{"id":8324,"date":"2006-01-01T00:00:54","date_gmt":"2005-12-31T22:00:54","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8324"},"modified":"2006-01-01T00:00:54","modified_gmt":"2005-12-31T22:00:54","slug":"educar-en-la-justicia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/educar-en-la-justicia\/","title":{"rendered":"Educar en la justicia"},"content":{"rendered":"

El problema de la justicia es uno de los m\u00e1s amplios, graves y urgentes<\/p>\n

de la sociedad contempor\u00e1nea; es el problema central de la sociedad mundial hoy<\/p>\n

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S\u00cdNODO DE OBISPOS 1971<\/p>\n

 
\nEl evangelio de la justicia forma parte esencial del mensaje de Jes\u00fas, de lo que \u00c9l ense\u00f1o y vivi\u00f3. Sus actitudes y su comportamiento son una postura permanente ante los pobres y desheredados de este mundo. Hoy, en una sociedad dominada por la injusticia y las m\u00e1s flagrantes desigualdades sociales, constituye el centro de referencia de todo esfuerzo evangelizador.
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\nComo punto de partida, dos actitudes me parecen indispensables. Por una parte, la conciencia clara de que el compromiso por la justicia hay que realizarlo hoy en un mundo profunda y estructuralmente injusto, en una sociedad fuertemente arraigada en el individualismo, que lo hace m\u00e1s dif\u00edcil y arduo. Por otra, ante la magnitud y envergadura de los problemas, la comunidad cristiana no puede sentirse impotente, renunciando a comprender los problemas y desentendi\u00e9ndose de todo eso. Es, quiz\u00e1s, el recurso de tantos que se refugian en su mundo privado, proclamando valores abstractos y prescindiendo de la conflictiva realidad social.
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\nEl compromiso por la justicia de la comunidad cristiana empieza haciendo el recorrido del samaritano, siendo ella misma samaritana<\/em> de coraz\u00f3n abierto, compasivo y solidario, capaz de expresar las exigencias de la justicia en el compartir. Del mismo modo que al samaritano \u201cse le movieron las entra\u00f1as a compasi\u00f3n\u201d y, por eso, se acerc\u00f3 al pr\u00f3jimo maltratado, le vend\u00f3, lo subi\u00f3 a su caballo, le condujo al mes\u00f3n y cuid\u00f3 de \u00e9l, as\u00ed tambi\u00e9n, ante el sufrimiento de los pobres, la Iglesia ha de verse alterada; tiene que descabalgarse y cargar con el peso de la marginaci\u00f3n. Para ello no precisa muchos documentos, sino convertirse y convertir sus estructuras y sus mediaciones, ajustar sus proyectos y estrategias pastorales, educar para la justicia y el compromiso.
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\nDesde esta experiencia es posible mirar la realidad social con ojos distintos con los que la mira el sistema; es decir, desde las v\u00edctimas, los pobres, los \u201cn\u00e1ufragos del sistema\u201d. Ciertamente, la educaci\u00f3n para la justicia tiene que ense\u00f1ar a mirar<\/em> (F. J. Vitoria<\/strong>). Quiz\u00e1s, con frecuencia, nuestro problema es que no queremos ver la realidad que hay delante. La epidemia de la ceguera<\/em> nos alcanza f\u00e1cilmente.
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\nLa mirada sobre la realidad, la aproximaci\u00f3n samaritana y el sufrimiento compartido generan no s\u00f3lo la cr\u00edtica y la denuncia, sino tambi\u00e9n un movimiento compasivo hacia los de abajo, que promueve la solidaridad, la acci\u00f3n por la justicia. Es claro que si nuestra sociedad democr\u00e1tica se sintiera realmente afectada y alterada por el grito de los pobres, cambiar\u00edan la planificaci\u00f3n y la ayuda al desarrollo que proponen y deciden nuestros responsables pol\u00edticos; ser\u00edan distintos los objetivos y prioridades econ\u00f3micas de cualquier presupuesto. Y es que el mundo se ve de distinta manera desde las favelas<\/em> que desde los palacios, desde las pateras<\/em> que cruzan el Estrecho que desde la orilla de la tierra prometida<\/em>, desde uno o desde el otro lado de la valla de espino. Y para hablar de justicia hay que empezar situ\u00e1ndose. La honradez con la realidad reclama una alteraci\u00f3n de nuestra mirada: mirar desde el otro y con los ojos del otro.
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\nSituada desde los pobres, alterando la mirada, es posible que en la comunidad cristiana despierte la conciencia social. Es decir, el acercamiento a la realidad, que mueve a situarse de parte de los necesitados, tiene que conducir a una aut\u00e9ntica conciencia social. No se trata simplemente de mover a una actitud compasiva, capaz de movilizarse para aliviar una situaci\u00f3n concreta. La educaci\u00f3n para la justicia no puede quedarse aqu\u00ed. Es preciso llegar a la capacidad de ver la gravedad de los problemas, de inferir las causas sociales y humanas, de percibir los mecanismos de la organizaci\u00f3n social, las contradicciones de la sociedad, las estructuras de pecado arraigadas en el entramado social; a la capacidad, especialmente, de pasar de la compasi\u00f3n por los pobres a la \u201ccausa de los pobres\u201d. No es, en modo alguno, un paso sencillo. Resulta arduo y complejo, porque no es f\u00e1cil percibir las estructuras y mecanismos que tejen la realidad social y, en particular, las situaciones de miseria, marginaci\u00f3n y violencia. Es m\u00e1s f\u00e1cil dejarse llevar por las\u00a0 explicaciones dominantes, que no tienen inter\u00e9s en mostrar las contradicciones del sistema. S\u00f3lo desde la reflexi\u00f3n y el sentido cr\u00edtico<\/em> es posible, quiz\u00e1s, llegar a superar las tergiversaciones, ocultamientos y medias verdades que se esconden en tantos proyectos y propuestas sociales. Por ello, la educaci\u00f3n para la justicia reivindica una actitud cr\u00edtica, porque s\u00f3lo desde una honda visi\u00f3n cr\u00edtica se llega a la conciencia social.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Hay que reconocer que en la actual situaci\u00f3n social de injusticia institucionalizada, la solidaridad representa el camino m\u00e1s efectivo para instaurar la igualdad social y restablecer las relaciones humanas desde la justicia. La instauraci\u00f3n de la justicia en nuestra sociedad necesita la solidaridad; y, por ello, la acci\u00f3n educativa debe desarrollar actitudes y comportamientos solidarios (Isaac D\u00edez<\/strong>). Traer m\u00e1s justicia e igualdad a nuestro mundo, tan desprovisto de ella, no es cosa de indignaciones pasajeras ni de sentimientos rosa. Requiere un cambio profundo, nuevos h\u00e1bitos del coraz\u00f3n<\/em>, nueva mentalidad, nuevo estilo de vida. Para mejorar la situaci\u00f3n de todos, especialmente de los excluidos y marginados del sistema, es necesario entrar en el dinamismo del compartir.
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\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>La educaci\u00f3n en la justicia ha de mover tambi\u00e9n a la acci\u00f3n, al cambio y transformaci\u00f3n (Mercedes M\u00e1s<\/strong>). Al ver y sentir, al situarse cr\u00edticamente ante la realidad, ha de seguir el actuar. El compromiso de la fe\u00a0 promueve el acercamiento, el an\u00e1lisis, la denuncia y la acci\u00f3n social. Estas acciones sociales\u00a0 exigen trabajo en equipo, reflexi\u00f3n, creatividad, programaci\u00f3n y evaluaci\u00f3n. Todo ello recomienda el apoyo en grupos y asociaciones ya organizadas. De la experiencia de este trabajo en equipo puede surgir tambi\u00e9n la militancia activa en partidos pol\u00edticos, sindicatos, movimientos sociales y eclesiales. Suscitar y promover la militancia constituye uno de los aspectos m\u00e1s relevantes de toda educaci\u00f3n social.
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EUGENIO ALBURQUERQUE<\/p>\n

directormj@misionjoven.org<\/p>\n

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