{"id":8345,"date":"2006-01-01T00:00:27","date_gmt":"2005-12-31T22:00:27","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8345"},"modified":"2006-01-01T00:00:27","modified_gmt":"2005-12-31T22:00:27","slug":"cine-y-justicia-diez-lecciones","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/cine-y-justicia-diez-lecciones\/","title":{"rendered":"CINE Y JUSTICIA. DIEZ LECCIONES"},"content":{"rendered":"

Jes\u00fas Villegas
\n <\/p>\n\n\n\n
Jes\u00fas Villegas<\/strong> es profesor en el Colegio Mar\u00eda Auxiliadora<\/em> de Vigo.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nA trav\u00e9s de diez \u201clecciones\u201d muestra el art\u00edculo c\u00f3mo el cine constituye un instrumento eficaz para la educaci\u00f3n en la justicia. El autor se centra en el sentido \u00e9tico de la justicia y se fija en diez aspectos concretos que entra\u00f1a. Sobre cada uno de estos aspectos ofrece el comentario de alg\u00fan film de inter\u00e9s que lo plasma y manifiesta, se\u00f1alando adem\u00e1s otras muchas pistas que pueden sugerir nuevos temas. En su conjunto el art\u00edculo ofrece un vast\u00edsimo horizonte en torno al tratamiento f\u00edlmico de la justicia.
\n <\/p>\n

    \n
  1. Lecci\u00f3n primera: sobre lo injusto<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEstimado auditorio: me han pedido que diserte en estas charlas sobre c\u00f3mo el cine puede ser un instrumento ideal para educar en la justicia. Yo, obviamente, no lo dudo, pero debo demostraros a vosotros que mi convicci\u00f3n no es err\u00f3nea y con ese prop\u00f3sito desarrollar\u00e9 estas lecciones. Mi reflexi\u00f3n no se ce\u00f1ir\u00e1 al tan tra\u00eddo y llevado tema del derecho en el cine[1]<\/a>, es decir, no hablaremos de la representaci\u00f3n f\u00edlmica de la justicia como instituci\u00f3n que vela por el cumplimiento de la legalidad, sino m\u00e1s bien del valor \u00e9tico que denominamos con el mismo nombre[2]<\/a>. M\u00e1s adelante veremos que ambos conceptos, aunque emparentados, no son en realidad lo mismo.
    \nPero entremos en materia. Hay una pregunta peliaguda que debe contestarse antes de nada: \u00bfqu\u00e9 es la justicia? O, de otra manera: \u00bfqu\u00e9 es lo justo? Como todos los grandes conceptos sobre los que se asienta la condici\u00f3n humana, corremos el riesgo de abstraernos demasiado, de, dig\u00e1moslo llanamente, perdernos por los cerros de \u00dabeda al intentar definir algo que es un ideal. Ante este peligro, quiz\u00e1s lo m\u00e1s correcto sea arrancar del hecho de que, al car\u00e1cter et\u00e9reo de lo justo en la teor\u00eda, se le sobrepone la dolorosa consistencia de lo injusto en la pr\u00e1ctica. Me explico: podemos no saber qu\u00e9 es lo justo, pero nadie deja de reconocer un acto, una situaci\u00f3n o un hecho manifiestamente injusto cuando se ofrece ante \u00e9l o cuando lo padece
    [3]<\/a>. Por eso, aun a riesgo de resultar perogrullesco, me atrevo a decir que lo justo es, antes que otra cosa, lo que no es injusto.
    \nUno de los grandes temas del cine ha sido y seguir\u00e1 siendo, no lo dudo, la injusticia. \u00bfQu\u00e9 puede haber m\u00e1s impactante para un espectador que aquellos episodios en los que un ser humano o una colectividad padece la desidia, la violencia o la corrupci\u00f3n? Si el cine, ante todo, apela a los sentimientos, las historias en las que se vulneran derechos fundamentales o aquellas otras en las que alguien defiende a sus semejantes del abuso de poder producen tal conmoci\u00f3n que tienen asegurada su pervivencia mientras el cine sea cine. Casi sin querer he adelantado otra idea fundamental que iremos desarrollando en estas sesiones: cuando hablamos de injusticia, hablamos, nadie lo duda, de violaci\u00f3n de derechos humanos
    [4]<\/a>.
    \nQuiz\u00e1s vaya siendo hora de mencionar un t\u00edtulo concreto que ilustre lo que estoy explicando. Una de las pel\u00edculas m\u00e1s emotivas de la temporada ha sido la magn\u00edfica Nadie sabe<\/em><\/strong> del japon\u00e9s Hirozaku Kore-Eda. La historia de cuatro hermanos de diferente edad y padres distintos abandonados por su madre en el piso que acaban de alquilar resulta estremecedora porque plantea, de partida, un episodio en el que la injusticia roza casi los l\u00edmites de lo soportable. Los ni\u00f1os deben sobrevivir solos durante meses, tres de ellos sin salir de casa ni asomarse a los balcones (nadie puede verlos si no quieren acabar en manos de los servicios sociales), mientras esperan el regreso de quien nunca volver\u00e1. Que la historia, como paradoja dolorosa, se ambiente en un pa\u00eds tan desarrollado como Jap\u00f3n, que los ni\u00f1os est\u00e9n condenados a volverse invisibles, casi a no existir (de ah\u00ed el t\u00edtulo), y que la pel\u00edcula muestre, sin excesos, el progresivo deterioro de las condiciones de vida de estos muchachos, hasta convertirse casi en mendigos, son otros tantos argumentos que refuerzan esta tr\u00e1gica historia, en la que el rigor de lo injusto se ceba, una vez m\u00e1s, en los m\u00e1s d\u00e9biles.
    \nLas virtudes de esta obra sensible son innumerables, pero subrayemos que su director rehuye tanto el patetismo como la cr\u00edtica social demag\u00f3gica y, al no esconder ni los momentos de felicidad ni los innumerables detalles de magia cotidiana que jalonan la vida de los ni\u00f1os, nos regala un soberbio y l\u00edrico retrato de conjunto de la infancia: marginada, s\u00ed, castigada por las circunstancias, tambi\u00e9n, pero admirable y, m\u00e1s all\u00e1 del sufrimiento, todav\u00eda luminosa
    [5]<\/a>
    \n 
    \n2. Lecci\u00f3n segunda: esc\u00e1ndalos del mundo<\/strong>
    \n 
    \nEstimado auditorio: dec\u00edamos ayer que la justicia resuena especialmente cuando falta, que define con especial precisi\u00f3n sus contornos cuando alguien ci\u00f1e a su alrededor la \u00e1spera tela de lo injusto. Sigamos con nuestra exposici\u00f3n, demos un paso m\u00e1s all\u00e1: en los casos en los que la injusticia se vuelve clamorosa y vergonzante (\u201c\u00bfcu\u00e1ndo no?\u201d, alegar\u00e9is) podemos hablar, sin miedo, del esc\u00e1ndalo de la injusticia, de los esc\u00e1ndalos, en definitiva, del mundo.
    \nEl cine es, entre otras cosas, memoria hist\u00f3rica viva. A este particular, no olvidemos que el siglo XX y el que ahora estamos casi estrenando han sido \u00e9pocas desgraciadamente proclives a la injusticia. Por ello, por su car\u00e1cter de espejo de una \u00e9poca, el cine ha recogido en sus im\u00e1genes momentos, episodios, vivencias, en los que esa injusticia alcanzaba las cotas de lo que hemos llamado esc\u00e1ndalo. La forma m\u00e1s brutal de injusticia, la m\u00e1s inexplicable y degradante es, sin duda, el genocidio. Y, entre todas las formas de expresi\u00f3n de esta aberrante realidad, el genocidio jud\u00edo contin\u00faa zahiriendo cualquier conciencia m\u00ednimamente humana
    [6]<\/a>. Sin embargo, en los \u00faltimos compases del siglo XX, barbaridades como las ocurridas en los Balcanes[7]<\/a> o en Ruanda[8]<\/a> actualizaron lo que todos cre\u00edamos irrepetible tras el holocausto.
    \nEn Hotel Rwanda<\/em><\/strong> se nos relata c\u00f3mo Paul, el gerente hutu de un lujoso hotel en Kigali, salv\u00f3 la vida en 1994 a 1268 personas durante el genocidio tutsi. La pel\u00edcula opta con inteligencia por presentarnos lo sucedido en Ruanda siempre desde el punto de vista de su protagonista. Al optar por esta perspectiva subjetiva, los sucesos aparecen retratados de forma parcial, pero mucho m\u00e1s intensa. Lo que se insin\u00faa, lo que de forma el\u00edptica se presupone se torna mucho m\u00e1s inc\u00f3modo
    [9]<\/a>. As\u00ed, sin recrearse en la mostraci\u00f3n de la violencia, pero sin esquivar su continua presencia, la pel\u00edcula sobre todo documenta la paulatina toma de conciencia de su protagonista al respecto de lo que est\u00e1 sucediendo en su pa\u00eds, as\u00ed como su dolorosa constataci\u00f3n del desd\u00e9n con que el mundo occidental mira lo que ocurre en \u00c1frica.
    \nSu director, correcto pero poco expresivo, maneja, no obstante, algunas ideas muy interesantes que dotan de cierta densidad al conjunto. Destaca, sobre todo, el simbolismo del hotel. Ya desde el t\u00edtulo, que alude a la concepci\u00f3n que los europeos tienen de toda \u00c1frica como un simple destino tur\u00edstico y\/o comercial para los gobiernos, un enclave estrat\u00e9gico o placentero que puede abandonarse cuando la situaci\u00f3n se complica, se nos descubre el peso espec\u00edfico que este motivo tendr\u00e1 en el relato. La paulatina conversi\u00f3n del hotel de lujo que regenta el protagonista en un campo de refugiados que se va despojando de sus marcas de boato para dar cabida a los perseguidos rima perfectamente con la evoluci\u00f3n de su personaje principal, cada vez m\u00e1s lejos de sus \u201camigos\u201d occidentales, a los que \u00e9l en todo momento deseaba asemejarse. El oasis de opulencia en medio del desierto que para Paul era el hotel Mille Collines<\/em> se transforma, poco a poco, en un oasis m\u00e1s trascendental, un espacio de vida y salvaci\u00f3n en medio de la masacre: resulta muy acertado, a este respecto, el hecho de que los refugiados terminen bebi\u00e9ndose el agua de la piscina, en una imagen tan sencilla como efectiva de esa mutaci\u00f3n.
    \nHotel Rwanda<\/em><\/strong> ilustra con af\u00e1n casi did\u00e1ctico los m\u00faltiples \u00e1ngulos de este conflicto: el lamentable papel de las Naciones Unidas, el esfuerzo y la impotencia de las organizaciones no gubernamentales, la corrupci\u00f3n del ej\u00e9rcito oficial hutu, la crueldad absurda de las fuerzas paramilitares (no en vano aparecen con peluca roja en uno de sus camiones de la muerte, como signo de su pesadillesca presencia, risible si no fuera terrible), el poder de las multinacionales, la dif\u00edcil imparcialidad de la prensa, el silencio culpable y vergonzante de los extranjeros all\u00ed residentes (metonimia de la actitud de toda la comunidad internacional…). De todo ello, me quedo con dos detalles que nos hablan de lo que daba t\u00edtulo a esta exposici\u00f3n, el esc\u00e1ndalo de lo injusto: primero, por un di\u00e1logo nos enteramos de que no existe ninguna diferencia \u00e9tnica entre hutus y tutsis: la divisi\u00f3n fue una mera separaci\u00f3n entre altos y bajos por parte de los colonos; segunda, una ni\u00f1a frente a sus ejecutores promete… que no ser\u00e1 tutsi nunca m\u00e1s.
    \n <\/strong><\/p>\n

      \n
    1. Lecci\u00f3n tercera: en las simas de la miseria<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      <\/strong>
      \nEstimado auditorio: habl\u00e1bamos hace poco de la falta de justicia y de su forma l\u00edmite, el esc\u00e1ndalo \u00e9tico. Al abordar esta cuesti\u00f3n, uno acaba necesariamente pregunt\u00e1ndose por las causas del fen\u00f3meno de la injusticia. \u00bfQu\u00e9 la produce? \u00bfLa naturaleza humana, a\u00fan depredadora? \u00bfEl poder y su ejercicio, su energ\u00eda destructiva incontrolable? \u00bfLa historia, de cuya herencia de tropel\u00edas no podemos zafarnos? \u00bfEl orden social y econ\u00f3mico? De todas las posibles razones, hay una que a la vez funciona como causa y consecuencia de injusticia, hasta adquirir los perfiles inquietantes de un c\u00edrculo vicioso infernal: la miseria. Quiero dedicar esta lecci\u00f3n a reflexionar sobre este tema a partir de una pel\u00edcula muy conocida:Ciudad de Dios.<\/strong>
      \nEste largometraje brasile\u00f1o de Fernando Mirailles, inspirado en la novela hom\u00f3nima de Paulo Lins
      [10]<\/a>, presenta de forma descarnada la delincuencia juvenil en una favela de Sao Paulo. Ambas obras, el libro y el filme, reflejan cu\u00e1les son las causas por las que ni\u00f1os y j\u00f3venes acaban aceptando el crimen como motor de sus vidas, sin llegar a cuestionar casi nunca la barbarie de sus comportamientos y, sobre todo, el absurdo de unas existencias condenadas a la destrucci\u00f3n. En la base de sus actitudes est\u00e1 la tentaci\u00f3n del sistema capitalista del que ellos son meros desperdicios[11]<\/a>, el deseo de una vida c\u00f3moda y de placeres que no pase por el desagradable tr\u00e1mite de tener que trabajar duramente para no lograr apenas nada. Ese anhelo, en \u00faltima instancia, de dinero f\u00e1cil cuando casi no se tiene nada activa la maquinaria de la violencia y su cadena se vuelve interminable: a un crimen le sucede otro, hasta que la sangre derramada circula sin freno como moneda corriente. En el momento en el que la vida deja de tener precio, cuando el mal ya ha campado a sus anchas y todo vale, ese af\u00e1n de medrar a toda costa se traduce en un delirio de violencia, en una astronom\u00eda de pistolas y venganzas sin otra direcci\u00f3n que el caos. Si a esto se suma una visi\u00f3n deformada de la realidad que lleva a estos muchachos a valorar todo lo que sucede, en \u00faltima instancia, como un juego intrascendente de balas y rabia[12]<\/a>, las inquietantes ra\u00edces de este infierno callejero empiezan a adivinarse[13]<\/a>.
      \nPero hay m\u00e1s: al sue\u00f1o capitalista convertido en pesadilla, a la err\u00f3nea percepci\u00f3n como juego de lo que es una realidad grave y desoladora, se debe a\u00f1adir un contexto social y econ\u00f3mico miserable, en el que el delincuente se erige como modelo de conducta ante la falta de referentes
      [14]<\/a>. La injusticia, pues, de la condiciones de vida de unas gentes degenera en crimen y, por tanto, en una injusticia de otro orden que a\u00f1adir al c\u00f3mputo de lo intolerable.
      \nPara terminar, no me resisto a comentaros la frase m\u00e1s escalofriante de la novela y la secuencia m\u00e1s sobrecogedora de la pel\u00edcula. \u201cHermano, yo fumo, esnifo y, desde muy peque\u00f1o, pido limosna. He limpiado cristales de coches, he trabajado de limpiabotas, he matado, he robado… No soy un cr\u00edo, no. \u00a1Soy un hombre!\u201d. Son palabras de Fil\u00e9, un muchacho de no m\u00e1s de trece a\u00f1os, de la banda de Ze Bonito. \u00bfEn qu\u00e9 sentido es un hombre? \u00bfPorque, como pretende hacernos creer, ya no es un ni\u00f1o, sino una criatura de otro orden, endurecida por la vida? \u00bfPorque sus actos en el fondo han acabado por conformar una virilidad, a su entender, fuera de toda duda? \u00bfO, quiz\u00e1s, y aqu\u00ed est\u00e1 lo m\u00e1s sangrante, porque, desde su punto de vista, la identidad del ser humano pleno resulta de la combinaci\u00f3n de acciones tan t\u00e9tricas como aquellas con las que \u00e9l se ha ido labrando?
      \nAhora la secuencia. Su descripci\u00f3n, me parece, es suficiente comentario. La pel\u00edcula termina con un di\u00e1logo de los raterillos del barrio despu\u00e9s de matar a Ze Miudo (el jefe de la banda de delincuentes) con las armas que este acaba de regalarles. Con la pistola en sus manos, como si fuera un juguete m\u00e1s, caminan por las calles de la favela, hablando de todos aquellos a los que matar\u00e1n a partir de ese momento. Uno de ellos pregunta: \u201c\u00bfQui\u00e9n sabe escribir?\u201d. S\u00f3lo otro contesta: \u201cYo, m\u00e1s o menos\u201d. Su formaci\u00f3n le premiar\u00e1 con el honor de garabatear la lista negra con los nombres de sus pr\u00f3ximas v\u00edctimas…
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Lecci\u00f3n cuarta: las causas de la injusticia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nEstimado auditorio: de mis palabras a prop\u00f3sito de Ciudad de Dios <\/em><\/strong>algunos extrajeron algunas jugosas conclusiones. Por ejemplo, me comentaba un compa\u00f1ero vuestro tomando un caf\u00e9 que la injusticia ocasionada por un poder aplicado con desmesura, abuso y obscena violencia
        [15]<\/a> no puede equiparse con el acto legalmente reprobable de un hombre o una mujer amamantados en los pechos resecos de la miseria[16]<\/a>. Una injusticia redunda en esc\u00e1ndalo intolerable y debe ser extirpada – criticada sin contemplaciones; la otra, sin ser disculpable, requiere buscar, m\u00e1s all\u00e1 de la persona concreta, las ra\u00edces estructurales que la ocasionan para atajarla. Es decir, hay actos que atentan contra las leyes de los hombres o que son injustos desde el punto de vista moral, pero que se explican casi siempre porque una injusticia mayor los motiva. Los ni\u00f1os de Ciudad de Dios <\/em><\/strong>y sus comportamientos nos sobrecogen porque precisamente intuimos que no son los \u00faltimos responsables de sus cr\u00edmenes despreciables.
        \nQuiero recordar dos pel\u00edculas que se atreven a buscar las razones por las que se cometen actos injustos. Una es un cl\u00e1sico indiscutible; la otra, una producci\u00f3n reciente. Ladr\u00f3n de bicicletas <\/em><\/strong>de Vittorio De Sica
        [17]<\/a>, como recordar\u00e9is, relata c\u00f3mo a un obrero que acaba de obtener un trabajo de fijador de carteles le roban su bicicleta, medio de transporte indispensable para poder desempe\u00f1ar su cargo. A partir de ese momento, Antonio, el obrero, en compa\u00f1\u00eda de su hijo, inicia un periplo por la Roma depauperada y mis\u00e9rrima de la inmediata posguerra, a la busca de un objeto que la desidia de sus conciudadanos y la propia inmensidad de la ciudad vuelven irrecuperable. Preso de la desesperaci\u00f3n, nuestro protagonista decide, al final, robar una bicicleta con que compensar la p\u00e9rdida de la suya. Su torpeza motiva que sea atrapado, zarandeado e insultado delante de su hijo, en una de las escenas m\u00e1s justamente pat\u00e9tica y dolorosa de la historia del cine. Al final, una vez les dejan en libertad sin denunciarlos, ambos se pierden, llorosos y unidos, entre la multitud.
        \nLos que atraparon a Antonio en pleno delito lo juzgaron t\u00e1citamente como a un ladronzuelo m\u00e1s, un miserable amigo de lo ajeno; nosotros, que lo hemos acompa\u00f1ado en su desoladora odisea, que hemos conocido su alegr\u00eda al encontrar empleo, que vimos c\u00f3mo, al principio de la pel\u00edcula, tuvo que empe\u00f1ar las s\u00e1banas de su cama para poder desempe\u00f1ar la bicicleta, que sabemos de su bonhom\u00eda y su ternura, comprendemos que su indignidad, su delito, sin ser aceptable, lo origina en gran medida una situaci\u00f3n concreta, unos condicionantes poderos\u00edsimos: la injusticia en su monstruoso oficio de engendrar m\u00e1s injusticia.
        \nParadise now <\/em><\/strong>del cineasta palestino Hany Abu- Assad resulta atractiva nada m\u00e1s enunciar su tema: dos j\u00f3venes palestinos embarcados en la ejecuci\u00f3n de un atentado suicida
        [18]<\/a>. La pel\u00edcula acierta a bucear en aquello que impulsa a alguien hacia el crimen por ideas. La valent\u00eda de la obra estriba, por tanto, no en la denuncia de unos actos (f\u00e1cil en este caso), sino en el necesario ejercicio de ahondamiento en sus causas: hay razones que explican la barbarie y, m\u00e1s all\u00e1 de que nunca puedan tolerarse, estamos en la obligaci\u00f3n de conocerlas. El director nos presenta a dos personajes que titubean (el m\u00e1s convencido del acto que va a cometer evolucionar\u00e1 hacia la duda, mientras el que se mostraba m\u00e1s remiso ir\u00e1 asent\u00e1ndose en su decisi\u00f3n) tras haberse embarcado en una aventura mortal. La desesperaci\u00f3n de todo un pueblo, el extremismo religioso, el ajuste de cuentas (uno de los muchachos carga con el trauma de ser hijo de un colaboracionista con los jud\u00edos) o el patriotismo se entremezclan en las mentes de estos personajes hasta generar unos perfiles sicol\u00f3gicos complejos y matizados.
        \nComo contrapunto de estos personajes, aparecer\u00e1 una muchacha con la que se relacionan, hija de un h\u00e9roe de la resistencia, y partidaria de la no violencia, de la b\u00fasqueda de otro tipo de soluciones a los conflictos
        [19]<\/a>. El final abierto de la pel\u00edcula (uno de los muchachos, con las bombas adosadas a su cuerpo, viaja en un autob\u00fas israel\u00ed) encaja a la perfecci\u00f3n en una obra que sustituye la denuncia por la intensidad de los interrogantes.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Lecci\u00f3n quinta: la toma de conciencia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nEstimado auditorio: me dir\u00e9is que, para tratarse de un ciclo de ponencias sobre el cine y la educaci\u00f3n en la justicia, hasta ahora me he limitado a perorar sobre su inverso, la injusticia, en un tono que se ha ido volviendo paulatinamente m\u00e1s y m\u00e1s desesperanzado. No olvid\u00e9is que ya advert\u00ed al principio lo f\u00e1cil que es divagar al adentrarse en el mundo inaprensible de los grandes valores y que, por ello, prefer\u00eda empezar delimitando las aristas afiladas de lo que atenta contra la justicia, esas s\u00ed bastante concretas y f\u00e1ciles de describir. Pero avancemos.
          \nQue exista la injusticia y el cine recoja en sus im\u00e1genes este fen\u00f3meno esta fuera de toda duda. Ahora bien, el S\u00e9ptimo Arte ser\u00eda un estercolero si, como contrapartida, no nos mostrara tambi\u00e9n los intentos por reconstruir, contra el desorden ca\u00f3tico de la desigualdad y la opresi\u00f3n, un mundo mejor. Para que esto sea posible, han de ser hombres y mujeres concretos los que apuesten por plantarle cara a todo aquello que rebaja y malhiere la dignidad. Podemos afirmar, pues, que s\u00f3lo personas justas
          [20]<\/a> har\u00e1n posible un mundo justo.
          \n\u00bfY c\u00f3mo se forja una persona justa?
          [21]<\/a> El primer paso es la toma de conciencia. Es obvio que s\u00f3lo quien ha reparado en el clamor sordo y doloroso de la injusticia se decidir\u00e1 a dar el paso definitivo de luchar por mejorar la realidad. Ojo: caer en la cuenta de la injusticia no siempre supone intervenir en su aniquilaci\u00f3n: la toma de conciencia no puede limitarse a un mero saber que algo est\u00e1 mal, sino que debe ser un escozor insoportable que lleva a quien lo padece a jug\u00e1rsela por reestablecer o fundar unas condiciones de existencia v\u00e1lidas para todos.
          \nLas pel\u00edculas que relatan c\u00f3mo alguien recibe un aldabonazo sobre su conciencia que le impulsa a comprometerse con la justicia son innumerables
          [22]<\/a>. Por ejemplo, Hotel Rwanda<\/em><\/strong>, de la que ya hemos hablado, podr\u00eda analizarse como ejemplo perfecto de este proceso. Su protagonista, Paul Rusesabagina, se ve obligado a vivir en pocos d\u00edas una aut\u00e9ntica revoluci\u00f3n \u00e9tica. De orgulloso y occidentalizado trabajador para una multinacional, preocupado por proteger el paradis\u00edaco ambiente de su hotel, pasar\u00e1 a transformar ese espacio en un reducto de salvaci\u00f3n para cientos de personas. Paul asume con dolor que \u00e9l y toda \u00c1frica no son nada para occidente y esa perdida de identidad ficticia (\u00e9l, que se cre\u00eda alguien por trabajar para los europeos) se contrapesa con el resurgimiento de una fuerte conciencia \u00e9tica. Si al principio s\u00f3lo su familia le impulsa a trabajar y ganarse favores, al final su compromiso con los refugiados lo impulsa a separarse de los suyos para seguir defendiendo su particular fort\u00edn.
          \nDesaparecido <\/strong>es, quiz\u00e1s, una de las pel\u00edculas de tema pol\u00edtico m\u00e1s impactante de la interesante filmograf\u00eda del director griego Costa-Gavras. La acci\u00f3n transcurre en Santiago de Chile durante las primeras semanas del golpe de estado de Pinochet. La desaparici\u00f3n de Charlie Horman, un ciudadano norteamericano de ideas liberales, llevar\u00e1 a su mujer y al padre de aquel, Ed Horman, a una busca desesperada que culmina con la constataci\u00f3n del asesinato consentido por funcionarios norteamericanos de Charlie, quien hab\u00eda descubierto c\u00f3mo militares de su pa\u00eds estuvieron implicados en la trama que acab\u00f3 con el gobierno de Allende. El veraz retrato de unas jornadas convulsas en una ciudad en estado de sitio y la denuncia del terrorismo de estado
          [23]<\/a> son temas capitales en esta pel\u00edcula, pero a nosotros ahora nos interesa sobre todo el proceso de toma de conciencia de Ed Horman. El padre de Charlie evoluciona desde su convicci\u00f3n en las bondades y la limpieza del sistema capitalista que representa su gobierno, hacia la certeza de los degradantes medios que utiliza para mantener su hegemon\u00eda y sus intereses econ\u00f3micos. Ese proceso pol\u00edtico corre paralelo a un proceso personal: el que le lleva a aceptar y admirar el idealismo de su nuera y su hijo, un idealismo fundado en realidad sobre el esfuerzo por entender los entresijos de un mundo injusto para intentar cambiarlo. La toma de conciencia de Ed se materializar\u00e1 en la pr\u00e1ctica en un pleito (por supuesto, anulado finalmente mediante sucias artima\u00f1as por el poder) contra los funcionarios que consintieron el asesinato de su hijo.
          \n <\/p>\n

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          1. Lecci\u00f3n sexta: la persona justa<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nEstimado auditorio: dejadme que hoy comience con un cuento, con mi cuento favorito. Es el de \u201cLa princesa y el guisante\u201d. Imagino que lo conoc\u00e9is. Es ese en el que un pr\u00edncipe, aburrido de princesas de bote, decide buscar una princesa de verdad, de esas que llevan la corona encasquetada en el cr\u00e1neo del alma. En fin, lo que me gusta de la historia es la prueba mediante la cual nuestro pr\u00edncipe descubre a la chica de sus sue\u00f1os: debajo de veinte colchones, cubiertos con sus correspondientes veinte edredones n\u00f3rdicos gord\u00edsimos, nuestro personaje coloca, enigm\u00e1ticamente, un m\u00edsero guisante. \u00bfPor qu\u00e9 ese acto absurdo? En esa cama mullid\u00edsima hasta la exageraci\u00f3n hace dormir a una muchacha que se ha refugiado en su palacio, huyendo de una tormenta. Nuestra hero\u00edna, a pesar de esa cama que promet\u00eda el colmo de la comodidad, no ha logrado pegar ojo en toda la noche y se ha levantado con el cuerpo lleno de moratones, pues el guisante, a pesar de estar a veinte colchones de distancia, ha sido un aut\u00e9ntico tormento para su piel delicad\u00edsima. Es, en fin, la princesa buscada.
            \n\u00bfQu\u00e9 tiene que ver todo esto con la justicia? Ver\u00e9is: vivimos sobre una sociedad acolchada, arropados por un sistema de vida que intenta interponer veinte colchones y otros tantos edredones de plumas entre nosotros y el lado sucio del mundo. Uno puede, sin ning\u00fan escr\u00fapulo, ser feliz y dichoso sobre ese mullido interminable que componen el bienestar, la alta tecnolog\u00eda, la frivolidad, el centro comercial, la vida f\u00e1cil. Uno puede tumbarse a la bartola y pasar entre plumas y sin dolor el resto de su existencia, mientras, debajo, el guisante de todos los guisantes, un guisante descomunal de hambre, miseria, sufrimiento, desigualdad e injusticia, no logra impedirnos conciliar el sue\u00f1o. Pero, como en el cuento, tambi\u00e9n puede suceder que tengamos en el alma piel de princesas y sentir c\u00f3mo algo nos manca desde lejos, desde Angola, desde Irak, desde tantos y tantos otros rincones perdidos al otro lado de la cama, all\u00ed donde se incuban los malos sue\u00f1os. Y, cuando algo duele, es necesario levantarse y tomar medidas. Habr\u00e1 que dar la vuelta a los colchones, quiz\u00e1s haya que desarmar la cama… Habr\u00e1 que ejercer, en definitiva, de personas justas.
            \nDos pel\u00edculas memorables, dos grandes cl\u00e1sicos dibujan, desde mi punto de vista, los dos retratos m\u00e1s ricos de persona justa que imaginarse pueda. Me refiero a Matar a un ruise\u00f1or de Robert Mulligan
            [24]<\/a> y \u00a1Qu\u00e9 bello es vivir! de Frank Capra. En la primera, Atticus, su protagonista, es un abogado que defiende a un hombre negro en un juicio ante la oposici\u00f3n de la mayor\u00eda de sus convecinos de raza blanca. A pesar de las tensiones que vive en la comunidad, no puede renunciar a su misi\u00f3n. Sus razones resultan inapelables: si renunciara a defender a su cliente, dice, \u201cno podr\u00eda mantener la cabeza erguida\u201d. He aqu\u00ed un caso de persona que ha desarrollado hasta tal punto su sensibilidad moral que no puede soportar el guisante. Su fuerza de voluntad, su aceptaci\u00f3n del sufrimiento, su comprensi\u00f3n y capacidad de di\u00e1logo, su templanza acaban por regalarnos un retrato sublime de h\u00e9roe c\u00edvico que, por si fuera poco, acaba por rubricar en una frase uno de los fundamentos claves de la \u00e9tica: \u201cNo juzgues a nadie mientras no te metas en sus zapatos y camines con ellos\u201d. Volveremos a esta m\u00e1xima.
            \nEn la archiconocida \u00a1Qu\u00e9 bello es vivir! George Bailey, su protagonista, sacrifica una y otra vez sus sue\u00f1os personales (salir de su pueblo, conocer mundo, estudiar en la universidad, ser un ingeniero de prestigio) porque su conciencia le obliga a continuar de por vida regentando la empresa familiar de empr\u00e9stitos, con la cual \u00e9l y los suyos han ayudado pr\u00e1cticamente a medio pueblo a construirse una casa y llevar una vida digna. George tambi\u00e9n siente una y otra vez sobre su delicada piel el guisante del deber, incluso a costa de algo tan necesario como la persecuci\u00f3n de los propios sue\u00f1os. Sin embargo, la vida demostrar\u00e1 a George que a veces los dictados de la conciencia, aquellos que nos impiden perseguir ciertos anhelos personales , nos proporcionan la plenitud \u00e9tica, la forma m\u00e1s humana y profunda de felicidad.
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            1. Lecci\u00f3n s\u00e9ptima: sobre el idealismo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

               
              \nEstimado auditorio: hemos visto que la persona justa, primero, toma conciencia y, segundo, su conciencia \u201ctomada\u201d, conquistada, incomodada por la percepci\u00f3n de lo injusto, le manca de tal modo (acordaos del guisante del cuento) que le obliga a actuar \u00e9ticamente. Pero a\u00fan hay m\u00e1s: la persona justa no se conforma con la acci\u00f3n individual y aislada. Sabe que la soluci\u00f3n puntual de una situaci\u00f3n injusta es pan para hoy y hambre para ma\u00f1ana si no va acompa\u00f1ada de una transformaci\u00f3n m\u00e1s profunda que implique a otros. Por ello intenta contagiar su hambre y sed de justicia a los dem\u00e1s. Unos ultimar\u00e1n esta haza\u00f1a conscientemente y otros, sin saberlo: Atticus, por ejemplo, pretende al menos inculcar en sus hijos sus m\u00e1s profundas creencias sobre lo justo: recordemos ese no juzgar a nadie sin haberse calzado sus botas con que les aconseja, que siempre resuena en quien haya contemplado la pel\u00edcula y que est\u00e1 en la base de la tolerancia. George, por su parte, extender\u00e1 ese af\u00e1n de justicia de forma inconsciente: en pleno ataque de desesperaci\u00f3n, cuando est\u00e1 a punto de quitarse la vida ante la inminente ruina de su negocio, comprueba mediante una visi\u00f3n milagrosa que el mundo hubiera sido muy otro sin su peculiar e imprescindible aportaci\u00f3n al orden de las cosas. Sin comerlo ni beberlo, su apuesta por la coherencia \u00e9tica se ha saldado con una vida m\u00e1s plena para sus semejantes, que se muestran tambi\u00e9n m\u00e1s abiertos al ejercicio benefactor de la justicia.
              \nHay otras personas que aspiran a ejercer de promotores de la justicia, pero no en el \u00e1mbito restringido de su familia o su pueblo, sino sobre el conjunto de la sociedad: su convicci\u00f3n en que nuestro mundo debe cambiarse les anima a promover acciones, digamos, sensibilizadoras. En la base de su comportamiento podemos reconocer un idealismo de pura cepa, a veces ingenuo (media un abismo entre sus prop\u00f3sitos y la fuerza m\u00ednima de la que disponen para hacerlos reales), pero siempre necesario.
              \nDos pel\u00edculas fallidas como son Los edukadores y Noviembre ilustran con sus argumentos la aventura del que lucha por avivar en los otros las conciencias adormecidas. Ambas caen en el error de las buenas intenciones sin matices y del tono panfletario y acaramelado, pero nos resultar\u00e1n \u00fatiles en nuestra exposici\u00f3n. Centr\u00e9monos en la primera.
              \nTres j\u00f3venes alemanes se dedican a entrar en las casas vac\u00edas de los burgueses con el \u00fanico prop\u00f3sito de perturbar su tranquilidad opulenta. Una vez dentro, se limitan a descolocarlo todo para, de forma simb\u00f3lica, apelar a la obscenidad de la abundancia y a lo repugnante de ese modo de vida. Quieren convertirse en la voz de su conciencia, en un suave susurro que haga sentir a los ricos que tienen demasiado dinero. En una de esas acciones se ven obligados a secuestrar al due\u00f1o de una de las viviendas, quien resulta ser un antiguo combatiente en el Mayo del 68. La relaci\u00f3n con este personaje desencantado, que acab\u00f3 rindi\u00e9ndose al sistema, no acaba, sin embargo, por desarmar los ideales de estos muchachos: en la nota que cierra la pel\u00edcula se puede leer la frase \u201cHay gente que no cambia nunca\u201d, alusiva tanto a la solidez de sus creencias y su modo de vida alternativo como a la inconmovible putrefacci\u00f3n de los acomodados. La pel\u00edcula, a trav\u00e9s de los di\u00e1logos entre los cuatro personajes, desgrana mil y un mensajes cr\u00edticos : sobre la dificultad de rebelarse hoy en d\u00eda (\u201cAhora venden en las tiendas lo que antes era subversivo\u201d), sobre la necesidad de las revoluciones (\u201cEn ninguna revoluci\u00f3n se consigui\u00f3 nada, pero perduraron las buenas ideas\u201d; \u201cHoy en d\u00eda pocos piensan en revoluciones: a las 11 est\u00e1n viendo la tele\u201d), sobre la perversi\u00f3n del sistema (\u201cHay gente que s\u00f3lo es feliz comprando m\u00e1s\u201d; \u201cPensaba que el dinero me proporcionar\u00eda libertad: s\u00f3lo me carga de responsabilidades…\u201d). La candidez de estos muchachos y los medios a los que recurren para el cambio pueden parecernos insignificantes, pero su comportamiento responde a la pura y dura obligaci\u00f3n \u00e9tica. En un momento de la pel\u00edcula, Jan explica a su manera nuestra f\u00e1bula del guisante. Dice que, como sucede en Matrix, quien ve el mundo real y sus desagradables reglas del juego (no su enga\u00f1osa fachada), si es medianamente sensible, no puede vivir en \u00e9l, algo tiene que hacer…
              \n <\/p>\n

                \n
              1. Lecci\u00f3n octava: el error \u00e9tico<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                 
                \nEstimado auditorio: termin\u00e1bamos ayer nuestra exposici\u00f3n hablando de c\u00f3mo la persona justa no puede resignarse a vivir de forma individualista ese valor: algo como la justicia, enraizado en el mundo de las relaciones humanas, caer\u00eda en el absurdo si lo limit\u00e1ramos a una cuesti\u00f3n de conciencia (un mero \u201cpensar con justicia\u201d) o si nos conform\u00e1ramos con su vigilancia y cumplimiento en un \u00e1mbito privado y restringido. Por eso, en general, la persona justa acaba por transformarse en defensor activo de la justicia en toda circunstancia. A este respecto, alguien ayer me preguntaba al final de la sesi\u00f3n algo indudablemente jugoso: \u00bfc\u00f3mo tener la seguridad de que actuamos con justicia? \u00bfQui\u00e9n garantiza la correcci\u00f3n de nuestros actos?
                \nDos instancias respaldan la fiabilidad de nuestras apreciaciones sobre lo justo o lo injusto. Una es el sistema legal; otra, nuestra propia libertad de conciencia. En ocasiones pueden entrar en conflicto estas dos \u201cvaras de medir\u201d, y a eso voy a dedicar algunas palabras.
                \nEl a\u00f1o pasado se estrenaron al menos dos pel\u00edculas en las que la legalidad y la conciencia entraban dram\u00e1ticamente en conflicto: El secreto de Vera Drake y Mar adentro
                [25]<\/strong><\/em><\/strong><\/a>. La primera, para quien habla, m\u00e1s all\u00e1 de sus postulados \u00e9ticos, es un magn\u00edfico ejercicio de cine. La segunda, y siento discrepar con la mayor\u00eda, est\u00e1 tan empe\u00f1ada en emocionar y ganar adeptos que acaba cayendo en la simpleza dram\u00e1tica, el apriorismo (su protagonistas es, antes de nada, un santo y un m\u00e1rtir) y el autobombo est\u00e9tico.
                \nEn la pel\u00edcula del siempre interesante Mike Leigh, una bondadosa mujer, de una generosidad fuera de toda duda, se dedica a practicar abortos gratuitos a mujeres con pocos medios econ\u00f3micos, con un \u00fanico prop\u00f3sito: impedir que traigan al mundo criaturas a las que va a faltar el amor y las condiciones m\u00ednimas para una vida plena. Cuando la polic\u00eda descubre esta pr\u00e1ctica clandestina, asistimos a la perplejidad y el dolor de una mujer que en conciencia pensaba no estar haciendo nada malo. Es m\u00e1s, reconoce ante su hijo que actu\u00f3 como actu\u00f3 porque era su deber… Y que volver\u00eda a hacerlo. El director de la pel\u00edcula, sin juzgar en ning\u00fan momento al personaje ni posicionarse sobre el tema que aborda, acaba por insinuar con su puesta en escena que la severidad del sistema legal no ha sido capaz de reconocer los atenuantes que vuelven perdonable el delito. No obstante, en este choque entre el deber de conciencia y el deber social, la \u201cintromisi\u00f3n\u201d de un tercero (el embri\u00f3n, el ser vivo al que, en una estrategia muy h\u00e1bil, nunca alude Vera en t\u00e9rminos humanos), adem\u00e1s del riesgo para la salud de las mujeres tratadas, componen contraargumentos poderosos a las acciones de Vera. Nuestra libertad de conciencia, un derecho inapelable, debe ponerse en tela de juicio si su ejercicio puede conculcar los derechos de otros seres: la generosidad nunca puede exceder a la justicia.
                \nLa pel\u00edcula es mucho m\u00e1s rica (se critica la mezquindad social, que juzga estos abortos clandestinos, mientras permite bajo cuerda, en cl\u00ednicas lujosas, los abortos de las mujeres pudientes…), pero dejaremos aqu\u00ed nuestro an\u00e1lisis. En Mar adentro un tetrapl\u00e9jico ha decidido dejar de vivir. Aqu\u00ed el derecho a decidir sobre la propia existencia parece que no afecta a nadie m\u00e1s que al propio \u201cdue\u00f1o\u201d de su vida (prescindamos de argumentos de \u00edndole religiosa). Sin embargo, no es cierto: primero, alguien debe \u201cmatar\u201d al enfermo; segundo, la v\u00edctima forma parte de una red de relaciones que se ver\u00e1n afectadas por su decisi\u00f3n; tercero, todo el sistema legal deber\u00e1 reajustarse para prevenir todos los casos que puedan surgir (por ejemplo, enfermos que no pueden decidir sobre su vida y su muerte, con lo que ser\u00e1 la familia o el cuerpo m\u00e9dico el que acabe por ser depositario del derecho o no a vivir de alguien…). Es m\u00e1s, la decisi\u00f3n de alguien de no querer vivir es un fracaso: por algo nadie consiente en el suicidio de un semejante sin buscar una salida \u201cviva\u201d a dicha crisis. Amen\u00e1bar da por bueno el deseo de morir de su personaje de antemano y esa decidida simpat\u00eda le impide rodar una pel\u00edcula m\u00e1s rica, en la que el problema tratado presentara todos sus repliegues. Un apunte final: \u00bfalguien me ayuda a digerir esta frase: \u201cQuien me ame de verdad deber\u00e1 matarme\u201d?
                \n <\/p>\n

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                1. Lecci\u00f3n novena: justicia versus legalidad<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                   
                  \nEstimado auditorio: continuaremos la l\u00ednea de reflexi\u00f3n que ayer abr\u00edamos. Dec\u00edamos, si record\u00e1is, que en algunas ocasiones entran en conflicto conciencia y derecho, legitimidad y legalidad. Fijaos que de ello se deduce el que, en \u00faltimo extremo, tampoco sea del todo cierto que lo injusto resulte intuitivamente reconocible siempre, como postul\u00e1bamos en nuestra primera lecci\u00f3n (si fuera as\u00ed, no habr\u00eda lugar para el dilema \u00e9tico), pero no vamos a desmontar ahora todo nuestro proceso l\u00f3gico que, en t\u00e9rminos generales, sigue siendo v\u00e1lido. En los dos casos que analiz\u00e1bamos en la anterior sesi\u00f3n yo me decantaba por la ley, aunque los directores simpatizaran con la postura \u201cilegal\u201d de sus protagonistas, con su manera de aplicar la libertad de conciencia m\u00e1s all\u00e1 de lo establecido por las normas. Veamos hoy un caso inverso (hay muchos en la historia del cine
                  [26]<\/a> en el que el entramado legal se comporta de forma torpe e insatisfactoria a la hora de aplicar la justicia esperada por un individuo.
                  \nQuiu Jou, una mujer china es una estupenda y olvidada pel\u00edcula de Zhang Yimou, el prestigioso director chino. Su protagonista, una mujer de pueblo en avanzado estado de gestaci\u00f3n, recorre medio pa\u00eds con un \u00fanico prop\u00f3sito: hacer justicia. Su marido gast\u00f3 una broma a su patr\u00f3n a prop\u00f3sito de su virilidad y este le propin\u00f3 una dolorosa (creo que sobra el adjetivo) patada en los genitales. Lo que Quiu Jou desea es que el patr\u00f3n, testarudo como \u00e9l solo, pida perd\u00f3n y se retracte de su comportamiento. Con ese fin, inicia un periplo que va de instancia en instancia, de tribunal en tribunal (del pueblo a la ciudad, de la ciudad a la capital de la regi\u00f3n y, de ah\u00ed, hasta Pek\u00edn), hasta que, al final, para disgusto suyo, la polic\u00eda acaba apresando al autor de la injuria, cuando ella s\u00f3lo persegu\u00eda una explicaci\u00f3n, un gesto dialogado y humano que saldara cuentas entre agresor y agredido y resolviera con dignidad y de verdad un problema.
                  \nEl proceso que nos narra Yimou es el del conflicto entre las relaciones humanas personalizadas, tradicionales (las que busca Quiu), y la burocratizaci\u00f3n deshumanizadora y moderna. Se trata de un tema que tiene como derivaciones otros temas estrechamente ligados en la pel\u00edcula: el contraste campo-ciudad, las diferencias entre la concepci\u00f3n masculina del mundo y los valores femenino y, lo que a nosotros nos interesa especialmente, la oposici\u00f3n entre la justicia interpersonal, basada en la conciencia, y la justicia legal, asentada sobre las leyes.
                  \nEl concepto de justicia defendido por Quiu Jou se basa en el gesto gratuito de reconocimiento de la culpa como \u00fanico requisito para la absoluci\u00f3n; es la conversi\u00f3n personal el \u00fanico camino alternativo de disoluci\u00f3n de conflictos. Los medios ideados por las sociedades modernas para administrar la justicia garantizan la indemnizaci\u00f3n, el pago por el delito, pero nunca la transformaci\u00f3n personal, la superaci\u00f3n real y duradera de la violencia en una relaci\u00f3n. Quiu Jou recurre a todas las v\u00edas posibles para la resoluci\u00f3n de las diferencias con el patr\u00f3n (el di\u00e1logo, la mediaci\u00f3n, la negociaci\u00f3n, el arbitrio, el juez). Al final se encuentra con una ley que escatima con sus normas el verdadero camino del reencuentro, la verdadera justicia.
                  \nEl tortuoso recorrido de Quiu Jou la conduce por las sendas de una progresiva deshumanizaci\u00f3n de las relaciones, hasta llegar a la negaci\u00f3n del individuo
                  [27]<\/a>. Yimou insin\u00faa que la maquinaria legal levantada por los hombres acaba por aplastar a las propias personas. La pel\u00edcula nos relata en c\u00edrculos conc\u00e9ntricos que se alejan m\u00e1s y m\u00e1s del individuo las dificultades que entra\u00f1a todo intento de armonizar las relaciones interpersonales con la din\u00e1mica de un sistema administrativo; la inviabilidad de un poder s\u00f3lo capaz de aplicar una norma general sobre cada individuo indiferenciado, y el riesgo que entra\u00f1a una sociedad hecha a imagen y semejanza de un mecanismo de relojer\u00eda.
                  \nComo antes prefigur\u00e1bamos, Quiu Jou encarna los valores hondamente femeninos (gratitud, di\u00e1logo, perseverancia, sentido com\u00fan) en enfrentamiento con una concepci\u00f3n de las relaciones sociales machista (compensaci\u00f3n econ\u00f3mica, orgullo, valor y defensa de la autoridad, supeditaci\u00f3n a la norma). No en vano, el detonante de la acci\u00f3n es una patada \u201cdonde m\u00e1s duele\u201d al hombre.
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  1. Lecci\u00f3n d\u00e9cima: sobre la justicia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                     
                    \nEstimado auditorio: debo ir terminando. Hoy es nuestra \u00faltimo encuentro y, aunque me pesa, me veo en la obligaci\u00f3n de culminar estas reflexiones. Por ello, para aprovechar al m\u00e1ximo el tiempo que nos queda, volvamos cuanto antes a lo de ayer. De mi comentario sobre Qui Jou se derivaba que, a veces, la virtud de la justicia y la justicia que las instituciones defienden no acaban de corresponderse, carecen de sinton\u00eda (Quiu Jou deseaba una satisfacci\u00f3n moral, una \u201cjusticia virtuosa\u201d, y el sistema s\u00f3lo le proporciona una compensaci\u00f3n legal, una \u201cjusticia normativa\u201d). Por lo tanto, no es dif\u00edcil aventurar que, mientras la justicia regular se conforma con regalarnos unos m\u00ednimos (muy necesarios para que este tinglado funcione), una conciencia bien formada como la de Quiu aspira a formas mucho m\u00e1s elaboradas de lo justo, a unos m\u00e1ximos. La justicia impartida por los tribunales o regulada por las leyes garantiza la protecci\u00f3n de lo propio y privado; pero el hombre o la mujer justos comprenden que, m\u00e1s all\u00e1, existe el compromiso con lo ajeno y con lo p\u00fablico, as\u00ed como el deber de la compasi\u00f3n, de la equidad y de la ternura. Savater habla de \u201cjusticia simp\u00e1tica\u201d
                    [28]<\/a>, es decir, de una justicia que pasa por amar al otro, un poco al menos, aunque s\u00f3lo sea por el hecho de que es tan ser humano como yo. Esa justicia, que significa apuesta decidida y amable por la dignidad del otro, por el cumplimiento de sus derechos, y que se traduce en un ejercicio serio y continuado de los deberes \u00e9ticos hacia la comunidad, es, sin duda, el punto de llegada de nuestra exposici\u00f3n.
                    \nEmpez\u00e1bamos hablando de injusticia y hemos acabado, por fin, a las puertas de la justicia. Esa justicia con may\u00fasculas que encarnaban George en \u00a1Qu\u00e9 bello es vivir! o Atticus en Matar a un ruise\u00f1or; la que los insectos protagonistas de Bichos conquistan con su valor para las hormigas oprimidas por la tiran\u00eda de los saltamontes, la que lleva a Tom\u00e1s Moro a desobedecer y enfrentarse a Enrique VIII en Un hombre para la eternidad, la que conduce a la muerte a Romero…: la que, en definitiva, el cine ha retratado una y otra vez con pulso firme y voz empa\u00f1ada por la emoci\u00f3n.
                    \nY llegamos al ep\u00edlogo. La justicia en el cine a veces nos lleva m\u00e1s all\u00e1 de los l\u00edmites que establece la realidad, a un puerto exclusivo del arte: el de la justicia po\u00e9tica. Llamamos justicia po\u00e9tica a ese c\u00famulo de causas y azares, improbables a todas luces en la realidad, pero posibles en una obra de ficci\u00f3n, que permiten que una situaci\u00f3n se resuelva de forma hermosamente justa y sorprendente. (A prop\u00f3sito, y aunque me salga un poco de tema, la \u00faltima pel\u00edcula de Woody Allen, Match point, curiosamente, nos presenta el ejemplo m\u00e1s redondo de injusticia po\u00e9tica (inverso perverso de lo que acabamos de explicar) que ha dado el cine reciente: alguien se libra de pagar por un crimen atroz gracias a una sorprendente pirueta del destino (genial idea de gui\u00f3n), que no voy a revelar para no destripar la obra). Todo el cine de superh\u00e9roes, por ejemplo, se construye sobre los principios de la justicia po\u00e9tica, con unos personajes fant\u00e1sticos que materializan nuestro anhelo de un orden de las cosas distinto, en el que triunfe con holgura el bien
                    [29]<\/a>.
                    \nMe gustar\u00eda concluir este trabajo con unas notas sobre una pel\u00edcula colombiana, La estrategia del caracol de Sergio Cabrera, resuelta con un singular y revigorizante sentido de la justicia po\u00e9tica. En esta cinta, los vecinos de un bloque de viviendas de uno de los barrios m\u00e1s pobres de Bogot\u00e1 ingenian una estrategia para llevarse toda la casa de la que han sido desahuciados (\u00a1!) antes de que los desalojen, conservando s\u00f3lo la fachada para que nadie repare en sus intenciones. Estos vecinos variopintos, de los m\u00e1s diversos credos e ideolog\u00edas, se embarcan, en fin, en una aventura com\u00fan doble: por una parte, conservar el hogar f\u00edsico, y, por otra, salvar otro rinc\u00f3n mucho m\u00e1s \u00edntimo, esencial y profundo, la propia dignidad de cada uno. Aunque la lucha est\u00e1 perdida antes de empezar, su solidaridad y su empe\u00f1o, m\u00e1s el aporte de eso que hemos llamado justicia po\u00e9tica, conseguir\u00e1n que la estrategia del caracol d\u00e9 sus frutos.
                    \nSergio Cabrera, el art\u00edfice de este cuento inusual en el que un pez chico se come a un pez gordo, se atreve a contarnos una historia que es met\u00e1fora de un mundo mejor, una f\u00e1bula dulce en la que los seres humanos (representados en ese heterog\u00e9neo patio de vecinos) colaboren por fin de forma solidaria para fundar un mundo m\u00e1s justo, donde los ideales se tornan extraordinariamente reales, donde el sue\u00f1o de una sociedad mejor deja de ser una pura e ingenua sinfon\u00eda de ronquidos para cobrar peso espec\u00edfico y hacerse posible. Creo que, como desenlace a nuestra perorata en pro de la justicia, no es una mala conclusi\u00f3n la que nos regala esta obra. Espero que el sabor a utop\u00eda que destilan nuestras \u00faltimas im\u00e1genes no se os vaya de la boca ni de la conciencia en mucho tiempo. Adi\u00f3s y hasta el pr\u00f3ximo encuentro.<\/p>\n

                    JES\u00daS VILLEGAS<\/p>\n

                    estudios@misionjoven.org<\/p>\n

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                    \n
                    [1]<\/a> Sobre este tema, me parece magn\u00edfico el libro Derecho y cine en 100 pel\u00edculas <\/em>de Benjam\u00edn Rivaya y Pablo de Cima, en la editorial Tirant Lo Blanch. Su estudio introductorio y el sagaz comentario de cada pel\u00edcula cautivar\u00e1 a interesados tanto por el derecho como por la \u00e9tica o el cine.
                    \n
                    [2]<\/a> En Diez valores \u00e9ticos<\/em> de J. Bestard, pueden encontrarse algunas notas de partida, muy elementales, sobre la definici\u00f3n de este valor.
                    \n
                    [3]<\/a> Aceptemos esta premisa como punto de partida, a\u00fan reconociendo, primero que hay \u201cpuntos calientes\u201d conflictivos donde lo injusto, para algunos, no se dibuja con tanta nitidez (uso de la violencia en resoluci\u00f3n de conflictos, pena de muerte, bio\u00e9tica…) y, segundo, que el contorno de lo justo ha ido conform\u00e1ndose con muchas dificultades a lo largo de la historia. Leer a este respecto, En defensa de los humillados y ofendidos <\/em>del siempre clarificador Luis Gonz\u00e1lez-Carvajal, donde traza un apasionante recorrido por la evoluci\u00f3n en el reconocimiento de los derechos humanos dentro de la Iglesia
                    \n
                    [4]<\/a> Remito al libro de GONZALEZ CARVAJAL antes citado. Adem\u00e1s en el n\u00famero 306-307 de Misi\u00f3n Joven<\/em> inclu\u00edamos un listado de pel\u00edculas sobre el particular, extra\u00eddo del libro Cine para convivir<\/em> de Manuel Dios Diz.
                    \n
                    [5]<\/a> Los ni\u00f1os como v\u00edctimas pueden considerarse casi un subg\u00e9nero del cine social. Recomendamos cinco t\u00edtulos realmente contundentes: Ni\u00f1os robados, Alemania a\u00f1o 0, Osama, El polaquito <\/em>y Las tortugas tambi\u00e9n vuelan<\/em>. Atentos a Oliver<\/em>, la \u00faltima pel\u00edcula del siempre interesante Roman Polanski, basada en la archiconocida novela de Dickens.
                    \n
                    [6]<\/a> La filmograf\u00eda ser\u00eda inmensa. Cinco t\u00edtulos imprescindibles: La lista de Schindler, El pianista, Competencia desleal, <\/em>el excepcional documental Shoah<\/em> de Claude Lanzmann y \u00bfVencedores o vencidos?<\/em>, el cl\u00e1sico a prop\u00f3sito del juicio de Nuremberg. Las m\u00e1s actuales son la interesante El hundimiento<\/em>, sobre los \u00faltimos d\u00edas de Hitler, y la \u00faltima pel\u00edcula de Volker Schl\u00f6ndorf, El noveno d\u00eda.<\/em>
                    \n
                    [7]<\/a> Sobre el avispero de los Balcanes yah ya una filmograf\u00eda amplia, en la que destacan: En tierra de nadie, Antes de la lluvia, La mirada de Ulises, Welcome to Sarajevo<\/em> o la \u00faltima y vigorisa pel\u00edcula de Kusturica La vida es un milagro.<\/em>
                    \n
                    [8]<\/a> \u00c1frica aparece en el \u00faltimo cine en pel\u00edculas como In my country, En un lugar de \u00c1frica, La int\u00e9rprete <\/em>o El jardinero fiel<\/em>, que inspir\u00e1ndose en la novela de John Le Carr\u00e9, denuncia los tejemanejes de las empresas farmac\u00e9uticas en este continente. Se han estrenado, asimismo, algunas pel\u00edculas de \u00c1frica negra en la \u00faltima temporada. Sobresale entre ellas Moolaad\u00e9<\/em>, sobre la condici\u00f3n de la mujer africana y el problema de la ablaci\u00f3n.
                    \n
                    [9]<\/a> El sonido amenazante de los mensajes radiof\u00f3nicos, los machetes nunca vistos en plena acci\u00f3n pero omnipresentes en m\u00faltiples secuencias, el descubrimiento, no compartido por el espectador, por parte del hijo del protagonista de la ejecuci\u00f3n de sus vecinos o la desasosegante escena nocturna entre la niebla, en la que Paul y uno de sus conserjes entreven en la carretera infinidad de cad\u00e1veres mutilados avalan este tratamiento indirecto, tangencial, pero altamente dram\u00e1tico de la violencia.
                    \n
                    [10]<\/a> A mi entender, bastante floja como texto literario: deslavazada, de estilo anodino y estructura confusa, mon\u00f3tona y cansina, casi s\u00f3lo sirve como documento. La pel\u00edcula, en este caso, mejora el original literario.
                    \n
                    [11]<\/a> Vienen aqu\u00ed a cuento unas palabras de Eduardo Galeano: \u201cPara una innumerable cantidad de ni\u00f1os y j\u00f3venes latinoamericanos, la invitaci\u00f3n al consumo es una invitaci\u00f3n al delito. La televisi\u00f3n te hace agua la boca y la polic\u00eda te echa de la mesa. El sistema niega lo que ofrece\u201d.
                    \n
                    [12]<\/a> Esa confusi\u00f3n tr\u00e1gica entre violencia real y violencia ficticia encuentra su tratamiento m\u00e1s acerado y serio en la indispensableLa carnaza<\/em> de Bertrand Tavernier.
                    \n
                    [13]<\/a> El complemento perfecto de esta pel\u00edcula es Elephant<\/em>, la rupturista pel\u00edcula de Gus Van Sant que muestra la masacre del instituto Columbine. Los adolescentes criminales de este largometraje casi experimental padecen, ahora en el occidente opulento, males sim\u00e9tricos a los de los muchachos brasile\u00f1os, canalizados, una vez m\u00e1s, de forma violenta.
                    \n
                    [14]<\/a> La novela est\u00e1 llena de fragmentos que explican esto. A t\u00edtulo de ejemplo: \u201cHab\u00eda convivido con los grupos de delincuentes, le gustaba escuchar sus historias de asaltos, robos y asesinatos (…). Cuando creciese, conseguir\u00eda un arma para hacerse rico en la ciudad\u201d (p. 46). \u201cUn grupo de ni\u00f1os preguntaba a los due\u00f1os del Bonfim por los delincuentes. Quer\u00edan celebrar sus haza\u00f1as en compa\u00f1\u00eda de los maestros\u201d (p. 53).
                    \n
                    [15]<\/a> Cl\u00e1sicos como El gran dictador, Sal\u00f3, El crimen de Cuenca, Roma ciudad abierta <\/em>o buena parte del cine latinoamericano m\u00e1s comprometido (citemos s\u00f3lo La noche de los l\u00e1pices<\/em>) abundan en este argumento. Un caso siempre apasionante en esta direcci\u00f3n ser\u00eda el del cine que presenta anti-utop\u00edas: 1984, Brazil, Fahrenheit 451, Blade Runner, Hormigaz o El se\u00f1or de las moscas <\/em> son algunos ejemplos ilustres.
                    \n
                    [16]<\/a> Nos referimos a la diferencia, cl\u00e1sica ya, entre violencia directa y violencia estructural.
                    \n
                    [17]<\/a> La reciente reedici\u00f3n de la pel\u00edcula por la Fnac la vuelve un cl\u00e1sico casi de obligado cumplimiento.
                    \n
                    [18]<\/a> Sobre el conflicto palestino-israel\u00ed pueden visionarse Intervenci\u00f3n divina, Domicilio privado<\/em> y buena parte del cine de Amos Gitai, editado parcialmente el a\u00f1o pasado en DVD.
                    \n
                    [19]<\/a> Merece la pena contemplar La int\u00e9rprete<\/em> de S. Pollack, sobre las soluciones violentas o diplom\u00e1ticas a situaciones pol\u00edticas dif\u00edciles de sostener.
                    \n
                    [20]<\/a> El cine ha tratado con profusi\u00f3n la figura del justiciero (paradigm\u00e1tica presencia en el cine del oeste, Ra\u00edces profundas, por ejemplo, <\/em>o en el cine de superh\u00e9roes) y el vengador (ah\u00ed est\u00e1 el cl\u00e1sico de los 70, Taxi driver<\/em>), versiones deformadas y violentas pero jugos\u00edsimas de la figura del hombre justo.
                    \n
                    [21]<\/a> El proceso inverso, el surgimiento del hombre injusto se erige en el n\u00facleo tem\u00e1tico de la nueva saga de Star Wars <\/em>, cuyo brillante cierre, La venganza de los Sith<\/em>, necesita una atenta revisi\u00f3n. En otra l\u00ednea, la figura del supervillano, rival del superh\u00e9roe, representa al personaje empujado por el exceso de poder hacia la injusticia. Batman begins <\/em>explora este tema en el proceso de forja del hombre murci\u00e9lago.
                    \n
                    [22]<\/a> Mencionemos la reciente y exitosa Diario de motocicleta<\/em>, para mi gusto demasiado epid\u00e9rmica en el tratamiento de la toma de conciencia por parte del Che, pero no menos ilustrativa del tema que nos ocupa.
                    \n
                    [23]<\/a> Tema apasionante donde los haya, presente en obras como Z, JFK, Agenda oculta <\/em>o El misterio Gal\u00edndez. <\/em>En una l\u00ednea pr\u00f3xima situar\u00edamos las pel\u00edculas que desgranan los abusos e iniquidades de un poder pol\u00edtico mal ejercido: Bloody sunday <\/em>o la reciente y magn\u00edfica Omagh <\/em>brillan con luz propia. Esta \u00faltima se centra en la lucha de los padres de las v\u00edctimas de una atentado del IRA con el gobierno brit\u00e1nico para que la justicia esclarezca un caso que los pol\u00edticos procuran remover los menos posible.
                    \n
                    [24]<\/a> Quiz\u00e1s una de las pel\u00edculas de alto valor pedag\u00f3gico m\u00e1s estudiadas, por eso no me extiendo en su an\u00e1lisis. Leer, en este sentido, el trabajo presente en Cine formativo<\/em> de Saturnino de la Torre, en Octaedro.
                    \n
                    [25]<\/a> El tema de los dilemas morales puede encontrarse en innumerables pel\u00edculas: recordemos las estupendas Las normas de la casa de la sidra, La muerte y la doncella, Seven, Quiz Show <\/em>o la obra maestra Million dollars baby, <\/strong><\/em>creaciones que rechazan las tomas de postura taxativas y prefieren el respetuoso retrato de unos personajes que deciden en pleno conflicto de valores tras calibrar las repercusiones de sus actos. <\/em><\/strong>Pena de muerte, Doces hombres sin piedad o Becket<\/em> apuntan en la misma direcci\u00f3n.
                    \n
                    [26]<\/a> Traigamos a colaci\u00f3n cinco t\u00edtulos sobre las injusticias de la Justicia: Matar a un ruise\u00f1os, El hombre de Alcatraz, <\/em>el documental Capturing de Friedman, Senderos de gloria, Falso culpable<\/em>.
                    \n
                    [27]<\/a> Con acertado criterio, toda la puesta en escena refuerza esta degradaci\u00f3n: los espacios, los alimentos, las relaciones, las situaciones que vive. Quiu a medida que se aleja del pueblo, se caracterizan por una progresiva despersonalizaci\u00f3n.
                    \n
                    [28]<\/a> Cf. \u00c9tica para Amador<\/em>, Ariel, Barcelona 1991.
                    \n
                    [29]<\/a> La justicia po\u00e9tica es muy del gusto de los cineastas latinoamericanos (El \u00faltimo tren, <\/em>por ejemplo), aunque est\u00e1 presente tambi\u00e9n en Cadena de favores, <\/strong><\/em>en buena parte del cine de Frank Capra, o en Millones, <\/strong><\/em>por ce\u00f1irme s\u00f3lo a tres ejemplos.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

                    Jes\u00fas Villegas   Jes\u00fas Villegas es profesor en el Colegio Mar\u00eda Auxiliadora de Vigo.   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO A trav\u00e9s de diez \u201clecciones\u201d muestra el art\u00edculo c\u00f3mo el cine constituye un instrumento eficaz para la educaci\u00f3n en la justicia. El autor se centra en el sentido \u00e9tico de la justicia y se fija en diez […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1034,66,94],"tags":[],"class_list":["post-8345","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-348_349","category-jesus-villegas","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8345","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8345"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8345\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8345"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8345"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8345"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}