguntar\u00e1s. Seg\u00fan nuestra doctora, el libro mejor es la Sagrada Escritura: \u00abSiempre yo he sido aficionada, y me han recogido m\u00e1s las palabras de los evangelios que libros muy concertados; en especial, si no era el autor muy aprobado, no los hab\u00eda gana de leer<\/em>\u00bb (C<\/em>21,4). Creo que este consejo te puede servir todav\u00eda hoy. Por internet<\/em> recibes, todos los lunes, la lectio<\/em>divina<\/em> del domingo. Se trata de aprender a rezar con la Palabra y a trav\u00e9s de la Palabra; si en grupo, mejor.
      \n 
      \n3.2. La naturaleza, libro abierto que habla de Dios<\/strong>
      \n 
      \nLa contemplaci\u00f3n de la naturaleza es un libro abierto que habla de Dios. Como te sucedi\u00f3 en el monte Cristallo, no te faltar\u00e1n ocasiones para poder abismarte<\/em> en Dios a trav\u00e9s de la contemplaci\u00f3n de todo lo creado. Te cont\u00e9 que estuve el verano pasado en Patagonia. Me llevaron a visitar el Glaciar Moreno: 45 Km. de hielo; trozos que se desprend\u00edan de sus alt\u00edsimas paredes produciendo un ruido ensordecedor\u2026 Delante de aquella octava maravilla del mundo \u2013as\u00ed la llaman los argentinos y raz\u00f3n tienen\u2013 me vino espont\u00e1neo exclamar: \u00abhielos, bendecid al Se\u00f1or\u00bb.
      \nA veces, el mejor libro es la misma naturaleza: \u00abAprovech\u00e1bame<\/em> a mi tambi\u00e9n ver campo, o agua, flores. En estas cosas hallaba yo memoria del Criador, digo, que me despertaban y recog\u00edan y serv\u00edan de libro<\/em>\u00bb (V<\/em> 9,5). Concentrarte en la observaci\u00f3n de la naturaleza, te ayudar\u00e1 a entender no s\u00f3lo la acci\u00f3n del Creador sino los secretos de su comunicaci\u00f3n con los hombres, contigo misma.
      \nSumerge tus sentidos externos e internos en la contemplaci\u00f3n de la naturaleza para entrar en contacto con Dios; descubre en toda criatura la revelaci\u00f3n de su amor. Todo est\u00e1 penetrado de su presencia. Qu\u00e9 bien entendi\u00f3 todo esto, el gran amigo de Teresa, Juan de la Cruz. Te cito simplemente la estrofa quinta del C\u00e1ntico espiritual:<\/em><\/p>\n

      \u00abMil gracias derramando<\/em><\/p>\n

      pas\u00f3<\/em> por estos sotos con presura,<\/em><\/p>\n

      y<\/em>, y\u00e9ndolos mirando,<\/em><\/p>\n

      con<\/em> sola su figura<\/em><\/p>\n

      vestidos<\/em> los dej\u00f3 de hermosura<\/em>\u00bb.<\/p>\n

       
      \n3.3. La imagen como pedagog\u00eda para la mirada contemplativa<\/strong>
      \n 
      \nLa imagen sirve para este fin: hacer presente al Se\u00f1or, personalizar la relaci\u00f3n con \u00c9l, educarse para la mirada de amor que luego tiene que interiorizarse. En realidad, la oraci\u00f3n de Teresa tiende a ser, en su simplicidad, contemplativa: un intercambio de miradas, un lenguaje de los ojos, que empieza precisamente por la contemplaci\u00f3n externa de una imagen para convertirse en mirada interior.
      \nLa pedagog\u00eda de la imagen est\u00e1 convalidada por una larga tradici\u00f3n de la Iglesia con su Iconograf\u00eda. Basta recordar, por ejemplo, que Teresa comienza su relaci\u00f3n con Cristo a trav\u00e9s de la imagen que se hallaba en casa de su padre y que ella llev\u00f3 al convento: la representaci\u00f3n de la escena evang\u00e9lica de Jes\u00fas con la Samaritana. Hoy vivimos en la cultura de la imagen: una obra de arte, un film, un power<\/em> point<\/em>\u2026 son mediaciones para poder nutrir la mirada contemplativa.
      \n 
      \n3.4. La oraci\u00f3n vocal: iniciaci\u00f3n al di\u00e1logo<\/strong>
      \n 
      \nEn la oraci\u00f3n es importante saber, antes de nada, qui\u00e9nes somos y con qui\u00e9n hablamos. Entonces las palabras se cargan de sentido y adquieren una profundidad contemplativa desconocida. Nos hallamos ante un requisito de la oraci\u00f3n, que es la oraci\u00f3n mental.
      \nPuedes leer el comentario de Teresa al Padre nuestro. <\/em>Cada una de las palabras del Padrenuestro tiene una profundidad que s\u00f3lo se puede descubrir a trav\u00e9s de una prolongada y repetida contemplaci\u00f3n. Se trata, por tanto, de recitar breves frases de la Biblia, de los salmos, detenerse en ellas, saborearlas, cargarlas de sentido o dejarse prender por las m\u00faltiples resonancias de una oraci\u00f3n que se ilumina desde dentro.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. El recogimiento<\/em><\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nPoco a poco\u2026 conseguir\u00e1s un movimiento de interiorizaci\u00f3n que te permitir\u00e1 no solo estar a solas con tu Amigo sino, sobre todo, gustar y gozar con su amistad. San Ignacio de Loyola formul\u00f3 esta direcci\u00f3n atinadamente cuando afirm\u00f3: \u00abNo el mucho saber harta y satisface al \u00e1nima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente<\/em>\u00bb (Ejercicios Espirituales<\/em>, 2).
        \nAunque te resulte quiz\u00e1 m\u00e1s dif\u00edcil mantener la atenci\u00f3n, estamos ante el punto central de lo que te quiero comunicar en esta carta: llegar a la meta de la uni\u00f3n con Dios a trav\u00e9s del recogimiento. Dice Teresa: \u00abLl\u00e1mase<\/em> recogimiento, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de s\u00ed con su Dios..<\/em>.\u00bb (cf. C<\/em> 28, 4). No olvides que \u00a1Dios est\u00e1 dentro de ti! La interioridad asegura no s\u00f3lo la apertura de Dios hacia ti, sino tambi\u00e9n tu misma apertura hacia el encuentro de comuni\u00f3n con \u00c9l, tu Amigo. \u00a1Qu\u00e9 dif\u00edcil es rezar cuando falta la morada interior,<\/em> el lugar donde descansar, el espacio que facilita tu propia pacificaci\u00f3n! Es la morada interior la que te permitir\u00e1 ir por el mundo como una persona integrada, unificada y, siguiendo el lenguaje de los m\u00edsticos, simple. En este encuentro, en tu morada interior, aunque es Dios el que toma siempre la iniciativa, no puede faltar tu esfuerzo y determinaci\u00f3n: \u00abSi quisiere el Se\u00f1or levantaros a grandes cosas, que halle en vos aparejo, hall\u00e1ndoos cerca de S\u00ed<\/em>\u00bb (C <\/em>29,8).
        \nPara lograr este recogimiento necesitar\u00e1s separar a los sentidos de sus objetos para concentrarlos dentro de ti, donde tienen una posibilidad de realizaci\u00f3n plena en la relaci\u00f3n con Dios. Comprobar\u00e1s si has logrado recogerte<\/em> en la oraci\u00f3n de advertir una serie de efectos psicol\u00f3gicos y espirituales. Los primeros proporcionan los elementos de experiencia inmediata (dominio del propio cuerpo y de los sentidos); los segundos son la garant\u00eda de una autenticidad (logro de las virtudes, fuerza de voluntad para vencer las dificultades\u2026).
        \nEl recogimiento es tambi\u00e9n capacidad de escucha. Y a la escucha seguir\u00e1 el coloquio, la respuesta. Orar es responder, hablar despu\u00e9s de haber escuchado, despu\u00e9s de haberse encontrado en la presencia y en la mirada. Entonces, el coloquio fluye espont\u00e1neamente con palabras simples, conscientes de que qui\u00e9n nos ama, mira y escucha. Hablar, en este caso, es el ejercicio de una amistad que crece con la comunicaci\u00f3n y se enfr\u00eda con la falta de relaciones. La observaci\u00f3n teresiana revela su fina psicolog\u00eda: \u00abEl no tratar con una persona causa extra\u00f1eza, y no saber como hablarnos con ella, que parece no la conocemos, y aun aunque sea deudo, porque deudo y amistad se pierde con la falta de comunicaci\u00f3n<\/em>\u00bb (C<\/em>26,9). Mientras te esforzabas por concentrarte, prevalec\u00eda tu oraci\u00f3n vocal; ahora, al hablar en la oraci\u00f3n de recogimiento, inicias una operaci\u00f3n interior, sin rumor de palabras, sin esfuerzo de conceptos, con la alegr\u00eda de sentirte escuchada.
        \n 
        \n 
        \n5. La comuni\u00f3n con Cristo<\/strong>
        \n 
        \nLlegamos al final del m\u00e9todo teresiano. A medida que aumentan los efectos propios de esta oraci\u00f3n, aflora la exigencia totalitaria del amor de Dios que lo exige<\/em> todo, porque lo ofrece todo. Se pasa as\u00ed al punto de llegada de la oraci\u00f3n de recogimiento: estar en la presencia de Dios, escucharle interiormente, hablarle, mirarle con amor. \u00abRecogerse\u00bb no es un fin en si mismo, sino el medio para estar m\u00e1s presente al Otro. La conciencia de estar ante alguien favorece el esfuerzo psicol\u00f3gico y espiritual necesario para el recogimiento. Tambi\u00e9n es bello descubrir la propia interioridad como una posibilidad de realizaci\u00f3n interior. Pero el descubrimiento de uno mismo como castillo<\/em> ser\u00eda insignificante, si no se descubre al mismo tiempo a Aqu\u00e9l que habita dentro de nosotros o en cuya presencia caminamos. El recogimiento sin el descubrimiento de Cristo ser\u00eda como un cielo sin Dios.
        \nEn este momento de la oraci\u00f3n, todo esfuerzo es recompensado. Si al principio eras t\u00fa la que intentaba ponerse en la presencia de Jes\u00fas, ahora es el mismo Cristo quien sale al encuentro tuyo y te hace part\u00edcipe de su vida, gui\u00e1ndote por caminos que t\u00fa desconoc\u00edas hasta ahora: \u00abPara venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes<\/em>\u00bb (Juan de la Cruz, Subida<\/em> I, 13, 6).
        \nEs la llamada de Dios que te invita a su \u00edntima amistad y, a su vez, impulso para crecer que sientes en tu centro personal. M\u00e1s que b\u00fasqueda tuya, podr\u00e1s descubrir que eres buscada y atra\u00edda por Dios. Es San Agust\u00edn el que nos recuerda que hemos sido creados por Dios con esa sed de infinito y eternidad, con esa nostalgia de plenitud, y nos sentimos siempre seducidos por su luz, su vida y su amor: \u00abNos has creado para ti, y nuestro coraz\u00f3n estar\u00e1 inquieto hasta que descanse en ti<\/em>\u00bb (San Agust\u00edn,Confesiones<\/em>, I, 1).
        \nEn este momento de comuni\u00f3n con Dios, prevalece el ejercicio de la fe y del amor, no tanto el silencio o el esfuerzo de la concentraci\u00f3n psicol\u00f3gica. S\u00f3lo la fe y el amor son capaces de ir m\u00e1s all\u00e1 de las apariencias de la soledad psicol\u00f3gica para sumergirnos en la presencia del Dios Amor. La Santa describe magistralmente, a trav\u00e9s de la \u00abmirada\u00bb, esta relaci\u00f3n de atenci\u00f3n y de amor: \u00abQue est\u00e9 all\u00ed con El, callado el entendimiento. Si pudiere ocuparle en que mire que le mira, y le acompa\u00f1e, y hable, y pida\u2026<\/em>\u00bb (V<\/em> 13,22). Se trata de una relaci\u00f3n entre amigos que se entienden con s\u00f3lo mirarse: \u00abSe entienden Dios y el alma con s\u00f3lo quererlo \u00e9l. Sin otro artificio para darse a entender el amor que se tienen estos dos amigos. Como ac\u00e1 si dos personas se quieren mucho y tienen buen entendimiento, aun sin se\u00f1as parece que se entienden con s\u00f3lo mirarse. As\u00ed aqu\u00ed de hito en hito se miran estos dos amantes, como dice el esposo a la esposa en los Cantares..<\/em>.\u00bb (V 27,10).
        \nLa comuni\u00f3n con Dios llegar\u00e1 a su m\u00e1xime desarrollo cuando tu existencia se transforme en una vida contemplativa, capaz de descubrir y amar a Dios en todas las cosas y a todas en \u00e9l. Adem\u00e1s, ser\u00e1s capaz de irradiar a Dios en la vida, en el trabajo, en la convivencia con los dem\u00e1s.
        \n 
        \n4.1. La primac\u00eda del amor<\/strong>
        \n 
        \nEn la comuni\u00f3n con Dios prevalece el amor: \u00abNo est\u00e1 la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y as\u00ed, lo m\u00e1s os despertare a amar, eso haced<\/em>\u00bb (M<\/em> IV 1,7; F<\/em> 5,2). El contexto de esta cl\u00e1sica afirmaci\u00f3n teresiana, lo importante de la oraci\u00f3n no son los muchos discursos de una meditaci\u00f3n, sino el amor que de los mismos brota (M<\/em> IV 1,6). Por otra parte, no disminuye el valor de la oraci\u00f3n el hecho de estar a merced de las distracciones de la imaginaci\u00f3n, cuando se quiere estar de veras en la presencia del Se\u00f1or. \u00abDios nos es Amigo<\/em>\u00bb (cf. V<\/em> 8,5). Lo importante es amar, y todos somos capaces de vivir en el amor.
        \nEl epicentro de la oraci\u00f3n teresiana, por tanto, no es la mente ni el vientre \u2013como en el zen\u2013, sino m\u00e1s bien el coraz\u00f3n cual punto en el que se concentra todo la persona en oraci\u00f3n. Aumentar la calidad del amor significa no s\u00f3lo incrementar el n\u00famero de actos de amor, sino ser cada vez m\u00e1s consciente de que t\u00fa, por dentro, eres amor. Para esto, tu \u00abyo\u00bb se har\u00e1 cada vez m\u00e1s peque\u00f1o, a la vez que la presencia de Dios ir\u00e1 ocupando el hueco dejado por aqu\u00e9l y comprender\u00e1s lo que Dios ha hecho de ti: una persona destinada a ser lo que \u00c9l es, amor. En este sentido, podemos decir que la oraci\u00f3n es la expresi\u00f3n m\u00e1s genuina de lo que somos. En efecto, cuando una persona ama aut\u00e9nticamente se pone en contacto con la verdad m\u00e1s profunda, constitutiva de su ser, donde Dios resulta el fundamento \u00faltimo y al que no experimentamos sino de una manera profundamente espiritual.
        \nConcluyo dici\u00e9ndote que el m\u00e9todo mejor es el que te permite levantarte de la oraci\u00f3n con la sensaci\u00f3n de haber amado y haber sido amado (no se pueden separar el dar y el recibir en el amor, aunque unos \u00abroles\u00bb se caracterizan m\u00e1s por el dar, y otros por el recibir).
        \n 
        \n4.2. Un amor traducido en servicio<\/strong>
        \n 
        \nEsta experiencia de unidad y de comuni\u00f3n con Dios te ir\u00e1 llevando a una vivencia de amor profundo, de entrega y de disponibilidad para con todos. Un amor que se expresa en el compartir, dando y recibiendo lo que somos y lo que tenemos. Es as\u00ed como la experiencia de comuni\u00f3n con Dios, meta de tu oraci\u00f3n, te remite a la vida. Una vida que, trasformada por la oraci\u00f3n, ser\u00e1 decidida por el Amor. Ser\u00e1 la vida concreta, tu capacidad de donaci\u00f3n, de servicio a los dem\u00e1s, la que verificar\u00e1 si tu oraci\u00f3n est\u00e1 hecha en el nombre de Jes\u00fas. Si comienzas a creerte<\/em> una persona de oraci\u00f3n y dejas de servir, entonces no oras, quiz\u00e1 simplemente digas oraciones.
        \nEste amor trasformador te contagiar\u00e1 del Amor y Misericordia del Amado y sentir\u00e1s la necesidad de autentificar tu oraci\u00f3n optando por el servicio a los pobres, por acoger a todos, liberando a los que acepten la libertad para la cual nos liber\u00f3 Cristo, que es esencialmente la libertad de amar con obras y de verdad.
        \nOrar es realismo amoroso<\/em>. La misma contemplaci\u00f3n no puede ser pura fruici\u00f3n de un para\u00edso sino construcci\u00f3n de un reino en el que la tarea de ser hombre o mujer, comunidad y pueblo, resulta una tarea posible y no una utop\u00eda fuera de la historia, a\u00fan cuando el ser humano no cabe del todo dentro de la historia. La oraci\u00f3n, por lo tanto, no te encierra en el intimismo, sino que te abre a la vida y al Dios de la vida: \u00a1que d\u00e9 fruto y puedas reconocer como la fuente de esa vida al Se\u00f1or, orado, cre\u00eddo y vivenciado!
        \n 
        \n5. Los frutos de la oraci\u00f3n<\/strong>
        \n 
        \nS\u00e9 que muchas veces te surgen dudas sobre la autenticidad de tu propia oraci\u00f3n porque ves que no cambia nada, que todo sigue igual, que los problemas no se resuelven. Querida Merche, la gratuidad de la oraci\u00f3n no implica, como fruto, que cambien nuestras circunstancias o que se solucionen tus problemas porque has rezado un rosario o has ido a misa. En la oraci\u00f3n no cambian las cosas, cambias t\u00fa. L\u00f3gicamente cambiando t\u00fa, cambia tu modo de leer vida y de afrontar los problemas. \u00bfEn qu\u00e9 consiste ese cambio personal a trav\u00e9s de la oraci\u00f3n aut\u00e9ntica? Intentar\u00e9 describirlo con algunas breves pinceladas.
        \nAnte todo, en el ejercicio continuo del camino que est\u00e1s recorriendo, notar\u00e1s que te vas liberando de muchos ruidos, distorsiones y esclavitudes en tu cuerpo, en tu afectividad y en tu mente. De esta manera, vas sintiendo una mayor serenidad y quietud en tu cuerpo y en tus sentidos. Eres m\u00e1s consciente de ellos y percibes una mayor capacidad para estar donde est\u00e1s con los cinco sentidos y con todo nuestro cuerpo: est\u00e1s m\u00e1s concentrada, posees m\u00e1s paz y armon\u00eda. Eres capaz de escuchar a los dem\u00e1s con todo tu ser. Sientes, en definitiva, una mayor unificaci\u00f3n entre tu cuerpo y tu mente. Podr\u00e1s descubrir que estos efectos se van manifestando en dos aspectos distintos: la experiencia de Dios y la transformaci\u00f3n de tu vida.
        \n 
        \n 
        \n5.1. La experiencia de Dios<\/strong>
        \n 
        \nEl fruto de un camino de oraci\u00f3n es el encuentro con Dios. Uni\u00f3n con Dios que no es algo que \u00abse piensa\u00bb, ni algo que se queda en mero \u00abdeseo\u00bb, sino que es una realidad que se vive, que se siente y que se experimenta. La experiencia de Dios, del Dios real y verdadero, es el fruto de todo camino de oraci\u00f3n. Todo el proceso de tu oraci\u00f3n personal, comunitaria y eclesial y de tu actitud orante en la vida ordinaria deben disponerte y conducirte a ello. Los ratos de oraci\u00f3n, pues, deben disponerte a acoger y recibir el don gratuito de la presencia de Dios. \u00c9sa debe ser tu actitud ante el Se\u00f1or: recibir humildemente el regalo inmenso de su entrega, de su amor, de su presencia.
        \nUna experiencia de Dios que, adem\u00e1s de ser viva y verdadera, directa e inmediata, es imprevisible en cuanto al modo de vivirse. No puedes alimentar conceptos previos sobre ella, ni reflexiones de c\u00f3mo es, ni qu\u00e9 cualidades o aspectos tendr\u00e1. Esta experiencia de Dios conmover\u00e1 todo tu ser y te llenar\u00e1 de asombro. De un asombro que te sobrecoger\u00e1 porque est\u00e1s viviendo algo inefable y misterioso. Es como si de pronto experimentaras una ruptura de nivel, se abriese ante ti la dimensi\u00f3n profunda de todo y empezaras a ver el \u00abotro lado\u00bb, lo profundo y trascendente de toda persona, de toda criatura y de nosotros mismos. La brevedad de estas p\u00e1ginas no me lo permiten, pero creo que puedes intuir cu\u00e1nto sea particular y especial este modo de vivir la experiencia de Dios, esta forma de conocerlo. \u00a1Qu\u00e9 dif\u00edcil describirlo! En realidad, dice Juan de la Cruz, se siente, se experimenta y se expresa con palabras balbucientes…<\/p>\n

        \u00abY todos cuantos vagan<\/em><\/p>\n

        de<\/em> ti me van mil gracias refiriendo,<\/em><\/p>\n

        y<\/em> todos m\u00e1s me llagan,<\/em><\/p>\n

        y<\/em> d\u00e9jame muriendo<\/em><\/p>\n

        un<\/em> no s\u00e9 qu\u00e9 que quedan balbuciendo\u00bb<\/em> (Cb<\/em>, 7).<\/p>\n

        \n

        5.2. La transformaci\u00f3n de la vida<\/strong>
        \n 
        \nOtro fruto de la oraci\u00f3n es la transformaci\u00f3n de tu vida. La oraci\u00f3n superficial, realizada s\u00f3lo desde los niveles m\u00e1s externos de la persona, no transforma la vida de nadie. De ella s\u00f3lo surgen cambios externos y voluntaristas de la conducta, ya que los prop\u00f3sitos, los buenos deseos y los proyectos, por s\u00ed mismos, no afectan a las ra\u00edces profundas de la persona y, por tanto, no la transforman desde dentro.
        \nLa oraci\u00f3n cambia tu vida cuando se traslada, a trav\u00e9s del silencio, m\u00e1s all\u00e1 de toda forma y lenguaje orante a la palabra inenarrable que el Esp\u00edritu de Dios pronuncia en tu alma. Entonces, s\u00f3lo entonces, esa palabra del Esp\u00edritu, palabra de amor y de luz, empieza a informar, dar nueva forma desde dentro, a tus formas y modos de vida, a tu conducta, comportamientos, expresiones y actitudes.
        \nTu vida, transformada en la oraci\u00f3n, no est\u00e1 ya centrada sobre el yo sino sobre Dios. Este hecho te permitir\u00e1 percibir una sensaci\u00f3n de mayor estabilidad interior y una mayor seguridad en todas las dimensiones de una vida \u2013\u00a1tu vida!\u2013 apoyada en el ser, y no en el tener, en el poder ni en el saber. Ir\u00e1s experimentando no s\u00f3lo una mayor integraci\u00f3n y armon\u00eda en toda tu existencia, sino tambi\u00e9n una mayor integraci\u00f3n de toda la realidad que te rodea: personas con las que convives y trabajas, circunstancias concretas y situaciones que se te presentan de modo imprevisible… Aumentar\u00e1 en ti la capacidad de comprensi\u00f3n y de tolerancia. Esto no significa indiferencia pasiva sino aceptaci\u00f3n cordial de las cosas como son, sin prejuicios ni rechazos. Lo cual no impide que hagamos lo posible por mejorar las cosas, siempre que sean mejorables.
        \nPara concluir: en la medida en que vayas absolutizando<\/em> al Absoluto, a Dios, ir\u00e1s experimentando todo lo dem\u00e1s como relativo. Quiz\u00e1 des excesiva importancia a las cosas, con sus consiguientes alteraciones emocionales. Con la oraci\u00f3n ir\u00e1s descubriendo un mayor sentido de todo, tal como es, sabiendo estimar las cosas en su justo valor. Este es el sentido de la poes\u00eda, que conoces a memoria, de Teresa:<\/p>\n

        \u00abNada te turbe,<\/em><\/p>\n

        nada<\/em> te espante,<\/em><\/p>\n

        todo<\/em> se pasa,<\/em><\/p>\n

        la<\/em> paciencia<\/em><\/p>\n

        todo<\/em> lo alcanza;<\/em><\/p>\n

        quien<\/em> a Dios tiene<\/em><\/p>\n

        nada<\/em> le falta:<\/em><\/p>\n

        s\u00f3lo<\/em> Dios basta\u00bb<\/em> (P 30).<\/p>\n

        Te dejo. Espero de no haberte aburrido o que me hayas tomado por un simple \u201cte\u00f3rico\u201d de la oraci\u00f3n. Yo, como t\u00fa, estamos en el camino del aprendizaje del amor. Y, ya sabes, \u00abse hace camino al andar\u2026\u00bb. A amar se aprende, amando. O, lo que es lo mismo, a orar se aprende orando.<\/p>\n

        Un abrazo muy fuerte,<\/p>\n

        Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda<\/p>\n

        \n

        \u00a0<\/strong>
        \nReferencias bibliogr\u00e1ficas<\/strong>:<\/em>
        \nAdem\u00e1s de las obras de los autores cl\u00e1sicos citados: SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras completas<\/em>, Madrid, Ediciones de Espiritualidad, 5<\/sup>1993; SANTA TERESA DE JES\u00daS, Obras completas<\/em>, Madrid, BAC,7<\/sup>1997; se puede ampliar el tema de la pedagog\u00eda de la oraci\u00f3n con estos autores: Jes\u00fas CASTELLANO CERVERA, Pedagog\u00eda de la oraci\u00f3n cristiana<\/em>, Barcelona, Centre de Pastoral Lit\u00fargica, 1993; Manuel J. FERN\u00c1NDEZ M\u00c1RQUEZ, Sabidur\u00eda del coraz\u00f3n. Hacia una pedagog\u00eda de la oraci\u00f3n,<\/em> Madrid, San Pablo,2<\/sup>1994; Jos\u00e9 Antonio GARC\u00cdA-MONJE, Unificaci\u00f3n personal y experiencia cristiana. Vivir y orar con la sabidur\u00eda del coraz\u00f3n<\/em>, Santander, Sal terrae, 2001.
        \n\u00a0<\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda \u00a0 Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda es profesor de Teolog\u00eda Espiritual en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma. \u00a0 S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO De manera sencilla y coloquial, a trav\u00e9s de una carta, y de la mano de los grandes maestros, especialmente Teresa de Jes\u00fas, el art\u00edculo se\u00f1ala los aspectos m\u00e1s relevantes de una pedagog\u00eda […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[1042,857,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8321"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8321"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8321\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8321"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8321"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8321"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}