\nLuis A. Gallo es profesor de Teolog\u00eda\u00a0 en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n \nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong> \nParte el art\u00edculo del proyecto -\u00a1\u201dsue\u00f1o\u201d!- de Jes\u00fas: el reinado de Dios. Jes\u00fas empieza a realizarlo con el grupo que reuni\u00f3 en torno a s\u00ed. Su actuaci\u00f3n, enraizada siempre en su comuni\u00f3n con el Padre, le cost\u00f3 la condena a muerte. Pero es entonces, despu\u00e9s de la resurrecci\u00f3n, cuando su proyecto encuentra actuaci\u00f3n m\u00e1s plena entre sus seguidores. Principalmente, el art\u00edculo se\u00f1ala los signos que actualmente manifiestan la actuaci\u00f3n del proyecto de Jes\u00fas (anhelo de paz, reconocimiento de la dignidad de la mujer, respeto hacia las diferentes religiones, conciencia ecol\u00f3gica), as\u00ed como tambi\u00e9n algunos \u201csignos de iniquidad\u201d que constituyen fuertes disonancias con el sue\u00f1o de Jes\u00fas (globalizaci\u00f3n asim\u00e9trica, colonizaci\u00f3n cultural). \n \nEn una de sus par\u00e1bolas Jes\u00fas compar\u00f3 el Reino de Dios con \u201cla levadura que tom\u00f3 una mujer y la meti\u00f3 en tres medidas de harina, hasta que ferment\u00f3 todo\u201d (Mt 13,33). Ese todo<\/em> que debe quedar fermentado es sin duda la interioridad de cada uno – su coraz\u00f3n, en t\u00e9rminos b\u00edblicos -, pero es tambi\u00e9n la entera realidad: las personas, las relaciones entre ellas y entre los diferentes grupos que conforman, la sociedad en su totalidad y sus relaciones con la naturaleza. Todo ello est\u00e1 como activado por una irrefrenable fermentaci\u00f3n evang\u00e9lica. En sus efectos concretos se capta la frescura y la vitalidad del Evangelio hoy. \n <\/p>\n\n- El \u201csue\u00f1o\u201d de Jes\u00fas de Nazaret<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nEn el libro del G\u00e9nesis<\/em> se narra que los hermanos de Jos\u00e9, el hijo predilecto de Jacob, vi\u00e9ndolo desde lejos dirigirse hacia donde ellos se encontraban pastoreando sus ovejas, se dijeron unos a otros: \u201cAh\u00ed viene el so\u00f1ador\u201d (37,19). \u00c9l les hab\u00eda contado anteriormente algunos de las fantas\u00edas que hab\u00edan poblado los sue\u00f1os de sus noches de adolescente, provocando en ellos reacciones negativas y hostiles (37,8.11). Les pareci\u00f3 que ten\u00eda pretensiones desorbitadas para su futuro, que so\u00f1aba demasiado en grande. Con el tiempo tuvieron que desdecirse. \nSiglos m\u00e1s tarde los antiguos Padres de la Iglesia vieron en Jos\u00e9 un anticipo de Jes\u00fas. Tambi\u00e9n en esto de ser un so\u00f1ador. \nY, efectivamente, Jes\u00fas de Nazaret lo fue. Y en grande. Los evangelios se refieren al maravilloso sue\u00f1o que ocupaba el centro de su vida utilizando la f\u00f3rmula que \u00e9l mismo empleaba: \u201cEl reino de Dios est\u00e1 a las puertas, convi\u00e9rtanse y crean en esta feliz noticia\u201d (Mc 1,15). \nPor cierto la expresi\u00f3n \u201creino (o reinado) de Dios\u201d no fue una invenci\u00f3n suya. Se hab\u00eda ido formando lentamente en la larga y compleja experiencia de la relaci\u00f3n con su Dios-YHWH vivida por su pueblo. A esa formaci\u00f3n hab\u00edan contribuido sobre todo los profetas. Ellos hab\u00edan pronosticado para el futuro, el futuro final de la historia, la implantaci\u00f3n de un reinado estable y definitivo de Dios en su pueblo, en la humanidad y en la creaci\u00f3n entera. Y sus efectos habr\u00edan sido maravillosos. Para describirlos hab\u00edan apelado al lenguaje po\u00e9tico, el \u00fanico que les pod\u00eda ser de ayuda para expresar un sue\u00f1o sorprendente que iba m\u00e1s all\u00e1 de toda experiencia (Is 2,2-5; 11,6-9; 25,6-9; etc.). \nEn los d\u00edas en que Jes\u00fas se lanz\u00f3 a su actividad en Galilea, la llegada de dicho reinado era esperada con ilusi\u00f3n por los diferentes grupos religiosos que conformaban su pueblo. Fariseos, esenios, celotes: cada uno de ellos, a su modo, suspiraba por su llegada. Tambi\u00e9n el profeta del Jord\u00e1n, Juan elBautizador, aglutin\u00f3 multitudes en torno a s\u00ed exhort\u00e1ndolas a recibir un bautismo de penitencia en vista de la inminente venida de Dios a reinar. \nPero era sobre todo el pueblo sencillo, la mayor\u00eda silenciosa que no gozaba de una condici\u00f3n de privilegio ni en raz\u00f3n del dinero, ni del poder, ni del prestigio, y ni siquiera en raz\u00f3n de la santidad de vida, el que so\u00f1aba con una situaci\u00f3n diferente que crear\u00eda la venida de Dios a establecer su ben\u00e9fica soberan\u00eda. \u201cOjal\u00e1 rasgases el cielo y descendieses\u201d, suplicaban con las palabras del profeta Isa\u00edas (63,19). \nA esa expectativa, pero super\u00e1ndola ampliamente, dio respuesta Jes\u00fas de Nazaret pregonando, al igual que su Predecesor pero con rasgos marcadamente distintos, la irrupci\u00f3n inminente del reinado de Dios. \nM\u00e1s a\u00fan que sus discursos, salpicados de par\u00e1bolas po\u00e9ticas, era su acci\u00f3n infatigable la que revelaba el sentido que \u00e9l le daba. Una acci\u00f3n a trav\u00e9s de la cual se transparentaba su incontenible pasi\u00f3n por la vida en abundancia para todos y cada uno (Jn 10,10). Era \u00e9se su sue\u00f1o, el sue\u00f1o que compart\u00eda con su Padre Dios. \nPorque anhelaba esa vida en abundancia para todos y cada uno sanaba al leproso y al paral\u00edtico, liberaba a los que estaban pose\u00eddos por fuerzas deshumanizantes, acog\u00eda y perdonaba a los pecadores. Y tambi\u00e9n por eso so\u00f1aba con una convivencia alternativa a la que se estaba viviendo. \nEsa convivencia estaba profundamente marcada en sus d\u00edas por la presencia de ciertos modos de relacionarse entre las personas y entre los grupos que generaban infelicidad y malestar profundo en muchos, sobre todo en los m\u00e1s peque\u00f1os y d\u00e9biles. \nAs\u00ed, los que se consideraban justos e intachables ante Dios porque observaban celosamente su ley hasta los \u00faltimos detalles despreciaban a todos los otros que, o por ignorancia o por debilidad, no la cumpl\u00edan (Lc 15,1-2; 18,9; Jn 7,49); los pocos ricos y potentes marginaban y hasta explotaban a los pobres e indigentes (Lc 16,19-21); los varones sojuzgaban a las mujeres, consider\u00e1ndolas como simples objetos a su disposici\u00f3n para su supervivencia y el servicio dom\u00e9stico (Mt 19,3; Mc 10,4). Y, por otra parte, en el seno del pueblo entero, que se gloriaba de su elecci\u00f3n de parte de Dios, predominaba por lo general un profundo desprecio hacia los miembros de los dem\u00e1s pueblos, catalogados como impuros e indignos de un trato amistoso (Jn 4,9). \nEl sue\u00f1o de Jes\u00fas, que \u00e9l mostr\u00f3 querer compartir con todas las generaciones hasta el fin del mundo (Mt 28,18-20), era hacer de la convivencia entre todos los hombres, individuos y grupos de menor o mayor amplitud, una aut\u00e9ntica convivencia vivificante. Una convivencia que excluyese de su seno todo tipo de relaci\u00f3n que generase exclusi\u00f3n, malestar e infelicidad. En eso encontraba su actuaci\u00f3n el reinado de su Padre Dios, que as\u00ed hab\u00eda so\u00f1ado desde el comienzo al Hombre llamado por \u00e9l a la existencia (Gn1-2). \nA la luz de ese proyecto Jes\u00fas denunci\u00f3 la convivencia \u201casim\u00e9trica\u201d de su pueblo que, comportando relaciones de exclusi\u00f3n, de marginaci\u00f3n y hasta de explotaci\u00f3n entre las personas y los grupos, produc\u00eda efectos dolorosamente mortificantes. Sobre todo para los m\u00e1s d\u00e9biles e indefensos. Era, se puede decir, el anti-reino de Dios. \nLa coherencia con la cual llev\u00f3 adelante la actuaci\u00f3n de su proyecto, siempre enraizada en su profunda e incomparable comuni\u00f3n con Dios, su Padre, le cost\u00f3 la condena a muerte. Aquellos que estaban interesados en mantener el statu quo,<\/em> dadas las ventajas que ello les proporcionaba, se opusieron encarnizadamente a ese proyecto y se ingeniaron para hacerlo desaparecer clav\u00e1ndolo en la cruz. \n <\/p>\n\n- Actuaci\u00f3n del proyecto<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong> \nAdem\u00e1s de proclamar su sue\u00f1o, durante su per\u00edodo de actividad p\u00fablica Jes\u00fas se empe\u00f1\u00f3 en actuarlo, casi a modo de ensayo, con el grupo de los que reuni\u00f3 estrechamente en torno a s\u00ed. El modo de convivir en el grupo se fue plasmando paulatinamente, en medio de no pocas dificultades, seg\u00fan el modelo por \u00e9l propuesto. Pero fue sobre todo despu\u00e9s de su muerte y resurrecci\u00f3n, con la irrupci\u00f3n de su Esp\u00edritu vivificante en ellos, que su proyecto encontr\u00f3 actuaci\u00f3n m\u00e1s plena y estable en la comunidad de sus seguidores. El libro de los Hechos de los Ap\u00f3stoles<\/em> testifica ese intento llevado a cabo, tambi\u00e9n con las inevitables dificultades que crea la condici\u00f3n humana, en la comunidad de Jerusal\u00e9n. \nEl sue\u00f1o de Jes\u00fas ha seguido caminando en la historia a trav\u00e9s de casi dos mil a\u00f1os. En las iglesias cristianas y en la sociedad humana. En las primeras, con la clara conciencia de sus implicaciones, aunque no siempre con total coherencia de actuaci\u00f3n; en la segunda, muchas veces gracias a esa especie de \u201cinstinto cristiano\u201d del cual hablaban los antiguos Padres de la Iglesia. Las \u201csemillas\u201d sembradas por la Palabra divina fueron germinando tambi\u00e9n en ella, dando a veces frutos inesperados de crecimiento hacia una humanidad m\u00e1s plenamente humana. \n <\/p>\n\n- Una significativa orientaci\u00f3n del Vaticano II<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong> \nEl concilio ecum\u00e9nico Vaticano II, convocado imprevistamente por Juan XXIII a mitad del siglo XX, constituy\u00f3, seg\u00fan la expresi\u00f3n del mismo Papa, un nuevo Pentecost\u00e9s para la Iglesia de nuestros tiempos. Fue como una primavera llena de vitalidad y promesas. Ella se propuso \u201cmirarse en el espejo\u201d para reencontrar su juventud y su vitalidad. Y el espejo no pod\u00eda ser otro que Aquel que la hab\u00eda convocado casi veinte siglos antes. S\u00f3lo contempl\u00e1ndose en \u00e9l pod\u00eda renovar su autenticidad. \nSu Constituci\u00f3n pastoral \u201cGaudium et Spes\u201d enunci\u00f3, en un texto que es todo un programa de vida eclesial, una de las tareas fundamentales confiadas a los miembros de la Iglesia en el mundo de hoy: \u201cEl Pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo conduce es el Esp\u00edritu del Se\u00f1or, que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contempor\u00e1neos, los signos verdaderos de la presencia o del designio de Dios\u201d. \nEn otras palabras, los seguidores de Jes\u00fas tienen que abrir bien los ojos para ver d\u00f3nde y c\u00f3mo el gran sue\u00f1o de su Padre y suyo est\u00e1 caminando en la historia. Tienen que discernir en lo que est\u00e1 pasando – los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contempor\u00e1neos – lo que da se\u00f1ales de caminar en esa direcci\u00f3n. \nUn documento eclesial posterior, promulgado por la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla de los \u00c1ngeles (M\u00e9xico, 1979), precisaba mayormente dicha tarea a\u00f1adi\u00e9ndole el intento de discernir tambi\u00e9n los signos de la presencia en la historia del \u201cmisterio de iniquidad\u201d, que entend\u00eda como todo aquello que caminaba en la direcci\u00f3n opuesta al designio de Dios. Concretamente,\u00a0 los \u201chechos y estructuras que impiden una participaci\u00f3n m\u00e1s fraternal en la construcci\u00f3n de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios cre\u00f3 para todos\u201d (n.267). \nLa tarea confiada a los miembros de la Iglesia es sin duda ardua y desafiante. La historia humana es una madeja intrincada, y por ello se impone un esfuerzo notable para llegar a detectar lo que en ella es manifestaci\u00f3n del proyecto de Dios y lo que lo es en cambio del \u201cmisterio de iniquidad\u201d. Pero es indispensable, si se quiere contribuir, como Jes\u00fas y con \u00e9l, a la actuaci\u00f3n plena del designio del Padre. \n <\/p>\n\n- Asonancias actuales<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nEn la marcha actual de la humanidad hay signos palpables de una actuaci\u00f3n, por cierto a\u00fan parcial e imperfecta, de tal designio. Son asonancias que est\u00e1n en clara armon\u00eda con el sue\u00f1o acariciado por Jes\u00fas. Nos aventuramos a identificarlas coment\u00e1ndolas brevemente. Naturalmente, con ese margen de inseguridad que comporta todo discernimiento hist\u00f3rico. \n \n4.1. Anhelo por la paz<\/strong> \n \nUna primera es el creciente anhelo por la paz universal. Haci\u00e9ndose eco de una larga historia b\u00edblica Jes\u00fas la dese\u00f3 ardientemente para la felicidad de todos. La conocida palabra hebrea \u201cshalom\u201d, que denota la totalidad de los bienes anhelados por los seres humanos, incluye tambi\u00e9n el de la cesaci\u00f3n de las hostilidades entre ellos. Individuos y pueblos. La extraordinaria profec\u00eda de Isa\u00edas la hab\u00eda prometido solemnemente \u201cpara el final de los d\u00edas\u201d: \u201cYahveh juzgar\u00e1 entre las gentes, ser\u00e1 \u00e1rbitro de pueblos numerosos. Forjar\u00e1n de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantar\u00e1 espada naci\u00f3n contra naci\u00f3n, ni se ejercitar\u00e1n m\u00e1s en el arte de la guerra\u201d (Is 2,4). \nSe podr\u00eda reconstruir la historia de la humanidad narrando las innumerables guerras que los hombres y los pueblos se han hecho rec\u00edprocamente por los motivos m\u00e1s variados. En el Antiguo Testamento se daba por descontado que haya un tiempo del a\u00f1o \u201cen el que los reyes acostumbran salir a hacer la guerra\u201d (2 Sam 11,1). En la historia posterior hasta se ha llegado a hablar de \u201cguerra justa\u201d y, \u00faltimamente, de \u201cguerra preventiva\u201d. Los focos de guerra en acto en el mundo no son pocos a\u00fan hoy. Y siembran muerte y desolaci\u00f3n entre los pueblos, generalmente entre los m\u00e1s pobres. \nNo se puede negar, con todo, que algo ha ido cambiando en los \u00faltimos decenios. Una conciencia nueva se ha ido difundiendo sensiblemente en la humanidad. Se ha ido acentuando la condena colectiva de toda guerra. La frase \u201cninguna guerra es santa, s\u00f3lo la paz es santa\u201d de Juan Pablo II, recoge y expresa un sentir siempre m\u00e1s extendido en el mundo. Basta pensar en las banderas multicolores de la paz expuestas en las ventanas de millones de casas con ocasi\u00f3n de la guerra contra Irak para tener una confirmaci\u00f3n de ello. Es cierto que los poderosos del mundo, movidos por intereses para nada encomiables, siguen desatando guerras en raz\u00f3n de los m\u00e1s farisaicos motivos; pero ello no apaga la fort\u00edsima aspiraci\u00f3n a la paz que atraviesa, como una descarga el\u00e9ctrica, la humanidad entera de un rinc\u00f3n al otro del mundo. \nE indudablemente quienes m\u00e1s se sienten tocados por este anhelo son los j\u00f3venes que, con sus antenas orientadas radicalmente hacia la vida y la felicidad, ven en la guerra una amenaza mortal para su futuro. \n \n4.2. Reconocimiento de la dignidad de la mujer<\/strong> \n \nUna segunda asonancia la constituye el progresivo reconocimiento de la dignidad de la mujer en la sociedad actual. Los evangelios son testigos de cu\u00e1nto hizo Jes\u00fas en favor de tal reconocimiento. En una sociedad como la suya en la que, como en general en todas las del tiempo, imperaba un machismo patriarcal indiscutido, su modo de relacionarse con la mujer resalta por su novedad sorprendente. Hay quien ha visto en ello una de las manifestaciones de la genialidad de Jes\u00fas (I. Magli), y quien en raz\u00f3n de ello ha hablado de su \u201cmasculinidad ejemplar\u201d (H. Wolf). A trav\u00e9s de las narraciones evang\u00e9licas se capta n\u00edtidamente su disconformidad ante la situaci\u00f3n de marginaci\u00f3n humillante de las mujeres de su pueblo. \u201cAl comienzo no fue as\u00ed\u201d, responde tajantemente a quienes, precisamente con una actitud marcadamente machista, le preguntan sobre la licitud del libelo del repudio (Mt 19,8). Y con ello, como reconoci\u00f3 con un cierto sabor de novedad Juan Pablo II en su enc\u00edclica sobre la dignidad de la mujer, entend\u00eda defender la igualdad originaria entre hombre y mujer, una igualdad que formaba parte del plan de Dios desde la creaci\u00f3n (Gn 2,19-2). \nDespu\u00e9s de siglos de marginaci\u00f3n, las mujeres est\u00e1n levantando la cabeza y exigiendo el reconocimiento de su dignidad paritaria. El movimiento feminista, fuera y dentro de la Iglesia, ha dado voz p\u00fablica a sus exigencias. Ha dirigido tambi\u00e9n su cr\u00edtica a un cierto modo de entender y de vivir la religi\u00f3n y la misma fe que considera, con raz\u00f3n, contrario al sue\u00f1o de Jes\u00fas. \u201cSi Dios es var\u00f3n, el var\u00f3n es Dios\u201d, declaraba con un slogan altamente eficaz una conocida te\u00f3loga feminista, denunciando la complicidad de una manera de hablar de Dios que sanciona la condici\u00f3n de inferioridad de la mujer (M.Daily). Y en esas palabras han encontrado expresi\u00f3n las aspiraciones de millones de personas en la humanidad. \nEs cierto, hay a\u00fan hoy sociedades en el mundo en las que la mujer se encuentra en situaci\u00f3n de inferioridad respecto del var\u00f3n. Y en algunos hasta se la sacraliza apelando a una presunta voluntad divina. Pero tambi\u00e9n es cierto que est\u00e1 creciendo en la humanidad una siempre menor tolerancia hacia dicha situaci\u00f3n. Signo evidente, m\u00e1s all\u00e1 de todas las perplejidades que pueda suscitar el modo en que a veces se expresa, de un actuaci\u00f3n del plan de Dios. Se est\u00e1 sin duda m\u00e1s cerca de lo que Jes\u00fas so\u00f1\u00f3, vivi\u00f3 y propuso cuando var\u00f3n y mujer est\u00e1n a la misma altura, que cuando \u00e9sta se halla en condici\u00f3n de subordinaci\u00f3n a aqu\u00e9l. \n \n4.3. Respeto hacia las diferentes religiones<\/strong> \n \nComo tercera asonancia indicamos el aumentado respeto hacia las diferentes religiones. En los evangelios no encontramos referencias expl\u00edcitas al pensamiento de Jes\u00fas sobre este tema. Como todo hebreo, heredero del pensamiento b\u00edblico, Jes\u00fas pensaba en su Padre como el Dios \u00fanico, creador y se\u00f1or del mundo y de la historia. Pero su actitud global permite captar con suficiente claridad la orientaci\u00f3n de su pensamiento al respecto. \nHay un episodio que puede ser iluminador desde este punto de vista. Es el de su encuentro con la mujer samaritana junto al pozo de Jacob (Jn 4,5-42). A un cierto punto del di\u00e1logo, la mujer plantea la cuesti\u00f3n sobre la religi\u00f3n verdadera expres\u00e1ndola en los siguientes t\u00e9rminos: \u201cNuestros padres adoraron en este monte y vosotros dec\u00eds que en Jerusal\u00e9n es el lugar donde se debe adorar\u201d. La respuesta de Jes\u00fas es pasmosamente desestabilizadora: \u201cCr\u00e9eme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusal\u00e9n adorar\u00e9is al Padre […]. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorar\u00e1n al Padre en esp\u00edritu y en verdad, porque as\u00ed quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es esp\u00edritu, y los que adoran, deben adorar en esp\u00edritu y verdad\u00bb. \nEl alcance de la respuesta es ampl\u00edsimo. Entre otras cosas derriba los muros de separaci\u00f3n entre los diferentes modos de honrar a Dios, porque los abre a todos a la amplitud del \u00fanico Esp\u00edritu. En realidad, dice equivalentemente Jes\u00fas, uno solo es el modo aut\u00e9ntico de adorar a Dios: el de secundar la acci\u00f3n de su Esp\u00edritu que empuja a actuar su voluntad, o sea su designio salvador, como lo hace \u00e9l mismo (v.34). Todo lo dem\u00e1s es secundario. \nPor siglos la conciencia del valor superior o hasta exclusivo del propio modo de honrar a Dios ha llevado de hecho a los diferentes grupos humanos a contraponerse e incluso a combatirse rec\u00edprocamente. Ni siquiera los cristianos hemos estado exentos de ello. Hacia afuera – las otras religiones -, y hacia adentro – las otras iglesias cristianas. En nuestra Iglesia estuvo en vigor por mucho tiempo un principio cargado de consecuencias, hasta sociales: \u201cFuera de la Iglesia no hay salvaci\u00f3n\u201d. \nTambi\u00e9n hoy existen grupos religiosos fan\u00e1ticos, que quieren imponer por la fuerza su propio modo de adorar a Dios eliminando a todos los dem\u00e1s, f\u00edsica o al menos socialmente. Pero est\u00e1 creciendo tambi\u00e9n un nuevo modo de relacionarse entre las religiones. Tanto en las que por tradici\u00f3n han sido siempre m\u00e1s abiertas y tolerantes, como el hinduismo, cuanto en las otras, m\u00e1s llevadas a acentuar la exclusividad de su forma de honrar a Dios. En nuestra Iglesia se ha afianzado, aunque no sin dificultades, la conciencia de la dignidad y del valor de las otras religiones como caminos para llegar a Dios. \nUn gesto como el de la oraci\u00f3n por la paz hecha por los representantes de las principales religiones mundiales en As\u00eds, con la participaci\u00f3n personal de Juan Pablo II, el 24.01.2002, es una elocuente manifestaci\u00f3n de dicha conciencia. \u00bfC\u00f3mo no ver en ello un paso adelante en humanidad? Las religiones, como intentos de honrar a Dios, se dan cita, m\u00e1s all\u00e1 de sus particulares modos de hacerlo, para colaborar de com\u00fan acuerdo en lo que al mismo Dios le preocupa fundamentalmente, como lo ha hecho conocer a trav\u00e9s de Jes\u00fas: la \u201cvida abundante\u201d de todos y cada uno de los seres humanos. \n \n4.4. Conciencia ecol\u00f3gica<\/strong> \n \nJunto con esta tercera asonancia hay que se\u00f1alar una cuarta, estrechamente vinculada con ella: el paulatino afianzamiento de la conciencia ecol\u00f3gica. Desde su primera p\u00e1gina la Biblia ha evidenciado el estrecho parentesco existente entre el ser humano y la naturaleza en la que est\u00e1 inmerso. Como hacen notar los estudiosos, ya el hecho de que en la narraci\u00f3n b\u00edblica el hombre sea creado \u201cdel limo de la tierra\u201d (Gn<\/em> 2,7) lo denota claramente. Como lo denota tambi\u00e9n la orden recibida de su Creador de \u201cense\u00f1orear la tierra\u201d (Gn 1,28). \nCon todo, una cierta dificultad de la humanidad para relacionarse serena y positivamente con el mundo que la rodea se trasluce ya en esas misma primeras p\u00e1ginas b\u00edblicas \u201cCon fatiga sacar\u00e1s de \u00e9l el alimento todos los d\u00edas de tu vida. Espinas y abrojos te producir\u00e1, y comer\u00e1s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer\u00e1s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de \u00e9l fuiste tomado\u201d (Gn 3,17-19). \nEn los \u00faltimos siglos y a partir de nuestro Occidente, la tarea de \u201cense\u00f1orear la tierra\u201d ha producido efectos asombrosamente positivos en incontables \u00e1mbitos. La ciencia moderna y sus aplicaciones t\u00e9cnicas han dado pasos incre\u00edbles y cada vez m\u00e1s acelerados en el dominio racional de la naturaleza. Con su contrapartida que, por desgracia, se est\u00e1 haciendo cada vez m\u00e1s evidente: el aire corrompido, las forestas destruidas, el suelo desgastado, las aguas contaminadas \u2026\u00a0 Adem\u00e1s de la creciente amenaza de autodestrucci\u00f3n mediante el potencial at\u00f3mico y nuclear. El progreso cient\u00edfico-t\u00e9cnico ha ido avanzando sin controles \u00e9ticos en la mayor\u00eda de los casos. \nPero junto con ello ha ido tambi\u00e9n creciendo un decidido movimiento ecol\u00f3gico que ha puesto en el centro de sus preocupaciones la \u201ccasa grande\u201d del hombre. Amplios movimientos no s\u00f3lo de cient\u00edficos, sino tambi\u00e9n de gente sencilla, sobre todo de j\u00f3venes sensibles al futuro de la tierra y de la humanidad, han ido expandiendo una nueva sensibilidad en el \u00e1mbito de la relaci\u00f3n con la naturaleza, con los animales, con las plantas, con todo lo que conforma el habitat<\/em> humano. De esa relaci\u00f3n depende, en buena parte, la vida o la muerte no s\u00f3lo de la naturaleza, sino de la misma familia humana. \nNo se puede dejar de ver en ello una asonancia con la gran preocupaci\u00f3n de Jes\u00fas. Naturalmente a \u00e9l no le toc\u00f3 vivir en un mundo tecnificado como el nuestro. El control y el manejo de la naturaleza eran en su tiempo a\u00fan notablemente limitados. Pero su modo de vivir su relaci\u00f3n con ella trasluce lo que hoy llamamos una sensibilidad ecol\u00f3gica muy acentuada. El encantador ambiente natural en el que hab\u00eda crecido, las sonrientes colinas de la Galilea que circundaban Nazaret, sus f\u00e9rtiles valles poblados de flores y ganados, y particularmente el encantador lago de Genesaret, deben de haber indudablemente contribuido a cre\u00e1rsela. \nLas referencias a elementos y fen\u00f3menos de la naturaleza son frecuentes en sus discursos, y se los nota siempre impregnados de una gran simpat\u00eda hacia ellos: el sol, el fuego, la luz y las tinieblas, el viento y las nubes, la lluvia y el rayo, el ocaso, el agua y el vino, los lirios del campo y los p\u00e1jaros del cielo, los cuervos, las ovejas y los bueyes, los peces, los zorros, las serpientes, la vid, la cosecha, le vendimia, la pesca \u2026 son algunos de los muchos elementos que pueblan sus discursos y hablan de su serena relaci\u00f3n con ellos. En sus narraciones se advierte un sano respeto hacia toda la naturaleza y una relaci\u00f3n altamente positiva de su parte hacia ella. \nDe una lectura de conjunto de los evangelios se desprende que \u00e9l apreciaba las cosas del mundo, las naturales y las producidas por el hombre – fue por a\u00f1os \u201cel artesano\u201d de su pueblo (Mc 6,3) -, en la medida en que contribu\u00edan al bien del hombre mismo. Pero pon\u00eda tambi\u00e9n en guardia contra un uso de las cosas que hiciese esclavo al hombre, priv\u00e1ndolo de su libertad. \nSiglos despu\u00e9s Francisco de As\u00eds encarn\u00f3 en modo eminente este rasgo de la personalidad de Jes\u00fas. No por nada Juan Pablo II lo proclam\u00f3 en 1979 Patrono celestial de los ecologistas. Su acendrada fraternidad extendida a toda la naturaleza se expres\u00f3 en su modo de relacionarse con ella, pero tambi\u00e9n adquiri\u00f3 forma po\u00e9tica en su conocido C\u00e1ntico de las criaturas<\/em>, en el que dej\u00f3 plasmadas su admiraci\u00f3n, su respeto y su amor casi visceral por el agua, por la luna y el sol, por el viento, por el fuego y por todos los elementos de la \u201cmadre tierra\u201d. \n <\/p>\n\n- Disonancias vigentes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong> \nDec\u00edamos m\u00e1s arriba que en la historia humana est\u00e1 tambi\u00e9n activamente presente el \u201cmisterio de iniquidad\u201d. Y las se\u00f1ales de su presencia son tanto o a veces m\u00e1s visibles cuanto las del designio de Dios. Son situaciones que constituyen reales disonancias con el designio del Padre y por ello con el sue\u00f1o de Jes\u00fas. \nIndividualizamos dos de ellas de notable trascendencia, siempre con la conciencia de los l\u00edmites que tal operaci\u00f3n supone. \n \n5.1. Globalizaci\u00f3n asim\u00e9trica<\/strong> \n \nLa primera es el actual proceso mundial de globalizaci\u00f3n asim\u00e9trica. Ponemos el acento sobre el adjetivo, porque el sustantivo designa una realidad que puede ser de por s\u00ed una manifestaci\u00f3n de la actuaci\u00f3n del proyecto de Dios, desde el momento que tiende a una superaci\u00f3n de las divisiones existentes entre los hombres y los pueblos, y constituye por lo mismo una novedosa y formidable oportunidad de compartir entre todos las grandes riquezas y potencialidades de las dispone la familia humana. \nLa globalizaci\u00f3n es sin embargo de hecho asim\u00e9trica. Favorece a un grupo relativamente reducido de pueblos de la humanidad y excluye a los dem\u00e1s, originando un desnivel econ\u00f3mico, pol\u00edtico, social, cultural y comunicacional sumamente acentuado. Crea seres humanos de primera y de segunda categor\u00eda. Con el agravante que estos \u00faltimos quedan reducidos a la condici\u00f3n del pobre L\u00e1zaro de la par\u00e1bola de Jes\u00fas (Lc 16,19-21), a la espera de las migajas que caigan de la mesa de los ricos, y son considerados por los primeros con un lastre en relaci\u00f3n al progreso hist\u00f3rico. Est\u00e1n dem\u00e1s. Sobran. \nUna tal situaci\u00f3n, creada por la avidez incontrolada de los hombres, que podr\u00eda ser revertida si se dejaran guiar por el principio de la fraternidad real y concreta, est\u00e1 indudablemente en contradicci\u00f3n con el gran designio de Dios proclamado por Jes\u00fas. Solo una globalizaci\u00f3n solidaria puede estar en l\u00ednea con \u00e9l. Lo ha se\u00f1alado en m\u00e1s de una ocasi\u00f3n en sus escritos Juan Pablo II, pero lo subrayan adem\u00e1s numerosos movimientos mundiales y regionales sensibles a las necesidades de los \u00faltimos de la tierra. \n \n5.2. Colonizaci\u00f3n cultural<\/strong> \n \nUna segunda asonancia, estrechamente vinculada con la apenas mencionada, es la de la colonizaci\u00f3n cultural en acto en la humanidad.<\/em> Es uno de los rasgos que caracterizan la actual globalizaci\u00f3n. \nEl mercado como mecanismo de intercambio, ra\u00edz primera de la globalizaci\u00f3n, se ha transformado en el instrumento de una nueva cultura, entendida como modo de concebir la realidad y de actuar en ella. \u201cMuchos observadores han notado el car\u00e1cter intruso, y hasta invasor, de la l\u00f3gica de mercado. El mercado impone su modo de pensar y actuar, e imprime su escala de valores en el comportamiento. Es como un torrente destructor que amenaza las normas sociales que han protegido las comunidades culturales y los puntos de referencia culturales que les han dado una orientaci\u00f3n en la vida. Los cambios en la tecnolog\u00eda y en las relaciones laborales se est\u00e1n produciendo demasiado r\u00e1pidamente para que las culturas puedan responder\u201d (Juan Pablo II). Se produce de ese modo una homogeneizaci\u00f3n de las culturas que tiende a suprimir las diferencias y a unificar el modo de pensar y de actuar, empobreciendo de ese modo la humanidad. \nEs, una vez m\u00e1s, el avasallamiento de los m\u00e1s pobres y d\u00e9biles de parte de los fuertes y poderosos, que est\u00e1 en total contradicci\u00f3n con el reinado de Dios proclamado por Jes\u00fas. Est\u00e1 claro en los evangelios, como hemos relevado anteriormente, que \u00e9l se jug\u00f3 hasta morir por una convivencia alternativa en la que los \u00faltimos fueran los primeros en la atenci\u00f3n y en la solicitud de todos. La manera en que afront\u00f3 y quiso resolver las principales divisiones que atravesaban la sociedad de su tiempo lo deja entrever con meridiana claridad. Era un modo de actuar el designio de la vida abundante para todos que le hab\u00eda ganado el coraz\u00f3n. Hab\u00eda que privilegiar a los que ten\u00edan menos vida, en todos los aspectos. A\u00fan a costa de molestar a los aventajados y m\u00e1s favorecidos por la vida. \n \nConcluyendo<\/strong> \n \nEn la narraci\u00f3n de los disc\u00edpulos de Ema\u00fas se lee que, a un cierto punto, sus ojos se abrieron y reconocieron, en el compa\u00f1ero de viaje que se les hab\u00eda unido en la marcha, a Jes\u00fas resucitado y vivo (Lc 24,31). \nPara ver ciertas cosas hacen falta ojos apropiados. La marcha de la historia humana se puede ver con muchos ojos diferentes. Los de la fe pueden percibir en ella \u201clos signos verdaderos del designio de Dios\u201d (GS 11). Ellos logran captar, mediante un atinado esfuerzo de discernimiento, d\u00f3nde est\u00e1 fermentando el mundo con la levadura del Evangelio. Y, capt\u00e1ndolo, pueden confirmarse en la vitalidad de la formidable propuesta que desde hace veinte siglos trasmite.<\/p>\nestudios@misionjoven.org<\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" CON EL MENSAJE DE JES\u00daS Luis A. Gallo Luis A. Gallo es profesor de Teolog\u00eda\u00a0 en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Parte el art\u00edculo del proyecto -\u00a1\u201dsue\u00f1o\u201d!- de Jes\u00fas: el reinado de Dios. Jes\u00fas empieza a realizarlo con el grupo que reuni\u00f3 en torno a s\u00ed. 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