{"id":8936,"date":"2005-07-01T00:00:55","date_gmt":"2005-06-30T22:00:55","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8936"},"modified":"2005-07-01T00:00:55","modified_gmt":"2005-06-30T22:00:55","slug":"filmar-a-dios","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/filmar-a-dios\/","title":{"rendered":"FILMAR A DIOS"},"content":{"rendered":"
Jes\u00fas Villegas
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\nSacar a Dios en una pel\u00edcula no es sencillo. A la dificultad elemental de intentar poner un rostro a quien carece de \u00e9l (o al que tiene todos, o al que esconde una faz inconcebible) se le suman otras como el dudoso \u201cgancho\u201d comercial de la tem\u00e1tica religiosa (salvo excepciones por todos conocidas) o el tremendo e inc\u00f3modo reto creativo que supone para un artista hablar de lo divino con im\u00e1genes. A pesar de todo, aqu\u00ed y all\u00e1 pueden encontrarse obras en las que Dios aparece, o bien como motivo central, o bien, en algunos casos excepcionales, como personaje principal o secundario de una trama. Para este trabajo he seleccionado diez t\u00edtulos significativos de los \u00faltimos a\u00f1os donde esa presencia de la deidad resulta patente y crucial. Si el cine refleja, entre otras cosas, el imaginario colectivo, las diversas maneras de presentar sobre una pantalla el tema de Dios nos permitir\u00e1n adivinar c\u00f3mo concebimos los hombres y mujeres del siglo XXI el mundo de lo trascendente, sobre qu\u00e9 lugares comunes, qu\u00e9 miedos o qu\u00e9 deseos se funda, en fin, nuestra intuici\u00f3n actual de lo sagrado.
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Judah Rosenthal es un maduro oftalm\u00f3logo jud\u00edo. Su vida acomodada transcurre con placidez: en el terreno personal, se encuentra felizmente casado; en el \u00e1mbito social, su prestigio dentro de la profesi\u00f3n, adem\u00e1s de su sensibilidad humanitaria, lo convierten en el paradigma perfecto de admirable triunfador. Pero esa existencia dichosa empieza a enturbiarse: desde hace un par de a\u00f1os vive una aventura ad\u00faltera con una azafata, Dolores. Justo cuando ya ha decidido terminar con esta historia, su amante comienza a presionarle para que confiese todo a su mujer y establezca con ella una relaci\u00f3n duradera. No obstante, \u00e9l no est\u00e1 dispuesto a renunciar a lo que ha conquistado a lo largo de su vida. Jack, un hermano de Judah de vida criminal y disoluta, le insin\u00faa la soluci\u00f3n al problema: eliminar a la mujer. Judah se escandaliza, pues le parece intolerable y aberrante el crimen, pero cuando la situaci\u00f3n se vuelve insostenible, da carta blanca a su hermano para que contrate a un asesino a sueldo. Tras el homicidio y despu\u00e9s de unos meses de zozobra, sentimiento de culpabilidad y desesperaci\u00f3n, Judah se levanta una ma\u00f1ana de nuevo en paz. La crisis ha pasado y la vida contin\u00faa fluyendo con serenidad para nuestro personaje. Stigmata<\/em> es una pel\u00edcula de terror bastante mala en la que la trama se articula sobre una serie de motivos sacros. La protagonista, Frankie Paige, una muchacha nada religiosa, caer\u00e1 pose\u00edda por una fuerza del m\u00e1s all\u00e1 (el alma de un monje portador de un mensaje capital para el mundo) cuando llega a sus manos un rosario milagroso. Curiosamente, aunque se trata de un esp\u00edritu del bien el que se apropia de su voluntad, el cuerpo y la voz de esta mujer se ver\u00e1n sometidos a violencias y maltratos dignos del peor de los demonios del infierno en pleno casting<\/em> para El exorcista<\/em>. \u00bfTodo a cuento de qu\u00e9? Al parecer, el Vaticano, con el fin de mantener su poder y autoridad, ha silenciado la existencia del llamado \u201cEvangelio de Tom\u00e1s\u201d. La ense\u00f1anza capital que se contiene en dicho texto ap\u00f3crifo se resume en algo as\u00ed como que el Reino de Dios est\u00e1 dentro de nosotros y nos rodea, pues Dios no vive en templos de madera o piedra. Nuestra protagonista act\u00faa, en definitiva, como nueva profetisa de unas ense\u00f1anzas que las fuerzas m\u00e1s esquinadas del propio orden religioso quieren evitar que se divulguen. Si Stigmata<\/em> optaba por lo t\u00e9trico para adentrarse (asomar la nariz, mejor) en el territorio de la divinidad, Dogma<\/em> prefiere la clave c\u00f3mica en su aproximaci\u00f3n a los asuntos ultraterrenos. Esta tercera propuesta que nos disponemos a comentar nos regala una irreverente y desprejuiciada f\u00e1bula en la que lo divino y lo humano se mezclan en una ensalada por momentos refrescante y a ratos dif\u00edcil de digerir. Dos \u00e1ngeles ca\u00eddos que quieren regresar al cielo se disponen a aprovechar una indulgencia plenaria lanzada por un obispo para cumplir su deseo. El problema estriba en que, si los \u00e1ngeles consiguen acogerse a esa prebenda, contradir\u00e1n un mandato divino y, por tanto, destrozar\u00e1n la supuesta infalibilidad de Dios, con lo que todo el universo se vendr\u00e1 abajo. Con esta premisa de partida, por la pel\u00edcula empiezan a desfilar profetas lis\u00e9rgicos, serafines, emisarios del diablo, descendientes de la familia de Jesucristo, ap\u00f3stoles negros, una musa, un nuevo ternero de oro y un Dios \u2013 mujer: todos ellos pretenden evitar que las dos criaturas celestiales logren su objetivo y, en conclusi\u00f3n, manden al garete todo el tinglado. Sin noticias de Dios<\/em> apuesta, como Dogma,<\/em> por la f\u00e1bula, por poner en escena la eterna lucha entre el bien y el mal invistiendo de cuerpo y voz a \u00e1ngeles y demonios. Como el t\u00edtulo insin\u00faa, en esta pel\u00edcula Dios ha desaparecido. En el Cielo cunde la alarma: el Creador est\u00e1 cansado, deprimido, apenas se deja ver por las calles des\u00e9rticas del Para\u00edso, al que no llegan almas. Las fuerzas infernales est\u00e1n ganando la batalla. Cuando una madre reza pidiendo que salven de la perdici\u00f3n a su hijo, los altos cargos celestes se ponen en acci\u00f3n y env\u00edan un \u00e1ngel de la guarda, Lola, para que los deseos de esa mujer puedan cumplirse. El infierno reacciona encargando a uno de sus condenados, Carmen, que acuda a la tierra para arrebatar el esp\u00edritu de ese infeliz (Many, un boxeador) a las alas tutelares de su querub\u00edn particular. La batalla est\u00e1 servida y lo que se promet\u00eda como un duelo sin cuartel se acaba convirtiendo en una ceremonia de aproximaci\u00f3n entre el \u00e1ngel y el demonio, entre el bien y el mal, cuyas fronteras, en \u00faltima instancia, acaban por diluirse. En la Polonia ocupada por los nazis, un granjero acoge en su casa a un muchacho jud\u00edo, al que hace pasar por sobrino suyo. Este, en compa\u00f1\u00eda de otros ni\u00f1os, asiste a catequesis de Primera Comuni\u00f3n. La formaci\u00f3n en la fe de estos muchachos coincidir\u00e1 con su terrible iniciaci\u00f3n a la vida: violencia, muerte, humillaci\u00f3n y traici\u00f3n son eslabones que las circunstancias les obligan a recorrer antes de recibir un sacramento que sanciona, m\u00e1s que su incorporaci\u00f3n en pureza al cristianismo adulto, su inmersi\u00f3n en las m\u00e1s p\u00fatridas y desoladoras experiencias de la vida. El protagonista de esta interesant\u00edsima pel\u00edcula resulta, cuanto menos, sorprendente: un inteligente muchacho jud\u00edo que milita activamente en las filas del movimiento neonazi americano. Esta paradoja que roza lo aberrante permite al director indagar en las profundas contradicciones de una persona que, a pesar de su singularidad casi inveros\u00edmil, se dibuja con rasgos profundamente humanos. Enumeramos a continuaci\u00f3n los principios en los que funda el muchacho protagonista de la cinta su visceral repulsa por su propia raza: Como Dios<\/em> no pasar\u00e1 a la historia por su calidad cinematogr\u00e1fica, pero debemos reconocer que en sus im\u00e1genes aparece un pr\u00edstino y m\u00e1s que aceptable perfil de divinidad a la altura humana. Con toda su simpleza, blandurismo y falta de riesgos, esta pel\u00edcula protagonizada por Jim Carrey responde con curiosa solvencia teol\u00f3gica a interrogantes que, en otras pel\u00edculas que hemos visto, conduc\u00edan a la desaz\u00f3n y a la desesperanza. En el estudio de Paul Schrader El estilo trascendental en el cine<\/em> el cineasta y cr\u00edtico norteamericano nos presenta una de las formas en las que el arte cinematogr\u00e1fico ha intentado plasmar la vivencia de lo radicalmente Otro, de lo Trascendente en el cine, eso que el denomina \u201cestilo trascendental\u201d. Para llegar al n\u00facleo de su exposici\u00f3n, utiliza la distinci\u00f3n que traza Jacques Maritain en su trabajo Religi\u00f3n and culture:<\/em> en la vida humana podemos establecer una diferencia entre los medios de lo abundante y los medios de lo precario. Los primeros est\u00e1n relacionados con lo sensitivo, los bienes f\u00edsicos y el mundo pr\u00e1ctico (todo aquello que mantiene un cuerpo vivo: lo sensual, lo emocional, lo individual), mientras que los segundos se conectan con lo espiritual y pretenden, por tanto, nuestra elevaci\u00f3n. Para expresar lo trascendente, el artista debe utilizar los medios de lo abundante para sustentar lo precario, a fin de que estos \u00faltimos den paso a la conciencia espiritual. Es decir, una buena pel\u00edcula religiosa se servir\u00e1 de los medios de lo abundante para mantener al espectador atento (unos personajes con quienes podamos identificarnos, un argumento, unos conflictos y situaciones reconocibles…), mientras va atenuando gradualmente la intensidad de estos medios y los sustituye por los de lo precario (la quietud, el silencio, el extra\u00f1amiento, la contemplaci\u00f3n…), propiciando as\u00ed el surgimiento de la experiencia religiosa. Terminamos nuestro repaso a algunas representaciones de Dios en el cine actual con un breve apunte sobre esta bell\u00edsima pel\u00edcula coreana. Primavera, verano… <\/em> sintetiza en su desarrollo los principios b\u00e1sicos del budismo, en concreto, el proceso de ascesis que lleva a un ser humano desde su putrefacci\u00f3n original a la purificaci\u00f3n definitiva, a trav\u00e9s de la supresi\u00f3n del sufrimiento. La historia est\u00e1 situada en un templo budista que flota en medio de un lago. En ese entorno excepcional e imposible, aislado de la civilizaci\u00f3n, se nos relatar\u00e1 la relaci\u00f3n entre un monje budista y su disc\u00edpulo a lo largo de los cuatro momentos de la vida de este \u00faltimo: su infancia (primavera), su adolescencia (verano), su juventud (oto\u00f1o) y su madurez (invierno), para terminar la pel\u00edcula con el recomienzo del ciclo, convertido ahora el disc\u00edpulo en nuevo maestro. A lo largo de estas etapas, el muchacho recorrer\u00e1 las diferentes fases que le conducen hacia la liberaci\u00f3n: el encuentro con el dolor, la p\u00e9rdida de la inocencia, el nacimiento de la sexualidad y del instinto de posesi\u00f3n, la aceptaci\u00f3n de la ca\u00edda, la purgaci\u00f3n y la ascesis. DIEZ VISIONES DE LA DIVINIDAD EN EL CINE ACTUAL Jes\u00fas Villegas Sacar a Dios en una pel\u00edcula no es sencillo. A la dificultad elemental de intentar poner un rostro a quien carece de \u00e9l (o al que tiene todos, o al que esconde una faz inconcebible) se le suman otras como el dudoso \u201cgancho\u201d […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[985,66,94],"tags":[],"class_list":["post-8936","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-dossier-342_343","category-jesus-villegas","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8936"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8936"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8936\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8936"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8936"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8936"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nLo que acabo de relatar es, en esencia, parte de la trama de Delitos y faltas<\/em>, una de las pel\u00edculas m\u00e1s conseguidas y ricas del genial Woody Allen. Se trata de una narraci\u00f3n coral, con varios hilos argumentales. Yo s\u00f3lo he esbozado la historia que constituye la columna vertebral de esta obra. He prescindido en mi sinopsis a prop\u00f3sito del elemento religioso, que a\u00f1ade una densidad especial al relato y lo torna significativo para el art\u00edculo que estamos escribiendo. Ahora lo retomo: Judah se nos presenta como un hombre de ciencia, esc\u00e9ptico respecto a la existencia de cualquier Dios. Sin embargo, su educaci\u00f3n jud\u00eda gravita continuamente sobre su conciencia: de peque\u00f1o, su padre insisti\u00f3 una y otra vez en la imagen de los ojos de Dios. Es su mirada, penetrante e intensa, la que garantiza el orden moral del mundo, la que lo dota de estructura y sentido. Judah, a pesar de esas ense\u00f1anzas, cree que el universo en realidad es cruel y despiadado, carece de valores, de direcci\u00f3n, de trascendencia. S\u00f3lo tras la ejecuci\u00f3n del crimen comenzar\u00e1 a notar sobre su alma algo as\u00ed como el peso de las pupilas de Dios. Sin embargo, en \u00faltima instancia, la pel\u00edcula quiere demostrar c\u00f3mo la inicial teor\u00eda nihilista de Judah acaba por imponerse: despu\u00e9s de su atroz decisi\u00f3n moral (matar a otro ser humano), nuestro personaje no recibir\u00e1 castigo de ning\u00fan tipo, incluso su conciencia, con el paso del tiempo, acabar\u00e1 por asimilar su terrible comportamiento. Al final de la pel\u00edcula, Judah reconoce c\u00f3mo sus peores temores se han cumplido, satisfactoriamente para \u00e9l, valga la paradoja: no existe Dios que vigile y rija la realidad; no hay ojos que nos miren y, por tanto no impera ni justicia divina ni misericordia suprema. En el fondo, el hombre est\u00e1 s\u00f3lo en el cosmos: la ley del m\u00e1s fuerte se impone una y otra vez en todos los \u00e1mbitos. Ante esto, la pel\u00edcula insin\u00faa que s\u00f3lo el amor humano es capaz de dar cierto sentido al universo indiferente, de calentar m\u00ednimamente los rincones g\u00e9lidos de una existencia sin norte.
\nWoody Allen ha manifestado una y otra vez su descreimiento hacia cualquier m\u00e1s all\u00e1, sobre todo porque su existencia no se pone de manifiesto de ning\u00fan modo en nuestro \u201cm\u00e1s ac\u00e1\u201d. En la pel\u00edcula, como contrapunto a Judah, se nos presenta a Ben, un bondadoso rabino jud\u00edo, que encarna al hombre religioso. De forma intencional, mientras Judah es oftalm\u00f3logo, es decir, un profesional de la mirada, Ben, paciente de este, ir\u00e1 perdiendo paulatinamente la vista. Uno, el oftalm\u00f3logo de \u00e9xito, ve el mundo, su aut\u00e9ntica y desoladora consistencia; el otro permanece ciego a \u00e9l, vive en el enga\u00f1o feliz que le proporciona su fe. A pesar de su ate\u00edsmo, Woody insin\u00faa que la fe es un don, puesto que, aunque se trate de un error, de una construcci\u00f3n imaginaria puramente humana, permite vivir mejor que la duda. En una escena de la pel\u00edcula en la que Judah recuerda una cena familiar, su padre, hombre, como ya hemos dicho, profundamente religioso, confiesa terminantemente preferir la fe a la verdad, ya que aquella proporciona la gu\u00eda en la vida que no garantiza el aut\u00e9ntico conocimiento: ese que nos ense\u00f1a antes que nada los s\u00f3rdidos principios rectores del mundo.
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\nLa pel\u00edcula s\u00f3lo pretende ofrecernos un pasatiempo inquietante con vagas \u00ednfulas trascendentes, de ah\u00ed las im\u00e1genes de v\u00edrgenes llorando sangre, las levitaciones, la profusi\u00f3n de estigmas de la protagonista y toda la pirotecnia de rigor en estos casos. El hecho, por ejemplo, de que el mensaje secreto que la Iglesia intenta sepultar en la pel\u00edcula sea, precisamente, uno de los principios m\u00e1s preeminentes de la ense\u00f1anza evang\u00e9lica (el ser humano como fundamental reducto divino, la Encarnaci\u00f3n como Misterio, etc\u00e9tera, etc\u00e9tera) nos habla de la ignorancia supina de los art\u00edfices de esta obra sobre las m\u00e1s elementales claves de la fe cristiana, pues quieren vender en su ficci\u00f3n como sensacional descubrimiento lo que, de una forma matizada, ya forma parte de la propuesta de Jes\u00fas. Adem\u00e1s, la suprema contradicci\u00f3n, en el interior de la pel\u00edcula, entre un Dios entra\u00f1able y personal que forma parte de nuestra intimidad (el que propone el Evangelio de Tom\u00e1s) y el supuesto Ser Todopoderoso y s\u00e1dico que regala a una de sus criaturas, la protagonista de la pel\u00edcula, una espantosa colecci\u00f3n de estigmas, resulta hasta c\u00f3mica.
\nPero a nosotros nos interesa esta obra, no por su supuesto mensaje, s\u00f3lo apuntado (esa apelaci\u00f3n a una religi\u00f3n intimista, a un Dios de puertas adentro), sino porque Stigmata<\/em> ejemplifica a la perfecci\u00f3n c\u00f3mo uno de los enfoques dominantes a la hora de recurrir a lo trascendente en el cine actual es el propiciado por g\u00e9neros como el terror y sus afines. Dios se sit\u00faa al mismo nivel que cualquiera de las otras fuerzas de lo invisible e inquietante, sean fantasmas, zombis o hadas, de modo que se equipara lo religioso con el ocultismo, el esoterismo y dem\u00e1s seudociencias. Digamos que el Dios que espanta, que posee, que se enfrenta a las fuerzas del mal con sus mismos y escalofriantes medios (y garantiza, por tanto, un buen chaparr\u00f3n de efectos especiales), acaba por ense\u00f1orearse como cualquier alma en pena de las pantallas. Anticristos, diablos, criaturas del averno o, al otro lado, v\u00edrgenes, dioses y santos que optan por maneras retorcidas y sanguinolentas de manifestarse, regalan al espectador poco avisado una perspectiva de lo religioso sensacionalista y vocinglera, como si la fe s\u00f3lo fuera un reducto m\u00e1s de la superstici\u00f3n.
\nTodo esto se encuentra bastante alejado de asuntos de hondo calado como el pecado, la gracia, la redenci\u00f3n o el silencio de Dios, cuestiones todas ellas que apasionaron en otros tiempos a autores como Dreyer, Bergmann, Schrader, Scorsese o al mismo Allen que cit\u00e1bamos al principio y que, hoy en d\u00eda, duermen el sue\u00f1o de los justos. En definitiva, la estela abierta brillantemente por cl\u00e1sicos como El exorcista, La profec\u00eda <\/em>o La semilla del diablo<\/em> se ha seguido hasta la exasperaci\u00f3n en obras como La bendici\u00f3n<\/em>, Escalofr\u00edo, Revelaci\u00f3n, El tercer milagro<\/em> o El exorcista: el comienzo,<\/em> por citar s\u00f3lo cinco ejemplos.
\nEl misterio de Dios, en todos estos casos, no se revela de forma espiritual, sino que cobra cuerpo, se materializa de la manera m\u00e1s extrema posible (a trav\u00e9s del monstruo, la herida, el milagro desbocado, la voz cavernosa), casi siempre sin sutileza ni matices. La dificultad para nombrar lo inefable, para aludir con im\u00e1genes a lo que carece de cuerpo (esa dificultad que los grandes del cine antes citados salvaban con la elegancia, el rigor y la austeridad) se resuelve, en fin, por la v\u00eda siempre llamativa del subrayado y el exceso.
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\nLa pel\u00edcula, arriesgada como pocas, mezcla sin mucho criterio la cr\u00edtica inspirada, la gamberrada provocadora, el mal gusto, el apunte profundo y el puro juego gratuito, hasta dar lugar a una obra tan desigual como interesante. Ci\u00f1\u00e9ndonos a lo que nos ocupa, Dogma<\/em> arranca con unas advertencias muy divertidas escritas sobre la pantalla en negro, entre las que resalta la siguiente m\u00e1xima: \u201cDios tiene humor: no hay m\u00e1s que ver el ornitorrinco\u201d. Al final de la historia, Dios en carne y hueso irrumpir\u00e1 en la funci\u00f3n bajo la forma de la cantante Alanis Morissette. El retrato de Dios no tiene desperdicio: es mujer; le encanta jugar a las m\u00e1quinas tragabolas; su estramb\u00f3tica forma de vestir (una especie de falda de bailarina, combinada, con un gusto horrendo, con una chaqueta plateada de maestro de ceremonias circense, le confieren un aspecto entre exc\u00e9ntrico, demencial y gratuito) y su comportamiento infantil y caprichoso (huele unas flores del suelo con delectaci\u00f3n inocente; hace el pino contra un \u00e1rbol y se cae; sus gestos recuerdan a Charlot) la definen como a alguien m\u00e1s digno de atenciones que dotado para proteger todo un universo; la fuerza de su voz no puede ser soportada por el ser humano (en una escena de inusitada violencia reventar\u00e1 la cabeza al \u00e1ngel rebelde de un alarido); finalmente, su intervenci\u00f3n culminar\u00e1 con un apunte singular: cuando Bethany, la \u00faltima descendiente de la familia de Cristo, le pregunta por qu\u00e9 estamos aqu\u00ed los seres humanos, la respuesta resulta muy reveladora: le toca la nariz con un gesto cari\u00f1oso y humor\u00edstico, mientras dice… \u201cCuac\u201d. En definitiva, todos estos rasgos acaban por construir a un Dios nada engolado y cl\u00e1sico, el opuesto al anciano de barbas blancas y voz profunda de las representaciones m\u00e1s ortodoxas. En su figura se mezcla el artista, el humorista, el ni\u00f1o y el loco, dando como resultado un Dios tan cercano, sorprendente y moderno como, en \u00faltima instancia, poco fiable.
\nSi Woody Allen especulaba sobre un Dios-mirada, exigente de un comportamiento moral digno (a pesar de que, en \u00faltima instancia, se pusiera en tela de juicio la posibilidad de su existencia en una realidad sin justicia ni \u00e9tica como la nuestra) y Stigmata<\/em> se empe\u00f1aba en construir a un Dios fundado en una religiosidad oscurantista y supersticiosa (tambi\u00e9n podr\u00edamos llamarlo \u201c Dios de la ouija\u201d) que se manifiesta mediante las estrategias y los registros de lo que sobrecoge, Kevin Smith recurre a la ligereza, a la humorada. En esta pel\u00edcula, una vez presentados los \u00e1ngulos m\u00e1s turbios de la religi\u00f3n (su conversi\u00f3n en un negocio, la falta de fe de los hombres, su cumplimiento rutinario de los preceptos…), despu\u00e9s de considerar las preguntas capitales que el ser humanos se hace ante la divinidad sin obtener respuesta (d\u00f3nde esta Dios ante el sufrimiento, por qu\u00e9 nos ha creado…) se opta por interpretar la inaccesibilidad de los designios divinos , el sin sentido de muchas de las cosas que ocurren y el estado cr\u00edtico de lo religioso en nuestro planeta como s\u00edntomas de que Dios es, ante todo, una mezcla de bromista absoluto y criatura descerebrada, alguien que tampoco sabe demasiado bien qu\u00e9 quiere de nosotros, su mejor chiste.
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\nLa pel\u00edcula, aunque recurre a la iconograf\u00eda cristiana, es, antes de nada, un divertimento profano, sin que la tem\u00e1tica religiosa ocupe otro lugar que el meramente creativo. No obstante, hay algunos apuntes de gui\u00f3n muy originales que enriquecen nuestra reflexi\u00f3n sobre la presencia de Dios en las pantallas.
\nAgust\u00edn D\u00edaz Yanes dibuja cielo, tierra e infierno como tres lugares bastante parecidos. Ninguno de ellos rezuma felicidad (el infierno, por motivos obvios; el cielo por hallarse en franca decadencia, y la tierra, porque la mezquindad, el abuso y la envidia no han dejado de hacer de las suyas desde que el hombre es hombre). Mientras en el infierno se habla en ingl\u00e9s y sus espacios recuerdan una aduana, o el comedor y las dependencias de una c\u00e1rcel, todo con un sabor inconfundiblemente norteamericano, en el cielo s\u00f3lo se escucha el franc\u00e9s. Sus calles, en blanco y negro, pertenecen a una especie de Par\u00eds crepuscular. Las avenidas vac\u00edas, el aire oto\u00f1al y la omnipotencia de la torre Eiffel colorean con tintes entre \u201cretro\u201d y pesadillescos un mundo elegante y caduco. A imagen de la tierra, el infierno (e intuimos que el cielo tambi\u00e9n) est\u00e1 infectado de burocracia y capitalismo: el jefe del infierno declarar\u00e1 en un momento que el averno se ha acabado transformando en una Disneylandia del mal, guiada, como la tierra, por el poder y el dinero. La crisis total, en fin, obligar\u00e1 a que fuerzas celestes e infernales se al\u00eden con la intenci\u00f3n de que Many se salve: si el infierno se volviera un monopolio, si no existiera posibilidad de elegir entre el bien y el mal, la libertad desaparecer\u00eda y cielo, infierno y tierra estar\u00edan condenados a su destrucci\u00f3n.
\nLa idea del Dios que existe pero ha desertado; la necesidad de mantener un equilibrio y un compadreo entre el m\u00e1s ac\u00e1 y el m\u00e1s all\u00e1 para evitar el cataclismo; el bien y el mal como principios relativos, difusos, a veces intercambiables…: todo en la pel\u00edcula se inclina hacia el jugueteo posmoderno con los valores, hacia la levedad intelectual y \u00e9tica, una levedad especuladora y desprejuiciada. Dios es franc\u00e9s, algo poco sexy pero muy \u201cchic\u201d, como afirma Lola a prop\u00f3sito del hecho de ser bondadosa. Y, si a \u00c9l, como a cualquiera de nosotros, le asalta la depresi\u00f3n o la neurosis, se ausenta y santas pascuas. Vemos, por tanto, que la opci\u00f3n de encarnar a Dios, de humanizarlo hasta el l\u00edmite (una de las pocas formas modernas de plantear\/tolerar su presencia), tiene como contrapartida la anulaci\u00f3n de su trascendencia. Cuando Dios como misterio falta a su cita, todo se vuelve rabiosamente humano, para lo bueno y para lo malo, y de eso habla esta pel\u00edcula, en la que cielo e infierno no son m\u00e1s que parcelas mal acondicionadas de este nuestro aqu\u00ed y nuestro ahora.
\nPara Woody Allen, Dios no existe y su mirada es una figuraci\u00f3n nuestra; el Dios de D\u00edaz Yanes existe, pero es una deidad desencantada (francesa, no lo olvidemos, con todo lo que esa idiosincrasia agrega a un car\u00e1cter: existencialismo, \u201cchauvinismo\u201d, melancol\u00eda, sentimentalismo…) que, ante el fracaso manifiesto de su propuesta salv\u00edfica en nuestro mundo, pasea con las manos en los bolsillos por los bulevares alfombrados de hojas de un cielo no mucho m\u00e1s apetecible que cualquier purgatorio, mientras sus ayudantes intentan parchear lo que no tiene remedio.
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\nEsta pel\u00edcula, con un planteamiento y una tem\u00e1tica interesant\u00edsima que el director no sabe manejar con garra, nos propone una reflexi\u00f3n de fondo en la que radica en gran medida el fen\u00f3meno del ate\u00edsmo: \u00bfd\u00f3nde est\u00e1 Dios ante el dolor, en medio del sufrimiento insondable? En esta l\u00ednea, el ni\u00f1o protagonista, Romek, protagonizar\u00e1 una escena crucial. Est\u00e1 en la sacrist\u00eda, con el sacerdote del pueblo. Este corta las obleas de las que sacar\u00e1 las formas para la comuni\u00f3n y le da de comer los bordes sobrantes. En ese momento, el muchacho pregunta: \u201c\u00bfNosotros estamos bendecidos o s\u00f3lo somos los bordes?\u201d. La pel\u00edcula se muestra premeditadamente ambigua a la hora de responder la pregunta. Las experiencias dur\u00edsimas por las que pasan los muchachos (una de las ni\u00f1as es violada, otro asesina por venganza…) hacen pensar en un Dios que disfraza de silencio su impotencia y nos condena a ser los restos desechados de no sabemos qu\u00e9. Sin embargo, al final de la pel\u00edcula el protagonista recuerda, en \u201coff\u201d, la bondad de quienes le ayudaron a salir adelante (la familia que le acogi\u00f3, el sacerdote, sus propios padres…), con lo que se insin\u00faa que el hombre en \u00faltima instancia es el verdadero ejecutor de la bendici\u00f3n de Dios sobre la tierra. Es m\u00e1s, el gesto de los ni\u00f1os de comulgar, al final de la cinta, en primer plano, ese \u201cCordero de Dios que quita el pecado del mundo\u201d puede tener tanto de redenci\u00f3n como de amarga constataci\u00f3n del desfase entre los ideales religiosos y la contundente dureza de la realidad que acaban de vivenciar. El Dios de las otras pel\u00edculas que hemos visto no admit\u00eda duda: ausencia, inexistencia, burla o susto, su manera de presentarse estaba exenta de ambig\u00fcedad. En esta pel\u00edcula y en la siguiente que comentemos, Dios se difumina entre la niebla; m\u00e1s que en silencio por propia voluntad, parece amordazado con la \u00e1spera tela de la crueldad del mundo.
\nPara el final dejo una peque\u00f1a alusi\u00f3n a un personaje crucial en esta pel\u00edcula e igual de enigm\u00e1tico: Tolo, el hijo peque\u00f1o del hombre que alberg\u00f3 a Romek. En la catequesis, el sacerdote les propuso a todos los muchachos un juego: deb\u00edan informarse de la vida de alguno de los ap\u00f3stoles e imitarlo durante un tiempo. Tolo escoge emular a Jes\u00fas, pues quiere que le crucifiquen para as\u00ed salvar al mundo. En medio de una inocencia que roza a veces el paroxismo de la locura, Tolo va poniendo en pr\u00e1ctica su deseo (se llega incluso a colgar-crucificar de un \u00e1rbol), no sabemos s\u00ed como juego t\u00e9trico, como asunci\u00f3n alucinatoria de una misi\u00f3n desproporcionada o como verdadera entrega divina, hasta que, al final, decide subir a un tren que se dirige hacia los campos de concentraci\u00f3n. Este loco-ni\u00f1o-santo (como el Johannes de la genial La palabra<\/em> de Dreyer, o la Bess de la controvertida Rompiendo las olas<\/em> de Lars Von Trier) sintetiza en su pat\u00e9tica figura indefensa y en su gesto sacrificial la inexcrutabilidad de un Dios, el que propone esta pel\u00edcula, que no sabemos si ha muerto o, simplemente, est\u00e1 respondiendo a todas nuestras dudas mientras calla.
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\n– Daniel basa su odio hacia el jud\u00edo y lo que representa en un episodio b\u00edblico, el que protagonizan Abraham e Isaac. Mientras tradicionalmente se ha le\u00eddo esta historia como una prueba de la fe de Abraham, dispuesto a sacrificar a su hijo si Dios as\u00ed se lo impone, Daniel piensa que se trata en el fondo de una muestra espantosamente cruel del poder de un Dios caprichoso y mandam\u00e1s, \u201cun loco borracho de poder\u201d, mat\u00f3n capaz de obligar a hacer de sus criaturas lo que \u00e9l quiera. Frente al hombre, que no es nada, se alza Dios, que es todo. Este pasaje b\u00edblico marcar\u00e1 indeleblemente al pueblo jud\u00edo, traumatizado ante un Dios engre\u00eddo e imprevisible, y condenado ya para siempre a la sumisi\u00f3n como actitud ante la vida. El comportamiento radical de Daniel (en una escena repetida varias veces increpa a Dios para que lo fulmine con un rayo) est\u00e1 motivado por la rebeld\u00eda contra esa divinidad tan silenciosa como autoritaria.
\n– Daniel piensa que el mundo moderno es una enfermedad jud\u00eda, por eso deben ser exterminados los responsables de ese mal. Con esta premisa, el protagonista se despacha a gusto contra todo lo que representa esa cultura: al tratarse de un pueblo desarraigado, sin tierra, tienden a la abstracci\u00f3n por horror ante lo material y concreto. Universalizan todo, se mueven en un mundo de ideas, sin base real, sin sustancia. S\u00f3lo pueden comprar y vender (n\u00fameros, conceptos, dinero…: realidades intangibles). Max, Freud, Einstein, m\u00e1ximos exponentes de la intelectualidad hebraica, borraron del mundo el orden y el concierto al proponer conceptos ca\u00f3ticos que pon\u00edan en tela de juicio la solidez de la realidad, como la lucha de clases, las necesidades irracionales o la relatividad. En el fondo, con sus teor\u00edas postulan la nada infinita como \u00fanica sustancia del cosmos. Es m\u00e1s, el propio Dios jud\u00edo, al que no se puede nombrar, ni imaginar, ni ver, ni pensar, constituye la m\u00e1xima expresi\u00f3n de esa nada absoluta. Ante esta nada se alza la contundencia f\u00edsica del nazismo, ideolog\u00eda basada en la solidez, el cuerpo hipertrofiado, la violencia.
\n– Daniel aborrece la impasibilidad del jud\u00edo ante el tormento y su actitud pasiva frente a cualquier agresi\u00f3n. Llega a considerar que, adem\u00e1s, esa indolencia ante la vejaci\u00f3n se trata de su mayor arma, ya que la historia ha demostrado que se fortalecen en la persecuci\u00f3n y el exterminio. Desean ser odiados pues, cuanto peor son tratados, m\u00e1s fuertes se hacer. Por ejemplo, el hecho de matar a uno de ellos solamente, Jes\u00fas, supuso el surgimiento de una religi\u00f3n. Someterse, ser nada, resultar aplastados es, en \u00faltima instancia, lo mejor que les puede pasar.
\n– En \u00faltimo extremo, el juda\u00edsmo carece de sentido puesto que no supone creer, sino actuar de una determinada manera porque lo dice la Tora, sin otro motivo, sin justificaci\u00f3n l\u00f3gica posible. El libro sagrado as\u00ed se alza por encima de todo, es realmente Dios, sin que haga falta un Dios real que lo justifique. Por otro lado, el jud\u00edo, para Daniel, est\u00e1 obsesionado con el miedo a la contaminaci\u00f3n, por eso se dedica a separarlo todo de manera mani\u00e1tica (jud\u00edos de gentiles, s\u00e1bado del resto de d\u00edas, alimentos puros de otros que no lo son…). A estas cr\u00edticas a\u00f1ade otra m\u00e1s: el jud\u00edo sobresale por su personalidad d\u00e9bil, fundamentalmente femenina, que aborrece la sexualidad y la convierte en perversi\u00f3n.
\nCon este arsenal de ideas, tan discutibles como pasmosamente elaboradas, Dani se lanza a la tarea de patear jud\u00edos, poner bombas en las sinagogas y adoctrinar nuevos adeptos para la propagaci\u00f3n del fascismo intelectual por el mundo. Sin embargo, este aparato racional s\u00f3lidamente armado se enfrenta en su interior a los rebrotes de una fe o de un \u201cansia de fe\u201d tan incipientes como dolorosos e incontrolables. Su cabeza neonazi lucha con su coraz\u00f3n sem\u00edtico, en una pugna que acabar\u00e1 por destruirlo y, hasta cierto punto, redimirlo. En la escena on\u00edrica final, Dani sube unas escaleras sin fin mientras el rabino que le ense\u00f1\u00f3 la Tora en su infancia desvela que Isaac muri\u00f3 a manos de Abraham, pero resucit\u00f3 en el mundo futuro. Daniel se convierte as\u00ed, por mor de una idea genial de gui\u00f3n, en el nuevo Isaac, ese inocente que sufri\u00f3 los rigores de un Dios incomprensible y que ha vivido enfrent\u00e1ndose contra su propio Creador, sin dejar en ning\u00fan momento de reconocerlo como Todopoderoso. La frase final de la pel\u00edcula, proferida por el rabino mientras Dani sigue en su loca ascensi\u00f3n por las escaleras, dota a\u00fan de m\u00e1s complejidad a una historia tan sugerente como demoledora: \u201cDetente, ad\u00f3nde piensas ir, ah\u00ed arriba no hay nada\u201d. \u00bfDios ausente, Dios inexistente, Dios autoritario, Dios omnipresente y tramposo, que escamotea su presencia incluso en el momento definitivo?
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\n7<\/strong>. Se\u00f1ales<\/em><\/strong> (M. N. Shyamalan, 2002): El Dios protector<\/strong>
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\nHasta ahora hemos revisado seis retratos cinematogr\u00e1ficos de Dios que coinciden en ser, queriendo o sin querer, perfiles con los que se nos impone cierto escepticismo sobre lo trascendente. Los cuatro \u00faltimos hablar\u00e1n, por el contrario, desde una perspectiva m\u00e1s positiva, presentando la experiencia de Dios como una forma de enriquecimiento de la realidad f\u00edsica.
\nEn Se\u00f1ales<\/em>, encontramos el perfecto reverso de las ideas existencialistas planteadas en Delitos y faltas<\/em>. La historia de un pastor protestante que perdi\u00f3 la fe tras la muerte tr\u00e1gica de su mujer para recuperarla en medio de una invasi\u00f3n alien\u00edgena es, entre otras cosas, el intento de constatar que existe un orden supremo que articula todos los sucesos. En la conversaci\u00f3n central de la pel\u00edcula, el protagonista, Graham, expone a su hermano la teor\u00eda que el desarrollo posterior del relato ilustrar\u00e1 de forma palmaria: plantea que hay dos tipos de personas, los que creen en las se\u00f1ales, es decir, en la providencia divina y en un supuesto plan trascendente que establece en el fondo la l\u00f3gica de todo lo que sucede, y los que, por su parte, piensan que todo es pura suerte, puro azar, ya que estamos solos y la coincidencia resulta el \u00fanico principio impulsor del cosmos. Graham pasar\u00e1 de formar parte del primer grupo (aquel al que pertenec\u00eda Judah) a integrarse en el segundo, a trav\u00e9s de la revelaci\u00f3n que la propia realidad le ofrece: cuando un extraterrestre est\u00e1 a punto de matar a su hijo, una serie de se\u00f1ales, circunstancias y comportamientos que, hasta ese momento parec\u00edan consecuencia del capricho m\u00e1s absurdo, adquieren un sentido especial. Por citar s\u00f3lo un ejemplo, las \u00faltimas palabras de su mujer antes de morir se descubren en \u00faltimo extremo como las instrucciones para terminar con ese insidioso enemigo de otro planeta (s\u00edmbolo, en \u00faltima instancia, del descreimiento de nuestro protagonista).
\nLa transparencia del mensaje, a saber, hay Alguien que vela por nosotros, que \u201cescribe recto con renglones torcidos\u201d, debe, no obstante, matizarse. En primer lugar, nada hay en la pel\u00edcula que no pueda interpretarse como fruto de una suma sorprendente de casualidades, es decir, no sabemos a ciencia cierta si ha sido Dios o la propia voluntad del hombre quien ha transformado en mensajes una serie dispersa de presencias. Adem\u00e1s, llama la atenci\u00f3n el hecho de que, mientras en Delitos y faltas<\/em> se nos relataba una historia de corte realista, aqu\u00ed debamos adentrarnos en los terrenos del cine fant\u00e1stico para poder corroborar de alguna manera la existencia de Dios. Es m\u00e1s: la forzada resoluci\u00f3n de la pel\u00edcula (el director ha de conseguir que una serie de objetos, motivos y situaciones aparentemente gratuitos que ha ido diseminando a lo largo de la pel\u00edcula adquieran su sentido y funci\u00f3n para eliminar al invasor de otro mundo y demostrar, as\u00ed, que todo encaja en el plan de Dios) anima, m\u00e1s que a creer, a mirar con una sonrisa ir\u00f3nica la peripecia espiritual de Graham. En \u00faltimo extremo, ese Alguien que ha escrito todo antes de que suceda (la idea protestante de predestinaci\u00f3n sostiene el relato) carece de otro atributo en la pel\u00edcula que no sea el de armar de coherencia las piezas de un mundo en apariencia aleatorio. Vigila, est\u00e1, desarrolla su proyecto, mientras el pobre ser humano, por su parte, se mueve con su ignorancia a hombros como puede entre los designios opacos de Dios, los cuales s\u00f3lo exhiben su profunda cohesi\u00f3n en circunstancias excepcionales. Con todos estos \u201cperos\u201d s\u00f3lo he pretendido insinuar que la pel\u00edcula de Shyamalan, aun dentro de su decidida apuesta por un universo \u00e9tico y un Dios, en definitiva, del sentido y la luz, logra evitar el simplismo gracias a estas sombras dispersas en su relato. La interrogaci\u00f3n, la falta de certeza absoluta, la duda se coaliga mucho mejor con el tema de la fe que la afirmaci\u00f3n rotunda, y de eso trata tambi\u00e9n, no s\u00e9 si premeditadamente, Se\u00f1ales.<\/em><\/p>\n\n
\nEn esencia, se no cuenta la historia de Bruce Noland, un egoc\u00e9ntrico reportero de un canal de televisi\u00f3n local que aspira a mucho m\u00e1s en esta vida. Como las circunstancias no encajan con sus \u00ednfulas, nuestro personaje comienza a pensar que Dios le odia, que la ha tomado con \u00e9l: \u201cEs un ni\u00f1o malo con una lupa y yo soy la hormiga\u201d. Cuando todo se complica a\u00fan m\u00e1s (le despiden de su trabajo), Bruce se rebela contra Dios, le reta a que haga un milagro o a que le deje alguna se\u00f1al de su presencia. Entonces, Dios se le aparece y le cede todos sus poderes para que haga y deshaga a su antojo durante una semana.
\nNo nos demoraremos mucho m\u00e1s en el resumen del argumento: al final, Bruce, despu\u00e9s de utilizar inicialmente de forma chapucera y ego\u00edsta su omnipotencia, vive por fin la experiencia siempre enriquecedora de ponerse en el lugar del otro (del Otro) y entiende, y nosotros con \u00e9l, las reglas del juego de una divinidad que ha creado un mundo aut\u00f3nomo y libre. En s\u00edntesis, si Dios no interviene en nuestros asuntos es porque sus acciones contravendr\u00edan el libre albedr\u00edo humano y alterar\u00edan el delicado equilibrio de todas las cosas. Adem\u00e1s, a menudo las personas no sabemos en realidad qu\u00e9 es mejor para nosotros, cu\u00e1l es nuestro papel en el mundo: ante eso, Dios, en lugar de encarrilarnos con su voluntad, nos ha regalado unos talentos que, si son utilizados con sensibilidad, nos colocar\u00e1n all\u00ed donde m\u00e1s felices seremos nosotros y m\u00e1s colaboraremos en la plenitud de los que nos rodean. Dios, dice la pel\u00edcula, nos ha dado todo el poder para que nosotros solucionemos buena parte de los problemas que acechan al mundo. Por tanto, las intervenciones divinas y los milagros malabar\u00edsticos no existen: nosotros somos el milagro, si con nuestros actos sabemos vivir a fondo nuestras potencialidades y mejoramos, as\u00ed, la realidad.
\nEn Como Dios<\/em>, como suced\u00eda en Dogma<\/em>, Dios se corporeiza, en este caso en el actor Morgan Freeman. La caracterizaci\u00f3n de Dios no debe echarse en saco roto: si Dios era mujer en Dogma, <\/em>ahora es negro y viste un deslumbrante traje blanco. La elegancia de la figura del actor, sumada al contraste entre el color de la piel y el de la tela, revisten de una indudable majestad terrena y una singularidad tan manifiesta como actual a este Dios que, en imagen, pretende ajustarse a todos los patrones de la nueva correcci\u00f3n. Tambi\u00e9n en este caso Dios exhibir\u00e1 el sentido del humor como uno de sus atributos fundamentales, alejado, eso s\u00ed, de los registros negr\u00edsimos y absurdos que manejaba la Diosa de Kevin Smith. El Dios de Tom Shadyac se sirve de un humor de guante blanco, siempre bienintencionado y muy en sinton\u00eda con esa criatura, el hombre, con la que se tutea afablemente. Ah\u00ed radica, creo, la mayor diferencia entre este Dios y los otros que hemos presentado: su ben\u00e9vola humanidad, su disposici\u00f3n a plantarse frente a su criatura y mirarla a los ojos con ternura, complicidad y amor infinito.
\nPara finalizar, digamos que, aunque los responsables de la pel\u00edcula defienden que han pretendido sugerir un dios sin religi\u00f3n alguna, el que, al final, perfilan guarda conexiones inequ\u00edvocas con el Dios de los cristianos. No en vano aparecer\u00e1 bajo tres formas distintas en el edificio en que se presenta a nuestro protagonista: como Jefe (Padre), como Electricista (Esp\u00edritu) y como Conserje que limpia los suelos y se encarga del mantenimiento (Hijo). En los \u00faltimos instantes de la pel\u00edcula, Bruce, que en un principio hab\u00eda rechazado la petici\u00f3n de ayuda del Conserje-Dios para repasar las estancias del edificio, se pone manos a la obra y colabora con \u00c9l en la higiene dom\u00e9stica de ese rinconcillo del universo que es nuestro planeta.
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\nMel Gibson en su controvertida pel\u00edcula potencia hasta el extremo los medios de lo abundante hasta llegar a lo que Schrader llama \u201csobreabundante\u201d sin que en ning\u00fan momento irrumpa lo precario y, en consecuencia, acabe por producirse la revelaci\u00f3n, el \u00e9xtasis. La pasi\u00f3n de Cristo <\/em>recurre al hiperrealismo, a la exacerbaci\u00f3n de la violencia, al apogeo de lo sangriento, del efectismo, la c\u00e1mara lenta y el horror, de tal modo que la fisicidad obscena de sus im\u00e1genes (su sobreabundancia) niega la posibilidad de cualquier salto hacia el hieratismo, hacia la austeridad, hacia el minimalismo expresivo de lo precario y, por tanto, hacia cierta intuici\u00f3n de la divinidad. En otras palabras: m\u00e1s all\u00e1 de los logros est\u00e9ticos de la pel\u00edcula (que, desde mi punto de vista, no son pocos), esta fracasa como intento de posibilitar en el espectador creyente una vivencia hasta cierto punto espiritual. Podemos conmovernos, escandalizarnos, dejarnos poseer por unas nauseas espantosas, pero, desde luego, el empuje metaf\u00edsico que nos transportar\u00eda al otro lado de las im\u00e1genes, al reino del Misterio, no consigue producirse porque estas, en su grosera explicitud, pesan demasiado.
\nEn el fondo, como ya apunte en otro estudio, se ha optado por una est\u00e9tica netamente barroca, que abruma y somete, que anonada y espanta (recordemos Stigmata<\/em>),<\/em> pero no transporta. Si la est\u00e9tica barroca se caracteriza por la extremosidad (frente a la mesura de una obra cl\u00e1sica), por el vitalismo (frente al idealismo), por la tendencia a lo artificial bajo formas grotescas y feas o embellecidas (y de ambas opciones del artificio es buena muestra La pasi\u00f3n<\/em>) o por la importancia de lo visual y sensorial frente a lo espiritual, la creaci\u00f3n de Mel Gibson puede entenderse como un aut\u00e9ntico manual de imaginer\u00eda barroca, con lo que eso supone, en definitiva, de formalismo hiperb\u00f3lico, algo totalmente opuesto a lo sacro entendido como sugerencia.
\nEl Dios de esta pel\u00edcula, adem\u00e1s, se manifiesta como un dios que exige una muerte terrible en pago por el pecado humano, es decir, la teolog\u00eda de fondo, de car\u00e1cter sacrificial y trasnochada (en palabras de Torres Queiruga), pone el acento en el sufrimiento de Jes\u00fas a cuenta de la voluntad del Padre, y no en las razones ineludibles (la radicalidad de su mensaje, el amor, la fidelidad) que le condujeron a esa muerte. Dios, de este modo, al exigir de su hijo una entrega sin razones (al menos as\u00ed queda expresado en la pel\u00edcula) resulta un ente empe\u00f1ado en mostrarse todopoderoso, pero a la vez profunda e incomprensiblemente inhumano. Las m\u00faltiples visiones del diablo o de seres diab\u00f3licos, el hecho de que un cuervo arranque los ojos al mal ladr\u00f3n, el (innecesario) milagro por el cual Jes\u00fas sana la oreja al soldado romano herido por Pedro, los efectos catacl\u00edsmicos de la muerte de Jes\u00fas…: todos estos signos espectaculares, \u201csobreabundantes\u201d, deben entenderse como manifestaciones de una divinidad obcecada en exhibir sus superpoderes, un creador airado, excesivo y retumbante, barroco, en definitiva, que poca relaci\u00f3n guarda con el discreto Dios del amor y del perd\u00f3n.
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\nLas an\u00e9cdotas en las que se basa el director para contarnos esta historia de redenci\u00f3n tienen la elementalidad de las f\u00e1bulas, y en el centro de ellas se sit\u00faa el episodio inicial de la pel\u00edcula: el ni\u00f1o juega a atar una piedra con un cordelito a una rana, una serpiente y un pez. Esa misma noche, el maestro atar\u00e1 a la espalda del muchacho una piedra con la que deber\u00e1 moverse a lo largo de todo el d\u00eda, para comprobar lo que sienten las criaturas que \u00e9l ha maltratado. Deber\u00e1, adem\u00e1s, buscarlas, y, si alguna ha muerto, el maestro vaticina que cargar\u00e1 con la piedra de su muerte en el alma toda la vida (de las tres s\u00f3lo sobrevive la rana). Al final de la pel\u00edcula, tras haber conocido el amor y la sexualidad (adolescencia), despu\u00e9s de cometer un crimen pasional y pagar por \u00e9l (madurez), su proceso de formaci\u00f3n se cerrar\u00e1 en invierno, con el maestro ya muerto, cuando con una piedra atada a su cuerpo se dirigir\u00e1 por bosques y monta\u00f1as heladas hacia la cumbre de una monta\u00f1a desde la que se vislumbra a lo lejos el lago y el templo, para depositar en ella una imagen de una divinidad.
\nPara los budistas no existe Dios tal y como las religiones monote\u00edstas lo conciben, a saber, como un sujeto consciente, como una persona sustancial, creadora del mundo y plenitud de la realidad. El apego al propios ser es, para el budista, un mal, por lo tanto, un Ser Absoluto, Inmutable, Eterno e Infinito contradice los fundamentos de su fe. De forma sint\u00e9tica, diremos que en la espiritualidad budista, que algunos consideran m\u00e1s una filosof\u00eda que una religi\u00f3n, lo inmutable y metaf\u00edsico es, en principio, el mensaje: las \u201ccuatro nobles Verdades\u201d, la senda \u201cde los ocho pasos\u201d mediante la cual se elimina el sufrimiento. Asimismo, el propio cosmos es sagrado, en todo \u00e9l se intuye la presencia en flujo continuo de lo espiritual (no en vano creen en la reencarnaci\u00f3n). Ante la ausencia de divinidad subjetiva y absoluta, ser\u00e1 el propio camino espiritual, obra del hombre, la expresi\u00f3n m\u00e1s aquilatada de lo trascendente.
\nPrimavera, verano…<\/em> ilustra a la perfecci\u00f3n todo esto y sugiere continuamente la presencia de lo espiritual, de esa \u201ctrascendencia sin Dios\u201d, mediante el uso brillant\u00edsimo del lenguaje cinematogr\u00e1fico. Frente al cine religioso \u201cde la sobreabundancia\u201d practicado por Mel Gibson, Kim Ki-Duk recurre, no a la precariedad (su relato usa la sensorialidad y el preciosismo de una manera muy poco precaria), sino al simbolismo po\u00e9tico para que se presienta sobre la tersa superficie de sus im\u00e1genes la vibraci\u00f3n de lo metaf\u00edsico. El uso del medio natural y de los decorados (en especial, el templo sobre el agua, o las puertas con espacios a ambos lados de las mismas y que, por lo tanto, son funcionalmente absurdas; las cataratas, los estanques y fuentes, la monta\u00f1a…), la presencia de animales (sobre todo, la serpiente y los peces), las im\u00e1genes de Buda, los \u201csutras\u201d pintados en el suelo, el propio flujo de las estaciones, la piedra atada al cuerpo… en fin, la n\u00f3mina ser\u00eda innumerable: todos estos elementos simb\u00f3licos y m\u00e1s nos remiten, con su reiteraci\u00f3n y riqueza de sentidos, a algo que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de su propia presencia y que, sin poder identificarse con claridad, perfila una realidad profunda y esencial de \u00edndole perdurable.
\nSi a este simbolismo le sumamos el papel que en la pel\u00edcula desempe\u00f1a el silencio (la pel\u00edcula avanza hacia la absoluta falta de palabras del fragmento invernal), la soledad o el ensimismamiento (el rezo budista es m\u00e1s un proceso de introspecci\u00f3n que una apertura a lo Otro), podemos concluir, sin miedo a equivocarnos, que Primavera, verano…<\/em> nos muestra con encomiable eficacia los principios del budismo y, sobre todo, su idea de que es el propio ser humano quien crea lo trascendente mediante su proceso de purificaci\u00f3n: no olvidemos que, en un gesto simb\u00f3lico que resume toda la pel\u00edcula y la culmina, el disc\u00edpulo-nuevo maestro coloca la imagen del Dios en lo alto de la monta\u00f1a tras una dolorosa y sacrificada ascensi\u00f3n que es trasunto de la propia vida.
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