{"id":8343,"date":"2006-01-01T00:00:36","date_gmt":"2005-12-31T22:00:36","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8343"},"modified":"2006-01-01T00:00:36","modified_gmt":"2005-12-31T22:00:36","slug":"educar-para-salir-de-la-prehistoria","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/educar-para-salir-de-la-prehistoria\/","title":{"rendered":"EDUCAR PARA SALIR DE LA PREHISTORIA"},"content":{"rendered":"

Reflexiones sobre el binomio cristianismo-justicia<\/h1>\n

J. Javier Vitoria Cormenzana
\n <\/p>\n\n\n\n
F. Javier Vitoria es profesor de Teolog\u00eda en la Universidad de Deusto-Bilbao y miembro del Instituto Diocesano de Teolog\u00eda Pastoral<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO
\nDesde la situaci\u00f3n de flagrante injusticia que padecen millones de seres humanos, el art\u00edculo ofrece una reflexi\u00f3n muy rica para llevar adelante la dif\u00edcil tarea de educar a los j\u00f3venes de nuestro tiempo para la libertad solidaria. Aprender a vivir juntos y aprender a ser humanos precisa sabidur\u00eda y compasi\u00f3n. Desde la sabidur\u00eda cristiana es necesario especialmente educar la mirada (mirar y dejarse mirar): una mirada que desvele la mentira de la realidad y revele al mismo tiempo las oportunidades hist\u00f3ricas, que ense\u00f1e a percibir el pecado estructural del sistema. Desde la compasi\u00f3n samaritana el educador en la fe acompa\u00f1a para ponerse al servicio de las v\u00edctimas.
\n 
\nEl pasado verano le\u00ed en un importante peri\u00f3dico de tirada nacional un provocativo art\u00edculo de opini\u00f3n a prop\u00f3sito de la campa\u00f1a \u201cAcci\u00f3n Mundial contra la Pobreza<\/em>\u201d impulsada por una inmensa red de ciudadanos internacionalistas. Su autor dejaba correr su imaginaci\u00f3n y comenzaba su escrito de la siguiente manera:
\n 
\n \u201cCuando en el siglo XXV nuestros descendientes estudien la historia del inicio del tercer milenio, se estremecer\u00e1n ante el holocausto permitido por sus antepasados b\u00e1rbaros que habitaban la Tierra en el a\u00f1o 2005. La sala central del Museo Internacional de las V\u00edctimas de la Pobreza, con sede en el pr\u00f3spero Estado del Bienestar de Etiop\u00eda, estar\u00e1 presidida por un gran panel en el que aparecer\u00e1n estos datos: a finales del siglo XX los habitantes de Europa y Estados Unidos gastaron 17.000 millones de d\u00f3lares anuales en alimentos para animales dom\u00e9sticos, pero no lograron invertir 13.000 millones de d\u00f3lares anuales necesarios para eliminar el hambre. En el a\u00f1o 2000 exist\u00eda una entidad, llamada Uni\u00f3n Europea, que subvencionaba con 913 d\u00f3lares a cada vaca de su territorio y destinaba 8 d\u00f3lares a cada persona africana para ayudarle a salir de su pobreza.<\/em>
\n Los profesores del curso 2440-2441ense\u00f1ar\u00e1n que la prehistoria finaliz\u00f3 el a\u00f1o 2132, pues hasta entonces, tal como hab\u00eda vaticinado un Informe del PNUD all\u00e1 en el lejano 2002, no se hab\u00eda conseguido erradicar el hambre del mundo. A los estudiantes les costar\u00e1 entender por qu\u00e9 en aquellos tiempos prehist\u00f3ricos del 2005, 70 personas ten\u00edan una riqueza superior a la renta de 1455 millones de pobres asi\u00e1ticos, por qu\u00e9 la financiaci\u00f3n anual del programa mundial contra el sida y la malaria era igual a lo gastado durante medio d\u00eda en una guerra ilegal contra Irak, por qu\u00e9 una pol\u00edtica llamada AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) destinaba s\u00f3lo 17 de cada 100 d\u00f3lares de sus fondos a combatir la pobreza extrema\u201d[1]<\/sup><\/strong><\/sup><\/a>.<\/em>
\n 
\nInmediatamente record\u00e9 que unos d\u00edas antes me hab\u00eda comprometido con Misi\u00f3n Joven a colaborar en un n\u00famero sobre educaci\u00f3n en la justicia. Y se me agolparon las preguntas: si los j\u00f3venes actuales leyesen el texto \u00bfc\u00f3mo reaccionar\u00e1n? \u00bfQu\u00e9 buscar\u00e1n en su educaci\u00f3n? \u00bfLes seguir\u00e1 pareciendo lo \u00faltimo de lo \u00faltimo ser expertos en el manejo de la tecnolog\u00eda inform\u00e1tica? \u00bfSe considerar\u00e1n seres prehist\u00f3ricos a pesar de sus recursos tecnol\u00f3gicos? Y \u00bfqu\u00e9 pasa con los agentes de pastoral que se dedican a la educaci\u00f3n de los j\u00f3venes? \u00bfSus proyectos pedag\u00f3gicos buscan educar hombres y mujeres empe\u00f1ados en que la prehistoria finalice antes del a\u00f1o 2132?
\n <\/p>\n

    \n
  1. Sabidur\u00eda cristiana y educaci\u00f3n en la justicia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEnfrentarse con \u00e9xito con la barbarie de la injusticia y conseguir educar para la libertad solidaria a los j\u00f3venes de nuestro tiempo no es hoy tarea f\u00e1cil. Sin embargo algunas voces nos alertan sobre la necesidad de esta porf\u00eda y nos ofrecen algunas claves orientadoras de la tarea educativa que olvidamos o minusvaloramos frecuentemente en nuestra acci\u00f3n pastoral. Paulo Freire defendi\u00f3 con enorme vigor y honestidad que una tarea ineludible de la educaci\u00f3n liberadora consiste en descubrir las posibilidades parala esperanza<\/em>, que existen en las situaciones l\u00edmites y cualesquiera que sean los obst\u00e1culos que haya que afrontar (\u201clo in\u00e9dito viable\u201d era su expresi\u00f3n). Sin esperanza poco podremos hacer y dif\u00edcilmente lucharemos. Si lo hacemos como desesperanzados o desesperados la lucha ser\u00e1 suicida o puramente vengativa
    [2]<\/sup><\/sup><\/a>. M\u00e1s recientemente el Informe de la UNESCO sobre la educaci\u00f3n para el siglo XXI[3]<\/sup><\/sup><\/a> nos ha recordado que hasta ahora solamente nos hemos preocupado de dos fundamentos de la educaci\u00f3n: aprender a saber y aprender a hacer. Necesitamos la sabidur\u00eda<\/em> y la compasi\u00f3n<\/em> para que los conocimientos y tecnolog\u00edas que poseemos nos ayuden a alcanzar los otros dos fundamentos de la educaci\u00f3n olvidados:aprender a vivir juntos<\/em> y aprender a ser humanos<\/em> en el siglo XXI.
    \nEsta monumental empresa est\u00e1 reclamando unas reservas muy importantes de energ\u00eda moral, cultural y vital. \u00bfExisten todav\u00eda fuentes de energ\u00eda espiritual en nuestra cultura o se han agostado definitivamente? Aunque no corran buenos tiempos para ellas, sigo creyendo en el potencial humanizadorde las tradiciones religiosas. La religi\u00f3n entendida -\u00a1claro est\u00e1!- como \u201cel inextinguible impulso, sostenido contra la realidad, de que \u00e9sta debe cambiar, que se rompa la maldici\u00f3n y se abra paso la justicia<\/em>\u201d (M. Horkheimer). Especial atenci\u00f3n me merece el cristianismo a pesar de la ambig\u00fcedad de su institucionalizaci\u00f3n y de sus prostituciones hist\u00f3ricas. La aportaci\u00f3n de la esperanza, la mirada y la compasi\u00f3n de Jes\u00fas de Nazaret tiene mucho de m\u00edstica para un combate en favor de un orden mundial solidario y justo.
    \n <\/strong><\/p>\n

      \n
    1. Educar la esperanza<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nEl holocausto humano provocado por el actual orden internacional es un desaf\u00edo permanente a la tradici\u00f3n cristiana. Su propia condici\u00f3n mesi\u00e1nica est\u00e1 en juego. Las tremendas y diab\u00f3licas tergiversaciones que los seres humanos hemos cometido como \u201cconstructores de nueva humanidad\u201d o de \u201cnuevos ordenes sociales\u201d no deben llevarnos a la renuncia de la condici\u00f3n mesi\u00e1nica del cristianismo o a una lectura a la baja de la ilusi\u00f3n de ser hombres y mujeres nuevos creadores de la historia. La situaci\u00f3n de flagrante injusticia que padecen millones de hombres y mujeres ha convertido la cuesti\u00f3n de la significaci\u00f3n actual del Evangelio de la Salvaci\u00f3n en una cuesti\u00f3n pr\u00e1ctica y no meramente te\u00f3rica. La flagrante injusticia de nuestro mundo se levanta como la gran negaci\u00f3n de la voluntad salv\u00edfica de Dios, como la aniquilaci\u00f3n de la presencia liberadora de Dios entre los hombres. La negaci\u00f3n del derecho y lajusticia entre los hombres atenta directamente al contenido del credo cristiano, en cuanto que parece desmentir esa soberan\u00eda de Dios que como misericordia fiel se va haciendo historia de nuestra historia y carne de nuestra carne en el env\u00edo del Hijo-Jesucristo y de su Esp\u00edritu. \u201cLos pobres y la pobreza injustamente infligida, las estructuras sociales, econ\u00f3micas y pol\u00edticas que fundan su realidad, las complicadas ramificaciones en forma de hambre, enfermedad, c\u00e1rcel, tortura, asesinatos etc.,… es la negaci\u00f3n del reino de Dios y no puede pensarse en el anuncio sincero del reino de Dios dando la espalda a esa realidad o echando sobre ella un manto que cubra sus verg\u00fcenzas\u201d
      [4]<\/strong><\/a>.<\/em>
      \nEl cristianismo no tienen en sus manos la soluci\u00f3n al desorden internacional imperante. Sin embargo es portador de un impulso espiritual, nacido de su confianza en que las posibilidades in\u00e9ditas e inauditas que el Dios de Jes\u00fas ha sembrado en la historia (es decir, el reino de Dios), son viables en la historia. El cristianismo es una fe siempre abierta en las posibilidades de la historia, aunque se opone tenazmente a cualquier conato de interpretarla optimistamente. Creer en la proximidad del Reino de Dios es dejarse encantar por la Promesa de que esta historia tambi\u00e9n en el s. XXI puede dar de s\u00ed algo diferente y alternativo (es decir, que puede revertirse, como dec\u00eda I. Ellacur\u00eda).
      \n 
      \n* En plena barbarie la educaci\u00f3n de la esperanza dar\u00e1 paso al presentimiento de la posibilidad de un futuro nuevo para los pobres. El cumplimiento de la Promesa de Dios no est\u00e1 medido por la capacidad de las esperanzas hist\u00f3ricas humanas. Esta inaudita gratuidad divina orienta permanentemente la esperanza cristiana en orden a reconocer que la realidad ya est\u00e1 marcada con la impronta del Reino de Dios. Y adem\u00e1s invita a educar en el compromiso por la exploraci\u00f3n y explotaci\u00f3n al m\u00e1ximo del rico fil\u00f3n de lotodav\u00eda <\/em>in\u00e9dito, pero ya<\/strong> viable de esa utop\u00eda divina, que se alberga en el interior del holocausto.
      \n 
      \n* Educar en la esperanza supone, por ello mismo, suscitar el coraje de la libertad que disiente de la opini\u00f3n mayoritaria (\u201cs\u00f3lo podemos aspirar a ir tirando\u201d) y rompe con la evidencia com\u00fan (\u201cel futuro que nos aguarda ser\u00e1 m\u00e1s de lo mismo\u201d). En medio de esta sociedad amn\u00e9sica y posmoderna la educaci\u00f3n de la esperanza despertar\u00e1 la memoria<\/em> colectiva de las causas que ayudaron a vivir y morir con dignidad en el pasado, recuperar\u00e1 sus esperanzas y alentar\u00e1 la resistencia cr\u00edtica contra las fuerzas de la barbarie.
      \n 
      \n* Desde esta perspectiva la educaci\u00f3n en la justicia intenta modestamente aportar un granito de arena a la construcci\u00f3n de una cultura de la participaci\u00f3n y de la solidaridad. Esta pedagog\u00eda busca suscitar hombres y mujeres, expertos en la \u00e9tica herida de la compasi\u00f3n, diestros en la promoci\u00f3n de una acci\u00f3n social de resistencia que convierta en realidad parcial y anticipativa el mundo alternativo que el cristianismo sigue so\u00f1ando junto al Dios de la Promesa. Seguramente todas estas realizaciones ser\u00e1n\u201ccosas chiquitas<\/em>. No acaban con la pobreza, no nos sacan de la espiral de la violencia, no socializan los medios de producci\u00f3n y de cambio, no expropian las cuevas de Al\u00ed Bab\u00e1. Pero quiz\u00e1 han tenido la capacidad de desencadenar la alegr\u00eda de hacer y de traducirla en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la \u00fanica manera de probar que la realidad es transformable<\/em>\u201d
      [5]<\/sup><\/sup><\/a>.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Educar la mirada<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nA finales de los a\u00f1os setenta del siglo pasado hab\u00eda que estar muy despierto para exclamar: \u201caunque sonr\u00edan las estad\u00edsticas, se jode la gente. En sistemas organizados al rev\u00e9s, cuando crece la econom\u00eda tambi\u00e9n crece, con ella, la injusticia social\u201d
        [6]<\/sup><\/sup><\/a>. Veinte a\u00f1os despu\u00e9s los informes de este mundo \u201cpatas arriba\u201d dan grima. Se necesita padecer esa epidemia de ceguera, fruto del miedo -de la que habla Jos\u00e9Saramago-, para no ver que \u201cla inmensa mayor\u00eda de la humanidad no tiene m\u00e1s que el derecho de ver, o\u00edr y callar\u201d[7]<\/sup><\/sup><\/a>, mientras le llega la temprana hora de su muerte injusta.
        \nLa sabidur\u00eda cristiana se constituye como una \u00abm\u00edstica de ojos abiertos\u00bb (J. B. Metz) que dilata, como si de un colirio se tratase, las pupilas de los ojos para llorar el horror tremendo del infierno de la pobreza y la exclusi\u00f3n (Apo 3, 18). Su secreto radica en la pretensi\u00f3n de servir a Dios en el enorme dolor del mundo. El cristianismo, revestido de las armas de Dios, combate contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los esp\u00edritus del mal que est\u00e1n en el aire (Ef 6, 10-20). Con las armas de Dios, el cristianismo est\u00e1 dispuesto a introducirse en las intrincadas condiciones de nuestro mundo para transformarlo en favor de la justicia y la vida. El cristianismo est\u00e1 obligado por fe, y no solamente por razones \u00e9ticas y pol\u00edticas, a alzar su voz contra la barbarie del actual orden internacional, a condenar su \u201cesp\u00edritu y su l\u00f3gica sacrificial\u201d y a ponerse efectivamente al servicio de un Nuevo Orden Internacional (con may\u00fasculas). No le basta con reiterar la necesidad de la fe en la existencia de Dios para la construcci\u00f3n un orden social y pol\u00edtico justo, coherente con \u201cla civilizaci\u00f3n del amor\u201d, tal y como el magisterio papal propone. Necesita \u201csalvar o redimir a Dios\u201d de su insignificancia y de su deshonor en la historia. Un autor de la C\u00e1bala jud\u00eda hace decir a Dios, dirigi\u00e9ndose a sus fieles: \u201cSi vosotros dais testimonio de m\u00ed, yo ser\u00e9 Dios; de lo contrario, no\u201d.
        \n 
        \n3.1. Develar la mentira de la realidad<\/strong>
        \n 
        \nLas v\u00edctimas de la injusticia est\u00e1n reclamando la educaci\u00f3n de la \u201cla responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron<\/em>\u201d (J. Saramago). Se trata de educar una mirada que devela la mentira de la realidad (cf. Jn 9) y al mismo tiempo revela sus oportunidades hist\u00f3ricas. Si la compa\u00f1\u00eda educativa ayuda a que el tr\u00e1nsito por los escenarios humanos se haga con los ojos abiertos, ofrecer\u00e1 para el camino una nueva fuente de conocimiento que brota de la indignaci\u00f3n sobresaltada por tanto sufrimiento inocente e injusto que nos hiere, y el equipamiento de la consolaci\u00f3n de presencias (humanas y divinas) insospechadas capaces de subyugarnos.
        \nLa educaci\u00f3n cristiana de la mirada busca personas que se nieguen a aceptar que la l\u00f3gica de los victimarios sea la l\u00f3gica que tenga la raz\u00f3n. Educa para la denuncia de la falsedad del \u00eddolo de muerte en el que se ha convertido el sistema mundo. Educa para dejarse llevar por \u201cel celo de la casa del Dios de Vida\u201d a un combate contra el poder de los \u00eddolos y en favor de una sociedad mundial, en la que los pueblos pobres puedan sentarse como iguales en la mesa com\u00fan de la humanidad y compartir las decisiones con los grandes del mundo.
        \nEl sistema idol\u00e1trico hace que estas pr\u00e1cticas cristianas sean arriesgadas y suele encargarse de que sus actores terminen crucificados de modos diversos. La educaci\u00f3n de la mirada promueve coraje y fortaleza para afrontar la prueba, recordando que \u00e9se es el precio pagado por un sinf\u00edn de historias contempor\u00e1neas de hombres y mujeres: ellos quisieron caminar por la vida \u201ccon la potencia de la verdad a cerca del hombre y del mundo, contenida en el misterio de la Encarnaci\u00f3n y de la redenci\u00f3n<\/em>\u201d y \u201ccon la potencia del amor que irradia de ella<\/em>\u201d (RH 13).
        \n 
        \n3.2. Ense\u00f1ar a percibir el pecado estructural<\/strong>
        \n 
        \nJuan Pablo II habl\u00f3 de estructuras de pecado y alert\u00f3 sobre su naturaleza mort\u00edfera. Tras analizar la situaci\u00f3n de extrema pobreza en que vive gran parte de la humanidad, el papa afirma que todo eso no sucede por responsabilidad de las poblaciones indigentes, ni mucho menos por una especie de fatalidad dependiente de las condiciones naturales o del conjunto de las circunstancias, sino por la existencia de mecanismos econ\u00f3micos, financieros y sociales que acumulan riqueza en unos lugares y empobrecen a los restantes. Esos mecanismos generan estructuras de pecado<\/em> que provocan muerte en sus m\u00e1s variadas versiones (SRS 9f.16c.36).
        \nPor supuesto, p\u00e9rdidas millonarias de vidas humanas, pero tambi\u00e9n otras situaciones de mortandad: multiplicaci\u00f3n de masas urbanas sin trabajo o que subsisten en empleos inestables y poco productivos; quiebras de miles de peque\u00f1as y medianas empresas que abortan adem\u00e1s la capacidad de los agentes sociales de interactuar socialmente; la movilidad y la presi\u00f3n laboral que convierten en residual el tiempo familiar y vecinal del trabajador y hiere sus lazos primarios de relaci\u00f3n; el desplazamiento forzado de poblaciones campesinas e ind\u00edgenas que hace vulnerable y destruye sus tradiciones culturales y espirituales; la p\u00e9rdida de conciencia democr\u00e1tica como consecuencia del despilfarro de los ricos, el crecimiento de la desigualdad y el esc\u00e1ndalo de la corrupci\u00f3n, el aumento de la criminalidad y de la violencia urbana provocada no pocas veces por el hambre y la desesperaci\u00f3n m\u00e1s profunda; la expansi\u00f3n del narcotr\u00e1fico basado en productores campesinos, cuyos productos tradicionales han quedado fuera de la competencia del mercado; desaparici\u00f3n de la seguridad alimentaria; desestabilizaci\u00f3n de las econom\u00edas nacionales por los flujos libres de la especulaci\u00f3n internacional; desajustes en comunidades locales por proyectos de empresas multinacionales que prescinden de los pobladores, etc.
        \nLa educaci\u00f3n de la mirada ense\u00f1a a percibir este pecado estructural y la l\u00f3gica sacrificial de un sistema de muerte. Una mirada de los ojos abiertos por la fe en el Dos de Vida impide que el cristianismo se refugie en una concepci\u00f3n puramente personal del pecado y de la conversi\u00f3n, y que mantenga una mirada inocente o ingenua frente a la realidad social. Desde esta perspectiva la bondad de un sistema econ\u00f3mico no se mide ya por la amplitud de su espacio de libertad, sino por la manera solidaria oinsolidaria de producir sus resultados (es decir, por la cuesti\u00f3n de la distribuci\u00f3n de la riqueza).
        \n 
        \n3.3. Dejarse mirar por el otro<\/strong>
        \n 
        \nEducar la mirada es tambi\u00e9n ense\u00f1ar a dejarse mirar por el otro, por el pobre, por la v\u00edctima del sistema. Los sacrosantos intereses y las incontables necesidades (falsas y artificiales) de los ciudadanos de los pa\u00edses ricos, constituyen \u201cla viga\u201d de nuestros ojos, que nos impide ver y conocer lo que tenemos delante (cf. Mt 7, 3). La honradez con la realidad reclama de nosotros una alteraci\u00f3n de nuestra mirada, un movimiento sutil de nuestros ojos conducente a \u00abponerse en el punto de mira del otro\u00bb. Mirarse con los ojos del otro que nos visita, <\/em>supone una aut\u00e9ntica revoluci\u00f3n epistemol\u00f3gica. As\u00ed lo experimentaron Francisco de As\u00eds y Bartolom\u00e9 de las Casas. La mirada de un leproso y la mirada del indio les cambiaron respectivamente la vida.
        \nLa mirada del otro nos ayudar\u00e1 a descubrir la verdad de modelo cultural de modernizaci\u00f3n occidental y a liberarla de su encubrimiento. En su interior, m\u00e1s all\u00e1 de las declaraciones formales de ciudadan\u00eda universal, el espacio social de la libertad sufre un proceso selectivo creciente, el de la igualdad se declara simplemente inviable, y el de la solidaridad se va achicando progresivamente. La tan cacareada modernizaci\u00f3n de la sociedad espa\u00f1ola, m\u00e1s all\u00e1 de la cuenta de resultados macroecon\u00f3micos, significa que se ha convertido en una sociedad\/mercado<\/em>.
        \nLa mirada del otro nos desvela que ser sujeto no es primariamente acto de autoafirmaci\u00f3n, sino sujeci\u00f3n al otro. \u00c9l es quien me singulariza al signarme la irrenunciable <\/em>tarea de socorrerle y, al mismo tiempo, me arranca del ensimismamiento que me ciega, ofreci\u00e9ndome excusas, al darme la orden<\/em> en que consiste su primera palabra: \u00abNo me dejar\u00e1s morir<\/em>\u00bb. La autoridad del otro es tal que nos impera describirnos anosotros mismos <\/em>como sujetos \u00a1bajo su acusaci\u00f3n!
        [8]<\/sup><\/sup><\/a> Y esta experiencia provoca nuestra libertad para la fraternidad, si est\u00e1 dormida, y la libera si la tenemos encadenada por el \u201cnosismo\u201d corporativo (P. Levi).
        \nLa mirada del otro nos desenmascara que la enfermedad ra\u00edz de nuestra cultura actual es la indiferencia <\/em>y c\u00ednica apat\u00eda<\/em> ante el dolor de los pobres. La apat\u00eda<\/em> no solamente es un muro levantado contra los sobresaltos de la religiosidad hist\u00f3rica y los grandes designios paranoicos de las utop\u00edas de anta\u00f1o, sino tambi\u00e9n una forma de que la presencia del otro<\/em>, con sus gritos de dolor no perturbe la constante circulaci\u00f3n sin metas humanas de los ciudadanos favorecidos con los beneficios del sistema. Nuestra sociedad acusa un marcado desinter\u00e9s por el otro\/pobre y lo arrumba en una cada vez mayor lejan\u00eda sin semblante.
        \nLa mirada del otro nos pone de manifiesto que \u201cfuera de los pobres no hay salvaci\u00f3n<\/em>\u201d. La \u201cforzosidad\u201d de los hechos y la terquedad de la realidad muestran que sin los pobres no habr\u00e1 salvaci\u00f3n. El drama de ese humanismo id\u00f3latra, devaluado, indoloro y ap\u00e1tico que nos envuelve, consiste en querer organizar la sociedad \u201ccomo si los pobres no existieran<\/em>\u201d, sin percatarse de que \u201cfuera de los pobres no hay salvaci\u00f3n<\/em>\u201d. La mirada del otro no ense\u00f1a que vincular el futuro de la humanidad al destino de los pobres se ha hecho una necesidad hist\u00f3rica, que el neoliberalismo no sabe o no quiere reconocer y por ello mismo sus propuestas de futuro no hacen camino, sino que encierran a la Humanidad en las apor\u00edas del presente. La sabidur\u00eda cristiana no puede menos que percibir a los pobres y su liberaci\u00f3n como una oportunidad hist\u00f3rica de salvaci\u00f3n para toda la humanidad
        [9]<\/sup><\/sup><\/a>. Ella sabe que la salvaci\u00f3n escatol\u00f3gica del Dios de Vida est\u00e1 vinculada a su destino y a su causa.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Educar la compasi\u00f3n samaritana<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nLa sabidur\u00eda cristiana suministra \u201crazones\u201d para ponerse al servicio de lo inolvidable: la historia interminable de las v\u00edctimas. Dios mismo ha convertido la cuesti\u00f3n de la responsabilidad con el pr\u00f3jimo en la cuesti\u00f3n religiosa por antonomasia. La misi\u00f3n del cristianismo en el mundo estriba en aceptar al pobre como un absoluto<\/strong> al que se le debe un amor ilimitado e incondicional como a Dios mismo, y hacerse su s\u00fabdito. La cuesti\u00f3n de la salvaci\u00f3n no consiste ya en buscar un Salvador y reconocerlo como tal, sino en preocuparse de aquellos que padecen necesidad y reconocerlos como alguien que tiene derechos y autoridad sobre nosotros (cf. Mt 25, 31-46).
          \nPero \u00bfc\u00f3mo podr\u00e1 el cristianismo configurar efectivamente su servicio a las v\u00edctimas? La respuesta la hallamos en la compasi\u00f3n samaritana (cf. Lc 10, 29-37). El cristianismo originario de Jes\u00fas de Nazaret, en cuanto religi\u00f3n de la fraternidad, tiene un fort\u00edsimo componente igualitario que introduce una pasi\u00f3n<\/em> en la historia: que los \u00faltimos dejen de serlo, que se adopten comportamientos y se organicen pol\u00edticas y econom\u00edas que les den primac\u00eda para construir una sociedad sin \u00faltimos ni primeros.
          \nEsta sabidur\u00eda cristiana sobre la primac\u00eda de los \u00faltimos crea una sensibilidad e inter\u00e9s en favor de la mejor\u00eda de sus condiciones de vida y vincula el mandato del amor a la lucha por la justicia. Pero adem\u00e1s se convierte en un punto cr\u00edtico que denuncia la actual cultura de la satisfacci\u00f3n y ayuda a liberarse de la cultura de la ceguera y del olvido en la que nos sumerge ela actual sistema socio-econ\u00f3mico. Esta sabidur\u00eda compasiva puede convertirse en la idea movilizadora y la fuerza moral que se necesita para la reconstituci\u00f3n de un nuevo orden mundial, en cuanto dise\u00f1a la urgencia de que los pobres sean objeto y sujeto de discriminaci\u00f3n positiva. Es decir, da prioridad a las pol\u00edticas de solidaridad internacional, reclama la pr\u00e1ctica de un nuevo pacifismo, alienta la b\u00fasqueda de una democracia econ\u00f3mica, propugna la regulaci\u00f3n ecol\u00f3gica de la sociedad y del comportamiento humano. Pero sobre todo resulta ser una formidable ayuda para la tarea de construcci\u00f3n de un sujeto postburgu\u00e9s.
          \n 
          \n4.1. Iniciar en la civilizaci\u00f3n de la pobreza<\/strong>
          \n 
          \nEducar la compasi\u00f3n samaritana significa iniciar en la pr\u00e1ctica de lo que Ignacio Ellacur\u00eda llam\u00f3 la civilizaci\u00f3n de la pobreza<\/em>. Nada de lo que pretendemos en favor de la justicia ser\u00e1 posible sin un nuevo estilo cultural, sin reforma intelectual y moral de la sociedad civil, sin cambios en los estilos de vida. Es quim\u00e9rico -\u00a1que no, ut\u00f3pico!- y enga\u00f1oso pensar que ser\u00e1 posible superar la actual situaci\u00f3n de desigualdad nacional e internacional ganando todos y no perdiendo ninguno. A corto y medio plazo esto es literalmente imposible. El dilema que se plantea es el siguiente: perpetuamos la situaci\u00f3n actual con leves retoques o bien pierden los que m\u00e1s tienen en beneficio de los empobrecidos. En nuestro mundo se han hecho innecesarias las vanguardias omniscientes, \u201cpero en cambio son inexcusables las minor\u00edas ejemplares<\/em>\u201d (J. Riechmann).
          \nCada d\u00eda son m\u00e1s urgentes y necesarios los estilos intempestivos de vida austera y solidaria, tanto en el \u00e1mbito persona como comunitario, que hagan correr \u00abrumores\u00bb del Dios Solidario. El cristianismo como apremio y fermento de una comunidad humana de destino fraterno no existir\u00eda sin las historias solidariamente evang\u00e9licas. El siglo pasado se ha visto agraciado por la presencia de \u201cuna gran nube de testigos\u201d (cf., Hb 12,1) del Dios de los pobres, a veces al precio de su propia vida. La vida de la Iglesia, y muy especialmente de la Iglesia Latinoamericana, ha sido acompa\u00f1ada e iluminada por una cosecha abundante de historias de m\u00e1rtires<\/em>. Ellos han acreditado el Evangelio de Dios del modo como lo hizo Jes\u00fas: entregando su vida por la causa de los pobres del Reino de Dios. Sin embargo, hemos de reconocer que, globalmente considerada, la Iglesia necesita convertirse y creer en la Buena Nueva del Evangelio de la Solidaridad. Demasiadas veces sus clarividentes discursos oficiales van acompa\u00f1ados por unas pr\u00e1cticas institucionales y personales de solidaridad tan baratas, que aquellos suenan a rid\u00edculo frufr\u00fa en medio del griter\u00edo ensordecedor de las v\u00edctimas del sistema sacrificial dominante.
          \n 
          \n4.2. Purificar la solidaridad<\/strong>
          \n 
          \nLa opci\u00f3n por los pobres no est\u00e1 vinculada a un voluntarismo asc\u00e9tico\/moral, sino a un camino en el que el \u201chomo absconditus\u201d, enterrado tras el ego\u00edsmo posesivo de la cultura dominante, se desvela como un ser humano guiado por el principio misericordia, sensible al sufrimiento de los otros y feliz de y por compartir su ser y sus bienes con los despose\u00eddos. La educaci\u00f3n de la compasi\u00f3n samaritana permite que del coraz\u00f3n humano brote la excentricidad<\/em>. G. Lipovetsky ha descrito el compromiso del voluntariado social con los excluidos como expresi\u00f3n de la estrategia del ego\u00edsmo o de la compensaci\u00f3n de los mecanismos disgregadores de nuestra sociedad
          [10]<\/sup><\/sup><\/a>. Entre nosotros F. Savater, el gran cruzado de la \u00e9ticaautoafirmativa<\/em>, ha dictado un magisterio apasionado e incontinente sobre la inexistencia de una \u00e9tica altruista y desprendida. Y as\u00ed escribir\u00e1 mordazmente: \u201cel \u00fanico desprendimiento del que el hombre es espont\u00e1neamente capaz es el desprendimiento de retina<\/em>\u201d[11]<\/sup><\/sup><\/a>. Su ardor en la defensa de sus posiciones te\u00f3ricas ha sido tal que descalifica de manera cruel e injusta la opci\u00f3n preferencial por los pobres: la insistencia en esta cuesti\u00f3n por parte de los cristianos \u201cno es tanto una cl\u00e1usula de abnegaci\u00f3n como una bandera de proselitismo y autoafirmaci\u00f3n<\/em>\u201d[12]<\/sup><\/sup><\/a>.
          \nEstas afirmaciones, por muy c\u00ednicas que puedan sonar en los o\u00eddos de mucha gente de buena voluntad, nos advierten de la posible ambig\u00fcedad que encierra tambi\u00e9n el ir a los pobres. Se trata de un peligro real que aparece claramente descrito en algunas escenas evang\u00e9licas: la del jud\u00edo satisfecho que necesitaba de una plusval\u00eda espiritual para poder vivir (cf. Mc 10, 17-31) y la de los vecinos de Gerasapartidarios de una solidaridad sin consecuencias (cf. Mc 5, 1-20) son historias reales de una virtud que no es del Reino y de una solidaridad sin costos que no es del Evangelio de Jes\u00fas. Conviene, por tanto, no ser ingenuos. Los seres humanos siempre nos movemos por intereses y nunca desinteresadamente. Pero, en contra de lo que afirma el profesor donostiarra, se puede pensar y mantener razonablemente que los intereses altruistas tambi\u00e9n movilizan a las personas, aunque nunca los podamos encontrar en estado qu\u00edmicamente puro<\/em>.
          \nLa sabidur\u00eda cristiana no inmuniza contra esa contaminaci\u00f3n. Pero la educaci\u00f3n para una solidaridad samaritana con el pobre, permanente y honda, se convierte en un crisol que purifica la necesidad insaciable de autoafirmaci\u00f3n que todos tenemos, y va gestando poco a poco personalidades ex-c\u00e9ntricas, liberadas del dominio desp\u00f3tico del \u201ceros\u201d. Entonces el educador como una partera ayuda al nacimiento de la pulsi\u00f3n solidaria y compasiva (el \u201cagap\u00e9<\/em>\u201d) del fondo sagrado de la condici\u00f3n humana, que siempre es coexistencia, colaboraci\u00f3n con los otros y construcci\u00f3n com\u00fan de la historia.
          \nEn un panorama de antropolog\u00edas resignadas con lo inhumano de los seres humanos, esta educaci\u00f3n no ignora la necesidad humana del amor propio, simplemente acredita con los hechos que la visi\u00f3n del hombre como proyecto de hermano <\/em>(J. I. Gonz\u00e1lez Faus) responde mejor a una antropolog\u00eda realista que la del hombre como proyecto de autoposesi\u00f3n<\/em>. Su virtud consiste en hacer posible que el hombre verdadero se vaya manifestando en la renuncia pr\u00e1ctica al desarrollo de la propia voluntad de poder, que lleva fatalmente a la negaci\u00f3n o a la asimilaci\u00f3n del otro; y en las destrezas para el noble arte de dejar sitio al otro y de tener tiempo para dar una nueva oportunidad a los dem\u00e1s.
          \n 
          \n4.3. Dejar sitio al otro<\/strong>
          \n 
          \nLa educaci\u00f3n de la compasi\u00f3n samaritana ha de tomarse en serio la ley de vida de Jes\u00fas, el Gran Samaritano: quitar el pecado del mundo pasa por cargar con el pecado del mundo. La sabidur\u00eda cristiana reivindica el sentido humano de entregar la vida y la libertad en favor de la gestaci\u00f3n de otro mundo. La experiencia de vivir permanentemente bajo la mirada benevolente de Dios le permite saber que \u201cel ser-con<\/em>\u201d y \u201cel ser-para<\/em>\u201d es la primera verdad de todo ser humano con independencia de su calidad \u00e9tica. La aut\u00e9ntica condici\u00f3n humana se despliega en la proexistencia<\/em>, es decir, en la renuncia al desarrollo de la propia voluntad de poder, que lleva fatalmente a la negaci\u00f3n o a la asimilaci\u00f3n del otro, y en el arte dedejar y abrir sitio al otro<\/em>, al extra\u00f1o, al no-solvente (dir\u00edamos en t\u00e9rminos econ\u00f3micos).
          \nSi la libertad humana no debe entenderse de ninguna manera como libertad para la coacci\u00f3n<\/em>, tampoco su verdad radical responde al paradigma del liberalismo econ\u00f3mico: la libertad de determinaci\u00f3n<\/em>. Una libertad as\u00ed concebida se ha manifestado hist\u00f3ricamente incapaz de superar la l\u00f3gica del dominio y de la posesi\u00f3n. La sabidur\u00eda cristiana habla de la libertad como libertad de comuni\u00f3n<\/em>, como capacidad de determinarse en apertura al otro y religaci\u00f3n con el otro: el hombre es cabalmente libre, cuando asume la condici\u00f3n de guardi\u00e1n de su hermano o de buen samaritano. La educaci\u00f3n cristiana de la compasi\u00f3n samaritana posibilita que la libertad humana alcanza su m\u00e1s plena expresi\u00f3n.
          \nLa educaci\u00f3n de la compasi\u00f3n samaritana fomenta la capacidad de dar cuerpo organizativo a la coalici\u00f3n con las v\u00edctimas, y la voluntad de \u201cenredarse\u201d de las peque\u00f1as organizaciones en favor de la vida y en contra de la muerte. Sin esta ecumene en favor de las v\u00edctimas nuestros deseos de justicia dar\u00e1n un rodeo en lugar de aproximarse a quienes est\u00e1n arrojados del sistema.
          \nTermino. La inspiraci\u00f3n m\u00e1s genuina del cristianismo puede y debe ser una contribuci\u00f3n eficaz a la resoluci\u00f3n del problema de la justicia en el mundo. La sabidur\u00eda del vivir para dar vida a los dem\u00e1s, la necia y loca raz\u00f3n de la solidaridad anonadada, la memoria de los vencidos, la lucidez anticipativa del futuro se constituyen en contracultura frente a la raz\u00f3n aut\u00f3noma e individualista imperante en el viejo orden mundial, que se entiende a s\u00ed misma meramente como instrumento, como dominio, como progreso y como ganancia. La memoria de Jes\u00fas es capaz de suscitar seres humanos, expertos en la \u201ceconom\u00eda del don<\/em>\u201d (P. Ricoeur), y aprendices permanentes del \u201chombre supremo<\/em>\u201d que se abaja hasta lo m\u00e1s profundo y de la \u201centrega total<\/em>\u201d de la que s\u00f3lo Dios es capaz (M Horkheimer).
          \n <\/p>\n

          J. JAVIER VITORIA CORMENZANA<\/p>\n

          estudios@misionjoven.org<\/p>\n

           
          \n 
          \n
          [1]<\/sup><\/sup><\/a>R. D\u00edaz-Salazar, El final de la prehistoria: pobreza cero<\/em>, El Pa\u00eds, 3 de julio 2005
          \n
          [2]<\/sup><\/sup><\/a> P. Freire, Pedagog\u00eda de la esperanza. Un reencuentro con la Pedagog\u00eda del oprimido<\/em>, Siglo XXI, Madrid, 1993.
          \n
          [3]<\/sup><\/sup><\/a>J. Delors, y otros, La educaci\u00f3n encierra un tesoro<\/em>, Santillana\/ UNESCO, Madrid, 1996.
          \n
          [4]<\/sup><\/sup><\/a>I. Ellacur\u00eda, Historicidad de la salvaci\u00f3n cristiana<\/em> en Revista Latinoamericana de Teolog\u00eda 1(1984),p.34.
          \n
          [5]<\/sup><\/sup><\/a>E. Galeano, Ser como ellos y otros art\u00edculos<\/em>, Siglo XXI, Madrid, 1992, pp. 84-85.
          \n
          [6]<\/sup><\/sup><\/a>Id., Las venas abiertas de Am\u00e9rica Latina<\/em>, Siglo XXI, Madrid, 1994, p. 464.
          \n
          [7]<\/sup><\/sup><\/a>Id., Patas arriba. La escuela del Mundo al rev\u00e9s<\/em>, Siglo XXI, Madrid, 1998, pp.342-343..
          \n
          [8]<\/sup><\/sup><\/a> E. L\u00e9vinas, De otro modo de ser o m\u00e1s all\u00e1 de la esencia<\/em>, S\u00edgueme, Salamanca 1987, p. 108,
          \n
          [9]<\/sup><\/sup><\/a>\u201cser\u00e1 necesario abandonar una mentalidad que considera a los pobres -personas y pueblos- como un fardo o como molestos e importunos, \u00e1vidos de consumir lo que otros han producido… La promoci\u00f3n de los pobres es una gran ocasi\u00f3n para el crecimiento moral, cultural e incluso econ\u00f3mico de la humanidad entera<\/em>\u00ab(CA 28).
          \n
          [10]<\/sup><\/sup><\/a>El crep\u00fasculo del deber. Ed. Anagrama, Barcelona 1994, p. 144.
          \n
          [11]<\/sup><\/sup><\/a> \u00c9tica como amor propio<\/em>. Ed. Mondadori, Madrid 1988, p. 297.
          \n
          [12]<\/sup><\/sup><\/a>F. Savater, Humanismo impenitente<\/em>. Ed. Anagrama, Barcelona 1990, p. 57.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Reflexiones sobre el binomio cristianismo-justicia J. Javier Vitoria Cormenzana   F. Javier Vitoria es profesor de Teolog\u00eda en la Universidad de Deusto-Bilbao y miembro del Instituto Diocesano de Teolog\u00eda Pastoral   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Desde la situaci\u00f3n de flagrante injusticia que padecen millones de seres humanos, el art\u00edculo ofrece una reflexi\u00f3n muy rica para llevar […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1034,1036,94],"tags":[],"class_list":["post-8343","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-348_349","category-j-javier-vitoria-cormenzana","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8343"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8343"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8343\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8343"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8343"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8343"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}