{"id":8353,"date":"2005-12-01T00:00:19","date_gmt":"2005-11-30T22:00:19","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8353"},"modified":"2005-12-01T00:00:19","modified_gmt":"2005-11-30T22:00:19","slug":"homo-consumens","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/homo-consumens\/","title":{"rendered":"Homo consumens"},"content":{"rendered":"
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\n
\nCarlos Diaz es profesor de Filosof\u00eda en la Universidad Complutense de Madrid
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nDe manera viva y sugerente, el art\u00edculo proyecta diversas manifestaciones del homo consumens<\/em> en relaci\u00f3n, especialmente, al ocio y al deseo, a la felicidad y al placer, a los medios de comunicaci\u00f3n social, se\u00f1alando las numerosas estrategias publicitarias de fomentar el consumo. Destaca las consecuencias despersonalizadoras y degradantes de la fiebre consumista y hace una llamada a reaccionar social y educativamente.
\n\u00a0<\/strong>\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nEl ocioso, el perezoso, falto de realidad e ignorando que el hoy es el disc\u00edpulo del ayer, s\u00f3lo sabe decir \u00abma\u00f1ana, despu\u00e9s, m\u00e1s tarde\u00bb y llega con retraso, es impuntual, da\u00f1a a terceros, obliga a mentir para justificar, quiere recolectar lo que no sembr\u00f3. Muchas veces es la pereza la que crea la dificultad, y a su vez la dificultad produce pereza, un c\u00edrculo vicioso dif\u00edcil de romper. No hay cosa, por f\u00e1cil que sea, que no la haga dif\u00edcil la mala gana; aunque haya una lombriz para cada p\u00e1jaro, es necesario llevarla al nido.
\n\u00ab\u00bfOcio? \u00a1Ah, miremos la gu\u00eda del ocio!\u00bb. Si ciertos trabajos embrutecen, \u00bfc\u00f3mo iba a divertirse humanamente quien no trabaja humanamente? Entonces el ocio se convierte en un peligro, el f\u00fatbol en violencia, la tarde libre en borrachera. El estupefacto vive entre el trabajo desbordado y la diversi\u00f3n estupefaciente, por eso aplaude a rabiar; cuanto m\u00e1s aplauda menos pensar\u00e1, llevado por una adhesi\u00f3n superficial. Una degradaci\u00f3n de la capacidad l\u00fadica apunta hacia un ocio sin inventiva, enlatado,eufodepresivo en cuatro fases:
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Expectativa: grandes preparativos, encargo en las agencias de viajes, b\u00fasqueda de folletos, renovaci\u00f3n del vestuario.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Realizaci\u00f3n: aglomeraciones en la playa, mil incomodidades de un gregarismo abarrotado, ruidoso, dominguero.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Cuando cae la tarde y nos preguntamos qu\u00e9 hemos hecho tenemos que a\u00f1adir una arruga m\u00e1s a nuestra piel, un billete menos a nuestro bolsillo.
\n–\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Mas \u00bfc\u00f3mo salir de ah\u00ed? Y\u00e9ndonos a la cama. Encuentro con la almohada.
\nOcio y deseo sin l\u00edmites van juntos: \u00ab\u00bfqu\u00e9 hay de malo en pasarlo bien?\u00bb, \u00absi yo trabajo \u00bfpor qu\u00e9 no puedo gastar mi tiempo y mi dinero como quiero?\u00bb. \u00abNo renuncies a nada\u00bb, bombardea la publicidad con gran dominio de ese proceso de retroalimentaci\u00f3n que se da entre las pasiones y la abdicaci\u00f3n de la voluntad. El deseo indeseable toma siempre su violencia por un signo de eternidad.
\nAhora bien, cuanto m\u00e1s se gira en torno a su supuesta plasticidad, tanto m\u00e1s difusa, angustiosa y permanente deviene la propia identidad, y tanto mayor la crisis de sentido. Cuanto m\u00e1s posees, menos te posees a ti mismo. Muchas veces pasar de la pobreza a la opulencia es s\u00f3lo cambiar de miseria. El \u00abtener\u00bb ahoga al \u00abser\u00bb, embota la sensibilidad, genera soledad neur\u00f3tica y miedo a la p\u00e9rdida de la posesi\u00f3n, propicia actitudes depredadoras, competitividad desaforada y salvaje, sumisi\u00f3n fetichista a los poderosos y envidias feroces, frustra a quien no posee pero tambi\u00e9n a quien posee y quiere poseer m\u00e1s, enclaustra en los privilegios y en las privacidades, a\u00edsla, insolidariza, cercena utop\u00edas, impide las preguntas o las reduce a un mu\u00f1\u00f3n de oro, confunde la voluntad con el deseo, el querer con las querencias. Todo lo cual despersonaliza, reduce toda relaci\u00f3n a relaci\u00f3n mercantil, anula la relaci\u00f3n yo-t\u00fa as\u00ed como la econom\u00eda del don y de la gratuidad, produce electroencefalograma espiritual plano y lleva a los padres a decir al hijo: \u00abnos hemos sacrificado para que tengas todo, y ahora t\u00fa nos pagas as\u00ed\u00bb. Para que tengas. T\u00fa nos pagas. Nosotros te compramos. Eso es todo.
\nPor contagio, hasta los creyentes contemplan a Dios como una especie de banquero que anduviera contabilizando los m\u00e9ritos contra\u00eddos. El tener ciega, produce hipoacusia axiol\u00f3gica incluso a los creyentes que pretenden contabilizar el culto a Dios y al dinero. Y entonces… re\u00edmos menos, dirigimos m\u00e1s r\u00e1pidamente a los dem\u00e1s, nos irritamos mucho m\u00e1s f\u00e1cilmente, trasnochamos en exceso, nos fatigamos en demas\u00eda, raramente nos paramos a leer un libro, gastamos un tiempo desmesurado ante el televisor, y raramente oramos. Entonces multiplicamos nuestras propiedades si podemos, pero reducimos nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos raramente y odiamos con mucha frecuencia. Aprendemos c\u00f3mo ganar la vida, pero no vivimos esa vida, antes al contrario la perdemos. A\u00f1adimos a\u00f1os a la longevidad de nuestra existencia, pero no a\u00f1adimos vida a la longevidad de nuestros a\u00f1os. Vamos a la luna y volvemos de la luna, pero estamos en la luna porque tenemos dificultad para atravesar la calle y para encontrarnos con nuestros vecinos. Conquistamos el espacio exterior, pero no nuestro espacio interior. Emprendemos empresas mayores, pero no sabemos acometer empresas cotidianas, las de nuestra propia vida diaria. Limpiamos el mar, pero polucionamos el alma. Dividimos el \u00e1tomo, pero no nuestros prejuicios. Estudiamos m\u00e1s, pero aprendemos menos. Tenemos m\u00e1s escuelas, pero menos maestros. M\u00e1s aulas y menos escuelas. M\u00e1s conocimiento, y menos poder de juicio. Planeamos m\u00e1s, pero realizamos menos. Tenemos edificios m\u00e1s altos y calles m\u00e1s largas, pero puntos de vista m\u00e1s estrechos. Tenemos m\u00e1s, pero somos menos. Cuanto m\u00e1s, menos. Cuanto menos, m\u00e1s.
\nDel mismo modo, aprendemos a correr contra el tiempo, pero no a esperar con paciencia. Obtenemos mayores rendimientos econ\u00f3micos, pero nuestro rendimiento moral decrece. Tenemos m\u00e1s comida, pero peor reparto. Incentivamos y competimos, pero carecemos de paz. Construimos m\u00e1s computadoras para almacenar m\u00e1s informaci\u00f3n y para producir m\u00e1s copias que nunca, pero disponemos de menos comunicaci\u00f3n. Hemos logrado avances en la cantidad, pero no en la calidad. Cuanto mejor, peor. Estos son tiempos de comidas r\u00e1pidas y de digestiones lentas; de personajes altos y de personalidades bajas. De ganancias burs\u00e1tiles, pero de hemorragias y p\u00e9rdidas de humanidad. Son tiempos en los que se habla de paz mundial, pero en ellos perdura la guerra en las casas. Tenemos m\u00e1s ocio envasado, pero menos diversi\u00f3n; tambi\u00e9n tenemos mayor variedad de comidas, pero menos nutrici\u00f3n. Tenemos m\u00e1s residencias para ancianos, pero menos familias, pues aunque disfrutamos de casas mejores y de familias m\u00e1s ilustradas, disponemos de menos tiempo para el encuentro. Cuanto m\u00e1s cantidad, menos calidad.
\nSon d\u00edas de viajes r\u00e1pidos y de llegadas lentas, de usar y tirar todo, especialmente lo m\u00e1sdescartable: la moralidad. Moralidad para una sola noche. Cuerpos sobrecargados de peso, y pastillas que hacen de todo: alegrar, aquietar, excitar, matar. Son tiempos con mucho en los escaparates y nada en el interior. Todo a cien, porque ni\u00f1os esclavos fabrican esos objetos como en los tiempos de los faraones. Es un hoy duro sin un ma\u00f1ana claro, de dicciones y de predicciones, pero sin expectativas ni prospectivas, un tiempo de profec\u00edas y de hor\u00f3scopos cargados de designios banales. La gente espera el cumplimiento de grandes profec\u00edas y no ve que ante sus propias narices est\u00e1 llegando el Apocalipsis, por eso talesseudoprofec\u00edas no son m\u00e1s que ocultaci\u00f3n de los signos de evidencia prof\u00e9tica. Es un tiempo de jajajajijij\u00ed, que termina amodorrando su somnolencia en la madrugada decepcionada. Es un tiempo de apolog\u00eda de los sentidos y de ausencia de sentido. De autoridades, pero no de autoridad. De libertades, pero no de libertad. Cuanto m\u00e1s plural, menos singular. Y, mientras tanto son castigados con decalvaci\u00f3n y hambre los pobres, cuanto m\u00e1s numerosos menos significativos socialmente: hay un perro amarillo rondando por cada casa.
\n <\/p>\n\n
\nLa denominada \u00abcivilizaci\u00f3n de consumo\u00bb -contradictoria en sus t\u00e9rminos porque si es civilizaci\u00f3n no puede serlo de consumo- reduce la felicidad al placer; sus coleccionistas se levantan pensando en acumular placeres durante el d\u00eda, tal es su proyecto felicitario. Jeremy Bentham aseguraba que la cantidad de placer es la medida de la felicidad, pero el obsesionado por los placeres deviene tanto m\u00e1s vulnerable cuanto m\u00e1s obseso: el d\u00eda en que no ha logrado sumar la cantidad de placer que esperaba entra en crisis de autoafirmaci\u00f3n; si en su caza hedonista logra cobrar pocas piezas de placer, se viene abajo. Don Juan Tenorio, con escasa autoidentidad, se ve forzado a forzar cada noche un lecho para afirmar el gozo de su virilidad: ignora que el placer no puede ser objeto de b\u00fasqueda, sino que resulta o se deriva de un modo de ser y de vivir, que es el que hay que lograr. El placer elevado a principio cierra el camino al desarrollo personal.
\nLa felicidad es el premio no buscado para quien realiza el valor que cree que tiene que realizar, para quien vive conforme a un ideal felicitante. El placer no es la medida de la felicidad, sino su consecuencia; la felicidad es un regalo para la persona que cultiva su vida de una forma felicitaria; por eso, aunque el regalo no llegue, la persona es feliz, e incluso puede serlo con displacer y sufrimiento. Mejor ser\u00eda no sufrir, obviamente, pero se puede ser sufriente por la causa que uno asume y a la vez feliz, del mismo modo que se puede ser acumulador de placeres y esclavo infeliz respecto de ellos.
\nEl argumento favorito del hedonista se reduce a esto: hagas lo que hagas, ego\u00edsta o altru\u00edsta, al final lo haces porque te gusta, porque te resulta placentero. Desde luego todo lo que hace el ser humano es resultado de su din\u00e1mica personal, en \u00faltima instancia toda acci\u00f3n es egorrelativa, relativa al yo que la ejerce; sin embargo, su condici\u00f3n de egorrelativa no la convierte en hedonista: hay quien no buscando placer lo encuentra como resultado de su acci\u00f3n altruista. Adem\u00e1s, no todos los placeres son iguales; al s\u00e1dico le produce placer da\u00f1ar a otras personas, al masoquista da\u00f1arse a s\u00ed mismo, sufrir por sufrir, encontrar aberrantemente el placer en el sufrimiento; al sadomasoquista expandir el dolor a toda la humanidad y a s\u00ed mismo. Y cada d\u00eda no pocos viven su sexualidad como cualquier perro, no amorosamente, ni con cari\u00f1o ni ternura.
\nSeg\u00fan Mandeville, la proliferaci\u00f3n de concubinas ayuda a florecer la industria, pues su valedor se habr\u00e1 de afanar para mantenerlas, resultando la fidelidad: \u00abEsas son las gentes que van al para\u00edso; con ellos no tengo nada que hacer. Es al infierno adonde quiero ir, porque es all\u00ed donde van los cl\u00e9rigos hermosos, los guapos caballeros muertos en los torneos y en las guerras de ganancia, los hombres de armas valerosos y los nobles. All\u00ed van tambi\u00e9n las hermosas damas corteses hasta el punto de tener dos o tres amantes adem\u00e1s de su marido; van all\u00ed tambi\u00e9n el oro y la plata, las pieles suntuosas; y tambi\u00e9n los m\u00fasicos que tocan el arpa, los juglares, los reyes de este mundo: es con ellos con quienes quiero estar, a condici\u00f3n de que tenga conmigo a Nicolette, mi dulc\u00edsima amiga\u00bb.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Respecto del consumo, la cuesti\u00f3n es determinar el l\u00edmite en que el bienestar material se torna superfluo, as\u00ed como la medida en que pueda o no universalizarse su consumo. El primer mundo posee m\u00e1s de lo que se necesita, pero quiere vivir cada vez con m\u00e1s superfluos a costa de las necesidades primarias del Tercer Mundo. Sin embargo, los valores econ\u00f3mico-utilitarios tienen un techo: la naturaleza no permite un ecodesarrollo insostenible. No se pueden talar todos los \u00e1rboles ni acabar con el agua. Por el contrario, el deseo no tiene l\u00edmite.
\nAhora bien, no todo consumo es malo, si lo es a la medida de la persona, no dejemos que nos descalifiquen como puristas los embrutecedores. Consumamos, s\u00ed, y mucho, pero de lo que nutre verdaderamente. Si en los valores econ\u00f3micos las diferencias excesivas son hirientes, ofensivas, injustas, en los espirituales no ocurre lo mismo: a nadie decente le debe ofender que haya un gran artista, eso suele ofenderle tan s\u00f3lo al triste y resentido compa\u00f1ero de gremio, pero a las sociedades les encanta contar con una pl\u00e9yade de artistas, poetas, m\u00fasicos, fil\u00f3sofos, escritores. Tambi\u00e9n en esta esfera rige la ley que es com\u00fan a todas, a saber: en los valores inferiores igualdad, en los superiores diversidad. Otra cosa es que a veces, en ciertas \u00e9pocas hist\u00f3ricas, ocurra precisa y formalmente lo contrario: en los valores inferiores desigualdad, y en los superiores uniformidad. Los valores espirituales resultan m\u00e1s necesarios para las personas m\u00e1s desarrolladas. Cualquier valor espiritual, si realmente lo es, se encuentra presente en los dem\u00e1s valores: una persona llena de luz interior vive m\u00e1s a\u00f1os y con m\u00e1s salud, irradiando m\u00e1s y sin contaminar. Consciente de eso, Baudelaire, pese a su fama de inmoralista, escribe: \u00abNo creo que sea escandaloso decir que toda agresi\u00f3n a la virtud significa en \u00faltima instancia una falta contra el ritmo y la belleza del universo\u00bb. No habiendo nada m\u00e1s diferenciador que la est\u00e9tica, sin embargo todo el mundo consume las mismas marcas en nombre del gusto est\u00e9tico; pero, si la est\u00e9tica es el arte de la diferencia, \u00bfpor qu\u00e9 todas las moscas van a la misma basura?
\n <\/p>\n\n
\nUna civilizaci\u00f3n que vive para el consumo devora el futuro de los propios hijos. Los padres se endeudan, all\u00e1 los hijos. Ayuntamientos, autonom\u00edas, Estados, todos se adeudan y el que venga detr\u00e1s que arree: alg\u00fan d\u00eda sabremos qui\u00e9n va a pagar las facturas.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El calvario del homo hiperconsumens<\/em>(hombre del hiper<\/em>) consiste en tratar de adquirir cuanto antes lo que le parece el \u00faltimo grito. Al hipster<\/em>(husmeador) que pasa sus d\u00edas a la b\u00fasqueda del consumo perdido ma\u00f1ana puede ocurrirle lo que al nadador entrenado para ganar, que consume sin cesar energ\u00edas aunque haya dejado de creer en el valor de llegar primero. Y no digamos nada de la miop\u00eda consumista que, llevada de su pulsi\u00f3n, no se da cuenta de la deuda ecol\u00f3gica contra\u00edda por hiperexplotaci\u00f3n de recursos naturales: \u00bfser\u00e1 eso lo que llaman visi\u00f3n de futuro y nuevo orden econ\u00f3mico internacional?
\nVamos hacia un mundo de consumistas compulsivos, que sufren por no tener el \u00faltimo modelo de algo h\u00e1bilmente publicitado, muchas veces superfluo. La sicosociolog\u00eda ha descubierto y entregado a los focos publicitarios las necesidades y su insaciabilidad; las necesidades se han tornado insaciables gracias a la publicidad y a otros mecanismos de promoci\u00f3n, que han universalizado el consumo de lujo: ahora los lujos para los acomodados deben ser convertidos en necesidades para las clases m\u00e1s pobres. Los publicistas no informan sobre los productos mismos, tan s\u00f3lo resaltan el rol social con reclamos emotivos sobre la diferenciaci\u00f3n social que su posesi\u00f3n comporta y sobre el estatus que su posici\u00f3n confiere. La fuente del estatus ya no es la capacidad para crear cosas, sino la posibilidad de adquirirlas. No s\u00f3lo los j\u00f3venes, hasta la clase trabajadora ha sido reeducada en el consumo din\u00e1mico de bienes de lujo. Los hijos de los pobres se sienten frustrados por no poder acceder al consumo de determinadas marcas de zapatos o de jeans, y el \u00abmarquismo\u00bb ha llevado al deporte del \u00abplusmarquismo\u00bb.
\nEl p\u00fablico en general se halla representado por las asociaciones de consumidores, expertas en la relaci\u00f3n calidad-precio, pero no en la evitaci\u00f3n del consumo desaforado. La insatisfacci\u00f3n continuada puede despe\u00f1arnos por el des\u00e1nimo y la frustraci\u00f3n, que empuja a la agresividad. Depresi\u00f3n y violencia han alcanzado proporciones epid\u00e9micas en nuestras sociedades, donde las gentes capaces de dirigir sus propios deseos, no siempre abundan.
\nLos medios propician el masivismo en las masas, otras el individualismo de masas. Marlboro era una marca de tabaco fracasada que la empresa quiso reflotar. Los expertos en marketing descubrieron que todos los segmentos del mercado estaban ya cubiertos y que s\u00f3lo quedaba como posible diana de sus campa\u00f1as un grupo de consumidores que se declaraba independiente y reacio a dejarse influir por la publicidad. Para seducir a esos rebeldes centraron toda la propaganda en la figura del cowboy solitario, en\u00e9rgico y autosuficiente. Marlboro ha llegado a ser la marca m\u00e1s vendida en el mundo. A fin de vender se recurre a todo, se ensalzan los bienes mostrencos (joyas, colonias), los atentatorios contra la salud (tabacos) o directamente devastadores de la naturaleza (autom\u00f3viles, etc). La publicidad no nos ense\u00f1a a consumir menos (no puede plantear la cuesti\u00f3n del ecodesarrollo sustentable, pues tal cosa ir\u00eda contra la esencia del mercado), ni siquiera a consumir m\u00e1s racionalmente; convencido el consumidor de que tanto consumes tanto vales, si consumes lo \u00faltimo eres m\u00e1s admirable.
\nLa publicidad es noticia y la noticia publicidad, por eso el publirreportaje: prensa gratis financiada por los anunciantes, periodismo \u00abgratuito\u00bb muy ideol\u00f3gico, pues potencia la cosmovisi\u00f3n hedonista; con sonrisadentr\u00edfico y olor desodorante algunos famosos ense\u00f1an teleg\u00e9nicamente a comer, a divertirse, a viajar, a comprar, a broncearse, a perfumarse, a descansar, a satisfacer deseos inducidos en el \u00e1mbito de la privacidad, que es lo que hoy importa. En lugar de publicidad directa, seremos invadidos por la publicidad indirecta respecto de lo que come, viaja o copula tal o cual famoso (no olvidemos que \u00abfama\u00bb viene defemi<\/em>, el mero decir, el parecer y no el ser).
\nLa televisi\u00f3n es el puerto donde echan el ancla los consumistas. Muchos la ven porque no tienen nada mejor que hacer, pues la TV no soluciona el aburrimiento, lo encubre: uno no se aburre porque ve la televisi\u00f3n, ve la televisi\u00f3n porque se aburre. Ahora bien, las cadenas de televisi\u00f3n s\u00f3lo les interesa ganar audiencia a costa de lo que sea: sexo a todas horas, violencia, concursos triviales, pel\u00edculas muy pobres y, por supuesto, f\u00fatbol. La televisi\u00f3n es una factor\u00eda de banalizaciones y de mal gusto. Todo lo que toca lo convierte en banal, liviano, divertido, en espect\u00e1culo para pasar el rato y nada m\u00e1s. F\u00e1brica de valoressustitutorios carentes de fondo, contenidos sin fundamento que se repiten machaconamente. Lo chabacano, degradante y burdo toma el mando. Campeonatos de ignorancia p\u00fablica disfrazados de concursos. Telebasuradesde los reality<\/em> shows<\/em> a los debates maniqueos, venta de morbo disfrazada de inter\u00e9s p\u00fablico.
\nLa publicidad presenta al p\u00fablico unos art\u00edculos perjudiciales o totalmente in\u00fatiles, hace promesas falsas en los productos que vende, fomenta las inclinaciones inferiores, da\u00f1a a la sociedad y elimina la confianza y autoridad. Se da\u00f1a a la familia y a la sociedad cuando se crean falsas necesidades, cuando continuamente se les inclina a adquirir bienes de lujo, cuya adquisici\u00f3n puede impedir que atiendan a las necesidades realmente fundamentales. Por lo cual los anunciantes deben establecer sus propios l\u00edmites de manera que la publicidad no hiera la dignidad humana ni da\u00f1e a la comunidad. Ante todo debe evitarse la publicidad que sin recato explota los instintos sexuales buscando el lucro, o que de tal manera afecta al subconsciente que se pone en peligro la libertad misma de los compradores. Mientras crece la confusi\u00f3n respecto de las normas morales, las comunicaciones han hecho la pornograf\u00eda y la violencia accesibles al gran p\u00fablico, incluidos los ni\u00f1os, los adolescentes y los j\u00f3venes.
\n <\/p>\n\n
\nEstrategia probatoria<\/strong>. Plantea la confianza en unos resultados prometidos con el uso del art\u00edculo o servicio: \u00ab\u00a1pru\u00e9belo durante…!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia sustitutoria<\/strong>. La m\u00e1s usada, hace referencia de modo indirecto al producto publicitado, aunque \u00e9ste no aparezca en el anuncio, lo haga m\u00ednimamente, o figure tan s\u00f3lo su logotipo o marca.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia afamadora<\/strong>. Toma como referencia personajes conocidos del mundo del espect\u00e1culo, la moda, la m\u00fasica, el deporte, etc, con los que pueda sentirse identificado el comprador. Estos famosos se presentan como usuarios complacidos del producto facilitando as\u00ed su compra por emulaci\u00f3n. Pretende que se siga la t\u00f3nica general, reforzando el mimetismo del comprador. Indirectamente recalca la extra\u00f1eza de no sumarse al parecer com\u00fan. Esta estrategia tambi\u00e9n favorece una sucesi\u00f3n c\u00edclica de art\u00edculos, al relevarse modelos y dise\u00f1os que quedan desplazados por otros nuevos: \u00ab\u00a1atentos a la moda!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia cualificada<\/strong>. Recurre al parecer fundado de personas o colectivos competentes para evaluar o recomendar un producto. Se sobreentiende un criterio fiable y una informaci\u00f3n especializada en tales opiniones. La estrategia facilita cierto asesoramiento para que el cliente se plantee o decida una compra.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia promisoria<\/strong>. Pretende captar la atenci\u00f3n de un posible comprador formul\u00e1ndole una promesa m\u00e1s o menos clara. El art\u00edculo resulta reemplazado por su efecto, beneficio o ventaja, que as\u00ed se resaltan: \u00ab\u00a1ver\u00e1 que cambio!\u00bb. Lo prometido puede hacer referencia a los resultados del producto u otros beneficios adicionales, al mismo tiempo que se destaca el papel de la firma en el logro de los mismos: \u00ab\u00a1con Continental Airlines…!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia descubridora<\/strong>. Se limita a invitar al cliente a prestar atenci\u00f3n al producto, aprovechando el atractivo que pueda producir lo que todav\u00eda nos es en todo o en parte desconocido: \u00ab\u00a1ahora es el momento, descubra…!\u00bb..
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia anticipatoria<\/strong>. Intenta suscitar en el eventual cliente una actitud expectante respecto a lo publicitado. Aunque la identidad del producto pueda mostrarse o quedar oculta, siempre se resalta el car\u00e1cter inminente de su aparici\u00f3n y, al producirse \u00e9sta, el usuario, alertado, se hallar\u00e1 en mayor predisposici\u00f3n de inter\u00e9s: \u00ab\u00a1lo mejor est\u00e1 por llegar!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia anhelante<\/strong>. Pretende recoger el sentir del usuario, o propiciarlo, haciendo las veces de portavoz de aqu\u00e9l. Esta estrategia refleja la satisfacci\u00f3n por la aparici\u00f3n de un producto o servicio d\u00e1ndose a entender que se aguardaba hace tiempo, o se presupone que dicha aparici\u00f3n era algo casi obligado: \u00ab\u00a1por fin…!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia menesterosa<\/strong>. Pretende que el posible cliente tome conciencia de alguna de sus necesidades en las que no hubiera reparado lo suficiente. El equilibrio entre lo artificioso y la autenticidad de la carencia depender\u00e1 tanto de factores personales como de exigencias sociales, as\u00ed como el influjo publicitario. En la misma l\u00ednea se puede reforzar la percepci\u00f3n de la carencia recurriendo al contraste con un ejemplo en el que se podr\u00e1 sentir reflejado el cliente mostr\u00e1ndose el \u00abantes\u00bb y el \u00abdespu\u00e9s\u00bb de la compra destacando los beneficios de su uso y las consecuencias de su falta.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia presentadora<\/strong>. Pone en conocimiento del consumidor, bien un art\u00edculo o servicio que antes no exist\u00eda, bien la modificaci\u00f3n de alg\u00fan rasgo de los que ya hab\u00eda. Esta estrategia se propone destacar un producto aprovechando el momento mismo de su lanzamiento al mercado.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia emplazadora<\/strong>. Se le sugiere al posible cliente de forma directa y expl\u00edcita que se acerque al producto anunciado, que acuda a conocer una oferta, servicio, establecimiento, etc.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia oblativa<\/strong>. El anunciante manifiesta una intenci\u00f3n de entrega, de poner a disposici\u00f3n del consumidor el art\u00edculo publicitado manteniendo en un segundo plano la contrapartida econ\u00f3mica correspondiente a dicha invitaci\u00f3n.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia ex profeso<\/strong>. Resalta la figura del usuario y la consideraci\u00f3n tenida con \u00e9l en la elaboraci\u00f3n del producto haci\u00e9ndosele apreciar como el principal destinatario del mismo. Adem\u00e1s se presenta el \u00ableit motiv\u00bb de la empresa anunciada, a saber, la estima que se tiene por el comprador, y las atenciones que por eso mismo recibir\u00e1, cuando lo cierto es que se trata de bienes de fabricaci\u00f3n masiva y en cadena: \u00ab\u00a1pensado directamente para ti!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia voluntarista<\/strong>. Deseando complacer las expectativas del eventual cliente, el art\u00edculo o servicio anunciado es asociado a la predisposici\u00f3n por parte de la firma a satisfacer plenamente al consumidor indicando qu\u00e9 caracter\u00edsticas del modelo, condiciones de compra y detalles est\u00e1n a la medida de lo esperado: \u00ab\u00a1sabes lo que quieres!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia reparadora<\/strong>. Hace creer al potencial consumidor los buenos resultados que pueden derivarse del empleo del art\u00edculo o servicio anunciado. Se sugiere contar con \u00e9l, tanto para la resoluci\u00f3n de dificultades e impedimentos ya sufridos, como para que \u00e9stos ni siquiera lleguen a aparecer: \u00ab\u00a1al colegio sin problemas!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia innovadora<\/strong>. Aprovecha el atractivo que reviste lo nuevo, suponiendo que contiene mejoras y avances antes desconocidos, y presenta una opci\u00f3n de reemplazo de aquellos art\u00edculos usados hasta el momento, que se ir\u00e1n viendo como viejos o caducos. Lo novedoso podr\u00e1 encontrarse en el modelo, receta, f\u00f3rmula o envase. Adem\u00e1s del valor de la novedad, se refuerza su aspecto in\u00e9dito en relaci\u00f3n con las dem\u00e1s ofertas del mercado. Se propone as\u00ed al cliente un servicio o producto, respecto del cual no encontrar\u00e1 precedente alguno.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia ocasional<\/strong>. Destaca la especial ocasi\u00f3n que se brinda al comprador para la adquisici\u00f3n del producto anim\u00e1ndole a tomarlo en consideraci\u00f3n y a decidirse por una oportunidad que, hasta el momento, no exist\u00eda. La posibiliad de disponer de ella podr\u00e1 ser pasajera o mantenerse en adelante.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia onom\u00e1stica<\/strong>. Hace referencia a aquellos d\u00edas se\u00f1alados del calendario en los que tradicionalmente se han venido haciendo regalos. El anuncio hace de recordatorio resaltando dichas fechas, o alguno de los posibles destinatarios, al tiempo que asocia el hecho de que regalar es saber apreciar.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia enso\u00f1adora<\/strong>. Pretende la participaci\u00f3n del potencial usuario sugiri\u00e9ndole que, de acuerdo con sus propios intereses, proyecte su propia expectativa sobre el producto: \u00ab\u00a1haga realidad sus sue\u00f1os!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia suplementaria<\/strong>. Se insinua que la mercanc\u00eda supera su propia condici\u00f3n y caracter\u00edsticas, las cuales no est\u00e1n detalladas, o lo est\u00e1n m\u00ednimamente, con lo que esta imprecisi\u00f3n propicia una sustituci\u00f3n indefinida: \u00ab\u00a1m\u00e1s de lo que te imaginas!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia apremiante<\/strong>. Subraya el riesgo de perder la ocasi\u00f3n de adquirir lo anunciado insistiendo en el limitado plazo en que permanecer\u00e1 a disposici\u00f3n del consumidor, e igualmente en la presumible demanda del art\u00edculo. Ante la posibilidad de quedarse sin \u00e9l, acent\u00faa la premura en la decisi\u00f3n de la compra: \u00a1\u00abahora!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia electiva<\/strong>. Insta al usuario a tomar partido por un producto invit\u00e1ndole a escoger entre un conjunto m\u00e1s o menos amplio de ofertas y d\u00e1ndole a entender las grandes posibilidades de que ese art\u00edculo sea el preferido por el cliente: \u00ab\u00a1elige lo mejor!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia rivalizadora<\/strong>. Para excluir marcas rivales se afirma la propia mientras se ofrecen dudas sobre productos afines. A la vez recibe regalos inmediatos, opciones de compra, etc: \u00ab\u00a1cambia a mejor!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia gregaria<\/strong>. Subraya que la cantidad de consumidores es proporcional a su aceptaci\u00f3n, y que la elecci\u00f3n dif\u00edcilmente ser\u00e1 equivocada: \u00ab\u00a1somos los m\u00e1s vendidos!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia diferenciadora<\/strong>. Inversa a la anterior, recalca para grupos restringidos la distinci\u00f3n que supone distanciarse de un consumo masivo. Muestra el art\u00edculo como un realzador de la personalidad del cliente convirtiendo lo ofertado en un elemento de identificaci\u00f3n personal que le destacar\u00e1 individualmente, o reforzar\u00e1 su reconocimiento dentro de un grupo, asociaciando as\u00ed consumidor\/imagen\/producto:\u00ab\u00a1absolutamente diferente, X define!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia fidelizadora<\/strong>. Propone al cliente un art\u00edculo dando por hecho que se acostumbrar\u00e1 a su uso o consumo, y estableciendo as\u00ed una relaci\u00f3n de pertenencia (la del art\u00edculo) y fidelidad (la del usuario):\u00ab\u00a1tu marca!\u00bb.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Estrategia acogedora<\/strong>. La firma responsable de un producto o servicio celebra y agradece la llegada de un nuevo cliente a la misma. La estrategia es portadora de este gesto de buena disposici\u00f3n personalizando el recibimiento del usuario y expresando con cordialidad y en un tono que pretende ir m\u00e1s all\u00e1 de lo comercial, la confianza que deposita en \u00e9l: \u00ab\u00a1welcome to…!\u00bb.
\n <\/p>\n\n
\nEl alma del ni\u00f1o est\u00e1 desprotegida. Los ni\u00f1os son especialmente permeables a cuanto les llega del exterior, tanto sea formativo como deformativo, result\u00e1ndoles m\u00e1s dif\u00edcil distinguir entre publicidad e informaci\u00f3n, e igualmente la intenci\u00f3n persuasiva de los anuncios y la diferencia entre lo que es verdad y lo que es veros\u00edmil. Los ni\u00f1os son especialmente sensibles a la idea que transmiten muchos anuncios de que el que no posee el producto publicitario es un perdedor, un inferior a los dem\u00e1s. Menores, adolescentes y j\u00f3venes constituyen un p\u00fablico, importante en n\u00famero, especialmente en el medio de comunicaci\u00f3n televisivo, baste recordar que casi todos ellos aprenden antes a cantar los estribillos publicitarios que el himno nacional. Ellos tienen gran importancia como futuros consumidores, por eso las estrategias publicitarias procuran instalar en su deseo una fuerte dependencia hacia el consumo y el marquismo: determinadas series han sido creadas para promocionar un juguete concreto o un h\u00e1bito particular de consumo. Por otra parte condicionan, en cierto modo, el consumo de los padres.
\nAhora bien, si ellos soportan la presi\u00f3n gen\u00e9rica de los adultos y la espec\u00edfica como tales ni\u00f1os, adolescentes y j\u00f3venes, \u00bfno podremos hacer algo en su favor?. Al menos, ver la televisi\u00f3n con ellos facilitar\u00e1 un cierto esp\u00edritu cr\u00edtico, ense\u00f1\u00e1ndolos a diferenciar la calidad de la bazofia. Los comentarios, matices, consejos y avisos ayudan a alcanzar una mirada inteligente frente a este aparato omnipresente. Dejar que los hijos vean lo que quieran y se enganchen al zapping<\/em> es peligroso, porque el 80 por 100 de lo que ofrecen en televisi\u00f3n es negativo, no existiendo ning\u00fan indicador que nos diga que esto vaya a cambiar en sentido positivo. Por lo menos podemos dejar de ver ciertos programas en se\u00f1al de protesta, como castigo, no romper la tele ni quemar la prensa, sino aprender a leerlas. Hay programas y profesionales decentes, a nadie le obligan a ver la televisi\u00f3n, no condenemos a la televisi\u00f3n y a la prensa por ser muy malas, lo mismo que hacen ellos cuando defenestran al mensajero cuya noticia les desagrada. Todos nosdemonizamos rec\u00edprocamente, pero mientras tanto nuestro letargo, nuestra falta de sensibilidad, nuestra pasividad y carencia de imaginaci\u00f3n permanecen, en lugar de actuar activa, imaginativa, sensiblemente.
\nHay que luchar asociadamente en contra de ese men\u00fa. Una carta al director de un peri\u00f3dico tiene menos fuerza que una carta de una asociaci\u00f3n; y si \u00e9sta es potente, tendr\u00e1 m\u00e1s fuerza. Y habr\u00e1 de ser h\u00e1bil para que resulte asumible por el medio en cuesti\u00f3n, sin renunciar a decir lo que queremos; en cualquier caso, aprender a escribir esas cartas exige una dedicaci\u00f3n, pues el mero lamento o la queja no llegan lejos. Asimismo hay que intentar seguir la pista a la realidad para intentar verla como es y controlarla. Si somos profesores, debemos aportar los textos que la escuela oficial oculta porque ignora o porque quiere. Si escribimos libros, abrir nuevas brechas. Todos podemos cooperar seg\u00fan nuestras posibilidades para estar mejor informados. Si no sabemos escribir el libro en el que creemos, al menos sabremos vivirlo para que los dem\u00e1s lean en \u00e9l; \u00bfpor qu\u00e9 no leer tambi\u00e9n en los libros de la vida de los dem\u00e1s haciendo una biblioteca viviente y un periodismo m\u00f3vil, convirtiendo las palabras en gritos testimoniales? Uno, dos, tres gritos, y muchos ecos: todo cambiar\u00eda si cada uno cambiara con todos.
\nAdem\u00e1s podemos hacer lectura cr\u00edtica. Ejemplo, las fuentes con las que informa la televisi\u00f3n: \u00bfson una o varias?, \u00bfson independientes o se citan entre s\u00ed?, \u00bfest\u00e1n identificadas con precisi\u00f3n?, \u00bfrecurren a fuentes-bluff<\/em>, o a noticias \u00abde fuente autorizada\u00bb ignota?, \u00bfproceden todos los informadores del mismo bando?, \u00bfcu\u00e1les son sistem\u00e1ticamente exclu\u00eddos, y por qu\u00e9?. La precisi\u00f3n: \u00bfqu\u00e9 hay de los lugares, fechas, y personas implicadas?, \u00bfse hace una cuidadosa distinci\u00f3n entre los hechos reales y los s\u00f3lo probables o posibles?. La confrontaci\u00f3n: \u00bfprocuramos dar la palabra a los afectados cuando hay contradicciones?. La l\u00f3gica: \u00bfson consecuentes las deducciones, o inspiradas en aprioris?, \u00bfse salta de un tema a otro?, \u00bfse confunden los temas? \u00bfse utilizan sofismas?. Las palabras: \u00bfprecisas, o vagas?, \u00bfse utilizan palabras recargadas para neutralizar la reflexi\u00f3n, t\u00e9rminos prestigiosos para servirse de ellos como escudo pol\u00edticamente correcto?, \u00bfse camuflan las realidades con t\u00e9rminos eufemistas, por ejemplo \u00abda\u00f1os colaterales\u00bb, en lugar de \u00abv\u00edctimas humanas\u00bb?. El estilo: \u00bfse usan el condicional o las comillas para poner en duda las afirmaciones?. Las cifras: \u00bfprecisas, verificadas? \u00bfse ilustran los aspectos esenciales?, \u00bfcomparan las estad\u00edsticas cosas comparables?, \u00bfcambia de sentido un determinado gr\u00e1fico si se modifica su presentaci\u00f3n, por ejemplo espaciando de alguna forma las marcas o alargando el dibujo en un sentido o en otro para distorsionarlo?. La historia: \u00bfse remonta hasta los or\u00edgenes del fen\u00f3meno?
\n <\/p>\n\n
\nAunque \u00e9l no lo crea, el castigo del Norte enriquecido es la plaga de la abundancia, plaga que termina insensibiliz\u00e1ndonos respecto de los dem\u00e1s a los que previamente hemos \u00abayudado\u00bb a empobrecerse, y que finalmente acaba aburri\u00e9ndonos incluso a nosotros mismos y a reemplazar continuamente los consumos por los hiperconsumos. Gerardo Mendive recuerda uno de esos excesos presentes en algunas instrucciones, por ejemplo, en un secador de pelo de Sears: no usar mientras se duerme. En algunas comidas congeladas: para servir, descongelar primero. En el postre Tiramisu de la marca Tesco, pero impreso en la parte de debajo de la caja: no voltear el envase. En el pudding de Mark&Spencer: atenci\u00f3n, el producto estar\u00e1 caliente despu\u00e9s de calentarlo. En un paquete de una plancha Rowenta: no planchar la ropa sobre el cuerpo. En las pastillas para dormir de Nytol: advertencia, puede producir somnolencia. En una tira de luces de Navidad fabricada en China: s\u00f3lo para usar en el interior o en el exterior. En una sierra el\u00e9ctrica sueca: no intente detener la sierra con las manos o con los genitales.
\nAs\u00ed pues, la Templanza le grita al Norte enriquecido a costa del Sur empobrecido: mod\u00e9rate en el despilfarro, ten austeridad. No es m\u00e1s feliz quien m\u00e1s tiene, sino quien menos necesita, aunque si un m\u00e1ximo es superfluo, un m\u00ednimo es necesario. Si no se desea mucho, hasta las cosas peque\u00f1as parecer\u00e1n grandes. Recordemos la grandiosa carencia de necesidades en la persona creativa: \u00a1cu\u00e1nto es lo que no necesito!. La persona sobria, austera, bien templada, no piensa en lo que est\u00e1 ausente como si estuviera presente, m\u00e1s bien considera lo mejor que tiene y piensa con cu\u00e1nto af\u00e1n lo buscar\u00eda si no estuviera presente. Al mismo tiempo, cuida de no complacerse demasiado en las cosas presentes llegando a sobreestimarlas de tal modo que, si dejaran de estar presentes alguna vez, le quitaran la paz. La templanza se manifiesta de cuatro maneras respecto a los bienes: en la manera de conseguirlos, de conservarlos, de acrecentarlos y de usarlos bien. El hombre superior ama su alma; el inferior, su propiedad. S\u00f3lo puede cuidar lo ajeno quien sabe poseer lo propio. Sin por eso llegar a la avaricia, la persona sobria cuida los peque\u00f1os gastos, por eso gasta siempre una moneda menos de la que gana: quien compra lo superfluo no tardar\u00e1 en vender lo necesario.
\nLa persona profunda es austera. Don Quijote levantaba su cotidiano galopar porque no hab\u00eda objetos que se lo impidiesen en la inmensa llanura manchega. En cuanto te detienes en los objetos, tu mirada se hace particularista y tu caminar declina. Ancha Castilla para universalizar lo particular, sin que nada se interpusiera. Son los enemigos del milagro quienes deben explicar c\u00f3mo logran producir el milagro de terminar creyendo y haciendo creer que lo innecesario se necesita. La ecoausteridad define a la persona. S\u00f3lo quien se plantea la austeridad es quien puede salir de ella, no el que forzosamente est\u00e1 en ella. El mendigo de la calle no se plantea el no tener, aunque a decir verdad mejor cumplir\u00eda con su deber si en lugar de pedir luchase por cambiar las estructuras, para lo cual hemos de ayudarle compartiendo: s\u00f3lo habr\u00e1 revoluci\u00f3n cuando cada uno haga la suya compartiendo con quien no tiene: un lujo, el lujo de despojarse de lo superfluo, un lujo bendito que comienza por educar mejor los h\u00e1bitos del gusto y del consumo.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Pero no dejemos la templanza para Don Quijote. La templanza es una virtud del d\u00eda a dia, de la vida corriente. Y, ya que hablamos de algo corriente, pongamos el ejemplo del consumo de agua. Si no hay agua, yo me ducho menos, aunque sepa que los otros se duchan m\u00e1s, que los despilfarros ajenos son enormes, que los usos industriales consumen casi todo, que los conductos de agua deteriorados producen la p\u00e9rdida de mucho l\u00edquido elemento, etc. Todo eso lo s\u00e9, pero mi propia convicci\u00f3n me impele a asumir categ\u00f3ricamente mi propia responsabilidad, hagan lo que hagan los dem\u00e1s. Los ejemplos podr\u00edan multiplicarse: no derrochar luz, etc.
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\nHay que trabajar para vivir y descansar. Si tensas demasiado el arco lo rompes, como ellabor\u00f3lico, que huye del vac\u00edo llen\u00e1ndolo de vac\u00edo: no tanto hacer, el asno sufre la carga, pero no la sobrecarga. \u00abNo recuerdo haberme cansado nunca trabajando, pero el ocio me deja completamente exhausto\u00bb, dec\u00eda Sherlock Holmes. \u00bfSeguro? Trabajando sin tregua domingos y festivos, el labor\u00f3lico en-tierra su humor, su humor triste de sepulturero, ese humor de quien s\u00f3lo sabe recordar que todo tiene su fin, su finisterre, porque no sabe ir m\u00e1s all\u00e1 de la tierra. Enemigo del descanso propio y del ajeno, lo es tambi\u00e9n del humor mientras alega que con las cosas serias no se juega. Sujeto tr\u00e1gico, entiende la realidad como c\u00e1lculo de rendimientos e ignora la gratuidad, no resultando capaz de situarse en el virtuoso t\u00e9rmino medio.
\nHizo mucho quien no dej\u00f3 nada para ma\u00f1ana. Contra pereza, diligencia: siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que s\u00ed y ponte enseguida a aprender c\u00f3mo se hace. El trabajo diligente produce tanto bienestar, que puede llegar a resultar un descanso. Jam\u00e1s habr\u00eda tenido nadie \u00e9xito en la vida, si no hubiera prestado a la cosa m\u00e1s nimia de la que se ocup\u00f3 la misma atenci\u00f3n, cuidado y diligencia que prest\u00f3 a la m\u00e1s importante. El d\u00eda nunca le parece largo a quien trabaja, pues el trabajo es un olvido activo que conviene a un alma fuerte, alejando de nosotros tres grandes males: el tedio, el vicio y la miseria. Por el contrario, un car\u00e1cter d\u00e9bil se complace en la pereza, granja modelo donde el diablo experimenta las semillas de nuevos vicios. He aqu\u00ed algunos autoenga\u00f1os comunes en dicha granja: quedarse en peque\u00f1as cosas: mejoro cosas o hago m\u00e1s, pero no lo que de verdad debo hacer, cambio la cantidad por la calidad. Dejar para m\u00e1s adelante lo que no quiero hacer. Esperar claridad intelectual plena para tomar decisiones, olvidando que pasan mucho m\u00e1s f\u00e1cilmente las cosas del coraz\u00f3n a la cabeza, si vivo lo que he decidido. Resaltar los propios defectos (falsos ataques de humildad). Excusarse en dificultades externas, sin tomar espacios de libertad propios…
\nNos autojuzgamos por lo que no nos sentimos capaces de hacer, mientras que los dem\u00e1s nos juzgan por lo que hemos hecho. A veces sentimos que lo que hacemos es una gota en el mar, pero sin esa gota el mar ser\u00eda menos mar. Todo lo que es verdad se encuentra, y todo lo que es mejor termina por llegar. Los magos no se pusieron en camino porque hubieran visto la estrella, sino que vieron la estrella porque se hab\u00edan puesto en camino. El futuro tiene muchos nombres: para los d\u00e9biles, es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes, la oportunidad. Quien llena de agua su l\u00e1mpara no disipar\u00e1 las tinieblas, y quien intenta encender una hoguera con le\u00f1a h\u00fameda no lo lograr\u00e1. La persona laboriosa configura las circunstancias, no a la inversa. La persona hecha de merengue, con el cerebro d\u00e9bil de un ni\u00f1o, se desanima y desiste de su lucha porque carece de un ideal, o porque su ideal es mezquino. Los vibrantes pero inestables, pasado alg\u00fan tiempo, abandonan la convicci\u00f3n que hab\u00edan abrazado: su voluntad s\u00f3lo requerida por emociones sin ideales se vuelve pronto indiferente y ap\u00e1tica; cien veces se entusiasma y cien veces se desentusiasma. Falsamente heroica, exhibe su gesto por un d\u00eda al ritmo de marchas vibrantes, a veces arrasando lo que ha costado mucho tiempo y esfuerzo, en nombre de un porvenir radiante.
\nTales temperamentos menosprecian el testimonio del padre fiel, de la madre sacrificada, del trabajador leal tenazmente responsable en sus obligaciones peque\u00f1as, cultivadas en los espinos y en los viveros de lo humilde. Son temperamentos hechos de estallidos m\u00e1s o menos brillantes como rel\u00e1mpagos, que derrochan millones de kilovatios para regresar instantes despu\u00e9s a la noche sin aurora. Pasan del entusiasmo y del proyecto fant\u00e1stico al amargo desaliento porque carecen de un ideal arraigado en el alma, un ideal de ideales y no meramente ideal de ideas, que se traduce en decisiones modestas, por etapas, que garantizan la continuidad de lo emprendido, es decir, la fidelidad. Si la sustancia del ideal es la constancia y la de la constancia el ideal, el ritmo grotesco de la espontaneidad animal de quienes se dejan arrastrar por los caprichos moment\u00e1neos de un temperamento mal dominado da como resultado una vida fragmentada, donde se impone la flojera, la ambici\u00f3n desordenada, la exterioridad, el ritmo de las inercias sociales, la ley del m\u00ednimo esfuerzo.
\nLa personalidad madura tiene cabeza de hielo, coraz\u00f3n de fuego, y brazos de hierro, es un microcosmos donde caben todos los paisajes (nieve, fuego, hierro), a condici\u00f3n de que cada uno est\u00e9 en su lugar. Quien asienta su conducta en princi\u00adpios e ideales de gran solidez est\u00e1 bien dispuesto para perseve\u00adrar en todas sus tareas. En nosotros hay un inteligente, activo, de pensamientos elevados y proyectos grandiosos, y otro torpe, so\u00f1oliento, de miras mezquinas, que se arrastra por el polvo, que suda de angustia al pensar que se le hace preciso levantar la cabeza del suelo. Para el segundo no hay ni el recuerdo de ayer ni la previsi\u00f3n de ma\u00f1ana, s\u00f3lo el goce de ahora. Saber lo que hay que hacer es sabidur\u00eda; saber c\u00f3mo hacerlo, inteligencia; hacerlo, virtud. Pocas cosas se obtienen por azar, pocos deseos se realizan por s\u00ed solos, hay que buscarlos con af\u00e1n y alimentarlos con diligencia. No fracasa quien intenta sin desmayo lo mejor, aunque no lo logre. La persona valiosa se levanta tras la experiencia dolorosa sin consumirse en la inacci\u00f3n frustrante: nuestra vida es un trampol\u00edn no una hamaca. Ante un bien inalcanzado quiz\u00e1 te sientas mal si fracasas; pero est\u00e1s perdido si no lo intentas. Una ilusi\u00f3n fracasada es una experiencia dolorosa, pero una vida sin ilusiones es una vida tr\u00e1gica. Todo fracaso nos brinda una nueva oportunidad. Fracasado es quien ha cometido un error, pero no es capaz de transformarlo en experiencia; los errores son el puente entre la inexperiencia y la sabidur\u00eda, por eso en el fracaso hay dos clases: primera clase y ninguna clase. Por tanto, no te importe el fracaso, siempre que no te resulte destructivo.
\nLa actitud m\u00e1s inteligente es enfrentarse con buen \u00e1nimo a las situaciones y problemas. En toda circunstancia siempre hay un lado brillante, detr\u00e1s de la m\u00e1s negra nube tormentosa nos espera el sol. Nunca digas \u00abya basta, alcanc\u00e9 la perfecci\u00f3n\u00bb, pues es funci\u00f3n de la perfecci\u00f3n hacer que uno conozca su propia imperfecci\u00f3n. Quienes se consideran perfectos es s\u00f3lo porque exigen menos de s\u00ed mismos. Abandonar puede tener justificaci\u00f3n, abandonarse jam\u00e1s. El progreso es un error constantemente rectificado. El hecho de dar por terminada una obra no responde a una ley de perfecci\u00f3n, sino a un l\u00edmite de fatiga, y se quiere m\u00e1s lo que se ha conquistado con m\u00e1s fatiga. Te cansas, luego est\u00e1s viejo: no eches la culpa de tu cansancio al resto de los cansados.
\nEl modelo de humanidad no es la evasi\u00f3n, sino el trabajo. Cuando debes hacer una elecci\u00f3n y no la haces, eso ya es una elecci\u00f3n. \u00danicamente los peces muertos nadan con la corriente. Las \u00e1guilas tienen un vuelo alto y poderoso, pero cualquier cazador furtivo puede abatirlas con un disparo: tambi\u00e9n los cazadores furtivos de nuestro coraz\u00f3n -mezquindad, ego\u00edsmo, malos sentimientos- saben disparar certeramente.
\nLa acci\u00f3n diligente aleja de nosotros tres grandes males: el hast\u00edo, el vicio y la escasez. El pan es m\u00e1s sabroso cuando se gana con el propio sudor, as\u00ed que si no quieres trabajar, no comas; para disfrutar la sidra hay que pelar primero la manzana, para disfrutar las flores hay que sembrar primero el jard\u00edn, y cultivar un jard\u00edn requiere mucha agua, sobre todo en forma de sudor. Los sue\u00f1os devienen realidad para quienes trabajan mientras sue\u00f1an. Ram\u00f3n y Cajal exclamaba: \u00ab\u00a1Santa fatiga del trabajo: t\u00fa nos traes el sue\u00f1o reparador, \u00fanico consuelo del pobre, del perseguido y del postergado!\u00bb. Pocos deseos se realizar\u00e1n por s\u00ed solos: hay que buscarlos con af\u00e1n y alimentarlos con diligencia.
\nSi hay un tiempo para pescar y otro para secar la red, debe haber otro para poder descansar despu\u00e9s (\u00a1despu\u00e9s, no antes: el orden de los factores temporales s\u00ed altera el producto!). El descanso pertenece al trabajo como los p\u00e1rpados a los ojos, por ello es imprescindible. Di\u00f3genes Laercio aseguraba que \u00abhay tres cosas que ofrecen singular dificultad: guardar un secreto, sobrellevar el ultraje de una injusticia, y hacer buen empleo del tiempo de que disponemos para el descanso\u00bb. Cicer\u00f3n defend\u00eda un otium<\/em>cum dignitate<\/em>: la diversi\u00f3n, como la medicina, debe ser poca y a tiempo. Para volver con m\u00e1s fuerza al compromiso necesitamos saber distanciarnos de cuando en cuando respecto de \u00e9l, descansar. El descanso es el momento ideal para desarrollar esa pluralidad de vocaciones posibles, ese cultivo de nuestros \u00abotros yo\u00bb, de nuestros hobbys<\/em> o gustos alternativos.<\/p>\n