{"id":8351,"date":"2005-12-01T00:00:16","date_gmt":"2005-11-30T22:00:16","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8351"},"modified":"2005-12-01T00:00:16","modified_gmt":"2005-11-30T22:00:16","slug":"yo-consumo-tu-consumes-ellos-son-excluidos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/yo-consumo-tu-consumes-ellos-son-excluidos\/","title":{"rendered":"Yo consumo, t\u00fa consumes… ellos son excluidos"},"content":{"rendered":"
V\u00edctor Renes Ayala VICTOR RENES<\/p>\n estudios@misionjoven.org<\/p>\n V\u00edctor Renes Ayala V\u00edctor Renes es soci\u00f3logo, miembro del Equipo t\u00e9cnico de Caritas Espa\u00f1ola. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Desde un enfoque antropol\u00f3gico y centrando la atenci\u00f3n en la relaci\u00f3n entre consumo y desarrollo humano, el art\u00edculo plantea un conjunto de cuestiones sobre la satisfacci\u00f3n de necesidades y deseos, sobre el modelo de persona y sociedad […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[1023,94,1024],"tags":[],"class_list":["post-8351","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-347","category-mision-joven-2","category-victor-renes-ayala"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8351"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8351"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8351\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8351"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8351"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8351"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nV\u00edctor Renes es soci\u00f3logo, miembro del Equipo t\u00e9cnico de Caritas Espa\u00f1ola.
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDesde un enfoque antropol\u00f3gico y centrando la atenci\u00f3n en la relaci\u00f3n entre consumo y desarrollo humano, el art\u00edculo plantea un conjunto de cuestiones sobre la satisfacci\u00f3n de necesidades y deseos, sobre el modelo de persona y sociedad que genera el consumismo actual y, especialmente, sobre el cambio antropol\u00f3gico y social. Cuando puramente el crecimiento econ\u00f3mico deviene el paradigma social, el pobre es el perdedor y la gran trasmutaci\u00f3n social es la alineaci\u00f3n.
\n\u00a0<\/strong>
\nDel consumo se puede hablar desde una \u00f3ptica econ\u00f3mica como demanda, analizando el efecto del consumo en la activaci\u00f3n o desactivaci\u00f3n de la econom\u00eda; tambi\u00e9n del consumo en tanto utilizaci\u00f3n de los bienes y servicios necesarios para la satisfacci\u00f3n de las necesidades humanas. Pero nuestro enfoque no ser\u00e1 de tipo econ\u00f3mico sino antropol\u00f3gico, o sea, de la relaci\u00f3n consumo \u2013 desarrollo humano y c\u00f3mo el consumo configura el propio modelo de persona y de sociedad
\nEsta tendencia a convertirse el consumo en el patr\u00f3n de referencia de las sociedades de masas claramente aparece como un denominador com\u00fan en las sociedades occidentales de la segunda mitad del siglo XX. La sociedad opta no s\u00f3lo por la disposici\u00f3n de bienes imprescindibles para la satisfacci\u00f3n de las necesidades personales y sociales, sino que convierte esta posesi\u00f3n en el polo de referencia de opciones, decisiones y valores. Los valores materiales toman la prevalencia sobre los valores espirituales como signo de valor social y esto legitima al consumo en tanto validador de tales valores.
\nHemos pasado del consumo al consumismo, y esto es una trampa y una espiral. Por qu\u00e9? Pues porque las necesidades en sentido estricto son pocas, pero una vez generada la espiral de necesidades ilimitadas, y hoy por hoy no se quiere delimitar esta espiral de \u2018necesidades\u2019, el consumidor se hace muy apetecible para la econom\u00eda de producci\u00f3n. La producci\u00f3n crece y, por ello, hace crecer las rentas, lo que genera un nuevo crecimiento de las necesidades.
\nEsta espiral puede hacer quebrar la sociedad; o sea, esta espiral no tiene l\u00edmites mas que por el ahogamiento del sistema. Ante la creciente ansia de consumo el propio sistema de producci\u00f3n se acaba gigantizando pues el consumismo devora todo. Pasamos de lo peque\u00f1o es hermoso a lo gigante es fant\u00e1stico, y este principio se convierte en axioma siempre verdadero. Gigantismo que, adem\u00e1s, muchas veces es ocultamiento de in-capacidades.
\nDesde el punto de vista antropol\u00f3gico el consumismo plantea una serie de cuestiones que vamos a pasar a examinar: los bienes, los deseos y la satisfacci\u00f3n de las necesidades; consumo y modelo de persona y de sociedad; consumismo y cambio antropol\u00f3gico y social.
\n <\/p>\n\n
\nEl modelo de crecimiento econ\u00f3mico imperante hoy en el mundo, es tributario de un sistema de creencias. Y, en primer lugar, de la noci\u00f3n dominante respecto al concepto de necesidad. La necesidad es entendida como an\u00e1loga al deseo, por lo que tiene un car\u00e1cter de infinitud que se retroalimenta a s\u00ed misma, ya que por cada necesidad-deseo satisfecha surgir\u00e1n muchos otros deseos-necesidades que ser\u00e1 necesario satisfacer. Esto orienta al sistema econ\u00f3mico a la satisfacci\u00f3n de los deseos humanos identificados como necesidades, y lo determina como un sistema en permanente crecimiento.
\nLa propia estructuraci\u00f3n y valoraci\u00f3n social queda organizada en torno al crecimiento pues se entiende que estando en juego la satisfacci\u00f3n de los deseos-necesidades humanas, nada puede ser m\u00e1s relevante que el crecimiento, en tanto se identifica crecimiento con satisfacci\u00f3n. En esa visi\u00f3n se pasa directamente desde la necesidad (algo reconocible universalmente y, en cuanto tal, objetivable) al deseo (algo esencialmente subjetivo y eventual seg\u00fan cada contexto).
\nDe ah\u00ed que sea necesario repensar y revisar la noci\u00f3n de necesidad[1]<\/a>. Si se piensa la necesidad humana como algo asociado a nuestra naturaleza como entes vivos, estamos hablando del \u00e1mbito donde se encuentra radicado aquello que llamamos \u201cvida humana\u201d. Y ah\u00ed nos encontramos con la existencia de una naturaleza humana constante (en lo substantivo) a lo largo de la historia y a lo ancho de las culturas y una serie de necesidades humanas que son las mismas para el conjunto de aquellos que reconocemos como seres humanos. Seg\u00fan esta propuesta las necesidades son pocas, finitas y clasificables, existiendo nueve necesidades humanas fundamentales: subsistencia, protecci\u00f3n, afecto, entendimiento, creaci\u00f3n, participaci\u00f3n, ocio, identidad y libertad.
\nSurge, como consecuencia, la necesidad de un nuevo concepto que d\u00e9 cuenta de la dimensi\u00f3n aparentemente cambiante de la necesidad<\/em>, y que denominaremos \u201csatisfactor<\/em>\u201d. Son los satisfactores los que cambian de cultura en cultura, de sociedad en sociedad, de pueblo en pueblo. Cada comunidad humana comparte un conjunto de satisfactores propios y espec\u00edficos, que incluso la diferencian de otra comunidad. El elemento cambiante son los satisfactores, existiendo varios tipos de satisfactores, siendo algunos de ellos beneficiosos y otros da\u00f1inos en relaci\u00f3n a la satisfacci\u00f3n de las necesidades humanas.
\nUna primera consecuencia importante es la no identificaci\u00f3n inmediata entre deseo, o mejor dicho, entre necesidad y el bien con el que satisfacerla: otra consecuencia es que pueden ser muy diversas las distintas formas de satisfacer una necesidad con los diversos bienes, pues pueden ser muy diversas las mediaciones, o sea los satisfactores; igualmente la presencia de la cultura y los valores en el campo de la satisfacci\u00f3n de las necesidades. Esta nueva visi\u00f3n de las necesidades nos plantea varias cuestiones, entre las que se\u00f1alaremos solamente dos.
\nAl ser las necesidades humanas fundamentales iguales para todos e iguales en importancia,\u00a0cambia el concepto de pobreza y tambi\u00e9n el de riqueza, porque en la visi\u00f3n del \u2018crecimiento\u2019 econ\u00f3mico, la pobreza est\u00e1 asociada exclusivamente a d\u00e9ficit o ausencia de subsistencia, vale decir de pan, techo y abrigo. Pero en una concepci\u00f3n de las necesidades que las considera como la propia naturaleza humana, para todas las necesidades existe un umbral presist\u00e9mico. La deprivaci\u00f3n en cualquiera de ellas m\u00e1s all\u00e1 de un cierto nivel, conduce al desmoronamiento del sistema de necesidades y consecuentemente de la vida. La gente se muere no solamente de hambre sino que se muere tambi\u00e9n por carencia de afecto o por carencia de identidad, etc.
\nPor otra parte, la hegemon\u00eda de esta visi\u00f3n cultural tradicional ha terminado imponi\u00e9ndonos concepciones de la realidad donde tendemos a desvalorizar nuestros propios recursos, nuestras riquezas, empobreci\u00e9ndonos de esa manera al imponernos escalas de valores, de deseos y de consumo ajenos a nuestra historia e identidad como pueblos. \u00bfQu\u00e9 decir, por ejemplo, de la enorme riqueza contenida en los satisfactores para actualizar la necesidad de afecto<\/em> en nuestras sociedades latinas? \u00bfO la enorme abundancia contenida en la relaci\u00f3n que establecen con la naturaleza los pueblos ind\u00edgenas para dar cuenta de sus necesidades de entendimiento y subsistencia<\/em>?
\n <\/p>\n\n
\nVamos a considerar esos tres elementos (necesidades-satisfactores-bienes) para analizar el modelo de sociedad en que nos encontramos[2]<\/a>. Podemos decir que la sociedad occidental ha tenido \u00e9xito en implantar su modelo en todo el mundo dando origen a la actual sociedad consumista, en la cual se produce un sobredimensionamiento del subsistema de los bienes y obviamente un subdimensionamientode lo que son las necesidades y los satisfactores. Se trata de una sociedad en la cual el exceso de bienes nos va embotando tanto desde el punto de vista valorativo como desde el punto de vista emocional. Entiende la riqueza como acumulaci\u00f3n y posesi\u00f3n de bienes. Por el contrario pobreza es equivalente a ausencia o privaci\u00f3n de bienes.
\nPero este modelo social ha generado una nueva enfermedad, el consumismo que informa toda nuestra cultura pues va acelerando cada vez m\u00e1s los procesos mediante los cuales se introducen nuevos productos, al precio de generar permanente obsolescencia y desechabilidad. Si bien la permanente innovaci\u00f3n y creaci\u00f3n es necesaria en toda sociedad humana,\u00a0 ella no puede ser al costo de una tan profunda destrucci\u00f3n ambiental, cultural y moral como acontece actualmente.
\nHay una especie de norma moral referida al consumismo que exige dar cuenta lo antes posible del deseo. Parte importante del mensaje publicitario se orienta a generar deseos en forma casi compulsiva, de modo tal que \u00e9ste se hace presente ante la conciencia generando una sensaci\u00f3n de vac\u00edo e incluso casi de dolor mientras no sea satisfecho. Pero ello va contra el propio proceso de humanizaci\u00f3n. Es decir, nuestra humanidad requiere imprescindiblemente para su constituci\u00f3n de la postergaci\u00f3n en la satisfacci\u00f3n del deseo.
\nAs\u00ed, el ni\u00f1o reci\u00e9n nacido siente hambre y llora, y exige su inmediata satisfacci\u00f3n. El proceso de humanizar a ese animal humano, \u00abdesanimaliz\u00e1ndolo\u00bb, consiste en socializarlo, en educarlo, de modo que aprenda a distinguir su deseo de su satisfacci\u00f3n, que no puede ser inmediata. La articulaci\u00f3n de la identidad de ese ser es un proceso en el cual aquel va reconociendo la necesidad de dise\u00f1ar estrategiasadaptativas que le permitan dar cuenta de su deseo. En todo ese proceso se ha ido progresivamente infiltrando la dimensi\u00f3n temporal. La estrategia de satisfacci\u00f3n del deseo demanda un primer y previo aprendizaje: \u00abno es posible obtener nada inmediatamente, todo requiere de un tiempo\u00bb.
\nNuestra cultura, por el contrario, nos impulsa a consumir m\u00e1s y m\u00e1s compulsivamente, a dar cuenta en forma inmediata e instant\u00e1nea de cualquier deseo surgido. La sociedad consumista actual ancla su existencia en la producci\u00f3n industrial de bienes de consumo masivo: bienes que requieren ser permanentemente desvalorados y desechados, para as\u00ed continuar creando nuevos bienes que los sustituyan.
\nEste tipo de sociedad posee en su naturaleza un car\u00e1cter excluyente que hace que s\u00f3lo pueda ofrecer beneficios que se sustentan en\u00a0 el juego suma cero<\/em>: si alguien gana es porque otro lo pierde. Muchos bienes durables e incluso bienes de capital, por la propia l\u00f3gica interna de este sistema social, son transformados de bienes que proveen calidad de vida o riqueza mediante la creaci\u00f3n de nuevos bienes, en males, ya que son transformados en chatarra o basura (valor social negativo), constituy\u00e9ndose en\u00a0 una carga para el ambiente.
\nLa sociedad de consumo masivo ha ido transformando de una manera radical los valores propios de otras sociedades. Ha destruido los valores de la cooperaci\u00f3n y de la convivialidad, ha destruido los valores de la solidaridad y de la fraternidad. Ha fomentado el individualismo extremo y una suerte de consumismo patol\u00f3gico, lo cual ha comenzado a comprometer incluso el futuro. Se ha producido en los a\u00f1os recientes una profunda mutaci\u00f3n cultural desde una \u00absociedad frugal\u00bb a una \u00absociedad consumidora\u00bb. Se ha aprendido a malgastar, a usar y tirar las cosas, a sentirse insatisfecho incluso con el \u00faltimo modelo de autom\u00f3vil y a anhelar el nuevo modelo.
\nEn sociedades que operan con esta l\u00f3gica, se van transformado en obsoletos y\/o desechables, todos aquellos seres humanos que por diversas razones no pueden constituirse en sujetos de cr\u00e9dito: personas con bajos o escasos niveles de ingreso (pobres), personas con esperanzas de vida limitada (ancianos y enfermos terminales), personas con capacidad de pago decreciente (enfermos cr\u00f3nicos y discapacitados), y as\u00ed muchos otros grupos sociales. De forma tal que la exclusi\u00f3n se torna necesaria para mantener los niveles de competitividad alcanzada.
\nLa sociedad del crecimiento ilimitado supone un principio que se ha demostrado irreal: que el crecimiento \u201cse filtrar\u00e1\u201d hacia las clases m\u00e1s pobres que, as\u00ed, podr\u00e1n acceder al consumo que satisfar\u00e1 sus necesidades. Pero hace tiempo que se ha comprobado que los altos \u00edndices de crecimiento econ\u00f3mico por s\u00ed mismos no resuelven los problemas sociales y humanos m\u00e1s importantes, incluso los m\u00e1s urgentes, adem\u00e1s de haber ido acompa\u00f1ado en muchos pa\u00edses de paro y de deterioro de las condiciones de vida.
\nCu\u00e1l es la cuesti\u00f3n que est\u00e1 detr\u00e1s de \u00e9sta situaci\u00f3n? Pues que el crecimiento continuo y su anverso el consumo ilimitado como satisfactor de los deseos, que no de las necesidades, no se refiere a la calidad de vida sino al llamado \u201cnivel de vida\u201d que se equipara al consumo material, que es el que requiere el crecimiento continuo para una progresi\u00f3n del nivel de vida. Pero esto lleva a disponer y consumir bienes que no son necesarios, salvo por la identificaci\u00f3n de necesidad con deseo, y a derrochar recursos. Lo que acaba induciendo una degradaci\u00f3n de la \u201ccalidad de vida\u201d (del aire que respiramos, de la comida que comemos, de las relaciones sociales que forman el tejido de nuestras vidas, de la participaci\u00f3n de todos en el ejercicio de sus derechos …). Lo que, adem\u00e1s, implica una utilizaci\u00f3n de recursos naturales sin atenerse a sus l\u00edmites, lo que contribuye al agotamiento de los recursos naturales del planeta.
\nAs\u00ed pues, los valores que aparecen en los modelos econ\u00f3micos actuales, en nuestra propia sociedad consumista son aquellos que pueden ser cuantificados asign\u00e1ndolos un valor monetario. Pero, sobre todo, y como expresi\u00f3n m\u00e1s rotunda de su inadecuaci\u00f3n como modelo social, niega la riqueza de la que los seres humanos somos portadores, los bienes abundantes. Es decir, en su identificaci\u00f3n de necesidad con deseo, y en la relaci\u00f3n del deseo con los bienes con que dar cuenta inmediata del mismo, reduce todo a los bienes materiales con los que colmar los deseos. Para ello invisibiliza lo abundante, y reduce todo a lo escaso para as\u00ed justificar el continuo e ilimitado crecimiento de bienes materiales. Lo abundante, incluso, como puede (o pod\u00eda) ser el aire, pasa a ser \u2018econ\u00f3mico\u2019 en cuanto se le reduce a escaso. Por ello, los bienes inmateriales, relacionales y espirituales de los que los seres humanos somos abundantes, como el afecto, el amor, la fraternidad, la solidaridad, la socialidad, la societalidad, la gratuidad, la capacidad de encuentro, de entendimiento y de organizaci\u00f3n, la confianza, la participaci\u00f3n, la creatividad, etc, no son considerados recursos por no ser considerados \u2018econ\u00f3micos\u2019 al no ser escasos. Hasta que escasea en una sociedad la propia capacidad de \u2018cuidarnos\u2019, y entones se \u2018paga el cuidado\u2019 pasando a ser as\u00ed un bien econ\u00f3mico en tanto tiene precio.
\n <\/p>\n\n
\nPor tanto, s\u00f3lo existen las \u2018mercanc\u00edas\u2019, o sea, los bienes son considerados en tanto pueden ser \u2018adquiridos en el mercado\u2019, comprados, para su aplicaci\u00f3n a los deseos. Por lo que acaban siendo considerados bajo su aspecto \u2018econ\u00f3mico\u2019 que reduce al bien a su dimensi\u00f3n de coste para poder ser adquirido; o sea, a su precio, no a su valor. En una sociedad estructurada en torno al consumo ilimitado s\u00f3lo existen mercanc\u00edas que se intercambian con su estricto valor mercantil. Ya no hay que estar de acuerdo con los valores simb\u00f3licos trascendentes (reciprocidad \u2013 amor; redistribuci\u00f3n \u2013 justicia;\u00a0intercambio \u2013 equidad); simplemente hay que someterse al juego de la circulaci\u00f3n infinita y extendida de la mercanc\u00eda para un consumo como fin en s\u00ed mismo.
\nEeste modelo est\u00e1 llamado a extenderse mucho m\u00e1s all\u00e1 del campo del intercambio mercantil. Y por ello habr\u00e1 que pagar un precio, a saber la alteraci\u00f3n de la funci\u00f3n simb\u00f3lica, donde ni la solidaridad, ni la cooperaci\u00f3n, ni la socialidad, ni la societalidad, ni el conjunto de los bienes inmateriales, relacionales, espirituales, podr\u00e1n ser par\u00e1metros de sociedad. Y es que la est\u00e9tica del mercenario lleva las de ganar respecto a la \u00e9tica del futuro. O sea, todo se sacrifica a la tiran\u00eda de lo urgente, de lo inmediato, que es el ritmo y el tiempo del consumo de la mercanc\u00eda, y no se aceptan esquemas de trabajo de gratificaci\u00f3n diferida.
\nSe han trasmutado los valores societales que estructuran una sociedad, pues se acaban trasmutando los valores del \u2018bienestar\u2019, de la \u2018asociaci\u00f3n\u2019, de la \u2018solidaridad\u2019, que son conceptos que han perdido su referencia en tanto su sentido ven\u00eda de asegurar colectivamente los riesgos de la existencia social a trav\u00e9s de la solidaridad del conjunto social. Ahora se busca el bienestar particular, la solidaridad y el asociacionismo corporativo en tanto forma de asegurar individualmente los deseos (igualados a necesidades) que han quedado fragmentados por grupos y estratos de poder social, a trav\u00e9s de los cuales los individuos que pueden adquirirlos los consiguen, y as\u00ed pueden disfrutar de su poder de compra.
\nHay un problema de fondo en el modelo de estructuraci\u00f3n social que deviene de las opciones del consumismo y de la mercantilizaci\u00f3n de la sociedad, y es que se construye sobre fuerzas que se repelen. Es decir, dado que la fuerza estructuradora prevalente es la mercanc\u00eda y el consumo de la misma, y que por ello su instrumento es el mercado, el tejido social es un tejido sin sujeto, pues el mercado intercambia objetos, y los objetos est\u00e1n desimbolizados, s\u00f3lo son mercanc\u00edas para su uso inmediato que en el acto mismo de ser usadas se consumen y necesitan su reposici\u00f3n para ser usadas y por ello consumidas nuevamente, lo que les pone en un c\u00edrculo de retroalimentaci\u00f3n \u2018consumista\u2019 sin fin.
\nCon ello los individuos quedan convertidos en \u00abm\u00f3nadas\u00bb sociales cuyo signo de identidad es su pretensi\u00f3n de diferenciarse de los que no se han salvado de la crisis de la sociedad del consumo de la mercanc\u00eda. Y va introduciendo una nueva comprensi\u00f3n del bienestar desde la apropiaci\u00f3n individual del mismo, y la \u00absalvaci\u00f3n\u00bb corporativista, como sentido de lo asociativo. El asociacionismo ha pasado a ser yuxtaposici\u00f3n de individuos afectos al mismo poder social (corporativismo).
\nEl \u00abbienestar\u00bb social ha pasado a ser entendido como algo que el individuo se apropia, de forma particular, y no como la garant\u00eda de los derechos sociales desde el acceso a bienes y servicios generales. Por lo que la garant\u00eda de su disfrute est\u00e1 en la capacidad de su apropiaci\u00f3n, de la apropiaci\u00f3n de los objetos de consumo con los que el bienestar se identifica. De ah\u00ed el l\u00f3gico reverdecimiento de lo privado-individual enfrentado a lo com\u00fan-societal.
\n <\/p>\n\n
\nLa prevalencia de la mercanc\u00eda est\u00e1 produciendo una verdadera mutaci\u00f3n antropol\u00f3gica, pues nuestra condici\u00f3n humana est\u00e1 siendo obligada a quedar religada a la capacidad de adecuarse a los flujos siempre cambiantes de la circulaci\u00f3n de la mercanc\u00eda, o sea, de los objetos de consumo. En definitiva, lo que la sociedad consumista da de s\u00ed es la configuraci\u00f3n de un hombre nuevo. Pero para ello no se ha planteado una gran batalla contra los antiguos s\u00edmbolos por unos nuevos. Simplemente se ha limitado a introducir un nuevo estatuto del objeto, definido como simple \u2018mercanc\u00eda\u2019, esperando que los hombre se trasformar\u00e1n durante su adaptaci\u00f3n a la mercanc\u00eda.
\nLo que se acaba fabricando es un nuevo sujeto, un sujeto a-cr\u00edtico, precario, psicotizado ante los \u00eddolos o s\u00edmbolos nuevos del mercado y del consumo de objetos mercanc\u00edas que le dan el ser, abierto a todas las conexiones mercantiles y a todas las fluctuaciones identitarias. Todo debe entrar en la esfera de la mercanc\u00eda incluidos los mecanismos de la subjetivaci\u00f3n. Lo que desde un nivel de antropolog\u00eda filos\u00f3fica se puede entender como una religaci\u00f3n del ser humano al objeto en tanto representa lo que se desea y a lo que aspira, as\u00ed como simboliza lo que le salva; una religaci\u00f3n \u00bfreligiosa? (idolatr\u00eda). \u00bfQu\u00e9 valor posee este sujeto?
\n
\n4.1. <\/strong>M\u00e1s es igual a mejor.<\/strong>
\n
\nEn nuestra sociedad del crecimiento y del consumo ilimitados, la suma se ha convertido en el par\u00e1metro fundamental, seg\u00fan el axioma de que m\u00e1s es igual a mejor. De modo que la cantidad es la que valida la calidad. Y a ello se debe sacrificar lo dem\u00e1s. Crecimiento del consumo que, sin otra l\u00f3gica, se identifica con Bienestar. Por tanto se confronta con la satisfacci\u00f3n de los deseos-necesidades como criterio, y relega, olvida, incluso desprecia abordar la des-integraci\u00f3n y la exclusi\u00f3n como cuesti\u00f3n que deber\u00eda estructurar las decisiones.
\nSeg\u00fan esto, \u00bfqu\u00e9 valor posee el sujeto? <\/em>Un modelo de sociedad identificada con el crecimiento econ\u00f3mico como paradigma social, y con la apropiaci\u00f3n individual del crecimiento (cuya manifestaci\u00f3ntipol\u00f3gica es el \u00abconsumismo\u00bb), identifica necesidad con deseo, y \u00e9ste con la posesi\u00f3n que ahoga todo proyecto de satisfacci\u00f3n que no se resuelva en lo inmediato.
\n <\/p>\n\n
\nPor lo que el pobre-el que no llega-el excluido, es el autorresponsable. Y de ah\u00ed, ya, el culpable.
\n
\n4.2. El precio como la medida del valor.<\/strong>
\n
\nTodo lo que no es validado por el mercado, por su rentabilidad y competitividad, debe ser rechazado. De ah\u00ed deviene la concurrencia como el valor fundamental. Y eso sin l\u00edmite; o sea, si la competitividad necesaria para ser validada por el mercado se basa en expolios de la naturaleza o en la explotaci\u00f3n de las personas, no se considera cuesti\u00f3n relevante. La cuesti\u00f3n es la prevalencia ante el resto de ‘oponentes’ o competidores en el mercado. Y, lo que es m\u00e1s sangrante, esto queda legitimado por su contribuci\u00f3n al P.I.B., es decir, al crecimiento y, desde ah\u00ed, pretendidamente al bienestar. Por lo que el bienestar queda significativamente reducido a los elementos mensurables, a los objetos y, finalmente, a su precio. Sin que se considere necesario que habr\u00eda que contabilizar todos los destrozos, en personas y naturaleza,\u00a0 realizados para ello.
\nSeg\u00fan esto, \u00bfqu\u00e9 valor posee el sujeto?<\/em> En la sociedad de la mercanc\u00eda (propuesta social, categor\u00eda cultural, y \u00e9tica), todos quedamos igualados en el consumo, quedando velada toda otra situaci\u00f3n, pues el consumo est\u00e1 desligado de toda la base y condiciones sociales en que se asienta la persona, los grupos sociales, la sociedad, quedando todos reconvertidos en un atomismo individual.
\n <\/p>\n\n
\nPor lo que el pobre es el perdedor, el que se debe construir bajo negaciones.
\n
\n4.3. Sin sujeto social<\/strong>
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\nIdentificado crecimiento material y disponibilidad de objetos de consumo con bienestar, la cuesti\u00f3n es qui\u00e9n es el sujeto social. Y la respuesta es el individuo. El individuo, sin ninguna connotaci\u00f3n a ‘los otros’, es lo \u00fanico que se considera real; el resto se considera fabulaciones. Por s\u00ed mismo, el individualismo sospecha de los dem\u00e1s como de potenciales enemigos de ‘su’ bienestar. Lo que no es sino la traducci\u00f3n social y cultural de la concurrencia como ley b\u00e1sica de la econom\u00eda, trasladada a ley de la sociedad.
\nPor tanto se confronta con la sociedad a la que despoja de otros referentes antropol\u00f3gicos y sociales. Lo que constituye un fundamento enfermizo para una sociedad, pues desde el individualismo metodol\u00f3gico se sospecha y recela; o sea, se construye una sociedad infeliz y ansiosa, e injusta, pues acapara lo que no necesita despojando de ello a otros en su af\u00e1n de cubrir su angustia con las cosas.
\nSeg\u00fan esto, \u00bfqu\u00e9 valor posee el sujeto?<\/em> En el consumo no aparece la dimensi\u00f3n social, y por ello solidaria, puesto que absolutiza el fin con lo inmediato en el que no hay lugar ni cabida el \u00abotro\u00bb, el diferente, que aparece como el potencial disputador del beneficio, del bienestar que el individuo ha alcanzado.<\/p>\n\n
\nPor lo que el pobre es el que crea la inseguridad ante el que defenderse.
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\nSe ha producido una grave trasmutaci\u00f3n antropol\u00f3gica y social que se puede denominar como \u2018alienaci\u00f3n\u2019. \u201cLa alineaci\u00f3n se verifica en el consumo cuando el hombre se ve implicado en una red de satisfacciones falsas y superficiales, en vez de ser ayudado a experimentar su personalidad aut\u00e9ntica y concreta\u201d (CA 41). En la inversi\u00f3n de relaciones que se produce en la antropolog\u00eda del consumismo, el tener empobrece al ser humano (SRS 28). Por qu\u00e9?
\nSi nos atenemos al concepto antropol\u00f3gico de pobreza \/ riqueza, tendremos que el ser humano se enriquece cuando los bienes se asocian al ser. Pero para ello el bien debe potenciar el ser, o sea, debe utilizar satisfactores que promuevan la potencialidad de las necesidades humanas. Y el ser humano se empobrece cuando en la posesi\u00f3n y aplicaci\u00f3n de bienes a la satisfacci\u00f3n de las necesidades, los bienes no se asocian al ser, sino que \u201cse tienen\u201d. Por lo que el ser es pose\u00eddo por los bienes, por los objetos, pues el resultado es que es el tener el que \u201cse apropia\u201d del ser. \u201cEn la sociedad occidental se ha superado la explotaci\u00f3n, al menos en las formas analizadas y descritas por Marx. No se ha superado, en cambio, la alienaci\u00f3n en las diversas formas de explotaci\u00f3n, cuando los hombres se instrumentalizan mutuamente y, para satisfacer cada vez m\u00e1s refinadamente sus necesidades particulares y secundarias, se hacen sordos a las principales y aut\u00e9nticas, que deben regular incluso el modo de satisfacer otras necesidades. El hombre que se preocupa s\u00f3lo o prevalentemente de tener y gozar incapaz de dominar sus instintos y sus pasiones y de subordinarlas mediante la obediencia a la verdad, no puede ser libre. La obediencia a la verdad sobre Dios y sobre el hombre<\/em> es la primera condici\u00f3n de la libertad, que le permite ordenar las propias necesidades, los propios deseos y el modo de satisfacerlas seg\u00fan una justa jerarqu\u00eda de valores, de modo que la posesi\u00f3n de las cosas sea para \u00e9l un medio de crecimiento\u201d (CA 41).
\nEsta forma de alineaci\u00f3n adopta dimensi\u00f3n social como modelo acorde al cambio antropol\u00f3gico generado. \u201cSe aliena el hombre que rechaza trascenderse a s\u00ed mismo y a vivir la experiencia de laautodonaci\u00f3n y de la formaci\u00f3n de una aut\u00e9ntica comunidad humana, orientada a su destino \u00faltimo que es Dios. Est\u00e1 alienada una sociedad que, en sus formas de organizaci\u00f3n social, de producci\u00f3n y consumo hace m\u00e1s dif\u00edcil la realizaci\u00f3n de esta donaci\u00f3n y la formaci\u00f3n de esa solidaridad interhumana\u201d (CA 41).
\nDe modo que la clausura antropol\u00f3gica que produce la apropiaci\u00f3n del ser por el tener, es una clausura societal. Lo que impedir\u00e1 comprender la solidaridad interhumana no s\u00f3lo como sentimiento de los males ajenos, sino como firme determinaci\u00f3n y compromiso por el bien com\u00fan, por la justicia y por la equidad (SRS, 38). Lo que definitivamente le clausura a las dimensiones de la caridad, del Amor.<\/p>\n
\n[1]<\/a> Esta reflexi\u00f3n sobre el concepto de necesidad es deudora y est\u00e1 tomada de la imprescindible aportaci\u00f3n de: CEPAUR (Max-Neef, M., Elizalde, A., y Hopenhayn, M) (1986) \u201cDESARROLLO A ESCALA HUMANA: Una opci\u00f3n para el futuro\u201d. Numero especial de la Revista Development Dialogue, Cepaur – Fundaci\u00f3n Dag Hammarskj\u00f6ld, Uppsala.
\n[2]<\/a> Este an\u00e1lisis se realiza siguiendo la pauta marcada por A. Elizalde en: \u201cDesarrollo humano y \u00e9tica para la sustentabilidad\u201d; Edici\u00f3n del PNUMA. M\u00e9xico 2003.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"